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Revista de Estudios Sociales

versión impresa ISSN 0123-885X

rev.estud.soc.  n.39 Bogotá mayo/ago. 2011

 

"El olor nos lleva": identidades ecológicas como un proceso de reconocimiento social y cultural de los "recuperadores" en el Relleno Sanitario Regional de Presidente, municipio de San Pedro, departamento del Valle

Walter Julián Quinchoa

El presente artículo hace parte de los resultados de la investigación titulada "Identidades ecológicas entre los actores sociales del Relleno Sanitario Regional de Presidente, municipio de San Pedro, departamento del valle". El autor agradece la colaboración de los grupos de recuperadores y a los evaluadores anónimos por enriquecer la perspectiva crítica y analítica referente al tema del artículo.

Antropólogo e integrante del Grupo de Estudios Sociales Comparativos (GESC) de la Universidad del Cauca. Correo electrónico: julianq21@gmail.com


RESUMEN

El presente artículo describe desde la antropología ambiental y la etnografía el proceso de formación de la identidad ecológica institucionalizada de los "recuperadores" del Relleno Sanitario Regional de Presidente, municipio de San Pedro, departamento del Valle. Se intenta demostrar que los discursos ambientales, al conferir identidades a las personas que trabajan en el relleno sanitario, opacan sus roles, y, en contraposición, el "recuperador" se presenta como aquel actor de la sociedad que discute y reflexiona sobre la pertinencia de su oficio. Estas personas han venido generando procesos identitarios de resistencia o "identidad política" a través de la memoria social frente a políticas regresivas, plasmadas en decretos y leyes como la 1259 de 2008 que se encuentran dentro del marco legal de la Constitución Política de Colombia (1991). En efecto, se plantean alternativas como su organización social para "luchar" por su derecho al reciclaje frente a compañías y empresas multinacionales interesadas en hacer de la "basura" un negocio.

PALABRAS CLAVE

Antropología ambiental, identidad ecológica, política del oficio, reconocimiento social y "recuperadores".


"El olor nos lleva":1 Ecological Identities as a Process of Socio-Cultural Recognition of the "Recuperadores" of Presidente Regional Landfill (San Pedro, Valle Department)

ABSTRACT

By means of environmental anthropology and ethnography, this article describes the formation of the institutionalized ecological identity of the "recuperaters" in Presidente Regional Landfill in San Pedro, Valle Department. It shows how environmental discourses, by ascribing identities to people who work in the landfill, obscure their roles. "Recuperators," by contrast, openly discuss and think about the importance of their job. They have been forging an identity of resistance, or a political identity, through the social memory of enduring regressive policies, such as law 1259 of 2008, legally permitted by Colombia's 1991 constitution. In this way, they propose alternatives, such as their social organization, to "struggle" for their right to recycle in the face of a growing interest by domestic and multinational companies in turning "garbage" into a business.

KEY WORDS

Environmental Anthropology, Ecological Identity, job Policy, Social Recognition and "Recuperators".


"O cheiro nos leva": identidades ecológicas como um processo de reconhecimento social e cultural dos "recuperadores" no Aterro Sanitário de Presidente, município de San Pedro, departamento do Valle

RESUMO

O presente artigo descreve, desde a antropologia ambiental e a etnografia, o processo de formação da identidade ecológica institucionalizada dos "recuperadores" do Aterro Sanitário Regional de Presidente, município de San Pedro, departamento do Valle. Tenta-se demonstrar que os discursos ambientais, ao conferir identidades às pessoas que trabalham no aterro sanitário, ofuscam seus papéis, e, em contraposição, o "recuperador" se apresenta como aquele ator da sociedade que discute e reflete sobre a pertinência de seu ofício. Essas pessoas vêm gerando processos identitários de resistência ou "identidade política" através da memória social diante de políticas regressivas, estampadas em decretos e leis como a 1.259 de 2008 que se encontram dentro do marco legal da Constituição Política da Colômbia (1991). Em efeito, concebem-se alternativas como sua organização social para "lutar" por seu direito a reciclar diante de companhias e empresas multinacionais interessadas em fazer do "lixo" um negócio.

PALABRAS CHAVE

Antropologia ambiental, identidade ecológica, política do ofício, reconhecimento social e "recuperadores".


Un reciclador, un "recuperador"
es un maestro en el arte que ejerce.
(Hernández 2006)

Recientemente, la basura y los rellenos sanitarios han cobrado una renovada importancia, no tanto en el ámbito discursivo del ambientalismo sino como una estrategia práctica y real que involucra a los gobiernos y empresarios que se interesan por un problema cada vez más creciente que afecta a ciudades tanto intermedias como grandes. Muchas disciplinas sociales se han ocupado de esta problemática, a tal punto que algunos académicos le conceden ya un estatus de ciencia especializada, calificada como "garbeology" o el estudio de las "basuras" (Rathje y Murphy, citado en Pessel 2006). La basura entra así a constituirse en una fuente de información y, más aún, de conocimiento en muchas sociedades, y en particular, en relación con la gente que vive de este recurso (Gutberlet 2008; Pessel 2006; Scott 2005). En este sentido, el surgimiento de los discursos ambientalistas y la importancia de "reciclar la basura" han generado dinámicas sociales no previstas y que se inscriben en el dominio de las representaciones, las identidades y la importancia económica del oficio. Muchos de los discursos académicos cuestionan a las instituciones en su papel hegemónico y dominante sobre los grupos humanos,2 en algunas ocasiones descuidando el análisis sobre los procesos de reelaboración y transformación que aquellos grupos humanos realizan de tales discursos y prácticas institucionales.

En Colombia, encontramos el caso local del Relleno Sanitario Regional de Presidente,3 perteneciente a la multinacional Proactiva Medio Ambiente,4 y es particular en el sentido de que los "recuperadores" y/o recicladores5 continúan buscando un proceso de "reconocimiento de distinción" (Todorov 1995), entendido como la diferenciación que se busca en comparación con otros grupos "vulnerados" de la sociedad, lo cual se pudo analizar en cada historia de vida de los "recuperadores"6 y al percibir el olor a perfume que estos actores exhalaban en diferentes espacios sociales. Sin embargo, la empresa administradora del relleno sanitario los expulsó de este lugar en diciembre de 2008, dando cumplimiento al artículo 86 del Decreto 1713 de 2002 (Ministerio de Desarrollo Económico), el cual prohíbe su trabajo en los rellenos. Hay que recordar que en 1991, debido al desempleo, un grupo de veintitrés personas empezó a trabajar con residuos sólidos7 de modo independiente. Después de establecer el relleno de Presidente en 1997, los "recuperadores", que proceden de diferentes partes del departamento del Valle, e.g., Buga, Buenaventura, Cali, Candelaria, Cerrito, Palmira y Pradera, decidieron integrarse en tres cooperativas: Pioneros, Nuevo Milenio y El Progreso, como una estrategia para enfrentar colectivamente la visión peyorativa que algunas entidades, funcionarios y personas de la sociedad en general han tenido sobre ellos.8 Además del decreto anterior, se encuentra la Ley 1259 de 2008, que prohíbe la recuperación de residuos sólidos en las calles (Congreso de la República 2008). Este marco reglamentario ha fomentado la "privatización" del oficio del reciclaje e incentivado el cierre de los "botaderos"9 de los municipios del Valle, como El Carmelo, Palmira, Pradera, y el de Navarro, en Cali. Esta situación vislumbra el desconocimiento de todo un proceso de organización social que familias enteras de "recuperadores" han llevado a cabo en las últimas décadas, y que, como dirían ellos, les "niega el medio ambiente y vulnera el derecho al trabajo" (Cooperativa Pioneros 2010).

