INTRODUCCIÓN
Los fenómenos y/o procesos naturales como huracanes, erupciones volcánicas, incendios forestales, terremotos, inundaciones, deslizamientos y lluvias extraordinarias, entre otros, alteran el curso de los asentamientos y actividades humanas (Pérez, 1983). Estos fenómenos ponen en franco peligro, no solamente a los ecosistemas, sino también a los grupos humanos, fundamentalmente cuando se convierten en hechos catastróficos acompañados con importantes cifras de víctimas fatales y cuantiosos daños materiales, así como serias conmociones en la salud pública (Organización Panamericana de la Salud [OPS], 2000; Ortiz, 2000).
Las lluvias extraordinarias causan extensas inundaciones que desarticulan los medios de producción de las poblaciones urbanas y rurales en todo el mundo. Registros del Centro de Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres [CRED, por sus siglas en inglés] (2004) consideran que, a nivel mundial, las inundaciones son los eventos que, con alta recurrencia, generan las peores catástrofes, con serias repercusiones en la economía de las regiones afectadas. La base internacional de datos de desastres elaborada por el CRED (Oficina de Asistencia para Casos de Desastre en el Extranjero [OFDA, por sus siglas en inglés] - CRED Database), registra una cifra superior a siete millones de personas en todo el mundo, como víctimas de inundaciones durante el período 1900-2001, entre las que destacan como los escenarios de mayor impacto, las producidas por el río Yangtsé (China) en 1931, que ocasionó la pérdida de 3.700.000 vidas y, en 1998, durante la cual 238.973.000 habitantes fueron afectados.
Según el Ministerio del Ambiente de Ecuador [MAE] (2011), 35% de la población ecuatoriana vive en zonas amenazadas por las inundaciones e históricamente, se han presentado lluvias extraordinarias durante la ocurrencia del evento conocido como fenómeno El Niño. Por ejemplo, para el episodio de 1982 se registraron 307 fallecidos, 700.000 personas afectadas y numerosos tramos de carreteras destruidas. Posteriormente, en el período 199798, otro evento Niño produjo 293 víctimas fatales, 13374 hogares afectados, así como daños estimados en más de 880 millones de USD (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO, por sus siglas en inglés], s.f.).
Eventos de lluvias extraordinarias no asociadas al fenómeno El Niño se han registrado en la costa ecuatoriana en diferentes momentos. En 1993, elevados montos pluviométricos activaron deslizamientos de tierra que ocasionaron 110 víctimas fatales, con daños a más de 740 viviendas y estragos importantes en cultivos, que totalizaron cerca de 150 millones de USD en pérdidas. Una situación similar a la anterior se presentó en 2008 en la provincia Manabí, como consecuencia de fuertes precipitaciones que dejaron un saldo de 62 fallecidos, 9 desaparecidos, más de 90000 familias damnificadas y unas 150000 ha de cultivos perdidos (FAO, s.f.).
En 2017, específicamente en los primeros cuatro meses, pero con mayor intensidad en febrero y marzo, se registraron elevados montos de lluvia, valores que superaron significativamente a los promedios históricos, trayendo como consecuencia severos impactos a nivel social y ambiental. La manifestación de las precipitaciones atípicas se dejó sentir en toda la costa ecuatoriana, incluso en países vecinos como Perú y Colombia. Para el caso de Ecuador, la mayoría de estas precipitaciones se concentró justamente en aquellas localidades que previamente habían sido afectadas por el sismo de abril de 2016.
Las aguas pluviales encontraron severos daños preexistentes en las estructuras hidráulicas de los sistemas multipropósito, lo que afectó de manera significativa áreas urbanas y rurales, desarticulando la cotidianidad de sus habitantes, pues lejos de haberse recuperado totalmente de los daños del evento sísmico, se les sumaron los impactos del fenómeno meteorológico en cuestión. Estas lluvias extraordinarias afectaron intensamente el suelo (activación de procesos erosivos), sobre todo a los desarrollados en laderas, considerando que éste es uno los recursos más preciados por la población manabita, la cual se dedica en más de 60% a las actividades agropecuarias, (INEC, 2010). Según Vega et al. (2013), los efectos de las lluvias extraordinarias sobre el suelo se traducen en procesos erosivos caracterizados por ser recurrentes, progresivos e irreversibles y, el hombre difícilmente puede resarcirlos, peor aun cuando los registros históricos muestran tendencias determinadas por un incremento en la intensidad de las precipitaciones, tal como García y Cruz (2009) lo registran para México.
