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Memoria y Sociedad

Print version ISSN 0122-5197

Mem. Soc. vol.20 no.40 Bogotá Jan./June 2016

https://doi.org/10.11144/Javeriana.mys20-40.dtei 

Defensa territorial del extractivismo informacional

Territorial Defense of the Informational Extractivism

Defesa territorial do extrativismo informacional

Alejandro Enrique Tinoco Carrillo
Pontificia Univerisdad Javeriana, Grupo de investigación «Ciencia de la Información, sociedad y Cultura» (Bogotá, Colombia) Universidad Nacional de Colombia (Bogotá, Colombia) aetinococ@unal.edu.co

Este artículo es producto de la formación como joven investigador correspondiente a la convocatoria de investigación Colciencias 617 de 2013 con el proyecto «Biblioteca Comunitaria Intercultural del Pueblo Nasa, Sa'th Tama Kiwe: Una experiencia de socialización y difusión de tradiciones y saberes locales».

Recibido: 26 de marzo de 2015 Aceptado: 24 de abril de 2015 Disponible en línea: 30 de marzo de 2016


Cómo citar este artículo

Tinoco Carrillo, Alejandro Enrique. «Defensa territorial del extractivismo informacional». Memoria y Sociedad20, n.° 40 (2016): 71-85. http://dx.doi.org/10.11144/Javeriana.mys20-40.dtei


Resumen

El presente artículo surge como uno de los resultados del proceso de creación colectiva del Centro de Documentación e Investigación Comunitario por parte del pueblo indígena nasa en el territorio ancestral de sa'th Tama Kiwe (Caldono, Cauca), con el acompañamiento del grupo de investigación «Ciencia de la Información, sociedad y Cultura». Centra el análisis en cómo esta propuesta ha sido planteada por la comunidad como una estrategia de defensa territorial y de fortalecimiento de los saberes colectivos. se propone una noción de sociedad de información desde lo local para revelar la inconformidad de la comunidad por los sistemáticos despojos y expropiación por parte de las lógicas instrumentales que buscan mercantilizar y permear constantemente la información y el conocimiento local. Estos saberes e información local se configuran como parte vital del territorio, por tanto deben primero ser salvaguardados y puestos en diálogo al interior de la comunidad para fortalecerla integralmente.

Palabras clave: sociedad de la información; metodología de investigación colaborativa; saberes colectivos; extractivismo informacional; defensa territorial.


Abstract

This article arise from one of the results of the process of creating the Communal Documentation and Research Center by means of the collective work of the Nasa community in the Ancestral Territory of Sa'th Tama Kiwe (Caldono, Cauca) with the accompaniment of the «Information science, society and Culture» Research Group. It focuses the analisys in the way in which this proposal has been formulated by the community as a Territorial Defense strategy as well as a mean of strenghtening their repository of wisdom and knowledge. A notion of Information society is proposed from a local perspective to deveal the inconformity of the community towards the systematic deprives and expropriations by means of the instrumental logic that intend constantly mercantilize and permeate the local information and knowledge. This pool of local knowledge and information is configured as a vital part of the territory and as such must be first safeguarded and be dialogued at the inner sphere of the community to comprehensively strenghten it.

Keywords: information society; collaborative research methodology; collective knowledge; informational extractivism; territorial defense.


Resumo

O presente artigo surge como um dos resultados do processo de criação coletiva do Centro de Documentação e Pesquisa Comunitário por parte do povo indígena nasa no território ancestral de sa'th Tama Kiwe (Caldono, Cauca), com o acompanhamento do grupo de pesquisa «Ciência da Informação, Sociedade e Cultura». Centra a análise em como esta proposta foi levantada pela comunidade como estratégia de defesa territorial e de fortalecimento dos saberes coletivos. Propõe-se uma noção de sociedade da informação desde o nível local para desvendar a inconformidade da comunidade pelas sistemáticas espoliações e expropriações por parte das lógicas instrumentais que visam mercantilizar e permear constantemente a informação e conhecimento local. Estes saberes e informação local configuram-se como parte vital do território, portanto devem primeiro ser salvaguardados e colocados em diálogo no interior da comunidade para fortalece-la integralmente.

Palavras-chave: sociedade da informação; metodologia de pesquisa colaborativa; saberes coletivos; extrativismo informacional; defesa territorial.


«El Saakhelu o ritual de las semillas, [se realiza] durante el solsticio de verano, para agradecer por las bendiciones recibidas en el año y para tener el territorio en equilibrio y armonía».
Gustavo Ulcué1

Introducción

Tras algunos años de relación y acompañamiento del grupo «Ciencia de la Información, Sociedad y Cultura (CISC)», junto con movilizaciones sociales de comunidades campesinas, negras e indígenas en algunos lugares de Colombia, desde el pueblo indígena nasa de Sa'th Tama Kiwe (Caldono, Cauca) se nos planteó la posibilidad de avanzar en la creación colectiva y comunitaria de un centro de documentación e investigación que ayudara a fortalecer los procesos y reivindicaciones políticas y culturales que se están llevando a cabo en dicho territorio.

La defensa territorial en Sa'th Tama Kiwe

El departamento del Cauca en Colombia ha sido históricamente un territorio de múltiples reivindicaciones y disputas de los pueblos frente a grupos dominantes como los terratenientes y la elite estatal. Tras procesos históricos de larga duración, como la colonización, la independencia, la república, la violencia bipartidista, el surgimiento de grupos alzados en armas, la promulgación de la Constitución de los Derechos Humanos en 1991 y los procesos recientes como los gobiernos neoliberales, el paramilitarismo o los neoextractivismos, el territorio y las comunidades han configurado y reconfigurado su experiencia vital a múltiples escalas en los ámbitos político, social, económico y cultural2.

De estos procesos históricos de resistencia y transformación han surgido acciones y distintas formas de organización y estrategia desde las colectividades con el fin de conservar, fortalecer y recuperar sus territorialidades, autonomías y visiones de mundo. El pueblo nasa de Sa'th Tama Kiwe, junto con diversos sectores del movimiento indígena como el Consejo Regional Indígena del Cauca (cric), han retomado el concepto de defensa territorial, el cual se ha utilizado históricamente por los pueblos de diversas maneras y acorde al contexto de cada época3.

Si bien la defensa territorial como representación de la identidad ecológica para varios pueblos indígenas se ha presentado mediante la resistencia, no es posible generalizarla dado que los distintos movimientos y organizaciones replantean autónomamente su posición según el escenario de las políticas ambientales globales y estatales4. Para el caso de la comunidad de Sa'th Tama Kiwe, y con base en el uso del concepto de defensa territorial en el plan de vida, este ha sido enfocado a la defensa, recuperación y conservación de las fuentes hídricas, la ampliación del territorio para su uso agroforestal comunitario y tradicional, la conservación de los sitios sagrados y la protección de la biodiversidad mediante el fortalecimiento de la autonomía política, económica y cultural5.

