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Revista de Estudios Sociales

versão impressa ISSN 0123-885X

rev.estud.soc.  no.88 Bogotá abr./jun. 2024  Epub 11-Abr-2024

https://doi.org/10.7440/res88.2024.04 

Temas varios

Resiliencia en adolescentes infractores con trayectorias en los sistemas chilenos de bienestar infantil y de justicia adolescente*

Resilience in Adolescent Offenders with Trajectories in the Chilean Child Welfare and Juvenile Justice Systems

A resiliência em adolescentes infratores com trajetórias nos sistemas chilenos de bem-estar infantil e de justiça para adolescentes

Viviana Zambrano** 

Marco Gemignani*** 

Gloria Fernández-Pacheco**** 

Lucia Ergas Anwandter***** 

**Estudiante doctoral en Desarrollo Inclusivo y Sostenible en la Universidad Loyola Andalucía, España. Académica de la Universidad San Sebastián, sede Valdivia, Chile. Sus líneas de investigación son la infancia vulnerada, la familia y los adolescentes infractores de ley penal. Últimas publicaciones: “The Transition of Chilean Adolescents from the Child Welfare System to the Adolescent Justice System: A Continuation or an Accumulation of Adverse Factors?” (en coautoría), Frontiers in Psychology 14: en línea, 2023, https://doi.org/10.3389/fpsyg.2023.1194294; y “La intervención de los programas de familias de acogida en tiempos de pandemia: la mirada de los equipos profesionales de las regiones de Los Lagos y Los Ríos, Chile” (en coautoría), Cuadernos De Trabajo Social 23: 29-45, 2022, http://www.tscuadernosdetrabajosocial.cl/index.php/TS/article/view/212. vzambranol@docente.uss.cl

***Ph.D. en Counseling Psychology por la University of Florida, Estados Unidos. Profesor del Departamento de Psicología de la Universidad Loyola Andalucía, España. Sus líneas de investigación son retos psicosociales y políticas de apoyo a familias transnacionales. Ultimas publicaciones: “Social justice narrative research: From articulation to intra-action and ethico-onto-epistemology” (en coautoría), Qualitative Psychology 10 (3): 552-564. https://doi.org/10.1037/qup0000254; y “‘Keep them out to save our inside:’ discourses on immigration by the Spanish far right” (en coautoría), Social and Personality Psychology Compass 23 (5): en línea, 2023, https://doi.org/10.1111/spc3.12746. mgemignani@uloyola.es

****Doctora en Criminología y Deliquencia Juvenil por la Universidad Castilla-La Mancha, España. Profesora del Departamento de Derecho de la Universidad Loyola Andalucía, España. Sus líneas de investigación son menores migrantes no acompañados, delincuencia juvenil y justicia restaurativa. Ultimas publicaciones: La intervención con menores migrantes no acompañados: Aprendizajes desde la experiencia (Granada: Comares, 2023); y “‘Analysing the Relationship Between Immigrant Status and the Severity of Offending Behaviour in Terms of Individual and Contextual Factors” (en coautoría), Frontiers in Psychology 13: 1-14, 2022, https://doi.org/10.3389/fpsyg.2022.915233. gfernandez@uloyola.es

*****Magíster en Psicología Jurídica y Forense de la Universidad de la Frontera, Chile. Profesora en la Universidad Santo Tomas, sede Valdivia, Chile. Sus líneas de investigación giran en torno a la adolescencia. Ultimas publicaciones: “El aporte de la inserción laboral en el desistimiento y proceso de reinserción social de adolescentes infractores” (en coautoría), Revista Señales 25 (15): 8-23, 2021. luciaergas@gmail.com


Resumen:

Este artículo tiene como objetivo analizar los procesos de significación de la resiliencia en adolescentes que han pasado por los sistemas chilenos de bienestar infantil y de justicia adolescente, dado que son fundamentales para identificar los aspectos que puedan favorecer la adaptación e integración social. A partir de una investigación cualitativa, orientada y fundamentada desde un enfoque fenomenológico, se analizaron seis entrevistas semiestructuradas en profundidad con adolescentes con trayectorias en ambos sistemas. Los resultados destacan que la resiliencia personal de los adolescentes está vinculada a la apreciación que tienen de sí mismos y a los procesos de aprendizaje para el desarrollo de habilidades sociales y de regulación emocional. Por otro lado, la resiliencia social e institucional se caracteriza por la percepción que tienen los adolescentes sobre las mejoras en su calidad de vida y su capacidad de adaptación social. Ellos consideran que es esencial tener relaciones sólidas, confiables y duraderas con consejeros y educadores, y destacan el apoyo de las instituciones de intervención, tanto en el fortalecimiento de habilidades personales y relacionales, como en la conformación de un proyecto de vida prosocial y adaptativo. Los resultados demuestran la necesidad de incorporar procesos de resiliencia en el diseño de intervenciones en ámbitos de infancia vulnerada y adolescencia en situación de infracción de la ley. Estos procesos deberán formar parte de las políticas públicas en infancia y adolescencia en situación de vulnerabilidad.

Palabras clave: adolescentes; delincuencia juvenil; modelo ecosistémico; resiliencia; sistema de justicia; sistema de protección infantil

Abstract:

This article delves into the processes of signification regarding resilience among adolescents who have traversed the Chilean child welfare and juvenile justice systems, as it plays a pivotal role in identifying factors conducive to adaptation and social integration. Drawing from qualitative research grounded in a phenomenological approach, the study analyzed six in-depth, semi-structured interviews with adolescents who have interacted with both systems. Findings underscore that personal resilience in adolescents is closely tied to their self-perception and learning experiences aimed at developing social skills and emotional regulation. Additionally, social and institutional resilience is marked by adolescents’ perceptions of enhancements in their quality of life and their ability to adapt socially. They emphasize the importance of establishing solid, trustworthy, and enduring relationships with counselors and educators, alongside highlighting the supportive role of intervention institutions in fostering personal, relational growth, and in shaping a proactive and adaptive life trajectory. These outcomes underscore the need to integrate resilience processes into the design of interventions targeting vulnerable children and adolescents caught in situations of legal transgression, advocating for their incorporation into public policies addressing childhood and adolescent vulnerability.

