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Revista de Estudios Sociales

versión impresa ISSN 0123-885X

rev.estud.soc.  no.45 Bogotá ene./abr. 2013

 

Panamá Viejo: una experiencia exitosa de gestión patrimonial*

Juan Guillermo Martín y Julieta de Arango

Doctor en Arqueología de la Universidad de Huelva, España. Profesor e Investigador de la Universidad del Norte, Colombia. Correo electrónico: jgmartin@uninorte.edu.co

Historiadora del Arte de Briarcliff College, Estados Unidos. Directora ejecutiva del Patronato Panamá Viejo, Panamá. Correo electrónico: jdearango@yahoo.es

DOI: http://dx.doi.org/10.7440/res45.2013.13


RESUMEN

Desde finales de 1995 comienza la gestión del Conjunto Histórico Monumental de Panamá Viejo por parte del Patronato Panamá Viejo, una institución mixta, sin fines de lucro, cuyos objetivos principales se centran en la protección, conservación, investigación y puesta en valor de las ruinas del primer puerto español en la Costa Pacífica americana. Luego de más de quince años de labores, la institución consolidó el único proyecto arqueológico permanente en Panamá, consiguió una Ley de protección del sitio y su entorno y logró su declaratoria, en 2003, como Patrimonio Arqueológico Mundial. Un trabajo en el que, además de los especialistas, se han involucrado con eficacia diversos sectores, públicos y privados, en un esfuerzo común que se ha convertido en un ejemplo de gestión nacional y, probablemente, regional. En la actualidad, Panamá Viejo es uno de los destinos turísticos más visitados en el país, superado sólo por el Canal de Panamá, y se consolidó, hasta el año 2010, como un centro de formación e investigación arqueológica especializadas.

PALABRAS CLAVE

Panamá Viejo, gestión cultural, patrimonio cultural.


Panama Viejo: A Successful Experience about Cultural Heritage Management

ABSTRACT

Beginning in late 1995, the archaeological site of Panama Viejo was managed by Patronato Panama Viejo, a mixed, nonprofit organization whose main objectives focused on the protection, conservation, research and enhancement of the ruins of first Spanish port on the American Pacific coast. After more than fifteen years of work, the institution established the only permanent archaeological project in Panama, protected the site and its surroundings by passing a national law, and brokered, in 2003, its status as World Archaeological Heritage by Unesco. Such a task effectively involved specialists and various public and private sectors, in a joint effort that has become an example of cultural resources management at national and, probably, regional levels. Currently, Panama Viejo is one of the most visited tourist destinations in the country, surpassed only by the Panama Canal, and has established itself, as of 2010, as a regional center for archaeological research and specialized training.

KEY WORDS

Panama Viejo, cultural heritage, cultural resources management.


Panamá Viejo: uma experiência de sucesso de gestão patrimonial

RESUMO

Desde o final de 1995 começa a gestão do Conjunto Histórico Monumental do Panamá Viejo por parte do Patronato Panamá Viejo, uma instituição mista, sem fins lucrativos, cujos objetivos principais se centram na proteção, conservação, pesquisa e posta em valor das ruínas do primeiro porto espanhol na Costa Pacífica americana. Após mais de quinze anos de trabalho, a instituição consolidou o único projeto arqueológico permanente no Panamá, conseguiu uma Lei de Proteção do lugar e de seu entorno e conseguiu sua declaratória, em 2003, como Patrimônio Arqueológico Mundial. Um trabalho no qual, além dos especialistas, envolvem-se com eficácia diversos setores, públicos e privados, em um esforço comum que vem se convertendo em um exemplo de gestão nacional e, provavelmente, regional. Na atualidade, o Panamá Viejo é um dos destinos turísticos mais visitados no país, superado somente pelo Canal do Panamá, e se consolidou, até o ano 2010, como um centro de formação e pesquisa arqueológica especializada.

PALAVRAS CHAVE

Panamá Viejo, gestão cultural, patrimônio cultural.


Panamá Viejo, en su contexto histórico

En su cuarto viaje Cristóbal Colón recorrió buena parte del litoral Caribe del actual territorio panameño. Sus descubrimientos conllevaron la exploración de estos nuevos territorios, asignándoles esta tarea a dos conquistadores, Alonso de Ojeda y Diego de Nicuesa. Dadas las dimensiones de este extenso territorio, éste se divide en dos: desde el cabo de La Vela al golfo de Urabá, denominado como "Nueva Andalucía", y desde el golfo de Urabá hacia el oeste, llamado "Castilla de Oro". Las primeras incursiones españolas en Tierra Firme, específicamente en la región conocida como el Darién, llevaron a un proceso de conquista y colonización que se inició con la temprana fundación de San Sebastián de Urabá en 1509 (en la actualidad corresponde al municipio de Necoclí-Antioquia-Colombia). Este asentamiento fue destruido por los nativos de esta región, por lo que un año más tarde se funda Santa María la Antigua del Darién, en inmediaciones del río Tanela, actual municipio de Acandí (Chocó, Colombia). Esta fundación se convirtió en el primer asentamiento con título de ciudad, en Tierra Firme (Martín 2009).

