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Literatura: Teoría, Historia, Crítica

Print version ISSN 0123-5931

Lit. teor. hist. crit. vol.18 no.1 Bogotá Jan./June 2016

https://doi.org/10.15446/lthc.v18n1.54677 

http://dx.doi.org/10.15446/lthc.v18n1.54677

Acerca de la genealogía editorial de la revista Mito

About the Editorial Genealogy of the Magazine Mito

Acerca da genealogia editorial da revista Mito

Vítor Kawakami
Universidade de São Paulo, São Paulo, Brasil vitorkawakami@usp.br

Cómo citar este texto (MLA): Kawakami, Vítor. "Acerca de la genealogía editorial de la revista Mito". Literatura: teoría, historia, crítica 18.1 (2016): 11-28.

Artículo de reflexión. Recibido: 25/01/15; aceptado: 27/03/1


A través de la comparación de la revista Mito con otras revistas literarias, como la argentina Sur, la francesa Les Temps Modernes y la Revista Mexicana de Literatura, es posible trazar un sistema de relaciones y confrontaciones ideológicas, literarias y editoriales, presentes en los pensamientos de escritores como Jorge Luis Borges, Jean-Paul Sartre y Octavio Paz, entre otros. Esto con el fin de analizar el perfil complejo del intelectual latinoamericano, representado por Jorge Gaitán Durán, y de sus principales características, presentes en la línea editorial de la revista colombiana.

Palabras clave: Jorge Gaitán Durán; Mito: Revista Bimestral de Cultura; Sur; Les Temps Modernes; Revista Mexicana de Literatura.


Through the comparison of the magazine Mito with other literary magazines, including the Argentinean Sur, the French Les Temps Modernes and the Revista Mexicana de Literatura, it is possible to draw up a system of ideological, literary and publishing relations and confrontations present in the thought of writers such as Jorge Luis Borges, Jean-Paul Sartre and Octavio Paz. This system is drawn in order to analyse the complex profile of the Latin American intellectual and its main characteristics, embodied by Jorge Gaitán Durán and present in the editorials he wrote for the Colombian magazine.

Keywords: Jorge Gaitán Durán; Mito: Revista Bimestral de Cultura; Sur; Les Temps Modernes; Revista Mexicana de Literatura.


Por meio da comparação da revista Mito com outras revistas literárias, como a argentina Sur, a francesa Les Temps Modernes e a Revista Mexicana de Literatura, é possível traçar um sistema de relações e confrontos ideológicos, literários e editoriais, presentes nos pensamentos de escritores como Jorge Luis Borges, Jean-Paul Sartre, Octavio Paz, entre outros. Isto com o objetivo de analisar o perfil complexo do intelectual latino-americano, representado por Jorge Gaitán Durán, e suas principais características, presentes na linha editorial da revista colombiana.

Palavras-chave: Jorge Gaitán Durán; Mito: Revista Bimestral de Cultura; Sur; Les Temps Modernes; Revista Mexicana de Literatura.


En una carta fechada el 10 de enero de 1955, Jorge Gaitán Durán le escribió al poeta brasileño Carlos Drummond de Andrade demostrando interés por su poesía y convidándolo a participar en la futura revista Mito con un poema (colaboración que se concretó con "Canto órfico", publicado en el número dos) y como miembro de su comité patrocinador.1 Esta carta contiene un indicio sugestivo de la genealogía de Mito:

A mediados de febrero comenzaré a dirigir una revista literaria, llamada Mito, muy severa, sin concesiones, por el estilo de Sur —pero más discreta y menos ecléctica— y de las revistas mensuales francesas. Pretendo hacer un primer número de gran nivel, y sería muy honroso para nosotros que usted colaborara en él con un poema o texto inédito. Si fuera un poema, lo publicaríamos en español y portugués, y le aseguro que la traducción sería de buena calidad. Querría también que usted me autorizara a incluir su nombre en el comité de patronaje, que será formado solamente por cuatro escritores, entre los cuales [están] el poeta español Vicente Aleixandre, y probablemente el mexicano Octavio Paz. ("Carta" s. p.)

Este brevísimo comentario nos da una oportunidad para que nos atrevamos a conjeturar algo sobre las características que, de una forma u otra, podemos encontrar en los comienzos de Mito como publicación y a lo largo de sus números. La singularidad de la revista reside, justamente, en este curioso encuentro de referencias entre la revista argentina Sur y las revistas francesas, dentro de las cuales está, sin duda, Les Temps Modernes. La particularidad aquí podría incluso asumir contornos eufemísticos si intentásemos disminuir la distancia ideológica que separa a Sur, de Victoria Ocampo, Jorge Luis Borges y Eduardo Mallea, de Les Temps Modernes, de Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir y Maurice Merleau-Ponty; pero también podría ser menos contradictoria si tomáramos en consideración otras publicaciones periódicas francesas, como la Nouvelle Revue Française o Esprit, revistas que, aunque publicadas antes de Mito, sirvieron evidentemente de modelos a Sur.

