INTRODUCCIÓN. ¿POR QUÉ SON IMPORTANTES LAS FUENTES DOCUMENTALES PARA LA COMPRENSIÓN DE LA HISTORIA DIPLOMÁTICA DE LA GUERRA DEL PACÍFICO?
Conocer la dinámica de la historia diplomática del Perú durante la guerra con Chile (1879-1883) implica reconstruir un eje de estudio que analiza los vínculos que estableció el Ministerio de Relaciones Exteriores con sus misiones diplomáticas (sistema de legaciones y consulados) en Europa y América en diversas épocas de la historia peruana. De esta manera, se puede conocer la naturaleza de la relación de los Estados en el siglo XIX a través de los objetivos que tendría que cumplir las legaciones peruanas en cada país, los obstáculos que tendrían que remover los diplomáticos peruanos y la forma cómo se materializó el bloqueo chileno y su red diplomática, etcétera.
Gran parte de estos estudios han sido realizados principalmente por diplomáticos peruanos (Juan Miguel Bákula, Hugo Pereyra Plasencia, Rosa Garibaldi y Juan del Campo) y académicos extranjeros (Lawrence Clayton y Ronald Bruce). Por su parte, desde la historia tenemos los trabajos de Hera-clio Bonilla con Gran Bretaña y el Perú 1826-1919. Informes de los cónsules británicos que utilizan fuentes del Foreign Office, Enrique Amayo con Política británica en la guerra del Pacífico y las importantes fuentes documentales sobre las actividades de la Delegación de Lima publicadas por los historiadores José de la Puente Candamo y José de la Puente Brunke con El Estado en la sombra. El Perú durante la ocupación chilena. (1881- 1882) (2016). En esa línea, uno de los principales estudios que utiliza fuentes históricas del Ministerio de Relaciones Exteriores corresponde al historiador Daniel Parodi con La laguna de los villanos: Bolivia, Arequipa y Lizardo Montero en la Guerra con Chile (1881-1883) (2001). Recientes investigaciones como de Carmen Mc Evoy en Guerreros civilizadores (2016) muestra el impacto de la ocupación chilena tras la ocupación progresiva del territorio peruano y Abanto nos da a conocer la dinámica diplomática peruana durante la guerra1.
En ese sentido, la historia diplomática sobre la Guerra del Pacífico se nutre de la información proveniente del Archivo Central del Ministerio de Relaciones Exteriores, el cual posee un valioso material documental que permite desarrollar una óptica de larga duración sobre el papel del Perú en el contexto internacional y también permite apreciar el rol del servicio diplomático peruano en el extranjero, en especial durante la Guerra del Pacífico. Por esta razón, el presente artículo se centra en rescatar las principales acciones de las legaciones y consulados del Perú al estallar la guerra en 1879, priorizando la búsqueda de armas, alianzas internacionales y fondos económicos.
1. LA PARTICIPACIÓN DE LAS MISIONES DIPLOMÁTICAS DEL PERÚ EN AMÉRICA Y EUROPA EN LA GUERRA DEL PACÍFICO DURANTE 1879
El frente diplomático peruano estaba encabezado por el Ministerio de Relaciones Exteriores, ente responsable de plantear, ejecutar y evaluar la política exterior. Creado en 1821 por José de San Martín, hacia 1879 había cambiado su estructura y se basaba su accionar en torno a la existencia de cuatro secciones: Ultramar, Continental (creadas ambas en 1857, durante el gobierno de Ramón Castilla), Diplomática y Consulado, y Cancillería y Contabilidad (establecidas estas últimas en 1878 durante el gobierno de Prado)2. Este proceso de institucionalización de la Cancillería fue paralelo a la profesionalización del servicio diplomático y tuvo su cúspide con la disposición de 1876 que exigía a los futuros diplomáticos formarse por primera vez en la recién creada Facultad de Ciencias Políticas y Administrativas de la Universidad de San Marcos. Asimismo, hubo una preocupación por regular la escala jerárquica de las misiones diplomáticas del Perú en el exterior (legaciones y consulados) a través de los reglamentos de 1846 con Castilla, 1865 con Prado y 1880 con Piérola3.
