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Revista de Estudios Sociales

versión impresa ISSN 0123-885X

rev.estud.soc.  no.53 Bogotá jul./sep. 2015

https://doi.org/10.7440/res53.2015.16 

Harmer, Tanya y Alfredo Riquelme Segovia (eds.). 2014. Chile y la Guerra Fría global. Santiago de Chile: RIL Editores [324 pp.].

Raúl Burgos Pinto *

** Magíster en Historia por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (Chile). Profesor del Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (Chile). Miembro del grupo de investigación en "Estado y Sociedad en el Mundo Contemporáneo". Correo electrónico: rburgosp@gmail.com

DOI: http://dx.doi.org/10.7440/res53.2015.16


La obra reseñada constituye un aporte fundamental para comprender distintos procesos políticos y sociales de la historia de Chile durante el siglo XX, en el marco de la Guerra Fría. Para ello, se compone de variados estudios que consideran diferentes perspectivas y focos de análisis sobre temas relevantes, siendo un esfuerzo novedoso y de alta calidad, pues promueven una visión integradora de los fenómenos ocurridos en Chile, a través de las relaciones e interacciones entre múltiples actores y acontecimientos con los conflictos globales. En esa línea, el propósito central del libro, tal como lo señalan sus editores, consiste en demarcar " los actuales enfoques historiográficos acerca de la dimensión internacional de la historia contemporánea de Chile y muestran la vitalidad de los estudios sobre los intrincados nexos entre la trayectoria reciente de este país y la Guerra Fría " ( p. 10 ).

De esta manera, destaca en este libro el interés de plantear el estudio de la historia chilena contemporánea relacionando lo que sucedía internamente con lo ocurrido en el plano internacional. No solamente por las conclusiones y reflexiones propuestas -que permiten una visión global sobre lo que significó para Chile la Guerra Fría, y cómo este país interactuó con el resto del mundo en este proceso-, sino también por la diversidad de temas considerados. Lo anterior es señalado por Alfredo Riquelme en su análisis sobre las conexiones entre lo nacional y lo global; para él, " la coincidencia entre políticos chilenos de extrema derecha y de centroizquierda en la convicción de que el mundo enfrentaba un conflicto de carácter total -derivado de lo que se percibía como la expansión maligna del comunismo en el mundo-, muestra la extensión de aquella creencia a través de un amplio espectro de actores y culturas políticas de la época, convencidos asimismo, de que esa confrontación global determinaba o configuraba las propias dinámicas políticas nacionales " ( p. 12 ).

Siguiendo este planteamiento, se genera la reflexión posterior en los diferentes trabajos reunidos. El problema radica en explicar la situación de Chile en el fenómeno de la Guerra Fría, considerándola como un escenario de confrontación ideológica y disputa política, que no es posible reducir a la " lucha " de dos potencias, sino más bien como un proceso con múltiples expresiones según la época y las regiones del mundo.

En ese sentido, podríamos agrupar en dos ámbitos los estudios presentados según sus énfasis, aun cuando es posible evidenciar conexiones entre ambos. En un primer ámbito se encuentran los artículos que concentran sus esfuerzos en analizar las relaciones e interacciones entre actores (estatales y no estatales) en el marco de este fenómeno histórico. Contribuyen a dimensionar la diversidad de actores que participan directa e indirectamente en su desarrollo, y realizan un aporte metodológico para abordar un mismo problema, ampliando el análisis a grupos antes no estudiados o que no habían sido trabajados desde tales perspectivas.

Desde una mirada política y diplomática, Raffaele Nocera indaga acerca de los vínculos que hubo, en dichos términos, entre Chile, Italia y Estados Unidos en la elección presidencial de Frei Montalva en 1964. A su vez, Alessandro Santoni plantea la importancia de la organización política de la izquierda chilena, particularmente del Partido Comunista, para su símil italiano, considerando su experiencia y los vaivenes en la construcción de su alternativa política. Desde una perspectiva similar, Fernando Camacho realiza un interesante análisis sobre la experiencia de cooperación y solidaridad del movimiento y gobierno suecos con la sociedad chilena, especialmente en dictadura; resulta interesante, puesto que repasa desde los orígenes las razones que tuvieron en el país escandinavo para realizar contactos formales e informales con Chile, previos al golpe de Estado (pp. 225-226). De esta manera, en las tres investigaciones se evidencia un esfuerzo por traspasar los límites nacionales y establecer vínculos e interacciones de diferentes actores, conforme al momento que se estaba viviendo.