Como es sabido, el proceso de integración capitalista ha seguido su curso alcanzando todos los rincones globales, constituyéndose en una amenaza hegemónica de globalización para aquellos pueblos y comunidades que han logrado resistir y adaptarse a su paso devastador. Los intereses geopolíticos sobre el territorio de Sa'th Tama Kiwe se han centrado en la explotación de la naturaleza, como es el caso del río Ovejas, el cual ha sido objeto de acciones como minería ilegal de oro y de políticas públicas que apuntan a su privatización para la empresarización del agua, despojándolo de su carácter comunitario6; así mismo, el uso de la tierra para la siembra de cultivos ilícitos, los cuales se vinculan a actores armados afectando seriamente la vida de las comunidades7; de igual manera, la integración capitalista ha volcado a que se cultive industrialmente, afectando la fertilidad de los suelos y obligando al campesinado a recurrir al uso de agroquímicos8.

Un centro de documentación comunitario para la defensa territorial

La comunidad y el cabildo de la laguna Siberia, el cual es una de las seis autoridades tradicionales que conforman el territorio ancestral de Sa'th Tama Kiwe, han planteado al grupo «Ciencia de la Información, Sociedad y Cultura (CISC)», tras tejer una confianza de acompañamiento y colaboración mutua, la posibilidad de aportar en la consolidación del concepto de defensa territorial a partir de la implementación de un centro de documentación comunitario (CDC):

En el año 2010 autoridades del resguardo de la Laguna Siberia plantean la posibilidad de crear una biblioteca comunitaria que apoye los procesos locales que se están llevando en torno a la defensa territorial y el fortalecimiento de los saberes colectivos del pueblo de Sa'th Tama Kiwe.
[...]
La propuesta se enmarca bajo una visión de territorio integral teniendo en cuenta temas como: salud, comunicación, educación, territorio y las problemáticas sobre minería y empresarización del agua, por las cuales atraviesa la comunidad9.

Así mismo, tras diversos encuentros de socialización, diálogo y trabajo conjunto con la comunidad, se fue consolidando una propuesta piloto que transitó de la idea de biblioteca comunitaria

a la idea de centro de documentación comunitario (CDC) dados los distintos alcances que cada propuesta podía llegar a tener en términos de servicios y tipos de documentación. El consejero mayor del resguardo nasa de la laguna Siberia, respecto a la implementación del CDC, mencionó cuatro funciones principales para este: «La primera de salvaguarda de información, la segunda de documentación externa (intercultural) e interna (propia), la tercera brindar información a la comunidad y la cuarta generar conocimiento»10.

Los espacios de discusión y trabajo colectivo permitieron recoger diversas estrategias para la recuperación de documentación e información local que es desconocida y se encuentra dispersa e inaccesible en el territorio. Además, las voces de preocupación por regular el manejo de esta información llevaron a plantear unas políticas iniciales de información en las que se compromete a la comunidad y al proyecto del CDC y sus usuarios a hacer uso responsable de la información de la comunidad. Entre esta se incluye información de diversa naturaleza de carácter histórico, político, epistemológico, medicinal, ambiental, etc. En este sentido, el CDC se debe articular como espacio de defensa de los saberes colectivos de la comunidad de Sa'th Tama Kiwe, los cuales hacen parte del territorio, y, por esto, deben ser custodiados de su comercialización e indebida documentación y difusión no acorde con las decisiones de la comunidad.

A partir de este momento se han compartido experiencias de desaprendizaje al acercarnos a un contexto comunitario en el que otras formas de ser, saber y poder, es decir otras perspectivas históricas y formas de acción política, marcan los ritmos y reorientan los aportes que pueda realizar la acción investigativa. Más adelante retomaremos algunos de estos aspectos a partir de nuestra experiencia concreta.

La sociedad de la información desde la comunidad

A partir de la experiencia junto a la comunidad de Sa'th Tama Kiwe pretendemos mostrar cómo el acceso a la información desde la comunidad y los

distintos usos con miras a la autonomía, la defensa territorial y el fortalecimiento de los saberes colectivos puede resultar en una construcción política diferente de la idea estándar que se impone sobre la era digital y la era de la sociedad de la información y el conocimiento, como lo abordaremos más adelante. Así, el proceso para la conformación del CDC se constituye en una alternativa de aproximación a esta noción.

La posición del grupo cisc acompañando a la comunidad

Este artículo intenta alejarse del régimen de representación académico sobre la diversidad cultural de los pueblos étnicos, por tal motivo no pretendemos realizar descripciones y traducciones interculturales. El objetivo es mostrar algunos aspectos surgidos a partir del accionar colaborativo junto al cabildo de la laguna Siberia sobre la posibilidad de crear un centro de documentación comunitario partiendo de la base del respeto hacia sus procesos autonómicos, procesos que continúan tejiéndose a diversas escalas.

La posición del grupo cisc debe ser mirada con complejidad, al ser miembros de una institución académica que acompaña realidades locales, ya que reconocemos que la actitud mesiánica y misionera ha caracterizado el quehacer investigativo, herencia histórica a veces colonial de las disciplinas académicas de las que hacemos parte11. Estas prácticas han dejado huellas y pesados estereotipos sobre muchas colectividades en varios lugares, constituyéndose como «construcciones históricas que obedecen a determinados intereses de dominación»12. Necesitamos hacer autocrítica de esta posición cómoda de prejuicios y teorías sin compromisos concretos de cambio.

Tampoco es nuestra intención atascarnos en el debate del desarrollismo versus el posdesarrollismo, conscientes de algunas de sus problemáticas conceptualizaciones13. Sin embargo, parte del argumento principal por el cual pretendemos plantear una sociedad de la información pensada desde la comunidad es a sabiendas de los reclamos y necesidades de generar dudas sobre lo establecido, aportando en el resurgimiento y consolidación de perspectivas silenciadas, ignoradas o desvalorizadas por los cánones y lógicas de poder dominantes, las cuales además se complementan con nuestras posiciones políticas personales dignificándolas y transformándolas.

La sociedad del control de la información

La implementación de la sociedad de la información en Colombia ha incluido estrategias fundamentalmente basadas en un determinismo tecnológico entendido estatalmente como la «revolución digital». Entre estas se encuentra la implementación de quioscos con irregulares servicios de conectividad a Internet en lugares remotos, sin procesos de formación y escasos contenidos, descontextualizados de las realidades locales14. Por ejemplo, está la cooperación internacional, como la de la Fundación Bill & Melinda Gates, que en su afán filantrópico de erradicar su concepto de pobreza de la faz de la tierra genera la necesidad tecnológica hacia sus software Microsoft15; asimismo la reciente alianza entre el Gobierno nacional colombiano e Internet.org, encabezada por Mark Zuckerberg, busca llegar a ocho millones de usuarios de celulares de baja gama, brindándoles acceso «gratuito» a servicios de información privados aunque de acceso abierto como Facebook y Wikipedia.

