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Anuario de Historia Regional y de las Fronteras

versión impresa ISSN 0122-2066

Anu.hist.reg.front. vol.24 no.2 Bucaramanga jul./dic. 2019  Epub 31-Jul-2019

https://doi.org/10.18273/revanu.v24n2-2019007 

Artículos de investigación

De las violencias campesinas al sectarismo político en el Cauca 1938-1953*

From the Violence of Peasants to Political Sectarism in Cauca (1938-1953)

Da violência dos camponeses ao sectarismo político em Cauca (1938-1953)

Robinson Alejandro Burbano Vega1 
http://orcid.org/0000-0002-4541-1474

1: historiador de la Universidad del Cauca. Código ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4541-1474. Correo electrónico: robinsonvega@unicauca.edu.co


Resumen

La Violencia en el Cauca es un fenómeno desconocido para la historiografía colombiana y, a diferencia de otras regiones, este tuvo sus determinantes, exclusivamente, en aspectos políticos. Y lo anterior se verificó empleando técnicas de estadística descriptiva orientadas desde un enfoque de historia social y regional. Para ello se analizaron dos fuentes documentales principalmente: i) “El Liberal” (un diario local) entre 1938 y 1959; y ii) 17 expedientes judiciales del Cauca entre 1940 y 1953. De ellos se extrajeron los siguientes datos: número de hechos violentos, proporción de las motivaciones de los hechos violentos y proporción de los actores de la violencia principalmente. Como resultado, se evidencia un incremento de la violencia a partir de situaciones políticas entre campesinos. Así pues, se puede concluir que en los cincuenta hubo un aumento de la violencia propiciada a partir del sectarismo político, distanciando este proceso del de otros departamentos.

Palabras clave: Estado; conflicto social; violencia; clase campesina; homicidio; política; fuerzas armadas

Abstract

“La Violencia en el Cauca” is an unknown phenomenon for Colombian historiography unlike other regions, It had its determinants only in political aspects. And the above was verified using descriptive statistics techniques oriented from a social and regional history approach. To that end, two documentary sources were analyzed mainly: one, “El Liberal” (local newspaper) between 1938 and 1959, 17 judicial files of Cauca between 1940 and 1953. From them the following data were extracted: number of violent events, proportion of the motivations of violent acts and proportion of the violence actors mainly. As a result, there is evidence of an increase in violence based on political situations among peasants. Thus, it can be concluded that in the fifties there was an increase in violence fostered by political sectarianism, distancing this process from other departments.

Keywords: State; Social conflicts; Violence; Peasantry; Homicide; Politics; Armed Forces

Resumo

“La Violencia en el Cauca” é um fenômeno desconhecido da historiografia colombiana e, ao contrário de outras regiões, teve seus determinantes, exclusivamente, nos aspectos políticos. E o acima foi verificado usando técnicas de estatística descritiva, orientadas a partir de uma abordagem de história social e regional. Para fazer isso, duas principais fontes documentais foram analisadas: uma, “El Liberal” (um jornal local) entre 1938 e 1959, e dois, 17 registros judiciais de Cauca entre 1940 e 1953. A partir de les foram extraídos os seguintes dados: número de atos violentos, proporção das motivações dos atos violentos e proporção dos atores da violência, principalmente. Como resultado, há evidências de um aumento da violência com base em situações políticas entre os camponeses. Assim, pode-se concluir que, nos anos 50, houve um aumento da violência promovida pelo sectarismo político, distanciando esse processo do de outros departamentos.

Palavras-chave: Estado; conflito social; violencia; classe camponesa; homicidio; Forças Armadas; política

Introducción

Esta investigación pretende ofrecer un panorama general sobre el desarrollo de las violencias campesinas en el Cauca entre 1938 y 1953, enfatizando los cambios de este fenómeno cuando el sectarismo político se agudizó después del 46, cambiando así las características de los hechos violentos. En este orden de ideas, el presente artículo hace parte de aquellos estudios regionales que nutren la abundante historiografía sobre la Violencia, por tal motivo, raras veces se rebasará el ámbito departamental y, cuando se haga, será para situar y establecer algunas similitudes y diferencias del caso caucano en relación a otras latitudes a nivel nacional. Debido a la ausencia de estudios para esta región sobre el campesinado, la violencia, la economía y la política durante los años 50, y buena parte de principios del siglo XX, es necesario partir de aspectos muy básicos antes de proseguir con planteamientos más elaborados, como una perspectiva comparativa de la violencia.

Antes de aclarar aspectos metodológicos es imprescindible explicar qué se entiende por violencias campesinas: son el conjunto de actos coercitivos que un individuo o personas ejercen sobre otras (incluyendo objetos), ellos se circunscriben al contexto rural alterando así el orden (1) de lo cotidiano. Y es precisamente dicha alteración la que le otorga a la violencia su carácter constitutivo y esta, por lo general, se solapa tras la presencia de la muerte.(2) Y es que la muerte usualmente no es aceptada,(3) sobre todo en el contexto que nos atañe, por ejemplo, en las lesiones personales o en las masacres, más allá del hecho en sí, ocurrían al mismo tiempo dos cosas: 1) una alteración al orden de lo cotidiano (orden público visto desde el Estado) y 2) aquellos sucesos representaban una antesala a la muerte, que bien podía concretarse o no.

