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Literatura: Teoría, Historia, Crítica

versión impresa ISSN 0123-5931

Lit. teor. hist. crit. vol.21 no.1 Bogotá ene./jun. 2019

https://doi.org/10.15446/lthc.v21n1.74881 

Reseñas

Moreno Blanco, Juan, editor y compilador. Gabriel García Márquez, literatura y memoria. Cali, Programa Editorial Universidad del Vaille, 2016, 532 págs.

Manfred Ayure Figueredo1 

1 Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia


Retornos

Escribir sobre la obra literaria de Gabriel García Márquez -y sobre su figura de escritor, de hombre público- es quizás una tarea que ha sido emprendida innumerables veces, en múltiples lenguas, alrededor del mundo. Acometer tal ejercicio supone, por lo tanto, andar caminos que probablemente han sido ya transitados y encontrar ideas que, acaso, otros han logrado develar. Y no es para menos. La impronta dejada por el escritor colombiano en el universo de la literatura es inagotable y profunda. Sus creaciones, fábulas y personajes han traspasado los límites impuestos por el tiempo, el espacio y la cultura, y han devenido en fuente de la cual otros han bebido: escritores, críticos, historiadores, cineastas, periodistas, biógrafos, entre otros. Desde esta perspectiva, podría afirmarse que la crítica que procura examinar la obra de García Márquez puede sobrevenir, con algunas excepciones, en una suerte de reescritura de los cientos de trabajos que, a lo largo de los años, han centrado sus intereses en el oficio del nobel cataquero.

Es precisamente en esta tradición en la que se inscriben los diversos textos compilados por Juan Moreno Blanco en Gabriel García Márquez, literatura y memoria, libro editado por el Programa Editorial de la Universidad del Valle. Para Moreno Blanco, este es un trabajo colectivo y pluralista debido a que recoge las voces de "periodistas, profesores y escritores alrededor del significado de la persona y la obra de más relieve en la historia y cultura colombianas" (13). Dicho carácter queda evidenciado en las cinco partes que estructuran el proyecto pues, de acuerdo con lo expuesto anteriormente, no solo se estudia la obra literaria de García Márquez, también se revisan algunas particularidades de su vida pública y privada. Aunque evidentemente en los ensayos que componen cada una de las secciones se puede identificar una preocupación temática por algún aspecto de la obra o del escritor, no hay que perder de vista que cada texto tiene una intención particular y original. Es decir, son unidades de estudio totalmente independientes. Así mismo sucede con las perspectivas teóricas y de análisis con las cuales los autores realizan sus aproximaciones. Esta variedad, por lo tanto, muchas veces excede esa disposición con la cual se han querido organizar los capítulos.

De esta manera, los trabajos que componen la primera y segunda parte centran sus preocupaciones en momentos y situaciones particulares de la vida de García Márquez que, con el paso de los años, van a ser fundamentales en su oficio como escritor. Algunos de los retratos de García Márquez que se configuran en estos primeros capítulos están sustentados en los lazos de amistad que este sostenía con los autores de dichas semblanzas. Por tal motivo, el título de la primera parte es "Amistad", en donde se recogen los escritos de Germán Vargas Cantillo y Alfonso Fuenmayor, miembros -junto con García Márquez- de lo que se ha denominado Grupo de Barranquilla. Como una especie de anecdotarios, dichos textos recrean algunos momentos memorables de lo que aconteció instantes previos y posteriores a la recepción del Premio Nobel en Estocolmo por parte del escritor colombiano, gala en la que tanto Vargas Cantillo como Fuenmayor estuvieron presentes. Más allá de cierta sensación de asombro que puede llegar a producir el dato desconocido e íntimo de la vida de Gabo, los escritos no profundizan en ningún aspecto particular de su persona ni de su obra. En este sentido, cabe aclarar que dichos textos son escritos treinta y tres años antes de la compilación por lo que, de acuerdo con Moreno Blanco, "estas emocionadas notas hilan la descripción del presente con la evolución de los tiempos de juventud, amistad, lectura y escritura en la Barranquilla tan importante en la vida sentimental e intelectual del en ese entonces 'desgarbado y tímido' García Márquez" (13-14). No obstante la justificación de la inclusión de estos textos, pareciera no existir una correlación entre este capítulo y los restantes, mucho menos entre estos escritos y los ensayos académicos que se presentan más adelante.