Así mismo, la creación del Ministerio de las Tic en su retórica ministerial se refiere simplistamente al acceso a Internet como el camino para reducir la pobreza. En reciente intervención el ministro de las Tic en el Foro Económico Mundial (Suiza) explicaba cómo Colombia ha basado su economía actual en la exportación de commodities (minerales e hidrocarburos). Sin embargo, dado que los cambios a nivel mundial exigen transformaciones económicas que generen mayor competitividad e innovación, es necesaria la implementación de las Tic para potenciar el aprovechamiento de los recursos del talento humano16.

Este culto global a la tecnología con la democratización de las Tic ha sido potenciado por el discurso de doble filo de la era de la información, aparentemente para introducir flexibilidad, independencia, creatividad y libertad virtual «sin ataduras con la tierra»17. De esta manera, la estructura económica capitalista puede hacer presencia en todos los no-lugares, incluso en aquellos donde ha encontrado históricamente resistencias, mediante la incorporación de nuevos consumidores y productores de información.

El consenso acrítico de las Tic se ha constituido en el ámbito mundial en un nuevo Caballo de Troya, justificado por la idealización de la sociedad de la información y el conocimiento, imponiendo nuevos y más rentables negocios como el extenuante teletrabajo, la educación a distancia, y potenciando los alcances de la globalización y hegemonización cultural, expropiando, es decir, reemplazando y despojando, para el caso de los pueblos y movimientos sociales, saberes, conocimientos, valores y técnicas18, ampliando la masa de consumidores dependientes del capitalismo.

El concepto de «sociedad de la información» tiene múltiples interpretaciones, como es lógico cuando nos referirnos a un concepto19. Cada posición desde la cual dicho concepto sea enunciado modificará sus medios y fines. De esta manera, según las lógicas estatales colombianas enmarcadas en el neoliberalismo y aspiraciones de desarrollo, una definición más o menos acorde del para qué de la sociedad de la información podría ser:

Transformar la información digital en valor económico y social, en conocimiento útil, creando nuevas industrias, nuevos y mejores puestos de trabajo, y mejorando la forma de vida de la sociedad en su conjunto a través de un desarrollo basado en el uso del conocimiento, apostando a convertir el conocimiento en pib20

En el ámbito nacional escasean nuevas preguntas, profundizaciones y perspectivas críticas en las problematizaciones relacionadas, por ejemplo, con la manera en que es asumido el concepto de sociedad de la información, como lo menciona en entrevista Armand Mattelart, «esta es adoptada sin mayores cuestionamientos por parte de los ciudadanos»21. Esto genera un aprendizaje acrítico de los estándares de la sociedad de la información respecto a la diversa realidad social, política y cultural colombiana, desincentivando el surgimiento de nuevas experiencias, puntos de vista y posibilidades de entender y plantear el problema de la información en la realidad sociopolítica de la nación.

Como consecuencia de lo anterior, se ha generado poca investigación desde disciplinas afines como la ciencia de la información, ya que quienes la conformamos preferimos mayoritariamente las demandas del mercado laboral.

¿Es exagerado para nuestro contexto pensar una sociedad de control?

Al respecto, la producción social de la información y la generación de mayor consumo de datos e información22 es el objetivo de los mercaderes de información, quienes, a través de la web 2.0, las bases de datos, las redes sociales y los nuevos dispositivos Tic, pueden obtener datos y fabricar detallados perfiles de nuestras preferencias políticas, realizar análisis de sentimientos colectivos o identificar nuestros gustos y conocer nuestra movilidad cotidiana23.

Desde los estudios de la información, los estándares de dicho campo de conocimiento resultan un sistema que imparte la forma de entender el problema de la sociedad de la información como lo hemos mostrado, erosionando la posibilidad de nuevas ideas surgidas desde otras propuestas alternativas a la sociedad de la información en contextos «periféricos», como lo pueden ser los pueblos étnicos y originarios en Latinoamérica.

Si bien organismos internacionales como la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones de Bibliotecas (ifla, por sus siglas en inglés), perteneciente a la Unesco, cuenta con grupos especiales para atención de la diversidad cultural, despliega sus políticas de salvaguarda patrimonial a partir de los sistemas de dominación impuestos por el bloque económico global. Es decir, se autoconstituyen como instituciones representantes de «occidente», moralmente posibilitadas para auxiliar a las víctimas de sus injusticias planetarias24. Así mismo, el discurso del proyecto multiculturalista de la sociedad de la información de complementar eclécticamente mediante la era digital las sociedades locales con los conocimientos externos podría resultar en un acto de luces y sombras. En muchos casos, como lo mencionamos desde la perspectiva de la sociedad del control, se trata de producción de información de las élites económicas interesadas en generar mayor consumo de datos e información, así como el ofrecimiento de panaceas universalistas como el acceso a las Tic para dar solución a problemáticas locales, las cuales terminan empobreciendo los horizontes políticos y culturales propios de las comunidades, generando desorganización y contradicciones como la disociación entre el saber colectivo local y su relación con el territorio25.

La expropiación y el despojo de conocimientos

En este punto el historiador Renán Vega plantea que el enfoque de la gestión del conocimiento en la sociedad de la información ha hecho de los saberes de las personas mercancía codificable de tal manera que la lógica capitalista ha logrado abarcar todos los espacios de la vida, incluyendo los datos, los cuales ahora son el botín de los industriales en su búsqueda constante de nuevas oportunidades de negocio y beneficios sin fin26.

Los saberes ancestrales y tradicionales de los pueblos no han escapado de la lógica mercantil, de allí «han surgido conocimientos médicos, rituales, religiosos»27, biológicos, agrícolas, ecológicos, arquitectónicos entre muchos otros, los cuales, al ser expropiados, ahora les son regresados en su contra como mercancías sin ningún valor más allá del comercial.

De esto son conscientes las comunidades de Sa'th Tama Kiwe, quienes reconocen el valor potencial de su información política, social, histórica y cultural, la cual está asociada simbólica y espiritualmente al territorio y hace parte de su defensa28. Por lo tanto, proteger estos conocimientos desde la idea de defensa territorial significa impedir que continúe su extracción, mercantilización y utilitarismo según las lógicas de la racionalidad capitalista.

Dicha posición nos hizo comprender la tensión entre la estrategia de acceso universal a los datos de la sociedad de la información como medio de control y despojo de saberes, y la incomodidad e inconformidad que siente la comunidad de Sa'th Tama Kiwe de poner en riesgo conocimientos vitales como los de la medicina tradicional, el olvido de la lengua nasa yuwe, los sitios sagrados del territorio, la ley de origen o justicia comunitaria de los pueblos, por mencionar algunos. Esta colonización por «vía tecnológica» encuentra en los lugares de resistencia mayores saberes aún no comprendidos por la razón instrumental29.

