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Cuadernos de Contabilidad

versión impresa ISSN 0123-1472

Cuad. Contab. vol.13 no.32 Bogotá ene./jun. 2012

 

Río+20: una apuesta por la supervivencia*

Gilberto Cely-Galindo, S.J.1

* El presente artículo tiene su origen en Supervivencia humana y del planeta, prólogo del libro de Luis Jair Gómez-Giraldo (2012). Desde el desarrollo sostenible hasta una ecoética, 11-30. Medellín: Consejo Profesional de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de Colombia, y Academia Colombiana de Ciencias Veterinarias, Ediciones Fotográficas Ltda. Se incluyen novedades conceptuales, algunas correcciones, más notas bibliográficas y debates recientes sobre el tema.
1El profesor de Bioética Gilberto Cely-Galindo es sacerdote jesuita. Su formación intelectual es transdisciplinaria, con maestrías y especializaciones en Colombia, Bélgica, Inglaterra, España y Brasil. Ha publicado individual y colectivamente una veintena de libros de Bioética, además de 36 artículos en revistas científicas y capítulos en libros colectivos. Creó el Instituto de Bioética de la Pontificia Universidad Javeriana y lo dirigió en dos ocasiones. Actualmente, es decano del medio universitario, de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la misma universidad.

Fecha de recepción: mayo 10 de 2012 Fecha de aceptación: mayo 30 del 2012


Para citar este artículo

Cely-Galindo, Gilberto (2012). Río+20: una apuesta por la supervivencia. Cuadernos de Contabilidad, 13 (32), 227-242.


Resumen

En este ensayo, se aborda el tema de la supervivencia en el marco de la reflexión bioética, con el propósito de tomar conciencia de la urgente necesidad moral de proteger la vida humana y la del planeta, ante las amenazas demenciales que realizamos sobre ambas, con nuestro estilo de vida que llamamos éthos vital indeseado, un modo equivocado de habitar nuestra casa terrenal. En la sociedad del conocimiento, sabemos ya suficiente de nuestras tendencias ecocidas y suicidas, pero no queremos cambiar nuestras malas costumbres de explotación irracional de los recursos naturales, consumismo, hedonismo y presentismo. Río+20 es la gran prueba de la inteligencia humana.

Palabras Claves Gaia, éthos vital, Bioética, dignidad, conocimiento, economía verde, valores morales.


Gaia, éthos vital y dignidad humana

"Definimos la tierra como Gaia, porque se presenta como una entidad compleja que abarca la biosfera, la atmósfera, los océanos y el suelo. En su totalidad, estos elementos constituyen un sistema cibernético o de realimentación que proporciona un medio físico y químico óptimo para la vida en este planeta" (Lovelock, 1979). Todo el planeta es un ser vivo. Es biosfera devenida en noosfera, una vez que la evolución biológica da de sí, por autopoiesis, la evolución cultural, con la aparición progresiva y la consolidación del espíritu humano. Por tanto, ¡los seres humanos somos parte de Gaia! Somos nada menos que su conciencia. Y nos debemos a ella con una hipoteca de responsabilidad que nos obliga éticamente a cuidarla y administrarla dignamente, compartiendo con ella nuestra propia dignidad.

Los conceptos de éthos vital y de dignidad humana son el corazón mismo de la ética nueva, la Bioética, que se ocupa prioritariamente de cuidar y preservar el fenómeno de la vida y del planeta. Es fácil y sencillo enunciar el título del presente ensayo, pero es difícil y complejo entrar al fondo de la comprensión de sus significados puesto que están íntimamente ligados a la sociedad contemporánea que desborda las costumbres de lo local en procesos de globalización, al convertir lo local en el lugar de vivencias de patrones culturales exógenos, con fuerza vinculante de las subculturas a lo global, lo que llevan a pérdida la memoria histórica y la identidad de las minorías culturales. De su éthos.

Tanto en el escenario local, como en el global, se enrarece el éthos vital, pues quedan sub iúdice los valores morales tradicionales, en especial los de las culturas étnicas, y el cambio acelerado y sin brújula se convierte en lo único permanente, en pos de imaginarios colectivos de desarrollo económico que vociferan por novedosas condiciones de "calidad de vida", pero ponen en graves riesgos la vida toda del planeta y su sentido trascendente, su razón de ser, su finalidad.

¿Cambio de qué y hacia dónde? ¿Cuáles serían los valores morales mínimos esperados que pudiesen servir de espina dorsal al éthos vital deseable en continuo cambio? ¿Cuáles son los parámetros éticos y religiosos en términos de justicia, equidad, solidaridad, tolerancia, respeto a los derechos humanos y convivencia interreligiosa para lograr un equilibrio social y ecosistémico? ¿Y qué sucede con el concepto antropológico de dignidad humana, de raigambre ontológica, esencialista y estática, mientras los seres humanos cabalgamos en un éthos vital biopsicosociopolítico dinámico y cambiante?

Dado este fenómeno de los tiempos actuales, el concepto y la vivencia de la dignidad humana se convierten en un desideratum enrarecido por los cambios permanentes de la cultura globalizada jalonada por las leyes del mercado y las tecnociencias,1 lo que crea conflicto entre las preferencias subjetivas acerca de "vida buena" de cada individuo, con su propio empoderamiento de aquello que considera "autonomía" y la borrosa objetividad de lo normativo, ética, legal y religiosamente. ¿El concepto antropocéntrico de dignidad debe evolucionar hacia uno ecocéntrico, que hermane al ser humano con la naturaleza?

Si bien la ética proviene semánticamente de Éthos, y este vocablo griego significa simultáneamente medio ambiente y comportamiento humano, el éthos vital indeseado contemporáneo hace un reclamo urgente de agudizar los métodos de observación, análisis y comprensión éticos imbricados con todo tipo de vida y sus relaciones con el hábitat, para cuidar de la totalidad de la biosfera como prioridad moral ante los innumerables riesgos que la asedian. De allí el prefijo "bios" de la Bioética, que advierte acerca del imperativo moral de buscar para la vida humana el éthos más adecuado que le asegure sostenibilidad. Al mismo tiempo, la valiosa riqueza de las ciencias de la vida se convierte hoy en instancia obligada de conocimiento para construir una nueva ética que resignifique la dignidad humana en perspectiva y solidaridad ecológica.

