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Revista U.D.C.A Actualidad & Divulgación Científica

Print version ISSN 0123-4226

rev.udcaactual.divulg.cient. vol.18 no.2 Bogotá July/Dec. 2015

 

CIENCIAS AGROPECUARIAS-Artículo Científico

EVALUACIÓN DE PRODUCTOS QUÍMICOS Y UNO BIOLÓGICO PARA EL MANEJO DE Phytophthora spp. EN NARANJO 'SALUSTIANA' INJERTADO EN PORTAINJERTO SUNKI

EVALUATION OF CHEMICAL PRODUCTS AND A BIOLOGICAL ONE TO MANAGE Phytophthora spp. IN 'SALUSTIANA' ORANGE GRAFTED ON SUNKI ROOTSTOCK

Johana Pabón-Villalobos1, Jairo Castaño-Zapata2

1 Ingeniera Agrónoma, cM.Sc. Fitopatología, Departamento de Producción Agropecuaria, Facultad de Ciencias Agropecuarias. Universidad de Caldas, calle 65 No 26-10, Manizales, Colombia, e-mail: johanapv1125@hotmail.com

2 Ingeniero Agrónomo, Ph.D., Profesor Titular, Departamento de Producción Agropecuaria, Facultad de Ciencias Agropecuarias. Universidad de Caldas, calle 65 No 26-10, Manizales, Colombia, e-mail: jairo.castano_z@ucaldas.edu.co

Rev. U.D.C.A Act. & Div. Cient. 18(2): 339-349, Julio-Diciembre, 2015


RESUMEN

Phytophthora spp., cuyo hábitat es el suelo, está presente en la mayoría de los huertos de cítricos del mundo, causando pérdidas que pueden oscilar entre 10 y 30%. Para reducir los daños ocasionados por esta enfermedad en plantaciones citrícolas, se evaluaron productos químicos y uno biológico. El estudio, se llevó a cabo en la finca "El Cuervo", ubicada en la vereda Juntas, municipio de Neira, Caldas, en un cultivo de naranjo variedad Salustiana, injertado sobre un patrón Sunki de siete años de edad, afectado por Phytophthora spp. Las unidades experimentales, se seleccionaron teniendo en cuenta dos grados de ataque de la enfermedad: árboles ligera y severamente afectados. Se emplearon nueve tratamientos aplicados al suelo y uno inyectado al tallo; se utilizó una planta por cada grado de ataque y cinco repeticiones, en un diseño completamente al azar, en arreglo factorial, donde los factores fueron los tratamientos y los grados de ataque de la enfermedad. Se evaluó número de raíces, peso seco de raíces, número de frutos y peso de frutos. El mejor tratamiento fue fosetil + propamocarb inyectados al tallo, con un número de raíces 7,20, peso seco de raíces de 28,54g, número de frutos de 1.467,20 unidades/ha y un peso de frutos de 421,40kg/ha, resultados que hacen de fosetil + propamocarb, inyectados al tallo, una alternativa viable, para lograr la recuperación progresiva del sistema radical de los naranjos, ligeramente afectados por Phytophthora spp.

Palabras clave: Cítricos, pudrición radical, Oomycetes, fungicidas, Trichoderma.


SUMMARY

Phytophthora spp., whose habitat is the soil, is present in most citrus orchards in the world, causing losses that can range from 10 to 30%. In order to reduce the damage caused by this disease in citrus plantations, it was evaluated several chemical products and a biological one. The study was conducted at the "El Cuervo" located at the Juntas village, municipality of Neira Caldas, in a plantation of orange of 7 years old, established with the variety Salustiana, grafted on Sunki, affected by Phytophthora spp. The experimental units were selected based on two disease stages: slightly and severely affected trees. Nine treatments applied to the soil were used and one injected the stem, a plant for each stage of attack and five replicates in a completely randomized design in factorial arrangement, where the factors were the treatments and disease stages. It was evaluated number of roots, root dry weight, number of fruits and fruit weight. The best treatment was fosetyl + propamocarb stem injected, with a number of roots 7.20, root dry weight of 28.54g, number of fruits of 1467.20 units/ha and fruits weighing 421.40kg/ha, results that make fosetyl + propamocarb injected the stem a viable alternative to achieve the gradual recovery of the root system of the orange trees slightly affected by Phytophthora spp.

