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Literatura: Teoría, Historia, Crítica

Print version ISSN 0123-5931

Lit. teor. hist. crit. vol.24 no.2 Bogotá July/Dec. 2022  Epub Aug 18, 2022

https://doi.org/10.15446/lthc.v24n2.102271 

Presentación

Una introducción posible a las literaturas indígenas contemporáneas en América Latina y el Caribe

Laura Almandós1 

Carmen Elisa Acosta Peñaloza1 

Víctor Viviescas1 

1Editores invitados Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia


LA LITERATURA ES UNA DISCIPLINA artística de no tan reciente constitución que, desde el final del siglo XVIII, se empieza a construir como campo autónomo, generando sus propias normas de producción textual y el marco teórico-conceptual de su investigación y crítica. En la configuración moderna de la literatura como disciplina, los estudios literarios encuentran una triple práctica de identificación, análisis y crítica del objeto literario que se expresa como historia, crítica y teoría. Estas tres grandes prácticas abarcarían el conjunto de la literatura, entendida como disciplina y centrada en la existencia del libro, en calidad de obra, como su objeto. La revista Literatura: teoría, historia, crítica del Departamento de Literatura de la Universidad Nacional de Colombia acoge desde su nombre y en sus políticas editoriales esta triple práctica que configura a la literatura misma.

Presentamos ahora (julio del 2022) el número monográfico de la revista, dedicado a la literatura indígena de América Latina y el Caribe. En el momento de la convocatoria de este tema partíamos de dos comprobaciones. De un lado, la verificación de que la revista, ya desde su nombre, ha asumido desde siempre el abordaje y estudio de ese objeto en constante transformación y dinamismo que es la literatura, pero que requería poner en el centro de la reflexión y el debate a la literatura indígena, como un fenómeno singular y específico que reclama hacer parte del fenómeno general literario. Por otro lado, la irrupción de este objeto singular y su inclusión en el campo amplio de la literatura tendría un efecto de retorno transformador sobre las tres prácticas mencionadas que materializan a la literatura como disciplina y como campo de construcción simbólico-lingüística.

La revista estaba en mora de dedicar un número monográfico al estudio de la literatura indígena. Más que un reclamo, este reconocimiento era la constatación de que la literatura indígena se ha movilizado en la dirección de volverse visible, central e imprescindible en la configuración del campo literario de esta región. La literatura indígena contemporánea se ha convertido en un hecho de insoslayable atención. Su presencia reclama una reconfiguración de la comprensión que la literatura tiene de sí misma: de los objetos que la constituyen; de los discursos mediante los cuales identifica y nombra estos objetos; de los métodos de identificación, descripción y análisis de estos; de los paradigmas de asignación de valor con los que opera en su dimensión crítica. De manera sintética, la presencia y la visibilidad crecientes de la literatura indígena en América Latina y el Caribe transforman a la literatura y a las prácticas que la constituyen: la historia, la crítica y la teoría literaria.

La inclusión de la literatura indígena de América Latina y el Caribe en el campo amplio de la literatura tiene un efecto transformador de las prácticas que materializan a la literatura como disciplina y como campo de concreción de la imaginación simbólico-lingüística. Esta transformación se presenta desde la irrupción misma de esta literatura diversa que es la indígena. No se trata ya solamente del "cambio en la noción de literatura", como lo nombraba Carlos Rincón hacia 1975, que amplió el campo de la literatura de ficción para incluir literaturas de no ficción como el testimonio y el documento, entre otras transformaciones, sino incluso del cambio en las prácticas en las que se materializa esta operación simbólica. Como expresábamos en la convocatoria, la consideración de la literatura indígena reclama el ensanchamiento del espacio de lo literario para que puedan incluirse en él otras prácticas de producción simbólico-lingüística que en el pasado estaban proscritas del campo literario. Como lo recordábamos también en la convocatoria, las narraciones, los cantares, los relatos, las rogativas y los conjuros, las transmisiones de las palabras de los mayores o la compartición de la palabra en torno al fogón, en el trabajo o en las reuniones comunitarias son prácticas que engendran creaciones literarias cuya singularidad es la diferencia respecto de las literaturas tradicionales y convencionalmente consideradas en el campo literario desde la tradición occidental.