Esto ha planteado para la comunidad la posibilidad de pensar una nueva forma de centro de documentación donde los saberes y la memoria colectiva del pueblo nasa no necesariamente se registren documentalmente en su totalidad, ya que se trata de conocimientos y memorias vivas que deben practicarse bien sea a través de la oralidad, la ritualidad, los encuentros colectivos o la práctica comunitaria30. Así, lo planteado en dichas reuniones y diálogos junto a la comunidad sirvió para generar el CDC como un espacio que ayuda tanto a recrear el saber de la comunidad mediante la guía de los mayores como a salvaguardar estratégicamente la documentación ya existente y conveniente para los fines políticos y culturales bajo la visión de defensa territorial. De esta manera, los estándares respecto a los estudios de la información como la clasificación universal del conocimiento o el principio de procedencia en archivística podrían no funcionar o resultar contradictorios.

Dialogar con el pensamiento colectivo local

Los aprendizajes y desaprendizajes experimentados a partir de la creación colectiva del Centro de Documentación Comunitario de Sa'th Tama Kiwe han llevado a la posibilidad de pensar en la escritura colaborativa en busca de coteorizaciones y coautorías que argumenten las posiciones planteadas desde el pensamiento colectivo de los miembros de la comunidad31. Esto requiere de tiempo, diálogo y experiencias conjuntas, de tal manera que particularidades y detalles a profundidad que sabemos importantes y de respeto para la comunidad no han sido registrados en este artículo. Es decir, no pretendemos realizar interpretaciones unívocas o traducciones al lenguaje académico, sino que, por el contrario, ensayaremos argumentar un punto de vista sobre la posición política y moral que hemos esbozado desde el grupo de investigación cisc y que se ha convertido durante este proceso en la forma y metodología de trabajo, dejando importantes resultados. El intercambio constante mediante la conversación y el acompañamiento con los miembros y autoridades de la comunidad en sus procesos políticos y territoriales, -actitud «moral y éticamente necesaria»32- devela la verticalidad del saber académico como explicaremos, lo cual representa la manera en que asumimos la complejidad de la realidad nacional en Colombia desde la academia.

El reconocimiento de este panorama conforma posiciones en las que, antes que resultados académicos, se pretende forjar relaciones de compromiso y apoyo mutuo en los distintos escenarios políticos y sociales en que se enmarcan. Trazar este proceso de desaprendizaje conjunto33, encontrando y depurando la experiencia colaborativa mediante la constante socialización, discusión y reconocimiento con agentes locales y regionales, ha requerido, como propone Julia Suárez, «una proximidad respetuosa» al escenario socialmente complejo de Sa'th Tama Kiwe posicionado en medio de la dinámica de la sociedad nacional.

Por su parte, la herencia histórica del discurso de la sociedad de la información puede resultar como refuerzo de la situación de injusticia y explotación actual34, si por parte de las comunidades y distintos profesionales no se tiene una comprensión y acción crítica al respecto. Así las cosas, y acorde a la propuesta de la comunidad por crear un CDC desde las perspectivas políticas y cosmogónicas y desde la teoría decolonial y las epistemologías del sur35, se ha iniciado un proceso de reflexividad de larga duración junto a los planteamientos de los nasa de Sa'th Tama Kiwe que han posibilitado este proceso. Se aclara que no se hace referencia a todos los pueblos nasa sino a los sectores sociales del territorio de Sa'th Tama Kiwe que se identifican con la estrategia de defensa territorial y la implementación del CDC. Así mismo, la decolonialidad nos sirve como concepto de exploración y acercamiento al pensamiento y discurso local de Sa'th Tama Kiwe, es decir, no se trata de una categoría final sino un medio propuesto desde el grupo para continuar conformando horizontes conceptuales en torno a la defensa territorial mediante el Centro de

Documentación, orientado política y culturalmente desde la comunidad nasa.

Desde el pensamiento colectivo local se evidencia que han existido sistemas de dominación e imposición epistemológica hegemónicos, que han silenciado otras formas de ser, saber y poder a través de variados mecanismos y lógicas36. Revisando entre líneas a Rafael Bautista en su reciente texto Descolonizacion de la política37, se puede definir que la colonialidad «atraviesa objetivamente las instituciones y subjetivamente a los individuos» produciendo «estabilidad y legitimación» que «reproduce y desarrolla la colonialidad de las relaciones de dominación y estructuras de poder naturalizadas»38.

Según lo anterior, la importancia de pensar la sociedad de la información críticamente a la luz de la teoría decolonial y las epistemologías del sur puede aportar a vislumbrar qué tan relevantes y acordes son los estándares globales de la información frente a los contextos locales, donde la cosmovisión, las lenguas nativas, los saberes ancestrales, los procesos históricos de resistencia, la justicia comunitaria y las luchas políticas constituyen las bases y las dinámicas sociales. Este acercamiento debe estar atento a los radicalismos, separatismos, sectarismos y purificaciones39, a sabiendas de la complejidad, es decir las hibridaciones, contradicciones y tensiones que se generan en las colectividades humanas, pero apostando por incentivar los aportes y rupturas directas e indirectas que esta diferencia no hegemónica puede hacer al bien común. Por lo tanto, se convierten en una serie de transferencias e hibridaciones desde lo local, que transforman las líneas de trabajo planteadas desde el grupo CISC.

La metodología de colaboración

Hablar sobre colaboración en la práctica investigativa es referirse a un aspecto inherente a sí misma. Métodos como la etnografía colaborativa la plantean desde una perspectiva que pretende «un intercambio de ideas e información durante un largo período de tiempo lo cual implica mayor responsabilidad moral mutua»40. Es decir, esta perspectiva sitúa la colaboración como eje explícito que orienta la investigación, permitiéndonos entender esta perspectiva como guía en el campo, entendiéndolo como proceso de interacción a largo plazo y no tanto como fuente de información para realizar representaciones académicas.

Inicialmente, perspectivas investigativas se preguntaron sobre «la relación jerárquica entre el investigador y el investigado»41 encontrando en nuevas fórmulas narrativas algunas respuestas innovadoras para su tiempo; después, para los años sesenta, los procesos investigativos emergidos del feminismo y el posmodernismo contribuyeron a reelaborar la relación del investigador y su campo de estudio. Estas nuevas vertientes planteaban la importancia de reconocer la multivocalidad, repensar las relaciones de poder y los regímenes de representación. Por consiguiente, propuestas como la etnografía colaborativa plantearon conceptos como la coteorización y la coautoría, regidos por principios de investigación donde el consentimiento informado, el rechazo a las prácticas de investigación engañosas, el garantizar la privacidad y confidencialidad, y la responsabilidad por socializar los resultados ante la comunidad orientaban la acción. En nuestro continente es posible encontrar experiencias interesantes a partir del trabajo de Fals Borda42 y más recientemente del Taller de Historia Oral, del cual hizo parte la socióloga boliviana Rivera Cusincanqui, y donde se buscaba en parte «poner de relieve la colonialidad del saber en la geopolítica del conocimiento»43.