Keywords: adolescents; child protection system; ecosystemic model; justice system; juvenile delinquency; resilience

Resumo:

O objetivo deste artigo é analisar os processos de significação da resiliência em adolescentes que passaram pelo sistema chileno de bem-estar infantil e de justiça para adolescentes, uma vez que eles são fundamentais para identificar aspectos que podem favorecer a adaptação e a integração social. Com base em uma pesquisa qualitativa, orientada e fundamentada em uma abordagem fenomenológica, foram analisadas seis entrevistas semiestruturadas em profundidade com adolescentes com trajetórias em ambos os sistemas. Os resultados destacam que a resiliência pessoal dos adolescentes está ligada à sua autoestima e aos processos de aprendizagem para o desenvolvimento de habilidades sociais e de regulação emocional. Além disso, a resiliência social e institucional é caracterizada pela percepção dos adolescentes de melhorias em sua qualidade de vida e sua capacidade de adaptação social. Eles consideram essencial ter relacionamentos sólidos, confiáveis e duradouros com conselheiros e educadores, e destacam o apoio das instituições de intervenção, tanto no fortalecimento das habilidades pessoais e relacionais quanto na formação de um projeto de vida pró-social e adaptativo. Os resultados demonstram a necessidade de incorporar processos de resiliência na elaboração de intervenções nas áreas de crianças e de adolescentes vulneráveis em situações de infração da lei. Esses processos devem fazer parte das políticas públicas para crianças e para adolescentes vulneráveis.

Palavras-chave: adolescentes; delinquência juvenil; modelo ecossistêmico; resiliência; sistema de justiça; sistema de proteção à criança

Introducción

Existe un consenso sobre la importancia de investigar las trayectorias de vida de la población adolescente que, como consecuencia de tener una conducta delictiva, ingresa al sistema de justicia adolescente (Attar-Schwart, Benbenishty y Roziner 2017; Hall, Stinson y Moser 2018; Jahnukainen 2007; Lee y Villagrana 2015; Rhoades et al. 2016; Snyder y Merritt 2014; Tordön et al. 2019; Yang, McCuish y Corrado 2017). Además, se ha demostrado que identificar los factores determinantes que han desencadenado comportamientos delictivos en niños, niñas y adolescentes favorece una intervención temprana y eficaz (Farrington 1995; Fréchette y LeBlanc 1998; Loeber y Stouthamer-Loeber 1998; Moffitt 1993; Sampson y Laub 2005).

En Chile, una investigación considera que la acumulación de situaciones adversas o de victimización violenta puede tener un impacto negativo en los adolescentes y determinar el inicio de carreras delictivas (Baglivio et al. 2014), lo que permite enfatizar en la necesidad de contar con una atención contextual con objetivos de prevención. Por otro lado, en otro estudio reciente, Zambrano, Fernandez-Pacheco y Salazar-Muñoz (2023) dan cuenta de los factores de riesgo que presenta la población adolescente chilena en el sistema de bienestar infantil, tales como la débil supervisión parental, las relaciones con pares desadaptados, el desenganche escolar, el uso de drogas, el tiempo libre y las dificultades en el desarrollo de la personalidad, factores que aumentan la probabilidad de pasar del sistema de bienestar infantil al sistema de justicia adolescente. En este sentido, niños, niñas y adolescentes expuestos a traumas e involucrados en servicios de bienestar infantil son más vulnerables a los desafíos de salud mental, al uso de sustancias y a la delincuencia, lo cual los puede llevar al sistema de justicia adolescente (Grogan-Kaylor et al. 2008).

En los programas de intervención no existe una comprensión integral del sujeto de atención con relación a su contexto (Contreras, Rojas y Contreras 2015), ya sea para quienes han sido gravemente vulnerados en sus derechos, como para adolescentes del sistema de justicia. Aun cuando se declara la importancia de una articulación intersectorial, los modelos de intervención de riesgo individual se centran mayoritariamente en las potencialidades y los recursos, sobre los cuales se necesita profundizar.

En el caso chileno, la política pública respecto a la niñez comenzó a tener una serie de modificaciones a partir de 2021, con la puesta en marcha de la Ley n.o 21302, del Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia, la cual reconoce a niños, niñas y adolescentes -entre los cero y 17 años de edad- como sujetos de derechos, y cuyo objetivo es intervenir a quienes hayan sido gravemente vulnerados. Por su parte, la Ley n.o 20084, ejecutada por el Servicio Nacional de Menores y que establece responsabilidad penal a los adolescentes, tiene como objetivo trabajar en la reinserción social de adolescentes entre los 14 y 17 años que han cometido delitos, sancionados por un tribunal de garantía u oral en lo penal. Ambos sistemas, bienestar infantil y responsabilidad penal adolescente, trabajan por separado, entendiendo las diferenciaciones necesarias asociadas a la intervención.

Esta modificación de la política pública cobra relevancia al reconocer que se debe tener un tratamiento diferenciado en función de los diferentes procesos que siguen los sujetos objeto de intervención, para proponer políticas sociales basadas en el cuidado, la protección o la punición (Villalta 2021). Sin embargo, continúa siendo un campo heterogéneo y fragmentado (Morales Retamal 2022), ya que solo algunos receptores pasivos de las políticas sociales son quienes determinan la intervención social (Isacich y Grienberg 2020). Esto quiere decir que se realiza un trabajo dirigido a algunas familias y no necesariamente se aplica a la población en general (Morales Retamal 2022).

A partir de esto, en este artículo se busca analizar procesos de significación de la resiliencia en los adolescentes con trayectorias vinculadas a los sistemas de bienestar infantil y de justicia juvenil chileno que han experimentado experiencias de vida adversas desde su infancia. Esto porque los procesos y dinámicas que promueven la resiliencia en adolescentes deben entenderse desde su propia perspectiva y contexto (desigualdad social y económica) y generar así intervenciones puntuales que favorezcan la adaptación y la integración social. Para esto, se realizaron seis entrevistas semiestructuradas a adolescentes de la región de Los Ríos en Chile, que hubieran pertenecido tanto al sistema de bienestar chileno como al sistema de justicia adolescente. De esta manera, se puede dar una primera aproximación de la situación en esta región para luego poder compararla con otros lugares en Chile y/o América Latina. La investigación contó con el aval ético de la Universidad de Loyola Andalucía (España) y con los respectivos asentimientos y consentimientos informados de los adolescentes y adultos responsables. Todos los entrevistados accedieron voluntariamente a participar.

Así, la estructura del texto será la siguiente: primero, se presentan algunas perspectivas sobre la resiliencia, de manera general y particularmente en población joven que han estado en espacios de acogida o institucionalización de bienestar infantil y responsabilidad penal. Se siguió una metodología cualitativa desde un enfoque fenomenológico y con un análisis temático de tipo deductivo (Braun y Clarke 2006). Luego se presentan los resultados obtenidos a partir de las entrevistas y posteriormente se discuten. Por último, se exponen las conclusiones de la investigación, con las limitaciones que tuvo el estudio y futuras líneas a desarrollar.