Considerando el escenario de desastre de 2017, registrado para la costa ecuatoriana, fue objetivo de este trabajo analizar las causas y consecuencias de las lluvias extraordinarias registradas en Manabí en los meses de febrero y marzo de 2017, haciendo énfasis en las afectaciones de orden social, económico y ambiental. Los resultados de esta investigación pueden contribuir en la toma de decisiones, orientadas a mejorar las condiciones de la población y a una nueva reorganización espacial, para enfrentar con mayor éxito y resiliencia, futuros eventos socio-naturales de magnitudes extremas. Al respecto, Gelcer et al. (2018) sostienen que utilizando información climática se pueden reducir los riesgos y, proponer condiciones favorables para el desarrollo de cultivos. Se parte del supuesto que las anomalías térmicas positivas en el Pacífico ecuatorial, inciden positivamente en la ocurrencia de lluvias extraordinarias; este tipo de precipitaciones por su alta intensidad provocan fuertes impactos en las condiciones socioambientales de los habitantes en el área de estudio.
ÁREA DE ESTUDIO
El área de estudio se localiza en la provincia de Manabí, en la costa noroccidental pacífica de Ecuador, definida por las coordenadas geoastronómicas 0°55'44" N -1°55'34" S y 79°23'41" - 80°23'07" Oeste, abarcando una superficie de 18.940 km2, donde se asienta una población cercana a 1.5 millones de habitantes (Figura 1). La litología está constituida por más de 90% de rocas sedimentarias de edades terciarias y cuaternarias, poco consolidadas y con estratificación indefinida. Los principales tipos de rocas expuestas son lutitas arcillosas, limolitas y areniscas pobremente cementadas (Aguirre y Chávez, 2009).
El relieve está representado principalmente por grandes llanuras costeras y valles fluviales, así como algunos sistemas montañosos con elevaciones máximas de 853 msnm. Los principales sistemas fluviales están conformados por las cuencas de drenaje de los ríos Chone y Portoviejo.
El clima presenta regímenes de lluvias unimodales, con una concentración muy marcada y más de nueve meses secos en la costa con totales anuales inferiores a 200 mm y un incremento progresivo en la dirección O-E hasta llegar a 3000 mm anuales en el sector noreste de la provincia. Los suelos residuales están compuestos principalmente de arcillas muy plásticas y expansivas. También existen grandes áreas cubiertas de limo que tienen un alto grado de colapsabilidad y materiales de dispersión. Estos materiales son fáciles de movilizar y tan pronto como se excavan, pierden sus propiedades de resistencia y se vuelven fácilmente erosionables por la acción de la escorrentía (Aguirre y Chávez, 2009).
El uso y la cobertura del espacio son principalmente agrícola y de pastos, siendo la primera provincia de Ecuador en el total de tierras agrícolas (1643428 ha) (Instituto Nacional de Estadística y Censo [INEC], 2010). Esto significa 21,16% en el país, con actividades productivas en el sector económico que, representan 14% del valor agregado bruto provincial (Banco Central del Ecuador [BCE], 2014) y 37,1% de la población económicamente activa (INEC, 2010). Esta productividad se sustenta principalmente en la agricultura familiar, ocupando áreas promedio de 4 ha por agricultor (Monteros y Salvador, 2015).
MATERIALES Y MÉTODOS
Análisis de la información satelital
Para efectos de la presente investigación, se requirió de imágenes remotas generadas a partir de sensores térmicos instalados en satélites meteorológicos de la NOAA (National Oceanic Atmospheric Administration), NCEP (National Center for Environmental Prediction) y Emcglobal (Environmental Modeling Center), responsables de las operaciones y mantenimiento de más de 20 sistemas de predicción numérica. Las imágenes de temperatura superficial del mar (TSM) se obtuvieron por el generador de mapas del Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (CIIFEN), el cual fue designado a pedidos de los Servicios Meteorológicos del Oeste de Sudamérica como Centro Regional del Clima (CRC) de la Organización Meteorológica Mundial (WMO, por sus siglas en inglés). Con tal designación la institución expandió su ámbito de acción hacia la provisión de datos e información climática de la región. (CIIFEN, 2017).
El procedimiento para generar las imágenes de TSS, descrito por Cañón (sf), consiste en descargar los datos captados por el sensor AVHRR, a bordo de la plataforma satelital NOAA, sobre la superficie oceánica. La información posteriormente se decodifica en cualquier software para procesamiento digital de imágenes, (tipo ERDAS Imagen), que cuenten con el módulo de procesamiento HRPT (High Resolution Picture Transmission). Los criterios que se consideran para el procesamiento de la información, además de la cobertura espacial seleccionada, son la nubosidad y la corrección geométrica. Para la corrección de efectos atmosféricos, se utiliza el algoritmo Split Night Multi -Channel Sea Surface Temperature (SST), permitiendo así convertir la información recibida (valores digitales leídos por el satélite) a Temperatura Superficial del Mar, a partir de la radiantica recibida en los canales 4 (10,50 /<m-11,30 ¡¿m) y 5 (11,50 /<m -12,50 /<m), donde se captura la radiación emitida por la superficie en el infrarrojo térmico. Posteriormente, la información (ya en formato de SST) es georreferenciada y la nubosidad (estratos altos y más espesos) es filtrada (eliminada) de forma totalmente automática por los algoritmos incorporados en los softwares de tratamiento.
