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Revista de Estudios Sociales

versão impressa ISSN 0123-885X

rev.estud.soc.  n.28 Bogotá set./dez. 2007

 

La transformación transatlántica de la monja alférez*

The Transatlantic Transformation of the Lieutenant Nun

A transformação transatlântica da freira alferes

Por Chloe Rutter-Jensen **

* Traducción del original en inglés por Juliana Martínez. Agradezco a los lectores por sus valiosas sugerencias. Es importante mencionar que las versiones utilizadas durante el análisis de los textos fueron las siguientes: Contreras, A. (1967). Vida del capitán Alonso de Contreras: vida, nacimiento, padres y crianza del Capitán Alonso de Contreras. Edición y notas de Fernando Reigosa. Madrid: Alianza Editorial; y De Erauso, C. (1626). La historia de la monja alférez escrita por ella misma / Catalina de Erauso. Presentación y epílogo de Jesús Munárriz. Madrid: Hiperión. El texto se publicó originalmente en forma de folleto.

** B.A., Literatura Comparada, Colorado Collage, EE.UU.; M.A., Literatura Hispánica, New York University, Madrid, España; Ph.D., Literatura, University of California, San Diego, EE.UU.; actual profesora asistente del Departamento de Lenguajes y Estudios Socioculturales, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia. Correo electrónico: chloe@uniandes.edu.co


Resumen

La historia de la monja alférez escrita por ella misma / Catalina de Erauso narra las aventuras de la autora como hombre, su confesión de ser mujer y virgen, su pensión del Rey, e incluso, la legitimización dada por el Papa para vestirse como hombre. La autora examina este texto por su contribución y resistencia a la construcción de género en España y las colonias de las Américas durante los primeros años del siglo XVII. Los viajes transatlánticos abren un espacio en el que la figura de Catalina de Erauso transita de una categoría de género a otra. Con énfasis sobre el prefijo 'trans', leer el texto a través de una perspectiva de la narrativa 'transexual' crea nuevas fronteras y límites, y lo intensifica como un sitio de lucha sobre la identidad de género. La narrativa 'transexual' permite ver el texto, no sólo como sitio de transición y combinación de categorías sociales, sino también como una irrupción en lo que hoy nos parece una estructura natural y binaria, como es la de sexo y género.

Palabras clave: Género, sexualidad, transexualidad.


Abstract

Catalina de Erauso's story, La historia de la monja alférez escrita por ella misma / Catalina de Erauso recounts her adventures as a man, her later confession of being a woman and virgin, her pension from the king, and even the Pope's legitimization of her dressing as a man. The author examines this text in terms of its contribution and resistance to the construction of gender in Spain and the Spanish American colonies in the early 17th century. The transatlantic voyages open a space in which the figure of Catalina de Erauso transits from one gender category to another. With an emphasis on the prefix 'trans', reading the text through the lens of the 'transsexual' narrative creates new borders and limits, and accentuates the text as a site of struggle over gender identity. The 'transsexual' narrative can help us see the text not only as a site of transition and combination of social categories, but also for interrupting the binary structure of sex and gender that appears so natural today.

Key words: Gender, sexuality, transsexuality.


Resumo

A história de Catalina de Erauso, La historia de la monja alférez escrita por ella misma / Catalina de Erauso narra suas aventuras como homem, sua confissão de ser mulher e virgem, a pensão que recebia do Rei e, inclusive, a legitimação dada pelo Papa para se vestir como homem. A autora examina o texto pela contribuição e resistência à construção de gênero na Espanha e nas colônias das Américas durante os primeiros anos do século XVII. As viagens transatlânticas abrem um espaço no qual a figura de Catalina de Erauso transita de uma categoria de gênero a outra. Com ênfase sobre o prefixo 'trasn', ler o texto através de uma perspectiva da narrativa 'transexual' cria novas fronteiras e limites e o intensifica como um lugar de luta sobre a identidade de gênero. A narrativa 'transexual' permite ver o texto, não só como um espaço de transição e combinação de categorias sociais, mas também como uma irrupção no que hoje nos parece uma estrutura natural e binária, como é a do sexo e a do gênero.

Palavras chave: Gênero, sexualidade, transexualidade.


I've decided I don't want to be called Caliban any longer. Call me X. That would be best. Like a man without a name

The Tempest

Aimé Césaire

A comienzos del siglo XVII, una joven vasca proveniente de una prestante familia en San Sebastián, España, llamada Catalina de Erauso, escapó del convento de clausura en el que sus padres la habían internado desde los cuatro años. Se vistió con ropas masculinas e inició su vida como hombre. Aunque cambiaba de trabajos frecuentemente, Erauso permaneció en el norte de España. Un encuentro cercano con su padre, quien buscaba a Catalina1, lo convenció de partir a las Américas. Según esta narración, allí pasó desapercibido para todos. Durante veinte años viajó de región en región como soldado, comerciante y contador, entre otros trabajos.

Primero como paje en España y luego como soldado en las luchas de la conquista deAmérica, Catalina de Erauso sirvió tan bien al Rey que, pese a su transgresión de la normativa de las fronteras del género, le escribió una petición solicitándole una pensión de soldado y pidió al Papa una autorización especial para vestirse con ropas de hombre. Una vez recibida la pensión, se mudó a México, donde poseía una recua de mulas, y continuó su vida de tránsito constante, transportando mercancías desde la ciudad porteña de Veracruz hacia el interior. Erauso murió bajo el nombre de Antonio de Erauso, mulero, a la edad de cincuenta años en México, y la historia de su vida se transformó en leyenda oral narrada a lo largo y ancho de España. Un testimonio escrito, La historia de la monja alférez escrita por ella misma / Catalina de Erauso, podría estar basado en la petición de la pensión de soldado hecha al Rey. Como texto literario, la historia resurge en los estudios de finales del siglo XX como un texto popular para acercarse a cuestiones de género y sexualidad en la temprana modernidad española. Algunos críticos, por ejemplo, han cuestionado la autenticidad del carácter biográfico del texto, otros han hecho estudios alrededor de temáticas de travestismo y, más recientemente, se ha propuesto el concepto del deseo lésbico (Velasco, 2000). Al reexaminar el texto desde el punto de vista contemporáneo de las teorías queer sobre transexualidad, me propongo abordar específicamente la forma como la narrativa de Erauso legitima su elección, de él/de ella, de género/sexo, que, en su caso, transgrede las fronteras establecidas.

