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Persona y Bioética

Print version ISSN 0123-3122

pers.bioét. vol.17 no.2 Chia July/Dec. 2013

 


RESEÑA


BENEDICTO XVI HABLA SOBRE LA VIDA HUMANA Y LA ECOLOGÍA

PABLO BLANCO Y EMILIO GARCÍA SÁNCHEZ (EDS.)

Comentarios: Mons. Mario Iceta, Alfonso Martínez-Carbonell y Emilio García Sánchez. Madrid, Palabra, 2013


Tengo entre mis manos este libro cuyo título ya es sugerente. Comienza con una breve presentación realizada por los dos editores y recoge a continuación veintiún documentos de Benedicto XVI. El primero de ellos —me parece profético dado que se dirige a los jóvenes— fue pronunciado en Muelle Barangoo, Sydney (17 de julio de 2008); el último corresponde a una selección del discurso dirigido a diplomáticos en la Sala Regia (7 de enero de 2013), y no es menos esperanzador ese público. Estos documentos constituyen el corpus del trabajo y ocupan prácticamente las tres cuartas parte del libro. Puesto que cada discurso lleva el título explicativo de lo que corresponde, se favorece la lectura que puede realizarse de manera aleatoria de acuerdo con los intereses del lector. A continuación se recogen tres interesantísimos y atractivos comentarios globales de los discursos. El primero de ellos es una fundamentación antropológica realizada por el profesor Emilio García Sánchez, continúa después la fundamentación teológica y jurídica realizada por el doctor Alfonso Martínez-Carbonell y, por último, Mons. Iceta realza el texto comentando los discursos en los que Benedicto XVI se dirigió a la Pontificia Academia de la Vida (2006-2012).

La presentación enmarca e ilumina el objetivo del libro. Se afirma en ella cómo la ecología y el medioambiente no constituyen un tema más del polifacético y rico pensamiento de Benedicto XVI, puesto que sus declaraciones en estos campos no son genéricas, sino que están íntimamente vinculadas al misterio de la Creación, desde el cual, una vez más, Benedicto XVI, tal como nos tiene acostumbrados, realiza un estudio novedoso y profundo acerca del origen de la vida y muestra los fundamentos que la hacen merecedora de todo respeto.

Afirman los editores —y lo corroboramos— que nos encontramos ante un promotor mundial del respeto por la naturaleza y, en primer lugar, de la persona. Precisamente por ello advierte de las amenazas que plantean las biotecnologías cuando se desvinculan de la ética. Los autores aciertan en sus explicaciones sobre la doctrina de Benedicto XVI; queda delimitada tanto la razonabilidad de la fe como el alargamiento de la razón a través de la fe con respecto a la ética. Así, la función de la ética no es primordialmente regular, sino inspirar comportamientos, para lo que es preciso, en primer lugar, optar por una acertada concepción de la persona, por una profundización y aplicación de la ley natural —lenguaje universal del hombre— y, en consecuencia, desde esos supuestos se podrán desarrollar los principios morales/éticos de la conducta, que según los casos, conducirán a normas estrictas, a normas flexibles o a normas mínimas.

Termina la presentación señalando lo que constituyen las claves fundamentales para la ética y la bioética de las que parte Benedicto XVI para el estudio de la Ecología y el medioambiente, que se encuentran en su encíclica Caritas in veníate (2009), en el discurso con el mundo de la cultura en el College de Bernardins (2008), y con el pronunciado a los participantes en un Congreso Internacional sobre la actualidad de la Humanae vitae en su 40 aniversario (2008).

Ya se ha señalado que cada discurso de Benedicto XVI lleva el título correspondiente al tema del que trata; además, en su desarrollo se emplea cursiva para las referencias bibliográficas; a mi entender, el libro tendría una mayor agilidad si antes de cada discurso hubiera un breve resumen de su contenido e incluso del contexto cultural en el que se pronunció. Sugerencia formal y que, si se ve adecuada, puede incluirse en las próximas ediciones que no dudo se harán.

A lo largo de la lectura se aprecia cómo Benedicto XVI penetra con hondura en las verdades éticas, jurídicas, ontológicas y teológicas que constituyen los pilares sobre los que se puede reconstruir un antropología humana, capaz de responder adecuadamente a la gran pregunta sobre quién es el hombre y cómo mantener su misterio. Poéticamente, este modo de proceder me recordaba la novela del escritor Miguel Delibes, que obtuvo el premio Nadal el año 1947, cuyo título era La sombra del ciprés es alargada (esta afirmación puede ser aceptada por cualquiera que haya visto un ciprés a la luz de sol). Analógicamente, el ethos, a la luz de lo que es el hombre, muestra que descubrir, realizar y contemplar la verdad de cualquier cosa de este mundo o de otros, si los hubiera, pasa por descubrir la verdad de uno mismo. El hacer acompaña al ser, el buen hacer también está adosado al buen ser, como la sombra alargada del ciprés acompaña al esbelto ciprés. Pero volvamos al libro reseñado.