En este orden de ideas, este artículo pretende demostrar que muchas de estas medidas legales, así como los análisis discursivos pretendidamente críticos sobre la institucionalidad, en algunas ocasiones oscurecen la dinámica de sinergia que los grupos humanos establecen a partir de los discursos institucionales sobre el ambientalismo. Se trata de validar un proceso recreativo mediante el cual un grupo de personas, al retomar un discurso institucionalizado, logra establecer su propio proceso de "identidad de trabajo" (Snow y Anderson 1987; Snow y McAdam 2000), debido a que los "recuperadores" son congruentes entre lo que dicen y hacen con respecto al reciclaje; al tiempo que se constituye dialécticamente en una estrategia de defensa contra cierta forma de institucionalidad que facilitó dicho resurgimiento. En este sentido, el objetivo del presente artículo, asumiendo una perspectiva histórica, es analizar los aspectos sociales-culturales que intervienen en el proceso de reconocimiento de la labor de los "recuperadores" desde los testimonios y la "memoria social" (Watchel 1999) de los actores sociales en el escenario de un relleno regional en particular. Así mismo, se trata de reconocer al "recuperador" como aquel sujeto activo de la sociedad que subsiste de lo que denominamos "basura" y que se adapta a este trabajo por ser su oficio, y se pretende demostrar cómo estas cooperativas de "recuperadores" expresan un reconocimiento de su trabajo, que históricamente se ha venido reconfigurando a través de distintas generaciones, permitiendo apreciar su posición, valoración y condición como "sujetos ambientales", pues son "personas quienes han venido a actuar y pensar nuevas formas en relación con el medio ambiente" (Agrawal 2005a, xiv; 2005b). Derivado de lo anterior, se propone responder los siguientes interrogantes: ¿Cómo se ha originado históricamente el reconocimiento social de los recicladores en el caso del Relleno de Presidente? Y, siguiendo este razonamiento, ¿Qué tipo de reconocimiento mutuo se ha configurado a partir de la labor cotidiana por parte de estos actores sociales frente a otros oficios? En correspondencia con este fundamento sobre el reconocimiento, ¿Cuál es la perspectiva social de la empresa que administra el relleno sanitario sobre los "recuperadores" y cómo coincide o diverge de la perspectiva social de los miembros de las cooperativas? Estos interrogantes se abordarán desde una perspectiva sociohistórica y cultural valorando diversos enfoques teóricos, especialmente aquellos que resultan de la discusión sobre la construcción de identidades ambientales o ecológicas (Agrawal 2005a y 2005b; Ulloa 2004 y 2005), donde los sujetos forman parte de un entorno social que, como individuos, los va reestructurando a través de procesos de identidad colectiva y de socialización (Berger y Luckmann 1966; Byron 1998; Gecas 2001; Snow y Anderson 1987; Snow y McAdam 2000; Snow, Oselin y Corrigall-Brown 2005; Strykes 2001). Se trata, en últimas, de tomar la categoría del "recuperador" y su oficio (reciclaje) como eje central, tratando de desbordar la importancia y perspectiva histórica del servicio de aseo en Colombia, que ha sido asumido exclusivamente en función de los aspectos higiénicos y sanitarios (Collazos 2000-2001; Lizarazo 1997), desconociendo los factores sociales-culturales de los "recuperadores".

Por consiguiente, el artículo se divide en cuatro secciones. En la primera parte analizamos las tensiones y el problema conceptual de identidades ambientales o ecológicas y la "ecogubernamentalidad" (Ulloa 2004). Aquí discutimos la pertinencia del manejo conceptual desde el punto de vista de los actores sociales.10 Desde una perspectiva de la "antropología de los sentidos" (Classen 1993) y la etnografía, describimos aspectos de la constitución del reconocimiento como "recuperadores" y/o recicladores, y el valor de las metáforas relacionadas con los sentidos (e.g., "el olor nos lleva"), y sus experiencias en el desempeño de la consolidación de dicho reconocimiento, aspecto poco estudiado en las disciplinas sociales en Colombia. En segundo lugar, presentamos una aproximación a los antecedentes de las investigaciones sobre el tema ambiental que aluden a los "recuperadores", los alcances y limitaciones de estos análisis, y cómo nuestro caso hace un aporte significativo en las discusiones sobre la cuestión del reciclaje y los sistemas de representación que se adscriben al mismo. En tercer lugar, se describe y analiza el caso del Relleno Sanitario Regional de Presidente y su singularidad en la revisión del problema conceptual, y las implicaciones que este caso tendría en los estudios sobre el reciclaje. Finalmente, concluimos con algunas consideraciones sobre las representaciones, el reconocimiento sobre el trabajo, la necesidad de defender el oficio como arte y su lugar en la sociedad y las tendencias de análisis para futuras investigaciones en las cuales diferentes disciplinas podrían hacer aportes relevantes en esta dirección.

Antropología ambiental: ecogubernamentalidad y "recuperadores" en Presidente

En las últimas décadas, la importancia de los estudios ambientales en la antropología se ha intensificado, en la medida que han sido acentuadas las problemáticas de esta naturaleza. En esta relación entorno-género humano, la cultura (y en ella los antropólogos como intérpretes de este concepto) empezó a cumplir un papel fundamental, que de manera integrada se articulaba con los procesos adaptativos en diversas sociedades (Harris 1993; Sahlins 1993; Steward 1993; White 1993). Más recientemente, Milton (1997) plantea que la importancia de la antropología ambiental radica en estudiar el rol de la cultura en los ecosistemas teniendo en cuenta el discurso ambiental contemporáneo, y que existe la necesidad de que las políticas públicas sean direccionadas de forma distinta para los diferentes grupos sociales. Ulloa (2005, 90) señala que "la tendencia de los discursos ambientales [es] clasificar al otro como una entidad total, borrando las diferencias internas, hecho que lo singulariza, pero a la vez lo universaliza como una verdad evidente". Un ejemplo de esta singularidad se dio a finales de los años ochenta y noventa, cuando los discursos ambientales empezaron a referirse a los "recuperadores del medio ambiente" como fuente de investigación, desconociendo la importancia y complejidad que para estos actores sociales tiene reconocerse como recicladores en un sistema excluyente en muchos aspectos.

