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Memoria y Sociedad

Print version ISSN 0122-5197

Mem. Soc. vol.15 no.31 Bogotá July/Dec. 2011

 

El bicentenario de la independencia en Colombia: rituales, documentos, reflexiones

bicentenary of Independence in Colombia: rituals, documents, thoughts

Bicentenário da independência na Colômbia: rituais, documentos, reflexões

sebastián Vargas

Docente-Investigador, Uniminuto. Docente, Departamento de Historia, Pontificia Universidad Javeriana. Historiador y Magíster en Estudios Culturales; Pontificia Universidad Javeriana. Correo electrónico: legionesdeclio@gmail.com

Este artículo se enmarca dentro del proyecto de investigación doctoral "Después del bicentenario. Usos públicos de la historia y redefinición de la nación en Colombia y México".

Fecha de recepción: 23 agosto 2011, Fecha de evaluación: 5 septiembre 2011, Fecha de aprobación: 7 octubre 2011


Cómo citar este artículo

Vargas, Sebastián. "El bicentenario de la independencia en Colombia: rituales, documentos, reflexiones". Memoria y sociedad 15, no. 31 (2011): 66-84.


Resumen

El propósito del artículo es explorar las políticas de la memoria y los usos públicos de la historia en el contexto de la celebración del bicentenario de independencia en Colombia. Para ello, propone un doble balance. Por un lado, el de los rituales: aquellos festejos y proyectos conmemorativos, tanto oficiales como disidentes, que se realizaron con motivo de los 200 años de "independencia" de Colombia. Por otro, el de los documentos: libros, artículos, documentales y otro tipo de producción intelectual y artística, que se han ocupado de reflexionar en torno a las conmemoraciones bicentenarias en Colombia y América Latina.

Palabras clave autor: Bicentenario de independencia, conmemoración ritual, políticas de la memoria, usos públicos de la historia.

Palabras clave descriptor: Manifestaciones culturales - Bicentenario - Colombia, Colombia - Bicentenario - Guerra de independencia, 1810-1819, Colombia - Historia - Guerra de independencia, 1810-1819, América Latina - Bicentenario - Guerra de independencia, 1810-1819


Abstract

The purpose of this paper is to explore the politics of memory and the public uses of history in the context of the bicentennial of independence in Colombia. It proposes a double balance. On the one hand, the rituals: those celebrations and commemorative projects, both official and dissident, who were held to mark the 200 years of "independence" from Colombia. In the other hand, the documents: books,articles, documentaries and other intellectual and artistic production that has been addressed to reflect on the bicentennial celebrations in Colombia and Latin America.

Key Words author : Bicentennial of independence, ritual commemoration, politics of memory, public uses of history.

Key Words plus :Cultural events - Bicentenario - Colombia,Colombia - Bicentennial - War of Independence, 1810-1819, Colombia - History - War of Independence, 1810-1819, Latin America - Bicentennial - War of Independence, 1810-1819


Resumo

O objetivo deste artigo é explorar as políticas da memória e usos públicos da história no contexto da celebração do bicentenário da independência na Colômbia. Para isto, propõe um balanço duplo. Por um lado, os rituais: as celebrações e projetos comemorativos, tanto oficiais quanto dissidentes, que foram realizados para marcar os 200 anos de "independência" da Colômbia. Por outro lado, os documentos, livros, artigos, documentários e outra produção intelectual e artística, que têm sido realizadas para refletir sobre as comemorações do bicentenário na Colômbia e América Latina.

Palavras-chave: Bicentenário de independência, comemoração ritual, políticas da memória, usos públicos da historia.

Palavras descriptivas: Eventos culturais - Bicentenário - Colômbia,Bicentenário da Colômbia - Guerra da Independência, 1810-1819, Colômbia - História - Guerra da Independência,1810-1819, América Latina - Bicentenário - Guerra da Independência, 1810-1819.


Introducción: Bicentenario. Reflexiones históricas en torno a rituales y documentos

Entre 2009 y 2011, varios países de América Latina conmemoraron 200 años de los procesos de emancipación e independencia del régimen colonial español; 200 años de su "nacimiento"como estados nacionales modernos. Las celebraciones comenzaron en 2009 en Bolivia y Ecuador; 2010 fue el año bicentenario para Venezuela, Argentina, Colombia, México y Chile; y en 2011 los países que conmemoraron su independencia fueron Uruguay, Paraguay y El Salvador.

En todos los casos, los Estados invirtieron recursos monetarios y humanos para realizar masivas fiestas públicas, exposiciones, encuentros académicos, desfiles militares, publicaciones… en suma, eventos cívicos, históricos y culturales de diversa índole. En este contexto celebratorio, el pasado se tomó el presente tanto en el espacio público como en los contextos más privados; la exhortación al ciudadano por parte del Estado y los medios de comunicación a "recordar" y "honrar" los mitos y padres fundacionales de la patria se hizo más fuerte. La historia invadió todos los rincones de la vida cotidiana. Los latinoamericanos experimentamos nuestra propia "era de la conmemoración" 1.

Colombia no fue la excepción. Desde 2008 la presidencia creó una comisión encargada de coordinar los festejos y proyectos conmemorativos, y ya desde 2009 se comenzaron a realizar diversas actividades. Durante el 2010, y en especial en el mes de julio, se llevaron a cabo fiestas cívicas y eventos en todo el país. El 20 de julio 2 representó el clímax de la celebración que tuvo su epicentro en Bogotá, la capital. Si bien el estado, la academia y los medios masivos de comunicación fueron determinantes en las cuestiones de cómo se debía representar el pasado independentista y cómo se debía celebrar el bicentenario, no podemos perder de vista que también diversos sectores, grupos y movimientos sociales se manifestaron con lecturas alternativas de la historia y de la sociedad, y propusieron sus propias (anti)celebraciones.

Ha pasado un año desde la conmemoración del bicentenario en Colombia, y a pesar de que este se concibió como un evento "espectacular" y "monumental", los bombos y platillos dejaron de sonar con efusividad, y se devela con la distancia el carácter efímero de la celebración. El bicentenario fue precisamente un gran "acontecimiento",luz de una luciérnaga en una oscura noche 3.

Sin embargo, es preciso investigar ese acontecimiento, pues nos da cuenta de coyunturas y fenómenos más amplios, relacionados con las políticas de la memoria y los usos públicos de la historia. Porque el qué y el cómo se recuerda no están desligados de las necesidades y los intereses de los diferentes actores sociales en el presente. Tengamos en cuenta que el bicentenario es ante todo un ritual. Las conmemoraciones rituales son mecanismos que permiten transmitir y mantener la memoria social de los grupos 4. A través de estas celebraciones la memoria se actualiza, y las identidades culturales de una comunidad se reproducen y afianzan o se controvierten. Los órdenes sociales (presentes) se legitiman o se impugnan con relación al pasado. Para el caso de nuestra conmemoración bicentenaria, es importante saber si la historia sirvió para mantener el statu quo o para desplazarlo.

En este artículo propongo una primera aproximación, unos primeros insumos, para la investigación de las políticas de la memoria y los usos públicos de la historia en el marco de la celebración del bicentenario en Colombia. Para ello, presento un doble balance: por un lado, el de los rituales: aquellos festejos y proyectos conmemorativos, tanto oficiales como disidentes, que se realizaron con motivo de los 200 años de "independencia"de Colombia; por otro, el de los documentos: libros, artículos, documentales y otro tipo de producción intelectual y artística que se ha ocupado de reflexionar en torno a las conmemoraciones bicentenarias en Colombia y América Latina.

Este doble balance no se limita a una operación descriptiva, sino que en todo momento intenta poner sobre la mesa reflexiones que permitan a los historiadores, investigadores e interesados en el tema de los usos públicos de la historia y la memoria colectiva conocer y aproximarse críticamente al contexto de la celebración del bicentenario en Colombia. Además, estos "balances" o "estados de la cuestión" son necesariamente incompletos y fragmentados, en especial el primero, si tenemos en cuenta la cantidad de festejos y proyectos y su carácter descentralizado. Intento reunir los eventos, discursos y discusiones más relevantes, pero como todo ejercicio histórico, es selectivo. El texto está dividido en dos partes, la primera dedicada a los rituales y la segunda a los documentos.

Rituales: festejos y proyectos conmemorativos (oficiales y disidentes)

Los momentos de conmemoración son importantes en las sociedades porque, como enuncié anteriormente, son oportunidades para legitimar identidades culturales hegemónicas, para "honrar la tradición", o por el contrario para subvertirla. Son oportunidades para reflexionar sobre la trayectoria histórica de la comunidad que se encuentra celebrando, para ensalzarla o para proponer nuevos caminos. Esto por lo general se ha hecho a través de los festejos públicos, de la fiesta en el espacio público. Las plazas, parques y avenidas han sido históricamente los escenarios de los rituales conmemorativos. Así mismo, los contextos conmemorativos son propicios para que las élites gobernantes propongan diferentes proyectos sociales, como reformas educativas o planes de infraestructura. Esto no es nuevo, y podemos verlo, por ejemplo, en el caso de la celebración del centenario de independencia, que tuvo su epicentro en el Parque de la Independencia de Bogotá en 1910 5.