No se hicieron esperar las noticias relacionadas con las abundantes riquezas de este territorio, las cuales llegaron a la Corte española por parte de Vasco Núñez de Balboa. Fue Balboa quien consolidó Santa María y estableció vínculos estratégicos con los nativos de la región, de manera específica, los de la margen izquierda del río Atrato, con el propósito de facilitar el control y la exploración de estos extensos e inhóspitos territorios. En 1511 el rey Fernando II lo nombra gobernador y capitán interino de la Provincia del Darién. El apoyo, en su momento, de la Corona y las buenas relaciones que había propiciado con los aborígenes de la región le facilitaron el "descubrimiento" en 1513 del océano Pacífico o "Mar del Sur", y recibió entonces el título de Adelantado de la Mar del Sur y Gobernador de Panamá y Coiba. Sin embargo, Balboa en España no contaba con toda la confianza, por lo que el rey decide nombrar ese mismo año (1513) a Pedro Arias de Ávila ("Pedrarias") como Capitán General y Gobernador de Castilla de Oro (Martín 2009; Romoli 1987).

Luego de su arribo, Pedrarias toma la decisión de trasladar Santa María la Antigua a las costas del Pacífico, buscando un lugar estratégico para llevar a cabo la campaña conquistadora y, tal vez, restarle protagonismo a Balboa. El 15 de agosto de 1519, en una aldea de nativos al mando del cacique Cori, funda Panamá, vocablo que en lengua cueva significa abundancia de peces o mariposas (ver mapa 1). Se consolida así como el primer puerto europeo en la Costa Pacífica del continente americano (Mena 1992). Ciento cincuenta y dos años más tarde, en 1671, el corsario inglés Sir Henry Morgan se toma el Fuerte de San Lorenzo, en la desembocadura del río Chagres -en el Caribe-, remonta el istmo y ataca la ciudad, llevándola a su destrucción y abandono definitivo. Debido a su vulnerabilidad, la ciudad se traslada a lo que en la actualidad se conoce como San Felipe o el Casco Antiguo de Panamá.

Mapa 1.

Después de varios siglos de abandono, las ruinas adquieren un carácter patrimonial con la promulgación de la Ley No. 91 del 22 de diciembre de 1976, por la cual se regulan los Conjuntos Monumentales Históricos de Panamá Viejo, Portobelo y el Casco Antiguo de la Ciudad de Panamá, y más tarde, con la Ley No. 14 del 5 de mayo de 1982, se dictan las medidas sobre custodia, conservación y administración del Patrimonio Histórico de la Nación (Rovira y Martín 2008).

¿Qué es el Patronato Panamá Viejo?

En 1995 se crea el Patronato Panamá Viejo, una institución sin fines de lucro y de régimen mixto, que se ha hecho cargo de la administración de las 28 hectáreas protegidas que conforman el Conjunto Monumental. El Patronato al comienzo fue integrado por el Club Kiwanis de Panamá, el Instituto Nacional de Cultura (INAC), el Instituto Panameño de Turismo (IPAT) y Banistmo. Hoy está constituido por el Club Kiwanis de Panamá, que ocupa la presidencia de la institución; el Instituto Nacional de Cultura, con la vicepresidencia; la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP), en la secretaría; el banco HSBC, en la tesorería, y los dos vocales pertenecen al Club Kiwanis de Panamá y a la Fundación Rilemo.

La figura de "Patronato" en Panamá ofrece la ventaja de ser un ente administrativo independiente y con autonomía propia para la toma de decisiones y el manejo de sus fondos, los cuales provienen de distintas fuentes: un subsidio estatal autorizado por la Ley 30 del 6 de febrero de 1996, donaciones de empresas, fundaciones y ciudadanos panameños, aportes provenientes de cooperación internacional, y fondos de autogestión producto de las entradas al parque arqueológico, la venta de diversos artículos en la tienda del museo, publicaciones y el alquiler de las áreas verdes. Por supuesto, la institución está comprometida sólo con la gestión de Panamá Viejo, por lo que enfoca todas sus energías en el manejo del sitio. Hay que señalar que con la creación del Patronato Panamá Viejo se puso en vigencia en el país esta nueva forma de gestión cultural, que consiste en entregar a una agrupación un patrimonio nacional para que lo gestione totalmente, bajo la mirada de las dependencias gubernamentales especializadas en el tema. Por supuesto, el Patronato mantiene una comunicación estrecha con el Instituto Nacional de Cultura y la Dirección Nacional de Patrimonio Histórico, que es el ente encargado de la protección del patrimonio cultural del país.

