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Acta Colombiana de Psicología

Print version ISSN 0123-9155

Act.Colom.Psicol. vol.9 no.2 Bogotá July/Dec. 2006

 

ARTÍCULO

RELACIONES MARITALES, RELACIONES PATERNAS Y SU INFLUENCIA EN EL AJUSTE PSICOLÓGICO DE LOS HIJOS1

MARITAL AND PARENTAL RELATIONSHIPS AND THEIR INFLUENCE ON THE PSYCHOLOGICAL ADJUSTMENT OF CHILDREN

VICTORIA EUGENIA CABRERA GARCÍAa, IVÓN PAOLA GUEVARA MARÍNb Y FERNANDO BARRERA CURREAc
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES Y UNIVERSIDAD DE LA SABANA

Recibido, julio 14/2006
Concepto evaluación, septiembre 22/2006
Aceptado, noviembre 30/2006

a Docente Investigadora Universidad de La Sabana.
bvictoria.cabrera@unisabana.edu.co.
b Investigadora. Profesora Catedrática Universidad de La Sabana. ivon.guevara@unisabana.edu.co.
c Docente Investigador Universidad de Los Andes. bfebarrer@uniandes.edu.co.

Resumen

El propósito de esta investigación fue conocer si las características de las funciones de esposos y padres contribuyen al ajuste psicológico de los hijos. Se buscó indagar si el ejercicio de ciertas prácticas paternas contribuye a la aparición o no de conductas de ajuste. En esta investigación se contó con una muestra de 256 familias conformadas por papá, mamá y un hijo entre 12 y 18 años. Los resultados encontrados muestran que las funciones de esposos y padres tales como la satisfacción marital, la satisfacción paterna, el conflicto marital y el estrés paterno son importantes en la explicación de la variabilidad de las conductas de ajuste psicológico de los hijos. Así mismo, el apoyo dado a los hijos, el monitoreo de sus actividades, el control psicológico y el trato rudo contribuyen a la aparición de conductas de ajuste y desajuste psicológico.

Palabras clave: relaciones maritales, relaciones padreshijos, prácticas paternales, ajuste psicológico, adolescentes.


Abstract

The purpose of this research was to inquire to what extend the functioning characteristics of couples both in their role as partners and parents contribute to the psychological adjustment of their children. The study aimed to establish if the exercise of certain rearing practices contributes to the development of adjustment behaviors. This research was carried out with a sample of 256 families constituted by both parents and a child between the ages of 12 and 18 years old. Results reveal that certain characteristics of couples’ functioning such as marital satisfaction, parental satisfaction, marital conflict and parental stress, are important to explain the variability of psychologically adjusted behaviors in their children. Likewise, the type of support given to children, the monitoring of their activities, the psychological control and the harsh parenting, do contribute to the development of either adjustment behaviors or psychological imbalance.

Key words: marital relationships, parentchild relationships, parental practices, psychological adjustment, adolescents.


Introducción

Durante los últimos años y décadas el tema de las relaciones entre esposos, las relaciones entre padres e hijos y la influencia de éstas sobre las características de los hijos han tomado gran importancia en las investigaciones de la psicología (Collins, Maccoby, Steinberg, Hetherington, y Bornstein, 2000; Maccoby y Martin, 1983; Cummings y Davies, 1994; Wilson y Gottman, 1995; Kerig, 1998; O’leary y Vidair, 2005).

Los padres son los principales y más influyentes agentes de socialización en la vida de los hijos. Por lo tanto, juegan un papel crucial en el desarrollo social de los hijos y su papel se extiende a lo largo de toda su vida (Baumrind, 1991; Steinberg, Lamborn, Dornbosch, y Darling, 1992).

Las funciones de esposos y padres, como la calidad de su relación y la satisfacción de estar juntos, también pueden ser factores contribuyentes al ajuste psicológico de los hijos. De igual manera, los conflictos que enfrentan los padres diariamente y el estrés experimentado debido a funciones relacionadas con la crianza pueden influir sobre las características de los hijos. Estas relaciones se describen a continuación.

Las funciones de esposos y padres

Satisfacción Marital y Paterna

Los términos satisfacción marital y calidad marital se han utilizado como equivalentes; Kurdek (1996) define la calidad marital como la satisfacción global con el subsistema, específicamente con la relación con el compañero o la compañera. De acuerdo con Kerig, Cowan y Cowan (1993), la satisfacción marital está dada por el nivel de acuerdo que exista entre esposo y esposa. Erel y Burman (1995) ofrecen una descripción operacional de calidad marital en términos de satisfacción, conflicto abierto y alianza marital. La satisfacción marital se refiere “al gusto que manifiestan los esposos con la relación, a la comunicación de pareja y a las expectativas con respecto a la relación marital, al afecto recibido y a la empatía” (Barrera, 2002, p.14).

Erel y Burman (1995) enumeran seis conceptos definitorios de la calidad paterna: la satisfacción, la calidad global, la consistencia entre padres, el control encubierto, la disciplina y la consistencia en las normas de cada padre. Kurdek (1996) entiende la satisfacción paterna como el grado de gusto que los padres manifiestan en su relación con sus hijos, la satisfacción con su rol como padre o madre y la satisfacción con el trabajo que hacen como papá y como mamá.