En el software VISUAL FOX PRO se realizan los promedios de temperatura cada 0,25° tanto de latitud como de longitud, con un segundo proceso de programación, en este mismo paquete se promedia la información correspondiente a los archivos (imágenes) diarios para obtener el promedio diario, semanal, quincenal o mensual del parámetro en evaluación. Finalmente, esta información georreferenciada y promediada se introduce en un tercer software (SURFFER) con el cual se obtienen los mapas de contornos de TSM. Respecto a este procedimiento, Sobrino et al. (1996) afirman que este recurso es de gran utilidad, pues permite identificar anomalías térmicas, comparando el valor determinado para un lapso semanal con el promedio histórico en un período de referencia.
Procesamiento de datos pluviométricos
Se compilaron y sistematizaron registros de precipitación almacenados en las bases de datos del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología [Inamhi] (2017), correspondientes a 10 estaciones pluviométricas instaladas en la región costera de Ecuador, específicamente, en aquellos sectores donde hubo mayores afectaciones por lluvias extraordinarias o cercanas a ellos. Se analizó el comportamiento de la precipitación media mensual histórica para el período 1998-2016, así como la media anual histórica para el período 1984-2016.
Análisis de calidad de agua
Para evaluar los efectos de las lluvias sobre los sistemas multipropósito, se analizaron los datos diarios de calidad del agua correspondientes a los últimos cinco años. Esta información fue obtenida en el laboratorio de la Planta de Tratamiento de Agua "Cuatro Esquinas", perteneciente al Sistema Multipropósito Poza Honda, el cual abastece a la población de Portoviejo, capital de la provincia Manabí, como también a otras localidades cercanas. El análisis de parámetros de calidad del agua fue de mucha importancia en este estudio, ya que durante el período estudiado, este servicio fue suspendido sistemáticamente en algunas localidades, debido a la alta concentración de sedimentos en el agua, lo que no permitía su procesamiento, previo a su distribución a través del sistema de acueductos.
Levantamiento de información de campo
La información relacionada con los efectos de las precipitaciones extraordinarias se recabaron a través de observaciones in situ durante cinco visitas de campo, en los sectores de Manta, Portoviejo, Lodana, Calceta y Chone3 por ser los centros poblados urbanos y rurales con registros de mayores daños, atribuidos al evento de lluvias extraordinarias de febrero - marzo 2017.
Adicionalmente, y a los fines de contar con un espectro de información más amplio y analizar detalladamente otros efectos de las lluvias, se procedió a establecer una estrategia de levantamiento de información a partir de 20 entrevistas no estructuradas a informantes clave, a través de un muestreo selectivo, seleccionando a los participantes de acuerdo al contexto, bajo el enfoque de la investigación cualitativa. Las mismas se hicieron con preguntas abiertas, flexibles y sin categorías preestablecidas, buscando una mayor adaptación a los fines de la investigación y a las características de los sujetos, de forma tal, que como indica Vargas-Jiménez (2012), permitieran a los participantes la posibilidad de expresar sus experiencias.
Los informantes se seleccionaron a través de un muestreo no probabilístico de los habitantes de la provincia y representantes de organismos gubernamentales, en total 20 informantes de las localidades más afectadas, cuatro por cada una de las siguientes localidades: Manta, Portoviejo, Lodana, Calceta y Chone. Cada uno de los grupos estuvo conformado por un representante de algún organismo gubernamental, y tres miembros residentes permanentes de cada localidad afectados por el evento de inundación ocurrido en la fecha en análisis. Toda la información obtenida fue procesada y organizada, facilitando así llegar a conclusiones, así como proponer alternativas para enfrentar con éxito las consecuencias de futuros eventos de lluvias extraordinarias.
Influencia de la TSM sobre las precipitaciones extremas
Para evidenciar la influencia de la TSM sobre las precipitaciones extremas se correlacionó los montos de dichas variables para enero, febrero y marzo de todos los años con eventos extremos registrados en las últimas dos décadas. Se consideró la TSM del pacifico ecuatorial en el litoral ecuatoriano a partir de las imágenes de promedios mensuales, obtenidas del generador de mapas del CIIFEN y los montos de precipitación de la estación Portoviejo, del Inamhi. La correlación se generó con una función polinomial, indicando la línea de tendencia y el modelo predictivo.
RESULTADOS
Anomalías en la temperatura superficial del mar
Las comparaciones entre datos de TSM develaron desviaciones superiores a 0,5°C respecto a la media histórica, las cuales se consideran como anomalías térmicas. Cuando estas anomalías son positivas y persistentes en el tiempo, en muchos casos, provocan lluvias extraordinarias, tal como ocurrió en Manabí en los primeros meses de 2017, cuyos registros de altos montos de precipitación, se produjeron en sectores costeros donde las anomalías térmicas fueron muy evidentes (Figuras 2a, 2b, y 2c). En líneas generales en la región oriental del océano Pacifico ecuatorial persistieron condiciones cálidas, manifestándose a través de anomalías positivas entre 1 y 3 °C, en áreas adyacentes a las costas de Ecuador y Perú.
