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Revista de Estudios Sociales

versão impressa ISSN 0123-885X

rev.estud.soc.  n.25 Bogotá sep./dez. 2006

 

Otras formas de la memoria. Del cuento a los relatos de viaje

Germán Rey

Cofundador de la Revista de Estudios Sociales.

Cuando estábamos a punto de cerrar el número pasado de la Revista llamé a la casa de Arturo Alape para agradecerle el texto que nos había enviado a través de Pacho Leal y comentarle además que saldría muy pronto. Me contestaron que estaba en la clínica, tras un avance de la enfermedad que lo había aquejado tenazmente en los últimos años. Unos días después nos entristeció la noticia de su muerte.

Los lectores que hayan apreciado su "Voces en el Taller de la memoria", publicado en la RES 24, habrán encontrado un testimonio que muestra con clarividencia el significado de su obra y la intensidad de su vida. Porque Alape va explorando paso a paso en este texto memorable, sus intenciones como escritor y su imperturbable compromiso con una visió n de las realidades de este paí s hecho de reconocimiento por su gente. La investigación que realizó en Ciudad Bolívar, una de las zonas más pobres de Bogotá, buscó comprender la vida de los jó venes en medio de exclusiones y dificultades. Como en la gran mayorí a de sus obras, no hací a un trabajo de campo convencional sino una verdadera inmersión en realidades contradictorias y duras, convocando con respeto las voces de sus protagonistas, que iban desgranando vivamente el relato de sus historias. En El Bogotazo: memorias del olvido (1983), una obra imprescindible para entender la historia colombiana del siglo XX, fueron las voces de quienes de uno u otro modo estuvieron relacionados con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y la revuelta popular que se produjo en medio de una ira que rompió las compuertas de un desconocimiento de años. En Ciudad Bolívar: la hoguera de las ilusiones (1995), tal como lo presenta en el texto que publicamos, el trabajo de campo fue un lento acercamiento a unos jóvenes prevenidos, que se amurallan justificadamente tras las paredes de su silencio. Pero el silencio se fue rompiendo lentamente, gracias a que Arturo Alape sabí a los secretos para estimular las voces de los invisibles, la palabra de los sin palabra. Una de sus obras se llama precisamente Río de inmensas voces... y otras voces (1997). Con la maestrí a de un interlocutor que comprendí a fielmente el valor de la escucha, cedió su paso a las historias que emergieron a partir de la lectura compartida. Una lectura que además se transformó rápidamente en los textos vivos de los más viejos de la comunidad, en la sabiduría de quienes habían asistido a los primeros momentos de la construcción del barrio, que no es otra cosa que la palabra de los testigos de esas épicas que viven los desposeídos, los sin nada, que un día se suben a los montes y allí empiezan a edificar no só lo casas de "paroi" (esa tremenda palabra que significa el presente de "para hoy"), sino sobre todo sueños para el futuro.

Así era Arturo Alape y de ese material humano está hecho el aporte invaluable de su obra.

Para la Revista de Estudios Sociales es un honor haber contado con su participació n en estas páginas, que ojalá sugieran más palabras propias a todos nuestros lectores.

Este número continúa el viaje al interior de esos otros relatos de lo social, esos lugares desde los cuales una sociedad se piensa y se imagina.

El escritor y ex vicepresidente de Nicaragua, Sergio Ramí rez, nos ha facilitado un relato literario del libro que ha sido publicado en el otoño reciente en España. Cuando le escribí para solicitarle esta colaboració n con nuestra revista, le pedí —posiblemente de manera demasiado obvia y ciertamente de forma desvergonzada—algún texto perdido en las brumas de su pasado sandinista. Sobre su historia política, Sergio Ramírez ha escrito una obra clave: Adiós muchachos. Con la lucidez del escritor que sobrepasa las afugias literales del editor, Sergio nos envío este cuento, con un breve pero contundente "sabrás por qué". A través de una historia sencilla de una ballena encallada en la playa, lo que salta es la visión de una realidad social atormentada, que tasajea las entrañas de un animal gigantesco para tratar de paliar las necesidades de su pobreza sin límite.

No son pocos los cuentos que en la historia del género han hecho una "traducción metafórica de la realidad", como diría el psicólogo Jerome Bruner, o mejor, una invención social, profundamente verosímil y veraz.

La memoria, recuerda Aristóteles, habita en el mismo lugar del alma donde vive la imaginación. En este número presentamos un texto autobiográfico, un ejercicio de memoria, de uno de los intelectuales más brillantes de Brasil en el campo de las ciencias sociales y los estudios culturales: Renato Ortiz. Profesor en la Universidad de Campinas, Ortiz ha escrito textos muy importantes sobre las relaciones de la mundialización y la cultura, trabajos ya clásicos sobre la identidad brasileña, exploraciones sobre la modernizació n en Francia o la globalización en Japón, sin renunciar en ningún momento a la sorprendente conexión entre una reflexión propia y unas realidades que atestiguan—como él mismo lo señala—que "el mundo ya está aquí".

