Introducción
La proximidad geográfica y el legado histórico-cultural común son factores que condicionan la realidad de las relaciones hispano-marroquíes. La coyuntura política actual plantea un conjunto de cuestiones internacionales que precisan de la cooperación entre los países de la cuenca mediterránea, donde España y Marruecos desempeñan un rol trascendental. En la prensa y los medios de comunicación, los temas que han marcado las agendas políticas de estos países han sido, durante las últimas décadas, entre otros, la cooperación para el desarrollo socioeconómico, la inmigración irregular y la seguridad. En las relaciones hispano-marroquíes, además de sus conexiones políticas y económicas, destacan sus vínculos interculturales como resultado de la interacción histórica entre ambos países. Actualmente, las sociedades contemporáneas asumen la interculturalidad como resultado de la convivencia y las constantes influencias entre los pueblos. Una de las implicaciones de la globalización ha sido la mundialización de la cultura y la supresión de las barreras lingüísticas y culturales.
Estas consideraciones han marcado una evolución importante en los estudios de la traducción, caracterizada por la proliferación de enfoques orientados hacia los aspectos culturales en la operación interpretativa y traslativa, con el propósito de desarrollar la competencia intercultural y, por consiguiente, la aceptación de las particularidades culturales de cada país (Ammadi, 2012).
El carácter limitado de estas páginas no nos permite abordar in extenso, ni mucho menos inventariar, las traducciones realizadas en el marco de las relaciones interculturales hispano-marroquíes. No obstante, dejamos constancia de algunas obras de pensamiento y de creación artística marroquí vertidas al español. Igualmente, reflexionamos sobre algunos intentos de traducción efectuados, especialmente, a partir de la segunda mitad del siglo xx hasta la actualidad. El objetivo primordial es analizar y evaluar, de manera crítica, la dinámica de la traducción español-árabe y árabe-español, así como el contexto de la enseñanza y aprendizaje del árabe en España.
Cabe destacar la labor del arabismo académico español en la promoción del movimiento de traducción de las obras de pensamiento de autores marroquíes al español, los diversos géneros literarios en Marruecos, los libros de historia, así como los estudios sobre el manuscrito andalusí, entre otras manifestaciones culturales. Puesto que el desarrollo de la traducción implica disponer de unos antecedentes en materia de enseñanza y de aprendizaje de la lengua y la cultura árabes, es importante detenernos en el statu quo de la enseñanza del árabe en las instituciones oficiales españolas, y cuestionar el lugar que ocupa el árabe marroquí en la política lingüística española, sobre todo en las universidades. En cambio, haremos especial hincapié en los esfuerzos del hispanismo marroquí en materia cultural, y en la presencia de la lengua y la cultura españolas en Marruecos, así como el interés de los hispanistas marroquíes por la traducción del español al árabe.
El arabismo y la enseñanza del árabe marroquí en España
Desde una perspectiva histórica, es necesario señalar que el devenir de las relaciones hispano-marroquíes ha pasado por altibajos y momentos caracterizados por un desinterés por lo árabe y, en concreto, por lo marroquí, desde la expulsión de los moriscos de España (1609) hasta la colonización del Norte de África y la instauración del Protectorado en Marruecos (1912).1 Este largo período hizo difuminar y desvanecer los vestigios de la lengua árabe en el al-Ándalus que, en épocas anteriores, constituía una excelente herramienta de intercambio intercultural y de convivencia entre los judíos, cristianos y musulmanes. Fue una convivencia que en el plano cultural dio como resultado la creación de la Escuela de Traductores de Toledo, mediante la cual se trasladó a Europa la erudición de las civilizaciones griega y árabe.2 Al respecto, Manuel C. Feria García afirma que, tras la expulsión de los moriscos de España, "la traducción e interpretación del árabe en la Península Ibérica cierra la página más brillante de su historia" (2005, p. 13).
