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Acta Colombiana de Psicología

Print version ISSN 0123-9155

Act.Colom.Psicol. vol.12 no.1 Bogotá Jan./June 2009

 

ARTÍCULO

VALORES Y FACTORES SOCIODEMOGRÁFICOS EN ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS: UN ESTUDIO COMPARATIVO

VALUES AND SOCIO DEMOGRAPHIC- FACTORS IN UNIVERSITY STUDENTS: A COMPARATIVE STUDY

VALORES E FATORES SÓCIO-DEMOGRÁFICOS NOS ESTUDANTES UNIVERSITÁRIOS: UM ESTUDO COMPARATIVO

ANGELUCCI, LUISAa, DA SILVA, JOSÉb, JUÁREZ, JOSÉc, SERRANO, ARTUROd, LEZAMA, JOSÉe, MORENO, AGUSTÍNf
UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO, CARACAS - VENEZUELA

a Profesora-Investigadora del Centro de Investigación y Formación Humanística. Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, Venezuela, y del Departamento de Ciencia y Tecnología del Comportamiento. Universidad Simón Bolívar, Caracas, Venezuela langeluc@ucab.edu.ve.
b Profesor-Investigador del Centro de Investigación y Formación Humanística. Edificio de Aulas, piso 3, módulo 2, Centro Investigación y Formación Humanística. (CIFH) Universidad Católica Andrés Bello, Av. Teherán, Urb. Montalbán. Caracas, Venezuela. Teléfonos: 4074109, 4074399. Fax: 4074312 jdasilva@ucab.edu.ve.
c Profesor-Investigador del Centro de Investigación y Formación Humanística. Edificio de Aulas, piso 3, módulo 2, Centro Investigación y Formación Humanística. (CIFH) Universidad Católica Andrés Bello, Av. Teherán, Urb. Montalbán. Caracas, Venezuela. Teléfonos: 4074109, 4074399. Fax: 4074312 jjuarez@ucab.edu.ve.
d Profesor-Investigador del Centro de Investigación y Formación Humanística. Edificio de Aulas, piso 3, módulo 2, Centro Investigación y Formación Humanística. (CIFH) Universidad Católica Andrés Bello, Av. Teherán, Urb. Montalbán. Caracas, Venezuela. Teléfonos: 4074109, 4074399. Fax: 4074312 aserrano@ucab.edu.ve.
e Profesor-Investigador del Centro de Investigación y Formación Humanística. Edificio de Aulas, piso 3, módulo 2, Centro Investigación y Formación Humanística. (CIFH) Universidad Católica Andrés Bello, Av. Teherán, Urb. Montalbán. Caracas, Venezuela. Teléfonos: 4074109, 4074399. Fax: 4074312 jquijada@ucab.edu.ve.
f Profesor-Investigador del Centro de Investigación y Formación Humanística. Edificio de Aulas, piso 3, módulo 2, Centro Investigación y Formación Humanística. (CIFH) Universidad Católica Andrés Bello, Av. Teherán, Urb. Montalbán. Caracas, Venezuela. Teléfonos: 4074109, 4074399. Fax: 4074312 agmoreno@ucab.edu.ve.


Recibido, enero 16/2009
Concepto evaluación, mayo 17/2009
Aceptado, mayo 30/2009

 

Resumen

El objetivo de este trabajo fue comparar los valores de los estudiantes de una institución universitaria en función de las variables socio demográficas género, procedencia (colegio: privado – público y religioso – no religioso), religión (católica – no católica) y edad. Para la investigación se diseñó una escala autoaplicada de 55 valores, que se administró mediante una selección intencional a 3.384 estudiantes. De la escala de valores se derivaron cinco dimensiones: Cosmopolitas, Sociales, Instrumentales, Morales y Conservadores. Los resultados indicaron que las mujeres presentaron mayor valoración de las dimensiones valores Morales, Sociales y Conservadores, mientras que los hombres valoraron más la dimensión Cosmopolitas. Los estudiantes provenientes de colegios religiosos valoraron más la dimensión valores Conservadores. La variable socio demográfica de mayor influencia en las preferencias axiológicas fue el género y la dimensión de valores diferenciada por mayor cantidad de los factores socio demográficos evaluados fue aquella representada por valores conservadores.

Palabras clave: valores, factores socio-demográficos, estudiantes universitarios.


Abstract

The purpose of this study was to compare the values of university students as a function of socio-demographic variables such as: gender, kind of school (religious vs. non-religious; private vs. public), religion (Catholic – Non Catholic) and age. A self-administered scale of 55 values was designed for this research and it was used with a sample of 3.384 students selected intentionally. The values scale showed five dimensions: Cosmopolitan, Social, Instrumental, Moral and Conservative. Results indicated that women presented a higher appreciation of Moral, Social and Conservative values, whereas men valued more the Cosmopolitan values. The students that attended religious schools valued more the Conservative dimension. The socio demographic variable of major influence in the axiological preferences was gender and the value dimension differentiated by most socio-demographic factors was the Conservative.

Key words: values, socio-demographic factors, university students.


Resumo

Neste artigo comparam-se os valores dos estudantes de uma instituição universitária em função das variáveis sócio-demográficas género, procedência (colégio, privado, público; religioso, no religioso) e idade. Desenhou-se uma escala auto-aplicada de 55 valores, administrada a uma seleção intencional de 3.384 estudantes. Da escala de valores, determinaram-se cinco valores: Cosmopolitas, Sociais, Instrumentais, Morais e Conservadores. Os resultados revelaram que as mulheres mostraram maiores valorações nas dimensões Morais, Sociais e Conservadores, em quanto os homens valoraram mais a dimensão Cosmopolitas. Os estudantes provenientes de colégios religiosos valoraram mais a dimensão Conservadores. A variável sócio-demográfica de maior influencia nas preferências axiológicas foi o gênero; a dimensão de valores diferenciada por maior quantidade dos fatores sócio-demográficos avaliados foi Conservadores.