Tanto los festejos como los proyectos son tecnologías de administración de la memoria social: por un lado, las fiestas se hacen en memoria de uno u otro héroe, o de una fecha determinada; por otro, las nuevas avenidas, escuelas, parques u hospitales adoptan el nombre de algún personaje o acontecimiento histórico "relevante", o simplemente adquiere el de la misma celebración: "Parque Centenario" 6 ,"Torre Bicentenario" 7 , etc.

Con esto simplemente quiero insinuar la heterogeneidad de rituales que emergen en un momento de conmemoración. Existen festejos: conciertos, discursos públicos, representaciones teatrales, Te Deums, formaciones, entonaciones de himnos, juras a la bandera, bailes, etc.; y proyectos: declaración de nuevas constituciones, de nuevos planes educativos, políticos o culturales, erección y restauración de monumentos, construcción de obras públicas e infraestructura, etc. Adicionalmente, festejos y proyectos pueden ser de carácter militar, político, cultural, educativo, religioso, etc. Pero todas estas prácticas comparten algo: la actualización de la historia en el presente, su uso público para transmitir y mantener la memoria social. Es por eso que son rituales conmemorativos.

Considerando lo anterior, presentaré un compendio de los festejos y proyectos más importantes que se realizaron en Colombia con motivo del bicentenario entre 2009 y 2010. En un primer momento, me referiré a los rituales oficiales-estatales, para luego dar cuenta de los principales eventos protagonizados por diversos sectores de la sociedad y que presentan otras lecturas de la historia y otras propuestas de usos políticos de la memoria.

Rituales oficiales

Las celebraciones, proyectos y eventos conmemorativos del bicentenario comenzaron a ser planeados desde el año 2008, con la creación de la Alta Consejería para el Bicentenario de la Independencia, encargada de "asesorar al Gobierno Nacional en temas relacionados con la celebración de acuerdos y convenios de cooperación educativos y culturales, nacionales e internacionales, encaminados a garantizar el desarrollo de programas y actividades con ocasión del Bicentenario de la Independencia" 8. La Consejería fue creada mediante el Decreto 446 de febrero de 2008, y se nombró como Alta Consejera a la barranquillera María Cecilia Donado, quien tiene formación en administración de empresas, marketing y campos afines, y se había desempeñado como viceministra de cultura, fue la responsable de coordinar los ministerios de cultura, de defensa, de relaciones exteriores y de educación, entre otros, y las diversas entidades territoriales locales en lo referente a la celebración del bicentenario de la independencia en 2010.

A continuación, mencionaré algunos de los proyectos y eventos de mayor trascendencia dentro de la agenda estatal, que se ejecutaron entre el 2008 y el 2010, especialmente el 20 de julio (y en general en el mes de julio) de 2010 9.

En primer lugar, es importante referirse al "Encuentro Internacional con nuestra historia", que tuvo lugar en Cartagena entre el 21 y el 23 de octubre de 2009. Se trató de un encuentro académico que reunió a destacados historiadores colombianos y extranjeros (colombianistas), de la talla de Jorge Orlando Melo, Margarita Garrido, Mauricio Nieto, Alfonso Múnera, Fabio Zambrano, Clément Thibaud, Malcolm Deas, David Bushnell, Anthony McFarlane, y Aline Helg, entre otros. Los debates tuvieron una orientación crítica y se articularon en torno a preguntas tales como ¿Qué se ganó y qué se perdió (con la independencia)? ¿Cuál fue la participación de las provincias en el proceso independentista? o ¿Quiénes debatieron la idea de la república? El evento contó con la asistencia de unas 600 personas, y se puede destacar como uno de los pocos eventos oficiales del bicentenario en el que se dio una participación activa por parte de la academia colombiana 10. Las ponencias de este encuentro fueron publicadas en un libro 11. A pesar de la importancia de este encuentro en términos historiográficos, sus impactos en la vida social y cultural del país son bastante limitados, dado su carácter académico y literario cerrado.

El ejército nacional, por su parte, llevó a cabo dos campañas de celebración del bicentenario: "Por los caminos de la ruta libertadora. Una historia con futuro" y "200 años de honor y gloria". La "ruta libertadora" fue una reconstrucción teatral de la marcha del ejército libertador que partió de las llanuras orientales de la Nueva Granada hasta llegar a Boyacá en 1819, llevada a cabo por 150 miembros del ejército, 150 miembros de la policía nacional y 32 civiles. La caravana montada, que recorrió 23 municipios de 3 departamentos, partió el 20 de julio de 2009 de Tame, Arauca, y llegó el 7 de agosto al puente de Boyacá. La ruta libertadora tuvo un cubrimiento amplio de los medios de comunicación, y durante todos los días del recorrido se emitieron en el canal institucional capítulos informativos sobre el desarrollo del evento. La ruta libertadora también implicó la puesta en marcha de un paquete de turismo histórico. Por su parte, "200 años de honor y gloria"fue una campaña publicitaria desplegada en la televisión, la radio, vallas públicas,e inclusive en el plano performativo (puestas en escena en centros comerciales y peajes de todo el país). El producto más significativo de la campaña fue un comercial de televisión que representa la batalla de Boyacá, en donde el ejército patriota del pasado se confunde con el ejército presente de la seguridad democrática 12.Tanto en la ruta libertadora como en "200 años de honor y gloria",se pueden apreciar claramente los intereses estatales de legitimación del régimen presente por medio de la apelación a una tradición histórica patria, y la consolidación del ejército como una fuerza transhistórica ("siempre ha estado allí"),fundacional del estado-nación moderno 13.

En el plano educativo, se destaca "Historia hoy. Aprendiendo con el Bicentenario de la Independencia", un proyecto del Ministerio de Educación Nacional, cuyo objetivo central es el replanteamiento de la enseñanza de la historia, atendiendo a las más recientes tendencias historiográficas que han permitido plantear lecturas más incluyentes y plurales del pasado. En términos metodológicos, se privilegian los procesos de investigación por encima de los de memorización, y en términos políticos se invita a maestros y estudiantes de todas las regiones del país a investigar y enseñar la historia desde ópticas locales. En palabras de Cecilia María Vélez, ministra de educación:

El objetivo central del programa es desarrollar una forma de aprender y enseñar la historia acorde con las exigencias del siglo XXI. Hoy sabemos que no hay una sola versión sobre los acontecimientos, sino que, de acuerdo con la acumulación de investigaciones, el descubrimiento de nuevas fuentes y sobre todo, la posibilidad de hacerse múltiples preguntas, podemos llegar a muchas explicaciones complementarias e incluso contradictorias del pasado. Esto dista mucho de lo que el sector educativo hizo hace 100 años con la premiación de la obra de Henao y Arrubla, y su consagración como texto oficial 14.

El proyecto se dividió en tres etapas: 1) Los estudiantes preguntan (2008), en la que se convocó a los estudiantes de colegio de todo el país a que formularan preguntas sobre el período de la independencia (1783-1830). Se recibieron 16.501 preguntas correspondientes a 1.951 instituciones educativas de 501 municipios, y luego de varios filtros se seleccionaron las mejores 200 preguntas; 2) Construyendo respuestas (2009-2010), a través de convenios con instituciones como Col-ciencias, el ministerio de educación asesoró a maestros y estudiantes de todo el país en talleres metodológicos de investigación histórica, para resolver alguna de las 200 preguntas de la etapa preliminar. Las investigaciones fueron entregadas y se escogieron las 50 respuestas mejor elaboradas y argumentadas, provenientes de 23 departamentos y 41 municipios; 3) Historias locales, memoria plural (2010-), es la fase que actualmente se está desarrollando, que consiste en promover y acompañar (teórica y metodológicamente) grupos de investigación en las instituciones educativas que se encuentren trabajando en estudios relativos a la historia de sus comunidades durante el período de la independencia 15. Según mi criterio, esta fue una de las iniciativas oficiales más críticas y revolucionarias, en la medida en que incentivó formas de entender y construir la historia más plurales y horizontales, que involucraran a diversos actores sociales y locales, desde el ámbito escolar. Es una de las pocas políticas de la memoria de la era del bicentenario agenciadas desde el Estado que escapó de la autorreferencialidad nacionalista de la historia patria.

Otro de los proyectos estatales fue la composición del "Himno del Bicentenario-Más Colombia". Los himnos son rituales conmemorativos muy particulares: permiten construir y transmitir representaciones históricas y culturales de la comunidad que los compone. El ciudadano, que participa del ritual colectivo del himno cuando lo entona —adoptando posturas corporales específicas—, se convierte en un canal receptor (y reproductor) de la memoria colectiva que habita en el himno 16. El himno del Bicentenario se estrenó el 17 de marzo de 2010 en la Casa de Nariño. Fue una iniciativa de la Alta Consejería Presidencial para el Bicentenario de la Independencia de Colombia y el canal de televisiónThe History Channel. Su composición estuvo a cargo de Andrés Camacho (letra) y de Miguel de Narváez (música), y su videoclip contó con la participación de Carlos Vives, Maía, María Cecilia Botero, Andrés Cepeda, Cecilia Chechi Baena, Humberto Dorado, Silvia Tcherassi y Jorge Celedón. En un minuto, en un mensaje supuestamente abierto e incluyente, se exhorta a los colombianos a "ser más" y a tener "más identidad" y "más orgullo" por la patria 17. Si bien el himno busca expresar una idea de inclusión, de nación "pluriétnica y multicultural", el resultado es un discurso altamente patriótico desprovisto de sentido histórico, que pretende determinar la esencia del colombiano a partir de valores como el "orgullo" y la "alegría". En tal sentido, esta iniciativa no se aleja de la campaña "Colombia es Pasión", estrategia de marca-país impulsada durante los gobiernos del presidente Uribe Vélez.