Para entender y comprender el reconocimiento como "recuperador" y/o reciclador debemos analizar algunos conceptos y antecedentes de los rellenos regionales en Colombia. Iniciemos por Foucault, que define la "gubernamentalidad" como "el conjunto constituido por las instituciones, los procedimientos, análisis y reflexiones, los cálculos y las tácticas que permiten ejercer esta forma tan específica, tan compleja, de poder, que tiene como meta principal la población, como forma primordial de saber, la economía política, como instrumento técnico esencial, los dispositivos de seguridad" (Foucault 1994, 195). Para Ulloa (2004), esto ha generado una forma específica de gubernamentalidad, planteada por ella como la "ecogubernamentalidad", entendida como "todos los proyectos o prácticas que intentan dirigir a los actores sociales a comportarse de una manera particular y hacia fines específicos, en los que la política gubernamental es sólo uno de los medios de regular o dirigir dichas acciones" (Watts, citado en Ulloa 2004, xlii). A partir de la Constitución de 1991 "se dio inicio al proceso de construcción de una suerte de identidad ecológica nacional basada en [la] riqueza biológica" (Ulloa 2007, 301). Y sobre los recicladores tuvo sus efectos, pues quedaban atrás los nombres despectivos con los cuales se conocía a los recicladores, para denominarlos "recuperadores del medio ambiente". Ulloa señala que "el símbolo de 'reciclaje' se ha convertido en una imagen universal de la consolidación de la ecogubernamentalidad" (Ulloa 2004, xli). Así, Colombia "ha sido incorporada a los procesos internacionales gubernamentales que envuelven una determinada ecogubernamentalidad y siguen una verdad específica de lo que se tiene que hacer en relación con el medio ambiente" (Ulloa 2007, 301). Esto ha ido en contra del reconocimiento de los "recuperadores" como "sujetos ambientales" (Agrawal 2005a; 2005b), pues se les desconocen sus conocimientos locales, su legado histórico, se les vulnera su derecho al trabajo y no se les cumple lo acordado en la normatividad ambiental colombiana.

Lo que muchos actores institucionales han olvidado es que los rellenos regionales se crearon en la década del noventa con la idea del reciclaje, fomentados a partir del Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos (PGIRS) (Ministerio del Medio Ambiente 1997), con el fin de manejarlos en conjunto entre las empresas de aseo y los "recuperadores" organizados en cooperativas; que la Ley 511 promulga el día nacional del reciclador y el reciclaje; que el PGIRS aboga por los "recuperadores" organizados en cooperativas, y la Ley 454 de 1998 promueve la cultura ecológica y la definición institucional de lo que "es" un "recuperador", a saber: "persona natural o jurídica que con fines económicos o ambientales realiza labores correspondientes a la actividad de recuperación de los materiales y residuos sólidos depositados en las basuras" (Orozco 1997, s. p.). Estos antecedentes y la anterior definición, al ser incorporados dentro de la legislación ambiental, están reconociendo una "identidad de trabajo" (Snow y Anderson 1987; Snow y McAdam 2000) como "sujetos ambientales" (Agrawal 2005a; 2005b), y se suma que hoy en día la categoría reciclador, desde una perspectiva institucional, ya no tiene el sentido peyorativo que se le dio en otros tiempos. Actualmente, esta categoría abarca lo industrial, los investigadores sobre el tema de reciclaje, las organizaciones de recicladores y los prestadores del servicio público de aseo (Ministerio del Medio Ambiente 2000). Por lo tanto, la discusión desde lo local radica en que los hoy llamados "recuperadores del medio ambiente" reclaman ser "recicladores" porque existe un legado histórico: desde los años sesenta vienen recuperando materiales en diferentes "basuros", botaderos, "muelles" y rellenos sanitarios,11tarea que se resume en metáforas como "el olor nos lleva", la cual explicaremos más adelante. Por ejemplo, Ricaurte Loaiza y Libia Bautista se reconocen como recicladores de las primeras generaciones en Buga y han sido líderes de la organización social Pioneros, y respecto al nombre nos contaron que la denominaron así porque en Inglaterra existieron los Pioneros de Rochadle, la primera cooperativa en conformarse en el mundo, y como ellos iniciaron su proceso en Buga, decidieron adoptar este nombre. Relatan que de inicio a fin cumplen un rol relevante en la recuperación y transformación de los materiales, y de ahí su reconocimiento como reciclado-res. Aspecto que hace parte de su "identidad política", debido a que es una "reivindicación política, más que una petición personal" (Ryan 2005, 393), y desde su memoria tanto individual como social, se contrapone a la intencionalidad de ser reconocidos frente a otros grupos o a decretos como el 1713 de 2002 (Ministerio de Desarrollo Económico) y, recientemente, a la Ley 1259 de 2008 o Comparendo Ambiental.12

A pesar de este reconocimiento social, en el caso local de Presidente se presentan tensiones entre ellos y la multinacional Proactiva. Por lo cual fue necesario tener en cuenta las perspectivas de las trabajadoras sociales del relleno sanitario como intermediarias entre estos actores sociales, y, a partir de ahí, conocer cómo influye su discurso ambiental en el reconocimiento de los "recuperadores". Lo anterior permite entrever que "las instituciones son vistas como gobiernos o reglas de sistemas creadas por individuos en busca de promover o proteger sus propios intereses. Aunque las instituciones regulan y constriñen a los individuos sobre algunas condiciones, por tanto, reconocen que sus metas pueden ser más efectivas a través de la acción institucional"13 (Scott 2005, 410).14 Este aspecto fue tenido en cuenta, en cuanto los "recuperadores" que lograron trabajar dentro de este relleno sanitario consolidaron tres cooperativas en un acuerdo negociado con Proactiva. Sin embargo, este proceso de organización social-cultural permite observar los cambios ocurridos, particularmente, en las definiciones que los actores sociales del relleno han venido experimentando sobre su oficio y, por consiguiente, sobre ellos mismos: "no somos recicladores, desechables, indigentes ni locos. Somos recuperadores" (Aguirre 2005, s. p.).15 Esta afirmación podría suscitar interrogantes acerca del reconocimiento de estos actores. No obstante, el uso del concepto "recuperador" y/o reciclador tiene una historia, y como tal nos sitúa en una perspectiva dinámica en la forma como diferentes generaciones la han entendido y se la han apropiado. Por ejemplo, conocer la historia del grupo Nuevo Milenio tiene un antecedente relevante, y es que no es la primera vez que sus integrantes han pertenecido a una cooperativa, debido a que algunos "recuperadores" vienen del famoso "basuro" de Navarro, en Cali. Generalmente, para este caso específico, los recicladores de Nuevo Milenio son los que desde las décadas de los setenta y ochenta han recuperado materiales. Es por esto que la dinámica de la gente de Nuevo Milenio coincide con la experiencia de los "botaderos" del departamento del Valle, como Navarro, El Tiple, Gorgona, La Virgen y Presidente.

