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Literatura: Teoría, Historia, Crítica

versão impressa ISSN 0123-5931versão On-line ISSN 2256-5450

Lit. teor. hist. crit. vol.19 no.2 Bogotá jul./dez. 2017

https://doi.org/10.15446/lthc.v19n2.63250 

Reseñas

Apter, Emily. Against World Literature: On the Politics of Untranslata-bility. Nueva York: Verso, 2013. 358 págs.

Joseph Wager 1  

1 Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia


En Contra la literatura mundial: intraducibilidad y política (Against World Literature: On the Politics of Untranslatability), Emily Apter se opone a ciertos "principios operativos"1 de la traducción, los cuales identifica como "equivalencia, sustituibilidad y reemplazo" (157).2 La autora rechaza la equivalencia entre textos creados en contextos distintos, afirma los modos singulares de expresión en una lengua y hace valer las limitaciones de la traducción (27). En fin, su enfoque opta por una perspectiva de comparación cuyo fundamento es sacar provecho de la llamada intraducibilidad como una forma epistemológica de pensar la literatura mundial (y otras formas de producción cultural).

Dicho de otra manera, Apter propone un estudio comparativo que confronta discursos y conceptos de todo el planeta sin partir de presuposiciones normativas. Elabora un análisis capaz de distanciarse de los discursos que apoyan el desarrollo de una red global de conocimiento homogeneizado. La normatividad presente en la traducción criticada por Apter establece un sistema en el que la relevancia de un discurso no canónico deriva, no de sus propias virtudes, sino de su relación con un discurso canónico (con la jerarquización concomitante). En ese sentido, la autora no desconoce la diada periferia-centro; en lugar de negarla, recurre a ella,3 y usa la idea de lo intraducible como un arma en el campo de batalla de la cultura.4 Bajo esta idea, la "traducción, entendida como una suerte de palanca que opera sobre el lenguaje, hace que la universidad, y el mundo entero, giren [...] sobre su eje" (246).

Para darle sustento a este sistema, Apter se enfrenta a la compleja tarea de darle un significado y una estructura proteicos a lo intraducible. Si hasta ahora no hemos definido esta noción, no es por azar. En el libro de Apter, lo intraducible es un concepto nebuloso que implica la relatividad lingüística, la inconmensurabilidad y la glosolalia, además del desplazamiento del sentido por subdivisiones lingüísticas para formar nuevos nodos de significación (25, 24, 5, 31). La autora interpreta el concepto como una suerte de extrañeza que comparatistas, filósofos y artistas pueden convertir en arma para dar la batalla entre lo local y lo global (121). En ese sentido, el peligro que presenta la literatura mundial -la supremacía de una literatura comparada que tiene sus orígenes en la Ilustración y la conmensurabilidad de lenguas e ideas- encontraría su contrapeso en un análisis de las diferencias. Esto se manifiesta en la supuesta imposibilidad de traducir cabalmente entre lenguas, específicamente de otros idiomas al inglés; se trata de ensanchar distancias, no de encontrar un terreno común en términos epistemológicos y estéticos.

La subversión de la homogeneidad, entonces, se da mediante un estudio de las implicaciones éticas del análisis estético centrado en la diferencia. Tanto Apter como el lector deben reconocer que lo anterior no es sencillo. El libro nos propone un ejemplo claro de tal estudio: concretamente, el caso de la traducción de la palabra Alá. Si esta palabra es traducida como Dios o God, puede pensarse que la labor del traductor o la traductora sirve para mitigar tensiones político-religiosas, pues minimiza la distancia entre el nombre del creador en distintos contextos culturales y lingüísticos. Sin embargo, una persona partidaria de lo intraducible diría que tal traducción implica el aplanamiento o la pérdida de las connotaciones del vocablo en árabe, español e inglés.5 Así, la traducción que se basa en la equivalencia prepara el camino para la apropiación del Otro dentro de la epistemología del centro de poder. Por consiguiente, la teoría de la traducción en el libro de Apter privilegia lo intraducible como una resistencia a la fusión de formas europeas con contenidos no europeos.6

