INTRODUCCIÓN
En Colombia, la actividad de equinos deportivos para fines de salto y adiestramiento está establecida desde hace más de medio siglo, siguiendo los lineamientos de la federación ecuestre internacional (Fedecuestre, 2018). En todas las etapas de manejo de esta actividad, la alimentación y el entrenamiento deben ser compatibles con el buen manejo y la condición física del caballo y no debe comprometer su bienestar (Fedecuestre, 2018).
Para evaluación la condición corporal, los propietarios de caballos, manejadores, entrenadores y médicos veterinarios, rutinariamente, usan el método de puntación de condición corporal (PCC) escala de Henneke, que evalúa depósitos de grasa subcutánea, en seis puntos anatómicos del animal: el cuello, la cruz, la cincha, la costilla/lomo, la cadera y la base de la cola (Henneke et al. 1983; Kienzle & Schramme, 2004). Estudios de Carter et al. (2009) sugieren que existe pobre comprensión sobre el área de la condición corporal en caballos deportivos y esto se debe a las discrepancias entre razas, actividad atlética y régimen nutricional o los datos existentes son contradictorios y se extrapolan principalmente de investigaciones en diferentes disciplinas deportivas, que no se pueden generalizar para todos los equinos.
A pesar de que las escalas de puntuación de condición corporal en animales son métodos fáciles de implementar, requieren conocimientos anatómicos y experiencia por parte de los evaluadores, por lo que su apreciación puede ser subjetiva.
Múltiples factores pueden influir en la precisión de la determinación individual dentro la escala de puntuación en un animal, incluida, la conformación, la edad de gestación, el sesgo del evaluador, el llenado intestinal y el desarrollo muscular (Carter et al. 2009). Idealmente, los sistemas de puntuación PCC discriminan el tejido adiposo subcutáneo independientemente de la masa muscular, pero en la práctica, hasta para un evaluador experimentado, podría ser difícil diferenciar el tejido adiposo del muscular. En caballos con una masa muscular relativamente baja puede haber una subestimación de la masa grasa como en caballos seniles o de edad avanzada. Reportes de Pearson et al. (2018) indican que la escala Henekke podría presentar algunas dificultades para diferenciar caballos clasificados con puntaciones altas de sobrepeso y en puntuaciones marginales delgadas (3-4). Otro problema con el sistema de Henneke es que no todos los caballos siguen un patrón de adiposidad homogéneo (Henneke et al. 1983). Algunos caballos pueden depositar más grasa alrededor del dorso-lomo, pero no tendrán mucha cobertura grasa a nivel de la cadera. Por lo tanto, es posible que la PCC sea 6 en las costillas, pero solo un 5 en la cadera. Para este tipo de situaciones se sugiere el uso de la escala Henneke modificada, en la cual, se estima la escala en cada sitio anatómico y se promedian las puntuaciones de cada parte del cuerpo, para obtener la puntuación total de adiposidad del caballo (Muñoz et al. 2021).
Además de la escala de puntuación de la condición corporal existen métodos más objetivos para medir reservas corporales, como son los métodos morfométricos y ultrasonográficos (Carter et al. 2009; Morales-Briceño et al. 2018). Algunos estudios han demostrado la aplicabilidad clínica de medidas corporales para estimar la adiposidad en caballos (Carter et al. 2009; Dugdale et al. 2011), con ventajas de las estimaciones morfométricas sobre las puntuaciones de evaluación subjetiva, ya que para las mediciones corporales no se requieren evaluadores capacitados, solo se toman medidas con cintas o reglas métricas, como el perímetro torácico, longitud corporal y la altura del animal (Donaldson et al. 2004; Carter et al. 2009; Dugdale et al. 2011; Jensen et al. 2016).