Perspectivas críticas sobre la resiliencia

Según Luthar, Cicchetti y Becker (2000), la resiliencia es entendida como una cualidad o habilidad de la persona, independientemente de la adversidad vivida, la forma en que afronta un problema específico, de su entorno relacional y de su contexto de vida. Sin embargo, tanto el bienestar mental como la resiliencia están estrechamente relacionados con factores sociales y económicos (Schwarz 2018). Por ejemplo, varios estudios han concluido que cuanto mayor es la desigualdad en la sociedad, mayor es la disminución de la capacidad de ser resiliente y además empeora la salud mental (Pickett, James y Wilkinson 2006; Pickett y Wilkinson 2010).

De acuerdo con la perspectiva del curso de vida, la desigualdad acumulativa (Ferraro y Kelley-Moore 2003) afecta la capacidad de movilizar los recursos sociales, económicos y psicológicos, y también la capacidad de cambiar el entorno, pues moldea el modo y el nivel de funcionamiento del individuo durante su vida (Ferraro y Shippee 2009). La comprensión contextualizada de la resiliencia responde al reconocimiento de factores culturales, sociales, económicos, políticos y psicológicos, producto de desigualdades sociales estructuralmente arraigadas en dimensiones como el género, el estatus socioeconómico, la etnicidad, el acceso a la salud o la estabilidad laboral (Bracke 2016; Schwarz 2018).

Por lo tanto, la resiliencia no solo está vinculada al cumplimiento de los principios sociales de normalidad, sino a la posibilidad y capacidad de participación en la vida pública y privada, en el mercado laboral y en la capacidad de bienestar. También está asociada con la oportunidad de una vida equilibrada dentro del entorno social y con la posibilidad de vivir de acuerdo a las propias creencias espirituales y personales, sin temer la discriminación. Por lo tanto, la comprensión de la resiliencia debe conectarse con los derechos humanos y las dimensiones políticas y socioeconómicas de la sociedad en la que vivimos (Schwarz 2018; Bracke 2016; Gemignani y Hernández-Albujar 2019).

Resiliencia ecológica en personas jóvenes

Desde la Psicología, la resiliencia se define como un patrón psicológico y social de adaptación positiva en un contexto de riesgo significativo o de adversidad (Masten y Powell 2003). Una adaptación positiva se genera por el logro de tareas de desarrollo y expectativas de comportamiento propias de la etapa evolutiva (Griffin, Germain y Wilkerson 2012; Griffin et al. 2009; Cooley-Strickland et al. 2011). Por su parte, una adaptación resiliente tiene un carácter preventivo de la psicopatología que generalmente incluye trastornos relacionados con la ansiedad y el estrés postraumático (Luthar 2006).

Para comprender la resiliencia, varios marcos conceptuales fueron influenciados por el modelo ecológico de Bronfenbrenner (1987), quien señala que el desarrollo individual depende también de los contextos ambientales (Fraser, Kirby y Smokowski 2004; Luthar 2006). Estos contextos tienen la capacidad de convertirse en factores protectores, después de que niños, niñas y jóvenes hayan sido expuestos a experiencias adversas, y podrían modificar o mejoran la respuesta a una experiencia adversa que llevaría a un mal resultado o a conductas delictivas (Rutter 1985; Afifi y Macmillan 2011; Gartland et al. 2019; Heller et al. 1999; Luthar et al. 2015; Masten y Barnes 2018). Desde la teoría de las transacciones ecológicas, estos factores protectores pueden existir en múltiples niveles de la ecología y del contexto de vida del niño, incluyendo el nivel individual (habilidades de afrontamiento positivas), familiar (relaciones de apoyo con los cuidadores) y comunitario (conexión con actividades o grupos culturales) (Cicchetti y Toth 2016).

En una revisión sistemática, Thompson y Greeson (2017) utilizaron el modelo ecológico para examinar la protección a nivel individual, familiar y comunitario que conducen a una adaptación positiva en los niños, después de vivir experiencias adversas. El estudio arrojó las características que llevan a resultados positivos a nivel individual, en especial mejores habilidades de autorregulación, un locus de control interno, alta autoestima y habilidades prosociales adecuadas (Brown, Barbarin y Scott 2013; Jaffee et al. 2007; Gartland et al. 2019). En cuanto a los factores protectores familiares, se identificaron el apoyo familiar y la calidez de los padres como contribución a los resultados adaptativos (Downie et al. 2010; Graham-Bermann et al. 2009); además de un apoyo social más amplio, relaciones positivas con maestros y compañeros y una alta calidad de amistades (Borman y Overman 2004; Luthar et al. 2015). Finalmente, la alta cohesión social dentro del barrio, el apoyo percibido por parte de la comunidad y la espiritualidad son factores de protección comunitarios asociados con la resiliencia (Jaffee et al. 2007).

En conjunto, los resultados adaptativos que siguen a la exposición a la adversidad infantil son complejos y de múltiples determinaciones, lo que destaca la necesidad de identificar el papel de los factores protectores en la mitigación de los malos resultados (Summersett et al. 2019). Por tanto, la identificación temprana y el desarrollo y mejora de los factores de protección de los niños y adolescentes, así como de las competencias de sus cuidadores durante su tiempo en el sistema de bienestar infantil y de justicia juvenil, pueden ayudar a evitar los resultados negativos para estos jóvenes y fortalecer su capacidad de recuperación (Kisiel et al. 2014; Kisiel et al. 2017).

La resiliencia entre personas jóvenes en hogares de acogida

La investigación sobre resiliencia en jóvenes que han vivido en hogares de acogida ha sido escasa y a menudo de limitado alcance (Daining y DePanfilis 2007; Hass y Graydon 2009; Jones 2012; Samuels y Pryce 2008; Yates y Gray 2012). Por ejemplo, varias investigaciones están enfocadas específicamente en la resiliencia educativa, a partir de los jóvenes en educación superior (Hass y Graydon 2009; Hines, Merdinger y Wyatt 2005); este enfoque es limitado, ya que el éxito educativo puede producirse a expensas de la vulnerabilidad en otras áreas (Merdinger et al. 2005; Yates y Gray 2012).

Tres estudios examinaron la resiliencia como un constructo multidimensional en la adolescencia (Daining y DePanfilis 2007; Jones 2012; Yates y Gray 2012). En el primero, Daining y DePanfilis (2007) evaluaron la resiliencia entre 100 adolescentes en hogares de acogida de Estados Unidos, utilizando una combinación de puntuación en seis dominios de funcionamiento: educación, empleo y prevención de paternidad, falta de vivienda, consumo de drogas y actividad delictiva. Los resultados revelaron que alrededor del 70% de los jóvenes mostró una resiliencia moderada o alta.

