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Revista de Estudios Sociales

Print version ISSN 0123-885X

rev.estud.soc.  no.47 Bogotá Sept./Dec. 2013

 

Continuidades y rupturas en los discursos de la guerra de Afganistán: intelectuales, políticos y soldados*

Tomás Leyton

Licenciado en Ciencias Políticas y Gubernamentales por la Universidad de Chile. Administrador público de la Universidad de Chile. Entre sus más recientes publicaciones se cuentan: Conceptualización del otro en la guerra de Afganistán: en los limites de la subjetividad. Ponencia presentada en el 6° Congreso Latinoamericano de Ciencia Política. ALACIP y FLACSO, Ecuador, 2012, y La violencia como forma política. Ponencia presentada en el X Congreso Nacional de Ciencia Política. Sociedad Argentina de Análisis Político y Universidad Católica de Córdoba, Argentina, 2011. Correo electrónico: leyton.tomas@gmail.com

DOI: http://dx.doi.org/10.7440/res47.2013.11


RESUMEN

Este trabajo busca establecer continuidades y rupturas entre los discursos relacionados con la guerra de Afganistán de intelectuales, políticos y soldados. Los soldados fueron interrogados a través del Diario de la Guerra Afgana filtrado por Wikileaks, y la construcción conceptual del discurso de los políticos se basó en las Estrategias de Seguridad Nacional y otros documentos pertinentes. Uno de los hallazgos más importantes es la forma de nombrar al enemigo. Mientras que los soldados utilizan la palabra talibán, los políticos usan terrorista y los intelectuales utilizan la palabra "insurgentes" demostrando heterogeneidad y poca penetrabilidad discursiva entre los actores.

PALABRAS CLAVE

Talibán, insurgencia, terrorismo, análisis del discurso.


Continuities and Ruptures in the Discourses of the Afghan War: Intellectuals, Politicians, and Soldiers

ABSTRACT

This work seeks to establish continuities and ruptures between the discourses related to the war in Afghanistan by intellectuals, politicians, and soldiers. Soldiers were questioned through the Afghan War Diary filtered by Wikileaks, and the conceptual construction of the discourse of politicians was based on the National Security Strategy and other relevant documents. One of the most important findings is the naming of the enemy. While soldiers use the word Taliban, politicians use terrorist, and intellectuals use the word "insurgents", showing heterogeneity and little discursive penetration among actors.

KEY WORDS

Taliban, insurgency, terrorism, discourse analysis.


Continuidades e rupturas nos discursos da guerra do Afeganistão: intelectuais, políticos e soldados

RESUMO

Este trabalho procura estabelecer continuidades e rupturas entre os discursos relacionados com a guerra do Afeganistão de intelectuais, políticos e soldados. Estes foram interrogados através do Diário da Guerra Afgã filtrado pelo Wikileaks, e a construção conceitual do discurso dos políticos se baseou nas Estratégias de Segurança Nacional e em outros documentos pertinentes. Uma das descobertas mais importantes é a forma de nomear o inimigo. Enquanto os soldados utilizam a palavra "talibã", os políticos usam "terroristas", e os intelectuais utilizam a palavra "insurgentes", o que demonstra heterogeneidade e pouca penetrabilidade discursiva entre os atores.

PALAVRAS-CHAVE

Talibã, insurgência, terrorismo, análise do discurso.


    El hecho de no pensar lo que pensaban los nazis impide también pensar lo que hacían y, en consecuencia, veda toda política real de prohibición del retorno de ese accionar. Mientras no se lo piense, el pensamiento nazi permanecerá entre nosotros impensado y, por consiguiente, indestructible. (Badiou 2009, 15)

La guerra de Afganistán

Las acciones militares que han marcado con mayor fuerza lo que va de siglo sin duda son dos conflictos bélicos particulares: uno en Irak y el otro en Afganistán. Ambos han sido, de una u otra forma, vinculados a las redes terroristas que han causado estragos en la seguridad en Occidente desde el 11 de septiembre de 2001. Durante toda la primera parte del despliegue de tropas en Afganistán e Irak, se trabajó bajo la consigna de combatir el terrorismo internacional, pues por ese entonces se proclamó, por parte de Estados Unidos, y posteriormente por la OTAN, la Guerra contra el Terrorismo (WoT, por su sigla en inglés: War on Terrorism), y en Afganistán, específicamente, la operación Paz Duradera (Enduring Freedom). Se sabía que se combatía contra un enemigo difícil, pero se tenía confianza en el potencial tecnológico de comienzos del siglo XXI.