Palavras-chave: valores, fatores sócio-demogrráficos, estudantes universitários.


Introducción

El estudio de los valores representa un aspecto ineludible en la comprensión de la conducta del individuo. En tal sentido, se han desarrollado numerosas investigaciones que apuntan a diversos aspectos de los valores tales como su conceptualización (Frondizi, 2000); medición (Rokeach,1973; Gorlow y Noll, 1967; Braithwaite y Law, 1985); jerarquización (Angelucci, Juárez, Dakduk, Lezama, Moreno y Serrano, 2008; Vidal. y Santidrian, 1981); análisis de valores personales y colectivos (Bárcena, Gil y Jover, 1999; Vinuesa, 2002; Pedrals, 1997; Wojciszke, 1997; Bashkirova, 2002); y la relación entre valores y otros conceptos como las actitudes, normas, juicios morales y conductas (Diessner, Mayton II y Dolen, 1993; Casals y Defis, 1999; Nucci, 2001).

Rokeach (1973) considera que los valores son una creencia permanente por cuanto un modelo de conducta específico o estado final de la existencia es preferido personal o socialmente antes que un modelo de conducta o estado final opuesto a éste. Para Schwartz (1992), los valores entendidos como referencia evocan un estado deseado, la procura de objetivos o metas las cuales trascienden situaciones específicas, siendo aplicables como estándares normativos para juzgar y elegir entre modos alternativos de conducta. A su vez, Rugarcía (1999) simplifica la definición reorientándola al plano educativo con el fin de considerar los valores como aquello a lo que vale la pena dedicar la vida o parte de ella.

Para algunos autores como James (1904), y de manera particular Barton (1926), los valores están supeditados a las percepciones, los intereses y los deseos de los sujetos en un contexto heterogéneo, de allí que lo que es valioso para unos no siempre lo es para otros. De esta manera, se han registrado diferentes jerarquías de valores dependiendo del contexto histórico y cultural de los sujetos involucrados en los estudios. Según el planteamiento de Ortega y Minués (2001) el valor sin sufrir modificaciones de forma encuentra, no obstante, giros, expresiones o modos de realización circunscritos a las culturas o momentos históricos, de manera que siempre está condicionado en su manifestación y realización por el tiempo y el espacio, sin dejar de ser por ello valorados. Cada individuo pone su estilo particular de preferencias de acuerdo con el contexto y, siendo más específicos, de acuerdo con su grupo social y demográfico.

Frondizi (2000) afirma que el valor es una cualidad estructural que surge de la reacción de un sujeto frente a propiedades que se hallan en un objeto. Sostiene, además, que esa relación sólo es posible en una situación física y humana determinada. Esta situación es posible gracias al conjunto de factores y eventos físicos, sociales, culturales e históricos dentro del cual existe y tiene sentido el valor. De allí que cualquier estudio en esta materia necesariamente recomienda prestar la debida atención a la influencia de los factores sociodemográficos en la percepción que tienen estos sujetos de los valores.

En esta línea, se han llevado a cabo investigaciones en las que se evalúan los valores de los sujetos en función de aspectos como género, nivel socioeconómico, nivel educativo entre otros. Respecto a la variable género, el estudio de Daset, López y Suero (1998), se planteó como objetivo: "conocer el perfil psicopatológico de poblaciones adolescentes con variables sociodemográficas; posteriormente las competencias y, por último, afrontamiento y valores" (p.41). La muestra fue de 152 jóvenes de edades comprendidas entre 12 y 18 años, hombres y mujeres, pertenecientes a un nivel socioeconómico medio. El instrumento utilizado para el estudio fue el desarrollado por Díaz, Gouveia, y Vidal (1998), el cual sigue la línea de trabajo de Schwartz y Bilsky (1990). La tipología de valores generada para el estudio abarcó tres categorías: a) valores personales (emoción, placer, estimulación, sexualidad. Igualmente los ligados con la realización personal: éxito, poder, prestigio, privacidad y autodirección); b) valores centrales (estabilidad personal, sobrevivencia y salud). Están también la justicia social, belleza, madurez, sabiduría y c) los valores sociales (obediencia, orden social, religiosidad y tradición), así como valores de interacción y vínculo: (afectividad, apoyo social, convivencia, honestidad). Los hallazgos del estudio con respecto a los valores plantearon diferencias según género: las mujeres presentaron menor prioridad que los hombres en lo referente a valores personales y centrales, y mayor en la dimensión valores sociales. En los seleccionados por los más jóvenes como menos importantes, se encuentran los valores de realización (del grupo de valores personales), en tanto que los considerados más importantes fueron los de interacción (valores sociales), seguidos de los de existencia (valores centrales).