La autobiografía es un género introspectivo que exhibe, más que las circunstancias personales, los sentidos plurales de una época, los rastros de sociedades que a la distancia se pueden observar, quizás con más claridad que en el instante en que se viven. Hacer memoria es exponerse, seleccionar, dar énfasis, subrayar. De esta amalgama de procedimientos cognitivos surgen historias que comprueban las vecindades anímicas de las que habla Aristóteles. En Los hundidos y los salvados, Primo Levi escribe: "Necesito disculparme. Este libro está empapado de recuerdos, de recuerdos lejanos. Procede, por consiguiente, de una fuente sospechosa, y como tal debe ser defendido de sí mismo. Por lo tanto, está preñado más de consideraciones que de recuerdos, se apoya más en las circunstancias tal como hoy están que en la crónica retrospectiva...En cuanto a mis recuerdos personales y a las pocas anécdotas inéditas que he citado y citaré, las he cribado todas diligentemente: el tiempo las ha decolorado un poco, pero están en estrecha armonía con el fondo del tema y me parecen indemnes a las desviaciones que he descrito".

El texto de Renato Ortiz describe subjetivamente una historia que puede resultar familiar a una generación de investigadores que estudiaron en Francia y que enfrentaron su particular tradición con el movimiento del pensamiento social contemporáneo, para sacar sus propias conclusiones y casi siempre reflejarlas en su trabajo como maestros. Es, por supuesto, mucho más que un registro histórico o una captura de los acontecimientos; es un texto que se arriesga a hablar de la vida propia que posiblemente encuentre su sintonía con la vida de los otros.

En este mismo plano se inscribe el texto de Patricio Rivas, un aparte del libro con que obtuvo el Premio Nacional de Ensayo en Chile y que será publicado por la Editorial LOM de Chile y ERA de México el próximo año. La militancia política en los tiempos de la dictadura retorna para ofrecer un matiz—inédito por propio—de tiempos aciagos. El testimonio se hace aún mas impactante visto a pocos días de la muerte del dictador Augusto Pinochet.

Los relatos de viaje son, por fortuna, un género persistente. Basta leer los libros de Chatwin o de Sebald. En cuadernos de bitácora se leen aún hoy los asombros y las apostillas reflexivas de viajeros que encuentran muchos motivos para contar a otros los descubrimientos de sus exploraciones. Recuerdo hace unos años una frase del Artista Colombiano, que seducía a los bogotanos a punta de conversación en la Plazoleta de las Nieves. Estando ya muy enfermo en el hospital de la Hortúa, en donde le atendían con generosidad los estudiantes de Medicina de la Universidad Nacional, el entrevistador le preguntó por el viaje de su vida: "Fue uno que hice—respondió—de Bogotá a Faca". Es como decir que el Faro del Fin del Mundo, del que nos hablan Ford y Massota, está aquí, e ilumina no las nieblas de la Antártida, sino las neblinas de la Sabana de Bogotá. Pero no es tanto la lejanía o lo extraño lo que atrae de los relatos de viaje contemporáneos, como sucedía en los relatos de los viajeros del siglo XIX. En un mundo que se estrecha, el viaje es más una sensación del tiempo y, sobre todo, de la sensibilidad, que un problema de distancia. Los dos investigadores argentinos lo comprueban.

La crítica es otro relato de lo social. A los críticos no les hacen estatuas, como recuerda Saint Beuve, entre otras cosas, creo, porque miran de otro modo. Esta es precisamente una de las diferencias que encuentra George Steiner, entre el crítico y el lector. La crítica, a diferencia del relato de viaje, sí es un asunto de distancia. Distanciarse permite ver mejor.

La crítica crea su propio objeto, lo compone y descompone desde su acercamiento, que consulta, a su manera, con un canon, cierta tradición y algo de salto al vacío. A la crítica literaria la acompaña la crítica de cine, de televisión, de libros, de gastronomía, de música, de vinos, en una serie que se va ampliando, de acuerdo a los artefactos culturales que va produciendo la invención humana.

Si el guión cinematográfico compone un fresco en el que se entrelazan palabras con movimientos, imágenes con intenciones, en la crítica de cine se habla de lo que todos ven sobre lo que muchas veces no se ve. Hugo Chaparro Valderrama, director de los famosos Laboratorios Frankenstein, ha construido durante años un trabajo crítico riguroso; tal y como son también sus creaciones como novelista, ensayista y poeta. Ampliamos el panorama de estos relatos de lo social con un nuevo testimonio de Graciela Uribe Ramón y un breve ensayo del autor chileno Santiago Hopenhayn. El primero se acerca al conflicto colombiano desde una arista tan infrecuente como relevante: lo religioso. El segundo—de cara a la celebración el año próximo de la concesión, hace medio siglo, del premio Nobel a Albert Camus—escribe un perfil delicado de un pensador que retorna, más allá de las veleidades que atrapan a los filósofos de moda.

El trabajo de JairoTocancipá-Falla, profesor de la Universidad de Cauca, se acerca a la vida de los cafés, uno de los signos de la vida urbana y sus transformaciones, mientras que el de Carlos Andrés Charry, profesor de la Universidad de Antioquia, reflexiona sobre las relaciones entre el desarrollo moderno de las ciencias sociales y las teorías de las representaciones, y el de Leonardo Ordoñez, profesor de la Universidad del Rosario, se adentra en los nuevos fantasmas del miedo. Son tres ensayos académicos que se agregan, desde su forma de escritura y su estructura del pensar, a los otros relatos de lo social que presentamos en los números 24 y 25 de la Revista.

Este número de la Revista de Estudios Sociales llega en un momento de onomástico: sus primeros 25 números asomándose, desde diferentes lugares de las ciencias sociales, a las complejas realidades de nuestra sociedad.

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