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Acta Colombiana de Psicología

Print version ISSN 0123-9155

Act.Colom.Psicol. vol.11 no.1 Bogotá Jan./June 2008

 

ARTÍCULO

UNA TAXONOMÍA PARA EL ANÁLISIS DE DESCRIPCIONES PRE Y POST CONTACTO CON ARREGLOS CONTINGENCIALES

A TAXONOMY OF THE ANALYSIS OF PRE AND POST CONTINGENCY CONTACT DESCRIPTIONS

UMA TAXONOMIA PARA A ANÁLISE DE DESCRIÇÕES PRÉ E PÓS-CONTATO COM ARRANJOS CONTINGENCIAIS

GERARDO ORTIZ*
UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA-MÉXICO

ADRIANA GONZÁLEZ
UNIVERSIDAD MICHOACANA DE SAN NICOLÁS DE HIDALGO-MÉXICO

MELISSA ROSAS
INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE OCCIDENTE-MÉXICO

Recibido, marzo 14/2007
Concepto evaluación, marzo 13/2008
Aceptado, abril 11/2008

* Correspondencia: Centro de Estudios e Investigaciones en Comportamiento.C/ Francisco de Quevedo 180 Col. Arcos Vallarta Guadalajara, Jalisco 44130 México. +52 (33) 318180730 ext. 5815, oruga@cencar.udg.mx.


Resumen

Existen en la literatura suficientes datos para tratar de establecer diferencias funcionales entre instrucciones y reglas. En un intento para distinguirlos, el presente trabajo se basa en la idea de que, aun cuando instrucciones y reglas son descripciones de contingencias particulares, difieren en el momento, la fuente y su función en la adquisición y mantenimiento de conducta. Se asume que cualquier situación, tanto experimental como no experimental, está integrada por tres componentes: a) la situación de estímulo (SE), 2) la respuesta (R) del sujeto y, 3) las consecuencias de dicha respuesta (C). La descripción hecha acerca de cada uno de estos componentes puede poseer cuatro cualidades: a) presencia, b) relevancia, c) especificidad y, d) pertinencia. Dichas cualidades son inclusivas y los valores registrados para cada una de ellas son su valores opuestos (i.e. presencia-ausencia, relevante-irrelevante, genérico-específico, pertinente-no pertinente). Podemos identificar seis categorías para clasificar cualquier descripción, cuatro de ellas resultados de la combinación de los valores de las cualidades especificidad y pertinencia, una basada en la mención de elementos irrelevantes y, una sexta, basada en la falta de mención de cualquiera de los elementos. Esta propuesta puede constituir una herramienta útil para el estudio y análisis de descripciones contingenciales.

Palabras clave: Descripciones, arreglo contingencial, regla, instrucción, taxonomía.


Abstract

There is enough data in the literature to support an argument showing functional differences between instructions and rules. In an attempt to distinguish these elements, this paper presents the argument that even though instructions and rules are descriptions of particular contingencies, they differ in: a) the moment in which the subject describes the contingency, b) the description’s source, and c) their function in behaviour acquisition and maintenance. It can be assumed that any situation, both experimental and non-experimental, is made up of three components: 1) stimulus situation (SS), 2) subject’s response (R), and 3) response’s consequences (C). The description made about each component often possesses four qualities: a) presence, b) relevance, c) specificity, and d) pertinence. These qualities are inclusive and the registered values are the opposite sides of each one (i.e. presence-absence, relevant-irrelevant, generic-specific, pertinent-non pertinent). Should rules and instructions considered to be descriptions of a contingencial array, it would be necessary to have a taxonomy that allows analysis and qualification under similar assessment criteria. Any description can be classified into six identifiable categories; four of them, result from a combination of quality values (i.e. specificity and pertinence), the fifth is based on the mention of irrelevant elements, and the sixth is based on the non-mention of any of the elements: 1) Specific and pertinent (SP), 2) Specific and Non-Pertinent (SNP), 3) Generic and Pertinent (GP), 4 Generic and Non-pertinent (GNP), 5) Irrelevant (I), and 6) Absent (A). This proposal can constitute a useful tool for the study and analysis of contingencial descriptions (i.e. instructions and rules).

Key words: Descriptions, contingencial array, rule, instruction, taxonomy.