Se han sugerido nuevos índices de estimación de adiposidad en caballos, que siguen métodos morfométricos objetivos, como el índice de masa corporal (IMC), que se calcula con el peso, la altura y el largo corporal del animal (Martin-Gimenez et al. 2017). Otro índice que se calcula a partir de medidas morfométricas es la relación perímetro de tórax- alzada (Jensen et al. 2016); sin embargo, al utilizar estas metodologías hay que tener en cuenta que las medidas morfométricas son relativas y pueden no reflejar el mismo grado de adiposidad, debido a diferencias en la morfología del tipo de raza, sexo y edad (Brooks et al. 2010; Catalano et al. 2016).
Otros métodos que se proponen para evaluar la adiposidad en caballos incluyen el uso de ultrasonido en tiempo real (UTR), que mide el espesor de la grasa en la grupa (Gentry et al. 2004) y con base en esta medida, se calcula un índice de porcentaje (%) de grasa corporal, utilizando ecuaciones matemáticas (Dugdale et al. 2011; Silva & Cadavez, 2012). Además de estimar la grasa corporal usando UTR, la evaluación muscular también es relevante en caballos deportivos, ya que, en este tipo de equinos, el rendimiento atlético depende de su potencia muscular (Payne et al. 2005); mediante esta técnica, se puede medir el área muscular, a nivel del lomo y el espesor del glúteo medio. Estas medidas son importantes, ya que los caballos deportivos tienen una mayor masa muscular, que va de 53-57 % en comparación con otros caballos, que es 42 % (Valberg et al. 2020). El desarrollo de grupos musculares específicos es reconocido en ciertos tipos de disciplinas deportivas equinas, como el salto y el adiestramiento (Payne et al. 2005). Algunos índices musculares usados en especies animales de producción se calculan a partir de medidas ultrasonográficas de músculos específicos, como el longisimus dorsi, como el índice muscular, que se calcula relacionando el área dorsal del lomo con el peso corporal (Zimerman et al. 2022) o el índice musculoesquelético, que se utiliza en humanos y mide el área dorsal y la relaciona con la alzada (Aziz et al. 2022). Ambos índices se podrían adaptar a la especie equina, para conocer el patrón muscular de un animal.
Con relación a la importancia de evaluar el componente muscular del equino atleta, se relaciona con la pérdida de masa muscular esquelética, debido a la edad y manejo nutricional que compromete el rendimiento y el bienestar de caballos deportivos y, por lo tanto, se debería hacer un seguimiento rutinario de la composición corporal del caballo (Herbst et al. 2022). Una alta proporción de caballos ≥15 años se pueden ver afectados en su rendimiento por una disminución de la masa muscular (Morales-Briceño et al. 2018; Valberg et al.2020).
A pesar de que se cuenta con conocimiento sobre la condición corporal en equinos, la aplicabilidad de estos métodos debería estar en relación con la conformación, el rendimiento, la salud y el bienestar del équido o caballo (Harker et al. 2011). Muchos índices morfológicos y algunos de composición corporal se utilizan en estudios interdisciplinarios de investigación de caballos de diversas razas, en varios países del mundo, mostrando sus aplicaciones: clasificación racial, conformación y bienestar (McManus et al. 2005; Gómez et al. 2012; Rezende et al. 2015; Kristjansson et al. 2016; Gunnarsson et al. 2017; Padilha et al. 2017; Bukhari et al. 2021).
Recientemente, se propone que los índices de desempeño se deberían calcular, junto con índices de composición corporal, ya que, por ejemplo, los índices de capacidad de carga del equino, que se calculan a partir del perímetro torácico y la alzada, deben tener en cuenta el desarrollo muscular y nivel de adiposidad del caballo. El índice de carga al paso indica el peso en kilogramos que el animal puede resistir sin tensión excesiva en el dorso; se considera que un peso soportado al paso adecuado no debe superar el 40 % de su peso corporal, incluyendo el jinete y la silla (McManus et al. 2005; Gunnarsson et al. 2017; Bukhari et al. 2021).
El otro índice de carga que se estima es el índice de carga al trote (Bukhari et al. 2021). Estudios en Japón, de Bukhari et al. (2021), sugieren que la carga máxima permitida para caballos deportivos al trote no debería superar el 33 % del peso corporal del caballo. Powell et al. (2008) y Gunnarsson et al. (2017) encontraron que un 30 % de peso del caballo sería el límite de carga tolerable para caballos de silla, sin que les cause dolor.