La segunda parte, titulada "Perfiles", está compuesta por cuatro trabajos que se ocupan de revisar algunos momentos biográficos de García Márquez que tuvieron cierta relevancia en su formación como escritor. Interesante resulta, en este sentido, que algunos de los autores llegan a las mismas conclusiones recorriendo caminos diferentes, más allá de que no siempre los ensayos tienen como finalidad el estudio de la vida de García Márquez. Mención especial merece el trabajo de Michael Palencia-Roth quien, en el ensayo "Las varias vidas de Gabo", realiza un ejercicio hermenéutico de las tres biografías más populares del nobel colombiano; es decir, El viaje a la semilla. La biografía de Dasso Saldívar, Gabriel García Márquez: A life de Gerald Martin y Vivir para contarla del propio García Márquez. El diálogo que el autor establece entre estas tres semblanzas tiene como propósito revisar la manera como se presenta la vida del escritor.

Por un lado, Palencia-Roth encuentra que entre las tres biografías hay datos no concordantes toda vez que hay una clara intención de García Márquez de acomodar algunas fechas y situaciones de su propia vida con momentos relevantes de la historia de Colombia, lo que no necesariamente coincide con los registros oficiales que se tienen. Este hecho, es decir, estas falacias generadas por el propio García Márquez son una evidencia clara del irrefrenable impulso por fabular que tiene Gabo, hasta el punto de querer hacer de su vida una "obra literaria". Muy acertada, en este punto, resulta la revisión y argumentación que Palencia-Roth hace de esta tesis, a la luz no solo de las biografías anteriormente citadas, sino de otros registros como entrevistas y correspondencia. Por otro lado, Palencia-Roth señala un viaje que Gabo hizo junto con su madre a Aracataca como una posible confirmación de su vocación como escritor. Esta última conclusión es un hecho común a otros de los ensayos del presente capítulo, tal y como se evidencia en "García Márquez y un mundo que declina" de Piedad Bonnet. Sin embargo, el trabajo de Bonnet supera los criterios establecidos para la estructura del capítulo, pues no solo se dedica a analizar eventos biográficos, sino que emprende un muy acertado estudio de algunos tópicos de la escritura de García Márquez, como son el lenguaje, sus ideas eternas como el amor o el poder y, sobre todo, la temática del derrumbe de una época que es arrasada por valores y circunstancias nuevas. La clasificación de este ensayo en dicho capítulo puede generar confusión en su lectura pues, como lo he manifestado, no guarda la misma relación que los otros escritos tienen cuando se trata de contemplar un itinerario biográfico.

La tercera parte, "Contextos", está compuesta por seis trabajos en los que se tratan las relaciones que la literatura garciamarquiana tiene con la cultura e historia del Caribe colombiano. Evidentemente, podría afirmarse que hay una mayor correspondencia entre estos textos de acuerdo con la intención mencionada, ya que la mayoría de ellos versan sobre los influjos que variados aspectos de la cultura, geografía e historia caribeña produjeron en el joven escritor y, por consiguiente, en su futura obra literaria. Así pues, dos de los ensayos se ciernen sobre el papel que una ciudad como Barranquilla tuvo en su formación como escritor. En este sentido, "La Barranquilla de Gabriel García Márquez" de Ramón Illán Bacca y "La ciudad y las letras. La Arenosa en la obra de Gabriel García Márquez" de Orlando Araújo Montalvo comparten puntos de vista semejantes, pues tanto para Illán como para Araújo la capital del Atlántico fue decisiva en su vocación no solo por la impresión que le causó la ciudad debido a su cultura cosmopolita y tradiciones -como el carnaval-, sino por la oportunidad que tuvo allí de relacionarse con algunos otros artistas que compartían similares intereses.

Caso particular resulta el interesante trabajo de Ariel Castillo Mier titulado "García Márquez y la crítica reciente en el Caribe colombiano". En este, Castillo hace una sucinta revisión de tres textos críticos sobre la obra y persona de García Márquez, bajo la premisa que introduce al comienzo de su texto: "Uno de los rasgos de la literatura del Caribe colombiano ha sido el desequilibrio entre la creación y la crítica" (191). Para Castillo, si bien la región Caribe ha sido cuna de grandes novelistas, cuentistas y poetas, no así de críticos pues los pocos que se han dedicado a dicho ejercicio lo han hecho de manera dispersa y aislada, menospreciando, la mayoría de las veces, las letras caribeñas por razones que obedecen al vínculo y aceptación de la cultura central del país. Desde esta perspectiva, el autor comenta el libro Cómo aprendió a escribir García Márquez de Jorge García Usta, en el que se revisa el papel fundamental que tuvo la ciudad de Cartagena en la formación literaria y periodística del joven escritor. Como en los textos de Illán y Araújo, se subraya con total acierto el influjo de las urbes costeñas, aunque, con bastante tino y sindéresis, Castillo toma distancia de la tesis de García Usta, por tanto, lee cierto afán regionalista que desconoce los aportes de otras zonas de la región. Así mismo, Castillo expone de manera clara y contundente los aciertos del trabajo Así leí a García Márquez del escritor francés Jacques Gilard, quien realiza una crítica a la centralización de la literatura que Bogotá ha ejercido, desconociendo por lo tanto la pluralidad y el mestizaje propios del país. Por tal motivo, Castillo reivindica el trabajo de Gilard no solo por la importancia que tiene para las letras colombianas sino, particularmente, para la literatura del Caribe.