Resumo

Na literatura há suficientes dados para tratar de estabelecer diferenças funcionais entre instruções e regras. No intuito por distingui-los, este trabalho postula que, mesmo se e instruções e regras são descrições de contingências particulares, diferem no momento, na fonte e a sua função na aquisição e manutenção da conduta. Assume-se que qualquer situação, experimental ou não experimental, é integrada por três componentes: 1) a situação de estímulo (SE), 2) a resposta (R) do sujeito e 3) as conseqüências dessa resposta (C). A descrição de cada um destes componentes pode possuir quatro qualidades: presença, relevância, especificidade e pertinência. Estas qualidades são inclusivas, e os valores registrados para cada uma delas são os seus valores contrários (por exemplo, presença-ausência, relevância-irrelevância, genérico-específico, pertinente, não-pertinente). Se podem identificar seis categorias para classificar qualquer descrição: quatro são o resultado de combinar os valores das qualidades especificidade e pertinências a combinação, uma baseada na menção de elementos irrelevantes e outra fundada na falta de menção de qualquer um dos elementos. Esta proposta pode ser um instrumento útil para estudar e analisar descrições contingenciais.

Palavras-chave: descrições, arranjo contingencial, regra, instrução, taxonomia.


En el terreno del análisis experimental de la conducta ha existido interés por la identificación y definición de los componentes que estructuran un arreglo contingencial, así como por el esclarecimiento de sus funciones. En la investigación de la conducta humana se ha hecho énfasis en la distinción entre la conducta que es gobernada por reglas y aquélla que es moldeada por las contingencias (Skinner, 1966). Si bien esta distinción ha generado polémica (e.g. Baron y Galizio, 1983; Ribes, 2000), también ha promovido intentos de especificación y clasificación de los diferentes elementos, propiedades y cualidades que puede poseer la regla como fuente de control de la conducta, (e.g. Blakely y Schlinger, 1987; Catania, Shimoff y Matthews, 1989; Chase y Danforth, 1991; Goldiamond, 1966; Hayes, 1989; Michael, 1986; Peláez y Moreno, 1998; Trigo, Martínez y Moreno, 1995; Vaughan, 1989).

En términos generales, una regla se ha definido como la descripción de indicaciones respecto de las contingencias que enfrentará el individuo, en el sentido de la posibilidad de determinar con más o menos detalle las cualidades, características o circunstancias de dicha contingencia; incluye la relación entre la actividad del escucha y la conducta verbal del hablante, la cual le permite la posibilidad de describir la conducta que se espera del escucha así como el ambiente que la controla (Skinner, 1966; Andronis, 1991; Peláez y Moreno, 1998).

Distintos autores han propuesto la posibilidad de diferenciar tipos de reglas a partir del establecimiento de diferentes formas de taxonomía (e.g. Chase y Danforth, 1991; Hayes, 1989; Harzem, Lowe y Bagshaw, 1978; Peláez y Moreno, 1998; Ribes, 2000; Rosenfarb, Newland, Brannon y Howey, 1992; Trigo, Martínez y Moreno, 1995), en tanto que otros han considerado la posibilidad de distinguir entre dos formas diferentes de descripciones, reglas e instrucciones (e.g. Baron y Galizio, 1983; Catania, Shimoff y Matthews, 1989).

Chase y Danforth (1991), definen dos tipos de reglas: descriptivas y prescriptivas. Las reglas descriptivas especifican una relación entre eventos e implican una descripción de una generalidad, señalando el contacto de la conducta con la relación especificada. Las reglas prescriptivas, por su parte, describen una relación que debe o debiera ser, regulando la conducta del escucha que, a su vez, debe corresponder con la conducta especificada en la regla.

Desde la perspectiva de Hayes (1989), pueden distinguirse dos clases de reglas: normales y normativas. La primera clase de reglas son aquéllas que hacen referencia a lo que es, ya sea de forma verbal o no verbal. En su forma verbal es una descripción de una regularidad, mientras que su forma no verbal es la regularidad misma. En cambio, las reglas normativas son aquéllas que hacen referencia a lo que debería ser, funcionando así como una guía de conducta.

La distinción entre reglas impuestas y autogeneradas ha sido propuesta por diferentes autores (e.g. Harzem, Lowe y Bagshaw, 1978; Ribes, 2000; Rosenfarb, Newland, Brannon y Howey, 1992). La diferencia primordial entre estas dos clases de reglas radica en la fuente de la descripción. Cuando ésta es brindada por un sujeto distinto al que enfrenta la situación, la regla es impuesta, pero si es realizada por el sujeto expuesto a la situación, entonces es autogenerada.

