Introducción
El estudio sobre disponibilidad léxica constituye, desde hace tiempo, un tema recurrente y prolífero en el marco de la investigación lingüística contemporánea. Su alto grado de significatividad científica a nivel internacional y regional está dado posiblemente no solo por el valor pedagógico-didáctico que su abordaje entraña para la enseñanza de la lengua, sino también por contribuir a una mejor comprensión de la comunicación humana desde una perspectiva cultural y psicosocial.
El amplio espectro bibliográfico producido en el mundo en torno a esta temática, desde que creciera el interés de los lingüistas por ella a mediados del siglo xx en Francia, evidencia el marcado carácter multidimensional y la complejidad que caracteriza a este objeto de estudio, dados los diversos ángulos desde los cuales este puede ser analizado. Una rápida mirada a la producción científica acerca del tema, diseminada en tesis de licenciatura (Almeida, 2012; Suardíaz, 2014), maestría (López, E., 2008; Martínez, 2012), doctorado (Gómez, M. B, 2004; Galloso, 2002; García, M. J. 2013; Fernández-Merino, 2013; García, A., 2013; Lugones, 2015, etc.), artículos de revistas científicas (López, J., 1992; Bartol, 2006; Hernández, 2009) y ponencias en congresos (Carcedo, 2002; Blas y Casanova, 2003; Borrego y Fernández, 2003; Saralegui y Tabernero, 2008), muestra un énfasis investigativo en el establecimiento de la norma léxica disponible de diferentes comunidades de habla, a partir de estudios estadísticos de carácter fundamentalmente cuantitativo, que tienen como objetivo final la elaboración de diccionarios. Ello, sin duda, ha influido en la relativa poca atención brindada en los estudios de disponibilidad léxica a la correlación de esta con variables psicosociales tan importantes como el sexo, el grado sociocultural, el tipo de centro educativo en el que se forma el estudiante, su ubicación geográfica, entre otros factores.
Sobre el comportamiento léxico de las variables sociales, Hernández y Borrego (2004) señalan que investigaciones precedentes como la de López, H. (1999) sobre Puerto Rico, Alba (1995) sobre la República Dominicana, Samper (1999) sobre Las Palmas de Gran Canaria, de Valencia y Echeverría (1999) sobre Chile, y Mateo (1998) sobre Almería, reconocieron al nivel sociocultural como la categoría social que más condiciona la selección del léxico. También otros estudios apuntan hacia la pertinencia de variables como la procedencia geográfica (Valencia, 1997; Hernández, 2004). Por su parte, Galloso (2002) determina la asociación estadística, para las provincias de Salamanca y Zamora, entre el sexo, el tipo de centro educativo, su ubicación, la residencia de los padres y su nivel sociocultural, aunque reconoce su posible jerarquización en esta influencia, en la que probablemente la última sea la de mayor peso.
Aun cuando la gran mayoría de los estudios mencionados señalan al "sexo" como la variable que menos parece influir en su relación con la disponibilidad léxica, debido a la inexistencia de diferencias significativas en el aspecto cuantitativo del caudal léxico obtenido en informantes masculinos y femeninos, debe destacarse que algunos estudios evidencian que son las estudiantes las de mayor producción léxica (Gómez, M. B., 2004; Lagüéns, 2008; Trigo y González, 2011), incluso en la adquisición de segundas lenguas (Sandu, 2012; Lugones, 2015). De igual forma, algunas investigaciones asocian las desigualdades cuantitativas y cualitativas a la diferenciación temática de centros de interés específicos que refieren actividades o atributos considerados tradicionalmente como femeninos o masculinos (Lagüéns, 2008; Trigo y González, 2011; Fernández-Merino, 2014). Asimismo, otros autores determinan que esta variable puede afectar el orden en el que se actualizan los vocablos y el tipo de términos incorporados (Sandu, 2012). González y Orellana (1999), por su parte, refieren que la influencia del "sexo" del informante resulta determinante en la naturaleza del léxico empleado por parte de las hablantes femeninas, el cual es más prestigioso socialmente y a la vez más conservador.
Debe señalarse que, en Cuba, el tema analizado resulta poco abordado hasta ahora en las investigaciones sobre disponibilidad léxica (Pérez, 2011; Almeida, 2012; Suardíaz, 2014).
