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Territorios

versão impressa ISSN 0123-8418versão On-line ISSN 2215-7484

Territ.  no.40 Bogotá jan./jun. 2019

https://doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/territorios/a.5535 

Sección jóvenes investigadores

Medellín: una ciudad de encrucijadas. Pobreza, modelo de ciudad y cambio social en el proyecto Cinturón Verde

Medellín: A city of Crossroads. Poverty, City Model and Social Change in the Green Belt Project

Medellín: uma cidade de encruzilhadas. Pobreza, modelo de cidade e mudança social no projeto Cinto Verde

Juan David Echeverry Tamayo* 

* Historiador, Universidad de Antioquia. Grupo de Investigación de Estudios Interdisciplinares en Historia General. Correo electrónico: ogusakira@gmail.com. ORCID: http://orcid.org/0000-0003-2200-7046


RESUMEN

Medellín ha cargado, durante años, con un conjunto de problemáticas que le han impedido trazar una visión clara de futuro con la que pueda figurar en el mundo por algo más que el narcotráfico y la prostitución. No obstante, las acciones de Medellín y muchos de sus habitantes se han dirigido en la actualidad a conseguir mejores condiciones materiales que faciliten las vidas de sus habitantes, quienes siguen sometidos a unos escandalosos índices de pobreza, marginalidad y violencia, debido a la debilidad del Estado en amplias zonas territoriales. A pesar de este difícil panorama, la ciudad ha realizado profundos esfuerzos que, aunque limitados, han mejorado la perspectiva con que se observa Medellín, que hoy es considerada un ejemplo de transformación urbana y social dentro de América Latina. De este modo, megaproyectos como el Cinturón Verde, el Jardín Circunvalar, entre otros, sirven para comenzar a superar esos años de extrema violencia y deslegitimación del Estado que han llevado la expansión de la ciudad hacia zonas de alto riesgo para la vida humana y el ambiente.

Palabras clave: planeación urbana; modelo de ciudad; megaproyectos; Cinturón Verde Medellín; transformación urbana; políticas públicas

ABSTRACT

Medellín has been carrying for years a set of problems that have prevented it from drawing a clear vision of the future, a vision that would allow it to appear in the world for more than drug trafficking and prostitution. However, the actions of Medellín and many of its inhabitants have been directed at present to obtain better material conditions that facilitate the lives of its inhabitants, which continue to be subjected to scandalous rates of poverty, marginality and violence, due to the weakness of the state in broad territorial zones. Despite this difficult panorama, the city has made profound efforts that, although limited, have improved the perspective with which Medellín has been observed, today it is thus considered an example of urban and social transformation within Latin America. In this way, megaprojects such as the Green Belt, the Circumvallation Garden, among others, serve to begin to overcome those years of extreme violence and delegitimization of the state that have allowed the expansion of the city towards areas of high risk for human life and environment.

Keywords: urban planning; city model; megaprojects; Medellin Green Belt; urban transformation; public policies

RESUMO

Medellín é uma cidade que durante anos tem carregado um conjunto de problemáticas que lhe têm impedido traçar uma visão clara de futuro, que lhe permita figurar no mundo por algo mais que o narcotráfico e a prostituição. No entanto, as ações de Medellín e muitos de seus habitantes se têm conduzido na atualidade a conseguir melhores condições materiais que facilitem as vidas de seus habitantes, os quais seguem submetidos a uns escandalosos índices de pobreza, marginalidade e violência, devido à debilidade do Estado em amplas zonas territoriais. Apesar deste difícil panorama, a cidade tem realizado profundos esforços que, ainda que limitados, tem melhorado a perspectiva com que se observa Medellín, que hoje é considerada um exemplo de transformação urbana e social dentro da América Latina. Deste modo, megaprojetos como o Cinto Verde, o Jardim Circunvalar, etc., servem para começar a superar esses anos de extrema violência e deslegitimação do Estado que têm permitido a expansão da cidade às zonas de alto risco para a vida humana e o ambiente.

