INTRODUCCIÓN
Las colecciones biológicas surgen para solventar la necesidad humana de conocer y comprender el entorno natural, mediante la manipulación y recolecta de ejemplares de diversa índole (SIMMONS & MUÑOZ-SABA, 2005). Dichas prácticas iniciaron hace más de 5000 años con los incas y egipcios quienes preservaban, debido a su valor cultural, tanto a seres humanos como animales a través de técnicas utilizadas actualmente (BRIER, 1998; SIMMONS & MUÑOZ-SABA, 2005). En épocas más recientes, el origen de los primeros museos de historia natural como los conocemos en la actualidad se sitúa en el siglo XVIII (SIMMONS & MUÑOZ-SABA, 2005). Aunque en principio los museos eran considerados espacios destinados al almacenamiento y conservación de piezas de carácter histórico, natural o ambos, sin pretensión de difusión pública (BRIER, 1998; SIMMONS & MUÑOZ-SABA, 2005), a medida que aumentaba la investigación en las instituciones museísticas y en la conservación de los elementos naturales, se promovió una divulgación del conocimiento depositado en este tipo de colecciones hacia la sociedad en general. Para ello, se implementaron exposiciones con fines educativos y paralelamente se incentivó a los científicos dedicados al trabajo de recolectar ejemplares biológicos que conllevó al incremento de los especímenes depositados (RODRIGO, 2013). Así, la consolidación de las colecciones biológicas ocurrió asociada a la recolección de especímenes, su identificación y preservación, hecho que destacó la necesidad de clasificar y organizar las colecciones existentes. Sin embargo, en esta época no se consideraba aun la importancia de tener representada la variación de la naturaleza en dichas colecciones (SIMMONS & MUÑOZ-SABA, 2005), y sólo hasta el siglo XIX buscaron plasmar, de forma sistemática, la variabilidad como origen de la especiación demostrada por Darwin y Wallace (REY-FRAILE, 2011). Este hecho revolucionó la manera de recolectar, conservar, almacenar, exhibir y usar las colecciones, dándole mayor aplicación naturalista con un concepto ambiental que reflejaba la evolución biológica (SIMMONS & MUÑOZ-SABA, 2005). En principio, la información asociada a cada ejemplar era somera, sin embargo, actualmente se requiere del registro de información pertinente para cada especie, tal como lugar y momento determinado de recolecta. Con la información asociada y derivada de cada ejemplar, las colecciones permiten describir la biodiversidad pasada y actual del planeta, así como entender los eventos que la originaron, su biología, sus patrones biogeográficos y las presiones de amenaza, entre otra información (SIMMONS & MUÑOZ-SABA, 2005; DELGADILLO & GÓNGORA, 2009). Sin embargo, para que el propósito actual de las colecciones como agentes de conocimiento se perpetúe, éstas deben estar bajo una mirada de conservación preventiva (DELGADILLO & GÓNGORA, 2009).
Según SIMMONS (1999), hay cuatro principios básicos que son críticos para el cuidado y manejo adecuado de las colecciones cualquiera que sea su naturaleza: 1) La integridad de los ejemplares y los datos no pueden ser comprometidos; 2) los ejemplares no son reemplazables; 3) los ejemplares reaccionan continuamente a fluctuaciones de su ambiente, y 4) tanto los procesos, como materiales nuevos y tradicionales, deben ser evaluados constantemente para determinar cómo pueden afectar a los ejemplares antes de ser usados en las colecciones.
Con base en estos principios fundamentales, SIMMONS (1999) propuso la teoría del manejo de las colecciones biológicas que estableció la responsabilidad y función de una institución que promueve la preservación, accesibilidad y utilidad de los datos asociados. En esta teoría, el proceso de manejo involucra recomendaciones, procedimientos y prácticas políticas con respecto a la adquisición de ejemplares, definición y crecimiento de las prioridades de la colección; obtención, asignación y manejo de los recursos, así como la coordinación de los procesos de la colección con las necesidades de curación, preservación y uso de ejemplares (KOLEFF & LLORENTE-BOUSQUETS, 1999).
