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Revista de Estudios Sociales

versión impresa ISSN 0123-885X

rev.estud.soc.  no.45 Bogotá ene./abr. 2013

 

Prácticas descriptivas de los enviados especiales de la prensa francesa a Colombia. Narrativa de una experiencia sensible en un marco intercultural*

Mary Luz Botero

Magíster en Ciencias de la Información y de la Comunicación y Doctoranda en Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universidad Paris IV-Sorbonne, Francia. Profesora de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia (en comisión de estudio), Colombia. Correo electrónico: botemar24@gmail.com

DOI: http://dx.doi.org/10.7440/res45.2013.14


RESUMEN

Frente a los flujos de información de las agencias de prensa, la figura del enviado especial aparece como una posibilidad mayor para los medios masivos de profundizar en el cubrimiento de las problemáticas de países en conflicto. El análisis de los reportajes de periodistas franceses (Le Monde y Libération) permite reconocer la inscripción de la subjetividad en sus discursos, una dimensión expresiva que nace del contacto directo con realidades colombianas difíciles de entender por propios y extraños. Nuestra motivación respecto a la manera como se narra Colombia en la prensa francesa nos incita a cumplir un objetivo: tratar de comprender cómo el enviado especial se vale de su experiencia personal sobre el terreno, para facilitarle la comprensión de lo que aquí sucede a un público francófono que poco o nada conoce; cómo, a través de una retórica descriptiva, hace la semblanza de una legibilidad del "problema colombiano". En esta perspectiva, nos proponemos examinar algunas estrategias de escritura que sirven para componer un relato dentro del cual el conocimiento, la información, pero sobre todo la experiencia sensible, toman forma en la producción discursiva que va a sintetizar un acontecimiento pero también la vivencia personal con un "otro" lejano.

PALABRAS CLAVE

Enviados especiales, medios de comunicación, análisis narrativo, periodismo intercultural, mediación sensible.


Descriptive Practices of the Special Correspondents of the French Press to Colombia. Narrative of a Sensitive Experience in an Intercultural Framework

ABSTRACT

Unlike the press agency information flow, the figure of special correspondent appears to be the preferred way for the media to study in depth the problems of countries in conflict. The analysis of the articles by French journalists (Le Monde and Libération) shows the inclusion of subjectivity in their discourses, an expressive dimension which is a result of direct contact with Colombian realities which are difficult to understand. Our motivation to analyze the way Colombia is described in the French press is to try to understand how special correspondents use their own experiences on the spot, in order to provide an easier to comprehend view of what seems to be "the Colombian problem". From this point of view we propose to examine some writing strategies which are used to compose a normative narrative inside of which the knowledge, the information, but especially the emotional experience, take form in a synthesis of the event and personal experience with "the other".

KEY WORDS

Special Correspondents, mass media, narrative analysis, intercultural journalism, sensitive mediation.


Práticas descritivas dos enviados especiais da imprensa francesa à Colômbia. Narrativa de uma experiência sensível em um âmbito intercultural

RESUMO

Diante dos fluxos de informação das agências de imprensa, a figura do enviado especial aparece como uma possibilidade maior para os meios massivos se aprofundarem na cobertura das problemáticas de países em conflito. A análise das reportagens de jornalistas franceses (Le Monde e Libération) permite reconhecer a inscrição da subjetividade em seus discursos, uma dimensão expressiva que nasce do contato direto com realidades colombianas difíceis de entender por próprios e estranhos. Nossa motivação a respeito da maneira como se narra a Colômbia na imprensa francesa nos incita a cumprir um objetivo: tentar compreender como o enviado especial se vale de sua experiência pessoal sobre o terreno para facilitar a compreensão do que aqui acontece a um público francófono que pouco ou nada conhece; como, por meio de uma retórica descritiva, faz o esboço de uma legitimidade do "problema colombiano". Nessa perspectiva, propõe-se examinar algumas estratégias de escrita que servem para compor um relato dentro do qual o conhecimento, a informação, mas, principalmente, a experiência sensível tomam forma na produção discursiva que vai sintetizar um acontecimento, mas também a vivência pessoal com um "outro" distante.

PALAVRAS CHAVE

Enviados especiais, meios de comunicação, análise narrativa, jornalismo intercultural, mediação sensível.


La enorme distancia no ha impedido que los medios de comunicación franceses dirijan su mirada a Colombia. Si en otros tiempos el petróleo, el café, las flores y las esmeraldas permitieron su notoriedad, a partir de la segunda mitad del siglo XX el país se convirtió en sinónimo de violencia, guerrillas, narcotráfico, caos e ingobernabilidad, país de "contrastes y desmesura" (Dupriez y Simons 2000, 278). Lejos de los maniqueos lugares comunes, una verdad se impone: la complejidad de los problemas que afronta lo convierte en terreno fértil de noticias, haciéndolo figurar desde hace quince años "entre los tres países latinoamericanos con más cubrimiento por parte de periodistas de la prensa extranjera", pues "[...] comparada con otras 'crisis lejanas', la situación colombiana se ha visto más bien beneficiada de una mediatización constante, al menos desde finales de los años ochenta" (Guerrero 2007, 169).