Asumo la controversial posición de que la narrativa de Erauso expresa el deseo de (y/o el "hecho" de) un cambio de género/sexo mucho antes de su posibilidad tecnológica. Para esto, utilizo teorías contemporáneas de género/sexo y sexualidad, incluyendo conceptos como transexualidad, masculinidad femenina y performatividad de género, por ejemplo, la teoría de la narrativa transexual elaborada por Jay Prosser en Second Skins: The Body Narratives of Transsexuality. Prosser demuestra las maneras en las que un individuo autentica su género, de él o de ella, a través de una narrativa que relata su vida. En consecuencia, a pesar de su emergencia a finales del siglo XX, la narrativa transexual es sugestiva a la hora de leer el cambio de género/sexo de Erauso. Además, también me nutro de géneros de la modernidad temprana como los relatos de caballería, la picaresca y las narrativas de soldados, pues éstos reflejan las masculinidades al alcance de Erauso. Su2 figura cuestiona las categorías de género/sexo tanto en los estudios de la modernidad temprana como en los estudios culturales contemporáneos. De hecho, la noción de Judith Halberstam de presentismo perverso3establecida en Female Masculinity4nos permite afirmar lo que no sabemos tanto como lo que creemos que sabemos. Admitiendo esta cantidad 'x' de posibilidades, mi lectura afirma que en este caso la transformación narrativa se relaciona con la necesidad de cambios fisiológicos. En otras palabras, Erauso logra un cambio de sexo a través de una operación narrativa.

Narrativas tradicionales y no tradicionales

Las convenciones literarias o las formaciones textuales pueden ser usadas para (y son cómplices de) la construcción de los sistemas de género/sexo. El texto de Erauso utiliza muchos de los tropos de la narrativa soldadesca española del siglo XVII, un género que delinea la masculinidad a través de hazañas militares. Además de eventos heroicos, la narrativa soldadesca presenta detalles más mundanos de la vida diaria. Alonso Contreras, escrito en la misma época de La historia de la monja alférez escrita por ella misma / Catalina de Erauso, es un relato ejemplar de la narrativa soldadesca española durante la modernidad temprana. Comparando La historia de la monja alférez escrita por ella misma / Catalina de Erauso, con Contreras, se encuentran acontecimientos similares en ambos textos: duelos de honor, luchas por causas nobles, rescates de damiselas en peligro y relatos históricos que narran la conquista de las gentes 'salvajes' y la difusión del cristianismo. La historia de la monja alférez escrita por ella misma / Catalina de Erauso, al igual que Contreras, hace muy poco uso de la introspección, los eventos son expuestos como hechos sin detalles sentimentales ni florituras literarias. En su estudio sobre Catalina de Erauso, Stephanie Merrim compara la forma literaria de Erauso con la de la narrativa soldadesca y sugiere que ambas muestran "casi una completa ausencia de interioridad y de expresiones de emoción o remordimiento y reducen sustancialmente el 'yo' en la Historia a la res gestae, un locus de eventos externos" (Merrim, 1994, p. 181). Estas convenciones literarias indican, más que expresiones de objetividad o distancia emocional, métodos para construir la masculinidad según la tradición de la época. Las acciones militares de Erauso le otorgan la autoridad de contar su historia y, en el proceso, construir su masculinidad5.

Si se interpreta el texto como un intento por representar la masculinidad, entonces la inclusión de valentía, fortaleza y fuerza por parte de Erauso se convierte en algo distinto de la mera aplicación de un estilo de escritura; estas inclusiones representan intentos textuales de establecer su masculinidad. Primero, él alardea de su habilidad en el manejo del cuchillo: "y dile con el cuchillo un refilón que le valió diez puntos" (Erauso, 1626, p. 20). Más adelante, él escribe sobre su valentía y lealtad al Rey al narrar su lucha contra los indígenas: "Yo, con un mal golpe en una pierna, maté al cacique que la [bandera] llevaba, se la quité y apreté con mi caballo, atropellando, matando e hiriendo a infinidad" (Erauso, 1626, p. 28). Finalmente, cuenta en detalle su fortaleza en una larga caminata a través de los Andes, en la que sus dos compañeros mueren: "poco a poco y caminando... quedándonos a pie y sin podernos tener. Entramos en una tierra fría; tanto, que nos helábamos...Ya se comprenderá mi aflicción, cansado, descalzo y lastimados los pies. Me arrimé a un árbol y lloré, y pienso que fue la primera vez que lo hice" (Erauso, 1626, p. 34). Teniendo en cuenta estos ejemplos, parece razonable sugerir que al escribir un relato soldadesco, Erauso permite a los lectores ver su texto como una contribución a las nociones de masculinidad y hombría.

El ejercicio militar permitió que Erauso rápidamente aprendiera y encarnara la masculinidad, y la narrativa soldadesca le proporcionó una forma excelente para narrarla. Parecería que lo militar es el extremo de un mundo masculino y que, por tanto, permitiría una transformación expedita o, por lo menos, la oportunidad de tener un 'curso intensivo' de masculinidad. De hecho, la violencia asociada a la invasión —descubrimiento— de las Américas, o el probar el propio sexo/género asumido contra el 'descubrimiento', promueve un discurso de hipermasculinidad común a gran parte de la literatura de la época. De esta manera, Erauso, además de las batallas de conquista, narra una hipermasculinidad que incluye peleas, duelos, refriegas y otras anécdotas violentas.

La picaresca ofrece otro género de la modernidad temprana a través del cual se pueden cuestionar presunciones de género auténtico. En la tradición picaresca, el protagonista muestra un personaje de antihéroe, aquel que burla a los otros. En la narrativa soldadesca de Erauso puede claramente verse que Erauso es 'más hombre' que muchos de los que se encuentra. Además de su fuerza física, está bien dotado con las habilidades asociadas con la masculinidad, la astucia picaresca y la sagacidad intelectual. Podemos colocarlo en la tradición picaresca en tanto jugador empedernido y camorrista que manipula a quienes lo rodean.