Partiendo de esa relación entre violencia y muerte, el lector notará el poco uso del término la “Violencia” que aquí se hace y las razones se explicarán sucintamente. La “Violencia” (o guerra) inicialmente fue un término usado por combatientes (4) en el Tolima y en los Llanos; era el nombre que se le otorgaba a los hechos que convulsionaron su vida, (5) es decir, tal significante tuvo en principio contenidos sociales exclusivamente. Con la publicación de “La Violencia en Colombia” (6) se hizo de dicho término un objeto de estudio en las Ciencias Sociales. (7) Con el trabajo de Guzmán y otros posteriores, la “Violencia” adquirió el rotulo de un periodo en el cual el sectarismo político, factores sociales, económicos e incluso culturales lo llenaron de significado. Por tanto, la “Violencia” que se mostraba en estas publicaciones no era la misma “Violencia” que se vivía y se percibía en los años cincuenta para los campesinos colombianos, pese a remitirse a los mismos referentes (homicidios, lesiones personales, bandolerismo, etc.). En otras palabras, la “Violencia” fue llenada de contenidos que excedían la experiencia social de sus protagonistas, para un campesino tolimense, por ejemplo, tal término significaba muertes, masacres etc., pero para un académico marxista, en cambio, esta podía ser vista como una lucha de clases. El mismo término permite tales interpretaciones pese a sus divergencias. No atender a estos aspectos, hace del estudio de este periodo algo oscuro, pero de ninguna forma se sugiere su abolición, sino, más bien, su revisión conceptual. Tal oscuridad se hace más evidente, tal como señala Pécaut(8) en obras globales,(9) mientras que en los estudios regionales(10) este término tiende a ser menos problemático y más “claro”. Es decir, para nuestro caso de estudio, el término la “Violencia” oscurece más el panorama de lo que lo aclara, pues en el departamento no hubo elementos económicos y agrarios que explicaran el decurso de este fenómeno, más bien, sus determinantes yacen en la forma en la que se asumía la vida política entre los campesinos y funcionarios estatales.

Por otro lado, esta investigación se fundamenta, en buena medida, en dos conceptos de Charles Tilly (11) la violencia colectiva y la violencia individual. La primera implica infringir daños físicos inmediatos a personas y/u objetos (al menos dos autores) y es consecuencia, en parte, de la coordinación entre personas de actos coercitivos. La violencia individual, por otro lado, implica acciones individuales y aisladas. Esta violencia es característica antes de 1946, y la colectiva se da después de esta fecha y se consolidó con el bandolerismo de fines de los 50 en el Cauca.

Por su parte, en cuanto al ámbito metodológico se consultaron dos fuentes (12) documentales principalmente: i) “El Liberal “entre 1938 y 1959; y ii) expedientes judiciales del Cauca entre 1940 y 1953. Empleando técnicas de estadística descriptiva fueron extraídos los siguientes datos: número de homicidios, hechos violentos (masacres, tomas armadas de pueblos, incendios, intentos de homicidio, riñas y atentados), motivaciones en los hechos violentos y homicidios (robo, honor, político, alcohol, familiar, venganza, tierra, relacionados al bandolerismo y desconocidos), actores de la violencia (policía, bandolero, campesino, ciudadano, alcalde, funcionario público y no identificado) y finalmente, estos datos fueron desagregados por género. Producto de ello se construyeron tablas que representan y describen el devenir de la “Violencia” caucana.

Las violencias campesinas

Generalidades sobre el campesino y la economía caucana

Para las décadas de 1930 y 1940, el Cauca fue un departamento insular en términos económicos. De acuerdo con el censo de 1951, (13) el sector más importante de la economía era el agropecuario, en el que se incluían agricultores, cazadores, madereros y trabajos afines. Que el 90% de las actividades de los campesinos fuera agrícola, no implicó que esta hubiese atravesado por procesos de modernización y tecnificación en sus cultivos. Muy por el contrario, la agricultura de estos hombres era para la subsistencia, por lo cual, su tecnificación no fue una prioridad. Así pues, el valor de la tierra era casi nulo. Además, había quienes sugerían que, debido a los terratenientes, la agricultura en el departamento no podía desarrollarse, dado que existían grandes extensiones de tierra improductiva en su poder. Aunado a ello, la pobre infraestructura vial hacía difícil el transporte de cultivos, incluso el de personas. Con tales condiciones, la agricultura y la actividad económica caucana se caracterizaban por su fragmentación, lentitud y atraso en relación con regiones como el Eje Cafetero, donde este ramo impulsó el surgimiento de diferentes industrias y sectores económicos. (14)

Tal cosa no pasaría en el Cauca, cuya industria era inexistente, aspecto que se reflejaba en la ausencia de sindicatos y gremios campesinos. Es decir, que las actividades extractivas como la minería eran características en el departamento y, aun así, ellas no tenían un gran peso a nivel general dentro de la economía. En suma, en el departamento la economía poseía muchos aspectos del siglo XIX, tales como el terrazgo, cuya importancia había comenzado a desaparecer en otras regiones de Colombia.

sobre la violencia, más bien, son una aproximación al fenómeno con el material disponible, por tanto, las afirmaciones hecho son susceptibles de ser replanteadas. Por otro lado, “El Liberal” tal como su nombre lo indica era un diario de corte liberal, por lo cual la visión conservadora sobre lo corrido a mediados del siglo pasado es opaca en esa fuente. Se sabe de la existencia fugaz de un diario conservador llamado “La Razón” en Popayán, pero del cual no hay vestigio alguno o al menos no que se conozca.