En la práctica no se conoce cuál debería ser la composición corporal óptima en caballos deportivos adultos; Jansson et al. (2021) reportan que el aumento del peso corporal y el contenido de grasa corporal en los caballos deportivos reduce la aptitud fisiológica, rendimiento y altera la simetría locomotriz. El uso de métodos objetivos no invasivos junto con índices de desempeño funcional mejora la comprensión de la condición corporal en caballos deportivos, permitiendo la clasificación precisa de su estado muscular y adiposo, para aptitudes deportivas específicas (Dugdale et al. 2011).
El uso de los métodos alternativos de estimación de la condición corporal en escuelas ecuestres en Colombia es escaso. Teniendo en cuenta los antecedentes, el objetivo de la presente investigación fue evaluar la condición corporal de un grupo de caballos deportivos, usando varias metodologías no invasivas y determinar su potencial aplicabilidad en una academia ecuestre de Cundinamarca, Colombia.
MATERIALES Y MÉTODOS
Los procedimientos de este estudio fueron aprobados por el Comité de Ética en Uso Animal (CICUAL) de la Universidad de la Salle Bogotá. Fueron seleccionados 29 caballos (Equus caballus) deportivos adultos, incluyendo castrados y yeguas, entre los 6 y 18 años de edad, de los tipos raciales criollo colombiano (CR), criollo deportivo colombiano (CDC), polo argentino (PA) y Pura Sangre Inglés (PSI); todos presentaron buen estado de salud y alojados en una academia ecuestre deportiva en Chía, Cundinamarca, con coordenadas geográficas N 4°51’7,48’’, O 74°1’32,22’’. Todos los caballos se encontraban en alguna actividad ecuestre (silla recreativa, adiestramiento y salto), se manejaron en estabulación, fueron alojados en establos individuales con camas con base de paja, con suministro de 2 raciones diarias de 2 kilos de concentrado comercial del 14 % de proteína, entre 7 y 8 kilos de heno de avena y agua a voluntad.
Se realizó un estudio transversal; los animales en actividad atlética fueron medidos en una jornada de un día, en una escuela ecuestre en Chía, cada animal fue trasladado del establo al brete por sus manejadores. Antes de ser medidos fueron evaluados usando la prueba de bienestar animal, que utiliza la escala facial de grado de tensión Grimace (0-2). Todos los caballos presentaron puntuaciones de 0 o 1, lo que indica la habituación a un manejo rutinario y que no les causó alteración de bienestar (Czycholl et al. 2018).
Peso y condición corporal. Los equinos fueron pesados en una báscula mecánica de barras trumax XTEEL-W II. Además, cada animal fue evaluado usando la escala de condición corporal, ejecutada por un técnico entrenado, usando la metodología de Henneke modificada, en la cual, se asigna puntaje de manera visual y táctil, en cada sitio anatómico (cuello, cruz, cincha, costillar/lomo y cadera, base de la cola), para luego promediar un puntaje total del caballo (Muñoz et al. 2021).
Medidas morfométricas. Tres medidas corporales fueron tomadas a cada animal en estación con cintas y reglas métricas, según metodología descrita por McManus et al. (2005): altura de la cruz (AC), longitud corporal (LC) y perímetro torácico (PT).
Medidas ecográficas y de composición corporal. Se midió el espesor de grasa dorsal (EGD), a nivel del espacio intervertebral T-17 y T-18, usando traductor y almohadilla de acople perpendicular a la columna vertebral y la grasa de la cadera, se escaneo la zona entre la tuberosidad pélvica de íleon a isquion, paralelo a la columna vertebral. La evaluación muscular incluyó la estimación del área dorsal de lomo (AOL) en cm2 del músculo longisimus dorsi y se hizo a nivel del espacio T17-T18, en la misma ubicación de la medición del EGD. En la cadera se midió el espesor de glúteo medio (EGM). Las imágenes ecográficas fueron tomadas con ecógrafo Piemedical Aquilavet, con sonda de 18 cm y 3,5 MHZ de frecuencia e interpretadas con software Optical data trasfer (ODT).
