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Acta Colombiana de Psicología

Print version ISSN 0123-9155

Act.Colom.Psicol. vol.11 no.1 Bogotá Jan./June 2008

 

ARTÍCULO

ASERTIVIDAD, RESISTENCIA A LA PRESIÓN DE GRUPO Y CONSUMO DE ALCOHOL EN UNIVERSITARIOS

ASSERTIVENESS, RESISTANCE TO GROUP PRESSURE AND ALCOHOL CONSUMPTION IN UNIVERSITY STUDENTS

ASSERTIVIDADE, RESISTÊNCIA À PRESSÃO DO GRUPO E CONSUMO DE ÁLCOOL NOS UNIVERSITÁRIOS

CONSTANZA LONDOÑO PÉREZ*, CAROLINA VALENCIA LARA
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE COLOMBIA

Recibido, abril 21/2008
Concepto evaluación, mayo 23/2008
Aceptado, marzo, junio 2/2008

* clondono@ucatolica.edu.co.


Resumen

El objetivo del presente estudio es describir la asociación entre asertividad, resistencia de la presión del grupo y el nivel de consumo de alcohol en un grupo de universitarios entre los 16 y 33 años de ambos sexos, de dos instituciones educativas. Se usaron la Escala de Asertividad de Rathus, el Cuestionario de Resistencia a la Presión de Grupo y el Test Audit para el Consumo de Alcohol. Adicionalmente, se incluyeron datos específicos de consumo. En los resultados se observó una asociación significativa entre variables como nivel de consumo, asertividad y resistencia a la presión del grupo, entre otras. Se discutieron los hallazgos sobre el consumo tomando como base las condiciones sociales y de desarrollo de los jóvenes universitarios.

Palabras clave: Asertividad, presión de grupo, consumo de alcohol, jóvenes universitarios.


Abstract

The aim of this paper was to describe the association between assertiveness, resistance to group pressure and level of alcohol consumption in university students of both genders, ages between 16 and 33, who attended two educational institutions. The Rathus Assertiveness Scale, the Resistance to Group Pressure Questionnaire and the Audit Test for alcohol consumption were administered. In addition, some more specific data about consumption were also included. Results show a significant association between variables such as level of alcohol consumption, assertiveness and resistance to group pressure. The findings about alcohol consumption, based on social conditions and development of the youth are discussed.

Key words: Assertiveness, group pressure, alcohol consumption, university students.


Resumo

O objetivo deste estudo é descrever a associação entre assertividade, resistência à pressão do grupo e nível de consumo de álcool em um grupo de universitários de ambos sexos entre 16 e 33 anos, de duas instituições educativas, foram usadas a Escala de Assertividade de Rathus, o Questionário de Resistência à Pressão do Grupo e o Teste Audit para o Consumo de Álcool. Também foram incluídos dados específicos de consumo. Nos resultados observou-se uma associação significativa entre variáveis como nível de consumo, assertividade e resistência à pressão do grupo. Foram discutidos os achados sobre o consumo baseando-se nas condições sociais e de desenvolvimento dos jovens universitários.

Palavras-chave: assertividade, pressão do grupo, consumo de álcool, jovens universitários.


Diversos estudios han procurado dilucidar qué tipo de factores individuales, ambientales y sociales facilitan el inicio y mantenimiento del consumo de alcohol en la población en general, y específicamente en ciertos grupos etáreos con especial vulnerabilidad como es el caso de los adolescentes que ingresan año tras año a las universidades. Entre los múltiples factores se ha establecido que las creencias y expectativas sobre los efectos del alcohol, la existencia de balances de decisión positivos, la tentación, la autoeficacia en el control del consumo persisten, a pesar de la asertividad y la capacidad para resistir la presión de grupo pues algunas preguntas al respecto aún no han sido resueltas de forma concluyente.

