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Acta Colombiana de Psicología

Print version ISSN 0123-9155

Act.Colom.Psicol. vol.11 no.1 Bogotá Jan./June 2008

 

ARTÍCULO

DIFERENCIAS EVOLUTIVAS EN LA ACTITUD ANTE LA MUERTE ENTRE ADULTOS JÓVENES Y ADULTOS MAYORES

DEVELOPMENTAL DIFFERENCES IN ATTITUDES TOWARD DEATH BETWEEN YOUNG AND OLDER ADULTS

DIFERENÇAS EVOLUTIVAS NA ATITUDE ANTE A MORTE ENTRE ADULTOS JOVENS E ADULTOS MAIORES

ANA FERNANDA URIBE-RODRÍGUEZ*, LAURA VALDERRAMA, DIANA MARÍA DURÁN VALLEJO, CÉSAR GALEANO-MONROY Y KARINA GAMBOA
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA, CALI - COLOMBIA

SANTIAGO LÓPEZ
UNIVERSIDAD SANTIAGO DE COMPOSTELA- ESPAÑA

Recibido, junio 28/2007
Concepto evaluación, abril 24/2008
Aceptado, mayo 26/2008

* Correspondencia: Ana Fernanda Uribe Rodríguez. PhD. Profesora de Psicología. Grupo de Investigación Medición y Evaluación Psicológica. Calle 18 No 118-250 Oficina 3-55 Edificio Samán. Cali (Colombia) Pontificia Universidad Javeriana Cali – Colombia, auribe@puj.edu.co.


Resumen

El concepto de la muerte a través de los años ha ido cambiado, percibiéndose actualmente como un tema del que pocos quieren hablar y al que muchos evaden, y que genera en las personas actitudes de miedo y ansiedad. De esta manera, el presente articulo tiene como objetivo evaluar la actitud evolutiva ante la muerte en una muestra de 343 personas, adultos jóvenes y adultos mayores, por medio del Perfil Revisado de Actitudes hacia la Muerte (PAM-R), el cual mide cinco dimensiones: miedo a la muerte, evitación de la muerte, aceptación neutral, aceptación de escape, y aceptación de acercamiento. Para ello, se tuvieron en cuenta las variables género y edad. Los resultados muestran diferencias significativas en función de la edad; en relación al género, las diferencias se presentan entre hombres y mujeres del grupo de adultos mayores.

Palabras clave: Actitud, muerte, jóvenes, adultos mayores.


Abstract

Throughout the years the concept of death has been redefined and it currently generates attitudes of fear and anxiety, where death is regarded as a topic that few want to discuss and that many evade. The aim of the present article was to assess the developmental changes in attitude toward death in a sample of 343 persons, composed by young adults and older adults. The variables age and gender were taken into account. The Revised Profile of Attitudes toward Death, which measures five dimensions: fear of death, avoidance of death, neutral acceptance, acceptance of escape, and acceptance of approach was administered to the participants. Results showed significant differences as a function of age, and in relation to gender, significant differences were found between men and women in the group of older adults.

Key words: Attitude, death, young, older adults.


Resumo

Através dos anos o conceito sobre a morte tem mudado. Atualmente é percebido como um tema do qual muito poucos desejam falar, muitos evadem, e que gera temor e ansiedade nas pessoas. O objetivo deste artigo é avaliar a atitude evolutiva ante a morte em uma amostra de 343 pessoas (adultos jovens e adultos maiores) mediante o Perfil de Atitudes para a Morte (PAM-R), que mede cinco dimensiones: temor à morte, evasão da morte, aceitação neutral, aceitação de fuga e aceitação de aproximação. Foram tidos em conta as variáveis gênero e idade. Os resultados mostram diferenças importantes quanto a idade; em relação ao gênero, as diferenças estão no grupo de adultos maiores entre homens e mulheres.

Palavras-chave: atitude, morte, jovens, adultos maiores.


Introducción

La concepción de la muerte como el fin de la vida o como el tránsito hacia una vida ulterior, actúa como condicionante en los comportamientos y en las actitudes de los individuos y de las sociedades, generando un impacto que es determinado básicamente por cada cultura (Alvarado, Templer, Bresler y Thomas-Dobson, 1995; Fry, 2000); prueba de ello son los numerosos mitos que actualmente se encuentran en muchos comportamientos sociales relacionados con la muerte (Reimer y Templer, 1995/96).

