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Revista de Estudios Sociales

Print version ISSN 0123-885X

rev.estud.soc.  no.54 Bogotá Oct./Dec. 2015

https://doi.org/10.7440/res54.2015.03 

Migración internacional y desarrollo. Aportes desde el transnacionalismo *

Ana Melisa Pardo Montaño **

** Doctora en Geografía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Investigadora asociada del Instituto de Geografía, UNAM. Entre sus publicaciones se encuentran: Magnitud y tendencia de la mortalidad por homicidios en Colombia y México, 2000-2011 (en coautoría con Claudio Alberto Dávila-Cervantes). Revista Panamericana de Salud Pública 36, nº 1 (2014): 10-16; Notas de investigación. Transformaciones espaciales generadas por la migración transnacional. El caso Axochiapan (Morelos) – las Ciudades Gemelas (Minnesota).RELACSO. Revista Estudiantil Latinoamericana de Ciencias Sociales 3 (2013): 1-20, y Análisis del espacio y el transnacionalismo. Una visión desde la geografía. El caso Morelos (México) – Minnesota (EE. UU.). Cuadernos de Geografía 21, nº 2 (2012): 45-58. Correo electrónico: apardo@igg.unam.mx

DOI: http://dx.doi.org/10.7440/res54.2015.03


RESUMEN

Este artículo tiene como objetivo fundamental analizar la relación entre la migración internacional y el desarrollo, a partir de la mirada del transnacionalismo como una de las teorías más utilizadas en la actualidad para explicar el fenómeno migratorio. Considerando esto, la discusión inicial se remite a las principales teorías que explican la migración, enfocándose en la relación que éstas tienen con el desarrollo; en un segundo momento, se analiza el transnacionalismo, principalmente desde la mirada geográfica, mientras que en la última parte se consideran algunas prácticas económicas de carácter transnacional, las cuales permiten entender la relación entre la migración y el desarrollo. Finalmente se resaltan los principales aportes del transnacionalismo, específicamente desde las prácticas económicas de carácter transnacional.

PALABRAS CLAVE

Migración internacional, desarrollo, transnacionalismo, remesas.


International Migration and Development. Contributions from Transnationalism

ABSTRACT

The fundamental objective of this article is to analyze the relationship between international migration and development, from the viewpoint of transnationalism as one of the main theories currently used to explain the migratory phenomenon. Considering this, the initial discussion refers to the main theories that explain migration, focusing on their relation to development. Secondly, it analyzes transnationalism, mainly from a geographic perspective, while in the last part, it considers some transnational economic practices that help to understand the relationship between migration and development. Finally, it highlights the main contributions of transnationalism are highlighted, specifically in terms of transnational economic practices.

KEYWORDS

International migration, development, economic transnational practices, Remittances.


Migração internacional e desenvolvimento. Contribuições do transnacionalismo

RESUMO

Este artigo tem como objetivo fundamental analisar a relação entre a migração internacional e o desenvolvimento a partir do olhar do transnacionalismo como uma das teorias mais utilizadas na atualidade para explicar o fenômeno migratório. Considerando isso, na discussão inicial, remete-se às principais teorias que explicam a migração enfocando-se na relação que estas têm com o desenvolvimento; num segundo momento, analisa-se o transnacionalismo, principalmente a partir do olhar geográfico; enquanto na última parte, consideram-se algumas práticas econômicas de caráter transnacional, as quais permitem entender a relação entre a migração e o desenvolvimento. Finamente, ressaltam-se as principais contribuições do transnacionalismo, especificamente a partir das práticas econômicas de caráter transnacional.

PALAVRAS-CHAVE

Migração internacional, desenvolvimento, transnacionalismo, remessas.


Introducción

La relación entre migración y desarrollo es un tema de interés tanto para la academia como para los gobiernos de los países de origen y destino de los migrantes. El fenómeno migratorio ha sido visto en ocasiones como resultado de los desequilibrios en el desarrollo económico, mientras que en otras se ha considerado como un proceso potencializador del crecimiento económico, tanto en el origen como en el destino (Palazuelos y Villareal 2013). Estas diferentes visiones dependen de los lugares, los momentos y las circunstancias históricas relacionadas con el fenómeno migratorio (Nyberg-Sørensen, Van Hear y Engberg-Pedersen 2002).

Aunque dependiendo de las características del contexto que se esté analizando, el carácter económico puede o no ser una de las principales motivaciones que definen la migración; por lo general, para analizar la relación entre migración y desarrollo, las remesas monetarias tienen un peso importante (Binford 2002; Mendoza y Calderón 2006; Verduzco 2008); este elemento ha permitido que la migración se haya estudiado tanto desde una perspectiva positiva como desde una negativa. La movilidad de personas de países pobres hacia países ricos genera movimiento de recursos, lo que, se supone, produce cierto equilibrio económico. Del lado negativo, se considera que la migración desplaza a los miembros de las comunidades en edades productivas, convirtiéndolas en dependientes de las remesas (Nyberg-Sørensen, Van Hear y Engberg-Pedersen 2002). Sin embargo, aun con la importancia que tienen las remesas en la relación entre la migración internacional y el desarrollo, existen otros factores que pueden ser considerados en esta relación y que dependerán tanto de la perspectiva desde la cual se esté estudiando este tema como del tipo de migración al que se esté haciendo referencia.1

En cuanto al fenómeno migratorio como tal, existen muchas teorías que buscan explicarlo, entre las que se encuentran: la teoría de la economía neoclásica, la nueva economía de la migración, la teoría de las redes, la de la causalidad acumulativa; sin embargo, una teoría desde la cual en la actualidad se están realizando muchos de los estudios sobre este tema es el transnacionalismo (Faist 2000; Glick, Basch y Szanton 1992; Guarnizo 2004; Hiernaux 2007; Kearney 1995; Mendoza 2011; Portes, Guarnizo y Landolt 1999). Este término se refiere a las "ocupaciones y actividades que requieren para su implantación contactos sociales periódicos y sostenidos a lo largo del tiempo y a través de fronteras nacionales" (Portes, Guarnizo y Landolt 1999, 219). En la actualidad, la perspectiva del transnacionalismo es considerada como novedosa y de gran importancia para estudiar la migración, debido principalmente a que explica los lazos que mantienen los migrantes con los países receptores y, por supuesto, con sus lugares de origen; sin embargo, es poco lo que se ha hablado de los aportes que dicha teoría hace al desarrollo, por lo que el objetivo general de este artículo es analizar cuáles son los aportes que la mirada transnacional puede darle a la relación entre migración y desarrollo. Considerando que el vínculo de interés involucra al desarrollo, en el análisis se destacará la importancia de la mirada económica, sin desconocer la importancia de aspectos políticos, sociales y culturales, que, como se verá, son también relevantes.