Palavras-chave: planeamento urbano; modelo de cidade; megaprojetos; Cinto Verde Medellín; transformação urbana; políticas públicas

1. El boom demográfico de Medellín y su relación con los cinturones verdes

La expansión abrumadora vivida por Medellín en el siglo pasado se inscribe en un fenómeno mundial ocurrido a lo largo del siglo XX, durante el que las ciudades recibieron un flujo abismal de personas que configuraron espacios urbanos desmedidos. Esta condición creó inevitablemente una serie de incertidumbres desatadas por la explosión demográfica, cuyas mayores manifestaciones eran el aumento del consumo y la explotación de recursos naturales no renovables, la contaminación de las fuentes de agua y la tierra, la extinción de la biodiversidad, la dependencia alimentaria, los círculos de miseria, la deforestación y, en el caso de Medellín, la urbanización de laderas no aptas para la construcción. Así, esta urbanización incontrolada ha producido en la ciudad accidentes tan graves como el alud de tierra en el barrio Andalucía en 2015, que dejó un saldo de 100 personas desplazadas de sus hogares, o el de Villa Tina en 1987 que produjo 500 muertos y miles de damnificados. Dicha dinámica pone en riesgo a unas 2393011 personas que habitan en zonas de alto riesgo, como lo muestra la siguiente figura extraída de los informes de la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU), encargada de la renovación urbana de Medellín (figura 1).

Fuente: EDU, 2015, p. 140.

Figura 1 Zonas de alto riesgo urbanizadas 

Lo anterior cobra gran importancia al ver cómo el crecimiento desmedido de la ciudad ha generado la necesidad de realizar proyectos de gran amplitud, de cara a satisfacer los requerimientos de la ciudad y responder al deseo de las autoridades de otorgar a Medellín un lugar en el mundo, producto de su reconocimiento como una ciudad innovadora, competitiva y con aptitud de mercado, para lo cual se centraron todos los esfuerzos en reforzar su infraestructura y actualizar su planeación urbanística, con resultados positivos y negativos para las poblaciones afectadas por dichas medidas. Todo esto, en el marco de un problema que se caracteriza por la explosión demográfica de la ciudad por encima del resto de la región, impulsada por múltiples factores que van desde la economía hasta la violencia en el campo y ciudades colombianas. Esto hace necesario implementar acciones para mitigar la construcción de viviendas que invadan de manera abrupta las áreas rurales y de ladera del Valle de Aburrá que reconcilien los intereses de estas zonas con la visión de desarrollo del Área Metropolitana, conserven los recursos medioambientales, generen una urbanización planeada, establezcan una regulación clara del uso de suelos y garanticen la separación entre los espacios rurales, semirrurales y urbanos, con el fin de impulsar la seguridad alimentaria, proteger la integridad de bosques y defender los modos de vida del campo que aún sobreviven en algunos sectores.

Ahora bien, las incertidumbres antes descritas no tienen un origen contemporáneo puesto que pueden rastrearse desde la ciudad industrial del siglo XIX, donde se comenzó a articular la población en pos de dotar de mano de obra a fábricas, por medio de la integración de pequeños núcleos residenciales que no gozaban de mayor planificación en su crecimiento (Sánchez, 2008). Por esta razón, se han llevado a cabo numerosos esfuerzos para establecer en Medellín una diferenciación en los usos de los suelos que reconcilie la frontera rural y las zonas de alto riesgo con la expansión urbana, con el objeto de garantizar la demanda de recursos y servicios que la ciudad requiere de los entornos rurales, que son los que la proveen de agua, energía y alimentos. No resulta raro que en las últimas décadas dichos espacios se hayan planteado en tanto medios de contención para el proceso urbanizador, por su capacidad de mediar como factores de equilibrio, sostenibilidad ambiental y lugares para el ocio y la recreación.

No obstante, dada la proliferación del crecimiento informal que incorpora amplios sectores a las márgenes urbanas en condiciones de alta marginalidad y vulnerabilidad económica, social, política y ecológica, en una actividad distinguida por la escasez de suelo y el alto costo de los predios, muchas personas de escasos recursos se ven obligadas a habitar terrenos de alto riesgo de deslizamiento o inundación, debido a la tendencia a ocupar laderas escarpadas e inestables o zonas de inundación cercanas a quebradas, producto de la inefectividad del Estado en materia de planeación y contención de la urbanización.

