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Papel Politico

Print version ISSN 0122-4409

Pap.polit. vol.14 no.2 Bogotá July/Dec. 2009

 

Las orientaciones ideológicas de los ciudadanos en Europa*

Ideological orientations of citizens in Europe


Gema Sánchez Medero**

Rubén Sánchez Medero***

Recibido: 30/07/09
Aprobado evaluador interno: 30/09/09
Aprobado evaluador externo: 03/09/09

** Doctora en Ciencias Políticas, Universidad Complutense de Madrid. Profesora titular interina en la misma universidad. Correo electrónico: gsmedero@cps.ucm.es.

** Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración, Universidad Complutense de Madrid. Doctorando del Departamento de Ciencia Política y de la Administración. Profesor ayudante, Universidad Carlos III de Madrid. Coordinador del Magíster de Gestión Pública del Centro Superior de Estudios de Gestión de la Universidad Complutense de Madrid. Correo electrónico: rsmedero@polsoc.uc3m.es.



Resumen
En este artículo hemos analizado las orientaciones ideológicas de los ciudadanos europeos en virtud de la escala izquierda-derecha. El objetivo era averiguar si existe un patrón de comportamiento político que pueda emplearse para definir las tendencias ideológicas de los europeos. Esto es, si hay un modelo que explique el comportamiento político de los ciudadanos y si éste puede ser aplicado para el estudio de cualquier país. Además, gracias a esta investigación podremos determinar cuáles son las tendencias ideológicas existentes en cada uno de los países europeos seleccionados y qué variables determinan las mismas y por qué.

Palabras clave autor
Ubicación ideológica, escala ideológica, actitudes, izquierda, derecha, ciudadanos y Europa.

Palabras clave o descriptores
Ideologías políticas, Europa, actitudes políticas, Europa, política y gobierno.



Abstract
This article has analyzed the ideological orientations of European citizens under the left-right scale. The objective was to determine whether a pattern of political behavior that can be used to define the ideological tendencies of Europeans. That is, if there is a model to explain the political behavior of citizens and if this can be applied to the study of any country. Additionally, through this research can identify the trends of thought in each of the selected European countries and variables that determine them and why.

Key words author
Political ideologies, Europa, Political Attitudes, Europa, Politics and Government.

Key words plus
Location Ideological, Ideological Scale, Attitudes, Left, Right, Citizens and Europe.



Introducción

Existen diferentes teorías sobre la composición y la naturaleza del esquema izquierdaderecha, aunque a grandes rasgos éstas podrían quedar divididas en dos grandes bloques: 1) el relacionado con las aproximaciones sociológicas y psico-social, pero en especial con la teoría de los cleavages, donde la escala izquierda-derecha es percibida como la manifestación de la ubicación del individuo en el entramado social y de los valores, las orientaciones y las identidades políticas de las personas, expresadas en términos ideológicos (Inglehart, 1977 y 1979; Klingemann, 1979; Van Deth y Geurts, 1989; Huber, 1989, Kitschelt y Hellemans, 1990; Knutsen, 1995, 1997 y 1998); y 2) otro más cercano a la teoría de la elección racional y los llamados modelos "especiales de voto", donde el espacio definido por la dimensión izquierda-derecha representa las preferencias individuales de los electores con respecto a un conjunto de problemas públicos de distinta naturaleza que afectan a la comunidad política (Downs, 1957), la comparación de estas preferencias con las de los candidatos y la intensidad de las mismas (Rabinowitz y MacDonald, 1989; Listhaugh, MacDonald y Rabinowitz, 1994). Pero este esquema izquierda-derecha también contiene, además del elemento partidista que suele asimilarse a las lealtades partidistas ya establecidas (Inglehart, 1979, p. 353), un elemento ideológico asociado a las orientaciones sobre valores y a las posiciones con respecto a los issues (Inglehart, 1979; Klingemann, 1979), aunque algunos estudios consideran que estas últimas son el instrumento principal que influye y confiere estructura a la auto-ubicación sobre la escala (Sani y Sartori, 1983; y Huber, 1989).