Específicamente, en la categoría de valores personales los hombres obtuvieron una mayor puntuación en los aspectos de sexualidad, emoción y placer y en menor medida en los referidos a estimulación. Por su parte, en la agrupación de valores de realización personal, el puntaje más alto lo obtuvieron los hombres en el rubro de poder y prestigio, mientras las mujeres lo tuvieron en éxito, privacidad y autodirección. En la segunda categoría de valores centrales, los aspectos relacionados con la estabilidad personal, sobrevivencia y salud, los hombres consiguieron la mayor puntuación, mientras en justicia social, madurez y sabiduría el más alto puntaje fue para las mujeres. En cuanto a la belleza, este valor alcanzó un puntaje similar para ambos géneros. En el grupo de los valores sociales se manifiesta una mayor tendencia para el género masculino destacando la tradición, seguida de religiosidad y obediencia, mientras que la agrupación de valores de interacción tiene una más alta puntuación para el género femenino, siendo las mayores: honestidad y afectividad.

En relación con las variables género y edad, la investigación realizada por Canteras (2003) analiza la dinámica social de cambio propia de las sociedades modernas, tratando de comprender las claves en que viene produciéndose dicha transformación, especialmente en cuanto a la integración de sentidos individuales en las personas jóvenes. Se entrevistaron a 2.471 jóvenes de 158 municipios y de 47 provincias españolas, hombres y mujeres con edades comprendidas entre los 15 y 29 años. La estructura del informe contiene tres aspectos: una primera parte describe el modo en que los jóvenes construyen su personalidad propia o de sentido atendiendo a la dimensión mítico-ritual. Una segunda parte, el grado de salud y ética de los jóvenes. Por último, las estructuras de sentido que componen el espectro de sensibilidad latente en la juventud. Los resultados de la investigación son amplios, de allí que para los efectos del presente estudio sólo se tomaron algunos datos relativos al objetivo de investigación.

Los resultados obtenidos en la dimensión mítico-ritual muestran que los jóvenes entre los 21 y 29 años le dan más importancia al bienestar espiritual en comparación con los jóvenes entre 15 y 20 años; mientras que las mujeres reflejaron un mayor puntaje en este aspecto. A la pregunta sobre la creencia en Dios, las mujeres obtuvieron el puntaje más alto, al igual que con la pregunta acerca de la creencia en elementos religiosos (Jesucristo, ángeles, infierno, milagros, Virgen María, juicio final, alma, demonio, Iglesia Católica, Biblia, infalibilidad del Papa). En cuanto a la edad, los resultados señalaron que los jóvenes entre los 10 y 15 años creen más que aquéllos ubicados entre los 21 y 24 años y, a su vez, éstos creen menos que los jóvenes con edades comprendidas entre los 25 y 29 años. En referencia a la construcción social de sentido de institucionalidad y sistema de valores, los resultados mostraron que hay mayor sentido de institucionalidad en los jóvenes entre 24 y 29 años y desciende a menor edad. El grado de confianza en la Iglesia es más alto en las mujeres, así como la tendencia hacia labores propias del voluntariado. En cuanto al interés por la educación en valores, las mujeres consiguieron mayor puntaje en comparación a los hombres y los jóvenes entre 24 y 29 años. En la relación con la última parte de la estructura, se encontró que el sentido de sensibilidad religiosa es superior en las mujeres.

Como se puede observar, en las investigaciones anteriores existen diferencias por género y edad. Las discrepancias por género pueden ser explicadas a la luz de las teorías de Bem (1981) y de Eagly (1987), usadas a su vez por Rickman y Houston (2003), en las que se afirma que "los niños de ambos géneros comienzan a ser influenciados desde una edad muy temprana por prescripciones culturales acerca de los rasgos y comportamientos que son apropiados sólo para niñas y mujeres o sólo para niños u hombres" (Rickman y Houston, 2003, p.129). De esta forma, las discrepancias encontradas en las percepciones valorativas entre hombres y mujeres son el producto de una socialización diferenciada por género.

Una posible respuesta a la discordancia por edad puede encontrarse en la influencia que tiene la formación del juicio moral en el desarrollo del joven, el cual, según Pilar (2002), está relacionado con los estadios morales, siendo éstos los que a su vez "describen el nivel en el que la persona ve a las otras personas, interpreta sus pensamientos y sentimientos y ve el rol o lugar de estas personas en la sociedad" (p. 103), lo que a su vez interviene en la jerarquía de valores o la estimación valorativa de las personas y las cosas. Bajo la perspectiva cognitivo-social estudiada por Kohlberg (1981), los jóvenes adolescentes, objeto del estudio, podrían ubicarse en la etapa convencional, lo que revelaría un equilibrio entre deberes e inclinaciones asociado a una conformidad con el sistema existente de normas convenidas y valores tradicionales.

Ahora bien, otra variable que se ha estudiado relacionada con los valores es la religión. En este sentido, la investigación realizada por García - Alandete y Pérez (2005) ofrece información relevante acerca de la variable religión y su relación con valores. Los autores plantean la necesidad de averiguar la asociación que existe entre la actitud religiosa y las preferencias axiológicas de un grupo de jóvenes universitarios españoles, usaron la escala de valores de Rokeach y un cuestionario de actitudes religiosas. Se les aplicó a 323 sujetos (48 varones y 275 mujeres) estudiantes de los tres primeros años de una escuela universitaria, cuya orientación manifiesta ser de carácter confesional (católica), con una media de edad de 20.75 años. En términos generales, el estudio concluye que la mayor religiosidad se halla positivamente asociada a los valores finales: realización, salvación, respeto de otros y sabiduría, así como también a los valores instrumentales: servicial, obediente, educado y controlado.