El Ministerio de Cultura también participó de la conmemoración del bicentenario a través de su red de museos. El Museo Colonial inauguró en agosto de 2010 su nueva sala permanente, "Identidades en juego antes de la independencia",mientras que el Museo de la Independencia-Casa del Florero llevó a cabo un proyecto de renovación integral que transformó su colección en términos museográficos y museológicos. Quiero concentrarme en la exposición del Museo Nacional,"Las historias de un grito. 200 años de ser colombianos", que estuvo abierta al público entre julio de 2010 y enero de 2011. Esta propuesta se alejó de una visión alegórica o celebratoria del bicentenario y fue planteada en términos críticos tanto historiográfica como políticamente. El guión museográfico se concentró en plantearle al visitante una serie de cuestionamientos sobre los lugares comunes y las verdades dadas por estables en la historia de nuestro país. Esto fue posible porque la exposición no abordó como tal el proceso histórico-empírico de la independencia, sino que se enfocó en las representaciones de dicho proceso, en las maneras como durante doscientos años diversos actores (casi siempre las élites políticas y culturales) narraron los acontecimientos que permitieron el nacimiento del estado nación moderno en Colombia. La exposición se centró no tanto en "lo que pasó" sino en "cómo se contó lo que pasó":

Esta exposición está conformada por monedas, retratos, impresos, esculturas, programas radiales, series de televisión y objetos de todo tipo que hacen referencia al proceso de la Independencia, elaborados en épocas distintas y que se superponen unos a otros. Todas estas piezas dan cuenta de la manera como —durante doscientos años— se han configurado las memorias o representaciones sobre la Independencia por parte de diferentes actores e instituciones como museos, archivos, academias, universidades y otras organizaciones sociales y políticas. ¿Cómo hemos contado nuestra historia? 18

Adicionalmente, la exposición se esforzó por dar realce a los sectores subalternos —grupos populares, mujeres, indígenas, afrocolombianos, mestizos— que habían sido desplazados del relato histórico patrio o habían figurado en términos negativos.

La propuesta curatorial fue audaz y subversiva en términos tanto historiográficos como políticos, lo cual provocó la reacción de la ministra de cultura, Mariana Garcés, quien pidió explicaciones al museo, debido a que se había roto una narrativa histórica nacional (la construida por la anterior curadora, Beatriz González), en detrimento de la función patrimonial-nacional del Museo:

En una reunión interna, pedí que me explicaran cuál era la narrativa actual, el concepto museográfico que querían proponer. No tenemos nada en contra ni a favor. No sé si antes era mejor o peor, pero sé que antes, uno entraba al Museo Nacional y había una narrativa, me contaban una historia. Y los museos patrimoniales deben tener esa función. ¿Cuál es la nueva apuesta? La sala Fundadores se cambió para exposiciones temporales... Pero para las apuestas de los artistas hay muchos otros espacios. El Museo Nacional debe por lo menos dar un gran debate entre expertos y especialistas […] Cristina Lleras ha hecho exposiciones temporales en la Sala Fundadores, que antes era para exhibir lo que el museo tiene 19.

La discusión se trasladó a un evento curricular convocado por la Maestría en Museología y Gestión del Patrimonio de la Universidad Nacional: ¿Independencia en el museo? Consensos y disensos sobre las exposiciones conmemorativas de Bicentenario de la Independencia de los museos del Ministerio de Cultura en Bogotá, en donde importantes figuras como Beatriz González y eminentes historiadores como Renán Silva lanzaron implacables críticas frente a la exposición, a la vez que el equipo de curaduría tuvo un espacio de contra argumentación 20. El debate continuó en la Revista Arcadia: Beatriz González y Cristina Lleras fueron entrevistadas y confrontaron dos maneras muy distintas de entender la historia y la función social del museo 21.

La polémica levantada por la exposición y su reacción por parte de las autoridades políticas y académicas sirven como termómetro de las tensiones que se experimentaron en el terreno de las políticas de la memoria y los usos públicos de la historia durante el bicentenario. ¿Por qué fue tan escandaloso hacer irrumpir memorias disidentes en el relato maestro de nuestra historia desplegado en el Museo Nacional, lugar encargado de preservar nuestra memoria? ¿Fue por la "falta de seriedad" de los curadores al poner caimanes de plástico en el museo y pelucas negras a los bustos de los próceres, una falta de gusto, a decir de Beatriz González? ¿O hay razones más de fondo que nos expliquen este escándalo? Tal parece que la sociedad y la academia colombiana no están preparadas para asumir nuevas formas de leer y de construir la historia. Cuando desde el Museo Nacional se propuso una nueva interpretación que devolviera a los sujetos históricos excluidos su lugar en la historia de la nación, Renán Silva habló de "una historia de revancha". El caso de la polémica del Museo Nacional nos sirve para pensar cómo las políticas de la memoria en el marco del bicentenario fueron objeto de debate y disputa entre diferentes actores sociales, políticos y académicos.

Ahora, quiero pasar a examinar algunos de los eventos ocurridos el día de la celebración bicentenaria, el 20 de julio de 2010. Las actividades conmemorativas comenzaron muy temprano, a las 7:00 a.m., con la apertura de la Urna Centenaria. El 31 de octubre de 1911, el Concejo de Bogotá cerró una urna metálica para ser abierta el 20 de julio de 2010. En su interior se guardaron fotografías, libros y documentos relativos a la celebración del Centenario de Independencia (1910) y a aspectos generales de la ciudad. La apertura de la urna por parte del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, del alcalde de Bogotá Samuel Moreno y del arzobispo auxiliar de Bogotá, Francisco Nieto Súa, en el Archivo de Bogotá, fue el primer acto de conmemoración oficial del 20 de julio de 2010 22. Adicionalmente, se abrió una convocatoria pública (hasta el 15 de agosto de 2010), para que los ciudadanos de la capital llegaran a un consenso sobre los elementos que mejor representan a la ciudad y sus habitantes, y que por lo tanto deberían depositarse en la "urna tricentenaria" (2010-2110). Para ello se habilitaron espacios virtuales de consulta en páginas web distritales (Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, Alcaldía Mayor) y se instalaron buzones en centros administrativos (Cades) y bibliotecas públicas 23. Como investigador interesado en el tema del bicentenario, pero también como ciudadano, me dirigí al Archivo de Bogotá con la intención de realizar trabajo de campo y presenciar la apertura de la urna centenaria. No obstante, el evento fue cerrado; el archivo estaba fuertemente custodiado por el ejército y la policía, que no dejaban acercar a los transeúntes al recinto. Es significativo que el primer evento conmemorativo del 20 de julio se haya dado a puerta cerrada, poniendo de relieve un carácter elitista y excluyente que nos recuerda la sordera de los notables criollos ante la petición de participación popular y cabildo abierto por parte de los habitantes de Bogotá, 200 años atrás.

Ese mismo día, entre las 9 y las 12 a.m., se llevó a cabo uno de los rituales conmemorativos más tradicionales del 20 de julio, el desfile de la fuerza pública. El desfile se había celebrado en diversas regiones del país durante los últimos tres años (San Andrés, Leticia y Arauca), en una clara estrategia por parte del gobierno de "integración" y "control" simbólico del territorio nacional, en el marco de la política de seguridad democrática. No obstante, para el bicentenario era apenas esperable que el desfile retornara a la capital. En esta ocasión, participaron cerca de 10.000 efectivos de las fuerzas armadas y unas 70 aeronaves (aviones y helicópteros), que se desplazaron por la Avenida 68, entre calles 26 y 80. Lo que más me interesa destacar es la presencia en el desfile del "bloque histórico", el cual no alude precisamente al concepto de Antonio Gramsci, sino al término utilizado por las fuerzas militares para referirse a la parte del desfile en que se presentaron los cuerpos de soldados que representaban combatientes de diferentes momentos históricos, parte central de la ya citada campaña "200 años de honor y gloria" 24. El desfile militar fue acaso uno de los eventos centrales y de mayor despliegue simbólico del poder estatal y su conexión con la historia patria. Los soldados de la actualidad desfilaron tras los soldados de diversos períodos del bloque histórico, estableciendo una conexión directa (pero artificial) entre los héroes de la independencia y los héroes de la seguridad democrática.