Por su parte, Rogers y White (1998) definen la satisfacción paterna como el grado de felicidad que experimentan los padres en la relación con sus hijos. El cuidado, el contacto físico y la cercanía emocional a los hijos se pueden incluir en esta definición. Los padres que no experimentan satisfacción en los anteriores aspectos pueden estar viviendo conflictos.

Conflicto marital

Algunos autores consideran necesario el conflicto, porque lo entienden como un factor de crecimiento, cuya resolución implica un trabajo orientado a la obtención de un nuevo equilibrio más estable y superior que el anterior. Incluso lo consideran como necesario para la dinámica de la pareja, y adecuado para los niños, quienes a través de la observación de estrategias de manejo dentro del desacuerdo pueden aprender habilidades y estrategias para la resolución de sus propios conflictos (Grych y Fincham, 1993; Cummings y Cummings, 1998). El conflicto marital se puede definir como el uso por parte de los esposos de agresiones a la pareja y métodos aversivos (Jouriles, Barling y O’leary, 1987) tales como el maltrato físico o el maltrato verbal. También se entiende como conflicto la incompatibilidad en las metas o intereses entre los miembros de la pareja manifestada en la reciprocidad negativa en la comunicación del afecto (Wilson y Gottman, 1995).

El estudio de Davies y Lindsay (2004) evaluó la relación entre el conflicto marital y los síntomas de ajuste psicológico de los adolescentes. Encontraron que el conflicto se relacionó significativamente con los problemas internalizantes y externalizantes en los adolescentes, tanto en su reporte como en el de las madres. Ese estudio no incluyó el estrés paterno.

Grych y Fincham (1993), por su parte, encontraron que a mayor percepción de hostilidad entre los padres, los hijos tienen más probabilidad de expresar síntomas depresivos o ansiosos (internalizantes) (Harold y Conger, 1997).

Estrés Paterno

Los conflictos originan diferentes niveles de estrés en los miembros de la pareja, y entre ellos se encuentran las dificultades generadas en las relaciones entre padres e hijos que pueden producir estrés en los padres, y obstaculizar y afectar el ejercicio adecuado de la educación de los hijos.

De acuerdo con Abidin (1995) cuando se presentan altos valores de estrés paterno, sumados a las dificultades que puede presentar el hijo y a la interacción disfuncional entre padre e hijo, se da un aumento de comportamientos autoritarios y consecuentemente un impacto negativo y directo del estrés sobre el hijo, lo que trae como consecuencia el incremento de problemas de ajuste en los menores (Abidin, 1992, citado por DeaterDeckard y Scarr, 1996). Abidin (1995) afirma que la riqueza o escasez de recursos personales disponibles para manejar la paternidad juega un papel central en el comportamiento del padre y en el manejo del estrés paterno. Lazarus y Launier (1978) han enfatizado en la importancia de reconocer el impacto de factores como los quehaceres diarios, porque una acumulación de estos eventos estresantes menores puede llevar a interacciones paternales aversivas.

Cuando los padres se centran en sus problemas maritales y paternales pueden ejercer inconsistentemente las prácticas paternas:

Prácticas Paternales

Las similitudes y acuerdos entre diferentes estudios (Barrera, 2002; Crouter y Head, 2002; Maccoby y Martin, 1983; Wilson y Gottman, 1995) dan apoyo a la categorización de los estilos de crianza de Baumrind (1991). Éstos se conciben como un conjunto de actitudes comunicadas a los hijos, que crean, en su totalidad, un clima emocional que facilita el bienestar y desarrollo de los mismos (Steinberg, Lamborn, Dornbusch y Darling, 1992).

Las prácticas paternales permiten examinar las formas como la interacción entre padres e hijos influencia el desarrollo de niños y adolescentes. El apoyo y el control paternos son dos categorías o constructos comunes en estos estudios (Schaefer, 1965; Darling & Steinberg, 1993). El estudio de Pettit, Bates y Dodge (1997) muestra que el ejercicio de diferentes prácticas paternas se asocia con diferentes tipos de características en los hijos. Las prácticas paternas son punitivas originaron problemas de ajuste en los hijos, mientras que las prácticas paternas son de apoyo a los hijos contribuyen a su ajuste psicológico. Las prácticas paternas es contempladas en este estudio son las siguientes:

Monitoreo. Las investigaciones han encontrado que diversos tipos de control que los padres ejercen con sus hijos pueden traer consecuencias negativas o positivas en los comportamientos de los mismos. Una manera positiva de ejercer control es conocer las actividades de los hijos cuando no están a la vista. Stattin y Kerr (2000) conciben este concepto como el conocimiento de los padres acerca de las actividades de sus hijos fuera del hogar. La mayoría de las mediciones del monitoreo paterno se centran el conocimiento que tienen los padres de las actividades del hijo. Este conocimiento se da por el esfuerzo de los padres de solicitar y controlar lo que hacen sus hijos y porque estos últimos también comparten información sobre sus actividades voluntariamente. Fletcher, Steinberg y WilliamsWheeler (2004) encontraron que el apoyo que se da a los hijos, el control y el monitoreo son los mejores predictores de los problemas de conducta de los adolescentes.