Ahora bien, si el ensayo anterior marca un punto positivo en la compilación realizada, no se puede decir lo mismo de "La obra de García Márquez: más allá del litoral, pero antes de los Andes" escrito por Édgar Rey Sinning.

El autor se propone revisar la influencia que la cultura popular costeña de algunos pueblos de la región tuvo en García Márquez y cuyo resultado fue el tan manido realismo mágico en el que se puede ubicar su obra literaria. En un estilo sencillo y, en ocasiones, un tanto ingenuo, Rey Sinning da cuenta de las repercusiones que tuvieron ciertos aspectos culturales como las historias de los abuelos, la comida, el lenguaje, las peleas de gallos, el contrabando y otros lugares comunes en los cuentos y novelas de García Márquez. Aunque es evidente la importancia que tuvo este entramado cultural en la obra del nobel, Rey Sinning no logra generar un cuerpo de argumentos contundentes; por el contrario, en un par de ocasiones el discurso se torna un poco fluctuante entre variados temas y elementos lo que conlleva, necesariamente, a una carencia de ilación entre los hechos expuestos.

"Irradiaciones" es el título de la cuarta parte del libro. En esta sección, como su nombre lo indica, se encuentran aquellos ensayos -siete en total- cuyos problemas surgen en la obra literaria de García Márquez, pero trascienden las fronteras del hecho literario propiamente dicho. Es un capítulo un tanto misceláneo, pues sus artículos van desde la relación de la obra garciamarquiana y el cine a la importancia que tiene la figura del escritor latinoamericano en la cultura literaria bengalí, pasando por el estudio del humor y las mujeres en sus novelas y cuentos, y finalizando con un intento de comparación entre Cervantes y el escritor de Aracataca. De esta manera se ratifica que la categorización de los capítulos obedece más a una necesidad de organización que a unos ejes problemáticos o temáticos inherentes a los ensayos.

Pero más allá de esta situación, resultan interesantes algunas revisiones del eco que la obra de García Márquez -y su figura como autor- puede tener en otros ámbitos culturales. En este sentido, el trabajo "O veneno da madrugada de Ruy Guerra, una interpretación cinematográfica de La mala hora" de Carlos-Germán van der Linde destaca no solo por el juicioso análisis que realiza, tanto de la novela La mala hora de García Márquez como de la película brasilera O veneno da madrugada del cineasta Ruy Guerra, sino por las relaciones que encuentra entre la obra literaria y la cinematográfica a lo largo del texto. Según Van der Linde, la película, como adaptación de la obra mencionada, no sigue al pie de la letra ciertos aspectos de la novela, toda vez que en esta relación de transtextualidad -según la teoría narratológica de Gérard Genette- el filme reinterpreta la novela. Sin embargo, dichas alteraciones, para Van der Linde, no corresponden con un defecto o dolencia, antes bien, se constituyen en fuentes de nuevos sentidos.

Notable también es el ensayo "Malentendidos alrededor de García Márquez" del escritor Juan Gabriel Vásquez quien, de manera sucinta pero contundente, nos presenta sus reparos a la pregunta ¿cómo se escribe bajo la sombra de Cien años de soledad? Desde el inicio, Vásquez aclara que dicho cuestionamiento es un "falso problema, casi una vacuidad retórica" (303), elaborado por algunos comentaristas literarios y repetido hasta la saciedad. En consecuencia, Vásquez elabora un cuerpo de argumentos bien articulados con los que demuestra no solo la falta de rigor de este planteamiento, sino que revisa algunos problemas existentes cuando se habla de la influencia y la tradición literaria. Aunque en ningún momento niega la preeminencia que una novela como Cien años de soledad tiene en la literatura, se aleja de ciertos lugares fáciles y comunes cuando se escribe sobre la obra y la figura de un escritor como Gabriel García Márquez. Es, quizás, este su mayor acierto.