Cerca de donde se realizaba el desfile, en el Parque Metropolitano Simón Bolívar, se preparaban los últimos detalles para el Gran Concierto Nacional (GCN), que tendría lugar en horas de la tarde. Este es un evento artístico y musical masivo, organizado por el Ministerio de Cultura desde el 2008. El GCN ha tenido como epicentro diferentes ciudades, pero se lleva a cabo en presentaciones simultáneas en varios lugares del país. La política del GCN es el reconocimiento y promoción de la diversidad cultural musical en Colombia, en el marco de un evento descentralizado y nacional. Para el 2010, los escenarios principales fueron el malecón de Quibdó, capital del departamento del Chocó, con la presentación del cantante antioqueño Juanes y de otros artistas; y el Parque Metropolitano Simón Bolívar de Bogotá, con la presentación de Jorge Celedón, Grupo Niche, Orquesta Sinfónica Nacional, entre otros.Por supuesto, en esta ocasión el énfasis estuvo puesto en los sentimientos patrióticos relativos a la conmemoración del bicentenario de independencia. Según la página web del evento, durante el 2010 se presentaron más de 200.000 artistas en los 1.102 municipios del país, representando la diversidad cultural colombiana a partir de la música, la danza y el canto 25.

Finalmente, la jornada celebratoria se cerró con la Fiesta de la Independencia, un evento multimedia masivo que tuvo lugar en la Plaza de Bolívar desde las 7:00 p.m. Ante unos 30.000 asistentes, se presentó el espectáculo que combinó el teatro, la música, la danza, los juegos pirotécnicos y el mapping, una tecnología de proyección en 3D sobre la fachada de edificios, similar a la usada también en los festejos bicentenarios en México D.F. y Buenos Aires. La coordinación del evento estuvo a cargo del director de Cine y televisión Jorge Alí Triana 26. La puesta en escena no transmitió un mensaje claro. En un primer acto, se representó el encuentro cultural entre españoles, indígenas y africanos esclavizados, en una tarima ubicada frente al Capitolio. El segundo acto tuvo lugar en el extremo opuesto, el Palacio de Justicia, en donde los actores representaron escenas dramáticas: dolor y violencia fueron destacados como los hilos conductores de nuestra historia. De ahí se dio un viraje a la "alegría", con fuegos artificiales que emergieron de la Casa Museo 20 de julio, la "canción de la esperanza" de María Mulata y el joropo del Cholo Valderrama.Un preludio al tercer acto: el mapping sobre la fachada del Palacio Liévano, representando todos los símbolos folclóricos y lugares comunes de la colombianidad, desde las máscaras del carnaval de Barranquilla hasta el transmilenio. Finalmente, como una imagen fantasmagórica, apareció el metro de Bogotá, sin lugar a dudas el proyecto político impulsado por el alcalde Moreno aprovechando el contexto celebratorio 27. Luego "vino un gran espectáculo de juegos pirotécnicos y la gente vibró con emoción al escuchar canciones como La tierra del olvido de Carlos Vives, y La Tierra, de Juanes. Una noche inolvidable" 28.

Rituales no oficiales/disidentes

Estas conmemoraciones alternativas aprovecharon el contexto del bicentenario no como una celebración sino como una ocasión de recordación crítica y movilización social. Durante el 18, 19 y 20 de julio de 2010 diferentes movimientos sociales de todos los rincones de Colombia se concentraron en la capital para manifestarse. Reúno aquí las movimientos conmemorativos-políticos más importantes ocurridos en 2010, pero no debemos desconocer que durante los años previos al bicentenario, y también después, diferentes colectivos, universidades, grupos estudiantiles y organizaciones de diverso tipo, adelantaron actividades conmemorativas críticas, desde cines-foro hasta golpes de memoria 29 y puestas en escena públicas.

La Gran Marcha Patriótica-Cabildo Abierto por la Independencia fue una iniciativa de unas 170 organizaciones sociales y populares, que se reunieron para convocar a la ciudadanía a la redacción de una Proclama Patriótica por la Independencia-Nuevo Memorial de Agravios, en el campus de la Universidad Nacional el día 20 de julio de 2010, y una masiva movilización hasta la plaza de Bolívar para hacer público el documento al día siguiente (21 de julio).

El "Nuevo Memorial de Agravios" se concibió como un proyecto político de base popular, e incluía los siguientes puntos: 1) Soberanía nacional; 2) Derechos económicos y sociales; 3) Trabajo; 4) Problemática agraria; 5) Problemática urbana; 6) Cultura y medios de comunicación; 7) Comunidades étnicas; 8) Conflicto social armado y paz con justicia social, y 9) Organización popular 30.

La marcha presentó críticas al concepto de independencia a partir de la presencia de bases militares norteamericanas en territorio colombiano, y reclamó la soberanía nacional apelando a un discurso de izquierda tradicional, que no se desliga de cierta concepción heroica/patriótica de la historia, aunque es notable la reapropiación del proyecto político del Cabildo Abierto, que quedó truncado el 20 de julio de 1810, cuando las élites criollas le dieron la espalda al pueblo.

Otra de las grandes movilizaciones alternativas durante el bicentenario fue El Congreso de los pueblos. Se trató de una convocatoria similar a la Marcha Patriótica, pero se distanciaba de esta en el sentido en que no rescataba la idea de patria. Convocado también por una articulación de movimientos sociales (sectores populares, juveniles, indígenas, anarquistas, campesinos, urbanos, etc.), el Congreso se llevó a cabo el 19 de julio en la Plaza de San Victorino, lo cual tuvo un enorme peso simbólico, en la medida en que este fue uno de los sectores desde donde se inició la movilización popular que permitió a los notables criollos de Bogotá presionar al virrey Amar y Borbón para instituir la junta suprema de gobierno el 20 de julio de 1810 31. Los organizadores del Congreso de los Pueblos se encargaron de recordar la importancia del lugar (y el por qué su escogencia como punto de partida no fue arbitraria) a la vez que conmemoraron figuras marginales del relato patrio como José María Carbonell. Esto demuestra la capacidad de diferentes grupos y sectores sociales subalternos o alternativos de intervenir en el terreno de las políticas de la memoria con sus propios relatos, versiones y posiciones.

Durante la mañana del 19 de julio,allí en San Victorino, diferentes actos culturales (teatro, danza y música) prepararon el terreno para la llegada de más de 2.000 indígenas de la nación Misak —hombres, mujeres, niños y ancianos— provenientes de diferentes regiones del Cauca, Valle del Cauca, Nariño, Caquetá y Huila. La reflexión que esta comunidad quiso manifestar, en nombre de los pueblos indígenas y de los demás sectores subalternos de Colombia, fue lo poco significativa que es la celebración del bicentenario para ellos, teniendo en cuenta que la "libertad" y la "independencia" han sido para unos pocos en este país. El lema fue "518 años de resistencia, 200 años de lucha":

Hoy que el gobierno celebra 200 años de independencia y llama para que todos hagamos una fiesta de esa fecha, los pueblos originarios tenemos que manifestar que esta fecha no significa celebración, porque nos toca luchar ante más de 518 años de explotación y genocidio, 200 años de pasar de un amo a otro, porque no hemos tenido independencia política, cultural, social, económica porque desconocen nuestra ley de origen y nuestra autonomía de autoridad propia 32.

De San Victorino, la congregación marchó hasta la carrera séptima con calle 11, enfrente de la Casa-Museo 20 de Julio, a la entrada de la Plaza de Bolívar, donde se realizó un performance con un enorme florero que se abrió para dejar volar 200 globos amarillos, y se reivindicó a las masas populares y los colectivos como agentes históricos centrales en la historia del país. La siguiente estación fue la estatua de Policarpa Salavarrieta, en el eje ambiental, en donde se rindió un homenaje a las mujeres y se reivindicó su papel en la historia. La marcha finalmente llegó a la Media Torta, donde se realizaron diversos actos culturales durante la tarde.

Finalmente, quiero resaltar otra conmemoración alternativa, la convocada por 8 organizaciones afrocolombianas, en el Parque Nacional de Bogotá el 20 de julio de 2010. Allí, se desplegó un rollo de papel de 300 metros de largo, en donde se consignaron 159 interrogantes —uno por cada año desde que se abolió la esclavitud en este país— que el pueblo afrocolombiano le hace al estado y a la sociedad en general:

El número 60: ¿Por qué no existen políticas claras para la generación de empleo digno a la población afrocolombiana? El número 113: ¿Por qué a 200 años de la Independencia, y 159 de la abolición legal de la esclavitud, el Estado no ha construido políticas de reparación integral? El número 67: ¿Por qué si José Prudencio Padilla, fundador de la Escuela Naval de Cadetes, era negro, es tan difícil para un afro entrar a estudiar a esa institución? 33

Los afrodescendientes que se congregaron en el Parque Nacional también manifestaron lo poco identificados que se sienten con la celebración oficial del bicentenario, toda vez que tuvieron que pasar 41 años después del grito de independencia para que el congreso aboliera la esclavitud, y han transcurrido 200 años y los prejuicios y la discriminación socio-racial hacia los afro-descendientes continúa. ¿Por qué reivindicar a Bolívar o Nariño como héroes y no a Benkos Biohó, esclavo que se liberó e independizó de la corona española y fundó Palenque de San Basilio en 1713, hace casi 300 años? "No tenemos nada que celebrar hoy, pero sí muchos cuestionamientos que hacer" 34 . Por supuesto, los medios de comunicación lo que mostraron fue la euforia del pueblo chocoano ante la presentación de Juanes en el Gran Concierto Nacional en Quibdó.