Es importante destacar que las anomalías registradas para el período considerado se mantuvieron circunscritas a la región costera de Perú y Ecuador, por lo cual en Perú este fenómeno fue denominado como "El Niño Costero". Adicionalmente, los valores semanales del Índice de Oscilación del Sur (IOS) presentaron valores de condiciones Niño a partir de la tercera semana de enero.
Activación de la Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT)
A mediados de 2016, la Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT) se encontraba ubicada sobre territorios de Centroamérica y, en la última semana del mes de diciembre de ese año e inicios de enero de 2017, este sistema experimentó un desplazamiento hacia el sur, hasta posicionarse cerca de la línea equinoccial (Figura 3). La fuerte actividad convectiva en la ZCIT propició la formación de sistemas nubosos de gran desarrollo vertical, ocasionando lluvias intensas al interior del litoral ecuatoriano.
Inestabilidad atmosférica en la Amazonia
En la imagen satelital (Figura 3), adquirida el 15 de enero de 2017 por el Advanced Baseline Imager (ABI) en el GOES-16, operado por la NOAA y el Servicio Meteorológico Nacional de los EE. UU., se aprecia un importante cinturón de nubosidad a lo largo de la franja ecuatorial suramericana, en la región amazónica. Esta condición también contribuyó con las precipitaciones observadas en el área de estudio, durante las cuales el monitoreo hidrológico indicaba que los ríos Chone y Daule estuvieron en alerta roja por desbordamiento y, otros nueve, entraron en estado de alerta amarilla durante la primera quincena de febrero.
Lluvias extraordinarias de 2017
La máxima intensidad de estas lluvias extraordinarias de 2017 se registró en Portoviejo (capital provincial) con 81 mm el 7 de febrero. (INAMHI, 2017).
La precipitación anual en la estación Portoviejo alcanza históricamente en promedio 602,7 mm, con un régimen anual de tipo unimodal para toda la costa ecuatoriana con 95 % de las lluvias concentradas entre diciembre y mayo, destacando sus máximas en febrero y marzo (figura 4).
Este régimen pluviométrico es condicionado por la presencia de la corriente de Humboldt en la costa Pacífica suramericana, lo que disminuye la TSM durante el segundo semestre del año en la costa ecuatoriana y con ello la evaporación de las aguas oceánicas, evidenciándose en bajos montos de precipitación.
Influencia de la TSM sobre las precipitaciones extremas
Los registros históricos de precipitaciones para la costa ecuatoriana (Figura 5) muestran una llamativa recurrencia de eventos de lluvias y sequias extraordinarias, distanciándose significativamente del promedio histórico.
La ocurrencia de eventos extremos de los últimos 20 años en la costa ecuatoriana se corresponde con cuatro sequías (1988, 1990, 1991 y 2003) y cuatro lluvias extraordinarias (1997, 1998, 2011 y 2017). Estos eventos extremos están fuertemente influenciados por las variaciones de la TSM, reflejadas como anomalías térmicas. Se confirma el supuesto que las anomalías térmicas positivas en el Pacífico ecuatorial, inciden positivamente en la ocurrencia de lluvias extraordinarias, según se muestra en la figura 6, donde la correlación entre la TSM y los eventos extremos de precipitación refleja un comportamiento directamente proporcional, pudiendo explicarse 72 % de las lluvias extraordinarias por las anomalías de la TSM. El 28 % restante de los eventos extremos pudiera estar influenciado con la Convergencia Intertropical y la inestabilidad atmosférica en la Amazonía.
DISCUSIÓN
Causas de las precipitaciones extraordinarias de 2017 y sus implicaciones
Las magnitudes extraordinarias de los registros pluviométricos de principios de 2017 en la costa ecuatoriana se debieron al efecto combinado de anomalías térmicas positivas en el Pacífico ecuatorial, la actividad de la ZCIT y la inestabilidad atmosférica en la Amazonía.
Anomalías térmicas en el Pacífico ecuatorial
Las anomalías térmicas positivas evidenciadas a partir de las imágenes satelitales guardan estrecha relación con las lluvias extraordinarias ocurridas en la costa pacífica suramericana durante los primeros meses de 2017, las cuales, por sus elevados montos, causaron efectos desastrosos en varios sectores urbanos y rurales de la provincia. El incremento o disminución atípica de la TSM en el Pacífico ecuatorial central, es en gran medida responsable de la variabilidad del clima en el mundo (Constantino et al., 2011). De acuerdo con CIIFEN (2017), el Pacífico ecuatorial costero, durante el primer trimestre de 2017, se caracterizó por presentar un incremento progresivo de la TSM que alcanzó, a mediados de febrero, valores de hasta 3°C por encima de lo normal, frente a las costas del norte de Chile, Perú y Ecuador.