Por regla general, estos hábitats carecen de una o más infraestructuras esenciales, como lo pueden ser: electricidad, sanidad, equipamientos, medios de transporte, entre otras, lo que degrada así las condiciones de vida de sus habitantes, a la vez que sirve de refugio para grupos armados. En consecuencia, la institucionalidad ha querido durante años transformar la imagen negativa de las periferias, hasta ahora cubiertas por un cúmulo de patologías urbanas y desvalorización desencadenada por la degradación física de sus estructuras y servicios, la poca aplicación de políticas sociales y la marginalidad, exclusión y segregación de sus pobladores, quienes ahora desean articularse a procesos de transformación urbana y social (Sánchez, 2008).

No es de extrañar que desde la Alcaldía de Medellín y la Gobernación de Antioquia se impulse la implementación de megaproyectos que apunten a modificar las realidades mencionadas, las cuales solo tienden a agravarse a causa de la inmensa inmigración que ha sufrido Medellín en los últimos años. Es aquí donde hacen su aparición dos de los proyectos más criticados hoy en día dentro de la ciudad, como lo son el Cinturón Verde y el Jardín Circunvalar, debido a las múltiples expresiones de resistencia ejercidas por las poblaciones a las que afecta directamente, en especial por la cantidad de desplazamiento interurbano que podría provocar. Sin embargo, estos proyectos responden a la expansión de la urbanización que terminó por desbordar los límites de la ciudad tradicional, al punto de acceder a espacios que deberían estar reservados para la conservación de la naturaleza. Este problema se magnifica en el Área Metropolitana de Medellín, dada su ubicación geográfica en un valle estrecho, que obliga a muchas personas a construir en las laderas y cauces sobre suelos no aptos para la edificación, en un peligroso proceso que agota rápidamente el espacio urbano central del valle, aumenta la posibilidad de deslizamientos, destruye la biodiversidad regional, obliga a generar legislaciones para la protección ambiental de los bordes y entornos rurales, desaparece los lugares y paisajes recreativos, entre otros fenómenos de gran impacto que degeneran la calidad de vida en la urbe y el campo (Área Metropolitana del Valle de Aburrá, 2016); máxime cuando el poblamiento desmedido y no planeado se lleva a cabo en un periodo extremadamente corto, tal como lo muestra el aumento de la densidad poblacional de Medellín entre 1999 y 2012 (figura 2).

Fuente: Alcaldía de Medellín, 2013, p. 13.

Figura 2 Crecimiento de la densidad poblacional entre 1999 y 2012 

Así, el Cinturón Verde Metropolitano es, según las autoridades, "una estrategia de planificación y ejecución de planes, programas y proyectos que buscan transformar el área en la cual la zona urbana finaliza y comienza la zona rural, es decir, los bordes de las ciudades que conforman el Valle de Aburrá" (EDU, 2014, p. 91). Como resultado, dada la complejidad del crecimiento acelerado de Medellín y su tendencia a no detenerse, para los primeros años de la puesta en marcha de un proyecto como el Cinturón Verde Metropolitano, que busca modificar realidades ambientales, sociales, económicas y políticas esenciales para la ciudad, se prevé identificar los predios que integrarán el Cinturón con el fin de gestionar directamente con los propietarios las acciones, restricciones y oportunidades que presenta el proyecto para las tierras rurales, urbanizables y suburbanas. Luego de esta fase, se implementarán estrategias de gestión que incluyen la compra de predios, construcción de parques de borde, restauración ecológica, reforestación protectora-productora, contratos de custodia del territorio, acuerdos para cambio de uso de los predios, señalética urbana, apropiación social y comunitaria, entre otras medidas que aspiran consolidar la presencia estatal en estos sectores clave para gestionar de manera adecuada el boom demográfico (Área Metropolitana del Valle de Aburrá, 2016). Así, el modelo de intervención se plantea siguiendo los parámetros esquema de la figura 3.

Fuente: Urbam, 2012, p. 8.

