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Acta Colombiana de Psicología

versión impresa ISSN 0123-9155

Act.Colom.Psicol. vol.18 no.1 Bogotá ene./jun. 2015

 

RESEÑA BIBLIOGRÁFICA

CONSTRUYENDO NUESTRAS PROPIAS ALAS

Israel Salomón Huerta Manzano*

a Programa de Criminología, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Correo electrónico: israel.huerta.manzano@gmail.com.


Steven Pinker. (2011). The Better Angels of Our Nature: a story of violence and humanity. Great Britain: Penguin Books. [Los mejores ángeles de nuestra naturaleza: una historia de violencia y humanidad]

Tiempos pasados fueron mejores... Quizá esta frase la escuchemos continuamente si nos sentamos a escuchar el noticiero junto a una persona de varias generaciones atrás, pero ¿en verdad esto es un hecho? Se debe dar un vistazo a través de los diez capítulos del libro "Los mejores ángeles de nuestra naturaleza” para corroborar que no es así. Steven Pinker, mediante su inigualable estilo, hace uso de la historia, estadísticas y referencias culturales para argumentar página a página que no sólo estamos viviendo en el mayor periodo de paz, sino que la misma evolución del hombre va encaminada hacia ella.

En palabras de L. P. Hartley "el pasado es un país extranjero: ahí hacen cosas diferentes”. Pinker comienza este largo recorrido en la prehistoria haciendo mención sobre los factores comunes y violentos que desembocaban en un deceso, remarcando principalmente los choques entre tribus, el acaparamiento de recursos y los particulares ritos religiosos que implicaban un sacrificio para satisfacción de sus deidades. Toma como ejemplo a Ôtzi, al hombre de Kennewick y al hombre de Lindow, cuyos restos momificados demuestran la crueldad y excesos que ya existían. En su paseo por la historia de la violencia, el psicólogo canadiense hace una parada en la Grecia antigua, que a pesar de ser el lugar donde se suscitó la filosofía, la apreciación de las artes, la literatura y la peculiar arquitectura, no deja de tener un lado oscuro, en donde la participación de las mujeres era nula, y la esclavitud, incluso, era bien vista por filósofos como Platón y Aristóteles.

Posando sus ojos sobre la religión, Pinker hace hincapié en los múltiples pasajes que hacen referencia a la crueldad en la Biblia, señalando que si bien la religión no permitió por mucho tiempo un avance en el conocimiento y la ciencia, específicamente hablando de la cacería de brujas, la institución de la Inquisición y las cruzadas, también es necesario reconocer su gran aportación al humanismo mostrando la otra mejilla y amando al prójimo como a nosotros mismos. Estas críticas también se realizan al Imperio Romano, la Edad Media, la Europa Moderna y el siglo XX.

A lo largo de esta obra Steven Pinker remarca el proceso de pacificación en las últimas décadas, lo cual en principio resulta difícil creer para el lector, máxime después de haber vivido en el siglo que trajo consigo la Primera Guerra Mundial y su Holocausto armenio, la Segunda Guerra Mundial y su Holocausto judío, el genocidio camboyano y los acaecidos en Bosnia, Ruanda y el Congo, sin olvidar los movimientos de independencia, invasiones, revoluciones, conflictos en el Medio Oriente y ataques terroristas, etc. A pesar de esta larga lista, el siglo XX nos dejó un legado mencionado por el autor que llena de esperanza a sus lectores: La revolución por los derechos.

Pinker explica que la revolución por los derechos fue concebida después de grandes calamidades. En este libro el lector descubre cómo han crecido y madurado los derechos humanos, cómo su evolución ha traído consigo la lucha por la igualdad entre razas promovida por Martin Luther King, o el fomento de los derechos de la mujer -sin caer en el feminismo ciego de Margaret Mead-, o la insistencia de la ONU por otorgarle a los niños del mundo una mejor etapa de vida menguando el maltrato familiar, la explotación laboral e inclusive el bullying, el reconocimiento de los derechos de los homosexuales por parte de algunas legislaciones en el mundo y la defensa contra la crueldad hacia los animales y repulsión reflejada en la lucha diaria de algunas organizaciones y de la sociedad en general para que se apruebe su protección dentro de sus códigos judiciales.

