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Cuadernos de Contabilidad

Print version ISSN 0123-1472

Cuad. Contab. vol.13 no.33 Bogotá June/Dec. 2012

 

La borradura de la dimensión simbólica: una mirada sobre la contabilidad y lo inhumano desde la literatura de la Shoah*

Erasing the Symbolic Dimension: an Overview on Accounting and the Inhumane in Shoah Literature

O apagamento da dimensão simbólica: um olhar sobre a Contabilidade e o desumano desde a literatura da Shoah

John Jairo Cuevas-Mejía1
Jhonny Grajales-Quintero2

1Candidato a Magíster de la Maestría en ciencias de la organización, Universidad del Valle. Contador público, Universidad del Valle. Docente investigador, Pontificia Universidad Javeriana, Cali. Integrante del grupo de investigación Pensamiento y Praxis Contable. Integrante del grupo de investigación Nuevo pensamiento administrativo. Correo electrónico: jjcuevas@javerianacali.edu.co
2Estudiante de la Maestría en sociología, Universidad del Valle. Contador público, Universidad del Valle. Docente investigador, Universidad del Valle, Tuluá. Integrante del grupo de investigación Nuevo pensamiento administrativo. Correo electrónico:jhonny.grajales@gmail.com

* El artículo La borradura de la dimensión simbólica: una mirada sobre la contabilidad y lo inhumano desde la literatura de la Shoah está enmarcado en el desarrollo de la línea de investigación Modernización desde la perspectiva contable, del grupo de investigación Nuevo Pensamiento Administrativo.

Entre los diferentes modos de denominar el asesinato de judíos por parte del régimen nazi, los autores se decantan por la nominación hebrea Shoah (literalmente, catástrofe); en español es más habitual la expresión Holocausto de la cual se toma distancia por la sugerencia de abnegación y sacrificio que implica tal término.

Fecha de recepción: 30 de mayo de 2012  Fecha de aceptación: 30 de julio de 2012


Para citar este artículo

Cuevas-Mejía, John Jairo & Grajales-Quintero, Jhonny (2012). La borradura de la dimensión simbólica: una mirada sobre la contabilidad y lo inhumano desde la literatura de la Shoah. Cuadernos de Contabilidad, 13 (33), 579-609.


Resumen

Este texto procura realizar una indagación acerca de la contabilidad y su rol en la borradura de la condición humana. Para ello, tomando como punto de partida el sicoanálisis lacaniano, la crítica literaria, la sociología, el análisis etnográfico y siguiendo la orientación crítico-interpretativa de la investigación en contabilidad, se recurre a las distintas representaciones que sobre el impacto de la codificación numérica de los Hàftling (presos) ha construido parte de la literatura de la shoah. Con base en esta revisión, se caracterizan algunos matices de la contabilidad en su versión dominante y su posible dimensión inhumana.

Palabras clave autor Dimensión simbólica, números, sujeto del lenguaje, contabilidad, shoah, inhumanidad.

Palabras clave descriptor Guerra mundial II, 1939-1945, historia, Alemania, Holocausto nazi, literatura alemana.

Código JEL M 41, Z 10


Abstract

This paper researches accounting and its role in erasing the human condition. The paper will draw from Lacanian psychoanalysis, literary theory, sociology and ethnographic analysis and will pursue a critical-interpretative line of research in accounting, in order to study representations of the impact of numeric codification among the Hàftling (prisioners), which is fundamental to Shoah literature. On the basis of this research, the paper will then put forward a characterisation of accounting as a tool for domination, and of its potentially inhumane dimension.

Key words author Symbolic dimension, numbers, language character, accounting, shoah, inhumanity.

Key words plus World war , 1939-1945, history, Germany, Nazi holocaust, German literature.


Resumo

Este texto procura fazer uma investigação sobre a contabilidade e seu papel no apagamento da condição humana. Para fazê-lo, tendo como ponto de partida a psicanálise lacaniana, a crítica literária, sociologia, análise etnográfica e seguindo a orientação crítico-interpretativa da pesquisa em contabilidade, usamos diferentes representações que sobre o impacto da codificação numérica dos Hàftling (prisioneiros) construiu parte da literatura da Shoah. Com base nesta revisão, caracterizar algumas nuanças de contabilidade na sua versão dominante e sua possível dimensão desumana.

Palavras-chave autor Dimensão simbólica; números; sujeito da linguagem; contabilidade; Shoah; Desumanidade.

Palavras-chave descritor Segunda Guerra Mundial, 1939-1945, história, Alemanha, Holocausto nazista, literatura Alemã.

SICI: 0123-1472(201212)13:33<579:BDSSCI>2.0.TX;2-5


Parece que hay menos motivos que antes para confiar en que las garantías que ante la inhumanidad ofrecería la civilización controlen la aplicación del potencial humano instrumental y racional, una vez que la autoridad suprema para decidir los objetivos políticos le ha sido concedida al cálculo de la eficiencia.

Zygmunt Bauman

Introducción

El rompimiento de la continuidad del tiempo en la versión de su avance lineal y ascendente respecto de la historia de Occidente, tiene su punto más crítico en las condiciones socioculturales que hicieran posible los campos de concentración de la Alemania nazi y el exterminio masivo de seres humanos, bajo el auspicio y el despliegue de la racionalidad de fines y de medios (Bauman, 2008). El rompimiento civilizatorio, como ha sido entendida la Shoah (Hofmann, 2011), exige la comprensión de las diferentes instancias culturales y sociales que propiciaron y permitieron no solo el exterminio de seres humanos, sino también el sistemático y racional proceso que condujo a su deshumanización, a la borradura de su condición humana quedando esta apenas como nuda vida y reducirla a su mera existencia biológica (Agamben, 2003). Franz Kafka había previsto en varias de sus obras (La metamorfosis, En la colonia penitenciaria, El proceso y El castillo) la deshumanización del hombre europeo preso en la jaula de hierro de las burocracias y la redefinición de su tiempo y espacio; Gregorio Samsa, protagonista de La metamorfosis, representa al hombre cuya existencia se colocaría por fuera de su dimensión humanizada en el mundo de la cultura. Los Lager o Campos de Concentración han sido vistos como una muestra de la eficiencia alemana para llevar a cabo, de forma eficaz y rentable, el exterminio de seres humanos, al tiempo que se constituyeron en espacios donde lo humano fue borrado del hombre por el hombre; al respecto, Primo Levi (2005, p.81) en su novela Si esto es un hombre sostiene lo siguiente:

Nadie puede salir de aquí para llevar al mundo, junto con la señal impresa en su carne, las malas noticias de cuanto en Auschwitz ha sido el hombre capaz de hacer con el hombre.