Índices de composición corporal. Se evaluó la grasa y la musculatura con base en 6 índices: IMC, PT:A, %GC, %MLG, IM e IME, así poder tener un referente de la condición corporal del caballo atleta.
Índice de masa corporal IMC: la fórmula clásica de cálculo de IMC incluye solo el peso y la alzada del animal (Donaldson et al. 2004; Carter et al. 2009); en este estudio, se usó la fórmula sugerida por Martin-Gimenez et al. (2017), que incluye, además de las medias de peso y de alzada, la longitud corporal. Estas medidas fueron tomadas con cinta y regla métricas respectivamente.
Índice de masa corporal= peso (kg)/[LC (m) x Altura (m)].
Relación perímetro torácico alzada PT:A: Para este índice se mide la alzada con regla métrica y el perímetro torácico alrededor de la cincha con cinta métrica (Jensen et al. 2016).
Porcentaje de grasa corporal %GC: Se estimó siguiendo la ecuación matemática que incluye la medida ecográfica de EGC (Dugdale et al. 2011), %GC = 2,47 + [5,47 (espesor grasa de cadera EGC)].
Masa grasa. MG=Peso x %GC
Masa libre de grasa: MLG Corresponde al peso corporal menos la estimación del % de su grasa. MLG=PC-MG.
% Masa libre de grasa. Se estimó según la masa libre de grasa con relación al peso.
Índice muscular: IM= AOL/peso corporal x 100, este índice relaciona el área muscular según el peso del animal. Se adaptó la fórmula sugerida por Zimerman et al. (2022), usada en bovinos.
Índice musculoesquelético: IME= AOL /alzada2, adaptado de Aziz et al. (2022), en humanos y se estimó según fórmula IME=AOL/A2; este índice permite evaluar el desarrollo muscular a nivel dorsal con relación a la alzada.
Índices morfométricos funcionales
Índice de carga al paso: IC1=(PT)² x 56)/AC (kg) (McManus et al. 2005; Gunnarsson et al. 2017; Bukhari et al. 2021).
Índice de carga al trote/galope: IC2= (PT)² x 95)/AC (kg) (McManus et al. 2005; Powell et al. 2008).
Análisis estadístico. Se utilizó́ un diseño al azar y se realizó estadística descriptiva, análisis de varianza, prueba de Tukey para tipos raciales y análisis de correlación, de Pearson et al. (2018); el análisis de los datos se realizó mediante el programa Infostat®.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En la tabla 1, se observan los promedios de medidas corporales e índices funcionales y de composición corporal, para cuatro tipos raciales de caballos deportivos, de una academia ecuestre (CR, CDC, PA, PSI). Se observaron diferencias en la mayoría de las medidas e índices. Solo la medida de espesor de grasa dorsal y el índice muscular coincidieron y no presentaron diferencias.
Correlaciones. El análisis de correlaciones de Pearson et al. (2018) evidenció asociación entre las medidas corporales e índices. Se establecieron correlaciones entre las medidas volumétricas con peso y las medidas ecográficas de grasa y músculo en caballos deportivos (Tabla 2). Algunos de los coeficientes de correlación más fuertes se hallaron entre PCC y otras variables; estos fueron de 0,99, 0,95, y 0,94 (p<0,01), para índice de masa corporal, perímetro torácico y espesor del glúteo medio, respectivamente.
Los pesos para los tipos raciales de los caballos oscilaron entre 350 a 500 kg. Los caballos del tipo racial CR tuvieron pesos promedio (343±64 kg), similar a los reportados por Silva et al. (2016), para caballo criollo en Brasil y por Zuluaga Cabrera & Correa Valencia (2020), para caballo criollo colombiano. El peso para caballos deportivos PA (435,62±36 kg) y PSI (432,20±48,29 kg) estuvieron acordes con reportes mencionados por Martin-Gimenez et al. (2017).
