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Memoria y Sociedad

Print version ISSN 0122-5197

Mem. Soc. vol.18 no.36 Bogotá Jan./June 2014

 

El peso de la sangre. Limpios, mestizos y nobles en el mundo hispánico.
Bõttcher, Nikolaus; Bernd Hausberger y Max Hering.
México: El Colegio de México, 2011. 321 pp.

María Eugenia Chaves Maldonado1

1Profesora, Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín. Licenciada en Ciencias Históricas, Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Doctora en Historia, Universidad de Goteborg. Postdoctorado, Institute of Latin American Studies, School of Advanced Research mechavezm@unal.edu.co


Cómo citar este artículo

Chaves, María E. Reseña de El peso de la sangre. Limpios, mestizos y nobles en el mundo hispánico, de Nikolaus Bõttcher, Bernd Hausberger y Max Hering. Memoria y sociedad 18, n.° 36 (2014): 155-158. http://dx.doi.org/10.11144/Javeriana.MYS18-36.pslm


Los compiladores de este volumen han convocado a un grupo de académicos quienes a través de once capítulos encaran, desde diferentes perspectivas temporales y geográficas, uno de los temas más álgidos y poco resueltos de la historiografía colonial hispanoamericana: los criterios que, entre los siglos XVI y XIX, dieron sentido a las prácticas de exclusión que conformaron las jerarquías sociales del orden colonial y que pueden explicar su dinámica. El volumen se concentra en el complejo entramado de discursos y prácticas que constituyeron lo que los contemporáneos denominaron «limpieza de sangre». En el artículo introductorio los editores ofrecen un mapa de ruta que establece las coordenadas tanto teóricas y el estado del arte en el que se inscribe el trabajo. Advierten que la «limpieza de sangre» en su desarrollo tanto en la Península como en Hispanoamérica produjo dos «ramificaciones» con las que tuvo relaciones complejas: la nobleza y el mestizaje. Limpieza de sangre, nobleza y mestizaje se constituyen entonces en los tres ejes del libro, articulados todos ellos por el concepto de «raza». En el segundo capítulo, Max Hering complementa estas reflexiones iniciales con la propuesta de un «modelo interpretativo» sobre la limpieza de sangre para dar cuenta de la variabilidad y maleabilidad histórica del concepto. A través de un análisis de los discursos normativos y de la erudición de los siglos XVI y XVII ilustrados en casos particulares, propone tres niveles de interpretación cada uno definido por su especificidad histórica pero interrelacionados, los cuales dan cuenta del carácter normativo-teológico de la limpieza de sangre (primer nivel), de su función como categoría social (segundo nivel) y de su construcción discursiva. En su análisis sale a relucir lo que denomina la «biologización» de la limpieza de sangre, cuando, a partir de los saberes médicos del siglo XVII sobre las funciones contaminantes de la sangre, este criterio pasa a convertirse en algo «corporalmente explícito», constituyendo lo que Hering denomina un «racismo funcional» o «protocientífico». En los siguientes nueve capítulos los ejes temáticos anunciados se ponen en evidencia desde diferentes perspectivas. Bernd Hausberger utiliza el concepto de «protorracismo» para estudiar la forma en que el pueblo vasco construyó su identidad colectiva a partir de un discurso de etnización y de criterios particulares de nobleza. En Hispanoamérica, en una realidad marcada por el mestizaje, la solidaridad étnicavasca se habría fragmentado dando paso a prácticas de exclusión que rechazaban la mezcla con indígenas y castas. Su reflexión apunta hacia una crítica ya anunciada en el capítulo de Hering, dirigida a cuestionar que el carácter biológico que se le atribuye al concepto de raza a partir del siglo XVIII haya sido una determinante inédita; opina que el racismo biológico ni descubrió, ni inventó desigualdades nuevas sino que confirmó, a través de saberes diferentes, viejos prejuicios y órdenes sociales. De esta forma concluye que la importancia de entender el funcionamiento de los criterios de nobleza y sus transformaciones al pasar de la Península al contexto colonial es el tema del artículo de Oscar Mazín, quien, tomando como referencia bibliografía secundaria, recoge los puntos nodales del debate, algunos de ellos ya delineados en el segundo capítulo. En primer lugar, en la Península la nobleza, que en principio se entendió como hidalguía y se construyó como un criterio flexible, a partir del siglo XV incluyó la consideración sobre el linaje asociando la mácula al pecado original y la pureza a la nobleza, oponiendo, en este sentido, el noble al rústico considerado naturalmente pecador. En segundo lugar, esta transformación encontró en la sangre el elemento para explicar tanto la contaminación como la pureza. En tercer lugar, los linajes en Hispanoamérica se ennoblecieron haciendo caso omiso de esta idea de pureza y retomando la antigua nobleza de mérito. Debido a la ausencia de criterios estrictos de pureza de sangre, la discriminación