Por otro lado, la agricultura dependía exclusivamente del clima, el control sobre los cultivos era deficiente, no pasaba de quitar las malezas manualmente. De igual modo, no ayudaba el hecho que, a excepción de Popayán, la capital del Cauca, el resto de municipios no disponía de energía eléctrica; sería a mediados de siglo cuando el Tambo, otro municipio caucano, tuviese electricidad, hecho que imposibilitaba la implementación de formas de capitalismo agrario en la región. De igual manera, sucedía con otros servicios públicos como el agua y las comunicaciones. Aspectos que se evidencian en “El Liberal” (diario local) entre 1938 y 1959. (15)

En síntesis, el Cauca de aquellos años era agrario, donde sus campesinos no poseían las condiciones necesarias para insertarse a la economía nacional. Ello generó que el nivel de vida de estos hombres fuese bastante precario. Pero contrario a lo que podría pensarse, estos elementos no fueron determinantes en la exacerbación de la violencia. Estos aspectos permiten establecer las diferencias existentes entre los campesinos, políticos locales y terratenientes respecto a, por ejemplo, los del Eje Cafetero, región donde el fenómeno de la Violencia se relacionó claramente con elementos agrarios y económicos;(16) para el caso caucano esta situación no es válida. De acuerdo con lo señalado por Catherine LeGrand, (17) los departamentos cafeteros, donde la Violencia fue más aguda, existían un historial de conflictos agrarios aún latentes que en suma a la exacerbación de las divisiones políticas permitieron un aumento en los hechos violentos; para el caso caucano si bien hubo algunas tensiones agrarias entre indígenas y terratenientes en las décadas de los 20 y 30, estas no llegaron a expresarse en acciones violentas de trascendencia.

Intensidad de las violencias campesinas caucanas antes de 1946

Entre 1938 y 1946 existían diversas expresiones de las violencias campesinas, cuya frecuencia en el Cauca era relativamente baja, esto no quería decir que no existiesen pueblos como El Rosario, donde la violencia era más común, pero por lo general, estos sucesos no trastocaban la vida pública. De acuerdo con el estudio realizado al diario “El Liberal” entre 1938 y 1959 se puede establecer que entre 1938 y 1945 ocurrieron 181 hechos violentos, dentro de los hechos que se consideraron están: homicidio (66),(18) intento de homicidio (25), lesiones personales (48), otro (0), masacre (0), incendio (1), atentado (4), riñas (37) y tomas armadas (0). Estos sucesos carecían de una tendencia, no se concentraban en una región específica del departamento, su geografía era azarosa lo cual se debe a que pertenecían a la violencia individual, es decir, eran actos aislados con motivaciones particulares. Al revisar la frecuencia y cantidad de estos hechos es posible aseverar que había violencias de baja intensidad. (19)

Por otro lado, homicidios, intentos de homicidio, lesiones personales y riñas eran las situaciones de mayor frecuencia. En este lapso no hubo masacres ni asesinatos sistemáticos en el Cauca, por tanto, no hubo evidencia de organizaciones dedicadas al homicidio o a hechos similares, puesto que estos actos requieren coordinación, logística y centralidad, ( 20 ) aspectos de los que carecían los campesinos caucanos, típicos de la violencia colectiva. Este hecho se corrobora al saber que 36 homicidios se dieron con machetes o similares, mientras que 20 fueron con armas de fuego; el uso de machete era predominantemente campesino y se empleaba para resolver pleitos familiares o con vecinos. Podría decirse que en estos años la intensidad de la violencia en el Cauca era baja, tanto así que cada homicidio generaba conmoción entre las personas, se hablaba de ello durante días, sin embargo, esto no alcanzaba a alterar las cotidianidades campesinas.

Características de la violencia

Antes de 1946 las violencias campesinas en el Cauca se caracterizaban por su diversidad y heterogeneidad siendo estos sus principales móviles: robo, honor o pasional, por diferencias políticas, injerencia de alcohol, asuntos familiares, venganza, discusiones y por tierra. Situación similar a la que describe Jaime Arocha (21) para el municipio de Monteverde en Quindío, cuando habla de violencia al azar, en ambos casos, la violencia tenía un carácter individual, es decir, los actos violentos carecían de unidad, eran fragmentarios y dispersos en la geografía de cada región. En el lapso que va de 1938 hasta 1945, la distribución de los móviles y los hechos violentos se dio de la siguiente manera:

Tabla 1 Hechos violentos y sus motivaciones /1938-1945) en el Cauca. 

Fuente: Elaboración propia.

En la Tabla 1 se puede apreciar que los móviles más frecuentes eran las discusiones, la injerencia del alcohol, aspectos pasionales o de honor y asuntos políticos. Todo ello guarda consigo una estrecha correlación, pues, cuando había festividades, se daba un aumento en el consumo de alcohol que incentivaba discusiones políticas, peleas familiares, amorosas o por linderos, que según esas condiciones se zanjaban de forma violenta. De igual modo, llama la atención el considerable número de hechos cuya justificación era política, a diferencia de lo que suele creerse la violencia política no inició en 1946 con el cambio de un gobierno liberal a uno conservador, o con la muerte de Jorge Eliécer Gaitán, sino que, tal y como señala James Henderson y otros autores (22) ya existía antes expresiones de este tipo, aspecto que se evidencia en Tolima, Quindío etc. Por ejemplo, en el municipio de Santa Isabel de ese departamento, se dieron entre la década de los 30 y los 40 varios hechos violentos con móviles políticos. (23)

Además, los conflictos políticos se daban también en vísperas electorales tal como aconteció en 1941 y 1942 con las elecciones presidenciales, muestra de ello es la denuncia de Hermógenes Paruma:

[…] después de conversar un rato, Álvaro Bastidas nos invitó a que nos viniéramos a la casa de Segundo Montenegro […] Bastidas solicitó la caneca de aguardiente y sin haberme tomado un trago de ella, Bastidas principió a echar vivas al doctor Arango Vélez y al doctor Laureano Gómez y abajo el doctor Alfonso López. En vista de esto y como ser contrario a la política de ellos, les dije estas palabras: “tómense su trago sinvergüenza, ¿para eso es que me llaman?” Eso bastó para que tanto mi denunciado Álvaro Bastidas, Piamba y otros más me atacaran de pedrada y ultrajándome en palabras como el de decirme hijo de puta. (24)

Casos como el anterior, no eran extraños en la vida de los campesinos caucanos, pues había elementos que generaban una “sectarización” de la política, entre ellos están, además de las festividades y las fechas electorales: la identidad política de los campesinos caucanos y la relación entre los párrocos y la política.

