SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.16 issue33The Orientalist Faidherbe and the Prophet Mohammed: Colonial speech construction in senegal (1854 - 1889)Political language and war: a legit quarrel during the Civil War in Peru (1834 - 1836) author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Memoria y Sociedad

Print version ISSN 0122-5197

Mem. Soc. vol.16 no.33 Bogotá July/Dec. 2012

 

El metodismo mexicano y los contenidos geográficos en El Abogado Cristiano Ilustrado (1885-1910)

Mexican Methodism and the geographical context in El Abogado Cristiano Ilustrado (1885 - 1910)

Metodismo mexicano e os conteúdos geográficos em El Abogado Cristiano Ilustrado (1885-1910)

Rodrigo Antonio Vega y Ortega Baez

Maestro en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Docente del Colegio de Historia, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México. Correo electrónico: rodrigo.vegayortega@hotmail.com

El presente artículo se desprende del proyecto de investigación La Divulgación de la Ciencia en El Abogado Cristiano Ilustrado (1880-1910), órgano de difusión de la Iglesia Metodista Episcopal de México, apoyado y financiado por el proyecto papiit (IN 303810): Naturaleza y Territorio en la Ciencia Mexicana (1768-1914) del Instituto de Geografía-unam, responsable dra. Luz Fernanda Azuela.

Fecha de recepción: 13 enero 2012, Fecha de evaluación: 27 de marzo 2012, Fecha de aprobación: 14 de julio 2012


Cómo citar este artículo

Vega y Ortega Baez, "El metodismo mexicano y los contenidos geográficos en El Abogado Cristiano Ilustrado (1885-1910)". Memoria y sociedad 16, no. 33 (2012): 154-169.


Resumen

En El Abogado Cristiano Ilustrado, periódico oficial de la Iglesia metodista episcopal de México, se publicaron varios artículos científicos entre 1885 y 1910 que estuvieron a tono con las creencias religiosas de los lectores. Entre las ciencias que destacaron en esta publicación periódica se encuentra la geografía, por los vínculos con la lectura de la Biblia; la historia sagrada, y la amplia actividad misionera de esta Iglesia, especialmente en África. Los escritos publicados en este periódico también estuvieron relacionados con las asignaturas de las escuelas metodistas, las actividades religiosas en el templo y el amplio proselitismo evangelizador. El estudio histórico sobre el carácter de los artículos de este periódico permite ampliar las investigaciones sobre la cultura geográfica de la sociedad mexicana al final del siglo XIX.

Palabras clave: Geografía, prensa, protestantismo, México, obra misionera, Palestina

Palabras clave descriptor: Protestantismo, iglesia, historia, iglesia y prensa, misiones, México, siglo XIX


Abstract

In the official journal of Mexico's Episcopal Methodist Church: El Abogado Cristiano II-ustrado, were published several scientific articles between 1885 and 1910 that shared the same religious believes of its readers. Geography is one of the sciences that stand out in this periodical publication and was talked about in Biblical readings; Sacred History and the Church massive missionary activities, especially does held in Africa. The articles published during this period also had a relation with issues of the Methodist school, the activities of the temples, and broaden evangelic propaganda. The historic studies on the specifics in the articles during this time, allows us to increase the research about the geographical society and culture of Mexico at the end of the XIX Century.

Keywords: Geography, protestantism, Mexico, missionary work, Palestine

Keywords plus: Protestantism, church, history, church and the press, missions, Mexico, XIX century


Resumo

Em O advogado Cristiano Ilustrado, jornal oficial da Igreja Metodista Episcopal do México, vários artigos científicos foram publicados entre 1885 e 1910 que estavam em sintonia com as crenças religiosas dos leitores. Entre as ciências que se sobressaíram na publicação periódica, é a geografia pelos vínculos que podem se estabelecer com a leitura da Bíblia, a história sagrada, e extensa atividade missionária desta Igreja, especialmente na África. Os textos publicados neste jornal também foram relacionados com os temas das escolas metodistas, atividades religiosas no templo e o forte proselitismo evangelizador. O estudo histórico do caráter dos artigos deste jornal faz possível ampliar a pesquisa sobre cultura geográfica da sociedade mexicana no final do século XIX.

Palavras chave: Geografia, imprensa, protestantismo, México, obra missionária, Palestina

Palavras descriptivas: Protestantismo, história eclesiástica, Igreja e imprensa, missões, México, século XIX


Introducción

La Iglesia metodista episcopal (IME) fue un actor relevante y hasta ahora, poco conocido en la divulgación de la ciencia mexicana durante el último tercio del siglo XIX e inicios del XX, a través del periódico El Abogado Cristiano Ilustrado (EACI)1. Esta actividad divulgativa no fue fruto de la amplia tradición mexicana desarrollada en revistas y periódicos, sino de la prensa estadounidense, de la cual era más cercana la comunidad religiosa mediante los misioneros. La gama de contenidos científicos que tuvo cabida en esta publicación periódica incluyó medicina e higiene, farmacia, astronomía, historia natural y evolucionismo, química, física, geología y, por supuesto, numerosos contenidos de geografía nacional y extranjera.

Sobre esta última ciencia, el periódico de la IME incluyó atractivas imágenes de todo tipo, entre las que destacaron paisajes, vistas de ciudades y mapas de varias partes del mundo. Esto se hizo con la finalidad de reforzar los contenidos sobre historia y geografía bíblicas para los fieles, a la vez que alentar la instrucción informal geográfica de los misioneros metodistas como "arma científica" en el cumplimiento de los objetivos confesionales. Lo anterior revela la importancia que la congregación religiosa dio a la geografía entre los feligreses, lo cual estaba a tono con los cursos de dicha ciencia impartidos en las escuelas de primeras letras sostenidas por esta comunidad en varias partes de la República mexicana.

Esta investigación se propone adentrarse en la vida de EACI como agente impreso de los conocimientos geográficos bajo un interés confesional, al igual que otras revistas y periódicos de la época lo hicieron desde la divulgación laica, utilitaria y de tinte positivista como El Minero Mexicano (1873-1904), la Revista Latinoamericana (18851886), El Continental (1892-1897), El Mundo (1894-1914), El Heraldo del Hogar (1906-1914), entre muchos otros. Igualmente, se busca aportar elementos para la historia de las publicaciones periódicas del siglo XIX mexicano al resaltar los intereses científicos de editores, articulistas y lectores. Por último, baste mencionar que esta publicación ha sido poco abordada por los historiadores y cuando se le consigna, es generalmente para señalarla como un órgano de difusión de las inquietudes políticas, sociales, morales y religiosas de la IME. Sin embargo, una mirada más profunda percibe que no solo este tipo de contenidos se encontraba en las páginas, pues también se publicaron artículos de varias ciencias.

Resta señalar que la geografía, en este periodo, era considerada como la ciencia que describía, delineaba y medía la superficie terrestre, junto con el establecimiento de las posiciones relativas de los poblados y los límites de las naciones. Dada la amplitud de temas de injerencia, esta se dividía en geografía comparada, matemática, física y política. Asimismo, se encontraba íntimamente ligada a otras disciplinas como la historia, cartografía, astronomía, geología, economía, medicina, estadística, diplomacia, historia natural, antropología y derecho2. También era considerada una "ciencia útil", porque todos los individuos podían sacar provecho de ella; por ejemplo, les servía para la ubicación espacial para la vida diaria o el deleite paisajístico del mundo3; era fundamental en cuestiones comerciales de talante local, nacional e internacional; iba de la mano de las exploraciones y asentamientos coloniales que se intensificaron en gran parte del mundo desde el último tercio del siglo XIX, y era aprovechada por todos los Estados nacionales "modernos" para ordenar, gestionar y defender el territorio que poseían.

1. La Iglesia metodista episcopal y la instrucción

En la década de 1870, en México, se concretaron muchos de los anhelos liberales que databan de décadas atrás, entre ellos, hacer valer la libertad de cultos y reformar la instrucción pública en todos los niveles. En este escenario de cambios sociales, la Iglesia metodista episcopal se asentó en el país bajo el auspicio del Gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada con el fin de ganar feligreses. Pero no debe considerarse a las Iglesias protestantes y los liberales mexicanos como sus aliados incondicionales, pues si bien los misioneros aprobaban las medidas políticas de estos, encaminadas a la completa laicidad de la sociedad mexicana y la supresión de privilegios para la Iglesia católica, les preocupaba que algunos de ellos ostentaran de forma pública un carácter irreligioso o ateo4. Del mismo modo, varios miembros de las congregaciones protestantes manifestaron una férrea crítica y oposición política a los últimos periodos presidenciales de Porfirio Díaz, pues enarbolaron valores democráticos y republicanos, similares a los de Estados Unidos5.