en Hispanoamérica habría sido más flexible, permitiendo formas de movilidad social asociadas al mestizaje. A la luz de estas consideraciones, Mazín cuestiona la existencia de un nexo causal directo entre la pureza de sangre y las formas de exclusión de las poblaciones conocidas como las «castas» en Hispanoamérica, mostrando la importancia de estudiar tanto los procesos de exclusión, como aquellos que dan cuenta de las estrategias de ascenso social. Esta tesis se pone a prueba en todos los demás capítulos del volumen, centrados en la descripción de casos particulares en Nueva España, Lima y Santa Fe de Bogotá. Los estudios dedicados a Nueva España, que ocupan cinco capítulos, se inauguran con el de Javier Sanchiz sobre el funcionamiento de los estatutos de limpieza de sangre en diversas corporaciones novo-hispanas. Constata que, a pesar de haber funcionado en Hispanoamérica como un mecanismo de control social, la limpieza de sangre se aplicó hasta la segunda mitad del siglo XVII de forma flexible y permitió el acceso no solo de conversos, sino de afrodescendientes a varias corporaciones. Por otro lado, parece confirmar la idea, ya expuesta por Mazín, de que en América esta flexibilidad fue consecuencia de la confusión entre pureza de sangre y nobleza. Anota además que la pureza de sangre fue solo uno entre otros requisitos para definir la exclusión y la movilidad social que hicieron parte de una compleja construcción ideológica en la que jugaron un papel importante otros criterios como el honor, la legitimidad, etc. Estas conclusiones tienen una réplica interesante en los capítulos de Solange Alberro y de Norma Castillo. Alberro ejemplifica la flexibilización de la aplicación de los estatutos de limpieza de sangre en el medio eclesiástico durante el siglo XVII, propiciada por ciertas características del contexto colonial hispanoamericano, entre ellas el uso laxo de los apellidos y los nombres, que, aunado al uso estratégico de la memoria sobre los orígenes, impedían establecer líneas genealógi cas claras. Por su parte, Castillo ofrece una panorámica de más larga duración sobre el impacto del mestizaje en las informaciones y probanzas de limpieza de sangre en las corporaciones eclesiásticas y en la burocracia real. A través de varios ejemplos, la autora establece que el sentido de flexibilidad de la limpieza de sangre se transformó en el curso de los siglos XVII y XVIII. En la década de 1640, el nexo que se quería establecer entre las probanzas de limpieza y la nobleza fue criticado por los eruditos de los colegios tridentinos de Puebla, lo que auspició la integración de la población indígena y mestiza. En el siglo XVIII, por el contrario, la marca del mestizaje se asoció a la vileza, a lo plebeyo y al pasado esclavo. Esta tendencia se habría acentuado hacia finales de la centuria, a la par que las informaciones de limpieza se producían por denuncias de terceros sobre la fama y la calidad de las personas, cualidades en las que adquiría importancia central la apreciación sobre el color y el origen, lo cual para Castillo es evidencia de que las probanzas empezaron a mostrar una tendencia hacia la «racialización». Por su parte, Nikolaus Bõttcher, mediante el estudio de casos inquisitoriales de los cuales consigna varios ejemplos, considera que la Inquisición fue un ente que supo adaptarse a las condiciones dinámicas de la sociedad colonial para seguir imponiendo su autoridad y vigilancia. Al igual que Castillo, distingue varias etapas en la aplicación de los criterios de pureza de sangre, desde una más abierta durante el siglo XVII a una más excluyente durante el siglo XVIII, cuando el mestizaje había producido lo que llama una «simbiosis conceptual» entre limpieza y raza, reflejada en las actividades inquisitoriales que se dirigían de forma creciente a la población de castas. Bõttcher también considera que el discurso de la limpieza de sangre pudo ser apropiado y utilizado en algunos casos como una estrategia de ascenso social en la que mestizos y castas intentaban borrar las huellas de su «impureza», produciendo una ambigüedad que, opina, socavó el «sistema segregacionista» hacia fines del siglo XVIII. Para Bõttcher el concepto de la limpieza de sangre habría experimentado una «metamorfosis discursiva» debido a su uso en varios campos discursivos y a la proliferación de antítesis semánticas asociadas a la honra, la fama, el origen y el color. En el último trabajo dedicado a México, Guillermo Zermeño intenta mostrar que entre 1850 y 1950 los intelectuales mexicanos transformaron el criterio colonial de lo mestizo, connotado racialmente, en un discurso sobre el mestizaje como principio regulador de la identidad nacional moderna, entendido como el motor del progreso civilizatorio y amparado por un saber decimonónico «biologicista de la evolución humana». Su estudio, que se anuncia como «arqueológico», da cuenta de la forma en que diferentes intelectuales pensaron esta noción y de sus respectivas influencias.

