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Íkala, Revista de Lenguaje y Cultura

Print version ISSN 0123-3432

Íkala vol.18 no.2 Medellín May/Aug. 2013

 

EMPIRICAL STUDIES

 

VARIACIÓN EN LOS MARCADORES DEL DISCURSO EN EL HABLA DE BUCARAMANGA, COLOMBIA

 

VARIATION IN DISCOURSE MARKERS IN THE SPEECH OF BUCARAMANGA, COLOMBIA

 

 

Luz Mary Rincón*

College of Liberal Arts and Education, Texas A&M University-Texarkana, Texas. Mailing address: 7100 University Avenue, Texarkana, TX 75503. E-mail: lrincon@tamut.edu.co

 

Received: 2012-10-28/ Reviewed: 2013-02-14 / Accepted: 2013-05-01 / Published: 2013-08-01

 

How to reference this article: Rincón, L. (2013). Variación en los marcadores del discurso en el habla de Bucaramanga. Íkala, revista de lenguaje y cultura, 18(2), 17–35.

 


RESUMEN

Una aproximación sociolingüística al estudio de los marcadores del discurso en el habla de la ciudad de Bucaramanga (Colombia) muestra la correlación entre el uso de dichas unidades y el factor edad. Un estudio que tuvo como enfoque analizar el uso de los marcadores en la narrativa oral realizado en el año 2002 concluyó que pues y o sea eran preferidos en el discurso oral de la población joven bumanguesa, mientras que entonces identificaba a la población mayor de edad. El segmento de edad media se mostró como un grupo en transición que alternaba el uso de estas tres unidades. Datos obtenidos en el año 2011 apuntan al reanálisis del sistema de marcadores entre el grupo generacional joven quien favorece el uso de entonces y en menor proporción de pues. Expresiones discursivas que caracterizaban a este grupo generacional como o sea y la coletilla interrogativa ¿bueno? no aparecen en el corpus reciente. La variabilidad de los marcadores en el discurso oral del bumangués corrobora el dinamismo de la lengua y la importancia de los factores sociolingüísticos como causante de este proceso.

Palabras clave: sociolingüística, marcadores del discurso, variación, clase social, español de Colombia, análisis del discurso


ABSTRACT

A linguistic approach to the study of discourse markers in the speech of the city of Bucaramanga (Colombia) shows a direct correlation between the use of such linguistic units and the age of the speaker. A 2002 study concluded that the younger population preferred markers such as pues (roughly meaning well or so) and o sea (that is), while entonces (then) identified the older group. The middle-aged speakers showed similar rates of preference in the use of both markers. A second study conducted in the year 2011 demonstrated that this speech community was reanalyzing the system of discourse markers. The younger population seemed to favor the use of entonces and pues, and to display a tendency towards the abandonment of expressions such as o sea and the interrogative tag ¿bueno? (place marker to confirm understanding) that identified this group at the beginning of the decade. The variation of discourse markers shows the dynamism of language and the importance of sociolinguistic factors as the trigger of this variability.

Keywords: sociolinguistics, discourse markers, language variation, social class, Colombian Spanish, discourse analysis


 

1. EL ESPAÑOL DE BUCARAMANGA: CLASIFICACIÓN DIALECTAL

Uno de los rasgos de mayor variabilidad observados en el español de Bucaramanga es el uso de los marcadores del discurso en la narrativa oral. Los únicos datos reportados sobre esta variedad provienen de estudios que he realizado en la última década (Rincón, 2006, 2007a, 2007b, 2008a, 2008b) y que sirvieron de base para el presente análisis. Un aspecto importante y del cual no hay referencias anteriores es su clasificación dentro de los dialectos propuestos para la Colombia hispana, y con el que inició este estudio. La clasificación del español en Colombia se ha hecho con base en criterios de clasificación desde varias disciplinas como la geografía económica, la etnografía, la sociología y particularmente a partir de rasgos lingüísticos distintivos para las diferentes regiones. Tomando como referencia estos criterios, Flórez (1961) sugiere dos grandes variedades del español en Colombia: el dialecto costeño y el dialecto del interior del país. A la última variedad, a su vez, la subdivide en los dialectos tolimense, cundiboyacense, santandereano, antioqueño nariñense-caucano y llanero. Montes (1982), de manera similar, divide la Colombia hispanohablante en dos superdialectos, costeño y andino, con sus respectivos dialectos y variedades regionales con características lingüísticas más afines. Esta propuesta de clasificación dialectal es expuesta en la siguiente tabla:

 

 

Como observamos, el subdialecto santanderano, el fin de este estudio, se ubica dentro del dialecto andino-oriental, área lingüística que presenta rasgos más afines con el habla de Bucaramanga. El Mapa 1, presentado más abajo, combina las propuestas de Flórez y Montes con el fin de lograr una comprensión más exacta de la clasificación dialectal de la Colombia hispana.

 

 

Bucaramanga se encuentra localizada sobre una meseta de la cordillera oriental en el departamento de Santander en un punto medio entre la costa Atlántica y la capital del país. Según la propuesta presentada con anterioridad, el habla de Bucaramanga pertenece al subdialecto santandereano. Como es de esperar, esta variedad comparte rasgos con otras lenguas del interior del país y, en particular, del español rural de Santander. No obstante, ha ido desarrollando unas características propias y al hacerse un nuevo análisis al sistema de marcadores discursivos se obtiene un ejemplo de este proceso.

 

2. EL CONTEXTO DEL ESTUDIO

La metodología para la recopilación y análisis de los marcadores del discurso, incluyendo el contexto del estudio, el procedimiento para la selección de la muestra y la recopilación de los datos son parte de una investigación más amplia sobre el español de Bucaramanga que he venido desarrollando desde el año 2001. El primer paso en la investigación fue el delimitar el contexto del trabajo.

Según planeamiento urbano llevado a cabo por el Área Metropolitana de Bucaramanga (AMB) (2002), la meseta de Bucaramanga, junto con los municipios de Floridablanca, Piedecuesta y Girón, forma parte del área metropolitana y es un importante centro industrial, comercial y educativo con gran influencia en el nororiente del país. Esta zona reúne una población por encima de un millón de habitantes, de los cuales un estimado de 525.119 residen en la meseta (Alcaldía de Bucaramanga, 2011). La ciudad está catalogada como uno de los centros urbanos de mejor nivel de vida del país y, de hecho, en el ámbito nacional es conocida como ''la ciudad bonita''. De acuerdo con J. Rueda, adjunto a la Secretaría de Desarrollo Municipal de Bucaramanga1 (comunicación personal, junio, 2002), esta localidad es considerada una ciudad típica de clase media (según los estándares de Colombia). Quintero (2012) indica que, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), Bucaramanga es la ciudad con menos índice de pobreza en el país (10.7 por ciento) y que, según la alcaldía, el índice de pobreza extrema es muy bajo (1.1 por ciento). Los juicios acerca de este apelativo son debatibles y la pobreza y la inseguridad se perciben en el diario vivir. No obstante esta posición controversial, la caracterización típica de Bucaramanga como centro de clase media, al igual que datos oficiales, fueron las razones por las que escogí este sector social como representativo de la conducta lingüística del bumangués y, por ende, como grupo emblemático del habla de esta comunidad urbana. Por otra parte, la escogencia de residentes en barrios de estos estratos ayudó a conformar un muestreo intencional que, a su vez, facilitó la recolección de datos.

El concepto de estratificación social2 en Colombia es importante para entender el dinamismo social de las áreas más pobladas del territorio nacional y es además un factor importante en la tasación y costo de servicios públicos. En Bucaramanga, la estratificación social está determinada por varios factores: la calidad de las viviendas, las características residenciales del vecindario donde se encuentran ubicados estos inmuebles, la calidad de la construcción y las facilidades del sector. Estas pautas, más que los ingresos económicos de sus habitantes, son utilizadas para definir el estrato socio-económico de las áreas urbanizadas. Para efectos de organización, planeamiento y desarrollo urbano, la ciudad ha sido dividida en seis estratos sociales: estrato uno o bajo-bajo, dos o bajo, tres o medio-bajo, cuatro o medio-medio, cinco o medio-alto y estrato seis o alto, de los cuales el estrato cuatro está asociado con la clase media (Ciudad Digital, 2006; AMB, 2002). En la misma línea, Parra (1970) señala que a menudo el estrato tres, cuatro y cinco forman la clase media, como en el caso de Bucaramanga. Estas tres franjas de la clase media son el objeto del estudio.