Bajo este panorama de apertura religiosa se llevaron a cabo dos iniciativas misioneras metodistas en la República mexicana provenientes de Estados Unidos. Primero, el obispo Gilbert Haven arribó a la ciudad de México en diciembre de 1872, para determinar si las condiciones político-sociales eran favorables para constituir una misión permanente. Él estuvo acompañado por William Butler en calidad de superintendente, quien, un año después, fundó el templo de la Santísima Trinidad en la ciudad de México, el cual se consagró al servicio religioso el 25 de diciembre del mismo año, de esta forma, se crea la primera misión en el país6. En segundo lugar, para enero de 1873, el obispo Otto Keener a nombre de la Iglesia metodista episcopal del sur (IMES) llegó a la capital mexicana para buscar un predio en el cual establecer un templo. Tiempo más tarde, esta ala metodista abrió misiones en varios Estados, especialmente en la zona fronteriza del norte. Ambas iniciativas fueron apoyadas a través de las juntas misioneras de las Iglesias a las que pertenecían7. A partir de 1885, las dos vertientes llevaron a cabo conferencias anuales para organizar las actividades proselitistas y determinaron la distribución de cargos mediante distritos.

Desde entonces, los misioneros metodistas principiaron actividades proselitistas en el país y fundaron varios templos con el fin de convertirlos en centros de difusión del "nuevo" cristianismo, mediante un pragmatismo ético que difundiera los "verdaderos" valores morales de la Biblia; combatiera el catolicismo, al cual culpaban del "atraso" y la "ignorancia" del pueblo mexicano; fomentara la conversión religiosa; conformara individuos útiles e instruidos para el desarrollo nacional (hecho en que la ciencia tuvo un papel relevante), y elevara el aspecto moral y material de la sociedad mexicana.

A partir de la década de 1870, la IME se desarrolló en varias regiones mexicanas, tanto en los centros urbanos, como en el ámbito rural del Estado de México, Michoacán, Guanajuato, Zacatecas, Hidalgo, Puebla, Aguascalientes, Querétaro, Jalisco, Nuevo León y Veracruz8. Si bien los metodistas nunca fueron la mayoría poblacional en las localidades donde se asentaron, sí formaron un grupo social cohesionado y de gran actividad cultural, en términos educativos y periodísticos.

En ese último rubro, la comunidad metodista se destacó por crear el órgano oficial que comunicó entre sí a todos los feligreses desde 1877. Este recibió el nombre de El Abogado Cristiano Ilustrado, publicado en la ciudad de México, cuyo costo era de 6 centavos por número, mientras que la suscripción anual adelantada era de $1,00 para toda la República y para el extranjero $1,50. La circulación fue mensual hasta 1888, cuando se volvió quincenal y fue semanal entre 1898 y 19199. El formato del periódico era cómodo de leer y fácil de transportar, ya que las dimensiones eran 37,5 cm de largo por 26 cm de ancho. Cada número incluía regularmente la portada en la primera página, que podía tener una imagen alusiva al texto principal del cuadernillo. Desde 1879, la misión mexicana de la Iglesia metodista episcopal del sur publicó El Evangelista Mexicano, por lo que ambos periódicos convivieron a favor del desarrollo del metodismo.

La mayoría de los misioneros estadounidenses que arribó a México en la primera década egresó de varias instituciones de instrucción superior con una fuerte base teológica. Entre estas instituciones, donde se impartían numerosas profesiones liberales, se encontraban la Divinity School de Yale, la University School of Theology de Boston, la Theological Seminary de Princenton y especialmente para la IMES destaca la Southern Theological School de Louisville10. Dicha formación fue empleada por la IME en la publicación de artículos en el EACI y para impartir clases en las escuelas de instrucción primaria y superior que paulatinamente se abrieron en el periodo 1874-1910.

Entre las bases ideológico-confesionales de la IME estuvo la concepción de que la ignorancia era la "verdadera" razón de la maldad humana y no el llamado pecado original de la preceptiva católica11. Por ende, la instrucción, desde las primeras letras hasta la superior, era el remedio eficaz contra la "oscuridad de la razón", en el cual la ciencia era fundamental. Así, la escuela era el espacio cultural idóneo en la lucha contra la ignorancia, aquella tenía entre sus aliados a los impresos periódicos, libros y conferencias públicas. La erección de planteles educativos en todos los poblados donde se asentaban los metodistas fue esencial en la conformación de la comunidad local y nacional. Por ejemplo, al mismo tiempo que el mencionado Butler buscaba un inmueble para erigir el primer templo, se dio a la tarea de hallar dos locales para fundar escuelas, las mismas que se inauguraron en 1874. Hacia 1910, la IME contaba con 76 escuelas primarias con un total de 4.697 alumnos y cerca de 30 instituciones de educación superior distribuidas en todo el país12.

Las asignaturas de las escuelas metodistas, desde la década de 1870, estuvieron acordes con los planes de estudio oficiales, además se inclluyó otras para que los estudiantes recibieran una formación religiosa y moral. Como se mencionó páginas atrás, entre las reformas educativas liberales se encontró la promulgación de la Ley Orgánica de Instrucción Pública de 2 de septiembre de 1867. Esta tuvo como objetivo la reorganización de la instrucción que era vista como la vía más apta para moralizar al pueblo, difundir las libertades liberales, fomentar el respeto a las leyes entre toda la población e instruir a los más jóvenes, por esto se privilegiaron las materias laicas y científicas.

El plan de estudios para la instrucción primaria de varones que estableció la Ley de 1867 se conformó de asignaturas como Lectura y Escritura, Gramática Castellana, Estilo Epistolar, Urbanidad, Dibujo Lineal, Moral, Aritmética, Sistema Métrico Decimal, Elementos de Física, Artes, Fundamentos de Química y Mecánica Prácticas, Nociones de Derecho y Rudimentos de Historia y Geografía con Énfasis en México. Cabe señalar que esta última materia también se asignó a la educación femenina13.

A través de esta ley, la geografía fue incluida como materia fundamental en la educación infantil promovida por el Estado mexicano, a la vez que estableció la necesidad de abordar este estudio con base en libros adecuados a la edad de los estudiantes14. En todos ellos, los contenidos geográficos se encuentran vinculados, de alguna manera, con la historia (tanto nacional como universal), pero la impartición como asignatura no se redujo a un mero auxiliar de los acontecimientos históricos a manera de teatro de su desarrollo15. De manera semejante, la enseñanza de esta ciencia fue parte importante del plan de estudios metodistas, ya que era necesaria como complemento de la historia bíblica y "arma científica" para el avance de las misiones en México y el mundo.

Entre 1874 y 1889, cada escuela de la IME decidió su propio plan de estudios sin contradecir ampliamente la ley de instrucción pública. Pero, a lo largo de la década de 1890, surgieron voces a favor y en contra de uniformar la enseñanza en todos los planteles de acuerdo con los lineamientos vigentes en las misiones del Distrito Federal. La polémica fue amplia y en ella participaron metodistas mexicanos de varias regiones, quienes consideraron que la homogeneidad educativa desconocía la diversidad social de cada misión16. El esquema vigente en la capital del país se asentaba en materias como Matemáticas, Geografía, Literatura, Teneduría de Libros, Historia, Física, Civismo, Dibujo y Pintura, Inglés, Historia Natural, Historia Sagrada y Lectura de la Biblia. La impartición de un panorama de materias científicas, humanísticas y confesionales proporcionó la base de la instrucción metodista en el nivel primario, pero también en el superior17. Esta convivencia entre saberes no representó un choque entre concepciones científicas y religiosas, sino una "armoniosa" fraternidad, entre cuyos ejemplos resalta la geografía unida a la historia bíblica y la práctica misionera.

Las asignaturas confesionales se referían a la consulta de textos bíblicos con los cuales el menor de edad adquiría valores éticos y morales, bajo la guía de un profesor que alentaba la lectura y reflexión colectiva de la Biblia y otros libros acorde con su edad. Lo anterior solo fue posible al amparo de la libertad de enseñanza religiosa que gozaban las escuelas particulares18. Además de este plantel "oficial" al cual asistían los niños, también hubo escuelas dominicales unidas al templo donde se reforzaban las enseñanzas bíblicas. Estas también aceptaron adultos, especialmente, los nuevos adeptos, quienes eran considerados como infantes en términos del "verdadero cristianismo".

El destacado pastor Pedro Flores Valderrama escribió el artículo titulado "La terminación de un año escolar" donde relata los exámenes que llevaron a cabo, en diciembre de 1888, los estudiantes del primero, segundo y tercer grado del Instituto "Hijos de Hidalgo". Varios niños se distinguieron en la exhibición pública ante padres de familia en materias como Historia Natural, Gramática, Historia y Geografía. En esta última, cada uno de los niños del tercer nivel describió "con precisión y facilidad la altura de varias montañas, las propiedades de determinados cuerpos, las causas de varios fenómenos geológicos y otras muchas cosas que sería prolijo enumerar", así se le demostró a parientes y docentes el amplio conocimiento sobre el país y el mundo entero19. Esta breve cita es un ejemplo de la importancia que tuvo la enseñanza de la geografía en las escuelas metodistas, pues la "utilidad científica" era incuestionable en un mundo en el cual la exploración de territorios ignotos y los medios de comunicación y transporte avanzaban día a día.

En cuanto a los establecimientos de instrucción superior que erigió la IME para formar los cuadros dirigentes del metodismo local, se destacó el Instituto Metodista Mexicano para varones que estuvo concebido a manera de las escuelas estadounidenses de donde habían egresado los primeros misioneros20. Como ejemplo de la vida escolar baste mencionar el artículo "¿Desea Ud. un buen Colegio para sus hijos?" que promocionaba a la institución como uno de los mejores centros de instrucción de la capital poblana.