Entre los primeros acontecimientos registrados por la prensa extranjera aparece El Bogotazo. "Un movimiento revolucionario estalla en Colombia", tituló Le Monde en la primera página de su edición del 11 y 12 de abril de 1948. Con un subtítulo, "La Conferencia Panamericana, interrumpida",1 el diario hace un recuento de los hechos en dos columnas, con "noticias todavía confusas". Ni siquiera la embajada en París tiene datos que provengan de un modo directo de Bogotá, debido a la destrucción de las líneas telegráficas; sólo los telegramas transmitidos al Departamento de Estado en Washington sirven de fuente confiable. La "revolución colombiana" ocupa la agenda informativa de los días 13, 14, 15 y 19 de abril, y si bien ningún artículo fue escrito por un enviado especial, la carta remitida desde Bogotá por el etnólogo Paul Rivet2 nos sirve para pensar en esta figura mediadora que busca profundizar en el sentido de los acontecimientos. Rivet expresa en su correspondencia (Le Monde, 21 de abril de 1948) su asombro frente a las "interpretaciones apasionadas" que avanza la prensa sobre el levantamiento popular desencadenado luego del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, específicamente, la hipótesis del complot comunista. Su texto es una síntesis de la historia colombiana del siglo XX: la lucha bipartidista y los odios infundados por el jefe del Partido Conservador Laureano Gómez, con su política "a la vez clerical y reaccionaria", acompañada de una "exaltación nacionalista", "de medidas inspiradas por una xenofobia" y "de un antisemitismo lamentable en un país que durante la guerra había ofrecido hospitalidad fraternal a una cantidad de exiliados del viejo mundo, sin distinción de credo político o de origen racial".

Desde los motines del 9 de abril de 1948, los observadores extranjeros comienzan a proveer a los medios de opiniones, reportajes, diagnósticos y testimonios sobre el país, una intención que ha dado lugar a diferentes registros de interpretación para aproximarse al complejo contexto colombiano.

En el cubrimiento periodístico internacional determinado por las lógicas geopolíticas de la información, la figura del enviado especial cumple un papel fundamental, en la medida en que encarna el interés de los medios por profundizar en el contexto de los hechos extranacionales y comprender problemáticas que escapan al simple reporte de las agencias de noticias. Nos referimos entonces a ese tipo de periodista que se desplaza -incluso en su propio país- con una misión específica y se asume como representante de un periódico, de una cadena de radio o de televisión. Viajero que reconstituye un sistema social a partir de un vínculo de cosas vistas, en un movimiento que va de lo particular a lo general, y viceversa; garante de una mediación que pasa principalmente por su presencia -su cuerpo- "en el lugar de los hechos".

De esa figura se ocupará este artículo. Nos proponemos aquí exponer algunas reflexiones que emergieron del análisis de la producción discursiva de los enviados especiales3 de la prensa francesa a Colombia, concretamente, de los periódicos Le Monde y Libération, en los cuales la sección internacional ocupa un lugar primordial.4 Estos dos diarios -con sede en París-, además de tener un tiraje nacional, se constituyen en "medios de referencia"; dicho de otro modo, en espacios donde se legitima la circulación de discursos sociales desde lugares ideológicos distintos.5 La escogencia de estos dos journaux no implicó un énfasis en la mirada comparativa; al contrario, la selección se inspiró en la constatación previa de la estabilidad de rasgos narrativos comunes, y en el interés por recoger y clasificar un material documental que sirva para posteriores investigaciones históricas sobre los modos como ha sido narrado, descrito, pensado y explicado nuestro país en la prensa extranjera.

Además del criterio de selección de artículos firmados por un enviado especial, optamos por demarcar cronológicamente el corpus. Dos acontecimientos nos ayudaron a establecer el período: la erupción del volcán Nevado del Ruiz en 1985, y el proceso de negociación con los para-militares en 2005. A partir de esta delimitación temporal se seleccionaron 43 artículos de Le Monde, con catorce enviados especiales, y 32 artículos de Libération, con once enviados especiales. Luego de una lectura general, se consolidaron cuatro grandes temáticas: conflicto armado (situación de los Derechos Humanos), narcotráfico, democracia y hechos diversos (ver el anexo 1).

