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Persona y Bioética

versión impresa ISSN 0123-3122versión On-line ISSN 2027-5382

pers.bioét. vol.25 no.2 Chia jul./dic. 2021  Epub 06-Jun-2022

https://doi.org/10.5294/pebi.2021.25.2.8 

ARTÍCULO DE REFLEXIÓN

Cuidado e inteligencia artificial: una reflexión necesaria

CARE AND ARTIFICIAL INTELLIGENCE: A NECESSARY REFLECTION

CUIDADO E INTELIGÊNCIA ARTIFICIAL: UNA REFLEXIÓN NECESARIA

María Soledad Paladino1 
http://orcid.org/0000-0002-5640-734X

1 Universidad Austral, Argentina. spaladino@austral.edu.ar


Resumen

La enfermería no es ajena al cambio revolucionario que supone la introducción de la inteligencia artificial en el cuidado de la salud. A principios de 2021 se publicaron las conclusiones del think-tank internacional sobre la inteligencia artificial y la enfermería, en las que se reconoce la relevancia del uso de dichas tecnologías para aumentar y extender las posibilidades de esta disciplina, entre ellas, el cuidado. Una valoración ponderada acerca del acierto de estas conclusiones exige, necesariamente, una reflexión epistemológica sobre el cuidado. En el presente artículo reflexionaremos sobre la incidencia de la inteligencia artificial en el cuidado de enfermería desde la perspectiva de la ética del cuidado y a la luz de los principales aportes de Samaritanus Bonus.

Palabras clave (Fuente DeCS): Inteligencia artificial; robótica; enfermería; teoría de enfermería; ética

Abstract

Nursing is no stranger to the revolutionary change brought about by the introduction of artificial intelligence in health care. At the beginning of 2021, the international think-tank on artificial intelligence and nursing published its conclusions, recognizing the relevance of these technologies to increase and extend the capacities of this discipline, including care. A weighted assessment of the correctness of these conclusions necessarily requires an epistemological reflection on care. This article considers the impact of artificial intelligence on nursing care from the ethics of care in light of the main contributions of the Samaritanus Bonus.

Key words (Source DeCS): Artificial intelligence; robotics; nursing; nursing theory; ethics

Resumo

A enfermagem não está alheia à mudança revolucionária que a introdução da inteligência artificial no cuidado da saúde implica. No início de 2021, foram publicadas as conclusões do think-tank internacional sobre a inteligência artificial e a enfermagem, nas quais é reconhecida a relevância do uso dessas tecnologias para aumentar e ampliar as capacidades dessa disciplina, entre elas, o cuidado. Uma avaliação ponderada sobre a assertividade dessas conclusões exige, necessariamente, uma reflexão epistemológica acerca do cuidado. Neste artigo, refletimos sobre a incidência da inteligência artificial no cuidado de enfermagem sob a perspectiva da ética do cuidado e à luz das principais contribuições do Samaritanus Bonus.

Palavras-chave (Fonte DeCS): Inteligência artificial; robótica; enfermagem; teoria de enfermagem; ética

INTRODUCCIÓN

El reciente documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Samaritanus Bonus, tiene un doble objetivo. Por una parte, recordar las enseñanzas del magisterio de la Iglesia concernientes a la protección de la vida en la fase crítica y terminal y, por otro, ofrecer una reflexión sobre el cuidado a la luz de la fe cual fundamento de la cultura del cuidado. En efecto, la cultura de la muerte -diagnosticada por san Juan Pablo II, reconocida por Benedicto XVI como dictadura del relativismo y desenmascarada por Francisco como cultura del descarte- constituye una real amenaza a la protección incondicional que exige la vida humana. En este contexto, el cuidado se presenta como una vocación orientada a defender y acompañar el misterio de la vida. Resulta de particular interés considerar que este documento pone al centro de su reflexión la dimensión espiritual del cuidado como clave fundamental para custodiar la vida vulnerable. Más aun, señala que la dimensión espiritual del cuidado debe ser una prioridad de los agentes sanitarios y que, por tanto, debe volver a entrar en los recorridos formativos académicos de todos los profesionales de la salud.