Figura 3 Modelo de intervención para el proyecto Cinturón Verde Metropolitan 

Por otro lado, dada la envergadura del proyecto, se han presentado todo tipo de propuestas por parte de organizaciones, movimientos sociales, colectivos urbanos y comunidades que, por medio de acciones colectivas, veeduría y denuncias, intentan exigir la priorización de políticas en pro de conseguir una vida digna para la población. Junto con estas preocupaciones, aparecen dudas que argumentan que la implementación de sistemas de movilidad ligera, tipo tranvía, pueden aumentar dramáticamente el costo del suelo e incentivar el uso residencial de las laderas, confluyendo en un cambio contraproducente en el ordenamiento territorial de Medellín (Cifuentes, 2012). Esto sería una consecuencia totalmente contraria a los objetivos de las obras que intentan detener la expansión de la ciudad hacia las laderas, conservar los espacios naturales, generar desarrollo sostenible en las zonas de periferia, reforestar y consolidar parques ambientales, reubicar comunidades asentadas en sectores de alto riesgo y aumentar la movilidad en sectores desfavorecidos.

No es extraño entonces que muchas organizaciones sociales argumenten que las metas no están claras para la población, puesto que, en palabras de César Mendoza, sociólogo de la Fundación SUMAPAZ, la participación ciudadana ha sido mínima en tanto que:

el problema es que el desarrollo, o más bien el desarrollismo, nunca se consulta con la gente. Cuando ya la gente encuentra es que los proyectos están andando, desarrollándose y consolidándose, la gente está en el último lugar [...]. Mire la palabra que utilizan: socialización. La socialización es: te comento lo que voy a hacer, pero no te pongo alternativa a discutir (Cifuentes, 2012, p. 3).

A su vez, la presidenta del Consejo Territorial de Planeación, Francoise Coupe, expresa que en un megaproyecto de este tamaño hay que tener un diagrama muy pulido de las consecuencias que traerá el reubicar la población, en la media que no solo se pone en juego la cuestión de otorgar viviendas dignas, sino traer a la formalidad personas acostumbradas a la informalidad por diferentes circunstancias como la pobreza, el desplazamiento forzado, entre otras, pudiendo no estar preparadas para afrontar el desafío de un asentamiento regulado donde persistiría su informalidad laboral.

Por otro lado, Nataly Montoya, profesora de la Universidad EAFIT y Magíster en Estudios Urbano-Regionales, afirma que para las autoridades competentes siempre ha sido difícil practicar controles urbanísticos en los sectores más apartados de Medellín. Allí los inspectores carecen de herramientas y los protocolos con los que cuentan están diseñados para la ciudad formal, enfrentándose, al llegar a los barrios, a lógicas de construcción y relaciones de poder absolutamente distintas (Observatorio de Políticas Públicas del Concejo de Medellín, 2016). Al respecto, la subsecretaria de Control Urbanístico de la Alcaldía de Medellín, Marta González, define la inefectividad de los inspectores como una extensión del descontrol a lo largo del territorio nacional y regional, inmerso en dinámicas agudas de violencia, desempleo, informalidad y falta de gobernabilidad. Para ella:

lo que se debe hacer para mejorar la situación es fortalecer a la ciudad en conjunto, es decir, a todas sus dependencias para que actúen articuladamente e invitando a las ciudades del Área Metropolitana a que se unan a este fin (Observatorio de Políticas Públicas del Concejo de Medellín, 2016, pág. 16).

En resultado, en tanto no se logre eliminar el dominio efectivo de las bandas criminales -quienes a efectos prácticos gozan del control territorial y suplantan al Estado en algunas de sus funciones- de los bordes, laderas y centro de Medellín, no se podrá frenar la expansión indiscriminada de la ciudad y el deterioro de la seguridad y la calidad de vida. Esto ocurre porque uno de los negocios de mayor rentabilidad para estos grupos es la venta de propiedad raíz o de suelos en barrios que se urbanizan sin una planeación adecuada en lugares de alto riesgo.