Este análisis parte de una pregunta por el rol de los enviados especiales en la comprensión de la(s) realidad(es) colombiana(s). No se trata aquí de estudiar las formas de estereotipia que circulan sobre el país, sino de comprender sus estrategias de escritura con un enfoque en la polifonía enunciativa, es decir, en la mezcla de las voces de los actores sociales que ellos propician, que nos permita vislumbrar, de paso, el lugar que ellos se asignan en el discurso. Asimismo, un análisis de la descripción como estructura de superficie que hace creer en un contenido de verdad ayudará a entender la manera como traen lo distante, y su efecto de realidad a través de los sentidos. ¿En qué términos "traducen" al país? ¿Qué lugar ocupan su voz y su presencia en el texto? ¿Cómo construyen sus vínculos de alteridad en la síntesis cultural de su discurso? El planteamiento hipotético que inspira esta reflexión reconoce en el trabajo del enviado especial francés un ejercicio de etnógrafo que se desarrolla sobre la base de un periodismo intercultural, tradición humanista que la prensa gala ha cultivado desde los grandes reporteros6 interesados en sensibilizar a los lectores sobre lo que acontece más allá de sus fronteras. Singularidad que soporta, en otro nivel, el interés implícito de conocer al "otro" para reafirmar la propia pertenencia cultural.

De nuestros enviados especiales. Una presencia para hacer creer

Bajo la forma de vectores culturales de acreditación, de circulación de representaciones y de conversión de los fenómenos en acontecimientos, los medios de comunicación se legitiman como objeto de estudio de diferentes disciplinas sociales. Analizar sus dinámicas implica tener en cuenta su diversidad en cuanto "conjunto complejo de construcciones intersemióticas, económicas y logísticas" (Patrin-Leclère et al. 2007, 222), una conceptualización que está lejos de reducirlos a simples canales de un modo de expresión. La práctica mediática es creadora de sus propios marcos para representar la realidad con sus signos impregnados de historia, evoluciones, ritos y costumbres. Marco entendido como "un estilo característico de la experiencia, socialmente organizado, que nos permite a la vez reconocer la actividad del otro y elaborar la nuestra" (Esquenazi 2002, 34). El periodismo, entendido no sólo como profesión sino como "producción discursiva" (Ringoot y Utard 2005), participa de ese dispositivo mediático, que determina el valor de la información asignándole jerarquías y niveles de pertinencia desde un ángulo reivindicativo de "lo real", centrándose en lo factual.7 Si se cree en el papel mediador del periodismo entre los acontecimientos del mundo y su puesta en escena pública, como intérprete de los hechos y como proveedor de noticias, se estarán aceptando los grados de inteligibilidad que se logra transmitir a las audiencias por medio de operaciones cuyas dinámicas varían. Así, cuando al periodista se le encarga una misión de enviado especial, el tratamiento de la información exige ordenamientos singulares que comienzan, por ejemplo, desde el hecho de personalizar al emisor e instalar al receptor en un ambiente de confianza comunicacional. El nombre del autor y la mención "enviado especial" se transforman en acto de transparencia informativa en el momento de poner en escena "lo real" y su coenunciación. Tratar de saber con profundidad pero al mismo tiempo tratar de hacer saber con claridad son acciones que fundan el realismo de su labor y el lema que lleva como "bandera de combate", toda vez que su escritura debe crear efectos de verosimilitud, y más cuando debe informar sobre situaciones que tienen lugar más allá de sus fronteras nacionales.

Colombia, como terreno, densifica este tipo de mediación y complica la tarea. De cara al conflicto armado y a la dificultad de aprehender sus causas convergentes, los enviados especiales franceses deben recurrir a expresiones cuya fuerza retórica pueda transmitir tanto su disertación racional como sus impresiones sensibles. Una lectura atenta de los artículos de la muestra arroja un gran número de figuras retóricas que pretenden comunicar la dimensión extraordinaria de la situación: "contexto explosivo", "violencia omnipresente", "diversas formas de violencia que ensangrientan el país", "violencia compleja a la medida de su geografía", "una población secuestrada por los grupos armados", "crímenes atroces", "la locura de la muerte", "orgía de sangre y violencia", "una Colombia que bate todos los récords de violencia", "una clase política gangrenada por los narcotraficantes", "los secuestros y los asesinatos hacen reinar el terror", "una Colombia que volvió a hundirse en los tormentos de la guerra civil", "la estadística más sangrienta del planeta", "algo profundamente irracional en esos fenómenos de violencia", "esta psicosis del terrorismo", "Colombia tiene la sangre caliente", "esta guerra civil larvada", "paranoia que se nutre sin embargo de una realidad inquietante". Si comparamos cronológicamente las expresiones, en 1986 el enviado especial de Libération a Bogotá hace alusión a "un pueblo siempre presa de 'la violencia'", en un reportaje que dedica a la toma del Palacio de Justicia. En 2005, un enviado especial del mismo diario a la Sierra Nevada de Santa Marta habla de "la guerra colombiana [...] el conflicto [...] la disputa entre guerrillas de extrema izquierda, milicias paramilitares ultraconservadoras y ejército". Por su parte, en 1986, el enviado especial de Le Monde a Bogotá califica de "maelstrom de sangre '[...] la 'violencia' tradicional en ese país andino desde hace treinta años, a veces sofocada pero nunca destruida [...]'. Y en 2005, la enviada especial a Pueblito, en la Sierra Nevada de Santa Marta, se refiere al "interminable conflicto colombiano [...]".