Son innumerables las tareas que encara el Patronato; sin embargo, todas ellas se concentran en la conservación, la protección, la investigación, la promoción, el desarrollo y la puesta en valor del sitio. Vale la pena mencionar que uno de sus mayores logros en la gestión del sitio ha sido la consecución de la declaratoria, en 2003, de Sitio Arqueológico Mundial, por parte de la Unesco (Rovira y Martín 2008).

Como se mencionó antes, la Junta Directiva está integrada por cinco instituciones, de las cuales el sector privado cuenta con cuatro votos dentro de la Junta, mientras que el Estado cuenta sólo con dos. Aunque todas las decisiones se han tomado por consenso, en caso necesario prevalece la opinión del sector privado, de tal suerte que el Patronato es ajeno a las políticas y decisiones de carácter partidista propias de los vaivenes políticos nacionales. Por otra parte, la presidencia del Patronato ha estado en manos del Club Kiwanis de Panamá, un club cívico integrado por diversas personas, lo que ha garantizado el apoyo del sector privado y gran parte del éxito obtenido.

Desde sus inicios en 1995, la gestión del sitio arqueológico de Panamá Viejo se ha desarrollado de manera integral atendiendo por igual las necesidades en materia de conservación patrimonial, investigación arqueológica, promoción turística, educación, integración de la comunidad nacional y uso del sitio, así como los problemas de carácter legal y ordenamiento territorial que éste tenía. Hace unos años, el Patronato consiguió la aprobación de la Ley No. 16 del 22 de mayo de 2007, con la cual se delimitó el sitio y se definió un área de amortiguamiento para garantizar la protección de su entorno, el cual estaba siendo amenazado por el auge inmobiliario de los últimos años.

El trabajo de la institución se ha basado en un Plan Maestro elaborado por la empresa Law Environmental Caribe en 1999, cuya implementación se ha ido cumpliendo a través de las diferentes Juntas Directivas que ha tenido el Patronato. En este sentido, se cuenta con un documento rector y el compromiso de cumplirlo siguiendo un cronograma de actividades preestablecido. El Plan Maestro se sustenta sobre unos principios básicos, tales como la conservación, la autenticidad, la investigación, la divulgación, la capacitación, la participación comunitaria, el desarrollo para asegurar la vigencia del sitio, la sostenibilidad y la renovación. Este Plan fue revisado y complementado, en 2006, con un Plan de Desarrollo Sostenible para el Conjunto Monumental de Panamá Viejo, el cual fue elaborado por la empresa Inversiones Urbanas Internacional.

¿Qué ha hecho el Patronato por el sitio?

El Patronato Panamá Viejo recibió el sitio en total abandono. La tarea prioritaria en su momento fue la de delimitar su perímetro, estableciendo claramente el área que le correspondía administrar, dado que se encuentra inmerso en la ciudad y su crecimiento estaba ejerciendo presión sobre el sitio. De manera simultánea, se implementó un programa tendiente a la eliminación de diversas estructuras modernas y discordantes que con el correr de los años habían aparecido a lo largo y ancho del Conjunto Monumental, tales como los remanentes de infraestructuras de la dictadura militar, algunos parques modernos, numerosas edificaciones que pertenecían a distintas agencias del Estado, una terminal de buses, un restaurante típico, unas caballerizas y un club de equitación. De igual forma, procedió a iluminar el sitio, se hizo cargo del mantenimiento, corte, poda y fumigación de las áreas verdes, dispuso vigilancia en el sector, señalizó los principales monumentos e inició, con carácter permanente, un programa de investigación arqueológica y conservación monumental. Este último comenzó con diagnósticos especializados sobre la situación de los monumentos, apuntalando aquellas ruinas que estaban en peor estado de conservación. El programa de arqueología inició con las actuaciones en la Plaza Mayor, articulado al proyecto de recuperación de la traza urbana (Campos y Durán 2006; Martín y Yanaida 2007; Rovira y Martín 2008).