Sin embargo, a pesar de las numerosas contribuciones que hablan del eje izquierdaderecha, tan sólo un grupo de investigaciones se han centrado en el análisis de la naturaleza y las características de estas ubicaciones, y han intentado identificar los elementos que explican y a través de los que se producen estos posicionamientos sobre la escala ideológica. De ahí que este artículo pretenda situarse en esta línea de investigación, por tanto, es normal que entre nuestros objetivos se encuentre el averiguar la configuración que adoptan los componentes de las ubicaciones sobre la escala izquierda-derecha en algunos países europeos, aunque también nos centremos en analizar otros factores como son la capacidad de la ubicación de los electores y la distribución de sus orientaciones ideológicas. Asimismo, y dado que entre los países que hemos seleccionado se encuentran algunos países del centro y del este Europa que formaron parte del antiguo bloque socialista, añadiremos un valor más a nuestro estudio al averiguar el papel que desempeña el eje izquierda-derecha en la articulación de las actitudes políticas de los electores y en la estructuración de la competición partidista de estos países.


Los componentes de las ubicaciones ideológicas

Algunas de las investigaciones sobre el posicionamiento ideológico de los electores sobre la escala izquierda-derecha aparecen vinculadas, como hemos mencionado anteriormente, a la teoría de los cleavages, teoría que percibe las ubicaciones ideológicas sobre la base de la expresión de los valores, las orientaciones y las preferencias e identidades políticas de los individuos que derivan de la configuración que adoptan los sistemas de cleavages en cada país (Klingemann, 1972 y 1979; Inglehart 1977 y 1979; Kitschelt y Hellemans, 1990; Knutsen, 1995). Es más, Knutsen (1995) considera que las orientaciones que articulan el contenido de las ubicaciones son: las orientaciones hacia los valores religiosos/seculares, y que se relacionan con el cleavage religioso; las orientaciones que se desprenden de la oposición entre el capital y el trabajo, y que se asocian con el cleavage de clase; y las actitudes con respecto a la contradicción entre valores materialistas/post-materialistas, y que corresponden con el cleavage de ese mismo nombre.1 En el fondo la idea que subyace es que los individuos se sitúan en aquel punto de la escala que piensan que mejor se corresponde con sus preferencias ideológicas o en aquel que creen que ocupan sus partidos preferidos, o incluso en ambas cosas a la vez.

Así, habría que decir que según esta perspectiva los votantes utilizan la dimensión izquierda-derecha con el propósito de simplificar la información con respecto a las posiciones de partidos y candidatos y sus propias preferencias. Por tanto, el eje izquierda- derecha ayuda a los votantes a tomar decisiones de voto a partir de la cercanía o la distancia que creen tener con los candidatos o partidos. Dicha dimensión permite a los votantes minimizar sus costos de información (Down, 1957), y a los partidos reconocer a su electorado potencial e identificar a otros candidatos o partidos que se encuentran más cercanos o alejados de sus posturas. Pero lo cierto es que no en todos los sistemas de partidos se comportan de la misma manera tanto la izquierda como la derecha. Estas diferencias pueden llegar a ser sustantivas en función de la historia política del país, los patrones de formación del sistema de partidos, la presencia de otros cleavages sustanciales que crucen la dinámica política y que sean más fuertes con respecto al posicionamiento de los ciudadanos o partidos, o de los propios modelos de representación y relación elector-representante. Además, como sugieren Bartolini y Mair (1990), no siempre todos los cleavages o líneas de división tienen la misma densidad ni consistencia, ya que es una peculiar combinación de ellas la que actúa en la estructuración de la competencia partidista.

Sin embargo, y a pesar de todo lo expuesto, tampoco se ha logrado llegar a un acuerdo en contribuciones posteriores sobre cuál de los componentes es el más importante a la hora de estructurar las actitudes políticas y orientar el voto. Así, por ejemplo, Inglehart y Klingemann defienden claramente el componente partidista, mientras que Knutsen (1997, p. 216) indica que el peso del componente ideológico aumenta en las sociedades avanzadas y donde existen sistemas de partidos fragmentados; Sani y Sartori (1983, p. 314) y Huber (1989, p. 617), a su vez, señalan que las actitudes sobre los issues son el primer elemento en los posicionamientos sobre el continuo. Por otra parte, André Freire (2005) subraya la importancia de un nuevo elemento, el componente social, con el cual los posicionamientos en la escala se producen a partir del lugar que ocupan los electores en el sistema de cleavages de referencia en función de las bases sociales subjetivas o actitudinales de la ideología.