Respecto a la alzada, se encontraron valores medios en CR ligeramente superiores a los reportados por Zuluaga Cabrera & Correa Valencia (2020), indicando que, para actividades deportivas, se seleccionan caballos criollos por encima del promedio de alzada del típico caballo de exposición de paso, trocha y trote. Se encontraron diferencias en la alzada (p < 0,0001); el CR por su alzada se caracteriza como un caballo de tamaño medio (eumétrico) y los tipos raciales CDC, PA y PSI, con alzadas mayores a 1,56 m, se clasificarían como hipermétricos. La alzada de caballos deportivos de las razas PSI y PA son una consecuencia de la selección racial de extremidades relativamente largas, que favorecen la velocidad (McManus et al. 2005) e influye en la calidad de su marcha y predisposiciones atléticas (Komosa & Purzyc, 2009). Los valores medios de AC de caballos PA y PSI fueron similares a los reportados por Martin-Gimenez et al. (2017), en caballos deportivos. Zuluaga Cabrera & Correa Valencia (2020) encontraron valores medios de LC (154cm), mayores a los encontrados en esta muestra y se evidenció en CR un valor promedio de PT menor a los encontrados en el presente estudio, lo que indica la variabilidad que existen en las proporciones y el morfotipo del caballo criollo colombiano. Estudios de Martin-Gimenez et al. (2017), en caballos deportivos, reportaron LC similares a los encontrados para los tipos CDC y PSI. Los resultados del estudio indicaron que los caballos CR y PSI tuvieron un perímetro de tórax más estrecho que los encontrados para CDC y PA (Tabla 1). Martin-Gimenez et al. (2017) reportaron valores promedio de PT superiores para caballos deportivos.
Se encontraron valores promedio de PCC similares a los reportados por la literatura. Pagan et al. (2009) reportaron puntajes intermedios de condición corporal en caballos deportivos de salto, que oscilaban entre 5,5 y 6,5 y, en caballos de polo, de 5. De hecho, se han reportado rangos óptimos de PCC para diferentes deportes ecuestres, que van de 4 a 7, según el sistema de calificación de PCC de Henneke (Lawrence et al. 1992; Garlinghouse & Burrill, 1999; Pagan et al. 2009; Harker et al. 2011). El PCC para caballo criollo fue ligeramente superior a los reportes de Zuluaga Cabrera & Correa Valencia (2020), para caballos criollo de exposición, siendo el puntaje de condición corporal condicionado por la actividad física y el régimen nutricional.
Recientemente, la relación PT:A se sugiere como una medida alternativa al método Henneke para evaluar adiposidad general en caballos (Carter et al. 2009; Jensen et al. 2016). La medición del perímetro torácico del caballo supone que un aumento de la circunferencia, a nivel de la cincha, se debe, principalmente, a un aumento de la grasa regional depositada en esta zona. En el estudio se encontraron valores promedio PT:A de 1,14, en los tipos raciales CR, CDC y PA y de 1,07, en PSI (Tabla 1); estos valores consideran un nivel de adiposidad escaso de los caballos deportivos. Existen reportes con valores promedio mayores en caballos con otros regímenes nutricionales. Martin-Gimenez et al. (2017) reportaron valores promedio de 1,21 y Jensen et al. (2016), valores promedio de 1,27, en caballos de Islandia. Otras diferencias podrían ser, probablemente, atribuidas también a la morfología y al fin de los caballos, en especial, en caballos PSI, que son de vientre estrecho (Dugdale et al. 2011).
El uso del IMC para evaluar la obesidad en caballos se ha sugerido desde hace varios años. Este índice, representan más de una dimensión física, que ajusta el peso corporal, según la altura a la cruz y la longitud del cuerpo. El ideal, según Martin-Gimenez et al (2017), para caballos de silla, representa alrededor de 200 y se asemejan a los valores en humanos, comúnmente utilizados y aceptados. El IMC para caballos deportivos osciló entre 160 y 191 kg/m2 promediando 170, siendo ligeramente inferior al rango considerado ideal, para caballos de otros fines. En caballos deportivos este valor promedio se consideraría aceptable; solo dos caballos evaluados tuvieron IMC de 200, con PCC de 5 y 6, respectivamente. El IMC en caballo criollo fue de 162, ligeramente inferior al reportado por Zuluaga Cabrera & Correa Valencia (2020), de 171, para caballos con PCC de 5.