El Patronato inició una serie de actuaciones en el sitio que, además de buscar su puesta en valor, han facilitado su interpretación, visita y recorrido. El objetivo era que los habitantes de la ciudad, que hasta ese momento habían vivido totalmente ajenos y, en cierto sentido, apáticos en torno al Conjunto Monumental, volvieran sus ojos al sitio, se apropiaran de su patrimonio y estuvieran orgullosos de él. Dentro de las obras más destacadas está la construcción del Centro de Visitantes, ubicado en el extremo oeste, una de las entradas naturales del sitio. Se trata de un complejo de dos edificios de dos plantas con una plaza central, que alberga las oficinas del Patronato, los laboratorios especializados de arqueología, conservación y arquitectura, y un museo que narra la evolución del sitio a lo largo de sus 1500 años de ocupación humana continua. El Centro de Visitantes se ha convertido también en un punto focal para la investigación y un espacio para la discusión académica, la consulta y el debate sobre temas ligados a la preservación y la gestión patrimonial.

En seguida, se abordó el proyecto de recuperación de la traza urbana, que, al tiempo que creó senderos que permiten el recorrido por el sitio, sirve como un elemento unificador de la idea de ciudad. Este proyecto ha servido para crear circuitos de recorrido dentro del conjunto, acompañados de información histórica y arqueológica.

La siguiente intervención fue la recuperación del Convento de la Concepción, ubicado entre el Centro de Visitantes y la Catedral. Esta intervención ha tenido como objetivo crear un espacio para actividades recreativas, culturales y sociales, y contar con otro punto de visita dentro del recorrido. La intervención ha sido exitosa; cuenta con una pequeña sala de exhibición sobre la vida conventual, y se ha convertido en uno de los monumentos más visitado y utilizado para eventos de todo tipo.

A partir del año 2000 se inició el proyecto más emblemático de la institución: la Consolidación de la Catedral de Panamá Viejo y su consecuente transformación en un mirador (ver imagen 1). Este proyecto incluyó en 2006 la recuperación del entorno de la Catedral como atractivo principal del núcleo oeste del Conjunto Monumental (Arango etal. 2007).

Imagen 1.

También se ha iniciado una serie de capacitaciones, con el interés de incorporar a la población circundante al esfuerzo de conservación del sitio; en esta misma línea, se ha venido trabajando con los niños y jóvenes de las comunidades vecinas, en escuelas y ligas de fútbol, adecuando una cancha temporal de fútbol (dado que la comunidad es muy deportista y tiene limitaciones de áreas verdes públicas), administrada por el Club Kiwanis de Panamá, en donde, además de jugar, se programan charlas sobre valores cívicos y morales.

Para beneficiar a la comunidad se ajustaron los límites del sitio, de manera que aquellas casas que estaban dentro del área histórica quedaran fuera de la misma y pudieran obtener títulos de propiedad; al mismo tiempo, se cambió el uso del suelo en las áreas pobladas, para permitir el desarrollo de actividades comerciales y turísticas (Ley 16 del 22 de mayo de 2007).

Con miras a crear una red de apoyo técnico y financiero, nacional e internacional, para el mejoramiento, protección, conservación, investigación, restauración y promoción del Conjunto Monumental Histórico de Panamá Viejo, el Patronato integró un equipo de trabajo compuesto por profesionales de la arquitectura, la conservación, la arqueología, la historia, la promoción y las relaciones públicas, bajo la coordinación de una Dirección Ejecutiva. Además, se entablaron relaciones de trabajo y cooperación con distintas organizaciones, instituciones y universidades nacionales y extranjeras, entre las que se pueden mencionar el Smithsonian Tropical Research Institute, la Fundación ANCON, Ciudad del Saber, la Alcaldía de Panamá, la Universidad de Panamá, la Universidad Tecnológica, la Universidad Santa María La Antigua, la Universidad del Tolima, la Universidad de Antioquia y la Universidad Externado de Colombia. Dentro de la línea de la cooperación internacional, se invitó y sumó a distintos gobiernos -España, Francia, Alemania y Japón-, que, en la medida de sus recursos, intereses y políticas, han apoyado distintos proyectos de recuperación monumental e investigación arqueológica.

La institución ha formado comisiones de trabajo con el apoyo de colaboradores que, especializados en distintas disciplinas, han ideado y puesto en práctica novedosos proyectos que han permitido la generación de importantes recursos económicos. Las comisiones de trabajo, que se reúnen mensualmente, apoyan áreas como mercadeo, relaciones públicas y programación de eventos; programas comunitarios, finanzas, publicaciones y asuntos legales. Los miembros de las comisiones de trabajo son empresarios vinculados a distintos sectores del quehacer nacional: turismo, banca, construcción, finanzas, leyes, medicina, e, incluso, al tema político; todos ellos prestan su tiempo y su experiencia ad honorem. Con todo esto, el Patronato ha sumado e integrado a distintos ciudadanos en las tareas de conservación del sitio, lo que ha hecho que cada año haya un número mayor de personas y empresas comprometidas con Panamá Viejo e identificadas con su conservación y desarrollo.

