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Revista de Estudios Sociales

versión impresa ISSN 0123-885X

rev.estud.soc.  no.42 Bogotá ene./abr. 2012

 

Intelectuales y peronismo (1945-1955) Fiorucci, Flavia. 2011. Intelectuales y peronismo (1945-1955). Buenos Aires: Biblos [226 pp.]

Mariana Annechini

Licenciada en Historia. Profesora en Historia e Investigadora del Instituto de Estudios Socio-Históricos de la Universidad Nacional de la Pampa. Estudiante del doctorado en Historia del Instituto de Estudios Histórico-Sociales de la Universidad nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Argentina. Correo electrónico: mariannecchi@hotmail.com


El retorno a la democracia despertó el interés de la historiografía argentina por el estudio sistemático de los primeros gobiernos de Juan Domingo Perón. De esta manera, el peronismo fue cobrando entidad como objeto de debate y análisis historiográfico específico. Esta nueva aproximación, que tomó fuerza en los inicios del siglo XXI, indaga sobre aspectos poco estudiados hasta el momento y se lleva a cabo desde diferentes campos historiográficos: la historia política, la historia cultural, la historia del arte, los estudios migratorios, la historia de las ideas, entre otros. Como ha señalado Palacio (2010), se trata de una historiografía fuertemente revisionista cuyo propósito es desarmar el sentido común vigente sobre los primeros gobiernos de Perón, así como reinterpretar las supuestas novedades que el peronismo trajo consigo, para subrayar las profundas continuidades con el pasado. La obra de Flavia Fiorucci Intelectuales y peronismo (1945-1955) se enmarca dentro de esta perspectiva académica. No sólo porque la autora valora sus aportes historiográficos, sino también porque a lo largo de la obra retoma las hipótesis y los argumentos de esas nuevas miradas sobre el peronismo.

En la introducción del libro la investigadora plantea claramente sus objetivos y expone algunos de los supuestos metodológicos y conceptos que guían la investigación, como el de intelectual y campo intelectual, concepto elaborado por Pierre Bourdieu. El objetivo de la autora es, por un lado, abordar las relaciones que se dieron entre los intelectuales y el peronismo desde el ascenso de Perón en 1946 hasta los doce primeros meses que siguieron a la Revolución Libertadora, teniendo en cuenta tanto la perspectiva estatal como la de los intelectuales. Por otro, reconstruir los principales debates y las prácticas más recurrentes que caracterizaron el mundo de los escritores en el período. Si bien la atención está puesta en los intelectuales antiperonistas, el libro dedica un capítulo a aquellos que expresaron su adhesión al peronismo, a fin de poder evaluar el vínculo que el régimen entabló con sus propios cuadros intelectuales. Para desarrollar los objetivos propuestos, Fiorucci trabajó fundamentalmente con fuentes cualitativas: cartas, actas, periódicos, revistas culturales. Estas últimas constituyen un valioso acervo, ya que fueron un medio de expresión para distintos grupos de intelectuales.

En sintonía con la nueva literatura sobre peronismo, la autora nos advierte en sus primeras páginas que el avance del Estado en el área cultural venía dándose progresivamente desde los años treinta. Aspecto que se observó, por ejemplo, en la creación de diversas instituciones culturales. Por último, destaca cómo ese avance se profundizó con el advenimiento del gobierno peronista. De esta manera, Fiorucci intenta moderar la impronta de novedad del régimen.

Posteriormente, se adentra en el análisis de los cinco capítulos que componen la publicación. Los mismos recorren diversos ejes temáticos, que van desde el estudio de la política cultural del peronismo, las prácticas de los intelectuales peronistas y antiperonistas, las representaciones contemporáneas del peronismo en la prensa cultural, hasta la ruptura del consenso antiperonista luego de 1955.

El primer capítulo presenta el accionar cultural del Estado, las políticas oficiales con respecto a los intelectuales, así como la respuesta de éstos a tales políticas. El capítulo pretende desarmar imágenes afianzadas sobre la relación que el Gobierno entabló con la "alta cultura". Trata de demostrar cómo la contradicción fue el rasgo distintivo de la gestión cultural y cómo esto fomentó los resquemores entre los intelectuales y el Estado. Según la autora, la relación entre ambos actores fue compleja y estuvo marcada desde el principio por la discordia.

Una vez abordada la relación entre el peronismo y los productores de cultura, Fiorucci vira su mirada hacia los consumidores de cultura, donde, según ella, los esfuerzos estatales tuvieron mejor acogida.