En un estudio posterior, también realizado en Estados Unidos, Jones (2012) definió la resiliencia a partir de la participación educativa y vocacional, la estabilidad de la vivienda, evitar el consumo de sustancias y la participación delictiva, la presencia de optimismo y el tener una vida independiente. En el tercer estudio, realizado en California, Yates y Gray (2012) determinaron la resiliencia por un funcionamiento exitoso en dominios externos, como la educación y el empleo, así como en dominios internos, como autoestima y salud mental. En este estudio, casi la mitad de los participantes se clasificaron como resilientes al demostrar competencias a través de indicadores internos y externos.

Al considerar la importancia de la resiliencia en estos procesos, se quiso revisar las experiencias de adolescentes de la región de Los Ríos que han pasado por instituciones de bienestar infantil y de responsabilidad penal.

Método

La investigación adoptó un enfoque cualitativo, basado en la fenomenología, cuyo objetivo es revelar los relatos y narrativas surgidos de las experiencias y significados de los adolescentes (Fuentes et al. 2010). Esto permitió analizar los significados que los adolescentes atribuyen a sus experiencias de resiliencia y a sus trayectorias de vida. Se utilizó un análisis temático (Braun y Clarke 2006), de tipo deductivo, dado que se generaron temas y códigos a partir de los datos cualitativos más frecuentes de las entrevistas.

Se realizaron seis entrevistas semiestructuradas a adolescentes que accedieron voluntariamente a participar, orientadas a dar luz sobre cuestiones y temáticas que giran en torno a los objetivos de la investigación. La entrevistadora profundizó sobre algunas de las respuestas para entender las construcciones y significaciones de los participantes, que tienen el objetivo de identificar y comprender las experiencias: ¿qué significó esto para usted? ¿Qué importancia tuvo esto para usted? ¿Cómo vivió usted esto? ¿Cómo se sintió en este momento? Es importante mencionar que en esta investigación también se hallaron aspectos no solo individuales de los jóvenes, sino también del contexto, que es un espacio indispensable para analizar y evaluar la resiliencia (Mahdiani y Ungar 2021).

Las entrevistas se iniciaron con preguntas sobre sí mismos, sus familias, sus contextos de vida y las relaciones de apego familiares e institucionales. Así, se logró una mayor resonancia emocional, lo cual se ve claramente en sus respuestas a las preguntas acerca de sus sueños, metas existenciales, experiencias personales y su opinión con relación a los sistemas de bienestar infantil y de justicia. En las seis entrevistas, los participantes hablaron de sus trayectorias en el sistema actual de justicia juvenil, de sus planes de vida y de los recursos protectores que utilizan para facilitar su reinserción social. De esta forma, las entrevistas contribuyeron a la reflexión individual de los participantes, que se sintieron escuchados y comprendidos en sus experiencias fenomenológicas y en sus diseños existenciales. Finalmente, y para fidelizar y finalizar el proceso de entrevistas, se atendieron dudas o consultas de los adolescentes.

Todos los participantes (adolescentes y adultos responsables) fueron informados de los procedimientos, de la participación voluntaria, de la naturaleza de la investigación y de la protección de sus testimonios. La participación fue posterior a la firma del consentimiento o asentimiento informado (en el caso de los menores de edad). Asimismo, para controlar el sesgo de deseabilidad social, se aclaró a los participantes que sus relatos no otorgarían beneficio alguno. La investigación cuenta con la aprobación del Comité de Ética de la Universidad Loyola Andalucía (España).

Participantes

La selección de la muestra fue no probabilística y por conveniencia (Hernández Sampieri, Fernández Collado y Baptista Lucio 2010) y estuvo conformada por varones adolescentes de entre 14 y 18 años, residentes en la Región de Los Ríos (Chile), usuarios del Servicio Nacional de Menores (Sename) y pertenecientes a los sistemas de bienestar infantil y de justicia juvenil (ver tabla 1). Las entrevistas se realizaron en 2020 y 2021 en dos momentos sucesivos, con el objetivo de generar mayor confianza con el entrevistado. En un tercer momento, se realizó una revisión documental del expediente personal (contenidos en un sistema informático nacional chileno, denominado Senainfo), con el fin de relacionar el contenido de las entrevistas con la información sobre ellos.

Tabla 1. Características de los adolescentes entrevistados  

Id. Causa de ingreso al bienestar infantil Edad de ingreso al bienestar infantil Causa de ingreso al sistema de justicia Edad de ingreso al sistema de justicia Número de ingresos Edad actual
1 - Víctima de negligencia - Testigo de violencia intrafamiliar - Víctima de negligencia grave 1 año - Robo en lugar no habitado - Robo con intimidación - Robo en lugar habitado - Robo con violencia - Robo por sorpresa - Incendio con peligro para las personas 15 años 4 protección/ 7 infracción 17 años
2 - Víctima y testigo de violencia intrafamiliar - Víctima de negligencia grave 14 años - Homicidio - Robo con violencia 14 años 5 protección/ 4 infracción 18 años
3 - Peligro material y/o moral del niño - Testigo de violencia intrafamiliar 14 años - Robo en lugar habitado - Robo con violencia - Hurto simple - Robo con intimidación - Incendio con peligro para las personas 15 años 6 protección/ 6 infracción 18 años
4 - Víctima de negligencia grave 11 años - Robo en lugar habitado - Robo con intimidación - Robo en lugar habitado - Robo en lugar no habitado 15 años 2 protección/ 7 infracción 18 años
5 - Peligro material y/o moral del niño - Víctima de abuso sexual - Víctima de negligencia 10 años - Robo por sorpresa - Transgresión de derechos a la propiedad - Robo con homicidio 14 años 5 protección/ 7 infracción 18 años
6 - Peligro material y/o moral del niño - Víctima de abuso sexual -Abandono de hogar - Niño o niña enla calle - Víctima de maltrato físico grave 10 años - Robo con intimidación - Receptación - Robo con intimidación - Hurto simple - Robo en lugar habitado o destinado a la habitación 14 años 12 protección/ 17 infracción 18 años

Fuente: elaboración propia a partir de los datos obtenidos en las entrevistas, año 2021.

Resultados

A continuación, se presentan los resultados del estudio, donde se destacan las cuatro grandes categorías que los participantes consideran parte integral de sus experiencias de resiliencia (ver figura 1).