Garante de la verdad en representación de una institución (el periódico), de una comunidad (los franceses) y de una profesión (el periodismo), busca adentrarse en "el corazón de la noticia". Al querer transformar un mundo significante en mundo significado -descrito y comentado-8 a través de algunas categorías de expresión (nombrar, calificar, argumentar, narrar, describir), aventura un ensayo de comunicación intercultural y de reconocimiento del "extranjero" que le permita integrar lo real representado en el espacio de lo perceptible. Tras la búsqueda de la "fuente" de información, se desplaza lejos de su sala de redacción, asumiendo las contingencias del oficio, para luego dar testimonio de su experiencia del lugar:

    Los soldados, flacos y morenos, tiran su equipaje fatigados en medio del alba tropical. Revuelven café, arroz, fríjoles, al abrigo de la carpa del puesto de control. En un rincón, un montón de botas sucias y rotas. La selva comienza a 500 metros. Armados con fusiles de asalto israelíes, los centinelas de la noche están todavía metidos en sus trincheras. Elementos de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, procomunistas) merodean por los parajes [...] (Niedergang 1992).

La narración está presente en los 75 artículos seleccionados, reportajes en su totalidad, género que no proscribe ni la interpretación ni la primera persona en la escritura, y hace del estilo -marca de autor- parte integral del contenido. Veinticinco enviados especiales transforman la intención informativa y proponen un punto de vista sobre los hechos: experiencias enmarcadas en cuadros de referencia. Si bien mezclan lo factual con el comentario, relatos y microrrelatos vienen a ilustrar la abstracción de las estadísticas y las cifras de las fuentes oficiales, poco o nada significativas para un público ajeno a la realidad colombiana:

    Todos se salvaron. El último en desertar fue el director del dispensario, Alejandro Toro. Él no pudo más la semana pasada, cuando un grupo de guerrilleros salió de las bananeras y capturó al enfermero, que abatieron en el lugar. El doctor Toro embarcó sus enfermos en una piragua de motor y se reunió más al sur, remontando el río Atrato, con la mayoría de sus paisanos refugiados en Mutatá. Murindó sucumbió a todos los males que golpean a Colombia y que constituyen el telón de fondo sangriento de las elecciones regionales y municipales de mañana (Lionet 1997).

Es la eficacia de la narración que podemos explicar, de la mano de Annik Dubied (2004), porque "el tiempo, la acción y la identidad humana encuentran en el relato un intermediario indispensable que lleva al hombre de la incomprensión vivida al principio de una aprehensión de sí mismo y de su condición" (Dubied 2004, 105). Esta preferencia por la voz narrativa demuestra también la focalización en la acción y en el sufrimiento humano de los personajes que representan, de modo sinecdótico, la situación general:

    Cuando irrumpieron en su casa, en un barrio popular de Barrancabermeja, Daniel veía la televisión [...] "Denme tiempo para ponerme una camisa" -suplicó-, pistola en la sien. Los paramilitares de extrema derecha se llevaron al militante de los derechos humanos escondido en un vehículo hasta un terreno desolado a orillas del río Magdalena. Allá, en medio del calor húmedo de los últimos días de marzo, le llovieron los insultos y los golpes, los planazos, los latigazos. "Ellos me decían que nosotros, las asociaciones y los sindicalistas, éramos la peste del país. Quisieron quemarme vivo y luego cortarme en pedacitos" [...] (Taille 2001).

La estrategia narrativa (función diegética) pasa por operaciones enunciativas diversas, huellas que permiten visualizar el lugar que el enviado especial ocupa en su relato, signo de subjetividad que refuerza el realismo de la información. En aras de semiotizar su presencia y su desplazamiento en el espacio, lanza las pistas de un aquí y un ahora: "Dos hombres yacen sobre el andén, la cabeza llena de agujeros, en la esquina de la calle 50, en el centro de Medellín. La sangre hace un charquito en la cuneta. La noche es tibia y húmeda. El asesino, cubierto de un casco, está todavía en su moto. Ni un policía ni un militar a la vista [...]" (Niedergang 1993).

En general, el relato se define como una construcción verbal compuesta por dos tipos de representaciones. Por una parte, representaciones de acciones y acontecimientos; por la otra, representaciones de objetos, lugares y personajes. Estas últimas, de las cuales nos ocuparemos, son las que definen las descripciones (función mimética). Agente de su organización, la descripción en periodismo9 participa de ese esfuerzo realista al que se hizo referencia en párrafos anteriores. Recurso retórico y poético,10 utilizado justo en el momento en que el lector debe enterarse del aspecto de las cosas o de los personajes evocados. Desplegándose en solidaria interdependencia con el relato, cumple una función narrativa que posee siempre un simbolismo implícito, lugar textual cargado de sentido.

Suerte de estética del relato en la cual la caución de lo visible contribuye a la creación de la realidad como referente, un ver para que otros vean.