Apoyo o aceptación. Tanto para Baumrind (1966, 1991) como para Rolling y Thomas (1979) y muchos otros investigadores en el área, en la dimensión de apoyo se agrupan los comportamientos paternos de comprensión, aceptación, respaldo y respuesta ante las necesidades y demandas de los hijos. Otros términos con el mismo sentido que se encuentran en la literatura son apoyo emocional, calidez, aceptación, y receptividad. (Maccoby y Martin, 1983).

Según Rohner (2004), la aceptación paterna se caracteriza por relaciones afectuosas entre padres e hijos reflejadas en las conductas físicas, verbales y simbólicas que los padres usan y a su vez son percibidas por sus hijos como expresiones de sentimientos y conductas de afecto.

Continuando una larga tradición teórica, Fletcher, Steinberg y WilliamsWheeler (2004) definieron el apoyo paterno como una característica de los padres que son afectuosos con los hijos y quienes responden a sus necesidades y se involucran en la relación con ellos.

En muchas situaciones de la vida, sobre todo en las difíciles, los seres humanos buscan a diferentes personas que les puedan ofrecer apoyo y que los acepten en su dificultad. Son principalmente los padres quienes deben ofrecer a los hijos esa ayuda incondicional y así hacerlos sentir cómodos para evitar problemas de conducta, ansiedad y depresión.

Control psicológico. Desde la perspectiva de las prácticas de impacto negativo que pueden observarse en las familias, se ha estudiado el control psicológico. Este concepto se refiere a patrones manipuladores de comportamiento paterno que inhiben el desarrollo psicológico del niño y su individualización por acción de la condicionalidad del afecto (Barber, 1996; Barber, Stolz, Olsen y Maughan, 2003). Los padres que ejercen esta práctica paterna restringen el funcionamiento autónomo del hijo con interacciones asfixiantes y agobiantes, amenazan al hijo con el retiro del afecto e intentan controlar su mundo psicológico. Además, estos padres manipulan sus emociones, sus juicios son denigrantes y sus gratificaciones excesivas, les limitan el descubrimiento de sí mismos, fomentan la ansiedad y la falta de confianza e iniciativa (Barber, 2002; López y Little, 1996).

Schaefer (1965) fue pionero en la formulación de este concepto, y posteriormente Barber (1992, 1996) ha aportado elaboraciones más recientes de la distinción operacional entre el control psicológico y el monitoreo. La esencia de la distinción es que el monitoreo refleja el esfuerzo de los padres por conocer las actividades de los hijos y estar pendientes de ellas a través de la supervisión, y en el control psicológico, por el contrario, los padres emanan una serie de comportamientos que tienen como propósito inhibir el desarrollo autónomo y psicológico del niño, mantener al niño dependiente de sus padres y pretenden conservar el poder en la relación con su hijos (Pettit y Laird, 2002).

Trato rudo. Esta es otra de las prácticas negativas o coercitivas y consiste en el uso de golpes en el cuerpo. De hecho, ha sido una práctica paterna utilizada de manera general en todas las épocas. Para algunos padres es aborrecida mientras que para otros puede llegar a ser una estrategia predilecta para controlar el comportamiento.

En el estudio de Simon, Whitbeck, Conger y Chyiin (1991) se utilizó el constructo de trato rudo definido como como las acciones consistentes en gritar, pegar, dar palmadas o bofetadas, empujar, pegar con la correa o algo parecido y amenazar constantemente al hijo.

Pinderhughes, Dodge, Bates, Pettit y Zelli (2000) mencionan que algunos autores han encontrado que el trato rudo contribuye al desarrollo de la conducta antisocial en los niños. Estos investigadores también encontraron que el nivel de estrés de los padres está relacionado con el trato rudo que éstos ofrecen a sus hijos.

Ajuste psicológico de los hijos

La relación marital y la relación de padres afectan los comportamientos y las características de los hijos, entre otras el ajuste psicológico (Rogers y White, 1998; Bradbury, Fincham y Beach, 2000; Feldman, Wentzel, Weiberger y Munson, 1990). Las publicaciones sobre ajuste psicológico más frecuentes se acogen al modelo conceptual de Achenbach. El ajuste psicológico es una expresión clínica que denota aspectos de disfunción psicológica y de salud mental con dos dimensiones que se exponen a continuación (Achenbah y Rescola 2001):

Categorías de ajuste: conductas internalizantes, externalizantes

Achenbah y Rescola (2001) concretan la noción de ajuste en términos de bajos niveles de conductas “internalizantes” y “externalizantes”. La primera de estas dimensiones se refiere a problemas de conducta internos como los de ansiedad y de depresión que implican sentimientos de soledad, temor, inferioridad, culpa, tristeza, desconfianza, angustia y neuroticismo, que afectan a sí mismo. La segunda se refiere a problemas de conducta que afectan a otros, tales como, a) el rompimiento de normas que incluye conductas vandálicas como robar, escaparse de casa, meterse en problemas, hacer trampa, mentir, ausencia de sentimientos de culpa y rechazo de la autoridad y de normas sociales, y b) la agresión, entendida como ejercer conducta antisocial, discutir con vehemencia, exigir mucha atención, agredir, chillar, amenazar, fastidiar, ser irritable, envidioso, desobediente y tirano, por ejemplo.