Las legaciones fueron el espacio donde se desempañaban los ministros plenipotenciarios, ministros residentes y encargados de negocios4. Al estallar la guerra, las legaciones se priorizó la identificación de los objetivos que debían conseguirse en América y Europa, además de sabotear el trabajo de los diplomáticos chilenos. Para 1879 el Perú tenía legaciones operativas en Francia, Inglaterra, Estados Unidos, Argentina, Bolivia y se reforzó con la apertura de otras en Brasil, Centroamérica y Colombia, para lo cual se apeló al patriotismo del personal diplomático porque muchos aceptaron asumir puestos con un sueldo menor o de forma ad honorem por la grave crisis económica5. Con la guerra encima, todas las legaciones tuvieron que alinearse rápidamente a este nuevo escenario y debían evadir los obstáculos y espionaje que interpondrían los diplomáticos chilenos. Sin embargo, uno de los principales obstáculos fue la inestabilidad en el cargo de ministro de Relaciones Exteriores por los cambios continuos del gabinete ministerial y por los efectos de la evolución de la guerra, desfavorable para el Perú en Tarapacá, tal como se aprecia en la siguiente tabla: tuvimos más de 5 funcionarios en la conducción de la Cancillería en 1879, incluyendo los gobiernos de Mariano Ignacio Prado y la instauración de la dictadura de Nicolás de Piérola:
N.° | Ministro de Relaciones Exteriores | Periodo | Observaciones |
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1 | Manuel Irigoyen | 21 de junio de 1878 - 17 de octubre de 1879 | Fue presidente del Consejo de Ministros y ministro de Relaciones Exteriores. Entre el 20 y 23 de mayo el ministro de Justicia Mariano Paz Soldán asumió interinamente la Cancillería. |
2 | Manuel Irigoyen | 23 de mayo - 17 de octubre | Renunció el 10 de octubre. |
3 | José Esteban Guzmán | 17 - 30 de octubre | El canciller se encarga interinamente del ministerio de Gobierno. |
4 | Manuel Irigoyen-Rafael Velarde -Adolfo Quiroga | 30 de octubre - 21 de diciembre | La crisis política por las derrotas en las campañas terrestre y marítima perfiló un escenario cada vez más inestable para el gobierno de Prado. |
5 | Pedro José Calderón | 21 de diciembre de 1879 - 17 de enero de 1881 | Nicolás de Piérola creó la Secretaría de Relaciones Exteriores. |
Fuente: Elaboración propia basada en ACMRE. CC 122, Congreso de la República 1879, BNP. Archivo Piérola, sobre 5000000610.
Ahora, veamos la tabla con los principales objetivos trazados por la Cancillería peruana por cada legación en América y Europa durante 1879, el año de inicio de la guerra del Pacífico, y basada en la revisión de los documentos del Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores. En América prevaleció la consecución de alianzas y transporte de armamento desde Panamá hasta el Callao, mientras que en Europa se hizo todo lo posible para romper el bloqueo de los bondholders (tenedores de bonos) y la compra de elementos bélicos (desde municiones hasta blindados).
País | Diplomático peruano | Fecha de nombramiento | Objetivo de la legación peruana | |
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AMÉRICA | ||||
1 | Repúblicas del Plata (Argentina y Uruguay) | Aníbal Víctor de la Torre | 8 de marzo de 1878 | Incluir a Argentina en la alianza defensiva como país beligerante |
2 | Bolivia | José Luis Quiñones | 23 de octubre de 1878 | Afianzar la alianza defensiva y evitar su unión con Chile |
3 | Brasil | José Antonio Lavalle | 6 de junio de 1879 | Bloquear una alianza del Imperio brasileño con Chile |
4 | Colombia | Manuel María Rivas | 6 de junio de 1879 | Conseguir los permisos para el transporte de armas |
5 | Panamá6 (consulado) | Luis Enrique Márquez | Abril de 1879. | Acopio y organización logística para el transporte de armas hacia el Perú |
6 | Centroamérica7 | Tomás Lama | 8 de abril de 1879. | Resolver el canje de deuda externa por armas |
7 | Ecuador | Emilio Bonifaz | 8 de abril de 1879 | Apoyar el transporte de armas proveniente de Panamá |
8 | Estados Unidos | José Carlos Tracy | 8 de abril de 1879 | Compra de armamento |
EUROPA | ||||
9 | Francia | Juan Mariano Goyeneche | 9 de octubre de 1878 | Compra de armas y blindados. Negociación de la deuda externa |
10 | Inglaterra | Carlos Pividal | 23 de diciembre de 1878 | Compra de armas y blindados. Negociación de la deuda externa |
11 | Alemania | Carlos Pividal | Agosto de 1879 | Responder en Berlín a la cuestión Luxor |
12 | Santa Sede | Juan Mariano Goyeneche | 9 de octubre de 1878 | Afianzar las relaciones diplomáticas con el Perú |
13 | Italia | Luciano B. Cisneros | 5 de agosto de 1878 | Búsqueda de información sobre armas y blindados |
Fuente: Elaboración propia basada en la Memoria del Ministerio de Relaciones Exteriores al Congreso Ordinario 1879. Libros copiadores CC 133, CC 137, CC 138, CC 139 del Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores; Luna 1979-1981: 41, 43-45, 51, 53.
2. LAS ACCIONES DE LAS MISIONES DIPLOMÁTICAS DEL PERÚ EN AMÉRICA Bolivia
En 1879 se designó a José Quiñones como ministro del Perú en Bolivia y en Lima Serapio Reyes, ministro plenipotenciario en misión confidencial de Bolivia en el Perú, se entrevistó con el canciller Manuel Irigoyen para solicitar la aplicación del casus foderis conforme al cuarto artículo del tratado de alianza defensiva de los países aliados. En efecto, Irigoyen indicó que el Perú honraría el tratado y suscribió con Reyes los respectivos protocolos8. En mayo, el presidente Prado partió hace el sur con la escuadra peruana y fue informado del desplazamiento de las fuerzas bolivianas al mando del presidente Daza y de la entrega de 2200 rifles del sistema Remington y 500 000 tiros al gobierno peruano por parte de Zoilo Flores, otro agente diplomático boliviano en Lima9.