EGD, EGC y % GC. La técnica de ultrasonido en tiempo real (UTR) es capaz de medir variaciones de la adiposidad de los équidos (Silva et al. 2016). Los valores de EGD fueron similares a reportes de Velásquez Mosquera et al. (2016), en caballos deportivos de una academia ecuestre de la policía. Los valores de EGC fueron inferiores a los reportados por Zuluaga Cabrera & Correa Valencia (2020), en caballo criollo colombiano. Los valores medios de EGD fluctuaron entre 1-3 mm y de EGC oscilaron entre 1,6-3 mm, siendo considerados depósitos grasos de nivel escaso, para los tipos raciales evaluados. Algunos reportes de estudios ecográficos de grasa subcutánea en caballos consideran una limitación en la precisión de la medición de animales con poca grasa de depósito, ya que las imágenes UTR requieren una correcta interpretación y, a veces, los límites entre los tejidos no son fáciles de interpretar (Silva et al. 2016).
El porcentaje de grasa corporal que se estima usando la medida de espesor de grasa de la cadera osciló entre 3,3-4,11 %, siendo inferior a los reportados por Zuluaga Cabrera & Correa Valencia (2020), cercana a 5 %, en caballos de raza criolla colombiana.
Masa libre de grasa MLG. Padilha et al. (2017), en caballos deportivos de Brasil, reportaron masa libre grasa de 470 kg, que equivale a 95 % de peso libre grasa, similar al biotipo de animal magro encontrado en este estudio.
Las medidas de AOL en PA y PSI fueron similares a las reportadas por Velásquez Mosquera et al. (2016), en caballos deportivos. El EGM promedio en CDC, PA, PSI fueron similares a los reportados en caballos deportivos por Valette et al. (1999) y Velásquez Mosquera et al. (2016) e inferior a reportes de Lindner et al. (2010), en caballos deportivos y en caballo criollo de paso, por Zuluaga Cabrera & Correa Valencia (2020); estas diferencias serían atribuibles al biotipo, actividad atlética y régimen nutricional. Además, se debe considerar la medición de la profundidad del músculo glúteo, que depende de la ubicación de donde se tome, debido a la forma de la fascia que se divide el músculo en dos compartimentos (Valette et al. 1999).
El IME se adaptó y se estimó, según fórmula usada por Aziz et al. (2022), en humanos; este índice permitiría evaluar el desarrollo muscular a nivel dorsal con relación a la alzada. El tipo racial PA y PSI tuvieron los mayores índices, siendo similares (52), seguido por CDC (49) y CR (36). Esto indicaría que, en promedio, los caballos estudiados de los tipos PA y PSI, proporcionalmente, tendrían mayor capacidad de sustento a nivel del lomo, por su mayor área y desarrollo que los otros tipos raciales (CR y CDC).
El IMU es otro índice que se utiliza en bovinos para definir biotipos de mayor expresión muscular, que se podría adaptar en caballos, ya que ayudaría a estimar el desarrollo de la masa muscular en el lomo, según el peso del animal. Los tipos raciales PA y PSI tuvieron los índices más altos 11,95 y 11,94, respectivamente, en comparación a CR y CDC, con valores promedio de 10,69 y 10,12, respectivamente; esto se podría explicar por la pérdida de masa muscular en animales en función de la edad. El promedio de edad de los caballos estudiados PA fue 7,4 años; de 9,6 años, para PSI; de 12 años, para CR y 17 años, para CDC.