Erauso, como 'héroe' masculino de la narrativa soldadesca y biológicamente sexuado como mujer, puede ser interpretado como aquel que burla a los otros y, por tanto, como personaje antiheroico.Al igual que en la picaresca, los personajes diegéticos no conocen la broma, mientras que la lectora sí. Erauso constantemente describe situaciones en las que la lectora sabe que él es mujer pero los personajes diegéticos no. La tensión entre el conocimiento del lector y el de los personajes diegéticos impide a los lectores resolver las cuestiones de género/sexo.

A través de los actos heroicos de la narrativa soldadesca y de las astutas manipulaciones del estilo de la picaresca, la historia nos permite ubicar el texto en distintos géneros de la producción literaria de la temprana modernidad española, validando con esto el estatus literario dentro de las fronteras establecidas. Sin duda el texto manifiesta estrategias literarias de su momento histórico, como jugar cartas y estar involucrado en juegos de todo tipo.

De hecho, La historia de la monja alférez escrita por ella misma / Catalina de Erauso, participa en la transformación de los textos culturales del momento. El contraste y la transición entre el sexo/género de nacimiento de Erauso y el sexo/ género vivido sirven como fuerza narrativa primordial que motiva sus esfuerzos de demostrar su masculinidad. El texto constituye no sólo el conformarse a limitaciones previas sino también la transgresión de esas fronteras. La narrativa de un imperio en expansión, de la reconfiguración de Europa, establece la habilidad de moverse fuera de los códigos y cambiar el ambiente. La historia de Erauso, publicada y narrada oralmente por España y las colonias, se transforma en leyenda y símbolo de esta reconfiguración.

Estatus

Hemos visto cómo las estrategias literarias de la temprana modernidad y los discursos del cuerpo contribuyen a la exitosa operación narrativa de Erauso. En esta sección trabajaré brevemente otros discursos de la temprana modernidad que se suturan en el cambio de sexo. Clase, vasquismo y el servicio al Rey son claves para definir la categoría social de una persona en la época de Erauso. Pese al travestismo de Erauso, su bagaje religioso, racial, étnico y de clase, le otorga un estatus de superioridad ante el 'otro'de la temprana Edad Moderna: lospueblos indígenas, los judíosylosmoros.Los pueblos indígenasde lasAméricas operan como un contraste negativo que permite que Erauso resalte gloriosamente. En una escena, Erauso es acogido por una mestiza que lo desea para su hija, por su españolidad. Raza/etnia hacen de Erauso un partido apropiado para una prestante criolla.A pesar de que la ausencia de vello facial o de apariencia masculina es con frecuencia atribuida a la suposición de que podría tratarse de un eunuco, la españolidad y el estatus de clase sobrepasan los rasgos físicos y le permiten ser considerado como un posible pretendiente masculino. Aquí, la apariencia física es leída a través de lentes distintos, no masculinos ni femeninos, sino más bien de clase y raza. Erauso resume astutamente esta situación: "Era bien acomodada... y como parece que aportan por allí pocos españoles, parece que me apeteció para su hija... la cual era muy negra y fea como un diablo, muy contraria a mi gusto, que fue siempre de buenas caras" (Erauso, 1626, p. 35). La ausencia de españoles en la región funciona en favor de Erauso. De hecho, pareciera que la familia sólo ve lo que quiere ver.

El texto crea una paradoja de subversión y reafirmación simultáneas de los discursos ortodoxos. Por una parte, Erauso logra su validación, al ser considerado como hombre y, por tanto, con derecho a una pensión de soldado, con lo que subvierte la conexión masculinidadgenitalidad. No obstante, al final de su texto, su búsqueda por la masculinidad reproduce el discurso patriarcal de su época. Él cosifica a las mujeres a lo largo del texto, como vimos anteriormente, y en el último capítulo, responde con aire de superioridad a las dos 'damiselas'que le preguntan hacia dónde se dirige: "Señoras putas, a darles a ustedes cien pescozones y cien cuchilladas a quien las quiera defender" (Erauso, 1626, p. 82). Él las amenaza y reta, primero, mediante el uso del término 'damiselas', que puede contener un aire de superioridad, y segundo, a través del uso irónico de la palabra 'señoras' y el término irrespetuoso 'putas' juntos6. No sólo es éste uno de los capítulos más cortos, también es el final del autorrelato. A pesar de que a lo largo de la narración él raramente reconoce su sexo femenino, la historia concluye (tal como se inicia) con una alusión específica a su masculinidad, aun pese a haber sido identificado por las mujeres como de género femenino. Esta referencia explícita a su habilidad de cambiar de un género a otro, junto con los insultos sexistas, confirma su insistencia en ejercer la masculinidad de acuerdo con su época.

El cuerpo sexuado

La caballería y la picaresca proveen los modelos literarios del texto de Erauso. No obstante, el modelo del cuerpo del sexo único también se encuentra circulando en la época. Estos discursos convergen para dotar de un argumento sólido al cambio de sexo de Erauso. La comparación transhistórica del género/sexo desarrollada por Thomas Laqueur en La construcción del sexo ofrece una alternativa a la ideología de la binariedad biológica que divide a los sexos en nuestra sociedad. En su estudio, Laqueur esboza cómo en el siglo XVII género y sexo se relacionaban mutuamente y con otros roles sociales, de modos diferentes de los contemporáneos. Él escribe que "ser hombre o mujer significaba tener un rango social, un lugar en la sociedad, asumir un rol cultural, no ser orgánicamente uno u otro de los dos sexos inconmensurables. En otras palabras, con anterioridad al siglo XVII, el sexo era todavía una categoría sociológica, no ontológica" (Laqueur, 1990, p. 28). El concepto del cuerpo del sexo único del siglo XVII y la presentación del cuerpo masculino como el cuerpo normativo y del femenino como un cuerpo anormal, como aquello que es siempre inferior, ayudan a explicar la capacidad de las instituciones de la época para aceptar el travestismo de Erauso, al tiempo que glorifican su servicio al Rey. Debido a que el modelo del cuerpo de un sexo deja lugar para un 'avance de género', esto es, de lo femenino a lo masculino, Erauso avanza hacia el estatus y la categoría de hombre. Ciertamente, los genitales de una persona se usan para identificar al bebé en el momento del nacimiento y, posteriormente, diferentes instituciones como la Iglesia, la familia y el Estado refuerzan esa identidad de género particular. Pero Erauso interrumpe este ciclo al adoptar una identidad de género diferente tanto por decisión como por necesidad.