Las prácticas de los intelectuales y su intervención en la esfera pública son el tema del siguiente capítulo. Para su estudio la autora focaliza en las relaciones entre el Estado y la Sociedad Argentina de Escritores (Sade), principal agrupación de escritores de la época que reunía fundamentalmente a los intelectuales antiperonistas. A través de una concisa lectura de dicho ámbito, Fiorucci discute la forma en que el peronismo modificó el rol, el espacio y las conductas del intelectual. Desde su perspectiva, la Sade constituyó un ámbito donde los intelectuales pensaron, se organizaron y discutieron cómo relacionarse con el Gobierno y con la intelectualidad peronista. Sin embargo, no fue el único espacio que congregó a los escritores. El rechazo que suscitó en esa institución la simpatía de algunos intelectuales por el peronismo derivó en la creación de una sociedad de escritores peronistas, la Asociación de Escritores Argentinos (Adea).

En esta sección se enfatiza en la idea de que los intelectuales antiperonistas evitaron la confrontación directa con el régimen. El objetivo de dicha estrategia no sólo fue preservar la autonomía del campo intelectual, sino también la supervivencia de la vida cultural e institucional. Esto se vincula con otro rasgo del período: la despolitización de los intelectuales. Con el advenimiento del peronismo la política se convirtió en un tema marginal en el discurso público de la intelectualidad. En este sentido, el capítulo es interesante para observar el lugar que la cuestión política ocupaba en el campo intelectual.

A lo largo de la sección se va desplegando la imagen de un Estado que se manejó por medio del desconocimiento de las clases cultas, acompañado del autoritarismo, la confrontación, la censura y la torpeza, mientras que las clases cultas, lejos de asumir una posición de militancia opositora, optaron por la mesura, el silencio y la discreción. De esta manera, la autora destaca el poder, madurez y grado de cohesión de los intelectuales antiperonistas.

El capítulo tres se centra en la intelectualidad peronista. Fiorucci analiza las causas que llevaron a algunos intelectuales a unirse al peronismo y discute la naturaleza de su adhesión. Luego se detiene en el estudio de dos proyectos provenientes de este grupo, para observar tanto el rol que dichos intelectuales intentaron y lograron ejercer como la política oficial con respecto a ellos. El primer proyecto tiene que ver con la creación de la Adea, y el segundo se vincula con la publicación Hechos e Ideas.

A diferencia de los antiperonistas, los intelectuales peronistas conformaban un grupo débil dentro del campo intelectual, entre otras cuestiones, por la escasez de nombres reconocidos y por la carencia de unidad ideológica y coherencia interna. Sumado a eso, su participación en la Sade se había vuelto muy cuestionada, debido a sus posiciones ideológicas. En este contexto se plantea el surgimiento de la Adea, en un intento por crear un espacio que uniera al grupo. Si bien el proyecto fracasó, el análisis que la autora hace de la institución le permite indagar cómo se pensaron los intelectuales de Perón y el tipo de relación que este último estableció con ellos.

Por su parte, el análisis sobre HechoseIdeas es sumamente interesante, ya que al haber sido publicada desde 1947 a 1955 permite ver los cambios que se dieron en las lógicas estatales con respecto al campo intelectual.

En el cuarto capítulo la autora pone el foco en las revistas culturales. Mediante un riguroso análisis del contenido de las mismas, se propone observar las lecturas que los intelectuales antiperonistas hicieron del Gobierno en el mismo momento en que Perón se desempeñaba como presidente. Entre ese grupo de publicaciones se encuentran: Expresión, Realidad, Liberalis, Imago Mundi y Contorno. La selección realizada permite tener un panorama exhaustivo sobre el debate intelectual antiperonista que se articuló en torno a dichas publicaciones. En las revistas también se observa la falta de un discurso abiertamente opositor, con el objetivo de garantizar la supervivencia de la vida cultural.

La temática del último capítulo es el vínculo entre los distintos actores estudiados, principalmente los antiperonistas, y la coyuntura política. Allí la autora intenta advertir cómo la caída del régimen afectó tanto las interpretaciones del fenómeno peronista como la dinámica del campo intelectual. La crisis del consenso antiperonista reveló cuán frágil era la cohesión signada por la oposición. Según la autora, el punto débil de esta última fue la ausencia de una discusión sobre el futuro y sobre un proyecto nacional que pudiera unir a todos los que se oponían al régimen.

El capítulo aborda concretamente dos temas. Por un lado, plantea cómo se fueron articulando el ocaso, la violencia y, por último, la destitución de Perón con el devenir del campo intelectual local. Se busca mostrar cómo fue afectada la vida intelectual por estos acontecimientos, a fin de observar la forma en que los intelectuales se fueron ajustando a la cambiante situación política. Por otra parte, aborda la transición desde un clima donde predominaba el consenso hasta otro donde prevalecían el debate y las diferencias, aspectos que dividieron a quienes poco tiempo antes habían estado unidos por el rechazo al peronismo. De esta manera, la Revolución Libertadora terminó de consolidar la división del campo intelectual.

