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Revista de Estudios Sociales

versão impressa ISSN 0123-885X

rev.estud.soc.  no.83 Bogotá jan./mar. 2023  Epub 12-Dez-2022

https://doi.org/10.7440/res83.2023.07 

Dossier

Las otras memorias de Gio Infante: repensar la homotransfobia y la violencia política en el Perú contemporáneo*

Gio Infante’s Other Memories: Rethinking Homotransphobia and Political Violence in Contemporary Peru

As outras memórias de Gio Infante: repensar a homotransfobia e a violência política no Peru contemporâneo

Giancarlo Cornejo** 

**Ph.D. en Retórica por la University of California, Berkeley (Estados Unidos). Profesor asistente del Departamento de Cine y Estudios de Medios de la University of Southern California (Estados Unidos). Sus intereses de investigación giran alrededor de las teorías travestis, transfeministas y cuir, y los estudios de cine y cultura visual. Últimas publicaciones: “Thinking Travesti Tears: Reading Loxoro”, Camera Obscura: Feminism, Culture and Media Studies 36 (3): 33-59, 2021, https://doi.org/10.1215/02705346-9349329; “The Sedgwickian Queerness of an Anime Lesbian: Reading Revolutionary Girl Utena”, Lectora: Revista de dones i textualitat 27: 211-226, 2021, https://doi.org/10.1344/Lectora2021.27.10. gcornejo@cinema.usc.edu


Resumen:

El activista cuir Gio Infante fue una de las voces más lúcidas provenientes de los movimientos sociales peruanos. Su temprana muerte, a los 31 años, detuvo un devenir político e intelectual que merece revisitarse. Cultivar las memorias de Gio Infante es un esfuerzo en pos de disputar los problemáticos deseos por la normalización social de algunxs sujetos LGBTQ y, más importante, por atrevernos a imaginar horizontes cuir en que sus vidas no estén social y materialmente determinadas por la violencia. Este artículo ofrece una lectura en detalle del ensayo de Infante, “Las otras memorias: persecución, tortura y muerte de homosexuales durante el conflicto armado interno”, publicado en 2013. El autor invita a nutrir memorias dolorosas y subversivas, que permiten vislumbrar coaliciones políticas y afectivas antirracistas, feministas y cuir. Según Infante, las condiciones materiales para imaginar una paz cuir aún no existen en el presente. Más bien, Infante moviliza las otras memorias como una analítica que le permite abrir virtualidades del pasado para intentar reparar el efecto de anonimizar que tiene la violencia política. En oposición a articulaciones homonormativas y a consensos políticos de derecha, Infante argumenta infatigablemente por la necesidad de pensar críticamente las condiciones materiales de producción, reproducción y reificación de la homotransfobia en el presente.

Palabras clave: activismo LGBTQ; Gio Infante; homotransfobia; memoria; violencia política

Abstract:

Queer activist Gio Infante was one of the most lucid voices of the Peruvian social movements. At the age of 31, Infante’s early death stopped a political and intellectual becoming that deserves to be revisited. Cultivating Gio Infante’s memories is an effort to dispute the problematic desires for social normalization of some LGBTQ subjects and, more importantly, to dare to imagine queer horizons in which their lives are not socially and materially determined by violence. This article offers a close reading of Infante’s essay, “The Other Memories: Persecution, Torture, and Death of Homosexuals During the Internal Armed Conflict” (“Las otras memorias: persecución, tortura y muerte de homosexuales durante el conflicto armado interno”), published in 2013. Infante invites us to nurture painful and subversive memories that allow us to glimpse political and affective anti-racist, feminist and queer coalitions. For Infante, the material conditions for imagining a queer peace do not yet exist in the present. Instead, Infante mobilizes the other memories as an analytic that allows him to open the past’s virtualities, to try to repair political violence’s anonymizing effect. In opposition to homonormative articulations and right-wing political consensuses, Infante tirelessly argues for the need to think critically about the material conditions of production, reproduction, and reification of homotransphobia in the present.

Keywords: Gio Infante; homotransphobia; LGBTQ activism; memory; political violence

Resumo:

O ativista cuir Gio Infante foi uma das vozes mais lúcidas provenientes dos movimentos sociais peruanos. Sua morte precoce, aos 31 anos, deteve um futuro político e intelectual que merece ser revisitado. Cultivar as memórias de Gio Infante é um esforço em prol de disputar os problemáticos desejos pela normalização social de alguns sujeitos LGBTQ e, mais importante, por ousar-nos a imaginar horizontes cuir em que suas vidas não estejam social e materialmente determinadas pela violência. Este artigo oferece uma leitura detalhada do ensaio de Infante “As outras memórias: persecução, tortura e morte de homossexuais durante o conflito armado interno”, publicado em 2013. O autor convida a nutrir memórias doloridas e subversivas, que permitem vislumbrar coalizões políticas e afetivas antirracistas, feministas e cuir. Segundo Infante, as condições materiais para imaginar uma paz cuir ainda não existem no presente. Aliás, Infante mobiliza as outras memórias como uma analítica que lhe permite abrir virtualidades do passado para tentar reparar o efeito de tornar anônimo que a violência política tem. Em oposição a articulações homonormativas e a consensos políticos de direita, Infante argumenta incansavelmente pela necessidade de pensar criticamente as condições materiais de produção, reprodução e retificação da homotransfobia no presente.

Palabras-chave: ativismo LGBTQ; Gio Infante; homotransfobia; memória; tviolência política

Introducción

En su corta y muy intensa vida el activista e intelectual marica Gio Infante insistió de manera infatigable en la urgencia política de cultivar memorias subversivas bajo los signos “travesti, gai, lesbiana y bisexual”. El proyecto de Gio Infante de anudar historias de disidencia sexo-genérica en la memoria pública del activismo LGBTQ peruano briega ineludiblemente con un archivo sangriento de homotransfobia1. Centro mi atención en el ensayo “Las otras memorias: Persecución, tortura y muerte de homosexuales durante el conflicto armado interno” (Infante 2013) publicado en su blog personal, alojado en el sitio web peruano La Mula2.

Mi análisis del proyecto memorístico de Gio Infante está informado por contribuciones de las teorías queer y trans, las filosofías feministas y los estudios culturales peruanos. Mi aproximación al texto “Las otras memorias” es la de una lectura cercana, que intenta leer a y con Gio. Esta aproximación se inspira en la modalidad del discurso que Trinh T. Minh-ha caracteriza como “un habla que no objetiva [y] no señala un objeto como si estuviera alejado del sujeto hablante o ausente del lugar del habla” (1999, 218)3. En mi esfuerzo por no tratar a Gio (ni su obra) como un mero objeto, mi metodología implica un análisis no solo de los contenidos del texto de Gio, sino un ejercicio por escribir en resonancia con él. Es por ello que el presente artículo usa el mismo género literario elegido por Gio, el ensayo. Al igual que Gio, intento cultivar la polémica como estilo escritural. Además, mi metodología de lectura cercana demanda la elección de referirme a Gio (y citarlo) por su nombre propio, y no por su apellido. De hecho, algunxs lectorxs pueden sorprenderse de la forma casi compulsiva en que aparece el nombre “Gio” en el presente ensayo. Creo que esta “iterabilidad nominativa” tiene que ver con mi proceso de duelo por la muerte de mi querido amigo. En ese sentido, deseo que mi artículo, en su obsesiva citación del nombre “Gio”, sea un testimonio de un inacabado proceso (personal y colectivo) de duelo.