La apuesta por el trabajo en colaboración pretende un «proceso de interpretación colectivo que complejiza en lugar de reducir» o sintetizar44. Esta apuesta nos permite reconocer otras formas de sociedad de la información, si las hay, y entender la información y la comunicación como inherente a los grupos humanos. Por tal razón no se trata de algo nuevo, más bien lo novedoso de este paradigma son los discursos utilitaristas de esta, los cambios tecnológicos y sus implicaciones en nuestra sociedad. A partir de lo anterior pensar desde lo local cómo funcionaría la sociedad de la información en estos escenarios requiere de la priorización del diálogo con la comunidad, y a partir de este generar resultados que sean validados a través de la confrontación con el resto del grupo o comunidad45. Fals Borda46 explica que «la producción y difusión de nuevo conocimiento» en la comunidad pertenece a esta, por tal motivo «tiene el derecho primario a conocer los resultados, discutirlos, digerirlos para sus propósitos y autorizar las publicaciones» en sus distintas formas. Valga la aclaración sobre la creación de conocimiento local para recalcar el extractivismo informacional y de conocimientos que persiguen la ciencia y la economía moderna, el cual está siendo denunciado y deslegitimado por las comunidades.

En este proceso, el grupo CISC ha reconocido la importancia de humanizar la colaboración y el intercambio con los miembros de la comunidad, las organizaciones y los distintos sectores que apoyen los procesos y disputas socioculturales. Desde entonces el esfuerzo ha sido por posicionarnos como acompañantes y colaboradores, situando nuestros intereses mucho más allá de ejercicios de «escritura académica», considerándola solo uno más de los múltiples resultados y acciones de la investigación47.

Esto se constituye en un tránsito hacia el pensamiento propio de la comunidad, las orientaciones de sus autoridades y las acciones concretas48. Se trata de un desaprendizaje que, como consecuencia, produce lecciones fuera del conocimiento canónico de los estudios de la información.

La sociedad de la información puesta en tensión por la comunidad

Como lo hemos visto, la comunidad al poseer saberes y posiciones políticas particulares puede poner en duda los aprendizajes de conocimientos estandarizados pensados desde la doctrina hegemónica de la sociedad de la información49, como el de las Tic o los discursos de las instituciones y academias europeas y norteamericanas50.

Los estándares hegemónicos actuales limitan las correlaciones críticas respecto a los cánones de la sociedad de la información, e imparten una mirada tecnicista y «managerial» que reemplaza el análisis y compromiso político51. De esta manera, se debilita el rol de disciplinas como la ciencia de la información y algunos de los debates en los que se inserta, como los usos sociales de la lecto-escritura; el potencial de la tradición oral; la reconstrucción de memoria colectiva; la historia, la documentación, la infoxicación como «tecnología del olvido absoluto»52; el acceso a la información en contextos sociales y culturales diversos; la ecología de saberes; las implicaciones del cambio tecnológico en la sociedad, entre muchos otros. Por el contrario, sus aportes configurados geopolíticamente se han encaminado, como lo menciona Mattelart, más que a fortalecer la sociedad de la información, a consolidar realmente una sociedad de control53.

La despolitización de los diversos espacios sociales de información, como el de las bibliotecas54 o herramientas tecnológicas como las Tic55, mediante el escudo de la neutralidad han apuntado a debilitar la organización, solidaridad y acción comunal frente a la integración capitalista, ocultando los intereses en sí políticos del mercado y del Estado, incluso apelando a la participación como escenario de conflicto, desigualdad y confusión para las comunidades; tal es el caso de la «consulta previa, libre e informada»56.

Organizaciones internacionales se han abanderado como defensoras de la diversidad cultural mundial patrimonizándola, promotores de una ideología de la sociedad de la información configurada para el mercado, el militarismo y, en definitiva, el proyecto neoliberal del gran bloque económico mundial57, lo cual está en detrimento de muchas de las demandas de los pueblos en el continente. La Unesco ha reconocido la imposibilidad de llevar a cabo, desde la perspectiva desarrollista universal, alternativas como el desarrollo endógeno, dado que si fuera así no se debería condicionar a que fuera la idea del desarrollo la perspectiva de futuro que autodeterminarían los pueblos58.

Para el caso de Sa'th Tama Kiwe, sus reivindicaciones y aspiraciones sociales han apuntado hacia alcanzar el buen vivir y continuar con la defensa de sus territorios de los intereses geopolíticos externos, como las distintas formas de explotación minera, los cultivos ilícitos, la mercantilización de las fuentes hídricas y los grupos armados legales e ilegales. En contra posición han planteado desde su accionar político conceptos como el Proyecto Educativo Comunitario como alternativa a la educación occidental; el buen vivir de acuerdo a lo propuesto por el movimiento nasa como resistencia al desarrollismo; la revitalización de la madre tierra como autodeterminación ambiental y solución al cambio climático; la soberanía y seguridad alimentaria como forma de resistencia a los monocultivos59; y la autonomía territorial, entendiendo el territorio como «ente vivo» que construye subjetividad, espiritualidad y acción política60.

¿Cómo podrían los estudios de la información aportar a plantear una «posición enunciatoria» que articule la propia historicidad y disputas socioculturales de los pueblos respecto a la era digital y la sociedad de la información?61.

Asimetrías en el diálogo con la comunidad

El diseño del Centro de Documentación Comunitario en principio se planeó a partir de modelos y políticas nacionales e internacionales que considerábamos podían aportar desde el contexto de la comunidad. Aunque teníamos clara la existencia de los saberes ancestrales, de los procesos políticos y de la historicidad de la comunidad, solo mediante el diálogo y erráticas acciones, que se pretendían imponer desde la posición como investigadores, se evidenciaron las asimetrías en la relación con la comunidad. Estas asimetrías posicionaban al grupo para entender lo local como algo anexo y subordinado a los documentos y políticas hegemónicas, como los manifiestos multiculturales de la Unesco que buscan generar «collages planos» de la interculturalidad62. Estos obvian e invisibilizan las complejidades e injusticias por parte del orden global63, como el conflicto armado o los neoextractivismos, y aprovechan las particularidades de lo local para folclorizar y generar nuevos estereotipos sociales y académicos64.

La transformación del diálogo asimétrico ha empezado mediante la reflexión sobre acciones que ayuden a descongelar el trato con los distintos sectores comunitarios. Por lo tanto, el acompañamiento en los diferentes espacios, la adaptación a los ritmos locales, la discusión de ideas desde las diferentes visiones de mundo e incentivar la apropiación en lugar de la imposición ha dado como resultado acciones colectivas, siempre procurando un ritmo respetuoso y fluido, todo esto no sin contradicciones, incomprensiones y complejidades.