Izquierda versus Derecha

El significado y la vigencia de los términos izquierda y derecha han sido objeto de numerosos debates que se han centrado primordialmente en la pertinencia de seguir utilizando ambos términos para distinguir política y sociológicamente dos formas de pensar, sentir y actuar de las personas. Es más, existe una idea clásica que sostiene que los votantes eligen un partido o candidato basándose en sus preferencias ideológicas o programáticas, y para ello los electores suelen utilizar la dimensión izquierda-derecha con el propósito de simplificar la información con respecto a las posiciones de partidos y candidatos. Por tanto, el eje izquierda-derecha ayuda a los votantes a tomar decisiones de voto a partir de la cercanía o distancia que creen tener con los candidatos o partidos. Dicha dimensión permite a los votantes minimizar sus costos de información (Downs, 1957) y, a los partidos, reconocer a su electorado potencial, identificar a otros candidatos o partidos que se encuentran más cercanos a sus posturas, o diferenciarse de ellos (Freidenberg, 2006, p. 241). De esta manera, se puede decir que los términos izquierda y derecha son atajos cognitivos que permiten a las personas resumir información sobre las cosas sin esfuerzo adicional (D´Adamo y García Beaudoux, 1999), aun cuando esa información pudiera variar por las circunstancias o por el paso del tiempo. Además, el eje izquierda-derecha sirve para medir la polarización de un sistema de partidos y como predictora de comportamientos.

La cuestión está en que muchos de los indicadores clásicos que permitían dar contenido concreto a ambos conceptos se han desdibujado, o incluso han desaparecido,2 y todo parece apuntar a que ambos términos carecen de un significado preciso. O por lo menos, una buena parte de los científicos sociales y de los filósofos políticos así lo afirman. Unos, porque consideran la dicotomía conceptualmente periclitada como consecuencia del declive o desaparición de las ideologías y de la difuminación de las fracturas de clase (Bell, 1964; Fernández de la Mora, 1965; Marcuse, 1968; Fukuyama, 1992), y en todo caso obsoleta en lo que se refiere a formas de gobierno (Revel, 2000; Bueno, 2003); otros, porque aun concediéndole cierto valor descriptivo, la consideran insuficiente para dar cuenta de los poliédricos conflictos sociales contemporáneos (Giddens, 1996, 1999; Toffler, 1990, 1995); algunos, incluso, atribuyen a quienes pretenden que la diada siga vigente un intencionado afán de ocultamiento de los verdaderos problemas de la gente (Tenzer, 1992, pp. 232-248). Por contra, otros piensan que si bien ambos conceptos han perdido buena parte de su función clasificatoria, no obstante siguen siendo útiles para discernir distintas maneras de pensar y actuar de las personas y de los gobiernos, a pesar de que los elementos diferenciadores se han limitado mucho circunscribiéndose esencialmente a la cuestión de la igualdad/desigualdad (Bobbio, 1995) y, en menor medida, a algunos asuntos relacionados con la moral y la ética (Sartori, 1988, 1996; Cohn-Bendit, 2000), aunque también hay quiénes les siguen concediendo las mismas propiedades diferenciadoras que siempre tuvieron (Saénz, 1997; Haro, 2001).

Pero además de estas consideraciones teóricas hay que tener en cuenta las investigaciones empíricas que se han realizado. En este sentido habría que decir que es fácilmente constatable la considerable abundancia de estudios recientes en los que se trabaja sobre estos conceptos (Grendstad, 2003), mientras que los politólogos y los sociólogos continúan utilizándolos en muchas encuestas y en estudios de diverso tipo, pidiéndole a sus encuestados que se sitúen en el eje izquierda-derecha. Así, parece que aunque los conceptos de izquierda y derecha han perdido capacidad discriminante y presentan una considerable imprecisión política, de todos modos siguen siendo usados para diferenciar ciertos aspectos de las personas en sus investigaciones, y otros simplemente para entenderse en la vida cotidiana; de ahí el que nos hayamos decantado por esta escala para averiguar cuáles son las orientaciones ideológicas de los ciudadanos de los países europeos.