La condición humana, aquella dimensión de humanidad que es adquirida en el mundo de la cultura por medio del lenguaje y las transformaciones que su dimensión biológica sufre tras la emergencia en ella del universo de lo simbólico, en los Lager, y al abrigo de la razón instrumental de fines y de medios, el hombre fue capaz de infligir al hombre su total borradura.

Zygmunt Bauman (2008) ha llamado la atención sobre las condiciones sociales que se hicieron necesarias para la ocurrencia del exterminio masivo de seres humanos; siguiendo a Bauman (2008), solo es en la modernidad y en un momento en que sus logros técnicos y tecnológicos eran significativos, es decir, dentro del denominado progreso instrumental, cuando resultó posible la materialización de la eliminación y supresión del Otro al amparo de la Razón instrumental. La Shoah, el exterminio masivo que tuvo ocurrencia en los Lager, es un resultado solo posible y pensable en la Modernidad. La línea argumentativa de Bauman (2008) se mueve entonces hacia la consideración del Holocausto como un acontecimiento propio de la modernidad, como uno de los posibles resultados de la racionalidad formal que fundamenta esa modernidad.

Los elementos que hicieron posible el Holocausto, continuando con Bauman (2008), están incorporados dentro de la modernidad. El Holocausto no es una aberración del ideal ético de perfectibilidad humana propio de la Ilustración, no es una desviación del proceso civilizador, sino una aplicación particular de todas las herramientas que diseñó la civilización occidental para dominar el mundo, para alcanzar la felicidad humana y para facilitar la civilización. El Holocausto, entonces, no es "anormal"; es un hecho "normal", no por común, sino en cuanto está sustentado en los mismos principios, en la misma cosmovisión que el ideal de felicidad humana propio de la modernidad.

El Holocausto, según el análisis de Bauman (2008), solo ha sido posible con el concurso de las modernas ciencia y tecnología que funcionaban bajo el paradigma productivo moderno fundado en una racionalidad instrumental con su consabido análisis de medios y fines, con su manida relación costo-beneficio. La lógica productiva que hacía de Alemania el paradigma productivo de la sociedad occidental fue la misma que sirvió para el asesinato "racional" en masa de millones de seres humanos. La racionalidad productiva (y con ella, las personas encargadas de ponerla en marcha) que sustentaba el ideal civilizador se mostró incapaz de someter a cualquier tipo de análisis moral, las decisiones propias del cálculo burocrático.

Para Bauman (2008), la solución final termina siendo la prueba fehaciente de las posibilidades del progreso técnico. El potencial industrial y tecnológico, apologizado como la comprobación empírica del progreso civilizador moderno, se configuró en el Holocausto como una fuerza con un potencial hasta entonces inimaginado. En el mismo sentido, puede verse lo manifestado por Anthony Giddens (1999):

El despotismo parecía ser una característica propia de los estados premodernos, pero en los albores del ascenso del fascismo, el Holocausto, el Estalinismo y otros episodios de la historia del siglo XX, podemos comprobar que las posibilidades totalitarias están contenidas dentro de los parámetros institucionales de la modernidad, más bien que excluidas de ellos (p. 21).

En este sentido, comprender parte de los mecanismos que se combinaron e hicieron viable la Shoah y que permitieron el despliegue de su eficiencia técnica, aún continua estando en la agenda de las investigaciones sociales.

El trabajo de Warwick Funnell (1998) sobre la relación entre la contabilidad y el Holocausto, pone en evidencia las consideraciones de Zygmunt Bauman (2008) acerca de la racionalidad técnica e instrumental necesaria para el proyecto Nazi. La contabilidad y el ejercicio profesional de los contables constituyeron piezas clave del entramado burocrático de la Alemania Nazi; en una buena medida, el proceso que condujo a la deshumanización de varios millones de seres humanos que desfilaron por los Lager, la expropiación de sus bienes, entre otros acontecimientos, fueron posibles gracias al advenimiento de los sistemas de información, entre ellos el conformado por la contabilidad. Si la Shoah fue posible en la época moderna, si el exterminio masivo de seres humanos al amparo de la racionalidad de fines y de medios debió necesariamente contar con un aparato burocrático que dinamizara los objetivos de la Alemania Nazi, si la desaparición de hombres, mujeres y niños en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial puso en evidencia la persistencia en el hombre de lo inhumano, no como una antítesis de lo humano, sino como una realidad que en él coexiste, si la eliminación y supresión de seres humanos aún se devela tras el despliegue de aparatos burocráticos que garantizan el éxito racional de objetivos no necesariamente racionales, resulta entonces pertinente poder desentrañar los mecanismos de la contabilidad que fueron usados para el exterminio masivo de seres humanos previa cosificación como antesala de su deshumanización, y la manera en que la profesión contable sirvió concreta y prácticamente a ese exterminio.

El trabajo que sigue a continuación, en el marco de la investigación interpretativa en contabilidad (Chua, 2009; Larrinaga, 1999; Ryan, Scapens & Theobald, 2004), y en la línea del trabajo de Funnell (1998), procura indagar acerca de los mecanismos intrínsecos de la contabilidad que, más allá de prescribir una congoja sobre la imposibilidad contable de representar lo humano, sugieren que en su dinámica de control, medición e información, la contabilidad en su versión dominante configura per se un correlato que no toma en consideración lo humano, lo que implicaría desplazarse hacia el entendimiento de la contabilidad como una práctica social inhumana. En tal sentido, se ha recurrido a un grupo de obras de la literatura occidental que se relacionan con la Shoah, sus consecuencias sobre la comprensión de lo humano y el papel desempeñado por la contabilidad en tal proceso. Con base en esta indagación, a la luz del trabajo documental y el análisis etnográfico de Paz Moreno Feliu (2010) sobre la vida cotidiana en los campos de concentración, en el que se describe el proceso que conduce a la deshumanización de los seres humanos, se ha procurado poner en evidencia la representación literaria de la borradura de la dimensión simbólica, en la que la contabilidad ha jugado un papel central.