De acuerdo con Trigo, Martínez y Moreno (1995), las reglas autogeneradas pueden diferenciarse por sus niveles de adecuación y generalidad, identificando así tres posibilidades: a) No dar regla, en caso de que el sujeto sea incapaz de describir la relación entre estímulos identificados como correctos, imposibilitando la adecuación; b) Dar regla específica, en caso de que el sujeto sólo sea capaz de describir la relación concreta, facilitando la adecuación pero no la generalización y, c) Dar regla general, en aquellos casos en los que el sujeto, además de describir la relación, también es capaz de explicar la posibilidad de varias formas de combinación de los elementos de la tarea.

Peláez y Moreno (1998) sugieren una taxonomía de 16 tipos de reglas derivadas de cuatro dimensiones del arreglo contingencial especificado por la regla y sus efectos diferenciales sobre la conducta del escucha: a) explicitación, b) exactitud, c) nivel de complejidad y d) procedencia. La explicitación hace referencia a la especificidad de las contingencias expresadas por el hablante, con lo que una regla explícita identificará claramente los componentes de la contingencia y su contexto. Una regla exacta especificará contingencias que al ser seguidas, igualan las relaciones evento-consecuencias en el ambiente. Debido a que las contingencias especificadas en una regla siempre incluyen al menos una relación entre la conducta, su estímulo antecedente y sus consecuencias, Peláez y Moreno (1998) consideran que cuando se habla de complejidad de la regla se busca identificar el número de dimensiones del estímulo antecedente y sus relaciones. Finalmente, debe considerarse la procedencia del control del estímulo antecedente (provista por otros o auto-provista); cualesquiera que sea el caso se especifica, implícita o explícitamente, el criterio para la conducta del escucha.

La posibilidad de diferenciar entre tipos de descripción, es decir entre reglas e instrucciones, fue sistematizada originalmente por Baron y Galizio (1983), al sugerir que la diferencia entre ambas se basa en el reconocimiento de dos aspectos: a) la existencia de una clase particular de conducta denominada seguimiento de instrucciones y b) que la conducta de seguimiento de instrucciones incluye algo más que el estímulo que evoca una respuesta específica (i.e. el efecto que las consecuencias pueden tener sobre la adquisición y el mantenimiento del seguimiento de instrucciones).

Catania, Shimoff y Matthews (1989) distinguen entre diferentes tipos de descripciones, que implican formas distintas de reglas e instrucciones. De acuerdo con estos autores, una regla implica un estímulo verbal que describe la conducta especificada en cierta contingencia y la consecuencia posible, con lo que pueden presentarse descripciones de la ejecución, de la contingencia o del momento adecuado para responder. Por su parte, una instrucción es una descripción que especifica el contexto o situación general en que la regla tiene sentido; con ello, una regla puede estar integrada en un conjunto de instrucciones o puede ser independiente de la descripción del contexto, al tiempo que puede ser dada por un sujeto distinto al que enfrenta la situación o puede ser generada por el mismo sujeto que enfrentó la contingencia.

Desde nuestra perspectiva resulta conveniente tanto la distinción entre regla e instrucción, como contar con una taxonomía de ambas formas de descripción que nos permita identificarlas, analizarlas y categorizarlas bajo criterios claros y sistemáticos. De este modo, concebimos que aunque instrucciones y reglas son descripciones que hacen referencia a un arreglo contingencial, éstas difieren en tres aspectos. El primero de ellos consiste en el momento en que se realiza la descripción; si ocurre antes del contacto con las contingencias se tratará de una instrucción, y si tiene lugar después de dicho contacto, se tratará de una regla. Tal contacto puede realizarse enfrentando la situación, o bien, a través de la descripción transmitida por otra persona que enfrentó la situación.

El segundo aspecto tiene que ver con la fuente de la descripción. La instrucción puede ser impuesta tanto por otro sujeto, como por el individuo que enfrentará el arreglo contingencial. En cambio, una regla sólo puede ser generada por el sujeto que enfrentó la contingencia. Finalmente, el tercer aspecto por el que pudieran diferir reglas e instrucciones, tiene que ver con las diferentes funciones que cada una de ellas puede cumplir en la adquisición y mantenimiento de la conducta en condiciones de estabilidad o cambio del arreglo contingencial. Por ejemplo, Ribes (2000) considera que una función primordial de las instrucciones es evitar que el individuo sea expuesto a ciertas contingencias tratando de que no responda o que responda incorrectamente, mientras que una regla en tanto abstracción de elementos de una situación ya enfrentada, puede facilitar al sujeto un mejor y más rápido ajuste a situaciones que contengan tales elementos abstraídos.