Una explicación de estos resultados queda expresado en la siguiente afirmación: "las convicciones religiosas, las cuales incluyen una determinada concepción del mundo y del hombre, se relacionan con un determinado 'perfil axiológico' o 'perfil estimativo'" (García-Alandete y Pérez, 2005, p. 50). Las convicciones religiosas traen consigo un uso y reconocimiento de normas y axiomas de comportamiento que sirven para que los jóvenes puedan no sólo identificarse entre sí, sino marcar distancia frente a otros grupos sociales.

Bajo criterios instrumentales, Rokeach (1973), indica que la religión manifiesta una visión restrictiva y limitante de la conducta humana. Si se es una persona servicial, obediente o controlada, puede entenderse, a la luz de lo religioso, como alguien respetuoso de normas cuyo apoyo fundante está en la propia familia o en condiciones comunitarias de cuño tradicional. De acuerdo con este presupuesto. la constante descansa en ajustarse obedientemente a un patrón de conducta, lo cual sirve para identificar espacios comunes dentro de una comunidad, como también incompatibilidades formales y de contenido con otros grupos.

Cuando se mira la religión a través de los valores finales como la realización, la salvación, el respeto por el otro y la sapiencia (Rokeach,1973), ésta marca algunas diferencias, ya que es vista como una plataforma para el crecimiento y la derivación hacia conductas compartidas por miembros que no tienen que pertenecer necesariamente a la misma comunidad religioso-cultural.

Ríos (2004), analizó la disposición que tiene la realización de actividades propias del voluntariado estudiantil respecto a la formación religiosa de los estudiantes participantes. Se encuestaron 2.095 estudiantes del primer semestre de la Pontificia Universidad Católica de Chile de todas las carreras ofertadas, encontrándose que los sujetos con alta actitud de religiosidad tenían una orientación claramente más pro social y mayores niveles de involucramiento que los alumnos de las demás confesiones. Así los estudiantes con formación religiosa tendían a orientar sus actividades más allá de sus intereses personales buscando incluir a los otros en lo que bien se podría llamar una "responsabilidad solidaria". Este resultado muestra cómo y en qué medida la religión puede servir para el acercamiento social con alta posibilidad de alentar un conjunto de actividades tendientes a mejorar las relaciones sociales, así como también la convivencia entre grupos diferenciados por sus creencias.

Otras investigaciones indican las diferencias en valores en función de ciertos factores representados por el tipo de institución y el origen de los fondos económicos necesarios para la sustentación de dicha unidad educativa. En este sentido, Beltrán, Torres y Ayulia (2005) realizaron un estudio comparativo en valores éticos contrastando una universidad pública con dos privadas. Se formaron dos grupos: uno constituido por 43 estudiantes de dos universidades privadas y otro, compuesto por 58 estudiantes de una facultad adscrita a una universidad pública. El instrumento aplicado fue el estudio de valores de Allport, cuyo objetivo principal es la identificación de los valores personales y la adaptación al medio social. Dicho instrumento abarca la clasificación de seis tipos de valor: 1) teóricos, que le dan gran importancia al descubrimiento de la verdad por medio de un enfoque crítico y racional; 2) económicos, que enfatizan lo útil y práctico; 3) estéticos, que asignan el valor más alto a la forma y la armonía; 4) sociales, que proporcionan el valor más alto al amor a los demás; 5) políticos, hacen hincapié en el logro de poder e influencia; 6) religiosos, que se relacionan con la unidad de la experiencia y la comprensión del cosmos como un todo (Beltrán, Torres y Abulia, 2005, p.408).

Los resultados señalaron que había diferencias significativas entre los valores de los estudiantes por tipo de universidad y por género. Las mujeres obtuvieron mayor puntaje en los valores estéticos en comparación con el de los hombres y éstos, a su vez, alcanzaron mayor puntaje en los valores teóricos. Atendiendo al tipo de universidad se obtuvo que en la universidad pública se otorgó menos importancia a los valores teóricos, mientras que en los valores económicos y políticos su puntaje en la escala superó al de las universidades privadas.

La diferencia entre público y privado encuentra una posible explicación de acuerdo con las características asociadas a cada uno de los grupos de estudiantes que pertenecen a uno u otro tipo de institución educativa. Una de las características frecuentemente asociadas al grupo de la institución pública, por lo menos en el caso de Venezuela, es pertenecer a un nivel socio económico bajo, lo que trae como consecuencia un conjunto de expectativas, creencias, actitudes y valoraciones típicas del mismo. Juega aquí un papel de importancia el entorno en el que se desenvuelve el adolescente, en especial en los aspectos relacionados con lo que se puede hacer para superar el nivel socio-económico al que se pertenece. Por ejemplo, se ha encontrado que grupos de nivel socio económico más bajo presentan mayores expectativas negativas de ascenso social que aquéllos que provienen de niveles superiores, donde el emprendimiento y el anhelo de superación están fuertemente arraigados (Graffigna, 2004; Irrazabal y Oyarzún, 2003).

En este sentido se podría suponer que siendo una persona ubicada en el nivel socio económico bajo perteneciente a una entidad pública valorará, tal como lo muestra el estudio anteriormente mencionado, aspectos relacionados con lo pragmático, dando un menor valor o estima a aspectos relacionados con lo formal.

Tomando en cuenta las investigaciones citadas, queda en evidencia la importancia, a la hora de estudiar los valores en los jóvenes, el hecho de analizar dichos valores enmarcados en el contexto sociodemográfico de la población seleccionada para el estudio, haciendo énfasis en factores específicos que influyen en el sistema axiológico de los individuos.