Laqueur explica hasta qué punto el modelo del cuerpo del sexo único sentó las bases del discurso médico de la época. Se creía que la esperma masculina apropiada creaba al niño masculino correcto, pero que si durante la concepción se recibía una esperma más débil, el bebé nacería mujer e inferior. George Mariscal, en Contradictory Subjects, explora con mayor profundidad el papel del modelo del cuerpo del sexo único en la temprana modernidad española, señalando cómo la época confiaba en la teoría de las distintas espermas para engendrar el hijo7. Al respecto, escribe que "los teóricos... creían que una esencia previamente sexuada precedía la constitución del cuerpo material" (Mariscal, 1991, p. 55). Gracias a esta noción del cuerpo en términos de un sexo único, el género 'esencial' de Erauso podía ser masculino, pese a tener un cuerpo material femenino. Por tanto, en la temprana modernidad española, era posible validar su hombría a través de su masculinidad. Su comportamiento como jugador, soldado y aventurero lo marcan como hombre, más que su anatomía.

La perspectiva histórica que Laqueur ofrece nos ayuda a comprender la afirmación que Judith Butler hace en Género en disputa: "cuando la condición construida del género se teoriza como algo radicalmente independiente del sexo, el género mismo se convierte en un artificio vago, con la consecuencia de que hombre y masculino pueden significar tanto un cuerpo de mujer como uno de hombre y mujer y femenino tanto uno de hombre como uno de mujer" (Butler, 1990, p. 39). Por lo tanto, la exitosa transición de Erauso a hombre depende principalmente de la representación de la masculinidad, no de una asociación natural, de nacimiento, entre hombre y masculinidad8.

Finalmente, vale la pena mencionar otro término moderno: 'mujer varonil'. En su estudio del teatro de la modernidad temprana española, Melveena McKendrick define a la mujer varonil como "la mujer que se distancia de la norma femenina de los siglos XVI y XVII... la mujer que es 'masculina' no sólo en su atuendo sino en sus actos, su discurso o incluso en su actitud mental" (1974, p. X). Pero surge un problema al aplicar 'mujer varonil' a Erauso porque, pese a que una mujer vestida como hombre era un tropo común en el teatro, la masculinidad de ella se borra antes del final de la presentación y su figura se utiliza para reafirmar las instituciones del matrimonio y la heterosexualidad9. A diferencia de los personajes de teatro, Erauso muere como hombre. Su masculinidad no es un disfraz ni una actuación que se desenmascara al final de la obra sino el testamento de una exitosa operación de cambio de sexo.

Transexualidad

La teoría de la narrativa transexual de Jay Prosser nos provee de medios instructivos para interpretar el texto de Erauso. En Seconds Skins, Prosser interpreta las autobiografías y testimonios de personas del siglo XX que han reconfigurado su corporalidad a través de la cirugía. Identifica una serie de tropos que definen el género de la narrativa transexual como el "síndrome de haber nacido en el cuerpo equivocado", la cirugía y las escenas del postoperatorio que pertenecen a la narrativa transexual. Evidentemente, las especificidades técnicas de este tropo no tienen aplicación en el caso de Erauso, pero sí la intención general del marco conceptual de alcanzar legitimidad a través de la narración de una historia convincente. Erauso se valida a sí mismo a través de los tropos literarios y la tecnología médica de su época.

La autobiografía transexual comienza con el nacimiento de una persona como hombre o mujer. Erauso comienza su narración así: "Nací yo, doña Catalina de Erauso, en la villa de San Sebastián" (Erauso, 1626, p. 11). La yuxtaposición de yo con el nombre femenino enfatiza la identidad femenina. Supuestamente, Erauso escribe su historia después de haber recibido permiso para utilizar trajes masculinos y vive como Antonio, así que el uso del nombre femenino Catalina, en vez de "Yo, Antonio nací Catalina", establece la afirmación de una identidad femenina al comienzo. Tanto la narrativa transexual contemporánea como el texto de Erauso luchan por alcanzar una transición auténtica que presume un punto de partida auténtico.

La narrativa transexual de Prosser ilustra teóricamente la narrativa de identidad de género que Erauso articula en su10historia. Prosser propone abordar la materialidad del cuerpo transexual moderno a través de la autobiografía transexual, una narrativa que sigue el cambio de un sexo/género a otro e intenta probar hasta qué punto se pertenece a una categoría de sexo/género distinta. Pese a que Erauso no usa la narrativa de habernacidoenelcuerpoequivocado y de sentirse fuera de lugar, su travesía, cambios de nombre y cambio de ropas se asemejan a los tropos contemporáneos en la narrativa de probar la identificación transgenérica de sí mismo.

Una limitación de usar lo pretransexual para enmarcar mi lectura de Erauso es que se puede presuponer o asumir demasiado sobre el tipo de decisiones que un personaje como Erauso habría tomado en el siglo XVII11. No obstante, la teoría de la narrativa transexual de Prosser considera la transexualidad como un pasaje en el espacio, un viaje de un lugar a otro que se beneficia de la expansión colonial en la que Erauso participa. La partida de muchos hombres de España a las colonias abrió un nuevo espacio en el que las mujeres asumieron actividades usualmente masculinas y pudieron subvertir los roles tradicionales de algunas maneras.

La transexualidad, como término médico, es narrada con la intención específica de validar la masculinidad12mediante la reconfiguración del cuerpo de una persona, para que concuerde con sus acciones. La masculinidad, aunque a menudo es ejercida, no es necesariamente legitimada. El término transexualidad, en el caso de Erauso, sugiere que su historia ha sido construida para ilustrar cómo sus acciones demuestran la autenticidad de su masculinidad. Él es 'naturalizado' como hombre tras haber vivido veinte años como tal.