En lo que se refiere al estudio del árabe y sobre todo de la variante lingüística marroquí, la llegada de la misión franciscana a Marruecos en el siglo xix, encabezada por José María Lerchundi (1836-1896), supuso el inicio del interés académico y cultural por el aprendizaje del árabe marroquí. Para tal propósito, el padre Lerchundi llegó a confeccionar y publicar, en 1872, la gramática del árabe marroquí, titulada Rudimentos del árabe vulgar que se habla en el Imperio de Marruecos; y en 1892 publicó su obra lexicográfica Vocabulario español-arábigo del dialecto de Marruecos. En las décadas ulteriores aparecieron otras publicaciones, como Textos árabes en dialecto vulgar de Larache en el año 1910, de Maximiliano Alarcón y Santón (Moscoso García, 2004, p. 8). Gracias a su carácter didáctico, estas primeras obras aportaron un valor añadido a la misión africanista, y más concretamente al arabismo universitario, en materia de enseñanza y de aprendizaje del árabe en las universidades. En esta época se acrecentó la labor del arabismo académico español, con vocación al estudio de la lengua y la cultura marroquíes, así como a la traducción del dialecto marroquí al español. Hay que advertir que, al principio, el arabismo concedió muy escasa importancia al dialecto árabe marroquí. Así lo reconoce José Aguilera Pleguezuelo, al decir que "el arabismo español -que siempre dirigió su interés hacia Al-Ándalus o hacia los dialectos de Oriente Medio- mantuvo hacia el Norte de África una actitud de desinterés y marginalidad" (Moscoso García, 2012). La consideración cultural de las lenguas habladas en Marruecos fue limitada en el marco del arabismo español.
Sin embargo, como preludio a la intervención militar a finales del siglo xix, se registró una cierta inclinación por estudiar las variedades lingüísticas diatópicas del norte de Marruecos (árabe dialectal de Tánger, Tetuán, Larache y Chauen). Esto nos lleva a preguntarnos si el estudio del panorama lingüístico de esta zona norteña en esta época fue producto de un interés intercultural o bien se debió a la planificación previa de una intervención militar.3 La realidad histórica ha demostrado que la intención era agilizar el proceso de despliegue de los soldados entre la población autóctona marroquí; otra constatación que viene a corroborar esta idea se sintetiza en el hecho de que el fin del Protectorado español en Marruecos supuso una transformación de esa dinámica de intercambio cultural.
El estudio de las lenguas que se hablan en Marruecos, los diferentes dialectos árabes y beréberes, fue siendo abandonado desde los tiempos del Protectorado, época de la que datan los últimos estudios, gramáticas y diccionarios (López García, 2002). De hecho, el interés del arabismo por la lengua árabe se fue reduciendo al estudio de temas históricos, y los métodos de la enseñanza tanto de la lengua dialectal como clásica continuaron siendo tradicionales. La creación de las Escuelas de Estudios Árabes en 1932 constituyó, en su momento, un impulso para el estudio del árabe en instituciones oficiales. En este panorama histórico hay que destacar la labor de Félix María Pareja, con la creación de la Union Européenne des Arabisants et des Islamisants, y la creación del título de licenciado en Filología Árabe, que se ha impartido en ocho universidades españolas hasta la reforma de los planes adaptados al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) en 1999, con motivo del Proceso de Bolonia (Agud, 2012, pp. 14-15). La referencia básica de enseñanza del árabe en las universidades españolas ha sido desde décadas la obra de Miguel Asín Palacios, Crestomatía (1940), cuya finalidad era "exclusivamente erudita: iniciar a los alumnos en la interpretación de textos interesantes para la historia política y cultural del islam, principalmente español" (Aguilar, 2011, p. 82). En relación con esto, Victoria Aguilar estima que el aprendizaje de la lengua árabe se reducía "a la transmisión del sistema, es decir, restringiéndola a un mero conjunto de reglas gramaticales destinadas a capacitar [...] la traducción de los textos" (2011, p. 82).
En la actualidad, se ha multiplicado en España el número de universidades donde se puede cursar Estudios Árabes. Esta multiplicación se debe al interés surgido a raíz de la inmigración y la subsiguiente necesidad de mediación intercultural en los ámbitos judiciales, sanitarios, etc. Aguilar (2011, p. 82) señala que, según los datos oficiales del año 2011, los marroquíes han constituido la colonia extranjera más numerosa en España, que ha superado las 800.000 personas. Esta coyuntura, además de la adaptación y la homologación de las titulaciones españolas al EEES, ha hecho que se hayan generalizado más los estudios del árabe, así como la traducción y la interpretación, siendo el árabe una lengua de estudio académico, como se da en la Facultad de Traducción e Interpretación de Granada, la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad de Cádiz y de Murcia. Por otra parte, la reforma de las escuelas oficiales de idiomas, de acuerdo con el Marco común europeo de referencia para las lenguas (Consejo de Europa, 2002), ha acarreado la reforma de los programas de enseñanza del árabe. Casa Árabe y la Escuela de Traductores de Toledo son otras instituciones estatales con vocación a enseñar el árabe en sus diferentes dialectos regionales, incluso el árabe marroquí.