De este modo, la autora esboza lo intraducible como un baluarte que contendría la marea de la homogeneización, quizá porque pasa por alto una tradición de la literatura comparada que se basa en el texto y en el canon.7 Su esperanza en lo intraducible radica en que permite, o autoriza, una forma de abordar al Otro que no establece jerarquías. Lo intraducible implica el reconocimiento de que las palabras hacen cosas,8 y un entendimiento de que el lugar de enunciación (grafía, geo) es un elemento clave a la hora de producir discursos, y también a la hora de analizarlos.9

Por cierto, tales factores son de interés para los estudios literarios; sin embargo, no son necesarios ni suficientes para explicar el fenómeno literario o la "literariedad", un concepto evidentemente anticuado y normativo para obras como Against World Literature. El resultado del enfoque de Apter es que a veces lo literario se pierde de vista, pues el libro es más un tratado metaanalítico sobre la discursividad que sobre el discurso literario (se analiza una amplia gama de prácticas discursivas, como carteleras, controles fronterizos y películas). Es una partida de ajedrez entre teoría y capitalismo global en el que literatura, traducción y lenguas son las fichas del tablero; es menos un estudio crítico de las literaturas que una interpretación política de la historia de la literatura, la traducción y la filosofía. Dentro de este esquema, la autora emplea el vocabulario del pensamiento sistémico para formular lo intraducible como una suerte de palanca que permite reivindicar la faceta subversiva de los discursos (siendo el discurso literario solo uno más entre otros). Su propuesta socava un enfoque de la literatura comparada que, a su juicio, "con frecuencia ha servido como la rama humanística de la diplomacia de la Ilustración", y que fomenta una "ideología racionalista y realista" invocada "para justificar el control excesivo de lo intraducible" (129).

No obstante, uno no debe tomar todas sus afirmaciones al pie de la letra: Apter busca minar la ideología basada en la lógica normativa de la tradición occidental, pero, como lo ha señalado David Damrosch, sus referencias se sitúan firmemente en cierta corriente de la filosofía occidental.10 Apter quiere "filosofar en lenguas", como dice Barbara Cassin,11 mientras que, en el texto, el francés (muy posiblemente, la lengua por excelencia de la Ilustración) acecha por doquier.12 Lo mismo sucede con distintos miembros de las academias estadounidenses y francesas, o con figuras que tienen fuertes vínculos con estas academias, quienes pululan en el libro.13 Específicamente, la influencia más contundente para la cosmología comparada de Apter, según ella misma, es su traducción de Vocabulario europeo de filosofías: diccionario de intraducibles (Vocabulaire européen des philosophies: dictionnaire des intraduisibles). Este proyecto colectivo, cuya editora principal es Barbara Cassin, "representa un intento de filosofar en forma sofística con y en la traducción, considerada como su heurística preferida" (25). La propuesta de lo intraducible se sustenta en una logología que se inclina por lo retórico/ contextual (llámese contingente si se quiere), en vez de lo filosófico/universal; es una logología que consiste en cuestionar la noción de que hay una certeza ontológica que se puede trasladar a la esfera de la traducción.14 Por tanto, un ejército móvil de discursos (no de literaturas), impredecibles por oportunistas, podrán trastocar la narrativa global que se transmite en un inglés global (globish).