Este texto se centró en las bondades del Instituto, por ejemplo, en sus instalaciones; una educación moderna fundada en los principios cristianos; numerosas actividades académicas extracurriculares; una planta docente conformada por dieciséis profesores y varios ayudantes con la mayor preparación académica del país, y un plan de estudios que incluía diversas áreas del conocimiento como literatura bíblica con asignaturas en Literatura del Antiguo Testamento, Introducción al Antiguo Testamento, Geografía e Historia Sagradas y Biblia en Español; el área de literatura del Nuevo Testamento conformada por cursos de Introducción al Nuevo Testamento, Vida de Cristo, Biblia en Español, Historia y Geografía Sagradas e Historia apostólica; los conocimientos de historia eclesiástica con asignaturas de Historia de la Iglesia Apostólica, Iglesia Antigua y Medieval, la Reforma, Historia de las Misiones y Geografía, y un conjunto de materias básicas entre las que resaltan Filosofía, Pedagogía, Matemáticas, Historia Natural y Física21.

El recorrido curricular anteriormente esbozado revela que tanto la historia como la geografía fueron disciplinas fundamentales en la preparación de los jóvenes pastores mexicanos y que, por ello, no es extraño que se hayan publicado cientos de artículos de ambas temáticas en el EACI22. Cabe señalar que los departamentos escolares del Instituto Metodista Mexicano se compusieron de kindergarten, primeras letras, escuela secundaria, escuela normal, estudios superiores y seminario teológico. Otro establecimiento poblano que dotó a los feligreses de instrucción superior fue la Escuela Normal Metodista para mujeres23.

2. la geografía bíblica en El Abogado Cristiano Ilustrado

En las escuelas metodistas, las asignaturas que incluyeron elementos geográficos e históricos fueron muy estimadas, porque sentaban las bases para niños y conversos en cuanto a la lectura y comprensión de la Biblia, el surgimiento del protestantismo en Europa y la dispersión misionera por el mundo. En efecto, las lecciones bíblicas recurrían al texto sagrado y otros libros de corte didácticos como los readers o libros de lectura de Henry Mandeville, el Sabbath Manual escrito por Justin Edwars y el popular Catechism of Bible History (estructurado para enseñar historia sagrada con base en preguntas y respuestas) de H. N. Mc Tyerie, quien era doctor en teología y profesor de Ciencia Moral y Bellas Letras en el Hamilton College de Nueva York24. Precisamente a través de la red de escuelas de instrucción primaria y superior, junto con la prensa metodista que llegaba a todas las congregaciones, el conocimiento geográfico estuvo al alcance de varios mexicanos interesados en profundizar en los conocimientos bíblicos, históricos y misioneros.

Sobre este tema se expresó, en 1903, Vicente Mendoza con el escrito titulado "El maestro evangélico", en él afirmó que el docente era imprescindible en cada comunidad metodista por los conocimientos teóricos y prácticos en el terreno pedagógico; por su vida ejemplar para los pupilos en términos morales; amplia preparación tras varios años de estudios en la institución superior; y vasto compromiso con la comunidad que lo acogía -en cuanto a la instrucción de esta en los estudios bíblicos en aspectos teológicos, históricos y geográficos. Efectivamente, "nadie [estaba] en la posición de mostrar mejor en la escuela lo que [eran] los principios sino el maestro que [pasaba] con los niños que a ella [concurrían] la tercera parte de las 24 horas que tiene al día"25.

Este "maestro evangélico" no solo impartía los cursos religiosos en la escuela diaria, pues también debía encargarse de dar una clase de catecismo cuatro veces al mes en la escuela dominical y ponerse de acuerdo con el pastor local para reforzar los contenidos de historia bíblica y de las "hermosas y útiles lecciones de Geografía", tan necesarias para la profunda comprensión de la Biblia26. Como se aprecia, tanto el docente como el encargado del templo compartían amplios conocimientos en ambas disciplinas adquiridos en la instrucción superior en bien de la congregación.

J. V. Cuervo también escribió acerca del papel del profesor metodista y los recursos didácticos en el escrito "El maestro de la escuela dominical". Al respecto señaló que el uso de ilustraciones adecuadas a la edad de los pupilos era importante para que comprendieran la historia antigua y visualizaran los escenarios geográficos donde esta se había desarrollado. El autor sugirió estrategias para atraer su atención basadas en facilitar el conocimiento y ayudar a la memoria, pues "nos acordamos de un sermón no por el texto, ni por los pensamientos, sino por las ilustraciones" que refiere el pastor a manera de ornamento retórico. Las ilustraciones para estas clases se dividían entre aquellas que dependen de la vista y el interés que suscitan entre los alumnos (mapas, pinturas y diagramas); las que despiertan la imaginación (paisajes, retratos, escenas pintorescas y costumbristas), y las que explican los textos para las humanidades, ciencias y artes (diagramas, cuadros sinópticos y cartas territoriales). Asimismo, "las ilustraciones pueden obtenerse de la Biblia, del hábito de observación, de la lectura de libros y periódicos", especialmente del each, que en cada número incluía al menos una imagen27.

Las Iglesias protestantes promovieron el establecimiento de las llamadas "sociedades bíblicas" en cada localidad, en las cuales los feligreses leían y reflexiaban de manera colectiva las Sagradas Escrituras, muchas veces con la participación de pastores y maestros de escuela. En México, estas agrupaciones de origen estadounidense se establecieron a partir de la vigorosa actividad desplegada por la Junta Americana de Comisionados para las Misiones Extranjeras, la Unión Misionera Bautista, la Sociedad Bíblica Americana, la Sociedad Misionera Extranjera Unida y la Junta de Misiones de la Iglesia Metodista Episcopal28. El vendedor ambulante de biblias y otros libros religiosos coadyuvó a que cada individuo de la IME tuviera su propio ejemplar entre una gama de ediciones diferentes por el costo, tamaño, inclusión de ilustraciones o empastado29.

Al respecto, entre los avisos publicados en cada número de EACI hubo varios que invitaron a los lectores a inscribirse a las sociedades bíblicas, algunas de las cuales impartían pláticas públicas. En estas se dedicaban diversas sesiones a la geografía de Tierra Santa, en las cuales se describía su localización, tamaño, hidrografía, orografía, costas, clima y poblaciones importantes, como Belén, Nazaret, Cafarnaúm, Caná, Jerusalén y Naín30. Las lecciones también abordarían las mismas cuestiones geográficas sobre todas las "tierras bíblicas", es decir, aquellas regiones fuera de Palestina, pero de importancia en los relatos del Antiguo y Nuevo testamentos, por ejemplo, Armenia, Mesopotamia, Asiria, Egipto, Turquía, Grecia, Italia y Arabia.

En estas sesiones también se explicaría a los asistentes las "jornadas bíblicas" que todo buen cristiano debía conocer. Estas empezaban por la de Abraham, la peregrinación israelita en libertad y cautiverio, la de Jesús, donde se explicaría el recorrido por:

  1. Belém a Jerusalén y regreso.
  2. Belém a Egipto y de allí a Nazaret.
  3. Nazaret a Jerusalén y regreso.
  4. Nazaret al Jordán, al desierto, al templo, a la montaña alta y regreso.
  5. Nazaret por vía de Caná y Cafarnaúm a Jerusalén y regreso por vía de Sicar y Nazaret a Cafarnaúm donde después vivió.
  6. Nueve jornadas desde Cafarnaúm y regreso.
  7. Galilea a Jerusalén.
  8. De Jerusalén a las ciudades en derredor y regreso.
  9. Después de su resurrección a Galilea y las Olivas31.

Todas las explicaciones se apoyarían en mapas de gran tamaño, ilustraciones paisajísticas y otros recursos didácticos para que los asistentes sintieran que conocían el Medio Oriente "como la palma de la mano". El escrito que habla de estas sesiones no indica costo, por lo que es de suponer que eran gratuitas, especialmente, para los adultos interesados en las relaciones de la historia y la geografía de Medio Oriente con fines de profundización religiosa. También es posible pensar que no fue la única ocasión en que se llevó a cabo una actividad como esta. Queda patente el interés de los metodistas mexicanos por una geografía útil y divulgativa, vinculada con los intereses confesionales, y no la vertiente académica y de innovación científica de otras publicaciones de la época.

En las continuas recomendaciones bibliográficas que se publicaron mensualmente en EACI se destacan algunos libros de texto para distintas ciencias y humanidades, como el titulado La Tierra Santa. Geografía histórica de Palestina para uso de las escuelas y estudiantes de la Biblia de Joaquín Maza Jiménez. El costo era de tan solo un peso y se adquiría bajo pedido32. Esta obra es un ejemplo de los libros geográficos vinculados a los estudios bíblicos que era posible adquirir en México y el estrecho vínculo entre la asignatura de geografía, los escritos del periódico y el interés en la Biblia.

Junto con la popularización de los contenidos geográficos estuvieron los afamados relatos de viajeros que cobraron auge en el mercado de libros americano y europeo a lo largo del siglo XIX. Este se caracterizó por el amplio interés que los lectores de clases media y alta de varios países tuvieron por estar al tanto de lo que sucedía fuera del país33. Bajo esta pauta, el 6 de septiembre de 1906, los editores de EACI informaron a los lectores que el superintendente de la IME, dr. John Butler, había partido tres días antes en compañía de su madre y hermanas rumbo a la India, vía Veracruz, Nueva York, Europa y Medio Oriente, con motivo de la celebración del jubileo de la misión metodista en dicha colonia británica tras cincuenta años de actividad. La misión asiática era hermana de la mexicana, pues ambas habían sido fundadas por el reverendo dr. William Butler, padre del viajero34.

