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Literatura: Teoría, Historia, Crítica

Print version ISSN 0123-5931

Lit. teor. hist. crit. vol.22 no.1 Bogotá Jan./June 2020  Epub Apr 13, 2020

https://doi.org/10.15446/lthc.v22n1.82294 

Artículos

El relato histórico-filosófico de la globalización como herramienta para la reflexión literaria. De un concepto operativo a un estudio de caso

The Historical-Philosophical Narrative of Globalization as a Tool for Literary Reflection. From an Operative Concept to a Case Study

O relato histórico-filosófico da globalização como ferramenta para a reflexão literária. De um conceito operativo a um estudo de caso

José Luis Gómez Vázquez1 

1Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, México joseluisgv@comunidad.unam.mx


RESUMEN

La convención sobre el uso del término "globalización" ha llegado a automatizarlo y desvincularlo de los procesos históricos que lo explican. El filósofo alemán Peter Sloterdijk propone un concepto más amplio e históricamente revisado de globalización, el cual permite entender la transformación del pensamiento occidental ligada a los cambios en las dinámicas culturales del mundo moderno. De la formulación del filósofo sobresalen conceptos que pueden utilizarse como claves de reflexión para el estudio literario. El presente texto comparte el caso del concepto de "saturación", llevado al estudio comparativo de Almeida Garrett y Fernando Pessoa, cuyas obras dan cuenta de la paulatina transformación de las dinámicas culturales en un mundo que se globaliza. También se pone en perspectiva la posibilidad de llevar los conceptos del filósofo Sloterdijk a otros contextos de discusión literaria.

Palabras clave: Garrett; globalización; Pessoa; saturación; Sloterdijk

ABSTRACT

The conventional use of the term "globalization" has automated and dissociated it from the historical processes that explain it. German philosopher Peter Sloterdijk proposes a broader, historically revised concept of globalization, which makes it possible to understand the transformation of Western thought in relation to the changes in the modern world's cultural dynamics. Some of the philosopher's formulations can be used as reflection guides for literary studies. The article discusses the case of the concept of "saturation", through a comparative study of Almeida Garrett and Fernando Pessoa, whose works show a gradual transformation of the cultural dynamics in a globalizing world. It also addresses the possibility of taking Sloterdijk's concepts to other contexts of literary discussion.

Keywords: Garrett; globalization; Pessoa; saturation; Sloterdijk

RESUMO

A convenção sobre o uso do termo "globalização" tem chegado a automatizá-lo e desvinculá-lo dos processos históricos que o explicam. O filósofo alemão Peter Sloterdijk propõe um conceito mais amplo e historicamente revisado de globalização, o que permite entender a transformação do pensamento ocidental ligada às mudanças nas dinâmicas culturais do mundo moderno. Da formulação do filósofo, são destacados conceitos-chave de reflexão para o estudo literário. Este texto expõe o caso do conceito de saturação, levado ao estudo comparativo de Almeida Garrett e Fernando Pessoa, cujas obras evidenciam a paulatina transformação das dinâmicas culturais em um mundo que se globaliza. Também se traz à luz a possibilidade de levar os conceitos de Sloterdijk a outros contextos de discussão literária.

Palavras-chave: Garrett; globalização; Pessoa; saturação; Sloterdijk

Globalización: uso amateur y uso filosófico

CON LA PUBLICACIÓN DE En el mundo interior del capital (Im Weltinnenraum des Kapitals) a mediados de la década pasada (2005), el filósofo Peter Sloterdijk levantó una voz disonante en la discusión sobre la globalización y sus efectos, a la vez que reclamó para la filosofía el absoluto derecho a participar en dicha discusión. El reclamo se sostiene en el hecho de que "los conceptos fundamentales de esos debates son, casi sin excepción, términos filosóficos no reconocidos como tales, cuyo uso amateur lleva a sugestiones y tergiversaciones de sentido" (En el mundo 24). Los destinatarios principales de la acusación del uso amateur son politólogos y científicos sociales. El subtítulo del libro, Para una teoría filosófica de la globalización, con el que los editores del mundo hispánico han decidido acompañarlo, refuerza la intención del filósofo de absorber este debate en un contexto más amplio, que da a su disciplina el poder de "ser ejercida como una cuasiciencia de las totalizaciones y sus metáforas, [o] una teoría narrativa de la génesis de lo universal" (En el mundo 23). En el mundo interior del capital representa una culminación de la trilogía Esferas, que a su vez constituye un gran meta-relato con el que Sloterdijk intenta demostrar no solo que la idea del fin de los grandes relatos ha caído en un estancamiento confortable, sino la necesidad de un relato de mayor envergadura que pueda erguirse como una "teoría del presente".

La primera consecuencia del uso no amateur del término globalización es que amplía el horizonte histórico de la cuestión. Pues, si en el uso amateur el horizonte se remonta a los años de la posguerra europea, a partir de los cuales resulta innegable reconocer una reorganización de las dinámicas culturales de Occidente; en el uso no amateur, es decir, aquel que recae en los filósofos, se entiende el horizonte de la posguerra como la punta de un iceberg que se sumerge en las aguas abisales de las cosmologías antiguas, no necesariamente ligadas a los movimientos de capitales económicos, humanos y simbólicos, sino a una epistemología del espacio habitable y sus posibilidades.

Constituye un llamado abierto a la discusión filosófica hablar de la globalización como un proceso cosmológico y no como un fenómeno resultante de la, cada vez más acelerada, modernización de prácticas humanas de interés para disciplinas específicas como economía, sociología o ciencias políticas. Frente al fin de los "grandes relatos", planteado por Lyotard en 1979 y reforzado por la tesis de Fukuyama en 1989, el filósofo alemán propone un relato centrado en la concepción del espacio global y la interacción teórica y práctica del ser humano con él, es decir, un relato aún mayor: "La miseria de los grandes relatos de factura convencional [el cristiano, el liberal progresista, el hegeliano, el marxista, el fascista] no reside en absoluto en el hecho de que fueran demasiado grandes, sino en que no lo fueron lo suficiente" (En el mundo 21). El proyecto de teorizar la globalización a partir de un gran relato filosóficamente orientado de la interacción humana con el espacio (al menos desde la cultura occidental) ocupó a Sloterdijk durante casi una década y se materializó en el ambicioso proyecto Esferas, cuyos tres volúmenes corresponden a tres estadios del proceso de globalización que el pensador alemán ha distinguido y que pueden sintetizarse como se expone a continuación.

El primer volumen, Burbujas (1998), analiza la noción de los espacios interiores como una esfera, una matriz envolvente, en la que el hombre se siente contenido y protegido. Comienza el esbozo de lo que en el segundo volumen se reconocerá como una "globalización morfológica" en el sentido del "encuentro de ser y forma en un cuerpo soberano" (En el mundo 26). Esta primera etapa comprende el estudio de los espacios del interior en cuanto que representan una clausura y una reminiscencia de la "caverna original".