Para cumplir con este objetivo, en la primera parte se mencionarán de manera breve las teorías desde las cuales se ha trabajado el tema migratorio, resaltando las contribuciones que han realizado al estudio de la relación migración-desarrollo. En un segundo momento, se analizará el transnacionalismo, teniendo en cuenta principalmente los aportes que se han realizado desde la geografía. En la tercera parte, se analizarán algunas prácticas vistas como transnacionales, especialmente de carácter económico, y que permitirán entender la relación que tienen el estudio de la migración desde esta perspectiva y el desarrollo; en la última parte se presentan las consideraciones finales.

Teorías migratorias y desarrollo. La teoría de la economía neoclásica

En principio, el concepto de migración es entendido como un cambio de residencia, que puede ser o no permanente, dependiendo del tipo de movimiento al que se esté haciendo referencia. Uno de los primeros autores en estudiar este tema fue Raverstein, quien definió etapas y factores distintos que intervienen en la migración (ver Arango 2003). Sin embargo, otros autores lo retoman y presentan distintas concepciones. Alberts, por ejemplo, considera que la migración es un cambio de residencia, permanente o no, y señala que "no hay restricción de distancia ni consideración de carácter voluntario o involuntario de la migración, ni tampoco se hace diferencia entre la migración interna e internacional" (Alberts 1977, 9), mientras que otros, como Vivas, explican la migración como "todo desplazamiento de población que se produce desde un lugar de origen a otro de destino, implica el cruce de algún límite político administrativo o ecológico y lleva consigo un cambio de residencia habitual" (Vivas 2007, 13).

Estas definiciones se vinculan con las distintas teorías que han intentado explicar la migración. Una de éstas es la teoría de la economía neoclásica, que, aparte de ser la más antigua, ha sido una de las más influyentes. A nivel general, expone que la migración es causada por las diferencias geográficas en relación con la oferta y la demanda laboral.

    Un país con una gran reserva laboral respecto al capital se caracteriza por un salario bajo; mientras que un país con una limitada reserva laboral con relación al capital se caracteriza por un salario alto. Los diferenciales salariales resultantes hacen que los trabajadores de países con salarios bajos, o con exceso de oferta laboral, se muevan hacia los países con salarios altos o con escasez de oferta laboral. Como resultado de este movimiento, la oferta laboral decrece y los salarios eventualmente se incrementan en los países pobres en capital, mientas que en los países ricos en capital la oferta laboral aumenta y los salarios caen. (Durand y Massey 2003, 14)

El tema del desarrollo se plantea en esta teoría a partir del lugar de destino, considerándolo como un espacio de progreso y de mejora de las condiciones de vida que se tienen en los lugares de origen; además, supone que la mejor forma de elegir el destino es el balance entre las principales ventajas que dicho lugar puede brindar, es decir, aquellos lugares con mayor desarrollo y que ofrecen más y mejores trabajos bien remunerados. Por otra parte, menciona que uno de los elementos con los cuales se contribuye al desarrollo en los lugares de origen, es el envío de remesas, pues éstas aumentan el ingreso de las unidades familiares, de las cuales -aunque en su mayoría son utilizadas en los gastos diarios- un porcentaje considerable puede ir a inversiones en la zona de origen.

Uno de los principales aspectos que puede criticársele a esta teoría, es que afirma que el trabajador se desplaza a cualquier región en la que espera que sus ganancias netas sean superiores a las de su lugar de origen; sin embargo, en la actualidad se sabe que, además de lo económico, influyen otros aspectos que son igualmente importantes, como las redes sociales, las cuales facilitan a los migrantes la elección de los lugares de destino, ya que les proveen, entre otros elementos, alojamiento provisional, seguridad y, en muchos casos, relaciones laborales. Esto indicaría que, aunque el incremento de sus ganancias económicas es importante, también lo es el hecho de facilitar se entrada al nuevo lugar. Además de esto, esta teoría hace referencia específicamente a migraciones por cuestiones laborales, dejando por fuera otras causas como la reunificación familiar, aspecto que tiene un peso importante, principalmente en los últimos años.

Otro de los aspectos que no considera esta teoría son las políticas de control instauradas en los lugares de destino, ya que para algunas nacionalidades resulta mucho más fácil adquirir la documentación necesaria para ingresar al lugar de destino, que para otras. En el caso de la migración de mexicanos hacia Estados Unidos, influye un factor fundamental: la distancia, ya que al compartir frontera, puede llegar a ser más fácil disminuir las desventajas de no tener la documentación indicada para migrar. Mientras tanto, la migración de centroamericanos indocumentados a Estados Unidos resulta más complicada, pues deben atravesar dos o más fronteras, lo que dificulta y disminuye su probabilidad de llegar a su destino.

Otro elemento que, de acuerdo a Roldán (2012), puede criticársele a la teoría, es la mirada demográfica que se le da a la relación entre desarrollo y migración, la cual considera como causa de la migración, principalmente, el exceso de fuerza de trabajo, aspecto que es resuelto por quienes proponen esta teoría con el control de la sobrepoblación y, por ende, del crecimiento de la mano de obra.

Si bien la teoría neoclásica logra dar un paso adelante en la explicación de los procesos migratorios, la crítica principal que se le puede hacer es su enfoque exclusivamente económico, que deja por fuera otros elementos de carácter social, político y cultural.

La nueva economía de la migración

Esta teoría nace como una modificación de la teoría neoclásica. Se corresponde con la neoclásica, al explicar que la migración es una elección racional; sin embargo, toma como actor principal la familia, el hogar u otras unidades culturales de producción y consumo, y no al individuo, como lo hace la anterior teoría.

