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Memoria y Sociedad

Print version ISSN 0122-5197

Mem. Soc. vol.17 no.35 Bogotá June/Dec. 2013

 

Memoria local y política provincial en la celebración de un homenaje. La conmemoración del centenario de un caudillo federal en la Argentina decimonónica1

Local Memory and Provincial Politics in a Tribute. The Commemoration of the Centenary of a Federal Leader in the Nineteenth-Century Argentina

Memória local e política provincial na celebração de uma homenagem. Comemoração do centenário de um caudilho federal na Argentina do século XIX

María Gabriela Micheletti

Pontificia Universidad Católica Argentina (Rosario, Argentina) mgabrielamicheletti@uca.edu.ar

El presente artículo es producto del proyecto de investigación "La escritura de la memoria en la provincia de Santa Fe. Sociabilidades intelectuales y empresas de erudición histórica", financiado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la Argentina (CONITEC).

Fecha de recepción: 31 de enero de 2013 Fecha de evaluación: 15 de mayo de 2013 Fecha de aprobación: 29 de mayo de 2013


Cómo citar este artículo

Micheletti, María Gabriela. "Memoria local y política provincial en la celebración de un homenaje. La conmemoración del centenario de un caudillo federal en la Argentina decimonónica". Memoria y sociedad 17, no. 35 (2013): 59-74.


Resumen

Este artículo se centra en el estudio de la celebración (1886) del primer centenario del nacimiento de un caudillo federal de Argentina, el santafesino Estanislao López, y de los actos, realizaciones culturales y producción historio-gráfica vinculados a ella. Evaluar cuáles fueron los móviles que guiaron a la dirigencia política de la provincia de Santa Fe a propiciar este homenaje —considerado como un "acto de reparación, gratitud y justicia"— constituyó uno de los principales objetivos de la investigación. Para desarrollarla se consultó variada documentación, entre la que cabe consignar publicaciones de carácter oficial, fuentes periódicas y textos historiográficos éditos e inéditos. Su análisis permitió advertir la operación puesta en marcha desde las elites políticas e intelectuales santafesinas decimonónicas, a fin de fijar en la memoria colectiva la representación de López como héroe máximo del pasado provincial, sostenedor de la autonomía y del federalismo frente al centralismo porteño.

Palabras clave: Historia y memoria, Usos públicos de la historia, Conmemoraciones, Caudillos, Historiografía provincial, Santa Fe

Palabras clave descriptor: López, Estanislao, 1786-1838, Liderazgo político-Argentina, Memoria-aspectos culturales


Abstract

This article focuses on the study of the celebration (1886) of the first birth centenary of Estanislao López, a federal leader of Argentina who was born in Santa Fe; as well as on the acts, cultural achievements and historiographical production linked to it. Evaluate which were the motives that led the political leadership of the province of Santa Fe to promote this tribute -considered as an "act of reparation, gratitude and justice" - was one of the main objectives of the research. To develop it, varied documentation was consulted including official publications, periodic sources and historiographical published and unpublished texts. Their analysis allowed noticing the operation started up by the nineteenth century political and intellectual elites in Santa Fe, in order to set in the collective memory the representation of Lopez as a supreme hero of the provincial past, holder of autonomy and federalism versus the centralism of Buenos Aires.

Keywords: History and memory, Public uses of history, Commemorations, Leaders, Provincial historiography, Santa Fe

Keywords plus: López, Estanislao, 1786-1838, Political leadership-Argentina, Memory-cultural aspects


Resumo

Este artigo centra no estudo da celebração (1886) do primeiro centenário do nascimento de um caudilho federal da Argentina, o santa-fesino Estanislao López, e dos atos, realizações culturais e produção historiográfica ligados com ela. Avaliar quais os móveis que guiaram a diretoria política da província de Santa Fe a propiciar esta homenagem —considerado como "ato de reparação, gratidão e justiça"— constitui um dos principais objetivos da pesquisa. Para desenvolvê-la consultou-se variegada documentação entre a qual é preciso mencionar publicações de caráter oficial, fontes periódicas e textos historiográficos éditos e inéditos. Sua análise permitiu advertir a operação adiantada desde as elites políticas e intelectuais san-tafesinas do século XIX, para fixar na memória coletiva a representação de López como herói máximo do passado provincial, detentor da autonomia e do federalismo frente ao centralismo portenho.

Palavras chave: História e memória, Usos públicos da história, Comemorações, Caudilhos, Historiografia provincial, Santa Fe

Palavras descriptivas: López, Estanislao, 1786-1838, Liderança Política-Argentina, Aspectos da memória-culturais


Introducción

Desde mediados del siglo XIX, y de manera paralela al surgimiento del Estado-nación, tuvo lugar en Argentina el inicio de un proceso de construcción de la memoria colectiva2, impulsado y orientado desde las elites políticas e intelectuales. Dentro de ese proceso, un papel significativo le cupo a la configuración de un panteón de héroes, que fueron presentados a la sociedad como modelos de virtudes cívicas, y uno de cuyos hitos principales, desde el punto de vista historiográfico, lo constituyó la aparición de las historias de Manuel Belgrano y de José de San Martín elaboradas por Bartolomé Mitre. Pero así como interesaba fijar héroes, símbolos y fechas patrias en los que cimentar la nacionalidad en formación, desde los estados provinciales —previos a la consolidación del Estado central y, por eso mismo, celosos defensores de la autonomía de la que habían gozado en décadas anteriores— se gestó un movimiento similar, con el objetivo de rescatar figuras locales que habían resultado cuestionadas, menospreciadas o simplemente olvidadas en los grandes relatos nacionales3.

Este artículo se centra, precisamente, en la labor de rescate y reivindicación del caudillo federal Estanislao López que llevaron adelante las elites políticas e intelectuales de la provincia argentina de Santa Fe, con motivo de la celebración del primer centenario de su nacimiento en 18864. Algunas de las cuestiones sometidas a análisis remiten a los sectores de la sociedad comprometidos en este homenaje, los móviles que guiaron a la dirigencia política a propiciarlo, la producción historiográfica vinculada a él, y las lecturas y representaciones del pasado que buscaron explicar el papel desempeñado por Santa Fe y sus hombres en el marco de la historia nacional. Se procura analizar dicho homenaje como un caso de uso público de la historia a través de un hecho conmemorativo, encaminado a configurar en un sentido determinado la memoria colectiva santafesina5.

Sociabilidad intelectual de provincia

Estudiar el proceso de gestación de un homenaje de carácter histórico supone considerar, en primer lugar, el ambiente cultural y político en que se produjo, indagar acerca de los sectores involucrados, bucear en las responsabilidades individuales o compartidas, y evaluar el desarrollo y las condiciones de producción del movimiento intelectual que llevó adelante dicho acontecimiento.

Al respecto, debe tenerse en cuenta que a fines del siglo XIX existía ya en Santa Fe, al igual que en la mayoría de las provincias argentinas6, un pequeño círculo de sociabilidad intelectual, compuesto de letrados, escritores y estudiosos del pasado. Se trataba de hombres que solían alternar sus actividades profesionales —mayoritariamente volcadas a la abogacía— y sus nexos con la vida política e institucional santafesina, con sus intereses intelectuales, que se centraban en los abordajes históricos, la labor literaria, los análisis jurídicos y las reflexiones sobre la realidad provincial7. Esos actores culturales contribuyeron a crear espacios de sociabilidad en el ámbito de la cultura, como asociaciones y centros literarios y de estudio, emprendimientos editoriales que se concretaron en periódicos y revistas, y comisiones de homenaje a personajes históricos y de conmemoración de hechos del pasado, tal como la que se organizó con motivo de la celebración del centenario de Estanislao López. Desarrollaban sus actividades en un ámbito predominantemente urbano8, que encontraba en la provincia de Santa Fe dos núcleos principales: la histórica y tradicional ciudad capital, del mismo nombre que la provincia, y la sureña y nueva ciudad de Rosario. Conviene tener presente, además, que la provincia de Santa Fe se destacaba a finales del siglo XIX por haberse incorporado con éxito, gracias a sus extensas y fértiles llanuras, al modelo económico agroexportador propiciado por la elite liberal a cargo del gobierno del país9.

En un protoespacio historiográfico10, fue aquel grupo iniciático el que comenzó a articular y plasmar las primeras representaciones del pasado santafesino, en un esfuerzo de erudición histórica que condujo al surgimiento de una incipiente producción provincial11, anterior a la etapa de institucionalización y de profesionalización que experimentó la disciplina histórica en el país a partir de la llamada "Nueva Escuela Histórica"12.