Las previsiones de los modelos globales de TSM para los períodos febrero-abril y marzo-mayo de 2017, generaron valores cercanos a la normal en el sector del Pacífico ecuatorial central; mientras que, en un amplio sector del Pacífico oriental y junto a la costa de Suramérica, particularmente en la costa de Ecuador, presentaron valores por encima de lo normal, persistiendo por más de cuatro semanas.
La Zona de Convergencia Intertropical
La ZCIT es una franja de bajas presiones atmosféricas con frecuente formación de nubes de gran desarrollo vertical, las mismas que ocasionan importantes precipitaciones a escala global (Fuerza Aérea Venezolana [FAV], 2000) en una misma región. Sobre el particular, Tiscama (2017) sostiene que la circulación del viento en los niveles bajos de la atmósfera permitió importantes desprendimientos de humedad procedente de la ZCIT hacia la parte norte del Ecuador, provocando considerables eventos de precipitación, en especial en la parte norte e interior del litoral ecuatoriano. Durante enero de 2017, la radiación de onda larga en el Pacífico central, según los registros del Instituto Oceanográfico de la Armada [INOCAR] (2017), reflejaba un claro predominio de valores medios de temperatura del aire, superiores a las normales en todo el país, siendo los más importantes los registrados en la región litoral.
Inestabilidad atmosférica amazónica
La influencia de las inestabilidades amazónicas con núcleos convectivos dispersos, fue bloqueada por el sistema de altas presiones subtropicales del Caribe. Así, las precipitaciones observadas a la fecha superaron las normales mensuales en las provincias de Esmeraldas, Santo Domingo de los Tsáchilas, norte de Manabí y las Galápagos, mientras que, en el resto de la región litoral, los valores estuvieron alrededor o inferiores a la normal, como en el caso de la península de Santa Elena (Inamhi, 2017).
Comportamiento pluviométrico histórico y eventos extraordinarios en el área de estudio
Con cierta frecuencia, eventos de lluvias extraordinarias se hacen sentir en una misma región (Corporación Venezolana de Guayana [CVG], 2000), como por ejemplo en la costa ecuatoriana, las cuales básicamente están relacionados con los eventos de El Niño. Sin embargo, estas condiciones hidrometeorológicas también se presentan en momentos distintos a la ocurrencia de aquel fenómeno, cobrando importantes sumas económicas y materiales y considerables cifras de víctimas.
Los eventos extraordinarios pudieran incrementar su frecuencia, de acuerdo con los escenarios futuros modelados por Contreras et al. (2014), Thieelen et al. (2015) y CIIFEN (2017), quienes afirman que los cambios serán graduales y estarán acompañados de un incremento en la variabilidad climática y de eventos extremos, lo que generará episodios más frecuentes de sequías e inundaciones, así como un incremento en la intensidad de las lluvias. Las evidencias indican que este tipo de eventos ya han ocurrido, pero también existen en la actualidad y probablemente en el futuro, con lo cual las catástrofes productos de éstos, son materia anunciada y, se hace perentorio implementar medidas de adaptación y mitigación.
Evento extraordinario de 2017
Los fenómenos climáticos son complejos, multifactoriales, dinámicos y algunas veces difíciles de pronosticar. El evento extraordinario de febrero de 2017 en la región costera ecuatoriana es una evidencia contundente de ello, pues a mediados de enero los pronósticos sugerían déficits hídricos con la posible presencia del fenómeno La Niña, debido a las persistentes anomalías térmicas negativas registradas en la TSM del Pacífico ecuatorial (NOAA, 2017). Sin embargo, la situación fue totalmente distinta a la esperada, pues se produjeron elevados volúmenes de lluvia como consecuencia de un atípico calentamiento del Pacífico ecuatorial a inicios de febrero, en el que la temperatura alcanzó cerca de 2°C por encima de los valores usuales, con presencia de masas de aire cálido y húmedo procedentes del Pacífico. Tales condiciones oceánicas-atmosféricas afectaron drásticamente a la región costera ecuatoriana, con registros pluviométricos que superaron ampliamente los promedios históricos en la capital de Manabí (Portoviejo) y otras localidades de provincias vecinas, que se registran en esta investigación porque la anomalía de la TSM afectó toda la región costera ecuatoriana. (Tabla 1). En síntesis, las anomalías positivas en la TSM y la atmósfera se conjugaron creando condiciones para la saturación de humedad y la formación de nubes de gran desarrollo vertical con actividad eléctrica, lo que generó lluvias extraordinarias concentradas en cortos períodos de tiempo, tal como las observadas los días 7, 8 y 17 de febrero de 2017, con intensidades máximas de 60 mm/h, según datos del Inamhi (2017) en la estación Portoviejo-UTM.