Fuente: elaboración propia a partir de los datos obtenidos en las entrevistas.

Figura 1. Categorías y subcategorías de los resultados 

Resiliencia personal

Apreciación personal

A partir de los relatos de los adolescentes, se observa una apreciación de las cualidades y habilidades personales que contribuyen al desarrollo y a la puesta en marcha de la resiliencia. El participante 5 resume lo que también otros jóvenes dijeron: “[hay que ser] alentado, sociable, comunicativo con las personas, respetuoso”.

El joven también subrayó el rol de la empatía, tanto a nivel social como hacia uno mismo, una habilidad central identificada en la literatura sobre la resiliencia (Hess 2018). Se debe entender “qué es lo principal de las personas” y esforzarse por ser paciente. Sobre este tema, durante la entrevista el participante 5 reflexionaba: “no soy muy paciente, pero trato de hacerlo mejor cada día”. Esto permite ver cómo el mismo proceso de la entrevista abrió un espacio de reflexión y aprendizaje personal para los adolescentes. Por otra parte, y en concordancia con lo anterior, el participante 1 añadía que esto ayuda a ser “una persona culta y, por otro lado, divertida para las personas con las que uno tiene confianza”.

Dificultades y problemas

En el proceso de describir las dificultades y los problemas que condujeron a los participantes a entrar en el sistema de justicia juvenil, identificaron los malos tratos por parte de familiares y las relaciones con pares como los factores de riesgo más relevante en sus experiencias personales. Aquí se puede ver cómo la acumulación de experiencias adversas y situaciones de vulneración de derechos marcaron este tránsito de lo proteccional a lo infraccional: “muchos problemas en la casa… como alegatos de mi mamá. Mi papá a veces la agarraba conmigo, como yo era ya un poco mayor siempre la agarraba conmigo y con mi mamá”, afirma el participante 2 con relación a los malos tratos de su padre.

A veces, las dificultades en la casa son materiales y económicas: “nada po, las necesidades en la casa nomás, la falta de comida, así que eso me llevó de una cosa a otra y aquí terminé… Delinquiendo… pero me ha tocado de repente tener amigos que te dicen esto hermano, haz esto y esto, y es todo para mal” (Participante 1).

La relación con los pares y la vida en la calle también son ámbitos que los jóvenes identificaron como más problemáticos en su historia de vida: “nunca a mí me faltó nada en la casa, sobre todo la comida, techo, nada, fue más seguir los pasos de los amigos y de repente cometimos errores” (Participante 5); “la calle, la calle me trajo aquí donde estoy, entre cuatro paredes, preso, tras las rejas. Pero de principio cuando yo tenía seis años, desde los seis años que conozco las calles, y fue el consumo, el querer tener más en mis manos, el querer apoderarme de algo que no es mío, robarle a las personas, eso, que la calle me pedía, como que te vas envolviendo en ese mundo loco” (Participante 6).

Este último relato refrenda que, frente a una débil supervisión parental, las conductas desadaptativas fueron iniciadas en contexto de calle, en desconocimiento de sus cuidadores, que también recurrían a la violencia cómo forma de educación: “necesitaba apoyo, el apoyo de mi abuela estuvo, pero me daba muchos correctivos. Mi abuela en ese tiempo era bien estricta; si veía que yo hacía algo malo me golpeaba y eso a mí no me gustaba entonces yo recurría a fugarme de la casa” (Participante 6).

Formas de afrontar las problemáticas

Las dificultades las afrontaron de diferentes maneras: algunos se iniciaron en el consumo de alcohol y drogas: “empecé a consumir droga y alcohol po, nada más” (Participante 2). Para otros, la estrategia de afrontamiento fue la salida del hogar, al quedarse a veces en casas de parientes (Participante 6), ya que estas otras casas en ocasiones eran percibidas como lugares seguros. No obstante, existieron vulneraciones, que reiteraba el patrón de violencia sufrido previamente: “mi abuela por parte de papá era bakan porque me quería” (Participante 2); mientras que otras veces reproducían mensajes de alejamiento y desinterés hacia estos menores: “de repente me quedaba donde mi abuelo […] pero mi abuelo por parte de mamá me odiaba, allá la pasaba mal” (Participante 3).

Proceso de aprendizaje

Los participantes lograron identificar los procesos de aprendizaje y de cambio en su forma de actuar actual, diferenciándola de las conductas y patrones de afrontamiento que habían caracterizado su historia de vida anteriormente:

Como que escucho nomás y pienso bien las cosas antes de decirlas, me calmo, antes me decían algo malo y me iba pa’ allá y tiraba cosas. Ahora no po, hablo así terrible piola no más po... gracias a eso aprendí igual a ser mejor persona, a calmarme cuando hay una situación mala. (Participante 3)

Si me piden algo yo lo hago. Y lo hago bien para que no me haga ningún problema y no me miren como una persona mala, sino como una persona de bien. (Participante 1)

He cambiado muchísimo de cómo era antes… era muy impulsivo, siempre trabajé en pegas pesadas de chico así que, igual, era bruto. (Participante 5)

Los jóvenes focalizan sus procesos de aprendizaje desde una esfera individual y personal. Por ejemplo, un participante siente que las circunstancias y retos de su vida le han permitido ser más sensato y empático:

A la edad que tengo soy súper maduro, que me dejó como enseñanza, muchas enseñanzas, como que no es bueno escaparse de casa […] no tienes que refugiarte en las drogas o en la calle, sino que tratar de buscar la salida más positiva, no negativa. Todo lo que he vivido me ha servido harto […] a ser más empático, a ponerme en el lugar de las otras personas, porque hay personas con distintas situaciones de vida que van viviendo y de repente son similares a las mías. (Participante 6)

Relevancia de la resiliencia personal para los participantes

Los adolescentes destacaron que, como aspecto positivo, la entrevista les ayudó a ser reflexivos de su propias descripciones y significaciones de sus vidas. La selección de las amistades es uno de los temas de reflexión más repetidos en la información recolectada y lo identifican como una de las estrategias fundamentales para evitar futuros problemas con la justicia: “no me gusta tener muchas amistades” (Participante 1); “fue más seguir los pasos de los amigos” (Participante 5). Esto se debe a que era con los amigos con quienes ejecutaban las acciones que los llevaron a la situación que se enfrentan hoy.

También, tanto el delinquir como el consumir sustancias están asociados a carencias o necesidades de distinta índole, como la falta de comida en la casa. Con la experiencia y el paso por los sistemas, los participantes reconocen actualmente estar avanzando en sus estrategias para enfrentar las problemáticas de sus vidas y ser más resilientes.