Es indiscutible que la situación de Afganistán hoy en día es problemática, y difícilmente dejará de serlo en el corto plazo; así lo ilustran un tibio retiro de tropas y los constantes atentados, así como un incierto futuro sobre la misión de Naciones Unidas. Por su parte, la "exportación" de opio sigue siendo un problema irresuelto, al igual que la desarticulación de Al Qaeda. A esto se suma la publicación de cerca de 76.000 documentos que conforman el Diario de la Guerra Afgana (Afghan War Diary) (AWD 2010) filtrado por Wikileaks, que corresponden a reportes de guerra escritos por los soldados en el campo de combate. Éstos revelaron que la construcción de discursos sobre la guerra es una cuestión política, y que hay muchas verdades que la retórica maquilla o simplemente omite.

Es por ello que esta investigación busca establecer continuidades y rupturas entre los discursos de intelectuales, políticos y soldados relacionados con la guerra de Afganistán entre 2004 y 2009, para lo que se articulará en tres ejes. En primer lugar, se analizará cómo han variado los discursos de los intelectuales en lo que se refiere a la concepción de la guerra y se verá cómo se ha pasado de una concepción más clásica de la guerra, muy presente en Von Clausewitz (2005), a nuevas formas de guerra, como la Netwar propuesta por Arquilla y Ronfeldt (2001). A continuación se presentará el discurso de los políticos sobre la guerra y cómo las Estrategias de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSS) de 2002, 2006 y 2010 han ido construyendo puntos de continuidad y de cambio entre sí sobre la visión que se tiene de esta guerra. Por último, se analizarán las construcciones conceptuales más recurrentes entre los soldados en cuanto a estrategia y forma de referirse al enemigo. Para esto, se analizarán los AWD para determinar las regularidades conceptuales presentes, con el fin de articular un discurso propio de los soldados como tercer actor por analizar.

Marco de referencia

El primer elemento que debe ser situado teóricamente en esta investigación son los discursos. Éstos no son meras construcciones exclusivamente lingüísticas, sino que poseen elementos estructurales, políticos y socioculturales (Van Dijk 1989). Es decir, los discursos no son sólo relatos objetivos sobre hechos, sino también un conjunto de enunciados intencionados y contextualizados. Para Foucault, aunque los enunciados sean "diferentes en su forma, dispersos en el tiempo, constituyen un conjunto si se refieren a un solo y mismo objeto" (Foucault 1979, 51).

Para el análisis del discurso resulta relevante considerar tanto su estructura interna como los elementos que le son externos: el contexto, el público objetivo y el emisor, que determinan su configuración (Van Dijk 2008). En este caso, la guerra es el objeto y también el contexto (sobre todo en el caso de los soldados) de los discursos. Difieren los emisores y difieren los espacios geográficos de su génesis, pero todos son enunciados sobre la guerra de Afganistán, lo que los constituye en un discurso. Pero el discurso "no es simplemente aquello que traduce las luchas o los sistemas de dominación, sino aquello por lo que, y por medio de lo cual se lucha, aquel poder del que quiere uno adueñarse" (Foucault 1992, 12). El poder de generar discursos que a la postre terminan teniendo unidad y continuidad suficiente para mantenerse en el tiempo.

El rol de las continuidades y rupturas es relevante para poder dilucidar ese mensaje que el discurso vehicula; por ello es pertinente interrogar a las formas inmediatas de continuidad (Foucault 1979, 4), "con arreglo a qué leyes se forman; cuáles son los acontecimientos discursivos sobre cuyo fondo se recortan, y si, finalmente, no son, en su individualidad aceptada y casi institucional, el efecto de superficie de unidades más consistentes" (Foucault 1979, 42). Es decir, ahí donde parece haber un discurso unificado y continuo entre distintos actores, es necesario preguntarse de manera sistemática por las rupturas, o incluso por otras regularidades, otros órdenes del discurso más allá del aceptado.

Pero esta investigación, además de preocuparse por los discursos, se enmarca también en lo que Van Dijk llama investigaciones de contexto. En general, aún "hay pocos libros en lingüística, estudios del discurso y ciencias sociales que usen la noción de contexto en cuanto a limitaciones y consecuencias del discurso, sino que la mayoría de dichos estudios se enfocan en el discurso mismo y no en la naturaleza compleja de sus contextos"1 (Van Dijk 2008, vii). Por tanto, lo que se busca, sin dejar de considerar los discursos como objeto de estudio, es dar relevancia al contexto, no sólo definido como relativo al texto y dejando como único foco de la investigación el discurso (Van Dijk 2008, vii).

En definitiva, se quiere considerar al contexto, por un lado, como "un constructo teórico necesario para interpretar expresiones significativas del discurso que están 'fuera' de [la representación del] texto mismo" (Van Dijk 1982, 419), y, por otro lado, significa tomarlo como un fenómeno en sí, cuya existencia no depende de otro fenómeno con base en el cual sólo presta un servicio para su interpretación. Dar un lugar relevante al contexto, en este caso particular, significa intentar, a través de los discursos sobre la guerra, comprender los conflictos bélicos. Y viceversa, a través del estudio del contexto, comprender la significación, la articulación, las continuidades y rupturas de los discursos como objetos de estudio mismos.