El presente estudio tiene como objetivo valorar la incidencia de la variable "sexo" en el léxico disponible de una muestra de jóvenes pinareños, con el fin de descubrir si existen diferencias notables en el léxico que utilizan mujeres y hombres para referirse a determinados centros de interés. Debe apuntarse que el trabajo forma parte del "Proyecto panhispánico de léxico disponible", en el que se inserta Cuba, por lo que se ajusta a los estándares de su metodología para el análisis léxico-estadístico de la muestra seleccionada.2
Metodología aplicada
Para explorar el léxico disponible en la muestra seleccionada, como en la mayoría de los trabajos que se enmarcan en el "Proyecto panhispánico", se empleó la metodología común en estos estudios, consistente en el clásico test asociativo, a partir de núcleos temáticos específicos o centros de interés, sobre los que el informante debía aportar los elementos léxicos que considerara relacionados. Estos listados son abiertos, porque no se limita el número de palabras, sino solo el tiempo del que disponen los individuos: dos minutos por cada centro de interés. Este tipo de prueba facilita, a criterio de autores como Hernández (2004, p. 47), no solo el cotejo de los resultados obtenidos en las distintas áreas geográficas que participan en el proyecto, sino también el desarrollo de una teoría firme y coherente de aplicación general en la investigación lingüística sobre el léxico.
El modelo de encuesta asumido para el estudio constó de un cuestionario inicial, en el que se solicitó información sociocultural general necesaria para la posterior estratificación de la muestra. La segunda parte de este cuestionario se estructuró en columnas, con el nombre de cada centro de interés, que actuaba como estímulo para la evocación de unidades léxicas:
1. Partes del cuerpo.
2. Alimentos y bebidas.
3. Medios de transporte.
4. Profesiones y oficios.
Un paso importante relacionado con la metodología asumida en la investigación corresponde a la edición de los datos. Esta se realizó tomando en cuenta las directrices elaboradas del proyecto (Samper et al., 2003), en las que se sintetizan las pautas básicas de este proceso:
● Se eliminan los términos repetidos dentro del mismo campo temático.
● Se mantienen todas las palabras aportadas por los informantes, pertenezcan o no al campo léxico en el que aparecen, aunque sean palabras desconocidas.
● Se modifica la ortografía según los principios de la Real Academia Española (RAE).
● En cuanto a la variación numérica, se respeta la forma aportada por los informantes.
● Fueron llevadas al masculino todas las formas aportadas por los informantes, aunque se respetaron los casos en que solo aparecían en femenino, como, por ejemplo, en el centro de interés "Profesiones y oficios".
● La forma plena y la apocopada de determinadas palabras se unen en un mismo lema por medio de paréntesis: moto(cicleta), auto(móvil).
● En los grupos sintagmáticos se optó por poner paréntesis en los casos en que existieran dos variantes de una misma entrada y que estas fueran un grupo sintagmático o uno de los constituyentes. Ej. arroz (congrí), coche (de caballo), guagua (Yutong).
● En los extranjerismos aceptados por el Diccionario de la lengua española (RAE, 2010) se siguió la ortografía académica. Por ejemplo, béisbol, güisqui, básket. En el caso en que no estuvieran registrados, se siguió la grafía original, al igual que en las marcas de carros y bebidas, aun cuando la mayoría de los informantes no tenían conocimiento de cómo se escribían; ej.: Peugeot, Maclaren, Lamborghini.
Como parte de la edición de los datos se crearon manualmente filas de palabras por cada centro de interés, las que se hicieron corresponder con un código específico en el que quedó determinado el número del encuestado y los dígitos correspondientes a las variables y a los campos léxicos. De esta manera, los datos recogidos quedaron estandarizados, lo que hizo confiable y segura su preparación previa.
Para el procesamiento de los datos se asumieron los criterios de los investigadores del "Proyecto panhispánico", los cuales abarcan el uso de LexiDisp, una eficaz herramienta informática, elaborada por Moreno, García y Moreno (1995), a partir de la fórmula matemática:
donde:
D (Pj) = disponibilidad de la palabra j.
n = máxima posición alcanzada en el centro de interés.
i = número de posición en cuestión.
j = índice de la palabra tratada.
e = número natural (2,718181818459045).
fji= frecuencia absoluta de la palabra j en la posición i.
I1 = número de informantes que participó en la encuesta.
A criterio de autores como González y Orellana (1999), la ventaja de LexiDisp radica en ponderar adecuadamente la frecuencia de las palabras con los lugares que estas ocupan en las listas, además de integrar, desde una perspectiva léxico-estadística, los principales aspectos señalados a lo largo del desarrollo de las investigaciones.