Uno de los retos que hoy en día afronta la enseñanza del árabe en España consiste en la formación de un profesorado especializado en lengua árabe y abordar la diglosia que pueda darse en algunos sectores sociológicos en España. Aguilar asevera que para rebasar estos retos, es necesario
[...] contar con una política lingüística nacional que facilite las actuaciones necesarias, [...] y promover cursos de formación y capacitación para el profesorado actualmente en ejercicio: el profesor nativo necesita capacitación didáctica, el no nativo incrementar su competencia lingüística (2011, p. 84).
La definición de una política lingüística clara y nítida respecto de la enseñanza del árabe estándar y particularmente del árabe marroquí, precisa de una exhaustiva investigación y planificación de los currículos de enseñanza-aprendizaje del árabe. En la actualidad, merecen especial mención los trabajos del especialista Francisco Moscoso García, dedicados al estudio del árabe marroquí. Su aportación abarca tanto obras lexicográficas como de su sintaxis.4 Pese a ello, al estudio del árabe en España aún le queda un largo camino por recorrer para alcanzar niveles satisfactorios de dominio de la lengua árabe, y las posibles salidas de los graduados en Estudios Árabes. El nuevo contexto europeo exige, por otra parte, la determinación de objetivos, competencias, contenidos, metodología y evaluación de la enseñanza del árabe.5
De este breve panorama de la enseñanza del árabe en España deducimos que la enseñanza y el aprendizaje del árabe, así como la multiplicación de instituciones dedicadas al estudio del mundo árabe, se debe más bien a las medidas de reforma comunitarias en materia de educación. En consonancia con nuestro objeto de estudio, señalemos que el limitado interés por el estudio del árabe ha repercutido favorablemente a la traducción del árabe al español.
Traducción del árabe al español
Las cuestiones de la traducción han tenido en el pasado colonial un lugar importante en las relaciones diplomáticas entre españoles y marroquíes. La labor de los "intermediarios lingüísticos" iba ligada a los encuentros diplomáticos entre los representantes de ambos países. De hecho, la dinámica de la traducción entre España y Marruecos iba adquiriendo un cierto interés desde la época precolonial, y más aún en la época del Protectorado, donde la formación de los traductores españoles era ya una necesidad. Es innegable que, en un primer momento, los "truchimanes" del Protectorado no tenían una formación especializada con vistas a desempeñar el papel de intermediarios lingüísticos, sino, más bien, "cada uno de ellos tenía sus propias circunstancias que les llevaban a dominar el árabe y convivir con los futuros colonizadores aprendiendo su habla, su cultura, sus costumbres" (Zarrouk, 2009, p. 123). Algunos de ellos habían nacido y crecido en Marruecos, y gracias a su constante contacto con los naturales del país, aprendieron el árabe marroquí; pero esto no significa que llegaron a tener una competencia lingüística y traductora que les permitiera hacer de intérpretes; muchos de ellos, como Emilio Álvarez Sanz y Tubau, tuvieron que proseguir sus estudios de árabe en Beirut (Zarrouk, 2009, p. 124).
El volumen de traducciones de autores marroquíes al español no es copioso. Según Gonzalo Fernández Parrilla, esta realidad haría pensar a cualquiera que Marruecos, con respecto a España, es solo un país ubicado en un extremo del Maghreb, sin proyección cultural hacia Europa (1999, pp. 327-328). Este mismo autor señala en su artículo "España y Marruecos traducidos en libros" (Fernández Parrilla y Rodríguez López, 2007), que desde la independencia de Marruecos hasta el año 2006, se han traducido cien obras de autores marroquíes. De estas obras encontramos veinte traducciones de Tahar ben Jelloun y diez de Fatima Mernissi; ambos autores escriben originalmente en francés (Fernández y Rodríguez, 2007, p. 283), lo cual muestra que a lo largo de este período han sido desatendidas aquellas obras escritas originalmente en árabe.