Por tanto, el tema de la muerte, el proceso de morir y los muertos están presentes en todas las culturas, expresándose sobre todo, a modo de miedo o temor y observándose en rituales funerarios, no sólo actuales, sino también antiguos e incluso prehistóricos (Nazaretyan, 2005). Gala, Lupiani, Raja, Guillen, González, Villaverde y Sánchez (2002), mencionan que anteriormente las personas tenían una actitud mucho mas realista de la muerte, donde ante la posible llegada de la misma, las personas se preparaban para resolver asuntos personales, sociales y religiosos; Sin embargo, en las ultimas décadas la muerte es vista como algo amenazador y extraño, rodeada de grandes temores y apartada del lenguaje cotidiano, y en el caso en que la persona esta cercana a la muerte, no se habla de lo que esta sucediendo, se originan comportamientos de evasión y la muerte se convierte en algo silencioso (Gala et al., 2002); Lo anterior lleva a que se generen respuestas emocionales de temor, ansiedad y preocupación; se observa que en las personas pueden surgir actitudes con respecto a la muerte que pueden ir desde un afrontamiento de la realidad de forma racional, lo cual sería la opción más saludable, o presentar una angustia hacia la muerte, donde el solo hecho de imaginarla ya se convierte en un problema, llevando a actitudes de negación y evitación (Aranguren, 1987 citado por Gala et al., 2002).

De esta manera, la intensidad y propositividad de las actitudes hacia la muerte varía según se trate de la muerte propia o ajena, y depende igualmente de la historia personal y cultural, de los estilos de afrontamiento ante las separaciones y los cambios (Gala et al; 2002; Uribe, 2007). La muerte y el morir elicitan, bajo este presupuesto, una gama de temores específicos ante la amenaza por la supervivencia. El hombre tiene miedo a la muerte y, al mismo tiempo, este temor provoca respuestas diferenciales que vienen mediatizadas por diversos factores demográficos, psicosociales y situacionales que definen la muerte como un hecho multidimensional, heterogéneo y muy complejo. Lo que produce temor a la mayoría de las personas no es el hecho de la muerte en sí, sino los impredecibles acontecimientos que a veces pueden precederla (Bayés, 2001).

Al respecto, los resultados de algunas investigaciones (Bayés, Limonero, Buendía, Burón y Enríquez, 1999) ponen de manifiesto que lo que genera mayor ansiedad es el propio proceso de morir y no la muerte.

En este sentido, la ansiedad puede ser un fenómeno que lleve a movilizar al individuo frente a situaciones de amenaza, riesgo o preocupación, con el fin de adaptarse a la situación que este viviendo, sin embargo es importante entender que solo bajo condiciones normales mejora la adaptación, el rendimiento laboral, social o académico; sin embargo, al sobrepasar ciertos umbrales puede ser un grave problema de salud. En este caso, se han estudiado diversas psicopatologías relacionadas con determinadas actitudes ante la muerte, sobre todo vinculadas con la ansiedad y la angustia. Así, la propia percepción de la muerte y el miedo que esta produce, genera, en el plano cognitivo y comportamental, diversos mecanismos de evitación frente al miedo (Douglas, 2004; Klass, 1995; Marrone, 1999). Además, no siempre es posible, para todos los sujetos, evitar este miedo y algunas personas pueden desarrollar diversas psicopatologías derivadas del enfrentamiento doloroso de una pérdida o de la reflexión sobre la propia idea de la muerte (Swanson y Byrd, 1998).

A lo largo de las últimas décadas, han existido diversos acercamientos en el estudio de las actitudes ante la muerte, donde se han utilizado técnicas proyectivas, cuestionarios, entrevistas, estudio de diarios, etc. Entre las dificultades que se han encontrado en la medición de las actitudes hacia la muerte, se destaca el gran número de variables que inciden en la configuración de las mismas. Por ello, hasta el momento no se ha logrado operativizar un modelo o fórmula válida a nivel universal que consiga unificar e integrar los aspectos teóricos y metodológicos de la psicología de la muerte. Pese a lo anterior, uno de los acercamientos ha sido medir las actitudes ante la muerte, entendiéndola como pensamiento, como proceso y como hecho que provoca reacciones, contemplándola dentro de un contexto situacional y cultural que posibilita la aparición de comportamientos y actitudes específicas (Gesser, Wong y Reker, 1988; Lester, 1994; Neimeyer y Moore, 1994).