Quienes fueron en Santa Fe sus principales representantes, además del interés por sacar por primera vez a luz los hechos de la historia provincial —con un enfoque científico que significara la superación de la etapa memorialista anterior13—, estuvieron guiados por el propósito de reivindicar el rol cumplido por la provincia y sus hombres en la historia nacional.

Una de las producciones historiográficas más acabadas de la época tuvo en efecto a uno de estos hombres, el caudillo Estanislao López, por protagonista. Se trató de la Historia de López, publicada en 1881 por Ramón Lassaga (1858-1921), obra en la que este joven historiador se había animado a defender a uno de los controvertidos personajes de la era de los caudillos, adoptando una actitud revisionista con respecto a la historiografía y la literatura nacionales14. En la "Advertencia" del libro, este provinciano desconocido, aún estudiante, introducía una serie de críticas hacia quienes se dedicaban a calumniar a los personajes y héroes de la historia. No fueron "los historiadores imparciales, sino sus enemigos" —sostenía Lassaga— los que juzgaron al caudillo sin conocerlo y lo condenaron a ser víctima de la ingratitud. Ese fue el motivo que dio origen a su biografía: "para hacerlo conocer tal cual es en sí y que sus conciudadanos puedan juzgarlo imparcialmente", ya que a López le cupo el honor de ser —en esas épocas de anarquía— uno de los hombres que "comprendían muy bien que la patria no se limitaba en tal o cual provincia, sino que consistía en todas ellas y que no eran solamente santafesinos, entrerrianos o porteños, sino que todos debían llevar el dulce nombre de argentinos"15. Como puede apreciarse, la reivindicación de este héroe local iba en el sentido de mostrar que —a diferencia de lo que parecían haber sostenido los grandes relatos nacionales— también desde los espacios provinciales se había contribuido a la formación de la nacionalidad.

Historia, política y memoria en la celebración de un homenaje

Estanislao López fue un caudillo y gobernador santafesino, que en la etapa de las guerras civiles que sucedieron en Argentina a las guerras de independencia, defendió la causa federal sostenida por las provincias del Litoral, frente a los intentos unitarios y centralizadores de los gobiernos establecidos en Buenos Aires. Cuestionado historiográficamente en los grandes relatos nacionales por el rol que le cupo en la caída del Directorio en 1820 —hecho que dio lugar a un largo período de autonomías provinciales y de ausencia de gobierno nacional—, fue defendido en cambio por los historiadores locales, que resaltaron sus esfuerzos en pro de la organización de una república federal, tal como la que se concretaría años más tarde, con la sanción de la Constitución Nacional de 1853. Su figura y su obra, rescatada ya en las primeras memorias locales16, alcanzó pleno reconocimiento a principios de los años ochenta en el mencionado libro de Lassaga.

Los intentos de reivindicarlo por medio de un monumento conmemorativo también se iniciaron tempranamente a nivel local. Por ello, debe indicarse que la decisión de honrar su memoria en 1886 en realidad reconocía un antecedente importante en una ley de 1857, por la que la Cámara de Representantes de la provincia de Santa Fe había resuelto que se erigiera una estatua en su honor17. Sin embargo, casi treinta años después, aquella disposición aún no se había cumplido y fue entonces, en respuesta a un calendario festivo marcado por el primer centenario del nacimiento del caudillo, que el gobierno de la provincia de Santa Fe se dispuso a cumplir aquel mandato18.

Para entonces, al frente del gobierno de la provincia se encontraba, desde hacía apenas un mes, José Gálvez, uno de los principales referentes del oficialismo santafesino de finales del siglo XIX. Gálvez llegó al poder gracias al apoyo del presidente Julio A. Roca, dominó la escena política provincial durante los años de su gobierno (1886-1890) y los de su sucesor, Juan M. Cafferata (18901893), y continuó teniendo un importante peso político en los siguientes años; debido a ello, el movimiento político que encabezó, de fuerte base personalista, asumió el nombre de "galvismo"19.

Para dar cumplimiento al propósito de conmemorar a López, el 7 de mayo de 1886 Gálvez emitió un decreto por el que nombraba una comisión que llevaría adelante los preparativos para "solemnizar dignamente" el centenario en noviembre, "como un tributo debido a la memoria de uno de los más decididos y beneméritos servidores de Santa Fe"20.

La comisión nombrada se encontraba compuesta por "vecinos honorables y distinguidos"21: Mariano Comas, Ignacio Crespo, Luis Blanco, José R. Aldao, Ramón Lassaga, David Peña, Eudoro Rosas, Dámaso Centeno, Cipriano Arteaga, Francisco Clucellas, Severo Echagüe, Severo Basabilvaso y el ministro de Gobierno, Juan Manuel Cafferata, como presidente honorario22. Eran todos hombres expectables de la elite santafesina, en su mayoría oriundos o radicados en la ciudad capital, pertenecientes a familias tradicionales de la sociedad, y que desempeñaban y habían desempeñado cargos y funciones públicas de importancia en la provincia; alguno, como Severo Echagüe, representaba al clero local. Había, además, quienes provenían de sectores políticos opositores, como Ramón Lassaga, que hasta poco antes había integrado las filas del liberalismo provincial y que, sin embargo, fue pronto cooptado por el galvismo. Por sus conocimientos en la materia resultó ser el encargado de preparar una noticia biográfica de López que, impresa en gran formato, sería distribuida el día del centenario junto con el retrato del caudillo23. Tampoco podía dejar de ser parte de la comisión Mariano Comas, autor del proyecto de ley de 1857, a pesar de su adscripción política al círculo iriondista, que había resultado parcialmente desplazado del poder por el galvismo24. Comas fue designado presidente de la comisión en honor de aquel antecedente, en tanto que resultaron electos como secretarios Ramón Lassaga y David Peña25. Este último era el director del periódico oficialista Nueva Epoca y secretario personal del gobernador Gálvez, y el análisis de las fuentes vinculadas a la celebración del centenario permiten suponerlo uno de los principales mentores de la conmemoración. Peña fue el alma máter de las resoluciones de la comisión, y el órgano de prensa que dirigía fue el que cubrió extensamente y en detalle el acontecimiento, desde las reuniones preparatorias celebradas por la comisión central hasta los actos y fiestas que tuvieron lugar a fines de noviembre, con el agregado de que la decisión de honrar la memoria de López y el periódico nacieron prácticamente juntos26.

La reivindicación del caudillo fue entendida como un acto de reparación, gratitud y justicia, y centrada en el rol jugado por él en el sostenimiento de la autonomía provincial y en la defensa del sistema republicano federal. Ahora bien, este rescate de la memoria de Estanislao López, por un lado, se explica mejor considerándolo inserto dentro del movimiento que fue alentado por parte de las elites decimonónicas a fin de contribuir a forjar una identidad colectiva nacional y que dio lugar a una serie de proyectos destinados a plasmar representaciones materiales y monumentos en los cuales sustentar de manera sensible la historia patria. Dentro de esa perspectiva, la configuración de un panteón de próceres, en quienes se encarnaban simbólicamente las glorias de la nación, constituía un aspecto relevante en la construcción del imaginario nacional27. En esos próceres se condensaban una serie de virtudes éticas y cívicas que, desde las elites, se brindaban a la sociedad argentina como modelos en los cuales abrevar ejemplos de las virtudes y comportamientos requeridos y esperados28. La decisión de retomar la idea de elevar un monumento a López, entonces, explicitaba la voluntad de la elite dirigente santafesina de los años ochenta de proponer al pueblo de la provincia al caudillo como modelo heroico, y, a la vez, de reposicionar su figura para que ocupara un lugar entre los prohombres de la nación.

Por otro lado, la celebración prevista no se limitaba a ser una reivindicación del postergado caudillo y la presentación a la sociedad de una figura modélica, sino que además perseguía un claro objetivo político partidario para la dirigencia galvista. En este sentido, la celebración significaba para la provincia de Santa Fe la manera de exteriorizar el progreso que había alcanzado —producto de la adhesión al modelo económico agroexportador, sustentado en la radicación de inmigrantes y la colonización agrícola—, al mostrarse en condiciones de homenajear a sus héroes del pasado y de festejar sus éxitos presentes. El galvismo recientemente llegado al poder deseaba mostrar que Santa Fe era una "fiesta" y que el centenario de López constituía un acto celebraticio más de ese espíritu; así lo explicitó el diario oficialista Nueva Epoca, a través de la pluma de Lassaga:

Ha llegado la hora de la reparación con la era del progreso.
Asistimos al período de las grandes fiestas, solemnizando los triunfos del presente representados por líneas de ferrocarriles y telégrafos, y la conmemoración de nuestras glorias pasadas al levantar monumentos que perpetuarán la memoria de los héroes. Se disipan las sombras, y la luz del progreso que de nuestro cielo las aparta, y que a la admiración del mundo descubre al país del trigo entregado afanoso al trabajo que ennoblece, impulsado por el anhelo de su engrandecimiento, obedeciendo a la Ley a que están fatalmente obligados pueblos como el nuestro inteligente, rico y laborioso, tiene también un rayo fúlgido que penetra en los cementerios y en los templos para alumbrar la tumba de nuestros benefactores29.