Los barrios de clase media, que tienen su origen en las últimas décadas, son ahora populosos sectores con un incremento acelerado de edificios multifamiliares que han dado como resultado grandes concentraciones de población. Hasta la primera mitad del siglo anterior, completar la educación secundaria era esencial para el hijo de clase media, especialmente media alta; en la actualidad tener un grado universitario es cada vez más imperativo para aumentar las posibilidades en el mercado laboral. De hecho, al comienzo del estudio encontré que la educación estaba directamente correlacionada con la clase social: en su gran mayoría los participantes seleccionados de estos sectores tenían o estaban desarrollando estudios de educación superior, lo que eliminaba la significancia de esta variante. Por esto, opté por no incluir la educación como uno de los factores sociales con los que se correlacionarían las variables lingüísticas propuestas. Observación empírica muestra que los bumangueses son conscientes de la importancia de ''hablar bien'' como sello de clase. De hecho, a nivel nacional se dice popularmente que el español de Bucaramanga es uno de los mejores hablados del país.

La recolección del material se hizo en dos etapas: en el año 2002 y en el año 2011. El corpus de 2002 provino de tres sectores de la ciudad típicos de clase media-media (estrato cuatro): Provenza en el sur, San Alonso en el nororiente y en el occidente Ciudadela Real de Minas, el sector urbanístico más diverso y de mayor crecimiento de la ciudad. En 2011, y con el fin de abarcar las diferentes escalas de la clase media, la muestra incluyó residentes de sectores de los estratos tres y cinco con representación de más de 30 barrios de la ciudad.

 

3. LA SELECCIÓN DE LA MUESTRA

La principal pauta que propuse para la selección de los participantes fue su afiliación a la clase media a partir del criterio de residencia en barrios de estrato tres, cuatro y cinco. Su periodo de vivienda en barrios de estos estratos no podía ser menor de cinco años; esto con el fin de obtener representatividad en esta clase social. El requerimiento de origen limitaba la selección de participantes a nativos de la ciudad o provenientes de tierras altas de Santander y residentes en esta localidad desde la niñez. Con el fin de descartar de inmediato los individuos que no cumplían con los requisitos de residencia o procedencia, utilicé la técnica de muestreo intencionado, un sistema pre-dispuesto que establece de antemano las categorías sociales y el número total de hablantes según un perfil que se sigue de modo estricto.3

Los datos poblacionales son clave para obtener una muestra representativa. La población total de Bucaramanga en 2002 era de 520.222 habitantes y de 525.119 en 2011 (Alcaldía de Bucaramanga, 2011). Con el fin de determinar el número de participantes se utilizó la fórmula propuesta por Labov (1966), quien sugiere que el 0.025 por ciento del total de habitantes de un contexto urbano estudiado es suficiente para obtener representatividad. Según Ciudad Digital (2006), el último censo del DANE, realizado en 53 por ciento de barrios de estrato cuatro, estimaba la población mayor de dieciocho años en 99.438 habitantes. La muestra debía ser proporcional al total de habitantes por estrato social (estrato 4 para la primera fase del estudio). De esta manera, usando este estimativo, junto con patrones de crecimiento poblacional propuestos por el AMB (2002), la aplicación de la fórmula de Labov determinó que cuarenta y nueve era un número significativo para el estudio (0.025 por ciento de la población mayor de clase media- media bumanguesa). Sin embargo, con el fin de lograr una mayor representatividad, este número se incrementó a setenta (0.03 por ciento de la población estimada de clase media-media en 2002). Para la segunda fase del estudio en el año 2011, el número de participantes se aumentó a cien, ya que la investigación se extendió a las tres franjas de esta clase social: media-baja, media-media y media-alta. Excluyendo su área metropolitana, como se observa en los datos de crecimiento poblacional anotados arriba, Bucaramanga no registra un aumento significativo en su población en la última década con lo que se confirma que el número de participantes en la segunda fase del estudio representaba de forma válida la población total de clase media.

Los participantes fueron divididos en tres grupos generacionales: hablantes jóvenes (18-34 años de edad), hablantes de edad media (35-54 años de edad) y hablantes mayores (55 años de edad o más). Un hecho para resaltar es que la edad fue el factor extra-lingüístico que más incidió en la variación lingüística en esta comunidad. Las muestras de las dos etapas incluyeron un número mayor de participantes del grupo joven, seguido por el grupo de edad media, con el fin de establecer de forma más objetiva la dirección de las variantes analizadas. La técnica de networking o ''red cerrada'' sirvió de base para diseñar el método de selección de la muestra, que consistió en realizar un primer contacto con personas que estuvieran interesadas en participar. Estos primeros contactos sirvieron de punto inicial para crear una red que incluyó vecinos, amigos y familiares que cumplieran los requisitos de residencia y origen. Parte de este grupo consistía en dueños y empleados de tiendas, misceláneas y salas de belleza u otros locales que prestaran servicios a la comunidad vecina. Estos negocios representan los sitios más comunes de reunión de personas del sector, y, por lo tanto, constituyen una fuente de información importante sobre el habla de la comunidad, sirviendo como un eje relevante para la conformación de redes de este tipo. De esta manera, la muestra consistió en un total de 70 participantes en 2002 y 100 en 2011.

 

4. MARCO TEÓRICO

Son amplios los estudios sobre los marcadores del discurso en español y diversas las propuestas sobre las funciones que estos desempeñan en el discurso. Tratar de presentar una definición y función precisa de estas unidades es una tarea compleja que, además, se aleja del alcance de este trabajo. En lo que sigue, paso a exponer una conceptualización general sobre la definición y funciones de los marcadores del discurso y en particular sobre el conjunto de marcadores que son más frecuentes en la narrativa oral del bumangués. Quiero partir del hecho de que los límites entre las funciones de los marcadores en el lenguaje son difusos y tratar de definir claramente el papel que estos elementos desempeñan es una tarea compleja.

Son marcadores del discurso unidades y expresiones como entonces, pues, o sea, bueno, oiga, es que, tú sabes, ahora, de ahí, dígame o es decir; comprobativos como ¿si?, ¿no?, ¿ve?, ¿bueno? ¿me copia?, ¿sí me entiende?; otras cláusulas interrogativas como ¿cómo la ve? o ¿qué le parece? Algunos estudios también incluyen dentro de este grupo muletillas o expresiones de relleno como ala, eso, esto, eh, uhm, ah o este, y que han sido caracterizadas como ''formas vacías de contenido, formas huecas, superfluas, gramaticalmente innecesarias'' (Briz, 1993a, p.149). También se incluyen sintagmas de composición gramatical compleja que no sé qué, para que vea o lo que pasa es que, obtenidas del corpus.

Martín Zorraquino y Portolés (1999) definen los marcadores discursivos como:

unidades lingüísticas invariables -no ejercen una función sintáctica en el marco de la predicación oral – son, pues, elementos marginales– y poseen un cometido coincidente en el discurso: el de guiar, de acuerdo con sus distintas propiedades morfosintácticas, semánticas y pragmáticas, las inferencias que se realizan en la comunicación. (p. 4057)

Por esta razón, el verdadero sentido de este tipo de expresiones se expone en su uso discursivo, a partir del ''aporte pragmático del contexto'' ( Jorgensen & Martínez López, 2007, p. 2). Por su parte, Briz los ha denominado una clase funcional heterogénea que cumplen distintas funciones gramaticales, ''pero que desempeñan un papel similar: encadenar las unidades de habla y asegurar la transición de determinadas secuencias del texto hablado'' (p. 147). De esta manera, se puede decir que son operadores pragmáticos que sirven para encadenar ''unidades de habla'' (p. 147), estructurar y organizar el discurso y así mantener el flujo de la comunicación. En este sentido, para Silva- Corvalán (2001) son ''ordenadores del discurso'' o ''expresiones pragmáticas'' (p. 217). Como elementos controladores del envío del mensaje y controladores de la atención del interlocutor (Briz, 1998; Cortés Rodríguez, 2001), tienen el propósito adicional de estimular la conversación.4

El enfoque del estudio es el análisis de los marcadores discursivos en la narrativa oral bumanguesa y su correlación con factores extralingüísticos. El análisis del material recolectado muestra que los marcadores pues, entonces, o sea y bueno son favorecidos en el discurso oral de esta comunidad hablante. Presento a continuación una reseña general sobre las principales funciones de estos elementos, valiéndome de datos del corpus como soporte.