El segundo volumen, Globos (1999), describe la ruptura de esta matriz a partir del giro copernicano y el inicio de la "toma unilateral del mundo" por parte de los agentes europeos en expansión, es decir, el germen del proceso modernizador de la cultura occidental cuya culminación sería la representación esférica y total del globo; la "conquista del mundo como imagen"; y, por entrar en diálogo con otros pensadores, es también el periodo que culmina con el establecimiento del "sistema mundo".1 Esta segunda globalización, que recibe el apellido de "terrestre", no se limita a la concepción de una forma del mundo, sino a su posesión material y a su conocimiento empírico a través de la navegación y el trazado del mapamundi.

El tercer volumen, Espumas (2004), es una teoría filosófica de la vida actual derivada de la saturación del globo y la búsqueda de uniformidad en las dinámicas de intercambio humano tras el establecimiento de un sistema reversible de tráfico y la satisfacción del hambre de mundo por parte de los agentes que hicieron posible su posesión. Esta etapa se resume en la figura del "palacio de cristal" como metáfora de un sistema de mundo instalado y regularizado, que implicaría la culminación del proceso modernizador iniciado en la fase de globalización terrestre.

Este largo relato de alcances transdisciplinarios queda condensado en el texto En el mundo interior del capital. Para una teoría filosófica de la globalización (2005), que puede considerarse la base del pensamiento de Sloterdijk respecto de la globalización como un proceso de remotos orígenes y no como una preocupación exclusiva de la época contemporánea. Por ello, el filósofo advierte sobre los riesgos del uso amateur del término, dado que conduce a la automatización de su significado y a un debate proclive a la tautología y al equívoco, entre otros problemas de planteamiento.

Lenguaje no filosófico para conceptos de fondo filosófico

Frente a la tradicional nomenclatura utilizada en las disciplinas filosóficas, Sloterdijk echa mano de conceptos que se ligan de manera natural a su relato sobre la globalización y se expresa en términos que pueden resultar ajenos a un filósofo, habituado a una jerga propia de su disciplina, que podría verlos con suspicacia. Sin embargo, la creatividad conceptual propia de Sloterdijk posibilita, ya sea a través de metáforas o términos de gran capacidad plástica, la comprensión de su andamiaje conceptual, que termina por edificar un sistema de interpretación de los fenómenos a partir de su ubicación en momentos específicos del proceso de globalización. Así, es posible entresacar de su razonamiento términos como cobijo o sistemas de inmunidad, que parecen completamente ajenos al discurso filosófico, pero que hacen referencia a una clara problemática cosmológico-ontológica:

La ontología clásica fue una esferología, bien como cosmología bien como teología: ofreció una teoría del globo absoluto en ambas formas. Logró consideración como geometría sublime, que colocaba en el punto central lo bien formado, lo circular, lo recurrente-a-sí: se ganó simpatías como lógica, ética y estética de las cosas redondas. [...] Por eso la forma esférica pudo ser efectiva como sistema cósmico de inmunidad. (En el mundo 25)

El concepto "sistema de inmunidad" utilizado en esta cita con el calificativo de "cósmico" para referirse a la primera etapa de globalización, la morfológica, cobrará sentido para la segunda etapa, cuando el filósofo hable de la paulatina pérdida de inmunidad y el debilitamiento de las estructuras cobijantes de la vida premoderna:

Esa vida anterior no conocía otra condición de mundo que la autocobijante, vernacular, microsféricamente animada y macrosféricamente amurallada: para ella el mundo valía como extensión cosmológico-social de sólidas paredes de una imaginación terrenalizada, autocentrada, unilingüe, uterino-grupal [...]. Pero ahora, la globalización, que lleva la exterioridad a todas partes, desgarra las ciudades abiertas al comercio, incluso las aldeas introvertidas, introduciéndolas en el espacio de tráfico, que reduce todas las peculiaridades a los comunes denominadores: dinero y geometría. Descerraja las endosferas que crecen por sí mismas y las coloca en la reja de la red [...] consuma la catástrofe de las ontologías locales, en tanto que diluye la vieja poética de la vida familiar. (En el mundo 49)

Las imágenes de las burbujas y la espuma (que dan título a los volúmenes i y iii del proyecto Esferas) ilustran, paralelamente, este proceso catastrófico de las ontologías locales que marca el salto entre el primero y el tercer estadio de la globalización. La burbuja se entiende como una endosfera aislada, unitaria, concebible como totalidad, mientras que la espuma es resultado de la saturación de esferas que entrechocan y revientan entre sí sus débiles paredes en un éxtasis aparentemente caótico, pero que constituye él mismo su propio patrón de operación.

De estas interacciones que en el primer estadio de la globalización parecían imprevisibles deriva uno de los conceptos centrales en la obra de Sloterdijk, que es el de inmunidad; porque, más allá de las imágenes de la burbuja y de las esferas, cada entidad endosférica representa un mundo de vida humana, un orden material y simbólico, es decir, cultural, que se autocobija en su propio ser y sus representaciones. Mundo de vida humana susceptible de perder su inmunidad y de esta forma interactuar, en un momento dado, con otro mundo de vida que ponga en crisis las paredes de su endosfera y lo deje expuesto a una exterioridad en la que ya no hay más cobijo que las representaciones y el orden aparente de un globo que tiende a la instalación de la uniformidad en medio de una espuma asistemática.

En el proceso de formación de las espumas hay ganadores y perdedores. Esto explica las dinámicas de desigualdad, migración y amenazas terroristas en un espacio que el "palacio de cristal" no logra suprimir, mientras expande su instalación sobre el espacio del globo hacia una, no necesariamente deseada pero tampoco negada, utopía del capital, en cuyo mundo interior -y endosférico- habitan los ganadores de la Historia. Esta imagen, que el filósofo ha tomado de Dostoievski, ha sido claramente explicada por Vázquez-Rocca:

A partir de la metáfora del Palacio de Cristal, Sloterdijk desarrolla un análisis filosófico-arquitectónico de cómo el capitalismo liberal encarna una particular voluntad de excluir el mundo exterior, de retirarse en un interior absoluto, confortable, decorado, suficientemente grande como para que no se perciba el encierro. La transparencia del Palacio genera la ilusión en los habitantes de los márgenes de poder participar de su confort y seguridad. El palacio se hace desear, se propone como ideal de desarrollo para los "perdedores de la Historia" ocultando las fronteras que los dividen, invisibilizando sus rigurosas medidas de control. (s. p.)

Esta metáfora ya ha sido utilizada en las discusiones sobre biopolítica (Soares) y, de modo indirecto, para debatir al respecto de las relaciones del poder con el saber humanístico. Mabel Moraña se basa principalmente en otras obras del filósofo, como Normas para el parque humano. Una respuesta a la 'Carta sobre el humanismo' de Heidegger (1999), y ejemplifica muy bien cómo los conceptos de Sloterdijk se suman a una jerga altamente productiva a nivel disciplinar que, a su vez, permite otras miradas epistemológicas. En consecuencia, el reclamo de estos conceptos para la filosofía permite a la crítica una actuación consciente de su inmersión en el terreno filosófico, con lo cual enriquece su propio horizonte y se previene el uso amateur de términos de gran resonancia, tales como "globalización".

