INTRODUCCIÓN
La satisfacción con la vida es una evaluación cognitiva y global de la calidad de vida y el bienestar de las personas. Representa la evaluación que el individuo realiza de su satisfacción y su calidad de vida, para lo cual utiliza sus propios criterios (Bilbao, Techio, & Páez, 2007; García Martín, 2002; Pavot, & Diener, 1993; Pérez-Escoda, & Alegre, 2014).
Hoy en día, el estudio del impacto de la satisfacción con la vida en los procesos de toma de decisiones y construcción de la carrera en jóvenes universitarios está justificado por las transformaciones sociales y organizacionales que tienen lugar en el mercado de trabajo. El nuevo paradigma de la construcción de vida (Savickas, 2011; 2013) se centra en la forma en la que los individuos construyen sus vidas en busca de su satisfacción y realización personal por medio del trabajo. Consideran, también, las tareas académicas y profesionales que desempeñan y los ajustes a realizar en el ámbito social, político y económico, los cuales caracterizan el mercado laboral del siglo XXI. Al respecto, cabe apuntar que de las organizaciones e instituciones del siglo XX poco queda en lo que a la garantía de trabajo o estabilidad se refiere, ya que de la implicación y adhesión al trabajo -antes característica- se pasó a la flexibilidad; así como de la estabilidad a la movilidad, y del proyecto a largo plazo a los proyectos a corto plazo. En el siglo XXI se da una mayor importancia al desarrollo y a la adquisición de competencias individuales, al tomar en consideración, a un mismo tiempo, el estudio de otras dimensiones psicológicas, como, por ejemplo, la satisfacción con la vida, en función de los contextos socioculturales en los que se vive (Duarte, 2011).
En diversos estudios presentes en la literatura (Diener, & Diener, 1995; Gokdemir, & Tahsin, 2014; Segura, & Gil, 2016), centrados en las correlaciones de la satisfacción y sus antecedentes, se identifican dos líneas de investigación. La primera se centra en el análisis de los efectos que ciertas circunstancias tienen en la satisfacción con la vida, en concreto, el contexto socioeconómico (Adler et al., 1994; Diener, Suh, Lucas, & Smith, 1999; Eryilmaz, 2010; Howell, & Howell, 2008; Oyanedel, Alfaro, & Mella, 2015; Schnettler et al., 2014); el estado civil (Díaz, & Alvarado, 2007); o los aspectos biodemográficos, tales como el género (Bizarro, 1999; Blanchflower, & Oswald, 2004; Derdikman-Eiron et al., 2011; Di Tella, MacCulloch, & Oswald, 2003; Diener, & Ryan, 2009; Easterlin, 2001; Gutiérrez, Galiana, Tómas, Sancho, & Sanchís, 2014; Zubieta, Muratori, & Fernandez, 2012); o la edad (Bizarro, 1999; Castro, & Sánchez López, 2000; Derdikman-Eiron et al., 2011; Eryilmaz, 2010; Pérez-Escoda, 2013; Segura, & Gil, 2016).
De este modo, los estudios mencionados señalan que, entre otros aspectos, la vivencia en un medio socioeconómico desfavorecido aumenta las probabilidades de que los jóvenes experimenten menor nivel de satisfacción con la vida. Por el contrario, Diener et al. (1999) afirman que las personas que viven en países más ricos presentan un nivel más elevado de satisfacción con la vida, con el trabajo que desempeñan y con las relaciones establecidas con otros. En esta línea se destacan también los estudios de Howell y Howell (2008), Eryilmaz (2010), y de Oyanedel et al. (2015), los cuales muestran cómo un medio económico favorable contribuye de forma positiva a una mayor satisfacción de las personas con su vida.