Al hablar de bueno, si, claro, efectivamente, exactamente, hombre, pues, o sea y entonces, Martín Zorraquino (1991) argumenta que son:

partículas que expresan diferentes actitudes del hablante para con lo dicho, para con lo que se dice o para con lo que se va a decir, tanto si ello se refiere a él mismo o a su propio discurso, al destinatario del enunciado o a otras entidades discursivas. En definitiva, están en juego elementos que expresan valor ilocucionario o modalidad. (p. 261)

El marcador discursivo bueno posee una variedad de funciones dentro del discurso. Puede señalar transiciones de habla, relacionar emisiones o marcar límites en el discurso (Briz, 1993a). Tal es el caso del uso de bueno en (1a). En función de ordenador del discurso, sirve como marcador de apertura o de cierre o conclusión del tema de conversación (Portolés, 1993), como se aprecia respectivamente en (1b) y (1c). Briz indica que bueno podría definirse como indicador de ruptura, cambio de tema o prefacio para modificar algo de lo dicho. De la misma manera, Portolés asegura que ''se ha comprobado que bueno aparece con suma frecuencia en la posición inicial de contestaciones que se oponen a la orientación de la pregunta'' (p. 156).5 Fueron pocas las instancias encontradas de bueno en su papel generalmente atribuido de oposición o de conector contra- argumentativo. El ejemplo (1d) es uno de los pocos casos de esta función de bueno en el corpus. Portolés opina igualmente que, como operador pragmático, el principal valor de bueno radica en la expresión de aceptación por parte del hablante ''a tomar parte en la conversación y a determinar su transcurso hacia adelante y en relación con lo anterior (expuesto o explicito)'' (p. 156, citando a Martín Zorraquino, en prensa). En esta dirección, los materiales del estudio corroboran esta aserción y mostraron que una de sus principales funciones fue la de marcador de apertura de un evento narrativo en respuesta a una pregunta sobre una experiencia pasada. Con bastante frecuencia apareció para marcar el prefacio (el inicio de la narrativa), como se ve en el aparte en (1b) y (1e) y más adelante en el análisis.

1.

  1. A los diecisiete años y yo decirle: ''Mijo, tómese ...'' (un trago). Bueno yo no, yo no digo una cosa. . . De pronto. ¿Qué se yo? No sé si hubiera sido, hubiera sido bueno decirle: ''Bueno tómeselo''.
  2. Bueno. Hay muchos realmente. Bueno, uno muy reciente. Eh . . . Bueno hace muy poco tiempo . . .
  3. Bueno eso es para experiencia para que aprenda que a la próxima.
  4. Bueno el caso es que yo no fui no porque yo no quisiera sino porque no tenía la ropa.
  5. Bueno. Estábamos en el salón ese . . . como para . . . gente . . . El VIP. El de VIP. El de los shows. (¿Qué pasó?). Y ahí llegó el señor a sacarnos porque ustedes estaban cantando y estaban haciendo mucho, pero mucho ruido . . . y desorden. Entonces dijo que ya se acabó, que ya es hora de cerrar, que yo no sé qué. Todos salieron . . . jaja. Y Laura empezó: ''Contra la paré, e'' (cantando).

Al igual que bueno, o sea relaciona partes del discurso, señala transiciones o, como propone Briz (1993a), marca límites entre unidades de habla. Uno de los papeles más comúnmente atribuidos a o sea es el de marcador reformulativo parafrástico. Según Rossari: ''una forma de decir el enunciado anterior en otras palabras–una restricción retroactiva que permite al hablante volver a la unidad ya formulada y darle una nueva interpretación'' (1990, p. 346, mi traducción). Es el mismo sentido que le atribuye Portolés (1993) al clasificar este operador dentro del grupo de los marcadores reformulativos parafrásticos. Esta función se observa en las tres instancias en que el hablante emplea o sea en (2a), donde el sentido del enunciado es similar o idéntico a la inferencia del elemento expresado anteriormente. Por otra parte, o sea también tiene una función conectora, al mismo tiempo que se utiliza para evitar ser ''tan directo en lo que se dice''. En algunos casos, opera para enfatizar el efecto de la idea del enunciado anterior como en las dos instancias en (2b) y, en otros, para concluir una idea como en el caso de la segunda en este mismo ejemplo.

2.

  1. El domingo pasado yo me fui a las siete y media . . . Duré hora y quince minutos descansando, subiendo la loma . . . Es subida. O sea uno se demora una hora y quince minutos subiendo. Llega allá. Entra a la misa. La misa se demora tres horas. O sea a las doce se acaba la misa, pero es un . . . no es una misa aburrida. El pa . . . O sea es como usted ir a una conferencia.
  2. Porque apenas estaba en la inducción y ya la vieja me regañó porque fui a . . . en jean. O sea bien pero en jean. Y ese era el día de mi cumpleaños. Entonces yo no iba a ir a mi casa a . . . yo no iba a a ir a mi casa a cambiarme. Porque ya me habían invitado a almorzar. O sea yo no le vi ningún problema en ir . . . en pantalón de tela porque era una inducción.
  3. Bueno. O sea que . . . que en conmoción interior, ¿el Senado para qué sirve? (Para tres cosas) (Para nada, para nada y para nada). Para que no . . . O sea como lo que quieren es reducir el el Congreso. O sea esto . . . eso lo puede hacer . . .
Sin una función pragmática u ordenadora específica, o sea como elemento lingüístico retardador o muletilla es también frecuente en el discurso oral y aparece de modo frecuente e irreflexivo (Cortés Rodríguez, 1991). Tal es el uso de las dos últimas instancias del ejemplo (2c) citado arriba.

Para Alcina y Blecua (1975) pues funciona como operador de coherencia y organización del discurso, brinda estructura y conecta unidades del habla. Como operador pragmático, marca la apertura o cierre del discurso. De esta manera, señala, enfatiza, reformula o marca el reinicio del mensaje o la conclusión de este. Portolés (1993, citando a Martín Zorraquino, en prensa) opina que pues expresa modalidad y, en particular, para Portolés, un tipo de modalidad evaluativa. Observemos algunas de estas funciones de pues en el corpus. En el enunciado en (3a), la primera aparición de pues marca la iniciación del discurso, mientras que en (3b), segunda instancia, y en (3c) indica el cierre o la conclusión de este. En (3a) pues también enfoca ideas claves y en (3b), primera instancia, expresa modalidad evaluativa.

3.