    Una clave en el análisis de esta aproximación es que las decisiones migratorias no obedecen exclusivamente a la voluntad de actores individuales, sino que se insertan en unidades más amplias de grupos humanos -familias o grupos familiares, en ocasiones comunidades enteras-, en las que se actúa colectivamente para maximizar no solo la esperanza de obtener nuevos ingresos, sino también para minimizar los riesgos económicos. (Durand y Massey 2003, 15)

Su principal relación con el tema de desarrollo, es que se enfoca entre tres elementos de carácter económico: los salarios, las remesas y la circulación de bienes e información. Una de las principales consideraciones que hace la teoría de la nueva economía, es que les quita el peso a las diferencias salariales entre el origen y el destino que le otorgaba la teoría neoclásica como una de las principales causas que empujaban a los trabajadores a migrar.

Sin embargo, esta explicación de la migración, antes que ser vista como una teoría, es entendida más como una extensión o corrección de la teoría neoclásica, por lo que su dependencia de ésta se ve como una de sus principales deficiencias. Además de esto, el hecho de enfocarse en las condiciones económicas del lugar de origen para explicar sus causas y consecuencias resulta problemático, ya que no sólo las características económicas en los lugares de origen influyen en la decisión de migrar de las familias, sino que es necesario tener en cuenta otros factores como los mencionados en las deficiencias de la teoría neoclásica.

Otra de las críticas que puede hacérsele a dicha teoría, es que al centrarse en las causas y consecuencias de la emigración en los lugares de origen, les resta atención a las ventajas que pueden ofrecer los lugares de destino, y los factores que facilitan o dificultan el desplazamiento de las personas (Arango 2003), elementos considerados por otras teorías, como se verá más adelante.

La exportación de la fuerza de trabajo

La teoría de los mercados de trabajo duales impulsada por Piore (1979) explica que la decisión de migrar no es tomada por los hogares o por individuos, sino que es el fruto de la demanda laboral de las sociedades industriales, es decir, que se centra en la categoría de exportación de fuerza de trabajo como elemento para analizar el desarrollo.

    Las migraciones internacionales obedecen a una demanda permanente de mano de obra en las sociedades industriales avanzadas, que tienen su origen en ciertas características intrínsecas de éstas y que, a su vez, producen una segmentación en sus mercados de trabajo. Por una serie de razones, las economías muy desarrolladas necesitan trabajadores extranjeros para ocupar los trabajos que soslayan los trabajadores autóctonos y que ya no realizan las mujeres ni los adolescentes, si es que alguna vez lo hicieron. (Arango 2003, 13)

Este mismo autor señala que una de las principales ventajas de esta teoría es que explica, entre otros aspectos, por qué en las sociedades avanzadas existen trabajos con bajos salarios y poco apetecidos por los autóctonos, por qué son rechazados por estas personas y por qué los inmigrantes están dispuestos a aceptar estos trabajos, además de las razones por las cuales ya no son cubiertos por mujeres o adolescentes, como se hacía antes.

El tema del desarrollo desde esta teoría se enfoca de manera específica en dos aspectos: en las ventajas económicas en el lugar de destino y en la facilidad en la inserción laboral de estos migrantes. Estos aspectos se explican principalmente porque en las sociedades avanzadas la economía se divide en un sector primario -con predominio de capital intensivo- y un sector secundario -con trabajo intensivo pero poco salario-. Estos puestos de trabajo del sector secundario no suelen ser ocupados por la población de origen, ya que significan baja posición social, poco salario, y no ofrecen la posibilidad de mejoras a futuro. Una posibilidad de hacer más atractivos estos trabajos podría darse si se mejoran los salarios; no obstante, ésta no es una solución pertinente, ya que al aumentar los salarios, sería necesario además acrecentar los del sector primario, lo que significaría una inflación a nivel general, poco atractiva para el mercado. Sin embargo, estos trabajos pueden ser desempeñados por migrantes, puesto que los salarios son significativamente mayores que en sus lugares de origen, y la posición social primordial para ellos es la de sus lugares de origen, la cual pueden mejorar incrementando sus recursos a través de este tipo de empleos. Por otra parte, quienes ocupaban estos cargos anteriormente, mujeres y jóvenes, no tienen la misma disponibilidad, ya que, en el caso de las mujeres, así como en el caso de los adolescentes, éstos también buscan dejar su condición de mano de obra secundaria mejorando, entre otros aspectos, su nivel de escolaridad (Arango 2003).

Aun cuando esta teoría tuvo muchos adeptos, hay algunos elementos que no quedan del todo claros. Por ejemplo, presenta como principal motor de la migración internacional la demanda laboral en las economías receptoras, dejando de lado las razones que impulsan la migración en los lugares de origen, lo cual significa que sólo aclara una parte de la realidad de este fenómeno. Por otra parte, esta teoría presenta como un factor importante el reclutamiento por parte de las sociedades receptoras, y en la actualidad este fenómeno no es del todo frecuente; si bien es cierto que un ejemplo de este aspecto puede ser el programa bracero,2 o el caso de algunos países europeos que solicitan población joven para desempeñar ciertas actividades, en la actualidad los trabajadores, en su mayoría, deciden migrar sin que necesariamente sean requeridos por empresas de los lugares de destino.

La teoría del sistema mundial

Esta teoría comparte con la anterior la idea de que las sociedades avanzadas necesitan indiscutiblemente la mano de obra extranjera para ocupar cargos poco rentables. Se basa principalmente en la noción de un sistema mundial moderno, aportada por Wallerstein (1979), quien hace referencia a un sistema mundial de predominio europeo, dividido en tres esferas: centro, periferia y semiperiferia. La teoría de los sistemas mundiales explica entonces que la migración es producto de la dominación de las regiones céntricas sobre las periféricas, que da como resultado mayor desigualdad, en comparación con otras teorías (Durand 2004). Le da gran relevancia al componente del desarrollo, pues las ventajas de las esferas mencionadas están directamente relacionadas con los niveles de desarrollo de las mismas.

Uno de los aspectos que puede llegar a ser cuestionable de esta teoría, es su alto nivel de generalización, ya que sugiere que todos los países atraviesan procesos similares, sin tener en consideración las particularidades del fenómeno migratorio o la importancia de las decisiones individuales o del grupo familiar. En este caso, el migrante carece de decisión y es manejado por los intereses del mercado global. Por otra parte, no todos los países periféricos están relacionados con países centrales, lo cual los dejaría por fuera del proceso migratorio, y en la actualidad se pueden observar flujos migratorios entre países que sólo están relacionados de esta manera, lo cual resulta insostenible, de acuerdo con esta teoría.