Si tal como ha sido reconocido por los estudios de la etología humana, los cuales señalan que la humanización del animal humano ocurre tras su ingreso al mundo de la cultura, esto es, cuando la biología humana es tomada por la palabra del Otro (Cyrulnik, 2004; Lacan, 1985), entonces solo de ese modo emerge la humanidad del hombre; así, cuando el ser humano es expulsado del lenguaje estaría también siendo expulsado de su condición humana. De lo anterior se deriva la hipótesis de trabajo que guiará este documento: la contabilidad constituye una práctica social amoral e inhumana, en la medida en que no logra —dados los mecanismos e instrumentos con los que cuenta para constituir e instituir sus relatos— estar condicionada alrededor la pregunta por el bien o el mal cuando de asuntos humanos o implicaciones humanas se trata; es decir, la contabilidad es una práctica social idiota, porque, siguiendo a Norbert Bilbeny (1993), no logra elaborar una reflexión del tipo moral acerca de los medios que ella usa.

Así, el documento está estructurado como sigue. En la primera parte se caracteriza de manera interdisciplinaria el surgimiento de la dimensión simbólica, con base en algunos de los trabajos de Jacques Lacan y de Boris Cyrulnik. En la segunda parte, se trazan algunos aspectos centrales de la contabilidad en su versión dominante, para poder dar paso a la caracterización de algunos puntos relevantes del operar contable. En la tercera parte, se presentará la selección de obras de la literatura que se usó para el desarrollo de esta exploración; la selección de las obras se realizó con base en los criterios demarcatorios de Esther Cohen (2006) y Michael Hofmann (2011), quienes prescriben la existencia de una literatura de la shoah, como género enmarcado en la convergencia de narrativas testimoniales, de ficción y documentales. Esta selección no es representativa de la literatura que ha hecho de Auschwitz, los demás campos de concentración y la Shoah su tema central, pero sí permite explorar los ejes analíticos en los que se enmarca este trabajo: la borradura de la dimensión simbólica y la representación contable de lo inhumano. En la última parte, previo a las conclusiones de este primer acercamiento, se presenta la caracterización de la contabilidad como una práctica social a-moral e inhumana, para dar continuidad a la exploración iniciada por Warwick Funnell (1998).1 Por otro lado, aunque la contabilidad ha sido el centro de discusiones estratégicas acerca del futuro de Colombia y de América Latina,2 particularmente cuando el país y la región atraviesan un momento clave en su apertura al mundo globalizado, resulta pertinente continuar ahondando en la comprensión de la contabilidad y sus implicaciones en términos sociales, culturales y naturales. Este trabajo se centra, fundamentalmente, en la exploración de cuál es la dimensión humana de la que habla la contabilidad, pero es de amplio conocimiento la necesidad manifiesta de continuar indagando acerca de las externalidades contables que, en una buena medida, han contribuido a la perpetuación de una insensibilidad burocrática y de un modelo económico indolente frente al mundo natural, cultural y social.

1. El surgimiento de la dimensión simbólica

Boris Cyrulnik (2004) propone comprender el ingreso en la humanidad, es decir, la constitución de la dimensión humana, a partir del ingreso del hombre en la palabra y los procesos de significación que de ella se derivan y que, en últimas, configuran los sentidos de su existencia en la cultura.3 Sin embargo, tales planteamientos que intentan centrar el papel determinante de la palabra en la construcción de la naturaleza humana del hombre, sugieren también que el proceso de fundación opera en dos vías: una preverbal y otra verbal. En lo preverbal, se presentan otro tipo de códigos (gestos, señas u otro tipo de lenguajes no verbales) que trazan y por tal marcan la naturaleza del hombre en términos de envestirlo de grados de humanidad. Por el contrario, lo verbal y la forma instrumental que toma a partir de la palabra, modifica la naturaleza del hombre pues casi a partir de ella se configura la humanidad de este; la toma de la palabra por parte del hombre señala su ingreso en el mundo de la ley de la cultura, es su ingreso en el orden de lo simbólico.

La etología de Cyrulnik (2004) advierte acerca de las formas bajo las cuales nace el sentido en el animal humano y señala el papel que allí juega la biología que lo constituye; esta tesis se distancia de concebir el sentido simplemente como un mero constructo social, es decir, como una naturaleza que lo trasciende. Así las cosas, el ingreso en la dimensión simbólica, es decir, el aparecimiento del sentido a partir de la posesión de la palabra en el hombre no está, según Cyrulnik (2004), por fuera del entendimiento de la biología del hombre y su correspondencia con la cultura desde la cual se va tejiendo su naturaleza humana. A ello se debe que Cyrulnik afirme que el hombre es cien por cien naturaleza y cien por cien cultura. Sin embargo, la aparición del sentido en el hombre a partir de la toma de la palabra, de su ingreso en la dimensión cultural como segunda naturaleza, lo sujeta a la ley de la cultura en la que se despliega el orden simbólico con base en los marcadores discursivos o deícticos yo-tú-él-.

Para Jacques Lacan (1984a; 1984b; 1985), el pasaje hacia el orden simbólico funda el terreno de las relaciones interhumanas, el terreno de la ley de la cultura. La función creadora de la palabra produce el orden de los intercambios simbólicos, en los cuales el deíctico yo en posesión del sujeto del lenguaje, del sujeto hablado por el lenguaje, realiza intercambios lingüísticos con el deíctico que se le devela como el otro diferente; mientras el deíctico él —que se muestra ausente— asume la producción de las reglas del espacio donde opera tal intercambio, él es el Otro que ajusta la economía de los intercambios simbólicos. Al quedar instaurado el orden simbólico a partir de la función creadora de la palabra, los órdenes —imaginario y real— se adicionan al mapa en el que se aloja la dimensión subjetiva del hombre.

El orden simbólico donde se instala el hombre camino de su humanización al ser parasitado por la lengua que le dota de existencia, o sea, de realidad hacia fuera, y siguiendo a Lacan (1985), introduce al sujeto en el mundo. Este sujeto que toma como lugar de su enunciación al yo es el sujeto del lenguaje, el sujeto que está posibilitado para realizar los intercambios lingüísticos. En este sentido, émile Benveniste (1979, p.173) plantea que "yo significa la persona que enuncia la presente instancia del discurso que contiene yo". Por tanto, es el sujeto del lenguaje y no el sujeto quien se sujeta al orden simbólico, lugar desde donde se tejen las relaciones interhumanas a partir de la toma de la palabra.