En este juego de influencias y de posibles paradigmas literarios, Mito era más próxima, como sabemos, a Les Lettres Nouvelles de Maurice Nadeau y, principalmente, al existencialismo de la revista sartreana —a su vez influida por Combat de Albert Camus— que a publicaciones como Critique, de Georges Bataille —que estaba fundamentada en la presencia polarizada entre la ciencia y la transgresión, según Boschetti (213)—, o a La Nouvelle Critique, impulsada, entre otros, por Henri Lefebvre como órgano portavoz del Partido Comunista Francés. Como ejemplo basta observar los índices de los 25 números publicados por Les Lettres Nouvelles (a partir de marzo de 1953) antes del primer número de Mito, para encontrarnos autores en común, como Dylan Thomas (el cuento "Le bébé ardent"), Antonin Artaud, Henry Miller, Samuel Beckett, Gottfried Benn, Antonio Gramsci, Jean Reverzy, Vladimir Nabokov (fragmentos de Lolita) y una particular atención a Sade; y hasta características similares de organización de la publicación, como una pequeña sección, "Pastilles", de información rápida de actualidad cultural, adoptada brevemente por Mito en sus números 22-23 y en el número 24.

En lo que respecta a Sur, y a su mención en la carta de Gaitán Durán, por su gigantesco trabajo como revista desde 1931, que alcanzó proyección continental como una acción cultural de impulso individual, el de Victoria Ocampo, es comprensible que esta empresa literaria haya llamado la atención del colombiano. Si hoy observamos las dos revistas —por supuesto, guardando las debidas proporciones, sobre todo si se tiene en cuenta la longevidad de la publicación argentina—, no sería demasiado afirmar que el parentesco va más allá de lo que hubo de mecenazgo emprendedor por parte de Ocampo y de Gaitán Durán. Tanto en Sur como en Mito sobresale un ideal europeo combinado con un internacionalismo cultural de una vasta envergadura geográfica, que podríamos reconocer en la tan citada idea borgiana de que el patrimonio del argentino es el universo.2 Esta es una especie de divisa editorial que dice mucho acerca del nacionalismo excéntrico del escritor argentino —"criollismo urbano", según Beatriz Sarlo (citado en King 68)— y de sus ecos en la revista colombiana. El nacionalismo de Mito pasa más por una praxis política frente a las cuestiones cruciales del país que por una búsqueda de la afirmación de una identidad cultural nacional o latinoamericana, algo que tampoco estuvo dentro de las principales preocupaciones de Sur, con excepción de las incursiones reflexivas iniciales de autores como Alfonso Reyes o Pedro Henríquez Ureña durante sus primeros números, pero que luego desaparecieron de la revista.

En cuestiones de orden político, otro posible punto de encuentro entre las dos revistas sería el antitotalitarismo, representado, en el caso argentino, por las posiciones contra el peronismo y, en el caso colombiano, contra el gobierno de Rojas Pinilla. En ese sentido, tampoco sería exagerado encontrar cierto humanismo pacifista sobresaliente en las páginas de Mito, aunque en ellas estén presentes reflexiones políticas directamente ligadas con los problemas violentos del país. Si en Sur ese pacifismo funcionó como alternativa a un compromiso explícito, en Mito sirvió como estrategia para poner de manifiesto su compromiso intelectual frente a la violencia colombiana. En lo que respecta al escenario internacional, ambas revistas coincidieron en oponerse de manera resuelta a las represiones que sufrieron los países socialistas por las embestidas militares impositivas del gobierno soviético, como fue evidente, en el caso de Mito, en relación con la Revolución húngara en noviembre de 1956. Como bien señaló María Teresa Gramuglio, con respecto a la postura crítica de Sur durante los años de la Guerra Fría, la revista argentina sufrió un considerable debilitamiento de su lugar eminente en el campo intelectual por tal proceder, ya que los sectores de izquierda demoraron mucho en reconocer tales denuncias (61-62). Esta postura no dejó también de merecerle a Mito críticas severas del ala izquierdista colombiana, que la identificó como una revista burguesa, aunque ya en sus últimos años fuese evidente en sus páginas un entusiasmo por la Revolución cubana.

