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Memoria y Sociedad

versão impressa ISSN 0122-5197

Mem. Soc. vol.19 no.38 Bogotá jan./jun. 2015

 

Las vicisitudes de los jesuitas en Colombia.
Hacia una historia de la Compañía de Jesús, 1844-1861.

Salcedo, Jorge Enrique, S. 3.
Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2014. 356 pp.

Juana María Marín Leoz1

1Profesora del Departamento de Historia de la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Javeriana. Historiadora, Ph.D. en Historia de la Universidad de Navarra, España. juana.marin@javeriana.edu.co


Cómo citar esta reseña

Marín Leoz, Juana María. Reseña de Las vicisitudes de los jesuitas en Colombia. Hacia una historia de la Compañía de Jesús, 1844-1861 de Jorge Enrique Salcedo, S. J Memoria y Sociedad 19, no. 38 (2015): 98-101.


La presente obra del historiador jesuita Jorge Enrique Salcedo, S. J., pretende, desde el mismo título, presentar y analizar las «instancias o alternativas de sucesos prósperos o adversos»2 de los jesuitas en sus retornos a tierras colombianas durante el periodo que va desde 1844 a 1861, con el propósito de responder a los tres objetivos principales del análisis: mostrar el proceso de restablecimiento de la Compañía en suelo colombiano en diálogo con el contexto político, social y religioso en que se fraguó; llenar un vacío en la historiografía de la Iglesia colombiana -especialmente en relación con la situación de la institución eclesiástica en el momento de la llegada de los jesuitas y a la tensión que generó entre los religiosos neogranadinos la presencia de jesuitas de origen español-; y, fundamentalmente, analizar la recepción, protagonismo y calado de la leyenda antijesuita y literatura projesuita en el escenario político y social neogranadino en las dos décadas de discusión de la cuestión jesuita en la naciente República colombiana.

Para ello, el autor divide su obra en cinco capítulos: I. El restablecimiento de los jesuitas en la Nueva Granada en 1842 hasta su expulsión en 1850. II. Las relaciones de los jesuitas con el clero secular y con el clero regular. III. La recepción de las leyendas antijesuita y projesuita en la Nueva Granada 1842-1850. IV. Relaciones de los jesuitas con dos representantes de la clase política neogranadina. V. La expulsión de José Hilario López, el retorno en tiempos de la Confederación granadina y la expulsión de Tomás Cipriano de Mosquera3.

Esta estructura sitúa en la mitad del análisis el punto más significativo del presente trabajo, la recopilación, caracterización y escrutinio de los ejes temáticos de la leyenda antijesuita y projesuita en la Colombia de mediados del siglo XIX. Este escenario de análisis, junto con el detallado relato de los argumentos, sentimientos y pasiones en pro y contra de la renovada presencia de los jesuitas en territorio colombiano, se convierte en la piedra angular de la investigación de Jorge Enrique Salcedo, S. J.

Así, iniciando el recorrido en las fases previas al primer retorno de los jesuitas en 1844, el autor analiza el deplorable estado de las misiones, así como la escasez, la formación elemental y la decadencia del clero neogranadino, lo que llevó al recién establecido gobierno a invitar oficialmente a los jesuitas a volver a tierras colombianas. Dicha invitación se oficializó con el decreto ejecutivo del 3 de mayo de 1842, en primera instancia para fundar un colegio de misiones y restaurar la maltrecha labor misionera y reducción indígena y, segundo, con el paso del tiempo y el expreso deseo del gobierno, desde 1845, para hacerse cargo de la educación de la juventud en las principales ciudades colombianas.