La toma de la palabra y la consecuente aparición del sujeto del lenguaje, tiene su punto de partida en una serie de operaciones referenciales. Es el otro quien trae la palabra, quien lleva al sujeto a la palabra, quien refiere a la ley de la cultura, a ese Otro siempre ausente pero constituyente de los intercambios simbólicos. El sujeto se sitúa pues en relación con el otro; su fundamento ocurre a partir de que el sujeto es forzado por el otro a hablar,4 quien devela la palabra base, según Lacan (sfa), del sujeto del discurso, del sujeto del lenguaje:

Es situando lo que es S/ corte de a en relación a la deficiencia fundamental del otro como lugar de la palabra, en relación a lo que es la única respuesta definitiva a nivel de la enunciación, el significante de A/, del testigo universal en tanto hace defecto que en un momento dado no tiene más que una función de falso testigo, es situando la función de a en ese punto de desfallecimiento mostrando el soporte que encuentra el sujeto en ese a que es lo que apuntamos en el análisis como objeto del idealismo clásico, que no tiene nada en común con el objeto del sujeto hegeliano (p. 1512).

En tal sentido, el sujeto siempre se halla en falta. Pero ante la presencia del otro que trae consigo la palabra, se produce al sujeto del lenguaje. Así, Lacan al sujeto que es producido por el lenguaje lo ha denominado efecto de lenguaje. No obstante, el sujeto del que habla Lacan como efecto del lenguaje es, al mismo tiempo, un efecto de vacío; al sujeto ser sujeto del lenguaje, sobre él se despliega un vacío que lo estructura como lenguaje. En este sentido, el sujeto que es hablado por el lenguaje, es decir, el sujeto del lenguaje estructura su inconsciente como momentos de habla. En este sentido, el inconsciente es una estructura de significación. El sujeto entonces que se oculta tras el sujeto del lenguaje que produce la toma de la palabra del otro que la devela, demarca un pasaje hacia la comprensión de la dimensión simbólica:

El acto de callarse no libera al sujeto del lenguaje a pesar de que la esencia del sujeto culmine en este acto; si ejerce la sombra de su libertad, el callarse permanece cargado de un enigma que ha hecho pesar tanto tiempo la presencia del mundo animal. No tenemos de eso huellas más que en la fobia, pero recordemos que hace mucho tiempo se ha podido ubicar ahí a los dioses. El silencio eterno nos asusta a medias, en razón de la apariencia que da la ciencia a la conciencia común de plantearse como un saber que rehúsa depender del lenguaje, sin que, por tanto, esta pretendida conciencia, se asombre de rehusar al mismo tiempo depender del sujeto (Lacan, sfb, p. 2123).

La toma de la palabra, al tiempo que delimita el nacimiento del sentido en el proceso que conduce a la humanización del hombre, tal como lo señala Cyrulnik (2004), también prescribe el reconocimiento de la situación de "estar en falta" en la que se halla el sujeto que se realiza en el otro que posee la palabra a partir de efectos de lenguaje. La dimensión simbólica tiene entonces su punto de partida en el juego triádico de los marcadores discursivos yo-tú-él, donde el yo-tú realiza procesos de intercambios simbólicos refiriéndose al él siempre ausente; el posee la palabra que salva la situación en falta en la que se halla el yo. En última instancia, la dimensión simbólica deviene cuando el sujeto toma la palabra y se oculta en el sujeto del lenguaje desde donde el yo enuncia y por tanto afirma su yo. En definitiva, un sujeto como mero efecto de lenguaje.

Corresponde ahora poder precisar el concepto de contabilidad; en este sentido, el acápite que sigue pasará revista a algunas de las consideraciones que se han realizado en torno de la contabilidad y su acepción más generalizada.5 De tal suerte que con ello se podrán matizar aspectos de relevancia para los propósitos de este documento, principalmente en lo que se refiere al tipo de hipótesis de trabajo que lo orienta.

2. Trazos para comprender el concepto general de contabilidad

Aclarar el concepto de contabilidad es una tarea harto difícil, más cuando este ha contado con varios matices que han coexistido a lo largo de su historia (Tua, 1995). En tal sentido, en este acápite cobra interés poder precisar a la contabilidad como ha sido entendida en la denominada corriente principal6 (Chua, 2009; Larrinaga, 1998), y desde allí poder desentrañar algunos de los mecanismos técnico instrumentales que la demarcan y le posibilitan su campo de acción. Así las cosas, potenciar una mirada sobre la contabilidad obliga a situarla sobre las funciones arquetípicas que la han caracterizado en el marco de la corriente principal: información para la toma de decisiones, control y medición de la riqueza (Gómez, 2004, p. 120).

En esta perspectiva, Raymond Chambers ha señalado que "la contabilidad es un método de cálculo monetario destinado a proporcionar una fuente continua de información financiera para servir como guía para la acción futura en los mercados" (Chambers, 1966, citado por Gómez, 2004, p. 120). Vista de este modo, la contabilidad se ocupa, principalmente, de prescribir por medio del sistema de notación de la partida doble los input y los output, sobre la base del sistema de precios, de los procesos de intercambio que tienen lugar en la vida de los agentes económicos. Mientras para Richard Mattessich (2002, p. 3), "la contabilidad moderna constituye un modo de pensar, una manifestación de nuestro pensamiento y evaluación crematísticos, una herramienta diseñada para ayudarnos a dominar nuestra lucha económica"; sin embargo, Mattessich (2002) procura elaborar un concepto general de contabilidad que haga posible el planteamiento de una teoría general de la contabilidad. De tal suerte, propone una serie de supuestos básicos que soportan la elaboración de un concepto general:

La contabilidad es una disciplina que se ocupa de la descripción cuantitativa y de la proyección de la circulación de ingresos y de los agregados de riqueza a través de un método basado en el siguiente conjunto de supuestos básicos (después de haber comprobado minuciosamente estos supuestos, podría considerárselos como condiciones necesarias y suficientes):

  1. Valores monetarios
  2. Intervalos de tiempo
  3. Estructura
  4. Dualidad
  5. Agregabilidad
  6. Objetos económicos
  7. Inequidad de las acreencias monetarias
  8. Agentes económicos
  9. Entes
  10. Transacciones económicas
  11. Valuación
  12. Realización
  13. Clasificación
  14. Ingreso de datos
  15. Duración
  16. Extensión
  17. Materialidad
  18. Asignación (Mattessich, 2002, p. 18)

Esta idea acerca de la contabilidad, la inscribe en una mirada apenas cuantitativa de la realidad. En términos cuantitativos, el carácter descriptivo —en el que Mattessich (2002) centra la tarea de la contabilidad respecto de la realidad económica— posibilita afirmar que la concepción que posee la Corriente Principal de lo contable queda inscrita en "su rol determinante como sistema de información y de control" (Gómez, 2004, p. 120). La realidad económica del lado de la circulación del ingreso y de los agregados de riqueza —puntos en los que Mattessich (2002) señala lo axial de la contabilidad— condiciona el método contable pues casi se instituyen en su objeto. La contabilidad se ocupa, entonces, de poder dar cuenta de una realidad normalmente económica (Rodríguez, 1993, p. 490). En tal sentido, la visión general que se consolida en torno de la relevancia de la contabilidad respecto de los aspectos que permiten comprender parcialmente el desempeño de un agente económico, prescriben dos hechos centrales a su desempeño:

(...) a) La información financiera viabiliza las elecciones y decisiones de los agentes en los mercados, y b) su producción y flujo permite la coordinación y el control de las decisiones y acciones de los agentes dentro de las organizaciones (Brickley, Smith, Zimmerman & Willet, 2003, citados por Gómez, 2009, p. 150).