La autoubicación ideológica en la escala ideológica

La autoubicación ideológica en la escala izquierda-derecha es quizá, como hemos mencionado, una de las variables más utilizadas para sintetizar, con un solo indicador, la orientación ideológica de un individuo. Habitualmente se emplean distintas escalas en las que el valor menor suele coincidir con la extrema izquierda, mientras que en el extremo superior de la escala se sitúa la extrema derecha. Variable ésta que no se obtiene a través de una escala de autoubicación, sino más bien mediante distintas preguntas que después se recodifican según la orientación ideológica del partido señalado.3 Para ello normalmente se emplean tres escalas, que habitualmente son usadas en la medida de las actitudes políticas (Cantril y Free, 1962; Castles y Mair, 1984; Robinson et al., 1999): un gradiente de autoposicionamiento de diez grados, 1-10, siendo el 1 extrema izquierda y el 10 extrema derecha; otra escala de autodefinición ideológica, de tipo nominal, con las categorías conservador-liberal-progresista; y finalmente, otra, también de tipo nominal, con las categorías correspondientes a los distintos partidos políticos, para recoger el recuerdo de voto en las últimas elecciones en las que se ha participado. En todo caso, en nuestra estudio hemos considerado un perfil escalar de izquierdas a aquellos individuos que se autoubican en los tramos más próximos al 1 y manifiesten su posicionamiento ante determinadas cuestiones; por el contrario, aquellos que presenten un perfil escalar "de derechas" ofrecerán autoubicaciones en los tramos más próximos al 10.

En cuanto a la medición de las actitudes de izquierda y derecha, nuestra escala estará basada en el modelo que ideó Thurstone (1979) para calcular estos aspectos. Las preguntas que se han hecho han tomado como referencia los siguientes temas: la movilización cognitiva, la clase social, la condición religiosa, la disposición a participar en sindicatos, partidos y ONG, y la implicación ideológica y partidista. En cualquier caso, para realizar ambos análisis hemos empleado la Encuesta Social Europea, que es un estudio bianual financiado por la European Science Foundation y por la Comisión Europea. El objetivo de esta encuesta era el estudio comparado y longitudinal de las actitudes y conductas de los ciudadanos europeos en el ámbito económico, político y social. Para ello, se realiza a muestras de entre 1.500 y 2.500 individuos representativas de la población nacional de cada uno de los países que han sido objeto de estudio.4 Y para nuestro análisis, a pesar de existir ya tres muestras, hemos tomado como referencia los datos que nos proporciona la primera edición, la que comprende el estudio de los años, 2002-2003.

Las orientaciones ideológicas de los ciudadanos europeos

Ahora vamos examinar la distribución de las orientaciones ideológicas de los ciudadanos europeos en la escala definida por la división izquierda-derecha. Las preguntas que nos hemos hecho para realizar este análisis han sido: ¿En qué punto del eje izquierda-derecha se sitúan mayoritariamente los ciudadanos europeos?, ¿se puede distinguir distintos conjuntos de países en función de las tendencias ideológicas?, y ¿existe alguna pauta de comportamiento que pueda servir de modelo?

Para poder contestar a estas preguntas hemos elaborado el siguiente cuadro, donde se muestran las puntaciones medias de cada uno de los países que hemos seleccionado, y para ello hemos tomado en consideración una escala de 0 a 10, donde el 0 representa la posición de izquierda más extrema y el 10 la derecha-extrema. En general, se puede decir, que se tratan de puntuaciones moderadas que se mueven entre la puntuación máxima de Grecia, de 5´69, y la puntuación mínima de España que es de 4´41, siendo la media 5´05. Así, según los datos aportados por la tabla 1 los países que se ubican por encima de la media son: Grecia, Finlandia, República Checa, Irlanda, Noruega, Holanda, Reino Unido, Polonia y Portugal. Por tanto, dentro de lista hay países mediterráneos (Grecia y Portugal), centroeuropeos (Polonia, República Checa, y Holanda), escandinavos (Finlandia, y Noruega) y británicos (Reino Unido e Irlanda), es decir, países con diferentes sistemas políticos y con distintas características; por tanto, no se puede establecer ningún patrón de comportamiento político.