DESARROLLO

El documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Samaritanus Bonus, sobre el cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida 1, invita a reflexionar sobre la figura del buen samaritano. El samaritano que cuida las heridas y el dolor con "el aceite del consuelo y el vino de la esperanza" es figura que ilumina el profundo significado antropológico del cuidado. Como pone en evidencia el documento, el oscurecimiento de ciertos bienes como el valor de la vida humana en la enfermedad, el sentido del sufrimiento y el significado del tiempo que precede a la muerte interpela directamente la esencia misma del cuidado, la cual comprende la integridad de la persona. En efecto, afirma el documento,

A cada agente sanitario le ha sido confiada la misión de una fiel custodia de la vida humana [...] a través de un proceso de asistencia que sea capaz de regenerar en cada paciente el sentido profundo de su existencia (y resignificar el acontecimiento mismo de la muerte) cuando viene marcada por el sufrimiento y la enfermedad. 1

De este modo, se constata que el horizonte antropológico y moral del cuidado es más amplio que la simple curación, porque también cuando la curación es imposible, el acompañamiento de enfermería, psicológico y espiritual se revela como un deber ineludible, como reconoce el documento magisterial. Lo contrario constituiría un abandono inhumano del enfermo.

El programa del buen samaritano es un "corazón que ve". Sostenido por la compasión como disposición moral fundamental, el "corazón que ve" conlleva una mirada contemplativa capaz de penetrar en la dimensión espiritual del hombre. Samaritanus Bonus, al tiempo que reconoce el cuidado espiritual del paciente como una prioridad para los agentes sanitarios, subraya su íntima relación con la pregunta por el sentido, despertada por el sufrimiento, en continuidad con el pensamiento de varios autores contemporáneos. Por ejemplo, Robert Spaemann escribe: "Allí donde no se acierta a integrar una determinada situación dentro de un contexto de sentido, allí comienza el sufrimiento" 2. Por su parte, Ricardo Yepes Stork distingue entre el dolor del cuerpo y el dolor moral: mientras que el primero es susceptible de ser alcanzado con la terapéutica, el segundo puede desenfocar por completo la explicación del sentido de la vida 3. En la carta apostólica Salvifici doloris, san Juan Pablo II también distingue entre sufrimiento físico y moral, este último de tipo espiritual. "El sufrimiento -afirma-parece pertenecer a la trascendencia del hombre; es uno de esos puntos en los que el hombre está en cierto sentido 'destinado' a superarse a sí mismo, y de manera misteriosa es llamado a hacerlo" 4. Un aporte valioso de Samaritanus Bonus es evidenciar que el sufrimiento transforma la vida en una pregunta por el sentido: el hombre no vive el dolor solamente como un hecho biológico que se gestiona para hacerlo soportable, sino como el misterio de la vulnerabilidad humana.

El documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe reconoce la condición humana de vulnerabilidad -marcada por la finitud y el límite-, como el fundamento antropológico de la cultura del cuidado. Actualmente, son varios los filósofos que reconocen el carácter multidimensional de esta condición humana. Francesc Torralba, por ejemplo, distingue vulnerabilidad psicosomática, social y espiritual 5. En la misma línea se sitúa Alfredo Marcos para quien la vulnerabilidad espiritual consiste en la pérdida del sentido de la vida 6.

Este marco antropológico es solidario con la comprensión del cuidado como relación interpersonal, tal como sostiene el enfoque personalista de la ética del cuidado desarrollada por Vanlaere y Gastmans 7. En efecto, son precisamente las necesidades reales de la persona, dada su vulnerabilidad multidimensional, las que configuran el cuidado de enfermería y lo transforman en una praxis moral 8. Reconocer la relevancia de la relación interpersonal en el cuidado es a lo que la figura del samaritano invita. Cuidar las heridas y el dolor con "el aceite del consuelo y el vino de la esperanza", implica hacerse cargo de la dimensión espiritual de la existencia, es decir, de la pregunta por el sentido de la vida desafiado por el sufrimiento, interrogante que, como reconoce Samaritanus Bonus, encuentra respuesta definitiva en la esperanza cristiana. En efecto, el dolor es existencialmente soportable solo donde existe una mirada sobre el presente capaz de llenarlo de significado.

La inteligencia artificial aplicada al ámbito de la salud supone una verdadera revolución al punto de que hay quienes no dudan en afirmar que esta transformará en gran medida el futuro del cuidado de la salud 9. La profesión de Enfermería no es ajena a dicha revolución. En efecto, las diversas aplicaciones de la inteligencia artificial al ámbito de la enfermería suponen un gran impacto en el ejercicio de la profesión. Entre ellas cabe destacar: las tecnologías de reconocimiento de voz que aceleran la elaboración de la documentación 10; las tecnologías para identificar los pacientes con antecedentes de caídas o trastornos por uso de drogas y alcohol 11,12; las tecnologías para apoyar la planificación de la atención y detección de riesgos. De manera similar, el Machine Learning y, más específicamente el Deep Learning, es empleado para predecir la sensación de dolor y el deterioro físico en condiciones agudas críticas 13. Las tecnologías de inteligencia artificial contribuyen también a integrar diversos tipos de datos relevantes (genómicos, sociodemográficos), lo que facilita el acierto en la toma de decisiones y mejora la organización de los tratamientos 14.