La intención del galvismo, puesta de manifiesto al conmemorar el aniversario del nacimiento de López, era mostrar que su reciente llegada al gobierno inauguraba una "nueva época" —de ahí, también, el título otorgado al periódico que lo representaba— en la que confluían lo viejo y lo nuevo, en una lograda síntesis que dejaba atrás las luchas políticas de otros tiempos para dar paso a la era del progreso iniciada con Gálvez, pero que recogía, no obstante, lo mejor del pasado patrio. Por eso, transcurridos ya los festejos del centenario, el balance haría hincapié en esta mezcla de tradición y modernidad:

Jamás se ha visto en Santa Fe una concurrencia más numerosa a las fiestas públicas. Era un pueblo nuevo que se presentaba a honrar la memoria del héroe legendario; el espíritu de la nueva vida se sentía; no había ya esos recelos de otros tiempos, era la nueva época en una de sus primeras manifestaciones. El pueblo se divertía porque podía considerarse feliz no solo por cumplir con un deber al festejar a su héroe predilecto, sino por cumplirlo sintiéndose halagado por risueñas esperanzas, libre de la atmósfera algo pesada de tiempos que no vuelven30.

Debido a estas connotaciones políticas de la celebración, la declamada adhesión de todas las fuerzas vivas de la sociedad a los actos fue capitalizada por el galvismo, interpretándola como un consenso hacia su propia gestión de gobierno y un aval para la política que desplegaría en los años subsiguientes.

El ritual de la conmemoración

Entre las funciones de la comisión de homenaje a López se encontraban la de abrir suscripciones públicas, con el objetivo de recaudar lo necesario para erigir la estatua, y la de proyectar el monumento que sería levantado el 22 de noviembre, día del centenario, en el mismo lugar en que posteriormente se colocaría aquella, en la plaza 25 de Mayo de la ciudad de Santa Fe. En la primera reunión que celebró, se constituyó la comisión directiva, y quedaron organizadas una comisión encargada de entenderse en el extranjero con lo relativo a la ejecución del monumento, una comisión del monumento en Santa Fe, ornato, fiesta, etc., y una comisión encargada de organizar una velada literaria en la noche del centenario31. Más adelante se fueron constituyendo subcomisiones en los departamentos de la provincia, en Buenos Aires y en Paraná, con la función de levantar suscripciones, y en ellas también se siguió el criterio de designar a personas reconocidas, con ascendiente sobre la sociedad. Además, para dar un impulso más firme y unificado a la organización de la celebración proyectada, en el mes de agosto se designó a Tomás Moncayo Avellán —un liberal ecuatoriano exiliado en Argentina— como comisario general de las fiestas del centenario, con el encargo de llevar adelante todos los trabajos necesarios.

El decreto preveía, para la celebración de los festejos, la concertación del poder político con el eclesiástico y el económico: el día del centenario deberían oficiarse misas en toda la provincia, en tanto que se gestionaría del Club Comercial la realización de una feria rural. La fiesta, entonces, sería a la vez cívica, religiosa y de las fuerzas de la producción.

A tales efectos, una comisión integrada por Comas, Basabilvaso y Crespo entró en conversaciones con el obispo José María Gelabert para convenir la organización de las ceremonias religiosas que serían celebradas el 22 de noviembre en toda la provincia, con una principal en el templo de San Francisco de la ciudad capital —lugar en donde descansaban las cenizas del general López—, y se dispuso encomendar al presbítero Jacinto Viñas la oración fúnebre a pronunciarse para la ocasión32. Respondiendo al espíritu religioso del galvismo gobernante, no se trataría de una celebración laica, sino que la Iglesia Católica tendría una presencia significativa en el desarrollo de los actos.

En cuanto a la feria rural, era la primera en su tipo a ser realizada en la provincia de Santa Fe, y la comisión central realizó tratativas con el Club Comercial para concretarla, gestión facilitada por el hecho de que el presidente de esta entidad, Ignacio Crespo, formaba parte también de la comisión33. Pocos días antes del centenario, sin embargo, se resolvió que la feria sería aplazada hasta el año siguiente, a raíz de una epidemia de cólera que por entonces azotó a la provincia. La exposición-feria tuvo finalmente lugar en septiembre de 1887, y a ella concurrieron productores agropecuarios e industriales de toda la provincia, cumpliendo el cometido del gobierno galvista de hacer ostensible el desarrollo económico santafesino34.

El motivo central de la celebración del centenario, consistente en la proyectada erección del monumento a López, y que recogía la iniciativa de 1857, fue complementado con la programación de una serie de objetos-homenaje paralelos: la ya mencionada biografía de López a cargo de Lassaga, la impresión de retratos del prócer, la acuñación de una medalla para la ocasión y un cambio de nombres en la nomenclatura urbana, fueron considerados los elementos adecuados para honrar la memoria del héroe. Algunos de estos trabajos fueron encargados en Buenos Aires, capital y centro político, económico y cultural del país. Así se hizo con dos mil ejemplares "lujosamente impresos" de la Biografía del GeneralD. Estanislao López de Lassaga; dos mil retratos de gran tamaño, obra del artista Carralho; y cuatro mil medallas de cobre y trescientas de plata, grabadas, en el anverso, con las fechas de nacimiento y muerte de López y, en el reverso, con la leyenda "Santa Fe, al fundador de su autonomía, 22 de noviembre de 1886"35.

Con respecto al otro objeto-homenaje mencionado, la comisión aprobó la moción de David Peña de gestionar de la municipalidad de Santa Fe un cambio de nombres en dos calles, a fin de que se designase con el de "General López" a la hasta entonces "23 de diciembre" contigua a la plaza y en la que había vivido el caudillo, en tanto se le diera este último nombre a la ubicada en los arrabales de la ciudad nominada de aquella manera. Esta disposición perseguía un claro objetivo reivindicatorio de quien fue por entonces considerado el "héroe más digno" de Santa Fe, al "mover" a López de la posición periférica en que se encontraba para otorgarle un lugar de memoria central dentro de la topografía urbana. También se decidió pedir a la municipalidad que designase con el nombre de López a alguna plaza36.

Sin embargo, Ramón Lassaga debió reprochar a través de Nueva Epoca a la comisión municipal que administraba la capital, a raíz de su indiferencia con respecto a los preparativos de los actos de homenaje a López, más notoria debido a que estaba presidida por el mismo presidente de la comisión del centenario, Mariano Comas. A fines de septiembre, Lassaga espetó:

hasta hoy no conocemos ningún proyecto en que se vea la intención de la municipalidad para contribuir al éxito de las fiestas, no se ha preocupado en hacer grabar una medalla en honor del caudillo, ni siquiera en cambiar el nombre de una calle central para ponerle el apellido de López, relegado hoy a una calle de los suburbios de la capital37.

Conminada tal vez por esta denuncia pública, con fecha de 6 de octubre, la comisión municipal expidió un decreto en el que se establecía que a partir del 22 de noviembre, y mediando el acto de colocación de las respectivas placas, entraría en vigencia el cambio de nombre solicitado para las calles "23 de diciembre" y "General López"38.

Ya próxima la fecha del homenaje, y con la asistencia del ministro de Gobierno Cafferata, la comisión central aprobó el programa de las fiestas, que se desarrollarían durante los días 21 y 22 de noviembre por resultar difícil condensar todos los actos en un solo día. Por su parte, el gobierno decidió cancelar la procesión cívica prevista para la tarde del 22 debido a la epidemia de cólera y, para realzar más la jornada, el 19 dictó un decreto por el que declaró feriado en toda la provincia el día del centenario39.

Llegado el momento de honrar la memoria de López, las fiestas transcurrieron según lo previsto y revestidas de "solemnidad", si bien un tanto opacadas por la contingencia sanitaria40. Los dos días se iniciaron, en la ciudad capital embanderada, con salvas, bombas y repiques y fueron iluminados a la noche con fuegos artificiales, elementos con alto poder de convocatoria en la sociedad santafesina del siglo XIX, que perseguían el objetivo de otorgarle al acontecimiento carácter popular. El domingo 21 se desenvolvieron los actos de carácter educativo. Tras el desfile por delante de la casa de gobierno del personal y alumnos de las escuelas —"era el Santa Fe infantil, nuevo, en su albor, levantándose sonriente sobre el Santa Fe de las pasadas épocas"—, fueron pronunciados los discursos del presidente del Consejo de Instrucción Primaria, Mariano Quiroga, y del ministro de Instrucción Pública, Néstor de Iriondo, ante una nutrida concurrencia; por último, las escuelas se dirigieron a depositar flores en la tumba del caudillo.