Documentos: fuentes para la investigación/ reflexión del bicentenario

El acontecimiento bicentenario implicó no sólo el despliegue de los medios de comunicación y los aparatos estatales, sino también, y de manera considerable, el de la academia y el de las industrias culturales. Pero la gran masa de libros, revistas, audiovisuales y textos en formato digital que apareció en el contexto del bicentenario no se ocupa —salvo contadas excepciones— de indagar sobre los significados y las implicaciones sociales, políticas y culturales de los festejos, sino de reproducir los contenidos de "lo conmemorado". Son artículos y libros sobre los procesos de independencia y revolución (en muchos casos escritos desde una perspectiva historio-gráfica revisionista, que incorpora interesantes críticas y desplazamientos de la historia oficial-patria), no sobre las conmemoraciones. Son textos del bicentenario, pero no sobre el bicentenario. Por eso, no los incluyo en este balance de documentos 35.

La producción sobre el bicentenario en Colombia

Antes de examinar los productos intelectuales y/o artísticos más relevantes que se han propuesto en nuestro país para pensar la conmemoración bicentenaria, quiero remitir a un texto clave sobre las políticas de la memoria y los usos políticos de la historia. Se trata de Los lugares de la memoria, una obra colectiva (70 autores, 7 volúmenes), dirigida por el historiador Pierre Nora, que aborda las relaciones entre memoria, historia, conmemoración y nación en Francia. La obra se publicó entre 1984 y 1992, y en su tarea de rastrear los diferentes símbolos, tradiciones y elementos culturales que conforman la memoria francesa, también tuvo que detenerse a examinar los sentidos y las implicaciones de un acontecimiento conmemorativo sin precedentes: el bicentenario de la revolución francesa en 1989 36. Por tanto, su consulta sirve de orientación para todos aquellos interesados en interpretar y estudiar a fondo la celebración del bicentenario en Colombia y los usos de la historia que allí se pusieron en juego.

Otro terreno que habría que explorar, en función de entender las políticas de la memoria y usos de la historia en nuestro bicentenario, sería la historia de los rituales conmemorativos en Colombia. En este sentido, el precedente más visible es la celebración del Centenario de Independencia en 1910. Sobre esta celebración y su contexto existen numerosos estudios, que deben ser revisados en clave comparativa (qué cambió y qué permaneció de 1910 a 2010). Por ofrecer nuevas perspectivas e interpretaciones, el texto de Carolina Vanegas puede ser de gran utilidad en este sentido 37. De otro lado, en un juicioso artículo, Maite Yie analiza las celebraciones patrióticas (rituales conmemorativos) durante el siglo XX en Colombia, en su relación con la formación de ciudadanía y nacionalidad 38. Ambos textos sirvieron como investigación curatorial para la exposición del Museo Nacional antes mencionada, por lo tanto, su conexión con el bicentenario es fuerte, aunque no explícita.

A pesar de estos importantes referentes y antecedentes, la producción sobre el bicentenario aún se encuentra en etapa incipiente. No existen muchas reflexiones desde la academia al respecto, y las que se encuentran se limitan a figurar en los prólogos de libros aparecidos en el boom editorial de años recientes. Por ejemplo, Marco Palacios, en la introducción de Las independencias hispanoamericanas. Interpretaciones 200 años después 39, plantea la pregunta de ¿qué podemos celebrar los ciudadanos hispanoamericanos?, es decir, invita a entender el acontecimiento bicentenario como un momento de reflexión política más que como un "objeto Kitsch" 40. En una posición similar, una de las editoras del libro Colombia 1910-2010, presenta el bicentenario como una oportunidad para pensar el pasado, a la vez que menciona el debate surgido en 2008 en torno a la definición de la fecha de celebración del bicentenario 41. Este tipo de reflexiones, de las que sólo presento dos ejemplos, si bien fueron numerosas y comunes en las publicaciones historiográficas aparecidas entre 2008 y 2011 en nuestro país, no abordan como tal la preparación y ejecución de festejos y proyectos y su contexto social, cultural y político.

Una aproximación en este sentido se encuentra en un breve artículo de Jorge Orlando Melo, en donde se plantea una comparación entre la celebración del Centenario y la del bicentenario:

Las celebraciones de 2010 fueron más modestas [que las de 1910] , sin cambios constitucionales ni grandes acuerdos, y no tuvo el gobierno el entusiasmo ni la coordinación para hacer un esfuerzo de propaganda ideológica y nacionalista como el de 1910. Además, los historiadores de hoy son muchos y más profesionales, y no se unen fácilmente a idearios oficiales. Por esto, las conmemoraciones recientes tuvieron cierto aire pluralista y desordenado. Mientras las celebraciones masivas promovidas por el gobierno nacional o ciudades como Bogotá se concentraron en espectáculos, con un mensaje cívico que no importaba a quienes iban a oír un concierto o ver soltar unos globos, hubo, inesperadamente, un trabajo amplio, silencioso y sólido de varias instituciones 42.

Melo da cuenta de las exposiciones del Museo Nacional, la Biblioteca Nacional y la Biblioteca Luis Ángel Arango, así como del proyecto educativo Historia Hoy, pero se concentra en exponer un balance de la producción historiográfica reciente sobre la independencia, en un esfuerzo similar al de Germán Mejía.

El volumen colectivo Memoria, historia y nación. A propósito del bicentenario de la Independencia en Latinoamérica, recoge importantes debates sobre las preparaciones de la conmemoración del bicentenario, sostenidos durante el XIV Congreso Colombiano de Historia (Tunja, 2008) 43. De este libro son importantes contribuciones a nuestro tema de estudio los textos de Medófilo Medina, Marcos González y Jaime de Almeida.

En "Bicentenario y globalización", Medófilo Medina explora la importancia de la dimensión regional de las celebraciones bicentenarias (la necesidad de ir más allá del carácter nacional-patriótico de los festejos) en el marco de la globalización 44, además de referirse al con texto de la celebración del Sesquicentenario de Independencia (1960-1969). A su vez, Marcos González en "Fiesta nacional y Guerra de Independencia neogranadina" estudia la creación y el devenir de las primeras fiestas nacionales, en el marco de las guerras de independencia. Analiza las representaciones políticas y culturales escenificadas en dichas fiestas, y su institucionalización desde principios del XIX en adelante. Finalmente, "Santa Librada para nuestra agenda del Bicentenario", del brasilero Jaime de Almeida, plantea la importancia simbólica del debate en torno a las fechas de conmemoración (2010, 2019) y propone 2013 como un punto intermedio de celebración a partir del reconocimiento de la declaración absoluta de independencia del estado de Cundinamarca (1813) y del culto a Santa Librada.

Desde 2005, varias instituciones conformaron el Comité Bicentenario José Manuel Restrepo 45. El grupo se encargó de desarrollar planes de investigación mediante convocatoria a becas, programas de divulgación del conocimiento histórico y debates en torno a los significados de la cercana conmemoración de 2010. Aunque el Comité no tuvo mayor continuidad ni trascendencia, publicó una serie de documentos, Cuadernos del bicentenario, dentro de los cuales sobresale para nuestro interés Bicentenario ¿Qué celebrar? Este folleto se compone de textos de Santiago Díaz Piedrahita, presidente de la Academia Colombiana de Historia, Medófilo Medina, presidente de la Asociación Colombiana de Historiadores, y Margarita Garrido 46. El primero es una valiosa descripción de las conmemoraciones del 20 de julio y su institucionalización desde 1820 hasta 1910, a pesar de su perspectiva celebratoria y acrítica, propia de la historia patria academicista.

El segundo es una reflexión más que todo historiográfica sobre diferentes momentos conmemorativos: el centenario (1910), el sesquicentenario (1960-1969) y el bicentenario (2010). Termina con la sugerencia de ciertos caminos investigativos para los nuevos historiadores. El último texto presenta un interesante llamado a historiadores y ciudadanos a aprovechar el contexto del bicentenario como una oportunidad para pensar nuestra historia desde múltiples perspectivas 47, a la vez que despliega una crítica al proyecto del gobierno, propuesto en ese entonces, de celebrar el bicentenario en 2019, proyecto que implicaba pasar por alto la experiencia civil, política y constitucional de 1810, poniendo el acento el carácter militar del proceso de independencia 48.

Otro documento destacado es el artículo de Renán Vega, "Amargo bicentenario de la independencia en Colombia ¿cuál independencia?", un análisis histórico de las relaciones de dependencia entre Estados Unidos y Colombia (desde el siglo XIX y la pérdida de Panamá en 1903 hasta el acuerdo de cooperación militar que permite el asentamiento de bases militares norteamericanas en territorio colombiano, firmado en 2008), a partir del cual se cuestionan los conceptos de independencia y soberanía en el marco de las fiestas de "independencia" 49.

Finalmente, está el ensayo de mi autoría "Cabalgando entre el pasado y el presente. Usos estatales del bicentenario en Colombia (2009-2010)",en donde tomo como caso de estudio las propuestas conmemorativas del ejército nacional ("Ruta libertadora" y "200 años de honor y gloria"). El argumento central del texto es que el bicentenario fue utilizado como instrumento de legitimación del modelo de seguridad democrática del gobierno Uribe Vélez, por la vía de la exaltación del patriotismo y la fabricación de una línea de continuidad entre los ejércitos patriotas y el ejército nacional presente 50.