Mención especial merece el área dedicada a la robótica, ampliamente desarrollada en el ámbito de la enfermería hospitalaria. Ejemplo paradigmático es el de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Duke la cual, en asocio con la Escuela de Ingeniería, consiguió participar en la fabricación de un robot humanoide capaz de ser entrenado para realizar 23 tareas diferentes 15. Cabe mencionar también a los robots automáticos dispensadores de medicación (automated dispensing robots)16; los robots de asistencia física (physical-assistive robotics); Clara Robot 17, y los robots de asistencia social que dan soporte a niños y ancianos, y confort a pacientes en el fin de vida 18.

Un hito significativo en lo que respecta a la inteligencia artificial y la enfermería son las conclusiones emanadas por el think-tank internacional del "Nursing and Artificial Intelligence Leadership Collaborative", celebrado en 2019 19. En dicha reunión se identificaron tres prioridades para la profesión de Enfermería. La más significativa de ellas reza:

Las enfermeras deben participar en todas las etapas de la inteligencia artificial, es decir, desde el desarrollo hasta la implementación. Además, deben adoptar un rol conductor para determinar qué aspectos de la atención de enfermería se pueden delegar, así como ser actores claves en la introducción de dichas tecnologías en el sistema de salud.

La conclusión del think-tank, que contó con la presencia de 19 participantes de diversas áreas disciplinares, no deja lugar a dudas: las tecnologías de inteligencia artificial cambiarán la profesión gracias a la potencialidad de dichas tecnologías para aumentar y extender las posibilidades de la enfermería. En efecto, se estima que las interacciones entre la práctica de la disciplina y las tecnologías de inteligencia artificial darán lugar a nuevos roles de enfermería, mejoras en la calidad de atención y nuevos flujos de trabajo 20, al tiempo que se reducen costos. Es posible afirmar, por tanto, que "la disciplina de enfermería enfrenta cambios paradigmáticos relacionados con la tecnología digital" 21.

Locsin, por ejemplo, propone un paradigma de enfermería conocido como Theory of Technological Competency as Caring in Nursing. Para este autor, la enfermería es el mejor ejemplo de la coexistencia entre la tecnología y el cuidado. En consecuencia, en dicho paradigma el cuidado es teorizado como una relación aumentada por los beneficios de la tecnología 22,23. En una línea similar se sitúa Tanioka, quien propone el paradigma TETRON (Transactive Relationship Theory of Nursing)24. TETRON se presenta como una teoría de enfermería centrada en la relación entre los robots de enfermería humanoides (humanoid nursing robots - HNR, o máquinas inteligentes) y las personas humanas. Al igual que Locisn, Tanioka sostiene que tanto la práctica de la disciplina como el cuidado son susceptibles de ser potenciados por los humanoides de enfermería. En efecto, dichos humanoides pueden ser delegados para "estar con", "escuchar" y "tocar suavemente", así como para apoyar otras prácticas de cuidado programadas en su sistema. De aquí el reconocimiento de la necesidad de que tales máquinas inteligentes estén equipadas con la funcionalidad para reconocer y responder a las expresiones emocionales de las personas.

Sorprendentemente, en esta atmósfera de optimismo tecnológico emerge un interrogante fundamental: ¿cómo puede la práctica de la enfermería seguir siendo relevante? Dado que existe un amplio consenso acerca de que las tecnologías de Inteligencia Artificial no reemplazarán completamente a las enfermeras, hay quienes proponen que la enfermería reflexione y participe activamente en la decisión sobre qué aspectos de su práctica pueden delegarse a la tecnología y cuáles no 25.

Ahora bien, semejante decisión no puede ser ajena a una reflexión sobre la ontología de la enfermería so pena de incurrir en una posición funcionalista. En efecto, el escenario de la práctica de la enfermería marcado por la presencia cada vez más protagónica de las tecnologías de inteligencia artificial, despierta el interrogante sobre el impacto de dichas tecnologías en la esencia misma de la enfermería, esto es, en la relación enfermera-paciente orientada hacia el cuidado de la persona. Como reconocen los principales teóricos, la enfermería no es una mera suma de tareas, esta implica cuidar. La respuesta al interrogante planteado no es ajena por tanto al paradigma de enfermería, es decir, a cómo esta se define y comprende y de modo particular, el cuidado. Como reconoce Jean Watson, "la aprehensión del cuidado es complicada especialmente cuando la cultura biotecnológica dominante tiende a centrarse en indicadores externos de tratamiento y curación. El cuidado a menudo permanece en un segundo plano" 26.