Key words: Citrus, root rot, Oomycetes, fungicides, Trichoderma.


INTRODUCCIÓN

Entre los problemas fitosanitarios más limitantes del cultivo del naranjo, se encuentra Phytophthora spp., un patógeno que habita en el suelo donde se mantiene, mediante infección repetida de las raíces fibrosas, capaz de ocasionar la muerte de plántulas, pudrición de raíces absorbentes y secundarias, pudrición de la base del tallo y aún de los frutos (Erwin & Ribeiro, 1996), daños que reducen los rendimientos y la calidad de la fruta, causando pérdidas anuales, en el ámbito mundial, sobre patrones susceptibles, que oscilan entre 10 y 30%, tanto en árboles jóvenes como en adultos (Timmer et al. 2000; Gusmao et al . 2008; Mounde et al. 2009).

De acuerdo con Medina (2000), Mounde et al. (2009) e ICA (2012), el manejo de Phytophthora spp. en cítricos, se basa en prácticas que incluyen el uso de patrones resistentes, como mandarina cleopatra, citrange carrizo, citrumelo swingle, naranjo trifoliado y limón volkameriana, entre otros; así como medidas preventivas, tales como el establecimiento de drenajes, poda, desinfestación de herramientas, la preparación del suelo, el riego, la fertilización y el manejo de malezas. En plantaciones establecidas, la aplicación de fungicidas o mezclas de fungicidas con diferentes mecanismos de acción, resulta ser una de las mejores opciones, para controlar los daños originados por este patógeno (ICA, 2012).

García et al. (2008) indican que hasta 1970, los fungicidas más utilizados incluían al caldo bordelés y otros derivados del cobre, además de las phthalamidas y los ditiocarbamatos, productos de uso preventivo, que funcionan por contacto en la superficie de la planta; cuando el microorganismo penetra los tejidos, queda fuera del alcance de dichas moléculas, es decir, estos productos pueden prevenir una infección, pero no erradicar una existente (Tuttle, 2004; FRAC, 2007). Posteriormente, el manejo de Phytophthora spp., se basó en el uso de fungicidas sistémicos, característica que les permite tener acceso a las estructuras del patógeno e impedir su avance, existiendo moléculas de movimiento translaminar, como cymoxanil, dimetomorf, propamocarb, de arriba hacia abajo (basipétalo) o de abajo hacia arriba (acropétalo), como metalaxil, benalaxil y oxadixil o en ambos sentidos, como los fosfitos (Azevedo, 2007; FRAC, 2007).

Respecto al manejo biológico, Smith et al. (1990) y Silva et al. (2008) reportaron que algunas especies de Trichoderma, como T . harzianum y T . stromaticum, producen gran cantidad de sustancias fungistáticas contra Phytophthora spp., capaces de afectar las paredes celulares y el interior de éstas, reduciendo su desarrollo y causando su destrucción; sin embargo, Cotes (2014), señala que, hasta la fecha, solo existen algunos productos biológicos en el mercado con ingrediente activo a base de Trichoderma que, en su mayoría, no se encuentran registrados.

Los fenómenos climáticos por los que atraviesa Colombia han amenazado gravemente las plantaciones de cítricos, debido a un aumento en la frecuencia de las precipitaciones, lo que ha incrementado los contenidos de humedad en el aire y en el suelo, favoreciendo la incidencia de Phytophthora spp., que limita la capacidad productiva del cultivo, la calidad y el rendimiento de las cosechas; es por ello, que esta investigación tuvo como fin establecer un manejo adecuado y eficiente, que permita reducir las pérdidas ocasionadas por Phytophthora spp., en cultivos tan importantes, como el naranjo dulce.

MATERIALES Y MÉTODOS

Este estudio, se llevó a cabo en la finca "El Cuervo", ubicada en la vereda Juntas, municipio de Neira - Caldas, con una altura de 955msnm, temperatura promedio de 23,4°C, precipitación anual de 2.340mm y humedad relativa de 79%. Se empleó un cultivo de cítricos de siete años de edad, correspondiente a la variedad Salustiana, injertada sobre el patrón Sunki, susceptible a Phytophthora spp., sembrado a una distancia de 6m, entre surcos y 7m, entre plantas; las unidades experimentales correspondieron a un árbol de naranjo, que fue previamente calificado, teniendo en cuenta dos grados de ataque de la enfermedad: árboles ligeramente afectados y árboles severamente afectados (Figura 1).