Estas prácticas y estas producciones de lo literario hacen parte de una literatura que aparece dislocada respecto de la literatura de la tradición moderna occidental. Esta dislocación hace referencia a la extrañeza que acompaña a las producciones literarias que se engendran y emergen en prácticas sociales, comunitarias, rituales de sanación y otras prácticas colectivas e individuales que restringen o ponen en suspenso la autonomía del texto literario como obra de arte. Un aspecto emblemático de esta diferencia o extrañeza se expresa en el debate o el reclamo de reconocimiento en la alteridad de las literaturas y las oralituras, como creaciones estas últimas de un ejercicio y una práctica sostenida de la oralidad.

Esta extrañeza reclama, entonces, nuevos modos de abordaje de lo literario. En primer lugar, la condición de autonomía de la obra literaria debe ceder espacio al carácter relacional y contextual de la producción literaria en el contexto de otras prácticas sociales individuales y colectivas que, si bien es posible constatar en otros movimientos literarios, recibe un énfasis expresivo cuando se trata de la incorporación de las literaturas indígenas en los estudios literarios. Esto significa que la condición que determina el valor estético de la obra literaria debe también entrar a negociar su autonomía con otras condiciones del acontecimiento literario: la transmisión de un saber, la prolongación de una memoria, el efecto curativo de un canto, el poder transformador de la comunidad de las prácticas de intercambio y de compartir la palabra, la preservación de una lengua con amenaza de extinción.

Pero en la convocatoria partimos también del reconocimiento de que la preservación de las prácticas de producción de la literatura en los individuos y en las comunidades indígenas de la región de América Latina y el Caribe es un acontecimiento -un conjunto de sucesos relacionados- con motivación y efecto en campos extraliterarios, en todo caso extralingüísticos. El reconocimiento de la pluralidad y riqueza de las prácticas individuales y colectivas que dan origen a las plurales formas de hacer literaturas indígenas no nos hace olvidar que estas creaciones lingüísticas, tanto como las lenguas plurales en las que se declinan y acontecen, son sobrevivientes de inveteradas y sistemáticas prácticas de exterminio. Nos encontramos con estas condiciones de agresión y exterminio, de amenaza de silenciamiento, de prácticas de desaparición y proscripción, de precarización y aumento de la condición de vulnerabilidad que acompañan las lenguas y las literaturas indígenas. Estas prácticas de amenaza nos hacen ver la extrema resiliencia y capacidad de supervivencia de estas lenguas. En un proceso de mutua iluminación de una a la otra, la violencia ejercida contra individuos, comunidades y lenguas hace brillar más la resiliencia de estas mismas comunidades y lenguas con amenaza de extinción. Lo anterior dota al arte de la región de una serie de especificidades culturales vinculadas a los pueblos y las comunidades de América Latina y el Caribe, pero también de una capacidad de resistencia y de resiliencia excepcionales, lo que enfatiza en la literatura indígena su dimensión política.

De esta manera, en una estrecha síntesis, podemos decir en la convocatoria que el presente número monográfico llena un vacío de identificación, reconocimiento y valoración crítica de una literatura fundamental. Este gesto de visibilización y reconocimiento nos permite anticipar transformaciones en las prácticas que constituyen la actividad de los estudios literarios. Ahora, en esta introducción que presenta el número, podemos postular que la irrupción de las literaturas indígenas -así, en plural- en el campo de los estudios literarios tiene efectos transformadores en la constitución del campo literario mismo y en sus distintas dimensiones. Como promesa de verificación y cumplimiento en el conjunto de materiales que componen este número, podemos anunciar que estas transformaciones inducidas por la irrupción de las literaturas indígenas de América Latina tienen efecto en la dimensión ontológica de la identificación de sujetos, prácticas y producciones estético-lingüísticas; en la dimensión epistemológica de los modos de inducir al conocimiento que tiene la literatura, pero también en los modos de aprehender y estudiar la literatura; en la dimensión estética del fenómeno literario, en lo que tiene que ver con la apropiación sensible de los productos, las experiencias y los acontecimientos literarios y oraliturales, y su dilucidación en la producción de sentido y en la puesta en relación del suceso o el objeto literario y las demás esferas y dimensiones de lo humano, entendido como vida individual y en comunidad; en la esfera de la poética, comprendida como el conjunto de procedimientos de conformación del lenguaje, de configuración de imágenes, procedimientos y dispositivos de composición, estructuración y configuración del acontecimiento literario; en la dimensión de configuración de otras prácticas sociales que entran en relación con el acontecimiento literario.

