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Revista de Estudios Sociales

versión impresa ISSN 0123-885X

rev.estud.soc.  no.56 Bogotá jabr./un. 2016

https://doi.org/10.7440/res56.2016.12 

Bröckling, Ulrich. 2015. El Self emprendedor. Sociología de una forma de subjetivación. Santiago de Chile: Editorial Universidad Alberto Hurtado [335 pp.].

Mauro Basure*

** Doctor en Filosofía por la Johann Wolfgang Goethe-Universität de Frankfurt (Alemania). Profesor de la Universidad Andrés Bello (Chile), investigador del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES). Reseña realizada en el marco de los proyectos: Fondecyt 1140344; Fondecyt 1150790; Conicyt/Fondap/15130009. mauro.basaure@gmail.com

DOI: http://dx.doi.org/10.7440/res56.2016.12


La traducción mantiene acertadamente el título original de este libro -Das unternehmerische Selbst. Soziologie einer Subjektivierungsform-, que, con gran éxito y repercusión, Ulrich Bröckling publicó en 2007. Ello lo muestran no sólo las traducciones en varios idiomas y los premios recibidos, sino también el hecho de que no sea raro verlo citado junto a libros de la talla de The Corrosion of Character de Richard Sennett y de Le nouvel esprit du capitalisme de Luc Boltanski y Ève Chiapello; ambos parte de la biblioteca con la que Bröckling construyó su propia obra. Hoy es, ella misma, lectura clave de las investigaciones críticas sobre las formas de la gubernamentalidad neoliberal, las nociones de capital humano y de empresario de sí mismo. Esta última, cabe notar, hubiese sido también una buena alternativa de traducción a la escogida -Self emprendedor-.

¿Qué es el Self emprendedor o empresario de sí mismo? Es una forma particular de construcción de sujeto, de subjetivación, con pretensiones hegemónicas. No es un sujeto directamente, sino el hacer emerger -la realización de- un tipo de subjetividad. El Self emprendedor, dice Bröckling, es "[...] un sujeto en gerundio, no identificable sino que por realizar" (p. 47). La base conceptual y metódica más íntima para descifrar el estatus ontológico del Self emprendedor es la obra de Foucault; aunque también la noción de reconocimiento por interpelación de Althusser e, incluso, la teoría luhmanniana de sistemas en versión de Teubner y Hutter.

Una de las cosas que hace de este estudio un libro fascinante es el permanente juego con paradojas, aparentes, conceptuales y prácticas. Una de ellas refiere a la noción de "ficción real" (Realfiktion) que Bröckling cita de estos últimos dos autores, cuando describen el homo oeconomicus y el homo jurídico, en cuanto operaciones semánticas del sistema económico y jurídico, respectivamente. En el capítulo dos, Bröckling señala que el Self emprendedor: "[...] no indica en absoluto una entidad empírica observable, sino un modo de apelar a los individuos como personas" (p. 46). Hacia el final del libro señala además que "[...] un Self emprendedor es tan inexistente como un mercado puro [...] existe sólo como [...] imputación contra-fáctica con pretensión normativa, como apelación, como punto de fuga de las tecnologías sociales y del Self, como campo de fuerza, como fuerza centrípeta" (p. 283). Ahora bien, por el hecho de parasitar de grandes principios normativos -como la autonomía, el mérito personal, por ejemplo-, esa pretensión normativa en particular, esa apelación, tiene en sí misma una tremenda fuerza performativa; fuerza que impulsa el carácter hegemónico de esta forma de subjetividad. Se trata, dice Bröckling, "[...] de una ficción real [...], de un Como-si muy poderoso que pone y mantiene en movimiento un proceso continuo de modificación y auto-modificación" (p. 283).