Fruto de esa travesía fueron las entregas semanales que Butler envío con motivo de las impresiones del viaje tituladas "Rumbo a la India". Estas aparecieron del 25 de octubre de 1906 al 24 de enero de 1907 e incluyeron numerosas ilustraciones alusivas a la geografía de los lugares visitados. Entre los escritos del reverendo se destacan varios acerca de las "tierras bíblicas" que recorrió, como Palestina. Durante la estancia en la Ciudad Santa reflexió acerca del hecho de estar en el sitio donde Viejo y Nuevo testamentos se vivían en carne propia, pues el viajero que ahí llegaba tenía la enorme satisfacción de ver cumplido el deseo de conocer y estudiar los lugares que tanto había leído a lo largo de la vida. De igual forma, merecían especial alegría las visitas a los pueblos y ciudades donde había nacido, vivido y predicado el "Salvador del mundo", así como los discípulos. Del mismo modo, Butler tuvo presente que el puerto palestino donde había atracado el barco

es de interés histórico, pues Jaffa o Jope fue colonia fenicia en la tierra de los filisteos y en hebreo el nombre significa "hermoso" [...] A este puerto hacía referencia el rey de Tiro en su carta a Salomón cuando le ofreció toda la madera necesaria para el templo (Véase el II Libro de Crónicas 2:16). También fue en este puerto donde Jonás quiso escapar de la ira del Señor, según leemos en el capítulo primero del Libro de Jonás [...] También fue en Jaffa en donde Pedro levantó a Dorcas a la vida, aquella mujer piadosa y modelo de buenas obras [...] También fuimos a visitar la casa de Simón el curtidor en donde Pedro tuvo aquella visión cuando recibió mandato de incluir a los gentiles en su misión, pues el plan divino incluye al mundo entero. El capítulo diez de los Hechos de los Apóstoles tiene nueva significación al leerlo en este sitio (Actos, 10)35.

En este relato es palpable la estrecha unión de los pasajes bíblicos y los lugares que describió Butler para los lectores, quienes vivían en México y muchos no habían salido del país. Solo los lectores imbuidos en el estudio cotidiano de la Biblia y la reflexión de los sermones semanales tenían la capacidad de reconocer los versículos citados por el autor, los mismos que relacionaban con los paisajes recreados en la imaginación cuando leían el relato de viaje. Sin duda, como afirmó J. V. Cuervo, la narración geográfica expuesta en "Rumbo a la India" se había fijado perenemente en la mente.

Butler estaba en lo cierto cuando expresó que a Tierra Santa llegaban millones de peregrinos cada año. Ellos arribaban gracias a los nuevos sistemas de transporte, con el fin de transitar por Palestina y así comprender las narraciones de los cuatro evangelios, gracias al conocimiento del territorio y las costumbres de los habitantes, a manera de "un comentario claro y continuo"36. Pero si el peregrino deseaba aprovechar el viaje más allá de la mera recreación paisajística, entonces, debía interesarse en los conocimientos que la geografía científica brindaba a la humanidad.

De la estancia de Butler en Palestina se tienen las "Notas históricas acerca de la Santa Ciudad" que fueron publicadas como parte del relato "Rumbo a la India". El autor creyó conveniente dar a la luz este bosquejo histórico para recrear, en la mente de los lectores, los paisajes que él había presenciado y "para ayudar en algo a una inteligencia más clara de la situación" política que se vivía al despuntar el siglo. A su vez, pretendía acercar, mediante el relato de viaje, el "teatro bíblico" que tantas veces se había leído y hablado en el templo. De la misma forma, recomendaba que si alguno de los lectores tuviera más interés en el Medio Oriente pidiera prestado algunos atlas, mapamundis, enciclopedias y comentarios bíblicos que estaban a disposición de los feligreses en los templos y en las casas de los pastores37.

En septiembre de 1907, bajo la firma de El Pastor, se publicó una reseña de las conferencias impartidas por John Butler sobre la travesía por Tierra Santa y la experiencia misionera en la India. Estas se llevaron a cabo en las escuelas metodistas de la ciudad de Pachuca, en el Estado de Hidalgo, ante un enorme auditorio infantil "con los hermosos ojos brillantes clavados en el hermoso mapa del mundo" al que el orador ilustraba la narración. A través de la exposición oral del relato de viaje, junto con el uso de mapas, estampas, un globo terráqueo, revistas y libros, el dr. Butler emprendió un viaje con los escuchas a través del mar y lejanos continentes. Este fue un "viaje pintoresco sin las náuseas del mareo, las congojas de una jornada en las tórridas regiones, ni los mil inconvenientes" de los medios de transporte que movilizaban a los viajeros38. Gracias a la emotiva plática del reverendo, los niños habían aprendido muchas cosas acerca de geografía e historia sagradas sin recurrir a la "aridez del simple texto", pues el relato se acompañó con la amenidad de los recursos visuales, pero teniendo como base previa las asignaturas escolares.

La geografía bíblica fue un conocimiento que ligó la ciencia y la religión, a la vez que, unida a la historia, era considerada de gran valor para la IME dentro de la instrucción formal, las escuelas dominicales y los contenidos publicados en EACI. Además, esta publicación se diferenció del resto de escritos geográficos de la prensa mexicana, los cuales tuvieron una orientación laica y más cercana con la narrativa académica, tanto difusora como divulgativa, que tuvo auge durante el porfiriato. Por ello, la prensa metodista fue el espacio idóneo para que los feligreses cumplieran las expectativas acerca de una disciplina que apuntalara la lectura y comprensión de la Biblia.

3. La geografía y los misioneros en El Abogado Cristiano Ilustrado

La actividad misionera de las distintas confesiones cristianas fue muy amplia en el periodo que va desde finales del siglo XVIII y hasta mediados del XX en continentes "paganos" como África, Asia y Oceanía. Esto se dio a la par de la promoción que los Estados europeos más desarrollados, y tras de sí Estados Unidos, hicieron de las numerosas exploraciones científicas en dichas regiones del mundo para ocuparlas políticamente, asentar colonos y explotar los recursos naturales. Entre las primeras organizaciones misioneras de la Europa protestante estuvo la London Mission Society (lms) fundada en 1795 por la Iglesia congregacionalista, con el fin de mandar hombres y mujeres para iniciar la obra evangelizadora. Año tras año se sumaron individuos a este proyecto y, para 1850, habían llegado al sur de África aproximadamente 5.000 británicos, muchos de ellos comprometidos con la agrupación misionera39.

Para la segunda mitad del siglo XIX, época que nos ocupa, el avance de la medicina y la farmacia hicieron que explorar los trópicos fuera más seguro para los europeos, esto propició que la ocupación y colonización, por parte de las potencias imperiales, fuera cada vez más profunda. A la zaga se encontraban los proyectos misioneros de tipo protestante y católico centrados en la evangelización africana conforme las ciencias les abrían paso a lo largo y ancho del continente. Entre estos se destacó la mencionada Junta de Misiones de la IME, con sede en Nueva York, que a la par que mandaba ministros a México, también lo hizo para Asia, África y el resto de América Latina.

La prensa protestante, al inicio del siglo XIX, fue un aliado de los proyectos misioneros fuera de Europa, como lo atestigua la amplia presencia de contenidos sobre este tema, especialmente geográficos, que se publicaron en el Wesleyan-Methodist Magazine desde su aparición en 1822. Esto revela una amplia tradición de esta ciencia en la cultura metodista40. Ya para la década de 1870, además de EACI, la empresa misionera contó con varios órganos impresos de carácter periódico, como The Missionary Review of the World, con el cual la IME tuvo un estrecho vínculo y el Annual Report of the Board of Missions of the Domestic andForeign Mission Society of the Protestant Episcopal Church of America, publicado en Nueva York a cargo de la señalada Junta de Misiones. Los periódicos mencionados se distribuyeron a manera de puente de comunicación entre los misioneros y las oficinas centrales. Los artículos y editoriales ahí publicados incluyeron mapas e imágenes de paisajes, junto con recomendaciones de libros para los misioneros que ahí se trasladaban, por ejemplo, guías de viajero, relaciones geográficas y obras etnográficas.

Al mismo tiempo que las sociedades misioneras se interesaron por la apropiación de territorios no cristianos bajo el proyecto evangelizador, donde la geografía era fundamental para el traslado, asentamiento, desarrollo y conversión de los habitantes de Asia, Oceanía, América Latina y África, surgieron agrupaciones geográficas de carácter académico en varias ciudades europeas y americanas. El caso más representativo fue la amplia labor de la Royal Geographical Society (RGS), asentada en Londres desde 1830, y la interacción con las comunidades intelectuales no europeas para la exploración de los territorios susceptibles de explotación económica. Otro ejemplo fue la Sociedad Geográfica de Berlín (1828) y la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (1833).