En todo caso, en la dirección de argumentar la anticipación de la verificación de esta hipótesis de la transformación de los métodos y procedimientos de la teoría, la crítica y la historia literaria, el lector que se aventure por los textos aquí recopilados podrá, de manera muy rápida pero sostenida a lo largo del volumen, identificar la irrupción de nuevos términos, de nuevos conceptos, de nuevas -o al menos distintas- perspectivas y enfoques que se presentan tanto en la dimensión o esfera de lo estético como en la esfera de lo poético. En la primera dimensión que llamamos estética, queremos incluir el plano de la significación y producción de sentido del acontecimiento o la creación literaria y el plano de la interpretación, pero no exclusivamente en su dimensión semiótica, sino también en el aspecto de las relaciones: de la interacción del acontecimiento literario con la vida en comunidad; los momentos de prácticas específicas de convivencia, producción y de fiesta; de su relación con el territorio, entre otras varias, que nos permite hacer visible el contenido y la significación política de estos gestos de escritura o de creación oral. En la segunda dimensión, la poética, postulamos que es posible reconocer un cambio por la identificación de modos diversos y singulares de operar sobre la palabra y sobre los materiales de construcción del texto literario. Es decir, por la identificación de materiales y modos de configuración del acontecimiento, la experiencia o el objeto literario y oralitario, en combinación y coexistencia con la configuración de la imagen visual, de la incorporación de la palabra en la voz y en la canción, y de vinculación del cuerpo en el acontecimiento convivial del compartir de la palabra escrita o pronunciada.

En la dimensión estética, así redefinida, el lector identificará el sentido político de resistencia y contestación que encarna el gesto del "tinkuy de la palabra y la imagen" que caracteriza a los escritores de la neovanguardia andina, según Giovanna Iubini Vidal, para quienes este retorno a la tradición andina como procedimiento de ocupación de espacios intersticiales, de remoción de fronteras culturales, renueva el potencial político del gesto del escritor neovanguardista andino. Para esta autora, el estudio de la neovanguardia permite también verificar un posicionamiento ético que se expresa como posicionamiento lingüístico, que reivindica el uso de la lengua quechua, en este caso, sola o mezclada con el castellano; y en la singularidad del proceso de esta poesía de reflexionar sobre sus propios referentes estéticos y culturales, "como modo de abordar una genealogía que le permita la existencia". Este posicionamiento lingüístico es un aspecto estético fundamental en el reconocimiento de la función y el sentido de las escrituras indígenas.

En esta dimensión, Elizabeth Castillo y Juan Diego López, en su artículo sobre Wiñay Mallki y Hugo Jamioy, destacan la potencia descolonizadora de la poesía de los dos autores. Estudian y postulan como hipótesis explicativa que las lenguas indígenas y su riesgo de extinción son el resultado del colonialismo interno que hace a Colombia una nación racista y clasista. Así mismo, destacan la tarea política de las comunidades de origen de estos dos escritores para "recuperar la lengua, para recuperarlo todo, el territorio, el pensamiento y la memoria ancestral". En la misma dirección, se encuentra el reconocimiento del privilegio de lo colectivo sobre lo individual en la cultura caméntsá que identifica Astrid Molano cuando señala en su estudio sobre Jamioy que la "producción oraliteraria no sería producto de una subjetividad individual que crea, sino que estaría profundamente conectada con una matriz cultural, estética, epistemológica y axiológica, en la que el yo individual se fundiría".