Resaltan también en las páginas de ambas revistas otros puntos curiosos. En relación con la preocupación por la constante búsqueda de una unidad editorial, a través de la superación de posibles conflictos ideológicos o estéticos entre sus gestores3 y colaboradores, la revista colombiana logró instaurar una dinámica en su comité de dirección que se sustentó en el principio de libertad, reivindicado desde su primer número: "Pretendemos hablar y discutir con gentes de todas las opiniones y de todas las creencias" ("Editorial" 1-2); siempre y cuando tal tolerancia estuviese apoyada en exigencias de calidad y de inconformismo con lo que se discutía. Así, sobre todo gracias a la figura de su fundador, Mito no dejó que surgieran entre sus animadores grandes querellas o polémicas disgregadoras. En Sur, la conciliación vino a través de la condición de "hospitalaria familia espiritual", términos usados, según John King, por Bernard Grasset al unirse a la Nouvelle Revue Française, y que se adecuarían literalmente al caso de la revista argentina (65).4 También, según King, tal circunstancia facilitaría alcanzar una autonomía intelectual, condición que implicaría un cierto tipo de seguridad productiva: "todos podían convenir en que el deber del intelectual era con el espíritu, y las diferencias ideológicas podían ser aceptadas, por una unidad de calidad o de tono" (65). Este principio de unidad que acepta las diferencias es evidente en las dos tendencias de la revista. En la tesis de Judith Podlubne, sobre los debates literarios en la revista argentina, se señala la división entre la tendencia estética basada en una moral literaria humanista, representada principalmente por Eduardo Mallea, Victoria Ocampo y Guillermo de Torre, desde mediados de los años treinta, y la tendencia interesada en una moral formalista, con la cual se identificaron Borges, Adolfo Bioy Casares y su grupo de seguidores, sobre todo a inicios de los años cuarenta.

La presencia de Borges en Mito como miembro del comité patrocinador a partir del número 31, significativa para el peso intelectual de la revista, y el dossier a él dedicado en los números 39-40, que incluyó una carta de Borges a Gaitán Durán (fechada el 10 de mayo de 1961) y textos de Hernando Téllez, Rafael Gutiérrez Girardot, Marta Mosquera, Jaime Mejía Duque y Pedro Gómez Valderrama, en homenaje al escritor argentino, demuestran una identificación de sus colaboradores con quien fue uno de los pilares literarios de Sur, principalmente por parte de Gómez Valderrama y Gutiérrez Girardot. Este último fue reconocido por el propio Borges como uno de los mayores divulgadores de su literatura en Europa. Tal admiración, por lo tanto, es otro vestigio de la proximidad espiritual entre las revistas: es un indicio de las articulaciones intelectuales emprendidas por sus realizadores, que buscaban afinidades ideológicas y estéticas en el continente. Esto, sumado a cuestiones que incluyen la sintaxis editorial, como la composición del formato de sus cuerpos y la distribución de los textos, que se dividen, sobre todo, en artículos principales y "Notas", contribuiría a la confirmación de la hipótesis de que Sur fue un punto de referencia de Mito.

Pero si retornamos a la cita de la carta de Gaitán Durán a Drummond, veremos que hay una salvedad: "por el estilo de Sur —pero más discreta y menos ecléctica—". El simple hecho de que el colombiano plantee esta reserva demuestra que Sur era un modelo en algunos puntos, posiblemente como los que citamos arriba, pero no era el modelo. La gran inspiración intelectual de Jorge Gaitán Durán seguramente venía del continente europeo, en donde había vivido, viajado y estudiado entre 1950 y 1954 (y en otras ocasiones durante los años cincuenta hasta su muerte en 1962). En Europa, Jorge Gaitán Durán se abrió a las influencias de las corrientes de pensamiento en boga, como el existencialismo francés. Según Juan Gustavo Cobo Borda, Gaitán Durán alcanzó a asistir a clases de filosofía en el Collège de France con Merleau-Ponty (222), y si se tiene en cuenta la casi irresistible atracción que la école de pensée informal de Sartre ejercía en la época sobre la intelectualidad no ligada a las ortodoxias, es claro que Les Temps Modernes era la revista que a Gaitán Durán le interesaba más, aunque no se cite explícitamente en la carta a Drummond de Andrade.5

En la idea expresada en la frase del editorial del primer número de Mito, "Las palabras también están en situación" ("Editorial" 1), podemos identificar la presencia mentora de Sartre. El filósofo francés, cuyo libro Qu'est-ce que la littérature ?, publicado en América Latina a inicios de los años cincuenta, estimuló aún más las reflexiones sobre la responsabilidad de los intelectuales y la función de la literatura en los cambios sociales, ofreció una salida viable para la publicación de una revista en un país como Colombia, en la época de la Violencia, a través de su modelo intelectual:

De este modo, el mundo y el hombre se revelan por las empresas. Y todas las empresas de las que podamos hablar se reducen a una sola: la de hacer historia. Henos aquí llevados de la mano al momento en que hace falta abandonar la literatura de la exis para inaugurar la de la praxis. (Sartre 265, énfasis en el original)6