Como vemos, no han sido numerosos los aportes que desde el campo académico se han generado para la comprensión de las dimensiones políticas, sociales y culturales de la conmemoración del bicentenario en nuestro país. Habrá que esperar a que se adelanten nuevos estudios al respecto. Sin embargo, en el campo artístico, y en especial en el audiovisual, existen varias aproximaciones al bicentenario que enriquecen el debate sobre las políticas de la memoria y los usos públicos de la historia. Aquí remito a dos interesantes propuestas: Independencia ¿para quién? Otras perspectivas en torno al Bicentenario de Colombia 51 y Memorias de Libertad. Bicentenario de las Independencias de Colombia 52. La primera es una película realizada por Juan Mejía Botero, con el apoyo del Goethe Institute, y el Instituto Pensar de la Universidad Javeriana, en donde se pone en cuestión la idea de independencia al retratar el problema del conflicto armado y de la extracción de recursos (minería a cielo abierto, palma aceitera, salinas) por parte de las compañías transnacionales en Colombia, con las tensiones políticas y sociales que esto conlleva. Así mismo, la película pretende "visibilizar a las voces de los pueblos indígenas y los afrodescendientes para posicionar otras miradas y significados del bicentenario" 53. La segunda es una serie de documentales producidos por comunidades y organizaciones indígenas con el apoyo del Ministerio de Cultura, que plantean la relación de varios pueblos indígenas con la independencia, con sus historias de resistencia, y con su propia memoria 54.

Además de los documentos citados anteriormente, existen dos tipos de fuentes fundamentales para la investigación del bicentenario en Colombia: la prensa y las páginas web oficiales. El Espectador y El Tiempo, los dos principales diarios del país, contienen noticias sobre los festejos y proyectos conmemorativos, especialmente las ediciones del mes de julio de 2010. Esta misma búsqueda puede ser aplicada a periódicos de ciudades intermedias para indagar con respecto a las celebraciones en cada región del país. En cuanto a las páginas web oficiales, contienen toda la agenda estatal en materia de celebración del bicentenario, en especial la página diseñada para tal fin por la Presidencia de la República, la del Ministerio de Cultura y la del Ministerio de Educación Nacional, todas las cuales han sido citadas en este artículo.

Reflexión sobre los bicentenarios en perspectiva regional

Teniendo en cuenta que el acontecimiento bicentenario fue una experiencia común a la mayoría de países latinoamericanos, es pertinente hacer también un balance de los estudios y documentos que se han producido últimamente en la región con respecto a la conmemoración.

En el 2010, apareció un número especial de la Revista Casa de las Américas (259-260), una edición monográfica dedicada al significado de la celebración del bicentenario en los países de América Latina. En él se incluyen artículos como el de Renán Vega ya mencionado, y el de la venezolana Carmen Bohórquez, quien discute en torno a la pretensión de participación del gobierno español en los bicentenarios latinoamericanos y los intereses políticos y las representaciones históricas que están detrás de esta pretensión 55.

Otro referente importante es Construir bicentenarios: Argentina 56. Se trata de un volumen colectivo publicado en 2005 que reflexiona sobre el bicentenario por venir, y reúne ensayos e investigaciones que estudian el caso argentino, pero también que teorizan sobre las conmemoraciones rituales, la historia y el espacio público en América Latina. Sus autores son reconocidos académicos como Arjun Appadurai, David Harvey o Enrique Florescano; y políticos como la actual presidenta Argentina, Cristina Fernández de Kitchner. Es un libro clave, pues es el primero en reflexionar sobre las implicaciones políticas y sociales de los bicentenarios en América Latina.

Así mismo, debo referirme al programa "Bicentenarios en Acción", de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Buenos Aires y el Observatorio para Latinoamérica de The New School (Nueva York), que vienen trabajando el tema de los bicentenarios desde el 2005. De hecho, el libro Construir Bicentenarios hizo parte de una primera etapa de este programa. En 2008,se lanza la primera convocatoria internacional de ensayos y audiovisuales "Construir Bicentenarios en la era de la globalización", la cual tiene como resultado la compilación de 12 ensayos y piezas audiovisuales en un libro con el mismo título 57, y la celebración de una Conferencia Internacional en febrero de 2009 en Nueva York.

En 2010 se publica la segunda convocatoria, "Bicentenarios en Acción: Conmemoración, Crisis Económica y Movilización Política en América Latina" y en 2011 se realiza la Conferencia Internacional en el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Las ponencias de este encuentro también serán publicadas en un segundo libro 58. A raíz de estas dos convocatorias se configura una comunidad latinoamericana de reflexión en torno a los bicentenarios de la que actualmente hago parte. Las dos publicaciones ofrecen varias líneas de análisis para el estudio de los bicentenarios en la región, incluidos varios ensayos sobre México, Bolivia, Chile, Argentina y Colombia. El hilo conductor de los trabajos reunidos en el primer libro es la comparación entre las conmemoraciones centenarias (1910) y bicentenarias (2010),mientras que el segundo libro pone el acento en las implicaciones políticas y económicas de las conmemoraciones bicentenarias en la región. Por otra parte, para el caso mexicano contamos con tres análisis destacados. Los artículos de Daniel Kersffeld y Eugenia Allier y José Carlos Hesles analizan los imaginarios históricos y las tensiones políticas que envolvieron la celebración del bicentenario en México; la polémica entre el gobierno federal y el gobierno distrital sobre la representación del pasado y la ejecución de obras públicas, que es también la polémica entre los principales partidos políticos de México 59. Ambos artículos son fuentes importantes sobre las políticas públicas y oficiales decretadas por el gobierno de Calderón con respecto a la celebración del bicentenario, y constituyen un excelente material para un estudio comparado con el caso colombiano 60.

Por su parte, Veremundo Carrillo Reveles demuestra cómo dentro de la celebración "doble" 61 , el estado mexicano puso el énfasis en el primer proceso, la "independencia", ante la decadencia del mito revolucionario. Sea como fuere, se rescataron de ambos procesos las representaciones históricas bélicas, que sirvieron para legitimar la militarización del estado frente al problema de la violencia generada por el narcotráfico. La importancia del ensayo de Carrillo Reveles es que nos ofrece una visión contextual de México en el 2010, en relación a su propia interpretación y uso de los procesos históricos del pasado. Frente a un escenario de crisis (económica y de legitimidad política, debida a la inestabilidad que produce el narcotráfico) se apela al rescate de una historia oficial que permita vincular a los héroes y los hechos heroicos del pasado con el estado actual:

"Así, la conmemoración de los aniversarios de Independencia y Revolución ha servido al gobierno federal para tratar de establecer una base discursiva que encienda la unidad nacional —¿nacionalista?— en momentos de crispación" 62.

Conclusión

Hacer historia es un ejercicio de construcción. Este artículo puede concebirse como una andamiaje, una obra negra, un texto en proceso, parte de una investigación más amplia sobre las políticas de la memoria y los usos públicos de la historia en el contexto del bicentenario de independencia en Colombia.

Un doble balance que escapa de la posibilidad de ser completo, y que por fuerza es fragmentario, pero que espera poder contribuir a las indagaciones de otros, y que a su vez pueda ser alimentado y enriquecido con las contribuciones de otros.

Los rituales y documentos que he podido reunir aquí son insumos para poder continuar el debate en torno a qué somos, qué hemos sido, y especialmente cómo nos imaginamos qué somos y qué hemos sido. La reflexión sobre el bicentenario queda abierta.

La conmemoración del bicentenario de independencia en Colombia se caracterizó, como mostré en la primera parte del artículo, por la realización de múltiples festejos y proyectos conmemorativos impulsados desde el estado y desde otros sectores sociales. Los usos públicos de la historia por parte del estado por lo general estuvieron relacionados con una exaltación de la historia patria, sus hitos, próceres, héroes y batallas. En medios de comunicación, publicaciones y eventos cívicos, sobresalió esta retórica nacionalista y patriótica por encima de otros enfoques y aproximaciones al pasado. En esta lectura oficial del período de independencia estuvo implícito un interés por realzar los aspectos militares del proceso histórico, como se evidenció en la propuesta inicial del gobierno Uribe de conmemorar el bicentenario en 2019 (200 años después de la batalla de Boyacá). Este enaltecimiento de lo patriótico y de la dimensión militar de la experiencia independentista tuvo que ver con la intención de legitimar el modelo de seguridad democrática de sus dos gobiernos (2002-2006 y 2006-2010). Se trata de un uso de la historia que posibilita la puesta en marcha de ciertas políticas de la memoria, definiendo lo que se debe recordar y celebrar, y lo que se debe olvidar e invisibilizar.

No obstante, es importante tener en cuenta que no todos los festejos y proyectos conmemorativos se caracterizaron por reproducir una memoria hegemónica del proceso de independencia, en sintonía con la historia patria. Por el contrario, se realizaron diferentes festejos y proyectos conmemorativos que cuestionaron los mismos mitos fundacionales de la nación, permitieron narrar y comprender la historia desde nuevos puntos de vista e hicieron irrumpir memorias disidentes en la arena misma del contexto celebratorio y de la definición de las políticas de la memoria. Muchas de estas propuestas alternativas partieron de diversos movimientos sociales y de la academia, pero es significativo que algunas de las instituciones estatales, como el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Educación, desarrollaran proyectos críticos o revisionistas en campos tan importantes como las artes, la cultura y la educación.

