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Psicología desde el Caribe

Print version ISSN 0123-417X

Psicol. caribe vol.29 no.2 Barranquilla Jan./Dec. 2012

 

Relaciones entre el sexismo ambivalente, el conservadurismo político y la rigidez cognitiva en una muestra de habitantes de la ciudad de Lima

Relationships between ambivalent sexism, political conservatism and cognitive rigidity in a sample of inhabitants from the city of Lima

Jan Marc Rottenbacher de Rojas*

* Licenciado en Psicología Social por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Profesor del Departamento de Psicología de la PUCP y miembro del Grupo de Psicología Política de la misma universidad. Ha publicado diversas investigaciones sobre ideología política, identidad social, memoria colectiva y prejuicio en revistas de España, Brasil, Colombia y Perú. jrottenbacher@pucp.edu.pe. Correspondencia: Avenida Universitaria 1801, San Miguel, Lima-32 (Perú).

Fecha de recepción: 30 de noviembre de 2011
Fecha de aceptación: 11 de julio de 2012


Resumen

Este estudio analiza la relación entre el conservadurismo político, la rigidez cognitiva y el sexismo ambivalente en una muestra de adultos jóvenes de la ciudad de Lima (N = 279). Para evaluar el conservadu- rismo político se utilizaron medidas de autoritarismo de ala derecha (RWA ), orientación hacia la dominancia social (SDO) y justificación de la inequidad. La rigidez cognitiva fue evaluada a través de la intolerancia a la ambigüedad, la intolerancia a la incertidumbre, la necesidad de cierre cognitivo y la apertura a la experiencia. Se utilizó una versión traducida al castellano del inventario de sexismo ambivalente. Se encontró una relación directa entre el conservadurismo político, la rigidez cognitiva, el sexismo hostil y el sexismo benevolente. Un análisis de regresión lineal mostró que el RWA , la SDO y la intolerancia a la ambigüedad ejercen influencia directa sobre el sexismo hostil, mientras que el sexismo benevolente recibe la influencia directa del RWA y la justificación de la inequidad. Los hombres puntuaron más alto en el sexismo hostil, mientras que las mujeres lo hicieron en una de las tres dimensiones del sexismo benevolente.

Palabras clave: Sexismo ambivalente, conservadurismo político, rigidez cognitiva.


Abstract

This study analyzes the relationship between political conservatism, cognitive rigidity and ambivalent sexism in a sample of young adults of the city of Lima (N = 279) . Political conservatism was assessed by measures of right-wing authoritarianism (RWA), social dominance orientation (SDO) and justification of inequality. Cognitive rigidity was evaluated through intolerance to ambiguity, intolerance to uncertainty, need for cognitive closure and openness to experience. A Spanish translation of ambivalent sexism inventory was also used. A direct relationship between political conservatism, cognitive rigidity, and hostile and benevolent sexism was found. A multiple linear regression analysis showed that RWA , SDO and intolerance of ambiguity exert influence on hostile sexism. On the other hand, benevolent sexism was inuflenced by RWA and justification of inequality. Men scored higher on hostile sexism while women showed higher scores on one of the three dimensions of benevolent sexism.

Keywords: ambivalent sexism; political conservatism; cognitive rigidity.


INTRODUCCIÓN

El objetivo general de este estudio es describir y analizar la relación entre el sexismo ambivalente, el conservadurismo político y la rigidez cognitiva en una muestra de habitantes de la ciudad de Lima. En este sentido, la pertinencia y relevancia académica del estudio radica en que, si bien existen estudios latinoamericanos que han relacionado la ideo- logía política y el sexismo ambivalente (e. g., Rottenbacher, 2010; Rot- tenbacher, Espinosa & Magallanes, 2011) y otros que han relacionado diversas variables ideológicas con la rigidez cognitiva en contextos anglosajones (e. g., Jost, Glaser, Kruglanski & Sulloway, 2003; Van Hiel, Onraet & De Pauw, 2010), no se han realizado estudios empíricos en contextos latinoamericanos que analicen las relaciones entre todas estas variables. De esta manera, en los párrafos que siguen se realizará una revisión de las propuestas teóricas y los estudios empíricos que se han dedicado a analizar el conservadurismo político, la rigidez cognitiva y el sexismo ambivalente, así como las relaciones entre estos conceptos.

Diversas investigaciones han propuesto la relación directa entre el mantenimiento y expresión de ideologías políticas conservadoras y diversas manifestaciones de sexismo (Rottenbacher, Espinosa & Magallanes, 2011; Rottenbacher, 2010; Sibley, Overall & Duckitt, 2007; Christopher & Mull, 2006). Tradicionalmente entendido como el prejuicio hacia la mujeres (Allport, 1954), el sexismo ha sido estudiado a partir de la década de 1990 como la expresión ambivalente -tanto hostil como benevolente o protectora- de una predisposición actitudinal hacia el mantenimiento de los roles de género tradicionales (Masser & Abrams, 1999; Glick & Fiske, 1996, 1997). Asimismo, desde la psicología política se ha propuesto que el mantenimiento y la defensa de las convenciones sociales tradicionales -entre las que podemos ubicar los roles de género- es una de las actitudes distintivas principales de las ideologías políticas de derecha, las mismas que en el contexto general de las democracias occidentales, y en particular de los sistemas democráticos latinoamericanos, han estado vinculadas con el conservadurismo político (Van Hiel, Onraet & De Pauw, 2010; Jost, Federico & Napier, 2009; Bobbio, 1996; Jost et al., 2003).