La reflexión ético-filosófica desarrollada por C. Gastmans concibe la ontología de la enfermería como una práctica moral. Como toda acción moral, la práctica de la disciplina tiene un intrínseco carácter teleológico cuyo fin es el buen cuidado (goodcare). El cuidado, por tanto, constituye un concepto normativo fundacional de la ética de la enfermería. Si el buen cuidado (goodcare) constituye el telos de la Enfermería, el comportamiento cuidadoso (caring behaviour) y la relación de cuidado (caring relationship) son los pilares de su práctica moral. Como afirman Gastmans et al., "la Enfermería obtiene su identidad específica no sólo del conjunto de tareas que realiza, sino también de la forma en que se compromete con el proceso de cuidado" 27 . En efecto, el comportamiento cuidadoso (caring behaviour) exige la integración de actitudes morales virtuosas con la competencia y expertise técnica dado que tal comportamiento tiene lugar en el marco de una relación humana (caring relationship).

Como acertadamente observa Gastmans, la reflexión ética sobre el cuidado presupone y se apoya en una determinada comprensión antropológica. El enfoque personalista de la ética del cuidado reconoce la vulnerabilidad como condición constitutiva del ser humano, y es precisamente el reconocimiento de dicha condición humana lo que transforma el cuidado de enfermería en una praxis moral 8. En consecuencia, la esencia de la ética del cuidado es brindar atención en respuesta a la vulnerabilidad con el fin de mantener, proteger y promover la dignidad humana. La esencia del cuidado es, por tanto, una respuesta a la vulnerabilidad multidimensional comprehensiva de todas las dimensiones de la persona: física, relacional, moral, social y espiritual, esta última relacionada con la apertura a la trascendencia propia del ser humano y la pregunta por el sentido de la vida.

En su reciente estudio sobre la epistemología de las profesiones de cuidado, Marta Bertolaso explica que, por su propia naturaleza, el cuidado es particular puesto que se dirige a una persona concreta entendida esta como una unidad narrativa resultante de la amalgama de tres dimensiones: funcional, histórica y contextual 28 . En consecuencia, la relación de cuidado toca a la persona en su totalidad puesto que implica hacerse cargo, no solo de la disfuncionalidad biológica, sino también de las circunstancias contextuales constitutivas de la propia identidad histórica, las cuales dan razón de la experiencia vivida de la enfermedad. En contraste con la perspectiva de la tercera persona, esto es, del cuidado orientado hacia la enfermedad, la perspectiva de la primera persona centrada en el enfermo se revela valiosa para aprehender la experiencia vivida de la enfermedad, esto es, aprehender su impacto existencial. En este contexto, la experiencia vivida de la enfermedad se presenta como una epifanía vital de la vulnerabilidad del ser en la cual aflora la demanda de ayuda, esto es, la apertura al otro en términos de necesidad vital 29.

Es precisamente la incapacidad de hacerse cargo de la experiencia vivida de la enfermedad uno de los principales límites del uso de la inteligencia artificial en el cuidado de enfermería, puesto que los datos fácticos y cuantificables por sí solos no dan acceso a la situación real-existencial del paciente. En efecto, como afirman Chin-Yee y Upshur, "los enfoques estadísticos basados en datos miden una multitud de variables, pero no logran captar la comprensión contextual en la que estas variables ocurren. Factores contextuales importantes y a menudo dominantes como las circunstancias sociales del paciente, no se cuantifican ni incorporan en estos modelos" 30. La complejidad del fenómeno de la enfermedad no puede, por tanto, reducirse a variables cuantitativas y mesurables, y, en consecuencia, a la lógica del algoritmo de inteligencia artificial: el dato es solo una parte de la realidad. Esto explica por qué la aprehensión de la experiencia vivida de la enfermedad se retiene necesaria del buen cuidado (goodcare). El profesional de enfermería tomará decisiones razonables y éticas en la medida en que tenga en cuenta la totalidad de la persona, la cual comprende factores contextuales como las emociones, las creencias religiosas, las preferencias personales del paciente y, de modo particular, el horizonte de sentido propio de la dimensión espiritual humana.