Vale la pena hacer la analogía de la narrativa de la identidad nacional para ponderar sobre la narrativa de la identidad de género. Erauso adquiere su identidad de género del mismo modo en el que hoy en día se adquiere la nacionalidad. Imagined Communities, el libro de Anderson, quizás sin intención, presenta el género como algo dado, universal y concreto, para discutir la noción de la narrativa de la nacionalidad. En la introducción, el autor presenta una de las paradojas de la nación: "la universalidad formal de la nacionalidad como un concepto sociocultural, en el mundo moderno todos pueden, deben y tendrán una nacionalidad, así como él o ella tiene un género, contra la irremediable particularidad de sus manifestaciones concretas, de manera que, por definición, la nacionalidad 'griega' es sui generis" (1983, p. 5). En otras palabras, en el mundo moderno la suposición es que uno nace con su nacionalidad del mismo modo que uno nace con un género. Mientras que el estudio de Anderson refuta la nacionalidad como sui generis, el texto de Erauso refuta el que Anderson asuma el género como concreto. La construcción de la nacionalidad nos es visible en donde la construcción de la narrativa de identidad de género no lo es. Es interesante observar que, en su conclusión, Anderson escoja el verbo 'engendrar' como lo que ocasiona la necesidad de la narrativa de identidad. Anderson afirma que "la conciencia de estar inmerso en tiempo lineal y secular, con todas sus implicaciones de continuidad [...] engendra la necesidad de una narrativa de 'identidad'" (Anderson, 1983, p. 205; las cursivas son mías). La narrativa de la identidad manifestada por Erauso engendra la necesidad de una identidad masculina porque él no puede en ningún momento ser nada. Erauso no es 'x': él es definido e identificado como un hombre. De la misma manera que los discursos modernos tienden a negar una nacionalidad ambigua, así también se niega un género ambiguo.

En la literatura actual sobre los cuerpos y su relación con nociones contemporáneas de sexo, género y sexualidad, muchos críticos conciben el cuerpo como un posible lugar para la ambigüedad y, por tanto, una interrupción de las estructuras binarias del género. Yo argüiría que en el caso de Erauso no hay ambigüedad. Hasta el momento en que es atrapado y llevado de vuelta a España, él es identificado como un hombre por aquellos que lo rodean y por sí mismo. Según Erauso y otros textos de apoyo, los demás perciben su cuerpo claramente como masculino. La estructura contemporánea del género se desliza del cuerpo del sexo único, a una binariedad de los cuerpos masculino/femenino. Algunos dirán que Erauso ocupa un lugar ambiguo entre lo masculino y lo femenino, de manera semejante a la del hermafrodita del siglo XVII13. Al contrario, Erauso reafirma la estructura binaria de género de finales del siglo XX al probar ansiosamente su masculinidad como distanciada de las mujeres. Al mismo tiempo, su clara identificación como hombre, basada en sus acciones, sostiene la noción del cuerpo del sexo único. La habilidad para interpretar este texto con nociones contemporáneas e intentar entender cómo los conceptos históricos nutren nuestra versión subraya la equivocación de asumir 'naturalidad' en categorías de sexo y género. En este caso, la autenticidad es el privilegio de categorías consideradas 'naturales', y dichas categorías son construidas a través de nociones hegemónicas de pertenencia de clase, raza y etnia (nacionalidad). El transexual también es 'naturalizado', esto es que su cuerpo (el de él o el de ella) es tecnológicamente alterado para coincidir con el género 'natural' (¿interior, instintivo, preferido?) de él o ella.

En un esfuerzo por abordar cuestiones de terminología, reconozco que aplicar términos contemporáneos a la modernidad temprana española es difícil. No obstante, el concepto del 'transexual', en este caso, permite leer el cambio permanente en las nociones de sexualidad, sexo, género, en vez de asumirlos como lugares fijos. Además, nos permite debatir la masculinidad como algo exclusivo de los hombres. El individuo transexual cuestiona las definiciones de 'hombre' y 'mujer'. Por ejemplo, en un lugar de 'sólo mujeres' en el que un transexual dehombreamujer desea participar, los parámetros de 'mujer' deben ser renegociados.

Los problemas con la terminología se derivan también del amplio espectro de definiciones. Ciertamente, la transexualidad de Erauso ignora la reforma genital, mientras que tanto la masculinidad femenina como la noción de transgénero no aprehenden la noción tempranomoderna del cuerpo del sexo único que permitía el tránsito de un género a otro, de acuerdo con las propias acciones. El término travesti ignora la muy real vida material de Erauso como hombre, no como una mujer en ropas de hombre. La incapacidad para localizar cómodamente la figura de Erauso señala la importancia de su propio texto y de su autopercepción como hombre, de acuerdo con su comportamiento masculino. Tal vez Erauso encarna un prototipo de masculinidad femenina. En esta conjunción, Erauso ocupa un lugar queer, particularmente por la ausencia de un nombre, categoría o etiqueta que articule precisamente la transformación de su género/sexo. A pesar de que él cambia a un género diferente, su pasado femenino es constantemente invocado como recordatorio. Él no es Antonio de Erauso, más bien es Antonio de Erauso + la monja alférez. Su nacimiento femenino y su estatus de monja son constantemente adjuntados a su nuevo nombre. El caso de Erauso sugiere un lado discursivo de la transexualidad, el cual no necesita de la cirugía.

Ley

Habiendo vivido como hombre durante veinte años, violando las regulaciones eclesiásticas y estatales, Erauso es finalmente aprehendido; no por travestismo, sino por asesinato. Él escapa del juicio de Estado al confesarle al obispo que es (era) una monja y que, en consecuencia, se encuentra sujeto(a) a la ley eclesiástica. Dos mujeres mayores confirman no sólo su sexo femenino, sino su virginidad. Si bien es culpable de asesinato, y culpable también de travestismo, la revelación de que es monja y virgen confunde y su delito es juzgado como dudoso, y es brevemente confinado en un convento para reformarse.

Relatos de transiciones del género femenino hacia el género masculino en la temprana modernidad europea provienen principalmente de los archivos de las cortes, juicios y otros documentos legales. Al descubrimiento del travestismo con frecuencia le seguía el arresto por otras diversas infracciones a la ley, y podemos inferir que había muchos más transgresores de género de los que indican los registros. En consecuencia, el elemento de criminalidad introducido por prohibiciones legales y eclesiásticas contra la transgresión de género es crucial en el desenvolvimiento de la historia. El caso de Erauso está vinculado al asesinato, no al travestismo. Él se identifica como mujer sólo en un caso de vida o muerte, utilizándolo como una apuesta para salvar su vida. Es decir que él estratégicamente utiliza el sentido común y el 'hecho inviolable'de que los genitales definen el sexo. Conceder, sólo por un momento, que es una mujer podría permitirle escapar del castigo por asesinato; sin embargo, esta concesión puede complicar su situación legal al añadir al crimen de homicidio crímenes contra Dios y la Naturaleza, o más prosaicamente, por haber engañado a quienes creían que era hombre. Si la identidad es menos una cosa fija que un proceso narrativo, aquí la narración de la identidad de género de Erauso se convierte en una apuesta de vida o muerte (apropiadamente, pues él es un jugador empedernido). Si él puede renarrar su género (tras veinte años de contar y vivir una historia diferente), podrá librarse de las manos de su verdugo14.