Tratamientos. Se emplearon diez tratamientos (Tabla 1), con una planta por cada grado de ataque de la enfermedad y cinco repeticiones, para un total de 100 unidades experimentales, en un diseño completamente al azar (DCA), en arreglo factorial, donde los factores fueron los tratamientos y los dos grados de ataque de la enfermedad. La mayoría de los tratamientos, se aplicaron al suelo, con regadera alrededor de la planta (10L de solución/planta), en las dosis recomendadas por el fabricante y siguiendo sus instrucciones. Fosetil + propamocarb, se inyectó al tallo, para lo cual, fue perforado con taladro manual en dos puntos de su perímetro, en forma de bisel, a una profundidad de 5cm y a una altura de 1m del suelo; luego, con una jeringa desechable, se inyectó el fungicida en los orificios. La frecuencia de los tratamientos, así como las dosis empleadas, se encuentran descritas en la tabla 1.

Variables de respuesta: Número de raíces. Se evaluó, a través de siete muestreos, en el transcurso de un año, en cada unidad experimental; el primero, antes de la aplicación de los productos; el segundo, 30 días después; el tercero, a los 60 días y los cuatro restantes, se efectuaron cada dos meses (Tabla 1), para lo cual, se hicieron huecos de 30cm de ancho x 50cm de largo x 20cm de profundidad, entres puntos de la zona de la gotera, en donde se contó el número de raíces. Peso seco (g) de raíces. Una vez contadas las raíces, se cortaron y se depositaron en bolsas plásticas; posteriormente, se lavaron y se dejaron secar al aire; luego, se llevaron a un horno graduado a una temperatura de 80°C, por un periodo de 48h; transcurrido este tiempo, se pesaron en una balanza analítica. Número y peso (kg) de frutos. Cada tres meses, se procedió a cosechar las unidades experimentales, contabilizando el número de naranjas, que se pesaron con ayuda de una báscula digital. Detección de Phytophthora spp. Con el fin de verificar la presencia de Phytophthora spp., se utilizaron inmunocintas de Agdia® (2010), específicas para la detección de especies de este patógeno. Del último muestreo, se extrajo con un bisturí, por cada unidad experimental, una muestra de raíces, que se depositó en la bolsa para extracción y con una varilla de cuarzo, se frotó suavemente; posteriormente, se introdujo la inmunocinta y transcurridos 5 min fue retirada; el resultado se interpretó como negativo, si solo la línea C apareció en la inmunocinta y positivo, si la línea T hizo presencia en color rosado o púrpura. Relación costo-beneficio. Durante este estudio, se registraron los costos de aplicación de los productos químicos y el biológico.

Análisis estadístico. A las variables evaluadas, se les realizó análisis de varianza y pruebas de comparación de Duncan al 5 % de probabilidad, con ayuda del paquete estadístico R Project versión 2.15.0 (R Project, 2014).

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Número de raíces. El análisis de varianza para número de raíces, indicó diferencias estadísticas entre tratamientos y grados de ataque de la enfermedad (p<0,01); la prueba de Duncan al 5%, mostró que el mejor promedio fue para fosetil+ propamocarb inyectados al tallo, con 7,20 raíces (Tabla 2), resultados que coinciden con Mc Millan & Tepper (1985), quienes al intentar manejar a P . cinnamomi en aguacate, mediante inyecciones al tallo de fosetil aluminio, observaron una recuperación progresiva de los árboles tratados. El método de inyección permitió a estos fungicidas ser absorbidos por el sistema vascular y llegar, progresivamente, a todos los tejidos, a través del xilema y el floema, para inhibir el crecimiento y la esporulación de Phytophthora spp. (Cacciola & Di San Lio, 2008).