En algunos estudios se ha evidenciado una clara asociación entre el nivel de asertividad de la persona y el nivel de consumo, y entre la capacidad para resistir la presión de grupo y el nivel de consumo (Sabih, Baker & Botvin, 1989; Wills, Baker & Botvin, 1989; Rhodes & Jason, 1990; Donaldson, Graham, Piccinin & Hansen, 1995; Ouellette, Gerrard, Gibbons & Reis-Bergan, 1999). Sin embargo, los resultados obtenidos en estudios adelantados con población latinoamericana parecen ir en oposición (Suelves & Sánchez-Turet, 2001; Londoño, 2007). Por tal razón, es importante adelantar estudios que permitan mejorar la comprensión de estas variables desplegadas en el intercambio social del joven, y determinar su papel en la forma en que éste logra oponerse a la cultura del consumo cada vez más fuerte en las universidades e instituciones de educación superior.

Para un grupo amplio de autores, si el joven tiene baja asertividad general (Scheier & Botvin, 1997; Tobbler & Stratton, 1997; Suelves, 1998; Dilorenzo, Stucky-Ropp, Vander-Wal & Gothman, 1998; Bandura, 1999; Botvin, 2000; Maisto, Connors, & Zywiack, 2000; Field, Diego & Sanders, 2001; Colder, Campbell, Ruel, Richardson & Flay, 2002; Latimer, Floyd, Cariz, Novotna, Exnerova & O´Brien, 2004; Turbin, Jessor, Costa, Dong, Zhang & Wang, 2006) o baja capacidad especifica para responder en oposición a las demandas del grupo, su riesgo de abusar en el consumo de alcohol aumenta (Rhodes & Jason, 1990; Donaldson, et al, 1995; Curran, Stice & Chassin, 1997; Stice, Myers & Brown, 1998; Ouellette et al, 1999; Guerrero,2003; James, 2003; Hawkins, Cummins & Marlatt, 2004; Londoño, Valencia, Hernández & León, 2007). No obstante, en ningún caso se ha analizado la relación entre la asertividad general, la habilidad especifica de resistir la presión de grupo y el nivel de consumo de alcohol en los jóvenes, ya que en los estudios antes mencionados sólo se incluye una u otra variable social y su relación con la ingesta de alcohol.

Adicionalmente, todos los estudios que concluyen en esta dirección fueron desarrollados con jóvenes norteamericanos, europeos y uno en mexicanos. Sin embargo, estudios como el de Iannotti, Bush y Weinfurt (1996), en esos mismos grupos poblacionales, y el de Londoño (2007) en población universitaria colombiana, no muestran asociación significativa entre el déficit en asertividad y mayor consumo, ya que por el contrario, en la población colombiana las personas que más consumían obtuvieron los mayores puntajes en las escalas de asertividad general, motora y cognitiva. No obstante, aún existe la pregunta de si el papel protector es propio de la asertividad como competencia social global, o de la capacidad del joven de reaccionar en oposición a los mandatos del grupo de pares, ya que no existen estudios diferentes al de Londoño (2007) en los que se retomen ambas perspectivas de la competencia social.

Estos hallazgos en una dirección contraria de los demás, pueden ser debidos a que en dicho estudio se analizó la asertividad como un constructo global sin discriminar componentes específicos. Éste es el caso de la presión que los pares ejercen sobre el joven para que consuma alcohol, o al hecho de que el consumo en los adolescentes colombianos no está asociado a factores como la competencia social, y que por ende, éste no es un factor determinante a incluir en los programas de prevención dirigidos a dicha población. Con el objeto de resolver el dilema, Londoño, Valencia, Hernández & León (2007) desarrollaron el Cuestionario de Resistencia a la Presión de Grupo para el consumo de alcohol en universitarios, y se encuentran adelantando un estudio paralelo que pretende analizar su relación con la ingesta desmesurada de bebidas alcohólicas. Por otra parte, para efectos del diseño de programas de prevención efectivos y eficaces, es preciso dilucidar si la asertividad, como competencia social general, y la capacidad para resistir la presión de los pares están asociadas al tipo de consumo de alcohol.

Método

Participantes

El presente es un estudio correlacional descriptivo, cuya muestra conformada por conveniencia incluyó 255 estudiantes de distintas carreras de dos universidades privadas de Bogotá, entre ellos 111 mujeres y 142 hombres con edades comprendidas entre los 16 y 31 años.