Junto a otras funciones (didáctica, explicativa y argumentativa), la descripción garantiza la unidad del texto a través de los embragues y los desembragues, de los tiempos verbales durativos (el gerundio, el imperfecto), de las formas pronominales, de las marcas topológicas (delante, atrás, a derecha, izquierda, etc.). Se trata de exponer un objeto, un personaje o un ambiente y darlo a conocer por el detalle de las circunstancias más interesantes. Selección de lo esencial ante el impedimento de verbalizar la totalidad de lo percibido y la imposibilidad de "cubrir todo el campo de experiencia" (Kerbrat-Orecchioni 1980, 134). A la pregunta: ¿cómo hacer creer en la realidad de tal situación?, el periodista responde: describiéndola. No obstante, pese a esta ambición de realismo, la descripción está lejos de ser exhaustiva y objetiva, ya que describir no es copiar sino interpretar lo real: "Se diría que el enunciador, antes de describir, sale a la ventana no precisamente para ver mejor sino para fundar eso que él ve desde el encuadre particular que le impone su mirada" (Mouilliaud y Tetu 1989, 169). En esa elección de cuadros por describir está latente el comentario que inspira lo observado al narrador omnipresente:

    La noche cae fríamente sobre Bogotá. En el centro de la ciudad, los empleados se apuran. Además, varios bares que uno creería abiertos hasta altas horas de la noche, como conviene en tierra latina, bajan rápido la reja de hierro. Cada uno a su casa. Los noctámbulos afortunados irán a cenar a un restaurant chic del barrio norte, el barrio elegante donde la clase media se esfuerza en igualar la oligarquía. A la hora en que los cuellos blancos se van, una humanidad en harapos, proveniente de las periferias miserables del sur, se dispersa en las calles apenas clareadas, en la búsqueda de papeles, cartones o de restos de comida [...] (Baudin 1996).

Como gran reportero, este periodista ostenta una distinción casi aurática y un prestigio que se lo da el hecho de viajar "lejos" y cubrir los grandes acontecimientos mundiales que van de las guerras, los genocidios, las hazañas humanas, hasta lo real maravilloso, los siniestros tecnocientíficos y las catástrofes naturales. En el caso colombiano, la erupción del volcán Nevado del Ruiz el 13 de noviembre de 1985, tragedia que conmovió al mundo, quedó registrada en los dos diarios. Los periodistas se desplazaron a Armero. Libération publicó el lunes 18 de noviembre un reportaje ilustrado con seis fotografías de gran formato, y lo anunció así en su primera página: "Colombia. Deglutida en el lodo de Armero. El relato de nuestro enviado especial cinco días después de la catástrofe". El texto se acompañó de una foto de la pequeña Omaira atrapada en el lodo. Mientras que Le Monde lo hizo el martes 19 de noviembre sin fotografías. En los dos relatos, los enviados especiales intentan una descripción de la tragedia que sirva como testimonio de su presencia en el lugar (su cuerpo ahí), y encuentran en la mediación de los sentidos la mejor estrategia discursiva:

    Hasta Mariquita, uno se desplaza en medio de una especie de sabana verde [...] Las ambulancias, las camionetas de la Cruz Roja levantan a su paso remolinos de ceniza. La gente lleva máscaras y pañuelos. La radio del vehículo interrumpe el anuncio de las listas de heridos que están en los hospitales para anunciar que Omaira Sánchez, la niña de 12 años, que toda Colombia y quizás el mundo esperaba que salvaran, ha muerto [...] Un poco después de Mariquita, la ruta deja de ser transitable. Al lado derecho aparece una gran ola blanda, gris elefante: el lodo [...] El aire es pesado y caliente y causa dolor de cabeza. Después de los restos de un pequeño puente nos atascamos con las ruinas de una carreta, los cadáveres se multiplican [...] La podredumbre aumenta [...] (Rolin 1985).

Charles Vanhecke (1985), enviado especial de Le Monde a Guayabal, describe:

    Escenas de pánico, mujeres que gritan de espanto: el carro de la defensa civil donde nosotros estamos es atacado; campesinos que tropiezan con sus sacos de maíz y sus racimos de bananos; una mujer cuyo único tesoro es un loro que le picotea la mano. Muertos-vivientes envueltos en un lodo gris como único vestido, se ven sobre las camillas cubiertos de hematomas, los cabellos endurecidos por la lava y los ojos que se abren con dificultad bajo la ceniza. Rostros manchados, deformes, como en las películas de terror [...].

Quince meses después de la tragedia otro enviado especial de Le Monde hace el desplazamiento hasta Armero, y en su reportaje el tono experiencial ocupa buena parte del relato. Allí recoge la leyenda sobre la maldición que, según los lugareños, fue la causa de la erupción:

    Durante la "Violencia", los liberales del pueblo -si uno cree en el rumor- habían asesinado al cura conservador, le habían cortado la cabeza e incluso "jugaron fútbol con ella" [...] La continuación de la historia es bíblica. Las Marías-Magdalenas de Armero, escandalizadas, organizaron una sepultura cristiana de los despojos mortales del cura que había sido tirado al río Gualí. Su sucesor lanzó solemnemente en el sermón la anatema contra el pequeño pueblo aterrorizado [...] (Niedergang 1987).