En relación con el estado civil, aquellas personas casadas tienden a presentar valores más elevados de satisfacción que quienes, por el contrario, son solteras o viudas (Díaz, & Alvarado, 2007). A su vez, en cuanto al género, los estudios de Bizarro (1999), Derdikman-Eiron et al. (2011), así como de Zubieta et al. (2012), demuestran que los adolescentes varones presentan niveles de satisfacción mayores que las mujeres. Por su parte, algunos estudios transculturales revelan que las mujeres son más felices que los hombres (Blanchflower, & Oswald, 2004; Di Tella, MacCulloch, & Oswald, 2003; Muratori, Zubieta, Ubillos, González, & Bobowik, 2015). Con todo, esta felicidad tiende a disminuir en relación con la de los hombres a medida que ellas evolucionan (Easterlin, 2001).
Sin embargo, Diener y Ryan (2009) demuestran que los individuos más jóvenes son más felices que aquellos con mayor edad, debido -sobre todo- a la mayor disponibilidad de recursos físicos, psicológicos y materiales. No obstante, autores como Bizarro (1999), Díaz y Alvarado (2007), o Segura y Gil, (2016), extraen de sus estudios conclusiones contrarias, al afirmar que los individuos con mayor edad son más felices con respecto a aquéllos más jóvenes. Según Bizarro (1999), estos resultados pueden deberse a que, en la adolescencia, tiende a producirse una disminución de la satisfacción con la vida, al considerarse una etapa propensa a la existencia de mayor vulnerabilidad y riesgos o, como indican Segura y Gil (2016), a un mayor nivel de vacío vital. Este vacío se puede superar con la participación en actividades religiosas, lo que a su vez influye de manera positiva en el bienestar subjetivo de las personas (Diener, 1984).
Por su parte, la segunda línea de investigación se centra en analizar la influencia que los factores sociales y personales tienen en la satisfacción con la vida. Los estudios que existen al respecto apuntan a que el soporte social es uno de los factores predictivos de la satisfacción con la vida (Sarriera, Bedin, Abs, Calza, & Casas, 2015). Además, consideran como predictor de esta satisfacción la autoestima (Povedano, Hendry, Ramos, & Varela, 2011); la inteligencia emocional percibida (Limonero, Tomás-Sábado, Fernández-Castro, Gómez-Romero, & Ardilla-Herrero, 2012; Rey, Extremera, & Pena, 2011); la personalidad (Carmona-Halty, & Rojas-Paz, 2014; Chico, & Ferrando, 2008; Puente, & Cavazos, 2013); y los valores (Albuquerque, Noriega, Coelho, Neves, & Martins, 2006; Zubieta, et al., 2012).
Al respecto, según Sarriera et al. (2015), las personas que identifican soporte social están más satisfechas con la vida en general. Por su parte, Povedano et al. (2011) resaltan que la autoestima y la satisfacción con la vida se encuentran relacionadas de forma significativa y positiva.
En cuanto a la inteligencia emocional, destacan -especialmente- las dimensiones de "claridad" y "reparación emocional", las cuales muestran una asociación positiva con la satisfacción con la vida (Rey et al., 2011). Por otra parte, los resultados relativos a la personalidad presentan relaciones significativas negativas con la satisfacción con la vida. Los rasgos de extroversión y neuroticismo afectan, respectivamente, de modo positivo y negativo a la satisfacción de vida (Puente, & Cavazos, 2013).
Asimismo, los valores se han apuntado como predictores de la satisfacción con la vida (Albuquerque et al., 2006). De acuerdo con los estudios realizados por Albuquerque et al. (2006), los valores personales y sociales tienden a predecir la satisfacción con la vida.