Como herramienta estadística, LexiDisp se basa en la aplicación de pruebas asociativas según los centros de interés en los que el informante vuelca todos los términos relacionados con cada uno de ellos; trabaja con unidades que se clasifican en palabras, que son todos los términos recogidos, repetidos o no, y vocablos, que son cada una de las entradas diferentes.
El procesamiento informático de los datos obtenidos a partir de las encuestas tomó en cuenta los parámetros establecidos por este programa estadístico en su versión 1.03:
● Índice de disponibilidad, derivado de la relación entre la frecuencia de aparición del vocablo en las encuestas y el lugar que ocupa en ellas.
● Frecuencia relativa, la cual mide la frecuencia porcentual de cada palabra respecto del conjunto de palabras que aparece en las encuestas.
● Frecuencia acumulada, correspondiente a la suma de todas las relativas.
LexiDisp ofrece, además, los totales referidos al número de palabras, disponibilidad y frecuencia. Los resultados obtenidos mediante este procesamiento son visualizados por medio de tablas, organizadas en listados de palabras, a partir de las cuales es posible extraer una valiosa información para la realización del análisis y la interpretación cuantitativa y cualitativa de los datos.
Sin duda, la estadística léxica que brindan LexiDisp y otros programas informáticos concebidos para el estudio de la disponibilidad léxica, como Dispolex,3 permiten, como bien reconoce Gómez, M. B. (2004, p. 99), sustituir las apreciaciones subjetivas o las intuiciones por unos resultados fiables y de posible comparación con otros obtenidos mediante los mismos métodos, e interpretar las frecuencias o índices como aspectos de una realidad social.
Además, se aplicó la prueba estadística de comparación de la varianza, con el propósito de verificar si se cumplía la condición de homogeneidad. Teniendo en cuenta los resultados aportados por esta, se utilizó la prueba de comparación de medias para grupos independientes respecto a cada uno de los centros de interés.
Selección de la muestra
El conjunto de la muestra inicial estuvo constituido por cien estudiantes del último año de preuniversitario, entre 17 y 18 años (nacidos entre el 1.º de septiembre de 1994 y el 31 de diciembre de 1995), pertenecientes a tres centros educativos de Pinar del Río con características diferentes, como se muestra en la tabla 1.
* La selección del tipo de institución educativa fue intencionada, al aplicar las 440 encuestas que establece el Proyecto panhispánico. Sin embargo, el procesamiento de las primeras cien fue aleatorio; de ahí que dentro de esta muestra no haya representación de una escuela normal, que sea urbana o rural, entre otras ausencias apreciables en la tabla. Independientemente de ello, en el presente estudio el tipo de centro no fue una variable a considerar.
La variable "sexo", centro de atención de nuestra investigación, no fue tenida en cuenta para la preestratificación general de las encuestas, ni resultó determinante para la selección precisa de los informantes de cada centro, lo que implicó que la distribución de la muestra según esa variable solo obedeciera al procedimiento aleatorio de selección. Es decir, el tamaño de la muestra según la variable "sexo" fue de 43 mujeres y 57 hombres.
El criterio de selección de los informantes asumido para el estudio explica la diferencia numérica que existe entre los sujetos de uno y de otro sexo, la cual fue tomada en cuenta, por razones obvias, en el análisis de los datos obtenidos.
En general, el patrón del "Proyecto panhispánico" es mantener homogéneas las variables relacionadas con la edad y el nivel cultural de los informantes, y subcategorizarlos de acuerdo con las demás variables (sexo de los informantes, procedencia urbana/rural, nivel sociocultural y profesión de los padres, ubicación del centro de estudio). Se trata de un análisis empírico, con una finalidad científica y descriptiva, en el que los datos de los centros se procesan de manera global, atendiendo a factores que ofrecen un interés científico pertinente y responden a una metodología consolidada.
Análisis de los resultados
El procesamiento de los datos a partir de LexiDisp, con apoyo del método léxico-estadístico, nos permitió aproximarnos a un estudio de carácter integrador en el que se entrecruzan lo cuantitativo y lo cualitativo, para valorar, en primer lugar, los niveles generales de disponibilidad léxica de los jóvenes pinareños, según cuatro de los dieciséis centros de interés definidos por el "Proyecto panhispánico" ("Partes del cuerpo", "Alimentos y bebidas", "Medios de transporte", y "Profesiones y oficios");4 y, en segundo lugar, la incidencia particular de la variable "sexo" en relación con el léxico disponible de la muestra.