La mediación del cuerpo y su fuerza enunciativa

En su intento de hacerse inteligible, el enviado especial presta sus cinco sentidos al lector lejano. El simple desplazamiento marca, de entrada, una experiencia por fuera de lo común, representable sólo a partir de sensaciones que no intervienen "sino cuando la comprensión se encuentra interrumpida, cuando se sale de la experiencia cotidiana. La atmósfera familiar está ahí originariamente para ser comprendida, y no para ser sentida" (Marie 2002, 45). Lugar de registro del stimulus, el cuerpo logra la mixtura sinestésica gracias a la solidaridad sensorial: la mirada se presenta como un escuchar, un oler, un saborear, un tocar.

El principio dialógico inherente a la narración de los enviados especiales es constante. Según Mijaíl Bajtín (1989), el dialogismo parte de la constatación de que el ser sólo puede aprehenderse de manera precisa en cuanto sujeto, resultante de interrelaciones humanas. De tal suerte, la palabra adviene como palabra del otro, ya utilizada, que traduce un sujeto dividido, múltiple. Cada reportaje refleja la polifonía de las voces de los actores sociales mezcladas con la voz del enviado especial, quien está a cargo de la construcción discursiva y se muestra como locutor primero autorizado para avalar, implícitamente o explícitamente, los puntos de vista de expertos, representantes y testigos incluyéndolos en su relato. Instancia de enunciación polifónica, los reportajes se distinguen por construir un discurso a partir de otros discursos, juego de actores en el montaje narrativo:

    Incluso los niños, descalzos en el pantano, participan en la noria. Con las tablas y las hojas de palma llevadas a lomo de mula ayudan a los adultos a construir, casa por casa, su nuevo pueblo, donde habitan más de 300 campesinos. Los primeros ranchos levantados en marzo en esta "comunidad de paz" surgen poco a poco sobre el relieve accidentado de los Andes, en el noroeste de Colombia. Más abajo, delante de una caneca convertida en lavadero, Dioselina trabaja duro en el lodazal: "Todos estamos aquí -explica ella- porque nos negamos a vivir con gente armada" (Taille 2005).

En cada reportaje queda constancia del paso del enviado especial, desplazamiento gracias al cual teje relaciones con los otros y los proyecta en un escenario. Al figurar en la narración, el enviado especial concede a la información, además del tono veraz (yo estuve), su fuerza representativa. Los rastros de su cuerpo mediador se convierten en estrategias enunciativas que construyen las coordenadas del espacio/tiempo del relato para crear la ilusión de estar-ahí, horizonte de promesa para el público que en su acto de lectura viaja también de la mano del narrador. Como si en lo descriptivo el enviado especial encontrara un lugar donde manifestar prioritariamente ciertos modos y posturas de enunciación.

Cada observación se erige en marco cultural del discurso informativo. Así, junto a descripciones topográficas y cronológicas, se despliegan aquellas que se ocupan de los rasgos físicos, psicológicos o morales de los actores discursivos:

    El más joven, un rubio de 13 años, parece de 10. Un cuerpo endeble, una cara de angelito, una mirada cándida. Él dice con un guiño de ojo: "Yo también soy el más astuto". El mayor, un negro grandulón de unos 20 años, toma nota con atención. Ellos son unos cincuenta, apretujados en los pupitres estrechos de esta clase particular. Todos, muy serios y educados, se levantan en grupo cuando llega un visitante. Ni la más mínima muestra de arrogancia o de ironía en esos colegiales modelos. Todos, sin embargo, son sicarios, asesinos a sueldo de la Mafia, pero decididos -si se le cree a Pablo, el responsable de este centro de rehabilitación de un barrio popular del noroeste de Medellín-a "encontrar un trabajo honesto" (Niedergang 1990).

Escribir, describir, ¿comprender? Por una mirada intercultural

La interculturalidad, referida a los procesos de interacción e intersección de las diferencias simbólicas, nos interpela para repensar quiénes somos y las características de nuestras democracias y nuestros Estados (Grimson 2011). En ese orden de ideas, validamos la práctica del enviado especial como situación de interculturalidad, en la cual participa en cuanto actor social que construye puentes entre las distancias identitarias. Su ejercicio de "traducción" de realidades apartadas implica un esfuerzo de apropiación y de resignificación de la diferencia.