De esta forma, lo que definimos como instrucción coincide con lo que en la literatura se ha definido como reglas prescriptivas (Chase y Danforth, 1991), reglas normativas (Hayes, 1989) o reglas impuestas (Goldiamond, 1966; Rosenfarb, Newland, Brannon y Howey, 1992); mientras que lo que definimos como regla se identifica con las denominadas reglas descriptivas (Chase y Danforth, 1991), reglas normales (Hayes, 1989) o reglas autogeneradas (Baron y Galizio, 1983; Harzem, Lowe y Bagshaw, 1978; Ribes, 2000).

Al mismo tiempo, consideramos que la distinción entre instrucciones y reglas no implica la elaboración de una taxonomía propia para cada una de ellas, pues al ser consideradas como descripciones de arreglos contingenciales, resulta pertinente contar con una taxonomía que permita analizarlas y cualificarlas bajo un mismo criterio de evaluación. Esto no implica que deban desconocerse sus propiedades definitorias (i.e. momento de realización, fuente de la descripción y funciones sobre la conducta).

Cualquier propuesta de análisis de descripciones contingenciales debe: a) estar fundamentada en la distinción de los componentes del arreglo a los que puede aludir, b) identificar los elementos (eventos y relaciones entre ellos) que integran dichos componentes, c) reconocer e identificar las cualidades que caracterizan a una descripción, d) integrar una taxonomía que permita delimitar los criterios para definir los diferentes tipos de descripciones, ya sean instrucciones o reglas.

Componentes de un arreglo contingencial

Cualquier situación, tanto experimental como no experimental, está conformada por tres componentes: a) una situación de estímulo, b) alguna(s) respuesta(s) del sujeto en dicha situación y, c) las consecuencias que tiene(n) dicha(s) respuesta(s).

La situación de estímulo (SE) está integrada por distintos elementos cuya relevancia está determinada por la tarea demandada al sujeto, como: a) las condiciones peculiares del espacio físico en el que será realizada la tarea y la distribución geográfica de objetos y/o personas localizadas en dicho espacio; b) el tipo, cantidad, distribución y ubicación de estímulos a los que es expuesto el sujeto como parte de la tarea y, c) la presencia o ausencia de estímulos informativos acerca de la situación (i.e. instrucciones).

Al contemplar la respuesta (R) como un componente del arreglo contingencial, para su análisis se consideran elementos tales como: a) el criterio de ajuste especificado para la situación, b) la acción principal demandada para cumplir con el criterio de la tarea, c) las maniobras o actividades requeridas para realizar dicha acción, d) acciones adicionales optativas y e) estado emocional del sujeto al enfrentar la contingencia.

Entre los elementos considerados al contemplar las consecuencias (C) se encuentran: a) su presencia, b) la frecuencia con la que se presentan y c) la modalidad en la que acontecen.

Cualidades de una descripción contingencial

Con base en el análisis de la situación a partir de los tres componentes antes descritos (SE, R y C), la descripción que se haga respecto de cualquier arreglo contingencial puede hacer alusión a todos o alguno de los componentes de dicho arreglo y sus relaciones; asimismo, puede mencionar todos o algunos de los elementos que constituyen a cada componente. Con ello, resaltan cuatro cualidades que pueden caracterizar a una descripción: a) presencia, b) relevancia, c) especificidad y d) pertinencia.

Sobre ellas, cabe hacer dos aclaraciones. La primera es que estas cualidades son inclusivas de manera progresiva. Así, por ejemplo, se podrá hablar de relevancia sólo si se ha identificado presencia y se podrá hablar de pertinencia sólo si se ha identificado especificidad, relevancia y presencia

La segunda aclaración es que los dos polos opuestos de cada una de estas cualidades constituyen los valores que pueden registrarse en cada una de ellas. De este modo, en presencia se registran los valores de presente-ausente; en relevancia, los valores relevante-irrelevante. En la cualidad especificidad, los valores registrados son específica-genérica (inespecífica) y en pertinencia los valores pertinente-no pertinente (véase Figura 1).

1. Presencia. Como ya se mencionó, los dos valores contemplados al considerar la cualidad de presencia son presente y ausente. El primero de estos valores se identifica por la mención de cualquier elemento, de alguno o todos los componentes que integran el arreglo contingencial; así, una descripción pre o poscontacto con el arreglo puede indicar elementos de la SE y de la R (presentes) pero no mencionar nada respecto de las C (ausente).