Las investigaciones revisadas demuestran asociaciones entre características de los esposos y padres y el ajuste de los hijos. Sin embargo, no se conocen estudios que incluyan simultáneamente la satisfacción marital y la satisfacción paterno, el conflicto y el estrés paterno como posibles predictoras del ajuste psicológico.

En Colombia, Ballesteros (1995) ha estudiado una de estas características, el conflicto entre padres, y encontró que éste genera en los hijos conductas de ansiedad, temor y enojo, que llevan al hijo a reaccionar con comportamientos que pueden ser adaptativos o desadaptativos, tanto de tipo internalizado como externalizado.

Teniendo en cuenta esta revisión teórica y empírica, las preguntas que guiaron el estudio son: ¿Se relacionan las características de las funciones de esposos y padres con el ajuste psicológico de los hijos y con las prácticas paternales?, ¿Se relacionan las prácticas paternales con el ajuste psicológico?, ¿Cuál es la proporción de la explicación de la variabilidad de las características de las funciones de esposos y padres en el ajuste psicológico de los hijos? ¿Cuál es la proporción de la explicación de la variabilidad de las prácticas paternales en forma conjunta en el ajuste psicológico de los hijos?

Método

Tipo de investigación

Este estudio es de tipo descriptivo correlacional.

Participantes

Se contó con una muestra de 256 familias conformadas por papá (edad entre 28 y 65 M=47 y DS=7,4) y mamá (edad entre 27 y 60 M=43 y DS=6,70) y un hijo biológico con edades entre 12 y 18 años. Las familias eran habitantes de Bogotá, procedentes de cualquier región del país. El 44% (114) de los adolescentes era del sexo femenino y el 55% (141) de sexo masculino.

Procedimiento

Se llevaron a cabo los siguientes pasos:

1. Un grupo de estudiantes de psicología de la Universidad de La Sabana fueron entrenados para aplicar los cuestionarios. Debían entrevistar a las familias y desplazarse hasta las residencias para obtener la información. Se contó con el reporte de los padres en las variables relacionadas con las características de las funciones de esposos y padres, las prácticas paternals (excepto el control psicológico) y las características de ajuste psicológico de los hijos. Se contó con el reporte de los hijos en la evaluación del conflicto marital, prácticas paternales y ajuste psicológico.

2. La participación de los adolescentes y los padres fue voluntaria, lograda a través del contacto directo con ellos. Las familias fueron contactadas por vía telefónica o personal. Las entrevistas se realizaron por separado y en momentos diferentes a cada uno de los integrantes de la familia, previa concertación de una cita. Se firmó el consentimiento informado y se registró su número telefónico para verificar cualquier información necesaria.

Instrumentos

Se diseñó un cuestionario que recogía información sobre edad de los padres, número de hijos, edades de éstos y otras características demográficas:

Satisfacción marital: escala de Relaciones Maritales (Barrera, 2002) que consta de ocho preguntas que se refieren a la satisfacción con la relación, como: “Mi relación de pareja es tan agradable como yo esperaba”, con escala de 1=nunca a 5=siempre, (α=,74 en la versión para papás y 0,88 en la versión de mamás).

Satisfacción paternal: escala de cinco preguntas de Rogers y White (1998); a los padres se les preguntó acerca de si “la relación con su hijo es”: Muy feliz=3, algo feliz=2, no muy feliz=1. α=0,87 papás y mamás 0,91.

Conflicto marital: el CPIC (Percepción del niño del conflicto entre padres) de Grych, Seid y Fincham (1992) compuesto por nueve preguntas. α=0,85 papás, 0,81 mamás y 0,66 hijos. Por ejemplo: "mis papás se ponen muy agresivos cuando pelean". Escala de 1=en desacuerdo a 5=de acuerdo. Contestado por padres e hijos.

La prueba que se usó para medir el estrés paternal fue el Índice de Estrés Paternalforma corta (PSI/SF) de Abidin (1995). Las preguntas son del estilo de: “Me siento atrapado por mis responsabilidades como padre” y se califican con una escala de Likert de 1 (total desacuerdo) a 5 (total acuerdo). Altos puntajes en esta escala indican altos niveles de estrés paternal. (α=,87 papás y ,86 mamás).

Prácticas paternales

Apoyo o aceptación, la versión reducida del Cuestionario de AceptaciónRechazo de PARQ (Rohner, 1991), con 17 preguntas sobre los comportamientos de padres y madres que expresan fundamentalmente afecto, satisfacción y valoración hacia sus hijos. Por ejemplo, “mi papá dice cosas buenas sobre mí”, y la correspondiente versión para padres. Se puntúa en valores de 1 a 5 donde 1 indica total desacuerdo y 5 total acuerdo; (α=0,86 para papás, para mamás es 0,82, y para hijos 0,92).