Otro dato importante es analizar el posicionamiento de los antiguos países del Este. En este sentido habría que mencionar que sólo Polonia y la República Checa se sitúan en el centro con cierta tendencia a desplazarse hacia la derecha, mientras que Hungría y Eslovenia tienen una pequeñísima desviación hacia la izquierda. Parece que su pasado comunista influye más en el desplazamiento de estos países hacia el centro-derecha que hacia posiciones de izquierda. En lo que no cabe duda es que estos países se han adaptado rápidamente a las pautas de comportamiento político de sus vecinos europeos. En cualquier caso, lo que sí podemos concluir es que los ciudadanos europeos se posicionan en el centro de la escala ideológica, ya que la media es de 5´05, y casi el mismo número de ellos tienden hacia el centro-izquierda como al centro-derecha. No podemos hablar de una Europa dominada por orientaciones de izquierda o de derecha, porque ambas tendencias están representadas en un número parecido.

Asimismo, en el cuadro 1 también figuran las desviaciones típicas que nos señalan el grado de dispersión de las ubicaciones con respecto a las medias, y por tanto nos sirven para conocer la polarización ideológica de los electores. Según los datos que nos facilita este cuadro podremos concluir que Francia (2,46) y Reino Unido (1,74) son los países con mayor y menor polarización, respectivamente, mientras que el nivel medio de polarización es 2,13. Los países que superan esta media son: Grecia (2,16), República Checa (2,38), Polonia (2,39), Portugal (2,23), Hungría (2,39), Luxemburgo (2,15), Suecia (2,39), Italia (2,34), y Eslovenia (2,16). Los demás se encuentran por debajo de esta cifra. Por tanto, todos estos países se desvían de las puntuaciones obtenidas de su valor medio, pero como sus puntuaciones se agrupan estrechamente en torno a la media, la desviación es relativamente pequeña, como se puede apreciar.

En definitiva, se puede concluir que el rasgo principal de este cuadro es que en todas las distribuciones su moda siempre recae en el centro, confirmando su moderación ideológica. Pero a parte de esto, habría que mencionar, que los países pueden dividirse entre aquellos en los que dominan las posiciones de izquierda, aquellos en los que predominan las posiciones de derecha, y en los que ambas posiciones se mantienen en cierto equilibrio equidistante. Entre los primeros se encuentran Alemania, Austria, Bélgica, Eslovenia, España, Francia e Italia. Entre los segundos figuran Dinamarca, Finlandia, Grecia, Holanda, Irlanda, Noruega, la República Checa y Reino Unido. Y entre los últimos están Hungría, Luxemburgo, Polonia, Portugal, Suecia y Suiza. Pero a pesar de esto, las orientaciones ideológicas de los europeos sobre la escala izquierda-derecha se caracterizan por su moderación y centrismo.


La ubicación ideológica en la escala ideológica según la edad de los ciudadanos europeos

La edad de los entrevistados también puede condicionar el posicionamiento en la escala izquierda-derecha, o incluso su no-ubicación. Así, el análisis de la relación entre la edad y la ubicación ideológica arroja algunos elementos interesantes. Se parte de la base que el ciclo vital sugiere que a medida que se va madurando la integración social y política es mayor, y los valores se orientan hacia posturas más conservadoras. Este es el caso de Alemania, España, Gran Bretaña y Suiza. Países en los que conforme se avanza en categorías de edad, la autoubicación ideológica media se va desplazando hacia la derecha. La situación es exactamente la opuesta en el caso de la República Checa, ya que es muy posible que el elemento crucial sea la pertenencia a una nueva generación, ya que son los más jóvenes los que tiende a desplazarse hacia la derecha.

En cambio, en Francia, Noruega y Suecia predominan los jóvenes con tendencias de izquierda, pero en vez de decrecer con la edad, éstas aumentan, mientras que las de derecha descienden. En Hungría la ubicación en el centro es mayor que en cualquier otro país; su pasado comunista puede influir en este hecho. La sorpresa salta en Irlanda, país ultracatólico, y a priori de mayoría conservadora, donde los porcentajes que presentan éstos entre rango de edad de los menores de 18 es de 0, y entre los adultos de tan sólo 1,2%; la mayoría de los encuestados han optado por el NS/NC. En Polonia, los ciudadanos se ubican principalmente en la derecha, y esta tendencia tiende a aumentar a medida que se avanza en la orquídea de edad. Y en España, Gran Bretaña, Alemania y Suiza los jóvenes se sitúan más a la izquierda que los mayores de 30 años.