  1. Uhm . . . Pues yo he visto eh . . . yo he visto aaa . . . he tenido en . . . dos ocasiones directas que es . . . he visto que a las personas pues . . . ha . . . que han sido asesinadas en forma violenta . . . pues al . . . al lado mío.
  2. Ellos pues trataban de hacer algo y . . . pues la guerrilla lo soltó.
  3. Pues que . . . que esa es la carta de presentación de la guerrilla . . . frente al nuevo gobierno. O sea, considere. Y ellos . . . lo habían, ellos le habían manifestado al.. al presidente que esa inclusive iba a ser la tónica y . . . lamentable, porque la imagen a nivel mundial está deteriorada.
En su estudio sobre los marcadores que expresan causalidad, Piñero Piñero (2001) propone tres bloques de marcadores donde pues aparece en cada una de estas diversas funciones: marcador consecutivo, marcador propiamente causal y marcador de relación lógica de inferencia. Como marcador consecutivo, expresa la relación lógica de causa-efecto siguiendo el orden cronológico, es decir, tras la indicación de la causa formulada en el primer segmento del discurso; de esta manera, el enunciado que tiene el marcador introduce la consecuencia, el resultado o el efecto (Piñero Piñero, 2001; Mederos, 1998). Como marcador causal, indica causa, razón o motivo y, por consiguiente, expresa un orden lógico o contrario a los anteriores (Mederos, 1998). Nótese la relación de causalidad expresada por la segunda y tercera aparición de pues en (3d):
  1. Pues en este momento . . . tengo un amigo que desde el año pasado está secuestrado. Eh . . . es un conocido, muy bueno de aquí del del grupo donde yo me la paso. Eh . . . los papás pues lógicamente tienen plata, ¿si? Son dueños de bombas de gasolina y de todo eso. Y pues tienen plata, mulas y todo eso. Eh . . . el año pasado lo secuestraron.

Por otra parte, pues señala que la secuencia en que se integra tendrá un valor de verdad siempre y cuando se cumpla lo esperado en la secuencia anterior. En este sentido, es un marcador inferencial de valor positivo–aparece tras la formulación de un hecho al que se atribuye realidad efectiva, no tras la expresión de una acción posible (Piñero Piñero, 2001).

Entonces es una de las expresiones pragmáticas más usadas en español y ha sido quizás el marcador discursivo más extensamente estudiado por lo que intentar presentar todas las propuestas sobre su uso se sale del alcance de este trabajo. Para Portolés (1998), entonces se caracteriza por tener una función conectora y de control del envío del mensaje. Como operador pragmático, enfatiza ideas esenciales en el discurso. Con una función meta-discursiva, entonces organiza eventos que son narrados, marcando la progresión de estos en el discurso, al mismo tiempo que actúa para indicar una vuelta al mensaje que fue previamente el foco de atención (Briz, 1998). Piñero Piñero (2001) argumenta que entonces (al igual que pues) es un marcador capaz de introducir relaciones consecutivas propiamente causales e inferenciales (pp. 154-156). De esta manera, le atribuye un valor consecutivo ya que introduce la consecuencia, el resultado o efecto ''tras la indicación de la causa, formulada en el primer segmento del discurso'' (p.155), o un valor inferencial por cuanto señala que ''la secuencia en que se integra tendrá un valor de verdad siempre y cuando se cumpla lo expresado en la secuencia anterior'' (p. 155). Observemos algunas funciones de este operador en los datos del corpus. En (4a) entonces organiza la secuencia de ideas a la vez que contribuye a mantener el flujo de la narración del evento; en la tercera aparición, además, enfoca el punto expuesto a continuación. Los enunciados (4b) y (4c) son un ejemplo del marcador en función consecutiva.

  1. Pero entonces mi hermano salió muy rápido de la pieza de él y también lo encañonaron, ¿hum? Entonces nos tocó bajar a los dos. Y nos sentaron ahí en la sala y los tipos, pues empezaron a darle raqueta a la casa. Pero entonces cuando los tipos entraron vieron a la muchacha de nosotros.
  2. Eh . . . para el año entrante, por ejemplo, ya dijeron que el presupuesto había quedado asignado el uno por ciento. Entonces a mí me van a aumentar quince mil pesos el año entrante.
  3. No. Eh . . . ellas, ellas porque afortunadamente la casa es propia. No tienen que pagar arriendo yyy pues eh . . . la señora que lo dirige, la familia son son jubilados, y es una hija que no se casó y le tampoco tiene otro empleo y entonces está ahí . . eh haciéndole frente, ¿no?

Al igual la muletilla o sea (o inclusive de pues en esta función), no es raro encontrar apariciones frecuentes e irreflexivas de entonces–categorías no gramaticales que Portolés (1993) denomina ''modalizadores degradados'' (p. 159). Observemos este uso de entonces en (4d):

  1. Y de paso . . . de paso, ya en la presidencia . . . Pastrana, entonces le dijo . . . Ellos le pidieron . . . que les permitieran construir una amplia carretera. Les dieron el permiso. El estado les dio el permiso . . . Entonces eso fue . . . Entonces ¿qué... qué hicieron ellos? Una . . . autopista . . . un autopista, ¿no? Sí. (Una autopista.) Sí. Una autopista hicieron. Entonces ya la caída de los aviones . . . y era de noche. Y todas esas cosas las dijo el General Bedoya a través de la televisión peruana, siendo presidente todavía Fujimori
  2. .
En vista de la amplia gama de funciones y propuestas de clasificación de los marcadores del discurso, adopto la propuesta presentada por Cortés Rodríguez (2001) quien delimita la extensa lista de estas unidades en dos grandes grupos: marcadores de relación de los constituyentes textuales y marcadores de estructuración de la conversación (pp. 542- 543). Para el lingüista, los marcadores de relación de los constituyentes textuales señalan la relación de dependencia que se establece entre las unidades comunicativas, es decir, establecen cómo un mensaje anterior se relaciona con el que le sigue. Incluye dentro de este grupo marcadores como pero, porque, de un lado o también, de los que no se ocupa el presente estudio. Los marcadores de estructuración de la conversación, por otra parte, aglutinan las unidades que son el objeto de este trabajo. No son simplemente rellenos de habla irreflexiva o marcas de vacilación e inseguridad, como se les había catalogado particularmente en estudios sobre los marcadores en el inglés (Cortés Rodríguez, 2001, citando a Brown, 1977 y Lakoff, 1975). Por el contrario, como expone Cortés Rodríguez, son mecanismos pragmáticos que cumplen, entre otras, funciones como estimular la conversación, comprobar la atención del interlocutor, servir de pausa para continuar con la idea u organizar el discurso. Pueden estar orientados al hablante (tal es el caso del aclarador o sea), al interlocutor (como el estimulante pues o el comprobativo ¿bueno?) o bien pueden estar orientados al mensaje mismo (como en el caso de bueno, pues o bueno pues en su papel de inicio de respuesta o enfatizadores de ideas principales como pues o de organización del mensaje como entonces).6 Esta es la base teórica principal de la que me valgo al realizar el presente análisis de la frecuencia de los marcadores del discurso en esta comunidad.

Antes de presentar en detalle la forma como llevé a cabo el análisis de los marcadores en el discurso oral bumangués, quiero detenerme un poco en la conceptualización de la estructura de la narrativa por cuanto ese análisis se centró en una determinación de su frecuencia en los elementos básicos de la narrativa.

Labov y Waletzky (1997) definen la narración como una técnica verbal para recapitular una experiencia–en particular, una técnica de reconstrucción de unidades narrativas que coinciden con la secuencia temporal de esa experiencia. La narrativa propiamente dicha se define por el hecho de que sus unidades de recuento recapitulan la experiencia en el mismo orden como se dieron los hechos originales y está compuesta por una serie de partes básicas conformadas por una estructura esencial que la caracterizan como tal. Este tipo de discurso puede iniciar con una orientación que guía al oyente sobre quién, dónde o cuándo ocurrió el evento, entre otros elementos. El cuerpo de la narrativa está conformado por la complicación o en muchos casos muchas secciones complicantes formados por una larga serie de eventos constituidos por varios ciclos de narrativa simple. Un componente adicional, pero no indispensable, es la ampliación o elaboración. Para Labov y Walezky, una narrativa propiamente dicha debe contener un elemento esencial: la evaluación, que hace que la narrativa no carezca de significancia; en otras palabras, una narrativa sin evaluación no tendría razón de ser. Otro elemento básico, que en muchos casos coincide con la evaluación, es el resultado o resolución cuyas cláusulas señalan explícitamente el fin del evento narrativo. Labov (1972) indica que algunos narradores hacen una vuelta al presente, a los hechos como están en el ahora; herramienta funcional que ha denominado coda. Miremos ahora estos elementos en el siguiente evento narrado por un participante de edad media. Se delimitan los elementos de la narrativa entre corchetes y se resaltan en itálicas los marcadores discursivos usados por el hablante.