Por otro lado, recientemente dos estudios metaanalíticos (Van Hiel, Onraet & De Pauw, 2010; Jost, Glaser, Kruglanski & Sulloway, 2003) han puesto en evidencia la relación directa entre la rigidez cognitiva y la adhesión hacia ideologías políticas conservadoras. Estos dos estudios a gran escala, además de otros focalizados en variables específicas, han descrito y analizado las relaciones entre algunas variables cognitivas, determinadas dimensiones ideológicas y diversas formas de prejuicio u otras actitudes socioculturales (Roets & Van Hiel, 2010; Van Hiel, Onraet & De Pauw, 2010; Jost, Federico & Napier, 2009; Christopher & Mull, 2006; Federico, Golec & Dial, 2005; Van Hiel, Pandelaere & Duriez, 2004; Chirumbolo, Areni & Sensales, 2004; Jost et al., 2003; Kossowska & Van Hiel, 2003).

El sexismo ambivalente

Algunas investigaciones proponen la necesidad de indagar acerca de formas contemporáneas de prejuicio que en décadas anteriores eran concebidas como actitudes exclusivamente hostiles (Cárdenas, 2007). Estos estudios proponen la aparición de nuevos tipos de prejuicio que racionalizan los sentimientos hostiles y que se traducen en prejuicios benevolentes y paternalismos (e. g., "racismo sutil", Pettigrew & Meertens, 1995; "racismo aversivo", Gaertner & Dovidio, 1986).

Con respecto al sexismo, diversos estudios proponen que en las sociedades occidentales contemporáneas este aparece inicialmente como manifestación de hostilidad hacia las mujeres y evoluciona hacia formas ambivalentes en las que coexisten manifestaciones de hostilidad pero también actitudes protectoras o benevolentes que lo que persiguen, en última instancia, es la preservación de los roles de género tradicionales y los comportamientos asociados a ellos (Rodríguez, Lameiras & Carrera, 2009; Christopher & Mull, 2006; Lameiras & Rodríguez, 2003; Glick et al., 2000; Ekehammar, Akrami & Arayat, 2000; Glick & Fiske, 1996, 1997; Masser & Abrams, 1999). Si bien el sexismo ambivalente ha sido propuesto como una actitud cuyo objeto pueden ser tanto mujeres como hombres, debido a que está relacionado con el mantenimiento de los roles de género tradicionales (Rodríguez, Lameiras & Carrera, 2009; Glick & Fiske, 1999), esta investigación está focalizada exclusivamente en el sexismo ambivalente hacia las mujeres, debido, en especial, a la prevalencia del machismo en Latinoamérica (Rodríguez, Marín & Leone, 1993). Sin embargo, como será detallado más adelante, el mantenimiento de los roles de género tradicionales involucra necesariamente la relación hombre-mujer -por lo menos a nivel de sus roles tradicionales-, y por ello, el rol tradicional del hombre también se expresa a través del sexismo ambivalente hacia las mujeres (Rodríguez, Lameiras & Carrera, 2009).

El sexismo ambivalente recibe su nombre por la coexistencia de una dimensión hostil y una benevolente. Además, estas áreas generales se dividen en dimensiones más específicas que han sido denominadas hostilidad heterosexual, paternalismo dominante, diferenciación competitiva de género, paternalismo protector, diferenciación complementaria de género, e intimidad heterosexual (Cruz, Zempoaltecatl & Correa, 2005; Cruz, Zempoaltecatl & Rangel, 2007). En el cuadro 1 se presenta el esquema conceptual de las áreas y dimensiones que han sido propuestas para el sexismo ambivalente.

Asimismo, el sexismo ambivalente es una expresión de lo que Moya, Expósito y Padilla (2006) denominan ideologías de género: "... las creencias que los individuos poseemos acerca de los roles y conductas que hombres y mujeres deberían desempeñar, y acerca de las relaciones que ambos sexos han de mantener entre sí" (p. 712). Según estos autores, la ideología de género puede entenderse mejor como un continuo que se despliega entre dos polos: el denominado igualitarismo-feminista y el polo denominado sencillamente, tradicional. Este extremo tradicional de la ideología de género enfatiza las diferencias entre los hombres y las mujeres, relega a las mujeres como esposas a las labores domésticas y coloca a los hombres en la esfera pública, desde la cual pueden proteger, controlar y hasta dominar la conducta de las mujeres (Rodríguez, Lameiras & Carrera, 2009; Moya, Expósito & Padilla, 2006; Expósito, Moya & Glick, 1998; Glick & Fiske, 1996, 1997).

En este sentido, y sobre la base de lo anterior, se ha propuesto que altas puntuaciones en las dimensiones de sexismo ambivalente serán expresión de una ideología de género tradicional (Rodríguez, Lameiras & Carrera, 2009; Moya, Expósito & Padilla, 2006; Cruz, Zempoaltecatl & Correa, 2005). En este sentido, y debido a que la defensa de las tradiciones -o convenciones sociales tradicionales- es una de las características de las ideologías políticas conservadoras (Jost, Federico & Napier, 2009; Jost et al., 2003; Bobbio, 1996), resulta razonable proponer que algunas medidas de conservadurismo político correlacionen de manera directa con varias de las dimensiones hostiles y benevolentes del sexismo ambivalente.

