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Revista de Estudios Sociales

versão impressa ISSN 0123-885X

rev.estud.soc.  n.39 Bogotá maio/ago. 2011

 

Modernidad conservadora y cultura política. La Acción Católica Argentina (1931-1941)

Mariana Elizabet Funkner

Estudiante del Profesorado y la Licenciatura en Historia, Instituto de Estudios Socio-Históricos de la Universidad Nacional de La Pampa, Argentina. Entre sus últimas publicaciones están: Las relaciones institucionales entre la Iglesia católica y las autoridades gubernativas en La Pampa (1934-1955) (en prensa); y La fotografía: una herramienta central en la producción historiográfica católica pampeana (coautora). Anuario 9, Nº 8: 91-110, 2009. Correo electrónico: marianafunkner@yahoo.com.ar


Este libro se inscribe en las corrientes renovadoras historiográficas que surgen con el retorno a la democracia en Argentina. Hasta ese momento, la historia de la Iglesia había permanecido casi completamente limitada al ámbito confesional, en particular, a la actividad de los miembros de la Junta de Historia Eclesiástica. En el marco del advenimiento de la democracia, se planteó la necesidad y la pertinencia de superar el estudio del catolicismo concebido principalmente como una historia referida a la institución o la historia del clero y su relación con la sociedad y la política. Se comenzaron a pensar la Iglesia y el catolicismo a partir de un encuadre más amplio y atravesado por múltiples escisiones. En primer lugar, analizándolos como un actor y un universo cultural complejo y heterogéneo en el que interactúan organizaciones, figuras individuales y ámbitos de sociabilidad donde circulan ideas y se generan y entrecruzan redes. En segundo lugar, focalizando la mirada entre los desarrollos de estas ideas y su incidencia en la conformación de una cultura política que, como la argentina, estuvo penetrada por influjos autoritarios alimentados en ámbitos católicos. Fue precisamente en este momento cuando arribó a la historiografía sobre la religión una nueva camada de investigadores, pertenecientes algunos a universidades nacionales, y otros, a instituciones de ámbito académico no universitario. En todos los casos, intelectuales que, más allá de su fe religiosa, se hallaban dedicados al desarrollo de una actividad estrictamente académica.

En relación con estos estudios, el libro Modernidad conservadora y cultura política se encuadra en la historia social y política que, en su afán de articular el terreno de los discursos y el de las prácticas, permite avanzar en el conocimiento de las formas que asumió la participación de las distintas agrupaciones católicas. De manera concreta, aborda la historia de la Acción Católica Argentina (1931-1941) en dos dimensiones: la nacional y la provincial (Córdoba).

En términos de la autora, su propuesta consiste en "contribuir al estudio del papel del laicado militante en la historia de la Iglesia argentina, al esclarecimiento del panorama católico después del golpe de Estado de 1930 y a la discusión de la construcción de la modernidad y la conformación de la esfera pública en Córdoba, provincia donde la Iglesia se constituyó como actor político y social protagónico" (16).

La historiadora parte de considerar a la Acción Católica como una de las primeras asociaciones conformada por hombres y mujeres de todas las edades y categorías sociales que institucionalizó el rol de mujeres, jóvenes y niños dentro de la estructura eclesial. Plantea a la institución como pionera en iniciativas para alcanzar la mejor adaptación de la Iglesia y el catolicismo a cambios que denotaron una complejización social. Muestra cómo la institución eclesiástica planteó y llevó a cabo una estrategia asociativa antiliberal, que aceptó los cambios modernos y los adecuó a sus propios intereses.

La autora utiliza la categoría habermasiana de esfera pública para interpretar a la Acción Católica y la correlación entre su constitución y la conformación de la modernidad. Así, plantea que la Acción Católica fue una asociación libre de individuos, de acuerdo con reglas que los miembros aceptaban e incluso estipulaban. Sin embargo, muchas ideas y decisiones ya venían "dadas" desde la Iglesia (por las encíclicas, los boletines y los asesores), y las iniciativas de los socios estaban contempladas dentro de los parámetros transmitidos y de acuerdo con estos últimos. Al mismo tiempo, toma conceptos utilizados por Marshall Berman, como el de nueva derecha o modernidad conservadora. Y, por último, utiliza la teoría de Antonio Gramsci.

En cuanto a la metodología y al uso de fuentes, se vale para su investigación de testimonios orales, tanto para acercarse a las vivencias de los miembros de la Acción Católica como para examinar el accionar cotidiano en el nivel parroquial. Asimismo, se remite a fuentes publicadas e inéditas de la Asociación cordobesa, publicaciones oficiales de las jerarquías eclesiásticas y periódicos. Destaca la relevancia de la integración de los testimonios orales con los escritos, para conocer los hechos sociales desde la perspectiva de los protagonistas, rescatar subjetividades y ampliar las fuentes históricas. Precisamente, uno de los aportes más interesantes del trabajo es el relevamiento y la relación establecida entre esta profusa gama de fuentes de variada procedencia y diverso tenor ideológico.