Por ejemplo, imaginemos un estudio de aprendizaje en el que se recurre a una tarea tradicional de discriminación condicional de primer orden (véase Figura 2) en el que: a) se considera como criterio de respuesta correcta la elección del estímulo comparativo (ECo) semejante al estímulo de muestra (Em), b) se programan 36 ensayos por cada una de las sesiones de prueba y entrenamiento, c) se opta por presentar los ensayos en el monitor de una computadora, d) se decide retroalimentar la respuesta del sujeto en cada ensayo de entrenamiento, y e) se presenta la siguiente instrucción al inicio de cada sesión de entrenamiento:

En la pantalla aparecerán cuatro figuras, una arriba y tres abajo. De las figuras de abajo escoge la MÁS PARECIDA sólo en forma o en color (pero no en ambas características al mismo tiempo) a la de arriba.

Para llevar a cabo tu elección deberás oprimir las teclas 1, 2 ó 3 que corresponden de la siguiente manera:


La tecla 1 para la figura de la izquierda
La tecla 2 para la figura del centro
La tecla 3 para la figura de la derecha

En dicha instrucción, al sujeto se le mencionan elementos de la SE (lo escrito en negrillas) y de la R (el resto de lo escrito, en cursivas), sin hacer referencia a la retroalimentación que se proporcionará tras responder en cada ensayo (C).

2. Relevancia. Una vez que se identifica la presencia como cualidad de la descripción, se está en condiciones de distinguir los valores que puede adquirir la segunda cualidad de dicha descripción. Esto es, la descripción puede ser calificada como relevante o irrelevante, dependiendo si los elementos mencionados se encuentran directamente relacionados con los requisitos del arreglo contingencial, que permitirán (o permitieron) que el sujeto se ajuste de forma adecuada a dicho arreglo. Así, aquellos elementos que están directamente relacionados adquieren el valor de relevantes; mientras que los que no lo están, adquieren el de irrelevantes, pues si bien pueden llegar a ser complementarios, no son necesarios para el ajuste del sujeto a la situación.

Para ejemplificar, consideremos la descripción precontacto (i.e. instrucción) propuesta en párrafos anteriores. En ella se puede identificar que los elementos que se mencionan sobre la SE son: a) qué estímulos verá el sujeto (figuras), b) cuántos de ellos (cuatro), c) en dónde los verá (en la pantalla), y d) en que distribución (una arriba y tres abajo). Sobre la R, se le dice: a) qué hacer (elegir una figura de entre las tres de abajo), b) el criterio de ajuste (elegir la MÁS PARECIDA sólo en forma o en color, pero no en ambas características al mismo tiempo, a la de arriba) y, c) qué maniobra realizar para llevar a cabo dicha respuesta (presionar la tecla 1 para elegir la figura izquierda, 2 para la figura del centro y 3 para la figura derecha).

Dado que la tarea del sujeto es realizar una discriminación condicional (Martínez, González, Ortiz y Carrillo, 1998; Peñaloza, Hickman, Moreno, Cepeda y Ribes, 1988; Ribes, Domínguez, Tena y Martínez, 1992; Trigo y Martínez, 1994; Varela y Quintana, 1995), de los cuatro elementos identificados para la SE, sólo la mención del tipo, cantidad y distribución de los estímulos resulta ser relevante. La mención del lugar en el que serán presentados los estímulos se considera irrelevante porque si bien la maniobra puede ser distinta para realizar una discriminación condicional, lo mismo da observar el arreglo de estímulos en una pantalla de computadora, que verlo dibujado sobre una hoja de papel. Esto no quiere decir que la mención de este hecho irrelevante cualifica a la descripción como tal, pues consiste en información complementaria a los tres elementos que sí son relevantes. La descripción sobre la SE se tornaría irrelevante si en lugar de mencionar por lo menos uno de los elementos relevantes dijera:

A continuación realizarás una tarea en la computadora que está sobre la mesa, que está dentro de este cubículo con medidas de 3m x 2m iluminado con una lámpara de neón de 100W.

Por su parte, los tres elementos mencionados para el componente R son relevantes, porque la falta de mención de cualquiera de ellos dificultaría (e incluso podría impedir) el ajuste del sujeto. Por ejemplo, en caso de presentar los estímulos en computadora y de no mencionar la maniobra requerida, en el mejor de los casos, el sujeto podría pasar un tiempo prolongado probando con diferentes teclas hasta encontrar las tres operativas.

3. Especificidad. Para asignarle alguno de los valores de la cualidad de especificidad (específica o genérica) a una descripción, ésta debe haber adquirido previamente el valor de relevante, pues en caso de haber adquirido el valor opuesto (irrelevante) sería innecesario continuar ampliando el análisis.