Como primera consecuencia de este enfoque está la necesidad de no pasar por alto algunas definiciones relativas al contexto bélico en lo que respecta a su naturaleza y estructura propias. Respecto a la naturaleza de la guerra y sus consecuencias sociales, Wolfgang Sofsky afirma que "la destrucción de vidas humanas y objetos es un proceso social. La guerra engendra formas de lo social, de creación y disolución de grupos sociales, que sólo le son propias a ella". Por ello, en "sociedades de guerra" -las que son básicamente el producto de las relaciones sociales en un contexto de conflicto bélico- de lo que se trata es "del choque del mutuo sentimiento de enemistad; enemistad que, durante la guerra, domina sobre todas las demás formas sociales: tanto las relaciones de poder como las estructuras de parentesco, laborales o de la comunidad" (Sofsky 2004, 112). De esta manera, se entiende que la guerra tiene formas propias que pueden ser estudiadas a través de sus discursos, formas sociales que sólo se darían en el contexto extremo donde la vida es lo que está en juego.

Pero la guerra afgana reviste formas que le son propias, y una de ellas es el terrorismo. Al respecto, resulta útil la distinción entre terrorismo como lógica y terrorismo como método. El primero es una muestra de violencia por la violencia, sin una razón detrás (Wieviorka 1992). El terrorismo como método, por su parte, es aquel "utilizado por un actor político que, por debilidad o por cálculo, se mantiene dentro de un espacio político determinado, o busca penetrar en él, a través del terror" (Wieviorka 1992, 172).

Material y métodos

Para realizar un análisis pormenorizado de discursos de intelectuales, políticos y soldados sobre la guerra de Afganistán, se procedió de distintos modos. Para el caso de los intelectuales, se realizó una revisión bibliográfica sobre la guerra, particularmente de la escuela norteamericana más cercana al Gobierno, pues sería la que, en definitiva, tendría mayor influencia e interrelación con los distintos actores políticos. La técnica de análisis de datos empleada fue el Análisis de Contenido, entendida como "una técnica de investigación para la descripción objetiva, sistemática y cuantitativa del contenido manifiesto de la comunicación" (Berelson 1952, 18).

Para la aproximación a los discursos de los soldados se seleccionó una muestra de documentos del Afghan War Diary (AWD), dado que el análisis de los casi 76.000 documentos resultaría demasiado costoso en cuanto a tiempo. Para determinar dicha muestra se utilizó la nomenclatura propia de los AWD. En primer lugar, se escogieron aleatoriamente 488 documentos entre un total de 3.190, que describen acciones ocurridas en la región "RC CAPITAL". Con esto se buscó tener una visión panorámica del total de hechos descritos, así como lograr cubrir eventos políticos por ocurrir, éstos casi exclusivamente en la zona capital. Sin embargo, entendiendo que los AWD detallan información que muchas veces reviste poca significancia para esta investigación, y que el análisis de una guerra no puede ser sólo político, se procedió a complementar la cifra antes referenciada con la totalidad de los documentos que correspondían al tipo "Murder" y "Assassination" (100 y 48, respectivamente). En estas categorías se describen acciones militares con consecuencias fatales, cuestión propia de un conflicto bélico. De esta manera, el total de documentos por analizar ascendía a 636. Sin embargo, luego de revisarlos se encontraron 47 que no contenían más información que "ver documento adjunto", pero éste no se encontraba disponible. Por ello, la muestra real de documentos analizados en profundidad asciende a 589.

Finalmente, se seleccionaron fuentes que representaran la visión oficial de Estados Unidos. Dado el alcance temporal de esta investigación, se tomaron las Estrategias de Seguridad Nacional (NSS 2002, 2006 y 2010). Se consideró el año 2010 porque, aunque está fuera del tiempo definido para este trabajo, refleja en gran parte los cambios del discurso oficial que se evidencian en los últimos años transcurridos durante la guerra. Asimismo, es la primera NSS de la era Obama, quien fue condecorado con el Premio Nobel de la Paz. Las NSS fueron complementadas con otros dos documentos, el NMSP-WOT de 2006 y la National Strategy for Combating Terrorism (NSCT), también de 2006.