Sin embargo, esta relación de cooperación no estuvo libre de tensiones porque Flores realizó un reclamo por el incumplimiento del tratado de comercio entre Perú y Bolivia en la aplicación en puertos peruanos de un impuesto que se consideraba ilegítimo. Los empleados aduaneros de Arica y de Mollendo registraban un pago por el movimiento de bultos que se trasladaban para consumo hacia La Paz10. Es decir, los productos bolivianos pagaban un triple impuesto: fiscal, municipal y uno con el Perú. Por esta razón, el ministro de Hacienda respondió que el administrador de Arica no cobraba dicho impuesto porque el cobro se hacía a los bultos que eran depositados en almacenes fiscales y el derecho asistía al Perú para reclamar la devolución, en caso de que las mercaderías se despachasen para Bolivia11. Allí culminó la reclamación boliviana.
Por otro lado, la promesa de Chile por el control de Tacna y Arica a Bolivia generará incidentes en el futuro por el interés constante chileno de romper la alianza. Desde el inicio de la guerra, Justiniano Sotomayor, ex cónsul chileno en La Paz, en diversas cartas al presidente Daza lo exhortaba a abandonar al Perú (abril de 1879) y a cambio se ofrecía entregarle Arica. Esta estrategia para dividir a los aliados se denominó la política boliviana12. Finalmente, la legación peruana en Bolivia, encabezada por el ministro Quiñones, emprendió las gestiones para optimizar el tiempo en el traslado de las comunicaciones enviadas por el agente diplomático en Argentina, Aníbal de la Torre. Por ejemplo, en agosto de 1879, recibió dos telegramas de Buenos Aires, los cuales fueron remitidos a Desaguadero, Chucuito y finalmente hasta la prefectura de Puno13. No obstante, la Cancillería restringió los gastos de correo de esta legación a los estrictamente indispensables14, siendo uno de estos fue la subvención de la prensa de La Paz en 100 pesos bolivianos mensuales (en octubre se suscribió un contrato con el diario paceño El Comercio)15. Con la asunción de Piérola al mando supremo en el Perú, se hicieron varios cambios en el personal diplomático en el exterior, siendo una de las plazas claves para la guerra la legación en Bolivia, por lo que se retiró a Quiñones y se nombró en su lugar a Enrique Bustamante y Salazar16.
Argentina
El tratado de alianza de 1873 que unió al Perú y Bolivia intentó incluir también a Argentina, pero a último momento fracasó. En 1878, el conflicto por la posesión de la Patagonia entre Chile y Argentina, obligó al segundo a priorizar una visión marítima sobre la Cuenca de la Plata con la consecuente compra del acorazado Almirante Brown y el ariete Maipú, los cuales llegarían en 188117. Para finales de la década de 1870 la Patagonia se convierte en una zona de disputa entre Chile y Argentina. Al inicio de la guerra del Pacífico, la sociedad argentina mostró dos posiciones: una a favor de participar en operaciones militares y otra más bien partidaria de no involucrarse18.
Aníbal de la Torre fue nombrado ministro plenipotenciario del Perú en la Repúblicas del Plata en 1878. Su nombramiento no fue al azar, pues contaba con una amplia experiencia diplomática por su paso como ministro de Relaciones Exteriores y en la legación del Perú en Bolivia, ambos durante la década de 1870. En abril de 1879, el canciller Irigoyen le solicitó a De la Torre efectuar las gestiones para que Argentina "no permanezca indiferente en estos momentos ante los sucesos que se están desarrollando en el Pacífico"19, es decir, debía buscar su adhesión a la causa peruana. Cumplir con este objetivo implicó dialogar directamente con el canciller argentino y el presidente Nicolás de Avellaneda. No obstante, ambos se mostraban reticentes a involucrarse en la guerra, por lo que Irigoyen le pidió emplear "los medios convenientes a fin de contar con las simpatías de la opinión pública que nos es cada día más favorable en ese país"20. Por otro lado, desde Lima se le pedía a De la Torre que tuviese mayor moderación y precisión en la transmisión de sus despachos telegráficos cruzados entre Buenos Aires, Tupiza, La Paz, Mollendo y Lima; pues el costo de su uso era oneroso frente a los escasos recursos del Estado. Además, las noticias que daba a conocer se repetía con lo que publicaba también la prensa días después. Por ello, la Cancillería le recomendó enviar solo noticias verdaderamente importantes y confirmadas, ya que de otro modo serían inútiles para la toma de decisiones21.
De la Torre también estuvo atento a los movimientos de compra de armas de Chile, en especial los que provenían de Europa y hacían escala a Buenos Aires, por lo que pedía mayores fondos para obstaculizar este tráfico22. Asimismo, De la Torre veló por la relación con la sociedad argentina para ganar su simpatía, por lo que hizo un seguimiento a las manifestaciones populares favorables al Perú en Buenos Aires. Uno de estos casos fue la presentación que se desarrolló en mayo de 1879 en el teatro Colón y al que asistieron 3500 personas (entre jóvenes y políticos), siendo reseñada por diversos periódicos bonaerenses. En esta manifestación se pronunciaron discursos favorables a la alianza, condenando la actitud de Chile y culminando con un paseo de las banderas de todas las provincias argentinas junto a las del Perú y Bolivia23.