En cuanto a la aplicación de Trichoderma harzianum, el número de raíces fue de 4,86, un valor que al ser comparado con el obtenido por el testigo, indicó diferencias estadísticas mínimas (Tabla 2); esto, se atribuye a que los productos biológicos son de acción preventiva y para ejercer un buen manejo de Phytophthora spp., requieren la presencia de grandes cantidades de inóculo alrededor de la planta, además de su presencia previa a la del patógeno (Tuset et al. 1997; Pérez et al. 2004). Como se observa en la tabla 3, el número de raíces, por cada grado de ataque de la enfermedad, mostró diferencias estadísticas, siendo el promedio más alto para los árboles ligeramente afectados, lo que refleja la poca efectividad de las aplicaciones, cuando la enfermedad se encuentra en un estado avanzado.

Peso seco de raíces. El análisis de varianza indicó diferencias estadísticas entre tratamientos, grados de ataque (p<0,01) y la interacción tratamiento por grado de ataque de la enfermedad (p<0,01); el mejor tratamiento, según la prueba Duncan al 5% de probabilidad, fue fosetil + propamocarb inyectados al tallo, con un peso seco de 28,54g (Tabla 2), demostrando que estas moléculas son capaces de inhibir el crecimiento y la esporulación de Phytophthora spp., actuando como una toxina, además de estimular los mecanismos de defensa en la planta, mediante la producción de fitoalexinas en los puntos potenciales de infección, evitando así la necrosis del tejido cortical de las raicillas absorbentes (Fenn & Coffey, 1985; Guest & Bompeix, 1990; Erwin & Ribeiro, 1996; Tuset et al. 2003).

Se resalta la efectividad de oxadixil + mancozeb, que no produjo incrementos significativos en el número de raíces, pero sí lo hizo en el peso seco, alcanzando un promedio de 24,63g, valor que al ser comparado con el de fosetil + propamocarb inyectados, mostró una diferencia de 3,90g (Tabla 2); esto permite inferir, que estos ingredientes son una alternativa viable en el manejo de la pudrición de raíces, resultados que coinciden con las observaciones de Gisi et al. (1985), quienes afirman que existe un efecto sinérgico de oxadixil, cuando se aplica en mezcla con mancozeb.

El tratamiento con T . harzianum no logró resultados positivos en cuanto a esta variable; obtuvo un promedio de 17,84g, valor que indicó mínimas diferencias respecto al testigo, el cual, presentó un promedio de 10,80g (Tabla 2); al respecto, Coffey (1991), Erwin & Ribeiro (1996) y Romero (2004) aseguran que el éxito de los biocontroladores está relacionado con los principios de exclusión, erradicación, protección e inmunización, que permiten reducir la tasa de incremento del patógeno, creando un ambiente desfavorable, dentro de un plan de manejo integrado.

En relación a los grados de ataque de la enfermedad, los naranjos ligeramente afectados mostraron un promedio de 22,83g (Tabla 3), un valor significativo basado en el hecho que, solo las aplicaciones de fosetil + propamocarb inyectados al tallo y oxadixil + mancozeb, fueron efectivas para detener el avance de Phytophthora spp. en las raíces; en los árboles severamente afectados, la media fue de 16,78 g, que indica la ineficacia de los tratamientos, a medida que avanza la enfermedad (Tabla 3).

Al analizar la interacción tratamiento*grado de ataque de la enfermedad, se observó que fosetil + propamocarb inyectados al tallo, detuvieron la pudrición de raíces en naranjos ligeramente afectados por el patógeno, logrando el incremento más significativo en el peso seco (34,53g) (Figura 2A). Este resultado reafirma la efectividad de estos ingredientes activos y también la del método empleado; coincide con Darvas et al. (1984) y Mc Millan & Tepper (1985), quienes trabajando en el manejo de P . cinnamomi, en aguacate, aseguran que dicho producto controla eficazmente esta enfermedad; de otro lado, Piccone et al. (1988), Coffey (1991) y Latorre et al. (1998) concuerdan en que al tratar de recuperar árboles afectados por Phytophthora spp., los tratamientos con fosetil aluminio resultan ser más efectivos que aquellos que utilizan otros ingredientes, sobre todo, si se realizan en inyección al tallo, debido a que una cantidad reducida de raíces dificulta la absorción del producto, cuando se utilizan otros métodos. Referente a oxadixil + mancozeb, el promedio fue de 29,93g, evidenciando una recuperaciónparcial del sistema radical, no tan efectiva como la de fosetil + propamocarb inyectados al tallo (Figura 2A); para los demás tratamientos, las medias oscilaron entre 24,06 y 18,67g, sin diferencias estadísticas entre sí; los valores más bajos fueron para fosetil + propamocarb aplicados al suelo y el testigo con 14,10g y 12,17g, respectivamente (Figura 2A). La interacción, además mostró que cuando los árboles han sido severamente afectados, no es efectivo ninguno de los productos; es de resaltar, que para este grado de ataque, el promedio más bajo fue para el testigo con 9,43 g (Figura 2A).