Si bien se está haciendo alusión a la dimensión informativa de la contabilidad financiera, allí, en buena parte, se ha acentuado el valor económico de la contabilidad. La contabilidad opera por medio del despliegue de una serie de mecanismos que, en la perspectiva económica, reducen la realidad de los procesos sociales que dan pie a los intercambios de bienes o de servicios, de derechos u obligaciones, entre los distintos agentes en el mercado, para producir de esta manera una representación métrica de la realidad (Gómez, 2009, p. 149). La transacción —central en el mecanismo de representación contable— se potencia como un elemento clave en la comprensión de la dimensión económica de la contabilidad; principalmente porque la contabilidad, oteada desde la perspectiva institucional de la economía en cabeza de Oliver Williamsons, contribuye a la reducción de los costos de transacción (Sunder, 2005).

Así las cosas, resulta clave considerar que el sistema de notación contable, la Partida doble, que se expresa en su forma básica bajo la estructura transaccional, es el encargado de captar e interpretar la realidad económico-social, base para la producción de los agregados informativos que revelan una versión simplificada de la realidad. Mattessich (1975, p. 29) señala que lo que hace este modelo es concebir "un sistema contable de doble clasificación como mecanismo para la descripción cuantitativa para los flujos de renta y agregados de riqueza". La contabilidad en esta concepción —y para autores como Richard Mattessich (1975; 2002), Moisés García (1972), José María Requena (1972), Vicente Montesinos (1978)— está estrechamente relacionada con la economía; de ella no solo toma algunos conceptos, sino que constituye un soporte para esta última en el sentido de que, para los autores en mención, la contabilidad hace parte integral de la base para la construcción de los agregados económicos.

La contabilidad y su sistema de notación —la Partida doble—, vista así, ha tenido un enorme impacto pues tras la racionalidad que provee, al prescribir y controlar los flujos de la riqueza del ente (E), posibilita la colocación eficiente de capitales (aumento del capital), la toma de la acción y decisión de los agentes, la homogeneización de todos los hechos económicos al reducirlos a una misma estructura, entre otros, que configuran una serie de valores extrateóricos en torno de la partida doble; mientras que las relaciones del tipo "fuentes y aplicaciones, o recursos y usos, o financiación e inversión" permiten identificar los derechos de propiedad a los cuales están asociados los flujos de la riqueza (Gómez, 2007) al ser capturados por el modelo de la contabilidad por partida doble, configurando así la serie de valores intrateóricos. Dicho de otro modo, estos constituyen los presupuestos axiológicos de la contabilidad por Partida Doble. Metodológicamente, la contabilidad por partida doble presupone el equilibrio y la dualidad, de tipo causa/ efecto, de todas las relaciones de intercambio que se suceden en el ente (E) y en sus interacciones con otros entes (E') o consigo mismo. Siguiendo el modelo de la partida doble, y la ordenación que traza sobre los "hechos económicos-sociales" del ente (E) y la manera como los presenta (semántica), se obtiene una interpretación acerca de la realidad, es decir, procura información con base en estructuras agregadas. El tipo de conocimiento que este modelo entrega es inductivo, ya que se parte del supuesto de que la lectura que se hace sobre la realidad no posee juicios a priori, la realidad es y el modelo se encarga de captarla y proveer una descripción e interpretación que posteriormente podrá ser contrastada.

La vigencia de la contabilidad bajo el sistema de notación por partida doble, está acentuada en términos de su potencial metodológico y epistemológico como quedó indicado atrás. Tal vigencia se explica principalmente porque la contabilidad provee una racionalidad eficiente que entrega información útil para la adecuada colocación de capitales, una propuesta en últimas fuertemente vinculada a la racionalidad instrumental del capital y sus procesos de acumulación. En consecuencia, esta idea hegemónica en torno a la contabilidad, para autores de orientación crítico-interpretativa como Carlos Larrinaga (1999), Pablo Archel (2007), Mauricio Gómez (2007) y Warwick Funnell (1998), entre otros, y con base en una orientación desde la perspectiva sociológica amparada en la teoría de la economía política, sostienen que la contabilidad y su sistema de notación por partida doble están profundamente implicados en los conflictos sociales. Para los autores en mención, la contabilidad genera tensiones sociales producto de los intereses que en la sociedad están en juego, implicándose por tanto en juegos de poder que se manifiestan en sus modelos de representación que, en definitiva, alimentan los discursos que procuran la legitimación del statu quo. En tal sentido, la neutralidad de la contabilidad en su versión dominante (Chua, 2009, p. 44) es puesta en cuestión porque, justamente, en ella no se reconocen los intereses ni las intenciones de los agentes y actores implicados en el proceso de captación e interpretación contable.

En el acápite siguiente se intentará explorar, con base en una revisión previa sobre la literatura de la shoah, el proceso que conduce a la desaparición de la dimensión simbólica en la cual la contabilidad y algunos de los mecanismos instrumentales que la constituyen han contribuido en buena parte al desarrollo eficiente de sistemas burocráticos que conducen a la desaparición total o parcial de la humanidad en la que se arropa el hombre.

3. Apuntes sobre la representación del papel de los números en la literatura de la Shoah: un análisis exploratorio

Auschwitz y el proceder de la burocracia nazi han sido vistos por Dan Diner (citado por Hofmann, 2011, p. 11) como un punto límite ante el despliegue de la racionalidad instrumental. La razón instrumental de fines y de medios hizo posible, en buena parte, el exterminio sistemático de seres humanos en los campos de concentración; Auschwitz, Birkenau, Monowitz, Dachau y Treblinka, entre otros Lager, son el resultado de la modernidad y la conquista en Occidente de la razón de fines y de medios (Bauman, 2008). La organización racional de los campos de concentración los asemeja, por su estructura jerárquica y la búsqueda de la eficiencia, a la empresa:

Hacia finales de 1937, [Heinrich] Himmler decidió transformar los campos alemanes en una empresa industrial, que, manteniendo sus fines ideológicos y políticos, aprovechase la mano de obra de los reclusos y su proximidad a las ciudades para suministrar materiales para los grandes proyectos arquitectónicos del Reich (Moreno, 2010, p. 47).