La identidad política de los campesinos generaba que la filiación a un partido político rebasase dicho ámbito. El caso de Hermógenes Paruma es evidencia de ello, bastaba con lanzar un “viva” o un “abajo” a un partido para desencadenar un acto violento, (25) en tal situación no se discutía sobre la política misma, sino por razones anexas. El ser liberal o conservador no eran aspectos de la vida que se meditasen, sino que se heredaban, se nacía liberal o conservador. Es decir, la filiación política tenía connotaciones personales y emotivas, por ello existen tantas similitudes entre los hechos sin motivaciones políticas y aquellos que sí las tenían. En el caso ya mencionado había alcohol, un motivo (político), un detonante para la agresión y hombres solteros (según los expedientes judiciales), estos elementos también eran frecuentes en hechos violentos con motivaciones no políticas, como se ve en el siguiente caso:

Se refieren los testigos que, en una de las cantinas de aquel barrio, se suscitó una riña entre varios particulares, después de acalorada discusión. El agente Guachetá intervino para poner paz entre los contendores con tan mala suerte que recibió un tiro de revólver en el pie derecho […] Fueron detenidos por este suceso, los señores Pedro y Diógenes Arce y Rosendo Loaiza quienes, según aseguran, son los responsables de la herida del agente Guachetá. (26)

Tanto los hechos con justificación política como los que carecían de ella se expresaban casi que de la misma forma. Desde luego, los hechos que se relacionan con asuntos amorosos, pasionales o de honor se caracterizaban por su sevicia. Por ejemplo, cuando en un homicidio que se daba por discusión entre campesinos era común que se asestaran no más de tres golpes mortales, por el contrario, en los hechos con móviles pasionales fácilmente este número podía superar los 30 machetazos, claramente había una mayor sevicia en el acto, de igual modo acontecía con los hechos entre familiares.

Por último, la relación que tenían los párrocos con la política era palpable, en varios municipios del Cauca desde el púlpito desprestigiaban a liberales y comunistas. Debe recordarse que la Iglesia Católica desde fines del siglo XIX hasta mediados del siglo XX había encaminado buena parte de su prédica a advertir sobre los peligros del comunismo y el socialismo a nivel estatal y social, llegando incluso a equipararlo con el pecado, como se observa en la siguiente encíclica papal:

Si acaso el socialismo, como todos los errores, tiene una parte de verdad (lo cual nunca han negado los Sumos Pontífices), el concepto de la sociedad que le es característico y sobre el cual descansa, es inconciliable con el verdadero cristianismo. Socialismo religioso y socialismo cristiano son términos contradictorios; nadie puede al mismo tiempo ser buen católico y socialista verdadero […] (27)

Esta es una de tantas encíclicas papales que repudiaban al comunismo y al socialismo, pero sin entrar en detalles, debe remarcarse que estas ideas fueron una política social del Vaticano que iba dirigida a arzobispos, obispos, párrocos y demás miembros de la iglesia. Por tanto, estos planteamientos llegaron incluso a las recónditas latitudes de las zonas rurales caucanas. Los párrocos de los pueblos caucanos cumplían la función de directores morales de las comunidades campesinas e indígenas, eran quienes sancionaban y guiaban a estos hombres. Teniendo ello en cuenta, los párrocos y curas cumplían otra función en la comunidad, la de legitimar un determinado orden político, para este caso el conservador. Así pues, los párrocos crearon las condiciones suficientes, pero no necesarias para el afloramiento del sectarismo político.

Actores de la violencia

A continuación, en las tablas Tabla 2 y Tabla 3 presentamos los siguientes datos sobre quiénes cometían los hechos violentos por género:

Tabla 2 Actores de la violencia en el Cauca 1938-1945. Hombres. 

Fuente: Elaboración propia

Tabla 3 Actores de la violencia en el Cauca 1938-1945. Mujeres 

Fuente: Elaboración propia

Con ello se ve que la mayor parte de los hechos violentos eran perpetrados por campesinos varones. Las mujeres por su parte casi no cometían crímenes o participaban en hechos violentos;(28) cuando se involucraban en estos lo hacían por móviles pasionales, es decir, su violencia era contra familiares o contra su pareja.

Por otro lado, en un análisis realizado a 17 expedientes judiciales de la década de 1940 del Archivo Central de Popayán, podemos agregar los siguientes datos: el 43,75% de los hechos violentos se daba en cantinas, el 25% de ellos se daba en las calles, en el hogar sucedían el 18,75%, y el 12,5% pasaba en fincas; el 93% era perpetrado por varones, del resto se desconocía el atacante; de igual modo, el 62,5% de estos sucesos ocurría en zonas rurales, el 31,5% en zonas urbanas, del porcentaje restante no hay datos; además, el 81,25% de los agresores eran solteros varones, mientras que un 18,75% eran varones casados, del resto de agresores no hay datos; un 43,75% de los atacantes carecía de educación o apenas habían asistido a primaria, sin acabar sus estudios, otro 43% no tiene datos sobre su formación académica; y finalmente, sabemos que cerca del 44% de quienes cometían hechos violentos eran agricultores, del resto no hay información. Con los datos recabados podríamos decir que el perfil de los actores violentos era el siguiente: agricultores jóvenes, solteros que viven en áreas rurales y con una deficiente formación académica. Por otra parte, estos sucesos acontecían usualmente en cantinas o en calles, con alcohol de por medio, estaban reunidos hombres solteros, había ausencia de mujeres y existía un detonante que podía ser una ofensa o una injuria.