Las orientaciones recibidas por parte de la comunidad a raíz del diálogo no podrían terminar de ser entendidas e hiladas individualmente desde la posición vertical y académica habitual. Esto constituye un tránsito del saber académico autoposicionado en la parte superior a una mirada horizontal donde lo local se puede superponer, reorientando los aportes externos con la participación amplia y directa de la comunidad. Por tal razón, sin estas voces, pensamientos y mandatos no sería posible proponer este trabajo.

En pocas palabras la comunidad y sus autoridades mandan y definen lo relevante y lo irrelevante, por lo tanto pretender empotrar esta realidad específica en el saco de la interculturalidad hegemónica resultaría un acto de «violencia epistémica»65 y autoritarismo del monólogo de interpretación académica66. Una vez más se establecerían estándares de control que toman el pensamiento de la gente como algo ornamental que debe subordinarse a la matriz globalizante que poco a poco convierte las diversas localidades en no-lugar o lugar común67.

A partir de esta forma de acción, identificamos como aporte relevante desde la comunidad el posicionamiento emergente de la idea y la discusión sobre el CDC entre cabildantes y sectores de comuneros, quienes comienzan a plantearlo como estrategia y posibilidad de acción a mediano y largo plazo, convirtiéndose en horizonte para el territorio como herramienta de fortalecimiento cultural, ya que incentiva la discusión, la dinamización y la práctica de conceptos como la oralidad, la defensa y la autonomía territorial, la ancestralidad, los saberes colectivos y el buen vivir.

Autonomías que empoderan a la comunidad

La dependencia económica de las pesquisas académicas es un asunto habitual que deben sortear los investigadores, el cual, como veremos, se ha abordado principalmente desde la autogestión y la autonomía. Las diversas socializaciones y diálogos han propiciado valores comunitarios como el trabajo colectivo y la solidaridad local, evidenciando el potencial para reemplazar, en parte, la financiación económica e imposición burocrática de agencias financiadoras por una dinámica de apropiación, autonomía y coherencia con la realidad vivida. Este esfuerzo intenta sincronizarse con miras a transformar lo que denominamos proyecto en un proceso, lo cual significa ser parte importante en el tiempo, donde participa voluntaria y activamente la comunidad según sus propias políticas y condiciones culturales.

Para el caso del CDC esto quiere decir que en lugar de la adquisición de presupuestos, materiales y herramientas externas que complementen ecléctica y aleatoriamente la acción comunitaria, esta se ha orientado a generar adaptaciones e ideas a partir de los sujetos, potencialidades y medios existentes. Algunas acciones al respecto han sido la conformación de un comité local; la promoción del proceso por medio de la difusión en emisoras de radio locales; involucrar a la comunidad visitándolos en sus veredas y espacios de trabajo; invitar a los simpatizantes de la historia y la documentación propia; comprometer a las autoridades y líderes comunitarios; recibir consejo de los mayores y médicos tradicionales; socializar con los miembros de las instituciones propias; esforzarse por discutir y comprender junto a la comunidad los documentos rectores del movimiento indígena como los planes de vida, los proyectos educativos comunitarios y los proyectos económicos agrícolas y artesanales; empezar a conocer las políticas territoriales y ambientales expedidas por sus autoridades o convocar la solidaridad voluntaria, como las mingas.

Además, dentro de estas preconcepciones de la investigación, tradicionalmente se organizan planes de acción claros y definidos, los cuales, al ponerse en práctica, rebotan contra las dinámicas locales al no encontrar concordancias entre lo planeado previamente desde los escritorios universitarios y la esfera política y cultural de la comunidad; y es que los tiempos organizativos comunitarios son distintos a los tiempos de la academia.

Praxis comunitaria y territorial

La aproximación al conocimiento local por medio de la constante socialización, discusión y práctica comunitaria, así como el reconocimiento de conceptualizaciones y epistemologías propias, unas veces reorientan, otras veces modifican y en otras crean nuevas conceptualizaciones a partir de la experiencia cotidiana, en contraposición a las ideas estándar externas con las que llegamos como colaboradores68.

Esta experiencia vital aporta nuevo aprendizaje y conocimiento así no sea verbalizado ni teorizado69. En nuestro caso esto es lo que ha exigido nuevas formas de pensar y entender el problema de la sociedad de la información y algunos de sus conceptos, como las necesidades de información, las Tic o los estudios de la información.

Silvia Rivera Cusicanqui, en conversación con Boaventura de Sousa, habla de la importancia de la «experiencia comunitaria vivida», en la que lo teórico no puede surgir sin la práctica ya que esta última manda y el lenguaje preciso para explicarla o describirla en ocasiones no se encuentra en la teoría sino en las «no verbalizaciones», es decir innovaciones a partir de la experiencia corporal70. La «praxis» y los saberes locales se constituyen como el accionar político de la comunidad71. Para ilustrar esta idea, previamente a la implementación del proyecto del CDC, los médicos tradicionales de la comunidad examinaron a través de las plantas sagradas y medicinales la conveniencia o no del proyecto, recibiendo información sobre la orientación que debería tener y armonizando la energía para que los resultados sean convenientes a la comunidad y acordes a la aspiración comunitaria de la defensa y conservación del territorio.

Conclusiones

Junto a la comunidad de Sa'th Tama Kiwe estamos tejiendo constantemente aprendizajes y lecciones que van más allá de los cánones establecidos por la sociedad de la información. Por supuesto, no se trata de una idealización radical y de rechazo hacia lo externo a la comunidad sino de procurar un esfuerzo por complementarnos con la potencialidad de la organización local para generar condiciones de apropiación y discusión, lo cual puede ser significativamente productivo y ayudar a generar nuevas formas de relacionarse con los elementos externos72.

Con esto se propone desaprender la idea intervencionista y asistencialista que muchas veces se ha impuesto en la concepción de las comunidades y que portan muchas veces los miembros de academias que acompañan los procesos sociales. En pocas palabras, se puede decir que la apropiación local incentiva el aprovechamiento y fortalecimiento de potencialidades y alternativas con que cuenta la comunidad. De igual manera, el cuidado hacia la financiación internacional debe ir de la mano con este acompañamiento73, ya que esta es otra de las nuevas formas de patrullaje, intervención y control74 hacia la diferencia política y cultural.

En definitiva, la cotidianidad, los intereses y las prioridades de las personas tienen su propio camino y no dependen de los aportes académicos. Por lo tanto, hay coyunturas y situaciones del día a día que son prioritarias y vitales, evidenciado que la investigación académica es algo anexo pero que poco a poco se puede ir ganando un lugar relevante si logra ser significativo y aportar en la cotidianidad y en las reclamaciones de los movimientos sociales.

La experiencia hasta aquí desarrollada de un año busca acoplarse a las formas de gobierno y autonomía local ayudando a fortalecer los lazos territoriales y comunitarios de Sa'th Tama Kiwe. Justamente estas disputas están necesitando «espacios políticos de participación nuevos en la defensa de los territorios que logren posicionar esas lógicas territoriales»75. Así, el Centro de Documentación Comunitario apropiado localmente puede ser reorientado, configurado y recreado para servir a necesidades pensadas, sentidas y vividas históricamente por la comunidad, las cuales entran en tensión si se comparan con las matrices hegemónicas internacionales que pretenden gestionar simplistamente la diversidad cultural.