En general, se puede inferir que si Phytophthora spp. es detectado oportunamente, la mejor opción para recuperar el vigor de los naranjos es el uso de fosetil + propamocarb en inyección al tallo; asimismo, que la respuesta a las aplicaciones de productos, tanto químicos como biológicos, varía dependiendo del grado de ataque de la enfermedad.

Número de frutos. El análisis de varianza reveló diferencias estadísticas entre tratamientos, grado de ataque de la enfermedad (p<0,01) y la interacción tratamiento*grado de ataque (p<0,01). La prueba de Duncan al 5% de probabilidad indicó que el tratamiento con fosetil + propamocarb inyectados al tallo, logró el mayor número de frutos (1.467unidades/ha), promedio que difirió significativamente del testigo (243,60 unidades/ha) (Tabla 3) y que, si bien es cierto es un número bajo, se debe tener en cuenta que eran árboles en proceso de recuperación. Las medias obtenidas durante todo el experimento con fosetil + propamocarb inyectados al tallo permiten deducir que los efectos de esta mezcla, en cuanto producción, solo se aprecian a través del tiempo, lo que coincide con Delgado et al. (1991), quienes al evaluar fosetil aluminio sobre el rendimiento de pomelos variedad Marsh reportaron incrementos de hasta 1.200 unidades/ha, luego de dos años consecutivos de dicha aplicación; igualmente, Coffey & Guillemet (1984), al trabajar con aguacate cultivar Fuerte afectado severamente por P . cinnamomi, consiguieron incrementar la producción, pasando de 34 a 132 unidades/planta, 36 meses después de tratar los árboles con fosetil aluminio.

En cuanto a oxadixil + mancozeb, el promedio fue de 839 unidades/ha, valor que difirió del obtenido con fosetil + propamocarb inyectados al tallo en casi un 50% (Tabla 2); si se tienen en cuenta las variables peso y número de raíces, se puede concluir que estos ingredientes, solo lograron una recuperación de los naranjos, a nivel radical.

Para T . harzianum, la media fue de 372 unidades/ha, con mínimas diferencias, respecto al testigo absoluto (Tabla 2).

En relación a los grados de ataque hubo diferencias estadísticas significativas; los árboles ligeramente afectados presentaron un promedio de 157,47 unidades/ha (Tabla 4), un valor bajo, dado que la mayoría de productos no detuvieron el avance de la enfermedad. En los árboles severamente afectados, la media fue de 50,62 unidades/ha, indicando una vez más lo inefectivas que resultan las aplicaciones cuando el patógeno ha avanzado en el interior de los tejidos.

Al analizar la interacción, se apreció que el número de frutos aumentó con fosetil + propamocarb inyectados al tallo, pero solo en árboles ligeramente afectados, alcanzando un promedio de 5.252 unidades/ha (Figura 1B), resultados que concuerdan con Darvas et al (1984), quienes reportaron en aguacate variedad Fuerte ligeramente afectado por P . cinnamomi incrementos progresivos, de hasta el 50%, luego de la aplicación de fosetil aluminio en inyección al tallo. Una mejoría en el sistema radical de las plantas, como lo afirman Taiz & Zeiger (2006), permite una mayor absorción de nutrientes de la solución del suelo, los cuales, pueden ser utilizados para la emisión de hojas y la formación y desarrollo de flores y frutos. De otro lado, el tratamiento con oxadixil + mancozeb produjo 2.494 unidades/ha, un número relativamente bajo, que evidencia una recuperación parcial del sistema radical. En cuanto a T . harzianum y el testigo el promedio fue de 1.097 y 851 unidades/ha, respectivamente, valores similares entre sí; el resto de los tratamientos presentaron medias, que fluctuaron entre 504 y 1.500 unidades/ha (Figura 2B); de la interacción, además se pudo concluir, que cuando los naranjos han sido severamente afectados por Phytophthora spp., ningún producto es efectivo para incrementar el número de frutos.