Por otra parte, cabe mencionar que a lo largo de En el mundo interior del capital aparecen conceptos, quizá menos elaborados, pero tentadoramente operativos para leer otros fenómenos, que no se alejan de los planteamientos centrales de Sloterdijk, sino que, por el contrario, cobran mayor sentido una vez enmarcados en su lógica. Tomaré como ejemplo el concepto de "saturación", que ha detonado una reflexión sobre la producción literaria de un periodo situado en la transición entre la segunda y la tercera etapa de la globalización propuesta por el filósofo.

Globalización saturada

No debe perderse de vista que la globalización es una problemática espacial, a pesar de la inmediatez con que las repercusiones de las dinámicas culturales se manifiestan en nuestras praxis cotidianas. El espacio ocupado es susceptible de llenarse hasta la saturación y como consecuencia se crea la ilusión de que el espacio ha desaparecido. De este modo ha de entenderse que la transición de la segunda a la tercera etapa de la globalización ocurrió por efecto de la progresiva ocupación del espacio global y, debido al incremento de la actividad humana en el espacio de tránsito, terminó por establecerse una red de conexiones entre puntos alejados del globo. Así pues, la globalización terrestre representa una fase preparatoria para la saturación del espacio global, que se caracterizaba por acciones unilaterales cuyo foco de irradiación, naturalmente, estaría ubicado en la Europa del tráfico comercial y los imperios coloniales. Hacia los años de transición entre los tiempos del unilateralismo triunfante y la fase saturada de la globalización, Sloterdijk identifica el "fin de la historia": "si 'historia' designa la fase de éxito del unilateralismo [...], los habitantes de la Tierra viven hoy inequívocamente en un régimen poshistórico" (En el mundo 28). Este régimen se explica por la pérdida del antiguo foco de irradiación que permitía seguir la trayectoria de los movimientos unilaterales desde un centro hacia una periferia, lo cual tiene como consecuencia el establecimiento de una red uniforme en la que todos los puntos valen lo mismo:

Lo que el siglo XX designará, con uno de sus conceptos más romos, como "circulación" (en el sentido de tráfico), solo es posible por el pensamiento espacio-local. Pues el dominio rutinario de la simetría de viajes de ida y viajes de vuelta, constitutivo del concepto moderno de tráfico, solo puede realizarse en un espacio local generalizado, que reúna puntos de igual valor geométrico en un campo, convirtiéndolos así en imágenes de trayectos e itinerarios de viaje [...]. Los técnicos del siglo XIX sabían que la superación del espacio mediante la locomoción de vapor iba estrechamente unida a la "vaporización" del espacio mediante la telegrafía eléctrica, cuyos cables seguían por regla general las vías férreas. (Sloterdijk, En el mundo 54)

La saturación, pues, vaporiza el espacio y, de acuerdo con Sloterdijk, tiene cuando menos tres tipos de consecuencias: una saturación moral que consiste en que, desde cualquier parte del mundo, las víctimas hacen saber a los culpables las consecuencias de sus crímenes; una saturación técnica, es decir, la evaporación del espacio por medio del transporte rápido y la inmediatez de los medios de información; y una saturación sistémica, que implica el fin de la unilateralidad, pues "todas las iniciativas están sujetas al principio de acción recíproca y la mayoría de las ofensivas se retrotraen a la fuente tras un cierto tiempo de asimilación" (En el mundo 28) en intervalos de tiempo sumamente cortos.

La saturación (Sattigungy a veces Saturierung) tiene también consecuencias directas para el sujeto, quien en el último estadio de la globalización "se distingue claramente del de la época precedente. Su característica es la preeminencia creciente de las inhibiciones frente a las iniciativas" (En el mundo 28). Llama la atención que, para esta importante transformación del sujeto, Sloterdijk haya recurrido al término saturación, pues tanto la proximidad conceptual como la contextualización del debate sugieren que el filósofo tomó prestado el término de la obra El yo saturado de Gergen; sin embargo, no hay en su obra mención o rastro del psicólogo norteamericano.

Las consecuencias de la globalización saturada han sido ya evidenciadas por el filósofo a lo largo de su relato histórico-filosófico, pero llama también la atención el modo en que para ilustrar su razonamiento se vale más de una vez de la literatura como un repertorio de casos que sintetizan diferentes aspectos del proceso de globalización. La propuesta de este trabajo es señalar la posibilidad de dar un paso en el sentido inverso y en vez de valernos de la literatura para explicar un concepto filosófico, utilizar los conceptos filosóficos para ampliar nuestras perspectivas cuando nos demos a la tarea de ejercer la crítica literaria.

Del concepto filosófico a la perspectiva crítica en literatura

Más que una formulación metodológica para la aplicación de los conceptos del filósofo como herramienta de la crítica literaria, me interesa exponer el caso de una investigación que actualmente llevo a cabo y que, de resultar acertada, tal vez podría sentar una base para la reflexión crítica a partir de conceptos como los que, en particular, Sloterdijk ha propuesto. Trabajos como el de Moraña o el de Sordo y Guzmán muestran que las elaboraciones conceptuales del filósofo han despertado el interés del gremio y anuncian la necesidad de los acercamientos a su obra como fuente de conceptualizaciones que podrían resultar productivas para la crítica.

Sordo y Guzmán señalan la posibilidad de extraer de Esferas "importantes directrices para el estudio de fenómenos culturales concretos" (140). Desde nuestra perspectiva, el énfasis de Sloterdijk en el carácter espacial del proceso globalizador abre la posibilidad, casi inmediata, de llevar sus formulaciones a la crítica literaria, a partir de un enfoque en la espacialidad. Este enfoque no se limita necesariamente al análisis de los espacios narrativos o de las representaciones espaciales en los textos literarios, sino también a la participación de los textos mismos en los espacios de "tráfico" vinculados a las dinámicas de una institución literaria que, paulatinamente, ha ido abandonando las "endosferas locales" y ha enriquecido la cultura literaria a través de fenómenos como los viajes de los autores, la recepción de sus obras en diversas latitudes, e inclusive, la traducción.

No es este espacio suficiente para tratar de todos estos fenómenos, por ello quiero centrar la atención en una categoría de textos que mantiene una relación paradigmática con las representaciones literarias del espacio: la llamada literatura de viajes. El recurso a esta categoría (bastante problemática en términos genológicos) resulta evidente en las figuras de viajeros literarios como Robinson Crusoe, Philleas Fogg, el capitán Ahab y Keyserling, que desfilan por la obra de Sloterdijk con el propósito de ilustrar sus razonamientos, en cuanto que son sujetos que interactúan con distintas concepciones del espacio, vinculadas a momentos distintos del proceso de globalización. Se entiende así que las obras que narran viajes, proponen itinerarios de viaje u ostentan una particular "poética del espacio" podrían ser leídas de manera peculiar a partir de los conceptos del filósofo alemán.