Resiliencia social

Vida social

En relación con su contexto social, los adolescentes entrevistados refieren que una vida social saludable se asocia a estar en lugares saludables, con personas de confianza, como amigos y familiares.

Los participantes señalaron que los sistemas les han permitido conocer a adultos prosociales (modelos a seguir), que han llegado a ser parte de su círculo social: “conocí a personas nuevas […] fui conociendo a ejecutivos, personas que ayudaban a Sename, al director de la universidad” (Participante 6). Este joven subraya que las redes sociales desarrolladas en el sistema forman parte de las narraciones de identidad de los usuarios. De la misma forma en que las identidades se forman siempre en el diálogo entre lo personal y lo relacional (Bruner 1990), también para los participantes en el Sename las relaciones significativas que ellos construyen pueden llegar a ser constitutivas de su autopercepción y posicionamiento social.

Familia y figuras significativas

La familia es otro componente del contexto social que puede fortalecer la resiliencia, siempre y cuando no sea fuente de violencia y de descuidado, como en los casos descritos. Cuando los participantes fueron invitados a reflexionar sobre sus contextos y relaciones familiares, identificaron el rol de apoyo de la familia, a pesar de los recursos limitados (Participante 5), y la unión e interés entre los integrantes (Participante 3). Además, en las reflexiones sobre sus familias, los entrevistados hallaron dinámicas que debían mejorar, como evitar las discusiones y aprender a “resolver los problemas conversando las cosas, no guardándoselas porque guardándote algo que tú sientes te va a afectar mucho más” (Participante 6). Para lograrlo, es necesario entender al otro, “que se preocupen por las personas que tienen a su lado” (Participante 3) y que “no dejen de ser empáticos tanto con los demás como con ellos mismos; que se quieran a ellos mismos”, a pesar de las diferencias individuales (Participante 6).

Los adolescentes identificaron en sus historias de vida varias figuras significativas: un familiar, un funcionario estatal o profesionales del sistema. Sin embargo, en algunos casos, a pesar de identificar a una figura significativa no lograron encontrar una figura de apoyo: “a nadie, yo nunca demostré que estaba mal” (Participante 4).

Relevancia de la resiliencia social para los participantes

La familia y los amigos son los actores sociales que más contribuyen al desarrollo de los aspectos de la resiliencia en esta área, aunque ambos pueden también tener un rol perjudicial para este fin. En general, las figuras más significativas para el apoyo necesario en el desarrollo de la resiliencia social están asociadas a figuras femeninas: “la verdad es que siempre voy a acudir a mi madre” (Participantes 5); “de repente llegaba a donde mi abuela” (Participante 4).

Resiliencia institucional

Apoyo institucional

En relación con la experiencia de los adolescentes en el sistema de protección, señalaron desconocimiento del objetivo o de las causas de su ingreso: “sí po, era chico, bueno a veces sí, pero otras me preguntaban ¿por qué estoy aquí?” (Participante 5); “me acuerdo de algo, pero iba y dibujaba monos, que tenía como 12 años, por eso no me acuerdo” (Participante 3). Estas palabras sorprenden, considerando que el objetivo del Sename (2011) es mejorar las conductas de sus usuarios y cualquier cambio personal puede ocurrir solamente a través de un proceso de reflexión crítica sobre el pasado, presente y futuro del individuo.

A pesar de formar parte de programas de apoyo, esta experiencia no es siempre positiva para los entrevistados. De hecho, dos de los participantes cuentan que evitaban activamente los encuentros de formación o de terapia: “no me gustaba mucho porque no me gustaba que me hicieran tantas preguntas (Participante 2) y “es que me iba, me buscaban por todos lados y no me pillaban…” (Participante 4).

Los participantes parecen tener poca claridad en cuanto al apoyo institucional percibido y prestado, y logran señalar someramente actividades recreativas: “fue buena, salíamos a piscinas, jugábamos al trompo, varias cosas. Me encantaba ir porque me divertía caleta” (Participante 3). Pero sí reconocen recibir apoyo en el control de impulsos: “sobre todo mentalmente, siempre me controlaban el tema de lo impulsivo po y arrebatado, también tomé medicamentos para andar calmado, porque era muy impulsivo” (Participante 3).

Adultos significativos dentro del contexto institucional

Los participantes reconocen que dentro de sus experiencias de intervención encontraron a adultos que les dieron un apoyo significativo en este proceso. Estos adultos forman parte del sistema de justicia donde se encuentran actualmente en mayor medida que aquellos que proceden de los programas de protección. Específicamente, los educadores de trato directo, la encargada de caso y el terapeuta ocupacional son para los participantes los referentes más significativos: “ah sí, son todos buena onda aquí… ah no, yo me aguanto mis cosas solo no más, no le cuento a nadie, pero los tíos están siempre ahí” (Participante 4); “sobre todo la tía Pamela y la tía Mabel [profesionales] han sido en el tema de mi beneficio y de estar en este lugar, han sido un pilar fundamental” (Participante 5).

Además del apoyo institucional, los aprendizajes recibidos y desarrollados dentro de la experiencia institucional han sido una importante fuente de cambio para los adolescentes:

Los profes te enseñan algo cada día, así como limpieza de mesas […] a hacer la cama, limpiar, los profes me enseñaron algo, hacer ejercicio, los talleres y caleta de cosas más. (Participante 3)

Me ha ayudado a mirar más allá de lo que veía, a ser más positivo en mis cosas. Eso, a cambiar mi modo de pensar igual. Eso me dejó bien marcado. Y por el amor, ya lo he dicho muchas veces, pero por el amor, el cariño, el afecto. (Participante 6)

Sin embargo, para algunos la experiencia en el sistema proteccional fue poco provechosa, sobre todo por no tener claridad del objetivo de la intervención: “yo creo que fue bueno, que en algún punto de vista sí fueron buenos; pero vuelvo a repetir, no sé si yo lo supe aprovechar, pero sí tuvieron puntos a favor también” (Participante 5).

Relevancia de la resiliencia institucional para los participantes

De acuerdo con los relatos expuestos, es interesante que los adolescentes concuerdan en que el sistema de bienestar no se visualiza de manera positiva. Destacan recordarlo como una utilidad más bien recreativa, obligatoria y persecutoria, e incluso dan cuenta de no tener claridad de por qué su participación en dichos espacios. Sin embargo, en cuanto al sistema de justicia resaltan que es un espacio con personas que los apoyan e instan a mejorar, y lo valoran como un lugar de intervención positivo: “los profes te enseñan algo cada día” (Participante 3); y les demuestran cariño: “me ha ayudado a mirar más allá de lo que veía… a cambiar mi modo de pensar igual… muchas veces, pero por el amor, el cariño, el afecto” (Participante 6).