De esta manera, la presente investigación se propone como objetivo comparar el comportamiento de diferentes dimensiones de valores según los factores sociodemográficos: género, tipo de colegio (privado – público y religioso – no religioso), religión (católica – no católica) y edad, para conocer si existen diferencias significativas en las preferencias valorativas entre los estudiantes universitarios de acuerdo con las variables propuestas.

Método

Tipo de investigación

Se trata de una investigación no experimental comparativa. Se utilizó un diseño transversal causal-comparativo (Kerlinger y Lee, 2002).

Muestra

Se encuestaron 3.384 estudiantes de la UCAB elegidos según muestreo por cuotas (año y carrera), conservándose el 30% de la población en general. La edad promedio de los participantes fue de 20 años con una desviación de 2,7 puntos y un rango de 16 a 50. El 63% pertenecía al género femenino; 83% de los estudiantes vivía en Caracas; 92% estudió en colegios privados; 70% egresó de colegios religiosos; 93% reportó ser miembros de la religión católica; 19% son estudiantes de Administración, 4% de Psicología, 11% de Comunicación Social, 11% de Derecho, 4% de Economía, 9% de Ciencias Sociales; 27% de Ingeniería, 12% de Educación y 3% de Letras. La distribución, de acuerdo con el año de estudio fue: 36% de primer año, 19%, segundo año; 16%, tercer año; 15% cuarto año, y 14% de quinto año. La participación fue voluntaria.

Instrumentos

El instrumento abarca las siguientes dimensiones: a) datos de identificación: edad, género, carrera, año de carrera, procedencia (interior–ciudad capital de la República), colegio de procedencia (privado u oficial; religioso o no religioso), religión a la que pertenece y zona donde vive y b) escala de valores que evalúa 55 valores agrupados en cinco dimensiones: Cosmopolitas, Sociales, Instrumentales, Morales y Conservadores.

El instrumento de valores fue construido en la presente investigación siguiendo la conceptualización general de valor de Schwartz (1994) como un objetivo transituacional deseable, que varía en importancia y sirve como principio guía en la vida de las personas o entidades sociales. Se usó una escala similar a la Escala de Valores de Schwartz (Schwartz y Bilsky, 1987) y Schwartz, S.H. y Bardi, A. (2001), donde se lista una serie de adjetivos que la persona debe puntuar los valores utilizando seis puntos que van desde ninguna importancia (1) hasta mucha importancia (6).

De esta manera la lista construida contiene diferentes aspectos a los cuales las personas asignan un grado de importancia en función de su experiencia previa y de la conceptualización de cada uno de ellos. En la presente investigación se asume que este proceso de asignación de importancia involucra una valoración por parte del sujeto de diferentes objetos sociales y bienes, lo cual permite abordar la problemática de los valores desde una perspectiva más amplia. Esto explica, en parte, el por qué aspectos como la cobardía, la pereza, la belleza y la apariencia se ubicaron en la lista de valores. En un sentido general, estos últimos también serían tales, aunque tal afirmación pueda resultar estridente a aquéllos que consideran solamente como genuinos valores a los positivos. Respecto de este asunto no se debe perder de vista la polaridad constitutiva de la naturaleza de los valores (Frondizi, 2000).

Cabe destacar que se usó una modificación de la escala original de Schwartz, dado que en investigaciones anteriores en muestras similares a la de la presente investigación la configuración propuesta por el autor no se mantuvo (Bethelmy y Gómez, 2002). Así mismo, se agregaron aspectos que en estudios venezolanos han sido resaltados como valores o antivalores predominantes (Zapata, 1996).

En una muestra piloto de 371 estudiantes la confiabilidad obtenida por el coeficiente alfa de Cronbach fue de 0,88, lo que indicaba alta consistencia interna. A su vez, se encontró mediante un análisis factorial de componentes principales cinco factores que explicaban el 38,36% de la varianza donde el primer factor explicaba el 18,59%; el segundo factor, el 8,09%; el tercer factor, el 4,13%; el cuarto, el 3,87%, y el quinto factor, 3,74%.

Dada la confiabilidad y la coherencia en la estructura factorial encontrada, se procedió a aplicar la escala a la muestra definitiva de 3.384 estudiantes, y mediante un análisis de componentes principales con rotación Varimax, se determinó nuevamente la estructura subyacente del instrumento. Se seleccionaron aquellos factores con autovalores por encima de 1,5 teniendo un total de cinco dimensiones que explican el 38,25% de la varianza total, cuyo resultado fue congruente con los datos de la gráfica de sedimentación. Para seleccionar los ítems o valores que componían cada factor, se fijó como criterio una carga factorial por encima de 0,35 (Angelucci, Dakduk, Juárez, Lezama, Moreno y Serrano, 2007). En la Tabla 1 se presentan los porcentajes de varianza explicado por cada factor, los ítems que componen cada dimensión en jerarquía de mayor a menor carga factorial, y el nombre otorgado a cada dimensión. Se encontró una configuración muy similar a la encontrada en la prueba piloto, evidenciándose coherencia teórica en cada uno de los factores.

Para el análisis de la consistencia interna de la encuesta en esta muestra definitiva se calculó el coeficiente de confiabilidad Alfa de Cronbach, que arrojó un valor de 0,91, evidenciándose una alta consistencia entre los ítems. Igualmente se calcularon Alfas Cronbach para cada dimensión, y como se observa en la Tabla 1, todas las dimensiones presentan un alfa por encima de 0,70, evidenciándose una buena confiabilidad.