Conservadurismo político, necesidades epistémicas y rigidez cognitiva

Según Jost et al. (2003), el conservadurismo político se expresa a través de la resistencia a los cambios sociales y la creencia general acerca de que la inequidad entre los seres humanos y entre los grupos es justificable. En ese sentido, el conservadurismo político ha estado vinculado a la derecha ideológica, que en términos de Bobbio (1996) se caracteriza por la justificación o naturalización de la inequidad y la inclinación hacia la defensa de las tradiciones.

Asimismo, numerosas investigaciones han utilizado como medidas de conservadurismo político instrumentos que evalúan el autoritarismo y la orientación hacia la dominancia social, en la medida en que se sostiene, desde el punto de vista conceptual, que tanto el autoritarismo de ala derecha (RWA , por sus siglas en inglés) y la orientación hacia la dominancia social (SDO, por sus siglas en inglés) son componentes actitudinales de las ideologías políticas conservadoras (e. g., Rottenbacher, Espinosa & Magallanes, 2011; Rottenbacher, 2010; Van Hiel, Onraet & De Pauw, 2010; Jost, Federico & Napier, 2009; Duckitt & Sibley, 2007; Jost & Hunyady, 2005; Duriez, Van Hiel & Kossowska; 2005; Crowson, Thoma & Hestevold, 2005; Altemeyer, 2004; Jost et al., 2003; Duckitt & Fisher, 2003; Duckitt, Wagner, du Plessis & Birum, 2002; Van Hiel & Mervielde, 2002; Altemeyer, 1998). El tradicionalismo o apego por las convenciones sociales se expresa a través del RWA y la justificación de la inequidad a través de la SDO. En este mismo sentido, la utilización del RWA y de la SDO como variables ideológicas representa lo que ha sido denominado como el enfoque dual de la ideología política (Duckitt & Fisher, 2003; Duckitt et al., 2002).

Hacia mediados del siglo XX, Adorno, Frenkel-Bruswik, Levinson y Sanford (1950) propusieron la denominada hipótesis de la rigidez de la derecha, denominada en inglés rigidity-of-the-right hypothesis (Van Hiel, Onraet & De Pauw, 2010, p. 1766). Posteriormente, en las décadas siguientes, otros investigadores analizaron los denominados estilos cognitivos con la finalidad de encontrar algunas de las bases psicológicas -cognitivas o afectivas- que predispusieran a las personas a adoptar determinadas ideologías políticas y a expresar diversas actitudes socio- culturales, entre las que se incluía a diversas formas de prejuicio (e. g., Frenkel-Brunswik, 1949, 1954; Goldstein & Blackman, 1978).

Siguiendo esta línea, en la década de los años 2000, dos investigaciones meta-analíticas revisaron los resultados de los estudios que se habían ocupado de la relación entre la ideología política y los estilos cognitivos durante las últimas cinco décadas del siglo XX.

En primer lugar, un estudio metaanalítico realizado por Jost et al. (2003) en 88 muestras de 12 países que conforman en total 22 818 casos confirma, según los autores, que el conservadurismo político se relaciona directamente con la intolerancia a la ambigüedad, el dogmatismo, las necesidades cognitivas de orden, estructura y cierre, y el miedo a la pérdida. Por el contario, el conservadurismo político se relaciona de manera inversa con la apertura a la experiencia, la tolerancia a la incertidumbre y la complejidad en la integración intelectual, que en inglés ha sido denominada integrative complexity (Jost et al., 2003, p. 339). Según el modelo teórico del conservadurismo político como cognición social motivada de Jost et al. (2003), en el interior de la estructura motivacional que predispone a los individuos hacia el conservadurismo político se encuentran las denominadas necesidades epistémicas, que pueden ser definidas como una manera especial de preferir, percibir y procesar información acerca del entorno social (Van Hiel, Onraet & De Pauw, 2010; Jost, Federico & Napier, 2009; Jost et al., 2003). Personas con una alta sensibilidad hacia la satisfacción de estas necesidades epistémicas prefieren recibir y procesar información carente de ambigüedad, incertidumbre y con elevados niveles de estructuración, orden y cierre. Las necesidades epistémicas propuestas por Jost et al. (2003) están estrechamente asociadas a la rigidez cognitiva, en la medida en que la intolerancia a la ambigüedad, la intolerancia a la incertidumbre y las necesidades de orden, estructura y cierre han sido propuestas como componentes de un estilo rígido en el procesamiento de la información.

En segundo lugar, Van Hiel, Onraet y De Pauw (2010) en un metaanálisis de 124 muestras que conforman un total de 29 209 casos encontraron que actitudes socioculturales de derecha o conservadoras presentaban una correlación directa de intensidad moderada con la intolerancia a la ambigüedad y una correlación inversa con la complejidad en la integración intelectual.