En suma, si bien existió un discurso histórico hegemónico en el marco de la celebración del bicentenario, que apeló a la reproducción de un relato patrio y militarista, que privilegia al estado nación como sujeto de la historia y pone en el centro el papel del ejército en el proceso de emancipación e independencia, también se dieron otras miradas, otras formas de celebración y conmemoración, que entraron a confrontar esa lectura oficial, complejizando así el campo de disputa de las políticas de la memoria.

Por otro lado, se puede dar cuenta de la producción de varios ensayos, estudios académicos e intervenciones artísticas que reflexionaron en los últimos años sobre el proceso de las celebraciones bicentenarias en América Latina, especialmente en los casos de México y Argentina. No obstante, en Colombia los historiadores, científicos sociales y ciudadanos en general no hemos abordado rigurosamente el bicentenario como tema de investigación en relación a los usos públicos de la historia y las políticas de la memoria. Por lo tanto, este artículo se planteó como un primer acercamiento a los rituales y documentos cuya intención es invitar a futuras investigaciones y propuestas.


Pie de página

1La expresión es de Pierre Nora, Pierre Nora en Les Lieux de mémoire (Montevideo: Trilce, 2008), 167.
2El 20 de julio es la fiesta nacional de Colombia desde 1887. Conmemora el grito de independencia y la proclamación de la junta de gobierno de santafé en 1810, uno de los mitos fundacionales de la nacionalidad colombiana.
3La noción de acontecimiento y la metáfora de la luciérnaga son de Fernand Braudel y hacen parte de su teoría de los tiempos históricos: "me vi envuelto por un fuego de artificio de luciérnagas fosforescentes; sus pálidas luces resplandecían, se apagaban, refulgían de nuevo, sin por ello horadar la noche con verdaderas claridades. Igual ocurre con los acontecimientos: más allá de su resplandor, la oscuridad permanece victoriosa". Fernand Braudel, La historia y las ciencias sociales (Madrid: Alianza, 1970), 27. Para Braudel el acontecimiento no explica la historia por sí solo, a menos que se articule con las coyunturas y los fenómenos de larga duración.
4Paul Connerton, How societies remember (New York: Cambridge University Press, 2007).
5Para un estudio reciente sobre el tema, véase Carolina Vanegas, "Representaciones de la Independencia y la construcción de una 'imagen nacional' en la celebración del centenario en 1910", en Las historias de un grito. Doscientos años de ser colombianos. Exposición conmemorativa del Bicentenario 2010, ed. Museo Nacional de Colombia, 104-127 (Bogotá: Museo Nacional de Colombia, 2010), 104-127.
6El Parque Centenario era un parque de Bogotá ubicado en la zona de san Diego, fundado en 1883 en honor al libertador simón Bolívar, con motivo del primer centenario de su nacimiento. Fabio Zambrano y Carolina Castelblanco, El kiosko de la luz y el discurso de la modernidad (Bogotá: Alcaldía Menor de santafé, 2002), 13-14.
7La Torre Bicentenario fue un proyecto de construcción de un rascacielos propuesto por la alcaldía de México D.F. en el 2007 y tumbado por la oposición de derecha. Daniel Kersffeld, "Entre evocaciones y desmemorias. México ante su propio Bicentenario", en La revolución en el bicentenario. Reflexión sobre la emancipación, clases y grupos subalternos, coord. Beatriz Rajland y María Celia Cotarelo (Buenos Aires: CLACsO, 2009), 118-124.
8Presidencia de la República, "Alta Consejería para el Bicentenario de la Independencia". http://www.bicentenarioindependencia.gov.co (consultado el 15 de agosto de 2011).
9Como mencioné en la introducción, no se trata de una relación exhaustiva. Para una lista completa, véase: Presidencia de la República, "Agenda de actividades de Celebración año 2010: Conmemoración del grito de independencia de Colombia". http://www.bicentenarioindependencia.gov.co/Es/Proyectos/Paginas/Agenda.aspx (consultada el 15 de agosto de 2011).
10Para más información, consultar la programación del evento, véase Presidencia de la República, http://www.bicentenarioindependencia.gov.co/Es/Proyectos/Paginas/EncuentroInternacional.aspx (consultada el 15 de agosto de 2011).
11Encuentro Internacional con nuestra historia, El Gran libro del Bicentenario (Bogotá: Planeta, 2010). El prólogo del libro, a cargo del presidente Juan Manuel santos, así como el epílogo, a cargo del ex presidente Álvaro Uribe Vélez (2002-2010), son fuentes centrales para los interesados en el tema de las políticas de la memoria y usos de la historia en el marco del bicentenario.
12Disponible en: Youtube, "Comercial Bicentenario Ejército Nacional". http://www.youtube.com/watch?v=mTv-7RXer_Q (consultado el 15 de agosto de 2011).
13Para un análisis más detallado de estas dos formas oficiales de celebrar el bicentenario y administrar la memoria, y sus implicaciones historiográficas y políticas, véase sebastián Vargas, "Cabalgando entre el pasado y el presente. Usos estatales del Bicentenario de la Independencia en Colombia (2009-2010)", de próxima publicación.
14Citada por Cecilia Orozco Tascón, "La historia ya no es memorización, es investigación", El Espectador [Bogotá] , 18 de julio, 2010, 20.
15Véase: Laura Barragán, "La Colección Bicentenario: un compendio de fuentes pensado para las aulas del país", Revista Internacional Magisterio 45 (2010): 92-95, y Ministerio de Educación Nacional, "Historia Hoy. Aprendiendo con el Bicentenario de Independencia". http://www.colombiaaprende.edu.co/html/productos/1685/article-187195.html
16Para una aproximación teórica e historiográfica a los himnos en tanto dispositivos de memoria, véase sebastián Vargas, "Desentonando el himno de Bogotá. Una propuesta desde la historiografía y los estudios culturales" (Tesis de Maestría, Pontificia Universidad Javeriana, 2010), 45-75; Paolo Vignolo, ed. Ciudadanías en escena, performance y derechos culturales en Colombia. Memorias de la Cátedra Manuel Ancízar 2008-II. (Bogotá: Universidad Nacional, 2009), 85-128; y Judith Butler y Gayatri spivak, ¿Quién le canta al Estado-nación? Lenguaje, política, pertenencia (Buenos Aires: Paidós, 2009).
17Presidencia de la República, "Himno del Bicentenario-Más Colombia". http://www.bicentenarioindependencia.gov.co/Es/Prensa/2010/Paginas/CPB_100325A.aspx (consultado el 15 de agosto de 2011). En esta página web pueden verse o descargarse el video, el audio, la partitura y la letra del himno.
18Texto curatorial. Panel introductorio, Portal de las Américas. Énfasis agregado. Véase: Museo Nacional de Colombia. Para conocer más sobre la exposición, véase Museo Nacional de Colombia, "Las historias de un grito, 200 años de ser colombianos". http://www.museonacional.gov.co/sites/bicentenario_site/ (consultado el 15 de agosto de 2011); Museo Nacional de Colombia, Las historias de un grito. Doscientos años de ser colombianos. Exposición conmemorativa del Bicentenario 2010 (Bogotá: Museo Nacional de Colombia, 2010). Para una reseña crítica, véase sebastián Vargas, "200 años de construir colombianos", Memoria y Sociedad 14, no. 29 (2010): 147-150.
19Mariana Garcés, citada por Marianne Ponsford, "La ministra responde", Revista Arcadia 66 (2010): 23.
20Pueden escucharse en línea los registros de los paneles del seminario en Maestría en Museología y Gestión del Patrimonio, "Podcast Panel # 1: seminario ¿Independencia en el Museo?". http://mmgp.co/?p=26 (consultado el 15 de agosto de 2010).
21Véase: Humberto Junca, "La misión del museo no es permanecer lleno de gente sino preservar la memoria del país", Revista Arcadia 68 (2011): 12-13; y Humberto Junca, "Al museo no le sirve de nada tener unas colecciones fantásticas si nadie las visita", Revista Arcadia 68 (2011): 14-15.
22"La cápsula de la memoria", El Espectador [Bogotá] , 21 de julio, 2010, 25; Redacción Bogotá, "'Máquina' del tiempo se dejó ver", El Tiempo [Bogotá] , 21 de julio, 2010, 1-5.
23Ciudad Viva, "En el Bicentenario de la Independencia, las urnas tienen la palabra", Ciudad Viva, no. 67 (2010): 6.
24"Gloria sobre el horizonte", El Espectador [Bogotá] , 21 de julio, 2010, 24; "Imponente desfile del Bicentenario", El Tiempo [Bogotá] , 21 de julio, 2010, 1-6.
25Ministerio de Cultura, "Gran Concierto Nacional". http://gcn.mincultura.gov.co/ (consultado el 15 de agosto de 2011).
26Redacción Cultura, "La Plaza de Bolívar se puso a soñar", El Espectador [Bogotá] , 21 de julio, 2010, 27.