Las redes migratorias en los procesos de movilidad

"Las redes de migrantes son conjuntos de lazos interpersonales que conectan a los migrantes, primeros migrantes y no migrantes, en las áreas de origen y destino mediante lazos de parentesco, amistad y de compartir un origen común" (Massey et al. 2008). Una de las principales ventajas de las redes, es que facilitan la migración bajando los costos del desplazamiento, a través del flujo de información sobre empleos, mejores lugares para migrar, etcétera. Muchas personas deciden migrar debido a que algún compatriota o familiar lo hizo con anticipación, generando un efecto de migración en cadena, ya que, al conocer las ventajas o desventajas de los lugares de destino -la mejor forma de cruzar la frontera, las ventajas salariales, entre otros aspectos-, la decisión de los candidatos a migrar se facilita considerablemente (Durand 2000). Otro elemento importante de las redes de migrantes, es la reducción de los riesgos asociados a la migración, ya que la presencia de éstas en los lugares de origen aumenta la probabilidad de obtener empleo.

Esta teoría asevera que la migración puede ser tanto una decisión individual como familiar que genera, como ya se mencionó, cierta facilidad para que otros integrantes del hogar o de la comunidad puedan migrar, lo cual no interfiere con algunas teorías antes mencionadas; sin embargo, aun cuando las redes sociales facilitan estos movimientos, en algún momento el mercado laboral llega a saturarse, lo que hace necesario pensar en nuevos destinos de desplazamiento; por lo tanto, no se puede hablar de una perpetuación de la migración. Esta saturación a la que se hace referencia, es un aspecto que debe analizarse con cautela en el estudio de las redes migratorias, ya que el objetivo de éstas es facilitar todo el proceso migratorio; no obstante, si el mercado salarial y las tasas de empleo disminuyen, los flujos migratorios también; por consiguiente, aunque se trate de un teoría que explica los beneficios que tiene para el desplazamiento hacia otros lugares el tener contacto con personas que ya hayan pasado por un proceso similar, es importante destacar que éste no es un mecanismo único que pueda explicar este complejo fenómeno.

La teoría de redes revela que la distribución espacial de la migración está dada por la cantidad de migrantes en un destino específico y por las facilidades que se les ofrecen a los nuevos migrantes en relación con la ubicación laboral, principalmente; sin embargo, existen otros factores para explicar dicha distribución. En el caso de la migración de México a Estados Unidos, pueden ser, por ejemplo, la frontera compartida, la oferta de empleos, etcétera, y en otros casos, como la migración de latinos a España, el idioma común facilita de cierta manera, al igual que las redes sociales, la presencia de migrantes con dicho destino. La existencia de estas redes es un aspecto que no se puede dejar de lado por su importancia; no obstante, debe ser analizado junto con otros que permitan explicar la migración como un fenómeno más complejo.

La teoría de la causalidad acumulativa y el desarrollo

La teoría de la causalidad acumulada propone que la migración internacional es un fenómeno que con el tiempo tiende a sostenerse a sí mismo, generando movimientos adicionales. "La causalidad es acumulada en el sentido de que cada acto migratorio altera el contexto social dentro del cual se toman las decisiones migratorias posteriores, particularmente porque posibilitan movimientos adicionales" (Durand y Massey 2003, 34). Estos mismos autores señalan que existen ocho modalidades en las que el proceso migratorio se ve afectado por esta teoría: la expansión de las redes, la distribución de la ganancia, la repartición de la tierra, la organización de la agricultura, la distribución del capital humano, la cultura, el sentido social del trabajo y la estructura de la producción. En este sentido, el nivel de desarrollo tanto del origen como del destino facilitará la decisión de migrar.

Existen, además, otros factores en los que esta teoría se relaciona con el desarrollo. Por ejemplo, presenta la distribución de los ingresos como uno de los principales elementos que aumenta la migración, ya que las familias con menores ingresos ven en la migración una forma de incrementarlos, contactándose con otros migrantes en busca de que se les facilite este proceso. Sin embargo, al migrar estas familias, las diferencias en los ingresos continúan, lo que genera que otras familias deseen migrar. Otro de los aspectos que se resaltan para explicar el fenómeno migratorio a través de esta teoría, al menos en contextos rurales, es la distribución de la tierra, ya que, por diversas circunstancias, quienes comienzan a tener mayor acceso a la compra de tierras son los migrantes. "Un objetivo muy importante de las comunidades rurales es la compra de tierra. Pero la tierra la compran los migrantes que están en el extranjero típicamente porque tiene un valor que da prestigio o como una fuente de ingreso para el retiro más que como una inversión productiva" (Massey et al. 2008).

Sin embargo, como explican estos autores, una desventaja que presenta este hecho, es que éstas son tierras que no son trabajadas en muchos casos, dejándolas por fuera del mercado laboral, lo que origina más desempleo y, a la vez, mayor migración. Otro de los aspectos relacionados con la tierra, es que los migrantes que sí deciden trabajarla tienen mayor acceso a maquinarias y a mejores métodos de producción, lo cual dificulta la actividad agrícola para los no migrantes, generando a su vez mayor desempleo y, por consiguiente, que más población decida migrar. Por último, otro de los factores que se discuten para hacer referencia al tema migratorio es lo que se denomina la cultura de la migración, que hace referencia a los cambios de valores que incrementan la probabilidad de que los individuos o familias se desplacen hacia otros lugares. "Aunque los migrantes puedan comenzar con unos objetivos a lograr buscando hacer un viaje y ganar dinero con un propósito limitado, después de migrar adquieren un concepto muy fuerte de la movilidad social y un gusto por el consumo y otros estilos de vida difíciles de obtener mediante el trabajo local" (Massey et al. 2008).

Éstos y otros aspectos deben tenerse en consideración al analizar el fenómeno migratorio, pero debe ponerse especial atención a que, aunque se trate de un fenómeno autosostenido, es decir que la migración genera más migración, esto no significa que no exista un punto donde los mercados se saturen y se desacelere el proceso migratorio, ocasionando que la población se desplace hacia otros destinos, lo cual puede resultar en principio costoso y difícil para los nuevos migrantes, debido a la falta de redes sociales. Sin embargo, estos nuevos migrantes facilitarán más adelante los procesos migratorios a los que lleguen en el futuro.