A partir de estos dos estudios se puede proponer que la rigidez cognitiva se asocia directamente -aunque con una intensidad moderada- con ideologías políticas conservadoras, y puede ser definida como un estilo de pensamiento que distingue a determinados individuos por presentar una alta sensibilidad con respecto a la necesidad de cierre cognitivo, preferir que sus vidas tengan un orden y estén bastante estructuradas, y rechazar la ambigüedad y las situaciones o grupos que se comporten de manera impredecible. Asimismo, las personas cognitivamente rígidas preferirían la estabilidad, precisión y certeza de la información acerca del mundo, la cual debe ser para ellos lo más coherente y consistente posible, no solo a través del tiempo, sino también a través de los cambios situacionales (Jost et al., 2003; Kruglanski & Webster, 1996; Roets & Van Hiel, 2010). Por estos motivos, la rigidez cognitiva puede ser entendida también como "mentalidad cerrada" (Roets & Van Hiel, 2010, p. 90), que se refiere a una resistencia a aceptar opiniones alternativas a las propias y a cambiarlas pese a la existencia de evidencias en su contra (Roets & Van Hiel, 2010).

Finalmente, es posible sostener que la rigidez cognitiva expresa una alta sensibilidad hacia la satisfacción de las necesidades epistémicas propuestas por Jost et al. (2003): la intolerancia a la ambigüedad e incertidumbre, y las necesidades cognitivas de orden, estructura y cierre, y la resistencia al cambio o la novedad en la información del medio social.

Conservadurismo político, rigidez cognitiva y sexismo ambivalente

Con respecto al tema específico de esta investigación, Sibley, Overall & Duckitt (2007) encontraron correlaciones de magnitud mediana entre variables ideológicas, como el RWA y la justificación del sistema, y los componentes del sexismo ambivalente, incluso en las mujeres. Por ello proponen que una predisposición hacia el RWA puede llevar, incluso a la mujeres, a apoyar actitudes y creencias que justifiquen la inequidad entre los géneros masculino y femenino (Sibley, Overall & Duckitt, 2007). Asimismo, estos autores proponen al final de su artículo que sería conveniente estudiar las relaciones entre la SDO y los componentes del sexismo ambivalente, debido principalmente a que la competencia intergrupal que se expresa a través de la SDO podría estar relacionada con menores niveles de sexismo ambivalente en las mujeres y mayores niveles de sexismo en los hombres (Sibley, Overall & Duckitt, 2007). Por otro lado, Christopher y Mull (2006) utilizaron medidas de SDO, RWA , sexismo hostil y sexismo benevolente, y encontraron que ambas medidas de ideología política - RWA y SDO- correlacionaron directamente con las dos dimensiones del sexismo. Sin embargo, mientras la SDO presentó una correlación de mayor intensidad con el sexismo hostil, el RWA se asoció más intensamente con la dimensión benevolente del sexismo. En esta misma investigación, modelos de regresión lineal múltiple mostraron que la SDO ejercía influencia sobre el sexismo hostil, mientras el RWA lo hacía sobre el sexismo benevolente (Christopher & Mull, 2006).

En el ámbito latinoamericano, recientemente Rottenbacher (2010) encontró correlaciones directas entre la SDO, el RWA y tres dimensiones del sexismo ambivalente: el paternalismo masculino, el sexismo hostil y la diferenciación complementaria de género. En este mismo estudio, en los análisis de regresión lineal múltiple solo el RWA ejerció una influencia significativa sobre las tres dimensiones del sexismo. Por otro lado, Rottenbacher, Espinosa y Magallanes (2011) encontraron a través de un modelo de ecuaciones estructurales que, si bien tanto la SDO como el RWA ejercían influencia sobre ambas dimensiones del sexismo ambivalente -hostil y benevolente-, el RWA ejercía una influencia de mayor intensidad sobre el sexismo benevolente, mientras el SDO ejercía un efecto mayor sobre el sexismo hostil, lo que representa resultados más consistentes con los obtenidos por Christopher y Mull (2006) en el contexto neozelandés.

Si bien existen investigaciones que se han dedicado a describir y analizar la relación entre el conservadurismo político y el sexismo ambivalente, no ha sido posible identificar estudios previos que se hayan ocupado de la relación entre variables ideológicas, la rigidez cognitiva y el sexismo ambivalente.

Por ello, y sobre la base de la revisión conceptual anterior, esta investigación se propone describir y analizar las relaciones entre el conservadurismo político, la rigidez cognitiva y el sexismo ambivalente. Sobre la base de estudios previos (e. g., Van Hiel Onraet & De Pauw, 2010; Rottenbacher, 2010; Duckitt & Sibley, 2007; Jost et al., 2003) se ha considerado pertinente utilizar medidas de SDO, RWA y justificación de la inequidad para evaluar el conservadurismo político. Asimismo, la rigidez cognitiva será evaluada a través de medidas de intolerancia a la ambigüedad, intolerancia a la incertidumbre y de necesidad de cierre cognitivo (Van Hiel, Onraet & De Pauw, 2010; Jost et al., 2003). El sexismo ambivalente será evaluado en sus dimensiones hostil y benevolente. Es necesario precisar, además, que debido a la evidencia empírica previa que ha mostrado diferencias entre hombres y mujeres con respecto a la expresión del sexismo ambivalente (e. g., Cruz, Zempoaltecatl & Correa, 2005; Cruz, Zempoaltecatl & Rangel, 2007), un objetivo complementario de este estudio está orientado a analizar las diferencias entre hombres y mujeres, no solo con respecto a las dimensiones del sexismo ambivalente, sino también con respecto a las variables ideológicas y la rigidez cognitiva.