Instrumentos

Cuestionario de Asertividad de Rathus RAS: el cuestionario tiene como objetivo evaluar conductas relacionadas con la expresión de opiniones, peticiones o negación ante determinadas situaciones sociales. La prueba consta de 30 ítems en los que se describen dichas situaciones con opciones de respuesta que van desde muy característico en mí hasta muy opuesto en mí (Rathus, 1973). El Coeficiente alfa de consistencia interna varía entre 0.73 y 0.86 en distintas poblaciones latinas entre ellas, colombianos (Salaberría & Echeburúa, 1995).

Cuestionario de Resistencia a la Presión de Grupo: El cuestionario, hecho con población colombiana, pretende medir la capacidad que tiene el joven para oponerse a la presión ejercida por el grupo de pares para que éste consuma alcohol, considerando tres componentes generales de la medida global de resistencia: el primero, la resistencia a la presión abierta y explicita que hace el grupo para que consumo. En segundo lugar, la resistencia a la presión indirecta o tácita que hace el grupo rechazando o excluyendo al joven, y en tercer lugar, el nivel de presión percibido. El instrumento tiene 45 ítems distribuidos en los factores antes mencionados con opción de respuesta en una escala tipo Likert impar cuyas alternativas van desde totalmente en desacuerdo hasta totalmente de acuerdo; la prueba es altamente confiable con un alfa de Cronbach de 0.91 y la clara existencia de los factores incluidos en la prueba (Londoño et al, 2007).

El Test Audit para Medir el Nivel de Consumo de Alcohol adaptado al español por Rubio, Bermejo, Caballero y Santo Domingo (2000), y para jóvenes colombianos por Londoño en el 2004, permite evaluar el abuso y/o dependencia del consumo de alcohol; los estudios de validación arrojaron un alfa de Cronbach´s de 0.86 en el test y en el re test de 0.90 que indican la confiabilidad de la prueba. En la calificación se suman los puntos ubicados al lado de cada respuesta en una escala que va de 0 a 36. La calificación mayor o igual a ocho revela la existencia de problemas asociados al consumo de alcohol, y a medida que se eleva el puntaje, se incrementa la posibilidad de tener un nivel de consumo abusivo o de ser dependiente de la sustancia. Los puntos 4, 5 y 6 son considerados indicadores de dependencia alcohólica.

Procedimiento

En primera instancia, se convocó abiertamente a participar en el estudio a los estudiantes universitarios de dos instituciones privadas ubicadas en la ciudad de Bogotá. Posteriormente, se procedió a informar individualmente a los interesados sobre las condiciones de participación, los objetivos del estudio y el manejo de la información, para luego proceder a la firma del consentimiento informado. En segunda instancia, se convocó en aulas de clase a grupos de 30 estudiantes en promedio para llevar a cabo el diligenciamiento de los instrumentos antes descritos, que fue acompañado en todos los casos por uno de los investigadores. Una vez obtenida la información, elaborada la base de datos y calificados los instrumentos, se procedió a realizar el correspondiente análisis estadístico en el programa estadístico SPSS.

Resultados

Del total de la muestra (255 estudiantes que representan el 100% del grupo) el 91.4% reporta consumir alcohol (233 estudiantes), entre los cuales el 22% (56 estudiantes) se encuentra en un nivel de consumo riesgoso o de dependencia, el 38.8% en consumo moderado (99 estudiantes) y el 30.6% en consumo esporádico (78 estudiantes). De los bebedores, el 62% ingiere principalmente cerveza (144 estudiantes) y el 34.1%, aguardiente (89 estudiantes), entre los cuales al menos el 56.5% reportó haberse embriagado al menos una vez en el último mes (131 estudiantes) (véase tabla 1).