Al tomar la forma de un post en un blog personal, “Las otras memorias” entreteje varios estilos de escritura: ensayo, reportaje y performance. Mi intervención intenta motivar diálogos académicos con el trabajo teórico y político de Gio Infante haciéndole justicia a su polifonía. En este esfuerzo, como parte de mi propuesta de metodología de lectura cercana a Gio, modelo una aproximación en detalle al texto “Las otras memorias”. Mi lectura replica el orden narrativo del ensayo original de Gio. Es decir, leo su texto respetando el orden de su presentación desde su primer párrafo hasta el final y centro mi atención en ciertos fragmentos del texto de Gio para entablar un diálogo abierto. En otras palabras, pese a que leo el ensayo de Gio en un orden lineal, mi método de lectura cultiva la anti-linealidad de la imaginación. Sin la intención de “domesticar” la polifonía del texto, argumento que en “Las otras memorias” Gio ofrece una sofisticada interpretación cuir del conflicto armado interno en el Perú durante las últimas dos décadas del siglo XX. La teoría cuir de Gio nos ofrece a lxs activistas y académicxs LGBTQ latinoamericanxs una analítica necesaria para comprender el carácter contemporáneo de la violencia homotransfóbica en el hemisferio, y para problematizar algunos de nuestros deseos homonormativos.

Gio como autor y sujetx biográficx

Gio murió muy joven, a los 31 años de edad. Esta es una de las razones por las que Gio no dejó una “obra de autor”. Sin embargo, Gio fue un lector apasionado y un escritor prolífico. Muchos de sus escritos toman la forma de ensayos cortos y posts en blogs; sus escritos no asumen la forma de artículos en revistas académicas o de monografías con pretensión de erudición. La dificultad de pensar en Gio como un autor también está relacionada con su posicionamiento en una sociedad poscolonial como la peruana y, en particular, la limeña. Gio reivindicaba el ser cholo, una identidad que, a contracorriente del generalizado racismo anti-indígena en el Perú, cultiva vínculos con nociones de indigeneidad. Además, Gio provenía de la clase trabajadora. En pocas palabras, el trayecto racial, de clase, de género y de sexualidad de Gio hacía casi imposible su construcción como autor. Sin embargo, Gio ganó un protagonismo público inédito como activista gay en el Perú. Como prueba de la excepcionalidad del trayecto social de Gio, tras su muerte los diarios de alcance nacional La República y Hildebrandt en sus trece le dedicaron columnas reconociendo algunas de sus contribuciones4. Incluso los bastiones del pensamiento más conservador del Perú como El Comercio o Perú21 se vieron obligados (y probablemente muy a su pesar) a publicar obituarios5 para un sujeto simultáneamente marica, cholx y pobre como Gio.

Precisamente porque creo en Gio como un autor y pensador cuir es que no estoy interesado en leer la voz de Gio solamente como una voz testimonial, la voz de una víctima de la violencia política del conflicto armado interno peruano. De hecho, hay razones biográficas que hacen poco fructífera una lectura de “Las otras memorias” como el testimonio de un sobreviviente de la violencia política. Gio nació en 1987. Es decir, él no vivió los años más cruentos de la violencia del conflicto armado interno, que tuvieron lugar en la primera mitad de la década de 1980. Además, Gio nació en Lima, y no en la sierra sur y central de Perú, las regiones donde la violencia política devino en orden cotidiano por esos años. Sin embargo, Gio fue un joven activista que construyó su militancia en un espectro amplio de política coalicional de izquierda, que incluye a las víctimas de la violencia política en el Perú, mayoritariamente indígenas campesinos y campesinas, y sus demandas por reparación y justicia.

El compromiso de Gio por cultivar otras memorias está íntimamente vinculado con su trayecto afectivo de activismo político. En sus últimos años de escuela secundaria, Gio empezó a participar en reuniones del Partido Socialista y a socializar con algunxs de sus militantes y líderes. Además, valoró sus diálogos con el excongresista y candidato presidencial Javier Diez Canseco. Gio llegó al Movimiento Homosexual de Lima (MHOL) y al activismo LGBTQ con una elaboración teórica y política de la opresión social cultivada en su militancia en el Partido Socialista. La apuesta coalicional de izquierda de Gio, además de su inteligencia y carisma, explican en parte el protagonismo que ganó rápidamente en dichos espacios de militancia. Gio se convirtió en una voz lúcida e incómoda para un movimiento LGBTQ que ansiaba cualquier atisbo de reconocimiento del Estado y de la sociedad. Gio nunca aceptó que la homotransfobia fuera un asunto del pasado o producto de estallidos excepcionales de violencia. En su analítica, la violencia homotransfóbica es la modalidad cotidiana de existencia con la que conviven de manera forzosa las personas travestis, lesbianas, gais y bisexuales, especialmente aquellas racializadas y de clase trabajadora. Así, Gio nunca se unió a la fiesta de quienes desean homonormativamente “voltear la página” y olvidar el carácter estructural de esta violencia y, de paso, amnistiar los perpetradores de homotransfobia.

Situando a lxs lectorxs de “Las otras memorias”

El ensayo “Las otras memorias” inicia de esta forma:

Cierra los ojos y piensa en la persona que más amas. Mírala detenidamente. Fíjala en tu memoria porque en este momento desaparecerá y los próximos 33 años su nombre, su rostro y su recuerdo serán borrados de la historia del país mientras te repiten una y otra vez que se trataba de una vida tan insignificante que su ausencia no merecía si quiera ser llorada.

El destinatario del primer párrafo es el pronombre en segunda persona singular . Aquí, Gio parece coincidir con Adriana Cavarero para quien “un deseo de narración, o el deseo de contar su historia” (énfasis en el orginial, 2000, 15)6 se dirige al singular e irremplazable pronombre . En otras palabras, la exploración de otras memorias implica una labor de salir de los límites naturalizados de la subjetividad individual (condensados en un convencional yo)7. En el cultivo de las otras memorias no se naturaliza un centro, sino más bien se favorece un desvío ex-céntrico. Este descentramiento subjetivo, o esfuerzo por desplazar las certezas del imperio del yo, va acompañado de un enraizamiento afectivo. Desde el inicio de “Las otras memorias”, Gio hace una inducción a su lectorx: “mira” y “fíja en tu memoria” a la persona que más amas. En un movimiento de cruel simetría, “la persona que más amas” es alguien socialmente despreciable para el más amplio cuerpo social.

La cruenta proporcionalidad inversa del más grande amor de lxs lectorxs de cara al generalizado oprobio social se singulariza a través del al que se dirige Gio. La labor de cultivar otras memorias tiene una impronta comunitaria: requiere de otrxs que deseen preservar dichas memorias y que se opongan a los pactos políticos de amnesia compulsiva. Sin embargo, Gio intuye que ni siquiera en nombre de causas colectivas justas, la singularidad del debe ser sacrificada. Aunque el ensayo inicia con un potencialmente universal, hacia el final del primer párrafo se empieza a vislumbrar un amante más localizado. El al que se dirige el ensayo de Gio tiene un vínculo afectivo muy íntimo (“la persona que más amas”) con alguien cuya vida es socialmente considerada por un implícito ellos como “tan insignificante que su ausencia no merecía si quiera ser llorada”. Al concluir este párrafo, el al que Gio apela es uno claramente informado por las teorías de Judith Butler sobre la asimetría de la distribución del duelo público y sobre la producción sistémica de vidas que no merecen ser lloradas, ni ningún ritual de duelo. En la elegante prosa de Butler, “la violencia contra aquellos que no están lo bastante vivos -esto es, vidas en un estado de suspensión entre la vida y la muerte- deja una marca que no es una marca” (2006, 63). Esa “marca que no es marca” es el resultado de la compulsiva violencia que encarna el deseo de olvido e impunidad.