Especialmente, los socios de las agrupaciones geográficas de Europa, que se instauraron progresivamente después de 1828, acometieron la empresa de llevar a cabo varias expediciones de reconocimiento territorial con el objetivo de trasladar colonos y efectuaron una amplia labor cartográfica que sentó las bases para los tratados comerciales y la explotación de recursos naturales por todo el orbe41. En el caso de la RGS, durante la segunda mitad del siglo XIX se centró en el reconocimiento de África e India, en donde Gran Bretaña tenía vastos intereses económicos y colonizadores.

Un ejemplo de la convivencia de la exploración científica con la misión protestante se encuentra en el célebre David Livingstone (1813-1873), quien utilizó su formación en medicina y la amplia vocación evangelizadora para explorar, desde 1841, los territorios de África del sur. Este hombre fue, a la vez, ministro de la Iglesia congregacional, la que había impulsado la LMS, y, desde la década de 1860, era socio de la RGS que le encargó la exploración científica del origen del río Nilo, una oportunidad idónea para llevar las enseñanzas de la Biblia a los pueblos africanos.

Este espíritu evangelizador, que utilizaba la ciencia como un aliado, estuvo presente en varios de los escritos publicados en EACI. Por ejemplo, Vicente Mendoza publicó un artículo sobre la importancia de continuar la obra misionera en las "zonas paganas" del mundo, especialmente África. Ahí señaló que se debía crear "la nueva humanidad" a partir de la misión protestante, única vía de propagar la verdadera fe y la modernidad social entre todas las naciones. Pero los misioneros no solo eran instrumentos de la fe cristiana, pues habían sido actores fundamentales para que, en los "países incultos", irrumpiera "la luz de la ciencia". Los gobiernos del mundo debían apoyar estas agrupaciones, ya que detrás de los misioneros quedaba una radiante historia "de conquistas ganadas" para la geografía, la medicina, la farmacia, la geología y la historia natural42. Mendoza aseveró que

Dios ha entregado a la Iglesia el mapa del mundo y le ha ordenado ir a la conquista. ¿Veis esas montañas majestuosas, esos valles feraces, esas ciudades florecientes y hermosas, esos mares que nos separan de pueblos capaces de servir al Señor en espíritu y en verdad?, pues bien, todo eso debe ser abarcado por la Iglesia. Iglesia Metodista, levántate y vístete de tu fortaleza, ensancha el territorio de tu habitación; extiende tus cortinas, alarga tus cuerdas, abraza el mundo entero, no seas escasa; afirma tus estacas y ahí en los puntos elevados pon tus amarres. Desde los picos de los montes Himalayas en Asia, envuelve al mundo con tus cuerdas y lanzadas a través del océano hasta las cumbres de los Andes majestuosos y por otro lado, llevadas a los picos nevados de los Alpes; cubre al continente americano, da tu sombra a los pueblos de Europa, Asia y África; da un asilo cariñosos a las islas del Pacífico, y que el poder con que se afirmen tus estacas no pueda ser vencida ni por ángeles, ni principados43.

En efecto, solo mediante el amplio conocimiento de la geografía mundial, los misioneros podrían ayudar a crear la "nueva humanidad" y aquellos que buscan la conversión del mundo entero debían reflexionar en que no se realizará sino por la exploración científica de lugares hasta entonces desconocidos por el "mundo civilizado", por ejemplo, las selvas tropicales de África y Asia. Tras cada adalid de la ciencia que "abría" territorios ignotos debía avanzar el misionero, como un aliado y amigo, pues ambos eran caras de la misma moneda de la "civilización".

De manera similar, F. S. Borton expuso en un sermón dado en Puebla, y publicado en EACI bajo el nombre de "La mano de Dios en las misiones modernas", que para la comprensión de los creyentes acerca de cómo la mano de dios había guiado el curso de los proyectos misioneros era preciso revisar la amplia labor del reverendo William Carey, primer misionero de la lms en llegar a la India para iniciar la evangelización. Este individuo se había dedicado durante treinta años a la traducción de la Biblia a las lenguas nativas, a la par que enviaba constantemente un sinnúmero de noticias geográficas y etnográficas a Londres para que sirvieran de base a los futuros misioneros44.

De acuerdo con Borton, los misioneros eran los "conquistadores del mundo para Cristo" a través de acciones como la prédica de los evangelios, la fundación de escuelas, la actividad médica en hospitales y la práctica geográfica, pues estos seguían "los pasos del explorador"45. Para que los lectores se dieran una idea del papel de los misioneros en los descubrimientos geográficos, Borton reveló las siguientes cifras:

procedentes de Europa y América tenemos 18.591 hombres y mujeres ocupados en la obra misionera en los países paganos y católicos. Intimamente asociados con estos hay casi 90.000 obreros nativos destinados dentro de pocos años a ser la principal fuerza evangelizadora. Así que tenemos actualmente un ejército de más de 108.500 hombres y mujeres trabajando en las filas misioneras en todos los países no cristianos. En cuanto a la cosecha, contamos con 3.000.000 de comulgantes, de los cuales 140.000 estarán en el rebaño cristiano el año próximo. En las 30.000 escuelas misioneras hay un total de 1.250.000 jóvenes y señoritas recibiendo instrucción cristiana; un ejército 30 veces más grande que aquel que emprendió el rescate del Santo Sepulcro en el tiempo de la Cruzadas de los niños46.

Las cifras aquí expuestas demostraron a los lectores que la obra misionera se encontraba en todo el orbe a cargo de miles de cristianos convencidos, quienes habían fundado templos y escuelas para propagar la "nueva fe". Tanto Borton como Mendoza instaron a los lectores del EACI a que contemplaran la posibilidad de apoyar esta magna obra en el extranjero, ya fuera con oraciones, dinero o sumándose a ella a través de viajes a lugares tan lejanos como el continente negro.

Sobre el tema de la geografía útil en la empresa misionera hay varios contenidos, especialmente, sobre África y Asia, pues eran continentes en los cuales las sociedades occidentales habían tenido poco contacto hasta la segunda mitad del siglo XIX. Al respecto se publicó, en febrero de 1886, una noticia sobre el obispo William Taylor quien llevaba un año dirigiendo las misiones establecidas en regiones tropicales del "continente oscuro". Los misioneros ahí asentados sumaban treinta adultos más algunos niños repartidos en seis centros del centro occidental de África que eran: Mamba, un pueblo dos grados al sur del ecuador; San Pablo de Loanda, el puerto de entrada perteneciente a Angola; Dondo, término de la navegación en el río Coanzo, a unos 240 millas de Loanda; Nhangueopepo a 51 millas de Dondo; Pungo Andongo a 37 millas del cuarto centro, y Malange a 62 millas de esta última población. Además, se proyectaba que el siguiente año se fundarían otros templos hacia el interior angoleño47. No es casualidad que los seis puntos misioneros coincidieran con el avance de las exploraciones científicas y los estudios cartográficos del "hombre blanco", pues atrás del científico caminaba el misionero.

Los proyectos evangelizadores de la IME se asentaban en la "certeza" de que conforme avanzara las comisiones exploradoras británicas que dirigía la RGS, además de las empresas de alemanes y franceses, se tendrían cartas orográficas e hidrográficas más exactas que brindarían seguridad territorial a los misioneros. Cabe señalar, que la hidrografía fue de especial interés para estos, ya que los ríos eran las únicas vías de comunicación de cierta confianza entre la costa y tierra adentro en todo el continente.

No es de extrañar que el puerto de Loanda fuera la sede central de la misión angoleña, pues había sido punta de lanza de las empresas exploradoras, dado su carácter estratégico como puerta de entrada a la región y punto de comunicación directa con Gran Bretaña y Estados Unidos mediante viajes continuos de todo tipo de barcos. Los otro cinco puntos estaban vinculados entre sí a partir del río Coanzo, considerado la vía de comunicación más rápida, segura y explorada por los geógrafos europeos. Así, se formó una red inicial de centros sobre los cuales se edificó la misión, siempre vertebrados por el río y como cabeza el mencionado puerto. Esta estrategia fue similar a la que se implementó en 1874 en la República mexicana, en ella se estableció a la capital nacional como la base de operaciones, mientras que el avance del ferrocarril fue un gran aliado para los nuevos templos.

En la década de 1880, las potencias europeas construyeron las primeras vías ferroviarias en África, ellas tuvieron un importante papel en la colonización y evangelización en el caso angoleño, pues, además del río Coanzo, el tren conectó las misiones con Loanda. Los metodistas sabían que los ferrocarriles eran un recurso tecnológico que apoyaba la misión. También eran conscientes de que los ingenieros que tendían los rieles echaban mano de los conocimientos locales de exploradores, comerciantes, burócratas y ministros religiosos que conocían bien la zona48. Con estos últimos hubo un contacto mayor, pues casi siempre los trabajadores de las empresas ferrocarrileras estaban ávidos de consuelo cristiano para afrontar la "soledad civilizatoria" en la que vivían.