Peso de frutos. Un año después de haberse iniciado las aplicaciones de los productos químicos y el biológico T . harzianum para el manejo de la Phytophthora spp., el análisis de varianza mostró diferencias significativas entre tratamientos, grados de ataque de la enfermedad (p=0,01) y la interacción tratamiento*grado de ataque (p=<0,0021); la prueba de Duncan al 5% de probabilidad indicó que la mejor media fue para el tratamiento con fosetil + propamocarb inyectados al tallo, con una producción de 421,40 kg/ha (Tabla 2), mostrando un efecto positivo de estos ingredientes, aunque no deja de ser un peso bajo; sin embargo, cabe resaltar que las aplicaciones de fungicidas están dirigidas, inicialmente, a optimizar el sistema radical y, una vez éste ha sido restablecido, en casi su totalidad, mejorará notablemente la absorción de nutrientes y agua, lo que, al final, repercutirá en los rendimientos (Delgado et al. 1991; Gimenez, 1991). El segundo mejor peso fue para oxadixil + mancozeb, tratamiento con el cual se logró una producción de 182kg/ha, un valor bajo, teniendo en cuenta que es casi la mitad del alcanzado con fosetil + propamocarb inyectados al tallo (421,40kg/ ha) (Tabla 2). Los resultados de esta aplicación, tanto en el peso como el número de frutos, no fueron satisfactorios y solo mostraron una recuperación parcial, a nivel radical, lo que permite concluir que oxadixil + mancozeb pueden ser efectivos, cuando la enfermedad se encuentra en sus etapas iníciales o cuando se emplean en el manejo preventivo.

Los rendimientos para los naranjos tratados con T . harzianum fueron de 72,80kg/ha sin diferencias estadísticas frente al testigo, con el que se obtuvo 49,14kg/ha (Tabla 2); es evidente que el producto biológico no pudo detener el avance del patógeno, a través del ápice de las raíces y como se había mencionado, para alcanzar buenas cosechas es necesario lograr, inicialmente, la recuperación del sistema radical, hecho que a largo plazo permitirá una mayor producción.

Los promedios por cada grado de ataque de la enfermedad evidenciaron diferencia estadísticas; la mayor media fue para los árboles ligeramente afectados, con 26,60kg/ha y los naranjos severamente afectados presentaron una producción baja, 10,75kg/ha (Tabla 3).

Si se analiza la interacción tratamiento*grado de ataque de la enfermedad, se concluye que fosetil + propamocarb inyectados al tallo fue el único que mostró incrementos significativos en la producción (678kg/ha) (Figura 2C), pero solo en árboles ligeramente afectados. En relación a lo anterior, Pegg et al . (1987) reportaron que en aguacate, la efectividad de los fosfonatos solo se aprecia un año después de la primera aplicación y transcurridos dos años es cuando se elevan los rendimientos, hasta 5,5t/ha; de otro lado, Coffey & Guillerment (1984), al trabajar con el cultivar Fuerte en aguacate, lograron una transición de 6,3 a 29,2kg/árbol, luego de 36 meses del tratamiento con fosetil aluminio, lo que permite deducir, que si bien es cierto que fosetil + propamorcarb inyectados al tallo logran recuperar el sistema radical de los naranjos, éste es un proceso lento. Para oxadixil + mancozeb, se observó una producción de 300kg/ha, es decir, 50% menos de la lograda con fosetil + propamocarb inyectados al tallo (678kg/ha) (Figura 2C) y que al compararse con el número y peso seco de raíces, demuestra que la mezcla de estos ingredientes activos pueden restituir el sistema radical de los naranjos, aunque los incrementos en los rendimientos lleguen a ser casi imperceptibles. Referente a los árboles severamente afectados por Phytophthora spp., ninguno de los tratamientos permitió obtener aumentos del peso de frutos, pues tal como lo afirman Piccone et al. (1988) y Coffey (1991), la efectividad de los fungicidas para el manejo de este patógeno, se encuentra condicionada al estado inicial de los árboles tratados.