Así, puede ser que generaciones recientes asuman una forma de "reconocimiento de distinción" (Todorov 1995), que cada actor social establece frente a otros; entendiendo como otros actores sociales a instituciones como Proactiva Medio Ambiente, alcaldías municipales de San Pedro y Buga, la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) o el Estado. En otros casos, y más referido a generaciones precedentes, el reconocimiento en su momento histórico no fue ineludiblemente una necesidad tan acuciosa como en el presente, cuando la "basura" recientemente ha adquirido un valor económico. En otras palabras, nuestro argumento es que los cambios en el valor semántico asignado a la "basura" han redimensionado el valor del oficio de reciclador. Si se quiere, y resignificando el sentido atribuido por Marx, se ha pasado de un valor de desuso dado a la basura a un valor de cambio ecológico.

Por estas razones, y dadas las características del caso local en Presidente, es que el "proceso de identidad" (Snow, Oselin y Corrigall-Brown 2005) o como lo llamaría Ulloa (2004, 169), de construcción de identidades ecológicas, requiere que "no sea vista como una categoría fija, sino como un proceso relacional y en negociación con identidades que han sido históricamente conferidas por otros". En este sentido, el reconocimiento de los "recuperadores" debe ser analizado junto con los encuentros entre ellos, las instituciones antes mencionadas y empresas del servicio de aseo, ya que repercuten en el proceso de reconocimiento del oficio, y sobre su identificación como "recuperadores". Estos aspectos son los que han contribuido al reconocimiento como "recuperador" y/o reciclador dependiendo del lugar en que se encuentren. Así, la identidad ecológica y/o política es empleada en ciertos espacios institucionales y frente al Estado para denominarse "recuperadores". Sin embargo, al entablar conversaciones con ellos, algunos se autorreconocen como recicladores porque desde los inicios en este oficio fueron conocidos como tales. El concepto "recuperador", entonces, es asimilado por algunos como una representación válida para ellos porque el de reciclador podría estar estigmatizado. Este proceso de identidad ecológica y/o política es un aspecto complejo que amerita más investigaciones. Agrawal afirma lo siguiente: "mucho del debate filosófico-político sobre la formación de sujetos procede como si ellos emergieran y existieran independiente de una historia, política, y el campo social" (2005b, 180), y así se vuelve irrelevante este tema a la hora de estudiar la formación de los "sujetos ambientales". Aún más crítico, se puede deducir que con la denominación "recuperador", impuesta desde los discursos ambientales, se tiende a negar un legado histórico de memoria social y de los diferentes roles que los recicladores han venido cumpliendo desde décadas atrás, mucho antes que "la política de las empresas colocara a la basura de moda" (Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca 2005). Veamos en el siguiente apartado otros aspectos del reconocimiento de estos actores sociales que deben considerarse a la luz de diversos trabajos de campo desde la antropología u otras disciplinas sociales.

El reconocimiento del recuperador desde la antropología de los sentidos

Hasta ahora no se ha abordado el tema de los olores y su relación con el autorreconocimiento de los "recuperadores"; por el contrario, el reconocimiento sobre estos actores sociales proviene de perspectivas ambientales, ingenieriles, institucionales, jurídicas, literarias, sociológicas (Álvarez y Torres 2003; Caicedo 1997; Corte Constitucional 1993; González et al. 1996; González 1997; Hernández 1997; Ministerio del Medio Ambiente 1997; Murillo 1997; Osborn 1993). Este aspecto llamó la atención en el trabajo de campo (2006-2007) desde la "antropología de los sentidos" (Classen 1993) porque estos actores sociales en sus respectivas casas "olían" y se sentían diferentes, utilizaban perfume como parte de la cotidianidad que existe en otros espacios sociales para también sentirse "otros" que, en términos teóricos y conceptuales, diríamos, ejemplifican su "reconocimiento de distinción" (Todorov 1995). Éste fue el caso cuando visité a Miguel Bautista (q.e.p.d.), quien, luego de haberme concedido una conversación en la plataforma del relleno sanitario, me invitó a su casa. Cuando llegué al barrio Alto Bonito, donde residen estas personas en Buga, su olor me impresionó, pues un aroma muy particular se antepuso al sentido de la vista. Esta percepción sensorial de inmediato hizo pensar que a lo largo del trabajo de campo la observación no iba a primar sino que estaría balanceada con el sentido del olfato. Así, había trascendido aquello que estaba escrito sobre el reconocimiento de los "recuperadores", pues su olor fue percibido, y, además, algunas afirmaciones en torno a su oficio fueron analizadas y reflexionadas porque tienen relación con este sentido. Al respecto, Edilma Betancourt y Nelly Cuero, recuperadoras de Nuevo Milenio, contaron que se establecieron en el relleno de Presidente porque "las basuras de Palmira vinieron, y como el olor nos lleva", entonces decidieron trabajar en este lugar. Esta metáfora se relaciona con la descrita por Jaramillo en su texto, pues habla de "perseguir la basura", la cual define como "continuar como reciclador en los diferentes sitios donde históricamente se efectuó la disposición final de la basura en la ciudad" (Jaramillo 2003, 225). Particularmente, los olores a perfume permitieron identificar que se trataba de unos actores diferentes, o ¿acaso alguna vez habíamos imaginado este olor en un "recuperador"? No. Cabría preguntarse si las prácticas culturales y sociales, aquellas del baño después de trabajar, y en otros espacios sociales que analicé (encuentros deportivos, entrevistas, reuniones, etc.), son factores que implican aceptación de parte de las personas que interactúan y el "reconocimiento" en sus lugares donde residen. Para aproximarnos a una interpretación de este aspecto, fue necesario tener en cuenta los roles culturales que cumplen los sentidos en la recuperación de materiales y en las relaciones sociales del "recuperador".16 Para finalizar estos dos apartados, se debe destacar la importancia, para los análisis de los grupos sociales, del problema conceptual del reconocimiento del "recuperador" y/o reciclador en su más amplio sentido, su estructuración en la interacción espacio-tiempo y su relación con las instituciones que desde otros ámbitos generan discursos que son resemantizados por los "recuperadores" en un contexto local. Así, demos paso a un estado de la cuestión sobre el tema "recuperadores" desde una perspectiva socio-ambiental, y que reivindica los anteriores argumentos e ilustra la metáfora anteriormente señalada.