Los índices IME e IMU serían indicadores más precisos de estimación magra, de acuerdo con la edad del caballo, contrario al IMC, que serviría más para estimación grasa. Estos índices serían útiles para complementar y ayudar a definir el peso máximo tolerable o la capacidad de carga estimada, que se calcula a través del índice de capacidad de carga, usando el perímetro torácico y la alzada del animal. Esta teoría estaría soportada en estudios de Powell et al. (2008), quienes sugieren que los caballos con lomos más amplios sintieron menos dolor en pruebas de peso cuando transportaban cargas más pesadas, que caballos con lomos más estrechos.
Varios estudios demostraron que un peso excesivo del jinete y la silla puede tener un efecto negativo sobre los parámetros biomecánicos, fisiológicos, bioquímicos y de comportamiento de los caballos, durante el ejercicio (Matsuura et al. 2012; Gunnarsson et al. 2017), teniendo una relación directa con la salud y el bienestar animal. Sería necesario estimar el índice de carga al paso (IC1) y al trote (IC2), en caballos deportivos. Los índices de carga definen el peso en kg que podría soportar un caballo y con base en este, se podría calcular el % de peso soportado por el caballo.
El % de peso soportado al paso (PSP) fue mayor para caballos CDC y PA (44 %), que para CR y PSI (40 %). El % de peso soportado al trote (PST) siguió la misma tendencia que el PSP, arrojando una capacidad de carga estimada de los tipos raciales de caballos CDC y PA (26 %), para soportar mayor peso que los CR y PSI (24 %), que siendo dos tipos de caballos de conformación diferente arrojan proporciones similares. Entendiendo las diferencias de edad y de conformación muscular del músculo gran dorsal de los caballos, los tipos raciales que tuvieron mayores índices de IME, relativamente, podría cargar un poco más de peso, valor que podría servir de índice complementario para definir y flexibilizar el % de peso máximo soportado por los caballos.
Se encontró un peso de carga al paso IC1, que osciló entre 179-202 kg, para caballos deportivos con peso >430 kg; el peso promedio del IC2 osciló entre 102-119 kg. Ambos índices tuvieron valores medios inferiores en comparación con los encontrados por Schade et al. (2015), en caballos de un escuadrón de policía montada (IC1 210,51±13,97 e IC2 de 124,09±8,23 kg, respectivamente) y a los reportados por Padilha et al. (2017). Estudios de Bukhari et al. (2021), en caballos japoneses, sugieren que la carga máxima permitida para los caballos al paso (peso corporal 339,9 kg) debería ser inferior a 100 kg, que es, aproximadamente, 29 % del peso corporal de un caballo adulto. Estos mismos autores sugieren que la carga máxima permitida para caballos de carreras al trote no debería superar el 33 % del peso corporal del caballo. Los resultados de % PST al trote, oscilando entre 24-26 % (Tabla 1), estarían de acuerdo con los reportes de Powell et al. (2008) y Bukhari et al. (2021), que indican no superar el 30 % del peso vivo del animal.
Medias con una letra común en la misma fila no son significativamente diferente, promedios de cada tipo racial con diferente letra en subíndice dentro de una fila difieren (p<0,05*, p<0,01*).
Los índices de carga por sí solo no serían indicadores absolutos para determinar la carga máxima de los caballos, habría que tener en cuenta la edad y la conformación musculoesquelética de los caballos. Es ahí donde el estudio de la composición corporal sería útil y complementario, para garantizar un manejo adecuado del bienestar animal del caballo deportivo.
En la tabla 2, se presentan las correlaciones entre medidas corporales, índices funcionales e índices de composición corporal, en caballos deportivos de cuatro tipos raciales.
*P< 0,05, **P 0,01, ns: no significativo. Peso corporal (PC), Altura a la Cruz (AC), Longitud Corporal (LC), Perímetro Torácico (PT), Puntaje condición corporal (PCC), Relación perímetro tórax:altura cruz (PT:AC), Espesor grasa dorsal (EGD), Espesor grasa cadera (EGC), Área ojo del lomo (AOL), Espesor de glúteo medio (EGM), Índice de masa corporal (IMC),Índice muscular (IMU), Índice musculo-esquelético (IME), Índice de capacidad de carga al trote/galope (IC1) y al paso (IC2).