Para los documentos de soldados y políticos se realizó un análisis de contenido utilizando el software Nvivo 9.0. Las variables utilizadas fueron agrupadas en Referencia al Otro y Estrategia. En la primera categoría, las referencias al otro podían ser: otro como "enemigo", 2 otro "violento" (no necesariamente enemigo) y otro "neutral".3 Con "Estrategia" se revisó directamente la hipótesis de si existiría un cambio de nomenclatura, y por tanto de estrategia, desde una Guerra contra el Terrorismo (WoT) hacia una de Contrainsurgencia (COIN).4

Intelectuales: caducidad de la guerra moderna

Al Qaeda no revestía los mismos cánones de los enemigos combatidos durante el siglo XX, y una vez que los talibanes fueron despojados del Estado afgano, comenzaron a disiparse rápidamente por el Medio Oriente estableciendo redes cada vez más amplias (Rashid 2002), y cuanto menos focalizadas, más difíciles de combatir por parte de las fuerzas occidentales. Así lo expresaba un funcionario de inteligencia de Estados Unidos: "es difícil para nosotros combatir las células porque ellas tienen muchos líderes diferentes, distintos procesos de pensamiento; no es como el enemigo al que estemos acostumbrados a combatir, no está estructurado" (Grant 2006, 6).

Al combatir contra un enemigo articulado reticularmente, se produce un quiebre en la forma clásica de comprender la guerra entre Estados, aunque desde algunos años atrás ya se habían arrojado luces suficientes sobre el tema. En 2001 dos investigadores de la corporación Research And Development (RAND) publicaron un libro que resultó premonitorio respecto de algunos de los cambios necesarios en las estrategias militares producto del nuevo escenario internacional, tanto en cuestiones políticas como en las específicas de la guerra. Así, al configurar el escenario, hay cambios relevantes en la comprensión de la guerra que afectan particularmente el caso de Afganistán. El primero de ellos es la Netwar; el segundo es la denominación de insurgentes, que, sumado a la comprensión de la articulación en red de Al Qaeda, tiene consecuencias tanto en la representación del otro como en las estrategias militares (Arquilla y Ronfeldt 2001).

Netwar

El concepto de Netwar (Guerra-red) difiere del empleado por el Ejército estadounidense Netwars (Network Warfare Simulation System), toda vez que "la Netwar es de menor intensidad, como contraparte en el nivel social, para nuestro concepto militar de Cyberwar"5 (Arquilla y Ronfeldt 2001, ix). En términos teóricos, y con una mirada más global sobre los conceptos de Ronfeldt y Arquilla, el término Netwar se inserta en la noopolítica, que es la política del conocimiento; es decir, aquella donde el rol de la información se muestra preponderante y determinante. La Netwar se convierte entonces en el correlato militar de esta nueva forma de entender la política, y al mismo tiempo es vista como una forma bélica de menor intensidad que la Cyberwar.

En términos empíricos, la Netwar produjo un replanteamiento de las estrategias militares pensadas en forma arcaica bajo el axioma de "gana el que tiene la bomba más grande" (Pisani 2002, 18). Al respecto, hay que considerar que, dado que Netwar es un concepto que viene desde mediados de los noventa y que la publicación de Networks and Netwars es de 2001, no se han incorporado a la teoría nuevos hechos bélicos como la guerra de Afganistán ni la de Irak. Sin embargo, la relevancia de la comprensión temprana de los fenómenos relacionados con ésta es evidente en la estrategia militar ulterior. Así, los autores notan que:

    La Netwar es un concepto deducido. [...] Una vez acuñado, el concepto ayuda a mostrar que la evidencia está aumentando en el incremento de las formas de organización en red, y en la importancia de las "estrategias de información" y "operaciones de información" en todo el espectro de los conflictos, incluso entre los étnico-nacionalistas, terroristas, guerrilleros, delincuentes y activistas. (Arquilla y Ronfeldt 2001, 20)

Una forma errada de entender al enemigo

El segundo elemento relevante dentro del desarrollo mismo de la guerra, es que una forma errada de entender al contendor dificulta la adopción de formas bélicas (estrategias y tácticas) eficientes. Se trata, en definitiva, de la concepción errónea del enemigo que subyace a la WoT. Esta concepción defectuosa se refiere a que "el extendido uso y las connotaciones narrativas del término WoT han cultivado un extenso y erróneo paradigma intelectual para lidiar tanto con el terrorismo como con las insurgencias" (Roper 2008, 92). Dicho paradigma equívoco muestras sus grietas al pensar lo absurdo que resulta plantear una guerra contra una táctica, como es el terrorismo. Al mismo tiempo, cualquier estrategia sería inadecuada, toda vez que estaría en el marco de una guerra contra una de las muchas formas que puede adoptar el combate.

En este punto, la representación de la realidad proyectada por un paradigma intelectual erróneo que reduce al adversario a mero terrorista -no aprehendiendo su complejidad y generando una estrategia mal planteada a priori- ha traído las consecuencias por todos conocidas en el transcurso de la guerra: una aplastante invasión y un progresivo estancamiento. Para subsanar dicho error, lo que se hizo fue más que un mero cambio de nomenclatura, de terroristas hacia insurgentes, pues se repensó por completo lo que se estaba haciendo tanto en Afganistán como en Irak. Producto de esta corrección en los cursos de acción nace la COIN, que define al enemigo como insurgente, y ya no como terrorista.