Monitoreo con una escala de nueve ítems sobre conocimiento de los padres sobre las conductas de los hijos (Stattin y Kerr, 2000). Ejemplo: “Mis padres saben quienes son mis amigos”, y la correspondiente versión para padres, en una escala de 1= no sabe, a 5 =sabe mucho (α=0,91 para papás, 0,90 mamás y 0,88 hijos).

Control psicológico: la escala de autoreporte de los jóvenes de Barber, 1996. Ejemplo: “Mi padre o madre trata de cambiar mis pensamientos acerca de...” en un rango de 1=nunca, a 5=siempre. α=,74. Estas preguntas sólo las respondieron los hijos.

Trato rudo con Harsh Discipline Scale (Straus y cols. 1980). Compuesto por ocho preguntas como: “cuando te equivocas, ¿con qué frecuencia tu mamá te pega o te da palmadas?” y la correspondiente versión para padres. Se responde en una escala de 1=nunca, 5 = siempre (α=0,86 para madres, α=0,83 padres e hijos 0,87).

Finalmente, se evaluó ajuste psicológico con el Child Behavior Checklist (CBCL; Achenbach, 2001). Este instrumento evalúa conductas internalizantes con preguntas como “Me siento despreciable o inferior” y se responde con valores de 0=no es cierto, 1=algunas veces es cierto y 2=es cierto. α=0,70 papás, mamás 0,72 e hijos 0,67, y conductas externalizantes con preguntas como: "Miento o hago fraude". Para las conductas externalizantes se midieron la agresión (α=0,83 papás, 0,84 mamás y 0,81 hijos) y la ruptura de normas (α=0,78 papás, 0,81 mamás y 0,76 hijos).

Con el propósito de evitar neutralizar el efecto de la posible deseabilidad social y de tener un espectro más amplio de algunas variables de este estudio, se obtuvo también el reporte de los hijos en un cuestionario específico. Esto contribuyó a solucionar el problema de la varianza del método que se origina cuando sólo se cuenta con un informante, de manera que se pueden inflar o exagerar las asociaciones entre las variables porque los padres pueden sobreestimar sus características y comportamientos (Simons, Whitbeck, Conger y Chyiin, 1991; Straus, Gelles y Steinmetz, 1980). Al tener en cuenta a los tres informantes, papá, mamá e hijo, se atenúan las asociaciones entre las variables.

De acuerdo con lo anterior y debido a las correlaciones significativas entre los reportes de papás, mamás e hijos en las diferentes variables, se decidió obtener un sólo indicador en cada una de las variables de esta investigación. Esto quiere decir que se calcularon “agregados” de las tres versiones promediando los valores de los tres informantes para cada variable. De esa manera se simplificó el número de cálculos y se evitó la probabilidad de error en la decisión estadística.

Resultados

Los resultados se analizaron teniendo en cuenta una estadística correlacional y de análisis de regresión múltiple.

Análisis preliminares

En primera instancia, se analizaron los estadísticos descriptivos de cada una de las variables incluidas en este estudio. Veánse las tablas 1, 2 y 3.

Respecto a las características de las funciones de padres y esposos, las medias de las versiones de los papás y las mamás muestran medidas cercanas en la satisfacción marital y paternal en el conflicto y en el nivel de estrés.

En relación con el conflicto, los hijos perciben un nivel un poco más alto de conflicto marital que el que perciben los padres.

En cuanto a las prácticas paternales, las mamás reportan un nivel más alto de monitoreo que los padres, y aceptan y apoyan más a sus hijos en comparación con ellos. De igual forma, los hijos también perciben que sus madres están más pendientes de sus actividades que sus padres, y la aceptación o apoyo que reciben de sus ellas es un poco más alto que el de sus papás.

En el control psicológico y en el trato rudo se encontraron medias cercanas en las medidas de la percepción de los hijos y la de los padres, como se ve en la Tabla 2.

En las características de los hijos, tanto en conductas internalizantes (ansiedad/depresión) como en externalizantes (agresión y ruptura de normas), los hijos reportan más alto nivel en cada una de estas escalas en comparación con la percepción de los padres.

En los reportes de padres y madres acerca de estas características de sus hijos se obtuvieron medias con valores cercanos. Las adolescentes reportan medias que expresan una tendencia más alta a la ansiedad/depresión que los adolescentes y éstos reportan promedios más altos en la tendencia a ser agresivos y a romper normas que las hijas.

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Relaciones entre las características de las funciones de padres y esposos y el ajuste psicológico de los hijos

Las asociaciones entre las funciones de esposos y de padres como la satisfacción marital correlaciona negativa y significativamente con las conductas externalizantes (agresión y ruptura de normas) en las versiones de los padres y las madres. Niveles altos de satisfacción con la relación de pareja se asocian significativamente con bajos niveles de conflicto marital en versiones de papás y mamás y con bajos niveles de estrés paternal. En las versiones de padres y madres, la satisfacción paternal no correlaciona significativamente con las características de ajuste psicológico de los hijos (conductas internalizantes y externalizantes), pero sí lo hace, y en dirección inversa, con el estrés que experimentan los padres en las actividades de su rol.