El saber colectivo local es la integridad de la vida; expresiones como la lengua materna, las estrategias educativas locales, los espacios políticos y los conceptos allí pensados y expresados, las celebraciones y rituales, las artes, la justicia comunitaria, las asambleas o la subjetividad de cada persona son puestas al alcance de quienes acompañan estos procesos.

Recibir la confianza de poder participar y compartir estas experiencias exige responsabilidades y compromisos por parte de las personas externas a la comunidad. Muchas de estas acciones desde el pensamiento colectivo local son patrulladas e incomprendidas por la ciencia moderna76 y acorde a esta no deberían ser legitimadas por la acción investigativa sino solamente como adorno intelectual o folclorización más no como elemento clave y de rigor académico77. Las necesidades, preocupaciones e intereses locales de información se definen y redefinen constantemente por la comunidad en cada uno de los escenarios de socialización, participación y encuentro. Esto es fundamental ya que define la manera en que el Centro de Documentación Comunitario puede insertarse en la coyuntura y aspiraciones de la comunidad. Es en los espacios organizativos y cotidianos donde puede convertirse en plataforma con sentido político y cultural, articulándose con los miembros de la comunidad y otorgando diversas posibilidades como la reconstrucción de la memoria colectiva desde el presente, la creación de relatos históricos desde el contexto local capaces de tensionar y desplazar la historia oficial78, haciendo uso de la oralidad y la lengua materna para profundizar en la comprensión de la epistemología comunitaria para el caso de Sa'th Tama Kiwe y todas aquellas reivindicaciones y apuestas organizativas que exigen una sincronización política.

Lo planteado en este texto ha requerido un esfuerzo por mirar con nuevos ojos los estándares asumidos y empezar a aprender de la profundidad de la epistemología comunitaria de los nasa de Sa'th Tama Kiwe y sus conceptos para ponerlos en diálogo con los aprendizajes y posiciones políticas personales en el grupo. Esto se hace no con fines de traducción79, extractivismo informacional o representación académica, sino como herramienta de apoyo al marco comunitario mediante las potencialidades de un CDC gestionado y orientado a partir de la acción política comunitaria.

Hasta aquí se ha procurado poner a dialogar algunas de las reflexiones y esfuerzos realizados, donde nos situamos como colaboradores y compañeros. Sentimos y vivimos la realidad nacional bien sea desde nuestro día a día en Bogotá o al lado del calor de la tulpa dialogando sin complicaciones en busca de la organización y colaboración mutua.

Finalmente con esto queremos plantear que la sociedad de la información puede dislocarse y ponerse al servicio y alcance de las personas, generar espacios de discusión, encuentros y desencuentros, construyendo posiciones plurales y socialmente productivas. El uso de la información no puede ser ajeno a las injusticias globales, para ello deberá trascender su utilitarismo según las lógicas de la explotación económica, y debe comprometerse localmente a aportar en el fortalecimiento de nuevas y más justas posibilidades de mundo.