Los altos montos pluviométricos fueron tan inusuales que se presentaron lluvias intensas en zonas áridas, activando cauces que se mantuvieron inactivos por un lapso superior a 20 años, según la memoria colectiva de los pobladores. De tal forma que varias localidades de la provincia Manabí sufrieron inundaciones y deslizamientos de tierra por saturación del suelo, desbordamiento de ríos y quebradas, colapso del alcantarillado, azolve de canales, entre otras causas. No se tiene una explicación precisa del incremento inusual de la TSM; no obstante, se puede presumir un extremo climático de acuerdo con los postulados del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático [IPCC, por sus siglas en inglés] (2007) y, en concordancia con Hernández et al. (2013) quienes afirman que los eventos como sequías e inundaciones extremas se intensificarán e incrementarán en sus frecuencias.
Información de campo por informantes clave
Como consecuencia de las lluvias extraordinarias de 2017 en Manabí la información de los informantes clave se resume en la tabla 2, donde se evidencian dos eventos principales como detonantes de las afectaciones, tales eventos fueron el desbordamiento de ríos, quebradas y esteros y los deslizamientos de tierra, mismos que tienen muy alta tasa de recurrencia. Mencionan los entrevistados como causas del evento, la sedimentación y azolvamiento de los canales y cauces de los ríos y en el caso particular del cantón Chone señalaron problemas relacionados con trabajos "mal hechos" en el cauce del río. Las principales afectaciones fueron a viviendas con daños de enseres y electrodomésticos, centros educativos y vialidad inundados, así cultivos de arroz, maíz, plátano y cacao perdidos.
Ante la situación presentada, los informantes clave, registran actuaciones principalmente centradas en la atención de la emergencia, donde destaca evaluación de daños y necesidades, drenaje y limpieza de vías, ductos y canales, entrega de ayuda humanitaria y evacuación de viviendas. Respecto a la presencia institucional, reportan a la Secretaria Nacional de Riesgos, Ministerio de Inclusión Social y Economía, gobiernos descentralizados, Bomberos, Ministerio de Agricultura y Ganadería y Asamblea Nacional.
Se evidencia la ausencia de un proceso coordinado de gestión de riesgos por cuanto, a pesar de ser un evento muy recurrente, según la percepción de los informantes clave, las acciones se centran en la atención de la emergencia en respuestas operativas post evento. Desde la opinión de los autores de la investigación se requiere un proceso de manejo integral de cuencas, involucrando a los habitantes de las partes altas y medias a través de la implementación de prácticas agropecuarias sostenibles que prioricen la protección de bosque y suelos, con lo cual se reduciría el impacto de los procesos erosivos y la sedimentación y azolvamiento de los cauces y canales no se presentarán con la magnitud que actualmente registran los pobladores.
Consecuencias de las precipitaciones extraordinarias de 2017
Interrupciones en el servicio de agua potable
La erosión y el consecuente deterioro de las cuencas hidrográficas se manifiestan como factores limitantes en cualquier plan hidráulico, particularmente por tres razones: (a) una acelerada producción de sedimentos que acorta la vida útil de los embalses y aminora su capacidad de regulación, al tiempo que compromete las demandas de agua; (b) los caudales base y, por consiguiente, las disponibilidades medias, tienden a disminuir y a incrementar las crecidas, afectando la regularidad del ciclo hidrológico y, por ende, las reglas de operación de los embalses; y, por último, (c) los sedimentos son el factor natural más importante en la polución de las aguas superficiales, con lo cual su calidad se ve deteriorada. En definitiva, las actividades productivas, especialmente cuando no se llevan a cabo de manera adecuada, producen efectos significativamente dañinos sobre la calidad del agua (Ruiz et al. 2017), todo lo cual, de acuerdo con Valencia et al. (2014), tiene serias implicaciones sobre las comunidades humanas.
La intensidad de las lluvias durante los primeros días de febrero de 2017 registró magnitudes máximas de 40 mm en 30 minutos (I30) (Inamhi, 2017), cuyo elevado volumen de agua fue captado por un canal abierto, diseñado como parte de un sistema de riego, con una distancia superior a 30 km desde el sitio de captación hasta la planta de tratamiento. Durante ese recorrido no sólo se incorporaron sedimentos de las vertientes deforestadas, sino también residuos agroquímicos, material orgánico vegetal, aguas servidas de granjas porcinas y avícolas, entre otros efluentes. Así mismo, la litología del área de estudio, conformada principalmente por lutitas arcillosas muy friables y deleznables, favoreció el aporte de abundantes guijarros y material fino a las fuentes de captación, proceso erosivo y de transporte coadyuvado además, por la deforestación acelerada de la vegetación natural (cubierta boscosa) en la provincia de Manabí que, para los últimos años, ha alcanzado una tasa superior a 5000 ha/año (MAE, 2014). Ello ha dejado sin protección buena parte del suelo, lo que contribuyó a incrementar el volumen de sedimentos aportados a los cuerpos de agua.