Representar los fenómenos observados en el discurso exige del enviado especial un uso particular de las potencialidades del lenguaje escrito. En su tarea de crear sentido y ponerlo en circulación recurre a una economía significante que le permita elaborar sus síntesis culturales. En efecto, todos los reportajes se sirven de los signos gráficos de la puntuación para comunicar -paréntesis, comillas, comillas simples, guiones, signos de admiración, signos de interrogación, puntos suspensivos-, para señalar el discurso de los otros o tomar distancia, ironizar o traducir: "Con uniformes militares incompletos, pelo rapado, los combatientes en posición de firmes tenían el rostro grave, el de la pobreza y a veces el del odio. La mayoría, entre ellos cinco mujeres armadas, eran menores de 30 años [...] Los 'paras' habían sido reunidos en la madrugada en el Palacio de Exposiciones, en pleno corazón de Medellín [.]" (Delcas 2003).

Así mismo, las figuras retóricas -entre las que se cuentan la ironía, la metonimia, la hipérbole, la sinécdoque- son recursos lingüísticos frecuentes. Un lugar especial ocupan los tipos de analogía (símil, comparación, metáfora), sistema descriptivo con funcionamiento propio. En este escenario de aproximaciones, el enviado especial compara valiéndose de referentes culturales que toma del cine, de la literatura, de la historia o de la geografía: "Envigado, el Neuilly de Medellín, es la vitrina del narcotráfico",11 "caseríos del 'Far West' surgidos de la nada", "una victoria pírrica contra el tráfico internacional de droga", "paisaje digno de Suiza", "Armero es otro Macondo, muerto y enterrado", "la Peres-troika a la colombiana", "Envigado [...] con sus jardines a la inglesa", "el último episodio del 'Narcogate' [...]", "la ruta atraviesa un paisaje que evoca la novela Paul y Virginia [...]", "lo que era Armero se parece a una escena de la película The Day After", "un bigote a lo Clark Gable", "la 'desmilitarización' de dos departamentos [.] una zona grande como Inglaterra", "uno se imagina que la depresión geográfica de Dien Bien Phu debía parecerse a esto", "Envigado [...] donde vive la nomenclatura de la droga", "la 'Farc-connection' es el secreto de polichinela de Colombia", "un verdadero Club Med en el monte",12 "Ciénaga, Eldorado de los bandidos colombianos", "Pablo, que los niños llaman Robin des Bois",13 "Colombia se asemeja a veces a un país como los otros. Los niños leen Harry Potter y portan sus máscaras de Halloween [.]". Evidentemente, se trata de un recurso intertextual capaz de validar una síntesis imaginaria, vínculo intercultural que ayudará al lector a establecer relaciones comprensivas en un juego de representaciones.

El enviado especial, como instancia mediadora, toma un universo polifónico para mutar él mismo -individuo-en principal testigo que comparte su experiencia subjetiva. El testimonio encuentra su lugar en una red discursiva que le da valor a su vivencia. El "yo estuve", "yo vi", garantiza el enunciado y le da credibilidad frente a un público que espera algo en particular: la ilusión de realidad y de inteligibilidad.

Conclusiones

Tres grandes temas, que se interrelacionan, son recurrentes en el cubrimiento que los enviados especiales de los dos diarios hacen del país: conflicto armado, narcotráfico y procesos democráticos. El período escogido arroja una buena muestra de reportajes, debido a que abarca dos décadas prolíficas en acontecimientos que centraron la atención del público francés: la mediatización de las acciones del cartel de Medellín y las negociaciones de paz -unas fallidas y otras logradas en el papel- con los actores armados. En esta articulación de problemáticas sobresale el seguimiento a los fenómenos de violencia, fijación que se entiende porque los dos periódicos representan a Francia y su política en materia de promoción y protección de los Derechos Humanos.

Luego de analizar los 75 reportajes, se constata que la descripción cumple una función expresiva e incluso simbólica que trasciende la obviedad imitativa (simple decorado), para crear una relación entre el exterior y el interior, entre las realidades observadas y el sentimiento de aquel que las contempla. Cada aspecto descrito se convierte en metáfora, signo de otra cosa: información travestida, opinión traslapada, como si al describir, el enviado especial expresara su estado emocional frente a los hechos, los personajes y las atmósferas y, de paso, buscara que su experiencia personal-testimonial fuera una pista de lectura comprensiva para su público receptor.

Hacer emerger el cuerpo del enviado especial en el análisis del discurso muestra que las producciones periodísticas pasan primero por sujetos. Si bien los cuadros mediáticos se imponen como una suerte de normalización de lo real, las huellas del periodista en el relato les dan a los bloques textuales el aire vital que afirma la presencia de un ser humano detrás de todo lenguaje. Este mismo cuerpo tiende el puente entre universos disímiles que se encuentran y se mezclan en el tiempo narrado de las voces humanas y en el espacio mediador del texto escrito.