El reverendo Tomás García publicó "Luz en el África misteriosa" para exhortar a los lectores mexicanos sobre la importancia de la participación nacional en las misiones africanas y se dirigió, especialmente, a los encargados de la educación infantil para que llamaran la atención de los niños sobre este tema. Lo anterior debía reforzarse mediante pláticas geográficas que incluyeran mapas del continente negro donde se señalaran las estaciones misioneras en África; esto empezaba con San Pablo de Loanda y otras más de la costa occidental. Si estaba al alcance de los maestros era bueno que mostraran imágenes que representaran casas, iglesias, escuelas y selvas africanas "para interesar el ánimo de los niños" y despertar en ellos el espíritu evangelizador49. La utilidad de la geografía científica para los proyectos misioneros se unía con las asignaturas escolares, por esto los más jóvenes de cada congregación recibían información territorial desde varios frentes.

En el mismo sentido, T. del Valle explicó en "Las misiones africanas" que, al despuntar el siglo XX, la IME tenía importantes campos misioneros en África, en los cuales la erección de templos, escuelas "a favor de la educación cristiana" y hospitales donde se enseñaba a los "nativos" los rudimentos de la ciencia médica habían transformado la vida de los conversos africanos. El autor recomendaba que en cada templo o escuela dominical se tuviera un mapa grande de África en el que se marcara la ubicación de las misiones. Esto tendría por objeto despertar en los feligreses el interés por estas50.

En las empresas misioneras, la geografía fue un "arma científica" indispensable para todo aquel que ofrendaba la vida a la propagación del Evangelio en territorios poco conocidos por los europeos, por esto debía echar mano de todos los recursos posibles como mapas, guías, literatura de viaje, cartas hidrográficas y manuales. De igual manera, las estrategias para convencer a jóvenes mexicanos necesitaron representaciones visuales de las áreas del planeta donde la IME ya trabajaba, similares a las empleadas en escuelas primarias y superiores, así como libros de texto y EACI.

Consideraciones finales

En la historia de la ciencia mexicana, la geografía se ha abordado ampliamente desde las publicaciones laicas de las asociaciones científicas decimonónicas, como el Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística^'51. Asimismo, se ha estudiado poco la vertiente popularizadora en impresos de todo tipo y aún menos se la ha investigado a través de la prensa confesional del país. Estos dos últimos tópicos complementan al primero, ya que en conjunto podrían revelar los distintos usos que los lectores mexicanos dieron a las ciencias en la vida diaria, especialmente a la geografía. Por esto, El Abogado Cristiano Ilustrado resulta una fuente histórica en extremo interesante para el enriquecimiento y debate de la cultura científica mexicana del último tercio del siglo XIX y principios del XX.

La exposición aquí presentada de los contenidos geográficos publicados en EACI da una buena idea de los distintos fines que motivaron la inclusión por parte de editores y articulistas, con base en los intereses del público metodista. De igual forma, la geografía fue una asignatura cursada en las distintas escuelas de la IME, ya fueran de estudios primarios o superiores. En este sentido, las aulas proveyeron a los jóvenes de materiales geográficos con los que mantuvieron contacto, por ejemplo, mapas, manuales, globos terráqueos, almanaques y láminas, que los ayudaron a comprender de mejor manera lo publicado en el periódico.

Además de la inclusión de la geografía en las escuelas de instrucción, las sesiones educativas dominicales y las sociedades bíblicas, el órgano impreso de la IME puso en contacto continuo a los lectores con la historia bíblica que era fundamental para la comprensión de las Sagradas Escrituras. Por ello, los contenidos de esta ciencia que abarcaron las "zonas bíblicas" fueron incluidos como recurso expositivo a favor de los escritos históricos. Asimismo, la Tierra Santa era un lugar de particular interés y gran popularidad para todos los cristianos por los acontecimientos ahí suscitados siglos atrás.

Es de especial interés el estudio de la geografía bíblica en México, pues hasta ahora se sabe muy poco de su relación con protestantes y católicos del país. Esto se debe a que la geografía quedó reducida al ámbito de la prensa confesional y a algunos libros cuando las ideas laicas y liberales se impusieron en todo el país. Sin duda, fue un conocimiento científico de gran utilidad para hombres y mujeres en la lectura del Antiguo y Nuevo Testamento, la comprensión de los sermones y las numerosas lecturas que versaban sobre Tierra Santa. Igualmente, los escritos acerca de la descripción de Palestina fueron indispensables para todos los mexicanos que emprendieron viajes para visitar los Santos Lugares.

La geografía también fue una ciencia útil para el reconocimiento territorial que efectuarían los posibles misioneros una vez que se decidían a trasladarse a otra región del mundo para fundar un templo, como el caso de Angola. Sin los conocimientos científicos necesarios (no solo de geografía, sino también de historia natural, medicina o farmacia), los misioneros se encontraban "desnudos" para levantar el templo y la escuela que necesitaría la nueva comunidad. A la par del comerciante, el ministro plenipotenciario o el colono, el misionero requerían de un mínimo de instrucción científica para concretar los planes evangelizadores en un territorio desconocido para él. La circulación de estudios sobre las regiones donde hacían falta misiones acercó y creó una representación espacial, aunque fuera mínima, de lugares como India, Bolivia, Egipto, Angola, China o Polinesia.

La geografía misionera también buscó crear una sensibilidad en los lectores a favor de la labor evangélica de la IME en todo el mundo, tal y como había sucedido, al inicio de la década de 1870, para el caso de México. Dicha sensibilidad se traduciría en apoyo económico y humano para fundar nuevas congregaciones. Para tales fines, la literatura de viajes fue el discurso más empleado por la sencillez y amenidad en el lenguaje, a la par que recreaba, en la mente de cada lector, los paisajes naturales y urbanos, las costumbres sociales y las vicisitudes de toda travesía.

Aunque en esta investigación no se abordaron los contenidos geográficos que se divulgaron desde el entretenimiento y la amenidad, esta se destacó en cuanto al número y frecuencia en el EACI y sirve como del carácter conciliador de las creencias religiosas de la IME con respecto a los avances de las ciencias. Entre dichos contenidos se destacan biografías de geógrafos, relatos de viaje, noticias cartográficas y de comisiones de exploración, publicaciones de atlas y mapas, y descripciones paisajísticas, que se encaminaron a demostrar a los lectores que el metodismo era moderno en cuanto al fomento de la cultura científica, cuya postura se remontaba a la Reforma protestante52.

Como se puede ver, los metodistas mexicanos, hombres y mujeres, estuvieron imbuidos en una cultura geográfica que jugó un importante papel en las actividades de la IME. Primero, como asignatura en las escuelas de instrucción formal y dominicales; segundo, en la literatura de viaje y artículos sobre las misiones que se incluyeron en EACI; tercero, en las representaciones visuales que tuvieron al alcance como grabados, litografías, mapamundis, globos terráqueos, fotografías y tarjetas postales, y finalmente, los contenidos vinculados con la historia sagrada y la lectura de la Biblia.

La Iglesia metodista episcopal de México y El Abogado Cristiano Ilustrado formaron parte de la cultura científica nacional, pues si bien esta fuente hemerográfica no incluyó escritos académicos de ningún tipo, los editores publicaron resúmenes, notas, extractos y opiniones para que los lectores estuvieran al tanto de la práctica moderna de las ciencias entre 1885 y 1910. El carácter divulgativo se aprecia en la gran cantidad de lectores radicados en muchos poblados del país que estaban interesados no solo en los tópicos estrictamente confesionales, sino también en los científicos.


Pie de página

1En esta investigación se dejarán de lado, tanto el desarrollo de la Iglesia metodista episcopal del sur como los contenidos publicados en su órgano impreso El Evangelista Mexicano, pues ambos merecen un estudio independiente.
2AA.VV., The Encyclopaedia Britannica: The New Volumes, Constituting in Combination with the EXIsting Volumes of the Ninth Ed. the 10th Ed. of that Work and also Supplying A New, Distinctive and Independent Library of Reference (London: The Times Printing House Square, 1902). http://www.1902encyclopedia.eom/G/GEO/geography.html (consultado el 3 de julio de 2012).
3En El Abogado Cristiano Ilustrado se publicaron contenidos geográficos que describen el paisaje de varias regiones del mundo. Aunque este tema no es parte de la presente investigación, se pueden señalar algunos escritos a manera de ejemplo: "El Mar Muerto" (1880); "Los lagos de Killarney" (1881); "Otra vista del Niágara" (1883); "Erupción del Vesubio" (1885); "Nápoles y el Vesubio" (1891); "La última fuente del Nilo" (1892); "El Etna" (1893); "India, el gran imperio asiático" (1906); y "El Peñón de Gibraltar" (1908).
4Fortunato Mallimaci, "Catolicismo y liberalismo: las etapas del en-frentamiento por la definición de la modernidad religiosa en América Latina", en La modernidad religiosa: Europa y América Latina en perspectiva comparada, ed. Jean-Pierre Bastian (México: Fondo de Cultura Económica, 2004), 21.
5Jean-Pierre Bastian, "La mutación de los protestantismos mexicanos y latinoamericanos: Una perspectiva socio-histórica", Signos 5, no. 2 (1991): 203.
6Ricardo Pérez Monfort, "Nacionalismo, clero y religión durante la era de Juárez", en El protestantismo en México (1850-1940). La