Hacia una revisión crítica sobre los estudios de los "recuperadores" en Colombia

En la mayoría de trabajos sobre recicladores en Colombia se encuentran dos líneas de investigación: por un lado, unos son enfáticos en describir la creación, logros y alcances de las cooperativas desde el trabajo social, la administración de empresas, la jurisprudencia (Álvarez y Torres 2003; Ariza 2000; Cooperativas Recuperadores Verdes 1996; Guio y Ochoa 2004; Meza 1998; Troncoso 1980; Vargas 1990); y de otro lado están las investigaciones antropológicas sobre los recicladores y los "trabajadores de la basura", las cuales son escasas, y las pocas que existen se reducen a trabajos de pregrado, y poco valor le conceden a la literatura especializada, especialmente en el campo subdisciplinar de la antropología ambiental. Más aún, no se ha realizado una genealogía del concepto "recuperador" y reciclador, por lo cual no son estudiados desde las voces locales. Este artículo no pretende establecer su genealogía pero sí realiza una aproximación teniendo en cuenta lo señalado por Gómez y Zárate (1997) sobre estos conceptos. Ellas perciben estratégico el uso del concepto cadena de reciclaje, "la cual implica mantener la diferencia conceptual entre recuperadores y recicladores, para evidenciar el papel de cada cual en la cadena" (Gómez y Zárate 1997, 138). Esto suscita algunas dudas, pues esta afirmación conduciría a la negación como "sujetos ambientales" (Agrawal 2005a y 2005b) y de su "identidad de trabajo" (Snow y Anderson 1987; Snow y McAdam 2000), basados en su legado histórico, que familias enteras dedicadas al reciclaje han llevado a cabo en los rellenos sanitarios en Colombia. Es decir, si no se les reconoce que son recicladores, en cierta medida estos actores sociales perderían importancia en el reciclaje, pues se les opacan sus roles en todo este proceso y se tendría en cuenta solamente el aspecto técnico de la recuperación de materiales. Es por estas razones que resulta importante tener en cuenta la construcción de la identidad ecológica y/o política de los "recuperadores" y/o recicladores para no retroceder en su reconocimiento social, sino, por el contrario, avanzar paulatinamente hacia su consolidación.

En efecto, a los "recuperadores" les es difícil escapar de la ecogubernamentalidad, la institucionalidad y la reglamentación que intentan regular su oficio y la actividad del reciclaje; sin embargo, para este propósito estos aspectos manifiestan un modo particular de percibir y controlar los grupos sociales. Esta premisa nos conduce al documento expedido por el Ministerio del Medio Ambiente (1997), el cual postuló una Política para la Gestión Integral de Residuos, en la que se encuentra el concepto "recuperadores" definido desde una perspectiva legal, jurídica y técnica. Cabe aclarar que no es el primer estudio en el que se habla en estos términos, ya que González et al. (1996), Caicedo (1997), Gómez y Zárate (1997), Hernández (1997), Murillo (1997), Ministerio del Medio Ambiente (1997), realizan una aproximación sobre los conceptos de "recuperadores" y recicladores, sin diferenciarlos. Salcedo (1994 y 2000) analiza un antecedente relevante como la migración campo-ciudad, en tanto los trabajos sobre "recuperadores" en Colombia parten de la misma hipótesis. Esta antropóloga inicia su trabajo de campo en los años ochenta, en Bogotá, específicamente en la calle conocida como "El Cartucho", con los denominados recolectores nómadas. La unidad de análisis en todo su proyecto es el cuerpo, debido a que las prácticas móviles hacen énfasis en ir más allá de un trabajo social o un estado sociológico; y va en contra de argumentos simplistas o estereotipos que se encuentran sobre los cartoneros. Por su parte, Mejía (1996), presidente de la Asociación de Recicladores de Bucaramanga, en su artículo señala que la "cultura del trabajo" ha sido desconocida por parte de la sociedad que los rodea, y, además, los proyectos que se plantean por parte de las instituciones enfatizan más en lo técnico (rellenos sanitarios) que en lo social (recicladores). Por esta razón, afirma que se han organizado en cooperativas para cambiar su imagen y luchar contra la ley de la violencia y la ley del más fuerte. Hernández (1997) habla en todo su artículo coherentemente de "recuperadores" pero no tiene en cuenta las voces locales de estos actores y su posicionamiento como tales. González (2002) conjuga en su investigación las visiones de los mismos actores sociales acerca del reciclaje, y desde la teoría antropológica aborda la adaptación cultural. Esta autora afirma que el reciclaje es fuente de movilidad a partir de los inicios del setenta, y que empieza con las familias.

Analizados estos trabajos e investigaciones, se puede afirmar que es necesario dar paso a estudios donde el "recuperador" no sea un actor externo, sino que se indague su interacción con los discursos ambientales e instituciones bajo el concepto "ecogubernamentalidad" propuesto por Ulloa (2004). En este sentido, debemos apostarle a abordar los aspectos técnicos y/o tecnológicos de los proyectos regionales sobre la construcción de los rellenos sanitarios conjugando las voces locales de los "recuperadores" como actores fundamentales en los ámbitos socioambientales de la sociedad colombiana (Gutberlet 2008; Viana 2003). Pasemos entonces a analizar las tensiones que se generan en torno al reconocimiento social, tomando como referencia el proceso histórico de los "recuperadores" y del Relleno Sanitario Regional de Presidente.