El profesor García Sánchez, al adentrarse en la fundamentación ético-antropológica (también me pregunto si no sería más correcto antropológica-ética...) parte de la constatación que tiene Benedicto XVI acerca de la grave crisis conceptual sobre la naturaleza humana, que viene siendo promovida simultáneamente por el relativismo ético y por un positivismo de corte cientificista, cuyas consecuencias en el ámbito de la bioética afectan perniciosamente a la dignidad de la persona y a la naturaleza ambiental.

Después desarrolla sus comentarios partiendo de varios supuestos clarificadores: La crisis moderna de la naturaleza —el hombre que no quiere ser hombre—; La era tecnológica y el cientificismo positivista —adiós a la brújula ética—; La crisis ecológica: explotad la tierra; la gran fractura bioética; Sexualidad sin procreación / reproducción sin sexualidad. En cada uno de estos supuestos muestra lo que se plantea Benedicto XVI y cómo lo resuelve. El lenguaje del doctor Emilio García es claro, por lo que la lectura te conduce al interés por volver a releer a Benedicto XVI y a buscar nuevos caminos en la ciencia. Realmente no es sencillo deslindar la racionalidad humana de la racionalidad de la ciencia, pero no se puede atribuir a la ciencia la tarea de tratar problemas para los que no tiene instrumentos conceptuales y métodos adecuados, que son las cuestiones relacionadas con el sentido y con el significado, por tanto, las que corresponden a lo esencial del ser.

El profesor Alfonso Martínez-Carbonell parte de un supuesto clave: los conflictos éticos que están planteando actualmente el progreso científico y en particular las ciencias biomédicas no solo afectan principios básicos que se derivan de la ética médica elemental, sino que interfieren a su vez con los fundamentos teológicos y jurídicos desde los que se extraen conocimientos fundamentales que resultan determinantes para proteger la inviolable dignidad de la vida humana. Y señala cómo para Benedicto XVI resultan especialmente relevantes las verdades teológicas y jurídicas referentes a la vida. Continúa con el estudio de los discursos desglosando los siguientes aspectos: la sacralidad de la vida humana, el hombre Imago Dei; diálogo fe y razón en el ámbito bioético; y, por último, incide en los fundamentos jurídicos de la dignidad humana.

Una de las conclusiones a las que llega, basada en gran parte en Dignitas personae, en Caritas in veritate, es que cuanto mayor número de Estados incorporen en sus políticas una visión natural del derecho, más asequible será promover los derechos fundamentales humanos, comenzando por el primero de ellos, el derecho inviolable de toda persona a la vida, y así será también más fácil asegurar el porvenir de la humanidad.

Monseñor Mario Iceta comenta, tal como se ha señalado, una serie de discursos específicos, los que Benedicto XVI ha pronunciado a los académicos de la Pontificia Academia de la vida, y opta por realizar su estudio no de un modo cronológico, sino temático, hecho que centra este contenido. Los temas pilares que de ahí surgen son los siguientes: El derecho a la vida y la dignidad de la conciencia; Bioética y ley moral natural; Genoma humano y genética; El embrión humano en la fase de implantación; Diagnóstico y terapia de la infertilidad; El síndrome posaborto; Los bancos de cordón umbilical; Orientaciones éticas y operativas para el manejo del enfermo incurable o en situación terminal.

Todo ello nos confirma una vez más que, en el campo de la Bioética, Benedicto XVI incidió con su magisterio tanto en las cuestiones fundamentales como en las particulares desde las primeras etapas de la vida hasta sus compases finales.

Como resumen, en mi caso, y tras el conocimiento de este libro, acudo al poeta "Quien ha pensado lo más profundo, ama lo más alto"... esa es la inteligencia de la caridad que impregna el magisterio de Benedicto XVI también en el ámbito de la ética y de la bioética; es cierto que en todos los campos de esta ciencia y de sus aplicaciones —ser, deber ser, valorar— los grandes problemas nunca están resueltos de una vez por todas, pero contamos aquí con un valioso material que ayudará indudablemente a seguir luchando por el triunfo de la unidad, de la coordinación, del entronque. Por la superación de las diversidades en el íntimo fluir de lo permanente.

Enhorabuena a estos autores por la audacia humana y el rigor intelectual con el que han aprovechado el magisterio tan sólido de Benedicto XVI en el campo de la Ética y de la Bioética, y particularmente ante la vida humana y la ecología.

Reseña de:
Gloria Ma Tomás y Garrido
Catedrática honoraria de Bioética
Granada, 2 de mayo de 2013


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