Imperio

Erauso viola las fronteras del género al hacerse pasar como soldado; sin embargo, como se mencionó anteriormente, valida la jerarquía patriarcal y monárquica de la España del siglo XVII al unirse a la Conquista y colaborar en el proceso de 'domesticación' de los indígenas. Debido a que Erauso sostiene las ideas de la Iglesia y el Estado, su texto escrito nos provee un duradero testamento de su interpelación de las ideologías vigentes en su época, incluso cuando pareciera subvertirlas con su travestismo.

En otras palabras, vemos cómo Erauso se conforma y resiste a su ambiente social simultáneamente. Asumir que revistiéndose, al hacer la transición de mujer a hombre, Erauso está cuestionando todo el orden social puede confundir a la lectora. En un acto de rebeldía, se viste y vive como hombre; sin embargo, hace uso de esta transición para sostener los sistemas patriarcales tradicionales, al participar con entusiasmo en la colonización española de las Américas. Su transgresión de género no cuestiona la estructura del Estado ni la de la Iglesia; como hombre, participa activamente en las prácticas de opresión.

A pesar de estar rígidamente dividida según el género, la expansión colonial aumenta las oportunidades de que su transgresión de género sea bien remunerada. Le da la posibilidad de ir a las Américas y vagar sin ser reconocido ni perseguido. Portar ropas masculinas le otorga una libertad de movimiento inaccesible a las mujeres de la época. Al mismo tiempo, mantiene el orden hegemónico neutralizando la que de otro modo sería una contradicción flagrante. Su sexo biológico pasa a un segundo orden ante sus acciones individuales como soldado del Rey.

Catalina/Antonio encarna la tensión entre las exigencias de la vida diaria real, material, y la ideología, promovidas por la Iglesia y el Estado, no sólo a través de la identidad de género y de sexo, sino también por haber alcanzado la fama y el confort, a pesar de tantos 'pecados' contra la Iglesia, como el asesinato, el robo y, por supuesto, el travestismo. El lenguaje hermafrodita de encarnar dos 'opuestos' en un solo cuerpo; la combinación de la virilidad con la virginidad y su título de Monja Alférez yuxtaponen en un oxímoron distintos tropos que se repiten en la narrativa colonial, como el del trabajador religioso o el de la tierra pura y fértil, y el del estado militar fuerte y viril. El título de monja le permite continuar su vida como alférez, no puede simplemente ser una mujer/alférez, debe ser una monja + alférez, pues la pureza implícita en 'monja' permite sus acciones. El estatus religioso le permite desafiar las reglas. Pese a su travestismo, sus antecedentes religiosos, raciales, étnicos y de clase le otorgan las herramientas necesarias en su época para validar su historia.

Es particularmente interesante notar que la motivación de su petición y su relato es justificar sus luchas como batallas militares y hacerlas parte del servicio al Rey, y no justificar su infracción de travestir. Erauso deja de lado cualquier explicación de por qué se trasviste. Él simplemente afirma: "me visto como hombre", y continúa con el recuento de sus historias y aventuras. Vestido como hombre 'se vuelve' un hombre. Además de participar en batallas, se involucra en reyertas de taberna y partidas de cartas. La necesidad de Erauso de probar su honestidad en las cartas reaparece de manera tan constante que se podría asumir que esta actitud defensiva contra acusaciones de fraude proviene de la ansiedad del descubrimiento.

Supresión de la sexualidad

Si bien la idea de las zonas erógenas en la temprana modernidad española difiere de la nuestra, que Erauso alcanzara su fama a través de su15virginidad apunta a que la sociedad que construyó a Erauso consideraba los genitales femeninos como no erógenos. De hecho, lo desexualizaron para poder aceptarlo16. Saber si Erauso tuvo o no encuentros sexuales es imposible, pero la creencia en su castidad en tanto 'mujer' (monja) le permitió ser aceptado como 'hombre'. Las ideas de castidad en las mujeres y virilidad en los hombres entran en conflicto cuando él es aceptado como hombre. Sin embargo, su aceptación se sostiene en la condición de que no sea un hombre viril. Parte de la definición de masculinidad y virilidad, sobre todo para el soldado, es tener mujeres y ser deseado por ellas. Erauso no cabe dentro de la categoría de la mujer casta porque es hombre. Sin embargo, tampoco se le permite ser un hombre viril, porque es mujer. En consecuencia, su 'estado intermedio' o estado de transición lo configura, ante los ojos de la sociedad, como asexuado y sin sexualidad, para poder categorizarlo dentro de las fronteras establecidas17. Sin embargo, su afirmación de qué clase de mujeres le gustan, y el hecho de que cariñosamente llame a una de ellas "mi monja", así como el recorrido de sus dedos sobre las piernas de una amiga, contradicen claramente el desdibujamiento sexual llevado a cabo por la sociedad.

A pesar de que él sigue encarnando el ideal masculino de su época y de que vive una contradictoria existencia como la Monja alférez, se le niega el acceso a las relaciones santificadas con las mujeres. Fuentes secundarias recuentan la historia de Erauso ocasionando un escándalo público en México al retar a duelo al hombre comprometido con la mujer que deseaba. Si bien Erauso demuestra su masculinidad a través del duelo, no puede casarse con la mujer. La narración de Erauso valida la masculinidad hasta el final de su texto. No obstante, los textos secundarios resaltan el carácter incompleto de la transformación mediante la supresión de su sexualidad y su imposibilidad para sellar un contrato de matrimonio.