El segundo párrafo de “Las otras memorias” sitúa con más detalles ese que se imagina como lectorx ideal(izadx): “Esa vida no era una vida, sino miles, casi 70 mil que deberían seguir entre nosotros pero fueron arrancadas de nuestras familias y comunidades en uno de los capítulos más dolorosos de nuestra historia. No es coincidencia que mayoritariamente hayan sido campesinas y campesinos quecha [sic] hablantes de Ayacucho, Apurímac y Huancavelica”. El que recibe el texto “Las otras memorias” es situado como parte de una comunidad estigmatizada, del colectivo de “lesbianas, travestis, gais y bisexuales (LTGB)”. Biográficamente LGBTQ o no, ese no puede imaginar su mundo sin los vínculos afectivos, políticos y psíquicos que ha cultivado con las comunidades de “lesbianas, travestis, gais y bisexuales”. Por otro lado, en este párrafo aparece un nosotros. Ese nosotros al que se apela es un pronombre más convencional que el al que se dirige el texto inicialmente. Ese nosotros probablemente sea el formado por una comunidad de sujetos que se reconocen como parte de una misma nación. A su vez, “esa vida” cercana a ti, lectorx, “no era una vida” solamente singular. “Esa vida” es parte de un colectivo de miles de personas que fueron desaparecidas del mundo. Es en ese sentido que Gio moviliza una oposición entre un aparentemente no problemático nosotros nacional y una comunidad de vidas desaparecidas “tan insignificante[s] que su ausencia no merecía si quiera ser llorada”.

Las otras memorias como modalidades travestis de existencia/resistencia

La estrategia que Gio usa para interpelar a su lectorx desde la introducción de su texto quizás corre el riesgo de excluir vidas, narrativas y memorias que pueden resultar en primera instancia “impensables” o “imposibles”. Gio invita a su lectorx a cerrar los ojos y a pensar “en la persona que más ama”. Se puede argumentar que la inducción a cerrar los ojos es un gesto que apela a desafiar los cánones visuales normativos y a movilizar la imaginación. La invitación de Gio a reemplazar el lugar de “la persona que más amas” por el de una vida desaparecida “tan insignificante que su ausencia no merecía si quiera ser llorada” interrumpe la hegemonía racista y la violencia anti-indígena. Sin embargo, la provocadora invitación de Gio a pensar en la “persona que más amas” puede estar traficando con ciertas normatividades basadas en el poder de lo familiar. Como Butler agudamente advierte, “¿pero a qué costo establezco lo familiar como el criterio por el cual una vida humana es merecedora de duelo?” (2006, 38)8. Es alrededor del nombre travesti que se hacen palpables los límites de lo familiar y de lógicas familiaristas para teorizar simultáneamente la homotransfobia y la violencia política.

Gio explora la centralidad del significante travesti para entender la violencia política homotransfóbica, sobre todo en la representación de la memoria oficial del conflicto armado peruano9. En el tercer párrafo del ensayo, Gio asevera que:

El Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) dedicó una de sus páginas a narrar cómo un grupo de 6 emerretistas ingresó violentamente al bar Las Gardenias de Tarapoto y asesinó el 31 de mayo de 1989 a César Marcelino Carvajal, Max Pérez Velásquez, Luis Mogollón, Alberto Chong Rojas, Rafael Gonzales, Carlos Piedra, Raúl Chumbé Rodríguez y Jhony Achuy, 8 travestis y gais acusados de ser “lacras sociales que era utilizadas para corromper a la juventud”. Sin embargo, el Informe Final no hizo más que rasgar la profunda homofobia del conflicto armado interno.

El reconocimiento que Gio le atribuye al “Informe Final” de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) incluye un componente crítico. La mención de la violencia contra travestis y gais en el “Informe Final” es digna de ser reconocida, pero Gio explícitamente menciona a manera de reclamo que solo en una de los cientos de páginas del mencionado documento es que hay un esbozo de análisis de la violencia contra travestis y gais en el contexto del conflicto armado peruano. En un proyecto afín al de Gio, Rachel McCullough afirma:

Este relato oficial aparece en las dos últimas páginas del capítulo que la CVR dedica al MRTA -casi como un añadido- […] Queda muy claro que para el órgano estatal responsable de elaborar la narrativa integral, objetiva, y precisa -es decir, la supuesta verdad histórica- de los años del conflicto interno y sus secuelas, las políticas heteronormativas del MRTA constituyen una consideración secundaria más que central para el conocimiento nacional y la construcción de la memoria colectiva. (2016, 122)

Gio caracteriza a las ocho personas victimadas como “travestis y gais”. Esta caracterización no reproduce exactamente los términos que usa el “Informe Final”. El fragmento del “Informe Final” contiene seis cortos párrafos y se titula “Actos de terror contra minorías sexuales”; allí se nombran las ocho víctimas, pero se las califica como “travestis y parroquianos del bar” (2003, 432). Gio es quien opta por no aceptar la implicancia heterosexualizante de la expresión “parroquianos del bar”. Él decide correr el riesgo de simplemente llamarlos “gais”. Tanto la CVR como Gio parecen coincidir en leer el término travesti como una categoría que ocupa los abismos de jerarquías sociales de género, clase y raza. Travesti es también un nombre que irrumpe en la elaboración memorística del “Informe Final” y en la iteración que hace Gio. Estas ocho personas son nombradas con nombres masculinos (o socialmente percibidos como tales). McCullough elabora sobre estas prácticas de nominación heteronormativa:

En el caso de Las Gardenias, el Informe final identifica a las ‘personas’ asesinadas con sus nombres masculinos, sin referencia a sus identidades de género performativas […] En el caso de Mónica y Pamela, las dos travestis asesinadas en Las Gardenias, quitar sus nombres no es solamente heterosexualizarlas; también las borra, junto a sus valores y afectos. Borra la única marca suya de una subjetividad. El texto de la CVR constituye, entonces, la ratificación del borrón inicial desempeñado por el MRTA. (2016, 143)

Para la CVR la (im)posibilidad de nombrar a las travestis victimadas con los nombres, probablemente femeninos, que usaban en su vida cotidiana no parece ser un problema. De acuerdo a McCullough, incluso un texto progresista como el “Informe Final” comparte con el partido político MRTA una adhesión acrítica a guiones sociales heteronormativos. Sin embargo, Gio es alguien de quien esperamos mucho más. Él toma la decisión de nombrar a sujetos travestis con nombres sociales masculinos adjudicados al nacer y hace esa elección sabiendo que no enfrenta un escenario con opciones favorables para el florecimiento de prácticas nominativas travestis. Nombrar a las travestis asesinadas con nombres masculinos performa una doble borradura: repite el ritual por el que estos sujetos son nuevamente asesinados incluso después de la expiración material de sus cuerpos. Sin embargo, no nombrarlas, aun con los nombres masculinos por los que el Estado peruano las identifica, implica el riesgo de reducirlas a un número, “ocho”. Gio toma el riesgo de usar nombres masculinos para no naturalizar la afrenta que Leonor Arfuch caracteriza como “la pérdida del nombre en el devenir incesante del número” (2018, 65). Al radicalizar la resistencia al “devenir incesante del número”, McCullough (2016) emprende el trabajo de volver a los archivos de la CVR y escuchar los audios de los testimonios y audiencias para encontrar los nombres travestis “Mónica” y “Pamela”. Es mediante el cultivo de estas prácticas nominativas travestis que McCullough vislumbra posibilidades reparativas.