MÉTODO

Participantes

Se utilizó un tipo de muestreo no probabilístico intencional, recurriendo a estudiantes y egresados universitarios, debido a que era la población que podía ser contactada con mayor facilidad y a la que se tenía acceso directo por su vinculación con el ámbito universitario. Los participantes del estudio (N = 279) fueron adultos jóvenes de la ciudad de Lima cuyas edades fluctuaban entre un mínimo de 18 y un máximo de 35 años ( ME = 23.69, DE = 3.40 ). El 53.4% fueron hombres y el 46.6% mujeres. La mayoría, el 60.2%, eran estudiantes universitarios, un 21.5% eran egresados universitarios, un 7.2% había concluido estudios técnicos superiores, un 6.8% era estudiante de carreras técnicas no universitarias, un 2.9% poseía estudios de posgrado y solo un 1.4% había concluido únicamente la secundaria. Con respecto a su nivel socioeconómico (NSE), la mayoría (64.3%) se ubicó en un NSE medio, un 23.8% en un NSE medio-alto, un 9.4% en un NSE medio-bajo, un 2.2% en un NSE alto, y solo un 0.4% en el NSE bajo. Los participantes provienen en general de 33 distritos de la ciudad de Lima Metropolitana y el Callao.

Instrumentos

1. Para evaluar el Conservadurismo Político se utilizaron los siguientes instrumentos:

  1. RWA. El autoritarismo de ala derecha fue evaluado a través de una versión traducida al castellano por Rottenbacher & Schmitz (2012) de la versión de la Escala de Autoritarismo de Ala Derecha de Zakrisson (2005). Este instrumento está compuesto de 15 ítems cuya opción de respuesta es una escala Likert de 6 puntos, en la que 1 = "Totalmente en Desacuerdo" y 6 = "Totalmente de Acuerdo". Esta escala presentó un adecuado nivel de confiabilidad (α = .79).
  2. SDO. La orientación hacia la dominancia social se evaluó mediante la versión traducida al castellano por Montes-Berges & Silván-Ferrero (citados en Moya & Morales-Marente, 2005) de la Escala de Orientación hacia la Dominancia Social ( SDO). Esta escala comprende 16 enunciados referidos a relaciones jerárquicas y asimétricas entre grupos pertenecientes a una misma sociedad. La opción de respuesta es una escala Likert de 6 puntos, en la que 1 = "Totalmente en Desacuerdo" y 6 = "Totalmente de Acuerdo". Este instrumento presentó un alto nivel de confiabilidad para el caso del presente estudio (α = .82).
  3. Justificación de la Inequidad. Se elaboró una escala de 5 ítems con enunciados como: "La desigualdad económica es un hecho natural. Por más que se desarrolle nuestro país, siempre habrá ricos y pobres", "No importa qué tanto se desarrolle el país, la existencia de pobreza y riqueza son inevitables" o "Las jerarquías en nuestra sociedad son inevitables. Siempre habrá algunos que sean los que gobiernen y otros serán los gobernados". La opción de respuesta es una escala Likert de 6 puntos, en la que 1 = "Totalmente en Desacuerdo" y 6 = "Totalmente de Acuerdo". La escala de 5 ítems presentó un adecuado nivel de confiabilidad (α = .75). La escala, sus ítems y su descripción en términos de confiabilidad se presentan en el apéndice 1.
  4. Conservadurismo Político. La variable denominada Conservadurismo Político se obtiene del promedio simple de las anteriores tres medidas: RWA, SD O y justificación de la Inequidad.

2. Para evaluar los niveles de rigidez cognitiva se utilizaron los siguientes instrumentos:

  1. Intolerancia a la Ambigüedad. Se utilizó la versión en idioma español de la Escala de Tolerancia a la Ambigüedad ( MSTAT- II ), de Arquero y McLain (2010). Esta escala está compuesta de 13 ítems cuya opción de respuesta es una escala Likert de 6 puntos, en la que 1 = "Totalmente en Desacuerdo" y 6 = "Totalmente de Acuerdo". Esta escala presentó un alto nivel de confiabilidad para el caso de la muestra (α = .84).
  2. Intolerancia a la Incertidumbre. Se utilizó la subescala de respuesta emocional frente a la incertidumbre de 15 ítems que forma parte de la Escala de Respuesta a la Incertidumbre validada en población de la ciudad de Caracas por Lousinha y Guarino (2010). La opción de respuesta de los ítems es una escala Likert de 6 puntos, en la que 1 = "Nada característico de mí" y 6 = "Totalmente característico de mí". La escala de 15 ítems obtuvo alto nivel de confiabilidad (α = .92).
  3. Apertura a la Experiencia. Se utilizó la subescala denominada "Deseo de Cambio" por Lousinha y Guarino (2010), que pertenece a la Escala de Respuesta a la Incertidumbre validada por estos autores en la ciudad de Caracas. La escala original está compuesta por doce ítems, de los cuales se utilizaron solo once. Luego de los análisis de confiabilidad se eliminó el Ítem n° 12, debido a que la escala resultante de once ítems presentó un mayor nivel de confiabilidad (α = .90).
  4. Necesidad de Cierre Cognitivo. Se utilizó una versión traducida al castellano de la Need for Closure Scale de Roets y Van Hiel (2010). El instrumento está compuesto de 15 ítems cuya opción de respuesta es una escala Likert de 6 puntos, en la que 1 = "Totalmente en Desacuerdo" y 6 = "Totalmente de Acuerdo". La escala presentó un alto nivel de confiabilidad para el caso del presente estudio (α = .84).
  5. Rigidez Cognitiva. Esta variable se obtiene de calcular el promedio simple de las cuatro variables anteriores: Intolerancia a la Ambigüedad, Intolerancia a la Incertidumbre, Apertura a la Experiencia (se invierten los puntajes de esta variable) y Necesidad de Cierre Cognitivo.