El éthos vital y la dignidad humana son el corazón de la ética de la vida

Podríamos decir, sin que se nos califique de apocalípticos y psicoterroristas, que el éthos vital contemporáneo es indeseado porque no es viable, es decir, no es sostenible, ya que está amenazado de muerte por nuestra acción humana sobreexplotadora, destructora, consumista y presentista. Esto último significa que, de manera egoísta, solamente pensamos en la felicidad inmediata, presente, en satisfacer los deseos hedonistas de los actuales habitantes que gozan de máximos privilegios económicos y sociales, y dejamos sin suerte alguna a las mayorías pobres del planeta y a las generaciones venideras.

Es necesario y urgente caer en la cuenta de la nefasta e irreversible actividad depredadora que desde nuestros ancestros hemos venido ejerciendo sobre la "huella ecológica"2 y que si continuamos así, cavaremos la sepultura de los seres humanos actuales y dejaremos también sin esperanza a la gente del próximo futuro. Con el equívoco de que somos dueños y señores de la creación, nos dedicamos a satisfacer nuestras necesidades reales y presuntas (superfluas) de bienestar, más allá del riesgo que conlleva la depredación de los recursos naturales, de manera que los bienes obtenidos ya no compensan los males producidos al ambiente y al mismo ser humano (Climent, 1999, p. 11).

En este ensayo, para hablar de sostenibilidad, asumimos el concepto de desarrollo sostenible de Ecodebate:

Compreendemos desenvolvimento sustentável como sendo socialmente justo, economicamente inclusivo e ambientalmente responsável. Se não for assim não é sustentável. Aliás, também não é desenvolvimento. É apenas um processo exploratório, irresponsável e ganancioso, que atende a uma minoria poderosa, rica e politicamente influente (http://www.ecodebate.com.br/boletim-diario/).

Detrás del concepto de "desarrollo sustentable o sostenible" se esconde todavía el nocivo concepto desarrollista de "desarrollo sostenido", que combatimos con la Bioética. Sus fallas consisten primero, en la falsa creencia de que podemos seguir creciendo tecnocientífica y tecnoeconómicamente sin límites en un planeta limitado y finito; segundo, en no hacer distinción entre lo ambiental y lo ecológico;3 y tercero, en empecinarse, contra toda evidencia histórica, en sostener y globalizar un modelo económico en decadencia que trasciende sus crisis a quienes no las han ocasionado y desea que el tercer mundo se desarrolle a la manera del primero. Este desarrollismo nefasto, contrario a la ecología-humana, proviene del antropocentrismo dominante que ignora dos realidades insoslayables: la prioritaria protección de la vida humana en su contexto ecológico y la justicia entendida ahora como solidaridad social para una convivencia mundial humanizada y pacífica.4 En las entrañas de este antropocentrismo arrogante, subyace también la creencia equivocada de que si algo nos sale mal con la tecnociencia, la misma tecnociencia lo puede remediar con decidida voluntad política y apropiación adecuada de recursos tecnoeconómicos.

Todo discurso acerca de sostenibilidad ecológica está necesariamente ligado a una racionalidad económica que vaya en la misma dirección, haciendo sinergias a favor de una sociedad incluyente y solidaria en términos de justicia y equidad para su desarrollo. El presente artículo se inscribe en este orden de ideas. Así, y solo así, abordaremos el complejo tema de la supervivencia humana y del planeta, contando con la diferencia entre crecimiento, desarrollo y progreso.

Por tanto, el desarrollo sostenible solo será una realidad si "desaceleramos" el ritmo de crecimiento del Producto Interno Bruto, PIB, en especial de los países ricos que ya tienen todo en exceso, para apostarle mundialmente a una economía verde o ecológica, lo que trae consigo también "desacelerar" el consumismo para llevar una vida humana de suficiencia frugal socialmente compartida, a favor del desarrollo moral de la sociedad (Latouche, 2012; http://www.ecodebate.com.br/2012/01/20/pensar-diferentemente-por-uma-ecologia-da-civilizacao-planetaria-entrevista-com-serge-latouche/). Porque es posible vivir mejor con menos. Y otro mundo es posible, si todos los seres humanos nos lo proponemos.

Pero... desacelerar el crecimiento como opción económica fundamental es una terrible blasfemia contra la ortodoxia económica que mide, con los indicadores del PIB, el "crecimiento" de un país y lo confunde con "desarrollo" o prosperidad.5 ¡Esta confusión es una locura y hace insostenible el modelo económico capitalista! La tesis de "desacelerar el crecimiento" es considerada blasfema, puesto que sería como si se introdujese un palo en las ruedas de la carreta de la teoría y la praxis del neoliberalismo capitalista, que no gusta de normatividades que lo frenen y lo orienten, porque su credo sigue siendo el libre mercado de la oferta y la demanda para producir riqueza indefinidamente y para maximizar el lucro. No puede haber una economía sostenida con recursos naturales y humanos escasos.

Para infortunio de la comunidad euro, que lamenta estar viviendo ahora a crédito su opulencia sin tener con qué pagarla, se calcula que el PIB no crecerá este año siquiera el 1%. ¿Estará el capitalismo en estado terminal, como muchos analistas lo profetizan?6 ¿Será la economía verde ese palo que atasque su andadura hasta la parálisis total? ¿O será la economía verde su tabla de salvación?

El reciente concepto de economía verde7que se cocina en la Organización de Naciones Unidas, ONU, para resolver la crisis ambiental, mas no ecológica, está en plena controversia, como lo seguiremos viendo más adelante. Desde ya, caben, entre muchas, las siguientes preguntas cargadas de polémica: ¿Cuál es la definición exacta de economía verde, para saber de qué estamos hablando? ¿Quién controlará la economía verde? ¿Serán las mismas cinco multinacionales que lo están haciendo hoy, dueñas mundiales del 80% de las semillas alimentarias, de los agroquímicos y de los transgénicos? ¿Dejaremos en manos de los pocos grupos actuales de comerciantes la seguridad y la soberanía alimentaria de la humanidad, mientras la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, enmudece de estupor? ¿Quién responde por el 25% de la actual frontera agrícola que se volvió improductiva por la acción desoladora humana? ¿Seguirán talándose anualmente 13 millones de hectáreas de bosques, como sucede hoy, lo que destruye masivamente biodiversidad, fuentes acuíferas, le resta pulmón al planeta y son tierras frágiles que no pasan a generar alimentos? ¿Habrá control alguno a las empresas pesqueras que ya han arrasado con el 85% de la fauna marina? ¿Qué hacer con la extracción minera que destruye ecosistemas? ¿Cómo lograr que las industrias altamente contaminadoras de suelos, subsuelos, aguas y la atmósfera cambien su sistema de producción? En otras palabras, ¿el capitalismo se disfrazará de verde en Río+20 para sobrevivir prometiendo solamente buenas intenciones, como lo ha hecho desde 1992 en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro? Río+20 será el tubo de ensayo que pondrá a prueba la capacidad de supervivencia del modelo económico capitalista.