Consecuencias tácticas de la organización en red

La discusión teórica sobre la guerra no se agotó al descubrir que la insurgencia operaba como redes (Edwards 2002); el paso siguiente fue estudiar estas redes y distinguir cuáles eran los puntos nodales en los que confluía la información (Jones 2009). Así, se diseñó una estrategia de individuos de alto valor y de objetivos de alto valor (HVI y HVT, por las siglas en inglés: High-Value Individuals y High-Value Targets).

Sin embargo, se demostró que dicha estrategia era poco efectiva, al evidenciarse el bajo impacto producido cuando el HVI "Abu Musab Zarqawi, el líder de Al Qaeda en Irak, fue asesinado en 2006" (Jones 2009, 6). Se continuó profundizando en el entendimiento de las redes de la insurgencia, y actualmente se distinguen tres tipos de blancos: "nodes", "hubs" y "cores", "los primeros son combatientes, terroristas, y otros operativos; los segundos corresponden a los responsables de planificación, operaciones financieras, comunicaciones y provisión de material; y los terceros serían los teóricos y líderes carismáticos" (Gompert 2007, 49).

De esta manera, los cambios que ha habido en el discurso intelectual se manifiestan en la conceptualización del enemigo y en la estrategia para enfrentarlo. Al comienzo, el enemigo eran los terroristas, que se agrupaban en redes. En términos de Wieviorka (1992), lo que se conoce como personas que utilizan el terrorismo como lógica de acción. Contra este enemigo se combatió con una estrategia de HVI y HVT, pensando que éstos eran los puntos nodales de la organización terrorista. Sin embargo, la experiencia y la teoría demostraron que la correcta conceptualización del enemigo era como insurgente, y que éste utilizaba el terrorismo como método de acción. Contra esta nueva forma que adquiría el enemigo se diseñó la estrategia que distingue nodes, hubs y cores, centrando el foco de la acción militar en los segundos (Gompert 2007).

Soldados: Afghan War Diary (AWD)

La conformación del discurso de los soldados tiene condiciones de enunciaciones muy características y del todo disímiles de los demás discursos en algunos puntos. En el caso de los AWD, es un superior quien exige la elaboración de los reportes de campo a los soldados, pero son los soldados quienes retienen para sí la facultad de relatar los hechos. Ellos son los que en última instancia proveen la información que existe de la guerra y son los que deciden -respaldados por su propia cognición y estado anímico- qué contar y qué callar.

Un elemento significativo del momento de enunciación de los AWD es provisto por la forma de redacción que poseen. Ésta se encuentra llena de abreviaturas, por ejemplo, talibán es sencillamente "Tab" o incluso "TB"; insurgente se encuentra muchas veces como "INS" y frases completas como "no hay información adicional" se reducen a NFI (iniciales de No Further Information). También se encuentran llenos de acrónimos que refieren a tecnicismos militares, así como una escritura lacónica y con una detallada oscilación. Esto se explica en gran medida por el contexto en que son escritos estos reportes, ya que "con frecuencia provienen de unidades de campo que han estado todo el día bajo fuego u otras condiciones estresantes, y ven la escritura de los reportes como un asqueroso trabajo de papelería" (AWD 2010).

El primer hallazgo de relevancia respecto a los AWD consiste en la intermitente exhaustividad de las descripciones. Al respecto, se puede establecer la siguiente relación: mayor exhaustividad cuando hay personal o material de Estados Unidos involucrado. Esto significa que cuando hay explosivos en las cercanías de algún edificio estadounidense o algún vehículo resulta dañado, la exhaustividad de los reportes aumenta de un modo significativo; lo que se verifica en la extensión, así como en la cantidad y el tipo de información provista por parte de los soldados. También aumenta el nivel de detalle cuando hay involucrado personal de la ISAF (International Security Assistance Force) o de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte); sin embargo, es menor que cuando hay personal o material de Estados Unidos.

La exhaustividad va decreciendo paulatinamente, en la medida que se incluye la palabra talibán o alguna referencia directa a la acción del enemigo. Lo mismo sucede cuando hay personal de policía o inteligencia afgano herido o muerto. Menor aún es el nivel de detalle cuando la inteligencia o la policía afgana6 se hacen cargo del caso. Cuando mueren civiles no políticos y cuando no hay muertos, los reportes no suelen superar los cinco renglones. Esto permite establecer distintos niveles de preocupación, siendo el más alto el connacional, luego el internacional y, por último, el local.