Resultados generales
En sentido general, debemos destacar, como indica la tabla 2, que el número total de palabras aportado por los cien encuestados fue de 4.424 y que el promedio de vocablos fue de 853. Por otra parte, el número de vocablos producidos por los estudiantes de sexo masculino fue de 616 y el de las estudiantes de sexo femenino de 503; no obstante, dada la señalada desproporción en el número de individuos encuestados de uno y de otro sexo, tal diferencia no tiene relevancia alguna. El análisis sí muestra que de los cuatro centros de interés, los hombres superan a las mujeres en el número de palabras y de vocablos aportados, excepto en las correspondientes al centro de interés "Profesiones y oficios", donde prevalecen las féminas.
* Los datos entre paréntesis corresponden al promedio de palabras aportadas por los informantes según sexo.
Atendiendo a los valores de las frecuencias absolutas registrados para cada uno de los centros de interés, se constató que los hombres aportaron matemáticamente mayor cantidad de vocablos en relación con "Partes del cuerpo", "Alimentos y bebidas" y "Medios de transporte", mientras las mujeres lo hicieron respecto a "Profesiones y oficios" (véase figura 1). Por otra parte, los resultados de las pruebas estadísticas aplicadas corroboraron la no existencia de diferencias significativas entre la variabilidad y los promedios de palabras aportados por los informantes (véase tabla 3).
Los resultados del presente estudio estadístico coinciden con investigaciones realizadas con anterioridad, que indican que la variable "sexo" es la que menos parece influir en la configuración del léxico disponible (Hernández y Borrego, 2004). Sin embargo, como observamos a continuación en el análisis particular de cada centro de interés, se constatan marcadas diferencias en relación con el sexo en cuanto a determinado grupo de vocablos aportados por los informantes.
Análisis por centros de interés
El análisis de los resultados generales derivados del procesamiento de los datos partió de la consideración del índice de disponibilidad (IDL) y el correspondiente rango de productividad de respuestas (R).
Al valorar el centro de interés "Partes del cuerpo" (véanse tabla 4 y figura 2), de un total de 1.420 palabras (155 vocablos) aportadas por los informantes sobre la anatomía humana, la palabra cabeza destaca por ocupar el mayor rango e índice de disponibilidad, seguidas de pie, ojo, oreja, nariz, brazo, mano, entre otras.
Al comparar los datos dentro de este centro de interés bajo la variable "sexo" (véanse tabla 5 y figura 3), se constata cierta convergencia entre mujeres y hombres en cuanto a los vocablos de mayor índice de disponibilidad, a pesar de ubicarse en posiciones diferentes en relación con el rango.
Por su parte, las divergencias más marcadas entre ambos sexos se constatan, por ejemplo, en vocablos como pene y ombligo, los cuales los hombres ubican en los rangos 12 y 33, con una disponibilidad de 0,19938 y 0,06214, mientras las mujeres lo emplazan en el rango 45 y 70, con un índice de 0,02437 y 0,01110, o en el caso contrario, ovario y vejiga, reconocidos por las féminas con un índice de 0,532637 (rangos 30 y 32, respectivamente), mientras los hombres lo hacen con 0,015483 y 0,01843301 (rangos 69 y 57).
Llaman la atención también, en este centro de interés, vocablos reconocidos únicamente por uno u otro sexo, entre los que se destacan el uso de disfemismos por parte de los hombres. Palabras como pinga,5 culo, chocha6 solo son empleadas por los varones, mientras tota,7 trompas, útero, uretra, solo por las mujeres.
Al respecto, se coincide con Ríos (2010), quien considera que la sociedad contribuye -por medio de la educación y otros canales- a formar el habla del individuo, creando estereotipos en los que se le permite al hombre cierto comportamiento lingüístico que no se aprueba para las mujeres, o viceversa; no solo se espera que hombres y mujeres tengan posturas diferentes en cuanto al sexo, sino también que la mujer sea más recatada al hablar sobre el tema.
En el centro de interés "Alimentos y bebidas", lo más sobresaliente en la variable "sexo" atañe al lugar destacado que ocupan las bebidas alcohólicas en el léxico disponible, principalmente de los hombres, aunque en un inicio se advierte cierta correspondencia entre ambos sexos en los índices de disponibilidad de vocablos como ron y cerveza (véase tabla 6).