El peso presentó una correlación alta y significativa con el A, IMC, AOL e IME, respectivamente (r=0,94, p<0,01; r=0,88 p<0.01; r=0,72 p<0,01; r=0,72 p<0,01). El PCC se correlacionó con los estimadores de adiposidad EGD (r=0,78) e IMC (r=0,99), resultados que coinciden con reportes de Donaldson et al. (2004), quienes encontraron un coeficiente de correlación significativo (r=0,60), entre PCC y el IMC. No se encontraron correlaciones significativas con otros métodos estimadores de engrasamiento PT:A (r=0,31, p=0,10), EGC (r=-0,28, p=0,13); este difiere de reportes de Silva et al. (2016), quienes encontraron correlaciones entre PCC y EGC altas y positivas (r=0,74). Carter et al. (2009) y Jensen et al. (2016) reportaron correlación de PT:A con PCC en caballos deportivos de mayor magnitud a las encontradas en este estudio (r=0,64, p< 0,01), razón que se pudo deber a las razas incluidas en la muestra de caballos deportivos, con morfotipos diferentes.
Se observaron algunas discrepancias en los grados de correlaciones de los métodos para estimar adiposidad evaluados con algunos reportes de literatura para la estimación de grasa subcutánea, lo que podría indicar diferencias anatómicas de cada tipo racial, a los sitios de estimación de grasa particulares de cada método, que estima la deposición de grasa regional diferencial, según la región de anatómica evaluada. Esto ratifica lo reportado por Carter et al. (2009), quienes demostraron que los patrones de deposición de grasa pueden ser diferentes, dependiendo de la localización anatómica, actividad física y predisposición genética del animal. En tal sentido, estudios de condición corporal en caballo criollo, de Zuluaga Cabrera & Correa Valencia (2020), sugieren que la estimación de grasa corporal debe implicar un conjunto de medidas tomadas con métodos no invasivos, para obtener la mayor cantidad de datos relacionados con el depósito de tejido adiposo.
Con relación al estimador de desarrollo muscular AOL, medido por UTR, se correlacionó significativamente con PC (0,72 p<0.0001), A (0,73 p<0.0001), LC (0,47 p=0.0093), PT (0,60 p=0.0005), EGM (0,62 p=0.0003) y IMC (0,71 p<0.0001). En los caballos deportivos evaluados, las medidas morfométricas de volumen (alzada, longitud corporal y perímetro torácico), las medidas del músculo glúteo medio y los índices musculares se relacionaron con el área muscular dorsal de los animales. En tal sentido, Powell et al. (2008) sugieren incluir la evaluación del área muscular equina para ajustar la capacidad de carga, ya que, según sus hallazgos, animales con un lomo más ancho, pueden tolerar cargas más pesadas que caballos con lomos más estrechos, siendo similar en peso; por esta razón, las variaciones individuales en la proporción muscular podrían influir en el bienestar animal y la capacidad de carga del peso soportado de los caballos deportivos.
En conclusión, al evaluar la condición corporal de caballos deportivos en una academia ecuestre de Cundinamarca, se presentaron diferencias en la estimación de grasa relacionadas con la morfología, propia de cada raza de caballo deportivo. Las metodologías no invasivas para estimar la grasa de cobertura permitieron conocer diferencias en patrones de adiposidad en zonas anatómicas del animal; sin embargo, las metodologías usadas por sí solas no evidenciarían de manera absoluta el contenido de grasa corporal, solo reflejan la estimación local de grasa subcutánea, dependiendo del lugar de medición. En cuanto a la evaluación muscular de caballos deportivos sería importante para definir mejor valores máximos de peso de carga, que podrían soportar para la actividad atlética. La combinación de los índices de carga IC1 e IC2 con índices de composición corporal adiposa y muscular se puede aplicar para una clasificación funcional del caballo deportivo más precisa y, además, que garanticen un adecuado bienestar animal.