A nivel local, el departamento de Caldas obtuvo su primera colección biológica en 1939, cuando la Comunidad Marista y el taxidermista José Lozada fundaron el Museo de Historia Natural en el Colegio de Cristo de Manizales, con material zoológico, botánico y geológico que actualmente asciende a los 1700 ejemplares (GÓMEZ, 2013). En 1976, la Universidad de Caldas organizó su colección biológica con 200 especímenes recolectados por el profesor de la institución Jesús Hernán Vélez Estrada y por Álvaro José y Rafael Negret en diferentes expediciones a lo largo del país (VÉLEZ, 1996; SALAZAR-E, 2004). En la actualidad esta colección está registrada ante el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt (IAvH, 2014), como Colección de Vertebrados e Invertebrados MHN-UCa, con el número de registro 86 (SERNA-BOTERO & RAMÍREZ-CASTAÑO, 2017).
En particular, la Colección de Mamíferos del Museo de Historia Natural de la Universidad de Caldas (MHN-UCa) está conformada por más de 1500 ejemplares de mamíferos, correspondientes a 12 órdenes, 37 familias, y 179 especies, provenientes principalmente de la región Andina del centro del país. La colección ha progresado en los últimos 15 años, debido a la labor ardua por parte de docentes, estudiantes e investigadores asociados a proyectos dentro de la Universidad de Caldas, especialmente del Departamento de Ciencias Biológicas. Debido al gran potencial y valor biológico que se encuentra alojado en la colección de mamíferos, además de la necesidad de preservación de dicho patrimonio y la información asociada, en el presente trabajo se realizó la sistematización, la actualización de la base de datos y se evaluó la condición actual de mantenimiento, con el fin de optimizar recursos para su preservación. También, se buscó consolidar la información para facilitar su difusión hacía la comunidad investigativa y en general. Además, se realizó, el mantenimiento de los especímenes que lo requerían, y se definieron los protocolos de ingreso y préstamo de ejemplares de la colección mastozoológica.
MATERIALES Y MÉTODOS
El presente trabajo se realizó en la colección de mamíferos del Museo de Historia Natural de la Universidad de Caldas (MHN-UCa), la cual cuenta con más de 1500 registros de ejemplares de mamíferos. La metodología y materiales empleados siguieron los principios de conservación preventiva (SIMMONS & MUÑOZ-SABA, 2005; MESA-RAMÍREZ & BERNAL, 2005). Como unidad de medida se analizó cada uno de los especímenes almacenados (Figura 1) en los archivadores de almacenamiento de los especímenes (Figura 2).
Actualización y sistematización de la colección de mamíferos
Para la actualización y sistematización de los mamíferos de la colección se utilizaron las claves de identificación de los Chiroptera de Sudamérica (DÍAZ et al., 2016), Rodentia (PATTON et al., 2015), Didelphimorphia, Eulipotyphla y Pilosa (GARDNER, 2008). Así mismo, la base de datos se actualizó en el programa Microsoft Excel y se siguió el estándar Darwin Core (TDWG, 2011).
Índice de salud de colecciones biológicas (ISC) y prioridades de manejo
Se utilizó el Índice de Salud de Colecciones (ISC) propuesto por McGINLEY (1993), con el propósito de realizar una apreciación del estado en que se encuentra la colección de mamíferos. Con esta información se buscó: a) proponer estrategias que optimicen los recursos para mejorar el cuidado y uso de la colección; b) clarificar metas, objetivos y prioridades; c) desarrollar sistema de monitoreo (SIMMONS & MUÑOZ-SABA, 2005).