Esto se debe a que si por definición una descripción irrelevante es aquélla que menciona elementos que no se encuentran directamente relacionados con los requisitos del arreglo contingencial que permitirán (o permitieron) al sujeto ajustarse, carece de sentido identificar si se está siendo específico o genérico respecto de lo que se está diciendo, pues se mencionan cosas que no serán de utilidad para el sujeto, por más específico que se llegue a ser.

Así, dependiendo del número de aspectos relevantes que se mencionen del componente en cuestión (SE, R o C), será la especificidad de la descripción contingencial. Por lo tanto, de acuerdo con la lista especificada en los componentes del arreglo contingencial: a) si se mencionan TODOS los elementos relevantes del componente, independientemente de que se haga alusión o no a elementos irrelevantes, la descripción será cualificada como específica; b) si falta mencionar aunque sea uno de los elementos relevantes, o c) sólo se menciona uno de ellos, la descripción adquirirá el valor de genérica.

Cabe aclarar que, si bien, al analizar por separado cada uno de los componentes de la descripción contingencial podemos encontrar diferencias respecto de su especificidad, la descripción en conjunto será genérica si uno o más de los componentes adquiere este valor. Por ejemplo, en descripción propuesta en párrafos anteriores se mencionan todos y cada uno de los elementos relevantes para la SE y la R, por lo que la identificación de cada uno de estos componentes es específica; sin embargo, no se menciona ningún elemento del componente C. Al considerar las descripciones de SE y de R como específicas y la de C como ausente, se diría entonces que en conjunto, se está ante una descripción contingencial genérica.

Otro caso en el que se estaría ante una descripción contingencial genérica sería aquella en la que, aunque alude a los tres componentes del arreglo, uno de ellos (i.e. R) no menciona todos los elementos relevantes para dicho componente. Por ejemplo:

En la pantalla aparecerán cuatro figuras, una arriba y tres abajo. De las figuras de abajo escoge la que creas que guarda alguna relación con la de arriba.

Para llevar a cabo tu elección deberás oprimir las teclas 1, 2 ó 3 que corresponden de la siguiente manera:

La tecla 1 para la figura de la izquierda
La tecla 2 para la figura del centro
La tecla 3 para la figura de la derecha

Cada vez que realices una elección desaparecerán las figuras y aparecerá un letrero que dirá ¡Acierto! si realizaste la elección correcta o ¡Error! si no lo hiciste.

En esta descripción se puede apreciar que se hace mención a los tres componentes del arreglo contingencial; lo escrito en negrillas alude a la situación de estímulo (SE), lo cursivo al componente respuesta (R) y lo subrayado a las consecuencias (C). Lo dicho acerca de la SE continúa siendo específico, pero en esta ocasión la descripción respecto de la R es genérica pues aunque se menciona qué se debe hacer y la maniobra correspondiente, no se explicita el elemento criterio de respuesta. La descripción del componente C se considera específica pues se señala la ocurrencia, frecuencia y modalidad de retroalimentación. Como se puede observar, el factor responsable de que la descripción en conjunto sea calificada como genérica es el hecho de que la descripción sobre el criterio de respuesta no fue explicitado, condición que puede retardar la adquisición de respuesta (e.g. Galizio, 1979; Hayes, Brownstein, Zettle, Rosenfarb y Korn, 1986; Martínez, Ortiz y González, 2002; Ortiz, González, Rosas y Alcaráz, 2006).

4. Pertinencia. Pertinente y no pertinente son los dos valores registrados para esta cualidad. La descripción de alguno de los componentes del arreglo contingencial (SE, R o C) adquirirá el valor de pertinente si la descripción de los elementos relevantes que lo integran, corresponde con los elementos que estructuran la situación enfrentada. Por el contrario, adquirirá el valor de no pertinente si la mención de al menos uno de los elementos descritos carece de dicha correspondencia. Así, la distinción entre las cualidades pertinente-no pertinente es similar a los criterios utilizados en diversos estudios para diferenciar entre instrucciones falsas y verdaderas (e.g. Ribes y Martínez, 1990).

Por ejemplo, si en la pantalla de la computadora se presentaran arreglos de estímulo como el que se muestra en la Figura 2, la descripción sobre la SE sería pertinente, puesto que dice: En la pantalla aparecerán cuatro figuras, una arriba y tres abajo. En cambio, si ante el mismo arreglo de estímulos, la descripción sobre SE dijera En la pantalla aparecerán cinco figuras, dos arriba y tres abajo, sería no pertinente, pues si bien se menciona la presencia de figuras, la cantidad mencionada no es correcta.