Sortheix y Lónnqvist (2015) llevaron a cabo un estudio sobre el papel moderador del índice de desarrollo social en la relación entre los valores y la satisfacción con la vida. En dicha investigación, realizada en 25 países europeos, se verificó el efecto moderador en ocho de los 10 valores básicos de la teoría de Schwartz (1992). De este modo, en los diferentes países una elevada benevolencia y hedonismo fueron asociados con un mayor nivel de satisfacción con la vida, mientras que los valores referidos al poder y la seguridad se relacionaron con menor nivel. Además, existe una relación positiva entre aquellos referidos a la realización y la satisfacción con la vida en países con nivel de desarrollo bajo, así como una de carácter negativo en países con índice de desarrollo alto. El patrón de resultados opuesto se registró en la relación que existe entre el universalismo y la satisfacción con la vida. De este modo, el conocimiento acerca de sus valores (e. g., universalismo) permitirá la construcción de sí mismo como fuente de satisfacción con la vida, en vez de proporcionar al individuo un conjunto de procesos que, eventualmente, le permitirán anticipar y tomar decisiones. La investigación que existe sobre las características personales determinantes para la satisfacción con la vida, en especial en el trabajo, ha subrayado la promoción de la libertad de elección, ya que al basarse en necesidades individuales estas acentúan la individualidad en detrimento de la colectividad (Duarte, 2011).
En consecuencia, este estudio evidencia la importancia de investigar la relación entre los valores y la satisfacción con la vida en contextos socioculturales específicos, dada la importancia de los factores contextuales en esta (Sortheix, & Lónnqvist, 2015). Con todo, son escasos los estudios que existen, de manera que es necesaria una mayor comprensión e investigación en dicho ámbito.
Valores y satisfacción con la vida
Los valores de vida representan un papel importante en la construcción de las actitudes y las metas que cada individuo determina para su existencia, de modo que pueden influenciar en la percepción que este tiene sobre su propia satisfacción con la vida. En el estudio sobre los valores de vida, la teoría funcionalista (Gouveia, 1998; 2003; 2013; Gouveia, Milfont, Vione, & Santos, 2015) ofrece una visión integradora del constructo que incluye ideas procedentes de diferentes perspectivas (Hofstede, 1984; Inglehart, 1977; Rokeach, 1973; Schwartz, 1992). De este modo, los valores básicos de vida (VBV) se definen como los principios que guían la vida de los jóvenes, de manera que constituyen factores de sus actitudes y pueden influenciar su satisfacción con la vida. En consecuencia, cobra especial relevancia actuar en la promoción de dichos valores a fin de fomentar la satisfacción con la vida en dicho colectivo (Gouveia, 2003; Gouveia, Milfont, Fisher, & Coelho, 2009; Gouveia, Milfont, & Guerra, 2014; Gouveia et al., 2010).
Además, los VBV se entienden como las categorías deseables de orientación de los actores sociales, basadas en las necesidades humanas y en las precondiciones para estar en capacidad de lograr su satisfacción. Cabe apuntar que estas pueden variar en lo que respecta a su magnitud y naturaleza (Gouveia, 2003). Según la teoría funcionalista, los VBV se organizan en dos dimensiones principales: el tipo de orientación (personal, central y social), y el tipo de motivación (desglosada en materialista e idealista).
De este modo, de acuerdo con el criterio valorativo personal, los sujetos se caracterizan como más egocéntricos y poseen, en consecuencia, un foco intrapersonal. Por otra parte, por criterio valorativo central se entiende aquellos individuos con valores que oscilan entre los de tipo social y personal, mientras que por criterio valorativo social se concibe a aquellos con foco interpersonal o que priorizan la vida en sociedad. Por tanto, la interrelación y el cruce de estas dimensiones origina la creación de seis subfunciones, representada cada una de ellas por tres valores específicos que explican la estructura de los valores (Gouveia, 1998).
Así, el tipo de orientación personal incluye valores ligados tanto a las subfunciones de experimentación (emoción, placer y sexualidad) como de realización (poder, prestigio y éxito). Por su parte, la orientación central incluye valores de naturaleza suprapersonal (belleza, conocimiento, madurez) o relacionados con la existencia (salud, estabilidad personal, supervivencia), mientras que la orientación social incluye valores de naturaleza más interactiva (afectividad, apoyo social, convivencia) y normativa (obediencia, religiosidad, tradición).