  1. Orientación [Estaba yo haciéndole una interventoría . . . a un amigo . . . en una vereda que se llama Bajo Cimacota, ¿si? Y ese es un un caserío dominado por los paramilitares. Y a su vez estaba en otro caserío . . . que es . . . la Caimana Perdida Media . . . Se llama . . . En Cimitarra. Yo la primera vez llegué al bajo Cimacota. Yo tenía que hacer la interventoría del trabajo que estaban haciendo los los contratistas. Entonces estuve allá, después como a los quince días . . . fui a . . . a la Caimana, y después como al mes . . . volví a a al Bajo Cimacota, ¿si? El Guamo se llama exactamente la vereda.] Acción complicante [Y estando . . . llegué yo como a las cuatro de la tarde allá. Y estaban los paramilitares. Y se me vino . . . el jefe de los paramilitares. Tenía armas hasta en los dientes. Y me dijo: ''Usted es guerrillero . . . y . . . de aquí usted no sale vivo'', ¿si? En en un sitio donde para llegar a la carretera principal . . . en carro se echaba siete horas . . . y eran las cuatro de la tarde . . . y me dijo: ''Necesito que se vaya''. Le dije: ''Pero, ¿cómo me voy a ir?'' Le dije: ''Yo estoy haciendo una interventoría. Aquí me conocen.'' Dijo: ''Es que usted estuvo en la Caimana''. ''Sí, claro. Allá estoy haciendo lo mismo.'' O sea ellos están infiltrados, los guerrilleros . . . en un lado y los paramilitares en el otro. Le dije: ''No. Yo aquí simplemente estoy haciendo esto''. Dijo: ''Yo necesito . . . Mire tiene hasta mañana a la una de la tarde para que se vaya . . . Si no se va, lo mato''. ¿Si ve?] Evaluación [Es decir, esa noche . . . Sí, yo creo que era la peor noche de mi vida.] Orientación [Para estas después de que . . . En un sitio donde no hay luz, no hay una puerta . . .] Acción complicante [Yo en . . . entre sombras veía que corrían la cortina con una metralleta para darmen plomo.] Evaluación [¡Eso es tenaz!] Ampliación de la narración [A las cinco de la mañana desperté y y subía un camión . . . Escuché un camión y dije: ''Bueno al menos ya hay un carro para devolverme'', ¿hum?] Orientación [ Toda la noche había llovido. Esa carretera se vuelve una trocha terrible.] Ampliación de la narración [Entonces dije: ''¡Dios mío!'' A las cinco me levanté, busque el camión y me dijo el man: ''Muchacho. Sí, yo me devuelvo más tardecito'' Más tardecito es que fueron las seis, las siete, las ocho, las nueve, las diez de la mañana y él no se devolvía. Y yo cada vez lo veía más cerca, ¿si? Ah . . . como al mediodía ya el man decidió devolverse.] Resultado [Pero eh . . . fueron diez horas en que yo estaba sudando frío. Pensando que a la una . . . a las dos de la tarde llegaba esta tipo y . . . ahí, yo ahí, muerto he quedado. ¡Muerto he quedado!, ¿hum?]

 

5. LOS MARCADORES DE DISCURSO EN LA NARRATIVA ORAL EN BUCARAMANGA

En esta parte del artículo. paso a comparar la frecuencia del uso de los marcadores discursivos en la narrativa oral del material obtenido en dos etapas diferentes: en el año 2002 y en el año 2011. Para el estudio, estas unidades son marcadores de estructuración de la conversación, mecanismos pragmáticos (Cortés Rodríguez, 2001, p. 543) que cumplen funciones importantes como estimular la conversación, enfatizar ideas importantes, volver a lo dicho, reinterpretar ideas, comprobar la atención del interlocutor, servir de pausa para continuar con la idea u organizar el discurso oral.

El estudio de los marcadores inicia con la hipótesis que propone la preferencia del bumangués por el uso de pues, entonces y o sea para narrar eventos pasados. Con el fin de corroborar este planteamiento, se recogieron recuentos de experiencias personales y el conteo de los marcadores más frecuentes en el discurso oral y el análisis de su correlación con factores extralingüísticos. En la primera parte del estudio, se analizaron en su totalidad 70 narraciones tomadas de entrevistas realizadas a igual número de participantes en los tres grupos generacionales en que se dividió la muestra. La narración fue motivada por una pregunta sobre un hecho de peligro donde el participante o alguien conocido hubiera estado involucrado, haciendo énfasis en la narración detallada de ''todo lo que pasó''. Esto con el fin de lograr la mayor cantidad de datos posibles. Se recogieron aproximadamente diez minutos de datos transcritos de cada evento relatado que en la mayoría de los casos fue suficiente para cubrir todos sus componentes. El promedio de duración de las narrativas fue de entre cinco a quince minutos. El análisis incluyó el recuento de los tres operadores pragmáticos de más incidencia en el corpus, pues, entonces y o sea, a través de los diferentes elementos de la narrativa y su conexión con factores sociales de género y de edad. La validez de esta correlación fue determinada a partir de la prueba estadística Chi Square, X2 .

El conteo de pues arrojó un total de 895 casos. Los hombres utilizaron pues 432 veces y las mujeres 463, mostrando que no hay preferencia de un grupo sobre el otro por el uso del marcador. Estos datos fueron distribuidos de acuerdo con la edad de los hablantes con resultados que muestran la inclinación de los participantes más jóvenes hacia el uso de pues, con 502 casos, al contrario de los hablantes mayores, con 72 instancias únicamente. Con el fin de determinar con mayor exactitud el grupo que más utilizó pues se obtuvo el promedio de uso del marcador por hablante. Los jóvenes utilizaron pues con un promedio de 16.19 veces por hablante, mientras que los mayores únicamente lo utilizaron con una frecuencia de 4.8, y los hablantes de edad media se ubicaron en una posición intermedia con 13.37 casos por hablante. Con 517 instancias, entonces fue el segundo marcador del discurso más frecuente. Como en el caso de pues, el género del hablante pareció no tener un papel significativo en la frecuencia del uso de entonces, ya que los hombres produjeron en promedio un número no muy disímil al de las mujeres, con 240 y 277 instancias respectivamente. Al contrario de pues, entonces fue usado con menos frecuencia por los hablantes más jóvenes que por los participantes mayores. Los jóvenes mostraron el menor promedio, con 5.48 casos por hablante, seguido por el grupo de edad media con 8.79, y, finalmente. por los hablantes mayores quienes mostraron el mayor promedio, con 9.06 casos por hablante.

Aunque aparece con menor frecuencia que pues y entonces, o sea constituyó el tercer marcador del discurso más común entre las personas entrevistadas, especialmente entre la población más joven. Al igual que en los casos anteriores, la correlación entre el uso de la variante y el factor género no arrojó ningún resultado significativo, al contrario de la correlación entre la variante y el factor edad. Los hablantes más jóvenes favorecen el uso de o sea por encima de los hablantes de edad media y los hablantes mayores, quienes exhibieron el menor número de casos. La población más joven usó o sea con un promedio de 4.77 casos por hablante, a diferencia de los hablantes mayores, con solamente 0.66 casos por hablante.

La Tabla 2 muestra la frecuencia de los tres marcadores divididos por grupo de edad y el número de participantes en cada grupo. La prueba estadística arrojó una probabilidad de error igual o menor a p ≤ .001, indicando que, teniendo en cuenta este mínimo margen de error, existe una correlación directa entre la frecuencia de uso de los marcadores pues, entonces y o sea en la narrativa oral con el factor edad, con aumento de pues y o sea y la disminución en el uso de entonces por parte del grupo de hablantes más joven. Es importante anotar que, popularmente, o sea, junto con la coletilla interrogativa ¿bueno?, era una expresión que típicamente identificaba a la generación joven en Bucaramanga a comienzos de 2000. El siguiente recuento de la experiencia de un hablante de este grupo muestra la frecuencia de pues (18 instancias) y entonces (diez instancias), junto con la alta frecuencia de marcadores comprobativos, principalmente ¿si? en función de muletilla. No se observan instancias de o sea por este hablante. Todos los operadores usados por el hablante son resaltados en itálicas.