Lo anterior se convierte en el fundamento de un metadiscurso que confiere coherencia a la estructura del libro, pues sus cinco apartados parecen ligeramente desarticulados y agresivamente anticentralizantes. Las cinco partes de la obra pueden explicarse de la siguiente forma. Antes del primer capítulo, hay una larga introducción, que es en realidad un estado del arte, en donde se hace una exégesis de la historia de la literatura mundial como forma de literatura comparada y se consideran algunas visiones de la traducción. En el primer capítulo, se explica el término Oneworldedness; ello proviene de cierta forma de los estudios de Immanuel Wallerstein y revela que todo está conectado y se usa para analizar tanto el flujo de capital como el de ideas en términos globales. Implica un mundo unificado pero estratificado -colapsa una fábrica en Daca pero no se afecta el precio de la ropa en los Estados Unidos; gana un colombiano el premio Nobel en literatura pero su discurso en Suecia gira en torno a la soledad de América Latina-. Este concepto resulta problemático para nuestro propósito como humanistas, pues alrededor suyo surgen otros conceptos y prácticas como la periodización eurocéntrica, la hegemonía cultural y los discursos de fronteras; estos últimos dan nacimiento, según Apter, a la paranoia como rama de la literatura estadounidense15 en particular y como característica de toda noción de frontera (lingüística, política) en general. En el segundo capítulo, Apter, al estilo de Raymond Williams y Barbara Cassin, instrumentaliza la intraducibilidad discursivamente para analizar palabras clave como mundo y sexo/género. A partir de estas palabras, ofrece alternativas a la concepción del mundo implícita en la noción de "literatura mundial", y traza la historia de algunas corrientes del feminismo que surgen de las interacciones entre traducciones del francés al inglés y viceversa (por ejemplo, Judith Butler, Simone de Beauvoir y Catherine Malabou). En el tercer capítulo, la autora pone sobre la mesa "una performatividad de la fe" para estudiar traducciones literarias y espaciales en términos del carácter sagrado de la palabra; como ejemplo de este fenómeno, sugiere a autores como Erich Auerbach, Edward Said, Jacques Derrida y Abdelfattah Kilito (205). Para concluir, vuelve a la aplicación práctica de la intraducibilidad, esta vez en pro del significado que Apter le atribuye a la traducción y su relación con la propiedad (intelectual) para repensar la relación que tienen diferentes colectividades con el conocimiento y con el planeta.

A lo largo del texto, la autora se inclina por el uso de frases complejas.16 De hecho, su estilo recuerda el de Pierre Bourdieu, quien defendió la opa cidad de su prosa al afirmar que era necesaria para reflejar la complejidad del problema a tratar.17 Es decir, lo intraducible podría ser un reflejo de lo crucial que es no producir un lenguaje fácilmente consumible. Pero, si Apter quiere que su propuesta repercuta fuera de los pasillos de mármol de la academia, hay que repensar la intraducibilidad tal y como la propone. En términos pragmáticos, la traducción responde a la realidad política del siglo xxi y la no traducción de ciertos términos ahuyentaría a la mayoría de lectores de una obra traducida. Asimismo, como sostiene una traductora de literatura latinoamericana, lo intraducible puede ser lejano pero comprensible, porque la traducción es un quehacer que desenmascara, incluso de manera paródica, el proceso creativo del original.18 Por otro lado, la imposición de cierta racionalidad es una fuerza político-económica agravada por los canales contemporáneos de comunicación, los libros y los movimientos de capital. En vez de catalizar este proceso demoledor, la traducción asequible, "para las masas", de textos que subvierten una pretensión de equivalencia puede ser una defensa que ralentice, y por tanto ofrece la oportunidad de repensar, las dinámicas culturales de circulación y producción.

Hay que decir que la propuesta de Apter, a pesar de parecer novedosa, resulta no serlo tanto. Una descripción más precisa sería que su perspectiva combina muchos discursos de una manera interesante y ofrece bastante materia para debatir; pone en práctica su visión revelando algunas de las contradicciones inherentes cuando se habla de literatura mundial. Sus lectores notarán la fascinación que muestra la autora por su propia herencia filosófico-filológica, pero deben también observar que el libro anhela acercarse a una mentalidad distinta a la de "perdimos el congreso, así que vamos a protestar a la facultad de literatura".19 Es decir, el libro, a pesar de su complejidad, plantea esta forma de traducción como un nexo clave en el compromiso político de las humanidades. Ello lleva a la autora a hacer hincapié en el valor de la investigación humanística en términos tanto políticos como existenciales. Si bien este tema es espinoso en sí, su reivindicación del valor de lo humanístico evidencia el deseo de Apter de restaurar algo que, más allá del carácter autorreferencial (real o imaginado) de la academia actual, aboga por una visión del estudio humanístico como algo que estaría dedicado rigurosamente a las desviaciones y a la ambigüedad -nada nuevo, por cierto-, para enfrentar y cambiar el curso de las relaciones interpersonales, interculturales e interestatales. Por ende, lo intraducible termina siendo "una forma lingüística de fracaso creativo con usos homeopáticos" (18)