Desde otra perspectiva, el miedo a la muerte depende de distintas variables. El nivel de autoeficacia personal, de espiritualidad y eficacia instrumental, es el mejor predictor personal del nivel de miedo hacia la muerte, incluso mejor que otras variables de índole sociodemográfica, de percepción de ayuda social o del estado físico de salud (Carelli, 1998; Fry, 2000; Fry, 2003). Al mismo tiempo, algunos estudios muestran diferencias entre países y culturas con respecto a la ansiedad ante la muerte. Así, por ejemplo, se observan mayores niveles de ansiedad frente a la muerte en países árabes que en España (Abdel-Khalek, 2003). Las mujeres, a su vez, presentan significativamente mayores niveles de ansiedad ante la muerte que los hombres (Harding, Flannelly, Weaver y Costa, 2005). La creencia en la existencia de Dios y la creencia en la vida después de la muerte también muestran correlaciones negativas con la ansiedad ante la muerte y, por el contrario, correlaciones positivas con la aceptación de la muerte. (Harding et al., 2005). Por último, la aceptación de la muerte está directamente influenciada por la motivación intrínseca hacia la religión e indirectamente por otras variables personales y sociales (Tomer y Eliason, 2005).

En efecto, las actitudes que genera la muerte son muy heterogéneas y, como se observa, dependen de múltiples factores influyentes, muchos de los cuales todavía están poco estudiados. No obstante, el interés creciente que en los últimos años se le ha prestado a este tema, sin duda alguna ayudará a diseñar modelos de trabajo que posibiliten un mejor conocimiento y manejo, desde el punto de vista psicológico, de las psicopatologías y estilos de afrontamiento, que se puedan derivar de las actitudes adversas ante la muerte.

De esta manera, la presente investigación pretende evaluar la actitud ante la muerte en función de la edad y el género en adultos jóvenes y adultos mayores, por medio del Perfil Revisado de Actitud hacia la Muerte (PAM-R), con el fin de identificar variables importantes a la hora de diseñar programas de intervención que permitan desarrollar estrategias de afrontamiento en relación a la temática de la muerte, teniendo en cuenta el ciclo vital.

Método

Diseño

El diseño es de tipo No Experimental de corte transeccional.

Muestra

La muestra estuvo conformada por 343 participantes, de los cuales 175 (51%) eran varones y 168 (49%) eran mujeres. El rango de edad estuvo comprendido entre los 18 y los 88 años (x: 46,52; DT= 24,835). Los participantes se dividieron en dos grupos de edades adultos jóvenes y adultos mayores. Los adultos jóvenes estaban entre los 18 y 35 años (x: 22,44; DT=3,87) y pertenecían a una universidad privada de la ciudad de Cali-Colombia, vinculados a programas de pregrado y postgrado. Por su parte los adultos mayores eran mayores de 65 años (x: 71,02; DT=5,946) y se encontraban en diversos grupos comunitarios de la tercera edad de la ciudad de Cali.

Instrumento

Se utilizó el Perfil Revisado de Actitudes hacia la Muerte (PAM-R) (Gesser, Wong y Reker, 1988), el cual consta de 32 ítems. Las dimensiones que mide el instrumento, son las siguientes (Wong, Reker y Gesser, 1997):