En este sentido, los Lager no son producto de la irracionalidad humana sino, por el contrario, un producto de la racionalidad de fines y de medios que permitió la concepción de una maquinaria burocrática que echó a andar el exterminio masivo de seres humanos al amparo de la razón instrumental:

En el guion y en la película de Shoah de C. [Claude] Lanzmann, el antiguo SS de Treblinka, [Franz] Suchomel, coincidiendo con su jefe [Franz] Stangl en la descripción del sistema de exterminio en términos de eficiencia, establece una serie de metáforas para explicar el perfeccionamiento de la maquinaria de destrucción: Belzec fue el laboratorio, donde [Christian] Wirth realizó todos los ensayos; Treblinka fue una cadena de muerte; Auschwitz, la fábrica. Si combinamos las metáforas de Stangl y de Suchomel, las víctimas serían la mercancía del laboratorio, de la cadena y de la fábrica (Moreno, 2010, p. 43).

Tomando entonces como punto de partida la comprensión racional de los Lager, se realizó una exploración en algunas obras de la denominada "literatura de la shoah" (Hofmann, 2011; Cohen, 2006), obras cercanas a la narración documental, la narración ficcional, el teatro documental, entre otros géneros literarios, que centran su atención en la exploración de la condición humana y los cambios que en ella tuvieron ocurrencia a partir de la experiencia que supusieron los Lager para la condición humana, es decir, el rompimiento civilizatorio. Así las cosas, este análisis exploratorio se realizó con base en las siguientes obras:

De esta manera, se indagó en cada una de las obras las consideraciones de los autores en torno al proceso que condujo a la borradura de la dimensión simbólica. Este proceso tiene ocurrencia en los Lager por la vía de producir un no-ser social, es decir, el desaparecimiento del sujeto como efecto de lenguaje (acápite 2). En este sentido, Paz Moreno-Feliu (2010) en su análisis etnográfico de los campos de Auschwitz prescribe el ritual que llevó al proceso de deshumanización. El proceso racional que conduce a la borradura de la dimensión simbólica, está asociado, por su semejanza, con la dinámica de producción de esclavos:

  1. Rechazo simbólico del pasado del esclavo
  2. Cambio de nombre
  3. Imposición de marcas visibles de esclavitud
  4. Asunción del nuevo estatus (Moreno, 2010, p. 67).

De este modo, el trabajo etnográfico de Moreno (2010) sobre los testimonios de Auschwitz permite caracterizar las etapas por las que transita lo que "el hombre fue capaz de hacer con el hombre". Por tanto, Moreno (2010) establece, con base en el análisis etnográfico de los testimonios, lo que ella denomina "El ciclo imposible: llegada al campo/prisionero/liberación". Este ciclo tiene ocurrencia sobre la base de tres períodos:

  1. Separación: detención-transporte-selección.
  2. Período marginal o liminal: iniciación al campo-prisionero-azar/estrategias de supervivencia.
  3. Agregación: liberación-curación-regreso a la vida social (Moreno, 2010, p. 79).

Con base en este "ciclo imposible" se describen los rituales de iniciación en los Lager, lo que hace posible explicar la desaparición, la borradura de la condición humana. Así, Moreno (2010) enuncia dos momentos en donde tienen lugar los ritos de iniciación en los campos de Auschwitz:

El primer esquema del rito de iniciación en el Lager que demarca, simbólicamente, el proceso que terminó en la producción de los Hàftling (presos), es decir, seres humanos por completo deshumanizados, denota la fabricación de un no-ser social; ya no hay vínculo con el otro. El segundo esquema de iniciación describe, por su parte, el proceso de deshumanización a partir de la cancelación del orden simbólico:

En esta segunda etapa se devela al Hàftling como el hombre deshumanizado, nuda vida (Agamben, 2003). El prisionero se encuentra por fuera de la dimensión simbólica pues:

[...] ya no es el ser humano que se había sido: el recién llegado se ha convertido en un Hàftling, un número, un prisionero, que porta los emblemas de su nuevo estatus: un uniforme (cuando lo hay), zuecos de madera, una cabeza afeitada, un tatuaje en el brazo
[...] La iniciación a Auschwitz no solo pretendía la ruptura de la vida anterior, sino que su objetivo principal era alejar a las víctimas de su autoconciencia de pertenencia a la especie humana
[...] Llegar a ser número, ese individuo atomizado en su sentido más amplio (empírico y no utópico) culmina el proceso de deshumanización porque supone no solo su pérdida de identidad personal, sino, sobre todo, una desintegración absoluta (Moreno, 2010, p. 75).

Con base en lo anterior, el análisis interpretativo de las obras seleccionadas buscó identificar en ellas las representaciones que los autores componen a partir del despliegue de los números respecto de la re-significación de lo humano. Así, y con base en las ideas sobre la contabilidad señaladas en el acápite anterior que la ubican como un tipo de conocimiento descriptivo de una realidad metrizable, se determinaron las siguientes categorías:

Las primeras dos categorías, nivel primario, permitieron (anexo 1) identificar en las obras la representación literaria, ya sea documental, testimonial o ficcional, que los autores poseen respecto del proceso y los rituales que condujeron a la aparición del Hàftling como no-ser social; dicho de otro modo, un hombre deshumanizado pues no es ya efecto de lenguaje. De esta manera, estas dos categorías permitieron ubicar en dichas representaciones lo que sigue: La categoría Desvanecimiento de la condición humana hizo posible describir lo que ocasiona en el sujeto humano la pérdida del nombre que constituye su identidad y, por tanto, lo sujeta a la cultura humana (Cohen, 1999), mientras en su lugar deviene el número (el tatuaje como marca visible) como constituyente de su no-ser social. Y la categoría Representación contable de lo inhumano permitió catalogar todas aquellas representaciones en las que se hacía visible el papel de la información contable y los procesos de control a ella asociados y que daban cuenta acerca del exterminio masivo de seres humanos (ver el acápite siguiente).