Otro ejemplo ocurrió en el mes de julio con motivo de las Fiestas Patrias peruanas. Por estas fechas, se realizó en el local de la legación una convocatoria abierta que tuvo acogida entre la población de Buenos Aires (se estimó en 3000 personas) y contó con la participación de representantes diplomáticos de España y Bolivia, y de la municipalidad. Una delegación de jóvenes encabezados por Federico Pinedo le entregó a De la Torre un álbum dedicado al almirante Miguel Grau, comandante del buque peruano Huáscar, y pronunció un entusiasta discurso24. Cuando murió Grau, la legación peruana recibió las muestras de solidaridad por la inmolación del Huáscar en Angamos, como fue el caso del Club Patriótico de la Juventud, la ceremonia religiosa realizada en el Teatro Politeama y las honras fúnebres efectuadas en la Iglesia Metropolitana el 16 de octubre de 1879. Esta última se realizó con la asistencia del arzobispo y de una comisión de la Cámara de Diputados de la provincia, y al finalizar hubo un meeting y se ofreció un lunch en la residencia de De la Torre25.
A fines de diciembre de 1879, asumió el poder en el Perú como nuevo gobernante Nicolás de Piérola, quien designó a Evaristo Gómez Sánchez como nuevo ministro plenipotenciario en Argentina, Uruguay y Paraguay. Para 1880 se agudizó en Argentina la guerra civil entre el general Julio Roca y el gobernador Carlos Tejedor26 y existió una férrea oposición a que se inmiscuya al país en una nueva guerra externa porque podría perder sus ricos territorios australes. Por esta razón, en las últimas reuniones de De la Torre con el canciller argentino no se abordó el tema de la alianza hasta esperar un mejor momento para hacerlo27.
Brasil
Tras conocer el tratado de alianza firmado entre el Perú y Bolivia en 1873, Brasil mostró su oposición y se lo comunicó a Chile para contrarrestar la adhesión de Argentina; además informó a sus agentes diplomáticos en Lima y La Paz los compromisos contraídos por los aliados. Al iniciarse la guerra, Brasil declaró su neutralidad y ofreció su mediación, pero no fue aceptada por Chile, el cual utilizó los trascendidos sobre la alianza de Argentina para promover un contrapeso a través de un acercamiento a Uruguay y Brasil, en aras de consolidar una "inteligencia en común"28. Para contrarrestar estos rumores, el 6 de junio de 1879 se nombró a José Antonio de Lavalle, exsenador y diplomático en Rusia, Alemania y Chile, como nuevo jefe de la misión diplomática del Perú en el imperio del Brasil29, partió hacia la Corte de Pedro II y arribó en agosto; poniéndose en contacto con el ministro de Negocios Extranjeros del Brasil y no perdió la oportunidad para criticar la conducta chilena y sustentar la posición peruana30.
La condición diplomática de Lavalle fue oficialmente reconocida por Pedro II en setiembre31. De inmediato realizó las gestiones para verificar la existencia de una alianza entre Chile y Brasil; siendo la revisión de las noticias de la prensa del Plata y Rio de Janeiro una actividad permanente. ¿Qué llevaría a Brasil a abrazar una alianza con Chile? Lavalle señalaba que una de las razones eran los celos latentes de Brasil contra Argentina para conseguir nuevos territorios y absorber a Uruguay32. En sus comunicaciones al Ministerio de Relaciones Exteriores ponía de manifiesto que no había acuerdos formalizados33. En diciembre, La-valle comunicó que su mal estado de salud le impedía continuar en el puesto, pero no fue aceptada su renuncia por la Cancillería. En 1880, Lavalle saludó la instauración de la dictadura de Piérola en el Perú34 y en marzo confirmó que la alianza entre Brasil, Chile y Uruguay había fracasado35, por lo que reiteró su renuncia el 16 de junio de 1880, siendo finalmente aceptada por el secretario de Relaciones Exteriores, Pedro José Calderón.
Ecuador y Colombia
El 9 de abril de 1879 se nombró a Emilio Bonifaz como ministro residente en Ecuador36. El Ministerio de Relaciones Exteriores le pedía confirmar la existencia de un pacto entre Chile y Ecuador, y que no perdiese de vista el estado de las relaciones entre Ecuador y Colombia para que pudiera ser aprovechado a favor del Perú en la guerra37. Por otro lado, el transporte de armas hacia el Perú era también un asunto clave para Bonifaz y el puerto de Guayaquil era un importante nexo en la travesía del armamento proveniente de Estados Unidos, Centroamé-rica y Europa38. Más adelante, con Piérola en el poder, se reemplazó a Bonifaz por Juan Luna como nuevo ministro peruano en Ecuador39.
En el caso de Colombia, declarada la guerra, expresó sus buenos oficios el 15 de abril, pero el gobierno de Pinto declinó este ofrecimiento. Sin embargo, el presidente colombiano Julián Trujillo reiteró su mediación y envió a Pablo Arosemena en setiembre, pero nuevamente no fue aceptado40. El 6 de junio de 1879 fue nombrado Manuel María Rivas, antiguo partidario civilista, como ministro del Perú en Colombia y Venezuela y se le indicó que podía interponer sus buenos oficios ante un conflicto entre Ecuador y Colombia41. El canciller Irigoyen le pidió insistir en el ánimo del gobierno colombiano por el libre tránsito de armas e interpretar favorablemente las normas expedidas sobre este aspecto a favor del Perú42. Uno de los incidentes diplomáticos que tuvo que afrontar Rivas fue las secuelas de la interceptación y aprisionamiento en el Callao de Domingo Godoy y Belisario Vial, miembros de la legación de Chile, que marchaban hacia Colombia, pero a fines de 1879 fueron liberados. La misión de Rivas concluyó cuando Piérola decidió poner fin a su misión.