El 71.8% de la muestra (183 estudiantes) obtuvo puntajes bajos en el Cuestionario de Resistencia a la Presión de Grupo, mientras que el 23,4% de la muestra (59 estudiantes) presentó un nivel moderado de resistencia, y un grupo reducido 3.9% (10 estudiantes) obtuvo puntajes altos que indican alta habilidad para resistir la coacción de los pares hacia el consumo de alcohol. Respecto de la asertividad, se encontró que de los 255 estudiantes encuestados (representando el 100% de la muestra), el 47.8% (122 estudiantes) alcanzó puntajes que denotan déficit grave, el 22% (56 estudiantes) con puntajes que indican baja asertividad, y sólo el 14,1% y el 16.1% reportan asertividad moderada o alta, (36 y 41 estudiantes respectivamente). En suma, se evidenció que el 69,8% presentó déficit en asertividad y sólo el 30.2% reportó un moderado o nivel alto en esta misma escala.

Tal como aparece en la Tabla 2, y para contrastar la hipótesis nula de la independencia de los factores estudiados, en el análisis de asociación arrojó que los puntajes altos en el Test Audit están relacionados significativamente al género masculino y al tipo de bebida ingerido, ya que a mayor puntaje en dicha prueba (consumo riesgoso y dependencia), se reportó con mayor frecuencia la ingesta de aguardiente y ron. Igualmente, se encontró una correlación significativa negativa entre los puntajes obtenidos en el factor resistencia a la presión directa y el género. De otra parte, se encontró la existencia de una correlación significativa entre el consumo hasta llegar al grado de embriaguez durante la última semana con el semestre y con la edad; específicamente se hace más frecuente alcanzar el estado de embriaguez en la última semana entre las personas de los semestres menos avanzados y entre las personas más jóvenes.

Para describir la medida en que los puntajes obtenidos en la escala de asertividad y resistencia a la presión estaban asociados con el puntaje obtenido en el Audit respecto al nivel de consumo, se aplicó el estadístico de regresión lineal con un procedimiento de exclusión. El modelo final incluye variables como la asertividad, la presión de grupo y el género, que explica el 35% de la varianza (véase tabla 3).

Para analizar las variables asociadas a cada nivel de consumo de alcohol, se aplicó el estadístico de regresión multinomial tomando como categoría de referencia automática el programa SPSS, la categoría con menor cantidad de sujetos correspondiente al nivel de consumo dependiente (n=13) respecto a la clasificación del consumo realizada por el AUDIT (véase tabla 4).

El no consumo y el consumo esporádico son explicados por variables psicosociales como la asertividad y la resistencia a la presión de grupo, junto con variables demográficas como género y semestre, y otras variables relacionadas con el consumo como el tipo de bebida. El consumo moderado, se explica por la resistencia a la presión indirecta (relación inversa) y con estar al inicio de la carrera y el tipo de bebida consumida (relación directa). El consumo riesgoso es explicado únicamente por el tipo de bebida (relación inversa).

Con respecto a la varianza explicada, este tipo de modelos arroja tres valores de un pseudo R2 que muestran que la varianza explicada oscila entre el 25 y el 30% sin que especifique dicha condición en cada submodelo contenido resultante del análisis.

Discusión

El aumento del consumo de alcohol en general y la aparición de cada vez más jóvenes que lo ingieren de manera riesgosa y dependiente representan un problema de urgente solución, pues aunque las instituciones universitarias adelantan campañas de prevención, la tendencia se mantiene. Para comprender la agudización del problema de consumo es preciso incluir, además de otras explicaciones basadas en las condiciones propias de la adolescencia y en los problemas familiares, la indudable falta de formación especializada de quienes diseñan e implementan las acciones de prevención (Fernández-Ríos, Cornes & Codesino, 1999; Londoño, 2004; Londoño & Vinaccia, 2005) y el bajo presupuesto destinado para este fin. La aplicación de estrategias con poco soporte teórico y empírico, sin seguimiento de los resultados obtenidos (Londoño & Valencia, 2005) hace que la falla de los programas que buscan la disminución del consumo de alcohol infortunadamente sea una constante.