La complejidad en la teorización sobre la literatura de viajes ha mantenido abierta una discusión cuyo desarrollo excede los límites de este artículo. Me limitaré a referir el trabajo de Cristóvão, que intenta delimitar el concepto en términos cronológicos a través de un corte que comienza con las navegaciones de la expansión europea, entre los siglos XV y XVIII, para acabar en los inicios del siglo XX con la masificación del turismo), pero también intenta una delimitación en términos genológicos, pues excluye de la categoría todos los textos literarios que puedan encasillarse en otros géneros, principalmente novelas y epopeyas, al afirmar que son subsidiarios del tema del viaje en la literatura y no propiamente literatura de viajes, la cual comprende mayoritariamente textos de carácter testimonial y no ficcional. El problema de la ficcionalidad en la literatura de viajes ha sido problematizado por Ottmar Ette, a lo cual se puede agregar, por otra parte, que el avance de los estudios literarios sobre la autoficción, la memoria, la crónica, y de los estudios, principalmente sociológicos y antropológicos, sobre el fenómeno del turismo, han llevado a cuestionamientos sobre la posibilidad de una "literatura de viajes contemporánea" (Contatori), que no solo daría cabida a textos literarios contemporáneos, sino que podría replantear la inclusión de textos vinculados a la temática del viaje en la literatura.

Con todas sus complejidades, la llamada literatura de viajes ha representado de modo muy directo el avance de la globalización, no solo por la evolución de la figura del viajero, sino también por las diferencias en la elaboración de los textos, la cual varía en función de las necesidades expresivas y las dinámicas de comunicación y circulación literaria. Expondré con la mayor brevedad el caso concreto de dos escritores portugueses, Almeida Garrett y Fernando Pessoa, que también resultan problemáticos dentro de la categorización de Cristóvão: el libro de Garrett tiene un importante componente de crónica, aunque la historiografía literaria portuguesa suela catalogarlo como novela, mientras que en el de Pessoa el propio estatuto de "literario" parece tambalearse. A riesgo de soslayar la problematización de ambas obras dentro de la categoría genérica de literatura de viajes, intentaré mostrar a través de su análisis la operatividad de los conceptos de Sloterdijk, principalmente el de saturación, con el propósito de poner en perspectiva la viabilidad del empleo de sus conceptos para el estudio de otras obras.

El pasaje de la globalización en el siglo XIX: Garrett

La lectura de Sloterdijk, simultánea al estudio de la literatura portuguesa del siglo XIX, particularmente de Viagens na minha terra de Almeida Garrett, detonó en el autor de estas líneas la reflexión sobre la radicalidad de la forma literaria elegida por el escritor frente a una tradición de culto a Camões y a la figura del navegante. El título de la obra revela una intención opuesta a la tendencia de la escritura sobre viajes que se practicaba en la época, la cual consistía en que los ciudadanos de países desarrollados (Francia, Inglaterra) se desplazaban hacia tierras exóticas, dentro o fuera de Europa. En contraste, el narrador y viajero de Viagens na minha terra se desplaza al interior de país y, más aún, prácticamente no se desplaza:

Muchas veces, en estas sofocantes noches de estío, viajo hasta mi ventana para ver una franjita del Tajo, al final de la calle, e ilusionarme con los verdes de unos árboles que ahí vegetan su laboriosa infancia en los escombros del Cais do Sodré. ¡Y nunca escribí estos viajes míos ni sus impresiones, así tuvieran mucho que ver! Fue siempre ambiciosa mi pluma: pobre y soberbia, quiere un asunto más grande. Pues he de dárselo. Voy nada menos que a Santarém, y protesto que de cuanto vea y oiga, de cuanto piense y sienta se ha de hacer crónica.2 (32)

El uso del verbo viajar, empleado irónicamente para referirse a un "viaje" a la ventana contrasta con la poética del viajero romántico, que se guiaba por un impulso de evasión y la búsqueda de experiencias de tipo espiritual. Del mismo modo, el viaje está ligado al ejercicio de la escritura: de los "viajes" a la ventana también podrían escribirse unas "impresiones", pero, dado que la pluma del escritor es ambiciosa, es necesario hacer un viaje más largo, y por ello se elige Santarém. Este viaje sí da un asunto suficiente para la pluma del escritor, quien ahora no emplea el término impresiones para hablar del relato de su periplo, sino que opta por el término crónica. Si se considera que el punto de inicio del viaje es la ciudad de Lisboa, llegar al destino final, la ciudad de Santarém, no representa tampoco ninguna hazaña para el viajero, debido a que la distancia que separa ambas ciudades es de apenas ochenta kilómetros. Un desplazamiento de estas dimensiones difícilmente podría considerarse un viaje, cuando mucho podría llamársele paseo o excursión,3 de modo que la ironía no se limita al gracejo del "viaje" a la ventana sino que se extiende al "viaje" a Santarém, y dado que este es el viaje nuclear de la obra, puede entenderse que la idea total de Viagens na minha terra, está atravesada por la ironía. No obstante, la caracterización de Santarém parece apuntar a una de las búsquedas más serias de la obra: para este narrador se trata de la más "histórica y monumental de las villas portuguesas", por lo que el propósito del viaje está relacionado en mayor medida con una especie de conocimiento arqueológico que con la aventura de lo lejano (al menos espacialmente).

Por lo que respecta a la elección de los términos impressões y crônica, más adelante, al inicio del segundo capítulo, la voz narrativa se desentenderá explícitamente del primero de ellos:

Estos interesantes viajes míos han de ser una obra prima, erudita, brillante, de ideas nuevas, una cosa digna de este siglo. Necesito decírselo al lector para que esté prevenido; no piense que son cualquiera de esos garrapateados de moda que, con el título de Impresiones de Viaje, o una cosa de esas, fatigan las prensas de Europa sin ningún provecho para la ciencia ni para el avance de la especie.4 (37)

La crítica al género textual de las impresiones de viaje se basa principalmente en su proliferación (fatigan las prensas), en su carácter pasajero (garrapateados de moda) y en su poca utilidad para el progreso humano (sin ningún provecho). De una lectura entre líneas destacan dos aspectos que se intersecan con los planteamientos de Sloterdijk: el primero apunta a la proliferación de los viajes generadores de "impresiones" en la sociedad europea, es decir, a la saturación no solo del espacio transitable y los medios de transporte que hacen dicho tránsito posible, sino también la saturación simbólica de un género que se caracteriza por representar, a través sus textos, el espacio experimentado por sujetos en tránsito.

El texto de Garrett fue publicado en 1843, Sloterdijk tiende a datar la era de la globalización saturada "a más tardar en 1945" (En el mundo 27); sin embargo, la forma de proponer tal fecha (a más tardar) implica el desarrollo paulatino de los fenómenos que harían de 1945 la fecha convenida para considerar que dicha era quedaría definitivamente establecida. En ese sentido, Viagens na minha terra puede leerse como un temprano testimonio de que un fenómeno de alcances trasnacionales había iniciado su marcha: la saturación técnica de los países modernizados facilitaba la circulación de viajeros ávidos de impresiones, así como de los textos donde dichas impresiones quedaban documentadas. Al hablar de rabiscaduras da moda, se hace evidente la reacción de Garrett frente a una incipiente cultura de masas portuguesa a la que el propio escritor no es ajeno, sobre todo si se tiene en cuenta su agitada actividad periodística y el hecho de que la publicación de Viagens na minha terra tuviera lugar en forma de folletín antes de pasar al volumen.