A modo de conclusión, puede decirse que Intelectuales y peronismo (1945-1955) constituye un aporte significativo a la historiografía argentina. La temática que aborda es analizada en profundidad por la autora mediante una lectura fluida y amena. A lo largo de la obra la investigadora no sólo se esfuerza por lograr sus objetivos sino también por no quedarse con las imágenes ya establecidas sobre el tema. Por lo tanto, indaga aún más sobre la vida intelectual y cultural del período.

Desde una perspectiva renovadora Fiorucci analiza las iniciativas estatales y las reacciones que éstas ocasionaron en el campo intelectual. Se adentra en la experiencia de grupos, revistas y asociaciones culturales, reconstruye los debates y las prácticas que dominaron la escena cultural de esos años. Se detiene tanto en las estrategias a las que apeló el gobierno de Perón para cooptar a la intelectualidad como a las que recurrió la intelectualidad antiperonista para responder al Estado. Al final de la obra da cuenta de cómo los años posteriores a la caída del gobierno peronista devinieron en un motivo de disputa, la cual generó cambios en el campo intelectual tanto en términos ideológicos como en relación con sus mecanismos de funcionamiento.

Más allá de los logros de la publicación, también es preciso reparar en algunas de sus debilidades. En principio, la obra se debate permanentemente en un juego de opuestos: Estado vs. intelectuales, Sade vs. Adea, publicaciones peronistas vs. publicaciones antiperonistas. En este sentido, el libro parece estar atravesado por un conflicto maniqueo que expone, por un lado, a los intelectuales: precavidos, moderados, que actúan de forma coherente y legítima por miedo y temor al Estado, y por otro, al Gobierno: autoritario, torpe y censurador. En este punto, la autora, más que comprender y explicar un proceso histórico, parece estar juzgando las acciones de los actores. De esta manera, contradice su propia idea de que la historia no es un tribunal para juzgar el tiempo pasado.

Sumado a eso, el Estado que se analiza, además de fracasar en todos los proyectos que lleva a cabo en el área cultural, no logra cooptar a la intelectualidad. Pero sí a los grupos que no forman parte de ella, las clases populares o los consumidores de cultura. El planteo de la autora parece reflejar las masas pasivas, sin voz, que acatan y son fácilmente cooptadas por el Estado, a diferencia de lo que ocurre con la intelectualidad culta, civilizada y coherente. Si tenemos en cuenta la nueva producción sobre peronismo, que plantea recuperar las distintas voces que convergieron en el movimiento, sería interesante rescatar las voces de esos consumidores de cultura. De lo contrario, la imagen que se refleja es la de unas clases populares que se dejaron persuadir fácilmente por el discurso democratizador del Estado, a diferencia de la intelectualidad. Asimismo, sería interesante que se abordaran con más precisión algunos conceptos que aparecen de manera recurrente, como el de torpeza y cooptación, en clara referencia al Estado.

Si bien Fiorucci enfatiza en las contradicciones del Gobierno, cabe advertir que éstas también tuvieron lugar en el ámbito intelectual. Las acciones que se llevaban a cabo desde la Sade evidencian dicha afirmación. Una institución que teóricamente estaba dispuesta a confrontar con el Estado cuando se atacara al gremio y sus intereses decidió no intervenir en la defensa de sus socios cuando éstos fueron encarcelados.

Finalmente, como plantea la autora, si bien las intervenciones de los intelectuales son una fuente importante para abordar el tema sobre la suerte de la cultura durante el peronismo, es necesario contrastarlas con otros aspectos como el estudio de las políticas estatales. Porque no debe olvidarse que las reconstrucciones analizadas en el libro provienen de un sector con el que el Gobierno mantuvo desde el principio una relación de discordia. Dicho aspecto constituye entonces una cuenta pendiente para futuras investigaciones.

A pesar de ello, el contenido de la publicación es sugerente, en la medida que permite ver la dinámica del campo intelectual: los actores y agentes que lo conforman (instituciones, revistas culturales), las reglas de juego, los consensos y disensos. A su vez, cómo esos actores hicieron uso de sus propias herramientas para responder al Estado y mantener su autonomía. En conjunto, los capítulos contribuyen a pensar el peronismo y su vínculo con la intelectualidad desde otras aristas, al tiempo que brindan elementos para pensar la actualidad de esa relación.


Referencias

1. Palacio, Juan Manuel. 2010. Desarmando el peronismo: estudios recientes sobre el período "clásico". Nuevos Mundos, Mundos Nuevos. http:/nuevomundo.revues.org/ (Recuperado el 16 de enero de 2010).         [ Links ]