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Literatura: Teoría, Historia, Crítica

versão impressa ISSN 0123-5931

Lit. teor. hist. crit. vol.24 no.2 Bogotá jul./dez. 2022  Epub 23-Ago-2022

https://doi.org/10.15446/lthc.v24n2.102017 

Reseñas

Olivieri-Godet, Rita. Vozes de mulheres ameríndias nas literaturas brasileira e quebequense. Rio de Janeiro, Makunaima, 2020, 138 págs.

Diógenes Fajardo Valenzuela1 

1 Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia


UNO DE LOS EFECTOS QUE ha tenido la pandemia del covid-19 en nuestros días es que nos hizo conscientes a todos de que su propagación es cuestión de horas en un mundo interconectado. Lo que en siglos anteriores demoraba años, ahora se realiza en unas pocas semanas. Es la consecuencia de habitar un mundo intercomunicado que permite trasladarse de un continente a otro en unas pocas horas, lo que facilita también el viaje del virus a todas las partes del mundo. Si añadimos a este hecho físico, geográfico, la proliferación de medios efectivos de comunicación en el mundo contemporáneo, podemos constatar cuánta razón le asistía a Marshall McLuhan para hablar de la "aldea global" en la que se convertiría el mundo. En verdad, el mundo se ha empequeñecido y esto hace posible que lo que antes parecía un imposible hoy en día lo veamos como algo completamente natural. Esta reflexión es suscitada precisamente por un título que une el mundo indígena del Brasil con la provincia de Quebec desde la mirada de las mujeres.

El libro de Olivieri-Godet se inicia con un verdadero tour de force, el ensayo "Vozes a territorialidades ameríndias no Brasil e no Quebec", más que una presentación, es un sumario de las ideas principales que se exponen y comprueban con los análisis de la escritura de autoras específicas. La primera constatación que hace la ensayista es que el estudio de la producción literaria de las minorías amerindias se ha hecho en el ámbito del inglés tanto en Canadá como en los Estados Unidos, pero no en el ámbito de las culturas indígenas francófona de Quebec y lusófona de Brasil. De ahí la justificación de un acercamiento a la producción literaria de mujeres tanto en Canadá como en Brasil que ha sido invisibilizada doblemente: primero, por darse en una minoría subyugada por el poder blanco de los europeos y sus descendientes; y, segundo, por ser la discursividad de un grupo relegado al silencio dentro de la misma comunidad indígena. Se levantan con firmeza las voces de "mujeres-territorios" (8)1 que, a partir de su propia experiencia de vida como mujeres amerindias plantean, interrogantes sobre el modo de habitar un lugar y sobre las representaciones simbólicas y las lógicas territoriales establecidas a nivel comunitario y nacional. Realmente, este fenómeno ha irrumpido con fuerza tanto en el escenario quebequense como en el brasileño y merece ser estudiado.

La escritura de estas autoras amerindias tiende a buscar formas de articulación de los diferentes espacios para que circulen libremente las ricas experiencias culturales de cada pueblo indígena. Su función es la de guardar la memoria de los ancestros y de las luchas traumáticas que implicó la presencia del "otro" en sus territorios. Por supuesto, sus voces también recogen las novedosas formas de integración social de las comunidades amerindias en el presente y sus propuestas para establecer una relación dialógica con las sociedades nacionales.

Desde el título del libro se hace énfasis en la oralidad como la prístina manifestación de las voces femeninas amerindias. Ese es el punto de partida que conducirá, a través de diversas manifestaciones discursivas, a los textos narrativos y poéticos del presente y, quizá, incluso a una especie de regressus ad uterum con las producciones audiovisuales y musicales contemporáneas. El paso oralidad-escritura-oralidad implica el deseo de establecer un diálogo con la cultura hegemónica en cada nación, pero al mismo tiempo conlleva una autoafirmación del sujeto amerindio como constructor de su propia historia.

De hecho, desde los años setenta, An Antane Kapesh en Quebec y Eliana Potiguara en Brasil producen los primeros textos con una actitud vanguardista. Quieren dar a conocer cómo se ha desarrollado el proceso de construcción de su propia identidad como sujetos-actores en sus contornos sociales. Pero, además, quieren enfatizar su deseo de expresar la subjetividad femenina y su emancipación tanto social como literaria. Con la publicación en 1976 de Je suis une maudite sauvagesse, "la autora indígena An Antane Kapesh, de la etnia innue, asume el estereotipo de las representaciones de los amerindios para poder destruirlo mejor" (13). Por su parte, Eliana Potiguara en 1975 daba a conocer su poema "Identidade Indígena" como militante del movimiento indígena brasileño. Desafiante, su voz implicaba "denuncia, resiliencia y combate, memoria de la exclusión y palabra liberadora" (13). Su palabra ilustra con certeza el papel de la mujer como guardiana de la memoria ancestral y como factor actualizador del saber de los pueblos aborígenes.

La hipótesis que pretende argumentar Rita Olivieri-Godet es que el "carácter innovador de esa producción se debe principalmente al hecho de que estas escritoras sacan provecho de su situación liminar: enraizadas en una herencia ancestral y, al mismo tiempo, abiertas a las formas artísticas de una contemporaneidad inmediata" (12). Efectivamente, el lector tiene que captar que se trata de una praxis escrituraria que conlleva la asunción de una postura política de resistencia cultural y de autoconstrucción ontológica y antropológica de la mismidad, es decir, del sujeto que, a partir de su propia historia personal, puede conscientemente construir formas de resistencia colectiva frente a la violencia y los traumas que han sufrido los pueblos amerindios. En realidad, esta lucha de las mujeres amerindias se inscribe en un contexto mayor que ha llevado a asumir una postura política militante en pro de una descolonización del imaginario occidental que perdura hasta nuestros días. Se busca articular la relación entre la literatura y la crítica a una sociedad que aún no logra desligarse de los parámetros coloniales establecidos por los países conquistadores.