Factores de protección

Expectativas de futuro como factor de protección

Como proyecto a futuro, los adolescentes desean salir en libertad, estudiar e insertarse laboralmente. Por ejemplo:

Lo único que tengo en mente es irme rápido pa’ la calle, cumplir mis metas y estar con mi familia no más, porque para mí es lo más importante. (Participante 5)

Trabajando y estudiando, terminar el 4.o medio. (Participante 2)

En un año más desearía estar en libertad, ya estar estudiando, de verdad que quiero estar estudiando, en unos años más me veo como educador físico, profesor físico. (Participante 6)

Cuatro de los seis entrevistados identifican el esfuerzo personal y el de la familia como facilitadores para alcanzar sus metas, por ejemplo:

La fuerza de voluntad más que nada, de mi persona y el vínculo familiar también, que en lo personal es mi madre, mi padre y mi pareja, es lo más importante, siguiendo el apoyo que siempre me han dado, nunca me han dado la espalda, y también yo poder ayudarlos a ellos [...]. Si les falta algún remedio ahí voy a estar yo y poder darle todo lo que necesiten y que ellos estén en su casa tranquilos. (Participante 5)

Los participantes son conscientes de que es necesario buscar apoyo e, igualmente, ser capaces de otorgarlo, estableciendo condiciones necesarias para el desarrollo de la resiliencia. En este ámbito, el sentido de eficacia (Bandura 2000) es constitutivo de las narraciones de identidad de los entrevistados y los posiciona como sujetos activos que están en control de sus vidas y de su participación en los contextos sociales.

En general, los participantes interpretaron los programas de intervención en justicia de forma positiva, principalmente por los aprendizajes y cambios cognitivos conseguidos a través del sistema. El participante 1 habla de la importancia de reflexionar: “aquí piensas las cosas, cómo tienes que hacerlo nomás po” y el participante 3 habla del aprendizaje de nuevas competencias: “por un lado, estar acá es malo porque no tengo libertad, pero es bueno porque me ha enseñado varias cosas, a respetar más, a ser más humilde, no sé po, a portarme más bien, a ver las cosas con otra perspectiva”.

Valoración del proceso de intervención

Los entrevistados valoran el cariño y la atención recibidos a lo largo del proceso de intervención, aunque preferirían no haber llegado a ser parte de estas instituciones: “sí, me ayudaron bastante, pero si fuera por mí nunca me hubiera gustado andar en ese tipo de cosas” (Participante 5). Con respeto a los aspectos positivos de las intervenciones, se destaca el apego, la atención y la escucha de los profesionales: “como más cariño, amor, así” (Participante 2); “que lo bueno de tener intervención es que, si tienes un problema, pero no hay nadie a quién decírselo, ellos te escuchan po, y te dan consejos” (Participante 3). En contraparte, en relación con los aspectos negativos de la intervención, los adolescentes describen que la privación de libertad es el principal factor negativo.

Relevancia de los factores protectores para los participantes

Los factores protectores asociados a los sueños y proyecciones de los participantes fueron uno de los puntos más destacados dentro de las entrevistas. En cinco entrevistas, los participantes anticiparon e idealizaron la libertad: “Lo único que tengo en mente es irme rápido pa la calle” (Participante 3); además de la posibilidad de seguir adelante con sus expectativas de desarrollo personal y profesional. Ellos destacan como atributos personales, la fuerza de voluntad y la autoestima, facilitadores del proceso de desarrollo de la resiliencia. Además, manifiestan sentir orgullo por lo que la entrevista les permitió analizar, como por ejemplo los avances en sus procesos. Esta conversación les aportó un espacio reflexivo en dónde posicionarse en el pasado y mirar lo que a la fecha han logrado obtener y mejorar, valorándolo como un espacio de intervención de cara a la infracción de ley adolescente y a su futura reinserción social.

Discusión

Para los adolescentes que formaron parte del sistema de bienestar infantil y luego fueron condenados en el sistema de justicia adolescente, los aspectos que han favorecido el desarrollo de resiliencia son los implícitos al proceso de intervención, principalmente del sistema de justicia adolescente. Estos aspectos se inician por la reflexión sobre las causas de sus problemas, donde los participantes identificaron las experiencias adversas en su infancia, el consumo de drogas y la relación con pares antisociales (Grogan-Kaylor et al. 2008; Farrington 1995; Fréchette y LeBlanc 1998; Loeber y Stouthamer-Loeber 1998; Moffitt 1993; Sampson y Laub 2005; Herz, Ryan y Bilchik 2010). Esta reflexión pretende ser crítica, ya que allí se genera un cambio personal, pues les permite aprender sobre qué evitar en el futuro y situar sus fallos en un contexto personal y social, en lugar de atribuir el origen del problema a fallos o déficits implícitos en su personalidad o genética (Gergen 1997). Esta atribución de significado es importante para poder fortalecer de forma narrativa las bases de su eficacia, autoestima y proyectos de vida.

La resiliencia personal se vincula a la apreciación personal de sí mismos y a los procesos de aprendizaje para el desarrollo de habilidades sociales y de regulación emocional. Estos procesos reflexivos sobre la identidad y la inteligencia emocional son parte de los programas de intervención en el sistema de justicia y contribuyen a la posibilidad de reinsertarse a la sociedad de manera prosocial y adaptativa (Afifi y Macmillan 2011; Gartland et al. 2019; Heller et al. 1999; Luthar, Crossman y Small 2015; Masten y Barnes 2018; Werner 2013).

En relación con el contexto social e institucional, los adolescentes valoraron positivamente el desarrollo de factores protectores en el proceso de intervención. Estos factores son parte del proceso de mejora en su calidad de vida y de adaptación social, y están ligados al desarrollo de una vida saludable y al apoyo familiar actual (Masten y Coatsworth 1998; Pellegrini 1990; Cicchetti y Toth 2016).

En general, los adolescentes otorgan a ambos sistemas significados de fortalecimiento de sus recursos personales y familiares. Sin embargo, la importancia del sistema de justicia adolescente para fortalecer su resiliencia a lo largo de la vida es mayor. Desde la perspectiva de los entrevistados, esto se presenta porque el sistema de justicia hace más hincapié en el logro de las tareas propias de su etapa de desarrollo evolutivo, vinculadas principalmente a un proyecto de vida alternativo a lo delictivo y basada en la continuación de estudios e inserción laboral. Estos ámbitos que también se ven reflejados en la literatura sobre resiliencia juvenil (Luthar 2006; Masten y Powell 2003; Yates y Gray 2012).