Ya sabemos que la economía mundial actual no es ecológica ni solidaria socialmente, porque persiste en el crecimiento económico que confunde bienestar (y felicidad) con aumento en ingresos y consumo compulsivo de bienes materiales, lo que debe reflejarse como incremento anual del PIB, en señal de producción de riqueza que no reparte solidariamente entre toda la población y sí deja a su paso enormes daños ecológicos.8 El PIB no tiene en cuenta, como activos cuantificados con valor específico, los recursos naturales. Para acelerar el PIB, las naciones han seguido, hasta ocasionar la actual crisis de la Zona Euro y de Estados Unidos,9 la recomendación del economista John Maynard Keynes de aumentar el gasto público con endeudamiento fiscal, refinanciar las instituciones financieras para realimentar la inversión y facilitar el consumo a crédito con el objetivo de retomar el crecimiento económico. La fórmula de Keynes tiene sus límites y ya los estamos viendo, porque no es aplicable indefinidamente, pues sería como la serpiente que se traga su propia cola hasta desaparecer. Además, Keynes no tuvo en cuenta el crecimiento demográfico, el envejecimiento de la población que ocasiona grandes cargas al sistema de seguridad social, el agotamiento de los recursos naturales y el cambio climático de nefastas consecuencias.

El PIB, uno de los instrumentos para medir el crecimiento, se ha convertido en el objetivo de desarrollo, sin tener en cuenta los vacíos que ya anotamos de la fórmula keynesiana. Es decir, convertimos el medio PIB en fin. ¡Error! El PIB es un medio, un instrumento que, a la postre, trae consigo la avaricia, el lucro máximo, la especulación financiera, el egoísmo, la acumulación, la explotación inmisericorde de los recursos naturales que ha destruido ya el 30% de la biodiversidad global, el actual disfrute desmedido de los bienes de la Tierra sin pensar en las generaciones futuras, el aumento de las deudas pública y privada que conducen al conflicto contemporáneo de los países del Norte, y la falsedad de los sistemas contables que mienten en el momento de rendir cuentas a propios y extraños. Todo lo anterior deja sin futuro posible a los hijos de nuestros hijos.

Cuando se confunden los fines y los medios y cuando los instrumentos asumen una autonomía como si fueran un ídolo, se corre el riesgo del desastre. En consecuencia, si en economía confundimos los medios con los fines, caemos en antivalores éticos macro deshumanizantes que, además, amenazan de muerte toda la vida del planeta, dejando un irreparable déficit en la huella ecológica para nosotros y para nuestros descendientes. Esto significa que la Tierra pierde su capacidad de resiliencia. Que entra en agotamiento. Que ya no puede alimentar más a sus habitantes. Porque nuestro modo de habitarla sobrepasa sus límites físicos y equivale al del pésimo inquilino que destruye irresponsablemente la vivienda que le brinda protección y abrigo. O a la locura del piloto al que se le ocurre incinerar su nave en pleno vuelo.

Infortunadamente, la gente que goza ya del exceso de bienes no renuncia a sus privilegios. No hay que esperar los cambios deseables de ella, ni de la clase política dirigente, ni de la empresarial, pues todos ellos son los mismos que rotan en el carrusel de una puerta giratoria. Así, los pobres del mundo no tendrán esperanza alguna de mejorar sus condiciones de vida. Cuando las crisis asfixian las economías de los países opulentos y se ven obligados a disminuir sus ambiciones de bienestar, las clases trabajadoras de esos países -y no los ricos que son minoría- manifiestan su enfado con todo tipo de protestas para reivindicar la conservación de sus derechos ya adquiridos.

¿Está el sistema educativo reproduciendo estos antivalores éticos? ¿Continuamos las universidades formando profesionales con la nefasta ideología del desarrollo sostenido y no sostenible? ¿Especialmente a los profesionales de las ciencias económicas, administrativas y contables que están al servicio de la producción de riqueza?10 ¿Riqueza para quién? ¿Quizás riqueza que empobrece y destruye las comunidades humanas y los ecosistemas? Si esto es así, ¡bienvenida la protesta cívica mundial de los movimientos sociales de "indignados"!11 Y...

¿por qué ignoramos en las universidades católicas la enseñanza de las encíclicas sociales de la Iglesia?12 ¿Perderemos los educadores la oportunidad de concientizarnos, concientizar y movilizar a la población estudiantil para que Río+20 logre resultados exitosos a favor de la supervivencia humana y la del planeta?

La Conferencia de la ONU sobre Desarrollo Sostenible,13 que se hará presente en Río+20, del 20 al 22 de junio próximo, con toda la capacidad deliberativa y ejecutiva de la mayoría de los gobiernos del mundo, de las instituciones internacionales y nacionales, de las ONG, y de los movimientos sociales14 que llevarán la bandera de "indignación", tiene el reto histórico de responder favorablemente a la problemática ecológica para El futuro que queremos, sin más evasivas irresponsables como las fallidas reuniones del Protocolo de Kioto y las preparatorias de Río+20 tenidas en Johannesburgo, Copenhague y Cancún. Es hora de poner a prueba las competencias de la ONU, sobre lo ya advertido en la Cumbre de la Tierra de Eco 92, en Río de Janeiro. También es hora de unir voluntades políticas en torno a la tan deseada "Gobernanza mundial para la sostenibilidad del planeta". Si un alto porcentaje de países tiene dificultades internas de gobernabilidad, ¿qué podemos esperar de una gobernanza mundial? ¿Podríamos fiarnos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), creado hace cuarenta años, para que asuma poderes de "gobernanza mundial", si Río+20 se los otorga con carácter directivo, además de coercitivo y punitivo a favor de la economía verde?

Cambios que no dan espera

Las siguientes evidencias nos hablan del error en que andamos mundialmente y de la necesidad urgente de cambiar nuestras convicciones y comportamientos fatales, personales y colectivos, antes de que sea tarde, cuando ya pisemos la línea de no retorno.