Sectarismo político

Cambios en las características de las violencias campesinas

En 1946 el panorama político había cambiado. En principio se reflejaría en el ámbito político-administrativo, el despido de funcionarios no se hizo esperar, (29) la llegada de alcaldes conservadores a los municipios caucanos, entre otros serían factores que precipitarían la exacerbación de la violencia en el departamento. Ello, en suma, explica el aumento de los hechos violentos entre 1946-1953 y que son presentados a continuación en la tabla Tabla 4:

Y es que el primer cambio en relación con el lapso anterior fue el considerable aumento de la violencia en el departamento, como se ve en la tabla 4. El segundo cambio importante fue que lo político sería el móvil principal de la violencia en ese lapso, cuadruplicando la cifra del periodo anterior, es decir, que las violencias campesinas que años atrás atendían a motivaciones individuales ahora mostraban una clara inclinación política (Ver tabla Tabla 5), por supuesto, las violencias de otro tipo continuaban manifestándose de forma azarosa. Por otro lado, si bien, comienzan a registrarse hechos aislados de bandolerismo, aunque debe aclararse que los bandoleros,(30) en ese momento eran concebidos como forajidos y delincuentes, que por lo general se dedicaban al abigeato y al cuatrerismo, caracterización que es diametralmente diferente a la que tendrán en años venideros.

Tabla 4 Hechos violentos en el Cauca 1946-1953. 

Fuente: Elaboración propia.

Tabla 5 Motivaciones de los hechos violentos en el Cauca 1946-1953. 

Fuente: Elaboración propia

El tercer cambio durante estos años sería el paso de violencia individual (exclusivamente) a violencia colectiva, por supuesto, que esta primera no dejaría de existir, más bien, ambas expresiones despendiendo del municipio eran correlacionales o paralelas. En otras palabras, en municipios como Páez, la violencia provino de agentes externos (ejército, “pájaros”, de ello se hablará en “Actores de la violencia”), por tanto, ambos tipos de violencia eran paralelas, a su vez, en municipios como Timbío, estas expresiones del fenómeno eran correlacionales, es decir, las expresiones de violencia colectiva se derivaban de la violencia individual que se cimentaba en la cultura campesina caucana. (31)

Las tablas 4 y 5 nos muestran un cuarto cambio considerable: como producto de la aparición de la violencia colectiva comienzan a figurar otros hechos violentos como incendios, atentados, una toma armada y una masacre, actos que no hacían parte del repertorio de las violencias campesinas antes de 1946. Poco a poco estos sucesos comenzaban a ser más frecuentes, sobre todo después de 1955 cuando el bandolerismo se consolidó en el Norte y Oriente del departamento.

Finalmente, uno de los cambios más notables fue que ante el aumento y surgimiento de otras formas de violencia se trastornó el orden de lo cotidiano de los campesinos caucanos. Durante el periodo anterior, los hechos violentos causaban conmoción entre las personas, ello no duraba más que unos días, pero con el advenimiento de otras expresiones de violencia -como las mencionadas- se alteró la cotidianidad campesina, en Tierradentro esto pasó, después de la masacre del 49 el ambiente relativamente pacifico que existía en la región desapareció por completo, de ahí en adelante, la zozobra y la violencia contra cualquier expresión del Estado serían corrientes, y es que estos hechos traían consigo la presencia de la muerte.

Intensidad de la “Violencia” en el Cauca 1946-1953

Tal y como se vio anteriormente, los hechos violentos aumentaron en los años que van desde el mandato de Mariano Ospina Pérez hasta el Golpe de Estado realizado por el General Rojas Pinilla en 1953:

Tabla 6 Homicidios en el Cauca 1946-1953. 

Fuente: Elaboración propia

De las cifras de la tabla Tabla 6 , seguramente llamará la atención los 366 homicidios, y entre ellos, los 360 asesinatos que están sin identificar. Estos corresponden a la masacre de Tierradentro que se dio en 1949 a la población Nasa del Oriente del departamento, según relata la gente y el diario local “[…] los pájaros(32) [fueron] enviados a cumplir la misión punitiva -muchos de los cuales todavía ocupan posiciones oficiales o se pasean tranquilamente por las varias poblaciones del Valle y del Cauca”.(33) Sin embargo, no se puede establecer con claridad los perpetradores de esta masacre ya que en “La Violencia en Colombia”(34) se señala que el autor de la misma fue el ejército debido a órdenes oficiales.

Durante este periodo la violencia individual aumenta y la colectiva comienza a configurarse, se solapan y se mezclan una a otra, a veces se hace difícil diferenciar a cuál pertenece un acto violento. Ello no implicó que la violencia fuese homogénea en el Cauca, más bien, ella se concentró en cierto modo al Oriente del departamento (zonas indígenas), en el Centro (El Tambo, Timbío) y Morales. Es decir, que en el resto del Cauca hubo relativa calma por lo general, tal como la que se dio en Nariño, la Costa Atlántica y el Valle de Ubaté. Por ejemplo, la calma que se dio en Ubaté fue muy distinta a la que se dio en buena parte del Cauca, aquélla se debió a las siguientes razones: a que las elites locales se distanciaron de las nacionales; al desarrollar una economía alrededor del ganado lechero ni a los campesinos ni a los terratenientes les convenía alterar dicha situación por lo cual la “Violencia” no tuvo auge; tanto las autoridades locales como sus habitantes desarrollaron formas de resistencia cotidiana contra la “Violencia”.(35) Por su parte, en el Cauca donde no hubo mucha violencia fue gracias a que la identidad política no fue tan importante, y a que no hubo agentes externos ni internos que propiciasen actos violentos, solo hubo violencia individual. Además, la “calma” de ambos lugares se puede explicar también a partir de la existencia de fuertes formas de precapitalismo en el trabajo, por lo cual no hubo sindicatos o gremios, tan importantes para comprender la “Violencia” de otros departamentos. (36)

Actores de la violencia

En estos años la composición de los actores de la violencia cambió sustancialmente, ya no solo los hechos violentos eran protagonizados por los campesinos, sino que ahora se había incorporado las fuerzas estatales (policía y ejército) y bandoleros (“pájaros”), a su vez, la mayor parte de los hechos violentos siguen siendo cometidos por varones campesinos al igual que en el lapso anterior (1938-1945), tal como lo evidencia las siguientes tablas:

Tabla 7 Perpetradores de la violencia en el Cauca 1946-1953. Hombres. 