Para el análisis del ISC se tomó como unidad de medida cada uno de los registros (especímenes) presentes en la colección mastozoológica y se les asignó un nivel entre 0 y 10 dentro de una matriz (Tabla 1). El ISC se calculó para toda la colección de mamíferos durante el segundo periodo del 2017-2018, el cual incluyó 1477 ejemplares catalogados. Los resultados obtenidos en el transcurso del periodo fueron graficados y comparados con el índice propuesto para una colección ideal (McGINLEY, 1993; SIMMONS & MUÑOZ-SABA, 2005). Para definir el perfil de la colección con base al ISC se aplicó la fórmula de McGINLEY (1993):
donde, N= Número de unidades de almacenamiento por nivel de curación; TU= Total de unidades de almacenamiento. Para la colección de mamíferos, el ISC se aplicó sumando los registros presentes en el nivel 3 con aquellos asignados entre los niveles 6 a 10 (McGINLEY, 1993); el resultado se dividió por el total de registros evaluados (n= 1477) en la colección, hasta finalizar el segundo periodo del 2017-2018.
RESULTADOS
Aunque la colección de mamíferos cuenta con más de 1550 registros a marzo de 2018, para el análisis se incluyó un total de 1477 ejemplares (preservados en seco o líquido y que se encontraban catalogados a la fecha de inicio de la presente evaluación). El orden Chiroptera es el que más representantes de especies e individuos presenta en la colección (n= 1019), seguido de Rodentia (n= 243), Didelphimorphia (n= 66), Carnivora (n= 61) y Eulipotyphla (n= 34). Las Tablas 2 y 3 resumen los órdenes, familias, subfamilias, especies y número de individuos de los mamíferos de la colección de mamíferos del MHN-UCa.
El resultado de la evaluación del Índice de Salud (ISC) para la colección de mamíferos del MHN-UCa (Figura 3) mostró que el 22,6% de los ejemplares de la colección está por debajo del nivel 5 y un 77,4% se encuentra en los niveles superiores. El nivel 0 representa un 5,3% de los ejemplares, los cuales incluyen individuos faltantes dentro de esta colección ya sea por préstamo o pérdida; teniendo en cuenta que están ingresados en la base de datos, pero no están físicamente presentes dentro de la colección. En el nivel 1 con 2,3% están los especímenes que presentaron deterioro (e.g. presencia de hongos), falta de información de etiquetas y notas de campo. Para este tipo de problemas se realizó limpieza mecánica para tratar de remover el hongo e impedir la propagación a los demás ejemplares almacenados. En el nivel 2 con 1,4%, están los especímenes que están ingresando a la colección, debido a investigaciones y proyectos de docencia, y donaciones de especímenes encontrados muertos. Este porcentaje, después de la evaluación, muestra un aumento debido a la dinámica activa de la colección. Los ejemplares que necesitan corroboración taxonómica y rescate de la información están dentro de los niveles 3 con 3,1% y corresponden a ejemplares que requieren ser almacenados y revisados por investigadores. El nivel 4, con 2,9%, son especímenes que cumplen los requerimientos para ser almacenados dentro de la colección en condiciones y almacenamiento ideales, en estantería por familias. El nivel 5 con 7,6% son especímenes que necesitaron transferencia a otro tipo de contenedor (caja) para su debido almacenamiento, algunos necesitaron revisión sistemática para corroboración a un nivel más específico. El nivel 6 con 14,8% está representado por los individuos en condiciones de almacenamiento, estándares e información de etiquetas completas, al integrar la información en la base de datos. El nivel 7 representa el 38,1%, los ejemplares de mamíferos alojados en las instalaciones presentan una organización adecuada e inventariada hasta nivel de especie (Chiroptera es el orden más organizado en este nivel) junto con sus etiquetas con información completa de localidad, coordenadas, medidas estándares, sexo, y número de libreta de campo del investigador. Los niveles del 8 y 9 no presentan un porcentaje en esta evaluación, debido a los vacíos de información de los especímenes almacenados, falta de notas de campo con respecto a su ecología, fotos e ilustraciones. El nivel 10 representa un 24,5%, que son aquellos que aparecen en publicaciones principalmente por parte de los investigadores que han recolectado y almacenado este tipo de especímenes dentro de la colección.