Nuestra conducta es irreflexiva y vergonzosa porque poblamos con 7.000 millones de habitantes todo el planeta, sin control demográfico razonable. Somos productores y consumidores compulsivos. Causamos calentamiento global y cambio climático con terribles daños ecológicos irreversibles, en especial para la gente más pobre y frágil, como las mujeres y niños del Tercer Mundo. Además, somos la única especie que hace basura no biodegradable, tóxica y radiactiva, con la cual contaminamos suelos, aguas, atmósfera... ¡y hasta nuestro mundo subjetivo y la malla de valores morales que da soporte a las culturas! Este cambio climático es fuente de nuevos conflictos socioeconómicos regionales y mundiales de muy difícil control y solución.15

La sostenibilidad de todas las especies16 microbianas, vegetales, animales y humana está en alto riesgo en el planeta-¡y el planeta mismo!- por los macroimpactos nocivos de nuestra actividad industrial emisora de CO2 de efecto invernadero, lluvia ácida, más los gases clorofluorcarbonados eliminadores de la capa de ozono que nos protege de los rayos solares cancerígenos UV.17 La producción agrícola industrializada ha sobrepasado ya los límites de uso de sustancias nitrogenadas que desequilibran químicamente los suelos y arruinan las aguas superficiales y subterráneas, lo que disminuye severamente en ellas el oxígeno necesario para la existencia de la vida acuática.18 Además, tendremos que prestar especial atención al fenómeno de la desertificación, definido por la Convención de las Naciones Unidas como: "la degradación de la tierra en las regiones áridas, semiáridas y subhúmedas secas, resultante de varios factores como las variaciones climáticas y las actividades humanas". La desertificación alcanza ya el 40% de la superficie de la Tierra, donde habitan, con agricultura de subsistencia, 2.600 millones de personas, lo que equivale al 42% de la población mundial.

Competimos en la carrera loca e imparable del armamentismo atómico, biológico y químico de destrucción masiva. No estamos conscientes de las violencias demenciales que hacemos los seres humanos a la casa terrenal, a nosotros mismos y a los demás.

Vivimos a merced del modelo económico neoliberal consumista que domina en la sociedad tecnocientífica, con su falsa pretensión de que el planeta posee recursos inagotables, bióticos y abióticos, y que los podemos explotar sin reparos éticos, agregándoles valor económico para convertirlos en mercancías negociables, en commodities. En este sistema neoliberal, los más astutos se apropian de los beneficios y exportan los perjuicios para que otros carguen con sus costos.

La lógica del capitalismo es incapaz de rescatarnos de la crisis ecológica y simultáneamente de la actual deprimida ecología humana que ha venido ocasionando él mismo desde finales de la Edad Media con el apogeo del comercio y el inicio de la primera revolución industrial en el siglo XVIII. Carga con las culpas del agotamiento de los recursos naturales, la contaminación, el cambio climático y el calentamiento global. Simultáneamente, es el responsable de la ruinosa ecología humana que se manifiesta en la desvinculación del hombre de su entorno natural, en la ruptura entre cultura y naturaleza, en el avasallamiento de la primera sobre la segunda, en la mercantilización de la vida, el individualismo, la concentración económica y del poder, el armamentismo, las injusticias sociales y la pérdida de sentido existencial por insistir en el goce presentista y desmedido de los bienes económicos como ilusión de prosperidad, de "calidad de vida", y todo lo anterior como si la felicidad consistiese en poseer cosas materiales hasta el despilfarro y no en ser mejores seres humanos para el "bien vivir".

Pertenece a la lógica del capitalismo apropiarse del discurso de sus contradictores, presentarlo como suyo y creer que con estas falacias ya corrige sus errores. A esto le temen los líderes que proponen construir el modelo alternativo de la Economía Verde, para debatirlo en Río+20. Son víctimas también de esas falacias los que todavía tienen fe en el capitalismo, quizás porque lo asocian y confunden con libertad y democracia, pero que culpan de sus fracasos a los capitalistas. Es decir, a aquellos que se lucran deshonestamente, corrompen a la clase política, rechazan la estricta intervención reguladora del Estado, manejan una ética de doble moral y nos perjudican a todos los ciudadanos de a pie. Son aquellos que siempre migran el capital en busca de paraísos fiscales y dejan en la ruina las economías locales, con inmenso deterioro humano y ecológico.

Las crisis económicas estadounidense y europea que padecemos actualmente, y en especial los países que no las hemos ocasionado directamente, provienen de una profunda falencia ética que tiene, además de todo lo que hemos mencionado anteriormente, tres componentes: 1. la ambición desmedida de lucro de una elite financiera deshonesta que no repara en medios ilícitos para alcanzar sus fines perversos de enriquecimiento ilícito; 2. el costoso endeudamiento privado y fiscal que transfiere a terceros y futuras generaciones el pago de las deudas; y 3. la loca carrera económica de los países por incrementar anualmente el PIB, a desmedro de los ecosistemas y sus habitantes. Con todo este lastre, ha sido imposible lograr el cumplimiento de los ocho "Objetivos de Desarrollo del Milenio", propuestos hasta el año 2015 por la Organización de Naciones Unidas para el Índice de Desarrollo Humano. Toda esta gravísima falta de ética económica mundial afecta simultáneamente la vida sociocultural y la vida de la naturaleza de manera irreversible. Por tanto, es un problema bioético radical.

Mucho más importantes que las variables económicas consideradas en el PIB como productoras de crecimiento de un país, tendríamos hoy que ponderar el capital humano visibilizado en aspectos culturales y educativos, la "economía informal"19 de los países en desarrollo, las redes de solidaridad de la gente pobre entre sí para sobrevivir y el acervo de recursos naturales. ¿Cómo valorar y cuantificar estas gigantescas fuentes o potenciales de bienestar que van más allá de los conceptos econométricos de crecimiento como si fuesen lo mismo que desarrollo y progreso?20 Esta es una tarea urgente para la academia y, a la vez, una responsabilidad ética de las decisiones biopolíticas que nos afectan y comprometen a todos los seres humanos. Río+20 es el escenario mundial para este debate.