Otro elemento destacable es la aparente objetividad de los reportes. Los soldados son muy cautelosos, no suelen hacer conjeturas y parecen buscar la objetividad refiriéndose sólo a hechos probados. Parecen dejar la interpretación para los rangos militares más altos. No catalogan todo incidente como causado por el enemigo, e incluso la prudencia llega a niveles que podrían rozar con la in-visibilización. Así se evidencia cuando en un reporte,7 el soldado que escribe detalla que al asesinado "se le disparó dos veces en la cabeza y luego fue decapitado, debido a su apoyo a las Fuerzas de la Coalición" (AWD 2010, CJTF-82). A pesar de sus vínculos y de la forma en la que fue dejado el cuerpo -pues se sabe que la decapitación de cuerpos muertos es una práctica muy usual entre las acciones desarrolladas por los talibanes-, no se hace referencia alguna a la persona que ejecutó los hechos, no se nombra ni de manera neutra (como persona) ni como un actor violento (asesino). Aunque sí se establecen posibles causas del homicidio, al atribuirlo al apoyo a las fuerzas de la coalición, no hay una sola pista o mención sobre quién realizó el acto homicida.

Hay casos como el anterior que tienen indicios suficientes para hacer pensar que el enemigo estaría tras los eventos; sin embargo, se mantiene la prudencia, y a menos que sea un hecho probado o testimoniado, no se cataloga como tal. Pero hay eventos que son descritos por dos soldados, como es el caso del asesinato del gobernador de Gozara del Oeste. Esto nos abre hacia otro elemento importante para el análisis, y es la incertidumbre acerca del contenido de los discursos, si se tiene en cuenta la subjetividad propia de los soldados para narrar los hechos. Respecto a quién pudiera haber ejecutado el asesinato, el primer soldado dice que "la falta de información adicional permite especular sobre el origen de los atacantes, si acaso eran militantes talibanes, quienes sostienen una insurgencia contra el Gobierno, o es atribuible a un crimen común" (AWD 2010, 207th ARSIC). De este modo, refiere claramente a la posibilidad de que los atacantes sean talibanes, mientras que el otro relato da como cierto el hecho, responsabilizando por el homicidio a "un número desconocido de insurgentes" (AWD 2010, CJTF-82). En consecuencia, este tipo de divergencias muestra nueva rupturas, esta vez dentro de los AWD, y a cargo de la subjetividad inalienable de cada soldado.

El uso del condicional como muestra de un lenguaje ambiguo es bastante generalizado en los AWD, al igual que las palabras "no identificado" o "desconocido" (unidentified y unknown), lo que difiere de la forma de escritura que tiene, por ejemplo, el discurso político, que se analizará a continuación. Esto se muestra consistente con el carácter "objetivo" al que parecieran aspirar los reportes del AWD.

Políticos: seguridad y terrorismo

La mayor presencia de documentos de 2006 se explica porque éstos reflejan el cambio en la estrategia militar llevada a cabo en Afganistán, así como el desarrollo mismo de la guerra en ese año, caracterizado por un aumento drástico en la cantidad de muertos, como lo muestra el gráfico 1. Aumento que, sin embargo, es significativamente menor que el que dejó la muerte de Osama Bin Laden.

El mencionado cambio estratégico se refleja en el National Military Strategic Plan for the War on Terrorism (NMSP-WOT), que en febrero de 2006 anunció "la culminación de importantes reflexiones y debates dentro del Gobierno y las Fuerzas Armadas" (NMSP-WOT 2006, 2). Este documento plasma los principales cambios en la estrategia militar que propone el Departamento de Defensa (DoD). Del mismo modo, presenta una forma de hacer plausible y coordinar los lineamientos ya propuestos en la NSS, NSCT (ambos a cargo del Presidente), en la Estrategia de Defensa Nacional (a cargo del DoD) y en la Estrategia Militar Nacional (a cargo del Pentágono).

Referencia al otro

Neutro

Respecto a las referencias al otro como Neutro, el mayor porcentaje lo encontramos en los AWD, con un 0,0559% respecto del total de palabras que se podían encontrar en dicho documento, lo que equivale a 79 referencias a algún tipo de adversario en forma neutra. Particularmente, en lo referente a los AWD, cuando no se tiene certeza sobre quién ha ejecutado las acciones, se suelen utilizar palabras como asesino (assassin, murderer), pistolero (gunman), artillero (gunner) (que forman parte de la categoría "Violento"), pero también se utilizan sujeto desconocido (unknown suspect), hombre no identificado (unidentified man), sujeto (subject), entre otras, que forman parte de la categoría Neutro.

Violento

Respecto a la cantidad de alusiones al otro como Violento, las variaciones no son significativas frente a la categoría Neutro. Las diferencias son un aumento en la NSCT, que pasó de cero incidencias en Neutro a dos en Violento, así como una disminución en las Estrategias de Seguridad Nacional, exceptuando la de 2006, que se mantuvo igual. Cabe destacar también la variación en el NMSP-WOT, que pasó de dos alusiones en Neutro a cero en Violento; no obstante, estas variaciones no se consideran estadísticamente significativas y resultaría irresponsable atribuirles mayor importancia, dado el contexto de enunciación de cada una de ellas.