Al día siguiente, día del centenario propiamente dicho, se llevaron a cabo los festejos principales. Por la mañana tuvo lugar la ceremonia religiosa en el templo de San Francisco, que consistió en un Te Deum cantado por el sacerdote y miembro de la comisión Severo Echagüe. A continuación se escuchó una sinfonía ejecutada por la orquesta del Teatro Argentino, seguida de la disertación del canónigo Jacinto Viñas: un "panegírico" que presentó al López guerrero, político, humano y religioso.

Pero el momento culminante de la celebración se produjo a la tarde de ese día, en la plaza 25 de Mayo —lugar central de la ciudad y elegido para instaurar el culto de la memoria al héroe—, ante la asistencia de unas tres mil personas. En ella se colocó la piedra fundamental del monumento, en la que se leía la inscripción: "Al Brigadier General D. Estanislao López - Defensor de la autonomía de la provincia - El pueblo agradecido - Justicia y gratitud. 1786 - 22 de noviembre -1886. Santa Fe". Un escribano público dio lectura al acta del monumento que sería guardada en una caja de mármol, ubicada debajo de la piedra fundamental. El acta invocaba el decreto de 1857 y hacía "constar ad perpetuam memoriam" que la comisión del centenario, en cumplimiento del decreto del gobernador Gálvez, había celebrado fiestas públicas a las que "el sentimiento popular" había "respondido noblemente", "prestando su generoso contingente en honor del benemérito santafesino que tanto luchó por la autonomía de este Estado". Se detallaba la presencia de las escuelas públicas de la Nación y la provincia, de las corporaciones civiles, del cuerpo consular, de sociedades nacionales y extranjeras, de empleados nacionales y provinciales y del cuerpo militar, y se consignaba el tenor de las celebraciones realizadas. Al final, el acta llevaba las firmas de los miembros del Poder Ejecutivo y de la comisión del centenario.

En la ceremonia de la plaza, además, se distribuyeron las medallas, retratos y biografías del caudillo y se escucharon los discursos de Mariano Comas, del ministro de Gobierno Cafferata en nombre del gobernador —que no asistió por encontrarse de duelo—, de Estanislao López hijo y de Ramón Lassaga. Tomados en conjunto con los de los otros actos realizados, puede verse que los oradores cubrían un espectro de "autoridades" reconocidas para referirse al tema: el educador, el sacerdote, el político, el gobernante, el descendiente y el historiador contaron con un espacio para la expresión oral.

Finalizado el acto de la plaza y como culminación de la celebración, por la noche tuvo lugar un baile en el Club del Orden (1853), el centro social más prestigioso de la sociedad santafesina y del que Mariano Comas había sido fundador y primer presidente.

Una mención aparte merecen las asociaciones de la vida civil que participaron de los actos del centenario, en una época en que la "sociabilidad asociativa" cumplía un rol singular41. Además del Club Comercial, que representaba a las fuerzas de la producción, y del Club Social, que implicaba la adhesión de lo más influyente de la élite santafesina, otras asociaciones —mutuales, étnicas y estudiantiles— también se sumaron a los festejos. Una de las que mejor disposición mostró desde un principio fue la Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos, y su adhesión se concretó a través de la asistencia en corporación a los actos organizados, con el acompañamiento del estandarte societario y de una banda de música. Además, el aniversario de la institución (16 de septiembre) resultó postergado a fin de hacerlo coincidir con los festejos del centenario: en la noche del 21 de noviembre, entonces, la sociedad celebró ambos acontecimientos con un banquete al que asistieron unas doscientas cincuenta personas. Muy representativo de la realidad santafesina —la llamada "región del trigo"—, el retrato de López que adornó el salón en el que se efectuó la comida se encontraba coronado de laureles y de espigas de trigo42.

También la sociedad italiana de socorros mutuos Unione e Benevolenza de Santa Fe (1873) se hizo presente en el acto del 22 en la plaza, con un número importante de socios que portaron la bandera tricolor, como asimismo lo hicieron varias sociedades étnicas de socorros mutuos de la ciudad de Esperanza —la más antigua e importante de las colonias agrícolas de extranjeros enclavadas en la provincia—, con sus respectivos estandartes y banderas, lo que dio a la fiesta el pretendido carácter "universal", en una provincia que cifraba en la inmigración la base de su prosperidad43.

La moda asociacionista de la época dio nacimiento, además, a una sociedad conformada ex profeso con ocasión del centenario: el Centro General López, constituido por jóvenes entusiastas, "casi niños", en su mayoría estudiantes y jornaleros, que designaron a Ramón Lassaga como su presidente honorario. La misión prioritaria a cumplir por esta sociedad era muy concreta: "festejar dignamente el centenario del General Estanislao López y representar en esa fiesta a la generación que hoy se levanta". Además, los jóvenes que la componían se habían fijado el objetivo — no logrado en lo inmediato— de rendir tributo al héroe por medio de la creación de una escuela y una biblioteca que llevasen su nombre. El día del centenario, noventa socios se presentaron en columna, portando un estandarte que había sido confeccionado por varias jóvenes santafesinas, blanco en el anverso y azul en el reverso, con un retrato al óleo del general López en el centro, rodeado por una guirnalda de laurel de oro bordado y con la inscripción "Sociedad General López — 22 de noviembre 1886". También esta sociedad conmemoró en su local el centenario con agasajos y discursos, las noches del 21 y del 2244.

La construcción de la memoria del héroe y el propósito de reivindicación provincial

El presidente de la comisión central, en las palabras que pronunció el día 22 en la plaza, consideró que aquella había cumplido con su cometido y procuró desvincular al acto de cuestiones partidarias —recuérdese su pasado iriondista—, al sostener que sus integrantes no habían aceptado el encargo porque tuviera "carácter oficial", sino porque "se trataba de pagar una vieja deuda de justicia y gratitud", y de una "reparación merecida y esperada". Estanislao López fue presentado por Mariano Comas como el "fundador de la autonomía, del derecho, de la vida propia de la provincia de Santa Fe" y como el que "luchó por los principios de esta provincia", "guerrero batallador de su forma de gobierno, de sus principios puros, de su soberanía inmaculada"45.

El discurso de Ramón Lassaga fue de más largo aliento. También él se refirió a "la reparación y la justicia" que implicaba la celebración, para pasar luego a evocar la figura del caudillo, de quien, en primer lugar, señaló su condición de "soldado de Belgrano", como manera de prestigiar al homenajeado al vincularlo con el proceso independentista, la etapa más gloriosa del pasado patrio. En seguida destacó su rol de "apóstol" y "soldado de la República Federal", y lo presentó como un mártir que había debido sufrir y padecer el olvido por sostener la verdad. Caracterizó la época de actuación de López como "de desorganización y de lucha", marcada por "el incendio de la anarquía" causada por la confrontación entre monárquicos y republicanos. En medio del desorden, el papel cumplido por Santa Fe y López en el afianzamiento de la nacionalidad argentina resultaba central:

Pero quedaba Santa Fe, que luchaba con las olas encrespadas del diluvio de la anarquía, como el arca santa guardadora del principio de la nacionalidad; Santa Fe, estrella fulgurante entre las sombras del caos aterrador; Santa Fe, que en esa época fuera la columna de fuego que guiaba al pueblo argentino a través del desierto a la conquista de sus destinos inmortales. Estanislao López se encontraba a su frente [...], lanzóse al combate exigiendo la organización nacional bajo el sistema republicano federal, proclamando el principio de las autonomías provinciales amenazado por el partido centralista, y aconsejando la unión de todos los argentinos [...] Luchó y venció46.

Así, a través de una serie de imágenes, metáforas, contenidos simbólicos y alusiones bíblicas, la Santa Fe de López era representada por Lassaga como la que iluminó —"estrella fulgurante", "columna de fuego"— y guió a las provincias hacia la federación republicana.

El renunciamiento y el amor por su sacrificada provincia eran otros de los rasgos que según Lassaga adornaban el temperamento del caudillo:

[...] vencer en la época de la desorganización era elevarse al poder por la fuerza y por la fuerza hacerse el vencedor, árbitro de los destinos nacionales. Sin embargo, López después de su victoria, renunció al derecho que le daba la fuerza y adornó con sus laureles los altares de la Patria. Santa Fe lo esperaba, Santa Fe, que más que ninguna otra provincia sufriera los horrores de la revolución; y López quiso restañar la sangre y trató de cicatrizar las heridas47.