En definitiva, según los datos aportados por el cuadro 2, los jóvenes europeos se sitúan mayoritariamente en la izquierda, ya que de los once países estudiados, en siete las opciones de izquierdas vencen a la derecha en la franja de edad de menores de 18 años.5 En cambio, entre los mayores de 30 años la derecha avanza posiciones hasta alcanzar casi un empate técnico, ya que de los once países, en cinco es predominante la derecha y en seis la izquierda.6 En cualquier caso, la tendencia ideológica de los ciudadanos de estos países es centrista, con una pequeña tendencia hacia la izquierda.

La no ubicación de los ciudadanos en la escala ideológica

El porcentaje medio de no-posicionamiento es de 12,6. Por debajo de esta media se sitúan la mayoría de las democracias europeas más antiguas, y por encima se encuentran las democracias del sur de Europa y los países del Este, si exceptuamos Austria (13,9%), Bélgica (14%), Irlanda (17,6%) y Luxemburgo (23,5%). Precisamente, resulta paradójico que sean las democracias jóvenes las que presenten el nivel más alto de no-ubicación. En el caso de los países del Este podría ser hasta normal, ya que la represión a la que se habían visto sometidos los ciudadanos durante el periodo comunista puede llevarles a no revelar su tendencia ideológica. La socialización del miedo puede estar presente en la mente de una gran parte de la población de estos países, cosa que sería poca extraña cuando muchos de ellos no han conocido un sistema democrático hasta hace unos años. El alto porcentaje de no-ubicados de Italia (22,4%) puede encontrar una explicación lógica en las continuas crisis políticas que atraviesa el país y que terminan, normalmente, con la caída de los gobiernos y la convocatoria de nuevas elecciones legislativas. El 17,6% en el que se sitúa Irlanda puede deberse a la complicada situación política por la que ha atravesado el país desde el surgimiento del Ejército Republicano Irlandés (IRA) en 1866,7 hasta la consecución de la autonomía política el 8 de mayo de 2007. El caso de Bélgica es consecuencia de unas características de su sistema de partidos, estructurado fundamentalmente por la división que separa a valones y flamencos, y donde la distinción entre izquierda-derecha tan sólo es relevante dentro de los subsistemas de partidos que conforman cada comunidad. Lo extraño son los índices que muestran países como, por ejemplo, España, Portugal, Grecia, Austria y Luxemburgo. Las experiencias que los tres primeros han vivido, con sus dictaduras militares, inducen a pesar, en principio, que los ciudadanos de estos Estados tendrían unas convicciones y posicionamientos políticos mayores.

En definitiva, el gráfico 1 señala diferencias importantes entre la capacidad de ubicación de los electores europeos. En principio debería poder explicarse a partir del grado de movilización cognitiva al que hubiese llegado la sociedad de referencia, entendida esta movilización como la difusión de las aptitudes necesarias que favorezcan una mayor implicación y participación política (Inglehart, 1990, p. 377). Así, un país con niveles elevados de movilización cognitiva contaría con las condiciones adecuadas para la adquisición de conocimientos y el desarrollo de habilidades que promoverían el interés por los asuntos públicos; y con el logro de la motivación y los recursos necesarios se fomentaría un aumento de la capacidad de entender la política en términos de la división izquierda-derecha y de ubicarse ideológicamente. Por tanto, la movilización cognitiva posibilita y promueve el reconocimiento y el uso del término izquierda-derecha a la hora de referirse al propio proceso de competición política; así, en aquellos países donde esta movilización es mayor, existen más posibilidades para ubicarse sobre el continuo ideológico. En esta relación lineal entre la capacidad de ubicación y movilización cognitiva, destaca, como podemos ver en el cuadro 2, las democracias del Sur. Y aquí encontramos la explicación de que estos países presenten elevados porcentajes de no ubicados, ya que en allí los niveles de motivación cognitiva son más bajos.


Las actitudes personales como factores influyentes a la hora de ubicar a los ciudadanos en la escala izquierda-derecha

Ya habíamos mencionado anteriormente que los efectos de las actitudes personales sobre la ubicación en el eje izquierda-derecha representan una cuestión que requiere un análisis empírico. De ahí que se pueda decir que no sólo la motivación cognitiva puede influir en la ubicación ideológica de los ciudadanos, sino que también es factible que las lealtades partidistas promuevan estos posicionamientos sobre el eje izquierda-derecha. Ahora bien, para poder corroborar esta afirmación se ha tenido que especificar un modelo de regresión logística para cada país, donde la variable dependiente es una variable dicotómica en la que 1 significa que los encuestados se sitúan en la escala, y 0 que no se ubican. De esta manera, en el cuadro 3 se muestran los resultados correspondientes a este modelo de regresión logística estimado para cada uno de los países. Aunque evidentemente sólo se podrá considerar el signo de los coeficientes de regresión y su significación, y no su magnitud. No obstante, el análisis de estos coeficientes nos permite apreciar el impacto general de las movilizaciones cognitivas sobre las ubicaciones, pero sobre todo el efecto del comportamiento partidista.