Les Temps Modernes, publicada en 1945 entre las ruinas de la guerra, trajo como fundamento una propuesta de libertad para la toma de posición política de aquellos que "se dan a conocer por las empresas", toma de posición dirigida por el rigor y por la capacidad del pensamiento abarcador. De acuerdo con Anna Boschetti, "la presión de la política sobre la cultura se manifiesta, bien en la imposición de un compromiso a los intelectuales, o bien en la orientación de sus elecciones" (189).7 En el caso de la coyuntura francesa, tal toma de posición variaba entre ser comunista, católico o gaullista, posiciones políticamente legitimadas por la Résistance; en el caso colombiano, implicaba comprometerse contra el totalitarismo, el extremismo partidista, la violencia en sí. El modelo de compromiso de Les Temps Modernes, sin que estuviera necesariamente vinculado a doctrinas de algún partido político, sirvió para precisar los propósitos iniciales independientes de Gaitán Durán8 y su grupo frente al contexto de su país. La identificación de esos intelectuales colombianos con las posturas de la revista francesa puede ser ratificada por las siguientes palabras de Boschetti sobre esta:

Expresión de los intelectuales que intervienen por su propia cuenta en la vida social, la revista se plantea como el lugar de una paradoja fascinante: un compromiso libre. Esto excluye, en un extremo, la pretensión de una literatura y una ciencia "puras", no "responsables" y, en el otro extremo, el compromiso con el poder o la adhesión a un partido que encadenaría las "elecciones" a una ortodoxia. (221)9

Gracias a la identificación con esta apertura modernizadora en el campo de la acción intelectual10 que inspiraba Les Temps Modernes, en las páginas de Mito fueron innumerables las referencias directas o indirectas a Sartre, al existencialismo y a los existencialistas o a la propia revista francesa. Desde su comienzo, Mito publicó textos de Sartre, como los fragmentos de la pieza Nekrassov (en el número 6, también publicada en Les Temps Modernes, en el número 114 de junio-julio de 1955) o el ensayo filosófico Bosquejo de una teoría de las emociones (número 14). Asimismo se publicó la pieza de teatro Conocimiento de Sartre, de la colaboradora de Les Temps Modernes, Colette Audry, que apareció en tres entregas (números 6, 7 y 10). La revista se ocupó también de comentarlos, como en la reseña de Gaitán Durán sobre el libro Los mandarines de Simone de Beauvoir (número 1); la reseña de Hernando Valencia Goelkel sobre el libro Aventuras de la dialéctica, de Merleau-Ponty (número 4); las controversias entre Sartre y Merleau-Ponty o Camus y Bourdet en la nota "Polémicas en Francia" (número 2); la lectura que Sartre hizo de Las sirvientas, de Jean Genet, en una nota de traducción de ese texto hecha por Gaitán Durán (número 12); o la confiscación de la revista, por parte del gobierno francés, al publicar informaciones sobre la guerra de Argelia, en el texto "Les Temps Modernes y Argelia" (número 17). Además, Mito estaba permeada de citas de Sartre, como en el texto "Mito y la tragedia húngara", firmado por Gaitán Durán, Gómez Valderrama y Valencia Goelkel (número 10); en el obituario de Camus (número 27-28) y en "Información sobre Cuba", texto de Gaitán Durán (número 35). Se pueden encontrar otras referencias a Sartre en "Apuntes sobre la fenomenología", de Francisco Posada (número 9); "El marxismo y el pensamiento francés", de Henri Lefebvre (número 15) —originalmente publicado en Les Temps Modernes (número 137-138)—, y en "Notas sobre la obra de Albert Camus", de Jorge Eliécer Ruiz (número 30). Otra influencia de la praxis sartreana es evidente en las emisiones del programa Radio-revista Mito, en 1957, que se inspiraba en el ejemplo del programa existencialista La tribune des Temps Modernes y su alcance mediático en Radio France en Europa, diez años antes.

Es interesante ver cómo el cruce de dos modelos intelectuales de revistas literarias como Sur y Les Temps Modernes, en apariencia tan dispares y hasta contradictorias, podría corresponder simbólicamente con un perfil complejo de intelectual latinoamericano que Jorge Gaitán Durán personifica. Su figura literaria y política fue criticada con frecuencia por sus posiciones aparentemente ambiguas. Estas críticas se formularon con base en su origen familiar, por ser de las élites de las regiones santandereanas, que muchas veces patrocinaron sus "aventuras",11 por su identificación, en algún momento, con el ala conservadora del liberalismo santista, o por su conciencia de la fragilidad del comunismo colombiano, que lo llevó a preconizar un modelo capitalista moderno para el país (véase Gaitán Durán, La revolución invisible). Todos estos hechos de orden ideológico nos llevarían a relacionarlo directamente con Sur. Pero, al mismo tiempo, Gaitán Durán no dudó en afirmarse como hombre de izquierda, inconformista, defensor de las transformaciones sociales que vendrían gracias a una reforma agraria como solución principalmente a la violencia institucionalizada en Colombia; un hombre que procuró comprender las guerrillas colombianas con ojos críticos, pero de cierta forma indulgentes, que simpatizó con la Revolución cubana en sus comienzos y que criticó el vacío ideológico en que se apoyaba el surgimiento del Frente Nacional de Alberto Lleras.12 Estas actitudes lo aproximarían también a Les Temps Modernes. Por extensión, si tenemos en cuenta la afirmación de Boschetti de que Les Temps Modernes acabó por reproducir la posición de Sartre frente a la cultura,13 en el caso de Mito también acabaríamos por encontrar las consideraciones y las preocupaciones de Gaitán Durán, sea porque esta era, principalmente, una revista de poetas que actuaban como ensayistas, por el distanciamiento del abordaje cientificista o aún por la presencia de cierta atmósfera de ejercicio periodístico, características literarias que servirán de sustento para temas políticos, eróticos o testimoniales (como la publicación de diarios), tan presentes en la revista, tan propios de su fundador. La supuesta contradicción ideológica de Gaitán Durán, si se sigue la lectura de las correspondencias simbólicas, estaría, por lo tanto, mitigada si tuviéramos en cuenta que, por ejemplo, en julio de 1955 Les Temps Modernes publicó traducciones al francés de textos de Otras inquisiciones, de Borges.