La compilación se completa con dos capítulos dedicados al área andina. Alexandre Coello estudia el enfrentamiento que entre fines del siglo XVI y principios del XVII se produjo entre dos corporaciones educativas en Lima colonial, en las cuales se aplicaron los criterios de limpieza de sangre. Su estudio muestra interesantes paralelos con los ejemplos y las conclusiones que presenta Norma Castillo para Nueva España y que hacen referencia a la tensión entre la flexibilización de los criterios de pureza y la relación que se establece con la nobleza y con la apreciación del color y el origen. Sin embargo, Coello opina que en los debates sobre la limpieza de sangre, aunque la marca del linaje se hacía visible en el cuerpo, los discursos discriminatorios no tuvieron que ver con el concepto de raza, en el sentido biológico moderno, sino que se articularon a través de razonamientos teológico-morales. Esta opinión invita a un debate interesante con la propuesta de Max Hering y con las conclusiones de Bõttcher, por ejemplo, además de propiciar una reflexión de tipo comparativo entre dos regiones que funcionaron como centros del poder colonial. Desde una perspectiva de género, Marta Zambrano enfoca su capítulo en el análisis del fenómeno del mestizaje entre los siglos XVI y XVII en el altiplano muisca. Con ejemplos concretos intenta probar la tesis de que el mestizaje temprano dependió de una lógica social anclada en las relaciones laborales/sexuales y de procreación con que se definió a las mujeres indígenas. Las estrategias de ellas para contrarrestar las consecuencias de la ilegitimidad de su prole se definen también como dependientes de la relación entre los servicios laborales y sexuales. Sin embargo, no queda claro cuál es la relación de esta reflexión con los temas centrales de la compilación que en los otros capítulos se han mantenido más o menos presentes: los criterios de nobleza, honor y raza en el contexto de los discursos de la limpieza de sangre y de la influencia del mestizaje.