1 Edith Grossman, quien ha traducido a Miguel de Cervantes Saavedra y a Gabriel García Márquez, ofrece una interpretación bastante diferente de los principios operativos de la traducción en Why Translation Matters.

2 Todas las citas de Apter son traducciones mías.

3 Como también lo ha hecho Roberto Fernández Retamar en Para una teoría de la literatura hispanoamericana y otras aproximaciones.

4 A lo largo del libro, Apter hace varias referencias a la militarización del lenguaje.

5 Véanse las páginas 99 y 253-254 en el libro de Apter para más información sobre la traducción de Alá como arma de doble filo.

6 Franco Moretti desarrolla esta idea en su artículo "Conjectures on World Literature", artículo publicado en New Left Review 1.

7 Esta tradición está siendo atacada, por lo menos en la academia estadounidense, desde 1993 (y posiblemente desde mucho antes), con la publicación del informe de Charles Bernheimer para la Acla. Véase Bernheimer, Charles, ed. Comparative Literature in an Age of Multiculturalism. Johns Hopkins University Press, 1995.

8 Véase J. L. Austin, How to Do Things with Words.

9 Este planteamiento ha generado debate en textos sobre pensamiento decolonial/posco-lonial. Sobre este punto, véase Walter Mignolo, "Epistemic disobedience, independent thought and de-colonial freedom", publicado en Theory, Culture & Society 26.7-8.

10 Véase la reseña de Against World Literature hecha por David Damrosch, y publicada en Damrosch, David. "Against World Literature: On the Politics of Untranslatability by Emily Apter (review)". Comparative Literature Studies. 51. 3 (2014): 504-508.

11 Véase Barbara Cassin, "Sophistique, performance, performatif". Bulletin de la sfp 100.4 (2006): 24.

12 Este es un punto débil del texto, porque supone que lo intraducible detendrá la marcha abrumadora de la homogeneización expresada en la traducción eurologocéntrica; pero lo intraducible proviene de (y utiliza los métodos de) una tradición filosófica eurologocéntrica.

13 En términos de Franco Moretti, sus influencias pueden ser rastreadas en la forma de un árbol derrideano.

14 Véase el mencionado texto de Barbara Cassin (30).

15 Esta paranoia representa una reacción a la antes mencionada Oneworldedness y co rresponde a una mentalidad conspiratoria que se encuentra en la obra de, entre otros, Thomas Pynchon y Don DeLillo.

16 He aquí dos ejemplos de frases complejas: 1) "Elementos radicalmente ungleich se ven obligados a ser consanguíneos, lo cual moviliza los vacíos de no-comparabilidad que resisten la forçage de la metáfora" (85). 2) "No es únicamente un 'vecindario' topográfico, ni el término general para una lógica de la escisión ontológica, ni un borde del cielo cosmológico que elide la barra espaciadora entre la vida y la transfinitud, ni la suerte de mampara topográfica que suele encontrarse en prácticamente cualquier tipo de frontera" (106).

17 Véase Pierre Bourdieu, Essays Towards a Reflexive Sociology, sobre todo las páginas 51-53.

18 Véase Suzanne Jill Levine, The Subversive Scribe. Cf. Octavio Paz, Traducción: literatura y literalidad. Barcelona: Tusquets, 1980.

19 Véase Todd Gitlin, The Intellectuals and the Flag: Reclaiming the American Liberal Tradition. Nueva York: Columbia University Press, 2006 (81).

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