27Ya desde la mañana, con la apertura de la urna centenaria, y también en el discurso previo a la celebración en la plaza de Bolívar, samuel Moreno anunció en tono celebratorio que el proyecto del metro en Bogotá era una "realidad". El día anterior, el director de planeación nacional Esteban Piedrahita, firmó y aprobó el Programa Integral de Movilidad en la Región Capital Bogotá-Cundinamarca, el documento Conpes que garantizó el presupuesto para la construcción del sistema de metro. Véase: "El metro da un paso", El Espectador [Bogotá] , 20 de julio, 2010, 35.
28"Una gran puesta en escena tuvo Bogotá", El Tiempo [Bogotá] , 21 de julio, 2010, 1-6.
29sobre el término 'golpe de memoria' véase: El Colectivo: Memoria en Movimiento, http://elcolectivo.wikispaces.com/Inicio (consultado el 15 de agosto de 2011), y Hemispheric Institute of Performance and Politics, "El Colectivo, Golpe de memoria" http://hemisphericinstitute.org/hemi/en/el-colectivo-intro (consultado el 15 de agosto de 2011).
30Marcha Patriótica-Cabildo Abierto por la Independencia, Mandato Popular-Cabildo Abierto Nacional (Bogotá: Volante Impreso, 19, 20 y 21 de julio de 2010).
31Rigoberto Rueda, "El 20 de julio de 1810. Un episodio de protesta urbana en Bogotá", Memoria y Sociedad 11, no. 23 (2007).
32Nación Misak, Por la dignidad y pervivencia de los pueblos. La nación originaria Misak en movimiento (Bogotá: Volante Impreso, 2010).
33Laura Ardila Arrieta, "Los negros que no celebraron ayer", El Espectador [Bogotá] , 21 de julio, 2010, 28.
34Luis Ernesto Olave, Líder de FUNDEsARROLLO AFRO. Citado en Ardila Arrieta, "Los negros que no", 28.
35sin embargo, puede consultarse un estado del arte en el primer número monográfico de esta revista, dedicado a la conmemoración de las fiestas de la independencia, en: Germán Mejía Pavony, "Noticias Bibliográficas: Conmemoración fiestas de la Independencia en Colombia", en Memoria y Sociedad vol. 15, no. 30 (enero – junio 2011), 91-105.
36Desafortunadamente, no existe traducción al castellano de esta obra. sin embargo, remito a la edición uruguaya que reúne los principales artículos de Pierre Nora, cabeza del proyecto editorial. Pierre Nora, Pierre Nora en Les Lieux de mémoire (Montevideo: Trilce, 2008). sobre el bicentenario de la revolución francesa, véase también Pierre Vilar, "Reflexiones sobre la celebración de un bicentenario", en Memoria, historia e historiadores, Pierre Vilar (Granada: Editorial Universidad de Granada-Publicaciones Universitat de Valencia, 2008), 53-66.
37Vanegas, "Representaciones de la Independencia".
38Yie, "Narrativas de pasado", 130-165.
39Marco Palacios, "Las independencias hispanoamericanas en trece ensayos", en Las independencias hispanoamericanas. Interpretaciones 200 años después, ed. Marco Palacios (Bogotá: Norma, 2009).
40Marco Palacios, "Las independencias hispanoamericanas en trece ensayos", 17.
41María Teresa Calderón, "La oportunidad del bicentenario", en Colombia 1910-2010, ed. María Teresa Calderón e Isabela Restrepo (Bogotá: Taurus, 2010), 9-13. En el 2008 surgió un debate que enfrentaba dos propuestas de fecha para la celebración del bicentenario: 20 de julio de 2010 y 7 de agosto de 2019. Ambas fechas contraponían interpretaciones de la independencia diferentes: la primera privilegiaba el carácter ilustrado y civil de la revolución, mientras que la segunda, que conmemora la Batalla de Boyacá, ponía el acento en una lectura militarista de la historia. Historiadores como Margarita Garrido y Medófilo Medina defendían la primera, mientras que "intelectuales del régimen" del gobierno Uribe Vélez, como José Obdulio Gaviria, abogaban por la segunda. Para rastrear el debate, véase Comité Bicentenario José Manuel Restrepo, Bicentenario ¿Qué celebrar? (Bogotá: Academia Colombiana de Historia, 2007). sobre las fechas y la importancia de su establecimiento en las conmemoraciones rituales, véase Elizabeth Jelin, comp., Las conmemoraciones: las disputas en las fechas 'infelices' (Madrid: siglo XXI, 2002).
42Jorge Orlando Melo, "La celebración de la independencia. Espectáculo y reflexión". http://www.jorgeorlandomelo.com/ambi_cele.html (consultado el 15 de agosto de 2011).
43Javier Guerrero, Luis Wiesner y Abel Fernando Martínez, comp., Memoria, historia y nación. A propósito del bicentenario de la Independencia de Latinoamérica (Medellín: La Carreta Editores, 2010).
44Así mismo, véase Medófilo Medina "El Bicentenario: una conmemoración sintomática", http://www.razonpublica.com/index.php/ conflicto-drogas-y-paz-temas-30/91-el-bicentenario-una-conmemoraciintomca.html (consultado el 15 de agosto de 2011).
45Academia Colombiana de Historia, Asociación Colombiana de Historiadores, Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), Archivo de Bogotá, Archivo General de la Nación, Casa Museo el 20 de Julio, Universidad Nacional, Universidad Javeriana, Universidad de los Andes.
46Comité Bicentenario José Manuel Restrepo. Bicentenario ¿Qué celebrar? (Bogotá: Academia Colombiana de Historia, 2007). Los textos se titulan "20 de julio de 1810, referente obligado y conmemoración legítima": 9-18; "El sentido de las celebraciones de la independencia": 19-24; y "¿Qué celebrar en el bicentenario de 1810?": 25-32, respectivamente.
47Para Garrido, el bicentenario es "un buen momento para reconstruir y resignificar los sentidos de la historia, representar nuevos pasados, y no UNO ni monolítico ni homogéneo ni lineal ni teleológico ni prestado a los procesos europeos, ni regido por el consenso del grupo social dominante ni enfocado en el centro ni en el estado como principal sujeto ni periodizado por los hitos oficiales ni ausente de diferencias, divergencias o conflictos que se ocultan a las estadísticas, no narrado como gesta ni como romance ni patrimonio de un grupo, de un género y de una región o de unas pocas localidades". "¿Qué celebrar en el bicentenario de 1810?": 26.
48"En ningún caso se trata de celebrar solamente el 20 de julio, ni de escoger entre 1810 y 1819. El período de la independencia fue un tiempo fuerte en muchos sentidos, no sólo en el militar". "¿Qué celebrar en el bicentenario de 1810?": 29.
49Renán Vega, "Amargo bicentenario de la independencia en Colombia ¿cuál independencia?", Casa de las Américas 259-260 (2010): 147-171.
50sebastián Vargas, "Cabalgando entre el pasado y el presente. Usos estatales del Bicentenario de la Independencia en Colombia (2009-2010)" (sin publicar).
51Juan Mejía Botero, Independencia ¿para quién? Otras perspectivas en torno al Bicentenario de Colombia (Bogotá: enlaluchafilms, 2010). Tráiler disponible en: Vimeo. "Independencia para Quien". http://vimeo.com/27212979 (consultado el 15 de agosto de 2011).
52Ministerio de Cultura, Memorias de la Libertad. Bicentenario de las Independencias de Colombia (Bogotá: Ministerio de Cultura, 2010).
53Mejía Botero, Independencia ¿para quién?
54Los documentales que componen la colección son: "Nabusimake: memorias de una independencia" (Grupo Zhigoneshi, Organización Gonawindua Tayrona); "Jisa Wece: raíz del conocimento" (Grupo Cineminga); "Mi fink" (Grupo Fundación Villa Rica y soporte Klan).
55Carmen Bohórquez, "El sentido político del Bicentenario de las Independencias y la batalla de las ideas", Casa de las Américas 259-260 (2010): 32-42.
56Margarita Gutman, ed., Construir bicentenarios: Argentina (Buenos Aires: Observatorio Argentina, Fundación Octubre-Caras & Caretas, 2005).
57Margarita Gutman y Rita Molinos, ed., Construir bicentenarios en la era de la globalización (Buenos Aires: Ediciones Infinito, 2011).
58El libro se encuentra en proceso de edición. Mi ensayo citado anteriormente hará parte de este volumen.
59El Partido de Acción Nacional (PAN), del presidente Felipe Calderón, y el Partido de Revolución Democrática (PRD) del alcalde del DF Marcelo Ebrard.
60Daniel Kersffeld, "Entre evocaciones y desmemorias. México ante su propio Bicentenario", en La revolución en el bicentenario. Reflexión sobre la emancipación, clases y grupos subalternos, coord. Beatriz Rajland y María Celia Cotarelo (Buenos Aires: CLACsO, 2009), 115-131. Eugenia Allier y José Carlos Hesles, "Las vísperas de las fiestas del Bi/centenario en México", en Independencia y Revolución. Contribuciones en torno a su conmemoración, ed. María Luisa Rodríguez-sala, 367-400 (México: UNAM-Instituto de Investigaciones sociales, 2010).
61La celebración en México tuvo una particularidad: se planteó como un festejo doble. se celebraron simultáneamente los 200 años de la independencia del régimen colonial español (1810) y los 100 años de la revolución mexicana (1910).
62Veremundo Carrillo-Reveles, "Graffiteando la historia: la conmemoración del Bicentenario de independencia de México", Revista CCHS 2 (2010), 44.


obras citadas

Artículos y libros

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Otras fuentes

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