Fuente: Elaboración propia.

Tabla 8 Perpetradores de la violencia en el Cauca 1946-1953. Sin identificar. 

Fuente: Elaboración propia

Tabla 9 Perpetradores de la violencia en el Cauca 1946-1953. Mujeres. 

Fuente: Elaboración propia

El aumento de las fuerzas estatales en la violencia se debió a las siguientes razones: 1) con los gobiernos conservadores de turno la represión contra campesinos liberales y comunistas se incrementó notablemente, ya que esto tuvo directa injerencia en la selección de alcaldes(37) conservadores quienes fueron el principal catalizador en dicho aumento, ya que ellos al tener control sobre la policía, podían hacer casi cualquier cosa; 2) como efecto de esta represión en Tierradentro, comunidades indígenas y campesinas comenzaron a armarse para defender su integridad y su territorio, de ahí la necesidad de contener tal situación con el ejército. En este sentido, puede hablarse de una politización de las fuerzas armadas, pero ello no sucedió con los campesinos, si bien, tal como se vio anteriormente ya habían hechos violentos con justificación política, estos seguían haciendo parte de la violencia individual y no de la colectiva, por tanto, no hubo una gran agudización del sectarismo político entre los campesinos, más bien, este fenómeno se presentó desde los funcionarios estatales hacía las comunidades (una violencia “desde arriba”). En otras palabras, el sectarismo político fue propio de la violencia colectiva y de las fuerzas estatales y grupos bandoleros (en contra del gobierno) que se enfrentaron. Así pues, si bien el sectarismo político entre campesinos aún estaba presente y se incrementó, estas raras veces escaló a violencia colectiva.

Por su parte, el sector que se vio más afectado por el aumento de hechos violentos fue el campesino masculino, la población femenina era la que menos se veía afectada por este fenómeno, como se evidencia en las siguientes tablas:

Tabla 10 Afectados por la violencia en el Cauca 1946-1953. Hombres. 

Fuente: Elaboración propia

Tabla 11 Afectados de la violencia en le Cauca 1946-1953. Mujeres. 

Fuente: Elaboración propia.

Otro aspecto que se mantuvo en relación con el periodo anterior fue la participación de la mujer en la violencia, esta seguía siendo escasa, aun cuando eran víctimas, lo cual refleja la poca injerencia directa que ellas tenían en lo político. De igual modo, los principales afectados de la violencia seguían siendo los hombres.

En suma, durante estos años se dio un incremento de la violencia individual, aparecieron formas de violencia colectiva incentivadas muchas veces por fuerzas estatales, lo que ocasionaría la aparición de nuevos hechos violentos como incendios, atentados, una masacre y una toma armada. Es decir, las violencias habían dejado de ser exclusivamente individuales para darle paso también a las colectivas que se nutrían del sectarismo político proveniente de agentes estatales.

Determinantes de la violencia en el cauca

La violencia campesina antes de 1946 tenía las siguientes características: esta era exclusivamente individual en todo el Cauca, sus principales protagonistas eran los campesinos, y en menor medida los indígenas, existían diversas formas de violencia con y sin justificación política, los hechos violentos si bien tenían cierta recurrencia carecían de tendencia alguna, además de ser heteróclitos, estos sucesos no se concentraban en una región en particular.

Después de ese año, la gama de violencias campesinas comenzaría a adoptar otras expresiones, sin abandonar las existentes. En primer lugar, la violencia individual ya no sería la única forma de violencia, ahora había comenzado a configurarse formas de violencia colectiva, que hasta ese momento no habían existido. Tal forma de violencia no se engendraría en el seno de la sociedad campesina caucana, ella fue producto de la politización que sufrieron algunas entidades estatales como la policía, el ejército, las gobernaciones y las alcaldías, y como efecto de ello, se alimentaría el sectarismo político existente entre los campesinos, el cual no escalaría a violencia colectiva. De igual modo, esto daría como resultado la aparición de hechos violentos en la vida campesina que hasta ese momento no ocurrían, como, por ejemplo, incendios, atentados, una masacre y una toma armada, concentrando así las acciones de este tipo al oriente del departamento. La exacerbación de la violencia evidenció la precaria presencia del Estado en la mayor parte del Cauca, especialmente en las periferias, (38) por ejemplo, en el Oriente este solo hizo presencia bélica, (39) dando pie a la posterior formación de guerrillas indígenas en Tierradentro.

Finalmente, la Violencia en el Cauca no tuvo determinantes económicos ni agrarios tal como sí pasó en Viejo Caldas y Tolima. Ello se explica fácilmente: en el departamento la posesión de la tierra era estable y no había procesos de colonización a baldíos u otros, como sí pasó en los departamentos ya mencionados. De igual modo, casi que en la totalidad de los municipios caucanos no existía una agricultura tecnificada, la cual, ante el incremento de la violencia, pudiese generar oportunismo, como sí se dio en los departamentos aludidos. Por otro lado, en aquellas regiones del departamento donde no hubo violencia colectiva, se debió a dos factores: una identidad política en los campesinos menos proclive al sectarismo político y, sobre todo, a una escasa politización de las entidades estatales a nivel local

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1Aristóteles, Física (Madrid: Editorial Gredos. S.A., 1995) 438-445, para él la violencia es obligar a hacer algo a una cosa o a un ser por fuera de sus propiedades naturales e intrínsecas de sí misma, siendo la causa de esta coacción, exterior a las cosas mismas.