Esta dimensión estética, como podrá reconocer el lector, se reconfigura con nuevas demandas, preguntas y asignaciones de énfasis o de interés, en el conjunto de artículos de la revista, a partir de dos aportes más. El primero es de Camilo Vargas Pardo en su artículo sobre la palabra, el cuerpo y el territorio en las lenguas magütá, minika y caméntsá, en el que se asigna la tarea de acercarse a formas de ser y estar en el mundo que enriquecen nuestras concepciones de palabra, cuerpo y territorio, para abrir posibilidades de "encuentro, desencuentro, reconocimiento y reubicación epistemológica". La interrogación a lo que el autor identifica como "ontologías no hegemónicas" hace parte de un propósito de "configuración de nuevos lugares teóricos". Ese propósito expresa un giro, una transformación de la dimensión estética que inducen las literaturas indígenas en los estudios literarios. El segundo aporte, de Pedro Favaron y Chonon Bensho, estudia los cantos medicinales del pueblo shipibo-konibo. Allí señalan la interrelación entre nuevos objetos de estudio y nuevas metodologías de abordaje, al mencionar que "cada contexto cultural nos propone un modo propio de interpretarlo". Si en un primer acercamiento podemos reconocer una consideración que afecta más la dimensión metodológica de la investigación, al recuperar la dimensión política de las nuevas perspectivas epistemológicas y al vincular la epistemología con esta demanda de escucha y de investigación a profundidad de las culturas originarias, podemos restablecer la dimensión de posicionamiento ético que transforma la dimensión estética del fenómeno estudiado.

Ahora bien, en el campo de la poética, que proponemos entender de modo restringido como la identificación de procedimientos, modos de hacer, mecanismos y dispositivos de configuración y composición de los textos literarios, podemos también hacer un recuento que va en la dirección de identificar cuando estos modos de proceder son singulares. Giovanna Iubini Vidal identifica la primacía del imaginario visual y de las formas viso-táctiles de escritura en la cultura andina -que reaparecen en los escritores de la neovanguardia que estudia- y el recurso de dispositivos semióticos y discursos multimodales. Estos procedimientos que se dan en la neovanguardia están relacionados, para la autora, con las culturas originarias de los Andes, en las que "no se encontraba la diferenciación disciplinaria entre las artes visuales, la danza, el canto y la poesía", y en las que estas manifestaciones plástico-sonoras tienen otra función, dice la autora, "vinculada a lo cotidiano y lo ritual", por lo que no remiten de manera necesaria "al aire 'aurático' y [a la] dimensión autónoma" que sí aparecen en el mundo occidental.

El inventario de formas, procesos y modos de configuración se amplía con las demás contribuciones. Castillo y López citan a Miguel Rocha quien identifica como procedimiento privilegiado de la forma de materializar la oralitura lo que llama "oralidad extendida", que permite al poeta "entretejer su memoria y sus aprendizajes al lado de los mayores". Los mismos autores resaltan, en el análisis de la obra del poeta Fredy Chikangana, el recurso a una mitopoeia, que funde su escritura individual con la palabra de los mayores y con la memoria del pueblo. Una mitopoeia que se propone "la refundación de sus pueblos por medio de la memoria colectiva puesta en funcionamiento de la recuperación de la identidad en memoria". También estos autores identifican temas e imágenes recurrentes en la poesía de Chikangana: el agua, las montañas, las semillas, los rituales y las voces de los abuelos como motivos de inspiración. De la misma forma, Juan Camilo Niño Vargas identifica el motivo del "gran árbol" en las tradiciones chibchas y nos invita a un estudio comparativo de las tradiciones orales de distintos pueblos indígenas. En su artículo da cuenta de motivos recurrentes en esas tradiciones diversas y expresa la posibilidad de la implementación de un estudio temático comparativo -como en otras literaturas- aplicado aquí a la mitopoiética.

Este recuento de aspectos problemáticos de la dimensión estética del análisis literario, cuando se aborda la literatura indígena de América Latina y el Caribe, no agota las propuestas de los artículos aquí compilados, de la misma forma que no reemplaza su lectura. Estos aspectos son más bien sendas invitaciones al reconocimiento de la singularidad o de las transformaciones en los medios, las perspectivas y los dispositivos de análisis inducidos por esta literatura. Son también una invitación a la lectura. Ocurre lo mismo con el somero recuento de modos de proceder, de configurar, y con la postulación de algunos temas recurrentes en un autor o en varios. No agotan las propuestas de los autores y son invitaciones a la lectura.