En ese sistema de relaciones ideológicas, literarias y editoriales, otra revista que nos llama la atención por su presencia en Mito es la Revista Mexicana de Literatura, entonces dirigida por Carlos Fuentes y Emanuel Carballo. Desde el número 4, Mito procuró despertar el interés recíproco entre ambas revistas por intercambios que las aproximaran, aunque también con alguna reserva: "Si bien no completamente identificadas, Mito y Revista Mexicana de Literatura tienen numerosos puntos de contacto, que permitirán una provechosa labor de comprensión"("Revista Mexicana de Literatura" 276). En este mismo número, se encuentra el cuento "Por boca de los dioses", del primer libro publicado por Carlos Fuentes, Los días enmascarados, lo que evidencia aún más la búsqueda de afinidades.

La cuestión que surge, de nuevo, es cuál es el motivo de la salvedad presente en una nota que aunque no firmada bien podría ser del propio Gaitán Durán, a pesar de que en ella se alabe la continuidad de "la gran tradición de las revistas aztecas de literatura: Taller, Tierra Nueva y El hijo pródigo", de que se elogie el contenido del primer número de la Revista Mexicanade Literatura, que contó con Octavio Paz, Bioy Casares, Borges y Juan Rulfo (lo que es notable, si se considera que la obra de Rulfo todavía era desconocida en Colombia para la época) y de que se agradezca "la generosa defensa que allí se hace de Mito y por la cita de nuestra nota sobre Jorge Luis Borges" (276).14 Al hablar de la sección "El Talón de Aquiles" de la revista mexicana, la redacción de Mito reconoce que es "valerosa e inteligente", pero agrega la siguiente restricción: "aun cuando no compartamos varios conceptos y opiniones" (276). Las palabras de Louis Panabiere, sobre las características editoriales de la revista mexicana, podrían ilustrar los peros de Mito:

Es evidente, sin embargo, que con esta revista el género toma una nueva dirección. La mayor preocupación de esta generación no es la de guiar, de constituir un Saber colectivo; es la de mostrar, la de dar prueba de una enorme cultura universal. La relación con el Poder se elude o bien es tratada con desenvoltura, sin miramientos. La calidad literaria prima por encima del combate inmediato. La Revista Mexicana de Literatura está mucho más cercana a Tel Quel que a Les Temps Modernes. (160)15

Panabiere afirma que el culto a la inteligencia que sobresale en la revista mexicana deja de lado cualquier toma de posición o cualquier tipo de engagement político, adoptando un movimiento intelectual que distancia el saber del poder, y que así acabó por esconder cierta complicidad intelectual con este último, al oponer el interés y el desinterés, y al no preocuparse por las expresiones populares. Pese a las divergencias de conceptos y opiniones entre las revistas mexicana y colombiana, figuras como Gabriel García Márquez y Álvaro Mutis que colaboraban en Mito también lo hicieron en la Revista Mexicana de Literatura. Así mismo, Carlos Fuentes participó en la revista colombiana con su reseña "Pedro Páramo, de Juan Rulfo" (número 8) y con el capítulo "El otro tiempo" de la novela La muerte de Artemio Cruz (número 30). Además, la revista colombiana continuó publicando anuncios publicitarios de la Revista Mexicana de Literatura, incluso después de la salida de Fuentes de su dirección. Se constituyó así como la única revista de fuera de Colombia que tuvo propaganda en las páginas de Mito.