Seguían los logros de López como gobernante: levantó templos, organizó escuelas, protegió la independencia oriental, dio a Santa Fe una constitución y buenas instituciones. Lassaga terminó de delinear entonces la imagen del gobernante virtuoso y moral, encarnada en López:

[...] fue el padre de su pueblo y el benefactor de sus conciudadanos; caudillo poderoso, no derramó estérilmente una sola gota de sangre; perdonó a sus enemigos, y fue más grande venciéndose a sí mismo; gobernó veinte años, y siendo puede decirse dueño absoluto del poder, murió pobre, no dejando a su familia más herencia que un nombre sin mancilla.

Concluyó, en fin, Lassaga, adhiriendo a una percepción extendida entre los argentinos de su generación: el país había ya superado las dificultades del pasado y entrado en una era de prosperidad, unidad y paz, y enunció la idea de que la provincia de Santa Fe marchaba al frente en ese proceso de cambio:

No hay en la República Argentina provincias rivales sino hermanas; en nuestros edificios públicos no flamean ya las banderas que el localismo levantaba en el combate; una sola, la azul y blanca que simboliza nuestras glorias cobija bajo su sombra benéfica a dos millones de argentinos. Somos libres y somos grandes. El primer centenario del caudillo se celebra entre las dulzuras de una paz inalterable, no esa paz anhelada por los centralistas, producida por la obediencia pasiva de un pueblo a una autoridad soberana, sino la paz que López anhelaba, la paz fecunda de la libertad y del progreso, en el pleno reinado de las instituciones libres. [... ] la Santa Fe de López está totalmente transformada; el desierto no existe [...] y una corriente no interrumpida de inmigración enriquece con nuevos elementos de capital y de trabajo a la California argentina48.

Lassaga había logrado trazar así, a través de la figura de López, una continuidad entre el pasado y el presente que destacaba la centralidad del papel cumplido por la provincia de Santa Fe en la consolidación del Estado Argentino. Como otrora había sido la provincia de López la que había resguardado la nacionalidad amenazada, por medio de la defensa del sistema republicano federal, ahora era la que más cabalmente había sabido interpretar y llevar a la práctica los postulados del modelo de país agroexportador y colonizador. En este punto, el discurso del historiador se hacía funcional al galvismo gobernante, al dejar traslucir el objetivo que guiaba al oficialismo santafesino al celebrar el aniversario: destacar el lugar central que ocupaba por entonces Santa Fe en el concierto nacional, no ya de carácter político (como en las épocas de López y, aún, de Iriondo49), sino fundamentalmente económico. Se ve aquí que en la configuración de la memoria local a través de un hecho conmemorativo, el Estado y el historiador a su servicio jugaban un papel central, pretendiendo detener el tiempo y fijar un estado de cosas: la apropiación del lugar protagónico desempeñado por la Santa Fe de López para aplicarlo al presente. La correlación quedaba entablada, y por la evocación del pasado, y por los logros del presente, Santa Fe demandaba un mayor reconocimiento en el conjunto del país. Puede advertirse entonces que la reivindicación de López encerraba la reivindicación de la misma provincia de Santa Fe en el proceso de construcción nacional50.

Los discursos pronunciados en los actos del centenario, por otra parte, resultan mejor evaluados si son puestos en relación con el resto de la producción historiográfica elaborada por ese entonces en torno a Estanislao López. La celebración ayudó a crear en Santa Fe un clima favorable a la reflexión sobre el pasado provincial, y fueron varios los análisis de carácter histórico que se dieron a publicidad, en forma individual o a través de la prensa periódica, durante 1886. Centrados en la figura del caudillo y en su época, algunos de ellos intentaron elaborar, a la vez, una interpretación más general sobre el pasado santafesino y sobre el papel jugado por la provincia en la historia nacional.

Dentro de dicha producción se puede mencionar el libro Monumento a López. Verdad y justicia, del joven santafesino Alfredo Acosta, en el que, además de historiarse la vida del caudillo, se transcribían artículos sobre su personalidad y sus méritos51.

El periódico Nueva Epoca cumplió un papel destacado en la divulgación de la producción escrita surgida al calor del centenario. Publicó un artículo del educacionista Isidro Aliau, titulado "1814 y 1886", en el que se trazaba un correlato entre los sucesos de la primera época independiente y sucesos de la actualidad internacional, y que constituye un típico ejemplo de aquel modo de hacer historia previo a la etapa de autonomización de la disciplina, en el que las motivaciones del presente solían orientar la indagación del pasado52. Además, el ejemplar número 73, del día 21 de noviembre de 1886, estuvo dedicado al recuerdo de Estanislao López, por lo que reprodujo un fragmento de la obra de Lassaga que relataba la muerte del héroe, y un artículo de Olegario V. Andrade titulado "Una deuda sagrada", en alusión al deber nacional de rendir tributo al caudillo, víctima de la ingratitud al igual que otros grandes héroes americanos53.

La figura historiográfica por antonomasia vinculada a los festejos del centenario la constituyó, sin dudas, el hasta entonces único biógrafo santafesino de López, Ramón Lassaga54. Cabe volver a recordar, en primer término, la biografía elaborada por Lassaga con motivo del centenario por encargo de la comisión, y que consistía en una versión resumida de su obra de 1881. Pero además, Lassaga aprovechó la oportunidad brindada por el centenario para dar a conocer aspectos de la historia santafesina vinculados a la figura del caudillo que habían ocupado un lugar marginal en su obra de 1881, y para ello confeccionó una colección de artículos históricos titulada "Los hombres de López", referida a diversos colaboradores o allegados a la causa del brigadier general55. En Nueva Epoca aparecieron, en sucesivas entregas, los relatos biográficos de Francisco Antonio Candioti, Mariano de Vera y Domingo Cullen. En esta galería biográfica, a la par que se atacaba al gobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas, se realzaba la obra de los santafesinos que secundaron a López en la defensa de la autonomía provincial y de la causa federal.

A la vez, en los meses previos a la celebración del centenario, Lassaga elaboró y publicó a través de la prensa una serie de artículos, a los que luego reunió bajo el título "López. Su centenario y su estatua", en un manuscrito que se conserva en su archivo personal. En él, Lassaga retomaba los conceptos, ya emitidos en su obra de 1881, acerca de "la ingratitud y el olvido" de que había sido víctima el héroe evocado, y denunciaba a los enemigos del caudillo por haberse aprovechado de él y capitalizado para ellos sus logros: "Se realizó su ideal [de López], su sueño de oro, y mientras que los que se opusieron tenazmente a la realización de sus patrióticos deseos, reciben los honores de la apoteosis, [... ] el sepulcro de Estanislao López permanece casi desconocido y olvidado"56. Lassaga cuestionaba al partido centralista o unitario, y sostenía que fueron las provincias las que hicieron posible la república federal, descollando entre ellas la Santa Fe de López: "Santa Fe fue desde entonces —1818— la muralla de acero en que se embotaban los golpes de espada de los soldados del Directorio". La representación del pasado que hacía aparecer a la provincia de Santa Fe y a su caudillo —que supo interpretar esa aspiración popular- compartiendo el mérito del triunfo de la república federal, y que fue transmitida oralmente por Lassaga en el acto de la plaza, también se haría presente en el texto analizado:

Su energía [de Santa Fe], su bravura, su heroicidad salvó a la República Argentina de ser convertida en una monarquía regida por un príncipe extranjero. Esa es su mayor gloria: esa es la corona que ceñirá por siempre la frente de nuestro pueblo, y López fue quien contribuyó en primera línea a darle ese rango y a conquistar esa corona57.

Y Lassaga agregaba: "El general López defendió los principios democráticos [... ] Defendió la autonomía de la provincia, y haciendo triunfar la bandera que Santa Fe había puesto bajo el amparo de su espada victoriosa, hizo triunfar el dogma federativo en la república entera"58.

En el texto analizado, además, Lassaga brindaba una serie de detalles relativos a la celebración del centenario y exponía su propia concepción sobre la estatua que había de erigirse. El historiador consideraba que el artista debía plasmar en el bronce la doble misión cumplida por el caudillo como sostenedor de la autonomía provincial y como apóstol de la república federal, y sugería que lo representara en el momento culminante de la batalla del Gamonal sostenida contra el ejército de Buenos Aires (1820), cuando, victorioso, López detuvo conmovido su caballo para evitar más muertes. En la diestra, agregaba Lassaga, el artista debería colocar, no una espada, sino el pliego del Tratado de 1831 en el que las provincias del Litoral se comprometieron a trabajar por la unión nacional59. De erigirse esa imagen, el discurso reivindicatorio elaborado por el historiador cobraría materialidad y se haría tangible a través de un lugar de memoria físico instituido en el centro de la ciudad.