En consonancia, resulta necesario aclarar que las experiencias pasadas han demostrado que la única manera de detener el crecimiento urbano hacia las zonas altas de la montaña, consideradas en su mayoría riesgosas o a los límites entre lo urbano y lo rural, es la presencia firme del Estado que debe abocarse a recuperar el control y practicarlo de forma permanente y no por pequeños brotes de interés (Velásquez, 2012). Es crucial, entonces, completar la infraestructura de seguridad consistente por ejemplo en caí periféricos y senderos de vigilancia, hacer efectiva la estructura organizacional, generar seguimientos a las funciones de los inspectores, llevar procesos educativos, culturales y deportivos a los barrios, mejorar la movilidad, entre otros elementos que modifiquen la imagen negativa del Estado y deslegitime el control territorial de los grupos armados. Frente a todos estos desafíos, es evidente que el Jardín Circunvalar y el Cinturón Verde no son garantía de solución, mucho menos si su acción se reduce a generar vías y equipamientos sin asumir un dominio territorial real por parte del Estado. Aun así, estos proyectos dejan ver el interés de la Administración Municipal por los bordes urbano-rurales y los barrios periféricos, que, de no ser intervenidos adecuadamente, terminarán por salirse absolutamente de control, pues, según los testimonios de varios residentes,

este territorio mantiene un crecimiento tendencial de las invasiones, las cuales hoy superan el sendero peatonal que pretendía referenciar este borde urbano-rural. Incluso, esto se evidencia con un barrio nuevo que se encuentra hoy en construcción en el sector conocido como Altos de la Torre, barrio que está siendo desarrollado por actores armados ilegales sin que a la fecha el Estado haya intervenido (Observatorio de Políticas Públicas del Concejo de Medellín, 2016, p. 18).

2. Cinturón Verde de Medellín

El Cinturón Verde es un megaproyecto impulsado desde la administración municipal, con la premisa de exponer a Medellín ante el mundo como una ciudad innovadora y turística, con ansias de desarrollo y repleta de posibilidades para hacer negocios (El Colombiano, 2012). Esta obra pública se inscribe en una serie de construcciones que han atraído la mirada de la comunidad internacional en repetidas ocasiones, al resaltar las transformaciones que ha sufrido una de las otrora ciudades más peligrosas del mundo. Sin embargo, la mayor crítica a estas iniciativas consiste en que constituyen un modelo excluyente, que transgrede a ciertos sectores vulnerables que se ven enfrentados a continuos desalojos.

No obstante, según la empresa EDU, responsable de las obras concernientes al Cinturón Verde Metropolitano, sus acciones dependen de los modelos de ordenamiento territorial concebidos por la ciudad, cuyos ejes principales se basan en aspectos como la movilidad, vivienda, equipamientos, servicios y espacios públicos. Estos conceptos de ordenamiento territorial han permitido generar Proyectos Urbanos Integrales (PUI), dirigidos a intervenir zonas de bajo índice de desarrollo humano y calidad de vida, por medio de parques biblioteca, colegios de calidad, planes parciales, renovación urbana, el Jardín Circunvalar de Medellín, el Parque del Río Medellín y las Unidades de Vida Articulada (UVA) (EDU, 2014). Cada uno de estos proyectos atiende a determinadas problemáticas que a su vez se integran a otras dimensiones sociales, institucionales y económicas, pensadas para implantar una sinergia que beneficie a los sectores más excluidos de la sociedad. La idea de todo esto es pasar de "intervenciones sectoriales públicas a transformaciones urbanas integrales" (EDU, 2014, p. 66), en la medida que muchas de las zonas en alto riesgo tienen por característica la imposibilidad de recuperar el espacio urbano (figura 4), lo que da como resultado la necesidad de plantear procesos de gran alcance que incluyan dinámicas más allá de la reubicación.

Fuente: Velásquez, 2016, p. 26.

Figura 4 Porcentaje de zonas en riesgo recuperables y no recuperables 

Como proyecto, el Cinturón Verde del Área Metropolitana se convierte en una estrategia de planificación e intervención integral a largo plazo, contenida en el Plan de Desarrollo 2012-2015, cuya meta es controlar la expansión de la ciudad, disponer de un territorio equilibrado y equitativo en los espacios de encuentro entre lo urbano y lo rural, por medio de zonas de protección ambiental, de transición para el espacio público y de los equipamientos pertinentes para cada zona. Por otro lado, en el marco del Plan de Desarrollo 2012-2015, Medellín un hogar para la vida, se ha denominado Jardín Circunvalar a la transformación particular que se ejecutará en el municipio de Medellín, alrededor del punto de contacto entre lo urbano y lo rural, en un plan que se vincularía con el Cinturón Verde Metropolitano, con miras a proteger y preservar los bienes y servicios ecosistémicos en todos los municipios del Valle de Aburrá, partiendo desde el límite inferior de los barrios periféricos hasta el borde superior de las montañas.