Como en otros muchos estudios (Muracen, Martínez, Aguilar & González, 2001; Mora-Ríos & Natera, 2001; Colder, Campbell, Ruel, Richardson & Flay, 2002; Flórez, 2002; Londoño, 2007), el consumo más alto y riesgoso se presenta con mayor frecuencia en los hombres, quienes además muestran una marcada tendencia a ingerir bebidas con alta concentración alcohólica como el aguardiente y el ron, aunque la bebida ingerida por la mayor parte de los consumidores es la cerveza. Respecto al mayor consumo en los hombres se han dado explicaciones de tipo cultural, ya que la imagen de hombría ha sido asociada a la resistencia que se tenga para beber sin “caer” o sin embriagarse, resistencia que se comprueba a través de la participación en juegos como el “fondo blanco” y el “pico de botella” en los que el bebedor muestra como ingiere en poco tiempo grandes cantidades de alcohol sin que le “haga efecto” o “altere sus reflejos” (Londoño, García, Valencia & Vinaccia, 2005).

En la misma línea de otros estudios (Flórez, 2000; Díaz, Hernández, Londoño, Quiróz & Reyes, 2004; Latimer et al, 2004), el ingreso a la vida universitaria ha sido asociado ampliamente al aumento en la ingesta de bebidas alcohólicas en términos de frecuencia e intensidad; es decir, que no sólo se tienen más eventos de consumo de la sustancia, sino que además se incrementa la cantidad de tragos por ocasión. Los jóvenes consumen sin control hasta alcanzar la embriaguez, estado en el cual pierden todo control sobre sus actos poniendo en riesgo su salud, integridad física y hasta su vida, pues se involucran en actividades de alto riesgo. El hecho de embriagarse es considerado un componente más de una “rumba” sin freno y una forma de evadir la responsabilidad de sus actos, pues culturalmente se excusa a quien actúa bajo los efectos del alcohol porque es el “trago” el que lo lleva a actuar de una manera irresponsable, o el borracho es visto como el que le pone el toque de gracia a las fiestas (Díaz et al, 2004). Por otra parte, el frecuente consumo de cerveza sin duda está relacionado con la alta accesibilidad a la sustancia en los expendios ubicados alrededor de las instituciones universitarias.

En general, el grupo de jóvenes incluidos en el estudio muestran baja resistencia a la presión de grupo, resultados que se encuentran en oposición a los hallazgos de Londoño en (Londoño et al, 2007). No obstante, se confirma la existencia de déficit en la habilidad social general y en la habilidad especifica de resistir a la presión, ya que el adolescente se encuentra en un doble proceso de identificación o búsqueda de la identidad, y de búsqueda de aceptación y reconocimiento de aquéllos que considera importantes, que para el caso resulta ser el grupo de homólogos. A esto se suma que los modelos a imitar como padres y maestros tampoco tienen un alto grado de asertividad que les facilite la interacción con los jóvenes y que facilite la imitación. Si se tiene en cuenta el género, hay cambios en la habilidad, pues son al parecer las mujeres quienes tienen mayor capacidad para resistir la presión directa ejercida por los pares. Esto puede deberse a que a través del tiempo se ha asociado la conducta de consumo más al género masculino y a su expresión de hombría, haciendo que el joven se sienta obligado a beber para ratificar su identidad, y de paso, mostrarle al grupo su condición de macho; por el contrario a la mujer se le asocia con actividades más recatadas y su no consumo puede ser visto como una expresión de su feminidad.

En el caso de aquellos jóvenes que reportaron alta asertividad, alta resistencia a la presión de grupo y alto consumo, podría pensarse que ya que los jóvenes de ambos géneros están interesados en ser aceptados por su grupo de pares, el hecho de poseer ciertas habilidades sociales consideradas avanzadas, marca la pauta para que ellos puedan afrontar situaciones en las que otros los presionan para que se comporten de determinada forma y dirijan su conducta en cierto sentido, ya sea consumir o no consumir. Infortunadamente, los adolescentes y los jóvenes magnifican la importancia de ser aceptados por su grupo de pares más que por sus padres y terminan cediendo ante la presión que se ejerce sobre ellos (Londoño, 2007). Entonces, aunque se posea la habilidad de negarse e ir en contra de los deseos del grupo, el joven consume porque su cultura le ha mostrado que ésta es una conducta que no reviste mayor problema y no se identifican razones claras para oponerse a la ingesta de bebidas alcohólicas.