Las dos categorías catalogadas como secundarias, Contables y Burocracia Nazi, fueron incluidas (anexo 1) sobre la base de poner en evidencia algunas de las representaciones que poseen los autores y la literatura analizada frente al ejercicio de los contables y los sistemas burocráticos. Así las cosas, si bien este análisis interpretativo no pretende ser muestra suficiente acerca de lo que tuvo ocurrencia en Auschwitz respecto de la condición humana, los resultados de la exploración han permitido poner en evidencia que los números y su administración han jugado un papel central en el proceso que condujo a la desaparición y exterminio de hombres deshumanizados en los campos de concentración de la Alemania nazi. Evidencia de lo anterior es el hallazgo del papel de los números en el proceso de borradura de la dimensión.

En el acápite que sigue se procurará someter a revisión la noción de contabilidad como práctica social y su contribución al exterminio masivo de seres humanos en la Alemania Nazi. Para ello, se recurrirá a algunos de los planteamientos de Funnell (1998) y Bauman (2008), quienes ven en la contabilidad y la racionalidad instrumental de medios y de fines, respectivamente, los ejes centrales para el logro de la eficiencia que permitió que en los Lager tuviera ocurrencia "lo que el hombre fue capaz de hacer con el hombre".

4. Aproximación a la comprensión de la contabilidad y su dimensión inhumana

Resulta posible elaborar una respuesta al siguiente interrogante: ¿la contabilidad puede ser inhumana? Al respecto, la pieza de teatro de Peter Weiss esboza lo que sigue: "Testigo 5. -Solo se contabilizaban los presos que recibían un número; los que del andén iban directo al gas no constaban en lista alguna". En el anexo 1 se han incluido una serie de referencias que apuntan a develar el papel que jugó la contabilidad, en este caso el despliegue de su estructura de control (Gómez, 2004) manifestado en el gobierno sobre los Hàftling con base en las listas.

Funnell (1998, p. 435) ve en la contabilidad un poderoso medio de camuflaje. La forma que puede tomar el despliegue de la lógica contable, hace posible producir un relato que no toma en cuenta necesariamente las valoraciones del orden social en el que ella se manifiesta. En tal sentido, la contabilidad en su acepción hegemónica, se sitúa por fuera de los determinantes morales en tanto la realidad de que se ocupa lo contable no es lo social, con sus contradicciones y fricciones, sino lo económico en una relación triádica entre sus imaginarios de medición, representación y control de la riqueza (Gómez, 2003, p. 115). Así, la contabilidad en el caso de la Alemania nazi no fue capaz de realizar una lectura acerca de lo humano, simplemente se instaló en el orden jurídico Nazi que implicaba el cumplimiento de las leyes:

Defensor.- ¿Tenía usted también que seleccionar enfermos que habían de ser liquidados? Testigo 3.- Sobre la cantidad total exigida carecía yo de toda influencia. Era fijada por la administración del campo. Sin embargo, tenía la posibilidad de confeccionar las listas.

Así percibe Peter Weiss en su obra de teatro La indagación la suspensión de la moral en la Alemania Nazi. Warwick Funnell (1998, p. 437), siguiendo a Zygmunt Bauman (2008), señala cómo la racionalidad desplaza del escenario social a la moral. Las acciones de las estructuras burocráticas no son evaluadas en términos de su moralidad, sino por su racionalidad. Esta disyuntiva moderna entre moralidad y racionalidad ha hecho posible que la contabilidad y los contables se sitúen en un escenario que no ha viabilizado la evaluación de sus responsabilidades. Así, Funnell (1998, p. 438) afirma:

[...] the portrayal of accounting and accountants as socially blameless and accounting as solely a rational technology geared to ends means relationships that is able to escape moral reckonings.

La visibilización de la contabilidad como una racionalidad de cálculo no hace posible que de ella partan cuestionamientos morales (Funnell, 1998; Gómez, 2003). La contabilidad y su racionalidad calculadora logran sustituir la dimensión simbólica de la condición humana por los números, al situar en el terreno de lo no visible la tragedia humana:

Testigo 9.- [...] Tuvimos que desnudarnos y ponernos en el pasillo. Vi cómo el escribiente ponía una cruz junto a mi nombre en la lista. En los papeles ya estaba muerto [...]

Siguiendo con la obra de Peter Weiss, resulta posible evidenciar cómo la racionalidad que sigue la contabilidad, por ejemplo, la agregación contable entre otras dinámicas asociadas a este tipo de procesos, constituye una forma de deshumanización. Bauman (2008) considera que son las tecnologías de gobierno las que contribuyeron a la eficiencia de los Lager: el exterminio masivo de seres humanos. En tal sentido, si bien la contabilidad en su versión hegemónica se acentúa sobre un discurso científico (Gómez, 2003) por medio del cual procura asegurar la representación objetiva y neutral de la realidad, su discurso se produce en la dinámica social y, por tanto, está influido por los valores que en ella toman lugar de manera legítima. Así, la contabilidad puede ser comprendida a partir del tipo de valores que promueve (por ejemplo, la eficiencia) y del terreno moral en el que busca acentuar la legitimidad de su discurso. Por tanto, el discurso contable puede privilegiar algunos valores y excluir otros; por ejemplo, las consideraciones que desde el discurso contable en la versión de la Corriente Principal de investigación contable se hace en torno a la eficiencia económica y el crecimiento del capital. De este modo, instalar la discusión de la contabilidad como práctica social (Gómez, 2003; Funnell, 1998; de Mendonça-Neto, Lopes-Cardoso, Riccio & Gramacho-Sakata, 2008) supone la revisión, por un lado, de su impacto en el terreno moral y, por el otro, de las influencias que los valores hegemónicos tienen en su praxis. Con esta mirada, la contabilidad se convierte en un agente activo de la estructura social.

En consecuencia, al pasar a revisión la concepción dominante de la contabilidad se ponen en evidencia, precisamente, las cualidades instrumentales determinantes que en ella subyacen y que condujeron, para el caso de la Alemania Nazi, a la desaparición y extermino de masas enteras de seres humanos:

[...] the aggregation, reductionism and anonymity of accounting numbers allowed the forced movement of millions of people great distances from their homes to be drained of any considerations that would imply that the numbers and costings on the pieces of paper that were passed from one bureaucrat to the next related to prescient human beings (Funnell, 1998, p. 437).