Crítica a (los silencios de) la CVR

De acuerdo al relato de Gio, fue solo un mes antes de la entrega y publicación del “Informe Final” que la CVR “descubrió” la ocurrencia de los asesinatos en el bar Las Gardenias. Este énfasis debe ser leído como un reclamo político frente al silencio generalizado de la esfera pública peruana sobre las víctimas de la violencia homotransfóbica. Si retornamos momentáneamente a la apelación a un del primer párrafo de “Las otras memorias”, Gio parece hacer eco de la sabiduría de Audre Lorde: “mis silencios no me habían protegido. Tu silencio no te protegerá” (2008, 13). El silencio aquí no es mera indiferencia, sino una complicidad indulgente con la violencia homotransfóbica. Gio se dirige directamente a la CVR para increparle que este tipo de silencio es antagónico a cualquier esfuerzo genuino de memoria y construcción de paz. Es más, el uso de Gio del verbo descubrir afirma una distancia sintomática entre la CVR y el activismo LGBTQ, en particular el encarnado por el MHOL. Solo se puede descubrir algo que no se conoce. ¿Cómo la CVR podía ser tan ignorante para desconocer las prácticas de memoria del MHOL, una organización que fue fundada en 1982?10. Es legítimo preguntarnos qué clase de miopía socialmente indoctrinada compartían las comisionadas y comisionados de la CVR y sus equipos investigadores para que solo un mes antes del cierre de su trabajo descubrieran la violencia homotransfóbica como un tema digno de ser abordado11.

Gio continúa con su ambiguo reconocimiento a la CVR: “El crimen [de Las Gardenias] fue rápidamente verificado e incorporado en el texto final, y nuestra CVR se convirtió en la primera en su tipo en incorporar la memoria de las comunidades homosexuales, momento en el que el rol de Carlos Iván Degregori fue clave”. La aseveración “el crimen fue rápidamente verificado” resalta que descubrir su ocurrencia no era una tarea particularmente difícil, sino que quizás solo hacía falta quitarse los lentes heteronormativos (aunque fuera momentáneamente). El reconocimiento de Gio a la labor de la CVR está mediado por estos reclamos. Gio pasa a expresar su orgullo al señalar que “nuestra CVR se convirtió en la primera en su tipo en incorporar la memoria de las comunidades homosexuales”. Gio asume aquí la voz colectiva de un nosotros peruanos que se congratula de estar a la vanguardia mundial en el reconocimiento de las memorias de comunidades LGBTQ. Sin embargo, esta afirmación celebratoria recuerda que la innovación de esta inclusión temática responde principalmente al mérito de organizaciones como el MHOL que por décadas han cultivado esas memorias sangrantes e insumisas.

El reconocimiento ambiguo de Gio a la CVR continúa mediante la mención del nombre propio de uno de los comisionados, Carlos Iván Degregori. Degregori fue un profesor prestigioso de la Escuela Profesional de Antropología de la Universidad Mayor de San Marcos y un investigador principal del Instituto de Estudios Peruanos. Además, tuvo conexiones personales y políticas con el MHOL desde sus primeros años en la década de los ochenta. El vínculo entre Degregori y el MHOL se mantuvo, aunque en las sombras y de manera intermitente, a lo largo de las siguientes dos décadas. Gio reconoce que es gracias al trabajo de un investigador no heterosexual vinculado al MHOL que la CVR pudo incluir una elaboración (incipiente) sobre la memoria LGBTQ. Entonces, Gio aprecia la contribución de Degregori más que por su condición de comisionado de la CVR, por su membresía histórica al MHOL. Este reconocimiento a uno de los miembros fundadores (o interlocutores iniciales) del MHOL implica también un componente crítico. Quizás este es un espacio en el que Gio intenta elaborar un reclamo como un cuir joven a un camarada/compañero militante del que esperaba más. Esta mención a Degregori es un agradecimiento público que incluye el susurro de un reclamo: “pudiste hacer más”.

Las otras memorias (en el testimonio) de Pepe Andrews

Es en el cuarto párrafo del manifiesto teórico “Las otras memorias” donde el texto se revela como un reportaje, por la inclusión de un video que consiste en el testimonio de Pepe Andrews (publicado en el perfil de Gio de la plataforma de YouTube)12. Gio le da el crédito del clip a su mentor y amigo Jorge (“Tito”) Bracamonte. La grabación corresponde a una entrevista sostenida en un salón de belleza. En el fondo de la imagen que enmarca a Pepe se pueden ver flores plásticas colgando del techo y las cortinas, espejos y sillas vacías a la espera de clientes. El sujeto testimoniante se presenta como Pepe Angulo Cabrera, e inmediatamente agrega “más conocido en el ambiente de la peluquería como Pepe Andrews”. La peluquería no es solo el escenario de la entrevista, sino también el espacio que habilita el nombre “Pepe Andrews”. Pepe no se presenta autoidentificándose como una persona travesti, sino implícitamente como una persona homosexual. Sin embargo, es muy probable que cuando Pepe habla de homosexuales esté refiriéndose de manera indistinta a personas que al inicio del ensayo Gio llama “travestis” y “gais”. El entendimiento de Pepe del término homosexual es potencialmente expansivo, incluyendo a personas de experiencia trans como las travestis. El salón de belleza en el que tiene lugar la entrevista es un espacio de conexión, complicidades, agresiones, rivalidades y afectos entre gais y travestis.

Pepe contextualiza su testimonio en la década de los ochenta y narra diversas escenas de violencia homotransfóbica. En relación a uno de estos episodios sangrientos, Pepe sindica al ejército peruano como el perpetrador de la violencia homotransfóbica. De acuerdo a su testimonio, el ejército torturó “a un homosexual-travesti llamado Roger Ruiz Romero, más conocido como la Licuadora. Él fue golpeado, apaleado en la base de Tingo María, y a los pocos meses falleció”. Pepe no singulariza la responsabilidad de este crimen homotransfóbico, no habla de miembros específicos del ejército peruano ni de malos elementos individuales dentro de instituciones íntegras y necesarias. A diferencia del informe de la CVR, Pepe es más cuidadoso al lidiar con las políticas travestis del nombrar. Después de mencionar el nombre masculino legal de la víctima, Pepe introduce el nombre “la Licuadora”. Se puede especular sobre qué haría a una persona meritoria de recibir este seudónimo. Quizás en vida la Licuadora fue una persona muy dinámica y móvil, hasta que la violencia política homotransfóbica se lo impidió. También es posible que la Licuadora hubiera sido una travesti aguerrida que, cuando tenía que pelear, no dejaba oponente en pie. “La Licuadora” introduce otros mundos y posibilidades afectivas en el contexto del testimonio: es un nombre gracioso, que pudo haber sido recibido con una mezcla de vergüenza y orgullo por su portadora. Puede parecer obsceno introducir humor en el relato de una historia tan cruenta. Es quizás por esa razón que Pepe suena particularmente solemne (en un tono de voz que no implica el mínimo atisbo de mofa) cuando narra las condiciones de extrema violencia, socialmente impuestas, que expulsaron a “la Licuadora” del campo de la vida “propiamente humana”.