Bröckling establece en este punto el paralelismo entre la "ficción real" y la noción de "reconocimiento" por interpelación de Althusser, por un lado, y la investigación de Foucault sobre el gobierno del Self, por el otro. "Del mismo modo que Althusser", señala Bröckling, "Foucault concibe la subjetivación como un proceso formativo, en el que se funden condicionamiento social y automodelamiento. Mientras Althusser describe este proceso desde el modelo de significación lingüística, la atención de Foucault se centra con mayor énfasis en [...] aquel conjunto de formas de entendimiento, estrategias de condicionamiento, y tecnologías del yo que forman sujetos a partir de seres humanos y con las cuales ellos mismos se hacen sujetos" (p. 31). La gubernamentalidad neoliberal, por una parte, y la genealogía, por la otra, son los dos gestos investigativos foucaultianos claves de Bröckling.

El Self emprendedor es una forma de pensarse a sí mismo y la disposición propia de una gubernamentalidad neoliberal, que gobierna al individuo, no mediante la restricción disciplinaria de sus acciones, sino, por el contrario, mediante la activación de ellas en cuanto empresario de sí mismo. Por otra parte, en la medida que Bröckling parte del hecho fehaciente que el Self emprendedor no sólo es una "ficción real" sino que amenaza hoy mismo como una forma hegemónica de producción de subjetividad, su trabajo de investigación requiere una genealogía; es decir, investigar a contrapelo del proceso de subjetivación, reconstruir el pasado en cuanto problematización crítica del presente. El libro es, en resumidas cuentas, la genealogía de un régimen de subjetivación particular -el del Self emprendedor- propio de la gubernamentalidad neoliberal, hegemónica en nuestro presente. Neoliberalismo no es sólo un conjunto de reformas estructurales a nivel económico-político, sino también una innovación ética, cultural, expresada en la ficción real del Self emprendedor, que administra y controla sus prácticas según la máxima de la optimización de sí mismo, según la lógica de la maximización de su propio capital humano.

El de Bröckling es un libro de teoría crítica. Ello al menos en dos sentidos. Por un lado, en la medida que la investigación genealógica nos alerta de los problemas de una identificación ingenua con ciertos principios normativos -como autonomía, responsabilidad, autorrealización individual, e incluso la justicia meritocrática y el empoderamiento del sujeto- pues ellos han tendido a perder su sentido normativo emancipador original, y se han invertido y transformado en normas que estabilizan prácticas de dominación. Con gran detalle y plasticidad, Bröckling muestra el proceso concreto que ha conducido a que dichos principios se transformen en prácticas de poder. Dos palabras sobre esto, que es donde se concentra gran parte del libro.

La internalización de interpelaciones a la iniciativa personal, a mayor flexibilidad, a mayor creatividad, a la disposición a sacrificar cada vez más para optimizarse, etcétera; todas esas interpelaciones expresan la hegemonía de una gubernamentalidad según la cual el éxito o fracaso en los proyectos de vida -y con ello, las desigualdades sociales- no es causado en absoluto por las estructuras económicas, sino que resulta ser consecuencia de las diferencias individuales en el uso del tiempo. Todo tiempo -de trabajo y libre- es tiempo disponible para incrementar el propio capital; para lograr presentarse mejor a sí mismo como producto en un mercado competitivo. El libro no refiere sólo a las condiciones del trabajo en la empresa -no es sólo un libro de sociología del trabajo-. Trata más bien de la internalización de la lógica empresarial en la persona: la optimización incesante del potencial de autocomercialización se aplica a la persona como un todo, no sólo a las capacidades sino también, por ejemplo, a la dimensión estética del cuerpo, a la manipulación estética para ser más atractivo, a la dimensión anímica para irradiar felicidad, a la identidad, a los contactos, a la dimensión familiar para mostrar una vida privada equilibrada e hijos exitosos. Si uno sigue en esta dirección, rápidamente asalta la dimensión de la optimización vía manipulación genética; todas estas cosas son tematizadas por Bröckling.