  • Miedo a la muerte: se refiere específicamente a la respuesta conciente que tiene el ser humano ante la muerte, en donde las variables mediadoras se relacionan con el temor a la pérdida de sí mismo, a lo desconocido, al dolor y al sufrimiento, el bienestar de los miembros supervivientes de la familia. El miedo surge como resultado de la falta de significado de la propia vida y de la propia muerte.
  • Evitación ante la muerte: relacionado con la actitud de rechazo ante el tema de la muerte y toda situación, dialogo, lugar, que se asocie con la misma.
  • Aceptación neutral: definida como la ambivalencia presente en la persona ante el tema de la muerte, expresada en un temor normal ante la muerte, pero también en su aceptación ante su posible llegada, en donde la acepta como un hecho innegable en la vida y se intenta aprovechar en lo máximo la vida que se tiene.
  • Aceptación de acercamiento: relacionado con creencias religiosas, en donde se tiene una mayor confianza y está presente la creencia de una vida feliz después de la muerte (Dixon y Kinlaw, 1983 citado por Gala et al., 2002).
  • Aceptación de escape: se presenta en las personas que carecen de habilidades de afrontamiento eficaz para enfrenar el dolor o los problemas de la existencia; por tanto, la muerte se puede convertir en una alternativa y puede ofrecer el único escape ante las emociones negativas.

El instrumento ha sido validado en población colombiana. El alfa de Cronbach es de 0.893

Procedimiento

La presente investigación se llevó a cabo durante el 2004 y 2005. En primer lugar se hizo una selección de la muestra de adultos jóvenes y adultos mayores; posteriormente se realizó una descripción sociodemográfica de la misma.

Se aplicó a la muestra el Perfil Revisado de Actitudes hacia la muerte (PAM-R) (Gesser, Wong y Reker, 1987) procesando la información recogida por medio de lector óptico, el cual permite obtener de manera mas rápida y efectiva las puntuaciones obtenidas en el instrumento, y proceder al análisis de la información, por medio del paquete estadístico SPSS. Finalmente, se llevó a cabo la descripción de los resultados por grupos poblacionales de manera comparativa, realizando así mismo, la discusión de los resultados y las conclusiones.

Resultados

Para la presentación de los resultados sobre la actitud ante la muerte en población colombiana (adultos jóvenes y adultos mayores) se realizaron dos tipos de análisis: uno descriptivo y otro univariado (análisis de varianza ANOVA) en función de la edad y el género en la muestra seleccionada. Los análisis estadísticos se realizaron mediante el SPSS 14 Windows (Paquete Estadístico para las Ciencias Sociales). En primer lugar, se presenta una descripción sociodemográfica de la muestra (Véase Tabla 1) y posteriormente la descripción de los resultados encontrados para la presente investigación.

Comparaciones en función de la edad en adultos jóvenes y adultos mayores:

Se presenta, en primer lugar, las medias y las desviaciones típicas de cada una de las dimensiones evaluadas por el Perfil Revisado de Actitudes ante la Muerte en función de la edad (Véase Tabla 2). Una representación gráfica de las puntuaciones medias de las variables (miedo a la muerte, evitación de la muerte, aceptación neutral, aceptación del acercamiento, aceptación de escape) que tienen diferencias significativas se observan en la Gráfica 1.

El análisis realizado de las dimensiones de la actitud ante la muerte indica diferencias significativas en función de la edad para el miedo a la muerte F(1,341)=6,845; MSE = 0.986;p<0,009, la evitación de la muerte F(1,341)=18,661; MSE= 1.49; p<0,000, la aceptación neutral F(1,341)=75,913; MSE=0.332; p<0,000, la aceptación de acercamiento F(1, 341)=170,903; MSE=0.585; p<0,000 y la aceptación de escape F(1, 341)=402,223; MSE=0.679; p<0,000 (Véase Tabla 3).

Diferencias según el género en adultos jóvenes y adultos mayores

Con relación al género, se puede decir que no se encontraron diferencias significativas en la comparación entre hombres y mujeres adultos jóvenes y adultos mayores; sin embargo sí se encontraron diferencias significativas entre los hombres y las mujeres del grupo de los adultos mayores.

Las medias y las desviaciones típicas de las dimensiones de la actitud ante la muerte en adultos mayores en función del Género se presentan en las Tabla 4. Una representación gráfica de las puntuaciones medias de las variables (Miedo a la muerte, evitación de la muerte, aceptación neutral, aceptación del acercamiento, aceptación de escape) que tienen diferencias significativas pueden verse en la Gráfica 2. El análisis realizado de las dimensiones de la actitud ante la muerte indica diferencias significativas en función del género en adultos mayores para la evitación de la muerte F(1, 168)=3.762; MSE= 1.695 p<0,05 y la aceptación de acercamiento F (1,168)=4.181; MSE=0.475; p<0,042 (Véase Tabla 5).