2Wolfgang Sofsky, Tratado sobre la violencia (Madrid: Abada Editores, 2006) 57, según él la muerte es la muerte absoluta.

3John Bowker, Los significados de la muerte (Cambridge: Cambridge University Press, 1996) 47-48.

4cf. Daniel Pécaut, Orden y Violencia: Colombia 1930-1953 (Bogotá: Siglo Veintiuno Editores, 1987) 487-489; Germán Guzmán, La Violencia en Colombia. Parte descriptiva (Cali: Ediciones Progreso, 1968) 89; Carlos Ortiz, Estado y subversión en Colombia. La Violencia en el Quindío años 50 (Bogotá: Fondo Editorial CEREC, 1985) 22.

5Pécaut, 489.

6German Guzmán y otros, La Violencia en Colombia (Bogotá: Taurus, 2005).

7Carlos Ortiz, “Historiografía de la Violencia”, La historia al final del milenio: ensayos de historiografía colombiana y latinoamericana (Bogotá: Editorial Universidad Nacional, 1995) 371-424.

8Pécaut 489-491.

9James Henderson, Cuando Colombia se desangró (Bogotá: El Áncora Editores, 1984) 301-302. Estos son algunos de los estudios de la Violencia globales más relevantes: Paul Oquist, Violencia, conflicto y política en Colombia (Bogotá: Instituto de Estudios Colombianos, 1978); Mario Chacón, Dinámica y determinantes de la violencia durante la violencia en Colombia (Bogotá: Ediciones Uniandes, 2004); Gonzalo Sánchez y Donny Meertens, Bandoleros, gamonales y campesinos. El caso de la violencia en Colombia (Bogotá: El Áncora, 1978); Marco Palacios, Entre la legitimidad y la violencia. Colombia 1875-1994 (Bogotá: Editorial Norma, 1995).

10Carlos Ortiz “Estado y subversión en Colombia” 15; Mary Roldán, A sangre y fuego. La Violencia en Antioquia. Colombia 1946-1953 (Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2013); Jaime Arocha, La violencia en el Quindío (Bogotá: Ediciones Tercer Mundo, 1979); Alberto Flórez, Una isla en un mar de sangre: el Valle de Ubaté durante la Violencia, 1946-1958 (Medellín: La Carreta Editores, 2005); Darío Fajardo, Violencia y desarrollo: transformaciones sociales en tres regiones cafetaleras del Tolima1936-1970 (Bogotá: Ediciones Suramérica, 1978); Roberto Pineda, El impacto de la Violencia en el Tolima: el caso del Líbano (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1960); Javier Guerrero, Los años del olvido (Bogotá: Tercer Mundo Ediciones, 1991).

11Charles Tilly, Violencia colectiva (Barcelona: Editorial hacer, 2007) 8.

12Los datos recabados mediante el tratamiento de fuentes no pretenden ser un conocimiento incuestionable

13Aristóteles, Física (Madrid: Editorial Gredos. S.A., 1995) 438-445, para él la violencia es obligar a hacer algo a una cosa o a un ser por fuera de sus propiedades naturales e intrínsecas de sí misma, siendo la causa de esta coacción, exterior a las cosas mismas.

14Aristóteles, Física (Madrid: Editorial Gredos. S.A., 1995) 438-445, para él la violencia es obligar a hacer algo a una cosa o a un ser por fuera de sus propiedades naturales e intrínsecas de sí misma, siendo la causa de esta coacción, exterior a las cosas mismas.

15Archivo Central del Cauca (ACC). Hemeroteca. El Liberal. (Popayán, 1945-1959).

16Véase: Jaime Arocha 84; Carlos Ortiz, Estado y subversión en Colombia. La Violencia en el Quindío años 50 (Bogotá: Fondo Editorial CEREC, 1985); María Uribe, Matar, rematar y contramatar (Bogotá: Controversia, 1990); Daniel Pécaut, Orden y Violencia: Colombia 1930-1953 (Bogotá: Siglo Veintiuno Editores, 1987).

17Catherine LeGrand, “Los antecedentes agrarios de la violencia: El conflicto social en la frontera colombiana 1850-1936”, Pasado y presente de la violencia en Colombia, comp. Gonzalo Sánchez y Ricardo Peñaranda (Medellín: La Carreta Editores E.U, 1986.) 119-137.

18Para una población que para mediados del siglo XX tenía 440.000 habitantes, estas cifras ciertamente son bajas, más aún si se las compara con las de años venideros.

19En ausencia de estudios comparativos sobre la Violencia, uno de los pocos parámetros que tenemos a disposición para comparar este fenómeno en diferentes departamentos, son los homicidios por cada cien mil habitantes, en el que se puede establecer que el Cauca había violencia de baja intensidad respecto a otros lugares, al menos, hasta 1957 y 1958. James Henderson, 315. Al revisarse las cifras de años anteriores, se observa que entre 1946 y 1956, los homicidios en el Cauca, aún en su peor momento, no eran equiparables a lo que sucedía en Norte de Santander, Tolima, Santander o Valle del Cauca.

20Tilly 13.

21Arocha 95-107.

22Carlos Ortiz “Estado, subversión en Colombia” 33-46.

23James Henderson 114-115.

24Archivo Central de Popayán (ACP). Juzgado Segundo de Popayán, f. 1, Popayán, 1942,4 de mayo., “Denuncia de Hermógenes Paruma contra Álvaro Bastidas, Pastor Mera y otros por lesiones personales” (archivo sin clasificar) f, 1v.

25Desde luego, esta situación era frecuente en otros departamentos como el Tolima, donde dar “viva” o un “abajo” podía traer consigo la muerte, tal como lo señala, María Uribe, La antropología de la inhumanidad: Un ensayo interpretativo sobre el Terror en Colombia (Bogotá, Editorial Norma, 2004) 44.