Algunas de las dificultades que el Cinturón Verde Metropolitano busca resolver son la ocupación indebida del suelo, los altos niveles de inequidad, la baja gobernabilidad y la pérdida de bienes y servicios ecosistémicos, todos dilemas que continúan agravándose y que solo han tenido soluciones de intervención aisladas en las recientes décadas. Ahora bien, el Cinturón Verde, observado en su ámbito municipal de Medellín, engloba trece sectores: "Santo Domingo, La Cruz, Llanaditas, Pan de Azúcar, zona centro-oriental, El Poblado, Tres Cruces, Canteras, Comuna 13, Iguaná, Pajarito y Picacho, vereda El Corazón y vereda El Morro" (EDU, 2014, p. 92), distribuidos en 10 de las 16 comunas y en los corregimientos de Santa Elena, San Cristóbal, Altavista y San Antonio de Prado, lo que se traduce en 79 barrios y 25 veredas en un área total de 13 143,91 hectáreas, es decir, un 34,5% de toda la extensión del municipio de Medellín.

Es claro que se desea superar la incapacidad tradicional del Estado para tratar la ocupación informal de las laderas de una forma integral, principalmente por que la población que se asienta en estos lugares es en su mayoría desplazada por conflictos armados, la cual, en diversas ocasiones, no es atendida de forma correcta, comenzando así un ciclo donde articulan sus nuevas vidas a espacios que también son asolados por la violencia y la pobreza. Por ende, megaproyectos que busquen frenar la llegada de estas personas y reubicar a otras miles tienen que tener un nivel de planeación y cooperación monumental para que no se conviertan en otro foco de violencia para la ciudad. Todas estas afirmaciones cobran valor cuando se observa que el Cinturón Verde y el Jardín Circunvalar tendrán influencia sobre 103 poblaciones y 1 200 familias, lo que afecta con ello las dinámicas de los corregimientos, al punto de poder dejar a la ciudad sin una actividad rural seria.

Según Margarita Ángel Bernal (2016), gerente general de la empresa EDU, en el 2015, se han realizado los estudios pertinentes para que:

estas [...] obras y acciones [...] [acompañen] el desarrollo ordenado y sostenible de la ciudad. A la vez, se prepara a la comunidad para que participe en la construcción y transformación del territorio, desarrollando actividades de restauración ecológica y arqueológica, mitigación del riesgo, seguridad alimentaria por medio de huerta. Además, el proyecto contempla para la comunidad, construcción de equipamientos públicos, sistema de conectividad y programas de mejoramientos de barrios denominados Barrios sostenibles (citada en Gil, 2016, p. 69).

En su conjunto, toda la faena del Cinturón Verde contempla la restauración ecológica de 42 hectáreas, la construcción de doce kilómetros del Camino de la Vida y nueve de la Ruta de Campeones, doce ecoparques, un aula educativa y dos aulas ambientales, dos equipamientos de seguridad, la vinculación de 590 familias en la siembra de las huertas agroecológicas, etc., todo esto siguiendo las especificidades de cada zona de actuación, como lo muestra la figura 5.

Fuente: EDU, 2015, p. 143.