Sin embargo, el balance de los festejos realizados en honor de Estanislao López en 1886 revela que estos dejaron una importante asignatura pendiente. Se ha señalado ya que, para la dirigencia galvista, la conmemoración de López fue una forma de celebrar su propia exitosa llegada al poder de una provincia próspera. Por ello, en definitiva, lo que resultó menos relevante para el galvismo fue la real concreción del monumento a López. Si bien poco después de los festejos del centenario la comisión se reunió para tratar de llevar a cabo el objetivo de erigir una estatua al caudillo60, el tiempo y los gobiernos pasaron sin que ese anhelo fuese cumplido. Y aunque cada tanto alguien recordaba la deuda contraída, hubo que esperar hasta un nuevo primer centenario de López —en este caso el de su muerte, celebrado en 1938— para que el poder ejecutivo provincial volviera a manifestar la intención de culminar la erección del monumento61. Tras ello, todavía habrían de transcurrir unos años más hasta que, finalmente, el 22 de noviembre de 1942, casi sesenta años después de haberse colocado la piedra fundamental, quedaba inaugurado el postergado monumento al defensor de la república federal y de la autonomía provincial62.

Conclusión

Criticado por la tradición historiográfica liberal argentina y exaltado por los historiadores lugareños, el caudillo federal Estanislao López, de destacada actuación durante el tumultuoso período de las guerras civiles habidas en el país durante las primeras décadas de vida independiente, quedó fijado en la memoria colectiva santafesina como el héroe máximo de la historia de Santa Fe.

En este sentido, tanto la aparición del libro del historiador local Ramón Lassaga en 1881, como la conmemoración del centenario del nacimiento del caudillo en 1886, deben ser considerados hitos claves en el proceso que llevó a cristalizar a fines del siglo XIX esa representación de Estanislao López como el principal héroe del pasado provincial.

Pueden extraerse varias conclusiones acerca de los usos públicos de la historia a que dio lugar la celebración del mencionado centenario.

Por un lado, desde un plano político, la memoria del caudillo santafesino fue utilizada por el sector político gobernante —el denominado galvismo— para celebrar y afianzar su reciente llegada al poder. Para ello, este buscó la concertación y adhesión de diversos sectores y fuerzas vivas de la sociedad y se esmeró —a través de la prensa que respondía a sus intereses— por mostrar el consenso generado en torno a la celebración, tal vez más mediático que real, pero publicitado al fin.

Por otro lado, desde un punto de vista historiográfico, el centenario de López contribuyó a fortalecer la imagen del caudillo que había comenzado a forjar unos años antes Ramón Lassaga desde su biografía respectiva, y que en contraposición a una tradición historiográfica que lo había oscurecido y censurado, lo presentaba como el gran hacedor de dos conquistas fundamentales para Santa Fe y el país: desde una perspectiva local, de la autonomía provincial y, desde una perspectiva nacional, de la república federal. Sin embargo, López no aparecía solo en esta tarea, sino que su figura servía de instrumento, en realidad, para posicionar mejor a la provincia de Santa Fe —relegada también por la historiografía argentina— en el proceso de construcción nacional.

La obra de Lassaga sin dudas resultó funcional al galvismo, ya que le permitió rastrear la contribución histórica de la provincia a la construcción de la nacionalidad y ubicar en ella los nuevos aportes de Santa Fe a la consolidación del Estado. Por eso es probable que en esa cristalización de una imagen exitosa y perdurable de López —la del héroe local con proyección nacional, sostenedor de la autonomía provincial y de la república federal— mucho tuvieran que ver las preocupaciones del momento, que lograron atribuir significado al pasado63, contribuyendo a determinar en ese sentido la memoria colectiva santafesina64.

De esta manera, mientras se dilataba la concreción del monumento que evocara en bronce y mármol la figura del caudillo, Estanislao López en sí mismo se constituyó ciertamente como un lugar de memoria en Santa Fe65, y a ello contribuyó el proceso de identificación que se produjo entre el héroe y su pueblo, ya que se convirtió en un símbolo de la identidad provincial frente a las tendencias centralizadoras de Buenos Aires66.