Gio reconoce en el testimonio de Pepe Andrews la potencia del reclamo de lxs que no cuentan para la nación peruana y lo amplifica. En su ensayo, Gio interpela a la nación y al Estado peruanos desde el lugar de las otras memorias, las memorias de lxs que no cuentan. Gio retoma su estrategia de enumeración y contabilidad de la violencia homotransfóbica, que no es del todo diferente de la práctica del testimonio de Pepe Andrews: “la masacre de Las gardenias no fue un hecho aislado. La CVR también reveló que dos meses antes, en febrero de 1989, el MRTA ejecutó a ‘un joven homo muy conocido’ y abandonó su cadáver con un cartel que decía ‘así mueren los maricones’. El año siguiente, entre mayo y junio de 1990, asesinó a 3 travestis”. Gio imagina un nosotrxs que pueda hacer sitio a las memorias dolorosas, a los cuerpos y subjetividades LGBTQ marcados indeleblemente por la violencia. Esx nosotrxs sabe que “la masacre de Las gardenias no fue un hecho aislado”, sino parte de la continuación de la violencia homotransfóbica socialmente naturalizada y aceptada como el orden de las cosas.

Las otras memorias como coaliciones transfeministas

Gio prosigue narrando y contando episodios de violencia homotransfóbica. El acopio de estos “episodios” es en sí mismo una evidencia textual de que estas prácticas no eran excepcionales, sino parte de la normalidad de las lógicas institucionales de la homotransfobia. Gio pone énfasis en la misoginia como un elemento estructurante de la violencia política, y en la necesidad de imaginar analíticas para pensar la homotransfobia, que sean a su vez críticas de la misoginia y sus genealogías. Gio cita el testimonio de una mujer que fue secuestrada en 1991 por Sendero Luminoso: “los senderistas les cortaban los senos y les metían cuchillo por la vaina a las mujeres que supuestamente habían sido infieles a sus maridos. A los homosexuales les cortaban el pene en pedazos antes de matarnos”. El nosotrxs que imagina el proyecto político/teórico de Gio clama por complicidades feministas constitutivas. Ese nosotrxs posee el conocimiento encarnado de que las políticas que laceran los cuerpos de las mujeres cisgénero, también ensangrientan los cuerpos LGBTQ y los cubren de cicatrices. Es decir, el feminismo no puede ser una consideración de segundo orden para el nosotrxs de las otras memorias. Las otras memorias no pueden no ser feministas13.

El proyecto de Gio habilita un nosotrxs que acoge coaliciones políticas y afectivas impensables e indeseables por los poderes normativos y sus agentes. Es así como podemos hacerle justicia al esfuerzo de Gio por construir coaliciones entre los movimientos LGBTQ y los de trabajadorxs sexuales. En el contexto del ensayo bajo análisis, Gio reivindica la necesidad de pensar interseccionalmente las violencias contra las trabajadoras sexuales y las comunidades LGBTQ. En sus palabras, “Sendero Luminoso había instaurado un discurso de ‘limpieza de indeseables’: el 6 de agosto de 1986 asesinó a 10 homosexuales y prostitutas en Aucayacu, y el 12 de septiembre de 1988 pusieron en fila y ametrallaron a 8 drogadictos, prostitutas y homosexuales en La Hoyada, Aucayacu”. Gio intuye que algunas otras memorias que intentan ser suprimidas son las múltiples historias sangrientas a manos de agentes e instituciones normativos que enlutan a las comunidades de trabajadorxs sexuales, travestis y homosexuales. Las otras memorias, que anudan los trayectos de las categorías “trabajadora sexual”, “homosexual” y “travesti”, son vistas por los públicos mayoritarios del Perú como manchas que deben ser limpiadas. Este borrar los rastros de trabajadorxs sexuales y sus luchas reproduce el discurso homotransfóbico de Sendero Luminoso de la “limpieza de indeseables”. Las otras memorias se niegan a olvidar que prostitutas y homosexuales somos vistxs por nuestros enemigos como un par conceptual natural. Es desde el lugar de las otras memorias que Gio reta a sus lectorxs a pensar de manera creativa las potenciales coaliciones políticas, teóricas y afectivas entre trabajadorxs sexuales, homosexuales, travestis, lesbianas, bisexuales y feministas. Es desde el lugar de las otras memorias que Gio hace un llamado a preservar las luchas, los deseos e imaginarios políticos de las comunidades de trabajadorxs sexuales y LGBTQ.

Las otras memorias realizan una labor de cultivo de un archivo de existencias transfeministas, que imagina posibilidades de fuga travesti incluso después de la muerte y el exterminio. Con esa óptica se puede apreciar el valor del segundo video incluido en el cuerpo del reportaje. Esta vez el crédito del clip es del propio Gio. Este es un testimonio de Martín Guillén, del Movimiento Homosexual de Ayacucho, quien narra la violencia asesina que experimentó una “compañera” travesti.

La compañera Charo trabajaba con un estilista, Cynthia, que la acogía en su trabajo y su domicilio. Resulta que fue un día de paro de Sendero, y la capturan a ella a horas de la noche el ejército. Los soldados la violan, la ultrajan, y la botan a un dique que en ese entonces era la frontera de Ayacucho. Se la encuentra al día totalmente maltratada y violada. En esa época como había muchas matanzas, ni siquiera la llevaron a la morgue. Simplemente, la señora que la acogía en su casa tuvo que envolverla en alguna sábana y colchas. Fue trasladada a una fosa común en un triciclo. No había movilidad por ser paro armado. Esa fue la primera compañera travesti que fue asesinada a manos de las fuerzas del orden, de los soldados del ejército.

Martín Guillén elabora una narrativa de las otras memorias de la tortura y asesinato de una travesti, Charo. En este breve relato, Charo, al igual que Pepe, habita el espacio de un salón de belleza. En el contexto de ambos testimonios, este es un espacio que afirma los compromisos de vida de las comunidades travestis y homosexuales. El salón permite a sujetos travestis como Charo y homosexuales como Pepe fugarse de las normatividades masculinistas cuidando y embelleciendo a sus clientas. En ambas narrativas, la peluquería es un refugio de la belleza travesti que, finalmente, no puede proteger del horror del contexto social homotransfóbico más amplio. De acuerdo a la narrativa de Martín, Charo termina como un cuerpo anonimizado, junto a otros cuerpos anónimos, en una fosa común. El cultivo de las otras memorias que hace Martín, y que Gio cita, rescata el nombre Charo de una historia colectiva de cuerpos y nombres desaparecidos. En esta otra memoria es importante que Cynthia, quien cobijó a Charo, hubiera identificado su cadáver y lo cubriese del escarnio público. Entonces, existe la posibilidad de que Charo fuera llorada, aunque presumiblemente solo por sujetos que compartían sus coordenadas identitarias. Como McCullough argumenta, “los homosexuales tenían que morir ‘como si nada’ para que la lucha armada tuviera coherencia” (2016, 149). El cultivo de las otras memorias es un esfuerzo por disputar la sentencia de muerte heteronormativa que toma las vidas travestis como un si nada, como si se tratase de un no-evento.

La naturalidad con que una travesti es transformada en un cadáver por agentes del Estado es expuesta de manera crítica por Gio mediante la reconstrucción de las otras memorias de Víctor Rivas Ventura: “el 11 de agosto de 1984 [...] los marinos lo llevaron a su cuartel en el estadio municipal: lo llamaban ‘el maricón’ y su hermana confirmó que ‘tenía tendencias homosexuales y le gustaba vestir ropa femenina’, pero nunca más lo podrá hacer porque desapareció (lo desaparecieron) junto a otras 56 personas”. Al intentar narrar las otras memorias de Víctor, Gio usa el verbo desapareció en el tiempo pasado, pero agrega un paréntesis. Este es significativo porque el agente del verbo cambia: a Víctor lo desaparecieron miembros de la marina. El devenir travesti de Víctor fue abruptamente interrumpido. Aunque Víctor es identificado como “maricón” y “homosexual”, Gio intenta habilitarle posibilidades travestis. Gio cita a la hermana de la víctima, quien menciona que a Víctor “le gustaba vestir ropa de mujer”. La intimidad entre el travestismo y la homosexualidad (de clase trabajadora) es atesorada por el proyecto analítico que Gio ofrece mediante las otras memorias. Gio quiere arrebatar ese devenir travesti de las garras de la violencia de Estado y de la indiferencia de cualquier archivo oficial.