El transnacionalismo como teoría

Los primeros trabajos que consideraron el transnacionalismo para analizar el tema migratorio fueron los de Nina Glick Schiller y sus colegas (1992), quienes lo definen como un proceso en el cual los migrantes mantienen distintas relaciones entre su lugar de origen y su destino (Glick, Basch y Szanton 1992). Una definición más enfocada en el tema del desarrollo, es la que presenta más adelante Portes (1996), quien considera que lo transnacional involucra de manera específica lo económico, y no todos los aspectos de la vida de los migrantes. Aunque, años más tarde, este mismo autor se refiere a lo transnacional como las "ocupaciones y actividades que requieren para su implantación contactos sociales periódicos y sostenidos a lo largo del tiempo y a través de fronteras nacionales" (Portes, Guarnizo y Landolt 1999, 219), sin clarificar si se trata exclusivamente de actividades económicas o con otro carácter.

Por otra parte, Mitchell (1997 y 2009), desde una visión geográfica, ha explicado el transnacionalismo como una serie de movimientos entre fronteras, en los cuales los migrantes desarrollan y sostienen numerosos lazos económicos, políticos, sociales y culturales en una misma nación. Dicha conceptualización del transnacionalismo, además de coincidir con otras presentadas por Faist (2000) y Portes, Guarnizo y Landolt (2003), considera lo transnacional, no desde una visión exclusiva de "los espacios transnacionales" como tal, sino a partir de los movimientos y su importancia en lo social, lo económico y lo político.

Jackson, Crang y Dwyer (2004), también con una visión geográfica, consideran que los espacios transnacionales abarcan a todos aquellos que participan en las culturas transnacionales, como productores o consumidores. Además de incluir prácticas materiales como la participación del mercado laboral, o del comercio de bienes y servicios de carácter transnacional, también incorporan lo que ellos llaman geografías simbólicas o imaginarias, desde las cuales se trata de dar sentido al mundo transnacional.

No obstante, aun con la relevancia que puede tener estudiar los movimientos, autores como Rouse (1991) explican que la migración no se trata sólo de un conjunto de movimientos a través de fronteras nacionales, sino que involucra la circulación continua de gente, dinero, bienes e información, lo que genera un entrelazamiento de lugares que se convierten en una sola comunidad, es decir, en una comunidad transnacional.

Rouse (1991), al igual que otros autores (por ejemplo, Conradson y Latham 2005; Jackson, Crang y Dwyer2004), explica el fenómeno transnacional afirmando que la transcendencia del mismo está dada principalmente por toda la población que se ve involucrada: los migrantes, sus familias, los empleadores en los destinos, etcétera. Asimismo, los estudios transnacionales son aplaudidos por promover el trabajo empírico y permitir el análisis desde exploraciones abstractas de supjetividades múltiples y móviles, a partir de términos como flujo y circulación, frontera, etcétera (Mitchell 2009).

Estas diferentes formas de entender el transnacionalismo dejan como interrogante qué elementos son considerados transnacionales y cuáles no, es decir, si el hablar de contactos empresariales entre países, o de comunidades con actividades políticas en circuitos migratorios específicos, permite un análisis desde esta perspectiva. Considerando lo anterior, Dore et al. (2003) mencionan que mientras Portes (1996) centra su interés en el aspecto económico, Basch, Glick-Schiller y Szanton (1994), buscando ser más incluyentes, incorporan todas las prácticas transnacionales, esto es, tanto las económicas como aquellas relacionadas con la elección de identidades, aspectos políticos, entre otros, para lo cual definen las actividades o prácticas transnacionales en dos tipos: estrechas y amplias.

    Consideramos las prácticas transnacionales estrechas y amplias como dos polos de un continuum definido por el grado de institucionalización, de movimiento dentro del campo transnacional o de participación en las actividades transnacionales. Por transnacionalidad en sentido estrecho o restringido entendemos a aquellas personas involucradas en prácticas económicas, políticas y sociales que implican un movimiento habitual en un campo geográfico transnacional, un alto nivel de institucionalización o una participación personal constante. Mientras que por transnacionalidad en sentido amplio entendemos una serie de prácticas materiales y simbólicas en las cuales las personas involucradas sostienen un movimiento físico esporádico entre los dos países, un bajo nivel de institucionalización o sólo ocasional, pero que incluye ambos países como puntos de referencia. (Doreet al. 2003, 169)

Esta perspectiva resulta de mayor interés cuando se está trabajando en comunidades pequeñas con prácticas menos abarcadoras, ya que de esta manera se pueden incorporar como prácticas transnacionales tanto las actividades económicas a gran escala como las personas que viajan regularmente e incluso venden mercancías en el origen y el destino, o bien, a aquellos que regresan a sus lugares de origen a celebrar las fiestas del pueblo y a quienes las celebran en el destino, entre otras tantas actividades producto de la migración internacional. Esto, además, permite diferenciar tipos de actividades (económicas, políticas, simbólicas, etcétera), las cuales, de alguna manera, se ven reflejadas en el desarrollo de las comunidades tanto de origen como de destino. El siguiente apartado se enfocará en las actividades de carácter económico y su relación con el desarrollo. No obstante, aunque la mayoría son consideradas principalmente como actividades económicas, también tienen relación con otros elementos de carácter social, cultural y político, como es el caso de las remesas familiares y colectivas.

Prácticas económicas transnacionales

La migración, vista desde el transnacionalismo, involucra a personas que intercambian bienes materiales y culturales, ideas y supjetividades (Bobes 2011). La relación entre la migración vista desde la óptica transnacional y el desarrollo, se enfoca principal pero no exclusivamente en las prácticas de carácter económico, centradas generalmente en el flujo de dinero que los migrantes envían a sus familiares desde los lugares de destino (Guarnizo 2004). Para el análisis del componente económico de la migración internacional con enfoque transnacional, Guarnizo (2004) considera las remesas individuales, la importancia de los empresarios migrantes y las relaciones económicas entre la comunidad de origen y la de destino. Esta visión coincide con la de Dore et al. (2003), entendiéndose en este caso las prácticas económicas como intercambios en sentido estrecho, donde hacen parte de este rubro las empresas formales, las actividades ocasionales de poca o nula institucionalización y, por supuesto, las remesas. A continuación se explorarán estos tres aspectos, los cuales se consideran como un buen ejemplo que permite entender de manera más directa la relación entre el fenómeno migratorio y el desarrollo.