Pie de página

1Una version previa de este articulo fue presentada en forma de ponencia en las XI Jornadas Interescuelas / Departamentos de Historia, Universidad Nacional del Tucumán, Tucumán, 19-22 de septiembre de 2007, con el título: "El centenario de Estanislao López en 1886 y la reivindicación de Santa Fe en la historia nacional".
2Hacia la década de 1920, el sociólogo francés Maurice Halbwachs comenzó a estudiar lo que denominó "memoria colectiva", y la distinguió de la "memoria histórica". La memoria colectiva, en el sentido de Halbwachs, no se reduce al conocimiento histórico que comparte un grupo, sino que, más bien, esta memoria es en cierto sentido ahistórica, antihistórica. A diferencia del conocimiento histórico, la memoria colectiva simplifica, ve los acontecimientos desde una óptica única y comprometida; no tiene sentido del paso del tiempo, niega la "pertenencia al pasado" de sus objetos e insiste sobre su presencia continua. Según esta perspectiva, un recuerdo colectivo significativo expresa una verdad eterna o esencial para el grupo. De esta manera, la memoria colectiva queda vinculada a las preocupaciones actuales. Hay una relación circular entre identidad colectiva y memoria colectiva: se elige centrar ciertos recuerdos, porque parece que expresan lo que es central para la propia identidad colectiva, y esos recuerdos, una vez puestos en relieve, refuerzan esa identidad. Maurice Halbwachs, "Memoria colectiva y memoria histórica", Reis, no. 69 (1995): 209219, y Peter Novick, L'Holocauste dans la vie américaine (Paris: Gallimard, 2001), 10-14.
3Los responsables de haber elaborado los principales -y exitosos-relatos nacionales decimonónicos fueron Bartolomé Mitre y Vicente Fidel López, que sentaron escuela sobre dos maneras de aproximación al pasado y fueron seguidos por generaciones de historiadores. Mitre dio a conocer su Historia de Belgrano y de la independencia argentina en sucesivas versiones de 1857, 1858-1859, 1876-1877 y 1887, y su Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana, entre 1887 y 1888; y Vicente F. López publicó su Historia de la República Argentina en diez tomos, entre 1883 y 1893. Por otra parte, entre los libros confeccionados por historiadores provincianos, con el fin de reivindicar a héroes locales, se pueden mencionar: Historia de López, de Ramón Lassaga (1881), El general Quiroga y la Expedición al Desierto, de Ramón Cárcano (1882), El general Ramírez en la historia de Entre Ríos, de Benigno T. Martinez (1885), Historia del general Güemes y de la provincia de Salta, de Bernardo Frias (1902).
4En América, desde los primeros años de la época independiente, las elites politicas criollas se preocuparon por celebrar las fiestas civicas y por crear un mundo de simbolos -banderas, escudos, canciones patrióticas- que sirviera para forjar la identidad de las nuevas naciones, y que actuara como linea divisoria con respecto al anterior sistema de signos y formas de la monarquia hispánica. En particular, las celebraciones o conmemoraciones públicas, tal como ha señalado Eric Hobsbawm, han sido en distintas latitudes un elemento de singular importancia en la invención de la tradición nacional, y en ellas fue usual que se buscara combinar manifestaciones oficiales y no oficiales a las festividades populares -bailes, fuegos de artificio-, tratando de unir el poder del Estado y el placer de los ciudadanos. Ya a fines del siglo XIX, no era raro que también tuvieran lugar exposiciones, que procuraban mostrar el progreso técnico alcanzado. Otro elemento fundamental en la invención de la tradición nacional lo constituyó la abundante elevación de monumentos públicos, que generalmente adoptaban la imagen de la república misma, o bien de personajes civiles que el patriotismo local distinguía como notables. Por su parte, Pierre Nora ha definido al fenómeno conmemorativo como la expresión concentrada de una historia nacional, un momento raro y solemne, una afirmación simbólica de la filiación, un punto de paso del pasado al futuro. Eric Hobsbawm, "Mass-producing traditions: Europe, 1780-1913", en The invention of tradition, ed. Eric Hobsbawm y Terence Ranger (Cambridge University Press, 1999), 263-308, y Pierre Nora, "L'ère de la commemoration", en Les lieux de mémoire, III: Les France, dir. Pierre Nora (Paris: Gallimard, 1992), 997-998.
5El concepto de usos públicos de la historia fue propuesto por Jürgen Habermas a mediados de los ochenta, en el marco de los debates que se suscitaron en torno al significado del nazismo y del holocausto. Según él, se considera a la conciencia histórica como uno de los fundamentos de nuestra responsabilidad ético-política en el presente. Esta perspectiva ha llevado a resaltar el rol social de los historiadores, debido a su responsabilidad en la creación de conciencia histórica y en la elaboración de discursos de autocomprensión. Una revisión historiográfica sobre el tema en: Ignacio Peiró Martín, "La opinión pública y los historiadores: memoria, historiografía y política", en Usos de la Historia y políticas de la memoria, ed. Carlos Forcadell et al. (Zaragoza: Prensas universitarias de Zaragoza, 2004), 145-165.
6Vg., Pablo Buchbinder, Caudillos de pluma y hombres de acción (Buenos Aires: Prometeo, 2004), y María Gabriela Quiñónez, "Contextos de producción, representaciones del pasado e historiografía en Corrientes (1880-1940)", en Intelectuales, cultura y política en espacios regionales de Argentina (siglo XX), ed. Paula Laguarda y Flavia Fiorucci (Rosario: Prohistoria - EdUNLPam, 2012).
7Productores culturales santafesinos destacados fueron: Ramón Lassaga (1858-1921), David Peña (1861-1930), Gabriel Carrasco (1854-1908), Estanislao Zeballos (1854-1923), Gualberto Escalera y Zuviría (¿?-1895), Wenceslao Escalante (1852-1912), Domingo G. Silva (1860-1915), Lorenzo Anadón (1855-1927), Eudoro Díaz (1858-1896), Zenón Martínez (1857-1944), Floriano Zapata (1840?-1903), Jacinto Viñas (1857-1925), Ramón Doldán (18721952), Julio Busaniche (1878-1942), etc. José Rafael López Rosas, "La literatura en la provincia de Santa Fe", en Historia de las Instituciones de la provincia de Santa Fe, Tomo V: La cultura en la provincia, Primera Parte, ed. Comisión Redactora (Santa Fe: Imprenta Oficial, 1972), 53-69.
8Ángel Rama se ha detenido de manera particular a analizar la relación existente entre los intelectuales latinoamericanos y el mundo urbano. Ángel Rama, La ciudad letrada (Montevideo: Arca, 1998).
9Ezequiel Gallo, La pampa gringa. La colonización agrícola en Santa Fe (1870-1895) (Buenos Aires: Edhasa, 2004).
10Se toma esta expresión de: Gustavo Prado, "Las condiciones de existencia de la historiografía decimonónica argentina", en Estudios de historiografía argentina (II), ed. Fernando Devoto (Buenos Aires, Biblos, 1999).
11Un ensayo de periodización de la historiografía santafesina ha sido propuesto en: María Gabriela Micheletti, "Hacia una periodización de la historiografía decimonónica santafesina". Ponencia, Workshop "Historia provincial, historia local, historia regional. Una relectura en clave historiográfica" (Córdoba: Centro de Estudios Históricos "Profesor Carlos S. A. Segreti"/Unidad Asociada al Conicet, Universidad Católica de Córdoba, 2011).
12Para la configuración en la Argentina de la Nueva Escuela Histórica y lo que esta implicó en el proceso de profesionalización de la disciplina y en la elaboración de un discurso legitimador dominante: Nora Pagano y Miguel Ángel Galante, "La nueva escuela histórica: una aproximación institucional, del centenario a la década del 40", en La historiografía argentina en el siglo XX, vol. I, comp. Fernando Devoto (Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1993). La Nueva Escuela Histórica concibió un tipo de historia científica, fuertemente basada en el dominio del método, que buscó ser, a la vez, profesional y patriótica. Alejandro Cattaruzza, "La historia y la profesión de historiador en la Argentina de entreguerras", Saber y Tiempo, no. 12 (jul.-dic. 2001). Para las etapas iniciales del movimiento historiográfico en las provincias: Pablo Buchbinder, "La Nación desde las provincias: las historiografías provinciales argentinas entre dos Centenarios", Anuario del Centro de Estudios Históricos "Prof. Carlos S. A. Segreti", no. 8 (2008): 163-182. En la provincia de Santa Fe, el proceso de institucionalización de la historia se consolidó hacia mediados de la década de 1930, y reflejo de ello fue la fundación de la Junta de Estudios Históricos, cuyos miembros mantenían relaciones fluidas con los integrantes de la Nueva Escuela Histórica; la profesionalización de la disciplina fue aún más tardía. Mariela Coudannes Aguirre, "La historiografía santafesina y los usos del pasado en la década del treinta", Ponencia, X Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia (Rosario, 2005), e "Historiadores, instituciones y usos del pasado en Santa Fe a mediados de la década del treinta", Ponencia, I Jornadas Internacionales de Historiografía Regional, Resistencia, 2006).
13Dentro de la etapa testimonial y memorialista pueden consignarse las siguientes obras: la Relación histórica del Pueblo y Jurisdicción del Rosario de los Arroyos, en el Gobierno de Santa Fe, Provincia de Buenos-Aires de Pedro Tuella (1801), el Diario de Manuel I. Díez de Andino (1747-1822), la Memoria de Domingo Crespo (1847-1854) y los Apuntes para la historia de la provincia de Urbano de Iriondo (redactadas hacia 1854, y con agregados de 1871).
14Tanto Bartolomé Mitre -en sus primeros tiempos, de la Galería de celebridades argentinas- como Vicente Fidel López, contribuyeron a crear la imagen del caudillo ignorante y sanguinario, que se prolongó en la obra historiográfica argentina posterior que los tuvo a ellos por modelo. Buchbinder, "La nación desde las provincias". También lo hizo así, pero desde la literatura, Domingo F. Sarmiento a través de su ensayo histórico Facundo o Civilización y Barbarie.
15Ramón Lassaga, Historia de López (Buenos Aires: Imprenta y Librería de Mayo, 1881), 3-7. Un análisis detallado de esta obra de Ramón Lassaga ha sido abordado en: María Gabriela Micheletti, "Primeros esfuerzos historiográficos en defensa de las provincias y sus caudillos: la Historia de López, de Ramón Lassaga", Revista de la Escuela de Historia, no. 9 (2010): 91-118.