3. Sexismo Ambivalente. Para evaluar esta variable se utilizó una versión del Inventario de Sexismo Ambivalente de Glick y Fiske (1996, 1997), validada para población de la ciudad de México por Cruz, Zempoaltecatl y Correa (2005) y posteriormente por Cruz, Zempoaltecatl y Rangel (2007). Este cuestionario está conformado por 25 ítems que expresan creencias acerca de los roles de género tanto de los hombres como de las mujeres. La opción de respuesta es una escala tipo Likert, en la que 1 = "Totalmente en Desacuerdo" y 6 = "Totalmente de Acuerdo". A partir de los ítems se calcularon las seis dimensiones propuestas por Cruz et al. (2005), las cuales obtuvieron niveles adecuados y altos de conabilidad: a) Hostilidad Heterosexual (α = .85), b) Paternalismo Dominante (α = .87), c) Diferenciación Competitiva de Género (α = .81), Paternalismo Protector (α = 80), e) Diferenciación Complementaria de Género (α = .77), e Intimidad Heterosexual (α = .73).

Procedimiento

En primer lugar se elaboró el cuestionario que contenía el texto sobre el consentimiento informado, los instrumentos para la medición de las variables de estudio, así como una sección de datos sociodemográcos. Se capacitó a 25 estudiantes del penúltimo semestre de la carrera de Psicología Social de la Pontificia Universidad Católica del Perú ( PUCP ), en la adecuada aplicación de los cuestionarios y sobre la necesidad de contar con el consentimiento informado de cada participante. Todos los participantes llenaron el cuestionario de manera voluntaria y en todo momento se les recordó que podían finalizar el llenado de los instrumentos si así lo deseaban. Los datos fueron recogidos entre agosto y setiembre de 2011. Finalmente, la información fue centralizada por el investigador e ingresada el paquete estadístico SPSS 19 .

RESULTADOS

En la tabla 1 se presentan los estadísticos descriptivos de todas las variables del estudio. Estas medidas o dimensiones han sido agrupadas en las variables generales del estudio: a) Conservadurismo Político, b) Rigidez Cognitiva, c) Sexismo Hostil y d) Sexismo Benevolente. Si bien no todas las variables presentan una distribución normal, tampoco presentan grados extremos de asimetría, salvo la Diferenciación Competitiva de Género. Pese a ello, se ha considerado pertinente la realización de correlaciones de Pearson y análisis de regresión lineal múltiples.

Comparación entre mujeres y hombres

Como se observa en la tabla 2, los hombres puntuaron más alto en las siguientes dimensiones del sexismo: Hostilidad Heterosexual, Paternalismo Dominante y Diferenciación Competitiva de Género; por otro lado, las mujeres puntuaron más en la dimensión denominada Diferenciación Complementaria de Género. No se presentaron otras diferencias significativas entre los puntajes promedio de hombres y mujeres.

Análisis de correlación paramétrica

Para realizar los análisis de correlación paramétrica se integraron inicialmente las seis dimensiones específicas del sexismo ambivalente en sus dos áreas más generales: Sexismo Hostil y el Sexismo Benevolente. Estas variables fueron correlacionadas en primer lugar con las variables ideológico-políticas ( SDO, RWA y justificación de la Inequidad) y en segundo lugar, con las variables cognitivas. Finalmente, las variables ideológico-políticas y las cognitivas se integraron en dos variables generales: el Conservadurismo Político y la Rigidez Cognitiva, las cuales fueron correlacionas con las áreas del sexismo ambivalente.

En la tabla 3 se puede observar que solo la SDO y el Sexismo Benevolente no correlacionaron entre sí de forma significativa. Las correlaciones de mayor intensidad se presentaron entre el Sexismo Hostil y el Sexismo Benevolente, y entre el RWA y el Sexismo Benevolente.

En la tabla 4 se puede observar que la Intolerancia a la Ambigüedad correlacionó de manera directa y significativa con ambas medidas de Sexismo, el Hostil y el Benevolente. De igual forma correlacionó la Intolerancia a la Incertidumbre, aunque con una intensidad pequeña. La Necesidad de Cierre Cognitivo solo correlacionó de forma significativa con el Sexismo Benevolente, y la Apertura a la Experiencia correlacionó de forma inversa y significativa con el Sexismo Hostil.