Las remesas monetarias

Puesto que una de las principales causas de la migración es la falta de recursos económicos, el envío de remesas es una de las primeras prácticas visibles que expresa la relación entre el lugar de origen y el de destino. A partir de éstas se van generando otras tantas, que también reflejan la consolidación del fenómeno.

De acuerdo con Guarnizo (2004), las remesas son entendidas como vínculos sociales caracterizados por la solidaridad, la reciprocidad y la obligación, lo que une a migrantes con parientes y amigos, incluso con la distancia espacial que los separa, a través del envío de diferentes recursos. Entre tanto, Portes (1995 y 1998) se refiere a dichos vínculos como "solidaridad delimitada de larga distancia", porque los primeros beneficios son individuales, pues la intención es precisamente ayudar a los familiares más cercanos; es con el tiempo que las remesas se transforman en un factor macroeconómico que relaciona y beneficia tanto al lugar de origen como al de destino. En el origen, los hogares receptores de remesas de alguna manera aumentan las inversiones privadas, ya sea en la compra o remodelación de viviendas, como práctica típica en comunidades receptoras de remesas, o en el consumo de productos internos, generando incrementos en los niveles de inversión en el entorno (Abella y Ducanes 2007). Los beneficios que generan las remesas en los lugares de destino han sido trabajados por muchas investigaciones (Mendoza y Calderón 2006; Nica 2014; Verduzco 2008); sin embargo, desde el transnacionalismo se puede observar la influencia no sólo en el desarrollo de los lugares de origen, sino en procesos económicos más globales como el comercio internacional y la producción y consumo de cultura (Guarnizo 2007).

Uno de los casos de estudio más analizados en el tema del constante crecimiento en volumen e importancia macroeconómica de las remesas, es el flujo migratorio México-Estados Unidos (Durand et al. 1996; Lozano 1993 y 2004). Dichas investigaciones, enfocadas en el desarrollo, se han especializado en medir y analizar los volúmenes de las mismas y su contribución al desarrollo local. Sin embargo, existen distintas versiones sobre los beneficios que pueden ofrecer las remesas. Algunos afirman que el aporte positivo a la economía local es innegable, expresado en la ampliación del mercado interno regional, las inversiones productivas (creación de negocios) y el gasto en el consumo diario. Se considera además, desde esta perspectiva, que mediante el envío de remesas se crean mercados más seguros, se estimulan las economías locales, y, de alguna manera, se puede pensar que contribuyen al ahorro, además de generar otros beneficios, como el incremento de los conocimientos técnicos a través de la circulación de la población (Agunias 2006).

Del lado negativo, se hace referencia al intercambio de la mano de obra joven a cambio de las remesas; en otros casos, se menciona que se trata de recursos de uso exclusivo de las familias, lo que genera dependencia económica respecto a las remesas (Lozano 2007). Esta visión negativa del uso de las remesas, incluso ha llevado a que se propongan distintos planes de uso "productivo" de las mismas, que permitan fortalecer económicamente los lugares de origen y combatir el desempleo y la pobreza, para que de alguna manera se vaya frenando la expulsión de población en edades laborales (Guarnizo 2007).

Otra de las visiones negativas de la migración sostiene que, aunque la migración significa el envío de remesas a las comunidades de origen, los trabajadores migrantes trabajan en condiciones difíciles o son explotados por sus empleadores y deben hacer sacrificios (por ejemplo, vivir en condiciones de hacinamiento) para poder enviar dinero a sus familias (Datta et al. 2007). Una manera de resumir esta visión, es la que menciona Gamlen (2014, 593): "Las remesas no pueden sustituir al desarrollo". Este mismo autor explica que el desarrollo generado por la migración depende de la geografía de los lugares de origen y destino.

En esta investigación no se está considerando si realmente la migración (principalmente a través del envío de remesas) resulta positiva o negativa; sin embargo, es necesario tener en cuenta que existen estos dos tipos de posicionamientos de importancia para el estudio de la relación entre migración y desarrollo. Como se mencionó anteriormente, se coincide con lo que explican De Haas (2012) y Gamlen (2014), quienes afirman que los resultados de la relación entre la migración y el desarrollo dependen fuertemente del contexto que se esté analizando. Esto significa, como lo exponen Mercer, Page y Evans (2009), que en materia de migración y desarrollo, la dinámica del lugar, el espacio y la escala reflejan, de alguna manera, el beneficio que puede o no traer para una comunidad el fenómeno migratorio. Si bien este impacto de las remesas, positivo o negativo, es uno de los aspectos económicos que más ha llamado la atención de quienes trabajan el tema migratorio, existen otras prácticas económicas relevantes desde la mirada transnacional.

Empresarios migrantes transnacionales

Otro elemento considerado como parte de las prácticas económicas transnacionales, son los empresarios migrantes, muchos de ellos transnacionales. Faist (2000) explica que en lo referente a la economía, en las comunidades transnacionales primero se empiezan a observar los envíos de dinero constantes por parte de las familias en el destino; en un segundo momento, se hacen evidentes algunos negocios provenientes de capital enviado por los migrantes; y en algunos casos, dichos negocios comienzan a traspasar fronteras y a relacionarse con la sociedad de destino. No obstante, esta última etapa del proceso implica un mayor establecimiento del flujo migratorio.

Por otra parte, ni todas las empresas ni todos los negocios migrantes tienen las mismas características ni, por lo tanto, beneficios para la comunidad de origen. De acuerdo con Landolt, Autler y Baines (2003), estos negocios se pueden dividir en "empresas circuito", las cuales significan traslados constantes de bienes entre el origen y el destino; los "negocios culturales", que tienen como objeto ofrecer bienes del terruño a los migrantes en el destino; "empresas éticas", donde los empleados pertenecen a una misma comunidad, al igual que la clientela; "microempresas migrantes de retorno", que básicamente son inversiones que hacen los migrantes al regresar a sus comunidades de origen, para evitar la dependencia laboral; y las "empresas transnacionales de expansión", las cuales son destinadas a cualquier sector económico y que tienen como ubicación el lugar de destino. Como menciona Taylor (1999), dos de los procesos que explican la creación de este tipo de empresas o negocios de carácter transnacional, son la nostalgia por los productos y servicios locales y el sostenimiento de las relaciones entre los lugares de origen y destino, por lo que, tal vez, el tipo de emprendimientos económicos más importantes, a la hora de hablar de desarrollo, son los tres primeros, pues se trata en su mayoría de pequeños negocios que intentan promocionar la identidad nacional, tanto en el origen como en el destino, manteniendo la circulación de recursos en el flujo migratorio.