Con relación a lo anterior, Regües et al. (2017) manifiestan que el uso de la tierra guarda una estrecha relación con el comportamiento de la variabilidad de la infiltración, pues suelos desprotegidos de cobertura vegetal, conducen a mayores procesos de erosión. De igual manera, señalan Pérez-Viloria y Gónima (2014) que la variación de los regímenes climáticos a nivel local en el trópico, es causada entre otras acciones por intervenciones intensas de la tierra asociadas a actividades antrópicas.
Irónicamente, durante la época de lluvias, el servicio de agua potable sufrió persistentes interrupciones en varios sectores de la ciudad de Portoviejo. De acuerdo con información suministrada por voceros de la empresa municipal, que tiene la competencia del agua potable en la ciudad, la suspensión temporal del tratamiento de potabilización y bombeo de agua en la planta de Cuatro Esquinas, crearon un déficit en la disponibilidad del vital líquido, ya que su turbidez se incrementó significativamente durante la época de lluvias intensas, alcanzando niveles que imposibilitaron su tratamiento, aun con la reciente instalación y puesta en prueba de un pre-sedimentador.
Bajo las condiciones actuales, la planta de Cuatro Esquinas solo tiene posibilidad de tratamiento de agua con un máximo de 1800 Unidades Nefelométricas de Turbidez (NTU, por sus siglas en inglés). No obstante, existe un nuevo pre-sedimentador que se encuentra en su etapa final de instalación, para comenzar con un período de pruebas y, finalmente, entrar en funcionamiento, con el propósito de incrementar la capacidad de tratamiento de aguas hasta con 10000 NTU; sin embargo, durante las lluvias de 2017 la turbidez superó esa cifra y alcanzó valores máximos de 25000 NTU, por lo cual la suspensión eventual del servicio de agua fue uno de los efectos marcados y, seguramente, lo seguirá siendo en futuros eventos de similar magnitud.
La correlación entre la turbidez y la precipitación presentada en la figura 7 es la evidencia más contundente de las afirmaciones anteriores. Durante los primeros días de febrero se observó una correlación positiva, con una tendencia ajustada a un polinomio de 4to orden y un R2 = 0,96.
La Figura 7 muestra como los valores de turbidez se mantienen más o menos bajos y estables con lluvias inferiores a 40 mm en 24 h, mientras que las lluvias con intensidades superiores incrementan exponencialmente los registros de turbidez, superando los 10.000 NTU con 70 mm de precipitación en 24 h. Comprender este comportamiento es fundamental para la planificación del suministro de agua potable en la ciudad de Portoviejo, debido a que la pronta culminación y puesta en funcionamiento del nuevo pre-sedimentador en la planta de Cuatro Esquinas incrementará la capacidad de tratamiento hasta un máximo de 10000 NTU (Portoaguas, 2017); por lo tanto, en presencia de lluvias con intensidades superiores a los 70 mm en 24 horas, la planta deberá suspender el tratamiento del líquido, lo que se traducirá en un inevitable déficit en la distribución y abastecimiento de agua en la ciudad.
Inundaciones en sectores urbanos y rurales
Varios sectores de Manabí continuaron anegados por muchos días, debido al temporal lluvioso que se registró con mayor fuerza durante los días 7 y 8 de febrero de 2017, cuando el agua de las precipitaciones de gran intensidad colapsó el sistema de alcantarillado y de canales de riego, mismos que habían quedado afectados por el sismo del 16 abril de 2016 (MAGAP, 2016; Senplades, 2016). Entre las comunidades rurales afectadas del cantón Tosagua están Los Corrales, Las Guaijas, Los Pachones, La Poza y La Madera, las cuales se dedican principalmente a realizar cultivos de ciclo corto, entre ellos arroz. Mientras que en el área urbana resultaron inundados los sitios Divino Niño, San Pedro, San Roque Bajo, Humberto González, Malecón 1 y 4 y Las Balsas, entre otras ciudadelas.
Producto de las mismas lluvias, la Secretaría de Gestión de Riesgos (2017) cuantificó unas 627 familias perjudicadas por el temporal, debiendo ser evacuadas 400 de éstas. Adicionalmente, un entrevistado señaló que, debido a las intensas lluvias, crecieron los esteros El Muerto, Mojinal, Montañita, Las Botijas y Achiote, los cuales en su conjunto formaron un "gran delta (desembocadura de un gran río)" que incluso represó al río Carrizal. El mismo entrevistado sostuvo que hubo muchos afectados por estas crecientes y, textualmente expresó "...si continúa como se ha pronosticado, esta lluvia fuerte, vamos a seguir con las afectaciones...".