Por el contrario, durante la intervención en el sistema de bienestar infantil, no se logra reconocer la situación que los lleva a requerirlo, lo que los convierte en actores pasivos (Isacovich y Grienberg 2020). Los entrevistados aluden a que sus problemas provenían de sus entornos familiares y de situaciones de vulneración, pero fueron solo ellos los “intervenidos”. Esto hace necesario explorar a su vez las variables de intervención de apoyo social extenso (Borman y Overman 2004; Downie et al. 2010; Graham-Bermann et al. 2009; Luthar et al. 2015).

Los niños y adolescentes dan un valor central a las relaciones confiables, sólidas y duraderas con trabajadores leales y se reconoce el valor terapéutico de tales relaciones para promover la seguridad y el bienestar (Duppong et al. 2017; Schofield, Larsson y Ward 2017). Diversas investigaciones dan cuenta de que las relaciones positivas entre los jóvenes y los profesionales del sistema de justicia son un marcador fundamental de calidad de los programas de intervención y prevención (Moore et al. 2018). Por ejemplo, Zegers et al. (2006) argumentan que la alianza con un miembro del personal y la creación de una relación de confianza es el principio base seguro en las experiencias institucionales, que se convierten en un modelo para futuras relaciones sanas.

A pesar de estas valoraciones positivas, los sistemas de bienestar y de justicia no son considerados espacios de apoyo y fomento de la autonomía individual. Los participantes subrayaron que el desconocimiento de los objetivos del sistema de bienestar infantil les obstaculizó su adherencia a los programas de apoyo. En el caso del sistema de justicia, el obstáculo principal para el cambio fue la falta de libertad y de espacios en el medio libre. Por lo anterior, las intervenciones sociales e institucionales con adolescentes que presentan trayectorias en el sistema de protección y posteriormente desarrollan conductas transgresoras deben ir más allá de la mera transmisión de conocimientos y competencias. Deben adoptar una postura más reflexiva para que los participantes puedan analizar críticamente sus historias de vida e identificar las áreas de crecimiento personal en las cuales necesitan desarrollar nuevas habilidades a partir de (o en respuesta a) sus experiencias personales.

Por otro lado, es importante desatacar que los factores que promueven el desarrollo de los procesos de resiliencia no se sitúan solo a nivel individual, sino también contextual y social. Esto se apoya en lo referido por Masten y Obradovic (2006), quienes elaboran un modelo ecosistémico de resiliencia humana, siguiendo los postulados de la teoría de Bronfenbrenner (1987). El modelo ecosistémico aporta una serie de elementos relevantes en la construcción de las capacidades resilientes, tales como el apego seguro, el sistema familiar, los grupos de pares o iguales o la propia cultura y la sociedad, elementos que se propugnan como potenciadores de la resiliencia de una persona.

Conclusiones

Los resultados y análisis obtenidos a partir de las entrevistas entregan una descripción clara de cómo los adolescentes del sistema de justicia que presentan una trayectoria en el sistema de bienestar infantil chileno logran identificar en sus trayectorias de vidas, no solo los factores de riesgo, vivencias de experiencias adversas y vulneraciones que los condujeron a iniciar una trayectoria desadaptativa, sino también los cambios y mejoras de sus respuestas a sus experiencias adversas. Su trayectoria institucional y, sobre todo, su paso por el sistema de justicia les ha apoyado en la reflexión y el fortalecimiento de recursos y habilidades para la conformación y consolidación de un proyecto de vida prosocial y adaptativo (Rutter 1985; Luthar 2006; Yates y Gray 2012).

Los resultados obtenidos de esta investigación coinciden con otras investigaciones realizadas en esta materia y grupo etario. Específicamente, Daining y DePanfilis (2007) reportan que los aspectos más relevantes para fomentar la resiliencia en esta población son la educación, el empleo o inserción laboral, y la reducción y posible eliminación del consumo de drogas y actividad delictiva. Jones (2012) y Yates y Gray (2012), a su vez, sostienen que no solo los factores externos contribuyen a una mayor resiliencia en esta población, sino también factores internos como el optimismo y el deseo de una vida autónoma, autoestima y salud mental. Estos son dominios que se observan claramente en los relatos de los jóvenes entrevistados.

Es importante reforzar la idea de la necesidad de trabajar la resiliencia no solo desde lo individual, sino también desde las posibilidades que ofrece el entorno y los contextos (Schwarz 2018). Así, la resiliencia desde una concepción ecosistémica transciende los límites de una concepción individualista y abre un nuevo foco de atención hacia la cultura, la comunidad y las relaciones socioeducativas (Ruiz-Román, Juárez Pérez-Cea y Molina Cuesta 2020).

Limitaciones y futuras líneas de investigación

La primera limitación de esta investigación es que la información obtenida y posterior análisis son solo de adolescentes de la región de los Ríos, en Chile, por lo que no sería representativo de las trayectorias a nivel nacional. Una segunda limitación es que la muestra no contó con identidades de género diversas, lo que dificulta la aparición de hallazgos desde una mirada más amplia en relación con el género, enriqueciendo la reflexión y comprensión de jóvenes que presentan este tipo de trayectorias de vida.

En consecuencia, es necesario continuar esta línea de investigación para generar elementos teóricos y empíricos que fortalezcan el desarrollo de una mayor resiliencia personal, social e institucional dentro de los marcos de intervención de los programas que existen actualmente en Chile, así como de una mayor profundización en instancias preventivas con una mirada ecosistémica. Esto se ha destacado en diversas investigaciones en las últimas décadas (Grogan-Kaylor et al. 2008; Herz, Ryan y Bilchik 2010).

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* Este trabajo fue realizado en el marco de los estudios doctorales del primer autor. Cuenta con aprobación del Comité de Ética de la Universidad Loyola Andalucía (España) y con los respectivos asentimientos y consentimientos informados de los adolescentes y adultos responsables. Todos los autores participaron en la escritura del artículo.

Cómo citar: Zambrano Viviana, Marco Gemignani, Gloria Fernández-Pacheco y Lucia Ergas Anwandter. 2024. “Resiliencia en adolescentes infractores con trayectorias en los sistemas chilenos de bienestar infantil y de justicia adolescente”. Revista de Estudios Sociales 88: 59-78. https://doi.org/10.7440/res88.2024.04

1 Modismo chileno, utilizado en el lenguaje coloquial y/o cotidiano.

Recibido: 13 de Mayo de 2023; Aprobado: 25 de Septiembre de 2023

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