La gestión de recursos

La subsistencia del Patronato está garantizada gracias a un subsidio que el Estado le entrega cada año y que está dirigido a cubrir los gastos básicos de operación de la organización, que son esencialmente los salarios del personal, los programas de mantenimiento de áreas verdes, arqueología y conservación preventiva. Con los fondos de autogestión se cubren aquellos programas de difusión y divulgación de los valores del sitio, los eventos, la atención a los visitantes, y todo aquello que se relaciona con la imagen y las relaciones públicas del Patronato.

Sin embargo, para cubrir la otra gran mayoría de gastos que genera la atención del sitio fue necesario implementar diferentes estrategias. Para ello, la Junta Directiva creó la Comisión de Finanzas, integrada por economistas, banqueros de reconocido prestigio en Panamá, abogados y representantes del sector turístico. Lo primero que se hizo fue establecer precios de entrada para las distintas instalaciones: museo y área verde, que incluye la visita al mirador de la torre de la Catedral. Luego, se estableció una tarifa de alquiler por el uso de aquellos espacios y monumentos que el Patronato había intervenido (Catedral y Convento de la Concepción), y, junto con la Comisión de Mercadeo, se inició una política para promover el uso de los mismos para todo tipo de eventos, bajo el estricto cumplimiento de una normativa dispuesta para ello. Hoy en día, en especial durante la estación seca, entre diciembre y abril, se celebran en esos espacios bodas, cenas de incentivo turístico, presentaciones de productos, desfiles de modas, entre otros, y los fondos que se generan, que son importantes, se invierten automáticamente en el mantenimiento del sitio. Por último, pensando en la necesidad de contar con fondos para la ejecución de proyectos de gran envergadura, el Patronato ha dispuesto, por un lado, conseguir patrocinadores que contribuyan con importantes sumas de dinero, y, por otro lado, ideó un proyecto innovador: la acuñación de monedas que fueran al mismo tiempo conmemorativas y de circulación corriente, y que llevaran una imagen del Conjunto Monumental. Las primeras monedas acuñadas fueron de 25 centésimos de balboa, y, en la actualidad, se ha logrado la aprobación de una colección de diez (10) monedas de 50 centésimos de balboa (ver imagen 2). El acuerdo con el Gobierno Nacional, establecido mediante Ley de la República, es que éste entrega al Patronato el señoreaje que producía cada moneda, que, al final, es la diferencia entre el valor real de la moneda y el costo de acuñación.

Otra gestión que ha resultado beneficiosa para el sitio tiene que ver con la definición y el mercadeo de los proyectos que se desea ejecutar, con el fin de buscar los patrocinadores de acuerdo con el monto que se requiera; esto comienza a dar resultados con el nuevo proyecto que emprende la institución: la Recuperación de la Plaza Mayor de Panamá Viejo. Para éste se ha gestionado un total de medio millón de dólares, y la Junta Directiva autorizó que la diferencia se asuma del señoreaje de la colección de monedas que se acuñará entre 2011 y 2019. El costo total del proyecto asciende a dos millones de dólares, producto de los cambios que sugirió Unesco. En principio, el dinero solicitado a los donantes era para la recreación de una casa colonial; sin embargo, ahora se planea construir toda la propuesta original, teniendo en cuenta la disponibilidad de los fondos. El proyecto fue aprobado, la demolición del viejo mercado de artesanías ya concluyó, y ahora se han iniciado las excavaciones arqueológicas previas. En cuanto culminen las mismas, se procederá a la construcción y, en paralelo, se trabajará en el diseño del museo y las exhibiciones.

Otra iniciativa desarrollada por el Comité de Finanzas fue entablar negociaciones con distintos operadores de turismo, a quienes se les ofrecen tarifas especiales para incentivar la visita al sitio, a fin de lograr un mayor volumen de visitantes y aumentar las recaudaciones. En 2011 el sitio recibió 63.946 visitantes, entre nacionales y extranjeros.

Imagen 2.

Los compromisos institucionales: lo científico y lo social

Desde el punto de vista científico, el Patronato ha promovido y financiado un programa arqueológico permanente, único en el país, el cual fue diseñado y dirigido por Beatriz Rovira. Dicho programa desarrolló líneas de investigación articuladas, la mayoría de ellas, a intervenciones arquitectónicas. En este artículo se hace referencia, de manera específica, al período comprendido entre 1995 y comienzos de 2010.