Si esto no fuera suficiente, basta imaginar cómo era la sociedad en siglos anteriores sin estas garantías. En este libro, Pinker reúne información y proyecta cómo era el acontecer diario en aquellas épocas. Es difícil imaginar la desconsideración del colectivo en general antes de la llegada del manual de modales de Erasmo de Rotterdam, el lamentable entretenimiento de la Francia del siglo XV al ver cómo se consumía un gato vivo en llamas, así como la desproporcionalidad penal antes de la llegada de Beccaria, aun contando con la oposición de Muyart de Vouglans, o lo inconcebible de que la descendencia ilegítima podía mantener relaciones y nexos con la legítima, y en un tiempo más reciente, la mujer podía ser ultrajada por su esposo simplemente por existir el vínculo de matrimonio.

Dentro de esta obra, el autor nombra y explica los demonios internos que lleva la humanidad en general: la depredación, el dominio, la venganza, el sadismo y la ideología de cada pueblo. La depredación, explica, no es más que la violencia instrumental, es el tipo de violencia que es utilizada para obtener un fin, impresa en las distintas invasiones que ha tenido la historia. Hoy en día los países ya no pueden permitirse pelear por recursos puesto que la teoría malthusiana es combatida por las nuevas tecnologías y el intercambio comercial entre naciones. El dominio, en el cual eventos teñidos de nacionalismo se hacen presentes y han desembocado en casos de racismo. La venganza es el proceso en el cual el deseo de dañar a alguien que previamente lo hizo se hace realidad, el caso de Pearl Harbor o la venganza dada por el pueblo hutu al pueblo tutsi. El sadismo presente hasta hoy en día en la tortura para obtener información, de manera ilegal claro está; y por último la ideología manipulada por los fundamentalistas de distintas religiones, no solo el Islam con el terrorismo, sino también otras como la iglesia Católica durante la Inquisición.

Esta impresionante recopilación de hechos históricos unida al interesante análisis del autor lleva a la pregunta de ¿cómo luchar en contra de la violencia si es innata en el hombre? Si bien Jane Goodall nos describe las atrocidades que puede llegar a cometer un ser compatible con el ADN humano en un 97%, Pinker declara que el ser humano cuenta con ángeles internos que nos ayudan a evitar la expresión de la violencia: la empatía, el autocontrol, la moralidad y la razón. La empatía, ver a través de los ojos de otras personas y sentir su padecimiento como aquellas personas que sufren hambre, aquellas que han quedado sin patrimonio alguno a causa de un desastre natural o aquellos que pierden a sus seres queridos en alguna guerra sin sentido. El autocontrol se resume al planificar ante la miopía que no nos permite ver el futuro, el resistirse a las tentaciones para asegurar un mejor porvenir. La moralidad compleja vista desde el ámbito filosófico pero nos ayuda aprobar o desaprobar cada situación dependiendo su contexto. Y por último la razón, muy ligada a la educación y al conocimiento ya que se ha demostrado que gente con mayor preparación tiende a ser menos violenta.

Quizá los lectores de esta obra vivamos en una república bananera, en donde el monstruo Hobbesiano, Leviathan, está debilitado por la corrupción, quizá seamos testigos aún de explotación infantil, mujeres agredidas a causa de las ideas de su religión, homosexuales reprimidos por sus países, racismo en movimientos absurdos, caza de animales hasta su extinción, pero aún en estas condiciones, la obra de Pinker arroja una luz de esperanza respecto a la posibilidad de que la humanidad reúna esfuerzos para construir sociedades donde puedan vivir en paz. Quedará al lector asumir los retos que representan la reducción de los demonios y el fomento de nuestros ángeles internos.