Todo lo anterior se debe a que, por una parte, según el modelo del Self emprendedor, nunca se puede ser verdaderamente Self emprendedor. Siempre se es algo menos de lo posible y, por tanto, se es siempre perfectible. Por la otra, la lógica de la competencia -que es el sentido final del direccionamiento sin sentido al que apela el Self emprendedor- siempre exige mejorar la propia posición. En la propia empresa, en uno mismo, no existen ni el óptimo, ni la cesantía, ni la estabilidad. Según esto, mientras que el éxito se reserva a quienes usan hábilmente el tiempo para optimizar su capital humano, el fracaso expresa alguna forma de debilidad de carácter, despreocupación, desidia. En cualquier caso, se es siempre responsable del propio destino. La infelicidad es responsabilidad propia, no sólo porque no se ha hecho lo debido en el pasado sino también porque no se es suficientemente positivo en el presente, ni se ha decidido a ser lo que se puede ser.

Pero eso también se puede mejorar: una serie de tecnologías vienen en auxilio. Se trata de todo aquello que apoya la optimización y el rendimiento, el coaching orientado al empoderamiento, al self management, libros de autoayuda, marketing, etcétera. Incluso, agregaría yo, algo no presente en el libro, las aplicaciones de celular orientadas a tener control sobre sí mismo, sus actividades, su rendimiento. Evidentemente, todas estas tecnologías no tendrían gran sentido si, como contraparte, no tuviesen una serie de sistemas de evaluación de calidad, de rendimiento, de acreditación, de optimización de los procesos, el benchmarking, y de actualización del estado de la competencia, etcétera.

Si todo lo anterior tiene el efecto crítico de la genealogía, que pone de cabeza ciertos principios normativos claves de nuestro presente, y además -con base en formulaciones retóricas, como la paradoja, la antítesis, el oxímoron- tiene un efecto sorprendente y perturbador del sentido común, el libro de Bröckling también apoya su sentido crítico en lo que se puede llamar los efectos autodestructivos que tiene la subjetividad del Self emprendedor. Esto, pues su lógica transgresora e ilimitada se extiende sobre una psique y un cuerpo concretos y con límites. La enfermedad y la vejez son los más evidentes. Las enfermedades de nuestro tiempo son la depresión, el burnout, el estrés; causados por cómo vivimos el tiempo, sin pausa ni límite, y con el sentimiento permanente de no estar haciendo lo suficiente, de no rendir lo máximo.

Pero Bröckling va más allá y enciende una alarma: lo peor no es sólo acercarse al límite psíquico y corporal del individuo, sino el esfuerzo permanente por ir más allá de esos límites, por responder a los signos del límite del cuerpo con más esfuerzo. Esto porque reconocer esos límites es reconocer la in-capacidad, la falta de competitividad. Que los individuos tomen menos licencias laborales tal vez no se debe a que estén menos enfermos, sino a la inseguridad de mostrarse incapaces, sin capital humano. Cabría preguntarse aquí si es esta lógica la que está detrás del enorme éxito del café, o el de las bebidas energizantes, de los complejos vitamínicos, etcétera.

El resultado -finalmente no funcional y contrario a lo esperado-, dice Bröckling hacia el final del libro, es en efecto "el individuo incapaz". "Donde se exige actividad, ya no tiene motivación, donde se exige creatividad, no se le ocurre nada, enfrenta las exigencias de mayor flexibilidad con marasmo emocional; en vez de elaborar proyectos y conectarse en red, se encierra en sí mismo; las estrategias de empoderamiento rebotan en su sentido de impotencia; su autoconciencia es sobre todo inseguridad de sí mismo; le falta tanto poder de decisión como valor para correr riesgos; en vez de irradiar su buen ánimo es infinitamente triste" (p. 289). Esto estaría abriendo de nuevo las puertas a una psiquiatrización de la sociedad.