Procedimiento

Construcción del instrumento: Este proceso involucró en primer lugar, la validación de jueces expertos (profesores en el área de sociología, psicología, educación, metodología), quienes agregaron o eliminaron aspectos de la escala. Luego de esta revisión se administró a una muestra piloto constituida por 371 estudiantes (78% mujeres y 22% hombres) de primero a quinto año de las escuelas de psicología, comunicación social, administración, educación, filosofía e ingeniería y después se hicieron las modificaciones pertinentes.

Selección de la muestra definitiva: se procedió a calcular el 30% de los estudiantes por carrera y año, siendo el muestreo utilizado por cuotas.

Aplicación del instrumento a la muestra definitiva: se llevó a cabo de manera colectiva en los salones de clase, con la colaboración de los directores de las escuelas y alguno de sus profesores. El tiempo promedio de aplicación fue de 30 minutos.

Análisis de resultados: Los datos recolectados de la encuesta fueron tabulados y procesados mediante el uso del programa SPSS versión 7.5.

Con el fin de evaluar el comportamiento de las dimensiones según los siguientes factores sociodemográficos: género, tipo de colegio (privado–público y religioso–no religioso), religión (católica–no católica), se llevó a cabo un conjunto de pruebas de t de student para muestras independientes. Se usó como criterio un nivel de significancia de 0,01. Igualmente, se obtuvieron las magnitudes del efecto de las diferencias que resultaron ser significativas por medio de la d de Cohen (m1-m2) / Stotal.

Con relación a la edad, dado que se encontraron 107 estudiantes con edades extremas iguales o por encima de 26 años, se acortó el rango a 16 y 25 años, y se categorizó la variable con el fin de tratarla estadísticamente igual al resto de las anteriores. La categorización se hizo a partir de la mediana (20 años) quedando dos grupos (de 16 a 19 y de 20 a 26).

Los análisis se presentan en función de cada dimensión (véase Tabla 2). Para la dimensión valores cosmopolitas se obtuvo diferencias significativas por la variables género, con una magnitud del efecto moderada baja (t= 8,57, gl= 3.113, p= 0,000, d= 0,32); la variable tipo de colegio, en cuanto a lo público o privado con una magnitud del efecto baja (t= 3,08, gl= 3.089, p= 0,002, d= 0,25), y la variable edad, con una magnitud del efecto baja (t= 3,70, gl= 3.109, p= 0,000, d= 0,14). El resto de los factores sociodemográficos no diferenciaron significativamente a esta dimensión. En consecuencia, tanto hombres como mujeres, al igual que estudiantes provenientes de colegios privados y públicos, como estudiantes mayores y menores de 20 años otorgan importancia a este valor en un nivel cercano a 4 (donde 6 es mucha importancia). Sin embargo, las mujeres reportaron menos importancia en comparación con los hombres, los estudiantes provenientes de colegios públicos menos que los de colegios privados, y por su parte, los estudiantes de 16 a 19 años menos que los de 20 a 26 años, lo cual significa que los hombres y estudiantes de colegios privados valoran en mayor medida aquellos aspectos relacionados con belleza, placer, apariencia, rebeldía, dinero, competencia, riesgo, género, reconocimiento social, pereza, entre otros. Se resalta que el efecto de estas variables sobre esta dimensión es medio bajo (género) o bajo (colegio, edad).

En cuanto a la dimensión valores sociales, los factores sociodemográficos que presentaron un efecto significativo fueron el género (t= 9,06, gl= 2.940, p= 0,000, d= 0,34) y la edad (t= 4,72, gl= 2.936, p= 0,000, d= 0,17). Estos grupos otorgaron una elevada importancia a esta dimensión, con un nivel cercano a 5. No obstante, las mujeres y los estudiantes de 20 a 26 años dieron más importancia a esta dimensión en comparación con los hombres y los alumnos de 16 a 19 años, así las mujeres y los estudiantes de 20 a 26 años valoraron más los aspectos relacionados con la diversidad, equidad, tolerancia, igualdad, creatividad, paciencia, solidaridad, justicia, respeto, ambiente, entre otros. La magnitud del efecto del género sobre esta dimensión fue moderado-bajo y el de la edad bajo.

Con relación a la dimensión valores instrumentales, los factores sociodemográficos que presentaron un efecto significativo fueron el género (t= 6,63, gl= 3.180, p= 0,000, d= 0,24), el tipo de religión (t= 3,06, gl= 2.875, p= 0,007, d= 0,22) y en menor cuantía, el tipo de colegio (religioso y no religioso) (t=2,19, gl=2.965, p=0,028, d= 0,10) y la edad (t=2,10, gl=3.177, p=0,036, d= 0,08). Aunque todos los grupos tuvieron una calificación cercana a 5, las mujeres y los estudiantes que informaron ser católicos, los provenientes de colegios religiosos y los de 20 a 26 años, mostraron una mayor puntuación promedio en esta dimensión, lo cual indica que éstos valoraron más aspectos relacionados con el éxito, la excelencia, el progreso, la responsabilidad, el trabajo, la eficiencia, la prosperidad, el ahorro, el compromiso, la seguridad y la sabiduría, en comparación con los hombres y jóvenes de otras religiones como testigos de Jehová, evangélicos, judíos; inclusive se percibe esta realidad en jóvenes provenientes de colegios religiosos. Cebe destacar que la magnitud del efecto de estas cuatro variables sobre esta dimensión es bajo.