 

 

  1. Pues lo viví en en carne propia. Sucedió un día normal. Eso era entre semana. Estaba yo durmiendo, hermano, y cuando . . . cuando siento es que . . . yo entre mis sueños veo una figura que entra a mi pieza, hermano, y con un con un hechizo, un revólver, un revólver. No, un matapatos. Un hechizo, ¿si? Y el man empieza a insultar, hermano, y me la coloca en la cabeza y pues, yo en el momento yo todo . . . todo dormido, pues pensaba que era el sueño, ¿si? Pero no hermano. Se nos metieron los ladrones a la casa, ¿si? Entonces, eso sucede que se nos . . . Venga le cuento cómo se nos metieron, ¿si? Llegaron unos tipos . . . supuestamente porque tenemos una nana de ochenta años que, ¿si? Siempre ha vivido con nosotros . . . Llegó un tipo y timbró a la seis . . . y diez de la mañana con uniforme, planilla y gorra de electrificadora, ¿si? No, que que tenían que venir a revisar unas tomas y unas cosas, ¿si? Pues la señora muy.. muy inocente de la cuestión, ¿si? Eh . . . dejó la puerta abierta y ''espere llamo a María Elena'' –que pues ella es mi mamá, ¿si? Cuando iba bajando mi mamá, salieron . . . Ya he me . . . Ya se habían metido tres tipos ahí armados, hermano, ¿hum? Cuando yo llegué abajo . . . ¿hum? Cuando iba a empezar yo . . . iba a empezar a bajar las gradas que el tipo ya me traía pues con las manos arriba. Pues yo empecé a hablar duro. Comencé a hablar duro para que mi hermano me escuchara, ¿si? Y saliera a ver que podíamos hacer, pues él duerme con una perra Pitbull que tiene, ¿hum? Entonces yo dije: ''Vea pues, por ahí es medio nos salvamos''. Pero entonces, eh mi hermano salió muy rápido de la pieza de él y también lo encañonaron, ¿si? Entonces nos tocó bajar a los dos, ¿si? Y nos sentaron ahí en la sala yy y . . . y los tipos pues empezaron a darle raqueta a la casa, ¿si? Pero entonces cuando los tipos entraron vieron a la muchacha de nosotros, a Luz Marina, ¿si? Pero la vieja fue muy ágil y se escondió en un baño. Y como la casa es tan grande, los manes no sabían dónde buscarla, ¿si? Entonces . . . lo . . . mi mamá en medio del del del desespero, ¿si? Eh el tipo dijo: ''En dónde está la hijueputa mechuda esa?'', que no sé qué. ''¿Dónde está la hijueputa?'' Entonces pues mi mamá dijo: ''¡Ay, Dios mío! . . .¡Ay, Dios mío! No nos vayan a hacer nada''. Pero ella salió a llamar a la policía, ¿si? ¡Uy, hermano! Sale . . . O sea eso fue cuestión de . . . no pasaron más de dos minutos ahí nosotros sentados encañonados, ¿si? Y pues . . . eh pues yo en medio de la euforia y de la piedra tan verraca, ¿si? Yo me le paro. Yo me le paré al man, ¿si? Y lo . . . y pues lo frentié y lo y lo maldije y lo humillé y todo. ''Dispáreme entonces, si es que es muy varón'', que no sé qué, ¿si? El ti . . . y el y el tipo pues nos gritaba, ¿si? Y nos insultaba, pero pero no pasó nada. Entonces cuando ellos supieron cuando mi mamá les dijo que que Luz Marina dónde estaba, ¿si? Que la mechuda esa donde estaba, ¿si? Pues salieron . . . Eso fue en dos minutos y cuando nos dimos cuenta ya . . . ya habían salido corriendo. Entonces nos fuimos mi hermano, la perra y yo a la pata, ¿si? Pero no. Nosotros estábamos descalzos y en pijama . . . Eso los perseguimos una cuadra y se nos fueron. Pero eso fue terrible porque esos eran tres hombres armados y . . . (¿Los alcanzaron a robar?) No . . . pues eh . . . Sí. Se llevaron cosas, pero po . . . no se llevaron joyas ni televisores, pero nada. Venían con toda, porque traían cajas y todo. Todas las dejaron ahí en el primer piso, pero venían a darnos raqueta duro. Pues gracias a Dios mi mamá empezó a orar y como que mi Dios les amarró las manos a esos ladrones y se fueron.

A partir de los datos descritos arriba, hice la hipótesis que dado su alto uso entre la población más joven, pues y, en menor grado, o sea podían estar desplazando a entonces, pero que la importante función meta-discursiva de entonces, particularmente como marcador de la organización y progresión de eventos, contribuiría a su mantenimiento no obstante los resultados del análisis de los materiales recogidos en la primera etapa del trabajo (Ver Rincón 2007a, 2008a). Con el fin de verificar esta hipótesis y determinar preferencia de los marcadores en los diferentes elementos de la narrativa oral del bumangués de hoy, decidí analizar el estado de los marcadores a partir de datos más recientes. Para ello, utilicé materiales de entrevistas semi-informales a 100 hablantes de ambos géneros en grupos de edad joven y edad media y algunos eventos narrados en interacciones entre varios participantes que arrojaron datos más informales. Todos llenaban el perfil de origen y residencia requerido por el estudio. El recuento de experiencias personales respondía a la pregunta sobre un hecho chistoso, agradable, sorprendente o situación de peligro donde el hablante o alguien relacionado hubiera estado involucrado(a). En lo que resta del trabajo, primero doy una mirada al uso de los marcadores en los materiales de las interacciones informales y de las entrevistas individuales. Luego hago un análisis cuantitativo de la frecuencia de los marcadores en los diferentes elementos de la narrativa en los datos recogidos.

Aunque las narrativas tomadas de las interacciones grupales informales muestran el uso variado de marcadores en el cuerpo del recuento (esto, es que, digamos, dígame, que no sé qué, imagínese, venga y le digo, a ver, mire), se resalta la frecuencia de los comprobativos ¿si?, ¿no?, ¿ve?, ¿sí ve?, ¿me entiende?, así como de los marcadores bueno, o sea y pues, pero principalmente de entonces, incluyendo su uso particular entre la población joven. Veamos el siguiente ejemplo. El evento (7), narrado por una hablante joven (en su diálogo con otras dos mujeres y un hombre del mismo grupo generacional), está marcado por el uso de entonces (11 instancias) en función de control de envío del mensaje y de organización de progresión de los hechos. Hay únicamente dos instancias de pues, una de las cuales es una citación directa de la madre de la informante. No se observa el uso de o sea, pero sí de bueno tanto para introducir la narración como para controlar el envío del mensaje:

  1. Bueno el caso es que yo no fui no porque yo no quisiera sino porque no tenía la ropa. Entonces esto . . . la vieja diciendo que tenía que plancharme el pelo todos los días, que tenía que usar tacones, que pan . . . que bichos . . . bajos no, que . . . pantalón de tela y eso. Entonces, eso fue por la mañana. Entonces jajaja . . . entonces esto . . . después, me dijo . . . Eso fue por la mañana y por la tarde me dijo: ''Por la tarde no quiero que venga en jean''. Entonces yo me fui y me compré un pantalón de tela . . . para no devolverme hasta mi casa. Y resulta que el pantalón . . . Bueno me lo medí y todo, pero me quedaba muy ancho y tocaba mandarle a coger y ya no alcanzaba en hora y media a hacer eso. Entonces mi mamá me dijo: ''¡Ah! Váyase en jean, y si la echan pues que la echen. Igual usted ni siquiera ha firmado un contrato''. Entonces . . . yo estaba llorando porque estaba preocupada. Y llamé a una amiga, una gran amiga que tengo. Entonces yo le dije: ''¿Usted de verdad me va a dar trabajo?'' Entonces me dijo: ''¡Ahí, pues claro! Estaba esperando desde hacía rato que trajera la hoja de vida y usted no había querido''. Entonces dijo: ''Páseme la hoja de vida'', con tal y tal y tal cosa. Entonces yo se la pasé, y ya. Y me fui de allá porque no me gustó la cosa.