El segundo aspecto está vinculado a la idea del progreso: las dinámicas que subyacen a la proliferación de impresiones de viaje constituyen, paradójicamente, uno de los ideales de la obra: "Pues bien, en mi viaje Tajo arriba está simbolizada la marcha de nuestro progreso social: espero que el lector lo entienda ahora" (37).5 En buena medida, la escritura de Viagens responde a motivos políticos e implica una dura crítica al atraso de Portugal, principalmente el social, respecto a otros países de Europa, pero también a su atraso técnico: para llegar a Santarém es necesario tomar un barco que navegue por el Tajo y hacer otra parte del camino por tierra. Las quejas sobre el transporte o el estado de las calles y su comparación con el de otros países fungen como notas humorísticas del relato.

Queda por discutir el empleo del término crónica, fuertemente marcado por una tradición literaria de varios siglos de cronistas reales y cronistas de ultramar. Sin embargo, para los años en que Viagens na minha terra se publica, el mismo término ya se empleaba de manera corriente para designar los textos periodísticos a los que hoy seguimos llamando así. Fazer crônica deviene entonces una acción de doble dirección: por una parte, dialoga con la más prestigiosa tradición literaria de Portugal (escribir las Viagens implica hacer la Crónica, con mayúsculas, de un viaje), mientras que por otra se inscribe en las prácticas modernas, no necesariamente literarias, de escritura periódica sobre hechos cotidianos.

En el primer caso, la tradición cronística se remonta al periodo fundacional del reino de Portugal y al periodo de su expansión ultramarina, ambos caracterizados por una pulsión épica que hacía de reyes guerreros, navegantes incansables y misioneros fidelísimos los héroes de la nación portuguesa cuya memoria quedaba custodiada en crónicas encomendadas a los más prestigiados escritores, casi siempre cercanos a los círculos nobles, y que solamente en lo más alto de esos círculos eran leídos.

En el segundo caso, la crónica se vuelve el relato y la opinión de un ciudadano sobre aspectos no necesariamente relevantes, pero sí de interés general. La excursión a una ciudad cercana o a un museo es asunto suficiente para "hacer crónica". Para el siglo XIX en Portugal sigue habiendo reyes, pero hay constitución y poder legislativo, hay también una clase media que lee y compra periódicos: saturación de lectores y medios técnicos capaces de satisfacer sus demandas. Lo que ya no hay son héroes.6

Garrett coloca Viagens na minha terra en el punto de inflexión que marca el pasaje del Portugal unilateralista, imperial, trasnochado, al que se le ha independizado el Brasil un par de décadas atrás (aunque un sector de su burguesía se siguiera enriqueciendo del mercado y del trabajo de los esclavos), hacia un Portugal que se ha quedado atrás en la carrera por la modernización europea y necesita de la crítica, de la libertad de prensa, del transporte eficiente, de la industrialización y de la creación de ciudadanía; y, para conseguirlo, una literatura ágil, que dialogue horizontalmente con su público, se vuelve una herramienta de gran eficacia.

Este análisis del fenómeno literario solo es entendible en la fase de transición entre el periodo triunfante de la unilateralidad y los nuevos tiempos de la saturación: la voz del cronista real, encerrado en palacio, desplazada por las voces múltiples de quienes reclaman la ciudadanía desde la calle y las imprentas. Saturación del espacio público, que no se limita a la arquitectura de la ciudad, que crece por el paulatino abandono del campo y la industrialización, sino que repercute en otros espacios, como el tipográfico: la ocupación completa del pliego con el texto del edicto frente al más democrático reparto de la plana en el periódico. Más allá de la letra, una vez trazado el mapa del imperio que se extiende a regiones remotas del globo (acción con la que Portugal habría dado por cumplida su cuota de responsabilidad en el proceso de globalización terrestre), la globalización sistémica habría de manifestarse en forma de revoluciones, declaraciones de independencia, pero sobre todo de pérdidas de fortunas y mercancías que durante siglos habían transitado en una sola dirección, la de las metrópolis europeas.

El viaje al interior y al pasado, a la "mais histórica e monumental das nossas vilas" puede ser interpretada también como una visita al archivo, el cual está revestido con la imagen romántica de las ruinas, pero al mismo tiempo podría representar una implosión que tiene lugar cuando las fuerzas expansivas se han refrenado: advenimiento de la transición entre los tiempos de la inhibición que comienzan y los tiempos de la iniciativa que llegan a su fin.

Fernando Pessoa y la catástrofe de las ontologías locales

Con la antiépica del viaje al interior, la inhibición se materializa en impulso de autognosis. Garrett viaja al archivo de la nación una vez que ha reconocido la crisis de un "ser portugués" que solo se explicaba a sí mismo en los tiempos triunfantes del unilateralismo. Garrett reaccionó muy tempranamente ante esa crisis y es lugar común entre la crítica portuguesa señalar, de acuerdo con Eduardo Lourenço, que su poema Camões de 1825 dio inicio al proceso de autognosis de Portugal, el cual termina con Mensagem (1935) de Pessoa. Mi interés en el estudio simultáneo de estos autores respondió a tres motivaciones, cuyo conducto comunicante está permeado, a mi parecer, por ideas de Sloterdijk como las que he expuesto anteriormente.

La primera motivación se relaciona con la distancia temporal que media entre ambos escritores y con el hecho de que constituyan los polos inicial y final del proceso señalado por Lourenço. Si bien la tendencia a elaborar estudios diacrónicos ha disminuido significativamente, el tránsito entre las épocas de uno y otro escritor permitiría estudiar, paralelamente, el avance en los efectos de las transformaciones modernizadoras hacia la etapa saturada de la globalización. La transición entre la segunda mitad del siglo XIX al periodo de entreguerras abarca un conjunto de tensiones históricas, políticas, geográficas y culturales entre las cuales destaca, por ejemplo, el surgimiento de los Estados Unidos como nuevo punto de partida de las iniciativas, nuevo puerto de llegada de los flujos mercantiles y nuevo poderío militar, cuyas manifestaciones más significativas tuvieron lugar en la guerra contra España de 1898 y la participación en la Primera Guerra Mundial. Ambos autores, directa o indirectamente participan del nuevo espacio geopolítico: Garrett hablaba ya, hacia 1830, de los Estados Unidos como ejemplo de los avances del liberalismo en el desarrollo del "mundo civilizado". En un grado más avanzado de la globalización saturada, Pessoa prevé la necesidad de escribir para un público particular en una lengua que le resulta ajena. De entender la lengua como una de las más profundas manifestaciones del espacio interior e inmune de una cultura, ¿cómo leer el que un poeta, que ha declarado "Minha pátria é a língua portuguesa", escriba también Lisboa: what the tourist should see para comodidad de los turistas extranjeros que circulan por las calles de Lisboa? ¿En qué medida ambas obras son sintomáticas del avance de la globalización saturada?