Los resultados nos indican que además de la implicación en organizaciones voluntarias favorece el posicionamiento ideológico en Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Eslovenia, España, Finlandia, Grecia, Irlanda, Italia, Noruega, Portugal y Reino Unido. La participación en estas organizaciones promueve la capacidad de ubicación sobre los mecanismos compatibles y no excluyentes entre sí. Primero, porque estas actividades suponen la inserción en redes sociales a partir de las cuales se pueden adquirir habilidades y conocimientos que permiten un mayor entendimiento de la división izquierdaderecha. Y segundo, porque actúan fomentado los posicionamientos ideológicos. A esto hay que unirle que la pertenencia a una determinada clase social y la frecuencia de asistencia a oficios religiosos también pueden afectar la capacidad de situarse en el eje izquierda-derecha, por lo menos en varios países. En este sentido, cabe decir que los ciudadanos que pertenecen a la clase servicio, con respecto al grupo de trabajadores manuales no cualificados, ejercen un efecto positivo sobre el hecho de ubicarse en todos los países, salvo en Finlandia, Grecia, Italia, Noruega, Portugal y República Checa, aunque también habría que señalar que en esto también influye el nivel de educación, ya que la clase de servicios dedica más años a la formación que el resto de las clases.

Por otra parte, el impacto de la frecuencia de asistencia a oficios religiosos sobre los posicionamientos ideológicos se restringe a nueves países, casi todos ellos con mayoría de población católica, y donde los más asiduos a la iglesia suelen colocarse más a la derecha, y viceversa. En cambio, el efecto de la clase social se muestra débil y se limita a unos pocos. El patrón es que los propietarios tienden a situarse más a la derecha en la escala que los trabajadores manuales no cualificados. La cuestión es que esta relación sólo se produce en todos aquellos países donde la clase propietaria ejerce un efecto significativo sobre las ubicaciones, excepto en Austria, donde los propietarios suelen situarse a la izquierda y los trabajadores manuales no-cualificados a la extrema izquierda. Pero si estas variables exhiben una influencia débil sobre las ubicaciones, las relacionadas con la dimensión organizativa tampoco mejoran esta situación. De hecho, la implicación en sindicatos registra unos coeficientes de una magnitud normalmente pequeña y con una significación que afecta a siete países, los cuales tienden a posicionarse más a la izquierda de la escala, mientras que los no implicados lo hacen, evidentemente, al lado contrario. Pero si analizamos las implicaciones en asociaciones de tipo religioso la cosa es incluso peor, reduciéndose a cinco países los afectados y promoviéndose casi siempre las ubicaciones en el lado derecho de la escala.

No obstante, las dos variables que producen un mayor impacto sobre la capacidad que tienen los individuos de posicionarse en la escala ideológica son el grado de movilización cognitiva y el componente partidista. De ahí que sea interesante seguir avanzando en la hipótesis de que la cercanía a un partido facilita o al menos hace menos costosa la interpretación de lo que sucede en la vida política, promoviendo las ubicaciones ideológicas y superando, por tanto, la falta de implicación política. Para ello, en el cuadro 3 hemos mostrado las distintas probabilidades que existen al no tener ningún lazo partidista, en comparación con sí tenerlo. En primer lugar, con respecto al grupo de ciudadanos que tienen escaso nivel de movilización cognitiva, habría que afirmar que en países como Grecia las personas con poca movilización y que cuentan con lealtades partidista tienen un 27% más de probabilidades de ubicarse en el eje ideológico que los que tienen el mismo nivel de movilización, pero no cuentan con lazos partidistas. Con este simple ejemplo, estamos demostrando que el desarrollo de lealtades partidistas está estimulando la ubicación de los ciudadanos en la escala ideológica, y lo que es más importante, puede contrarrestar la falta de movilización cognitiva, siendo importante sobre todo, como hemos visto en el apartado anterior, para las democracias del Sur de Europa y los países del Este.