Para ello, el número se ha organizado en ocho artículos de investigación, dispuestos a partir de un criterio geográfico: de norte a sur, según la literatura estudiada, dos notas, una entrevista y una una transcripción y traducción. El número se cierra con una reseña.

Los dos primeros artículos analizan la producción de dos poetas indígenas y trazan los vínculos entre su escritura individual y la relación con la palabra de sus mayores y de su comunidad. En el artículo "Wiñay Mallki y Hugo Jamioy Juagubioy: palabras mayores, lucha ancestral y poética indígena", Elizabeth Castillo Guzmán y Juan Diego López Fernández leen la poesía de estos dos autores buscando sacar a la luz su capacidad de "abarcar dimensiones históricas y políticas de esta literatura indígena que algunos reconocen como palabras mayores". En su trabajo interpretativo, los críticos nos proponen comprender en la obra de los poetas la "potencia descolonizadora que para el campo literario colombiano viene en [su] poesía". En el segundo artículo, "Danzantes del viento / Binybe Oboyejuayéng de Hugo Jamioy como obra-semilla: un acercamiento a algunos procesos colectivos de producción y edición", Astrid Paola Molano Martínez se acerca a esta obra de Jamioy para analizarla como "obra-semilla", es decir, una obra con un gran potencial para germinar, en la interacción con distintas instancias comunitarias del campo literario. Este ejercicio interpretativo da entrada a un recuento de los procesos de creación y edición del texto analizado mediante entrevistas semiestructuradas de la autora del artículo a los protagonistas de varios procesos editoriales de la obra estudiada.

En "El motivo del gran árbol en las tradiciones chibchas", como ya avanzamos, Juan Camilo Niño Vargas acomete un estudio comparativo de las tradiciones orales de tres pueblos chibchas. El motivo central es la figura mítica de un gran árbol erguido al principio de los tiempos. El autor analiza dos vertientes o formas de aparición y de desenvolverse de estas figuras míticas, como una manera de rastrear los vínculos factibles que tuvieron en el pasado los pueblos indígenas estudiados. El propósito es el de identificar y comunicar la singularidad de las formas de pensamiento de los chibchas y sus tradiciones orales. Por su parte, Camilo A. Vargas Pardo nos propone en "Tejido de palabra, cuerpo y territorio entre tres mundos indígenas andino-amazónicos" un acercamiento a ontologías no hegemónicas del mundo indígena andino-amazónico, mediante el rastreo de tres nociones procedentes de estas lenguas nativas -magütá, minika y caménts á-. Desplegando un procedimiento de transducción, en el que convergen investigaciones en el campo de la antropología, la lingüística y los estudios literarios, el autor entreteje una ontología que "interpela una concepción binaria de la realidad en la que cultura y naturaleza se encuentran diferenciadas". En este grupo de indagación de motivos y modos de materializar en la palabra en acto tradiciones de las culturas indígenas, Pedro Favaron y Chonon Bensho proponen una reflexión creativa, filosófica y poética sobre los cantos medicinales de los sabios indígenas. En el artículo "Rao bewá: los cantos medicinales del pueblo shipibo-konibo", los autores, quienes son comuneros empadronados de la comunidad nativa Santa Clara Yarinacocha y miembros de una familia shipiba, se proponen dar cuenta de los saberes ancestrales transmitidos con fidelidad por las voces de los sabios de esta comunidad y transmitirnos la rica herencia poética de los ancestros. Los autores destacan lo que proponen como una metodología alejada de la racionalidad eurocéntrica, para mejor entrar en diálogo con sus comunidades y los sabios de su comunidad, una metodología que privilegia la conversación desde dentro, desde las racionalidades, epistemologías y ontologías propias, en este caso, del pueblo shipibo-konibo.