Según Octavio Paz, que colaboró con la revista dirigida por Carlos Fuentes, "en la Revista Mexicana de Literatura fueron influenciados políticamente con la idea de la llamada 'tercera vía', que significaba ni con la izquierda, ni con la derecha" ("La pasión del colibrí" 8). Desde sus experiencias con Taller y El hijo pródigo y sobre todo a través de su poesía, Paz demostró un claro recelo frente al realismo socialista o a la poesía comprometida. De la posición política de la Revista Mexicana de Literatura, afirmó que, al igual que la revista Plural, fundada en 1971, esta surgió "un poco con esa idea de redescubrir los valores liberales y democráticos en la sociedad mexicana" (8-9). En una ocasión anterior, en 1959, en París, al comentar los fragmentos de Reseña de los Hospitales de Ultramar de Álvaro Mutis, publicados en Mito (número 26), el mexicano elogia a esta última como "una de las revistas por las que aún circula un poco de aire fresco —y otros saludables venenos—", elogia a Jorge Gaitán Durán como "uno de los espíritus más despiertos y originales de la nueva literatura hispanoamericana, partidario del riesgo intelectual" ("Los Hospitales de Ultramar" 131), y aún aprovecha para comentar el contexto editorial predominante en la época:

No hay muchas revistas hispanoamericanas que podamos leer con el mismo placer ávido con que, en sus tiempos, leíamos Revista de Occidente, Cruz y Raya o Sur. Sin duda el siglo se ha cansado; después de la guerra se inventa poco en arte y literatura. (¿O somos menos sensibles, más duros de oído?). Algunas de las publicaciones que cultivaron con más persistencia la curiosidad y la novedad, como El hijo pródigo, Orígenes y Las moradas, han desaparecido. Cierto, aún viven las grandes revistas, Sur y Cuadernos americanos, pero ahora juegan sobre valores seguros. Y la mayoría de las nuevas está contagiada a destiempo, por la idea de la "responsabilidad social del escritor" (creencia que nos ha hecho olvidar o desdeñar la responsabilidad mayor: escribir bien, decir cosas nunca dichas o que así lo parezcan). El sermón, la homilía, la exposición de la buena doctrina, se han convertido en los géneros literarios preferidos de los "espíritus avanzados". A diferencia de lo que ocurría hace 25 años, en nuestros días el radicalismo en política está teñido de superstición burocrática y se alía al "academismo" en literatura y al conformismo en filosofía y moral. Estilo, ortodoxia política y buenas costumbres: ingredientes del escritor "positivo". (131)

Los elogios de Paz a Mito y a Gaitán Durán, al lado de sus críticas a un engagement doctrinario, nos llevan a resaltar las características que podríamos definir como idealizadas por Mito y que probablemente al mexicano le agradó encontrar en la revista: responsabilidad social del escritor, pero sin que ortodoxias políticas dirigieran su línea editorial, y apertura al diálogo con diferentes tendencias o corrientes estéticas o políticas, bajo la consigna de "escribir bien", identificada por Paz, quien, por cierto, era uno de los miembros del comité patrocinador de Mito, e hizo parte de él durante toda la existencia de la revista. Incluso, si pensamos en la función de patrocinio espiritual, que era propia de tal comité, Octavio Paz cumple a cabalidad su papel al dejar un recado nada metafórico ni del todo indirecto a los de Mito —aunque a través de un breve comentario en el texto sobre el libro de Mutis—, advirtiendo a sus organizadores para que no cayeran en la línea editorial de lo que él llama irónicamente escritor positivo. Para concluir sobre lo que le llama la atención en la revista a Paz, en el mismo comentario cita entre los textos memorables "Historia de un matrimonio campesino", tal vez el caso más conocido de la famosa sección "Documentos/Testimonios", publicado en dos entregas, las de los números 15 y 17. En este ejemplo escogido por el mexicano podemos reconocer el tipo de acción política de denuncia de la realidad social que prefería Mito, por encima de las responsabilidades de sus organizadores como intelectuales, aparentemente aún sin vínculos con alguna corriente política en el país.

Lo que hasta aquí pudimos reconocer como susceptible de ser tratado como contradictorio dentro de las perspectivas intelectuales de Jorge Gaitán Durán, y, por consiguiente, de Mito y su grupo heterogéneo, demuestra, en realidad, la urgencia de un riesgo intelectual frente a la coyuntura política y literaria colombiana. De acuerdo con las palabras de Pedro Cote en su conferencia desmitificadora "Epístolas alrededor de Mito", dichas contradicciones sirvieron "para comenzar un proceso de discusión" sobre los problemas colombianos (184). La complejidad de las posturas asumidas por el equipo editorial de la revista y por Gaitán Durán en el campo político y cultural del país, complejidad justificada en gran medida por la tolerancia ideológica y por la libertad de expresión que se practicó al interior de Mito, no se redujo a trazar límites entre lo que era correcto e incorrecto hacer. Tampoco tales posturas se mostraron oscilantes entre un conformismo conveniente o un anticonformismo que negara el diálogo, sino que se inclinaron por un debate cuya mayor exigencia fue oponerse a cualquier forma de sectarismo o extremismo, algo anunciado desde el editorial de la primera entrega y que fue visiblemente una de las grandes preocupaciones de su línea editorial hasta el último número, publicado en 1962. Para cumplir los objetivos de esta contribución a la genealogía editorial de Mito quedémonos, por el momento, con la idea de que la revista surge en Colombia como una serie de pequeños escándalos culturales (Valencia Goelkel 160), generados por el típico choque político entre corrientes polarizadas, y obtiene de su fulgor inicial la claridad necesaria para recorrer nuevos caminos editoriales en el país.