Los individuos que se guían por valores de experimentación están dispuestos y abiertos al cambio y a la innovación en la organización social, al tiempo que presentan menor disposición a cumplir con las reglas sociales establecidas. Por su parte, aquellos sujetos guiados por los valores de realización tienden a ser eficientes, se orientan a tareas exitosas y competitivas, mientras que aquellos guiados por valores suprapersonales priorizan las ideas de carácter abstracto en comparación con la importancia concedida a los temas concretos y materiales. Por último, los individuos que se guían por los valores de existencia se centran en las condiciones básicas para la supervivencia biológica y psicológica; mientras que los que se guían por valores interactivos y normativos prestan especial atención a los contactos sociales y a las relaciones afectivas, así como al mantenimiento del orden y a la armonía entre las personas, respectivamente (Gouveia, 2003).
Esta teoría funcionalista de los VBV se corroboró en Brasil (Gouveia et al., 2014; Gouveia, Milfont, Vione, & Santos, 2015; Gouveia et al.,2010) y se validó en otros 11 países (Medeiros, 2011) , como es el caso, por ejemplo, de España (Ardila, Gouveia, & Medeiros, 2012; Gouveia et al., 2010); y Portugal (Marques, Silva, Taveira, & Gouveia, 2016). En este ámbito, Albuquerque, Noriega, Coelho, Neves, & Martins (2006), Chaves (2003), Fonseca et al. (2006) y Gusmao (2004), han contribuido con sus estudios al avance de dicha línea de investigación.
De acuerdo con Chaves (2003), en una muestra de adultos brasileños, se observó que los valores de convivencia, madurez, afectividad y salud tienden a predecir la satisfacción con la vida de los individuos. Es decir, destaca una mayor importancia de unos valores sobre otros de cara a comprender la satisfacción.
En esta línea, Gusmao (2004) verificó -con una muestra de estudiantes brasileños- que los valores sociales normativos y los valores personales de experimentación explicaban la satisfacción con la vida. Por su parte, Fonseca et al. (2006), con una muestra de profesorado de educación básica, constataron la correlación que existe entre los valores normativos y los afectos positivos y la satisfacción con la vida. A un mismo tiempo, demostraron la correlación negativa entre la satisfacción con la vida y afectos adversos (como, por ejemplo, la depresión). En consecuencia, estos autores proponen que el contexto socio-ocupacional en el que los individuos se encuentran inmersos puede ser un factor explicativo de tales resultados.
De acuerdo con los estudios realizados por Albuquerque et al. (2006) con una muestra de jóvenes universitarios, los valores de carácter personal y social tienden a predecir sutilmente la satisfacción. Por el contrario, los valores de cariz central no son predictores de tal constructo.
De este modo, con base en lo expuesto, el presente estudio pretende contribuir con nuevos datos a esta línea de investigación, para lo cual se centra en una muestra específica de estudiantes universitarios. Hoy en día, el estudio de los valores en el ámbito de la psicología de la construcción de la carrera (Gouveia, Meira, Gusmao, Filho, & Souza, 2008) cobra especial relevancia, en cuanto resultado de los cambios sociales y culturales acontecidos. En consecuencia, estas mutaciones suponen ciertas modificaciones en el mercado de trabajo, así como en la forma en la que los individuos afrontan sus carreras (Guichard, 2009). Al respecto, Guichard (2009) indica que la realidad actual presenta obstáculos importantes de cara a la estabilidad o a la adaptación de la carrera. Por tanto, se exige una nueva flexibilidad de valores y proyectos de vida, de modo que es necesaria la capacidad de adaptación a la carrera y, al adquirir esta, un importante papel para la satisfacción con la vida (Hirschi, 2009).