La masculinidad de Erauso y su posible homosexualidad desaparecen de las afirmaciones que enfatizan su excepcionalidad como mujer y su servicio al 'maravilloso' y 'sabio' Rey de España. Además de reforzar el ideal masculino, la historia de Erauso es un testamento de la historia de la naturaleza transitoria de la identidad de género. En el establecimiento médico contemporáneo, el clínico promueve una única identificación de género como la esencia y totalidad de la persona. En consecuencia, el individuo 'trans' debe pasar desapercibido sin que el espectador sospeche intervención clínica alguna; el reconocimiento señalaría explícitamente el fracaso. Por tanto, aceptar la cirugía es imperativo en la narrativa transexual, pues a este hecho subyace no sólo la capacidad del individuo para narrar la propia percepción de la identificación transgenérica, sino también el desempeñar sin sospecha un género 'nuevo' ante los ojos de la sociedad. Prosser escribe que "para ser transexual, el sujeto debe ser un diestro narrador de su [la de él o la de ella] propia vida" (1998, p. 108). Erauso utiliza los géneros disponibles para narrar su transformación, a fin de ganar una pensión, fama y honor. Como la narrativa precede a la 'operación; o, en el caso de Erauso, la legitimidad, el sujeto es ya transexual aunque puede no ser reconocido como tal.

En el caso de Erauso, la transición y la aprobación lo condujeron a la fama, la estabilidad económica y la pensión de soldado. Adicionalmente, clasificó para recibir la herencia de sus padres por ser el único 'hijo' sobreviviente. En este caso, el concepto de naturalización le queda perfectamente a Erauso porque no requiere borrar sus primeros años como niña en un convento, ni sus antecedentes familiares. Su pasado no es elidido por su presente, sino pensado como un espacio/tiempo de residencia anterior. Si, como Prosser sugiere, estar cómodo en el género de uno es como estar en casa (y no en el cuerpo/casa equivocado), el trasteo de un lugar a otro depende de la transición, no de la negación del lugar precedente.

Conclusión

Las innovaciones médicas contemporáneas permiten a un individuo cambiar físicamente su género (el de él o el de ella). El texto de Erauso permite rastrear la transexualidad en diversos discursos, como el discurso médico de la temprana modernidad. Erauso se inscribe y escribe a sí mismo en una historia del género, el sexo y la sexualidad, y contribuye a construir y producir masculinidades que niegan la dependencia absoluta de la anatomía y la genitalidad.

La figura de Erauso refuerza la división binaria entre femenino y masculino, al tiempo que representa la elasticidad de dichas categorías. He argumentado que la narrativa transexual describe adecuadamente el texto de Erauso, pero no por esto niego que un análisis del deseo lésbico o una aproximación feminista también serían herramientas teóricas apropiadas. En tanto prototipo potencial de dos categorías contradictorias: masculinidad femenina y transexualidad, Erauso puede enriquecer las maneras en las que nos aproximamos a identidades que se narran hoy en día. Uno de los elementos que contribuye a que haya un fuerte énfasis en la medicalización de la transexualidad es el deseo de la masculinidad masculina de sostener una hegemonía del poder que viene de la mano del privilegio masculino del hombre blanco. Al otorgarle a Erauso permiso para vestirse como hombre, el Papa asegura una estricta recategorización de Erauso en una posición no subversiva. Al nombrar a Erauso como un hombre transexual, se mantiene la división binaria de los géneros, en vez de permitir diversas perspectivas de identidad de género. Sin embargo, su habilidad de ser leído como soldado, pícaro, monja, lesbiana, transexual, en este caso, colonizador, conquistador, etc., enfatiza una identidad flexible, una identidad en estado de devenir. Así, como se mencionó anteriormente, no es la aprobación lo que asegura su comodidad económica. En este caso, se trata de su transformación o su identidad transexual, que puede inscribirse en diferentes narrativas, discursos y géneros, y en el discurso masculino, lo que le permite no ser censurado. Al naturalizar y desnaturalizar el género simultáneamente, él perturba las nociones de la autenticidad del género. Finalmente, la idea de la preferencia de género, hasta el punto que "la gente puede 'salir del clóset' (declarar o manifestar) como un género, de la misma manera que puede 'salir del clóset' (declarar o manifestar) como una sexualidad" (Halberstam, 1998, p. 12)18, aparece en el texto de Erauso como indisociable de la noción de la capacidad del individuo para elegir, o 'hacer su género opcional' en la sociedad contemporánea. En consecuencia, el texto de Erauso desbarata los presupuestos de géneros históricamente auténticos y demuestra la categorización de las que son consideradas narrativas 'legítimas'.

Al revelarse como mujer para escapar del proceso judicial, y después retornar a las ropas masculinas, él transforma los roles de género de manera compleja. Regresa al 'nuevo' mundo con un nuevo nombre, Antonio, y con su apellido, Erauso, sin temor de perder el respeto familiar ni de ser descubierto, como antes. Los viajes transatlánticos son los tropos geográficos del cambio en la época de la colonización de lasAméricas. Su habilidad para cambiar de género cambiando de ropajes podría ser entendida como una alegoría de los pasajes entre el 'nuevo'y el 'viejo'mundo. El Nuevo Mundo ofrecía un espacio propicio para que los conquistadores españoles ascendieran socialmente, donde la gente podía crear nuevas identidades, y donde Erauso podía viajar, sin ser reconocido, en términos de género. El contexto imperial, tan geográficamente lejano de España, le permitió usar las guerras para demostrar su patriotismo, que a su vez le permitió justificar su transformación. Por lo anterior, él 'encarna'la masculinidad de manera 'correcta', su coraje es valorado y su travestismo perdonado.

En consecuencia, lo que está en juego en el cambio de géneros son la 'normalización' y el reconocimiento de la 'transitoriedad' del género, el sexo, la sexualidad, la raza, la clase, la etnia y demás categorías de identidad. Me gustaría regresar al epígrafe de este trabajo de La tempestad de Aimé Césaire, pues en tanto símbolo de la reescritura y el repensar históricos, me permite relacionar la modernidad temprana con nuestra época, y sus ideologías de raza, clase y género, con las de nuestra época (a través de La tempestad de Shakespeare y la versión de Césaire). El Caribe (donde Erauso se establece) es entonces el lugar de su encuentro de los 'nuevos' y los 'viejos' mundos. El epígrafe también muestra a Calibán cambiando su nombre por X, signo de los múltiples elementos en un único cuerpo, y de las intersecciones de transgresiones19. Pero, sobre todo, el epígrafe abre la puerta a una concepción del cuerpo como lugar de una discusión mayor de cuestiones transhistóricas/transgeopolíticas o, simplemente, de transiciones.


Comentarios

1 Este trabajo se referirá a Catalina de Erauso utilizando los pronombres masculinos, como señal de respeto a su vida como hombre.