Las modalidades del contar en las otras memorias

El tercer video incluido en el reportaje lidia más explícitamente con trabajos de memoria colectiva en el activismo LGBTQ peruano contemporáneo. El video se titula “Quipu de la Memoria LTGB: homofobia en el conflicto armado interno #CVR10” y es una filmación de la construcción del Quipu de la Memoria de mayo de 2012 en el local del MHOL. Desde 2005, el Quipu de la Memoria suplementa memorias que fueron documentadas originalmente en el “Informe Final” de la CVR, y lo hace en un contexto que conmemora el aniversario de dicha publicación. En ese sentido, el Quipu de la Memoria rehúsa remitir las otras memorias del conflicto armado interno a un pasado petrificado y radicalmente ajeno14. En el video se puede observar a Gio dirigiendo unas palabras de bienvenidas a lxs activistxs reunidxs en dicho espacio. Este es un fragmento del monólogo de Gio:

De acuerdo a estimaciones del Movimiento Homosexual de Lima durante los veinte años del conflicto armado, alrededor de quinientas personas de nuestras comunidades fueron asesinadas en manos de Sendero Luminoso, el MRTA, y grupos paramilitares. Estamos reunidas y reunidos esta noche porque queremos recordar esa historia, porque queremos que esa historia no se repita nunca más, porque queremos que cese el odio y la violencia que cada semana asesina a una persona de nuestras comunidades. Estamos reunidas porque estamos hartas y hartos. Estamos reunidas y reunidos porque queremos un país distinto con una historia nueva, una historia en la que hay personas especialmente olvidadas, como son las experiencias e itinerarios de vida de las mujeres lesbianas y bisexuales.

En este monólogo Gio ensaya cierta forma de contabilidad de la violencia política. Con el propósito de cultivar otras memorias incómodas y dolorosas en el orden de lo contemporáneo (y en horizontes futuros), Gio toma el riesgo de ofrecer una cuantificación idiosincrática del número de víctimas letales LGBTQ en el conflicto armado. De hecho, atribuye esta estimación a un colectivo del que es parte, el MHOL. De acuerdo a esta aritmética, quinientas personas LGBTQ murieron a manos del MRTA, Sendero Luminoso y el Estado peruano. El poder de esta aseveración no radica en su facticidad, sino en su modalidad, precaria y arbitraria, de contabilidad en un contexto homotransfóbico de negación y borradura de vidas travesti y cuir. El cultivo de las otras memorias es un esfuerzo por contabilizar, que milita contra las distribuciones de valor heteronormativas. La referencia de Gio a “las experiencias e itinerarios de vida de las mujeres lesbianas y bisexuales” también desafía lógicas simplistas de empirismo. De acuerdo a la CVR no hay ningún crimen o atentado homotransfóbico que haya tenido como objeto a una mujer lesbiana o bisexual, ni a ningún hombre de experiencia trans. Sin embargo, al imaginar un número hipotético (quinientas vidas LGBTQ), Gio invita a no asumir de manera acrítica que todas las mujeres violentadas en el contexto del conflicto armado interno eran heterosexuales o cisgénero. El esfuerzo por contar que asume Gio es también un desafío a las formas de cuantificar el daño y la homotransfobia en el “Informe Final” de la CVR.

El cultivo de otras memorias toma como premisa que muchos atentados homotransfóbicos escapan a cualquier esfuerzo de contabilidad y narración. Algunas otras memorias han sido totalmente obliteradas: travestis y maricas desaparecidas sin dejar rastro, nombres perdidos y cuerpos calcinados. Por esa razón, la práctica de cultivar otras memorias de las víctimas de la homotransfobia no puede ser totalmente exhaustiva. El proyecto de Gio está emparentado a la militante defensa que hace Nelly Richard de las “narrativas abiertas a las separaciones, las multiplicidades y las dispersiones de voces que se relatan, heterogéneamente, en el intervalo entre fragmentos de relatos sueltos no unificados” (énfasis en el original, 2010, 20). Según Richard, “la memoria designa una zona de asociaciones voluntarias e involuntarias que se mueve entre el pasado y el presente, ambos concebidos como formaciones incompletas en las que se entrelaza lo ya consumado con lo aún no realizado” (2010, 16). También teoriza las ambivalencias y potencialidades de la virtualidad del pasado y de las conflictivas temporalidades de la memoria. El final de las víctimas de la violencia homotransfóbica es uno sangriento, tortuoso, injusto y es, además, una herida abierta (muy lejos de cicatrizar). Estas víctimas son violentadas incluso después de muertas a través de la imposición sistemática del olvido y la impunidad. La capacidad reparativa de construir otras memorias, como Gio argumenta, también está basada en el carácter virtual de la memoria. En el Perú, la homotransfobia está muy viva y aún no ha satisfecho su sed de sangre travesti y cuir. Por esa misma razón, para Gio es vital renovar nuestra promesa de anudar otras memorias y mantenerlas vivas a través de la capacidad imaginativa de la memoria.

La otredad de las otras memorias

Gio abraza la alteridad intrínseca de la noción de otras memorias. Es desde esa otredad encarnada cuir y travesti que Gio interpela al activismo LGBTQ y al estado y nación peruanos. En este proyecto activista, las otras memorias nunca son propias ni apropiadas y combaten contra la posibilidad de ser apropiables. La analítica de Gio parece coincidir con Trinh T. Minh-ha, para quien, “la propiedad es monótonamente circular en sus demandas de tomar y dejar” (1991, 49)15. Las otras memorias no tienen vocación de devenir propiedad (y menos propiedad privada) de ningún sujeto soberano, estas se construyen en oposición a “la búsqueda del significado totalizado y del conocimiento por el conocimiento” (Trinh 1991, 49)16. Las otras memorias no son tuyas, ni son mías; son siempre otras. Las otras memorias militan contra el gesto colonial por excelencia de apropiarse de un espacio (geográfico, corporal, psíquico), de demarcar sus fronteras y erigir muros alrededor. Frente al deseo por colonizar (cuerpos, imaginarios y narrativas), las otras memorias afirman su pulsión por fugar.

Las potencialidades de fuga travesti y cuir que Gio visiona resisten activamente la seducción de las retóricas de los grupos mediáticos más poderosos del Perú y de los partidos políticos de derecha, que plantean la homotransfobia como un rezago marginal del pasado o, incluso, como un delirio paranoide de persecución. Precisamente bajo la excusa de que estas formas de homotransfobia corresponden al pasado es que se facilita para instituciones y agentes heteronormativos plantear un “borrón y cuenta nueva”. Gio no acepta esa racionalidad autoindulgente que nos demanda un olvido cómplice. En palabras de Gio, “las ejecuciones homofóbicas no eran una forma más de terrorismo sino un mecanismo de legitimación en un país con absoluto desprecio por las vidas LTGB”. Parte de la premisa de Gio de narrar e imaginar las otras memorias es reconocer la homotransfobia como parte esencial del tejido social de la nación peruana. El proyecto de las otras memorias se construye en oposición y crítica a la (idealización de la) nación peruana y al incipiente deseo por incorporar a las comunidades LGBTQ dentro de regímenes jerárquicos y políticos neoliberales y neocoloniales. Ello explica el por qué el proyecto de Gio insiste en afirmar que la homotransfobia no es irracional, sino instrumental. Gio concuerda con José Fernando Serrano Amaya, para quien “la violencia homofóbica es estratégica para la normalización de la violencia, es parte de los modos generizados y sexualizados de pertenencia al Estado nación” (2017, 156)17. Negarse a ver (y leer) la homotransfobia en el presente es haber normalizado la violencia. Gio milita política, teórica y afectivamente contra ese mandato compulsivo que naturaliza la violencia. Para Gio las otras memorias son las que corren el riesgo de ser extintas. La homotransfobia no tiene aún una fecha de expiración que podamos vislumbrar.