El conflicto marital se asocia significativamente con ansiedad/depresión en la versión de las madres y con conductas externalizantes en ambas versiones. Es decir, a mayor conflicto entre la pareja, más ocurrencia de conductas ansiosas y depresivas (madres) y agresivas y de ruptura de normas en los hijos.

Según las versiones de los padres y las madres el estrés paternal se relaciona de manera positiva y significativa, tanto con conductas de ansiedad y depresión en los hijos, como con conductas asociadas con agresión y ruptura de normas. (Véase tabla 4).

Relaciones entre las características de las funciones de padres y esposos y las prácticas paternales

Varias de las características de las funciones de padres y esposos correlacionaron significativamente con las prácticas paternales. Los esposos y las esposas que experimentan alta satisfacción marital tienden a conocer mejor las actividades del hijo y a proporcionarle mayor apoyo y aceptación, y, en el caso de los papás, la satisfacción marital se asoció con el control psicológico en sentido negativo o inverso y en el caso de las mamás esta correlación no resultó significativa. Así mismo, las mujeres que dicen sentir alta satisfacción en su relación de pareja no tienden a tratar rudamente a sus hijos.

En la versión de los papás, la satisfacción paternal correlacionó significativamente con el monitoreo o supervisión; por lo tanto, es probable que cuando los padres se sienten satisfechos con su rol, están más pendientes de las actividades de sus hijos. Esto no se evidenció en el caso de las mamás.

Por otra parte, el conflicto marital y el estrés paternal en las dos versiones se asociaron en relación inversa con el monitoreo y con el apoyo dado a los hijos. En cambio, se asociaron positivamente con el control psicológico y el trato rudo. Los padres que reportan mayor conflicto marital y estrés paternal también reportan que están menos pendientes de las actividades del hijo, lo apoyan menos, tratan de manipularlo psicológicamente y lo tratan con más rudeza. (Véase tabla 5).

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Análisis de la importancia de las características de las funciones de esposos y padres en la explicación de las conductas internalizantes

Debido a las altas y significativas correlaciones de las características de las funciones de esposos y padres, se calcularon agregados como se explicó en la sección de método de este artículo. De esta forma se produjeron versiones agregadas para cada una de las satisfacciones marital y paterna, y para el estrés paterno, respectivamente, a partir de las versiones de papá y mamá. El agregado para el conflicto marital incluyó además la versión del hijo.

De igual forma, se calcularon agregados de las prácticas paternales teniendo en cuenta las versiones de los tres informantes, excepto en el control psicológico para el cual se incluyeron sólo las versiones de los hijos de ambos padres. Así mismo, se calcularon agregados con las versiones de los tres informantes para el ajuste psicológico, separadamente para las conductas internalizantes y las externalizantes.

Para conocer la explicación de la variabilidad del ajuste psicológico a partir de las funciones de esposos y padres, y las prácticas paternales, se calcularon análisis de regresión múltiple con método simultáneo de las variables agregadas.

Para la explicación de la variabilidad de las conductas internalizantes de los hijos el modelo de regresión compuesto por las satisfacciones marital y paternal, el conflicto marital y el estrés paterno dio cuenta del 34% de la varianza de esas conductas (F(4) = 8,85; p = 0,00). Las características de las funciones de esposos y padres que más pesaron en la explicación de las conductas internalizantes fueron en su orden, el estrés paterno (beta = 0,70, p = 0,00), la satisfacción paterna (beta = -0,23; p = 0,03), y el conflicto marital (beta = -0,37; p = 0,02). Es decir, las funciones de esposos y padres son importantes en la explicación de la variabilidad de las conductas internalizantes, siendo el mejor predictor el estrés paterno.

Análisis de la importancia de las prácticas paternales en la explicación de las conductas internalizantes

El modelo de explicación compuesto por las prácticas paternales dio cuenta de un 23% (F(4) = 6,61; p = 0,00) de la varianza de las conductas internalizantes. Fueron el control psicológico (beta = 0,30; p = 0,00) y el trato rudo (beta = 0,27; p = 0,01) las variables que más pesaron en la explicación de este modelo. Es decir, el monitoreo, la aceptación, el control psicológico y el trato rudo son prácticas paternales que explican la variabilidad de las conductas internalizantes en la adolescencia.

Análisis de la importancia de las características de las funciones de esposos y padres en la explicación de las conductas externalizantes

Para la explicación de las conductas externalizantes se examinaron también dos modelos. En el primer modelo, las características de las funciones de esposos y padres dieron cuenta del 43% (F(4) = 13,10; p = 0,00) de la varianza de las conductas externalizantes. Las características de las funciones de esposos y padres que más pesaron en la explicación de estas conductas fueron el estrés paterno (beta = 0,65; p = 0,00) y la satisfacción paterna con signo negativo (beta = -0,28; p = 0,00).

Análisis de la importancia de las prácticas paternales en la explicación de las conductas externalizantes

El segundo modelo estuvo compuesto por las prácticas paternales para la explicación de las conductas externalizantes. El modelo explica el 43% (F(4) = 16,28; p = 0,00) de la varianza de las conductas agresivas y de ruptura de normas de los hijos. Las prácticas que más pesaron en la explicación de estas conductas fueron el trato rudo (beta = 0,39; p = 0,00), el control psicológico (beta = 0,19; p = 0,03) y el monitoreo de las actividades del hijo con signo negativo (beta = -0,25; p =0,00).