Entre estas líneas de investigación se destacan las investigaciones relacionadas con las prácticas funerarias coloniales (Martín y Díaz 2000; Martín 2002a), y aspectos especializados, tales como tafonomía (Pereira 2002). Entre 2007 y 2009, con el apoyo de una beca de investigación de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT), se adelantó un amplio programa de arqueología funeraria, prehispánica y colonial, con la participación de dos estudiantes de doctorado -Javier Rivera, de la Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Argentina), y Claudia Rojas, de la Université de la Méditerranée (Francia) (Martín, Rivera y Rojas 2009; Rojas, Rivera y Martín 2011)-. Esta línea de trabajo contó con el aporte del programa de investigaciones, en conjunto con la Universidad de Tubinga (Alemania), el cual se desarrolló entre 2003 y 2009, con las excavaciones en las ruinas del Hospital San Juan de Dios (Scholkmann et al. 2006).

En paralelo, se desarrolló un proyecto cuyo objetivo fue la recuperación de la traza urbana de la antigua ciudad, el cual, mediante intervenciones arqueológicas, facilitó la identificación de los niveles de pisos coloniales y precisó el alineamiento de algunas de las calles (Campos y Durán 2006; Martín 2003; Martín y Yanaida 2007). De igual forma, se implementaron técnicas de prospección remota, tales como geoelectricidad, electromagnetismo y magnetismo, las cuales aportaron información clave en cuanto a la trama de la ciudad, demostrando de lejos su utilidad y efectividad en la detección de estructuras subsuperficiales, en el caso de Panamá Viejo, de material pétreo (Caballero, Martín y Mojica 2004; Pastor et al. 2001; Patzelt, Kottmann y Waldhõr 2007).

En cuanto a la cultura material se refiere, se han desarrollado distintos estudios. Entre todos éstos sobresale la investigación extensa de Beatriz Rovira sobre las mayólicas panameñas (Rovira 1997 y 2001b), que aborda, de una manera integral, la producción local de cerámicas esmaltadas, desde detalles de proveniencia, mediante análisis de elementos traza (desarrollado con Ronald Bishop, del Instituto Smithsonian), así como un completo estudio de la distribución de esta producción hacia el sur del continente americano (con el apoyo de datos suministrados por especialistas de Chile, Colombia, Ecuador y Canadá) (Rovira 2006) . Por último, se ha especializado en la identificación y definición de las características estilísticas de este complejo cerámico, buscando determinar las influencias estéticas que marcaron dicha producción (Rovira y Mojica 2007) . De igual forma, se han analizado y documentado distintas muestras de cerámicas europeas y de azulejos sevillanos (Rovira 2002a y 2002b), cerámicas utilitarias (Rovira 2001a), cerámicas criollas (Linero 2001; Schreg 2010; Zárate 2004), las cerámicas rojas bruñidas, conocidas como búcaros (Rovira y Gaitán 2010), las peruleras o botijas (Brizuela 2002), las porcelanas chinas (Shulsky 2001), el gres alemán (Martín et al. 2008), los vidrios coloniales (Sánchez 2002), la pasamanería (Martín y Figueroa 2001), los pisos y estructuras coloniales (Martín 2001 y 2002d), y, recientemente, con la participación de investigadores colombianos, la caracterización de las cerámicas esmaltadas producidas en Popayán (Colombia), la cual ha generado algunas hipótesis sobre su producción, así como la compleja red de comercialización de las mayólicas andinas en la Costa Pacífica americana (Martín et al. 2007). De esta problemática se viene avanzando, con la participación de Javier Iñañez, de la Universidad de Barcelona, en los análisis de elementos traza de muestras de mayólicas recuperadas en Panamá Viejo, Cartagena y Lima.

Desde finales de la década de 1950 se contaba con información sobre la ocupación prehispánica en los alrededores del sitio, la cual fue detectada durante unas obras de nivelación en terrenos cercanos al Puente del Rey, sobre el río Abajo (Biese 1964). Décadas más tarde, con la consolidación del programa de investigaciones del Patronato, se ha profundizado en el tema a través de los aportes de las excavaciones realizadas en la Plaza Mayor, así como la prospección arqueológica relacionada con la construcción del Centro de Visitantes y las excavaciones dispuestas en el parque de Morelos. Estos nuevos hallazgos permitieron articular esta ocupación humana en el contexto arqueológico regional, de manera específica, a través de una completa secuencia de análisis radiocarbónicos y los estudios de los conjuntos cerámicos y líticos (Martín 2002b, 2002c y 2007; Martín y Sánchez 2007; Mendizábal 2004; Pearson 2006).