En una mirada que recoge componentes sociales y culturales, se sitúa el estudio de Fernando Purcell sobre las relaciones del Cuerpo de Paz de Estados Unidos en Chile en la década del sesenta. El rol desempeñado por el voluntariado norteamericano en la tarea de promover el desarrollo social y acercar a ambas sociedades plantea una discusión que extiende las fronteras políticas e ideológicas (pp. 71-73). Fernando Aparicio y Roberto García plantean, a través del análisis del caso de vigilancia de Pablo Neruda en Uruguay, cómo actuaron y se relacionaron las diversas policías y agencias de inteligencia en un escenario de evidente anticomunismo (pp. 45-47). Destaca la manera en que sitúan un caso particular, en un contexto de discusión ideológica y política más amplia, resaltando el rol y las interacciones de agentes similares.

El segundo ámbito agrupa estudios sobre diversos procesos políticos y conflictos ideológicos que vinculan a "Chile y la Guerra Fría global". En ese sentido, la discusión en torno a la relevancia de las ideologías y los proyectos políticos totales es abordada por Marcelo Casals, en su análisis sobre el desarrollo del anticomunismo en el país. Resulta importante pues permite enmarcar la crítica y el rechazo del comunismo durante la Guerra Fría en un marco ideológico más amplio que caracterizará al siglo XX. En este caso, lo hace a la luz del estudio de la propaganda anticomunista en la campaña presidencial de 1964, ya que la polarización ideológica frente a ésta implicó "la ‘internacionalización de la política’ chilena" (p. 92).

En una línea que profundiza la discusión sobre las transformaciones durante la Guerra Fría para las agrupaciones de izquierda, Eugenia Palieraki discute el influjo y las interacciones entre la Revolución Cubana y la izquierda revolucionaria chilena (MIR), problematizando la visión "unívoca y homogénea" atribuida a la influencia de la primera en América Latina, proponiendo una comprensión más compleja y matizada respecto a su recepción en el MIR (pp. 155-156). Por otro lado, Olga Ulianova, en su análisis sobre la manera en que se inserta internacionalmente el Partido Comunista de Chile en el primer año postgolpe, permite comprender la reorganización de esta agrupación en un escenario adverso, focalizando la mirada en "la dimensión global del proceso chileno" (p. 276).

Finalmente, los trabajos de Joaquín Fermandois y Tanya Harmer indagan acerca del carácter de la Guerra Fría precisando en el caso chileno. El primero, a través del análisis de las relaciones establecidas entre la República Federal Alemana y el régimen militar en sus primeros años, abordando algunas preguntas centrales respecto a lo que significó este fenómeno en el plano internacional; y el segundo sitúa la historia internacional de Chile durante la Unidad Popular en estrecha vinculación con "la evolución interamericana del conflicto de la Guerra Fría" (p. 196). Así, desde la lectura de ambos, es posible reflexionar respecto a las diferentes maneras de comprender la Guerra Fría y la situación de Chile en ella. Respecto a este último, no sólo como un receptor de influencias foráneas que tendían a modelar la sociedad, en un escenario de dos bloques o proyectos globales, compitiendo entre sí durante todo el tiempo, sino, más bien, como un actor que participa en múltiples escenarios, según su propia realidad interna, los cuales variaban según la escala, el tiempo y el resto de los actores.

En síntesis, cada uno de los artículos presentados en este libro, sumados, constituye una contribución importante a la disciplina historiográfica, toda vez que abren caminos a nuevos enfoques metodológicos para explicar y comprender la historia contemporánea chilena. Las perspectivas de análisis y los temas trabajados ofrecen miradas alternativas a algunos de los principales problemas de la historia política y social chilena del siglo XX. De esa manera, en esta obra se destaca que las aproximaciones de las investigaciones reunidas surgen desde interrogantes formuladas bajo discusiones y reflexiones metodológicas actuales en la historiografía, las cuales intentan comprender las interacciones entre los aconteceres nacional y global durante el desarrollo de la Guerra Fría. Esta cuestión nos insta a considerar, para la reflexión general, este fenómeno histórico como eje central para explicar la realidad chilena del siglo XX, por cuanto trascendió fronteras de cualquier tipo.