Discusión

La muerte ha sido tema de reflexión por décadas Cada cultura puede tener significados diferentes, pero por lo general ocurre que el hecho de pensar en las posibilidades ante la muerte propia o ajena, hace desplegar una serie de actitudes que puedan ser predictoras de determinados comportamientos de las personas ante la temática. Comúnmente, se concibe la muerte como un estimulo aversivo contra la propia supervivencia, por lo tanto, genera temor, que es la respuesta actitudinal más típica. También produce ansiedad y preocupación, disposiciones que pueden ser adaptativas dentro de un rango normal, y llevan a la persona a tener conductas como la evitación de la muerte, aceptar la muerte como parte integral de la vida, aceptación de acercamiento por medio de la cual se concibe la creencia en una vida feliz después de la muerte, y ver la muerte como alternativa frente a una vida dolorosa (Gala et al. 2002).

Los resultados de la aplicación del Perfil Revisado de Actitudes hacia la Muerte (PAM-R) (Gesser, Wong y Reker, 1988) indican diferencias significativas en cada una de las dimensiones evaluadas de actitud antes la muerte en función la edad en ambos grupos evaluados (p< 0,00); pero con respecto al género sólo se observaron diferencias en el grupo de adultos mayores. Es importante mencionar que en las otras variables sociodemográficas, como el estado civil no se encontraron diferencias significativas.

Se puede decir, en cuanto a la edad, que las diferencias significativas en cada una de las escalas evaluadas de actitud ante la muerte (Véase Tabla 3) pueden estar relacionadas con el hecho de que el tema ya está presente en los diferentes periodos del ciclo vital, en este caso en la adultez joven y mayor, debido a que los altos índices de mortalidad incluyen igualmente a jóvenes, haciendo que el tema de la muerte ya no sea un tema sólo de la adultez mayor, y por tanto que exista una mayor cercanía y percepción de la muerte en ambos grupos.

De este modo, el hecho de ser la muerte un hecho más cercano y realista, ha llevado a que se desarrollen esfuerzos por aumentar la esperanza de vida; reforzar los estereotipos frente a los cuáles las personas deben conservarse jóvenes y por tanto “vivas”. A esto se suma que actualmente hay una menor espiritualidad en el hombre, relacionado con una cultura que atraviesa por una crisis de valores, pérdida de ética, en donde el sentido de la vida ha mermado, olvidándose a su vez el sentido de la muerte (Gala et al, 2002). Por tanto, las características propias de cada persona llevan a que la muerte se viva con mayor o menor cercanía, generando actitudes más favorables o desfavorables ante dicha posibilidad ya sea que se trate de la muerte propia o de la muerte de otra persona.

Otro factor que se relaciona, son las experiencias que se hayan tenido con la muerte de otras personas, en donde la mortalidad en nuestra cultura es mucho más común y se vive con mayor cotidianidad (Douglas, 2004; Marrone, 1999). La persona, al experimentar la pérdida de familiares, amigos y allegados, pasa por un proceso que no termina con la muerte, queda en el proceso de duelo descrito por Kübler-Ross (1969). Se habla así de embotamiento mental, acompañado de sentimientos de depresión y desesperación, que propician una desorganización que rompe los esquemas del estilo de vida personal, que sólo con un afrontamiento pertinente se puede reorganizar y no cronificar el duelo con manifestaciones patológicas, pero que en nuestra población al relegar el tema al más profundo olvido, lleva a que de cierta manera no se desarrollen estrategias pertinentes para hacer frente a estas situaciones, y que el tema de la muerte esté rodeado de grandes temores.

Por otro lado, la propia muerte sólo se puede vivir imaginativamente, sea una posibilidad remota o ya esperada, que genera, en muchos casos, un sufrimiento psíquico ante la agonía y al propio acto de morir (Kübler-Ross, 1969). éste se encuentra determinado también por variables como el tipo de enfermedad, presencia o no del dolor, personalidad, acceso a servicios, entre otras, que estipulan que pueda convertirse en un duelo patológico.