En general, las narraciones en el contexto informal de interacciones entre informantes mostraron su preferencia por entonces para marcar y controlar la progresión de eventos, junto con pues, y en menor proporción o sea. Con el fin de analizar datos sistemáticos y estructurados y, por lo tanto, llegar a conclusiones válidas, utilicé de las experiencias personales recogidas de las entrevistas semi-informales y el uso de los marcadores en los principales componentes de las narrativas. En total, se analizaron datos transcritos de los 100 eventos narrados, y que tuvieron una duración variada de entre cinco a quince minutos.

El primer elemento analizado fue el uso de los marcadores en el preámbulo de la narración u orientación. Los hablantes utilizaron una variedad de operadores pragmáticos y cláusulas para iniciar el evento narrado. Se observaron frases exclamativas como ¡uy!, muletillas como eh, uhm, ah y una variedad de sintagmas incluyendo: ¿cómo es?, fue que, una experiencia fue, eso sí no me lo esperaba, no que, una vez, a ver y resulta que, entre otros. Los dos operadores más frecuentemente usados para introducir la narración fueron bueno y en menor proporción pues. En 19 casos de los cien eventos analizados, la orientación iniciaba con pues y frases que combinaban el uso de pues; en 43 casos iniciaba con bueno y frases que combinaban bueno y pues. Estos son algunos ejemplos del inicio de la narración con estos dos marcadores:

  1. Bueno pues lo más agradable que he tenido en mi vida fue . . . cuando me enteré que iba a ser padre (hombre, joven).
  2. Pues a ver . . . Algo así como anecdótico me pasó alrededor de marzo o abril (mujer, edad media).
  3. ¡Uy! A ver. ¿Agradables? Pues uno tiene muchos en su vida y son... ... (mujer, edad media).
  4. Bueno pues así . . . experiencia que me causara fue . . .¡impresión! Como no sé, que le dan a uno como nervios (mujer, joven).
  5. Bueno uhm pues fueron las dos cosas, ¿no? Agradable y desagradable (mujer, edad media).
  6. Eh . . . pues . . . me acuerdo que ayer . . . ¡Ah no! Que fue . . . Ah bueno que el sábado . . . ¿Eso hace cuánto fue? ¿Qué día fue el sábado? Hace dos días. Bueno hace dos días . . . (hombre, joven).
  7. Bueno hay muchos realmente. Bueno uno muy reciente. Eh . . . Bueno hace muy poco tiempo . . . (hombre, joven).

Se observa un contraste entre estos resultados y los materiales recogidos en la primera etapa, en los cuales pues fue la frase más común al inicio de la narración, en el preámbulo y para introducir el compendio o dar información de trasfondo, con muy poca relevancia en el uso de bueno. A la pregunta sobre un hecho que le haya impresionado que quisieran contar, estos son algunos preámbulos de la narración donde se observa el uso de pues:

  1. Uhm . . . Pues yo he visto eh.. yo he visto aaa . . , he tenido en . . . dos ocasiones directas que es . . . He visto que a las personas, pues . . . ha . . . que han sido asesinadas en forma violenta . . . pues al . . . al lado mío (mujer, edad media).
  2. Pues a ver . . . He escuchado, no conozco así ninguno . . . el de . . . el de . . . Se me olvidó el nombre de ese . . . es lo de . . . lo de . . . el puerto de allá de . . . en Barranquilla (mujer, edad media).
  3. Pues en este momento . . . tengo un amigo que desde el año pasado está secuestrado. Eh . . . es un conocido, muy bueno de aquí del del grupo donde yo me la paso. Eh . . . los papás pues lógicamente tienen plata, ¿si? Son dueños de bombas de gasolina y de todo eso. Y pues tienen plata, mulas y todo eso. Eh . . . el año pasado lo secuestraron (hombre, joven).
  4. Pues realmente no. No he tenido así una . . . ningún problema . . . Pues hace un par de años sí secuestraron a un familiar, pues lejano. Eh . . . él es pe . . . él es periodista de . . . Pues en esa época él era periodista de Tele Hoy. Era . . . el que cubría por acá las notas en Bucaramanga y y . . . creo que fue que se fue a cubrir por allá una entrevista . . . pues en zona rural . . . (mujer, joven).

El cuerpo de la narración consta de un elemento esencial, la acción complicante, que conlleva al clímax de la historia y un elemento adicional, la elaboración o ampliación de la acción complicante. En este elemento de la narración, el operador pues ejerce un papel importante ya sea para señalar los hechos que desencadenan la historia propiamente dicha, para enfocar puntos importantes de la historia, para reacomodar o para mantener la atención del oyente. En las entrevistas del primer estudio, pues con estas funciones apareció en un mayor porcentaje que entonces (que puede igualmente tener estas funciones). Aunque ambos marcadores son frecuentes en las narraciones y diálogos recogidos en los materiales recientes, hay una marcada preferencia por entonces, aún en hablantes más jóvenes. Estos resultados contrastan con los encontrados una década atrás donde se observa preferencia hacia el uso de pues y, en menor proporción, o sea. Veamos algunos ejemplos donde se observa esta alternancia en los datos de 2011:

  1. Estaba como en una finca que teníamos y se aparecían ladrones a robarnos y entonces nos perseguían y entonces todo el sueño fue corriendo. Me metí al establo. Pero yo tenía que encontrar a mi mamá. Yo sabía dónde estaba ella pero tenía que avisarle que . . . alguien se había metido aa . . . robarnos. Entonces era como corr . . . O sea pasaron muchas cosas. Fue muy común recordar el sueño, entonces con que tengo es como flashback de de ciertos momentos, eh . . . en sitios espe . . . en espacios específicos de la finca. Entonces por lo menos había una cancha de basket. Me acuerdo detrás del . . . detrás de la canasta pero estaba detrás de la canasta escondida porque no quería que me viera para poder ir a avisarle a mis papás. Pasaron mil cosas, pero entonces ya una vez ya llegada a la casa que podía hablar con mi mamá a mí se me olvidaba y pasaban un y mil cosas ahí. Y llegaba el el ladrón y a mí se me había olvidado decirle a mi mamá. Entonces pasó como mil cosas. Me impresiono mucho. Entonces tal vez por eso. (mujer, joven) (20)
  2. No. Iba subiendo . . . el gemelo . . . con Juan Diego, y yo dije: ''¡Ay esto es mucha belleza!'' Entonces Juan Diego dijo: ''Pues marica, yo con la china me llevo muy bien, que [inteligible]''. Nosotros como, ''que bueno; no pasa nada''. Entonces el gemelo ahí en su locura y todo eso. Entonces se pone a fumar un bareto delante de nosotros ahí. O sea al frente en el andén, en la otra [inteligible]. Bueno . . . Casual. De . . . llegó el gordo Memo, Laurita, y ellos . . . y sí . . . y se la montaba a ellos. Entonces como que, ''Ah, ¿pero qué pasa? Pero que . . . Entonces yo les dije: ''Marica no le ponga cuidado. Ya no pasa nada''. Cuando hubo un momento que el gemelo bajó solo. ¡Hum! Póngale que a los dos minutos subió con . . .¡Una mano de valijas! ¡Uysh! (hombre, joven).
  3. Entonces pues como para que se viera como más hogar . . . No pues queríamos . . tener una mascota. Eh . . . no podíamos tener un perro porque no teníamos como mucho tiempo mucho tiempo pues para cuidarlo y eso. Pero . . . eh . . . entonces decidimos comprar unos cangrejos. Entonces compramos los dos cangrejos. Y un buen tiempo, ja, ja, ja. -¿Dónde compraron los cangrejos? -Eh . . . en el Vivero. Unos cangrejos violinistas, un macho y una hembra. Uno se llama Tenazas y el otro se llama . . . don Cangrejo. Son súper bonitos y juiciosos y se dejan alzar y tocar y todo. Eh . . . bueno un día después de como a la semana . . . Andrés salió a al centro comercial a comprar algo y se . . . y vio un perro. A él siempre le han gustado los perros grandes; él tuvo un labrador y y le tocó la cabeza al al perro y la niña que tenía el perro le dijo que se lo regalaba. Y entonces él quedó súper feliz porque le iban a regalar el perro. Entonces salió corriendo por allá yyy fue a buscar un teléfono para llamarme a mi trabajo a preguntarme si podíamos tener el perro. Pues cuando . . . me llamó, cuando me llamó ah . . . esto . . . yo pues le dije que sí, que de una. Entonces se fue a buscar la nena y resulta que al final no pudo tener la perrita porque la mamá de la niña ya la había regalado. Entonces yo llegué ese día a almorzar y [él] estaba súper triste y no sé qué y acongojado y etcétera, porque él quería el perro (mujer joven).
  4. Entonces claro, yo me dije yo tengo que llegar allá con . . . anticipación. Le dije a un amigo a un amigo que es igual de fan a ellos. La banda se llama [inteligible]. Entonces fue una locura botarnos así a Bogotá de la nada casi que sin plata, eh . . . eh . . . finalizando parciales, el último corte. Y yo ya estoy para graduarme. Te . . . tenía que entregar el proyecto de grado también. Pero aún así, dije ''no, mierda, tengo que ir. Como sea, tengo que ir''. Bueno. Fui y efectivamente pues alcanza . . . llegamos temprano. A pesar de que . . . en ese momento se habían caído absolutamente todas todas todas las carreteras hacia Bogotá. Yo decía: ''No, eso es imposible de ir''. No y aún así nos metimos un viaje que que cogió por Barranca. O sea fueron más de catorce horas de viaje. Entonces llegamos al medio día. En el apartamento de un amigo que está viviendo solo en Bogotá. Entonces desempacamos las maletas y ahí fuimos a la Zona T. Llegamos y era como el qué, yo era como el sexto . . . de la fila. Y llegamos y pues todavía no había nadie había llegado. Cuando a la media hora empezó a llegar una fila enorme, como más de mil personas.