Las otras memorias frente a la imposibilidad de la paz cuir

Después de leer “Las otras memorias”, algunxs lectorxs pueden pensar que para Gio no había espacio ni tiempo para reflexionar sobre la paz. Sin embargo, el cultivo de las otras memorias es necesario para cualquier esfuerzo de imaginar procesos de construcción cuir de la paz en el Perú. Para Gio, la paz para travestis y cuirs es un horizonte futuro. De hecho, su implícito entendimiento de la paz cuir lo acerca a la propuesta de José Esteban Muñoz sobre la futuridad de lo queer: “lo queer es, esencialmente, el rechazo de un aquí y un ahora, y una instancia en la potencialidad o la posibilidad concreta de otro mundo” (2020, 30). De acuerdo a Gio, el “aquí y ahora” está enmarcado por la hegemonía de la violencia homotransfóbica. Para imaginar otros mundos posibles, Gio nos invita a entender de qué mundo estamos intentando escapar. Como Butler argumenta, “la crítica de la violencia no es lo mismo que una práctica de no violencia, pero tal práctica no puede proceder sin dicha crítica” (2020, 143)18. La práctica de una construcción de paz cuir no es posible sin la elaboración analítica de una afrenta a la violencia homotransfóbica. La analítica memorística de Gio precisamente cumple esa labor.

La crítica de la violencia de Gio interpela directamente a gais, lesbianas, bisexuales y trans con privilegio social (racial y de clase) que pueden creer habitar un tiempo de paz. Las otras memorias producen un archivo irrefutable de que esa sensación de paz es asimétricamente distribuida de acuerdo a jerarquías de raza, género y clase. Nuevamente, Butler ilumina nuestra crítica aseverando que “la violencia opera como una intensificación de la desigualdad social” (2020, 142)19. Es el reconocimiento de la guerra declarada contra las personas travestis, la situación de fehaciente exclusión de las vidas travestis del campo de lo “propiamente humano”, lo que oblitera cualquier delirio colectivo proto-homonormativo de pensar que se habita en el presente un tiempo de paz (para lxs) LGBTQ.

La interpelación más urgente en el proyecto crítico de las otras memorias es la convocatoria a coaliciones políticas travestis y cuir. Como Cavarero sostiene, “la elaboración del duelo radica en el trabajo narrativo de una memoria, que requiere la complicidad de otros en la evocación de una historia de alguien que ya no está con nosotros” (2000, 100-101)20. El llamado a otras memorias que Gio plantea requiere de las complicidades cuir de otrxs, y de un esfuerzo por imaginar las (im)posibles coaliciones políticas entre vivxs y muertxs. La (im)posibilidad de pensar con “quienes ya no están aquí con nosotrxs” obliga que las otras memorias sean sensibles a la parcialidad, la opacidad, e incluso a su potencial futilidad. Gio esboza las bases para preguntarnos: ¿cómo hacer sentido de la aparentemente paradójica coexistencia entre la imposibilidad de plenitud, el carácter virtual de las otras memorias y el deseo por complicidades político-afectivas con “quienes ya no están aquí con nosotrxs”?

Las potenciales coaliciones políticas y afectivas entre lxs vivxs y lxs muertxs que Gio vislumbra no toman por sentada la pertenencia propia (individual ni colectiva) al campo de lo propiamente vivo. Las otras memorias de Gio no son simplemente el trabajo que hacemos lxs vivxs por nuestrxs otrxs muertxs. La frontera entre vivxs y muertxs en el marco de las otras memorias es porosa. Esta porosidad tiene que ver con el carácter esencialmente contemporáneo de la homotransfobia. En palabras de Gio, “no es coincidencia que estas historias de horror no constituyan aún parte de nuestra memoria colectiva sobre el conflicto armado interno, ni que este accionar de persecución, tortura y muerte se proyecte hasta nuestros días sin que el Estado haga algo”. De acuerdo con Gio, el trayecto de “persecución, tortura y muerte” que enfrentan las personas LGBTQ se extiende hasta el presente, y no hay ninguna razón para pensar que no lo hará hasta el futuro. Con esta afirmación Gio también cuestiona el deseo por el reconocimiento del Estado peruano, que parece ser la principal pulsión de diversos colectivos LGBTQ. Gio nos recuerda a sus lectorxs que la indiferencia cómplice del Estado peruano (“sin que el Estado haga algo”) sigue siendo la norma. Gio opta por finalizar sus reflexiones postulando la violencia homotransfóbica como una forma insidiosa de violencia de Estado.

Homosidio: las otras memorias del morir cuir

Gio cierra su poderoso ensayo de esta forma: “desde ese entonces, el 31 de mayo renovamos nuestra promesa de anudar y recordar para que este capítulo de nuestra historia no se repita. Sin embargo, la violencia y el odio aquí narrados aún son parte del cotidiano de cientos y miles de lesbianas, trans, gais y bisexuales que aún hoy reclaman verdad, justicia y dignidad”. La conclusión del manifiesto de Gio privilegia la voz de un nosotrxs que desea colectivizar sus luchas y resistencias antinormativas. Ese nosotrxs no puede estar cerradx, ni sus fronteras pueden haber sido trazadas de una vez y para siempre. Ese nosotrxs cultiva la singularidad en el corazón de toda pluralidad. Sin embargo, Gio enfatiza que ese nosotrxs se beneficiaría de tomar conciencia de su propia historia. En su labor de contar e imaginar otras memorias, ese nosotrxs sabe perfectamente que “estar sujeto a un cálculo es ya haber entrado en la zona gris de lo no merecedor de duelo” (Butler 2020, 107) 21. Ese nosotrxs se sabe un objeto inapropiado e impropio de duelo en un mundo heteronormativo. Y es desde ese conocimiento afectivo que ese nosotrxs intenta transformar no solo las condiciones del vivir, sino también las modalidades del morir cuir y travesti.

El reportaje concluye con la inclusión de un cuarto video, que es una secuencia del programa de televisión Conducta Impropia que Gio condujo en la plataforma web de La Mula TV (emitido originalmente el 5 de junio de 2012). El video muestra a Gio entrevistando a activistas LGBTQ en el cementerio de Huamanga (en Ayacucho). Muchxs de estxs activistas hacen duelo público por la muerte y/o asesinato de diversas travestis. Hay un efecto poderoso en la extensión e iteración en diversas voces de este duelo travesti y por muertas travestis. Algunos de esos testimonios también incluyen un componente de celebración de los (interrumpidos) proyectos, éxitos, sueños y fantasías de muchas travestis. La elección de Gio por transportarnos a la topografía de un cementerio resulta muy pertinente. El proyecto de las otras memorias de Gio, como muchos proyectos teórico-político afines, puede ser cooptado. Como C. Riley Snorton y Jin Haritaworn nos advierten, “la circulación de personas trans de color en su vida después de la muerte acumula valor para una nueva clase de expertos profesionalizada e institucionalizada cuyas vidas no podrían estar más alejadas de las de aquellos a quienes profesan ayudar” (2013, 74)22. Para huir de pulsiones homonormativas, y para hacerle justicia realmente a Gio, las otras memorias no pueden ser narradas, contadas ni imaginadas desde una pertenencia feliz e indubitable al campo de lo plenamente vivo. Ese nosotrxs que elabora las otras memorias lo hace en proximidad a un cementerio, y oliendo la inevitable putrefacción de su propia tumba.