Iglesia metodista episcopal, ed. Laura Espejel y Rubén Ruiz (México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1995), 73.
7Jean-Pierre Bastian, Los disidente. Sociedades protestantes y revolución en México, 1872-1911 (México: El Colegio de México/ Fondo de Cultura Económica, 1989), 55-56. En los mismos años comenzaron actividades la Sociedad Misionera Congregacionalis-ta en Guadalajara y Monterrey; la Iglesia presbiteriana de Estados Unidos envió misioneros a la ciudad de México, Guanajuato, Zacatecas y San Luis Potosí; y la Iglesia presbiteriana del sur fundó algunos templos en Tamaulipas.
8Abraham Télllez, "Protestantismo y política en México en el siglo XIX", en El protestantismo en México (1850-1940). La Iglesia metodista episcopal, ed. Laura Espejel y Rubén Ruíz (México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1995), 21.
9Daniel Escurza, "El discurso cívico-religioso protestante en Hidalgo, 188G-189G", en El protestantismo en México (1850-1940). La Iglesia metodista episcopal, ed. Laura Espejel y Rubén Ruiz (México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1995), 78. El costo de cada periódico estaba al alcance de trabajadores de nivel medio en adelante, como tenedores de libros, capataces de haciendas, dependientes de mostrador, ayudantes de la burocracia, mayordomos de fincas, entre otros; no así de campesinos y obreros que ganaban semanalmente entre 15 y 2G centavos. Silvia Treviño, "El poder adquisitivo del salario mínimo en México" (Tesis de Maestría en Historia, Universidad Autónoma de Nuevo León, 2GG4), 15.
10Deborah Baldwin, Protestants and the Mexican Revolution. Missionaries, Ministers, and Social Change (Urbana: University of Illinois, 199G), 23.
11Rubén Ruiz, Metodismo y modernización en México (1873-1930). Hombres nuevos (México: Cupsa, 1992), 16-17.
12Jean-Pierre Bastian, Protestantismo y modernidad latinoamericana. Historia de unas minorías religiosas activas en América Latina (México: Fondo de Cultura Económica, 1994), 112.
13Javier Castañeda, "Los proyectos educativos del Estado mexicano. Construcción de la identidad nacional por medio de la enseñanza de la geografía patria", en La integración del territorio en una idea de Estado. México y Brasil, 1821-1946, ed. Eulalia Ribera, Héctor Mendoza y Pere Sunyer (México: Universidad Nacional Autónoma de México/Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 2007), 539.
14Patricia Gómez, La enseñanza de la geografía en los proyectos educativos del siglo XIX en México (México: Universidad Nacional Autónoma de México, 20 0 3), 77.
15María Esther Aguirre, "La geografía emigra a la escuela. Apuntes sobre la configuración de un campo disciplinar. Siglo XIX (18251898)", en Las disciplinas escolares y sus libros, ed. Luz Elena Gal-ván y Lucía Martínez (México: Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social/Universidad Autónoma del Estado de Morelos/Juan Pablos editor, 2010), 263.
16Rubén Ruiz, "Práctica religiosa y valores cívicos. Los metodistas mexicanos y el federalismo", Eslabones, no. 13 (1997): 24-25.
17Eduardo Mijangos y Leticia Mendoza, "Instrucción cívica y liberal del presbiterianismo en el distrito de Zitácuaro, 1894-1902", Tzintzun, no. 54 (2011): 64.
18Jean-Pierre Bastian, "Metodismo y rebelión política en Tlaxcala, 1874-1920", en Historia y sociedad en Tlaxcala, aavv (Tlaxcala: Gobierno del Estado de Tlaxcala/Universidad Autónoma de Tlaxcala/ Universidad Iberoamericana, 1986), 110.
19Pedro Flores Valderrama, "La terminación de un año escolar", El Abogado Cristiano Ilustrado 13, no. 2 (1889): 1.
20José Míguez, "El rostro liberal del protestantismo latinoamericano", en Unidad y diversidad del protestantismo latinoamericano, ed. José Míguez, Juan Sepúlveda y Rigoberto Gálvez (Buenos Aires: Kairos, 2002), 17.
21Anónimo, "¿Desea Ud. un buen Colegio para sus hijos?", El Abogado Cristiano Ilustrado 34, no. 42 (1910): 416.
22En El Abogado Cristiano Ilustrado también se publicaron escritos que divulgaban la práctica académica de la geografía, por ejemplo "Sociedad Egipcia de Exploración" (1887); "Gerardo Mercator" (1890); "Procedente de San Luis Missouri. Congreso Internacional de Geografía" (1904), y "Las Ciencias. Diálogo escolar escrito para once niños" (1905). Este tipo de escritos fueron complementarios a los textos escolares.
23María Eugenia Fuentes, "Los estudiantes del Instituto Metodista Mexicano y la Revolución mexicana", Dimensión antropológica 17 (1999). http://www.dimensionantropologica.inah.gob.mx/?p=1183 (consultado el 05 de julio de 2012).
24Deborah Baldwin, "Diplomacia cultural: escuelas misionales protestantes en México", Historia mexicana 36, no. 2 (1986): 303.
25Vicente Mendoza, "El maestro evangélico", El Abogado Cristiano Ilustrado 27, no. 4G (19G3): 33G.
26Mendoza, "El maestro evangélico", 33G.
27J. V. Cuervo, "El maestro de la escuela dominical. Concluye", El Abogado Cristiano Ilustrado 31, no. 31 (19G7): 253.
28Washington Padilla, "La actividad de las sociedad bíblicas durante el primer liberalismo", en Protestantes, liberales y francmasones. Sociedades de ideas y modernidad en América Latina, siglo XIX, comp. Jean-Pierre Bastian, (México, Fondo de Cultura Económica, 2011), 97.
29Aurelio García Archilla, "La visión misionera protestante en Chile a fines del siglo diecinueve: Trumbull y el periódico The Record", Universum 1, no. 24 (2GG9): 65.
30Anónimo, "La Tierra Santa", El Abogado Cristiano Ilustrado 2G, no. 19 (1896): 152.
31Anónimo, "La Tierra Santa", 152.
32Anónimo, "Interesantes libros evangélicos", El Abogado Cristiano Ilustrado 15, no. 11 (1891): 95.
33Walther Bernecker, "Literatura de viajes como fuente histórica para el México decimonónico: Humboldt, inversiones e intervenciones", Tzintzun, no. 38 (2003): 38.
34Anónimo, "Viaje del Doctor Juan W. Butler", El Abogado Cristiano Ilustrado 30, no. 37 (1906): 297. Otro escrito de los editores se publicó en el número 44 del mismo volumen bajo el nombre de "Rumbo a la India".
35John W. Butler, "Rumbo a la India. En Palestina", El Abogado Cristiano Ilustrado 31, no. 2 (1907): 14.
36Butler, "Rumbo a la India", 15.
37John W. Butler, "Notas históricas acerca de la Santa Ciudad", El Abogado Cristiano Ilustrado 31, no. 3 (1907): 23.
38El Pastor, "Interesantes conferencias del dr. Butler", El Abogado Cristiano Ilustrado 31, no. 36 (1907): 291. También comentaron el viaje de Butler: la madre del reverendo; Clementina, viuda de Butler, que publicó "Nuestro jubileo" (no. 53, vol. 30), y Epigmenio Mendoza que dio a conocer el escrito "Plática del dr. Butler" (no. 12, vol. 31) como parte de la crónica de la XXIIi Conferencia Anual.
39Mary Louise Pratt, Imperial Eyes. Travel Writing and Transcultura-tion (New York: Routledge Taylor and Francis Group, 2003), 137.
40Jonathan Topham, "The Wesleyan-Methodist Magazine and Religious Monthlies in Early Nineteenth Century Britain", en Science in the Nineteenth Century Periodical, ed. Geoffrey Cantor et al., (New York: Cambridge University Press, 2008), 82.
41Luz Fernanda Azuela, "Imperialismo y ciencia. La Royal Geographical Society en el Perú (1880-1900)", en Historia del quehacer científico en América Latina, ed. Patricia Escandón y Luz Fernanda Azuela (México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1993), 80.
42Vicente Mendoza, "El imperialismo de la Iglesia cristiana", El Abogado Cristiano Ilustrado 28, no. 13 (1904): 102.
43Mendoza, "El Imperialismo", 102.
44F. S. Borton, "La mano de Dios en las misiones modernas. Sermón predicado en Puebla", El Abogado Cristiano Ilustrado 31, no. 9 (1907): 70.
45Borton, "La mano de Dios", 70.
46Borton, "La mano de Dios", 70.
47Anónimo, "El obispo Guillermo Taylor", El Abogado Cristiano Ilustrado 10, no. 3 (1886): 23. Otro homenaje a un obispo metodista en África fue "José Thomson", publicado en el número 19 del volumen 19.
48Anónimo, "En África", El Abogado Cristiano Ilustrado 13, no. 17 (1889): 133.
49Tomás García, "Luz en el África misteriosa", El Abogado Cristiano Ilustrado 28, no. 32 (1904): 262-263.
50T. del Valle, "Las misiones africanas", El Abogado Cristiano Ilustrado 29, no. 43 (1905): 350.
51Véase Luz Fernanda Azuela, Tres sociedades científicas en el Porfiriato. Las disciplinas, las instituciones y las relaciones entre la ciencia y el poder (México: Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y la Tecnología/Universidad Tecnológica de Nezahualcó-yotl/Universidad Nacional Autónoma de México, 1996).
52Algunos artículos que describen la geografía mexicana son: "El Salto de Eyipantla" (1888); "Puentes y ríos. México" (1895); "En estos días. Comisión de Límites entre México y Guatemala" (1902); "Gran sorpresa. Mexico. Our Next-Door Neighboor" (1904); y "Un mapa del Distrito Federal" (1908).