Según los análisis reportados aquí, tanto las características de las funciones de esposos y padres como las prácticas que éstos ejercen con sus hijos explican de manera significativa las conductas ansiosas, depresivas y agresivas de los hijos, así como la tendencia a romper normas. Es de notar que son diversas las combinaciones de variables que prevalecen en la explicación de cada variable del ajuste psicológico.

Discusión

El propósito de este estudio era conocer si algunas características de la relación de los esposos y de la relación de los padres con sus hijos se relacionan con el ajuste psicológico de éstos, así como analizar la importancia de algunas prácticas que se ejercen en la explicación de las características de ajuste de los hijos.

Para cumplir con estos propósitos se examinó en primer lugar la asociación entre las características de la relación de los esposos y las prácticas paternales y de aquéllas con las características de ajuste psicológico de los hijos. También se calculó la asociación entre las prácticas paternales y las características de ajuste psicológico de los hijos.

Se examinó, de igual forma, el papel que desempeñan las características de la relación de los esposos, y las prácticas paternales en la explicación de las características de ajuste psicológico de los hijos, es decir, en las conductas internalizantes y externalizantes.

Las características de las funciones de esposos y padres y su relación con el ajuste psicológico de los hijos

La relación de esposos es un factor que influye positiva o negativamente en las características y comportamientos de los hijos. La satisfacción que experimentan los esposos con su relación de pareja se asoció negativamente sobre todo con la aparición de conductas externalizantes en los hijos. Si los papás y las mamás manifiestan estar contentos con su relación de esposos, esta satisfacción se verá reflejada en que sus hijos tendrán bajos niveles de conductas agresivas y de ruptura de normas (Feldman, Wentzel, Weinberger y Munson, 1990).

Esto lleva a reflexionar que las parejas que experimentan alta satisfacción marital tienden a tener hijos menos agresivos y con menos tendencia a romper normas en los diferentes contextos en que se desenvuelven.

La satisfacción paterna no mostró asociación con las conductas internalizantes y externalizantes de los hijos. Así mismo, no mostró asociación con la satisfacción marital en contraste con lo encontrado por Kurdek (1996), Erel y Burman (1995) y Kerig, Cowan y Cowan (1993), quienes explican que a mayores niveles de la calidad de la relación entre esposo y esposa, mayores niveles de calidad de la relación entre padres e hijos.

En cuanto al conflicto marital, se encontró que según la percepción de ambos padres, éste tiene incidencia en la manifestación de conductas externalizantes en los hijos, tanto de agresión como de ruptura de normas lo que coincide con los estudios previos (Grych & Fincham, 1993; Davies & Lindsay (2004); Kerig (1998); Cummings & Davies (1994); Ballesteros (1995) y Bradford, Barber, Olsen, Maughan, Ericsson, Ward & Stolz (2003).

Cuando los esposos tienen una relación conflictiva aumentan las probabilidades de que los hijos manifiesten problemas de conducta. Esta apreciación coincide con lo obtenido por Buehler, Anthony, Krishnakumar, Stone, Gerard, & Pemberton en 1997. Ellos encontraron que el conflicto marital se relacionó con problemas de conducta internalizantes y externalizantes.

Por otro lado, el conflicto marital y el estrés de los padres en las actividades de la crianza presentan bajos niveles de asociación con la satisfacción y el gusto en la relación de pareja, resultado que concuerda con los de Tschann, Flores, Pasch & VanOss Marin, (1999). De igual forma, se encontró que el estrés paterno es menor cuando los conflictos de pareja son bajos en frecuencia e intensidad o cuando se resuelven.

Las características de las funciones de esposos y padres y su relación con las prácticas paternales

En este estudio se comprobó que las características de la relación de pareja se relacionan con el ejercicio de prácticas paternales que pretenden educar a los hijos. Cuando los papás y las mamás manifiestan alta satisfacción con su relación de pareja tienden a estar más pendientes de las actividades de sus hijos, las conocen mejor. Esto sucede, de igual forma, con la aceptación y el apoyo que les manifiestan a sus hijos en las diferentes circunstancias de su vida. Los hijos se sienten más apoyados cuando sus padres se encuentran a gusto con su relación de pareja (Barrera, 2002).

La satisfacción marital en los padres no se asocia con el control psicológico. Esto no ocurre en el caso de las madres. De igual forma, las madres que manifiestan satisfacción con la relación con su esposo presentan bajos niveles de trato rudo. Esto no es evidente en el caso de los padres.

Los resultados permiten sugerir que cuando los papás experimentan satisfacción con el rol paterno, tienden a monitorear más las actividades de los hijos. Pero no sucede lo mismo con las madres. Además se evidencia que los hombres que tienen altos niveles de conflicto marital y se sienten estresados por su rol de padres, están poco pendientes de las actividades de sus hijos y los apoyan y aceptan menos que los que tienen bajos niveles de conflicto marital y estrés por su rol de padres. De igual forma, estos padres tienden a manipularlos psicológicamente, a inducirles culpa y a tratarlos con rudeza (Pettit, Bates y Dodge, 1997).