A través de la colaboración entre el Patronato y el Instituto Smithsoniano de Investigaciones Tropicales (STRI, por su sigla en inglés), se buscó identificar y comprender los cambios ambientales de la bahía y el impacto del ser humano sobre el ambiente, desde una perspectiva de larga duración. Se han adelantado análisis zooarqueológicos de contextos coloniales (Jiménez y Cooke 2001; Sanabria 2007), así como estudios especializados de moluscos marinos, de los dos componentes de ocupación -prehispá-nico y colonial-, identificando cambios ambientales, patrones de aprovechamiento y selectividad de los recursos marinos disponibles en la bahía (Martín y Rodríguez 2006). En paralelo, entre 2007 y 2010, el Patronato participó con eficacia, durante las tareas de campo y laboratorio, en un proyecto regional en el archipiélago de Las Perlas, con financiación de SENACYT y el Grupo Eleta, el cual viene desarrollando un complejo proyecto turístico en la isla Pedro González. Los avances de estas investigaciones han permitido identificar una prolongada ocupación de las islas, desde hace más de 5000 años, así como tres horizontes cerámicos relacionados con estilos que caracterizan, en distintos momentos, las regiones central y oriental del actual territorio panameño (Gran Coclé y Gran Darién), desde los inicios de la era cristiana (Cooke et al. 2008; Martin y Bustamante 2011).

Por otro lado, el programa arqueológico fortaleció su carácter académico y de formación especializada, en la primera década de este siglo, mediante la organización de tres Escuelas Arqueológicas de Campo (2002, 2006 y 2008), con la participación de estudiantes y jóvenes profesionales, nacionales y extranjeros, con interés en especializarse en la arqueología histórica. Las escuelas se articularon a excavaciones arqueológicas en curso y fueron complementadas con talleres y conferencias dictados por investigadores afiliados al Instituto Smithsoniano de Investigaciones Tropicales (arqueología del Área Intermedia y paleoecología), la Universidad de Panamá (cerámicas históricas), el Instituto Nacional de Cultura (legislación patrimonial), CNRS de Francia (tafonomía), St. Francis Xavier University (técnicas de campo), la Universidad de los Andes (arqueología histórica) y la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (métodos y técnicas de investigación en contextos históricos). A partir de estas experiencias resultaron cinco tesis de pregrado de diversas universidades, nacionales y extranjeras (Garcés 2009; Gómez 2007; Lanzas 2001; Sanabria 2007; Zárate 2004), una de maestría (Belecki 2007), y se encuentran en marcha, en su fase final, tres disertaciones doctorales (Universidad de Tubinga, Columbia University y Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires). Por otro lado, y dada la comprobada eficiencia de los sensores remotos en el sitio, en conjunto con las universidades francesas de Paris VI, Paris IX y Reims, el Patronato Panamá Viejo y la Universidad de Panamá organizaron la IV Escuela Centroamericana de Geofísica Aplicada, en 2002, dándole un enfoque puramente arqueológico y usando los equipos especializados en diferentes sectores del Conjunto Monumental.

Entre los planes de divulgación, quizás el mayor esfuerzo ha sido el dedicado al guión y montaje del museo del sitio, inaugurado en 2003. En este espacio se ofrece un panorama general de los casi 1500 años de ocupación humana del sitio, desde los pobladores prehispánicos, circa 500 d. C., hasta la destrucción de la ciudad, en enero de 1671, así como las recientes actuaciones del Patronato tendientes a su recuperación y puesta en valor.

Por último, y no menos importante, se destaca el esfuerzo de la institución en materia editorial. Tiene en su haber dos publicaciones digitales (Arqueología de Panamá La Vieja- avances de investigación 2001 y 2002), un libro sobre detalles históricos de la ciudad colonial (Castillero 2006) y, a partir de 2006, una revista anual sobre temas patrimoniales denominada Canto Rodado, la cual se ha posicionado ya en el ámbito internacional. En paralelo, se han publicado artículos en diversos diarios y revistas nacionales, para el público en general, y se han dictado a estudiantes nacionales charlas y conferencias sobre los avances y resultados del proyecto arqueológico.

La aproximación hacia las comunidades vecinas al sitio, con serios problemas sociales, se dio a través de los niños, mediante la organización de una serie de talleres infantiles dirigidos a grupos entre los 8 y los 12 años de edad. Este programa se denominó "Pequeños Guardianes de Panamá Viejo", y, en su momento, contó con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional (Rovira y Martín 2008).