En este contexto, es posible partir de la idea centrada en la necesidad de contar con un patrón valorativo flexible y capaz de adaptarse a las características del nuevo mercado de trabajo. En consecuencia, estudiar la relación que existe entre los valores y la satisfacción con la vida en estudiantes universitarios permite extraer implicaciones en lo que respecta a la adaptabilidad y la gestión de la carrera de estos jóvenes.
MÉTODO
Participantes
La muestra del presente estudio, de carácter intencionado, está formada por 133 estudiantes de la Universidad de Santiago de Compostela, 108 (81,2%) mujeres y 25 hombres (18,8%), con edades comprendidas entre los 18 y 37 años (Midade = 22,17; DP = 3,21). La mayor parte de ellos son estudiantes del Grado en Educación Social (69,2%), mientras que el resto cursan el Grado de Pedagogía, titulaciones ambas impartidas en la Facultad de Ciencias de la Educación (Campus Norte) de la mencionada Universidad.
Instrumentos
Para evaluar los VBV, se empleó el Cuestionario de Valores Básicos (CVB; Gouveia Gouveia, Milfont, Fischer, & Coelho , 2009), compuesto por 18 ítems y 6 sub-escalas - Normativa, Interactiva, Supra-personal, Existencia, Experimentación y Realización. Para responder a dicho instrumento, se presentan, en cada uno de los ítems, dos ejemplificaciones con el contenido de cada uno de los valores a evaluar. De este modo, el sujeto ha de valorar la importancia que concede a cada uno de ellos, empleando, para ello, una escala tipo Likert de 7 valores (1: Nada importante y 7: Extremadamente importante). En esta muestra, los coeficientes alfa oscilan desde 0,52 (valores centrales) a 0,59 (valores sociales). Al respecto, se apunta que la existencia de bajos valores de alfas no es infrecuente en las medidas de evaluación de valores (e. g., Schwartz, 2005), ya que dichos resultados proporcionan una indicación de la consistencia interna y de la homogeneidad para investigaciones sobre valores.
Por otra parte, para la medición de la satisfacción con la vida, los participantes respondieron a la versión española de la Escala de Satisfacción con la Vida (ESV; Lent et al., 2009; Silva, Taveira, Marques, & Gouveia, 2015). Dicha escala está compuesta por cinco ítems destinados a evaluar los juicios cognitivos globales de satisfacción de cada individuo con la vida a través de una escala tipo Likert de 7 puntos (1: Totalmente en desacuerdo y 7: Totalmente de acuerdo). Las puntuaciones más elevadas son interpretadas como mayor satisfacción con la vida. En esta muestra, el coeficiente alfa de Cronbach (a) obtuvo un valor de 0,76.
Procedimiento
El proceso de recogida de información se centró, primeramente, en explicar la finalidad de la investigación, así como en obtener el consentimiento informado de los participantes y su voluntariedad de participar en el mismo. En todo momento, se aseguró el anonimato de las respuestas, las cuales fueron tratadas estadísticamente de forma colectiva.
Posteriormente, se administró y aplicó el cuestionario demográfico, el CVB y la ESC en un contexto colectivo, aunque las respuestas fueron aportadas de forma individual. Concretamente, tuvo lugar durante las sesiones de clase al término del período lectivo del segundo semestre del curso académico 2014-2015. El tiempo medio establecido para su cumplimentación fue de 15 minutos.
Recabada la información, el procesamiento y análisis de datos se realizó a través del software Statistical Package for the Social Sciences (SPSS 21.0). Primeramente, se llevó a cabo un análisis descriptivo con el propósito de caracterizar el perfil de la muestra encuestada. Seguidamente, se realizaron los análisis de regresión lineales múltiples correspondientes a través del método directo (enter). La finalidad de estos se centró en averiguar en qué medida cada uno de los criterios valorativos de carácter personal, central y social predecían la satisfacción con la vida de los jóvenes, así como en analizar si las diferentes subfunciones establecidas (interactiva, normativa, supra-personal, existencia, experimentación y realización) predecían la satisfacción con la vida. Dichos análisis verificaron los supuestos para el análisis de regresión, resultando todos cumplidos.