Además de la fuerza enunciativa que potencia la descripción, la puesta en relato de la experiencia sensible de un periodista extranjero en Colombia participa de un acercamiento intercultural. En esa medida, las realidades del país "toman cuerpo" para la opinión pública francófona, pasan de la abstracción del dato y la estadística a encarnarse en personajes -algunos más anónimos que otros-, a través de los sentidos del enviado especial. Con una escritura que a veces atraviesa el umbral de lo literario, los enviados especiales de Le Monde y Libération intentan ahondar en el complejo contexto colombiano y establecen en nombre de Francia una conexión experiencial, efímera en principio (el tiempo de la actualidad), pero que permanece como registro histórico e ineludible lugar de memoria de esa mirada externa que observa el devenir de una joven nación.


Comentarios

* El presente artículo es resultado de la investigación Los enviados especiales de ía prensa francesa a Colombia: ¡a influencia de ía experiencia sensible en el relato de un país complejo y lejano, realizada para obtener el título de maestría en Ciencias de la Información y de la Comunicación (Universidad París IV-Sorbona), 2006-2008.

1 El 30 de marzo de 1948 Le Monde analiza en su "Boletín del extranjero" los objetivos de la IX Conferencia Panamericana, próxima a realizarse. Al día siguiente, y con este evento como pretexto, el periódico publica en su segunda página el informe de una corresponsal en Bogotá titulado "Colombia, amiga de Francia. Esfera de influencia americana". En un tono laudatorio, se hace referencia a todas las riquezas naturales del país: sus minas, su petróleo, sus materias primas poco explotadas, al mismo tiempo que se resalta el desarrollo de Barranquilla, con su puerto "moderno" y su arquitectura "elegante". En conclusión, un país "en pleno desarrollo económico", donde la presencia de Estados Unidos crece, mientras que "la influencia intelectual francesa está seriamente amenazada". De ahí la urgencia de remediar ese retraso con actos concretos como la construcción de un liceo francés.

2 Fundador del Museo del Hombre en París, Paul Rivet es también figura clave en el desarrollo de los estudios etnológicos colombianos y en la revalorización del lugar ocupado por el indígena en la construcción de la nación. Exiliado en Colombia desde mayo de 1941, se dedica a la fundación del Instituto Etnológico Nacional y forma la primera generación de antropólogos colombianos, con principios humanistas que critican fuertemente los discursos de la época sobre "la raza pura".

3 Se distinguirá en este análisis de los corresponsales a quienes no necesariamente están vinculados al periódico y realizan un trabajo más informativo que narrativo.

4 "Noticias del extranjero", "Américas", "Internacional", para el caso de Le Monde; "Extranjero", "Mundo", para el caso de Liberation.

5 Los dos hacen parte de lo que en Francia se conoce como "prensa generalista". Le Monde, fundado en 1944, con un posicionamiento institucionalista y de centro; mientras que Liberation, fundado en 1973, de origen maoísta, mantiene una tradición de izquierda.

6 Albert Londres (1° de noviembre de 1884-16 de mayo de 1932), uno de los grandes en la historia del periodismo francés. Como gran reporter de Le Petit Journal o del Excelsior, hizo un cubrimiento de los acontecimientos mundiales. Según sus biógrafos, Londres puso en escena las situaciones, supo utilizar el testimonio con el fin de informar y sensibilizar a la opinión. Cultor de una estrategia discursiva que le permitió mezclar con acierto el hecho, lo descriptivo y la ironía, inmiscuyéndose casi siempre en sus reportajes como primera persona.

7 La pretensión de depurar el discurso informativo de todo estilo literario, de toda "ideología triunfante", corresponde a lo que Roland Barthes (1972) llama el "grado cero de la escritura", imposible para un periodista, quien, según el mismo Barthes, entre gritos y juicios de valor va siempre en contravía de la "palabra transparente" y del "estilo de la ausencia".

8 Se trata de encuadrar nuestra experiencia del mundo. Para Irving Goff-man (1991), quien propone la noción de cuadro, "la escogencia de historias que nos cuentan, así como la forma en que son relatadas, está determinada por una manera particular de comprensión del mundo" (Goffman 1991, 23).

9 Que distinguiremos de la descripción en literatura, tan problematizada en los estudios literarios, y criticada a veces por su función parasitaria en la narración.

10 Según las características del referente descrito, se distinguen los siguientes tipos de descripción: cronografía (del tiempo), topografía (del espacio y los paisajes), prosopografía (de la apariencia exterior de un personaje), etopeya (de la moral de un personaje), prosopopeya (de un ser imaginario alegórico), retrato (del físico y de la moral de un personaje), paralelo (combinación de dos descripciones en semejanza o antítesis), cuadro (descripción pictórica), hipotiposis (descripción viva y animada de acciones, pasiones, eventos físicos o morales) (Hamon 1993).

11 Referencia a Neuilly-sur-Seine, ciudad que limita con París por el noroeste, estereotipada como una ciudad aristocrática y burguesa.

12 Club Méditerranée. Empresa francesa de turismo que cuenta con una red de hoteles y centros vacacionales en todo el mundo.

13 Robin Hood.


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Anexo 1

Fecha de recepción: 6 de octubre de 2011 Fecha de aceptación: 29 de marzo de 2012 Fecha de modificación: 18 de julio de 2012