26“Un policía herido en una trifulca del Barrio Bolívar el jueves último”, El Liberal, (Popayán) 21 de abril de 1938: 5.

27Pío XI. Quadragesimo Anno. Sobre la restauración del orden social. (Ciudad del Vaticano: Ediciones Paulinas, 1931) 45-50.

28A diferencia de lo que pasaba en Tolima, en el Cauca, ni aún en los momentos más agudos de violencia, no se dio ni cualitativa ni cuantitativamente una tendencia que indicase un incremento en los crímenes contra la mujer. En el Tolima, de acuerdo a María Uribe, los actos cometidos violentos contra mujeres aumentaron y adquirieron cierta simbología: la profanación del enemigo. cf. María Uribe “Matar” 162-186. Una posible hipótesis para ello, es que en el Cauca a diferencia del Tolima, la violencia no fue tan exorbitante, por lo cual no se alcanzó a llegar al nivel de degradación humana vista en aquel departamento.

29(…) el gobierno departamental (…) ha hecho diversos cambios en el personal que presta servicios en la administración pública (…) En el caso, de las ofertas hechas a conservadores, de las Inspecciones de la Policía Nacional de esta ciudad, se ve claro que no solo hay quejas contra aquellos excelentes servidores, sino que tampoco los conservadores han pedido los puestos. El mandatario seccional, al estar ofreciéndolos, demuestra que su preocupación palmaria no es otra que la de echar liberales a la calle. “Destituyendo a liberales el gobierno sigue con “Unión””, El Liberal, (Popayán) 23 de septiembre de 1946: 1-4.

30Eran grupos de hombres armados que se dedicaban al pillaje.

31Durante este lapso los párrocos incentivaron el sectarismo político entre los campesinos, siendo importantes en el incremento de la violencia individual, y más bien, fueron muchas veces legitimadores de la violencia colectiva política, tal como aconteció en El Rosario, donde el párroco anunció la muerte de Gaitán a su feligresía con pólvora, música y pedreros, diciendo a los conservadores que seguramente serían atacados por los liberales de Mojibío y que era urgente que se prepararan para rechazar por todos los medios el ataque anunciado. “Párroco de Cajibío hizo festejar con pólvora la muerte de Gaitán”, El Liberal, (Popayán) 5 de Mayo de 1948:1-4.

32Eran grupos armados surgidos en el Valle del Cauca a mediados del siglo XX, formados con ayuda estatal y regional para reprimir y asesinar a liberales. A las asociaciones de este tipo, en otras regiones, adquirieron la misma denominación.

33“Cómo se perpetró el genocidio de Tierradentro. Los ríos se tiñeron de sangre.”, El Liberal, (Popayán.)24 de abril de 1954: 1-4.

34Germán Guzmán y otros 59.

35Alberto Flórez 11-23.

36Flórez 22-31.

37Por ejemplo, en la Sierra-Cauca, los policías en compañía de los conservadores causaban pánico entre los liberales: el 8 de septiembre de 1949, el alcalde del municipio golpeó con ayuda de policías y conservadores a un liberal dejándolo gravemente herido, a lo cual reaccionaría la población en contra del funcionario. Pronto se formaría una turba enardecida que reclamaba por estas actuaciones, haciendo que el alcalde huyese del municipio. Al otro día, los policías en venganza allanaban las casas de los campesinos, decomisando sus utensilios de trabajo, so pretexto de que serían usados para el mal, además, estos policías entraban a las casas de estos hombres con la excusa de que aquéllos tenían bombas nucleares. No conformes con ello, capturaron a algunos liberales notables de la región y los sometieron a diversos castigos, trotar de manera descomunal, recibiendo fuertes golpizas etc. “En la tranquila población de La Sierra existe terrorismo: Los conservadores en compañía de las autoridades atropellan a los hogares liberales. Orden de Popayán.”, El Liberal, (Popayán) 8 de septiembre de 1949: 1-4.

38Es interesante destacar la similitud que existe entre el caso antioqueño y el caucano, en Antioquía la violencia se concentró en sus periferias, donde había asentamientos indígenas y poblaciones negras. Mary Roldán, 57-65. En el Cauca, la violencia también fue más aguda en sus periferias, en especial en el Nororiente, donde había numerosas comunidades indígenas. Además, en ambos casos, no existían economías desarrolladas Allí, de igual modo, el ejército y el Estado fueron los principales causantes de la violencia.

39La Violencia fue un fenómeno predominantemente rural, no obstante, las áreas urbanas se vieron afectadas en menor medida, ello fue porque en esos lugares había mayor presencia del Estado a nivel institucional, lo cual generó que los actos coercitivos pudiesen ser contenidos por la policía antes de que se salieran de control. En la década de los 50, ya se había hecho evidente una tendencia: en los cascos urbanos la violencia individual no llegó a ser violencia colectiva, como sí pasó en las áreas rurales, donde a partir de lo político se darían varios focos de violencia colectiva en el Oriente caucano

Referencia bibliográfica para citar este artículo: Burbano Vega, Robinson Alejandro. “De las violencias campesinas al sectarismo político en el cauca 1938-1953”. Anuario de Historia Regional y de las Fronteras, 24.2 (2019): 175-194.

*El presente artículo es producto, en primer lugar, de la monografía para optar por el título de historiador “Los sentidos de la muerte en torno a las violencias campesinas en el Cauca (1946-1958). En segundo lugar, esta también es resultado de algunos avances de los estudios de la Maestría. Y, por último, la presente investigación logró concretarse por cuenta propia. Este trabajo no tuvo financiación de ningún tipo, todo lo presentado, en su mayoría, fue realizado de forma independiente.

Recibido: 30 de Julio de 2018; Aprobado: 07 de Febrero de 2019

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