El peso de la sangre se inscribe con contundencia en el conjunto de estudios que desde hace algunos años han empezado a examinar críticamente conceptos como el de raza, casta, pureza de sangre, calidad, etc., que fueron usados en las grandes narrativas sobre la historia colonial hispanoamericana para explicar las identidades coloniales y la lógica de la estructura social que les daba sentido2. Esta revisión crítica no solo se ha propuesto indagar en la significación, el funcionamiento y el uso de estos conceptos en las sociedades coloniales, sino que también se pregunta sobre su pertinencia como herramientas teóricas idóneas para la explicación histórica3. En el contexto de esta tendencia historiográfica renovadora, el libro es muy sugerente ya que incursiona tanto en los discursos normativos y los saberes eruditos que a partir del siglo XV conformaron los criterios de limpieza de sangre y su aplicación a las realidades coloniales hispanaomericanas, como en las prácticas mediante las cuales las poblaciones dominadas se apropiaron de estos discursos en sus estrategias de resistencia. Resulta realmente interesante el papel fundamental que adquiere «la sangre» en la dinámica de la exclusión, tal y como se desprende de los análisis que nos presenta este libro. Lo que queda aún por dilucidar son las consecuencias de su naturaleza polisémica en tanto parece funcionar como una metáfora de dinámicas sociales complejas y, al mismo tiempo, existir como objeto de estudio en múltiples campos de saber, como el teológico, el médico y el jurídico. Por otro lado, al expresarse en el cuerpo, la «sangre» puede ser objeto de formas diversas de representación. El peso de la sangre, en tanto busca definir la «limpieza de sangre» en Hispanoamérica como un concepto articulador de las identidades coloniales, hace una apuesta arriesgada pero necesaria. Tal como se evidencia en la mayoría de los capítulos, la definición conceptual está condicionada al estudio de casos particulares en un procedimiento que podría acercarse a lo que Clifford Geertz denominó «descripciones densas»; busca «síntomas» a partir de elementos que parecen inestables y casuísticos, pero que adquieren autoridad práctica y fuerza simbólica como ordenadores de la realidad, tales como el honor, la calidad y la apreciación de rasgos fisiológicos asociados a valores morales, elementos que se tornan maleables en la práctica de las estrategias individuales de ascenso social, y en el proceso impetuoso del mestizaje.

Este volumen aprovecha a su favor esta tensión entre la «descripción densa» y la teorización para ofrecernos pistas muy valiosas en el esfuerzo por explicar tanto la dinámica discursiva y las prácticas de la dominación colonial, como las estrategias de adaptación y resistencia de los sujetos coloniales. Por último, las contribuciones tienen el mérito de generar una serie de interrogantes en tanto que sus conclusiones, aunque en general son complementarias, muestran algunas valiosas inconsistencias, ya que son capaces de generar preguntas de gran potencial para la reflexión teórica y que invitan a la profundización heurística en el estudio de los problemas planteados.


Pie de página

2Por ejemplo: James Lockhart, «Social Organization and Social Change in Colonial Spanish America», en The Cambridge History of Latin America, ed. L. Bethell (Nueva York y Londres: Cambridge University Press, 1984), 265-319; y MAGNus Marner, Race Mixture in the History of Latin America (Boston: Little, Brown and Company, 1967).
3De los más trabajos más recientes ver: María Elena Martínez, Genealogical Fictions. Limpieza de sangre, religion and gender in colonial Mexico (Stanford: Stanford University Press, 2008); Max Hering; María E. Martínez y David Nirenberg, eds., Race and Blood in the Iberian World (Viena, Berlin: Lit Verlag: 2012); y María E. Chaves, Genealogías de la diferencia. Tecnologías de la salvación y representación de los africanos en Iberoamérica colonial (Bogotá: Editorial de la Universidad Javeriana, 2009).


Bibliografía

Chaves, María E. Genealogías de la diferencia. Tecnologías de la salvación y representación de los africanos en Iberoamérica colonial. Bogotá: Editorial de la Universidad Javeriana, 2009.         [ Links ]

Hering, Max; María E. Martínez y David Nirenberg, eds. Race and Blood in the Iberian World. Viena, Berlin: Lit Verlag: 2012.         [ Links ]

Lockhart, James. «Social Organization and Social Change in Colonial Spanish America». En The Cambridge History of Latin America, editado por L. Bethell, 265-319. Nueva York y Londres: Cambridge University Press, 1984.         [ Links ]

Martínez, María Elena. Genealogical Fictions. Limpieza de sangre, religion and gender in colonial Mexico. Stanford: Stanford University Press, 2008.         [ Links ]

Mõrner, Magnus. Race Mixture in the History of Latin America. Boston: Little, Brown and Company, 1967.         [ Links ]