La organización de los "recuperadores" frente a la multinacional Proactiva

Para abordar un tema como la organización social fue necesario acudir a la memoria colectiva (Watchel 1999), basada en los relatos de los "recuperadores", haciendo énfasis sobre sus visiones derivadas de permanecer largas horas dentro del Relleno Regional de Presidente. Desde lo metodológico, se estableció a través de los relatos un antes y un después de la llegada de la multinacional Proactiva y el establecimiento de este relleno regional. En este sentido, Wright (1997, 21) afirma que los "grupos sociales desarrollan su propia visión del mundo, un estilo de pensamiento distinto, el cual sostiene sus patrones de interacción". Aplicado en este caso, los funcionarios de la empresa de aseo tienen que cumplir como miembros de Proactiva con el trabajo social que media entre ellos y los "recuperadores". No obstante, estos actores tienen otra forma de reflexionar sobre lo coyuntural que sucede en el relleno, su oficio y su organización social. El trabajo social de la empresa surgió a principios del año 2000 como requisito por parte de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) y como intermediario de los problemas sociales y ambientales que en principio generó el establecimiento del relleno sanitario. En conversación sostenida con Amparo Quintero,17 señalaba que: "nuestro decir es toda la basura es nuestra porque es [dinero] para nosotros". En este sentido, este valor compartido alrededor de un referente como la basura articula diferencias cognitivas y axiológicas. Resulta de interés que los "recuperadores" hayan aportado al conocimiento de la clase de materiales a recuperar, para que Proactiva los dé a conocer a las demás empresas recicladoras. De esta manera, los "recuperadores" contribuyen con los "puntos ecológicos", que no son más que la recuperación en la fuente, es decir, una de las aplicaciones del PGIRS. El relleno de Presidente, a lo largo de sus diez años de historia, ha contado con cuatro trabajadoras sociales que han contribuido a la formación de una conciencia ecológica que, si bien puede estar relacionada con la manifestada por los recicladores, aparece de manera distinta y más articulada con una estructura de poder. Ulloa señala que el surgimiento de esta conciencia puede considerarse como "una nueva formación discursiva", de acuerdo con el concepto foucaultiano de discurso, "que produce un grupo de oraciones que proveen un lenguaje para hablar acerca de -una manera de representar el conocimiento acerca de- los actores 'ecológicos` y el ambiente" (2004, xl).

Cuando se realizó trabajo de campo, una de las primeras impresiones que la trabajadora social relató fue la dificultad de enfrentarse con la basura a poca distancia y lo complejo de trabajar con los "recuperadores", pues, en términos generales, se resisten a las actividades que programan en el relleno. En efecto, se propuso la pregunta: ¿Cuál era la visión de los "recuperadores" frente a ellos mismos? Sobre lo cual aseveró: "la visión frente a ellos mismos era causar terror a la otra gente, de pronto como mecanismo de defensa para sentirse bien o al menos no tan rechazados; era causar miedo".18 Sin embargo, desde la perspectiva de los "recuperadores", el trabajo social debe cumplir el rol para la empresa y no para ellos; de aquí se deduce la catalogación como intermediaria. Esto resulta significativo, por dos razones: la primera es que el rol que cumplen ellas ha sido justamente el de intermediación entre actores institucionales y recicladores. La segunda razón es que los rellenos sanitarios, por lo general, han contado con trabajadores sociales, y no, como sugeriría Collazos (2001), con sociólogos y antropólogos, cuyo rol podría ser la investigación de los aspectos sociales y culturales en torno al oficio del reciclaje. Por otro lado, los testimonios y la práctica de las trabajadoras sociales tienen la característica de relacionarse con la convivencia, la solidaridad, el respeto y la autoestima, aspectos que hacen parte de la estructura de la pertenencia social (Snow, Oselin y Corrigall-Brown 2005); características que son prioritarias para el trabajo social. Éste ha llevado a que los "recuperadores" participen en las Juntas de Acción Comunal y a que por fuera del relleno exista un reconocimiento sobre estos actores sociales. Lo paradójico del caso frente al reconocimiento del proceso de organización por parte de la multinacional Proactiva es que los recicladores no sienten la misma complacencia que ella, pues esta multinacional está desconociendo su proceso de organización social que han tenido que vivir ambos grupos de recicla-dores, los cuales serán descritos a continuación a través de la metáfora implícita "el olor nos lleva".

Pioneros y Nuevo Milenio:un proceso de organización social en Presidente

No se puede describir la historia local de cada organización tomándola como una sola porque, si bien ambos grupos se reconocen como recicladores, tienen una trayectoria diferente en cuanto espacio-tiempo. Collazos (2001) plantea que no es humano que los "recuperadores" deban trabajar dentro de los rellenos sanitarios, y agregaría que tampoco lo es el hecho de que "ello(a)s tengan que perseguirla [la basura]", o ¿acaso no es sugestiva la afirmación "el olor nos lleva"? Conozcamos las historias locales de los "recuperadores" antes y después del establecimiento del relleno de Presidente, que ilustran mejor esta aseveración.

El caso de la cooperativa Pioneros nos remonta a finales de 1992, cuando se promulgó el Programa de Reciclaje de la Fundación Social,19 el cual extendió a todo el país el sacerdote jesuita Hernán Umaña, quien auspició este programa, que consistía en organizar los "recuperadores" en la forma "primaria" de cooperativismo en el ámbito nacional. Este proceso era promovido por el Departamento Administrativo Nacional de Cooperativas (Dancoop). La Fundación Social requería de la colaboración de las alcaldías de los municipios, en tanto el proceso de organización social y cultural de los "recuperadores" hasta ese momento era incipiente. Entonces, gracias al conocimiento previo de la Ley 142 de 1994,20 y debido a que se creía que con su aplicación quedarían por fuera los "recuperadores" de los rellenos sanitarios, fue importante acudir a la Fundación Social, pues su objetivo era organizarlos en cooperativas para lograr que los aceptaran dentro del relleno sanitario de Presidente. En consecuencia, empezaron a organizar el grupo de diecisiete recicladores de Buga. Luego cambiaron el sitio donde botaban las basuras (Picapiedra; ver el mapa 2) y encontraron aspectos favorables para realizar su oficio. Posteriormente, las basuras fueron arrojadas al Porvenir, lugar situado en la carretera hacia Buenaventura. Allá los recicladores no eran reconocidos por trabajar de forma independiente. Por consiguiente, la Alcaldía municipal de Buga los citó al Instituto Mayor Campesino (IMCA) y les ofreció un curso de cooperativismo, que los benefició porque acabaron con los intermediarios del reciclaje. Años más tarde, el municipio de Buga compró un terreno localizado a tres kilómetros de Pueblo Nuevo, lugar donde, esta vez, se les reconoció a los recicladores su labor. Entretanto, la Fundación Social hizo un seguimiento, con un sociólogo y economista, al proceso de organización social de los recicladores de Buga. En 1992 llegó el director regional de la Fundación Social y envió los papeles de la precooperativa al Dancoop-Cali. De esta forma, a finales de 1993 habitantes de Pueblo Nuevo ganaron la tutela contra el "botadero" y clausuraron este sitio para no permitir la entrada de "recuperadores". Así, las basuras fueron llevadas al municipio de Guacarí (Valle) y se les prohibió el acceso, por la desconfianza que se empezaba a transmitir de un municipio a otro. Debido a esta situación, los "recuperadores" acordaron con el alcalde del municipio de Buga la recolección del reciclaje en vehículos. La recuperación de materiales se llevó a cabo en una bodega, y esta situación no fue aceptada por los vecinos del sector. De esta forma, algunos no regresaron debido a los problemas que percibían, y se dedicaron a otros oficios. Entonces, los socios que continuaron alquilaron un salón y algunas herramientas, tales como báscula, carreta manual y de tracción animal. La Fundación Social se enteró de estas gestiones y aportó $1.000.000, "que sirvió de capital semilla y asesorías". En 1994 se aprobó la constitución de la precooperativa pero las secretarías de Gobierno y Obras Públicas enviaron un comunicado que prohibía seguir transportando a los "recuperadores" en los techos de los vehículos de recolección, por lo cual debían implementar un nuevo sistema de transporte. Los "recuperadores" optaron como alternativa comprar cinco carretas de tracción animal. Posteriormente, las basuras fueron arrojadas a otro sitio, conocido como Canagua, a orillas del río Cauca, en Guacarí, donde se "abrió" el sitio de disposición final, y allí nuevamente se integró el grupo de veinticuatro "recuperadores".