Ahora bien, hay otro caso que merece la pena ser resaltado, pero no precisamente por sus bondades. "El humor en la obra de Gabriel García Márquez" escrito por María Isabel Martínez López aborda el concepto de humor existente en la obra del escritor colombiano. Para Martínez López, el humor en García Márquez no está necesariamente en los detalles sino en el enfoque, es decir, en el tono que usa y que coadyuva en el entendimiento de la estructura narrativa de sus obras. Desde esta tesis, la autora revisa ciertas estrategias discursivas presentes en los cuentos de García Márquez como la ironía, lo hiperbólico, la ridiculización, el absurdo en las que estaría sustentado el concepto de humor garciamarquiano. Aunque evidentemente podría ser una problemática interesante en la narrativa de García Márquez, la forma como Martínez López presenta sus análisis y argumentos echa por tierra toda su concepción teórica. Por un lado, el discurso resulta un tanto desordenado y caótico, carente de cohesión entre sus partes; por otro, las ideas presentadas no se desarrollan lo suficiente, lo que efectivamente no favorece la lectura y la interpretación de sus argumentos. Podría incluso afirmarse que el ensayo resulta más una suerte de lluvia de ideas o de pensamientos, o un texto compuesto por muchos fragmentos. Sea esta una invitación a enfocar dicho trabajo con el ánimo de rescatar todas las posibilidades que ofrece tal problemática.

Finalmente, la quinta parte es la más amplia. Recoge doce trabajos que procuran dar una interpretación de obras particulares de García Márquez.

De ahí su título: "Lecturas". Novelas como Cien años de soledad, Memoria de mis putas tristes, El amor en los tiempos del cólera, así como algunos cuentos de Los funerales de la Mamá Grande son objeto de estudio de los autores que nos presentan sus aproximaciones a temas como el amor, la soledad, la oralidad, la madre, la escritura, entre otros. Dicho capítulo goza, quizás, de la más variada y mejor selección de ensayos. Dentro de estos, quisiera destacar dos trabajos que por su rigurosidad y composición evidencian la mejor crítica. Primero, el trabajo de Suzanne Jill Levine, titulado "Otra mirada a El espejo hablado: Gabriel García Márquez y Virginia Woolf", tanto por el diálogo que la autora establece entre García Márquez -sobre todo en Cien años de soledad- y la escritora inglesa con la novela Orlando, como por el ejercicio de relectura de dichas obras que nos presenta y que resulta ser tan primordial en el oficio de la crítica. Para Levine, García Márquez y Woolf se mofan de la historia a través de la idea de progreso latente en sus novelas y, por lo tanto, el anacronismo se presenta como una metáfora "para la impecable circularidad de la realidad" (411). Por otra parte, el tema de la intertextualidad entre las creaciones de García Márquez y algunas obras de la literatura universal también es el leitmotiv del texto de Diógenes Fajardo Valenzuela: "'Yo, anciano japonés a estas alturas': El diálogo intertextual de dos premios Nobel, Kawabata y García Márquez". Para Fajardo Valenzuela, hay una influencia del escritor japonés en García Márquez que se evidencia no solo en su novela Memoria de mis putas tristes sino en el cuento La bella durmiente; por tal motivo, responder a la pregunta sobre cómo se da la transferencia del mundo de ficción creado por Kawabata al mundo Caribe garciamarquiano es el objetivo del autor. Al respecto, Fajardo Valenzuela lleva a cabo una juiciosa lectura de las obras literarias con el fin de identificar los elementos y procedimientos que permiten dicha transferencia. Muy interesante resulta la tesis de Fajardo Valenzuela sobre que a García Márquez no le preocupa tanto el tema de la originalidad en Memorias de mis putas tristes con respecto a La casa de las bellas durmientes de Kawabata como sí el de la autenticidad. A partir de este punto, Fajardo Valenzuela construye su análisis para responder a la pregunta inicial.

Ciertamente, es posible que haya soslayado muchos elementos sustantivos de la compilación hecha por Moreno Blanco en la presente obra. Si bien he intentado señalar los indiscutibles aciertos en la selección de algunos de los ensayos, también he querido comentar de manera respetuosa uno que otro traspié pues, considero, puede ser una forma de continuar con este tipo de trabajo que enriquece los estudios críticos y, en general, el campo de la literatura. Para tal efecto, preguntas sobre los criterios de selección de los textos críticos que se presentan en estas compilaciones y sobre la pertinencia de dichos trabajos -teniendo en cuenta que el corpus de la crítica sobre García Márquez y su obra es amplio e importante- son fundamentales para la conformación de un ejercicio que fortalezca precisamente esa tradición y, sobre todo, que señale nuevos senderos por los cuales continuar la lectura de una obra tan universal y fecunda.

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