Como buen foucaultiano, el diagnóstico de Bröckling es sombrío. La alerta ya está puesta, y con eso, el trabajo está cumplido. Él, sin embargo, deja abierta la pregunta por una subjetividad emancipada de la del Self emprendedor. Hay quienes se apurarían a ver que esa subjetividad emancipada se podría lograr anteponiendo otra "ficción real", contraria a la ficción real del Self emprendedor; tal vez con libros de autoayuda que nos entrenen para ser más relajados, conformistas, para no ser siempre autooptimizadores, para ser aburridos, no creativos, o directamente flojos. En el extremo, el Ni-Ni -ni trabaja ni estudia- vendría a ser una especie de modelo del sujeto emancipado. Pero, evidentemente, un tal programa contrahegemónico sólo reproduciría el mecanismo de la programación de la subjetivad. Como lo sabía Adorno, la teoría crítica no puede usar el mecanismo que critica para contrarrestar el efecto de lo criticado. La autonomía individual no puede ser una exigencia explícita, no puede ser propaganda. La pregunta en todo caso queda abierta en la forma de un desafío.

En lo personal, este fascinante libro de Bröckling resulta ser una invitación a continuar investigando de modo interdisciplinario. Algunos ejemplos de la repercusión de El Self emprendedor son los siguientes: citando a Bröckling, Thomas Lemke estudia críticamente la responsabilización individual por la (no) emergencia efectiva de enfermedades potenciales, diagnosticadas según la información genética que puede entregársele a cada cual. También citando a Bröckling, y también de modo crítico, Alex Demirovic estudia cómo la conciencia ordinaria de la contingencia, de que todo es o se ha vuelto contingente -cuestión expresada también a nivel teórico-, ha devenido parte del sentido común; y con ello, también el convencimiento de que la responsabilidad sobre el propio destino no es algo que pueda externalizarse. El Self emprendedor, tal como lo estudia Bröckling, es también un libro clave cuando Andreas Reckwitz describe críticamente las transformaciones actuales de las formas de subjetividad. Beate Rösler, por su parte, busca ampliar la perspectiva de Bröckling, insistiendo -en clave de la primera teoría crítica de Frankfurt- en la relevancia del estudio sobre los tipos de carácter susceptibles de identificarse en mayor medida con la forma de subjetividad que es el Self emprendedor.

Esta lista, que podría continuar, se engrosará seguramente en el ámbito hispanohablante con la presente traducción. En lo personal, veo al menos tres ámbitos de investigación claves que pueden ser iluminados desde este libro: aquel relativo a la irritabilidad cotidiana como expresión de la tiranía del tiempo de la autooptimización; aquel concerniente a las formas culturales en que se expresan tanto la hegemonía como la crítica del Self emprendedor, en la literatura, la ciencia ficción, los casting shows y buscadores de talento. Por último, es clave hoy investigar hasta qué punto el principio de justicia meritocrático está conectado efectivamente al éxito y la movilidad social o se ha vuelto más bien mera retórica motivacional y mecanismo de disciplinamiento en una sociedad desigual, donde es la cuna, y no el emprendimiento, lo que decide finalmente sobre el éxito.


Referencias

1. Demirovic, Alex. 2001. "Herrschaft durch Kontingenz". En Flexibler Kapitalismus Analyse, Kritik und politische Praxis, editado por Hans-Jürgen Bieling, Klaus Dörre, Jochen Steinhilber, Hans-Jürgen Urban, 208-224. Hamburgo: VSA.         [ Links ]

2. Lemke, Thomas. 2006. Die Polizei der Gene. Formen und Felder genetischer Diskriminierung. Fráncfort del Main – Nueva York: Campus.         [ Links ]

3. Reckwitz, Andreas. 2006. Das hybride Subjekt. Eine Theorie der Subjektkulturen. von der bürgerlichen Moderne zur Postmoderne. Weilerswist: Velbrück Wissenschaft.         [ Links ]

4. Rösler, Beate. 2009. "Autonomie und Ambivalenz". En Sozialphilosophie und Kritik, editado por Rainer Forst, Martin Hartmann, Rahel Jaeggi y Martin Saar, 359-383. Fráncfort: Suhrkamp.         [ Links ]

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