La escasez de traducciones del árabe al español se atribuye, según las palabras de Mercedes del Amo y Carmen Gómez Camarero, a la falta de "traductores profesionales del árabe al español, puesto que toda esta actividad ha recaído en las espaldas de los arabistas" (1999, p. 245). Dicha escasez de traducciones puede atribuirse también a los problemas lingüístico-culturales que derivan de las diferencias lingüísticas y culturales entre España y Marruecos. Cabe remarcar la colaboración de algunos hispanistas marroquíes con los arabistas españoles en el transvase al español de varias obras.
Resulta innegable la labor de una pléyade de académicos arabistas españoles que ya desde la década de los setenta del siglo pasado han dedicado especial interés a realizar estudios sobre la vida cultural en Marruecos. Otros se han empeñado en verter a la lengua española las obras maestras de la literatura marroquí, los libros de pensamiento, así como los estudios de los manuscritos del legado cultural común de Al-Ándalus. Mencionamos, a título de ejemplo, los estudios efectuados por el arabista Fernando de Agreda Burillo, quien publicó en 1975 su Encuesta sobre la literatura marroquí actual,6 además de sus artículos publicados en el Boletín de la Asociación Española de Orientalistas. Destaquemos que en la década de los ochenta se llevó a cabo un conjunto de investigaciones científicas sobre la literatura marroquí.7
En cuanto a la traducción del árabe al español, esta comprende varios ámbitos de conocimiento: la literatura, la historia, el pensamiento, etc. En este sentido, la traducción de literatura marroquí al español se concibe como un proceso que contribuye a aminorar el "exotismo" cultural que desde antaño se ha mantenido intacto y fosilizado en la imaginería de los españoles. La literatura es un medio de expresión artística y cultural que sintetiza los aspectos culturales e idiosincráticos de las sociedades humanas.
A partir de los años noventa de la centuria pasada fue cuando la traducción de la literatura marroquí comienza a revestir cierta relevancia. Sirvan como ejemplo los títulos traducidos de Mohamed Chukri, El pan desnudo, traducción del hispanista marroquí Abdallah Djbilou (1982); El huevo del gallo y El zorro que va y viene (1992), ambas de Muhammad Zafzaf. De este mismo autor aparece la traducción de su obra La mujer y la rosa en 1997. De las obras de Mohammed Berrada mencionamos la traducción de El juego del olvido en 1993, y La mujer del olvido en 2014. Están también Funerales de Ahmed El Madini (1995) y El loco del poder de Salem Himmich (1996). En 1995 se publica la traducción de Tiempo de errores, y en 2013 se reedita por Cabarete Voltaire, mientras los Rostros, amores y maldiciones se publicó en 2002; ambas, son creación de Mohamed Chukri. En este año se traduce Diario de un ilegal de Rachid Nini. Por otro lado, aparte de algunos poemarios de Mohammed al-Sabbag, la poesía marroquí se ha traducido muy poco al español.
Sin ánimo de ser exhaustivos, citemos algunas de las obras de pensamiento filosófico marroquí que han sido traducidas al español. Así, de las obras del pensador marroquí Mohamed Abed Yabri que se han traducido y ya están al alcance del lector hispánico, mencionamos: Crítica de la razón árabe. Nueva visión sobre el legado filosófico andalusí (trad. Ahmed Mahfoud, 2001a), y El legado filosófico árabe (trad. Manuel C. Feria García, 2001b). Bajo la misma rúbrica se sitúan la traducción de las obras de Abdallah Laroui como La crisis de los intelectuales árabes. ¿Tradicionalismo o historicismo? (1991); citemos también la reciente traducción de los Pensamientos de la mañana, elaborada por Gonzalo Fernández Parrilla y Malika Embarek López (2015).