Figura 5 Franjas de actuación del Cinturón Verde de Medellín 

Ahora bien, el territorio recuperado con las obras será destinado, al menos en lo ideal, a la construcción de espacios públicos incluyentes por medio de ecoparques, paseos urbanos y el acceso a viviendas, en consonancia con lo emprendido en el parque piloto Las Tinajas, inaugurado en 2014, un sitio hasta entonces deshabitado por el terror de la violencia y nombrado lugar de luto por todas las personas muertas allí. En cuanto al impacto ambiental que se busca lograr, se incluye la siembra de unos 70000 árboles en el Cerro Pan de Azúcar como parte de la restauración ecológica de los cerros tutelares de la ciudad de Medellín. De igual forma, las huertas agroecológicas se postulan como generadoras de empleos y la recuperación del patrimonio es defendida por medio de las exploraciones arqueológicas, que dejan ver las riquezas prehispánicas entre las que figuran cerámicas, caminos y terrazas. Con lo anterior, la empresa EDU busca la sostenibilidad del proyecto por medio de que los trabajadores residan en el mismo territorio, en un proceso que, según ellos, apunta a generar "[...] personas formadas mediante el concepto del Urbanismo Pedagógico, el cual busca formar ciudadanos para que conozcan, construyan, transformen y disfruten la ciudad" (Gil, 2016, p. 72). En consecuencia, las mayores preocupaciones, alrededor de las que giran los objetivos del proyecto, pueden resumirse en la figura 6, extraída de los informes de la empresa EDU encargada de las obras.

Fuente: EDU, 2015, p. 59.

Figura 6 Principales factores de intervención de EDU en Medellín 

Así mismo, en vista del peligro que suscita para muchos habitantes de las laderas movilizarse al centro de la ciudad, el Jardín Circunvalar intenta establecer territorios de calidad que ayuden a sobrepasar la aberración provocada por las fronteras invisibles y la inseguridad en general. Aunque, contrariamente a lo que se ha expresado, no está muy bien definida la manera en la que esto representará una vía de comunicación segura para peatones y ciclistas, pues no hay que olvidar que las bandas criminales hacen gala de mil maneras de apropiarse de territorios, al punto de sobrepasar la figura del Estado en ellos. Por todo lo anterior, es imperativo la implementación de proyectos basados en valores como la vida, la equidad, el desarrollo, la sostenibilidad y la institucionalidad, con el fin de devolver la legitimidad al Estado en zonas antes abandonadas donde los grupos armados empezaron a cumplir sus funciones, pero ahora planteadas como espacios de vida según los pilares de intervención del gobierno de Medellín (figura 7).

Fuente: EDU, 2015, p. 26.

Figura 7 Pilares del Gobierno de Medellín 

Por último, es preciso inculcar en las personas que serán reubicadas o disfrutarán de los beneficios que pueda traer el proyecto un sentimiento de territorialidad en tanto arraigo a su hogar, que garantice la propiedad de estos lugares y proporcione esquemas de seguridad, movilidad, servicios públicos, atención médica y demás aspectos vitales para la formalización de los barrios antes considerados invasiones.

Conclusiones

A la hora de analizar el impacto que puede generar el Cinturón Verde del Área Metropolitana en la transformación social y urbana del Valle de Aburrá, se debe ser consciente de que Medellín representa una entidad dinámica que se transforma en función de las condiciones urbanas dominantes dentro de su territorio; por lo tanto, la fractura de los avances obtenidos puede ser inminente, de no persistir políticas adecuadas y construir instituciones que mantengan en funcionamiento los espacios y procesos construidos. En este sentido, es innegable que el elevado número de intervenciones urbanas ha modificado de manera significativa la realidad y relaciones sociales dentro de las comunas de la ciudad, en buena parte debido a una reconceptualización del papel y condición de las personas que allí habitan, ahora principales protagonistas del cambio que se desea plantear. Así, se ha pasado en unos cuantos años de poseer algunos de los entornos urbanos más militarizados de América Latina, a una visión absolutamente distinta del rol que debe cumplir el Estado y la sociedad en la eliminación de una cultura de la violencia hasta hace poco imperante; perspectiva cuya punta de lanza no son los fusiles sino los parques, bibliotecas, centros culturales, teatros comunitarios, espacios verdes, etc. Este viro en la mentalidad de los diferentes sectores sociales de Medellín se debe enormemente a que los barrios, zonas de ladera y hasta antiguos basureros dejaron de percibirse tan solo como un problema, para ser cada vez más integrados a la ciudad en condiciones de participación, accesibilidad y mejoramiento de la calidad de vida a un nivel nunca antes visto en Medellín.