El hecho de que la espiritualidad haya disminuido en las últimas décadas, sobretodo en los jóvenes, hace que no se acepten ideas de que existe una vida después de la muerte, por lo que aparece el carácter de lo desconocido que igualmente genera temor (Falkenhain y Handal, 2003). Se ha mencionado que en el caso contrario, donde existe una creencia en Dios y en la vida después de la muerte, puede llevar a que las personas acepten más fácilmente la muerte como parte integral de la vida y tengan con ello una actitud de acercamiento a ella.

En una de las investigaciones realizadas por Harding, Flannelly, Weaver y Costa (2005) se encontraron correlaciones entre la edad y la aceptación de la muerte. El presente estudio encontró mayor aceptación en los mayores que en los jóvenes, lo que se podría relacionar con el proceso de los niños de su infancia a la adolescencia, en el que al principio sólo conciben la muerte ajena, donde son comunes las explicaciones como: “está en el cielo” y “está con el niño Jesús”, aspecto que en etapas posteriores se modifica, y hace que el joven pueda llegar a concebir la muerte como dolorosa, más real y más cercana.

Igualmente, el hecho de que los adultos mayores acepten más el tema de la muerte que los jóvenes, se relaciona con el hecho de que en los jóvenes el tema muchas veces se evade en del lenguaje cotidiano, y aunque la realidad social continúa identificando mayor casos de muertes en jóvenes, pareciera no causar un real impacto en esta población.

En relación al género, se pudieron observar diferencias significativas sólo en el grupo de adultos mayores en las escalas de evitación a la muerte y aceptación de acercamiento (Véase Tabla 5); es decir, que existen dos posiciones opuestas en este grupo que van desde una actitud de rechazo ante el tema de la muerte y toda situación, dialogo, lugar, que se asocie con la misa, hasta una actitud de confianza y aceptación con relación a la temática, lo cual en este caso se asocia a personas con fuertes creencias religiosas quienes conceptualizan una vida feliz después de la muerte. Dicha ambivalencia puede estar relacionada con la transición de la crisis planteada por Erikson (1963) citado Wong, Reker y Gesser (1997) para este periodo, denominada integridad vs desesperanza. Al respecto, la integridad lleva a que la persona en su adultez mayor se sienta conforme y satisfecha con la manera en que vivió su vida, encontrándole sentido, lo que lleva a afrontar la muerte sin miedo, y que se relacionaría con la puntuación obtenida en la escala de aceptación de acercamiento; mientras que la desesperanza se manifiesta cuando estas personas sienten que han malgastado su vida y perciben que es demasiado tarde para empezar de nuevo, experimentando miedo a la muerte y tratando de evitarla al máximo.

Por su parte, las mujeres obtuvieron mayores puntuaciones en todas las escalas a excepción de la denominada aceptación neutral, lo que se relaciona con lo mencionado por Harding et al., (2005), quien dice que las mujeres presentan significativamente mayores niveles de ansiedad y mayor presencia de trastornos psicológicos (depresión) y enfermedades crónicas (Gómez, 2005). Así mismo todo lo anterior puede estar relacionado con el estado civil de los adultos mayores, donde gran parte de ellos son viudos, lo cual los lleva a asumir una postura diferente ante el tema de la muerte.

De esta manera, lo reseñado anteriormente podría llevar a pensar que el tema de la muerte ya no es propio de los adultos mayores, sino que, por el contrario, debido a los altos índices de mortalidad, la muerte puede llegar en cualquier momento del ciclo vital, generando una serie de actitudes que, como se pudo observar, son el resultado de una cultura que busca en lo máximo evitar la muerte, prolongar la vida por medio de los avances científicos y médicos y evadir, de tal manera, la temática que transforma la muerte en algo misterioso. Por esta razón, se hace necesario diseñar programas de intervención en donde se desarrollen estrategias de afrontamiento para hacer frente al tema de la muerte con el objetivo de mejorar los procesos de adaptación a los duelos y disminuir la presencia de duelos patológicos que se generan ante situaciones inesperadas y mal elaboradas, considerando, como no podía ser de otra modo, la importancia del ciclo vital.


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