Pie de página

1Gustavo Ulcué, «Espiritualidad, política e imagen en movimiento del pueblo nasa», en Poéticas de la resistencia, inv. Pablo Mora (Bogotá: Cinemateca Distrital; idartes, 2015).
2Consejo Regional Indígena del Cauca (cric), «Plan de vida de los pueblos indígenas del Cauca», 2007, 15. http://observatorioet-nicocecoin.org.co/files/Plan%20de%20vida%20del%20Cric.pdf; Consejo Regional Indígena del Cauca (cric), «¿Por qué luchamos por la tierra?», 2013. http://www.cric-colombia.org/PDF/Articulo_Re_Porqueluchamosporlatierra_RTF.pdf
3Astrid Ulloa y Kristina Dietz, en Heinrich Bòll Stiftung, Territorios y conflictos en el contexto del neoextractivismo en América Latina [Archivo de video]. Conferencia Ecapio, Berlín, 14 de mayo de 2014. https://www.youtube.com/watch?v=i_3zXuYGpGg (consultado el 27 de enero de 2015).
4Astrid Ulloa, «El nativo ecológico: movimientos indígenas y medio ambiente en Colombia», en Movimientos sociales, Estado y democracia en Colombia (Bogotá: icanh/ces, 2001), 8. http://antropologia.org.br/arti/colab/a26-aulloa.pdf (consultado el 8 de diciembre de 2014).
5Asociación de Cabildos Ukawe'sx Nasa Cxhab, Plan de vida territorial Sa'th Tama Kiwe (Caldono: Resguardos Indígenas de Pueblo Nuevo, Las Mercedes, La Aguada, La Laguna y Pioyá (no publicado), 2005); cric, «Plan de vida», 99.
6Asociación de Cabildos Ukawe'sx Nasa Cxhab, Plan de vida territorial, 86; Irene Vélez y Hildebrando Vélez. «Nuestro derecho al agua: Acaparamiento del agua y despojo de la tierra en el Alto Cauca: Estudio crítico sobre (in)justicia hídrica y derecho al agua en Colombia», 2012. www.canadians.org/sites/default/files/publications/RTW-Colombia-1.pdf (consultado el 20 de febrero de 2015).
7CRIC, «Plan de vida», 123.
8Asociación de Cabildos Ukawe'sx Nasa Cxhab, Plan de vida territorial, 86; cric, «Plan de vida», 82; cric, «¿Por qué luchamos por la tierra?», 7.
9Cabildo Laguna Siberia, Informe a la comunidad: Centro de Documentación e Investigación Comunitario (Resguardo Laguna Siberia (no publicado), 2014), 2.
10Cabildo Laguna Siberia, Acta de reunión Abril 2014 (Resguardo Laguna Siberia [no publicado], 2014).
11Julia Suárez-Krabbe, «En la realidad. Hacia metodologías de investigación descoloniales», Tabula Rasa, n.° 14 (2011): 196. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=39622094008 (consultado el 25 de octubre de 2014).
12Francisco Morales, «Las aporías del postdesarrollismo: Crítica de la crítica radical al desarrollo y propuesta de conceptualización», Cuadernos de sociología, n.° 4 (2009): 37; D'amico, 1997, 68 citado por Suárez-Krabbe, «En la realidad».
13Morales, «Las aporías del postdesarrollismo», 30.
14María Alejandra Medina, «Segundo "round" del "Vive Digital"», El Espectador [Bogotá], 18 de diciembre, 2014. http://www.elespectador.com/noticias/economia/segundo-round-del-vive-digital-articulo-533989 (consultado el 20 de febrero de 2015); Carlos Cortés, «Diego Molano, el Falcao de las relaciones públicas», La Silla Vacía [Bogotá], 7 de agosto, 2014. http://lasillavacia.com/elblogueo/blog/diego-molano-el-falcao-de-las-relaciones-publicas-48361
15Renan Vega, Capitalismo y despojo: Perspectiva histórica sobre la expropiación universal de bienes y saberes (Bogotá: Impresol ediciones, 2013).
16World Economic Forum, «Davos 2015 - Press Conference Recommendations for Latin America Bridging the Gap in Skills», 2 de febrero, 2015. https://www.youtube.com/watch?v=_5SGOK9RHTk (consultado el 2 de marzo de 2015).
17Vega, Capitalismo y despojo, 24.
18Vega, Capitalismo y despojo.
19Liliana Herrera, «Contexto sociopolítico de la sociedad de la información» (Tesis de Maestría, Pontificia Universidad Javeriana, 2005), 54.
20Valenti, 2004 citado en Herrera, «Contexto sociopolítico», 53.
21Antonia García Castro, «Entrevista con Armand Mattelart», Cultures & Conflits, n.° 64 (2006): 5. conflits.revues.org/pdf/2682
22Centre de Cultura Contemporánia de Barcelona (CCCB), «Ámbitos; Big Bang Data», 2014. http://www.cccb.org/es/exposicio-big_bang_data-45167 (consultado el 3 de diciembre de 2014).
23Vega, Capitalismo y despojo, 290; CCCB, «Ámbitos; Big Bang Data».
24Gustavo Esteva, «Desarrollo», en Diccionario del desarrollo: Una guía del conocimiento como poder (Lima: Pratec, 1996), 44.
25Boaventura de Sousa Santos, «Introducción: Las epistemologías del sur», 2009. http://www.boaventuradesousasantos.pt/media/INTRODUCCION_BSS.pdf (consultado el 13 de septiembre de 2014); Vega, Capitalismo y despojo, 269.
26Vega, Capitalismo y despojo, 292.
27Vega, Capitalismo y despojo, 285.
28Vega, Capitalismo y despojo, 280.
29Vega, Capitalismo y despojo, 273.
30A. Díaz - Coordinador Pedagógico Sa'th Tama Kiwe, comunicación personal, 13 de noviembre, 2014.
31Joanne Rappaport, «Más allá de la escritura: la epistemología de la etnografía en colaboración», Revista Colombiana de Antropología, (2007): 198.
32Rappaport, «Más allá de la escritura», 200.
33Suárez, «En la realidad», 199.
34Gayatri Spivak, «Estudios de la subalternidad: deconstruyendo la historiografía», en Debates poscoloniales: una introducción a los estudios de la subalternidad (Bogotá: Gente Nueva Editorial, 2007), 15.
35Para este texto se han revisado autores del proyecto alice (Epistemologías del Sur) como Boaventura de Sousa Santos y Julia Suárez-Krabbe, así como a Silvia Rivera Cusicanqui, quien trabaja el tema desde los pueblos andinos, especialmente Bolivia.
36Suárez, «En la realidad», 193.
37Rafael Bautista, Descolonización de la política: Introducción a una política comunitaria (La Paz: Plural editores, 2014).
38Bautista, Descolonización de la política, 25.
39Nelly Richard, «Los pliegues de lo local en el mapa de lo global: reticencia y resistencia», Revista Signo y Pensamiento 49 (2006): 52.
40Laura Cardús, «Reseña de "Collaborative Ethnography" de Eric Lassiter Luke. LiminaR», Estudios Sociales y Humanísticos IV, n.° 2 (2006): 133.
41Cardús, «Reseña de "Collaborative Ethnography"», 134.
42Orlando Fals Borda, Conocimiento y poder popular: Lecciones con campesinos de Nicaragua, México, Colombia (Bogotá: Siglo XXI Editores, 1986).
43Walter Mignolo, «El potencial epistemológico de la historia oral: algunas contribuciones de Silvia Rivera Cusicanqui», en Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder, coord. Daniel Mato (Caracas: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (cLAcso) y cear, faces, Universidad Central de Venezuela, 2002), 210.
44Rappaport, «Más allá de la escritura», 202; alice ces, «Conversa del mundo - Silvia Rivera Cusicanqui y Boaventura de Sousa Santos», 12 de marzo, 2014. https://www.youtube.com/watch?v=xjgHfSrLnpU (consultado el 25 de noviembre de 2014).
45Rappaport, «Más allá de la escritura», 204.
46Fals Borda, Conocimiento y poder popular, 111.
47Rappaport, «Más allá de la escritura», 207.
48Rappaport, «Más allá de la escritura», 201.
49Richard, «Los pliegues de lo local», 7.
50Richard, «Los pliegues de lo local», 6.
51García Castro, «Entrevista con Armand Mattelart», 7; Felipe Meneses Tello, «Bibliotecas y política: el paradigma político de la biblioteca pública», Anales de Documentación 16, n.° 2 (2013): 4.
52Vega, Capitalismo y despojo, 290.
53García Castro, «Entrevista con Armand Mattelart», 9.
54Meneses Tello, «Bibliotecas y política», 2.
55Vega, Capitalismo y despojo.
56Ulloa y Dietz, Conferencia Ecapio.
57García Castro, «Entrevista con Armand Mattelart», 7.
58Tony De Sousa Peixeira, «Los microcréditos en la cooperación internacional. Una forma simbólica de legitimación social de la "doxa" económica», Gazeta de Antropología 24, n.° 2 (2008): 3.
59cric, «Plan de vida», 132; cric, «¿Por qué luchamos por la tierra?».
60Ulloa y Dietz, Conferencia Ecapio.
61Spivak, «Estudios de la subalternidad», 299.
62Richard, «Los pliegues de lo local», 5.
63Suárez-Krabbe, «En la realidad», 192.
64Said citado por Morales, «Las aporías del postdesarrollismo», 37; Vega, Capitalismo y despojo, 267.
65Spivak, «Estudios de la subalternidad», 15.
66Suárez-Krabbe, «En la realidad», 193.
67Richard, «Los pliegues de lo local», 11.
68alice ces, «Conversa del mundo»; Bautista, Descolonización de la política, 32; Rappaport, «Más allá de la escritura», 214.
69alice ces, «Conversa del mundo».
70alice ces, «Conversa del mundo».
71Bautista, Descolonización de la política, 10.
72Silvia Rivera Cusicanqui y Rossana Barragán, ed., Debates postcoloniales: una introducción a los estudios de la subalternidad (Bogotá: Gente Nueva Editorial, 2007), 12; Rappaport, «Más allá de la escritura», 215.
73Suárez-Krabbe, «En la realidad», 195.
74De Sousa Peixeira, «Los microcréditos».
75Ulloa y Dietz, Conferencia Ecapio.
76Suárez-Krabbe, «En la realidad», 195.
77Bautista, Descolonización de la política, 16.
78Spivak, «Estudios de la subalternidad», 308.
79Richard, «Los pliegues de lo local», 46.


Referencias

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