A lo largo de cinco capítulos, la autora analiza los contextos en los que nació la Acción Católica. Para ello divide el capítulo I en dos secciones: la primera corresponde al estudio de la Arquidiócesis de Buenos Aires y de otras partes del país; la segunda se refiere específicamente a la cuestión provincial cordobesa. También examina la consolidación de las variantes integristas del catolicismo, que surgieron luego de 1930. Este catolicismo integral conformó la matriz ideológica de una Iglesia que, con el fin de recristianizar la sociedad, apeló simultáneamente a la penetración de todos los sectores sociales. Analiza la articulación del cristianismo integral en el ámbito nacional y su aplicación concreta en el caso cordobés. Posteriormente, en el capítulo II contextualiza la significación de la Acción Católica en el mundo católico y las transformaciones que sufre esta asociación hasta conformarse como un espacio público que, por un lado, se presentó como socialmente inclusivo pero, por el otro, se rigió por distinciones sexuales que obstaculizaron la igualdad en el trato y la participación. En este sentido, indaga en la concepción social y de género que poseía la Iglesia, reflejada en la asociación tanto en su estructura organizativa como en sus mecanismos de funcionamiento. De esta manera, examina los rasgos fundamentales de su organización vertical y horizontal (que involucran la relación entre clérigos y laicos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos) y la relación que mantenía la Acción Católica con las organizaciones vinculadas a ella.

En el siguiente capítulo expone las diferentes etapas de captación y formación del laico como un "soldado de Dios". Considera el despliegue de estrategias de legitimación de prácticas, penetración y consolidación de la Acción Católica en la sociedad; pone especial atención en las actividades y eventos que crearon y fomentaron en el socio de la Acción Católica un sentido de pertenencia que fue consolidándose.

A continuación, en el capítulo I V, plantea la creciente orientación político-social de la Acción Católica, que se manifiesta con la creación del Secretariado Económico Social (SES); considera la concepción social de la Iglesia (contenida en las encíclicas sociales fundantes) y la respectiva actividad del catolicismo argentino. Destaca continuidades y rupturas de las acciones sociales dentro del ámbito católico, vías de conexión entre ellas y diversas concepciones que las sustentaban. Específicamente, se refiere a la cuestión social, que fue tratada por la institución eclesiástica a través de múltiples asociaciones de laicos, que servían de nexo entre la sociedad y la Iglesia. La autora remarca que el cambio de concepción sobre esta temática se dio a partir de la crisis de 1929, y la vincula a la creciente representación parlamentaria socialista en el nivel nacional y el mayor poder de convocatoria del Partido Comunista, que preocuparon a las jerarquías eclesiásticas, debido a una presencia que, para ellas, se extendía por todo el país. La Iglesia percibió como un peligro la expansión de ideas rotuladas como "comunistas". En este contexto, surgieron dos tipos de acciones sociales: las que se dedicaban a la orientación y aquellas comprometidas con la acción.

Finalmente, en el capítulo V, analiza la aplicación de la especialización por "ambientes" que promovía el SES como respuesta adaptativa de la Iglesia a una sociedad en creciente grado de diversificación. Es por ello que, a través de constituciones de asociaciones de profesionales, de trabajadores y de secciones de estudiantes, procuró influir en organizaciones profesionales y de clase. Fue a partir de la década del cuarenta que cobra fuerza el catolicismo populista, corriente ideológica de la Iglesia que posibilitó la emergencia de la Juventud Obrera Católica (JOC).

De acuerdo con la reflexión de la historiadora, se puede argumentar que la Iglesia y la Acción Católica aceptaban la modernidad y adherían a ella promoviendo el cambio para intentar preservar el orden mediante la armonía de clases; de ahí la tensión que se establecía entre tradición/modernidad. Aprobaban la modernización económica y su corolario inmediato, la diversificación social, pero no avalaban la modernidad cultural, la libertad de pensamiento y expresión. Como proyecto político, proponían un Estado cristiano en el que el pueblo estuviera representado por corporaciones. Es decir que tenían un concepto de participación social ampliada, pero rechazaban la acepción política liberal del individuo como ciudadano. El proyecto de recristianización no significaba necesariamente la exclusión de la modernidad, aunque sí limitaciones muy fuertes a su desarrollo cultural y político, no así a sus aspectos económicos o sociales.

Aquí podemos hacer alusión a los conceptos del título del libro: Modernidad conservadora, ya que los aspectos de modernidad que incorpora la Acción Católica se mezclan con ciertos aspectos tradicionales, como es el caso de la imposición de una única mirada del mundo basada en verdades reveladas que no permitían disidencias ideológicas, con una educación para el mantenimiento del orden y el respeto a relaciones jerárquicas consideradas naturales (clérigo-laico).

Modernidad conservadora y cultura política permite una mirada reflexiva de la Acción Católica desde otros ámbitos, como es el caso de Córdoba, ya que la mayoría de los estudios se centran en el análisis nacional. Este libro constituye así un gran aporte a la comprensión de la naturaleza y vicisitudes de la Acción Católica en Córdoba y el país. El trabajo invita a pensar a la Acción Católica y a otras asociaciones y ámbitos de sociabilidad como importantes espacios cívicos de participación.

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