Recordemos que el concepto de economía proviene semánticamente de oikos (casa, en griego) y de allí también ecología. Infortunadamente, la economía está traicionando su ancestro "casero" o ecológico al empeñarse en producir riqueza agregada sobreexplotando los recursos naturales de la casa, bajo las falsas creencias de que estos bienes tienen costo cero en su estado primitivo, que son infinitos y que el crecimiento económico también debe serlo, como ya hemos dicho anteriormente. Vale enfatizar que la economía es un subsistema de los ecosistemas. Que todo ecosistema natural y construido, además de valor tiene precio. El valor, más que el precio, emerge de las intrincadas relaciones entre naturaleza y cultura, entre el hábitat y sus habitantes, entre la morada y sus moradores, lo que es evidente en las comunidades étnicas, moralmente ligadas a sus territorios. Pues la moral es la manera correcta de morar, de habitar la casa. Y nuestra casa terrenal es esencialmente biodiversa. A mayor diversidad biológica, mayor diversidad cultural. Y viceversa. Por ende, el incremento de la biodiversidad es la ley que rige la sostenibilidad del fenómeno de la vida y sus vitalidades en este planeta, incluyendo la humana. Cuando se vienen a menos los ecosistemas, también sus habitantes y el acervo histórico de sus culturas. Vale, entonces, preguntarnos: ¿los conceptos que hemos relacionado en este denso párrafo están reconocidos y ponderados en el PIB?

En sana lógica, hoy tendríamos que alinearnos con los objetores del crecimiento del PIB, como Ivan Illich y Serge Latouche, en su concepto de "decrecimiento económico".21

Al respecto, viene bien la "economía verde o ecológica"22 a favor de un éthos vital deseable y sostenible. Y en este mismo orden de ideas, los valores humanos, aunque no son cuantificables y sería un error intentar hacerlo, deben formar parte del concepto económico como riqueza espiritual de la cultura de una nación, según la sugerencia de los economistas Amartya Sen y Manfred MaxNeef. Los valores humanos le dan espesor moral a una sociedad y garantizan su sostenibilidad, pues le aportan sentido existencial, trascendencia, resiliencia ante las adversidades y son la única fuerza capaz de producir los cambios esperados para superar la actual crisis civilizacional.

Desde hace tres años, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) promueve varios proyectos que se enmarcan en la llamada iniciativa de economía verde. Con ella se esperan mejoras en el bienestar humano y la equidad social, al mismo tiempo que reducir riesgos ambientales y escasez ecológica. PNUMA sostiene que el manejo eficiente de los recursos naturales ofrece oportunidades económicas importantes. Agrega que una economía verde debe rebajar el uso de los combustibles fósiles y ser socialmente incluyente (http://www.ecodebate.com.br/2012/01/23/economia-verde-novo-disfarce-do-neoliberalismo/; http://www.ecodebate.com.br/2012/01/18/los-duenos-de-la-economia-verde-por-silvia-ribeiro/). Vistas las cosas así, muchos se preguntan si la economía verde no pasa de ser otro maquillaje más del neoliberalismo capitalista para ganar mayor espacio colonizador con la globalización, como lo fue el concepto de Desarrollo sostenible o sustentable23 de Río92 que de poco o nada ha servido? La propuesta de Economía Verde que realiza el WWF (World Wide Fund For Nature) en su Living Planet Report 2010, no se desprende de la fe a ultranza en el modelo mismo de desarrollo cuya matriz es el PIB, que ha causado tantos males y que miente sobre la sostenibilidad ecológica y humana. Su discurso de sostenibilidad es insostenible. No se le pueden pedir peras al olmo o, como dice el Evangelio: "Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo puede producir frutos buenos. Todo árbol malo es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los conocerán (Mateo 7, 16-20).

En esta cultura económica globalizada de nuestros días, también el ser humano, muy a pesar de Immanuel Kant, termina siendo medio y no fin en sí mismo, pues queda instrumentalizado como una mercancía más, sin dignidad, a merced de las leyes del mercado, pues hasta sus genes son objeto de patentes comerciales. Todo tiene precio en el mercado libre, también las personas, sus genes y sus órganos anatómicos. El hombre tecnocientífico, además de ser el Prometeo contemporáneo, es también la encarnación mitológica del Rey Midas que pretende convertir todo cuanto toca en oro, en riqueza, en valor económico agregado, en mercancía, en commodities. El Rey Midas terminó convirtiendo en oro a sus seres más queridos. ¡Y esto fue su desgracia! Las tecnociencias son la varita mágica con la cual hacemos estos nefastos prodigios. Pero las tecnociencias son también nuestro mejor recurso de supervivencia. ¡Lejos de mí diabolizarlas! Las tengo en alta estima.

Nuestro estilo de vida contemporáneo, liderado por el desarrollo del conocimiento tecnocientífico, conforma un éthos vital indeseado, no sostenible, pues ponemos en alto riesgo la sostenibilidad de la vida, su calidad y su sentido. ¿Cómo superar esta crisis? ¿Cuáles son las características del éthos vital deseable que todos debemos empeñarnos en construir con suma urgencia para dotar de dignidad la vida humana en solidaridad con el planeta?

Requerimos construir con premura una nueva ética, cuyo imperativo sea la protección de todo tipo de vida y sus soportes abióticos, por encima de los intereses de uso, de intercambio comercial, medicinal y estético. Necesitamos, pues, una nueva ética, la Bioética, que sobreponga el valor intrínseco de la comunidad biótica, a cualquier interés humano, para superar la crisis civilizacional actual. Convocamos el apoyo de todas las religiones del mundo, para que sus creyentes sean gestores de un éthos vital deseable.

Concluimos repitiendo hasta la saciedad que el modelo de desarrollo económico dominante que se nos impone en el proceso de globalización neoliberal capitalista, es indigno y no es sostenible. No es viable en el próximo futuro. No es bioético. Porque no es responsable con la vitalidad de los ecosistemas. No es justo socialmente.24 No es incluyente de toda la gente y de todas las naciones. No aporta sentido existencial, porque antepone irracionalmente el disfrute inmediatista de la parafernalia de bienes materiales a los valores espirituales que traen paz interior, gozo de la vida frugal, búsqueda imparable de justa convivencia, y hacer del planeta una casa para todos donde nadie se quede sin un puesto en la mesa para compartir equitativamente el banquete de la vida.