Costa Rica
El 12 de abril de 1879, Tomás Lama, oficial mayor del Ministerio de Relaciones Exteriores, fue nombrado nuevo ministro del Perú en Centroamérica43. Cabe precisar que su misión en Costa Rica fue obtener la cancelación de una deuda económica con el Perú que se estimaba en cien mil pesos con los respectivos intereses y que tenía su origen en un préstamo realizado por el Perú para afrontar la invasión del filibustero estadounidense William Walker que la independencia de Centroamérica (1856)44. El agente Lama fue recibido por el presidente costarricense Tomás Guardia el 20 de junio45y luego de casi de una semana de negociaciones, logró resolver el tema de la deuda. En las negociaciones realizadas en San José, Lama consiguió que Costa Rica ofreciese armas y apoyo diplomático al Perú como pago de la deuda; siendo un apoyo oportuno por la crítica situación económica peruana. El canje se hizo porque los fondos estaban invertidos en el pago de una deuda por la construcción de un ferrocarril al puerto de Limón46. La cancelación se realizaría entregando 6000 rifles Remington (equivalente a la suma de ciento cuarenta y cinco mil soles47) que serían enviadas a Panamá, por lo que urgía coordinar con el cónsul peruano en esa ciudad, Sr. Márquez, porque debía recibir instrucciones del Ministerio de Guerra para su traslado desde allí hacia al puerto del Callao48.
El 27 de julio de 1879 se formalizó la firma de un protocolo donde constaron los términos de este acuerdo, siendo suscrito por Tomás Lama y el ministro de Hacienda de Costa Rica, y aprobado por gobierno peruano en setiembre49. Los intereses de la deuda a junio de 1879 ascendieron a ciento cincuenta y nueve mil pesos y la primera remesa de armas llegó al Callao en agosto embarcados en el transporte nacional Limeña, recibiendo el reconocimiento del presidente Prado y su gabinete. Para coordinar las siguientes remesas se realizaron las gestiones con los ministros de Hacienda y Guerra50. Posteriormente, Lama fue ratificado en la dirección de la legación peruana por el gobierno de Piérola y continúo su misión en otros países de Centroamérica, buscando nuevos acuerdos en Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala. A este último país arribó el 28 de febrero de 188051.
Panamá
Panamá era parte de Colombia52 y fue uno de los puntos neurálgicos en el frente diplomático peruano: verificar la recepción, entrega, distribución y embarque de armamento para el Callao y para ello era imprescindible disponer de los fondos suficientes y demandaba un gran esfuerzo para el erario peruano solventar la movilización de armas53. El cónsul nombrado para esta ciudad fue Luis E. Márquez, quien para el mes de julio manifestaba las dificultades que surgían para usar el ferrocarril de Panamá, la principal vía de transporte54, por las restricciones de las normas de neutralidad que aprobó Colombia. El gobierno peruano le pedía a Manuel María Rivas interponer una gestión diplomática ante las autoridades en Bogotá55.
Esta política de neutralidad había paralizado el traslado de un buque torpedo proveniente de Inglaterra y municiones para ametralladoras en Curazao. Además, quedaban en Panamá dos mil rifles y 19 bultos de un bote torpedo, y se esperaban próximamente mil rifles procedentes del puerto de Amapola, enviados por el ministro Lama, y otros mil rifles comprados por el agente Solórzano. Paralelamente, el consulado peruano buscó que la neutralidad del Estado de Panamá y su presidente Ortega no fuera tan severa para permitir exportar libremente elementos bélicos para el Perú y contrarrestar las restricciones del gobierno colombiano56.
En octubre, Colombia había tomado una decisión: autorizó el libre tránsito de armas por Panamá, pero no su embarque en las naves de guerra de los países beligerantes. Ante esta medida, el consulado peruano tuvo que alquilar embarcaciones que transporten el armamento para hacer el trasbordo en altamar y enviarlos hacia el Callao. Pero no fue un asunto sencillo porque el cónsul chileno Francisco Valdéz Vergara y sus agentes buscaron el estricto cumplimiento de la norma e impedir todo tipo de trasbordo de armas y entablaron diversas querellas contra las autoridades panameñas. Esto hacía más riesgoso el trabajo de los diplomáticos peruanos que tenían que velar por la logística para burlar tanto el control colombiano como el chileno57. En reemplazo de Luis Márquez fue nombrado Federico Larrañaga, una figura fundamental para el pierolismo y con intensa actividad diplomática y personal en Panamá entre 1880 y 1883.
Estados Unidos
Estados Unidos fue una de las primeras plazas en la que el Perú tuvo una representación permanente desde 1850. En octubre de 1875 se tomó la decisión de suprimir la misión diplomática en Washington que tenía al frente al ministro plenipotenciario coronel Manuel Freyre y el 28 de enero de 1876 fue la fecha de cierre de actividades. No obstante, el presidente Prado decidió su reinstalación en julio del mismo año, siendo recibido por el presidente estadounidense Grant el 31 de octubre. En marzo de 1877, la legación fue nuevamente cerrada por la escasez del erario fiscal, pero Freyre propuso continuar con su misión de forma ad honorem, pero con el apoyo del gobierno peruano para cubrir los gastos de instalación, materiales de escritorio y pagos postales. En junio de 1878, la legación quedó acéfala por la muerte de Freyre58 hasta la guerra con Chile en 1879.