Desde el momento en que el cuidado se comprende como una respuesta a la vulnerabilidad multidimensional escapa, por su propia naturaleza, al paradigma reductivo del arte técnico o poiético. En efecto, el cuidado es una categoría moral que considera al paciente como sujeto intrínsecamente valioso en un encuentro entre agentes morales (caring relationship). Se vislumbra así la relevancia antropológica del amor en la relación de cuidado. Como acertadamente observa Yepes, cuidar es un modo de amar 3. En la misma línea se sitúa J. Watson: "Todo el reino de las relaciones humanas [...] puede estar ligado al cuidado y la compasión, al ágape y al amor universal (caritas) como la base y medida de las auténticas relaciones de cuidado" 26. Este es precisamente el núcleo fundamental de Samaritanus Bonus. La figura del buen samaritano es una llamada a testimoniar el amor en el sufrimiento: "aquellos que 'están' alrededor del enfermo -afirma el reciente documento- son signo viviente de [...] aquella íntima disponibilidad al amor, que permite al que sufre reconocer sobre él una mirada humana capaz de volver a dar sentido al tiempo de la enfermedad".

La imposibilidad de amar y, por tanto, de abrir hendiduras luminosas de esperanza en el corazón del que sufre, es un límite innegable al uso de la inteligencia artificial en el cuidado de enfermería. En esta línea resulta interesante la distinción entre cuidar con minúscula y Cuidar con mayúscula propuesta recientemente por Barón y Sanz:

... cuidar es una suma de cuidados. Cuidar supone algo tan inconcreto como asistir, atender y prestar apoyo y, a la vez, algo tan preciso como [...] cubrir la base de la pirámide jerárquica de necesidades que propuso Maslow. Cada uno de estos cuidados tiene valor instrumental para preservar y promover la dignidad. Sin embargo, el cuidado con mayúsculas, el Cuidado, es decir, el cuidado esencial es el que sí se puede considerar como un fin en sí mismo porque supone el ethos fundamental de lo humano. 31

Con esto, podemos concluir con los autores que el cuidado esencial no es tecnificable, es decir, no puede sustituirse por algoritmos o por robots, aunque las manos mecánicas de las máquinas sean más baratas y eficientes que las de un profesional comprometido. La tecnología podrá ayudar a los cuidados instrumentales, pero no puede dar una respuesta a la pregunta por el sentido que la enfermedad y el sufrimiento suscitan. Al respecto, es interesante la distinción propuesta por Fishel Szlajen entre sintaxis y semántica. Mientras que el algoritmo se limita al procesamiento de símbolos (sintaxis o gramática), el hombre posee capacidad semántica puesto que es capaz de darse cuenta de los significados de aquellos símbolos 32. La inteligencia artificial no puede, por tanto, sustituir al cuidado esencial o buen cuidado el cual, como categoría moral, consiste en amar. Como afirma Samaritanus Bonus, el amor es la esperanza que resiste a la desesperación porque es en la experiencia de sentirse amado donde toda vida humana encuentra su justificación.

CONCLUSIONES

A lo largo de estas páginas se ha trazado un camino para reflexionar sobre el uso de las tecnologías de inteligencia artificial en el cuidado de enfermería desde la ética del cuidado y la figura del buen samaritano. En efecto, la presencia cada vez más protagónica de dichas tecnologías en el ámbito del cuidado de la salud y en la profesión de enfermería despierta el interrogante sobre el impacto de estas en la esencia misma de la enfermería, es decir, en la relación enfermera-paciente orientada hacia el cuidado de la persona.

El programa del buen samaritano -"el corazón que ve"- es una invitación a penetrar por la compasión en la dimensión espiritual del hombre que sufre a causa de la enfermedad y, a través de un cuidado amoroso, abrir hendiduras luminosas de esperanza capaces de llenar de sentido el sufrimiento. Comprender el cuidado como relación interpersonal orientada a dar respuesta a la vulnerabilidad multidimensional permite concluir que el cuidado escapa, por su propia naturaleza, al paradigma del arte técnico.

Samaritanus Bonus reconoce la necesidad de que la asistencia espiritual vuelva a entrar en los recorridos formativos académicos de todos los agentes sanitarios. Solo así podrá superarse el paradigma de la tercera persona cada vez más tecnologizado, y consolidarse una cultura del cuidado que acompañe y defienda el misterio de la vida en todas sus fases. A enfermería le toca especialmente testimoniar que el Cuidado -con mayúscula- no se puede digitalizar porque comprende intrínsecamente la dimensión espiritual de la persona humana.

Referencias

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PARA CITAR ESTE ARTÍCULO / TO REFERENCE THIS ARTICLE / PARA CITAR ESTE ARTIGO: Paladino MS. Cuidado e inteligencia artificial: una reflexión necesaria. Pers Bioet. 2021; 25(2):e2528. DOI: https://doi.org/10.5294/pebi.2021.25.2.8

Recibido: 25 de Octubre de 2021; Revisado: 01 de Febrero de 2022; Aprobado: 01 de Febrero de 2022

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