No podemos descartar aquí el compromiso de algunas casas editoriales españolas que se han empeñado en publicar bastantes traducciones de obras marroquíes al español. Como caso concreto, dejamos constancia de la editorial Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, con sede en Madrid, que, desde su creación en 1989, con vocación mediterránea, no ha escatimado esfuerzos por contribuir al movimiento de traducción de la literatura árabe en general, y de la marroquí de modo particular. El contexto de este despertar cultural se debió, en su momento, a la concesión del Premio Goncourt al escritor marroquí Tahar ben Jelloun en el año 1987, y la del Nobel de literatura a Naguib Mahfud en 1988.8
Por lo que respecta a los estudios sobre los manuscritos andalusíes, estos últimos están siendo objeto de estudio y análisis por investigadores tanto arabistas españoles como marroquíes. Los documentos históricos tienen gran importancia, debido a su valor jurídico, pues su estudio permite descubrir el sistema jurídico y las prácticas notariales de nuestra historia compartida.9 En esta línea se han organizado varios congresos y jornadas sobre el manuscrito andalusí.10 Por ejemplo, desde el año 2008, los equipos de investigación de la Universidad Hassan II de Casablanca, y en especial los profesores del área de Estudios Hispánicos, vienen organizando anualmente, en colaboración con otras instituciones españolas, congresos científicos sobre la caracterización y el estudio de los manuscritos andalusíes. Conscientes de su valor histórico y cultural, los equipos de investigación sobre el manuscrito tienen como propósito último diseñar metodologías de análisis científico, así como la localización, catalogación y conservación de los mismos. Los manuscritos constituyen un ineludible patrimonio documental y una fuente inagotable para la investigación historiográfica sobre el vaivén intercultural hispano-marroquí. En definitiva, el manuscrito andalusí aún precisa de una exhaustiva exploración científica tanto en España como en Marruecos.
Traducción al árabe y enseñanza del español en Marruecos
La presencia del español en Marruecos data de tiempos inmemoriales. El aprendizaje del idioma español constituye un medio imprescindible para el conocimiento mutuo del otro. La lengua y la cultura configuran una dicotomía indivisible; de ahí que la enseñanza del español en Marruecos sea una de las facetas de cooperación hispano-marroquí y una constante en la bilateralidad de nuestras relaciones. Los estudios contemporáneos mantienen que la cultura española goza de una presencia más amplia en Marruecos que la marroquí en España (Molina García, 2003). Como hemos señalado, hoy en día la divulgación de la identidad cultural marroquí en España es una necesidad, conforme al número elevado de marroquíes inmigrantes en el país vecino.
Por otra parte, el impulso de las relaciones interculturales hispano-marroquíes ha ocupado bastantes artículos en los convenios firmados entre ambos países. Por ejemplo, el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación entre el Reino de España y el Reino de Marruecos, firmado en Rabat, el 4 de julio de 1991, se enmarca en el ámbito de cooperación intercultural. Así, en el artículo 9 del capítulo ii de este Tratado, las dos partes contratantes se comprometen brindar
[...] una particular atención a la enseñanza del idioma y de la civilización árabes en España y de la lengua y de la civilización españolas en Marruecos, así como a la instalación y funcionamiento de Centros Culturales en sus respectivos territorios (Molina García, 2003, p. 420).
Tanto las instituciones españolas como la Consejería Cultural y de Cooperación de la embajada española en Rabat, y los Institutos Cervantes (Tetuán, Tánger, Rabat, Fez, Casablanca y Marrakech), además de los institutos de enseñanza pública española en el territorio marroquí, se implicaron en la promoción de la lengua y la cultura españolas en Marruecos. Las actividades culturales organizadas por estas instituciones cubren las más variadas manifestaciones culturales del mundo hispánico. A ello se suma la labor del hispanismo marroquí en la promoción de la enseñanza del español y la cultura hispánica en las universidades públicas del país (García Collado, 2005).
Por "hispanismo" se entiende, según la 23.ª edición del diccionario de la Real Academia Española, como "afición al estudio de las lenguas, literaturas o cultura hispánicas". Desde una perspectiva académica, la palabra "hispanismo" hace referencia
[...] al nivel ideológico, más concretamente, a lo que se ha dado en llamar el ámbito cultural. Es una área que reúne muchos terrenos como la lengua (vehículo de hispanización), la educación, el campo artístico literario, así como los medios de comunicación de masas.11
El hispanismo marroquí es de carácter polifacético e interdisciplinar, pues engloba tanto la producción literaria en lengua española, el ensayo,12 la investigación científica, la enseñanza, la traducción, la interculturalidad, entre otras áreas de interés. En este sentido, el hispanismo marroquí desempeña un papel determinante en la entendida "diplomacia cultural" entre España y Marruecos. El concepto de diplomacia cultural lo define el profesor Michael J. Waller como "el intercambio de ideas, información, arte y otros aspectos de la cultura entre las naciones y su gente con la finalidad de fomentar el entendimiento mutuo" (citado por Vidal Pérez, 2014, p. 16). De esta constatación se desprende la idea de que la traducción resulta una práctica imprescindible para la promoción y la valoración de la identidad cultural marroquí en España.