RESULTADOS
Los resultados de los análisis descriptivos realizados en relación a los criterios valorativos de carácter personal, central y social indican que los jóvenes obtienen puntuaciones superiores en el criterio central (M = 33,17; DP = 3,75), seguido del personal (M = 28,49; DP = 3,51) y, en última instancia, por el social (M = 27,05; DP = 4,21).
El modelo de regresión lineal múltiple presentado en la tabla 1 explica el 10% de la varianza (R2 Aj.= 0,08), por lo que resulta significativo F (3,129) = 4,86, p = 0,003. Los valores sociales son uno predictor estadísticamente significativo de la satisfacción con la vida, por lo que valores sociales más altos son asociados con mayor satisfacción con la vida, |3 = 0,23, t = - 2,48, p =0,02.
Insertar Tabla 1
El modelo de regresión lineal múltiple explica también el 14% de la varianza (R2 Aj.= 0,10), siendo ésta también significativa F (6,126) = 3,34, p = .004. La subfunción normativa es un predictor estadísticamente significativo de la satisfacción con la vida, por lo que valores normativos más elevados se asocian con una mayor satisfacción con la vida, |3 = 0,23, t = 2,37, p = 0,02.
DISCUSIÓN
Uno de los principales cometidos del presente estudio se centra en verificar si los valores de orientación personal, central y social pueden considerarse predictores de la satisfacción con la vida en el colectivo de jóvenes universitarios. Tras el estudio, se concluye que los criterios valorativos social sí se muestran como predictores significativos, resultados que corroboran los obtenidos por Fonseca et al. (2006).
De este modo, el criterio social se considera como uno de los predictores que explica la satisfacción con la vida. Este aspecto puede ser explicado, teóricamente, por el hecho de que los jóvenes guiados por este criterio valorativo se caracterizan por procurar una mayor interacción con otras personas y por identificarse con un grupo, lo que promueve, a su vez, la satisfacción con la vida percibida. Por tanto, dichos resultados están en la línea de los hallados en estudios anteriores (e. g., Albuquerque et al., 2006; Silva et al.,2015), quienes evidenciaron que los valores de cariz social predicen la satisfacción con la vida. En consecuencia, este tipo de conducta, centrada en procurar la interacción con otras personas, podría ser favorable de cara a desarrollar un conocimiento más profundo de sí mismo y de los demás con el propósito de promover la construcción de una ética y carrera más informada, lo que podría traducirse en una mayor satisfacción con la vida.
En lo que respecta a las subfunciones de los valores básicos de vida, destaca que la subfunción normativa explica la satisfacción con la vida. Estos resultados pueden deberse al hecho de que los individuos que se guían por esta subfunción procuran mantener el orden y la armonía entre las personas, ya que, de este modo, garantizan el sentido de pertenencia, típico en estos sujetos (Gouveia, 2003).
De esta manera, se observa que los valores sociales de carácter materialista como son los valores normativos, se asociaron con una mayor satisfacción con la vida. Estos resultados se hallan en la misma línea que los de estudios anteriores (e. g., Fonseca et al., 2006; Gusmao, 2004). Los sujetos que puntúan más elevado en la subfunción materialista son sujetos que priorizan valores como la obediencia, la religión y / o la tradición, dando especial importancia a la cultura y a las normas convencionales y a la obediencia a la autoridad (Gouveia, 2003). Por tanto, el hecho de que estos individuos tengan mayor satisfacción con la vida puede deberse al hecho de que encuentran apoyo social tanto en sus creencias religiosas como en los grupos sociales, religiosos o políticos a los que pertenecen, lo que hace que se sientan seguros y apoyados y, por tanto, más satisfechos con su vida. Estos resultados están en la línea de estudio de Sarriera et al. (2015), en el que se afirma que las personas que identifican soporte social están más satisfechas con la vida. Las creencias religiosas pueden también permitir asignar un significado a la vida, aumentando su sentido de auto-eficacia. Igualmente, estos resultados están en la línea de los hallados en estudios anteriores, en los que se evidenció que la participación en las actividades religiosas influye positivamente en el bienestar subjetivo de las personas (e. g., Diener, 1984). La seguridad producida por cumplir las normas convencionales puede, también, influenciar en la percepción de satisfacción con la vida y justificar dichos resultados. Además, cabe apuntar que si estas normas convencionales son democráticas y justas pueden, también, contribuir a promover un sentido de ética general y bienestar para todos.