El regreso a la labor misionera y educativa de los jesuitas en Colombia, como examina Salcedo, dividirá el espectro político, así como parte de la sociedad, en dos bandos enfrentados. De este modo, el texto nos muestra de forma detallada a los amigos de los jesuitas, aquellos que no solo acogieron con cariño y alegría el regreso de la Compañía, como se puede ver en el titular de El Telégrafo de marzo de 1846 con el grito «¡Vivan los Jesuitas» (81), sino que veían en ellos unos cooperantes virtuosos y necesarios para la educación de las nuevas generaciones y para la conformación del nuevo proyecto social y gubernativo de la República. Así, el papel de los obispos de Popayán y Santafé de Antioquia, Fernando Cuero y Caicedo y Juan de la Cruz Gómez Plata, respectivamente, del arzobispo de Bogotá José Mosquera y de Mariano Ospina Rodríguez y José Eusebio Caro, dos de los miembros del naciente partido conservador que más se significaron en la denuncia de las arbitrariedades de la expulsión jesuita de 1850, es analizado pormenorizadamente como parte de esa sociedad y política colombiana que veía en el regreso jesuita la respuesta a la necesidad de moldear «la moral, el orden y la disciplina de la República» (141).

En paralelo a estas esperanzas conservadoras, Salcedo nos presenta a aquellos no amigos de la retornada Compañía. Aquellos que, como el liberal Julio Arboleda, en su texto de 1848 Los jesuitas4, comenzaron a acusarlos, desde el momento de su primer restablecimiento en 1844, de todas las calamidades que ocurrían en el mundo, alertando y concienciando a la sociedad neogranadina del peligro de tener a los jesuitas de nuevo en tierras colombianas, ya que sus enseñanzas atentaban contra los principios republicanos y ponían «[...] en inminente peligro las libertades, las prerrogativas de la soberanía y las garantías [...] [ya que] la influencia de la corporación es irresistible» (185).

Este escenario dual de «calumnias y apologías» (147) brillantemente documentado y detallado por el autor, además, lo contextualiza de forma precisa como parte tanto de la campaña antijesuita nacida en Europa, surgida en el siglo XVIII y que tenía en el París decimonónico «su laboratorio de las teorías del complot» (147), como de toda la contracampaña de literatura projesuita que trataba ferozmente también de refutar lo dicho por sus opositores. De este modo, en los debates que se sucedieron, desde el momento mismo de la llegada jesuita, en la prensa y el Congreso colombiano entre 1844 y 1861, Salcedo reconoce y analiza los cinco ejes temáticos que permiten entender la recepción y calado de la propaganda antijesuita en la Nueva Granada. Analiza, en primer lugar, el relato de la historia de la Compañía de Jesús, incidiendo en las controversias históricas, teológicas y leyendas con el fin de demostrar la falta de moralidad y los peligros que entrañaban los jesuitas para la República; en segundo, la paradójica denuncia de que la llegada de los jesuitas era ilegal ya que la pragmática de Carlos III, expedida en abril de 1767, seguía vigente; en tercero, la acusación de la constante perversión de la juventud en los colegios y de las mujeres y los artesanos en sus templos y confesionarios; en cuarto, la insistencia en las grandes riquezas jesuitas «obtenidas por astucias, engaños y patrañas» (147); y en quinto, y último, la ventajosa interpretación de las fuentes fundacionales de la Compañía, las fórmulas del instituto y sus constituciones, en relación con la no dialogante estructura de gobierno de la orden.

A estos cinco ejes argumentales Salcedo contrapone las respuestas de la literatura, prensa y políticos projesuitas cuya comparación le permite concluir que el objetivo de ambas partes «[...] era convencer a sus lectores a favor o en contra de los jesuitas en [...] tono guerrero, beligerante, excluyente, sarcástico o burlón, con lo cual demostraban falta de ecuanimidad y mesura» (153), convirtiendo el retorno jesuita en excusa perfecta para engrosar los derroteros del naciente debate liberal-conservador.

