Sin duda el trabajo investigativo de los profesores Sergio Guerra Vilaboy, Alejo Maldonado y Roberto González Arana, constituye un destacado aporte para una mejor comprensión sobre tres revoluciones en la historia latinoamericana del siglo pasado.

La literatura sobre las revoluciones de independencia latinoamericana es abundante y contrasta con las publicaciones sobre las ocurridas en el siglo XX. Es por ello que al analizar comparativamente estos hechos históricos ocurridos a comienzos de 1910 en México, a mitad de los años en Cuba, y a fin de los años setenta en Nicaragua hallamos elementos similares en todas como el tema de la lucha por la tierra en cada país, la reacción ante dictaduras opresivas en cada nación, y sin duda, el papel protagónico de los Estados Unidos como artífice y soporte de cada gobierno militar.

Sin perder de vista cada contexto, los autores se dedican a un análisis exhaustivo de todo el proceso revolucionario en cada país para al final poder proponer puntos de encuentro entre estas tres experiencias, sin obviar sus propias particularidades como por ejemplo, el hecho de que la experiencia cubana y nicaragüense se desencadenaron en plena Guerra Fría mientras que el caso mexicano, tuvo lugar en tiempos de la I Guerra Mundial.

Como lo anotan los autores, la inmensa mayoría de obras existentes sobre revoluciones latinoamericanas trata de ellas de forma individual, pasando por alto las conexiones entre estos procesos, así como las claves para comprender sus verdaderas dinámicas y su persistencia en el imaginario de los pueblos latinoamericanos.

Luego de las revoluciones en México, Cuba y Nicaragua se generó un nuevo orden jurídico en cada país en correspondencia con la meta de materializar los logros de asumir la construcción de regímenes democráticos. Por supuesto, esta tarea tuvo en cada nación una materialización muy distinta pues por ejemplo, en países como México al régimen porfirista le sucederían más de siete décadas de hegemonía del PRI (Partido revolucionario Institucional), lo cual el escritor Mario Vargas Llosa denominó "la dicta blanda o dictadura perfecta".

Los autores destacan asimismo el papel de la iglesia católica opuesta a los procesos revolucionarios y amiga de los regímenes autoritarios en cada país. Sin embargo, hubo matices como el cierre de templos en México y persecuciones religiosas que generaron el masivo levantamiento armado fanático de la guerra cristera. Otro caso singular, lo constituyó la división de la iglesia católica en Nicaragua entre los partidarios de una iglesia oficial y por otra parte, los partidarios de la teología de la Liberación, por cierto de participación muy activa en la lucha revolucionaria contra la dictadura somocista.

Según los autores, "estas tres revoluciones impusieron un cambio de mentalidad y dejaron su impronta a nivel continental"¹ pues por todos es sabido como el tema agrario y la nacionalización del petróleo en México fue inspirador de movimientos campesinos y obreros en la región, así como la revolución cubana trasladó la guerra fría a América Latina, la adopción de la política de seguridad nacional y la Alianza para el Progreso para mitigar el impacto e influencia de la gesta cubana. La revolución nicaragüense en su momento, se convirtió en una opción muy esperanzadora luego de la traumática experiencia de la vía chilena al socialismo tras el derrocamiento de Salvador Allende en Chile.

En resumen, recomendamos este libro, del cual propondríamos ampliara su interés por agregar otras experiencias revolucionarias del siglo pasado como la boliviana o la chilena. Conocíamos trabajos previos de estos autores latinoamericanistas como Dictaduras en el Caribe (2017) o Caribbean revolutions (2018), pero este sin duda constituye en un libro novedoso y oportuno para todo aquel que se interese por investigar los grandes sucesos revolucionarios del siglo XX latinoamericano.