Las diferencias constatadas entre ambos sexos en lo referido a centros de interés sobresalen en el alto número de vocablos apuntados por los hombres en cuanto a las diferentes marcas de cervezas, rones (industriales y caseros), algunos vinos, licores y bebidas, en su mayoría ignorados en el léxico disponible de las féminas (véase tabla 7).
El reflejo de esta amplia diversidad de bebidas alcohólicas en el léxico disponible de los hombres, que se muestra en la tabla 8, puede entre otros factores estar asociada a lo cultural, específicamente a una problemática de género. La figura 4 resulta también elocuente en este sentido.
Ello pudiera estar relacionado, como bien señalan Góngora y Leyva, con el hecho de que:
El alcoholismo es un fenómeno que históricamente ha tenido mayor presencia en el mundo masculino, incluso los símbolos y representaciones acerca de la virilidad han estado asociadas al consumo de bebidas alcohólicas [...] Así beber alcohol ha constituido un acto que prueba la masculinidad, que exacerba el machismo, que refrenda el carácter "mujeriego" y "aventurero" (2005, p. 89).
Un tercer centro de interés, "Medios de transporte", aparentemente sin grandes divergencias de acuerdo con la variable "sexo", brindó, sin embargo, aspectos lingüísticos interesantes, relacionados con las maneras diferentes de enfocar este campo desde la mirada de ambos sexos. Comencemos por destacar la coincidencia constatada en la disponibilidad léxica de los diez primeros vocablos (véanse tabla 9 y figura 5).
* Autobús.
** Especie de coche, tirado por un caballo, que se utiliza especialmente para la transportación de productos y que puede llevar uno o dos pasajeros.
La convergencia en el léxico disponible en este centro de interés abarca, entre los aspectos importantes, el referido a los distintos tipos y marcas de motocicletas, autos y autobuses reconocidas por ambos sexos: Berjovina, Lada, Diana,8 Yutong, Jeep, ómnibus, camello,9 tractor, motomochila,10 tur,11 microbús (véase tabla 10).
* Motocicleta. Vehículo automóvil de dos ruedas (ASALE, 2010).
** Ómnibus de procedencia china que se utiliza en la transportación de pasajeros de una provincia a otra.
Es interesante, sin embargo, destacar el amplio uso dado por los hombres a marcas específicas de autos como Toyota, Peugeot, Chevrolet, Mercedes y BMW, ausentes en el léxico disponible de las féminas. Asimismo, llama la atención el hecho de que para un mismo medio de transporte, hombres y mujeres utilicen variantes diferentes, como en el caso de carros de caballo y coches de caballo, respectivamente. Todas estas diferencias pudiesen ser interpretadas a la luz de las diferencias de género, las que a su vez son motivadas por el contexto social en el que se producen.
Este conocimiento de las marcas de carros en los varones está posiblemente asociado a la diferenciación, desde edades tempranas, de los juguetes en función del sexo, dada la tendencia generalizada de regalar muñecas a las niñas, y carros a los varones, lo cual comienza a configurar una concepción estereotipada del mundo, que es reforzada por factores como la familia y la publicidad, como bien señala Lera (2002).
Igualmente, esta atribución de juguetes en función del sexo influye en posteriores modelos de comportamiento sociales, puesto que los de las niñas generalmente están asociados hacia el fomento del cuidado propio y de otras personas, suelen ser más pasivos y tranquilos, a la vez que propician mayores intercambios verbales y más cooperación. Expresión de algunos de estos elementos se perciben en juegos de cocina, barbies, muñecos bebés, el juego de yaquis,12 los set de belleza y limpieza, entre otros. Por su parte, los destinados a los varones no requieren de tanta interacción verbal, potencian la rudeza, la actividad física, la creatividad y el desarrollo de habilidades de motricidad, como el juego de pelota, los juegos con soldaditos, los videojuegos de peleas o estrategias, etc. (Leaper y Gleason, 1996; Sifre, 2015).
