Recientemente la editora de la Revista Colombiana de Biotecnología profesora Dolly Montoya Castaño fue designada rectora de la Universidad Nacional de Colombia (UN), universidad pública y autónoma que el año anterior cumplió 150 años de existencia como proyecto cultural, histórico y social que integra saberes humanísticos, artísticos y científicos como parte de su compromiso para el desarrollo de Nación. En este contexto, la UN suma grandes aportes en la generación de conocimientos asociados a los recursos genéticos e integra un número creciente de colecciones de especies nativas, capacidades que desde la visión de la biotecnología y los bioprocesos contribuyen a profundizar la vocación de país hacia la construcción de oportunidades de desarrollo para el país basadas en la amplia biodiversidad y gran variedad de regiones y ecosistemas. Esta vocación debe profundizarse desde la generación de conocimiento soportado por su sistema de ciencia, tecnología e innovación en biodiversidad y biotecnología, aportando para que la sociedad nacional se proyecte como una sociedad de conocimiento, en particular aquellos que contribuyen a valorizar la diversidad biológica y los recursos naturales

El plan de la profesora Montoya asume otros retos de nación ligados a la coyuntura surgida del proceso de paz sobre el que Colombia debe avanzar, proponiendo aportar desde la academia hacia la consolidación del proceso de paz, con una visión que integre las ciencias sociales y las ciencias naturales. El propósito de trabajar para este proceso, forjando y afianzando vocaciones que se soportan en sus recursos, busca entre otros aspectos, forjar en las comunidades condiciones de sostenibilidad y de desarrollo que aporten hacia una calidad de vida digna, para las comunidades que fueron afectadas por el conflicto y de manera amplia para la ruralidad. El propósito plantea que la comunidad académica de la Universidad fortalecerá sus aportes desde un abordaje interdisciplinario que integre lo social, lo tecnológico y las vocaciones de las regiones, en forma dinámica, sinérgica y prospectiva.

El factor de cambio que actualmente afronta Colombia es la paz, para consolidarla se trabaja en aspectos estructurales fundamentales y que se fortalecen desde la ciencia la tecnología y la innovación, como los necesarios cambios en el tipo de desarrollo que ha prevalecido y en la economía (distribución de la riqueza, sectores con baja dinámica de desarrollo, nivel de incidencia de la tecnología en los sectores productivos, entre otros), en lo social (acceso a salud, educación, participación política, promoción de organizaciones sociales en todos los ámbitos, entre otros) y en relación al medio ambiente y los recursos naturales.

Construir a partir de la biodiversidad escenarios de gestión del conocimiento, convivencia humana y promoción de valores, aporta a la solución de los graves problemas de pobreza, violencia, inequidad e injusticia que aquejan a nuestra nación en su esfuerzo de incorporación al concierto global. Alcanzar estos propósitos sustenta el planteamiento de la profesora Montoya de hacer de la comunidad educativa, factor dinamizador de procesos sociales para el desarrollo de nación, para la reconciliación, la transformación y la paz.

La pluralidad e inclusión social como valores que integran la cultura de la Universidad Nacional de Colombia, tanto en sus postulados formales como en sus dinámicas académicas, se enfrenta en estos momentos a uno de sus más grandes retos: dinamizar y hacer realidad los espacios para la construcción de una Colombia más justa, equitativa, motor de dialogo y deliberación para la disminución de los conflictos que se han generado, promoviendo el perdón y la reconciliación. Esta propuesta de apertura que lleve a captar oportunamente los factores de cambio que enfrentará la sociedad, demanda trabajo interdisciplinario, en espacios de investigación y programas curriculares acordes con las necesidades actuales, para formar nuevos profesionales de las ciencias de la vida, forjadores de la paz y que con ideas renovadoras aportarán a la reconstrucción del país.

Desde otra perspectiva, la propuesta de la profesora Montoya plantea que la comunidad académica lidere el sistema nacional de educación, gracias al trabajo responsable y creativo de sus estamentos (profesoral, estudiantil y administrativo) y el liderazgo de sus egresados en la construcción de escenarios propicios para la innovación social y para la innovación tecnológica, interactuando una y otra en la formulación de opciones de desarrollo participativo de comunidades vulnerables o afectadas por el conflicto que prevaleció por más de cincuenta años en el país. Plantea igualmente la necesidad de incrementar el trabajo en red de grupos empresariales y de servicios, de centros técnicos y tecnológicos para construir nuevas formas no solo de conocimiento sino de colaboración y ciudadanía, otorgando a las ciencias sociales y las artes lugar preeminente en este proceso.

Cada una de las actividades académicas deben orientarse al cumplimiento de estos objetivos, destacadas por la pertinencia y estar contextualizadas en las comunidades y las regiones, en consonancia con la formación de los jóvenes como profesionales aptos, íntegros y éticos, capaces de interactuar con la sociedad, aportando a la solución de necesidades y problemas desde todas las áreas y todos los niveles institucionales en la gestión de conocimiento, articulándose con los territorios.

El fortalecimiento de la proyección de la Universidad hacia el país y su concurso en la consolidación de la paz requiere la armonización de las funciones misionales, docencia, investigación y extensión, producto de una reflexión concertada, institucional y continua que lleve a una interacción real. Este trabajo participativo y permanente permitirá implantar la evaluación permanente y el establecimiento de planes realizables de innovación y mejoramiento continuo, como producto de acuerdos con las comunidades.