Pie de página

1En los confines de la vida humana, es decir, en el inicio y el final de la vida de cada individuo, las biotecnociencias han penetrado con fuerza en la medicina para proponer novedosas intervenciones de cuándo, cuántos y cómo deseamos los hijos, a la vez que autodeterminar el cómo y cuándo afrontar la muerte. Todo esto produce crisis de valores que afectan existencialmente a las personas, la convivencia social y les mueven el piso a las convicciones religiosas de todos los credos.
2Por huella ecológica se entiende "el área de territorio ecológicamente productivo (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas acuáticos) necesaria para producir los recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por una población dada con un modo de vida específico de forma indefinida". http://www.footprintnetwork.org (inglés); Wackernagel & Rees (2001). Algunos autores hablan de "huella hídrica", por fuera de la "huella ecológica", para exaltar el alto deterioro de las fuentes de agua dulce superficial y subterránea que aceleran la crisis ecológica mundial. También hablan de "índice de vida planetaria" para resignificar la macrodestrucción biótica del planeta. Sobre estos tipos de huellas, sugiero consultar: WWF Living Planet Report 2010. Puede parecer que el concepto de "huella ecológica" es reductible a ecosistemas parciales de asentamientos humanos particulares. Hoy debemos pensar globalmente y obrar localmente.
3Lo ecológico es un concepto sistémico, relacional, pluricausal; por tanto, complejo e irreversible en su proceso evolutivo, caótico y azaroso, que hace referencia holística a las leyes que interactúan para la supervivencia del planeta como sistema abierto. Lo ambiental parte del supuesto de ser un sistema cerrado, simple, mensurable, tan local que no afecta al todo ecológico, de fácil control y recuperación tecnológica, reversible en sus consecuencias y econométricamente predecible. Este supuesto de lo ambiental lo presume la economía capitalista en sus propósitos de "desarrollo sostenible", lo que hace que su sostenibilidad no sea sostenible.
4"Desde la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en 1992 y la adopción de la Agenda 21, donde la tríada ecología, economía y justicia social fue unificada de manera global en el concepto 'desarrollo sostenible', quedó claro que las consideraciones sobre medio ambiente no debían ser discutidas al margen de los factores económicos y sociales. Esta conclusión condujo al establecimiento del programa de Educación para un Desarrollo Sostenible o ESD" (Birkel, 2012).
5El PIB es un conjunto de variables que miden fundamentalmente el crecimiento. La economía tendrá que preguntarse: ¿crecer para qué? Este es el tema fundamental de la entrevista al sociólogo Ricardo Abramovay: Repensar a economia. O desafio do século XXI (http://www.ecodebate.com.br/2012/04/17/repensar-a-economia-o-desafio-do-seculo-xxi-entrevista-com-ricardo-abramovay/).
6Un ejemplo de estos pensadores es Paul Gilding (2011), con el audiolibro The Great Disruption: Vffiiy the Climate Crisis Will Bring on the End of Shopping and the Birth of a New World.
7La definición bastante vaga del concepto de economía verde y sus implicaciones se puede consultar en http://www.pnuma.org/forodeministros/17-panama/FORO%20MINISTROS%202010%20VERSIONES%20FINALES/ MINISTROS/de%20trabajo%20ESPAnOL/UNEP-LAC-IG-XVII-4%20ECONOMIA%20VERDE.pdf
8Si todos los países aspiramos a seguir creciendo en el PIB, con la misma tendencia productiva y consumista contemporánea, para el año 2030 estaremos pisando la línea de no retorno de sostenibilidad del planeta. Así lo demuestran los datos de los documentos preparatorios de Río+20 de la ONU; la XVII Reunión del Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe; el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA; la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO; y el Fondo Mundial para la Vida Silvestre, World Wide Fund for Nature/World Wildlife Fund, WWF. Citemos algunos ejemplos. La población mundial pasará de 7.000 a 9.000 millones de habitantes en 2030. De ellos, 3.000 millones vivirán en la pobreza. La clase media aumentará a 3.000 millones. La demanda de alimentos aumentará en 50%, la del agua en 30% y la de energía en 45%, con respecto al consumo de los que actualmente tienen acceso a estos recursos. Para 2030, todas las cifras anteriores tendrán el impacto desolador del cambio climático, los suelos deteriorados por el intensivo uso agrícola, la escasez de agua dulce que dará lugar a guerras para obtenerla, las ciudades estarán superpobladas y serán altamente contaminadoras del ambiente con sus industrias, transportes, aguas servidas y basuras, crecerán el desempleo y los conflictos sociales con todo tipo de violencias. Todo esto significa que el crecimiento indefinido del PIB equivale a menor bienestar. Para 2030, la huella ecológica será tan negativa, que necesitaríamos dos planetas Tierra para sobrevivir.
Por otra parte, cuando el desarrollo pone énfasis en los indicadores de consumo de la población, a favor del incremento del PIB de un país, genera un aumento del endeudamiento privado y público, además de externo, con la sensación de abundancia de dinero circulante para gastarlo en satisfacer deseos superfluos, lo que trae ordinariamente la revalorización de la moneda nacional frente a las divisas, incentiva las importaciones en detrimento de las exportaciones de los productos nacionales, aumenta la tasa de interés, atrae inversiones extranjeras hacia actividades extractivas de impacto ambiental y se crea un imaginario colectivo de progreso y bienestar. ¿Tanta maravilla puede surgir del consumismo como política económica? ¿El planeta, como fuente primaria de recursos para el consumismo, puede parirlos sin límite alguno?
9Estados Unidos tiene un déficit fiscal igual a su PIB. Irlanda y Grecia ya deben cada uno dos veces su PIB. Y Portugal, España e Italia están marchando hacia cifras similares. ¿Cómo pueden estos gobiernos mencionados endeudarse más, y quién les presta la plata, para aplicar la recomendación de Keynes?
10El Prepósito General de la Compañía de Jesús y Gran Canciller de la Pontificia Universidad Javeriana (PUJ), Adolfo Nicolás, S.J., imparte una directriz para todas las obras apostólicas de la Compañía de Jesús en el mundo, el 16 de septiembre de 2011, sobre estos temas éticos y ambientales. El documento tiene por título Sanar un mundo herido. El P. Nicolás reitera que todas las escuelas de negocios de las universidades dirigidas por los jesuitas deben aplicar esta directriz en todos sus quehaceres docentes, investigativos y de prestación de servicios. Ya el documento de Misión de la PUJ, desde abril de 1992, se propone esta misma temática que no ha sido suficientemente implementada.