Las otras memorias, el proyecto apenas esbozado por Gio Infante, nos permite pensar una cruel paradoja que Eric A. Stanley postula en los siguientes términos: “el tiempo de la inclusión LGBT es también un tiempo de muerte trans/queer” (2021, 6)23. En 2022, un tiempo en el que la Marcha del Orgullo LGBTQ concita en Lima y varias ciudades del Perú a decenas de miles de personas celebrando las disidencias genérico-sexuales, la triada de “persecución, tortura y muerte” sigue siendo el horizonte que acosa toda posibilidad de supervivencia cuir y travesti. A este respecto, Arón Núñez-Curto nos recuerda que “una de cada tres travestis y mujeres trans viven con VIH en el país y que aún después de quince años de acceso gratuito al tratamiento antiretroviral siguen muriendo a causa del deterioro que produce el avance de la infección, quizá sin pasar los cuarenta años de edad” (2019, 26). En un fragmento que calzaría perfectamente en el ensayo bajo estudio, Gio denuncia que “las prácticas estatales acá narradas evidencian una estrategia expresa para matarnos y dejarnos morir por ser quienes somos, consumando un genocidio homosexual en el contexto de la epidemia del VIH y sida, un homosidio” (2014). El nombre homosidio, que combina original y poéticamente las palabras homicidio y sida, abre posibilidades para enriquecer el proyecto teórico de Gio. Retrospectivamente, homosidio es un nombre para narrar las otras memorias de la historia de la expiración del propio cuerpo de Gio Infante, quien murió de complicaciones relativas al sida el 24 de enero de 2020, a los 31 años de edad. Ahora, es en proximidad a la tumba de Gio, que un nosotrxs (que nunca puede tomar por sentada su supervivencia) necesita seguir imaginando, escribiendo y teorizando otras memorias hacia la construcción de un mundo que travestis, trans y cuirs puedan habitar en paz.

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* El artículo fue autofinanciado y no deriva de ningún proyecto de investigación. Agradezco a Gio Infante por más de quince años de amistad, provocaciones intelectuales y complicidades políticas.

1 Para un desarrollo más extenso de mi uso de “homotransfobia” ver Cornejo (2013).

3En el original: “A speaking that does not objectify [and] does not point to an object as if it is distant from the speaking subject or absent from the speaking place”. Traducción del autor.

4Ver, Barrig (2020) y Ampuero (2020).

5Ver, Redacción EC (2020) y Redacción Perú21 (2020).

6En el original: “A desire for narration, or the desire for the telling of his story”. Traducción del autor.

7El gesto con el que Gio inicia su ensayo lo sitúa en una relación de vecindad a los efectos de los actos conmemorativos que suscita la memoria colectiva, como los describe Margarita Saona. Para la autora, “la memorialización pública genera información y activa formas de empatía incluso entre aquellos que no tienen recuerdos reales de los eventos pero que son capaces de entender y de identificarse con la pérdida que han sufrido las víctimas y sobrevivientes de un trauma social” (2017, 11). “[…] public memorialization delivers information and activates forms of empathy even in those who might not have actual recollection of the events, but are capable of understanding and identifying with the loss experienced by victims and survivors of social trauma” (2014, 2).

8En la versión en inglés: “But at what cost do I establish the familiar as the criterion by which a human life is grievable?” (Butler 2004, 38). Traducción del autor.

9Giuseppe Campuzano (2008, 2013) ha ofrecido desde el Perú las (re)elaboraciones más originales sobre las posibilidades políticas, estéticas y artísticas del travestismo. Aunque disímiles en sus tonalidades y retóricas, los proyectos de Campuzano e Infante pueden ser leídos como motivados por el mismo gesto de desacatar las memorias oficiales de la nación peruana, y por movilizar imaginarios insumisos cuir y travestis. La politización de la memoria y la apertura a la hibridez de las artes emparenta el proyecto de Gio al de Campuzano. También ver Cornejo (2017, 2018).

10Barrientos (2017), Cornejo (2015), Herndon (2017) y Marreros (2022) ofrecen investigaciones que intentan historizar la emergencia del MHOL y del activismo LGBTQ peruano. También ver Miró Quesada (2022).

11El desdén de la CVR por ofrecer una analítica de la homotransfobia se condice con que en el “Informe Final” “se identifican diez casos de este tipo de crímenes [homo-transfóbicos], pero sin explayar ni indagar con mayor detalle, más allá de mencionarlos y explicar en qué contexto sucedieron” (Garrido 2021, 125). La dificultad del “Informe Final” para pensar analíticamente el género, la sexualidad, la homo-transfobia y la misoginia en términos críticos a la heteronormatividad hace especialmente significativos esfuerzos como los de Boesten (2014), Montalvo (2017) y Perez (2022).

12El ensayo “Las otras memorias” incluye cuatro videos insertos en el cuerpo del texto. En mi lectura entiendo estos videos como parte del archivo y de la intervención que Gio realiza. No pienso estos videos como evidencia complementaria. El tránsito fluido entre texto, videos e imágenes es una huella de la formación profesional de Gio como periodista.

13De hecho, el trabajo de memoria travesti y cuir de Gio se beneficiaría de diálogos futuros con los esfuerzos de Violeta Barrientos (2019, 2021) por reconstruir genealogías sobre los feminismos peruanos de los últimos cincuenta años y por producir un archivo de las luchas del feminismo peruano contemporáneo. A este respecto, también ver Barrientos y Muñoz (2014) y Motta (2019).

14En una publicación previa (Cornejo 2014) interpreto el Quipu de la Memoria como parte de las políticas reparativas del activismo peruano LGBTQ contemporáneo.

15En el original: “Ownership is monotonously circular in its give-and-take demands”. Traducción del autor.

16En el original: “The quest for totalized meaning and for knowledge-for knowledge’s sake”. Traducción del autor.

17En el original: “Homophobic violence is strategic for the normalisation of violence that is part of the gendered and sexualised ways of belonging to the nation state”. Traducción del autor.

18En el original: “The critique of violence is not the same as a practice of nonviolence, but no such practice can proceed without such a critique”. Traducción del autor.

19En el original: “Violence operates as an intensification of social inequality”. Traducción del autor.

20En el original: “The elaboration of the mourning lies in the narrative work of a memory, which requires the complicity of others in the evocation of a story of someone who is no longer with us”. Traducción del autor.

21En el original: “To be subject to a calculation is already to have entered the gray zone of the ungrievable”. Traducción del autor.

22En el original: “The circulation of trans people of color in their afterlife accrues value to a newly professionalizing and institutionalizing class of experts whose lives could not be further removed from those they are professing to help”. Traducción del autor.

23En el original: “The time of LGBT inclusion is also a time of trans/queer death”. Traducción del autor.

Cómo citar: Cornejo, Giancarlo. 2023. “Las otras memorias de Gio Infante: repensar la homotransfobia y la violencia política en el Perú contemporáneo”. Revista de Estudios Sociales 83: 121-137. https://doi.org/10.7440/res83.2023.07

Recibido: 11 de Abril de 2022; Aprobado: 28 de Junio de 2022

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