Como lo apunta Hirai (2009), en el caso de los hispanos y sus descendientes en Estados Unidos, se observa una gran demanda de los productos y servicios, con el fin de conservar las prácticas y costumbres de los lugares de origen, aspecto que además se ve reflejado en la creación de negocios propios, principalmente en el destino, con el fin de mantener dicha relación. A los productos ofrecidos por estos negocios, este autor los denomina "productos de la nostalgia y productos étnicos". Los primeros son entendidos, de acuerdo con un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), como "aquellas mercancías que están integradas por los bienes y servicios que forman parte de los hábitos de consumo, cultura y tradición de los diferentes pueblos y naciones, y son objeto de añoranza de los grupos que emigraron al extranjero, pero difíciles de obtener en sus destinos. Por su parte, los productos étnicos son aquellos asociados a un país, pero que en el exterior, los consumen tanto los nacionales como otros grupos de población" (Hirai 2009, 270).

Este tipo de mercado que involucra la nostalgia es el que ha llevado a que en muchos casos, la población en el destino pueda incorporarse al mercado laboral de manera independiente, cuestión que además puede beneficiar a las comunidades de origen, ya que es común mantener relaciones comerciales con sus paisanos tanto en la compra como en la distribución de dichos productos.

Pero además, esta relación también se da en el sentido opuesto, cuando los migrantes deciden poner sus negocios en el origen, asociados, en muchos casos, a sus actividades en el destino. Dichos negocios, además de ser, como se mencionó anteriormente, una manera de que los migrantes al regreso puedan tener cierta libertad laboral, son un reflejo de las prácticas transnacionales entre las dos comunidades y aportan, de alguna manera, al desarrollo de los lugares de origen, a través de la movilidad de la economía y de la generación de empleos.

A la par de estas actividades más institucionalizadas, existen otras que entrarían en la categoría de transnacionalismo, en sentido amplio, de acuerdo con Dore et al. (2003), que, si bien no reflejan cambios en el desarrollo a nivel local o regional, de alguna manera ayudan al mejoramiento de las condiciones económicas de las comunidades. En este rubro se consideran, por ejemplo, el comercio informal de ropa, medicinas, alimentos, el envío de regalos a través de correos o paqueterías informales, etcétera; se trata de iniciativas que sobreviven gracias a las redes sociales; si bien las ganancias económicas no son significativas, forman parte de las prácticas transnacionales. Este tipo de iniciativas han sido registradas en distintos flujos migratorios como el de Jalostotitlán (México)-California (Hirai 2009), Ticuani (México)-Nueva York (Smith 2006), República Dominicana-Nueva York (Itzigsohn et al. 1999), entre muchos otros.

Remesas colectivas

Además de las remesas individuales enviadas a los lugares de origen y las actividades de empresarios transnacionales, otra práctica económica de carácter transnacional que involucra el envío de recursos, son las remesas colectivas, las cuales han sido una estrategia de los migrantes para ayudar a sus comunidades de origen. El beneficio en el desarrollo de las comunidades de origen se produce siempre y cuando los migrantes vean como una posibilidad el regresar, o que consideren que de alguna manera pueden colaborar a partir de su experiencia migratoria (Portes 2011).

Las remesas colectivas, en muchas ocasiones, se envían de manera informal, a partir de la iniciativa de algunos migrantes en el destino. En otros casos, como el mexicano, se han institucionalizado, a partir del interés de gobierno nacional, capitalizando estos flujos de dinero en beneficio de las comunidades. En el caso específico mencionado, se puede hablar del programa 3x1,3 el cual busca participar en la direccionalidad de las remesas. Dicho programa está a cargo de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), y, de acuerdo con esta entidad, su objetivo fundamental es "Multiplicar los esfuerzos de los migrantes mexicanos radicados en el extranjero, mediante el fortalecimiento de los vínculos con sus comunidades de origen y la coordinación de acciones con los tres órdenes de gobierno que permitan mejorar la calidad de vida en dichas comunidades" (Sedesol 2015). El Programa 3x1 4funciona con la participación directa de un club de migrantes, por lo que los grupos que no están registrados correctamente ante la oficina consular del lugar de residencia no pueden tomar parte en este programa.

Este tipo de programas motivan el envío de remesas colectivas y resultan benéficos para la comunidad, pero al compararlos con los montos de las remesas individuales, resultan poco significativos (Shannon 2006). A pesar de esto, uno de los beneficios que presentan es que han visibilizado a los migrantes en sus lugares de destino, convirtiéndolos en un agente social de cambio, y además han estimulado relaciones transnacionales, a través de la participación de los migrantes en el desarrollo local de sus comunidades de origen.

Algunos de los investigadores que han estudiado este tema afirman que dichos envíos colectivos contribuyen al mejoramiento de la infraestructura y la economía local y regional de las comunidades de origen (Alarcón 2002; Verduzco 2008). Por su parte, García (2009) sugiere cuatro efectos positivos que pueden generar las remesas colectivas: la conformación de comunidades transnacionales a través de la constante relación entre los lugares de origen y de destino; la participación de los migrantes como actores políticos a través de la relación que las organizaciones de migrantes inician con el gobierno; la participación en programas que benefician a la comunidad de origen; y la participación en proyectos productivos donde se involucren los fondos de los migrantes y otros fondos de carácter nacional o internacional.