En este caso, se nombró el 16 de abril de 1879 a José Carlos Tracy como encargado de negocios en Estados Unidos y se le asignó una dotación cinco mil soles anuales, una suma que no cubría el sueldo de reglamento por los enormes gastos que demandaban la guerra59. Tracy, un antiguo cónsul peruano en Nueva York, desde la época de la guerra con España en 1866, tuvo su recepción diplomática en mayo de 1879 en Washington y se presentó ante el secretario de Estado, Mr. Evarts. Además, se encargó de organizar el sistema de consulados en las principales ciudades60 de ese país y veló por el envío de armas hacia el Perú.
Esto último era importante si se tomaba en consideración que Estados Unidos61 había declarado que no impediría el embarque de armas, pero sí la salida de buques armados. Tracy estableció estricta vigilancia en el puerto de New York de los embarques de guano y armas para Chile; siendo primordial las coordinaciones con el cónsul peruano en Panamá62. Por ejemplo, en julio, Tracy detectó un embarque de 15 torpedos para Chile, por lo que desde Lima se le ordenó impedir su salida utilizando a su favor las normas de Estados Unidos sobre neutralidad y revisar los antecedentes o casos análogos para comunicárselo al secretario Evarts y transmitir sus resultados de inmediato por telégrafo a Panamá63.
Otra de las prioridades de Tracy fue acercarse a la sociedad norteamericana y de sus círculos de notables, competiendo con los diplomáticos chilenos que también habían iniciado similares tareas y apelaban a publicar noticas falsas sobre los acontecimientos ocurridos en el teatro de la guerra. Siendo necesario desmentir y rectificar estas publicaciones y buscar una prensa favorable64. En ese sentido, el canciller Irigoyen le solicitó a Tracy ahondar en la veracidad de una noticia brindada por diarios estadounidense: la intervención diplomática de los países europeos para mediar en la contienda del Pacífico por la afectación del comercio internacional y reclamos de los tenedores de bonos. Esta verificación tendría que hacerla directamente ante el secretario Evarts para conocer la opinión de la Casa Blanca y este le respondió que no permitiría la injerencia europea en los asuntos de América65.
Otro eje de las gestiones de Tracy fue el económico, pues tuvo que resolver el contrato de consignación y venta de salitre para los mercados de Estados Unidos y Canadá (celebrado en Lima el 26 de noviembre de 1877 entre el gobierno peruano y Federico Elmore, representante de la Casa Oliphant y Cia de Nueva York, China y Hong Kong), pero debido a la quiebra de esta empresa y transfirió sus derechos a la casa Grace en diciembre del 1879, por lo que Tracy debía estar a sus movimientos66.
3. LAS ACCIONES DE LAS MISIONES DIPLOMÁTICAS DEL PERÚ EN EUROPA
Uno de los objetivos principales de la política exterior fue la adquisición y transporte de armas y blindados hacia el Perú, un proceso compuesto por las etapas de compra y transporte de estos artículos bélicos en América y Europa, debiendo afrontar el espionaje chileno. Para 1879 las compras no se hacían directamente a través de las legaciones peruanas porque podía afectar la neutralidad con los países donde estaban acreditadas67, por lo que en algunos países, fueron auxiliadas por comisionados como Francisco Ca-nevaro. Por otro lado, la consecución de fondos fue otro objetivo que se estrelló con los obstáculos de los bondholders (tenedores de bonos y principales acreedores de la deuda externa), quienes surgieron tras la firma de un nuevo contrato con el Estado peruano para la administración del guano en 1876 (contrato Raphael), y para lo cual se creó la empresa Peruvian Guano68.
Francia
Luego de la muerte del ministro Pedro Gálvez (1878), quien había dirigido la legación en Francia e Inglaterra por más de 10 años, se nombró a Juan Mariano de Goyeneche como el jefe diplomático de la legación en París. Uno de los primeros encargos que recibió fue coordinar la atención de lo que requiriese en su marcha y estancia en Europa del vicepresidente Francisco Canevaro en el cumplimiento de su misión que se extendería hasta después de la guerra con Chile. Ahora bien, en 1879, en pleno conflicto internacional la legación se propuso vigilar los movimientos chilenos y eso implicaba coordinar con el cuerpo consular distribuido en toda Francia, como cuando en julio el consulado en el Havre dio cuenta de la salida del vapor inglés Genovese, con la autorización del gobierno francés y transportando una gran cantidad de municiones de la fábrica de Geveloty Cia de París y adquiridos por Chile. Esta nave partió hacia Amberes y su tránsito no fue obstaculizado ni por las autoridades francesas ni por el cónsul inglés. ¿El viaje del Genovese afectaba la neutralidad de Francia? Ante la posible protesta de la legación peruana, Francia sostendría su posición de mantener la libre exportación de armas cuando las embarcaciones se despachasen para puertos neutrales. Sin embargo, el canciller Irigoyen envió un telegrama al cónsul en el Havre para impedir la salida del Genovese por cuantos medios le dictara su patriotismo y entorpecer su marcha hacia Chile69.
Asimismo, otro tema que revisó Goyeneche en julio de 1879 fue confirmar o desvirtuar la posibilidad que se anunciaba en la prensa extranjera de una mediación europea para la protección de los intereses de los ciudadanos neutrales en el Pacífico y de los tenedores de bonos de la deuda externa peruana. Inicialmente, esta intervención no fue vista con buenos ojos por la Cancillería peruana por su forma conminatoria y podrían ser poco decorosas para el Perú70. Las averiguaciones de Goyeneche se tendrían que realizar consultando de forma confidencial los gobiernos europeos.