DISCUSIÓN
Los resultados demuestran que la colección presenta un diagnostico óptimo, ya que los niveles 0-5 representan un 22,6% del total, lo que significa que la colección es dinámica (McGINLEY, 1993). En los niveles 6-10 (77,4%) el valor obtenido, sobrepasa el 60% de los estándares ideales, sin embargo, se requiere que los datos asociados a cada ejemplar logren promover investigaciones y publicaciones, debido al valor de la diversidad que allí se aloja (SIMMONS & MUÑOZ-SABA, 2005). Estos valores cuantitativos también sirven como soporte para destacar la necesidad de administración de la colección, junto con el planteamiento de metas y logros que permitan nuevas valoraciones (CÁRDENAS-HINCAPIÉ, 2017). Por ejemplo, a futuro se podría promover y desarrollar otras políticas y prácticas útiles para mejorar el cuidado de la colección de mamíferos, incrementar su uso (como investigación juntó con sus publicaciones) y planear mejor su desarrollo para la preservación de los ejemplares. Para ello se requiere de una mayor visibilidad de los registros de la colección que actualmente se encuentra parcialmente en línea (GÓMEZ-B et al., 2017).
Entre estas actividades adicionales se requiere de la implementación del protocolo de ingreso de ejemplares, que puede garantizar la asociación de la información requerida dentro del formato de etiquetas y la base de datos. A su vez, esto permitirá establecer mejor las medidas de monitoreo para los especímenes que están ingresando, como se ha realizado para otras colecciones del Museo de Historia Natural de la Universidad de Caldas (SERNA-BOTERO & RAMÍREZ-CASTAÑO, 2017). Los protocolos de préstamo también requieren de su implementación para poder rescatar algunos ejemplares faltantes, ya que permitirán establecer los tiempos límites que los ejemplares deben de estar por fuera de la colección, apoyados en los tiempos recomendados (IAvH, 2018).
Además, el presente trabajo contribuye a completar la información cuantitativa del estado de la colección de mamíferos, ya que, para las colecciones de vertebrados del Museo de Historia Natural, sólo la de anfibios (SERNA-BOTERO & RAMÍREZCASTAÑO, 2017), cuentan con valoraciones cuantitativas. Por otra parte, las colecciones de aves y peces no cuentan aún con estudios cuantitativos por lo que se hace necesaria su evaluación. Esto con el fin de establecer objetivos de priorización para el mejoramiento y preservación, la implementación de evaluación de condiciones ideales para su conservación, los cuales por reglamento deben de cumplir todas las instituciones que salvaguardan la biodiversidad del país.
Finalmente, la representatividad de especies de mamíferos depositados en la Colección, en comparación con el último registro disponible en el Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia, SIB, del 8 de noviembre del 2017 (SOCIEDAD COLOMBIANA DE MASTOZOOLOGÍA, 2017), es del 39,28% de las 528 especies registradas nacionalmente. Sin embargo, cabe resaltar la importancia regional de la colección, que ha permitido la consolidación de la información de mamíferos para el departamento de Caldas y el Eje Cafetero (CASTAÑO, 2012). Además, la colección alberga al menos 40 ejemplares de 10 de las 58 especies endémicas registradas en el país (RAMÍREZ-CHAVES et al., 2016; RAMÍREZ-CHAVES & GÓMEZ-B., 2017). Entre estas especies se destacan la chucha mantequera Marmosops chucha para cuya descripción se revisaron tres ejemplares depositados en la colección de mamíferos del MHN-UCa (DÍAZ-NIETO & VOSS, 2016), y el tití gris Saguinus leucopus, que ha sido categorizada como En Peligro (EN) a escala global (MORALES-JIMÉNEZ et al., 2008).