Factores explicativos de las conductas internalizantes

Con respecto a las conductas internalizantes, se encontró que las características de las funciones de esposos y padres tienen más importancia que las prácticas paternales en la explicación de la variabilidad de la ansiedad y la depresión de los hijos. Las que más contribuyen a la predicción de las conductas de ansiedad y depresión de los hijos son en orden de importancia el estrés paterno, la satisfacción paternal y el conflicto marital. Los resultados indican que los esposos con altos niveles de estrés por la educación de sus hijos y con una alta frecuencia de conflictos con su pareja, pueden generar en sus hijos problemas de ansiedad y conductas depresivas.

Este resultado contribuye a la generalización de los estudios de Cummings & Davies, 1994; Grych & Fincham, 1993; Bradford, Barber, Olsen, Maughan, Ericsson, Ward & Stolz, 2003; Davies & Lindsay, 2004; Ramírez, 2004, ahora en un contexto diferente al norteamericano.

Bajos niveles de satisfacción paternal propician en los hijos conductas de ansiedad y depresión. El control psicológico y el trato rudo fueron las prácticas que más explicaron estas conductas de los adolescentes. Los padres que manipulan psicológicamente a sus hijos, les inducen culpa y los tratan con rudeza, pueden tender a generar conductas ansiosas y depresivas. Varios informes de investigación realizados en otros países señalan que el control psicológico y el trato rudo generan en los hijos conductas ansiosas y depresivas (López y Little, 1996; Barber, 2002; Bradford, Barber, Olsen, Maughan, Ericsson, Ward y Stolz en 2003).

Factores relevantes en la explicación de las conductas externalizantes

Los resultados demuestran que tanto las características de las funciones de esposos y padres como las prácticas paternales tienen igual importancia en la explicación de las conductas externalizantes de los adolescentes.

El estrés y la satisfacción paternal son los que más explican las conductas agresivas y de ruptura de normas de los hijos (Abidin, 1992, 1995). A su vez, el control psicológico (Barber, 2002) y el trato rudo (Pinderhughes, Dodge, Bates, Pettit y Zelli, 2000) fueron las prácticas que más explicaron las conductas agresivas y de ruptura de normas de los adolescentes. Cuando los padres inducen culpa en los hijos, los manipulan psicológicamente y los tratan con rudeza propician la aparición de conductas externalizantes en ellos. Por el contrario, los padres que monitorean las actividades de los hijos y están pendientes de ellos reducen la aparición de conductas agresivas y de rompimiento de normas (Stattin y Kerr, 2000).

Conclusiones

Los modelos de regresión planteados para explicar las conductas internalizantes y externalizantes de los hijos fueron significativos. Se puede concluir que estas características son la satisfacción que se tenga por el hecho de ser padre; el estrés y el conflicto son factores que contribuyen a que los hijos desarrollen o no conductas de ansiedad y depresión.

Por otro lado, los padres que no inducen culpabilidad a sus hijos y no manipulan sus sentimientos, así como aquéllos que no los tratan con rudeza, contribuyen a que no se desarrollen comportamientos ansiosos y depresivos.

Los padres que reportan estrés en las actividades de la crianza pueden propiciar la aparición de conductas de agresión y de ruptura de normas en sus hijos. Las prácticas paternales que más explican las conductas agresivas y de rompimiento de normas son el trato rudo y el control psicológico, y no contribuye a la aparición de estas conductas el monitoreo.

Limitaciones y recomendaciones

Algunos puntos de reflexión que surgen de este trabajo podrían ser de utilidad para otras personas interesadas en investigar sobre este tema. Se sugiere adelantar estudios que evalúen las conductas internalizantes y externalizantes en otra tipología familiar.

También se sugiere, como lo hacen otros estudios (Achenbach, 2001), tener en cuenta los reportes de los profesores de los adolescentes con el fin de tener un espectro más amplio de las características de ansiedad, depresión, agresión y ruptura de normas de los adolescentes.

Sería interesante realizar estudios longitudinales que den cuenta de la aparición de características de ajuste psicológico en los adolescentes y establecer el porcentaje de variabilidad de las conductas internalizantes y externalizantes. Es importante generar proyectos que puedan responder a las necesidades de los padres acerca de su relación como esposos y la relación con sus hijos.

Así mismo, se deben generar programas que capaciten a los padres para que se sienten competentes en el ejercicio de su paternidad y maternidad, y así ejecuten prácticas paternales que contribuyan al ajuste psicológico de los hijos e inhiban aquéllas que no contribuyan con este ajuste.

De igual forma, contemplar en estos proyectos a los adolescentes para aplicar actividades paralelas entre padres e hijos, y se logre un consenso entre la manera como perciben tanto los unos como los otros, los fenómenos familiares.

1 Este estudio se hizo en el contexto de la línea Familia y Socialización de la Universidad de Los Andes y es el producto del trabajo de investigación de las dos primeras autoras. Los datos aquí reportados hacen parte de un estudio más amplio. Se da especial reconocimiento a la Universidad de La sabana por su colaboración y apoyo. ivon.guevara@unisabana.edu.co. Volver


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