En este contexto, la creación de la Escuela Superior Rey Fahd de Traducción de Tánger, así como la implementación de las asignaturas de la traducción español-árabe y viceversa en los planes de estudio de los Departamentos de Estudios Hispánicos de las universidades marroquíes constituyen la columna vertebral de dicha diplomacia cultural. La traducción intercultural es una herramienta fehaciente para la construcción del espíritu de la alteridad.
Desde un punto de vista empírico, la traducción de obras en español al árabe ha alcanzado últimamente gran importancia en el sector editorial. Las obras maestras de la literatura española han sido traducidas al árabe (Cervantes, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, etc.), con lo cual su "extraordinaria recepción por los lectores marroquíes ha enriquecido sin duda el mundo de las letras y la cultura de Marruecos" (Ammadi, 2002, p. 47). Así, el interés de los hispanistas marroquíes por la traducción y la divulgación de obras españolas al árabe comienza años antes de la independencia de Marruecos (1956), después de haber acumulado experiencias académicas en español.
Por esas fechas, y más concretamente entre los años 1951 y 1966, Tuhami al-Wazzani se propuso iniciar la traducción de El Quijote. Esta traducción inacabada y que no se publicó en forma de libro, comprende del capítulo i de la primera parte hasta el capítulo xiv de la segunda. Francisco M. Rodríguez Sierra revela que
[...] el interés de esta traducción reside en el hecho de haber sido uno de los primeros intentos de traducir El Quijote al árabe; pero sobre todo, en el contexto marroquí, cobra importancia por la relevancia indudable de la figura del traductor (Rodríguez, 2007, p. 150).
En la actualidad, cabe subrayar que el transvase al árabe comprende tanto obras dramáticas, como novelescas, historiográficas, literatura de viajes, etc., como publicaciones recientes. Citemos la traducción al árabe de La estrella de Sevilla de Félix Lope de Vega y Carpio, realizada por Mohamed Elkadi, Driss Jebrouni y Mohamed Messari (2008). Estos dos últimos traductores han vertido al árabe a El lazarillo de Tormes en 2007. Driss Jebrouni publica en árabe, en 2008, a Platero y yo de Juan Ramón Jiménez. En 2014, Mohamed Messari traduce al árabe la famosa obra del viajero decimonónico español a Marruecos, José María de Murga y Mugártegui, Recuerdos marroquíes del moro vizcaíno. Todas estas traducciones han sido publicadas por Ediciones Litograf (Tánger).
Es de justicia señalar, no obstante, que la recepción de las obras españolas en Marruecos está promocionada, además, por la subvención del Ministerio de Cultura español, concedida en el marco de concurrencia competitiva de la traducción y edición, en cualquier idioma extranjero -inclusive el árabe-, de obras literarias o científicas escritas y publicadas en español. De este modo, se tradujo un conjunto de ocho obras del español al árabe en el año 2008. Entre los traductores destacan Omar Bouhachi, quien tradujo al árabe Aita Tettauen, y Marianela, de Benito Pérez Galdós; Driss Jebrouni realizó la traducción de Idearium español: el porvenir de España, de Ángel Gavinet; Mohamed El Kadi se encargó de la traducción de la obra teatral Mariana Pineda, de Federico García Lorca; la obra poética de Gustavo Adolfo Bécquer, Rimas y declaraciones poéticas, fue traducida por Mezouar El Idrissi. Por su parte, Abdennour El Younssi tradujo las Novelas ejemplares, 2 vols., de Miguel de Cervantes; mientras que Mohamed Morabet traduce al árabe la obra de Pedro Antonio de Alarcón, Diario de un testigo de la Guerra de África (España, Ministerio de Cultura, 2008). El traductor Omar Bouhachi obtuvo el Premio Nacional de Traducción 2013 con la traducción al árabe de Doña Perfecta, de Benito Pérez Galdós (publicada en Isidora Ediciones).