Detección de Phytophthora spp. En cuanto a los árboles ligeramente afectados, las inmunocintas detectaron la presencia del patógeno en solo uno de los naranjos tratados con fosetil + propamocarb en inyección al tallo, seguido de oxadixil + mancozeb, con dos naranjos y, finalmente, fosetil + propamocarb, aplicados al suelo, fosetil + propamocarb + CaO + carbono orgánico oxidable + ácidos carboxy + auxinas + citoquininas + ácidos carboxy + carbono orgánico oxidable + fósforo bioactivado y dimetomorf + clorotalonil, con cuatro árboles cada uno; para el testigo, la prueba fue positiva en los cinco naranjos empleados. Lo anterior valida los resultados del presente trabajo y ratifica a fosetil + propamocarb en inyección al tallo, como una de las mejores alternativas, para el manejo de la pudrición de raíces en cítricos.

En los árboles severamente, los tratamientos con fosetil + propamocarb en inyección al tallo, citoquininas + ácidos carboxy + carbono orgánico oxidable + fósforo bioactivado, dimetomorf + clorotalonil y oxadixil + mancozeb indicaron la presencia de Phytophthora spp., en cuatro de los cinco naranjos utilizados, a excepción de fosetil + propamocarb aplicados al suelo, en el que se detectó al patógeno en tres de los árboles y el testigo, en el que la prueba fue positiva, para los cinco árboles. La mezcla de fosetil + propamocarb en inyección al tallo es solo efectiva en naranjos ligeramente afectados.

Costos. La mezcla de fosetil + propamocarb inyectada al tallo fue el tratamiento más económico, con un costo total de $1.338.400, debido a que el método inyección al tallo, permitió reducir el volumen de agua empleado, la frecuencia de aplicación, el costo total de los jornales y, por consiguiente, los costos variables (CV) (Tabla 4); el tratamiento más costoso fue T . harzianum, con $8.307.200, valor que se debe, en parte, a que fueron necesarios alrededor de 56 L/ha de producto, para una sola aplicación (Tabla 4).

Teniendo en cuenta la producción promedio anual y el precio de comercialización de la naranja Salustiana, durante el 2013, que fue de $730/ kg, se calculó el beneficio bruto (BB), la diferencia entre el BB y los CV, dando como resultado la relación costo-beneficio (CB) () y observándose que ninguna de las aplicaciones fue capaz de brindar al agricultor un beneficio económico, un indicador de suma importancia al momento de seleccionar la estrategia a emplear, para el manejo de un patógeno; por lo cual, se procedió a realizar una proyección de los rendimientos, pero solo para fosetil + propamocarb inyectados al tallo, debido a que fue el único tratamiento con el que se obtuvo diferencias significativas, en las variables evaluadas.

La proyección, se realizó para cuatro años, así que, considerando la producción promedio anual del testigo y la de fosetil + propamocarb, se estimó un incremento del 161%, es decir, que para el 2014- 2015 y 2016 sería de 1.986,23 - 3.197,99 y 5.148,76kg/ha, respectivamente; sin embargo, estos valores son bajos, si se comparan con los de un huerto sano a los diez años de edad, en el que los rendimientos son de aproximadamente 51.613kg/ha; de la proyección, además se infirió que durante el 2014 - 2015 y 2016 la relación costo-beneficio puede llegar a ser positiva, logrando valores de $70.797- $1.077.771 y $2.746.246, respectivamente, pero no se obtendría un retorno económico para el agricultor.

Conflictos de intereses: El manuscrito fue preparado y revisado con la participación de los autores, quienes declaramos que no existe conflicto de intereses que ponga en riesgo la validez de los resultados presentados. Financiación: Este estudio fue financiado por Agronuevomundo y las empresas Ankor S.A.S., Bayer®, Cheminova®, FMC®, Innovak® y Proficol®.

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Recibido: Mayo 4 de 2015 Aceptado: Septiembre 9 de 2015

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