Es importante señalar que en el caso del criterio de respuesta (elemento relevante de la R), tanto su pertinencia como su no pertinencia, están íntimamente relacionadas con la correspondencia que tiene dicho señalamiento con las consecuencias que el sujeto puede o no obtener. Imaginemos que ante arreglos de estímulos como el ilustrado en la Figura 2, un sujeto recibe la siguiente descripción:

De las figuras de abajo escoge la que sea DIFERENTE tanto en forma como en color a la de arriba.

Si este sujeto recibe una consecuencia positiva (i.e. ver la palabra ¡Acierto!) por elegir el ECo que no comparte ninguna de las dos características con el Em (forma o color), y negativa (i.e. ver la palabra ¡Error!) por elegir cualquiera de los otros dos (idéntico o semejante), la descripción será calificada como pertinente pues existe correspondencia entre el criterio de respuesta estipulado para la situación y la entrega de consecuencias cuando el sujeto cumple o no con dicho criterio. Si por el contrario, recibiese una consecuencia negativa por elegir el ECo diferente o una consecuencia positiva al seleccionar el ECo semejante o el idéntico, la descripción no correspondería con la consecuencia y, por lo tanto, será calificada como no pertinente.

Ahora bien, la descripción contingencial (aquélla que conjuntamente alude a los tres componentes del arreglo) puede calificarse como pertinente si lo dicho sobre todos y cada uno de los componentes que la constituyen han sido, a su vez, calificados como pertinentes. Basta con que lo dicho respecto de uno sólo de los componentes sea no pertinente, para calificar a la descripción en conjunto como no pertinente.

Taxonomía de las descripciones

Considerando las posibles combinaciones de los valores de cada una de las cuatro cualidades ya descritas, pueden identificarse seis categorías para cualificar cualquier descripción.

Cuatro de estas categorías, asumiendo que cuentan con los valores de presente y relevante, resultan de la combinación de los valores de especificidad y pertinencia, otra se basa en la alusión exclusiva de elementos irrelevantes de componente respectivo y, la última, a la ausencia de mención de cualquiera de los elementos identificados. De esta forma, las categorías propuestas son:

1. Descripción Específica y Pertinente (EP). Una descripción que incluye todos los elementos de la contingencia enfrentada, y la descripción de los mismos corresponde a los elementos que integran la situación enfrentada.

2. Descripción Genérica y Pertinente (GP). La descripción incluye sólo dos de los elementos de la contingencia, o sólo uno de ellos, pero la descripción de los mismos corresponde a la situación enfrentada.

3. Descripción Específica no Pertinente (ENP). Se mencionan todos los elementos relevantes, pero la descripción de al menos uno de ellos no corresponde a la situación enfrentada.

4. Descripción Genérica no Pertinente (GNP). La descripción no incluye todos los elementos relevantes (puede ser uno o dos de ellos), y la descripción de los elementos que si fueron contemplados no corresponde a la situación enfrentada.

5. Descripción Irrelevante (I). La descripción incluye elementos que no se encuentran relacionados directamente con el arreglo de contingencias que permitirá al sujeto ajustarse a la situación, y por tanto no resulta necesario distinguir especificidad o pertinencia.

6. Descripción Ausente (A). La descripción no menciona ninguno de los elementos (ya sea relevantes o irrelevantes) del componente en cuestión.

Discusión

En resumen, se sugiere que para dar inicio al análisis de cualquier descripción, es necesario:

1. Identificar la presencia o ausencia de cada uno de los componentes del arreglo contingencial a los que hace alusión (SE, R y C).

2. Reconocer los elementos mencionados para cada uno de los componentes identificados, algunos de los cuales serán o no relevantes para la tarea demandada al sujeto.

3. Señalar la cantidad de elementos relevantes presentes para cada componente.

4. Cualificar la descripción de cada uno de los componentes del arreglo contingencial, con alguna de las seis categorías antes descritas (EP, ENP, GP, GNP, I, A).