En la tabla 5 se puede observar que las cuatro variables generales correlacionaron entre sí de manera directa y significativa. A parte de la correlación entre el Sexismo Hostil y el Benevolente, las correlaciones de mayor intensidad se presentaron entre en Conservadurismo Político y el Sexismo Benevolente ( r (249) = .34), entre el Conservadurismo Político y el Sexismo Hostil (r (247) = .30) y entre la Rigidez Cognitiva y el Conservadurismo Político ( r (228) = .29).

Análisis preliminares de regresión lineal múltiple por pasos sucesivos

Inicialmente se propusieron seis modelos de regresión lineal múltiple cuyo método para elegir las variables independientes fue por pasos sucesivos con la finalidad de encontrar los modelos que explicaran el mayor porcentaje de la varianza de las variables dependientes. El esquema general de los modelos propuestos se presenta en la tabla 6.

Modelo 1: Este modelo explica el 9.3% de la varianza del Sexismo Hostil (R2 = .093, F(1, 244) = 4.689, p = .031) y tanto el RWA (β = .240, t = 3.700, p < .001) como la SDO (β = .140, t = 2.166, p = .031) ejercen un efecto directo sobre el Sexismo Hostil.

Modelo 2: Este modelo explica el 17.8% de la varianza del Sexismo Benevolente (R2 = .178, F(1, 246) = 6.742, p = .012), y esta vez son el RWA (β = .358, t = 5.930, p < .001) y la justificación de la Inequidad (β = .153, t = 2.544, p = .012) las variables que ejercen influencia directa sobre el Sexismo Benevolente.

Modelo 3: Explica el 7.0% de los cambios en el Sexismo Hostil (R2 = .070, F(1, 234) = 18.766, p < .001) y solo la Intolerancia a la Ambigüedad (β = .272, t = 4.332, p < .001) ejerce influencia directa sobre el Sexismo Hostil.

Modelo 4: Este modelo explica el 6.7% de la varianza del Sexismo Benevolente (R2 = .067, F(1, 238) = 18.194, p < .001) y solo la Intolerancia a la Ambigüedad (β = .266, t = 4.265, p < .001) ejerce influencia sobre el Sexismo Benevolente.

Modelo 5: Este modelo explica el 9.6% de la varianza del Sexismo Hostil (R2 = .096, F(1, 221) = 5.155, p = .024), y en él, las dos variables independientes ejercen influencia directa sobre el esta variable, aunque el Conservadurismo Político lo hace con mayor intensidad (β = .244, t = 3.669, p < .001) en comparación con la Rigidez Cognitiva (β = .151, t = 2.270, p = 0.24).

Modelo 6: Explica el 10.9% de la varianza ( R2 = .109, F(1, 225) = 28.714, p < .001) y solo el Conservadurismo Político ejerce influencia directa sobre el Sexismo Benevolente (β = .336, t = 5.359, p < .001).

Análisis finales de regresión lineal múltiple por pasos sucesivos

A partir de los resultados de los seis modelos de regresión lineal realizados inicialmente se propusieron finalmente dos modelos de regresión lineal para analizar la influencia que ejercen las variables constituyentes del Conservadurismo Político y de la Rigidez Cognitiva sobre el Sexismo Hostil y el Sexismo Benevolente.

En estos dos análisis de regresión lineal múltiple se encontró, en primer lugar, que el Sexismo Hostil recibe la influencia directa del RWA , la Intolerancia a la Ambigüedad y la SDO. El efecto de estas tres variables sobre el Sexismo Hostil explica el 12.3% de la varianza en la variable dependiente (R2 = .123, F(1, 240) = 5.996, p = .015). El resumen del modelo se puede observar en la figura 1.

En segundo lugar, el Sexismo Benevolente recibe la influencia directa del RWA y la justificación de la Inequidad, quedando excluida del modelo la Intolerancia a la Ambigüedad. El efecto de las dos variables incluidas explica el 17.4% de la varianza del Sexismo Benevolente ( R2 = .174, F(1, 248) = 5.757, p = .015). El detalle del modelo se puede observar en la figura 2.

DISCUSIÓN

En primer lugar, es necesario advertir que una de las más importantes limitaciones de este estudio radica en la no aleatoriedad en la selección de los participantes. Esto limita la generalización de los resultados a grupos muy similares al de la muestra -estudiantes y egresados universitarios-, y esto con algunas limitaciones. Sin embargo, los instrumentos utilizados han presentado adecuados niveles de conablidad y las relaciones que se han observado entre las variables resultan consistentes con los hallazgos previos y con la revisión conceptual, lo cual incrementa los niveles de validez y relevancia de los resultados obtenidos.

La discusión que sigue está orientada a describir en qué forma se alcanzó el objetivo general de este estudio, que fue analizar la relación entre el sexismo ambivalente, la ideología política y la rigidez cognitiva en una muestra de habitantes de la ciudad de Lima. Además, como fue mencionado al final de la introducción, se analizarán las diferencias entre hombres y mujeres con respecto a las variables del estudio.