Dicha medida podría estar en función de la segunda motivación para el estudio de ambos autores: la transformación de la poética del viaje y la representación del espacio nacional. Si el paso del tiempo de la unilateralidad al de la saturación se caracteriza por el predominio de las inhibiciones, el viaje interior de Garrett puede interpretarse como el repliegue del sujeto inhibido hacia el conocimiento de sí mismo, de la endosfera ante el avance de la exterioridad, búsqueda del ser nacional que habrá de reconstruirse ante el avance de una globalidad que orilla a la transformación, a la adaptación, al "progreso". Ironizar con la idea del viaje es distanciarse de las poéticas de la terra incognita y la épica de los descubrimientos: el héroe y el expedicionario quedan reducidos a un paseante que sale de la endosfera en busca de lo exótico, de la experiencia individual; mientras que el antiviajero Garrett carece de esa motivación, el interior se vuelve más interesante o, cuando menos, más urgente.

El caso de Lisboa: what the tourist should see representa la manifestación más clara del establecimiento de una globalidad saturada que vulnera las endosferas y las ontologías locales. A diferencia del viajero Garrett (o la voz narrativa con la que se identifica), que desplaza su voz y su persona de un punto a otro en el mapa de Portugal, el viajero del baedeker de Pessoa se despersonaliza hasta quedar reducido a la virtualidad, pues se actualiza en cada lector que sigue el itinerario propuesto por el texto:

Para el viajero que llega por mar, Lisboa, aún de lejos, aparece como una hermosa visión en un sueño [...] La sorpresa del turista comienza cuando el barco se acerca a la barra, y luego de pasar el faro de Bugio -esa pequeña torre-, guardiana de la desembocadura del río, construida hace tres siglos […] Conforme el barco avanza, el río se vuelve más estrecho, y de pronto vuelve a ensancharse, para formar uno de los más amplios puertos naturales del mundo […] Luego, a la izquierda, las masas de casas se agrupan brillantes sobre las colinas. He ahí Lisboa.7 (37-38)

Más que un catálogo de cosas para ver, el texto propone un viaje concreto con sus distintos momentos de desplazamiento y un itinerario definido. Sin embargo, el viajero aparece como una "casilla vacía" que debe actualizarse con cada lector o con cada turista en el momento en que el texto sea utilizado según la finalidad para la que fue elaborado.

Por otra parte, la inhibición del desplazamiento se ha acentuado al grado de limitarse tan solo a la ciudad de Lisboa, con una visita opcional a Sintra. Destaca también la aceleración del viaje, ya que el recorrido está propuesto para ser realizado en un día, aunque la crítica haya señalado la imposibilidad de conseguirlo en la práctica: "el recorrido de un día, de un día muy largo en el que el tiempo pasó muy despacio, por más veloz que sea ese 'automóvil' que nos acoge al desembarcar con el turista extranjero en el Cais de Alcântara" (Rita 26).8 Por otra parte, el texto comparte con el de Garrett el interés por representar el espacio en su valor simbólico, ya sea en su calidad de vestigio arqueológico o en la de escenario de representaciones simbólicas de un pasado construido artificialmente a través de la narrativa de los monumentos oficiales. En esa artificialidad reside el contraste entre el tratamiento que ambas obras dan al espacio: mientras que para Garrett el viaje interior implica un repliegue en la endosfera en busca de una explicación de la ontología local y la experimentación del espacio por parte de un sujeto autóctono, para la voz que Pessoa ha designado como guía de turistas, el espacio de la ciudad portuaria se convierte en la síntesis artificial de la cultura y la historia nacional que buscan mostrarse a un extranjero en tránsito, como un producto de mercado.

La ciudad portuaria, de acuerdo con Sloterdijk, sería el espacio perfecto para el establecimiento de los puntos nodales en las redes de tráfico global, donde tiene lugar, en primer plano, la vulneración de las ontologías locales. La ciudad que casi un siglo atrás era para Garrett el punto de partida hacia un repliegue al interior de lo local, se convierte en Pessoa en punto de llegada de los agentes del tráfico global de gente, dinero y bienes (materiales o simbólicos). A pesar de los contrastes, el móvil de las transformaciones culturales que dieron lugar a ambos textos es el mismo: la saturación de las imprentas que editaban impresiones de viaje en tiempos de Garrett anunciaba la masificación del turismo que saturaría de visitantes extranjeros y apresurados el puerto de Lisboa en los años de Pessoa, orillándolo a adoptar, casi un con un siglo de retraso (y no sin crisis de identidad), el credo comercial-editorial de los Baedeker.

La última motivación para estudiar a Garrett y a Pessoa, derivada de las dos anteriores, está ligada a las transformaciones del discurso literario que cada una de las obras representa con respecto a la producción literaria de Portugal, e incluso con respecto al resto de la obra de ambos escritores. Si bien el criterio con que Lourenço delimitó el periodo de autognosis nacional en la literatura portuguesa pudo ser cronológico, no está de más atender al hecho de que las obras inicial y final que propone pertenecen al género lírico, innegablemente literario, que resulta de un cuidado especial sobre los aspectos formales del texto. Esto podría discutirse más profundamente en términos teóricos, pero mi elección de Viagens na minha terra y Lisboa: what the tourist should see responde a la percepción de que estas obras, en prosa, transparentan en mayor medida el diálogo de las formas literarias con los discursos y formas textuales de la sociedad en que se producen. Evidencias plausibles de esta afirmación radican en la dificultad a la que se enfrenta la crítica para catalogar Viagens na minha terra en un género literario específico (Mendes) e incluso para reconocer su forma discursiva (Rouanet, Gonçalves); en el caso de Pessoa, los mayores problemas se relacionan con el estatuto del texto en términos de "literariedad" y, desde luego, en su admisión dentro de la producción literaria portuguesa, debido a la lengua en que fue escrito.

Para el primer caso, dado que nadie duda de la "literariedad" de Viagens, la crítica señala ya el diálogo directo con formas literarias contemporáneas, que Garrett pudo conocer a través del contacto con literaturas extranjeras, principalmente con las obras de Laurence Sterne y Xavier de Maistre, pero también es cierto que el libro del portugués encierra otras particularidades como el diálogo con las novelas nacionalistas y sentimentales de su época. Para el estudio de la forma literaria y la conformación del texto de Viagens también es imprescindible considerar el formato y el soporte en los que la obra fue dándose a conocer al público, el folletín. Esta práctica textual representaba todavía una novedad en Portugal, y como han señalado algunos, sus repercusiones en el proceso comunicativo con el "nuevo público lector" no pueden considerarse pasajeras para la "evolución" de las formas literarias (Hauser, Carvalheiro, Munari y Hohlfeldt), y en el caso de Viagens se ha estudiado cómo la conformación del texto está mediada por este proceso de publicación e incluso por los controles de censura a los que estaba sujeto (Nazar, Munari y Hohlfeldt).