Por otro lado, el comercio de guano también fue materia de seguimiento de Goyeneche y la red de consulados en Francia. En junio de 1879, el cónsul peruano en Dunkerque elaboró un informe sobre el movimiento comercial del guano y salitre en esa ciudad, evidenciando la competencia entre la The Peruvian Guano Company Limited y la casa Dreyfus, y la búsqueda de un nuevo producto que reemplazara al guano, rompiendo el monopolio del Perú (tanto en precio como en efectividad). Este producto alternativo un lodo marino del oeste de Francia que contenía una cantidad superior de azoe que podía beneficiar a la agricultura71: Luego de la caída del presidente Prado, Piérola nombró a Toribio Sanz para reemplazar a Goyeneche en febrero de 188072.
Inglaterra
Tras la muerte de Pedro Gálvez en 1878, se nombró a Carlos Pividal en marzo de 187973 como nuevo ministro del Perú en Inglaterra. Su objetivo principal fue analizar el comportamiento de la cancillería inglesa y su posición con respecto a los tenedores de bonos (principales acreedores de su deuda externa). Además, Pividal tendría que velar por la remisión de armamento para Lima en una plaza tan complicada como era Londres por el bloqueo económico de los tenedores de bonos. Por ello, se priorizó buscar un blindado en el segundo semestre de 1879, recibiendo invitaciones de diversos constructores como John Eder y Cia de Glasgow, quienes presentaron planos, especificaciones técnicas con todos los adelantos hechos ese tiempo y ofrecían construir uno para el Perú: si lo entregaban en 18 meses cobrarían 240 000 libras esterlinas, si lo hacían en 12 meses por 260 000 libras esterlinas y lo terminaban en 10 meses en 270 000 libras esterlinas. Pividal cumplió con transmitir esta propuesta a Lima y esperó respuesta del canciller Irigoyen74.
La relación con el gobierno inglés era otro pilar que debía estrechar la legación, en especial con la Foreign Office, cuyo titular era Lord Salisbury. Por esta razón, Pividal solicitó a Salisbury su posición sobre la venta de armamento a los países beligerantes en el Pacífico. Tuvo como respuesta que estaba prohibido sacar buques de guerra, enganchar tripulación y trasladar lanchas torpedo (aunque en este caso, Chile había transportado lanchas torpedos desde el puerto de Hull)75.
Para junio, Pividal se reunió Salisbury para abordar las reclamaciones efectuadas por los tenedores de bonos para que el gobierno inglés interviniese en las cuestiones de la deuda externa. De decidirse por la intervención, afectaría las gestiones que realizaba el Perú directamente con sus acreedores por la escasez de fondos para el servicio de la deuda. Salisbury le contestó que rechazaría la solicitud para intervenir en favor del comité inglés y la suspendería de acuerdo con la evolución de los hechos76. Los comités no quedaron conformes con esta respuesta, por lo que los que estaban presididos por Charles Russell y James Croyle presentaron una solicitud a Salisbury para que interceda en la guerra del Pacífico. El objetivo de Pividal fue evitar que Inglaterra ofreciera sus buenos oficios y presionase al Perú para resolver el problema de la deuda externa. Nuevamente, Pividal logró el retiro temporal de las gestiones diplomáticas de Salisbury y los tenedores de bono realizaron un mitin convocando a la unidad entre los dos comités, a fin de reorganizarse y formular mejor sus petitorios ante el gobierno peruano e inglés77. El temor de los comités era ver afectados sus intereses por la firma de un nuevo contrato del Perú con la casa Dreyfus por un millón de libras esterlinas para afrontar la guerra, reconociendo sus reclamos por cerca de tres millones y concediéndole privilegios para la venta del guano78. Pividal se esmeró en lograr que Salisbury no se entrometiera en el curso de la guerra porque las consideraba hostiles hacia el Perú y nocivas en asuntos financieros.
Si Chile vencía en la guerra, los tenedores de bonos esperaban que se les entregase las islas guaneras para su explotación y la integridad de su producción, por lo que insistieron en involucrar al gobierno inglés y crear un conflicto diplomático con el gobierno peruano. Esta situación colocó en una posición delicada a Pividal, quien tendría que dar los pasos exactos para no romper el equilibrio de las relaciones con Salisbury y los otros países europeos. La posible negociación con Dreyfus no pasó desapercibida por Salisbury, quien pidió los respectivos informes a la legación peruana, pero fue finalmente aclarado. A partir de ese momento, Pividal tendría que estar más atento sobre las noticias para desmentir los rumores que surgían en Londres contra el Perú y rectificar los informes exagerados que pueda recibir al Foreign Office79.
¿Cómo explicar la actitud de los tenedores de bonos? Pividal informó a inicios de noviembre de 1879 que estos continuaban coordinando soterradamente con los agentes chilenos y a la vez pedían por enésima vez la intervención del gobierno inglés para defender sus intereses en la explotación del guano y salitre. Por ello, el Ministerio de Relaciones Exteriores reiteró a los diplomáticos peruanos en Europa emplear todo el celo posible para prevenir, sorprender y cruzar eficazmente los planes bélicos de Chile. De esta forma, se ratificó de nuevo la actitud del Perú de no se aceptar la injerencia extranjera en su deuda externa y la permanente cercanía de los tenedores de bono con Salisbury para contar con su apoyo80.