Conservadurismo político, rigidez cognitiva y sexismo ambivalente

Como se esperaba a partir de la revisión bibliográfica, el conservadurismo político se asoció directamente con la rigidez cognitiva, lo cual resulta consistente con los resultados de investigaciones metaanalíticas previas (Van Hiel, Onraet & De Pauw, 2010; Jost et al., 2003). Con ello podemos sostener que mayores niveles de rigidez cognitiva predisponen a las personas a preferir lo tradicional, la ausencia de cambios y la jerarquización de la sociedad en la medida en que esto reduce la ambigüedad, la incertidumbre y otorga, por otro lado, estructura y cierre a los estímulos del entorno social. En esta línea, la apertura a la experiencia, entendida como el deseo por el cambio y el gusto por la novedad, es una variable que se asoció inversamente con las medidas de conservadurismo político y rigidez cognitiva. Esto resulta coherente con las propuestas previas que conciben al conservadurismo político como una ideología general que se manifiesta a través de la resistencia al cambio y de la justificación de la inequidad (Jost, Federico & Napier, 2009; Jost et al., 2003; Bobbio, 1996).

Por otro lado, tanto el conservadurismo político como la rigidez cognitiva se asociaron directamente con las dos dimensiones del sexismo ambivalente: la hostil y la benevolente. Sin embargo, es necesario resaltar que el conservadurismo político presentó correlaciones de mayor intensidad con ambas dimensiones del sexismo en comparación con la rigidez cognitiva.

RWA, SDO, justificación de la inequidad y sexismo ambivalente

Sobre las base de los resultados de este estudio, el sexismo ambivalente puede ser entendido como una actitud sociocultural -en los términos de Van Hiel, Onraet y De Pauw, 2010- que representa una expresión del conservadurismo político en relación con los roles de género. Por ello tiene sentido comprender el sexismo ambivalente como una ideología de género que se acerca al extremo tradicional (Moya, Expósito & Padilla, 2006; Expósito, Moya & Glick, 1998). En este sentido, resultan coherentes las asociaciones directas entre las dimensiones del sexismo ambivalente y el tradicionalismo expresado en general a través del conservadurismo, y específicamente a través del RWA (Altemeyer, 1998, 2004).

Otro de los resultados consistentes con la revisión teórica y con hallazgos previos en poblaciones similares (e. g., Rottenbacher, Espinosa & Magallanes, 2011) es la asociación de mayor intensidad entre el RWA y el sexismo benevolente, por un lado, y la SDO y el sexismo hostil, por el otro. Esto corrobora la propuesta acerca de que la expresión más hostil, competitiva y agresiva del conservadurismo político se manifiesta a través de la SDO (Jost, Federico & Napier, 2009; Sibley, Overall & Duckitt, 2007; Christopher & Mull, 2006), mientras que la expresión más tradicional, autoritaria y socialmente conservadora se expresa a través del RWA (Jost, Federico & Napier, 2009; Sibley, Overall & Duckitt, 2007; Christopher & Mull, 2006; Altemeyer, 2004, 1998). En los resultados obtenidos, el sexismo hostil recibe la influencia tanto del RWA como de la SDO y de la intolerancia a la ambigüedad, mientras el sexismo benevolente recibe la influencia del RWA y la justificación de la inequidad.

La relación entre sexismo benevolente, el RWA y la justificación de la inequidad puede interpretarse como una visión tradicional de los roles de género, que es expresión de una ideología conservadora de derecha, la cual, según Bobbio (1996), se distingue sobre todo por su inclinación hacia la justificación de la desigualdad entre los seres humanos y los grupos.

Diferencias entre hombres y mujeres

Otro resultado llamativo son las diferencias encontradas entre hombres y mujeres. Por un lado, se observa que el conservadurismo político es una ideología potencialmente presente tanto en hombres como en mujeres; por otro lado, como se esperaba, los hombres presentaron puntajes más altos en las tres dimensiones hostiles del sexismo ambivalente: la hostilidad heterosexual, el paternalismo dominante y la diferenciación competitiva de género, mientras que las mujeres puntuaron más alto en una de las dimensiones benevolentes: la diferenciación complementaria de género. Estos resultados son similares a los obtenidos por Cruz, Zempoaltecatl y Correa (2005) para la ciudad de México. De esta manera, es posible sostener que mientras los hombres maniestan una mayor predisposición hacia el sexismo hostil, las mujeres expresan una predisposición hacia el sexismo benevolente a través de la diferenciación complementaria de género, al apoyar la creencia de que ellas mismas poseen rasgos altruistas y emocionales que los hombres no poseen y que, por lo tanto, complementan la vida del hombre al formar una pareja.

En general, los resultados obtenidos en esta investigación apoyan los hallazgos previos sobre las relaciones entre el conservadurismo político y el sexismo ambivalente: el conservadurismo político predispone a las personas a adoptar y defender una visión tradicional de los roles y las relaciones de género, en la que se mezclan elementos hostiles, benevolentes y paternalistas. En esta visión tradicional, la mujer es percibida como un ser frágil, emocional y menos capaz que el hombre, pero que, sin embargo, complementa con sus características emocionales y altruistas la vida de los hombres. El conservadurismo político expresado a través de una resistencia a los cambios y la justificación de la inequidad (Jost et al., 2003) refuerza esta visión diferenciada y dominantemente masculina de las relaciones de género.

Finalmente, podemos llegar a proponer que la rigidez cognitiva no se relaciona directamente con actitudes socioculturales como el sexismo, sino que lo hace a través de variables ideológicas que funcionan como mediadoras entre un determinado tipo de estilo cognitivo y las creencias y actitudes relacionadas con el entorno sociocultural.

Apéndice 1

Tabla 7.

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