En última instancia, cabe señalar la inclusión del texto de Garrett en el periodo romántico de la literatura portuguesa, que tampoco es cuestionable; sin embargo, vale la pena considerar el romanticismo portugués como un ejemplo más de la tendencia de los romanticismos europeos a la afirmación del nacionalismo y su contribución a la creación de identidades nacionales. Habrá que cuestionarse entonces la posibilidad de leer estos romanticismos como respuestas discursivas a la creciente vulnerabilidad de las ontologías local-nacionales, que debido a la aceleración y proliferación (procesos ambos ligados al concepto de saturación) de los medios para hacerlas circular, paradójicamente, constituyeron una tendencia global.9 El trabajo de Joep Leerseen señala con precisión, la necesidad de atender a las causas externas que dieron pie a los nacionalismos románticos en Europa:

Mientras que, tradicionalmente, el análisis social y político de los movimientos nacionales se ha concentrado en factores internos (¿y quién podría negar la importancia de los entornos institucionales, sociales y políticos en los que se arraiga el nacionalismo?), es necesario un contrapeso al internalismo.10 (257)

De este modo, la obra de Garrett, con todo y su contribución al proceso de autognosis nacional portuguesa, ya manifiesta la vulneración de las ontologías locales que resulta de la búsqueda de los propios sujetos nacionales por integrarse a una "modernidad" que uniforma gradualmente los universos simbólicos y hace de los espacios nacionales, a través de sus sociedades letradas, un receptáculo de prácticas de escritura que responden a las dinámicas de una globalización que gana celeridad.

No debe perderse de vista, por otra parte, que la Lisboa por donde una voz insuflada por Pessoa va dirigiendo a los turistas en un recorrido exprés y en automóvil es una ciudad portuaria que, como se ha señalado anteriormente, constituye el punto nodal por excelencia de la aceleración del tráfico y el avance de los procesos de modernización técnica que, para 1925, no puede estar mejor representada que por el automóvil. La ciudad portuaria es, a su vez, el espacio de escrituras y sujetos que demandan ya otro tipo de textos: en un último intento por crear representaciones de la endosfera nacional, el poeta se aventura en los terrenos de la prosa, se aleja peligrosamente de la "literariedad" y, lo que es más grave, renuncia a la lengua local en aras de una comunicación con la "exterioridad" y adopta aquella que predomina en el "espacio de tráfico". En tiempos de una globalización abiertamente saturada, la urgencia del contacto con la exterioridad y de mostrar el correcto funcionamiento de la ciudad como espacio de tráfico (el texto se empeña desesperadamente en mostrar una Lisboa moderna, a la altura de otras ciudades, para evitar la "descategorización europea" de Portugal) ejerce un efecto inmediato sobre el comportamiento del intelectual. Este se ve orillado a adoptar nuevas prácticas de escritura, iniciativa que, en el caso particular de Pessoa, parecería estar también ligada a la "inhibición" que caracteriza al sujeto de la globalización saturada, pues Pessoa no llegó a publicar dicho texto en vida, a pesar de que estaba, como señalan los críticos (Rita, Flores) listo para la edición.11 El abandono de la lengua y la escritura literaria por parte del poeta que diez años después publicaría un poema como Mensagem, el cual ganaría un concurso de poemas de temática nacional promovido desde los propios órganos del Estado, revelan la complejidad de las crisis que integran al sujeto de la globalización saturada. Insisto en el hecho extraño de que, para sus formulaciones sobre la saturación, Sloterdijk no haya pasado revista al "yo saturado" de Gergen, pues Pessoa bien podría ser un caso paradigmático de la integración de la dimensión psicológica del sujeto en un contexto de "catástrofe de las ontologías locales".

Del testimonio a la puesta en perspectiva

El tejido conceptual del relato de Sloterdijk se presta, según he intentado mostrar a través de las reflexiones sobre los casos anteriores, a la formulación de perspectivas críticas que permitan pensar las representaciones del espacio en función de los avances entre los distintos estadios de globalización que el filósofo propone. Si el tránsito entre la unilateralidad y la saturación de las dinámicas culturales ha mostrado tener repercusiones directas en las prácticas de escritura literaria de un país que durante siglos estuvo en el foco de las acciones unilaterales durante la fase de globalización terrestre, resultaría lógico que la formación de las literaturas de latitudes distintas a las europeas sea considerada a partir de dichas transformaciones. Resulta previsible el contacto de esta perspectiva con los planteamientos que durante décadas han presentado y desarrollado los estudios poscoloniales o teorías como la de los polisistemas. Las dimensiones del relato histórico-filosófico de Sloterdijk se prestan para la elaboración de un marco conceptual que puede articularse con estas perspectivas críticas cuya productividad ya ha sido demostrada. En todo caso, podría hablarse de una extensión del enfoque hacia una problematización que considere las consecuencias de un esbozo concebido filosóficamente de la problemática de la globalización, el cual ofrece conceptos lo suficientemente flexibles para el trabajo interdisciplinario y ensancha la discusión sobre lo global hasta los orígenes de la cultura occidental. De este modo, las discusiones donde el término globalización aparece involucrado no se limitarán a la crítica de textos y producciones literarias del periodo cronológico que suele asociarse al uso amateur del término, sino que podrá extenderse al estudio de obras de periodos anteriores; a formas alternas de reflexionar sobre el papel de los avances de los procesos de modernización en la producción literaria; formas alternas de discusión acerca de los nacionalismos/localismos/regionalismos y sus construcciones estético-literarias en su contacto con la exterioridad; a la revitalización de las perspectivas diacrónicas para el análisis de tradiciones literarias; a un pensamiento histórico-filosóficamente situado del sujeto y sus manifestaciones en la literatura, entre otras posibilidades de reflexión que puedan derivar del uso no amateur del término globalización.

Coincido con Moraña en la necesidad de ahondar en las convergencias, provisionales por lo general, entre la filosofía y la crítica a partir de sus mutuas interrogaciones, independientemente de que puedan o deban restringirse a la realidad cultural de la esfera local latinoamericana, pues es necesario reconocer en el relato de Sloterdijk la aceptación de un proceso transitorio que no acaba de ser aprehensible en términos teóricos. La metáfora del palacio de cristal opera también con la contraparte de quienes viven en sus márgenes y desean participar del confort y la seguridad que, en teoría, ofrece a sus habitantes. Por europeo que sea, reservando las debidas distancias y salvedades, el caso portugués comparte con otras literaturas marginales la representación de nuevas asimetrías rearticuladas que los procesos de globalización han intensificado, así como han "promovido formas nuevas de centralización, hegemonía y marginalización para los cuales no existen todavía respuestas efectivas" (Moraña 17). Los casos que he tomado como objeto de estudio dan cuenta también del modo en que la globalización ha utilizado estos mecanismos incluso en puntos del globo que no parecerían pertenecer a las márgenes, pero el caso de Portugal puede mostrar el efecto de las dinámicas globales como parte de un proceso iniciado mucho tiempo atrás. La integración al "palacio de cristal" (ya desde entonces en construcción) de un conjunto de agentes que intentaban cobijarse bajo la bandera de algo llamado cultura portuguesa en tiempos de Garrett, cobra la forma de un espejismo que hace entrar en crisis toda una ontología nacional a lo largo de un siglo. Ontología que, después de un periodo de aparente estabilidad (durante el salazarismo12 el discurso de la nacionalidad era contundentemente construido y gestionado por el Estado),13 volverá a declararse en crisis hacia 1974 cuando, una vez más, como consecuencia de acciones que ocurrieron en lo más profundo de la segunda etapa de globalización terrestre, la literatura portuguesa vuelva a poner sobre la mesa la preocupación sobre el fin del colonialismo, bien ilustrado por la imagen del "retorno de las naves". La globalización sistémica, saturada, trae de vuelta el Mensagem enviado al mundo en la época de las primeras navegaciones ultramarinas.