Alemania
En agosto de 1879 se nombró a Carlos Pividal como ministro plenipotenciario del Perú en la Corte de Alemania, a fin de realizar el seguimiento a la cuestión del Luxor. Este caso se relacionaba a la detención por parte de las autoridades peruanas de la nave alemana Luxor que transportaba armas para Chile y se resolvía judicialmente este asunto en Lima81. Paralelamente, Pividal mantendría su puesto diplomático en Londres, por lo que se le ordenó viajar de inmediato hacia Berlín. Sus instrucciones indicaban que no debía ser el primero en iniciar las gestiones diplomáticas, pero tampoco no debía rechazarlas si Alemania se lo ofrecía, debiendo exponer lo investigado en las instancias judiciales en el Perú. Además, debía coordinar con el cónsul peruano en Hamburgo, Aníbal Villegas, quien se mostraba muy activo siguiendo las reacciones de la Compañía Kosmos82. La cuestión fue resuelta con un decreto supremo aprobando la liberación del Luxor a cambio de que sus dueños se comprometieran a trasladarse hacia el sur para traer heridos a Lima el 27 de enero de 188083.
España
Las relaciones diplomáticas se reestablecieron luego de la guerra de 1866, un conflicto que implicó el bombardeo de la escuadra española contra los puertos de Valparaíso y Callao, y que motivó la conformación de cuádruple alianza (Perú, Chile, Ecuador y Bolivia). En conformidad con el artículo 58 de la Constitución de 1860, se celebró en París un tratado de paz y amistad entre el Perú y España el 14 de agosto de 1879, pues previamente se había suscrito un protocolo de tregua en 187184. Tras la aprobación de este tratado por parte del Congreso de la República, el Perú decidió dar el siguiente paso: establecer una legación en la Corte española, por lo que se nombró como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario ad honorem a Joaquín de Osma y se le enviaron las credenciales respectivas. Osma, quien ya radicaba en Madrid desde bastante tiempo atrás, había exministro de Relaciones Exteriores y antiguo jefe de la misión diplomática en Estados Unidos85.
Como secretario de esta nueva misión diplomática fue asignado legación se designó a Eugenio Larrabure y Unanue, subcretario de la Secretaría de Relaciones Exteriores, para que llevase las instrucciones directamente desde Lima86. Sin embargo, Larrabure se encontraba en pleno viaje hacia Madrid cuando Osma renunció al puesto en agosto de 1880. Esta decisión tomó por sorpresa al canciller Pedro José Calderón y por un tiempo no supo qué hacer en este caso. El dictador Piérola nombró a Toribio Sanz como nuevo representante diplomático del Perú en España. Este aceptó esta reaolución y mantuvo su cargo de ministro plenipotenciario en Francia e Inglaterra87.
CONCLUSIONES
La historia diplomática nos permite una importante relectura de la historiografía peruana sobre el desarrollo de la Guerra del Pacífico. En ese sentido, el inicio de este conflicto internacional muestra el papel del Ministerio de Relaciones Exteriores en la coordinación con las legaciones peruanas en el extranjero hasta convertir a la diplomacia en un nuevo frente de guerra. En ese sentido, la búsqueda de armas, fondos y alianzas fueron los principales objetivos del gobierno de Mariano Ignacio Prado. Sin embargo, la influencia de la crisis económica, los desastres militares en el sur y la inestabilidad política en la Cancillería peruana en la consecución de los objetivos propuestos en política exterior, sobre todo a finales de 1879 cuando entre octubre y diciembre se sucedieron hasta cinco ministros (Irigoyen, Velarde, Guzmán, Quiroga y Calderón). Por esta razón, cada legación peruana tuvo que utilizar su mejor criterio y experiencia profesional para cumplir con las instrucciones y metas encomendadas.
El panorama en cada país fue distinto y cada legación tuvo que sostenerse mediante las relaciones sociales y el estudio de sus respectivos Estados en América y Europa. En el caso de América, los resultados fueron diversos: en Argentina se buscó establecer las bases para retomar una alianza militar y en Brasil se intentó neutralizar su apoyo a Chile. Mientras que con Bolivia se emprendieron acciones militares en el sur y acuerdos económicos que no tuvieron buenos resultados. En el caso de Ecuador, Colombia y Panamá fueron espacios claves para el traslado de armas hacia el Callao, burlando el control chileno. Por otro lado, tanto en Estados Unidos como en Costa Rica, los diplomáticos peruanos también consiguieron armamento que fue finalmente remitido hacia el Perú.
En el caso de Europa hubo también una variedad de escenarios. En Inglaterra y Francia el asunto principal fue cómo se estrellaron los esfuerzos diplomáticos peruanos con los intereses de los tenedores de bonos peruanos de la deuda externa (bondholders), quiénes influirían en sus respectivos gobiernos para evitar que el Perú obtuviese créditos para afrontar la guerra. En España, a pesar de tener una perspectiva favorable para el restablecimiento de relaciones diplomáticas por el tratado de paz aprobado junto al Perú, la situación no acabó de la mejor forma por la renuncia de José Joaquín de Osma antes de asumir el cargo. En Alemania el problema que se discutió fue la repercusión de la cuestión Luxor, un buque de la compañía Kosmos y que fue encontrada con armas para Chile.