Las precipitaciones extraordinarias generaron inundaciones y sedimentación en áreas rurales y urbanas, donde en muchos casos, ya se había señalado la necesidad de ejecutar actividades preventivas que fueron ignoradas, conllevando a pérdidas de vidas humanas, bienes y servicios, así como activos ambientales. Cifras oficiales de la Secretaria Nacional de Riesgos indican cerca de 150000 afectados, 8000 ha de cultivos dañados y más de 1000 km de vialidad afectada. Estas, son solo algunas de las cifras alarmantes que ponen en evidencia la necesidad de profundizar en investigaciones relacionadas con esta temática, así como su socialización con las comunidades y autoridades gubernamentales, a los fines de emprender actividades preventivas, mitigantes y remediales, frente a los impactos de un fenómeno natural que, con toda seguridad, seguirá ocurriendo e incluso con mayor intensidad.
Erosión subsuperficial y socavones
Uno de los efectos poco visibles de las lluvias extraordinarias, particularmente en la ciudad de Portoviejo, es la erosión por escorrentía subsuperficial debajo del trazado de la vialidad. Algunos de los colectores de las aguas de lluvia de la ciudad fueron afectados por el terremoto del 16 de abril de 2016 (Pacheco, 2017), causando infiltraciones progresivas que, en ciertos casos, resultaron en la resurgencia de agua por los sistemas de alcantarillado y otras infraestructuras viales. El incremento brusco de los caudales generados por las lluvias extraordinarias, potenció los efectos del sismo y, el poder erosivo del agua causó roturas mayores en los colectores de hormigón, con lo cual, de manera paulatina, se fueron creando vacíos tipo túneles bajo la vialidad. Estos procesos de erosión subsuperficial son conocidos como sofusión.
Eventualmente, algunos de estos vacíos colapsaron, creando huecos conocidos en la jerga popular como socavones, con dimensiones de máximas de 5 m de largo por 3 m de ancho, algunos de ellos, con daños prolongados a lo largo de la tubería hasta por segmentos de 80 m, detectados por cámaras robóticas que penetran en los ductos y emitieron imágenes del estado de las tuberías. Los socavones causaron fuertes congestionamientos en el tráfico automotor, debido al cierre obligado de vías con costos de reparación que, según información técnica de la gerencia de Portoaguas, empresa encargada de operación y mantenimiento del sistema de aguas, sobrepasan los 110000 dólares para las mejoras de los daños causados por los ocho socavones, mientras que estos procesos erosivos y sus consecuentes colapsos continuaron ocurriendo y, hasta diciembre de 2017, ya se contabilizaban 15 socavones en el centro de la capital manabita.
Afectaciones a la salud
De acuerdo con información suministrada por el personal de salud del hospital Verdi Cevallos Balda, localizado en Portoviejo, con la llegada de la temporada de lluvias se hacen recurrentes tres tipos de afecciones, tipificadas como infecciones respiratorias, gastrointestinales y virus transmitidos por vectores biológicos (principalmente mosquitos), siendo los más frecuentes, dengue, zika y chikunguña. Los registros de atención de pacientes por este tipo de enfermedades en el Verdi Cevallos muestran incrementos significativos con la llegada de las lluvias (determinan condiciones ecológicas aptas para la proliferación de los vectores transmisores), pasando de 1949 pacientes en diciembre de 2016 a 2334 en enero de 2017, lo cual representa un incremento de 20 %.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Las lluvias extraordinarias se constituyen como un fenómeno de origen complejo y multifactorial, que se pone de manifiesto de forma periódica en determinados sectores de la geografía ecuatoriana, especialmente en la costa del Pacífico.
Para las lluvias intensas de principios de 2017 en la costa ecuatoriana se conjugaron varios factores, entre ellos el incremento anómalo de las TSM del Pacífico ecuatorial, el desplazamiento hacia el sur de la ZCIT y las inestabilidades atmosféricas en la región amazónica.
Las anomalías térmicas positivas en el Pacífico ecuatorial inciden positivamente en la ocurrencia de lluvias extraordinarias
Las consecuencias se sintieron en los sectores urbanos y rurales con cifras que indican cerca de 150000 habitantes afectados, 8000 ha de cultivos perdidas y más de 1000 km de vialidad dañada.
Como primera acción preventiva debe considerarse la posibilidad de emitir pronósticos y alertas tempranas, haciendo uso efectivo de las tecnologías soportadas en satélites para los registros de las condiciones atmosféricas y oceanográficas.
Para complementar los registros satelitales debe repotenciarse y ampliar la red de estaciones meteorológicas terrestres, que permita un mejor control, monitoreo y seguimiento de las precipitaciones sobre el territorio, a escala local y regional.
Se recomienda desarrollar acciones de capacitación a los productores agropecuarios, para incorporar tecnologías de producción más amigables con el ambiente e, incentivar la reducción de emisiones de gases de efecto de invernadero, por ejemplo, la disminución del uso de agroquímicos
Es beneficioso considerar políticas públicas como el pago de servicios ecosistémicos, con miras a implementar acciones de protección y conservación de bosques, suelos y agua.