En este contexto, empezó a gestarse la Ley 142 de 1994, y por esta razón le propusieron a la Alcaldía de Buga conformar una empresa de aseo. Conocieron la adenda No. 1, donde estaban los términos de referencia para participar en la licitación. Aunque para ellos no era fácil conseguir los "recuperadores" y la Fundación Social, los revisaron y encontraron una parte que les favorecía dentro de la Constitución Política. El líder, Ricaurte, solicitó asesoría de la Fundación Social y viajó a Bogotá, donde contó con tres asesores para visitar a Ciudad Limpia, Aseo Capital, Empresa de Servicios Públicos de Servicio Urbano (Urbaseo) y Aseo Total. Urbaseo organizó las rutas de aseo en la noche, debido a que se encontraban molestos porque Pioneros -como ahora se llama- realizaba el aseo de la ciudad; por consiguiente, establecieron un acuerdo verbal, el cual consistía en acabar con la precooperativa. Como en Buga no existía una política para el reciclaje, se comprometieron a recuperar en las calles. En diciembre de 1996 Buga, San Pedro y Tuluá botaban a cielo abierto las basuras en el municipio de Buga. Los "recuperadores" de Pioneros narraron que fue compleja esa situación porque llegaron los recicladores de Candelaria, Palmira, Pradera y Navarro, refiriéndose al arribo del grupo Nuevo Milenio al relleno de Presidente, y a esto se le sumó la llegada de la multinacional Proactiva. En vista de estos problemas sociales que se empezaron a generar hubo una reunión con los socios de la empresa en Cali para realizar acuerdos entre Proactiva y las cooperativas Pioneros y Nuevo Milenio. Sin embargo, desaparecieron los administradores de la bodega con el dinero que les pertenecía a los "recuperadores". Entonces decidieron "recoger los escombros" de la precooperativa, para conformarla como cooperativa. A comienzos del año 2000 realizaron el trámite legal. Urbaseo ha querido que los "recuperadores" de Pioneros vendan sus acciones; sin embargo, ellos se han negado, por lo negligente que habían sido con su incipiente organización. De todas formas, la empresa Urbaseo no cumplía con los acuerdos firmados con ellos.

De la misma manera, los "recuperadores" de Nuevo Milenio han experimentado una trayectoria similar. Ellos contaron la historia vivida en el distrito de Navarro, sin pasar desapercibida la violencia que afrontaron. Al respecto, Enrique Olaya relató que el nombre de la cooperativa Nuevo Milenio nació en una reunión realizada en la cancha de fútbol de Pueblo Nuevo, porque el grupo se legalizó en el "nuevo milenio" (año 2000). Los fundadores de esta cooperativa fueron las familias Betancourt, Burgos, España, Hernández, Lucumí, Navas, Olaya, Rengifo, Riascos, Serna y Vargas. El grupo inició con treinta y una personas; luego, en el año 2000 alcanzaron noventa y seis socios, y luego sesenta y uno. Aquí debemos realizar una observación, y es que los grupos de "recuperadores" y/o recicladores generalmente se encuentran agrupados por familias que tienen relaciones de parentesco. En el caso de Pioneros, las familias de Buga con mayor presencia en el grupo son los Loaiza y Bautista, y en Nuevo Milenio, familias de Cali como Burgos, España, Hernández. Antes de entrar los "recuperadores" al relleno de Presidente, la gran mayoría de Nuevo Milenio perteneció a la Cooperativa de Reciclaje y Compost (Recicompost), y otros, al Comité de Vivienda y Apoyo al Reciclador (Coviapore), la cual fue una de las cooperativas que Olaya ayudó a fundar en Navarro para la gente que vivía allá, encima de la basura. Luego de pertenecer a esta cooperativa, y en vista de la Ley 142 de 1994, las instituciones y "recuperadores" buscaban alternativas al problema social que se generó.

Quienes intervinieron para poder ingresar al relleno de Presidente fueron políticos y ex funcionarios de la empresa de aseo. Este segundo grupo relató que el problema radicaba en que se pensaba que este relleno traería la misma dinámica de Navarro: peleas, violencia y robos. Sin embargo, Nelly Cuero insistió en que la empresa también ha ido cediendo, ya que han reconocido que el trabajo que realizan es complejo, en las condiciones que lo llevan a cabo. Según ella, el grupo llegó a tener ochenta recicladores, y luego terminó con cuarenta porque poco a poco algunos compañeros han viajado a diferentes lugares buscando mejores condiciones. Nelly hizo una observación: "la basura agota, por eso muchos se han ido" (Nelly Cuero, recicladora. Pueblo Nuevo, 22 de junio de 2006). Finalmente, es indispensable enfatizar que a través de la "memoria social", conseguida realizando trabajo de campo en el relleno sanitario y sus lugares donde residen, se ha descrito de manera breve, y como reconocimiento a la historia de cada cooperativa, un contexto que permite apreciar sus percepciones, las variaciones organizativas que estos logros han conseguido, debido a la identidad política y/o ecológica que han hecho valer como "sujetos ambientales" (Agrawal 2005a y 2005b), porque han apropiado su práctica y su discurso en torno al reciclaje; en este sentido, es una "identidad de trabajo" (Snow y Anderson 1987; Snow y McAdam 2000), pues son consecuentes con estos aspectos. No obstante, en diciembre de 2008 fueron expulsados del relleno sanitario dando cumplimiento a la legislación ambiental; por lo tanto, los "recuperadores" siguen buscando colaboradores y contribuyentes para enfrentar esta falta de compromiso no sólo de parte de Proactiva sino de las alcaldías municipales y del Gobierno colombiano.