En esta tarea, la imagen de la mujer-anfibia es muy ilustrativa. Efectivamente, la condición anfibia hace referencia a "su capacidad de habitar varios espacios, de reinventarse" (19), tanto en el plano de su propia vida personal como en la construcción de sus propias poéticas de escritura.

Precisamente, los cuatro capítulos que vienen a continuación del ensayo inicial están dedicados a presentar y analizar la obra de las escritoras brasileñas Eliana Potiguara y Graça Graúna y la de las quebequenses Naomi Fontaine y Natasha Kanapé Fontaine. Metade cara, metade máscara (2004) de Potiguara se presenta como obra paradigmática de las nuevas formas temáticas y literarias de la literatura amerindia. Mediante el análisis de esta obra, se pretende resaltar su hibridismo, la politextualidad en su composición y la originalidad de las estrategias empleadas para expresar la visión de la mujer indígena como sujeto consciente del despojo de tierra sufrido por los pueblos indígenas y de la imperiosa necesidad de luchar en defensa de sus derechos. La máscara alude a las "metamorfosis del sujeto de la enunciación en su itinerario de vida" (35). En su poesía también aparece ese problema de identidad de la mujer amerindia en la sociedad brasilera. Quizá la pareja conformada por Jurupiranga y Cunhataí y su historia de amor le permite a la autora expresar poéticamente dolores, luchas y conquistas, ya que toda su vida ha estado "permeada por la cuestión ética, racial y de género" (45). Sin recelo alguno se destaca el aporte de la escritura de Potiguara al proceso de descolonización de las letras brasileñas.

La segunda autora que se presenta y analiza es Graça Graúna, profesora universitaria, culturalmente mestiza, autora de la primera obra académica consagrada a la literatura indígena en su país: Contrapontos da literatura indígena contemporânea brasileira (2013). Escoge como seudónimo (no como nombre artístico) la palabra tupí graúna por su referencia a un territorio específico, el nordeste brasileño, y por su connotación literaria, ya que aparece en Iracema, la obra indianista romántica de José de Alencar. En su producción creativa se destaca la obra Tear da palavra (2007) como el espacio propuesto para sobrevivir, resistir y autoconstruir su relación con el mundo:

  • Yo canto el dolor

  • desde el exilio

  • tejiendo un collar

  • de muchas historias

  • y diferentes etnias.2 (63)

El siguiente capítulo está dedicado a la escritora amerindia quebequense Naomi Fontaine (1987). Se destaca la importancia de su novela Kuessipan (2011) en la que se refleja la vida diaria en la Reserva de Uashat y se narra el destino trágico de su pueblo condenado a perder día a día su territorio y sus costumbres ancestrales. Para Naomi Fontaine, la reserva es un gueto que obliga a vivir aislados y de donde es muy difícil entrar y salir. En la práctica, es la anulación de toda opción para los innus. Olivieri-Godet destaca que Kuessipan es un texto híbrido compuesto de "poesía, cuento, esbozo de ensayo y autobiografía", y concluye que su escritura refleja nítidamente los rasgos fundamentales que identifican a su pueblo y proyecta un acto de resistencia, de reconstrucción y de transmisión hacia el futuro (98).

El último capítulo está dedicado a Natasha Kanapé Fontaine (1991). Es tal vez la más conocida en nuestro medio por haber participado en el Hay Festival de Cartagena y Medellín en el 2017. Allí fue presentada como poeta innu, actriz, artista visual y activista por los derechos de los pueblos indígenas y por la conservación del medio ambiente. La obra analizada es Bleuts et abricots (2016) y quiere resaltar la presencia de un sujeto poético dislocado al verse enfrentado al espacio de la alteridad. Efectivamente, el título hace alusión al hecho de que los arándanos y los albaricoques no saben lo mismo en Montreal que en su región de origen, el Nitassinam innu, el Cóte-Nord quebequense. Natasha Kanapé Fontaine no presenta su libro como una colección de poemas dispersos, sino como una estructura muy bien definida en los dos movimientos que lo componen. En el primero, presenta el mundo amerindio antes de la llegada del europeo a sus territorios, es decir, presenta la cosmovisión original de su pueblo innue. En el segundo, la voz poética se torna mucho más política y combativa frente a las injusticias que su pueblo ha sufrido con el proceso de colonización. Deben salir de las reservas como seres "anfibios nuevos" en busca de un mundo descolonizado que permita la reconfiguración del territorio americano.

El libro de Olivieri-Godet es una invitación a la lectura de las obras aquí presentadas y constituye, sin duda alguna, una puerta de entrada a la escritura de mujeres amerindias. Tanto en su historia de vida como en su creación artística, estas mujeres-creadoras buscan ser sujetos conscientes de su papel en la conservación de culturas soslayadas por el poder colonial y promover la participación de los amerindios como seres anfibios capaces de trabajar en la tarea de una reconfiguración material y simbólica del territorio en cada nación.

1 Esta y todas las traducciones del portugués son mías.

2 El poema está originalmente en castellano.

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