11Stéphane Hessel, filósofo francés, en 2010 publica un pequeño libro que ha dado la vuelta al mundo y que tituló ¡Indignaos! (Indignez-vous!). Invita a la población civil a indignarse y a salir a las calles para reclamar el ejercicio de sus derechos democráticos y la justa distribución de la riqueza. Hessel, judío que padeció la persecución nazi en un campo de concentración, fue coautor del documento de los Derechos humanos pactados en la ONU en 1948 y gran defensor de un humanismo para la contemporaneidad. Hessel inspira el actual movimiento civil de los "indignados".
En el mundo actual, hay una creciente proliferación global de movimientos de población civil que visualizan la opinión pública insatisfecha e indignada con el sistema neoliberal que prometió mucha prosperidad y no le ha cumplido a la mayoría de la gente. Estos movimientos espontáneos, surgidos principalmente de afinidades emocionales en torno a problemas que tienen qué ver con la dignidad humana, se empoderan políticamente de los asuntos públicos, en busca de cambios radicales que no siempre son pacíficos. Estos movimientos pueden nacer de situaciones episódicas aisladas y coyunturales y dar lugar a partidos políticos de poco futuro por su frágil estructura organizacional, agrupamiento de intereses disímiles y conflictos de liderazgo. Algunos pocos vinieron para quedarse. Todos van contra la resignación, la pasividad y la apatía política. Son ellos una nueva esperanza de cambio que logra poner en jaque a gobernantes, regímenes políticos y hasta instituciones de gran trascendencia como las universidades privadas y públicas de gran prestigio. Cuentan con las superpoderosas "redes sociales" como Twitter, Facebook, LinkedIn, Skype, MySpace, Flickr, His, Messenger, etc., para comunicarse sin censura alguna y convocar a mítines locales con eco internacional que atrapan solidaridades de propios y extraños.
12Se recomienda especialmente la Carta Encíclica Caritas in Veritate, del sumo pontífice Benedicto XVI, del 29 de junio de 2009. Este documento pontificio hace memoria de los contenidos principales de las encíclicas anteriores y ubica la reflexión social en la problemática económica y cultural contemporánea, a favor de un desarrollo humano integral. Dedica los numerales 48-51 a los aspectos ecológicos.
13El 10 de enero de 2012, se divulgó un documento de 19 páginas, que resume 672 propuestas de los países que participarán en la Conferencia de las Naciones Unidas en Río+20. El resumen no menciona las causas de la crisis socioambiental del mundo y contiene diez grandes núcleos temáticos: economía verde e inclusión social, producción ecoeficiente, agricultura sostenible, seguridad alimentaria, consumo responsable, acceso al agua, ciudades sostenibles, energía limpia para todos, prevención de desastres naturales y protección de los océanos. Cada uno de estos temas conlleva una gigantesca complejidad teórica que hay que construir, a la vez que se cuenta con un déficit enorme de mecanismos políticos y prácticos que impiden realizaciones concretas en un futuro próximo. En otras palabras, tendríamos que inventar un nuevo planeta Tierra y una especie humana diferente a la actual. ¡Pero no perdamos las esperanzas!
14El Foro Social Temático, tenido en Porto Alegre, Brasil, en los últimos días de enero de 2012, sobre Crisis capitalista, justicia social y ambiental, estableció las bases para la movilización social que acompañará la Cumbre de la ONU Río+20. Esta movilización tendrá el nombre de Cumbre de los pueblos y reunirá masivamente a todos los movimientos sociales del mundo que deseen asistir, con el propósito de oponerse al capitalismo en su propósito de adueñarse de la economía verde, de convertir en commodities y privatizar todos los ámbitos de la vida y de la naturaleza, como lo ha venido haciendo con las tecnociencias que están al servicio de los intereses del neoliberalismo capitalista: transgénicos, agroquímicos, geoingenierías, agrocombustibles, ingeniería genética, nanotecnologías, etc. El foro de Porto Alegre fue una demostración en pequeño de la concentración de movimientos sociales de diferentes ideologías e intereses, todos "indignados", que medirán sus fuerzas contra quienes se quieran apoderar de Río+20. El movimiento social Cumbre de los pueblos ya tiene identificadas tres temáticas para desarrollar en Río de Janeiro: 1. las causas estructurales de la crisis socioambiental y las falsas soluciones que ofrece el sistema capitalista, 2. los aportes prácticos para su solución y 3. articular la acción de los movimientos sociales del mundo en la lucha frontal anticapitalista post Río+20.
15"Indudablemente, hoy tenemos más evidencia de que el cambio climático es una 'amenaza multiplicadora'. Existen grandes retos medioambientales, como la pérdida de biodiversidad, las interferencias en los ciclos globales del nitrógeno y del fósforo, la destrucción de la capa de ozono, la acidificación oceánica, el consumo global de agua dulce, los cambios en el uso de la tierra, la contaminación química y la concentración atmosférica de aerosoles. Todos esos fenómenos que ponen en riesgo gravemente las condiciones de vida sobre el planeta, nos recuerdan que las relaciones de los humanos con el medio ambiente no han sido siempre ni pacíficas ni fáciles. Los conflictos socioambientales ya no solo afectan a los pobladores de las regiones en las que estos conflictos se producen, ni están limitados a efectos temporales relativamente cortos, como ocurría en las sociedades preindustriales. Por el contrario, en el momento actual, las tensiones entre sociedades y medio ambiente incluyen por primera vez cambios planetarios y persistentes en el tiempo.
Pero además de la conflictividad que pone en riesgo la seguridad (los refugiados, los conflictos armados, la escasez de alimentos o las represalias económicas), el cambio climático pone delante de nosotros un tipo de conflicto que podíamos llamar cultural.
El contexto actual es un reto cultural y político de ideas que están firmemente arraigadas en nuestras sociedades y que configuran nuestro modo de pensar y de comprender la realidad. Entre esas ideas que se cuestionan con fuerza, estaría la extensión de un modelo de desarrollo basado en la industrialización y el consumo masivo; la confianza total en la ciencia y la tecnología poniendo a las sociedades en situaciones de enorme riesgo y dependencia, tanto individual como colectivamente; y, por último, una visión tan radicalmente antropocéntrica que olvida que la vida es una realidad sistémica muy compleja. El conflicto no es una discusión académica o meramente teórica, sino que afecta o afectará a los modos de vida de millones de personas, pero también pondrá en cuestión las opciones geoestratégicas de muchos estados y los intereses de los poderes económicos y financieros" (Compañía de Jesús,2011)