Hacia la contribución del reconocimiento de los "recuperadores" en Colombia

En este artículo hemos propuesto analizar el caso de Presidente articulándolo con la antropología ambiental y de los sentidos, los conceptos ecogubernamentalidad, reconocimiento, sujeto ambiental e identidad de trabajo, como posibles aportes para la investigación social actual y posterior. Se ha destacado que las "identidades ecológicas y/o políticas" cobran interés como fuente de investigación para el caso "recuperadores", y que los estudios sobre instituciones en relación con los "recuperadores" adquieren una mayor importancia. Así, el reconocimiento como reciclador se empieza a consolidar en dos direcciones. Una por parte de los actores mismos, y otra derivada de las instituciones que auspician la actividad del reciclaje desde un punto de vista comercial-institucional y que fomentan un tipo de representación. En el primer caso, las basuras hacen parte del modo de vida de un grupo social, mientras que en el otro, además de esto, adquiere un proceso colectivo de identidad política y/o ecológica, más institucionalizado, que reconoce los roles ambientales, sociales y económicos dentro de un relleno sanitario como aporte considerable a la sociedad. La antropología y la etnografía pueden contribuir a la solución de estos problemas locales, pues han sufrido marginación en este debate público (Milton 1997; Foladori y Taks 2002), y es justamente a través de este medio escrito que se pueden dar a conocer los aspectos sociales y culturales que terminan siendo subsumidos en el criterio "ambientalista". Por ende, es importante y urgente aportar en el proceso de reconocimiento como "sujetos ambientales" e "identidad de trabajo", teniendo en cuenta las condiciones sociales de este sector de la población colombiana, porque son actores que por más de cincuenta años han estado vinculados con el reciclaje. Es importante señalar que la visión de Proactiva es paradójica frente al proceso organizativo de estos actores sociales. Por un lado, quieren organizarlos para controlarlos, pero al mismo tiempo, la organización de los "recuperadores" se convierte en un proceso de resistencia frente a políticas ambientales que de alguna manera los desconocen. Ésta es la dialéctica de este encuentro de actores alrededor de la basura. En efecto, las empresas y otras entidades buscarían expulsarlos a través de diferentes oficios, mientras que los "recuperadores" se reafirman en el reciclaje y su "identidad ecológica y/o política". Por último, aún los recuperadores están reclamando su derecho al trabajo, pues aunque Proactiva intentó establecer acuerdos antes de expulsarlos del relleno sanitario, son cientos de familias que todavía esperan ser incluidas en los PGIRS del municipio de Buga como alternativa de trabajo.


Comentarios

1 This expression is used by the recuperators to show that they have been persecuting the garbage in different landfill.

2E.g., Ulloa 2004.

3 El estudio de caso reseñado aquí es el Relleno Sanitario Regional de Presidente del departamento del Valle (situado al suroccidente de Colombia, entre la región Andina y la región del Pacífico). Localizado en la vereda de Arenales, corregimiento de Presidente, municipio de San Pedro, el cual está ubicado al noroccidente del departamento del Valle (ver el Mapa 1).

4 Se trata de una firma latinoamericana que llegó aproximadamente en los años ochenta a territorio colombiano, y en 1997, al corregimiento de Presidente, en el departamento del Valle.

5 A lo largo del artículo se empleará el concepto "recuperador(es)" y/o reciclador(es) aludiendo a los géneros masculino y femenino.

6 Este artículo se basará en los testimonios de Ricaurte Loaiza, Libia Bautista, y Edilma Betancourt, Enrique Olaya, Nelly Cuero, Yesenia Gutiérrez y Aldemar Hernández, fundadores de las cooperativas Pioneros y Nuevo Milenio, respectivamente.

7 Refiere a "cualquier objeto, material, sustancia o elemento sólido resultante del consumo o uso de un bien en actividades domésticas, industriales, comerciales, institucionales, de servicios, que el generador abandona, rechaza o entrega y que es susceptible de aprovechamiento o transformación en un nuevo bien, con valor económico o de disposición final" (Ministerio de Desarrollo Económico 2002).

8 El artículo se centrará en los dos primeros grupos que actualmente existen, y en representación de Proactiva se basará en los testimonios de las trabajadoras sociales y el jefe de grandes generadores.

9 La noción de "botadero" ha sido reseñada como el "[...] lugar donde el municipio o, en general la comunidad, deposita sin ninguna restricción ni cuidado sus residuos sólidos domésticos, comerciales, institucionales, hospitalarios e industriales, peligrosos y no peligrosos" (Collazos 2000-2001, 3).

10 Es preciso señalar que las nociones de la gente se encuentran entre comillas para diferenciarlas dentro del texto.

11 "Basuro" o "muelle" son expresiones usadas por los recicladores, y refieren a los lugares en los que se depositan las basuras, mucho antes que se comenzara a hablar técnicamente de botadero o relleno sanitario.

12 Hipotéticamente, se puede señalar que este Comparendo tiene algunos antecedentes, pues, según Murillo, "[...] esta labor [recuperación de materiales] está por fuera de la ley, prohibida por disposiciones del Ministerio de Salud, como por la Policía" (Ministerio del Medio Ambiente 1997, 22); aspecto que aún está por profundizar.

13 Esta tendencia es parecida a la aplicada a los análisis sobre el Estado, donde se llama la atención de superar la estructura para dar lugar a una mejor atención sobre las prácticas, procesos y realizaciones de los actores involucrados en esas estructuras, notándolos más como parte de 'constructos culturales', como diría Geertz (Delaney 2005; Hansen y Stepputat 2006; Kurtz 2001; Trouillot 2001).

14 La traducción es del autor.

15 El énfasis es del autor.

16 Ver Classen 1993.

17 Jefe de grandes generadores. Palmira, 25 de mayo de 2006.

18 Yudy Alvarado, trabajadora social. Presidente, 11 de mayo de 2006.

19 La Fundación Social, "desde el punto de vista jurídico [es] una entidad civil, sin ánimo de lucro, de utilidad común, de carácter fundacional". Su principal objetivo pretende cambiar las causas que generan pobreza en Colombia (Fundación Social 2010). En 1986 decidió trabajar en la organización de los recicladores en casi todo el territorio nacional (Asociación Nacional de Recicladores 2010).

20 Esta Ley se aplica a "los servicios públicos domiciliarios de acueducto, alcantarillado, aseo, energía eléctrica, distribución de gas combustible, telefonía pública básica conmutada y la telefonía local móvil en el sector rural" (Juriscol s. f.).


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Fecha de recepción: 9 de junio de 2009 Fecha de aceptación: 11 de enero de 2010 Fecha de modificación: 12 de julio de 2010

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