En relación a la dimensión valores morales se obtuvo que el género (t= 6,63, gl= 3.214, p= 0,000, d= 0,50) y el tipo de colegio en cuanto a lo religioso (t= 3,37, gl= 3.001, p= 0,001, d= 0,14) diferenciaron significativamente los puntajes en esta dimensión. En general, tanto los hombres como las mujeres y, los jóvenes provenientes de colegios religiosos y no religiosos, otorgaron mucha importancia a esta dimensión, con un nivel cercano a 6. Sin embargo, las mujeres y los jóvenes provenientes de colegios religiosos concedieron mayor importancia a estos valores, en comparación a los hombres y estudiantes pertenecientes a colegios no religiosos, respectivamente. De esta manera, las mujeres y jóvenes provenientes de colegios religiosos valoraron más aspectos relacionados con el amor, la felicidad, la salud, la paz, la fraternidad, la amistad, la afectividad, la familia, la libertad y la fidelidad, siendo la magnitud del efecto del género sobre esta dimensión moderada y la del tipo de colegio muy baja.

Por último, con respecto a la dimensión valores conservadores, los factores que diferenciaron significativamente fueron el género (t= 10,67, gl= 3.286, p= 0,000, d= 0,37) y el tipo de colegio en cuanto a lo religioso o no (t= 8,55, gl= 3.064, p= 0,000, d= 0,33). Tanto los hombres como las mujeres y los jóvenes provenientes de colegios religiosos y no religiosos, confirieron importancia a esta dimensión con un nivel alrededor de 4, empero, las mujeres y los jóvenes provenientes de colegios religiosos otorgaron mayor importancia a los valores integrantes de esta dimensión, en comparación a los hombres y aquellos provenientes de colegios no religiosos, respectivamente. De esta manera, las mujeres y jóvenes procedentes de colegios religiosos valoraron más aspectos relacionados con la tradición, religión, espiritualidad y obediencia, con una magnitud del efecto moderada baja.

Antes de discutir los datos obtenidos cabe resaltar que los mismos deben evaluarse tomando en cuenta lo grande de la N muestral, que en cierta forma favorece el hecho de que diferencias pequeñas resulten ser significativas. Ante esta eventualidad, se discuten aquellas diferencias con una magnitud del efecto a partir de 0,32 (reportada como moderada baja), que como se puede ver en el gráfico 1, representa aproximadamente el percentil 75 en la distribución de las magnitudes. El resto de las diferencias se asumen como tales aunque no se discuten por no ser contundentes.

La desproporción de personas en algunos grupos refleja el comportamiento típico de la población de la Universidad (Universidad Católica Andrés Bello, 2006), por lo que la muestra se asume como representativa de la misma, y no se llevan a cabo procedimientos de igualación de los subgrupos.

Gráfico 1

Discusión

El objetivo de la investigación fue evaluar el comportamiento de las dimensiones de valores según los factores sociodemográficos: género, tipo de colegio (privado-público y religioso-no religioso), religión (católica-no católica) y edad.

En cuanto a la dimensión cosmopolitas se encontraron datos que apuntan a la hipótesis de que los hombres muestran mayor identificación con los valores cosmopolitas que las mujeres. Esto concuerda con los resultados de la investigación de Díaz, M. C; Gouveia, V. y Vidal, M. (1998), en la cual se mostró que los sujetos de género masculino están más ligados con el grupo de valores personales: poder, estimulación, placer y autodirección, igualmente incluidos dentro de los valores cosmopolitas en la presente investigación. En cambio, parecen diferir de los resultados obtenidos por Beltrán et. al. (2005), pues en dicha investigación se observó que los puntajes obtenidos por las mujeres en los valores estéticos fueron más altos que los apuntados por los hombres. Por otra parte, la investigación de Ryckman y Houston (2003) indica que, en el caso de este tipo de valores, no hubo diferencia alguna entre los géneros; los citados autores afirmaron que en su caso, hombres y mujeres le asignaban la misma importancia a lo que ellos llaman valores hedonistas.

Pareciera que la posible discrepancia entre los resultados de la presente investigación y la de los autores citados se debe a lo contemplado en las categorías de valores medidas por cada uno. Para la presente investigación, la dimensión cosmopolita abarca tanto valores llamados hedonistas, estéticos, como también aquéllos referidos al poder y la competencia. De esta manera, se encuentran diferencias entre hombres y mujeres, a favor de los hombres, cuando se toman en cuenta los aspectos relacionados con el poder, competencia, placer, entre otros, tal como sucedió en la presente investigación y en la de Daset, Lopéz y Suero (1998).

El hecho de que los hombres valoraran más los aspectos relacionados con el poder, el prestigio, el dinero, la competencia, el riesgo, el reconocimiento social, la belleza, entre otros, concuerda con la postura general (ya tradicional) que hace referencia a las teorías acerca del rol sexual. tradicionalmente, en las culturas occidentales al hombre se le asocia con la adopción de conductas de mayor riesgo, competencia, poder y otros (Bem,1981; Eagly, 1987).

En cuanto a la dimensión de valores sociales se obtuvo que las mujeres apreciaron más los aspectos relacionados con: la diversidad, la equidad, la solidaridad, la igualdad, la tolerancia, la justicia, entre otros. Este resultado concuerda con el estudio hecho por Ryckman y Houston (2003), en el que las mujeres mostraron mayor identificación con los valores colectivistas. De esta manera, las mujeres, por su proceso de socialización, juzgan que los individuos deben supeditar sus intereses a los del grupo, por lo que valoran más aspectos relacionados con la fidelidad, el respeto, la tolerancia, la justicia y la equidad (Bem, 1981; Eagly, 1987).