El conteo de la frecuencia de o sea, bueno, pues y entonces en la acción complicante en los recuentos analizados arrojó los siguientes resultados: el marcador menos usual fue o sea, con un total de 14 casos únicamente, seguido por bueno con 22 instancias. Con 110 instancias de entonces y 182 instancias de pues, estos fueron los marcadores más utilizados en el cuerpo de la narrativa con sus funciones distintivas. La muestra de esta parte del estudio estuvo conformada por participantes de edad media y principalmente por jóvenes. Los datos no arrojaron una correlación válida con el grupo generacional o de género del participante. Sin embargo, muestran el patrón de variabilidad y la tendencia de los operadores pragmáticos en esta comunidad hablante.

A comienzos de la década del 2000, los datos apuntaban al uso de pues y o sea como mecanismos conversacionales pragmáticos casi exclusivos de la población joven bumanguesa y de entonces como identificador de la población mayor, con un grupo de edad media en transición en su alternancia entre estas tres expresiones discursivas. Sin embargo, datos más recientes muestran que o sea ya no caracteriza el habla de la población joven bumanguesa ni la comúnmente usada coletilla interrogativa ¿bueno? Pues continua siendo favorecido en el discurso oral en la Bucaramanga de hoy, mientras que entonces, con funciones pragmático-discursivas, reaparece en el habla de los jóvenes, junto con bueno, como marcador de orientación del mensaje y que no fue reportado como elemento esencial en el discurso narrativo una década atrás por ningún grupo generacional.

 

6. CONCLUSIÓN

Los marcadores discursivos son un elemento importante del discurso oral y han sido caracterizados como unidades lingüísticas que poseen la función primaria de ''guiar de acuerdo con sus distintas propiedades morfosintácticas, semánticas y pragmáticas, las inferencias que se realizan en la comunicación'' (Martín Zorraquino & Portolés, 1999, p. 4057). Además de dar coherencia y organización al discurso, sirven para enlazar ideas, enfocar o reforzar puntos esenciales en la locución, reformular o corregir ideas anteriormente expuestas. Pueden además tener una función interactiva orientada hacia el interlocutor o de control del mensaje. Es por su funcionalidad que este estudio tuvo como objetivo enfocarse en el análisis del uso de estos operadores discursivos en la narrativa oral bumanguesa y su correlación con factores extralingüísticos, principalmente la edad. Los datos estadísticos recogidos son evidencia del re-análisis en proceso del sistema de marcadores del discurso por parte de esta población, particularmente el grupo generacional joven. La comparación del corpus en dos épocas diferentes muestra el dinamismo de la lengua y cómo los aspectos sociolingüísticos son una fuente motivadora de esa variabilidad. Sin duda alguna y, con el fin de ofrecer un análisis más comprensivo de los operadores pragmáticos favorecidos en esta comunidad, estudios subsecuentes deben centrarse en un examen detallado de sus funciones meta- discursivas y meta-comunicativas y su papel en la organización actividad discursiva.

 


NOTAS DEL AUTOR

1 En el contexto colombiano, clase social se refiere al número de personas de un grupo social cuyos niveles económico, ocupacional y sociopolítico e intereses están cercanamente relacionados (Smith, 1967). Los individuos pertenecientes al grupo reconocen que tienen un estatus social y económico similar al de sus vecinos y por lo tanto están obligados a hacer un frente común con los que están en un nivel social comparable. Este reconocimiento de igualdad socio-económica tiene consecuencias a nivel lingüístico, ya que influye en el lenguaje hablado por el individuo como una herramienta para incrementar el nivel de identidad con el grupo al que pertenece. Esta noción es importante para entender la correlación del uso de los marcadores discursivos por grupo de edad en el presente estudio.

2 La estratificación social no es una técnica reciente en sociolingüística. De hecho estudios anteriores ya habían seguido criterios de estratificación de las comunidades. Ver Bentivoglio (1980-81), Rosenblat y Bentivoglio (1979), Trudgill (1974), Labov (1972) y Silva Corvalán (2001), donde se presenta un análisis más detallado de la estratificación social en comunidades hispanas, y Montes Giraldo, Figueroa Lorza y Mora Monroy (1998), sobre la estratificación del español de Bogotá y su incidencia en fenómenos lingüísticos.

3 Para informe detallado sobre las diferentes técnicas de muestreo, ver Silva Corvalán (2001).

4 Sobre nociones teóricas y las funciones de los marcadores del discurso en español sobresalen los trabajos de Briz (1993a, 1993b, 1996, 1998), Cortés Rodríguez (1991, 2005), Martín Zorraquino (1994,) Martín Zorraquino y Montolío Durán (1998) y Portolés (1993, 1998, 2001).

5 Portolés resalta el trabajo de Cortés Rodríguez (1991) sobre las funciones de bueno, particularmente su papel en las respuestas y compara este uso del marcador con el operativo well en inglés.

6 Como se observa en el texto, la clasificación de Cortés Rodríguez (2001) se hace a partir de tres tipos de orientación: según si están más orientados al hablante, al interlocutor o al mensaje. Los marcadores orientados al interlocutor incluyen los interruptores (bueno), modalizadores (usted sabe), estimulantes sensoriales (escucha), mantenedores/comprobativos (¿me comprende?) y terminadores variables (¿no es eso?) o invariables (¿verdad?). Los operadores orientados al hablante incorporan los modalizadores (a mi parecer), autorreafirmativos (lo que yo te diga), aclaradores (cómo te diría yo) y terminadores (y esa es mi opinión). Los orientadores del mensaje comprenden los marcadores de aceptación de respuesta (bien, bueno, claro), alertadores (bueno mire, este es el problema), recuperadores de turno (como decía), cambio de tema (hablando de) y rellenadores/ retardadores (bueno pues).


 

 

REFERENCIAS

1. Alcaldía de Bucaramanga. (2011). Municipio de Bucaramanga: Plan de desarrollo 2012-2015. Bucaramanga, Colombia: Autor.         [ Links ]

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