Independientemente del estatus teórico-metodológico que se les otorgue, tanto reglas como instrucciones pueden ser vistas como verbalizaciones que describen ejecución o contingencias que enfrentará o enfrentó un individuo. En general, el estudio de estas descripciones se ha hecho a partir de la utilización de métodos de reporte verbal (oral o escrito), que debe realizar el sujeto antes o después de enfrentar alguna preparación experimental. Dentro del análisis experimental de la conducta, el estudio de dichas descripciones (i.e. reglas e instrucciones) a partir del uso de reportes verbales es un campo que ha generado poco trabajo empírico y gran polémica (e.g. Critchfield, Tucker y Vuchinich, 1998; Oah y Dickinson, 1989), pues si bien se asume que una variable vital en el estudio de la conducta humana es la conducta verbal, algunos autores consideran que: a) los datos obtenidos a partir de los reportes verbales son poco confiables por una supuesta correlación con fenómenos relacionados más con una postura cognoscitiva que con una postura conductual (e.g. Skinner, 1945; Hayes, 1986) y/o, b) la conducta verbal es el producto de la convergencia de muchas variables concurrentes y su interacción en el ambiente natural, por lo que resulta difícil separar y detectar las variables relevantes de las cuáles es función (e.g. MacCorquodale, 1970).

Hayes (1986) considera que si las descripciones ocurren en formas que se adecuan a otros aspectos de las variables que se suponen son relevantes para la ejecución de tareas (i.e. instrucciones, arreglo contingencial, consecuencias), entonces sería parsimonioso asumir que ambas ejecuciones (verbal y no verbal) son controladas por los mismos procesos conductuales. De igual forma, Critchfield, Tucker y Vuchinich (1998) consideran que las descripciones pueden ser estudiadas desde un enfoque conductual si sus componentes (i.e. evento referente y acto de reportar) son concebidos como conducta.

Skinner (1945) apuntaba que un aspecto relevante por considerar y estudiar de manera más sistemática, para poder realizar una contribución positiva más decisiva al análisis de la conducta humana, era la formulación e indagación de los reportes verbales. Para ello, consideraba necesario identificar: a) las condiciones de estimulación específicas bajo las cuales son emitidos (i.e. hallar los referentes) y, b) cómo y por qué cada respuesta es controlada por su condición correspondiente (i.e. identificar relación entre la situación de estímulo, la respuesta y las posibles consecuencias).

Con ello, el análisis y la taxonomía de descripciones aquí propuestos pueden constituir una herramienta metodológica útil para contar con una guía para la elaboración de instrucciones y/o reglas adecuadas al objetivo perseguido, permitiendo la posibilidad de identificar el componente o elemento crítico para el ajuste a la contingencia enfrentada o por enfrentar. De esta forma, se facilitaría la identificación de: a) las variables que pueden afectar estos tipos de reportes (i.e. instrucciones y reglas) y, b) las funciones que estos pueden adquirir, así como las variables que los pueden afectar, en la adquisición y el mantenimiento de la conducta.

Por ejemplo, Guerrero-Radillo y Ortiz (2007) investigaron los efectos de la retroalimentación (i.e. densidad) y de la presencia o ausencia de instrucciones genéricas con respecto al componente respuesta en las descripciones poscontacto (i.e. reglas) realizadas por estudiantes universitarios, utilizando la taxonomía aquí propuesta para calificar dichas descripciones. En general, sus resultados mostraron la presencia de un número relativamente alto de descripciones poscontacto de tipo pertinente, a diferencia de estudios previos (e.g. Ortiz, González, Rosas y Alcaráz, 2006), datos que parecen sugerir una interacción entre la precisión de las descripciones precontacto y el cambio en la densidad de retroalimentación sobre las descripciones poscontacto.

En otro estudio, Ortiz, Pacheco, Bañuelos y Plascencia (2007) investigaron si facilitar el contacto explícito con las instrucciones, el grado de especificidad de las mismas, así como la historia instruccional de los sujetos, afectaban la sensibilidad de la ejecución al cambio de contingencias, utilizando diferentes tipos de instrucción (i.e. específica y genérica), calificadas a partir de la taxonomía propuesta en el presente trabajo. Los resultados mostraron que descripciones precontacto específicas y pertinentes promueven mayores índices de insensibilidad, respecto de descripciones genéricas o mínimas (i.e. ausentes), tanto en sesiones en las que se presentó dicha descripción precontacto, como en aquéllas en que no se presentaba ninguna descripción precontacto y se evaluaba la llamada historia instruccional.

Un aspecto importante a resaltar es que, si bien en el presente escrito se ejemplifica el uso de la taxonomía en una tarea de igualación de la muestra, las categorías propuestas pueden servir para dar cuenta de descripciones pre y poscontacto de cualquier índole, ajustando los elementos que constituyen los componentes por calificar según sea el caso.


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