El futuro y los retos del Patronato

Sin lugar a dudas, uno de los grandes retos que afrontan la institución y el sitio tiene que ver con el desvío de la Avenida Cincuentenario, una vía que dividió el Conjunto impidiendo su adecuada interpretación, en cuanto a trazado colonial se refiere. Se trata de una infraestructura discordante, de gran flujo vehicular, que silenciosamente está haciendo mella en las ruinas de la antigua ciudad. Sin embargo, el resultado de un constante trabajo en ese sentido, por parte del Patronato, llevó a que por fin, en 2011, el Gobierno Nacional de Panamá haya licitado la reubicación de la Avenida, adjudicándosela a la Constructora Norberto Odebrecht. La nueva vía ha sido proyectada por la comunidad y el sitio arqueológico, siguiendo la sugerencia del arquitecto Felipe Delmont, uno de los consultores de Unesco que estuvo en el país en 2006. Las evaluaciones técnicas del estudio ambiental confirman que el trazado proyectado conlleva un impacto arqueológico total e irreversible (Mendizábal y Martín 2011). Sin embargo, las recomendaciones de este estudio arqueológico no fueron tenidas en cuenta y las obras ya se iniciaron, por lo que se asume que la nueva vía deberá estar lista a mediados de 2013.

Por otra parte, luego de un gran esfuerzo de consolidación y fortalecimiento de la institución, económica y técnicamente, su proyección comenzó a desbordar las 28 hectáreas protegidas. Aunque hay proyectos específicos en curso, como la recuperación e interpretación del marco de la Plaza Mayor, la continuidad de su programa de conservación preventiva y el desarrollo de su proyecto arqueológico han comenzado a ampliarse, en cuanto a investigación, asesoría y consultoría, en los niveles local y regional (ver imagen 3).

Imagen 3.

¿Qué pasa en el contexto regional?

En la actualidad, en América Central sólo hay cinco parques arqueológicos o áreas protegidas que hacen parte de la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco. Se trata del Parque Nacional Tikal, en Guatemala (inscrito en 1979); la ciudad maya de Copán, en Honduras (inscrita en 1980); el sitio arqueológico Joya de Cerén, en El Salvador (inscrito en 1993); las ruinas de León Viejo, en Nicaragua (inscritas en 2000), y las fortificaciones caribeñas de Panamá, Portobelo, y el Fuerte de San Lorenzo (inscritos en 1980). También se incluyen Antigua, en Guatemala (inscrita en 1979), y el Casco Antiguo, de Panamá (inscrito en 1997), que, por ser asentamientos con ocupación actual (centros urbanos), tienen una problemática social más compleja y un manejo diferente.

En la mayoría de estos casos, es el Estado quien asume la gestión y administración de cada parque (Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Panamá). Los respectivos ministerios de Cultura, o aquellas entidades homólogas que velan por el patrimonio nacional, diseñan y ponen en ejecución planes de conservación, investigación y puesta en valor de sus respectivos recursos patrimoniales, de acuerdo con sus posibilidades técnicas y presupuestales.

Sin embargo, en El Salvador se ha gestado una alternativa de gestión e investigación similar a la del Patronato Panamá Viejo. Se trata de la Fundación Nacional de Arqueología de El Salvador (Fundar), organización no gubernamental, legalmente constituida desde 1996, cuyos objetivos se centran en la conservación, protección e investigación de la arqueología salvadoreña (Bruhns, Amaroli y Brito 2008).

En 1999, Fundar suscribió un convenio con Concultura (actual Secretaría de Cultura) para asumir la coadministración de Cihuatán, el parque arqueológico más grande del país (casi 72 hectáreas). Se trata de un asentamiento prehis-pánico cuya construcción se inició en el período Posclásico temprano (900-1000 a.D.) (Bruhns y Amaroli 2010).

La excelente gestión de Cihuatán llevó a que el Estado salvadoreño decidiera coadministrar con Fundar los otros cuatro parques arqueológicos -Tazumal, San Andrés, Casa Blanca y Joya de Cerén-, a partir de 2005. Dicha gestión llevó a la renovación total de la infraestructura, la reactivación de la investigación arqueológica, la gestión de recursos internacionales y la conservación, protección y puesta en valor de cada uno de los parques arqueológicos (Bruhns, Amaroli y Brito 2008).

Desde 2009, con el cambio de gobierno, el Estado reasumió la administración de todos los parques, y, luego de varias negociaciones, en julio de 2010 se suscribió un nuevo convenio para que Fundar reasumiera la coadministración de Cihuatán, exclusivamente (Bruhns y Amaroli 2010).

En este caso, la gestión no gubernamental demostró su eficiencia en el manejo de los recursos patrimoniales, que planteó una posibilidad alterna en la que el Estado y la sociedad civil se hagan cargo de un patrimonio que es, al final, herencia de todos.


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* Este artículo es resultado de varias investigaciones enmarcadas en el Proyecto Arqueológico Panamá Viejo, que tiene una línea de investigación dedicada a la gestión del patrimonio arqueológico. La principal entidad financiadora es el Patronato Panamá Viejo.


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Fecha de recepción: 6 de octubre de 2011 Fecha de aceptación: 29 de marzo de 2012 Fecha de modificación: 15 de mayo de 2012