Pie de página

1 Es interesante resaltar que tal invitación hoy puede considerarse significativa para un seguimiento del proceso de apertura de la literatura de Brasil en el continente, si se tiene en cuenta la importancia de Mito en los medios literarios hispanoamericanos de entonces. Aunque la revista no haya dado continuidad a la divulgación de la literatura brasileña en sus números siguientes, nos parece significativa la preocupación de sus gestores (sobre todo la de Gaitán Durán) por tener una representación brasileña en la revista. Vale destacar que la apertura hacia Brasil y su producción literaria tuvo un antecedente en Colombia en la Revista de las Indias (en su segunda época), al ocuparse de la publicación de textos de, por ejemplo, Jorge Amado (en el número 1 de 1938), Jorge de Lima (número 34 de 1941) o Gilberto Freyre (número 86 de 1946), hecho no menos loable (aunque de poca relevancia si se compara con el conjunto de sus números publicados), teniendo en cuenta los intereses continentales de esta revista, predecesora de Mito.
2 Idea recogida en el texto "El escritor argentino y la tradición", versión taquigráfica de una clase dictada en el Colegio Libre de Estudios Superiores y reproducida en el libro Discusión.
3 El núcleo a partir del cual se gestó Mito tuvo origen en un encuentro de sus fundadores en España. A través de Pedro Cote sabemos que Jorge Gaitán Durán había viajado gracias a recursos familiares; Rafael Gutiérrez Girardot, en busca de una carrera académica en filosofía, con una beca del gobierno de Laureano Gómez, y Hernando Valencia Goelkel y Eduardo Cote Lamus, con becas ofrecidas por el gobierno franquista (173). Cada uno de ellos había partido en busca de sus intereses personales. El principio de amistad entre ellos, alimentado principalmente por cartas y breves encuentros, sería el inicio de una alineación intelectual que tendría en la revista su verdadero terreno de prueba.
4 Son conocidas las relaciones de parentesco entre sus realizadores: la hermana de Victoria, Silvina Ocampo, luego se casaría con Adolfo Bioy Casares; María Rosa Oliver y Eduardo Bullrich eran primos de Victoria; Guillermo de Torre estaba casado con Norah, hermana de Borges.
5 Curiosamente, la omisión de la referencia directa a Les Temps Modernes —revista que se propuso abiertamente pensar el marxismo— coincide con el periodo en el que Drummond de Andrade se distanció más de un proyecto social participativo (que culminó con la publicación del libro A rosa do povo, en 1945) en su postura lírico-política. Consciente o no de ese viraje poético que llevó a Drummond a ocuparse de una poesía neoclasicista y formalista, cuyo ejemplo más significativo será el libro Claro enigma, de 1951, Gaitán Durán acierta en la invitación a Drummond al no explicitar que la revista francesa era un modelo para Mito, si tenemos en cuenta la frustración y el pesimismo del poeta brasileño con su propio proyecto literario socialmente comprometido. Sobre ese viraje clasicista en la obra poética de Drummond, véase Camilo.
6 "Ainsi le monde et l'homme se révèlent par les entreprises. Et toutes les entreprises dont nous pouvons parler se réduisent à une seule : celle de faire l'histoire. Nous voilà conduits par la main jusqu'au moment où il faut abandonner la littérature de l'exis pour inaugurer celle de la praxis" (Sartre, "Situation de l'écrivain en 1947" 287). Traducción al español de Aurora Bernárdez.
7 "la pression de la politique sur la culture se manifeste soit en imposant un engagement aux intellectuels, soit en orientant leurs choix".
8 Aunque sepamos que más tarde Gaitán Durán militará en el grupo de disidencia del Frente Nacional liderado por López Michelsen, el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL).
9 "Expression des intellectuels qui interviennent pour leur propre compte dans la vie sociale, la revue se pose comme le lieu d'un paradoxe fascinant : un engagement libre. Il exclut, à une extrémité, la prétention à une littérature et à une science 'pures', non 'responsables', et, à l'autre extrémité, la compromission avec le pouvoir ou l'adhésion à un parti qui enchaînerait les 'choix' à une orthodoxie".
10 Es interesante ver cómo Pedro Sarmiento (217) y Pablo Montoya asocian aún tal acción intelectual modernizadora con la inauguración, por parte del grupo de Mito, de una nueva relación con los referentes hispánicos que eran muy comunes en los medios colombianos, en lo que se refiere a la literatura. De acuerdo con Montoya, "a Mito le interesó, más bien, mostrar una especial categoría de la literatura española. Y en esta tarea no hubo consignas que formularan un hispanismo de tintes coloniales, ni sumisiones a la patriotera filología hispánica. Mito inaugura un diálogo de igualdad entre poetas colombianos y poetas españoles. Como lo dice Pedro Sarmiento Sandoval [...], 'de la imitación y la apología de índole subalterna, se pasó a la amistad y a la colaboración'" (46).
11 "Ningún intelectual colombiano quiere ser burgués. Cuando en realidad todos lo somos" (La revolución invisible 131). El texto "El burgués y la Coca-Cola" fue originalmente publicado en el periódico El Independiente, el 11 de abril de 1957, y después se incluyó en la edición de La revolución invisible, publicada en Bogotá por la Editorial Ariel, en 1999.
12 No obstante, también sabemos que a partir de 1958 parte significativa del grupo ligado a Mito, en particular Eduardo Cote Lamus y Pedro Gómez Valderrama, apoyó abiertamente el Frente Nacional, como la única forma en que el país evitaría someterse a regímenes dictatoriales. En ese sentido, y según el planteamiento de Montoya, que la revista no se haya sometido en sus inicios a las ortodoxias político-partidarias, con base en la idea de "hablar y discutir con gentes de todas las opiniones y de todas las creencias", acabaría siendo un "tiro por la culata", si tomamos en consideración las catastróficas consecuencias políticas engendradas por el Frente Nacional en sus dieciséis años de existencia.
13 "La literatura ocupa una gran cantidad de espacio, el teatro figura, la poesía está casi ausente. La filosofía del acontecimiento tiene el lugar de honor. La ciencia es considerada como sospechosa u olvidada. La crítica literaria y artística es cuidadosamente cultivada. El periodismo tiene una presencia invasiva". "La littérature y occupe beaucoup de place, le théâtre y figure, la poésie en est presque absente. La philosophie de l'événement a la place d'honneur. La science est considérée comme suspecte ou oubliée. La critique littéraire et artistique est soigneusement cultivée. Le journalisme manifeste une présence envahissante" (Boschetti 230).
14 Véase la pequeña reseña en forma de nota escrita por Gaitán Durán, "Historia universal de la infamia", publicada en el número 2 de Mito, página 113, en la que defiende a Borges de la crítica americanista francesa. Es importante también decir que este número de la revista sale en el mismo mes (julio de 1955) en que Les Temps Modernes publica los textos de Borges.
15 "Il est évident cependant qu'avec cette revue, le genre prend une nouvelle direction. Le souci majeur de cette génération n'est pas de guider, de constituer un Savoir collectif ; il est de montrer, de faire preuve d'une énorme culture universelle. Les rapports avec le Pouvoir sont éludés ou bien traités avec la désinvolture du 'Hussard'. La qualité littéraire prime sur le combat immédiat. La Revista Mexicana de Literatura est beaucoup plus proche de Tel Quel que des Temps Modernes".