En los casos en los que los jóvenes no han desarrollado la habilidad de resistir la presión de grupo, la situación se torna aún más crítica, ya que aunque están conscientes de la importancia de controlar el consumo, no se encuentran preparados para ofrecer la resistencia necesaria ante las peticiones de consumo hechas por el grupo de pares. Es decir, terminan consumiendo únicamente por no ser señalados o rechazados por el grupo. La situación en Colombia es grave, ya que el sistema educativo está centrado primordialmente en el desarrollo de habilidades académicas e intelectuales dejando de lado el desarrollo integral, que aunque se contempla en muchos de los Proyectos Educativos Institucionales tanto de colegios como de universidades es del todo insuficiente, especialmente en la estimulación para la adquisición y desarrollo de habilidades y competencias para la vida.

La no resistencia a la presión que los pares hacen a favor del consumo se suma a otros factores ambientales y culturales, e incrementan aún más la vulnerabilidad de abuso de la sustancia. Su necesidad de reconocimiento sobrepasa la valoración que puede llegar a hacer sobre los riesgos que representa la bebida para su salud, máxime cuando él o los grupos a los que pertenece e imita muestran acuerdo explícito con el consumo e incluyen entre sus prácticas la ingesta de bebidas alcohólicas (Grube & Agostinelli, 1999; James, 2003; Hawkins et al, 2004).

En oposición a los hallazgos obtenidos por Londoño (2007) en una población similar a la de este estudio, se confirma la existencia de una relación estrecha entre la asertividad como competencia social global, la resistencia a la presión de grupo como un componente especifico de la asertividad y el consumo de alcohol en los jóvenes universitarios. Lo anterior ya había sido evidenciado en jóvenes de otras culturas (Cowell & Marks, 1997; Tobbler & Stratton, 1997; Suelves, 1997, 1998; Scheier & Botvin, 1997; National Institute on Drug Abuse, 1997a y 1997b; Dilorenzo et al, 1998; Bandura, 1999; Sallis et al., 2000; Maisto et al, 2000; Botvin, 2000; Field, Diego & Sanders, 2001; Colder et al, 2002; Odgen, 2003; Latimer et al, 2004; Turbin et al. 2006). Adicionalmente, el género resulta determinante del nivel del consumo tal como se ha venido confirmando en los estudios realizados en la última década (Muracen et al, 2001; Mora-Ríos & Natera, 2001; Colder et al. 2002; Flórez, 2002; Londoño, 2007), pues son los varones los que tienen mayor susceptibilidad de abusar en el consumo, ya sea debido a variables culturales o por la existencia de una predisposición genética hacia el consumo.

Respecto al análisis por nivel de consumo, se encuentra que los no consumidores o quienes lo hacen esporádicamente reportan con mayor frecuencia alta asertividad global y alta habilidad específica de resistir la presión de grupo. En los consumidores moderados, considerados típicamente bebedores sociales, se encuentra menor resistencia a la presión indirecta ejercida por los medios de comunicación y la cultura de consumo, menor asertividad, ingesta preferente de bebidas con concentración alcohólica media como la cerveza (14 a 30 grados de alcohol), y se encuentran principalmente en los primeros semestres. En el consumo riesgoso sólo aparece como variable relacionada la ingesta de bebidas alcohólicas de mayor concentración como el aguardiente y el ron (40 grados en adelante), haciéndose notorio que en estos casos las razones para consumir alcohol pierden su carácter social y aparecen las referidas al gusto por la bebida o al “beber por beber”.

En general, se confirma la asociación entre la asertividad global, la resistencia de la presión ejercida por los pares y el consumo de alcohol en los jóvenes. No obstante, para obtener un panorama general más claro es necesario desarrollar otras investigaciones adicionales sobre el efecto de las habilidades asertivas en el inicio del consumo de sustancias, y replicar éste y otros estudios sobre las variables psicosociales determinantes del consumo en otras poblaciones, en los que se incluyan jóvenes universitarios de un número considerable de instituciones en diversas ciudades del país.

Finalmente, se recomienda el uso prudente de los resultados obtenidos en el presente estudio, ya que el hecho de usar muestras no probabilísticas de conveniencia limita las posibilidades de generalización de sus conclusiones hacia la explicación del consumo de alcohol en todos los jóvenes universitarios.


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