La operación a distancia que se hace posible con los cálculos contables (la burocracia sin rostro y anónima), sitúa a los preparadores de la información en un terreno que hace difícil la pregunta por la moral.7 En otras palabras, la contabilidad permitió un control a distancia, necesario para la eficiencia del exterminio. Los números usados en el proceso de deshumanización en los Lager, procuraban ocultar el horror que significaba aquello que el hombre ha sido capaz de hacer con el hombre; dicho de otro modo, el valor de los números para el aparato burocrático nazi hacía posible desplazar la discusión moral en procura de una valoración de la racionalidad que allí se busca: la eficiencia para llevar a cabo la Solución Final.

La mirada sobre lo inhumano que produce la contabilidad (anexo 1), toma lugar al objetivar, a partir del uso de los números, la dimensión simbólica del ser humano, la que cosifica y homogeneiza al diluir sus cualidades individuales (nombre, historia, etc.). Por tanto, permite su administración en términos de su utilidad.

Cuando el objeto pierde su utilidad, puede ser sustituido, eliminado o exterminado. En este terreno se constata a la contabilidad como fabricadora de una realidad que no existía previamente y que ahora puede ser administrada: la del hombre reducido a un número. Admitir entonces que la contabilidad, en su versión dominante, produce sin ningún reparo un relato sobre la crueldad del hombre sobre el hombre, permite matizar la idea acerca de que la contabilidad es una práctica social a-moral e inhumana al homogeneizar y cosificar lo humano apenas como representación de una realidad metrizable, controlable y administrable. El relato contable no se detuvo ni mucho menos se condolió, mientras la versión humana de la burocracia en la Alemania Nazi, lenta y sistemáticamente, logró hacer desaparecer del hombre su condición de humanidad:

Testigo 3.- Cuando los presos salían del calabozo tenían que dejar sus ropas en el lavabo o en el pasillo. Les escribían sus números en el pecho, con un lápiz de anilina humedecido. El preso que trabajaba de escribiente los examinaba y tachaba de la lista los números de los que eran llevados al patio.

Conclusiones provisionales

Los párrafos anteriores procuraron hacer visible el rol que cumple la visión dominante de la contabilidad. La dimensión simbólica del hombre tiene ocurrencia en la medida en que se produzca el sujeto que se oculta tras el sujeto del lenguaje, es decir, el sujeto que aparece como efecto de lenguaje. En consecuencia, y con base en las representaciones literarias del proceso de "desvanecimiento de la condición humana" y "representación contable de lo inhumano" consignadas en el anexo 1, de manera provisional, se puede sostener que la contabilidad participa de manera activa en la producción de un relato que deshumaniza a los hombres al re-significarlos apenas como números. Y lo que la contabilidad hace visible resulta posible de administrar, eliminar o exterminar. Este podría ser el proceso mediante el cual la contabilidad, y los procesos inherentes a ella, logran la destrucción de la dimensión simbólica de la condición humana: la tornan mercancía, por tanto, lo humano se vuelve anónimo y puede ser suprimido dependiendo de los grados de utilidad que le revistan. Los números juegan un papel importante. El numerar —y como consecuencia suya destruir el nombrar— es el primer paso para la destrucción de la dimensión simbólica de la condición humana. Y este paso lo da la contabilidad.

La contabilidad inhumana, o lo que Funnell (1998) denomina 'macabre accounting', pone en evidencia una moral que cede su lugar a la racionalidad. Sin el papel que jugaron los contadores y la contabilidad, la burocracia nazi no habría podido apropiarse de los bienes de los judíos y desplazarlos, por el sistema ferroviario, hacia los campos de concentración (Funnell, 1998), donde tuvo lugar su transformación como números y, por tanto, la borradura de su dimensión simbólica:

En el silencio, no del nombre que calla y se mantiene en suspenso, sino en el vacío del no-nombre 'vivirán' su vida y su muerte.

Marginados del lenguaje, huérfanos de nombre [...] experimentarán 'en vida' el eterno tormento de morir (Cohen, 1999, p. 16).


Pie de página

1El trabajo de Funnell (1998) procura indagar el papel que desempeñaron la contabilidad y los contadores en el orden burocrático nazi. Siguiendo la línea argumental de Bauman, Funnell (1998) se propone demostrar que la contabilidad hizo parte del exterminio de seres humanos apresados en los Lager, al proveer la racionalidad de medios y de fines necesaria para la eficiencia de la maquinaria nazi.
2Al respecto, puede consultarse el trabajo divulgado por el Banco Mundial en 2009, en cabeza de Henri Fortin, Ana Cristina Hirata y Kit Cutler, Contabilidad y crecimiento en América Latina y el Caribe: mejorando la información financiera de las empresas para fomentar el desarrollo económico de la región. Disponible en: http://incp.org.co/Site/info/archivos/creceramerica.pdf
3Si bien hay distintas rutas para comprender lo humano, esta investigación se encamina a partir de la consideración humana en su dimensión cultural. Claude Lévi-Strauss (1985) ve en la cultura la segunda naturaleza de lo humano, siendo la primera su dimensión biológica. Así, en la perspectiva de Cyrulnik (2004), el proceso de humanización da comienzo, como ya se indicó, a partir del acceso a la palabra que viene dada por el Otro.
4El sujeto habla porque le hablan. Peter Handke ha señalado que este proceso conduce a una tortura verbal (al respecto puede verse su obra de teatro Kaspar), el sujeto no tiene otra opción más que ser hablado por el lenguaje. Samuel Beckett en El innombrable, también refiere la imposibilidad del sujeto de no hablar cuando le es dada desde afuera la palabra, cuando se le fuerza a hablar: "(...) no tengo, no tengo voz y debo hablar, es cuanto sé, a esto es a lo que hay que darle vueltas, a propósito de esto debe hablarse, con esta voz que no es la mía, pero que no puede ser más que la mía, pues aquí no hay nadie más, o si hay otros, a los cuales podría pertenecer esta voz, no llegan hasta mí, no diré nada más, no seré más claro".
5La generalidad aquí referida tiene qué ver, principalmente, con la comprensión que de la contabilidad ha elaborado la denominada corriente principal que ha permeado en buena parte la investigación contable.
6La corriente principal se ha destacado por su neutralidad valorativa, método hipotético-deductivo, realidad objetivada, prevalencia de metodologías cuantitativas, su funcionalismo y utilitarismo, entre otras características.
7El proceso de captación y representación que sigue la contabilidad, produce una brecha entre la acción y el sujeto. De tal suerte que resulta difícil el ejercicio de la evaluación moral en tanto el sujeto no está enfrentado directamente con la acción; el papel mediático de la contabilidad se devela, en buena parte, como una condición de su a-moralidad.


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