16"En la Tierra hay 8,7 millones de especies. La última estimación indica que más del 86% están aún por descubrir. La distribución de especies entre los diferentes reinos de la vida eucariota en la Tierra es notablemente precisa: aproximadamente 7,77 millones de animales (solo 953.434 descritas y catalogadas); 298.000 especies de plantas (214.644 catalogadas); 611.000 de hongos (43.271 catalogadas); 36.400 de protozoos (organismos unicelulares), de las que están catalogadas 8.118; 27.500 de chromistas (como las diatomeas) con 13.033 catalogadas. En total, 8,74 millones de especies en la Tierra, más casi 11.000 archœa y bacterias (...). La descripción de todas las especies que quedan pendientes, exigiría, con los enfoques tradicionales y basándonos en costes y equipos actuales, unos 1.200 años de trabajo de más de 300.000 taxonomistas y un coste de US$364.000 millones, señalan los investigadores. Afortunadamente, nuevas técnicas como el código de barras de ADN están reduciendo radicalmente el coste y tiempo necesario para la identificación de nuevas especies" (Rivera, 24 de agosto de 2011).
17El Relatorio del Centro Británico de Estudios Climáticos Met Office afirma que cada vez hay más pruebas de que el calentamiento global es provocado por las actividades humanas. La conclusión es fruto del análisis de 110 nuevos estudios sobre el clima y fue divulgada el 5 de marzo de 2010 por un grupo encabezado por el científico Peter Stott, en la publicación especializada Wiley Interdisciplinary Reviews Climate Change Journal. Esto confirma el Relatorio del Panel Intergubernamental sobre Cambios Climáticos (IPCC, por su sigla en inglés).
18El Instituto Ambiental de Estocolmo resume la problemática ecológica de origen antrópico en tres grandes causas: cambio climático, uso de nitrógeno y pérdida de biodiversidad. La cantidad de nitrógeno biológicamente activo en el mundo ya está en el doble de su estado natural.
19El doctor Flavio Hernando Jácome Liévano, profesor de economía de la Pontificia Universidad Javeriana, al revisar el presente artículo, escribe el siguiente comentario: "El PIB es una de las peores medidas del crecimiento de un país, porque no mide la distribución del ingreso, no mide la calidad de vida de las personas en términos de salud, educación y vivienda y no mide variables de carácter social que no son cuantificables, como el nivel de felicidad de las personas. Pero en el caso colombiano es peor, porque no incluye al menos a la mitad de la población económicamente activa, que se encuentra en el sector informal. El PIB solo contabiliza la economía formal".
20En el pensamiento kantiano de Filosofía de la Historia, el concepto de progreso es fundamentalmente moral. Este concepto no se puede confundir con los de crecimiento y desarrollo, a los cuales se refiere la economía contemporánea, con sus esfuerzos de cuantificarlo todo y visibilizarlo matemáticamente con propósitos políticos. El progreso moral habla de bienestar de la cultura, de profundos avances en el respeto de la dignidad humana, de la autoconciencia que conduce al ejercicio de la autonomía que fundamenta la ética, y de la norma que de lo anterior emerge como universalmente deseable, pues su objetivo es alcanzar el bien para uno y para todos. En síntesis, una civilización y una cultura histórica son reconocidas como valiosas por el progreso de su espesor moral.
21"Guru da economia ecológica defende decrescimento. As crises financeiras decorrem do crescimento forçado além dos limites físicos e econômicos. 'A economia é um subsistema do ecossistema, e o ecossistema é finito, não cresce e é materialmente fechado', afirmou o economista estadunidense Herman Daily, 93 anos, professor emérito da Escola de Política Pública de College Park, EUA (Agência Latino-Americana e Caribenha de Comunicação, ALC, 23 de agosto, 2011).
Em entrevista ao Instituto Humanitas Unisinos -IHU-, Daily defendeu a prosperidade sem crescimento econômico de modo contínuo. Ele cunhou o conceito de 'crescimento deseconômico', que o guru da economia ecológica definiu como crescimento que 'começou a custar mais do que vale -um crescimento-, seja em volume de produção ou PIB, para o qual os custos adicionais, incluindo os custos ambientais e sociais, são maiores que os benefícios adicionais em termos de produção'.
Os países ricos precisam dar os primeiros passos rumo a um estado estacionário. 'Precisamos decrescer até chegar a uma escala sustentável que, então, procuramos manter num estado estacionário. O decrescimento, assim como o crescimento, não pode ser um processo permanente', afirmou. O estado estacionário dos países ricos deve dar espaço ecológico para que os países pobres possam crescer até atingir um nível de prosperidade para uma boa vida, para que as pessoas vivam num planeta 'durante muito tempo, em vez de todos se darem mal juntos', alertou" (http://www.ihu.unisinos.br/index.php?option=com_noticias&Itemid = 18& task = detalhe&id = 46669).
22A transição para a Economia Verde e a Rio+20, artigo de José Eustáquio Diniz Alves (http://www.ecodebate.com.br/2011/08/24/a-transicao-para-a-economia-verde-e-a-rio20-artigo-de-jose-eustaquio-diniz-alves/).
23La Comisión Brundtland lo concibe así: "Es el desarrollo que busca satisfacer las necesidades de las presentes generaciones, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades". En la práctica, veinte años después, se evidencia que los países desarrollados del Norte han seguido beneficiándose de los recursos naturales, sin limitar sus apetitos desarrollistas y consumistas, con perjuicio de los países pobres del Sur, y sin pensar en las futuras generaciones.
24Después de Río92, el propósito mundial de Desarrollo Sostenible aporta los siguientes datos vergonzosos: "1.020 millones de personas tienen desnutrición crónica; 1.000 millones de personas no tienen acceso al agua potable; 1.000 millones de personas son considerados 'sin techo'; 1.600 millones de personas no tienen electricidad; 2.500 millones de personas no tienen servicios cloacales; 800 millones de personas son analfabetos; 18 millones de personas mueren por año, por causa de la pobreza, la mayoría son niños menores de cinco años". Estos datos los presenta Ricardo Luis Mascheroni, en su artículo Reflexiones en el Día de la Tierra: Hacia Río+20 (http://www.ecodebate.com.br/boletim-diario/).


Referencias

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