Finalmente, debe apuntarse la posibilidad de que estos resultados tengan cierta relación con la inestabilidad social y económica propia de la sociedad y del momento actual. El porqué de esta afirmación puede hallarse en que dichos aspectos pueden provocar, en los jóvenes, la priorización de estas dimensiones en sus vidas, ya que, en general, son éstas las que les proporcionarán cierto bienestar.
Sin embargo, estos resultados sugieren la necesidad de realizar estudios complementarios, con ampliación y diversificación de las muestras a emplear con el propósito de analizar la relación existente entre ambos constructos.
A un tiempo, se considera, también, que los resultados obtenidos sirven para ofrecer ciertas implicaciones prácticas en lo referido a intervenciones de carácter social, fundamentalmente, orientadas a promover, desde una perspectiva psicosocial, una mejoría en la salud. Concretamente, se trata de establecer intervenciones psicopedagógicas de carácter específico en contextos educativos. En consecuencia, a través del fomento de la importancia de los valores, su propósito prioritario se centrará en contribuir al aumento de la satisfacción con la vida, así como en promover una sociedad más justa e igualitaria con vidas más satisfactorias.
A pesar de las contribuciones de este estudio, cabe apuntar, a un tiempo, algunas de las limitaciones que pueden derivarse del mismo, en particular, el hecho de contar con una muestra de conveniencia, lo que impide la generalización de los resultados con rigor estadístico. Por su parte, otra de las limitaciones del estudio es la no evaluación e inclusión en el análisis de otras variables que puedan influenciar en la satisfacción con la vida, por lo que se sugiere la inclusión tanto de variables contextuales como psicológicas. A nivel de las variables contextuales, por ejemplo, sería conveniente la inclusión de información relativa al estatus socioeconómico de la familia de los participantes, mientras que, en lo que a las variables psicológicas se refiere, podrían tomarse en consideración variables de personalidad (por ejemplo, intereses), de modo que la consideración de dichas variables, entre otras, pudiese permitir una mayor y mejor profundización en el papel explicativo de los valores en lo que respecta a la satisfacción global con la vida.
Los estudiantes universitarios son un grupo específico con características propias, por lo que un mejor conocimiento de esta población puede ayudar a dirigir los ambientes académicos, así como a promover mayores niveles de bienestar con el propósito de potenciar niveles de satisfacción con la vida más elevados. En concreto, intervenciones psicológicas más específicas con estos estudiantes, en las que se fomente la importancia de valores de carácter social, pueden contribuir a promover vidas más Satisfactorias. En este sentido, puede resultar de utilidad recurrir a la estrategia, por ejemplo, de crear grupos de mentorías en las universidades, a través de la participación voluntaria de los estudiantes, monitores y psicólogos coordinadores. En dichos grupos, los estudiantes, a través de diversas iniciativas, estarán en condiciones de desarrollar competencias socioemocionales, así como resolver problemas concretos de la comunidad, todo ello, en líneas generales, a través de actividades centradas, fundamentalmente, en favorecer con posterioridad la adaptación al contexto de trabajo. De este modo, a través de diversas intervenciones orientadas al fomento de ciertos valores permitiría, en consecuencia, poseer adecuadas condiciones psicológicas que permitan la adaptación a un mercado de trabajo de constante cambio (Guichard, 2009).