Enemigo

Sin duda, los resultados más interesantes están en la categoría Enemigo (como lo muestra el gráfico 2), pues la cantidad de referencias provistas por los AWD -si bien es mayor respecto al número de alusiones en el mismo documento hacia Neutro o Violento-, al ser comparada con los documentos emanados del Gobierno, resulta mucho menor. Pero resulta interesante que los documentos que presentan más heterogeneidad son precisamente los AWD, que son escritos por soldados bajo el contexto de guerra ya descrito. Lo anterior se suma a la creencia de que los soldados, dadas las condiciones estresantes en que se encuentran, se hallan más desprovistos de su subjetividad y tienden a la mera reproducción ideológica de los discursos políticos que provienen de sus superiores.

Estrategia

Este elemento ya ha sido esbozado previamente y se refiere al cambio de nomenclatura para denominar al enemigo, es decir, de terrorista a insurgente. Este cambio ha sido mencionado por diversos académicos; sin embargo, si analizamos brevemente la NSS del año 2010, la palabra que se utiliza para denominar al enemigo continúa siendo terrorista, tal como lo evidencia la tabla 1.

La palabra insurgencia se utiliza sólo tres veces en la NSS de 2006, una de ellas bajo la forma de un sinónimo de contraterrorismo, a saber, contrainsurgencia, que ha tenido un gran desarrollo como concepto utilizado por teóricos, mas no ha tenido correlato empírico entre los dirigentes políticos que continúan diseñando estrategias bajo las formas de terrorismo y contraterrorismo. Se observa que la discusión teórica sobre la contrainsurgencia como estrategia más adecuada que la Guerra contra el Terrorismo se menciona sólo en una ocasión, en la NSS de 2006, y su contexto de enunciación la homologa al contraterrorismo. Esto demuestra la escasa influencia del discurso intelectual sobre el político, en cuanto a la forma de entender la estrategia adoptada.

Distinta es la situación de los AWD, en los que sí se ha utilizado insurgente para referirse al enemigo, más que terrorista. Cuando se tiene alguna certeza de que las acciones fueron perpetradas por quien se considera como enemigo, se suele utilizar la palabra talibán o insurgentes. La palabra más utilizada para referirse al enemigo en los AWD es talibán, con 163 veces, casi el doble de las 84 que presenta la palabra insurgente.

Conclusiones: continuidades y rupturas

Los principales resultados de esta investigación aportan evidencia en tres ámbitos relevantes. El primero de ellos se refiere directamente directo a los soldados estadounidenses. La evidencia refleja un discurso susceptible de ser neutro y precavido de hacer afirmaciones que puedan involucrar al enemigo en acciones violentas que se presencian en el campo de batalla.

En esta dirección apuntan los hallazgos sobre el aparente desasimiento respecto del contexto en los reportes, pues no existen alusiones a misiones, tácticas, estrategias u objetivos, y se utiliza un lenguaje lacónico con intermitente exhaustividad (que varía según haya aliados connacionales, internacionales o locales), cuyo detalle suele referirse a datos sobre vehículos, armas, forma de muerte y lugares. En el mismo sentido, se encuentra la cantidad de alusiones implícitas al enemigo (bajo las categorías de "violento" y "neutro") respecto de la cantidad de muertes atribuidas al mismo, y la presunta susceptibilidad de categorizar toda acción violenta como acción enemiga producto del contexto de guerra en el que se generan los diarios.

El segundo elemento se refiere a las continuidades y rupturas de los discursos, pues para poder dilucidar ese mensaje que el discurso vehicula, el rol de las continuidades y rupturas resultó relevante (Foucault 1979). Existen continuidades internas en los discursos, más que rupturas, que dan coherencia al contenido. Se evidenció una mayor coherencia interna en los documentos del Gobierno y una mayor heterogeneidad en los AWD, expuesta en el ejemplo donde había dos reportes de un mismo hecho.

Respecto al discurso político, existe continuidad entre los documentos del Gobierno en la forma de denominar al enemigo (y su consecuente estrategia para enfrentarlo); todos ellos hablan de terrorismo, ya sea Bush u Obama el emisor. Sin embargo, no se puede obviar que las menciones al enemigo en la NSS de 2010 bajaron de un modo revelador, lo que puede significar que la primera estrategia de la era Obama no buscaría sustentar el discurso sobre seguridad exclusivamente en el temor al terrorismo internacional.