16Vg., Urbano de Iriondo, "Apuntes para la Historia de la Provincia de Santa Fe", en Revista de la Junta Provincial de Estudios Históricos de Santa Fe, no. 2 (1936): 79 y 89-90.
17Monumento al brigadier general Estanislao López. Antecedentes legislativos (Santa Fe: Imprenta de la Provincia, 1927), 5-13.
18Dos años antes había mediado la sanción de otra ley, que disponía que el monumento a López sería esculpido en bronce y mármol. Monumento al brigadier general, 14-19.
19El programa galvista, básicamente, comprendía los siguientes postulados: en el aspecto económico, liberalismo a ultranza; en el aspecto político interno, conservadorismo; en el aspecto político nacional, utilización del poder central para llevar a cabo los propios planes; en el aspecto social, promoción de la inmigración y la colonización; en el aspecto cultural, difusión de la enseñanza; y en el aspecto religioso, catolicismo militante (característica que lo diferenciaba, a la vez, de la dirigencia nacional y de la oposición liberal provincial). Alberto Pérez y Ana Galletti, "Las facciones políticas santafesinas: hegemonía y crisis del Iriondismo (18681886)", en Historia del Sur Santafesino. La sociedad transformada (1850-1930), comp. Adrián Ascolani (Rosario: Platino, 1993), 64-67, y Miguel Ángel De Marco (h.), "Santa Fe y el galvismo", Res Gesta, no. 29, Instituto de Historia, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales del Rosario, UCA (enero-junio 1991): 77-78.
20Registro Oficial de la provincia de Santa Fe, Tomo XIV: año 1886 (Santa Fe: Nueva Época, 1896), 53.
21Ministerio de Gobierno, Justicia y Culto de la provincia de Santa Fe, Memoria presentada por el ministro de Gobierno, Justicia y Culto de la provincia de Santa Fe a las Honorables Cámaras Legislativas en 1887 (Santa Fe: Tipografía de la Revolución, 1887), xLix.
22Registro Oficial, 53.
23Nueva Época, Santa Fe, 29 de mayo de 1886.
24El caudillo Simón de Iriondo, jefe del Club del Pueblo -una de las fracciones que, junto al Partido Liberal, se disputaron el control de Santa Fe durante la segunda mitad del siglo XIX-, dominó por muchos años la política provincial hasta que su muerte, ocurrida en 1883, provocó un reordenamiento de las fuerzas políticas. Así se impuso el galvismo, surgido de una fragmentación del Club del Pueblo, por sobre los elementos iriondistas. Mariano Comas había sido vicegobernador durante una de las gobernaciones de Iriondo, entre 1872 y 1874, y también había actuado años antes como gobernador delegado de Pascual Rosas, durante algunos períodos de 1861. Pérez y Galletti, "Las facciones políticas santafesinas", Patricia Pasquali, "Una coyuntura crítica en la historia política santafesina: la injerencia roquista", Res Gesta, no. 26 (julio-diciembre 1989), y Víctor Avilés, Gobernantes de Santa Fe (Santa Fe: Instituto de Investigaciones Históricas Brigadier General Estanislao López, 1960), 48-49.
25Nueva Época, 20 de mayo de 1886.
26El primer número de Nueva Época, del día 20 de mayo de 1886, refirió lo resuelto por la comisión del centenario en su primera reunión, realizada cuatro días antes, y publicó un artículo titulado "1814 y 1886", redactado por Isidro Aliau -un educacionista catalán de destacada actuación en la instrucción provincial y que por entonces se desempeñaba como inspector de escuelas-, dedicado a rescatar la figura de Estanislao López. Nueva Época, 20 de mayo de 1886.
27Lilia Ana Bertoni, "Construir la nacionalidad: Héroes, estatuas y fiestas patrias, 1887-1891", Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana "Dr. E. Ravignani", Tercera Serie, no. 5 (1992): 98-101.
28Mónica Quijada, "¿Qué nación? Dinámicas y dicotomías de la nación en el imaginario hispanoamericano", en Inventando la nación. Iberoamérica siglo XIX, coord. Antonio Annino y François-Xavier Guerra (México: Fondo de Cultura Económica, 2003), 302-304.
29Nueva Época, 24 de septiembre de 1886.
30Nueva Época, 26 de noviembre de 1886.
31Nueva Época, 20 de mayo de 1886.
32Nueva Época, 16 de junio y 2 de julio de 1886.
33Nueva Época, 29 de mayo y 16 de junio de 1886.
34Historia de las Instituciones, Tomo vi: Documentos correspondientes al tomo I. Mensajes del Poder Ejecutivo, ed. Comisión Redactora (Santa Fe: Imprenta Oficial, 1970), 224-225, y La Capital, Rosario, 25 de septiembre de 1887.
35Nueva Época, 20 de octubre de 1886.
36Nueva Época, 29 de mayo, 9 y 16 de junio, 25 de agosto y 13 de octubre de 1886.
37Nueva Época, 24 de septiembre de 1886.
38Nueva Época, 17 de octubre de 1886.
39Nueva Época, 5, 10 y 14 de noviembre de 1886, y Registro Oficial, 169.
40Ministerio de Gobierno, Memoria, xLix. La ciudad de la provincia más atacada por el cólera, de todos modos, fue Rosario. El día del centenario, un periódico rosarino refería que, debido a la epidemia y al feriado, "la ciudad era solo comparable a un cementerio". Oscar Luis Ensinck, "Las epidemias de cólera en Rosario", Revista de Historia de Rosario, no. 1 (1963): 23.
41La categoría "sociabilidad", valorizada como objeto histórico por Maurice Agulhon a partir de 1966, considerada en el sentido de asociatividad, puede identificarse con un conjunto de prácticas sociales y culturales igualitarias, propias de la Modernidad, y es especialmente útil a la hora de intentar un enfoque sociocultural de lo político, que el renacer de la historia política hace posible. Ver: François-Xavier Guerra, "El renacer de la historia política: razones y propuestas", en New History, Nouvelle Histoire: hacia una Nueva Historia (Madrid: Universidad Complutense, 1993), 227-228, y Pilar González Bernaldo de Quirós, Civilidad y política en los orígenes de la Nación Argentina. Las sociabilidades en Buenos Aires, 1829-1862 (Buenos Aires: fce, 2001), 21-23.
42Nueva Época, 14 de julio y 26 de noviembre de 1886.
43Nueva Época, 26 de noviembre de 1886.
44Nueva Época, 13 de agosto, 1° de septiembre y 26 de noviembre de 1886.
45Nueva Época, 26 de noviembre de 1886.
46Nueva Época, 26 de noviembre de 1886.
47Nueva Época, 26 de noviembre de 1886.
48Nueva Época, 26 de noviembre de 1886.
49Durante los años del iriondismo, Santa Fe tuvo una actuación importante dentro de la Liga de Gobernadores, y sus guardias nacionales resultaron decisivas a la hora de reprimir las revoluciones de 1874 y 1880 y sofocar los levantamientos del caudillo entrerriano Ricardo López Jordán. Además, Simón de Iriondo consiguió ocupar un lugar estratégico, como Ministro del Interior en el gabinete del presidente Nicolás Avellaneda (1874-1880).
50El esfuerzo de Lassaga por rescatar el aporte hecho por la historia santafesina a la construcción de la nacionalidad fue paralelo al desarrollado contemporáneamente desde otras provincias por sus respectivos historiadores, que, como contraposición a una historiografía nacional que había puesto el acento en el rol jugado por Buenos Aires, elaboraron relatos que tendieron a exaltar los episodios del pasado local. Vg., Quiñónez, "Contextos de producción", 83-84. Tampoco fue exclusivo de Lassaga y de la representación del pasado santafesino construido en torno a la celebración del centenario de López, la apelación a un héroe local para intentar ese mayor reconocimiento de la historia provincial dentro del contexto nacional. Así lo hizo también Corrientes, que se reivindicó como cuna de San Martín en un afán por superar la postergación histórica de la que había sido objeto. María Silvia Leoni y María Gabriela Quiñonez, "La tradición sanmartiniana en Corrientes", en Visiones del pasado. Estudios de historiografía de Corrientes, ed. Ernesto Maeder et al. (Corrientes: Moglia, 2004), 181-215.
51Nueva Época, 28 de julio de 1886.
52Nueva Época, 20 de mayo de 1886.
53Nueva Época, 21 de noviembre de 1886.
54Con anterioridad a Lassaga, Pedro de Angelis había escrito una biografía de López en 1830, a pedido del gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas. López Rosas, "La literatura", 40.
55Nueva Época, 11 y 18 de agosto de 1886.
56AGPSF-MRL, Carpeta N° 6, Legajo 8, López, su centenario y su estatua, f. 1.
57AGPSF-MRL, f. 6-7.
58AGPSF-MRL, f. 78.
59AGPSF-MRL, f. 84-89.
60Nueva Época, 15 de diciembre de 1886.
61El gobernador de la provincia era, en la eventualidad, Manuel María de Iriondo, y los festejos del centenario, organizados en forma de Jornadas de Estudios Históricos por la Junta de Estudios Históricos de Santa Fe (fundada en 1935), revistieron particular importancia. Sonia Tedeschi, "La vocación de memoria en los homenajes: 'Justicia al mérito'", Anuario 20: Historia, memoria y pasado reciente, Segunda Época, Escuela de Historia, Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario (2003/2004).
62Coudannes Aguirre, "La historiografía santafesina".
63Halbwachs ha remarcado que no es la memoria colectiva una manera para el pasado de ejercer su voluntad sobre el presente, sino que son las preocupaciones presentes las que determinan aquello que recordamos y cómo lo recordamos. Novick, L'Holocauste, 10.
64Ha sido convenientemente explicado el papel que cumple el historiador en la configuración de la memoria colectiva a través de la difusión de sus escritos. José Carlos Bermejo Barrera, "¿Qué debo recordar? Los historiadores y la configuración de la memoria", Memoria y Civilización, no. 5 (2002).
65La categoría "lugar de memoria" propuesta por Pierre Nora, parece apropiada para ser aplicada al proceso de consagración que se operó sobre López. Se entiende que existió una "voluntad de memoria" centrada en la figura del caudillo santafesino, activada por sectores de las elites políticas e intelectuales de fines del siglo XIX, y plasmada en una construcción historiográfica que resultó exitosa. Cf. Pierre Nora, "Entre Mémorie et Histoire. La problématique des lieux", en Les lieux de mémoire, Tomo I: La République, dir. Pierre Nora (París: Gallimard, 1984), XXXIV-XXXV.
66La identificación que se produjo a nivel de la memoria colectiva entre Estanislao López y el pueblo santafesino resulta, en algunos aspectos, comparable a la estudiada por Robert Morrissey para el caso de Carlomagno y la nación francesa. Cf. Robert Morrissey, "Charlemagne", en Les lieux, Tomo III: Les France, dir. Pierre Nora (Paris: Gallimard, 1992), 631-673.


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