En todo caso, el efecto que causa el componente partidista sobre las ubicaciones ideológicas no se produce de manera uniforme ni regular en todos los países, ya que depende del grado de claridad y diferenciación con el que los electores perciben las alternativas políticas que compiten entre sí (Freire, 2006). Es cierto que en los países con experiencias democráticas más jóvenes existe un menor reconocimiento de la escala izquierdaderecha y una escasa estabilidad de las posiciones, de ahí que las características de la oferta política se revelen como decisivas. Por tanto, cuando éstas se hacen más evidentes, el componente partidista se torna más efectivo. No obstante, el componente partidista sigue siendo el que mayor impacto tiene sobre las ubicaciones y logra mayores niveles de significación. Además, otro hecho por considerar es que la ordenación numérica de los coeficientes de los componentes partidistas suele ser una copia exacta de la ordenación ideológica de los partidos sobre el eje izquierda-derecha, salvo en Bélgica, Dinamarca, Francia, Holanda y Suiza. Por tanto, habría que decir que el componente partidista no es sólo el principal elemento que explica las ubicaciones, sino que su efecto convierte a la escala ideológica en fiel reflejo de la estructura de la competencia partidista y de la configuración que adoptan los sistemas de partidos en cada país.


Conclusiones

A lo largo de este artículo hemos podido comprobar que todavía siguen siendo vigentes los término izquierda y derecha, por mucho que algunos se obstinen en afirmar que el significado de ambos se ha visto desdibujado. Según la Encuesta Social Europea, los ciudadanos son capaces de autoubicarse en la escala ideológica izquierda-derecha, o por lo menos utilizan esta terminología para definirse ideológicamente, con lo cual se acredita la vigencia de esta escala y su significado como canal de expresión de valores y de orientaciones ideológicas.

Además, los ciudadanos europeos de los países seleccionados se han caracterizado por la moderación y el centrismo, con un equilibrio entre los países que tienen cierta tendencia a desplazarse hacia la izquierda y los que lo hacen hacia la derecha. La variación que se puede producir en este sentido entre los distintos países no obedece a la mayor o menor duración de la experiencia democrática en cada país, sino más bien al grado de movilización cognitiva de sus ciudadanos y a los componentes partidistas. Como hemos podido comprobar, la existencia de lealtades hacia algún partido puede ser contrarrestada por la falta de implicación política y de favorecer las ubicaciones ideológicas, sobre todo en aquellos países que tienen niveles agregados de movilización cognitiva baja. Esto nos ha permitido evidenciar la importancia del componente partidista sobre el resto de elementos que explican este tipo de hechos, y a través de los que se producen las ubicaciones sobre el eje izquierda-derecha, convirtiéndose la movilización cognitiva y el componente partidista en los dos elementos esenciales para determinar la ubicación de los electores, aunque no por ello podemos negar la importancia, aunque débil, de variables como la edad, la asistencia a actos religiosos, la implicación en asociaciones o en sindicatos, los niveles educativos, la clase social, los lazos partidistas y la implicación ideológica.




Notas

* Artículo de investigación científica que presenta resultados sobre las tendencias ideológicas de los europeos.

1 En esta misma línea también se han situado Kitschelt y Hellemans (1990) y Fuchs y Klingemann (1990).

2 El concepto de izquierda se ha asociado a ideas como libertad, democracia, solidaridad, laicismo, etc; el de derecha, a seguridad, jerarquía, propiedad privada, religión, etc.

3 La pregunta más frecuente es aquella en la que se pide a los entrevistados que se ubiquen en algún punto de una escala, donde el 0 o el 1 representan posiciones más a la izquierda y el 10 la más a la derecha. La pregunta que se realiza es: ¿Son capaces los ciudadanos de los países considerados de emplazarse en la escala en una proporción parecida, o existen diferencias importantes al respecto?

4 En España, por ejemplo, se han realizado 1.287 entrevistas a personas mayores de 15 años residentes en el país.

5 Alemania, España, Francia, Gran Bretaña, Noruega, Suecia y Suiza.

6 Alemania, España, Francia, Gran Bretaña, Noruega, y Suecia.

7 Que abogaba por un Estado sin lazos con el Reino Unido, con un gobierno autónomo.




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