Entre las obras historiográficas que han sido traducidas al árabe en los últimos años, citemos algunas del historiador español Luis del Mármol Carvajal, cuya obra, la Descripción general de África, ha sido traducida por Driss Jebrouni y Mohamed El Kadi (Tánger, 2013). Otra obra traducida al árabe de este autor es: Historia del [sic] rebelión y castigo de los moriscos del reino de Granada (Asociación Marroquí de Estudios Andalusíes, 2013), traducción de los profesores Mustapha Adila y Jaafar Belhaj Soulami, de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de Tetuán.
Conclusión
La dimensión histórica de la traducción en las relaciones bilaterales hispano-marroquíes es una constante para tratar cualquier aspecto de las mismas, como son los intercambios interculturales. La dinámica de la traducción español-árabe y árabe-español ha pasado por diferentes etapas a lo largo de los siglos; la época del Protectorado español se caracterizó por la excelente disposición de los españoles para aprender el árabe clásico, así como también el dialecto marroquí. Este interés se vio intensificado gracias al movimiento africanista español, las misiones franciscanas y, posteriormente, el testigo fue retomado por el arabismo hasta la época actual en el ámbito universitario.
Este panorama histórico desvela que la dinámica de la traducción español-árabe constituye un reto para asegurar la viabilidad de las relaciones interculturales hispano-marroquíes. Así, a lo largo de estas líneas hemos podido reflexionar, por una parte, sobre la relación dicotómica establecida entre el aprendizaje de las lenguas y la traducción del español al árabe, y viceversa; y por otra, los efectos de la globalización y el fenómeno de la internacionalización de las culturas que precisa, más que nunca, promover el estudio y la formación de buenos traductores. Esta práctica comunicativa es un medio imprescindible para el entendimiento y la percepción positiva del otro, lo que, de lo contrario, podría provocar que se fosilizasen los estereotipos levantados entre culturas. Sin embargo, la lentitud que marca el ritmo de las relaciones interculturales entre España y Marruecos, además de la realidad de la enseñanza del árabe en España más allá de la universidad y la cooperación, son cuestiones que requieren una revisión por parte de las instituciones involucradas en la cultura.
En este sentido, la base de la interculturalidad hispano-marroquí ha de ser, necesariamente, a través de la dinámica de la traducción. De esta forma, la traducción puede ser entendida como una disciplina cuya función epistemológica tendería a trazar las vías de encuentro entre nuestras culturas. Compartimos, en este orden, con Martín Muñoz la opinión de que
[...] además de las relaciones económicas y políticas, hay que invertir en la cultura, en los intercambios entre las elites, [...] ampliar el papel del mundo universitario, de la investigación y del estudio, [...] teniendo en cuenta que ocuparse con prioridad de las cuestiones educativas y socio-culturales es invertir en la construcción de relaciones políticas, económicas [...]. Es más, es la principal asignatura pendiente para que las relaciones hispano-marroquíes sepan gestionar lo más próximo a su justa medida lo que son intereses comunes y competencia (citado por Molina García, 2003, p. 426).
Los impedimentos que obstaculizan la inversión en la traducción como una faceta más de la cultura, pueden resumirse en el hecho de que, en el panorama histórico y académico del arabismo español, se adolece de traductores profesionales, debido, por una parte, a la carencia de estudios árabes en las universidades españolas y, por otra, a la indefinición de los objetivos en los primeros currículos de la enseñanza del árabe en la universidad en España.
La realidad histórica y sociológica demuestra que la promoción de la enseñanza del árabe en España es una necesidad. La diversidad cultural requiere de una política lingüística a favor del plurilingüismo, con el fin de hacer perdurar los lazos de interculturalidad. En definitiva, la enseñanza de las lenguas y la práctica de la traducción tanto español-árabe como árabe-español configuran una dualidad indivisible para propiciar el diálogo intercultural hispano-marroquí, que permita rebasar los estereotipos culturales. La comunicación intercultural se vincula principalmente con las capacidades interculturales que posibilitan a las personas desenvolverse con eficacia y sin conflictos en una sociedad diversificada.