Para la dimensión de los valores morales, los resultados concuerdan con los presentados en el trabajo de Comas (2003), pues las mujeres puntuaron mucho más alto en este tipo de valores que los hombres, lo cual a su vez es congruente con las teorías del rol sexual, donde se expone que las mujeres son socializadas para promover el amor, la fraternidad, la amistad, la afectividad y la paz. Al mismo tiempo, existe una cultura tradicional que refuerza dichos valores en la mujer (Bem, 1981). Adicionalmente, en países matricentrados como Venezuela, la mujer es la encargada implícita y explícitamente de asumir el cuidado de la familia, salud y fraternidad y los valores asociados (Montero, 1984; Moreno, 2007). Como indican Ryckman y Houston (2003) "en el contexto del aprendizaje de las diferencias de género, los niños generalmente adquieren características como la ambición, la agresividad, orientación al poder, independencia, auto estima, mientras que a las mujeres se les enseñan valores como calidez, amabilidad y preocupación social" (p.129).

En el caso de los valores conservadores y el género, se encontró que las mujeres son más conservadoras que los hombres. Este resultado contradice la investigación que hizo Daset, Lopéz y Suero (1998) y la de Álvarez y Camargo (2007), pues en ellas se observó que lo que ellos llaman valores normativos (religiosidad, tradición y obediencia) son valorados con mayor tendencia por el género masculino; es decir se encontró que los varones poseen valores más rígidos duros e intolerantes, mientras que las mujeres están dispuestas a convivir con los cambios o presupuestos conceptuales ajenos a su entorno tradicional. Sin embargo, el resultado de la presente investigación muestra ser acorde con lo explicado por las teorías acerca del rol sexual, donde se asume que la mujer es educada para socializar y ser obediente, además de asumir la conservación de las tradiciones y estar más apegada a todo lo que guarde relación con la religión. En la cultura occidental la mujer es educada como la garante de las costumbres; de ahí su tendencia conservadora. Ella debe salvaguardar el status quo; mientras que el hombre aprende desde temprana edad a ser osado, aventurero y a desafiar la autoridad (Bem, 1981).

Con relación a los colegios religiosos y los valores conservadores, no se encuentran investigaciones directas que pudiesen respaldar el hecho de que los jóvenes provenientes de colegios religiosos otorgaron mayor importancia a estos valores, en comparación con los jóvenes procedentes de colegios laicos. No obstante, se supone que la educación impartida en estos colegios está a favor del mantenimiento de la tradición y la espiritualidad. Hay estudios que de manera indirecta explican la tendencia de los colegios religiosos a incidir en la formación de los estudiantes en criterios relacionados con el cumplimiento de normas, el cultivo de tradiciones y el desarrollo de una personalidad acorde con las exigencias de la institución religiosa. El estudio de Centro de Investigaciones Socioculturales CISOC Bellarmino (2005), señala que para los jóvenes provenientes de colegios religiosos es importante ser una persona de fe. Por su parte, la Iglesia Católica, en la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano reunida en Santo Domingo (1992), señala que las escuelas católicas se diferencian de cualquier otra institución educativa en que en ellas se pretende conducir a la perfección humana y cristiana y a su maduración en la fe, por lo cual establece una serie de lineamientos orientadores de la práctica educativa en todas sus instituciones.

Igualmente, se infiere que la familia de los jóvenes provenientes de estos colegios juega un rol determinante, ya sea porque concuerdan con los lineamientos educativos y formativos de esas instituciones o porque concilian sus ideales con un modelo religioso de vida. En estos casos, el joven estudiante refuerza sus conductas conservadoras a través de dos ambientes concordantes, a saber: familia y educación. Este aspecto podría ser evaluado en futuras investigaciones.

Como se puede observar, esta investigación muestra que la variable género resulta ser el factor sociodemográfico más importante para la diferenciación de la preferencia axiológica de los jóvenes universitarios, donde la edad, tipo de colegio (público o privado / religioso o no) y el tipo de religión (católica o no católica) no presentan una incidencia o muy poca sobre la importancia otorgada a los valores evaluados. Las diferencias encontradas por género apoyan los supuestos de las teorías acerca del rol sexual, donde se indica que las mujeres son más sociables, dependientes, tradicionales, morales,\ y menos arriesgadas y rebeldes, y, por tanto, de esta manera valoran aspectos relacionados o que afianzan estas características.

Por su parte, la dimensión de valores que no fue diferenciada de manera contundente por alguno de los factores sociodemográficos estudiados fue la dimensión valores instrumentales, siendo la más diferenciada aquélla referida a los valores morales, por el género, y los conservadores, por el género y el tipo de colegio, en cuanto a religioso o no religioso.

Entre las implicaciones que arroja la presente investigación está la importancia de algunos factores sociodemográficos, con énfasis en la variable género, en la diferenciación y explicación de preferencias axiológicas, que pueden facilitar la comprensión de los valores de los estudiantes universitarios y la formación pedagógica de dichos valores en el contexto académico.

En la revisión analítica de los resultados emergen mayores interrogantes y puntos de discusión lo cual requiere la ampliación de los espacios para el debate interdisciplinario. Se asume que los valores pueden ser diferenciados por factores sociodemográficos; sin embargo, se reconoce que el impacto de los mismos es pequeño, por lo que conviene realizar más investigaciones sobre la apreciación que presentan los jóvenes respecto a las preferencias valorativas, considerando nuevos factores que puedan influir en la importancia otorgada a las dimensiones revisadas en el presente estudio.


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