Es precisamente este uno de los mayores aciertos del presente trabajo, esto es, el hecho que este pormenorizado análisis del discurso pro y antijesuita en la Nueva Granada se ponga en diálogo con el contexto histórico y político de la época, sin encerrarse en los textos y en las discusiones teológicas, sino señalando con énfasis que los regresos, presencias y expulsiones de la Compañía de Jesús de Colombia en estos dos cortos periodos de tiempo tienen que entenderse como parte fundamental de las luchas políticas entre los nacientes partidos conservador y liberal y sus dos visiones de organización del Estado y de la sociedad. Así, el programa reformista liberal que propugnaba por un Estado moderno e intervencionista veía en los jesuitas un obstáculo para implantar sus reformas como la separación de la Iglesia y el Estado, la libertad de enseñanza y la libertad de conciencia y de cultos; mientras, el partido conservador consideraba a la Compañía de Jesús como la herramienta fundamental para el restablecimiento de la educación, la moral, el orden y la disciplina en la nueva República (141). Estas dos visiones situaron a la retornada orden en el centro de la disputa política.

Para concluir, es muy reseñable la riqueza, tanto cuantitativa como cualitativa, de las fuentes utilizadas por Salcedo para la realización de la investigación. Es envidiable la relación de archivos reseñados en la página 17 y la posibilidad que estos han permitido sacar a la luz correspondencia inédita para el análisis de las relaciones y divergencias en este periodo. Así mismo, es de agradecer los diez documentos anexados a la obra5 que ofrecen al lector la posibilidad de trabajar en detalle, y en conjunto, fuentes fundamentales para este proceso y esta época. Lo mismo podemos decir de los balances historiográficos sobre la compañía de Jesús realizados por el autor, un excelente barrido y análisis de las fuentes secundarias para la escritura de la historia de la Compañía de Jesús que no solo se convierte en un punto de partida para todo aquel que se quiera aproximar a la historia de Compañía, sino que fundamenta el hecho de que la obra apueste por llenar un claro vacío historiográfico. Sin embargo, es precisamente esta empresa en la que reside la limitación fundamental del texto y es que en el afán por contextualizar y contarlo todo, la información y la descripción caen en el exceso. En ocasiones, el hilo del relato, el contexto cronológico, se diluye envuelto en una exuberancia de datos e informaciones que dificultan su avance coherente.

No obstante, lo anterior no menoscaba la relevancia del análisis realizado por Salcedo, en el que se subraya el necesario diálogo de la historia de la Compañía de Jesús con su contexto político, social, económico, etc., lo que trae como consecuencia comprender que los retornos y expulsiones de la Compañía a mediados del siglo XIX no se limitan a los contornos de la propia institución, sino que se explican como parte de los debates y enfrentamientos políticos del proceso de gestación de la República colombiana.


Pie de página

2Definición de "vicisitud" del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
3La estructura de la obra se completa con la Introducción, con las Conclusiones y con un apartado de Anexos que recoge 10 documentos básicos para el desarrollo de la investigación.
4 Julio Arboleda, Los jesuítas (Bogotá: Imprenta de M. Sánchez Caicedo, 1848).
51. Decreto (28 de abril de 1842) sobre el establecimiento de uno o más colegios de misiones en la República. 2. Correspondencia de Roothaan para el restablecimiento de la Compañía de Jesús en la Nueva Granada. 3. Copia de la Nota pasada al excelentísimo señor encargado de Negocios de la Nueva Granada cerca de la Santa Sede Dr. D. Eladio Urisarri. 4. Legación de la Nueva Granada cerca de la Santa Sede. Roma 21 de noviembre de 1843. 5 Honorables senadores y representantes en la legislatura de 1847. Honorables senadores y representantes. 6. Decreto de expulsión de los jesuitas de la Nueva Granada en 1850. 7. Representación del padre Manuel Gil, S. J., al presidente José Hilario López. 8. Protesta que, a nombre de los Jesuitas desterrados de la Nueva Granada, dirige al ciudadano presidente de la República general José Hilario López, el R. P. Manuel Gil Superior de la Compañía en este país. 9. Carta de Recomendación que los ex alumnos del Colegio Seminario de Popayán dirigen a los ecuatorianos a favor de los RRPP de la Compañía de Jesús. 10. Decreto de expulsión de los jesuitas de 26 de julio de 1861.


Bibliografía

Arboleda, Julio. Los jesuitas. Bogotá: Imprenta de M. Sánchez Caicedo, 1848.         [ Links ]