2 En el original en inglés se utiliza el pronombre masculino 'his', 'de él'. En el artículo se seguirá con el uso de 'su' y se pide a los lectores recordar que la autora se refiere a Erauso con el pronombre masculino. Nota de la traductora.

3 "Propongo el presentismo perverso no sólo como una desnaturalización del presente, sino también como una aplicación de lo que no sabemos en el presente respecto a lo que no podemos saber sobre el pasado" (Halberstam, 1998, p. 53).

4 En este estudio, Halberstam rastrea mujeres masculinas en una serie de novelas, películas y fotografías. Ella comienza preguntando: "¿Si la masculinidad no es la expresión social, cultural y, de hecho, política de la hombría, entonces, ¿qué es?... Yo tengo algunas propuestas de por qué la masculinidad no puede ni debe ser reducida al cuerpo masculino y sus efectos" (Halberstam, 1998, p. 1).

5 En el original, los pronombres 'su' y 'él' son masculinos: 'him' (él) y 'his' (de él). Nota de la traductora.

6 Me pregunto si esto podría interpretarse como algún tipo de coqueteo.

7 En el original se utiliza el término neutro 'child'. Nota de la traductora.

8 Laqueur señala que muchos de los cambios en las aproximaciones científicas a los cuerpos sexuados están marcados, o son descubiertos, a través de cuestiones de sexualidad. Aunque fuera del alcance de este trabajo, el deseo por el mismo sexo en la toma de las decisiones de sexo/género de Erauso ofrece otro camino por el cual explorar la transformación de las masculinidades. En el caso de Erauso, así como en el siglo XX, la sexualidad de la narrativa transexual y el placer sexual todavía están íntimamente relacionados con género y sexo.

9 En su detallado estudio de mujeres vestidas como hombres en el teatro de la temprana modernidad española, Bravo Villasante reduce a dos los papeles: la amante intentando atrapar a su hombre y la guerrera luchando por su país. Las mujeres vestidas como hombres en el escenario eran aceptadas porque era 'estimulante' para el público reconocer mujeres en ropajes de hombre. Bravo Villasante documenta muchas obras de esta época y rastrea la figura de la mujer vestida como hombre hasta las 'doncellas andantes' del género caballeresco. Melveena McKendrick, en Women and Society in Golden Age Spanish Drama, analiza la obra de Montalván basada en la historia de Catalina de Erauso. Ella es la protagonista. La obra, producida en la época de Erauso, fue un éxito seguro de taquilla, debido a la popularidad de la historia. Montalván vela el aspecto de la sexualidad de la historia. Lejos de ser el típico galán que las mujeres vestidas de hombre solían ser, Montalván describe la figura de Erauso como inescrupulosa y sin principios; "si la impresión que [Erauso] causó era inequívocamente masculina, como la obra de Montalván sugiere, a la luz de esta obra, ella era material dramático insatisfactorio" (McKendrick, 1974, p. 216).

10 En el original, la autora elige el pronombre masculino: 'his' (de él). Nota de la traductora.

11 En el libro de Mary Elizabeth Perry, Gender and Disorder in Early Modern Sevilla, la autora sostiene que los roles de la mujer resultaron radicalmente cambiantes como resultado de la expansión del Imperio español. Las mujeres eran básicamente restringidas al matrimonio, el convento o los burdeles.

12 Femenina en este caso, también puede funcionar a la inversa.

13 En el artículo de Israel Burshatin, "Interrogating Hermaphoditism in SixteenthCentury Spain", el autor examina la historia de Eleno/a, un ex esclavo de raza mixta que decía haber adquirido genitales masculinos tras dar a luz. Él/ella no escapó del tribunal de la Santa Inquisición por haber transformado su identidad de mujer a hombre y fue castigado. Al comparar las resoluciones de las historias de Catalina de Erauso y Eleno/a podemos ver hasta qué punto raza y clase eran extremadamente importantes. Una prominente vasca católica, Catalina de Erauso, transgrede y recibe, en vez de castigo, una pensión de soldado.

14 Adicionalmente, su defensa fue apoyada por su estatus de clase y raza, pese a las contradicciones de haber transgredido fronteras establecidas. A lo largo de su texto, Erauso reitera la 'pureza' de sus antecedentes, afirmando su linaje vasco. Desde el comienzo de sus aventuras en América, Erauso cuenta muchos escapes, con la ayuda de compatriotas vascos. Aun más, como vimos, su vasquismo lo exonera de la tortura en manos de los inquisidores. Y mientras Erauso sale sin castigo alguno, debido a su clase y a su etnia, vimos cómo Eleno/a, mulato/a, es castigado/a por su comportamiento transgresor.

15 En el original, el pronombre es masculino: 'his' (de él). Nota de la traductora.

16 Si bien el texto de Erauso no se parece en modo alguno a la escritura mística de las monjas, su contenido es refigurado de manera similar a la experiencia mística. Las interpretaciones de la temprana modernidad de la escritura y la experiencia mística de muchas monjas modernas sostienen que éstas no eran experiencias sexuales sino exaltaciones sobrenaturales, divinas, con Dios. Su sexualidad se borraba, en favor de una ideología mística. Una vez despojadas de su sexualidad, ellas "podían ser representadas con benevolencia y [la] transgresión de la dualidad hombremujer se hacía comprensible" (Wheelwright, 1989, p. 77).

17 Separar el género de las categorías limitadas de homosexualidad y heterosexualidad subraya la inestabilidad de las definiciones de sexualidad. El transexual contemporáneo demuestra los límites de ambos términos, hetero y homosexualidad. Si un transexual de hombre a mujer prefiere a un hombre, los trabajadores médicos consideran que la transformación ha sido exitosa. Si un transexual de hombre a mujer decide ser lesbiana, él/ella perturba el deseo clínico de mantener a los sexos, los géneros y las sexualidades dentro de fronteras establecidas.

18 "[...] people could come out as a gender in the way they come out as a sexuality." históricamente auténticos y demuestra la categorización de las que son consideradas narrativas 'legítimas'.

19 En el texto original la palabra usada es 'crossings'. Esta palabra es más neutral y conlleva también los significados de 'cruzar' físicamente de un lado a otro. Nota de la traductora.


Referencias

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Fecha de recepción: 15 de marzo de 2007 • Fecha de aceptación: 9 de julio de 2007 • Fecha de modificación: 29 de octubre de 2007

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