Por otro lado, se advierten rupturas en el discurso intelectual a través del tiempo, tanto en las formas de intervención como en la manera de entender la acción del enemigo: de una invasión agresiva y acción ulterior moderada centrada en HVI y HVT, se pasó a una estrategia agresiva de Contrainsurgencia. Se transitó también desde una forma de entender al enemigo como organizado en redes jerárquicas susceptibles de ser desarticuladas al eliminar sus líderes, hacia redes autoorganizadas capaces de sobrevivir "sin cabeza". De ser sujetos que ejercen la violencia con una base fundamentalista asentada en diferencias culturales, a ser sujetos que utilizan el terrorismo como método de acción con arraigo ideológico y político (Wieviorka 1992); es decir, de terroristas a insurgentes.

El discurso político entiende el terrorismo del enemigo como lógica de acción (Wieviorka 1992) y busca despojar al enemigo de cualquier atisbo de racionalidad en su actuar que pueda conducir a la población a identificarse con dichas razones. No es, como se ha visto, una definición aleatoria o producto del azar, es una elección intencionada, como diría Foucault (1992). Pues es en estos discursos donde se ve más fuerte que los discursos son "aquello por lo que, y por medio de lo cual se lucha, aquel poder del que quiere uno adueñarse" (Foucault 1992, 12).

Por su parte, la utilización del término insurgente en el discurso intelectual busca dar un sentido estratégico-político al adversario. Provee una razón a la violencia perpetrada y valida al enemigo mediante esta denominación, convirtiéndolo en un objeto de estudio, para luego diseñar las formas más eficientes de combatirlo. El discurso intelectual, por su contexto de enunciación y su público objetivo, está más asido al discurso político que el de los AWD.

Los soldados, que son quienes viven la guerra de frente, utilizan una palabra cuya connotación encuentra mayor sentido en las sociedades orientales que occidentales. Talibán es un concepto con historia, con sentido político, cultural y religioso. Es una palabra que se origina en las tierras en las que se combate y que allá encuentra su mayor arraigo, a diferencia de insurgente o terrorista, que son conceptos que tienen más sentido en Occidente. De las tres palabras para referirse al enemigo, talibán es la que le reconoce mayor subjetividad, al estar su significación impregnada de elementos culturales e identitarios.

Asimismo, se evidencian rupturas entre los documentos al analizar el espacio dedicado a valores y amenazas, pues mientras que en los documentos políticos ocupa espacio considerable, en los diarios de guerra el poco espacio del que se dispone es utilizado en detalles sobre los muertos: quiénes eran, las circunstancias de la muerte, lazos políticos, incluso familiares. También se habla de armas, vehículos y cuestiones materiales relacionadas, y muchas veces se omite, o "no existe información adicional" (No Further Information o NFI), sobre quiénes ejecutaron los actos.

También se busca poner de relieve, al realizar análisis del discurso, la importancia de los factores externos. En los discursos, tanto el emisor como el público objetivo y el contexto son importantes a la hora de configurar sus formas (Van Dijk 2008). Esto se puede ver en la relativa lejanía entre el discurso político y el de los soldados, quedando en un punto intermedio el intelectual, puesto que muchas veces sirve de insumo y/o dialoga con el discurso político (así lo muestran las mismas referencias del discurso intelectual al discurso político), y por otro lado, se sirve del discurso de algunos "soldados de alto rango" como insumo para elaborar el suyo.


Comentarios

* Investigación presentada para optar al grado de Licenciado en Ciencias Políticas y Gubernamentales por la Universidad de Chile.

1 Todas las traducciones del inglés son del autor.

2 Enemigo incluyó palabras como taliban, terrorist e insurgent (y sus diferentes abreviaciones o errores de deletreo en los AWD). Violento incluye palabras como murderer, assassin, bomber, entre otras. Neutro refiere a palabras como suspect, man, person, subject.

3 Inicialmente, la variable aliado fue incluida; no obstante, la obtención de resultados relevantes en este punto requiere ampliar el alcance actual de la investigación, puesto que no fue pensada originalmente de este modo.

4 La investigación original incluyó como categorías la Alusión a Valores/Principios (sólo están presentes de manera significativa en los discursos políticos), Prevención (como posible estrategia, la que no tuvo resultados significativos, salvo en los discursos políticos) y Aliados (que diferenciaba el trato entre aliados connacionales, internacionales y locales). Sin embargo, éstas son parte de una nueva investigación cuyos resultados son sólo preliminares.

5 Cyberwar fue un concepto desarrollado en 1993 que se enfocaba en el dominio militar.

6 NDS: Dirección Nacional de Seguridad. ANP: Policía Nacional Afgana. ANA: Ejército Nacional Afgano.

7 Que corresponde a la identificación AFG200703rm653 (AWD 2010).


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Fecha de recepción: 7 de octubre de 2011 Fecha de aceptación: 7 de mayo de 2012 Fecha de modificación: 4 de abril de 2013