De igual forma, no sería lícito dejar de mencionar un grupo de vocablos reconocidos por ambos sexos, que constituyen cubanismos desde el punto de vista lingüístico e innovaciones o inventivas criollas creadas para paliar la problemática del transporte en el país en los últimos treinta años: riquimbili,13 camello, cocotaxi,14 bicitaxi, carricoche,15 motomochila, almendrón,16 girón.17
Un último centro de interés incluido en este estudio fue el relacionado con "Profesiones y oficios", del cual se derivó un caso peculiar de correlación y a la vez de divergencia entre hombres y mujeres. Entre el léxico disponible de mayor rango correlacional se destacan seis vocablos concretos, caracterizados por un alto nivel de convergencia (véanse tablas 11 y 12, y figura 6).
En este centro de interés salta a la vista el uso predominante del género masculino por parte de los informantes de ambos sexos, aspecto asociado a que la mayoría de estas profesiones y oficios fueron, durante mucho tiempo, actividades exclusivamente masculinas, y su nombramiento en femenino puede verse en muchos casos con extrañeza, incluso por las propias féminas, o suele desconocerse. Ello explica que profesiones como médico, ingeniero y abogado no sean enunciadas en femenino en el caso de las jóvenes que conforman la muestra. En este sentido, oficios como administrador, bodeguero, veterinario, almacenero, económico,18 entrenador, así como especialidades médicas como la estomatología y la ginecología, se asocian casi exclusivamente al género masculino.
Resalta, además, un amplio grupo de vocablos utilizado únicamente por los hombres: chulo,19 domador, talabartero, mesero, cómico, sastre, salvavidas, recepcionista, anestesista, profesor de educación física, albañil, domicilio, obrero, abogado, cantante, sepulturero, leñador, auditor, capitán, navegante, comerciante, masajista, torero, montero. Esta amplia lista incluye cubanismos del tipo de buquenque20 y cvp.21
Lo contrario ocurre con ciertas profesiones reconocidas por las mujeres y que no son nombradas por los hombres en sus listados de léxico disponible, como urólogo, neurólogo, optometrista, oftalmólogo, genetista, cardiólogo, farmacéutico, psiquiatra, camillero, ginecóloga, psicólogo. Interesante apuntar que todas estas profesiones se asocian de una forma u otra a la medicina.
Conclusiones
Los estudios sobre disponibilidad léxica constituyen un tema recurrente en la investigación lingüística, de alto valor pedagógico-didáctico, psicosocial y cultural. La presente investigación, enfocada en el análisis específico de la incidencia del "sexo", ratifica los resultados de otros autores en cuanto a la existencia tanto de convergencias como divergencias, reseñables en el comportamiento lingüístico de hombres y mujeres, de acuerdo con los cuatro centros de interés analizados, así como la no incidencia significativa de esta variable en la disponibilidad léxica en lo que se refiere solo a una valoración cuantitativa.
Sin embargo, el análisis cualitativo en cuanto al tipo de léxico empleado aporta importantes evidencias en relación con la diferenciación temática del léxico disponible pinareño. Resultados importantes en este sentido dejan ver que los adolescentes varones presentan mayor producción léxica asociada a marcas comerciales de bebidas alcohólicas, relacionadas con los centros de interés de "Alimentos y bebidas", hallazgos que investigaciones precedentes, como la de Lagüéns (2008), había ya señalado para el caso de Aragón, y que Trigo y González (2011) ratifican en una muestra de adolescentes sevillanos. Comportamiento similar en los informantes masculinos experimenta el centro de interés "Medios de transporte", con la aparición de numerosas marcas de carros.
De igual modo, aunque la gran mayoría del estudiantado que conforma la muestra no utilizó disfemismos para aludir a los genitales u otras partes del cuerpo, puesto que fueron empleados los términos propiamente científicos, sí se constató que se acudía al tabú en algunas encuestas donde el informante era masculino.
En relación con el centro de interés de "Profesiones y oficios", resultó significativa la preponderancia del masculino para su nombramiento, incluso cuando el informante era del sexo femenino. En este sentido, varias profesiones reconocidas tradicionalmente como masculinas fueron ratificadas como tal, resultados que coinciden con los apuntados por Galloso (2002).
Las divergencias analizadas en la disponibilidad léxica de hombres y mujeres, a juicio de los autores del presente estudio, son expresión, sin duda, de concepciones estereotipadas de género que atienden a las diferencias en el proceso de socialización, comportamientos esperados y expectativas sociales, generados a partir de los modelos de masculinidad y feminidad legitimados históricamente; por ello, no debe subestimarse el hecho de que la lengua, además de ser vehículo del pensamiento, constituya el reflejo de una sociedad eminentemente patriarcal y androcéntrica.