Un aspecto importante de este tipo de envíos, es que ilustran formas de organización social, que poco a poco han ido consolidándose. De acuerdo con Moctezuma (2006), en principio se trató de donaciones de carácter esporádico, con el objetivo de realizar mejoras a las iglesias, envío de ropa para población necesitada, apoyo especial a enfermos, donaciones de ambulancias, etcétera. Con el tiempo, se han convertido en envíos más regulares, en muchos casos envíos formales con el apoyo gubernamental, y en otros, de manera informal, simplemente por iniciativa de algunos migrantes en el destino. En la actualidad, en el caso de México y a través del programa 3x1, las principales actividades que se han desarrollado son la pavimentación de calles, la provisión de servicios de agua potable, proyectos de alcantarillado y energía eléctrica, la construcción de centros comunitarios y centros de apoyo para las mujeres, y el abastecimiento de servicios de educación y salud (Moctezuma 2013).

En general, las remesas colectivas resultan una práctica transnacional cada vez más presente en los distintos flujos migratorios, pues además de ayudar a la permanencia del vínculo constante entre las comunidades de origen y de destino, son una forma de participación comunitaria de los migrantes, ya que, aunque se encuentren lejos de su origen, pueden beneficiar a sus comunidades y les permiten mantener su estatus ante las comunidades de origen, y, de alguna manera, les ayudan a participar en decisiones que benefician a sus paisanos.

Consideraciones finales

La migración internacional es un fenómeno social que ha sido estudiado desde diversas perspectivas teóricas. En el caso de esta investigación, se analizaron las principales teorías que intentan explicar este fenómeno, a partir de la relación que tiene con el desarrollo. En general, se encontró que todas las teorías analizadas consideran dicha relación de una u otra manera. En el caso de la teoría neoclásica, por ejemplo, el tema de desarrollo se relaciona con la ubicación en el destino, el cual es visto como un espacio de progreso. De la misma manera, dicha teoría considera que el envío de remesas es un elemento importante que contribuye al desarrollo de los lugares de origen. Por su parte, la nueva economía de la migración se relaciona con el desarrollo a través de tres elementos: los salarios, las remesas y la circulación de bienes e información.

A nivel general, se encontró que las remesas son uno de los principales elementos relacionados con el desarrollo considerado por las teorías que explican la migración. En esta investigación, el análisis se centró en el transnacionalismo, teoría que menciona este tema, al igual que las anteriormente citadas. Aunque en el análisis se señalan distintas perspectivas que trabajan el tema de la migración transnacional, se orientó hacia las visiones desde la geografía, en la cual el transnacionalismo se ha entendido como una serie de movimientos entre fronteras, entre las cuales los migrantes sostienen distintas relaciones de carácter social, económico, político y cultural.

Uno de los argumentos sostenidos en esta investigación, fue que, si bien no en todos los casos se puede hablar de comunidades estrictamente transnacionales, en general, en los flujos migratorios actuales son comunes las prácticas de carácter transnacional. Dichas prácticas pueden ser tanto de carácter amplio como estrecho. Se encontró además que las prácticas transnacionales que permiten explicar mejor la relación entre la migración y el desarrollo son las de carácter económico, y aunque en general se ha afirmado que las remesas monetarias son las que facilitan explicar la relación entre estos dos elementos, existen otras prácticas que también posibilitan analizar esta relación. En este caso, se consideraron, además de las remesas monetarias de carácter individual, los emprendimientos económicos de carácter étnico y las remesas colectivas.

La relación entre las remesas individuales y el desarrollo ha sido estudiada por distintas investigaciones, en las cuales ha sido vista tanto de manera positiva como negativa. Mientras que las investigaciones que consideran las remesas como un elemento positivo para el desarrollo de las comunidades de origen mencionan la ampliación del mercado interno regional, la inversión productiva en pequeña y grande escala -a partir de la creación de negocios producto de las remesas y los gastos de consumo diario-, las investigaciones que se centran en el aspecto negativo se refieren a la dependencia que llegan a tener los lugares de destino del envío de remesas. Independientemente de si se analiza este aspecto desde una óptica positiva o negativa, el argumento sostenido en esta investigación es que las remesas significan movimiento de recursos, y dicho movimiento influye (positiva o negativamente, dependiendo de la perspectiva de análisis) en la economía de las comunidades de origen.

En cuanto a las empresas o los negocios étnicos, es importante rescatar que, a diferencia de las remesas de carácter individual -las cuales son una de las primeras manifestaciones de prácticas transnacionales económicas-, este tipo de negocios nacen de la nostalgia de los migrantes en el lugar de destino y de la relación entre ambas comunidades, en el origen, por lo que suelen ser más comunes en el caso de flujos migratorios más establecidos.

Por último, las remesas colectivas, las cuales pueden ser tanto de carácter formal como informal, resultan una práctica transnacional de carácter económico que involucra, además, elementos políticos, pues en muchos casos requieren también la organización de los migrantes y la intervención de los gobiernos.

Dado que el objetivo fundamental fue analizar la relación entre la migración y el desarrollo desde una mirada transnacional, se quisieron destacar principalmente las prácticas transnacionales de carácter económico, sin desconocer las relaciones que dichas prácticas tienen con otros elementos. No obstante, es necesario considerar que existen prácticas transnacionales de carácter principalmente social, cultural y político que pueden ayudar a explicar la relación inicial, lo que podría ser de interés para futuras investigaciones.


Comentarios

* Este trabajo es resultado del proyecto "Impacto económico del envío de remesas de la población mexicana residente en Minnesota en el desarrollo regional de Puebla y Morelos", el cual no cuenta actualmente con financiamiento.

1 En contextos donde se estudie la migración calificada, por mencionar un ejemplo, aunque pueda haber presencia de remesas, el factor económico no es la principal motivación de dicho movimiento de población. En el caso de esta investigación, el análisis de las teorías migratorias se enfoca principalmente en contextos donde las causas que generan migración son principalmente de carácter económico.

2 El programa bracero es un acuerdo laboral celebrado entre México y Estados Unidos en 1942, con el objetivo de que la población mexicana laborara en Estados Unidos, en el sector agrícola.

3 Se le denominó 3x1 porque por cada peso que aportan los migrantes, los tres órdenes de gobierno aportan la misma cantidad (25% el gobierno federal, 25% el estado, 25% el municipio, más 25% el club de migrantes), que se destinan a la realización de obras de desarrollo comunitario en los lugares de origen del migrante.

4 Una iniciativa similar es el programa "Unidos por la solidaridad", en El Salvador.


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Fecha de recepción: 23 de octubre de 2014 Fecha de aceptación: 15 de enero de 2015 Fecha de modificación: 26 de mayo de 2015