No obstante, las diversas iniciativas que se han efectuado no deben convertir sus resultados en paradigmas inamovibles, puesto que en sí mismas constituyen un cúmulo de experiencias urbanas construidas con las múltiples comunidades participantes, llamadas a retroalimentar nuevas estrategias de intervención a escala mayor, tendientes a transformar una realidad cada vez más compleja en Medellín, marcada por el crecimiento urbano desbordado, la construcción en zonas de alto riesgo, el deterioro del medio ambiente, la invasión de la zona rural por la ciudad y la multiplicación de las formas de financiamiento y control territorial de los grupos armados. Máxime cuando esta atmósfera de transformación y revitalización de la ciudad se produce en paralelo a un apresurado proceso de desindustrialización, combinado con niveles alarmantes de desigualdad social, abandono estatal y crimen organizado, esbozando un escenario que no puede ser solucionado con la simple consumación de políticas asistencialistas, debido a que se corre el peligro de perpetuar la dependencia de gran parte de la población y el desfalco del Estado, en la medida que las enormes construcciones, la entrega de viviendas gratuitas y los programas de subsidio han demostrado ser bastante inefectivos para reducir la pobreza si no están acompañados de bases económicas reales para sus habitantes.

En consecuencia, fenómenos como el desempleo y la informalidad deben ser temas esenciales para megaproyectos como el Cinturón Verde Metropolitano y el Jardín Circunvalar, dada su enorme importancia al plantear una radical alteración en la concepción de ciudad en su intento de impactar directamente en su morfología y vocación, lo que inevitablemente debe motivar nuevas dinámicas urbanas de asentamiento y conformación de ciudad, que a su vez abrirán oportunidades, desafíos y azares por igual al futuro de Medellín. La preocupación por los anteriores temas queda en evidencia cuando se observa que la construcción de estos proyectos representa un esfuerzo descomunal por traer a la formalidad a una elevada cantidad de familias que hasta el momento se encontraban excluidas de la normatividad y planeación del Estado, pero que ahora se tendrán que enfrentar a factores como el alto costo de vida en los barrios formales de la ciudad, el posible encarecimiento de los predios e impuestos en los lugares en que serán reubicados y la exigencia de una metamorfosis extrema de su cotidianidad, en respuesta a un proceso a largo plazo que potencialmente puede ser un foco de inestabilidad para ellos y la ciudad.

Se podría decir, entonces, que los lugares cambian a las personas cuando convierten espacios antes caracterizados por la exclusión, la violencia y el caos, en zonas habitables articuladas por medio de un lenguaje de vida e inclusión; pero también que las personas cambian a los lugares cuando los moran y participan en su conceptualización, operación, acogida, uso y mantenimiento, al punto de volver a la comunidad la principal garante de la transformación y sostenibilidad de los proyectos. Todo lo anterior termina por fortalecer la democracia y la sociedad, quien es dotada de mayores instrumentos para resistir la injerencia de grupos al margen de la ley, deseosos de imponer un miedo generalizado que culmine otra vez por desintegrar la convivencia y los lazos de las comunidades, familias e individuos. Por otra parte, no hay que perder de vista que, sin importar el éxito de cualquier megaproyecto, es tan solo el principio de un proceso donde la nueva realidad va a suscitar carencias que antes no se habían contemplado, pero que deberán ser insertadas en planes que apunten a un constante mejoramiento, pues cada vez que son subsanadas unas necesidades básicas, la misma ciudadanía exigirá mayores alternativas y soluciones a las demás problemáticas. Sin embargo, lo anterior no ha de sorprendernos cuando se piensa que la situación actual de la ciudad es producto directo del abandono y poca planeación estatal que dejó estos lugares a su suerte durante demasiado tiempo, en una dinámica donde los estándares de desarrollo empezarán a aumentar, en relación con el nivel de transformación que haya logrado la ciudad.

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Para citar este artículo: Echeverry-Tamayo, J. D. (2019). Medellín: una ciudad de encrucijadas. Pobreza, modelo de ciudad y cambio social en el proyecto Cinturón Verde. Territorios (40), 273-289. Doi: http://dx.doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/territorios/a.5535

Recibido: 01 de Abril de 2017; Aprobado: 18 de Julio de 2018

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