Los tres artículos siguientes hacen lecturas de la producción literaria - narrativa y poética- de autores o movimientos que vienen de la tradición y de la pertenencia o el contacto de comunidades indígenas, pero que se lanzan a ocupar espacios del campo editorial más tradicional y occidentalizado. Esta puesta en contacto de dos tradiciones genera tensiones, sin duda, pero concretiza también la ocupación de espacios intersticiales, tanto como el forzamiento al diálogo y al reconocimiento de estas escrituras vinculadas a las tradiciones y comunidades ancestrales por parte del campo literario de los tres países donde se generan los acontecimientos y movimientos analizados. De acuerdo con Giovanna Iubini Vidal, en " Tinkuy de la palabra y la imagen: migración estética e imaginarios visuales en la neovanguardia andina", en la neovanguardia andina se produce una migración estética, donde "imagen y poesía se confrontan en una escritura experimental". El gesto de escritura expresa, también, el sentido político de este movimiento de neovanguardia en el Perú, que busca así ocupar espacios liminares o intersticiales que emergen o que sus protagonistas perforan en la cultura oficial del país, provocando el ensanchamiento de las fronteras culturales. La autora destaca también la instauración de la cultura andina como espacio cultural estético y político, en el que el ejercicio literario se constituye en modos particulares de ocupar el mundo y de resituar el texto artístico en el contexto andino, al tiempo que se renueva "un compromiso político, cultural y literario con la cultura de base, que transparenta en la poesía la lengua, cosmovisión e historia de lucha del Ande".

Por su parte, Rodrigo Nicolás Villalba Rojas, en "Poesía guaraní de entrelugar. De la(s) lengua(s) a las articulaciones del mito nacional en el cancionero Ocara poty, de Narciso R. Colmán", se propone analizar y recuperar parte de la obra del poeta, para así aportar un modo de abordaje para su estudio -procedimientos literarios, representaciones de la lengua, sujetos y nación desde la perspectiva crítica de los estudios culturales-. Del mismo modo, el artículo busca revelar cómo esta poesía llamada "folklórica", en realidad, "trasciende el motivo costumbrista y articula significados que interactúan con el mito nacional desde los bordes del poder", según concluye el autor.

María Fernanda Libro, última de las autoras de estos estudios, en el artículo "Epew, xampurria y kawin en la narrativa de Graciela Huinao y Javier Milanca Olivares", propone una aproximación analítica a Desde el fogón de una casa de putas williche de la primera autora y el libro de relatos Xampurria, somos del lof de los que no tienen lof del segundo. Aquí la autora hace, en primer lugar, un seguimiento al género discursivo epew, propio de la tradición oral mapuche, que es común a los dos autores estudiados; y, en segundo lugar, indaga las acepciones que las obras estudiadas proponen como significado de las nociones de xampurria (mestizo) y kawin (fiesta). El entrecruce de esos dos aspectos estudiados le permite concluir a la autora que estas nociones "se configuran como locus de enunciación signados por la resistencia y en franca oposición a la concepción que cierta tradición wingka (blanca, no indígena) sostiene del mapuche como sujeto triste y abatido".

La presente edición del número monográfico de la revista se completa con dos notas -escritos cortos-: "Ale'eya conformación de todo lo que existe. La ley de origen de la cultura wayuu", de Rafael Segundo Mercado Epieyu, y "Las compilaciones de literatura amerindia venezolana en las investigaciones etnográficas y etnolingüísticas: hacia una clasificación", de Donaldo García, Gisela Swiggers, Endri González y Ángel Delgado. También, incluye la reseña que hace Diógenes Fajardo del libro de Rita Olivieri-Godet Vozes de mulheres amerindias nas literaturas brasileira e quebecquense, publicada por Makunaima en Río de Janeiro, 2020. Así mismo, contamos con la entrevista de Laura Alejandra Charry a Francelina Muchavisoy, poeta inga y profesora de lengua inga en la Universidad Nacional de Colombia. El número se cierra con la traducción y transcripción de la lengua bará del relato "El muerto y las aves" de Laura Ataide, de la comunidad de Yapú, del Vaupés en Colombia, realizada por Lubio Lara, también del Vaupés, y editada por la profesora Laura Almandós.

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