Bibliografía

Fuentes primarias

AA.VV. The Encyclopaedia Britannica: The New Volumes, Constituting in Combination with the EXIsting Volumes of the Ninth Ed. the 10th Ed. of that Work and also Supplying A New, Distinctive and Independent Library of Reference. London: The Times Printing House Square, 1902. http://www.1902encyclopedia.com/g/GEO/geography.html.         [ Links ]

Anónimo. "El obispo Guillermo Taylor". El Abogado Cristiano Ilustrado 10, no. 3 (1886): 23.         [ Links ]

Anónimo. "En África". El Abogado Cristiano Ilustrado 13, no. 17 (1889): 133.         [ Links ]

Anónimo. "Interesantes libros evangélicos". El Abogado Cristiano Ilustrado 15, no. 11 (1891): 95.         [ Links ]

Anónimo. "La Tierra Santa". El Abogado Cristiano Ilustrado 20, no. 19 (1896): 152.         [ Links ]

Anónimo. "¿Desea Ud. un buen Colegio para sus hijos?". El Abogado Cristiano Ilustrado 34, no. 42 (1910): 416.         [ Links ]

Borton, F. S. "La mano de dios en las misiones modernas. Sermón predicado en Puebla". El Abogado Cristiano Ilustrado 21, no. 9 (1907): 70.         [ Links ]

Butler, John W. "Rumbo a la India. En Palestina". El Abogado Cristiano Ilustrado 31, no. 2 (1907): 14-15.         [ Links ]

Butler, John W. "Notas históricas acerca de la Santa Ciudad". El Abogado Cristiano Ilustrado 31, no. 3 (1907): 23.         [ Links ]

Cuervo, J. V. "El maestro de la escuela dominical". El Abogado Cristiano Ilustrado 31, no. 31 (1907): 253.         [ Links ]

Del Valle, T. "Las misiones africanas". El Abogado Cristiano Ilustrado 29, no. 43 (1905): 350.         [ Links ]

El Pastor. "Interesantes conferencias del dr. Butler". El Abogado Cristiano Ilustrado 31, no. 36 (1907): 291.         [ Links ]

Flores Valderrama, Pedro. "La terminación de un año escolar". El Abogado Cristiano Ilustrado 13, no. 2 (1889): 1.         [ Links ]

García, Tomás. "Luz en el África misteriosa". El Abogado Cristiano Ilustrado 28, no. 32 (1904): 262-263.         [ Links ]

Mendoza, Vicente. "El maestro evangélico". El Abogado Cristiano Ilustrado 27, no. 40 (1903): 330.         [ Links ]

Mendoza, Vicente. "El imperialismo de la Iglesia cristiana". El Abogado Cristiano Ilustrado 28, no. 13 (1904): 102.         [ Links ]

Fuentes secundarias

Aguirre, María Esther. "La geografía emigra a la escuela. Apuntes sobre la configuración de un campo disciplinar. Siglo XIX (1825-1898)". En Las disciplinas escolares y sus libros, editado por Luz Elena Galván y Lucía Martínez, 243-267. México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social/Universidad Autónoma del Esta de Morelos/Juan Pablos editor, 2010.         [ Links ]

Azuela, Luz Fernanda. "Imperialismo y ciencia. La Royal Geographical Society en el Perú (18801900)". En Historia del quehacer científico en América Latina, editado por Patricia Escandón y Luz Fernanda Azuela, 75-91. México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1993.         [ Links ]

Azuela, Luz Fernanda. Tres sociedades científicas en el Porfiriato. Las disciplinas, las instituciones y las relaciones entre la ciencia y el poder. México: Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y la Tecnología/Universidad Tecnológica de Nezahualcóyotl/Universidad Nacional Autónoma de México, 1996.         [ Links ]

Baldwin, Deborah. "Diplomacia cultural: escuelas misionales protestantes en México". Historia Mexicana 36, no. 2 (1986): 287-322.         [ Links ]

Baldwin, Deborah. Protestants and the Mexican Revolution. Missionaries, Ministers, and Social Change. Urbana: University of Illinois, 1990.         [ Links ]

Bastian, Jean-Pierre. "Metodismo y rebelión política en Tlaxcala, 1874-1920". En Historia y sociedad en Tlaxcala, AA.VV., 108-118. Tlaxcala: Gobierno del Estado de Tlaxcala/Universidad Autónoma de Tlaxcala/Universidad Iberoamericana, 1986.         [ Links ]

Bastian, Jean-Pierre. Los disidentes. Sociedades protestantes y revolución en México, 1872-1911. México: El Colegio de México/Fondo de Cultura Económica, 1989.         [ Links ]

Bastian, Jean-Pierre. "La mutación de los protestantismos mexicanos y latinoamericanos: Una perspectiva socio-histórica". Signos 5, no. 2 (1991): 197-228.         [ Links ]

Bastian, Jean-Pierre. Protestantismo y modernidad latinoamericana. Historia de unas minorías religiosas activas en América Latina. México: Fondo de Cultura Económica, 1994.         [ Links ]

Bernecker, Walther. "Literatura de viajes como fuente histórica para el México decimonónico: Humboldt, inversiones e intervenciones". Tzintzun, no. 38 (2003): 35-64.         [ Links ]

Castañeda, Javier. "Los proyectos educativos del Estado mexicano. Construcción de la identidad nacional por medio de la enseñanza de la geografía patria". En La integración del territorio en una idea de Estado. México y Brasil, 1821-1946, editado por Eulalia Ribera, Héctor Mendoza y Pere Sunyer, 537-546. México: Universidad Nacional Autónoma de México/Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 2007.         [ Links ]

Escurza, Daniel. "El discurso cívico-religioso protestante en Hidalgo, 1880-1890". En El protestantismo en México (1850-1940). La Iglesia metodista episcopal, editado por Laura Espejel y Rubén Ruiz, 77-90. México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1995.         [ Links ]

Fuentes, María Eugenia. "Los estudiantes del Instituto Metodista Mexicano y la Revolución mexicana". Dimensión antropológica 17 (1999). http://www.dimensionantropologica.inah.gob.mx/?p=1183        [ Links ]

García Archilla, Aurelio. "La visión misionera protestante en Chile a fines del siglo diecinueve: Trumbull y el periódico The Record'. Universum, no. 24 (2009): 58-81.         [ Links ]

Gómez Rey, Patricia. La enseñanza de la geografía en los proyectos educativos del siglo XIX en México. México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2003.         [ Links ]

Mallimaci, Fortunato. "Catolicismo y liberalismo: las etapas del enfrentamiento por la definición de la modernidad religiosa en América Latina". En La modernidad religiosa: Europa y América Latina en perspectiva comparada, editado por Jean-Pierre Bastian, 19-44. México: Fondo de Cultura Económica, 2004.         [ Links ]

Míguez, José. "El rostro liberal del protestantismo latinoamericano". En Unidad y diversidad del protestantismo latinoamericano, editado por José Míguez, Juan Sepúlveda y Rigoberto Gálvez, 9-22. Buenos Aires: Kairos, 2002.         [ Links ]

Mijangos, Eduardo y Leticia Mendoza. "Instrucción cívica y liberal del presbiterianismo en el distrito de Zitácuaro, 1894-1902". Tzintzun, no. 54 (2011): 53-92.         [ Links ]

Padilla, Washington. "La actividad de las sociedad bíblicas durante el primer liberalismo". En Protestantes, liberales y francmasones. Sociedades de ideas y modernidad en América Latina, siglo XIX, compilado por Jean-Pierre Bastian, 97-118. México: Fondo de Cultura Económica, 2011.         [ Links ]

Pérez Monfort, Ricardo. "Nacionalismo, clero y religión durante la era de Juárez". En El protestantismo en México (1850-1940). La Iglesia metodista episcopal, editado por Laura Espejel y Rubén Ruiz, 39-76. México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1995.         [ Links ]

Pratt, Mary Louise. Imperial Eyes. Travel Writing and Transculturation. New York: Routledge Taylor and Francis Group, 2003.         [ Links ]

Ruiz, Rubén. Metodismo y modernización en México (1873-1930). Hombres nuevos. México: Cupsa, 1992.         [ Links ]

Ruiz, Rubén. "Práctica religiosa y valores cívicos. Los metodistas mexicanos y el federalismo". Eslabones, no. 13 (1997): 20-27.         [ Links ]

Téllez, Abraham. "Protestantismo y política en México en el siglo XIX". En El protestantismo en México (1850-1940). La Iglesia metodista episcopal, editado por Laura Espejel y Rubén Ruiz, 11-38. México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1995.         [ Links ]

Topham, Jonathan. "The Wesleyan-Methodist Magazine and Religious Monthlies in Early Nineteenth Century Britain". En Science in the Nineteenth Century Periodical, editado por Geoffrey Cantor et al., 67-90. New York: Cambridge University Press, 2008.         [ Links ]

Treviño, Silvia. "El poder adquisitivo del salario mínimo en México". Tesis de Maestría en Historia, Universidad Autónoma de Nuevo León, 2004.         [ Links ]