Obras citadas

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Sobre el autor

Actualmente, termina la maestría en Letras del programa en Lengua Española y Literaturas Española e Hispanoamericana de la Universidad de São Paulo. Fue becario del Capes-ds. Es graduado en Letras (Francés/Portugués) por la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas (2000) y en Licenciatura en Letras (Portugués) por la Facultad de Educación (2000), de la Universidad de São Paulo. Tiene experiencia en enseñanza pública, básica y media, en el área de lengua portuguesa y literatura, y en enseñanza de lengua portuguesa para hispanoparlantes, en la Universidad Industrial de Santander y en la Universidad Pontificia Bolivariana, en Colombia. Además es escritor y editor de literatura brasileña. Fue creador del periódico Sempre-viva Boletim poético y de su respectiva casa editorial en Minas Gerais, Brasil.

Sobre el artículo

Este texto hace parte de la investigación del trabajo de maestría "A revista colombiana Mito e os alcances do seu discurso político-cultural", bajo la orientación de la profesora Idalia Morejón Arnaiz, del programa de posgrado en Lengua Española y Literaturas Española e Hispanoamericana de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de São Paulo. Esta investigación fue financiada por la Coordinación de Perfeccionamiento de Personal de Nivel Superior (Capes) y por el Programa de Movilidad en Posgrado de la Red de Macrouniversidades de América Latina y el Caribe, programa que posibilitó la consulta en las bibliotecas y hemerotecas colombianas, bajo la tutoría del profesor Fabio Jurado, del Departamento de Literatura de la Universidad Nacional de Colombia, entre abril y agosto del 2014. El texto fue traducido al español por Patricia Trujillo y Johny Martínez.