Bajo la lógica de que la globalización y todos sus subprocesos conforman una red narrativa de profundas raíces cosmo-ontológicas, se vuelve viable el estudio de narrativas locales a partir de la doble operación de mirar simultáneamente al interior de las endosferas y hacia el punto espacio-temporal de la red de puntos interconectados en que es posible situarlas, según el interés del investigador. Más allá de que la teoría filosófica de la globalización pueda constituir una explicación a las dinámicas literarias y textuales en general, puede ser una herramienta valiosa para la ampliación de las perspectivas de estudio literario, y complementar otras, según las tradiciones críticas y los horizontes metodológicos elegidos.

Obras citadas

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1Las ideas "conquista del mundo como imagen" y "sistema mundo" provienen de Heidegger y de Wallerstein respectivamente, y se han tomado tal como aparecen en el texto de Sloterdijk, quien dialoga de forma directa con ambos autores.

2Las siguientes traducciones son mías. El original dice: "Eu muitas vezes, nestas sufocadas noites de estio, viajo até a minha janela para ver uma nesguita de Tejo que está no fim da rua, e me enganar com uns verdes de árvores que ali vegetam sua laboriosa infância nos entulhos do Cais do Sodré. E nunca escrevi estas minhas viagens nem as suas impressões pois tinham muito que ver! Foi sempre ambiciosa a minha pena: pobre e soberba, quer assunto mais largo. Pois hei de dar- lho. Vou nada menos que a Santarém: e protesto que de quanto vir e ouvir, de quanto eu pensar e sentir se há de fazer crônica. Era uma idéia vaga; mais desejo que tenção, que eu tinha há muito de ir conhecer as ricas várzeas desse Ribatejo, e saudar em seu alto cume a mais histórica e monumental das nossas vilas".

3Cabe mencionar que la lengua española es bastante más flexible en lo tocante a la distancia que ha de recorrerse en un viaje. Los diccionarios Priberam y Houaiss de la lengua portuguesa incluyen la palabra distante entre las primeras acepciones del término, mientras que el drae solo menciona el traslado de un lugar a otro.

4El original dice: "Essas minhas interessantes viagens hão de ser uma obra prima, erudita, brilhante, de pensamentos novos, uma coisa digna do século. Preciso de do dizer ao leitor, para que ele esteja prevenido; não cuide que são quaisquer dessas rabiscaduras da moda que, com o título de Impressões de Viagem, ou outro que tal, fatigam as imprensas da Europa sem nenhum proveito da ciência e do adiantamento da espécie"

5El original dice: "Ora nesta minha viagem Tejo arriba está simbolizada a marcha do nosso progresso social: espero que o leitor entendesse agora".

6El puente entre ambos tipos de crónica se expone con claridad en trabajos como de Cândido quien problematiza con los orígenes y transformaciones del género.

7El original dice: "For the traveller who comes in from the sea, Lisbon, even from afar, rises like a fair vision in a dream [...] The tourist's wonder begins when the ship approaches the bar, and, after passing the Bugio lighthouse - that little guardian-tower at the mouth of the river, built three centuries ago [...]. As the ship moves forward, the river grows more narrow, soon to widen again, forming one of the largest natural harbors in the world [...]. Then, on the left, the masses of houses cluster brightly over the hills. That is Lisbon"

8El original dice: "o passeio de um dia, de um dia muito longo em que o tempo passou muito devagar, por mais veloz que seja esse 'automóvel' que nos acolhe ao desembarcarmos com o turista estrangeiro no cais de Alcântara".

9Efecto aún más evidente de este fenómeno constituyen los romanticismos latinoamericanos, donde se conjuntó la efectiva conformación de los estados nacionales independientes con un discurso literario de importación europea, en similares marcos de circulación periódica de los textos y participación de las incipientes clases medias en la formación de instituciones políticas e intelectuales.

10El original dice: "While traditionally the social and political analysis of national movements has concentrated on internal factors (and who would want to deny the importance of the institutional, social and political settings within which nationalism takes hold?), a counterbalance to internalism is necessary".

11Es sabido que Pessoa dejó la mayor parte de su obra sin publicar. Sin embargo, hizo planes para la publicación de gran parte de ella, que no llegó a realizar. Esta guía de Lisboa no aparece entre los planes de su obra literaria, pero sí está rodeada de otros documentos que apuntan a un proyecto empresarial del propio autor, cuya finalidad era la difusión de la cultura portuguesa al exterior de Portugal. Al respecto, es recomendable revisar el trabajo de Teresa Rita Lopes.

12Me pregunto si este periodo dictatorial no acerca sospechosamente el caso portugués a algunos procesos histórico-políticos de Latinoamérica.

13Aclaro que los estudiosos de la producción literaria de este periodo se involucran con las tensiones entre el discurso oficial del Estado y los mecanismos de resistencia de los sectores intelectuales. Me limito a señalar, con palabras de Lourenço que: "Después de Mensagem, la estructura global de nuestra autognosis, sin permanecer inmune a la transfiguración y sublimación que subyacentemente continuó (y continúa) alimentando, cambió de orientación." (85) Es decir: hubo un cambio importante de rumbo en las representaciones literarias nacionales en dicho período.

Cómo citar este artículo (MLA): Gómez Vázquez, José Luis. "El relato histórico-filosófico de la globalización como herramienta para la reflexión literaria. De un concepto operativo a un estudio de caso". Literatura: teoría, historia, crítica, vol. 22, núm. 1, 2020, págs. 111-136.

Sobre el autor José Luis Gómez Vázquez (Universidad Nacional Autónoma de México) es profesor de asignatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la TJNAM, además de traductor literario. Ha impartido cursos de literatura en lengua portuguesa, además de seminarios de investigación y teoría literaria. Ha colaborado en publicaciones de la misma universidad, como el Manual de Pragmática de la Comunicación Literaria (2014). Actualmente estudia el Doctorado en Letras Modernas.

Recibido: 27 de Noviembre de 2018; Aprobado: 11 de Febrero de 2019

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